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Genero en la Crisis argentina

Dra Lucrecia Vega Gramunt Roma Indice Indice Introducción Metodología 1- Elementos de la crisis argentina 2- Sobre el impacto de la crisis a) Comportamiento del Mercado de Trabajo en el 90 b) Participación de las mujeres c) Después del estallido  Sector urbano  Sector rural 3)Sobre las respuestas a la crisis: a) Desde la organización y la solidaridad b)Las respuestas institucionales Conclusiones Propuestas o Recomendaciones Glosario En diciembre del 2001 Argentina cambia, protesta, se violenta, acopia con asombro víctimas de un estallido social que comenzó siendo espontáneo. Argentina despierta a sus propios movimientos internos, a sus derechos, a su fuerza y a su lucha. La mujer sale al ambito publico, la cartonera, la piquetera, la estudiante, la docente, la empleada, las desocupadas. La crisis de diciembre de 2001 no sólo marca el comienzo de una grave crisis económica que se extiende hacia lo político-institucional, sino que también da cuenta de invisibles procesos que se venían desarrollando en su interior, desde hacía décadas: la aplicación de políticas de corte neoliberal, finalmente “decretaron” el retiro definitivo del Estado de Bienestar, del empleo protegido y estable y hasta de viejos patrones de organización familiar (el hombre asume nuevos roles dentro del ámbito del hogar al pasar largos períodos desempleado). En este contexto las mujeres se incorporaron al mercado laboral como estrategia para el sostenimiento de los hogares, ante el empobrecimiento de las familias y la necesidad de incrementar los niveles de los ingresos. Ahora bien, este aumento de la participación en el mercado laboral no ha sido sin costos: su incorporación se ha producido a costa de mayor precariedad, de inseguridad laboral, de mayores exigencias para ocupar los puestos respecto de sus pares varones, de explotación e incluso de aumento de desempleo femenino. En nuestra hipotesis de trabajo sostenemos que El impacto de la crisis argentina a partir de una perspectiva de genero ha sido cuantitativamente negativo hacia las mujeres, aunque en términos cualitativos ha posibilitado una serie de respuestas colectivas, encabezadas y sostenidas por mujeres, que ha reforzado los lazos de solidaridad, ha elevado la capacidad de negociación hacia el Estado, e incentivado la participación femenina en la esfera pública, conllevando estas experiencias a reforzar una conciencia crítica de las mujeres a partir de sus roles como madres, esposas y ciudadanas. Y lo cierto es que en este complejo panorama, las mujeres han visto afectadas en sus condiciones laborales inmediatas pero también es cierto que la crisis ha abierto un nuevo camino en momentos de profundo cuestionamiento a las organizaciones de representación sindical. , que afectados por la desocupación han visto disminuidas sus filas, pero que además no han sabido captar esta forma femenina de hacer política. Recuperar la palabra, perder el miedo, luchar, asumirse como sujeto de derechos, son algunas de las consecuencias que la acción colectiva ha impulsado en la Argentina del presente. En este sentido, si bien el colapso institucional y el estallido social fueron la evidencia más grave de lo que se produjo en términos económicos y sociales en década anterior, también dejaron en evidencia que la organización popular fue la contrapartida de la experiencia de exclusión social, de las rigideces del mercado laboral y al cercenamiento de los derechos. Los recolección de datos del presente trabajos fueron relevados en las siguientes etapas: 1era. Etapa: recolección de datos oficiales 2da. Etapa: encuesta cuantitativa Ficha técnica: Muestra estadística probabilística aplicados en 400 casos, en sectores urbanos y rurales de las Provincias de Buenos Aires, Mendoza, Neuquén, Santa Fé y Salta. El cuestionario semiestructurado fue respondido por mujeres mayores de 18 años que habitaban en el hogar. Entrevistas en profundidad a mujeres pertenecientes a las nuevos movimientos como las Carreras o empresa tomada “Brukman” y a funcionarios representates de Programas Sociales de aplicación Nacional. Tanto la encuesta cuantitativa como la cualitativa fueron desarrolladas durante el período Agosto 2002-Marzo 2003 Introducción Durante la década del ’90, Argentina sufrió un profundo proceso de transformación en su estructura social y económica que desembocó en una crisis sin precedentes. Proceso que se verificó tanto a través de los altos niveles de pauperización de una parte importante de la población como en la reestructuración del mercado de trabajo, en el achicamiento del producto bruto interno y la caída generalizada de ingresos. Pero a pesar de todo esto, los diagnósticos sociales no lograron revelar ni reflejar acertadamente el crecimiento de la pobreza estructural que tendrá su máxima expresión en el estallido social de diciembre del 2001. A partir de entonces, lo que había permanecido en un estado latente se manifestó en toda su magnitud. Si en los ’90 estas mutaciones fueron expulsando gradualmente mano de obra del mercado laboral, sus impactos se verificaron en la población en general afectando particularmente a las mujeres. Es en este contexto que la participación de la mano de obra femenina aumenta notablemente, centrándose en los sectores público, servicios, docencia y comercio. No obstante, esta incorporación fue compleja. En parte porque las nuevas condiciones estructurales de la economía argentina terminaron por consolidar un nuevo modelo de mercado laboral que a la vez que desalentaba el empleo masculino protegido Entendemos al concepto de empleo protegido desde el abordaje propuesto por Robert Castels, quien señala definicion dicha definición en “La Metamorfosis de la cuestión social” - Editorial Paidos – Buenos Aires -1997 incorporaba a las mujeres bajo condiciones regidas por la flexibilidad. Es por ello que nos proponemos analizar el impacto de la crisis argentina en términos de género, a través de diferentes aspectos económicos, sociales e institucionales; las respuestas que espontáneamente la población ha organizando y las nuevas estrategias desarrolladas por las instituciones nacionales e internacionales. La hipótesis general del estudio: El impacto de la crisis argentina a partir de una perspectiva de genero ha sido cuantitativamente negativo hacia las mujeres, aunque en términos cualitativos ha posibilitado una serie de respuestas colectivas, encabezadas y sostenidas por mujeres, que ha reforzado los lazos de solidaridad, ha elevado la capacidad de negociación hacia el Estado, e incentivado la participación femenina en la esfera pública, conllevando estas experiencias a reforzar una conciencia crítica de las mujeres a partir de sus roles como madres, esposas y ciudadanas. Es por ello que antes de la discusion final sobre la condición de las mujeres argentinas y su participación en el nuevo escenario político y social, proponemos realizar un breve repaso de la década anterior a diciembre de 2001, ya que sostenemos que algunos de los elementos que comienzan a expresarse durante esta década, resultaran ser los desencadenantes del estallido de diciembre de 2001. A tales efectos hemos estructurado el presente artículo en tres grandes áreas de abordaje al fenómeno: Elementos de la crisis argentina, El impacto de la crisis, desarrollado en tres dimensiones el comporamiento del Mercado de Trabajo en la década de los ’90; La participación de las mujeres, en este contexto La situación de Argentina luego de los sucesos de diciembre de 2001 (para los sectores urbano y rural). Sobre las respuestas a la crisis. Desde la organización y la solidaridad. Respuestas institucionales. Metodología En una primera etapa, de recolección de datos de carácter cuantitativo, se llevó a cabo el análisis de fuentes estadísticas, ya sea las proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística (INDEC), datos de las administraciones provinciales y de las intendencias, o de otras fuentes de pesquisa, con el propósito de rastrear las primeras variaciones del empleo en general y la percepción de la fuerza de trabajo, con sus respectivos grados de marginalidad y precariedad.; haciendo especial hincapié en la situación de las mujeres. En una segunda etapa, se diseño la implementación de un instrumento de recolección de datos a nivel cuantitativo, que posteriormente fue aplicado en una muestra estadística proporcional Sobre la discusión de la representatividad de una muestra estratificada, ver: Blalock, Robert, Estadística Social, Fondo de Cultura Económica, versión española 1966, Capítulo 11 – Punto 3 – Muestreo Estratificado – Pag. 539 y 540 , para asegurar una mayor, de un total de 400 casos para las Provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Salta, Mendoza y Neuquén, en base a la siguiente proporción: Buenos Aires : 144 entrevistas Neuquen: 16 entrevistas Mendoza: 96 entrevistas Salta: 52 entrevistas Santa Fe: 92 entrevistas Total 400 entrevistas La composición de la muestra trata de contener y representar a las regiones del país con alto y bajo peso poblacional y alta y bajos índices de pobreza. En este caso en particular, el cálculo de casos para cada una de las provincias fue el resultado de la proporción de población femenina, expresada en porcentaje, del total de mujeres que constituyen el universo. Asi por ejemplo, el cálculo de los 144 casos correspondientes a la Provincia de Buenos Aires, fue el resultado del cálculo del porcentaje de 242.918 (total de mujeres de sector agrario bonaerense) dentro del universo de 668.345 (total de mujeres de las cinco provincias del sector agrario). Ver gráficos correspondientes en anexo estadístico. Además se consideró que las regiones geográficas seleccionadas concentran tanto por historia social, política y ecómica una riqueza de situaciones, conflictos, procesos de desindustrialización, tasas de desempleo y subempleo de una diversidad tal, que permiten representar la complejidad del conjunto de la Argentina. Por último se llevaron a cabo entrevistas “en profundidad” a los/as actores sociales que han elaborado respuestas autónomas ante la crisis. Así como también a responsables de programas sociales y representantes de gobierno, etc. La nómina de las organizaciones y la cantidad de entrevistas se detallan a continuación: Movimiento piquetero: CCC (Almirante Brown), y Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD de Matanza, Solano, Ezeiza): 6 mujeres y dos varones Cooperativas de trabajo: MNER, Autopartista Polimecexplicó Kravetz, Industria Metalúrgica Plástica Argentina (IMPA), Cooperativa Chilavert (ex Gaglianone), Cooperativa 25 de Mayo y el ex Frigorífico Yaguané, Compañía Tabacalera del Tucumán : 6 mujeres y dos varones, Fábricas bajo control obrero: fabrica Brukman: 3 mujeres y 1 varón. cooperativas de servicios: La casita de La Mujer Barrio de Belgrano Santa Fe, Cooperativa Creando Juntas: 3 mujeres. El relevamiento fue realizado en dos etapas: durante el período septiembre-noviembre de 2002 ,que consistió en una puesta a prueba del instrumento de recolección de datos cuantitativos (ver modelo de encuesta), y un primer abordaje al objeto de estudio. Finalmente, una vez realizados las ajustes necesarios, nuevamente se realizó una segunda intervención en campo, durante el período febrero-marzo de 2003, en los casos antes señalados. Para el desarrollo de las encuestas, fueron utilizados cuestionarios individuales, especificamente aplicados a mujeres Estos cuestionarios semiestructurados fueron aplicados a mujeres mayores de 18 años que habitaban en el hogar, por lo general la madre de familia o jefa del hogar. des sector agrícola. En términos generales el cuestionario, semiestructurado, apuntaba a relevar la mayor cantidad de información a partir de los siguientes ejes: Composición del grupo familiar Educación Actividad económica, y Salud Estos cuestionarios semiestructurados fueron aplicados a mujeres mayores de 18 años que habitaban el hogar, considerando para el sector rural hogares ubicados en centros poblados de hasta 200 habitantes y otros en zonas dispersas. Para el sector urbano, se tomaron en cuenta : conglomerados urbanos, que fueron cuadriculados y seleccionadas al azar varias de sus cuadrículas. Por último 1- Elementos de la crisis argentina “Argentina ha tenido dos dígitos de desempleo desde la crisis del Tequila. Para los que venían siguiendo de cerca la situación del país, lo sorprendente no fue que estallaran las protestas de diciembre de 2001; la sorpresa fue que hubieran tardado tanto tiempo en estallar. Fue la paciencia del pueblo argentino la que hizo posible ese “tiempo extra”. Joseph Stiglitz 18-08-02 La crisis económica, política y social que se desencadenó de manera abrupta a partir del mes de diciembre del año 2001, se inscribió en el marco de un proceso iniciado años atrás. El ciclo expansivo producido por el “Plan de Convertibilidad”, cuya medida económica principal había consistido en la fijación del tipo de cambio un dólar = un peso, sumado a la fuerte reestructuración del Estado, a la privatización de casi todas las empresas públicas de servicios de consumo masivo, a la apertura de la economía al libre movimiento de capitales financieros, a la reducción de aranceles a la importación, la negociación y creciente endeudamiento externo, a la flexibilización laboral y a cambios importantes en las políticas fiscales, había dejado a la Argentina fuertemente expuesta a los movimientos exógenos de la economía internacional. El escenario económico interno comenzaba a tornarse recesivo principalmente a partir de la crisis mexicana en 1995. Entre otros efectos, la reestructuración económica acontecida en Argentina produjo un creciente proceso de concentración de la riqueza en pocas manos y, como contracara del mismo, un aumento de los índices de pobreza, indigencia, desocupación, subempleo y el deterioro de los derechos sociales adquiridos, que impactó de manera directa en la situación de las mujeres, análisis que desarrollaremos más adelante. Las modificaciones producidas en la estructura del Estado, conllevaron a la desarticulación del “Estado de Bienestar”, edificado en la década del ’40. Según Rosalía Cortes, la Argentina llegó a la década del ’90 con un “esquema universalista de educación pública y salud y un sistema de seguridad social ligado al empleo que enfrentaban severas dificultades de largo plazo, con una legislación laboral protectora que había sido objeto de reiterados embates” CORTES, Rosalía y MARSHALL, Adriana:” Estrategia Económica, instituciones y negociación política en la reforma social de los ‘90” – Desarrollo Económico – Col. 39 Nro. 154 (Julio-septiembre 1999) – Pp.197, situación compatible con las exigencias de un modelo de crecimiento económico basado en el mercado interno. Siguiendo con su la línea de explicación, la autora cita tres factores decisivos que reforzaron la opción gubernamental emprendida en los ‘90: a) las recomendaciones de las instituciones internacionales reforzadas por la condicionalidad de los préstamos; b)la presión de los poderosos grupos económicos; c) el clima ideológico local. En relación al primer factor, es necesario marcar el rol que principalmente el Fondo Monetario Internacional (FMI) cumplió en el rediseño del esquema económico - financiero de la Argentina. Este organismo impulsó una serie de estrictas recomendaciones en un momento en que la economía local era altamente dependiente del ingreso de capitales extranjero y, por lo tanto, vulnerable ante las entidades de crédito internacional demostrando un alto grado de debilidad en la definición autónoma de la política económica nacional. Por otra parte, estas recomendaciones coincidieron y encontraron el apoyo necesario en ciertos sectores empresariales locales, que hacían frente común en la lucha contra los grandes males que para la economía acarreaba la “subsidiariedad del Estado” Citado en artículo de CORTES, Rosalía y MARSHALL, Adriana: Op.Cit.. El último factor mencionado por la autora es el clima ideológico Sobre discusiones y consecuencias de la aplicación de políticas de corte neoliberal en Argentina durante la década del ’90, recomendamos la consulta de : BUSTELO, Eduardo “La producción del Estado de Malestar. Ajuste y poliítica social en América Latina”, Buenos Aires, Mimeo, 1991 y MINUJIN Alberto ( comp) “ En la rodada” en Cuesta abajo. Los nuevos pobre efectos de la crisis en la sociedad argentina”, entre otros. Buenos Aires / Unicef Losada, 1992 que a inicios de la década de los ‘90 permitió la aplicación de estas medidas, teniendo en cuenta que desde vastos sectores de la sociedad se culpaba al Estado, a los trabajadores estatales y a los líderes sindicales por el ineficiente funcionamiento de los servicios públicos y la corrupción generalizada. Es así que la Argentina asistió a un proceso de apertura de la economía y al re-establecimiento de los equilibrios macro-económicos a través de un severo proceso de ajuste. Entre otras, las medidas implementadas fueron las ya citadas: estabilidad monetaria encarada simultáneamente con una reestructuración estatal, principalmente enfocada a la privatización de las empresas de servicios que estaban en manos del Estado (Obras Sanitarias de la Nación, Empresas de comunicaciones, Servicios eléctricos, Gas del Estado, Ferrocarriles, entre otras). Las privatizaciones de las empresas estatales produjeron una serie de consecuencias que marcaron un quiebre profundo en la sociedad argentina. Por un lado, el incremento en los precios de los servicios (los índices más altos de América) conllevaron al debate sobre los altos costos laborales, lo que constituyó el punto de partida de la discusión pública sobre la necesidad de reformular la legislación laboral que hasta entonces había protegido al sector trabajador desde el primer gobierno peronista ( 1945-1951). Por otro lado, las estrategias empresariales de los nuevos administradores de los servicios privatizados, impusieron reformas y modernizaciones al interior de las empresas adquiridas que se guiaron principalmente bajo la relación costo- beneficio, recortando todo lo que no produjera ganancias. Se recomienda consultar a :Nun, J: “Crisis económica y despido de masas”, Legasa, Buenos Aires, 1989 En otro sentido, la drástica disminución de la inflación junto con la apertura de la economía provocó en los empresarios una importante mudanza en sus comportamientos. Mientras que en años anteriores con economías cerradas los mayores costos eran trasladados a los precios de los productos y servicios, la apertura de la economía implicó una limitación a esta posibilidad de transferencia. Ahora, para poder enfrentar la competencia interna y externa, se instala en la cultura empresarial, ya sea como estrategia o como avance de supervivencia, la importancia de “la necesidad de eficiencia y buen gerenciamiento” ISUANI, Aldo : “Una nueva etapa histórica”, en la Argentina que viene. Análisis y propuestas para una sociedad en transición - Grupo Editorial Norma S.A. – Bs. As .- 1998 – pp. 35.: Se tornó entonces obligatorio el principio de disminución de costos, para que los productos argentinos sean competitivos en el mercado mundial. Como consecuencia, comenzó un fuerte proceso de reducción de las plantas de personal y la percepción de que en la economía argentina “sobraba mucha gente” ISUANI, Aldo : Op. Cit. Pp.35. De esta manera, el aumento de la actividad productiva en ciertos sectores se complementaba con un fuerte aumento del desempleo. Desde 1995, la tasa de desocupación, registró un incremento creciente y alcanzó un máximo histórico, en mayo del 2002. Según los resultados de la onda del mes de mayo de 2002 de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la tasa de desocupación del total de los 28 aglomerados urbanos relevados pasó en un año del 16,6 al 21,5%. En el caso del Gran Buenos Aires (GBA), que incluye la Ciudad de Buenos Aires y los partidos del Conurbano, la desocupación alcanzó al 22 % de la población económicamente activa (PEA). Así es que, la década del noventa había marcado en términos generales cambios de los cuales no se podría retornar, tales como: la caída de empleo; una profunda segmentación social entre aquellos que están inmersos en la esfera laboral formal y quienes han sido expulsados o realizan actividades en el ámbito informal, un aumento de la migración interna y nuevas formas de arraigo de importantes contingentes humanos que no logran ser integrados a las urbes. Estos procesos coinciden con una ausencia total de políticas tendientes al incentivo de la actividad industrial o créditos para las pequeña y medianas empresas (sólo se reestructuran y modernizan las mas fuertes, las Pequeñas y Medianas sin tecnologías ni acceso al crédito sucumben), y a una fuerte contracción en la inversión pública y privada, como conseceuencia esto impactó principalmente en la población de trabajadores varones activos. En ese contexto es que se produce un aumento de participación de las mujeres en el mercado del trabajo tanto en el ámbito formal como informal, aunque es de notar que este crecimiento estuvo signado por la precarización laboral. De ahí la pregunta de si el trabajo femenino se precariza o lo precario se feminiza. Ya en los inicios de la década del ’90, diversos estudios habían demostrado que las mujeres se concentraban generalmente en las actividades de salarios más bajos, que eran considerados como una extensión del hogar ( educación, salud, comercio), ocupando empleos que finalmente solían convertirse en “trabajos femeninos”. ROSTAGNOL, S: Género y división sexual del trabajo. Mujer y Sociedad en América Latina, Buenos Aires, 1991 Esta dirección se mantuvo y acentuó notablemente durante toda la década, por ejemplo en el sector educación. Los datos censales pertenecientes a la Universidad de Buenos Aires, cuya población estudiantil asciende a 253.260 y la de profesores 22.084, muestra que en las categorías más altas se encuentran ocupadas por profesores varones respecto de los cargos ocupados por las profesoras mujeres (4.169 vs. 2673), mientras que en las categorías inferiores y con una remuneración inferior la balanza se inclina favorablemente hacia las mujeres ( 8550 vs. 6692) También notamos que a largo de toda la década, entre los efectos negativos de la desestructuración del Estado de Bienestar encontramos la supresión de ayudas estatales que beneficiaban a las mujeres (guarderías, etc.) y en las que a su vez trabajan principalmente mujeres (tradicionalmente vocacionadas a las profesiones relacionadas con el cuidado: sanidad, enseñanza, asistencia social) en un momento de recesión económica Consultar : GALIN P. Y NOVICK, M (COMP) la precarización del empleo en la Argentina, centro Editor de America Latina, 1990 y BUSTELO, E.S. e ISUANI, E: El ajuste en su laberinto: Fondos Sociales y Politica Social, Buenos Aires, 1992, entre otros.. Por último, como el Estado argentino no adoptó políticas de corte social o de empleo suficientes, las respuestas ante el novedoso mapa social fueron promovidas tanto por la aparición de entidades intermedias que intentaron contrarrestar la insuficiente acción estatal como por los propios sujetos implicados, donde principalmente se han destacado las mujeres, quienes se organizaron para llevar adelante demandas colectivas. Si bien, en este complejo panorama, las mujeres se han visto afectadas en sus condiciones laborales inmediatas – precarización de las condiciones laborales, cercenamiento de los derechos sociales, disminución del salario en términos reales, etc.- también es cierto que la crisis ha abierto un nuevo abanico de posibilidades para la organización y expresión de las demandas femeninas y sus posibles alternativas. 2- Sobre el impacto de la crisis a) Comportamiento del Mercado de Trabajo en el ‘90 Para la década del 90, si bien la tasa de actividad muestra un crecimiento más acelerado respecto de la década anterior, que puede ser explicado principalmente por la incorporación masiva de las mujeres en el mercado de trabajo, sin embargo este dato puede ser mal interpretado además de ocultar una realidad cuya complejidad hemos enunciado en el apartado anterior. Este crecimiento de la actividad económica queda registrado a partir del análisis de los movimientos de la PEA PEA: Población económicamente activa., según el grupo social que se trate (los tramos de ingresos) o de la fase del ciclo económico que se esté transitando (recesión o crecimiento). Ahora bien, una de las primeras explicaciones sobre el aumento en la tasa de actividad durante la primera mitad de la década del 90, inscripta en un escenario de creación de puestos de trabajo y en el aumento en el salario real es lo que comúnmente se denomina el efecto trabajador incentivado, que indica que la PEA se mueve en el mismo sentido que el ciclo económico. Es decir, que a un aumento de la actividad y de los salarios le corresponde un aumento de la participación de los individuos en el mercado de trabajo. Según Beccaria, para los inicios de esta década, el moderado aumento de la tasa de desempleo abierta abarcó a todos los sectores sociales, no concentrándose en los sectores de más baja calificación. Por otro lado, la duración media del tiempo de desempleo aumentó, expresándose en periodos mayores a 6 meses A su vez, como los procesos de privatizaciones de las empresas estatales habían liberado parte de la mano de obra se produjeron dos movimientos simultáneos: " la reducción de la proporción del empleo asalariado en el total desde el 75% al 67% y una mayor absorción laboral proveniente del autoempleo no asalariado" Beccaria y Otros. : Argentina, Informalidad Laboral en el nuevo modelo económico – Oficina de CEPAL Buenos Aires. Pág. 148 En este sentido, existió una reorientación del empleo que se traslado del sector productivo al terciario, específicamente al empleo público ligado a la administración del gobierno. También es cierto que a partir de la segunda mitad de la década ante la caída del salario real, particularmente los estratos sociales más bajos, se habrían lanzado masivamente al mercado del trabajo, produciendo el llamado efecto trabajador adicional. Es decir, que la familia que ve reducidos sus ingresos por debajo de un nivel de subsistencia debe necesariamente mandar más integrantes del hogar (trabajadores secundarios) al mercado laboral, esperando que alguno de ellos pueda conseguir un empleo (aunque sea precario) que complemente el ingreso familiar. Otro de los elementos que pusieron en evidencia los nuevos comportamientos del mercado de trabajo fue el aumento de la jornada laboral de los/as trabajadores/as ocupados/as y el incremento de las exigencias para acceder a un empleo, tal como el nivel educativo sin que esto conlleve un reconocimiento a través de la remuneración. Hacia finales de la década "el indicador agregado de desempleo y subempleo había pasado del 17 % de la población activa al 31%, con un crecimiento del 150% para el primero y del 90% para el segundo". Beccaria y Otros. Op. Cit. El crecimiento de la desocupación y la subocupación estimularon la precarización laboral. En términos generales es la desvinculación de algunas o todas las garantías básicas del empleo, que se traduce en la elevada proporción de ocupados/as no permanentes y de asalariados/as cuyos ingresos no están articulados con el aporte por jubilación. Actualmente sólo 1 de cada 4 personas ocupadas realiza aportes regulares al sistema integrado de jubilaciones y pensiones. A los que se habría que agregar a los/as trabajadores/as sobreocupados/as, que padecen una intensificación en las condiciones de explotación sin contrapartida en sus ingresos, y a aquellos/as cuyos ingresos los/as sitúan por debajo de los niveles de pobreza o de indigencia o que perciben sólo subsidios mínimos por desempleo. Respecto a los/as desempleados/as constituyen el foco de intervención y de formulación de las políticas públicas en la coyuntura. Precisamente, el Plan de Jefes y Jefas de Hogar Desocupados es el más amplio programa de intervención estatal aplicado hasta la fecha en Argentina, y que aspira en una primera etapa a distribuir subsidios por desempleo a poco más de 2,5 millones de personas en todo el país. Por otro lado, hay que considerar a quienes generan su autoempleo, como vendedores ambulantes o cartoneros y a quienes su trabajo no se intercambia por salario sino por bienes y/o servicios, a través de su participación en clubes de trueque. Estas categorías se incluyen en la de los/as trabajadores/as informales tradicionales como los ocupados en la construcción y en el servicio doméstico. En conjunto, estas diferentes modalidades de precarización reflejaban las condiciones de trabajo de 57% de los ocupados en mayo de 2002. El peso creciente de categorías de trabajadores que padecen algún tipo de precarización en su inserción laboral indica la emergencia de un nuevo tipo de informalidad. La informalidad tradicional en Argentina estuvo asociada, al igual que en la mayoría de los países de América Latina, al crecimiento urbano y a las migraciones internas. En este sentido el término informalidad reflejaba sobre todo una modalidad de ajuste de los mercados de trabajo urbanos, vinculados con procesos de crecimiento y desarrollo económico. La nueva informalidad emergente aparece asociada con procesos de desestructuración económica y social: desindustrialización, fractura de las clases medias por desempleo o disminución de sus ingresos, deterioro de los servicios públicos, fragmentación del espacio urbano, etc. Carentes de las prestaciones básicas que en los países centrales provee el Estado de Bienestar, extensos grupos sociales van generando mecanismos de subsistencia relativamente originales, resultantes muchos de ellos de la autoorganización y la activación de redes sociales. El predominio creciente de una informalidad de nuevo tipo opera como un mecanismo de compensación autogenerado socialmente, a través de nuevas modalidades de subsistencia, de la crítica situación del mercado de trabajo reflejada en el desempleo y la caída de los ingresos. Esa situación crítica se sitúa en la base del proceso de polarización en la distribución del ingreso, que no habría que considerar sólo en términos relativos: tras cuatro años consecutivos de caída del PBI, la regresión en los ingresos es también absoluta. Es decir, no se trata sólo del aumento de la pobreza relativa sino absoluta y, en este punto, existen escasos puntos de comparación en el mundo contemporáneo –con excepción tal vez de la ex Unión Soviética- para evaluar la experiencia argentina reciente. Se recomienda consultar: FRADKING, Raúl: “El colapso argentino”, Papeles de Historia del Presente, Buenos Aires, octubre 2002 y RODRIGUEZ ,Sergio: “Las fiestas nuestras de cada año 2002”- Publicado en Clarín, martes 17 de diciembre de 2002 En síntesis, la crisis contemporánea de Argentina parece indicar el quiebre interno de un modelo de funcionamiento económico y social que fue instalándose desde mediados de los ’70 y que encuentra ahora su punto final. Se trató de un modelo fundado sobre la apertura comercial y financiera, la sobrevaluación del tipo de cambio, la concentración económica, la polarización en la distribución del ingreso, la privatización de empresas públicas y la extranjerización de ramas íntegras de la economía. Los impactos negativos de este modelo pueden observarse claramente en un agudo proceso de des-industrialización, en inéditas tasas de desocupación y en una pauperización acelerada de la población. La inestabilidad de este modelo se tradujo en crisis económicas recurrentes –en 1981, 1989-90 y finalmente 2001-02- que tuvieron como comunes denominadores el caos financiero, la inflación y la modificación abrupta de los precios relativos. Algunos analistas prefieren hablar, más que de “crisis”, de “colapso institucional” para indicar la inédita combinación de factores sociales, políticos y económicos que condujeron a la situación actual. Ver : BONASSO; M. “El palacio y la calle. Crónicas de insurgentes y conspiradores”, Planeta, Buenos Aires, 2002; BELLUCCI, M. “ La protesta social como acontecimiento cultural” Pagina 12, 9 de diciembre de 2002; WOODS, A, A un año del “ARGENTINAZO” ,Mimeo, Buenos Aires, Diciembre de 2002, “La protesta social en Argentina durante diciembre de 2001”, Documento de Centro de Estudios Legales y Sociales, Buenos Aires, 2002, presentado en una Audiencia sobre la situación general de los derechos humanos en Argentina, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos., entre otros. Veamos como esta compleja situación afectó directamente a las mujeres argentinas. b) Participación de las mujeres Utilizando el criterio de la tasa de crecimiento de la PEA se puede explicar la participación en el mercado laboral de las mujeres a lo largo de la década como uno de los tantos factores culturales independientes de la evolución de las variables económicas. Esta línea argumental sugiere que en Argentina se ha producido la incorporación tardía de las mujeres al mercado de trabajo, considerando que las tasas de actividad nacionales son menores que las de Estados Unidos, Europa, y las de varios países latinoamericanos de similar grado de desarrollo. En términos generales, el aumento de la tasa de actividad de un grupo, podría considerarse a priori como un movimiento hacia la inclusión social vía el mercado laboral. En ese sentido, las mujeres han desarrollado el papel más dinámico de la PEA, aún cuando la tasa de actividad femenina ha sido siempre menor que la de los varones y la brecha se ha reducido en forma sistemática, producto del mayor dinamismo de la actividad femenina y de un menor crecimiento relativo de la masculina. Sin embargo, la mayor participación de las mujeres en el mercado laboral no fue gratuita en términos de desempleo y subempleo. Si bien se supone que el crecimiento económico debiera generar empleos suficientes para satisfacer al crecimiento de la población y para que en una economía no aumente el desempleo en el caso de la Argentina, el comportamiento de la tasa de empleo ( el porcentaje de ocupados/as con relación a la población total) no ha sido suficiente para satisfacer la evolución de la oferta. Es decir, el dinamismo de la demanda laboral (creación de puestos de trabajo) no alcanzó para satisfacer las necesidades crecientes por puestos de trabajo de la sociedad. Históricamente en Argentina, la tasa de desempleo de las mujeres ha superado al desempleo masculino. Sin embargo en los últimos años, el fuerte aumento en la tasa de actividad de las mujeres, también trajo como consecuencia un aumento en el desempleo femenino. La tasa de desempleo se incrementó de manera estrepitosa, pasando del 8,6 en mayo de 1990 al 15,4 en mayo de 2000. Datos extraídos de las estadísticas oficiales confeccionadas por el INDEC A traves de la década del ’90, se profundiza la brecha del desempleo entre varones y mujeres, debido al mayor crecimiento del desempleo femenino. Esto ocurre principalmente en el quinquenio 1993/ 1998, donde el diferencial alcanza un máximo nivel del 30%. La brecha disminuye entre 1998 y el 2000, en un contexto de aumento del desempleo en términos generales y en la tasa de actividad de las mujeres. En este período el crecimiento en el desempleo es más severo entre los varones. Generalmente a la hora de analizar las diferencias entre el empleo masculino y el femenino, se lo hace a partir de una mirada diferencial de género. Es decir, si las mujeres acceden a la esfera del trabajo en menor cuantía es por los condicionamientos familiares, culturales y sociales que señalan una mayor dificultad en las mujeres para asumir un empleo remunerado fuera del hogar. Se supone que las mujeres carecen de la autonomía que tienen los varones a la hora de permanecer en el lugar del empleo, cambiar el turno horario del trabajo, debiendo compatibilizar su ocupación en términos generales con “las funciones femeninas”, tales como el cuidado de los niños, la organización del hogar, etc. Debido a las formas de organización familiar, las mujeres retrasan o suspenden su salida al mercado de trabajo por la maternidad y la crianza de los niños, dificultando esta situación la posterior reinserción. En este mismo sentido, este tipo de abordaje supone que desde la demanda laboral, hay muchos empleos considerados a priori como “masculinos”,excluyéndose por ende a las mujeres en este tipo de tareas. Diversos estudios han demostrado que el mercado de trabajo sigue dividido entre tareas netamente masculinas y femeninas, centrándose los debates en relación a la comparación de la calidad, contenido y habilidad requeridos para los puestos y cómo estos varían según los sexos. Esta situación afecta particularmente a las mujeres, porque las habilidades intrínsecas que ellas aportan a los procesos de trabajo ( cuidado y detalle para la ejecución de las tareas) no son tenidas en cuenta en la mayoría de los casos en el momento de las promociones y ascensos. Ver: Heller, L/ Cortez, Rosalia El empleo femenino en los ’90 en la Argentina, nuevos escenarios, nuevas ocupaciones. Documento preparado para la discusión Meetting of tha Latin American Studies Association, MIAMI, marzo 2000 Otro tipo de explicación que asume una perspectiva analítica desde el género se centra en la discriminación que sufren las mujeres en el medio laboral. Por un lado existe la percepción de que el trabajo femenino tiene costos más altos que el de los varones, ya que se supone que las mujeres tienen un menor tiempo de trabajo efectivo a causa de la existencia y consecuente utilización de un mayor número de licencias principalmente asociadas a la maternidad y a la crianza de los niños. Respecto de la inserción laboral de las mujeres es evidente que el mercado laboral produje una fuerte selección que involucra particularmente las condiciones individuales y el medio en el que las potenciales candidatas se desenvuelven. Este tipo de mecanismo de restriccion no es el mismo cuando se trata de elegir trabajadores masculinos. Es decir, lo que se denomina “segregación ocupacional” es un complejo mecanismo que no escapa a los prejuicios que el género porta, en una sociedad no igualitaria A pesar de la existencia de una vasta literatura que señala que el ingreso masivo de las mujeres al mercado laboral ha producido el incremento en las tasas de desempleo, debe señalarse las condiciones que hicieron necesaria esa salida. En gran medida, las mujeres se incorporaron al mercado laboral como resultado del empobrecimiento de las familias y la necesidad de incrementar el nivel de los ingresos. Es decir, el ingreso femenino al mercado porta la logica de ser subsidiaria y compensatoria de la perdida de ingresos masculinos. En consecuencia, el vuelco masivo de las mujeres al mercado de trabajo ha sido una respuesta paliativa ante el deterioro del nivel vida familiar. En Argentina, durante los ’90, con el cambio de reglas de juego y en un contexto de crisis, el empleo comienza a sufrir cambios sustanciales en las características de los puestos de trabajo ocupados por mujeres. Por ejemplo, la presencia en el mercado de trabajo de las mujeres profesionales con nivel de instrucción alta pasó del 27,2% al 42,2%. Este incremento en la participación de las más educadas sobre el total de las ocupadas ocurrió a expensas de una disminución en la proporción de mujeres ocupadas que no accedieron al nivel secundario. Es decir, el aumento en la participación de las mujeres con mayor nivel de instruccion en el sector formal de la economía produjo un desplazamiento de aquellas mujeres con niveles educativos inferiores, expulsadas hacia el sector informal. Además este aumento en la participación no se reflejo en el reconocimiento salarial que históricamente asoció nivel educativo alcanzado con función a desempeñar. Esto es, las mujeres ocupadas en el sector formal de la economía reciben un salario inferior en relacion al nivel de instruccion alcanzado y en comparación con el mismo lugar desempañado por el varon. Por otro lado, las dos ramas que han concentrado el mayor número de ocupadas mujeres fueron el comercio y el servicio doméstico. El comercio es una de las ramas en donde las mujeres habían logrado introducirse con mayor éxito en el mercado laboral. En mayo de 1999, el 45,9% del total de los ocupados en esta rama eran mujeres, proporción que representaba aproximadamente 716.000 personas. Actualmente, luego del estallido de diciembre del 2001, esta cifra se ha reducido a la mitad. Si se compara el perfil educativo de las mujeres con relación a la calificación del puesto de trabajo, se puede observar nuevamente los patrones de comportamiento que se indicaban para el caso de las mujeres con altos niveles de instrucción. Mientras que las mujeres ocupadas en el comercio presentaban un nivel educativo mayor al de los varones, estos últimos ocupaban los puestos de mayor jerarquía. Por ejemplo: el 48,3% del empleo femenino alcanzó el nivel universitario, en cambio entre los varones sólo el 38,9%. Por el contrario, cuando analizamos la calificación de los puestos la relación se invierte, siendo los varones los que detentan puestos más calificados (16,1%), en comparación con las mujeres (8,9%). En relación al servicio doméstico es necesario aclarar que este empleó historicamente a una importante proporción de mujeres provenientes de hogares con bajos recursos, Estrategia que había permitido compensar la caída de los ingresos familiares registrada durante la década del 90 como consecuencia del progresivo deterioro del ingreso salarial de los jefes de hogar. Las mujeres que se dedicaban al servicio doméstico pertenecían a los sectores más carenciados de la sociedad y por ende con menores recursos y mayor dificultad, por los niveles bajos de instruccion, para acceder al mercado laboral formal en cargos calificados. El 64,5% de las mujeres en el sector apenas alcanzaron a terminar el primario completo. Por lo tanto, la vulnerabilidad de este sector y de las mujeres en particular ha sido mayor que en otros sectores sociales. Por un lado, el trabajo fuera del hogar implicaba que otras mujeres asumieran los roles de cuidado y organización familiar, siendo generalmente tareas llevadas a cabo por las hijas. Esas niñas en un alto porcentaje abandonan el ciclo lectivo escolar. Esta situación produciría en el largo plazo mayores dificultades a la hora de acceder a un puesto en el mercado laboral, reproduciendo los niveles de exclusión, subempleo y marginalidad femenina. . Por otro lado, como los efectos de la crisis argentina han repercutido en la clase empleadora, las mujeres del servicio doméstico sufrieron directa o indirectamente.el impacto de esta. En una importante proporción han perdido sus puestos de trabajo, o su empleo se ha precarizado aun más. Las trabajadoras del servicio doméstico se encuentran en un estado de total desamparo legal. El 92,7% de las mujeres empleadas en esta actividad se encuentran fuera de los marcos del denominado trabajo protegido, no sólo en lo que respecta al acceso a la seguridad social, sino también carecen de un marco legal que regule las relaciones laborales. Ver AAVV. Mujeres en escena. Actas de las V Jornadas de Historia de las Mujeres y Estudios de Género, La Pampa, junio 2000 Esta situación de desprotección no sólo se agudiza sino que se complejiza para el caso de las mujeres inmigrantes, que en un 19,4% provienen de países limitrofes, asi a la problemática de clase y género se le suma una nueva dimensión, la discriminación por extranjeria. Estas mujeres sufren aun más la ausencia de marcos de protección legal, ya que la condicion de extranjeria, la ausencia de documentacion argentina y de redes de sosten y solidaridad las afecta directamente, exponiendolas aun mas a la explotación laboral. Mesa Trabajo y Economía en AAVV Mujeres en escena. Actas de las V Jornadas de Historia de las Mujeres yEstudios de Género , La Pampa, junio 2000 A esta altura, se puede confirmar que las mujeres se encuentran en una situación de vulnerabilidad mayor en el mercado laboral: ganan un salario inferior, sufren más la desocupación y subocupación y los periodos temporales de desempleo son más extensos. Esta afirmación esta señalando lo errado que la creencia generalizada que asocia desocupacion a nivel de instrucción alcanzado: “los datos del INDEC señalan que el 46,5% de las mujeres desempleadas tienen secundaria completa o estudios superiores o universitarios, mientras entre los varones desocupados con esos niveles educativos esta apenas el 25,8%”. Heller, L/ Cortez, Rosalia, op cit, página 5 En este sentido, el nivel educativo en relación al desempleo femenino resulta más heterogéneo en año 2001 que en los inicios de la década, registandose un fuerte crecimiento del desempleo en la porción de mujeres con alto nivel educativo y en la de mujeres que no accedieron a la educación secundaria. En primer lugar, el aumento de las mujeres desempleadas con altos niveles de formación estaría indicando la importante presencia femenina en los ambitos universitarios y la incapacidad de las políticas de desarrollo para incorporar a aquellos recursos humanos que formó. Debe tenerse en cuenta que en Argentina el grueso de los estudiantes universitarios egresan de las universidades públicas, las que son totalmente gratuitas para los estudios de grado. Además, hasta la actualidad en las universidades públicas existen escasos mecanismos para impedir el ingreso irrestricto, situación que impulsa la masividad de la educación superior. Por el contrario, el aumento del desempleo en las mujeres con menor nivel de instruccion no responde a un cambio en la población, indicando una mayor exclusión del mercado de trabajo hacia las que no pueden acceder a la educación secundaria. En otro nivel, el estudio del impacto social de la crisis en Argentina desde una perspectiva de género debe detenerse en otro aspecto el de la posición de las mujeres en el hogar. Es necesario destacar que las mujeres que trabajan fuera del hogar tambien realizan diversas tareas en sus propias casas, esta situación se ha acentuado más aun a partir de la recesión económica. Según el Instituto Social y Político de la Mujer, las mujeres que trabajan fuera de sus casas un promedio de 8 horas luego continuan trabajando en sus hogares 4 horas más, por lo que se realiza una tarea laboral continua de aproximadamente 12 hs, siendo remuneradas tan solo 8. De esta manera, el trabajo no remunerado es el que insume la mayor cantidad de tiempo productivo de las mujeres en sus tareas como amas de casa, madres, cuidado de familiares y ancianos, hasta en las propias empresas familiares. Por otro lado, a lo largo de la década, ha crecido notablemente la proporción de mujeres desocupadas que son jefas de hogar ante la ausencia de un sosten másculino, ya sea por divorcio, muerte o abandono, situaciones que muchas veces se complejizan con la ausencia de cuotas alimentarias para los hijos. En estas ocasiones es frecuente que las mujeres intenten insertarse a pesar de todo en la esfera laboral, perdiendo margenes de maniobra en el momento de la contratación o aceptando cualquier trabajo en cualquier condicion, “todo sea por llevar el pan a la casa”. Entrevista a V. P. En mayor medida que a principio de la década, las mujeres desocupadas tienen alguna experiencia laboral. A principios de los ‘90 las nuevas trabajadoras representaban el 19,6% del desempleo, y en mayo de 2001 llegaron al 12,6%. El escenario de alto desempleo de las mujeres que ingresan al mercado por primera vez es relativamente menor. En ocasiones, tal como analizaremos en el siguiente apartado, la experiencia laboral femenina ha posibilitado el armado de estrategias organizativas ante la crisis. Cuando se compara la estructura del desempleo femenino por edad , los indicadores ponen en evidencia que a través de la década las mujeres no jóvenes tuvieron mayor dificultad para la inserción en el mercado laboral que a principios de los ‘90. Este indicador, tal como el de la experiencia laboral, colaboraría en el analisis de los movimientos de respuesta a la crisis, ya que por ejemplo entre las Piqueteras, la edad promedio es de 50 años. En suma como expresamos al inicio de este apartado, las mujeres han incrementado su participación en la fuerza de trabajo. No obstante al aumento en la tasa de actividad le corresponde un incremento en el desempleo femenino. También el nivel promedio de instrucción de las mujeres ha aumentado, pero sus salarios en términos generales continuan siendo inferiores en relación a los varones. Por otro lado, el aumento de la carga laboral y su vinculacion con las tarea hogareñas constituyen un nudo de tensiones que se aleja de la formulación de igualdad de oportunidades entre varones y mujeres. Agravandose esta situación en hogares monoparentales. Ver: Marie Agnes Barrère-Maurisson; Sabine Riviere y Olivier Marchand: “Tiempo de trabajo, tiempo parental: la carga parental un trabajo de media jornada” – Trabajo y Género - Documento de Trabajo Nro. 2 – Piette, Buenos Aires, Marzo de 2001 Sin embargo y a pesar del deterioro del mercado laboral y la profundización de la crisis económica argentina, las mujeres de diferentes sectores sociales han podido articular estrategias colectivas a fin de mejorar su situación. c) Después del estallido Sector urbano La profunda crisis económica, política y social que se desencadenó en Argentina en diciembre del 2001 que dio origen al llamado estallido social o “colapso institucional”, estuvo signada por la presencia de sectores sociales heterogéneos. Nuevos actores sociales aparecieron en la escena pública, y a pesar de su nivel de organización, diversidad en la composición o definición de objetivo, compartieron una común sensación de repudio hacia el modelo de gestión política y economica llevada a cabo por la clase gobernante. El estallido social y las manifestaciones cívicas espontáneas que se reprodujeron en todo el territorio nacional revelaron las demandas legítimas de los sectores populares, afectados por las continuas políticas de ajuste y la profundización de la exclusión social. Los relevamientos periódicos realizados por el INDEC nos indican cómo fue evolucionando y profundizándose aún más la caída de ciertos sectores sociales, que históricamente habían estado asociados a la industria o a los sectores productivos de la sociedad. Es en este contexto, además, en el que debemos leer el aumento de la participación política y económica de las mujeres. Aún antes que estallara la crisis en diciembre de 2001, se registraba un índice de pobreza del 35,4% (4,295 millones de personas) y de indigencia del 12,2% (1,480 millones de personas) sólo en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires Es importante tener en cuenta que según los datos del Censo Poblacional del año 2001, en la Capital y el Conurbano Bonaerense, la cantidad de personas asciende a 11.153.725 millones de personas de las 36. 223.947 del total del país, es decir el 31,62 %. , según estadísticas oficiales de 2001 Datos extraídos de la Encuesta Permanente de Hogares, Instituto Nacional de Estadísticas y Censo -INDEC-, octubre 2001. Es decir, la población en situación de indigencia en la zona metropolitana pasó de un 7,7% (940.000 personas) en octubre de 2000 a un 12,2% (1.5 millones de personas) en octubre de 2001, lo que implicó un aumento de casi el 60% en un año. Según la Encuesta Permanente de Hogares aplicada a 31 conglomerados urbanos, en octubre de 2002, esta tendencia se había acentuado aún más, estableciendo que del total de los casos tomados para todo el país, el 57,5% (13.870.284 personas) se encontraba dentro de la categoría “pobre”. En otras palabras, esta situación incluía a 7.079.421 mujeres, concentrando los niveles más altos de indigencia entre los tramos de edades de 0-14 años (1.334.509 niñas) y 15-22 años (565.754 mujeres jóvenes), es decir niñas y jóvenes en edad de instrucción ya sea escolar o alguna calificación que les permitiera acceder a puestos de trabajos en el mercado formal. Por otra parte, dentro de esta misma categoría de mujeres pobres, hallamos un núcleo fuerte con altos niveles, entre aquellas que se encontrarían en condiciones de salir al mercado laboral en busca de puestos de trabajo: es decir, que 1.179.921 de mujeres entre 15 y 22 años y 3.131.914 de mujeres entre 23 a 64 años son “pobres” (en conjunto un 34% de la población económicamente activa, de este universo tomado). Esto adquiere mayor solidez si vemos la evolución de los índices de indigencia y pobreza en hogares del Gran Buenos: si para octubre de 1998 se registraba un 4,5% de hogares indigentes, un 18,2% de hogares pobres y un 13.3% de desocupación, para escasos meses (octubre de 2001) anteriores al estallido, iguales mediciones indicaban un 8,3% de hogares indigentes; 25,5% de hogares pobres y 19 % de desocupación. Esta situación no sólo no ha logrado ser revertida sino todo lo contrario: según sondeos de octubre de 2002, en el Gran Buenos Aires, reflejan un 16,9% de hogares indigentes, un 42,3% de hogares pobres, en un contexto de 18,8% de desocupación (con un pico de 22% registrado en mayo de 2002). A partir de nuestro relevamiento estadístico, realizado en el período febrero-marzo de 2003, sólo en los aglomerados urbanos constatamos la siguiente realidad: Cantidad de Hogares con Jefatura femenina* Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta Hogares con jefatura femenina 86 7 2 15 5 Base (total de casos) 286 27 9 58 20 (*)Valores expresados en numeros absolutos. Fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Jefas de hogar en condición de pobreza en aglomerados urbanos* Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta Pobre 40 3 1 7 3 No pobre 26 3 1 3 1 Indigentes 20 1 0 5 1 Base (total de casos) 86 7 2 15 5 (*)Valores expresados en numeros absolutos. Fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Por otro lado, si en mayo de 2001, la problemática era comprometida en las regiones noreste y noroeste, con picos de población por debajo de la línea de pobreza en Formosa (59,8%), Corrientes (57,8%), Concordia, provincia de Entre Ríos (57,5%), Palpalá, provincia de Jujuy (56,6%) y Gran Resistencia, Provincia de Chaco (55,1%) Estos datos corresponden a la medición efectuada por el INDEC en mayo del 2001., para octubre de 2002, la situación se agravaba aún más, al demostrarse que las tendencias seguían la misma línea que para el caso del Gran Buenos Aires y dejando en evidencia la ausencia de una verdadera planificación en política económica o desarrollo regional asistido, que revirtiera la situación en la que se encuentran inmersos gran cantidad de los argentinos y la ineficacia de los programas sociales concebidos solo como paliativos: para la región de Cuyo el 61,3% de población se encontraba bajo la línea de pobreza; en la Región del Noreste el 71,5% y Noroeste el 69,4% Datos suministrados por sondeos efectuados por el INDEC en octubre de 2002. En este sentido, los datos relevados a partir de nuestra muestra estadística revelan: Hogares en condición de pobreza en aglomerados urbanos* Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta Pobre 180 10 3 26 10 No pobre 66 14 3 24 4 Indigentes 40 3 3 8 6 Base (total de casos) 286 27 9 58 20 (*)Valores expresados en numeros absolutos. Fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 A partir del cuadro anterior, observamos que en términos porcentuales, los hogares pobres oscilan entre un 63% para Buenos Aires y un 33% para Neuquén. Mientras que para aquellos hogares que revisten la situación de indigencia la variación fluctua entre un 33% en Neuquén y un 11% en Mendoza. Para el caso particular de Buenos Aires, comparando los datos oficiales del INDEC y los relevados a partir del muestreo estádistico, se observa una profundización en la curva de pobreza que pasa del 18,2% en 1998 al 63% en febrero- marzo del 2003. En relación a la progresión de la indigencia, los valores muestran que esta pasó, entre el año 1998 a octubre del 2002, de un 4,5% a un 16,9%. Esta situación, experimentó una leve mejoria en nuestro relevamiento, en tanto que los hogares indigentes representan un 14% de la muestra. Consideramos que esta situación se debe a la implementación de los planes de asistencia emanados desde el estado. A su vez, si revisamos el comportamiento de la tasa de desempleo de los últimos períodos encontramos la siguiente evolución: mientras que para octubre del ’98 se registra, según el INDEC, una tasa de desempleo del 12,4%; para octubre del 2000 la misma era de 14,7%. Es de notar que esta tendencia continua, siendo cada vez más pronunciada: hacia octubre del 2001 era de 18,3%, siendo a octubre de 2002 de 17,8% (con un pico en los registros de mayo de ese año de 21,5%). Respecto al desempleo el analisis de los datos de la muestra realizada dió los siguientes resultados: Situación laboral de Jefe de familia * Buenos Aires Mendoza Neuquén Santa Fé Salta Mujer Varón Mujer Varón Mujer Varón Mujer Varón Mujer Varón Patrón/a 1 12 - 2 - - - 3 - - Asalariado/a 10 35 1 3 - 2 1 13 - 3 Cuenta Propia 21 70 1 2 1 2 2 7 1 3 Servcio. Doméstic. 23 - 1 - - - 2 - 1 - Trab./a s/ salario 1 - - - - - 2 - - - Profesional - 12 - 3 - 1 1 3 1 1 Técnico/a 2 23 - 1 - - - 2 - - Docente 5 4 1 1 - - 1 2 - - Ama de Casa 2 - - 1 -- 1 - - - Desempleado/a 21 44 3 8 - 2 5 13 2 7 Base (total casos) 286 27 9 58 20 (*)Valores expresados en numeros absolutos. Fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Según las estadisticas oficiales en torno a la subocupación, las cifras se mantienen relativamente estables a lo largo del país, oscilando entre el 13% y el 15% Según datos recogidos para la Encuesta Permanente de Hogares, de Octubre de 2002, la tasa de subocupación demandante registro en las regiones estadísticas de GBA:14,1%; Noroeste: 14,7%; Nordeste: 14,1%, Cuyo: 15,2% y región pampeana: 13,3% , salvo los casos de la Región Patagónica cuya tasa registró un 8,9% y los Partidos del Conurbano Bonaerenses con 16,1%. Sin embargo, a partir de la muestra realizada, estos valores adquieren otra dimensión, a saber: Situación de precariedad laboral del Jefe de hogar según sexo Buenos Aires Mendoza Neuquén Santa Fé Salta Mujer Varón Mujer Varón Mujer Varón Mujer Varón Mujer Varón Trabajo protegido 18 86 2 10 - 3 3 23 1 4 Trabajo precario 45 70 2 2 1 2 6 7 2 4 Sin ocupación 2 - - - 1 - 1 - - - Desocupados/a 21 44 3 8 - 2 5 13 2 7 Base total s/sexo 86 200 7 20 2 7 15 43 5 15 Base (total casos) 286 27 9 58 20 *Valores expresados en numeros absolutos. Fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 A partir de los datos relevados en nuestra muestra la problemática de la desocupación continúa incrementándose. Por ejemplo, en Buenos Aires desde octubre del 2002 a febrero-marzo del 2003, se pasó de un 18,9% a un 22,7%. Si tomamos sólo a la población femenina el problema de la desocupación se agudiza, pasando de un 25% en octubre del 2002 a un 32,3%. La situación de vulnerabilidad de las mujeres, representadas en la muestra estadística realizada , revela: Acceso a servicios de salud población femenina* Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta Con cobertura social 20% 29% - 27% 20% Sin cobertura social 78% 71% 100% 73% 80% Con cobertura de salud voluntaria 2% - - - - Base (total de casos) 86 7 2 15 5 *Valores expresados en porcentajes. Fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Situaciones éstas que deben leídas no solamente como indicadores económicos sino como resultantes de un proceso que a lo largo de la década ha ido cercenando los derechos sociales y laborales de los ciudadanos vaciando de contenido a todo el universo legal que regulaba las prestaciones y contraprestaciones de servicios. Sin ir mas lejos, uno de los ejemplos de ésta situación lo constituye el aumento del “llamado tiempo de prueba”, pudiendo éste prolongarse hasta períodos de 12 meses. De más esta aclarar que toda esta avanzada sobre la legislación laboral, corre a la par del retraimiento de las funciones del Estado (y por extensión a clase política), quien cuestionado desde todos los frentes por sus altos niveles de corrupción interna, asiste como simple árbitro a los embates de los grupos económicos nacionales asociados a capitales internacionales sobre los sectores populares. Por último, este nuevo rol asumido por el Estado caracterizado por el abandono institucional de sus funciones de garante de los derechos básicos de los ciudadanos, mucho tendrá que ver con el nuevo espectro de repuestas, en una primera instancia espontáneas y posteriormente con ciertos grados de organización, que desde los diversos sectores de la sociedad comiencen a generarse. Sector rural Si bien los sucesos de diciembre de 2001 no dieron a los sectores rurales la misma notoriedad pública que a los sectores urbanos, es dable destacar que la irrupción de nuevos actores colectivos –muchos de ellos liderados por mujeres, o con una alta participación de ellas- fueron resultado de los mismos procesos que durante décadas pasaron inadvertidos y que finalmente dieron cuenta del histórico olvido que los gobiernos nacionales tenían con los pequeños y medianos productores en general. El sucesivo endeudamiento económico de los pequeños productores, consecuencia de la aplicación del Plan de convertibilidad, dio cuenta de la ausencia en materia de regulaciones y políticas económicas que tendieran a la protección de estos sectores de la inestabilidad de los precios y mercados internacionales. A diferencia de lo que ocurre con el sector urbano, aún no se encuentran disponibles las cifras oficiales del INDEC correspondientes al Censo Nacional Agropecuario, que se llevara a cabo durante el año 2002. Es por ello que nuestra aproximación al sector, se realizó por medio de los instrumentos de recolección cuantitativa diseñados para tales efectos, asistidos por entrevistas “en profundidad” que orientaron nuestra mirada sobre los efectos de la crisis económica. Según datos relevados por el INDEC para el año 2001 sobre la distribución de la población según asentamiento, se indicó que del total de la población nacional, el 12 %, es decir 3.871.038 personas, era población rural. Ahora bien, respecto de la distribución según sexos, el 47% resultan ser mujeres. Esta tendencia se repite en proporciones similares para el caso de las provincias relevadas. Según el INDEC, la distribución de la población rural por sexo para la provincia de Buenos Aires guarda una relación de: 46,60 % (242.918) mujeres vs 53.40 (278.230) hombres. Para Neuquén de: 44,50 % (24.025) mujeres vs 55,50% (29.940)hombres. Para Mendoza: 48,25 % (160.549) mujeres vs 53,35% (172.173) hombres. Para Salta 46,90 % (84.900) mujeres v 53,10% (96.120) hombres y para Santa Fé : 48,10% (155.953 ) mujeres vs 51,90% (168.515) hombres. De la misma manera que en el apartado anterior, proponemos el desafío de leer los datos estadísticos no solamente como índices económicos sino como indicadores de procesos más profundos. Para el presente caso, si tenemos en cuenta el tipo de actividad que desarrolla el sector rural, éste no resulta ser polo de atracción de fuerza de trabajo. Por el contrario, según las circunstancias, se convierte en polo de expulsión de jóvenes que parten hacia las ciudades más cercanas en busca de nuevas oportunidades laborales. Familias cuyos miembros han emigrado Se toma como período los dos últimos años. Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta 38% 35% 25% 42% 55% Base (total de casos) 144 96 16 52 96 *fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Igualmente es necesario destacar que la aplicación de las políticas económicas llevadas a cabo en la Argentina, afectaron fuertemente al sector agrario al imponerle fuertes requisitos de modernización tecnológica como a cualquier otra rama productiva. La contracara de este proceso, fue un aumento del éxodo de la población agraria hacia las ciudades. Razones que motivaron la emigración* Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta Razones familiares 10% 25% 20% 34% Razones de estudio 19% 17% Traslado del cónyuge 8% 11% Búsqueda de opciones laborales 36% 66% 50% 54% 55% Traslado del lugar de trabajo 19% 17% 25% 26% Otros 8% Base (total de casos) 55 6 24 39 29 *fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Como lo demuestran los movimientos migratorios de la población, sus comportamientos cíclicos muchas veces dependen de las necesidades de las familias. En un alto porcentaje de relatos de las entrevistadas, encontramos que las causas de la inmigración responden en la mayoría de los casos a necesidades de subvencionar la economía familiar mediante el desempeño de las mujeres más jóvenes en trabajos domésticos en los aglomerados urbanos más cercanos a sus viviendas. A diferencia de lo que ocurre con el sector urbano, no sólo resulta difícil observar la evolución histórica de los índices de pobreza e indigencia en el sector agrario – teniendo en cuenta los grandes lapsos de tiempo que existen entre los censos nacionales-, sino que además, de los datos relevados de nuestra muestra, surge que si bien existe un alto porcentaje de personas pobres, esto es con necesidades básicas insatisfechas, con valores que oscilan entre el 50% y el 60 % estas falencias muchas veces son suplementadas por estrategias de subsistencia tales como la autoproducción de alimentos, el desarrollo de huertas, conservación de alimentos, etc. En este sentido el sondeo de la composición y la distribución de los ingresos de cada uno de los hogares reveló que, dentro de la proporción general de los ingresos las categorías correspondientes a “autoconsumo” u “otros” resultan ser poco determinantes a la hora de definir la orientación general del ingreso. Sin embargo en todos los casos se asumen como estrategias de supervivencia de cada una de las unidades familiares. Distribución de fuentes de ingresos* Fuente de Ingreso Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta Autoconsumo 5% 4% 5% 4% 10% Act. Agropecuaria (p/mercado/mercado+ consumo) 18% 2% 14% 23% 8% Trabajo Asalariado Agrop. 10% 25% 23% 23% 20% Trabajo Asalariado No Agropecuario. 15% 15% 25% 18% 14% Trabajo Independiente No. Agropecuario. 14% 2% 13% 16% 5% Planes de Asistencia 8% 12% 8% 7% 7% Otros 30% 40% 12% 8% 36% Base (total de casos) 144 96 16 52 96 *fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Es muy difícil marcar niveles de desocupación existente dado que todos los miembros de la familia trabajan en ella como una unidad productiva, es decir que no se establecen salarios para cada uno de los integrantes, debiendo cada uno de ellos desempeñar actividades en aquellas ramas en las que resultan más aptos. Según las encuestas aplicadas a los distritos mencionados, pudimos verificar que si bien el impacto de la crisis económica ocurrida en Argentina, fue de una intensidad mayor al sufrido en el sector urbano, entre un 63% y 70% de las mujeres se encontraban dentro de la categoría “pobre”, replicando el mismo patrón de precariedad que se verifica en el sector urbano. Hogares en condición de pobreza en sector rural* Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta Pobre 50 30 6 16 30 No pobre 66 48 7 25 46 Indigentes 28 18 3 11 20 Base (total de casos) 144 96 16 52 96 * fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Teniendo en cuenta la jefatura de hogar según discriminación por sexo, el muestreo relevado arroja los siguientes datos: Cantidad de Hogares con Jefatura femenina* Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta Hogares con jefatura femenina 55 26 5 16 31 Base (total de casos) 144 96 16 52 96 * fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Jefas de hogar en condición de pobreza sector rural* Bs As Mendoza Neuquén Santa Fe Salta Pobre 25 12 2 9 15 No pobre 20 8 2 4 10 Indigentes 10 6 1 4 6 Base (total de casos) 55 26 5 16 31 * fuente: datos elaborados a partir de la encuesta realizada entre febrero-marzo 2003 Por último a partir de la encuesta realizada, hemos podido conocer las nuevas dimensiones que adquiere la crisis en el sector rural argentino, tales como: las graves dificultades económicas financieras de las pequeñas empresas rurales, la ausencia de líneas de créditos para ese sector, la falta de servicios e infraestructura en muchas de las regiones. Como resultan ser emprendimientos económicos con altos niveles de riesgo por accidentes climatológicos, la ausencia de un marco de protección hacia el sector, pone en jaque a los pequeños productores que no cuentan con un respaldo financiero necesario. Esta situación impide la planificación en el mediano y largo plazo, produciendo un segundo nivel de complejidad en cuanto a sus dificultades para inversión y modernización. La ausencia del Estado ha sido más que notoria respecto de la iniciativa original que debiera tener en la construcción y mejoramiento de redes viales, accesos y beneficios especiales en el transporte hacia los puntos de ventas mas importantes, inversión en tendido de redes eléctricas y de agua potable, etc. 3)Sobre las respuestas a la crisis: a) Desde la organización y la solidaridad “Nosotras ya hablamos desde nosotras mismas. Ya hay cambios: recuperamos la palabra, perdimos el miedo, participamos. Luchamos para tener acceso a la salud, somos jornaleras con pagos irreales sin educación y sin salud, conocemos que tenemos derechos pero esos derechos no nos llegan. Pero nosotras contamos con nuestra herramienta la organización.”Cristina Juárez de El Sacrificio ,25/08/2002 “ Cooperativa Tabacalera de Tucumán Recuperar la palabra, perder el miedo, luchar, asumirse como sujeto de derechos, son algunas de las consecuencias que la acción colectiva ha impulsado en la Argentina del presente. En este sentido, el colapso institucional y el estallido social fueron la evidencia más grave de lo que se produjo en términos económicos y sociales en década anterior. La organización popular fue la contrapartida de la experiencia de exclusión social, de las rigideces del mercado laboral, y del cercenamiento de los derechos sociales, previamente analizados en el primer apartado. Esas experiencias desmoronadoras de las viejas identidades sociales posibilitaron que ciertos sectores sociales se organizaran de manera novedosa, constituyéndose en nuevos actores sociales. El mapa general de estos nuevos actores sociales es heterogéneo y comprende a cooperativas, fabricas bajo control obrero, movimientos piqueteros, espacios asambleísticos y clubes de intercambio de bienes y servicios, llamados clubes de trueque. Hacia fines del 2002 se calculaba que el volumen total manejado en los clubes del trueque había alcanzado el valor equivalente a 6.000.000. millones de dólares. Por supuesto esto tuvo su contrapartida en el mercado formal de bienes y servicios ya que no se materializó. De este modo, como consecuencia de la crisis se ha consolidado un mercado virtual y se entiende que su permanencia es negativa para la recuperación económica. Sin embargo para quienes lo integran y le dan vitalidad constituye la única salida ante la falta de empleo y la consecuente ausencia de dinero circulante. Entrevista Jesper Andersen, especialista danés en Desarrollo Social. Sus propuestas, demandas y estrategias son diversas y sus integrantes representan un muestrario heterogéneo de la composición de la sociedad argentina. En algunos de ellos encontramos personas que pertenecen a una clase media urbana empobrecida, tal como en el caso de quienes se incorporan al intercambio de bienes y servicios autogenerados en redes de trueque. Por otra parte, los grupos de “piquetes” tienden a representar a los sectores sociales expulsados del sistema productivo durante los ’90 y con bajos niveles de educación formal. A su vez en esas organizaciones hemos hallado una variada gama de experiencias políticas y de participación social que se mixturan con otros cuyo paso inaugural en lo público lo constituyó el piquete. En las experiencias cooperativas, sobre todo en aquellas que asumen el control del proceso productivo de las fábricas, hallamos diversidad en la composición, sobresaliendo la participación de un grupo con una larga experiencia de trabajo y una identidad obrera arraigada como otros con una experiencia novel y más laxa. Por último, otras cooperativas como las que se dedican a la recolección de papel y cartón están mayoritariamente conformadas por personas con escasos niveles de instrucción y cuyas experiencias de organización previa eran escasas aunque a la hora de constituirse como cooperativas fueron determinantes. Durante el año 2002 el tema de los/as cartoneras sorprendió a la opinión pública porteña. Mientras el número total de personas que recolectaban en las calles residuos crecía lo hacia también el nivel de organización, un ejemplo de esto se dio con el llamado “tren blanco” que logró que la empresa de ferrocarriles instalara un vagón especial para transportar a los/as cartoneros. En otras regiones la falta de organización interna de los grupos de cartoneros y la ausencia de líderes que bregaran por la organización sometió a los grupos a una competencia por el material a recolectar que desalentó el armado de redes colectivas. Todos estas instancias han desarrollado nuevas formas de asociación colectiva que colaboran en la construcción de identidades culturales, políticas y sociales, basadas en las relaciones horizontales que siguen la geometría de las redes sociales, con mecanismos de coordinación más laxos que los de las jerarquías tradicionales. Algunos de estos grupos colectivos se han nutrido de las experiencias de organización y participación políticas previas de algunos/as de sus integrantes. Estas estaban vinculadas a la estructura del mundo industrial urbano, dato que se confirmó en varias de las entrevistas realizadas. Por ejemplo, en la fábrica bajo control obrero Brukman una de las informantes expresó: “mi vieja era obrera de la carne, ella llegó a ser delegada en la época de Perón, ella siempre hablaba con orgullo de su trabajo para mejorar la situación de los obreros” Leonor Olivares, obrera de Brukman. Entrevista realizada en agosto del 2002. Por otro lado, quienes han tenido antecedentes de participación previa rescatan de ellas las herramientas y estrategias que tienden a facilitar y a democratizar la organización colectiva. En este sentido, rescatamos las palabras de Marta “cuando yo trabajaba en la curtiembre, allá por los ’70, venía el delegado y nos decía antes de la asamblea lo que teníamos que hacer. A las mujeres nos decía “ustedes calladitas, porque no entienden nada y para colmo andan tardándose en el baño antes de la salida para adornarse y sus hijos? Quien los cuida? Yo me sentía una atorranta y para colmo una mala madre. Ahora es diferente las delegadas somos nosotras y si una se anima a hablar habla y no le tiene que pedir permiso a nadie” Marta Alvarez, integrante del movimiento piquetero.CCC. Entrevista realizada en febrero de 2003. . Sin embargo y a pesar del peso del bagaje industrial urbano hemos podido relevar en el medio rural, agrupamientos colectivos que comparten las características de los ligados al mundo industrial- urbano. Consideramos que es el punto de partida de la acción conjunta y el desarrollo de la acción los que permiten mixturar en este mapa a los movimientos urbanos y rurales, a pesar de sus diversidades. En el medio rural, el hincapíe inicial que permitió la acción colectiva fue el mismo que en los medios urbanos y puede resumirse en las siguientes palabras: “Las mujeres de Las Carreras ante la crisis salimos adelante porque teníamos que darle de comer a nuestros hijos” Teresa Zamora, Cooperativa las Carreras. Entrevista realizada en septiembre de 2002.. Y del reclamo pasaron a la acción. Ante la situación de que la mayoría de las integrantes eran analfabetas, crearon una escuela para adultos en su comunidad. Para octubre del 2002 a esa escuela asisten 112 abuelos/as y 362 chicos/as. “Nosotras no queremos planes asistencialistas, queremos que nos identifiquen como trabajadoras” Teresa Zamora, Cooperativa las Carreras. Entrevista realizada en septiembre de 2002. De este modo, el sentido crítico en torno a las propuestas paliativas emanadas desde el Estado, orientan la acción. Ante lo enunciado estamos en condiciones de expresar que en términos generales, estas nuevas organizaciones difieren considerablemente de las que prevalecían en otra época. Si bien, algunas de ellas, las que se encuentran ligadas a estructuras partidarias, muestran aún rasgos jerárquicos, característicos de los sindicatos o de los partidos políticos argentinos, la mayoría ha adoptado perfiles de acción y dirección con modalidades más flexibles. La importancia alcanzada por estos nuevos movimientos en el espacio público fue desplazando paulatinamente a los sindicatos y su rol tradicional de articulación de la movilización social. Consideramos que la experiencia sindical también se han operado transformaciones que surgieron como contraejemplo al sindicalismo tradicional. Este fue el caso de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), cuyo crecimiento se asentó sobre la base de modalidades de acción y reclutamiento que no respondieron al modelo tradicional. Esto permitió a la CTA crecer “a contramano” del ciclo de desempleo y precarización que afectó y diezmó las filas de la tradicional CGT –Confederación General del Trabajo. Sin embargo, las otras centrales obreras y los sindicatos de corte tradicional mantienen sus lógicas tradicionales de acción y negociación que en ocasiones se ha alejado notablemente de lo que los mismos afiliados esperaban. Para este tema ver: Andrea Andújar: La crisis del movimiento sindical en Argentina en AAVV. IV Jornadas Nacionales Estudios sobre el movimiento obrero, Bs. As., 1999 Afectados por el desempleo y la precarización que erosionan sus filas y disminuyen abruptamente sus recursos, la mayoría de los sindicatos ha perdido presencia y se orienta por comportamientos claramente defensivos. Tal como lo expresan los integrantes del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) “El sindicalismo asume la defensa de los trabajadores, pero cuando las fabricas cierran se acabó, no hay huelga ni medida de fuerza que valga, es ahí donde nacimos nosotros” Entrevista a Eduardo Murua, integrante del MNER. Septiembre de 2002 Las mujeres han sido y son un sector de gran importancia dentro de las entidades colectivas contemporáneas. El acceso a la palestra pública, la recuperación de una voz propia y el incremento de los márgenes de negociación en relación al Estado, se valieron y se valen de estrategias que potencian positivamente a los espacios grupales. A través de las entrevistas realizadas se ha podido reconstruir los primeros móviles de la acción colectiva. Por un lado, se destacan las siguiente situaciones: ….“Cuando se queda sin trabajo, el hombre se deprime y se encierra en su casa. Son las mujeres las que salen y se acercan al movimiento, y las que terminaron empujando a toda la familia”. Entrevista a Juan Cruz Dalfuncino, agrupación Aníbal Verón de Florencio Varela. Septiembre de 2002 …“Yo no daba más, mis hijos tenían hambre, por eso fui al corte de ruta” Nancy Slupsky, Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD). Septiembre de 2002 .. En este sentido, es necesario marcar que el protagonismo de las mujeres y su decisión de organizarse de manera colectiva respondería al convencimiento de que, son las mujeres quienes deben hacerse cargo de las situaciones vinculadas a la protección y nutrición de la prole. Tareas que también pueden ser consideradas como “humillantes” para los varones, como es el dar la pelea por bolsones de comida o planes sociales. Otros testimonios develan no solo los objetivos iniciales sino los rasgos de una nueva identidad social , tales como: “Nos une el ser mujer y ser pobre” Vilma Lara “Cooperativa Creando Juntas” Almirante Brown. Septiembre de 2002, “ser piquetera es salir a luchar por una necesidad y es hacerse escuchar” Marta Sanchez ,Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD). Septiembre de 2002. Estos nuevos agrupamientos fueron formados y están compuestos por una alta proporción de mujeres. Marta Vassallo afirma que para el 2002 la participación femenina en el movimiento piquetero era de aproximadamente del 65%. Marta Vassallo: Existir contra el aniquilamiento en Le Monde Diplomatique, año IV, Nro. 38, agosto 2002. En suma, a lo largo de la crisis en Argentina, la participación de las mujeres ha crecido notablemente, sobre todo en los ámbitos de demanda, protesta social y en las intervenciones políticas, evidenciando un incremento cualitativo de una conciencia femenina que interviene en la esfera pública desde su rol de madre y esposa. Sus objetivos primarios son los de procurar paliar o mejorar la situación de pobreza y exclusión a las que han sido expuestas. No obstante, desde la acción colectiva van conformándose nuevas identidades y nuevos nudos de tensión, por ejemplo, al interior de sus familias. Aunque los efectos aun no pueden ser medidos es plausible esperar que de la participación de las mujeres en estos ámbitos y de sus propios procesos de concienciación Empleamos el término concienciación por considerarlo más apropiado que concientización, debido a que este último implica un movimiento donde el más concientizado dirige el proceso de aprendizaje, dejando al sujeto “por concientizar” en un lugar de pasividad e inacción. Ver Sara Torres, Memoria del II Congreso Nacional Feminista, San Bernardo, Argentina, 1993., surjan cuestionamientos en torno a los prejuicios culturales de género, aun fuertemente arraigados en la Argentina. b)Las respuestas institucionales Tal como hemos analizado en el curso de nuestro informe, la Argentina ha ingresado al siglo XXI, viviendo un proceso de colapso institucional y crisis social, no existiendo desde el Estado respuestas integrales para superar la situación. Además, la herencia de la desarticulación de las funciones sociales del Estado impide que en el corto plazo las respuestas institucionales se constituyan como medidas más que paliativas. Esta situación se mantiene a pesar de las intenciones formuladas por los diseñadores de programas sociales. En la actualidad existen una serie de Programas que intentan elevar el nivel de vida de la población, mejorar los indicadores nutricionales y aportar a la organización de ciertos sectores sociales y productivos. Al respecto hemos indagado para nuestro estudio en los más representativos y publicitados desde los organismos oficiales, a saber: ProHuerta, Mujeres Campesinas, Emergencia Alimentaria, y Jefes y Jefas de Hogar. Ante la crisis alimentaria, una de las respuestas oficiales más favorablemente apreciadas por los/as beneficiarios/as es el Programa ProHuerta del INTA. El mismo se inició, con alcance nacional en 1990. Su objetivo central es el de mejorar la condición alimentaria de la población rural y urbana en situación de pobreza, a través de la auto-producción de alimentos en pequeña escala con huertas y granjas familiares, escolares, comunitarias e institucionales. Este programa logró en 10 años: 445.000 huertas familiares, 10.000 huertas escolares y barriales, que proveen a 3 millones de personas. El 70% de estas huertas se localizan en los cinturones suburbanos de las grandes ciudades. Esta iniciativa de seguridad alimentaria presenta: gran penetración territorial e inserción a escala local (3.800 localidades de todas las provincias del país), y una amplia red de articulaciones institucionales (6.200 entidades, entre las que se destacan los municipios). Se sostiene con un voluntariado de 15.000 personas que, motivado y capacitado por los técnicos del programa, multiplica su alcance, posibilitando una amplia escala de cobertura. Se caracteriza por una activa participación de los destinatarios, quienes con la supervisión del ProHuerta obtienen producción en sus quintas, con su propio trabajo y una pequeña parcela de terreno. Es además de bajo costo, dado que una huerta representa entre $18 y $ 20 al año, esto es menos de $4 por persona y por año. Sin embargo, el principal obstáculo en la operatoria del ProHuerta es que es financiada a través del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y por ende, ante los recortes presupuestarios, el programa suele sobrellevar graves dificultades financieras, debido a las escasas transferencias de recursos realizadas con relación a su presupuesto. El asignado para el año 2002 fue de tan sólo 10 millones de pesos. Orientado al ámbito rural y con una perspectiva que propone la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres se encuentra el Programa Mujer Campesina, que depende de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA), inserta en el actual Ministerio de la Producción. Tanto este programa como otros emanados desde la SAGPyA, portan la intención de favorecer la inserción de los pequeños y medianos productores del agro en la economía nacional, y por esta vía, contribuirían a aliviar la pobreza en las áreas rurales. Para este aparto hemos trabajado con los materiales oficiales publicados por la Secretaria. Basco M., Alvarez G. y Foti M., comp "Trabajando con mujeres campesinas en el Noroeste argentino. Aportes al enfoque de género en el desarrollo rural"..) Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca. IICA. Buenos Aires. Argentina, 1992 Ostrovsky, S. "Desarrollo Rural con enfoque de género: La experiencia del proyecto mujer campesina de la Dirección de Desarrollo Agropecuario". Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación. PROINDER- Dirección de Desarrollo Agropecuario. Buenos Aires. Argentina, 1997; Díaz, M, Rueda, ME y Román, M.: "Criterios de Evaluación de proyectos con enfoque de Mujer- Género. Una propuesta participativa". Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA), TRAMA (Red de técnicas e Instituciones que trabajan con mujeres rurales). Buenos Aires. Argentina. 2000; Desde 1989, el proyecto “Mujer Campesina” impulsa la participación de las mujeres en las actividades organizativas y sociales, y procura su reconocimiento como productoras. Se dirige especialmente a las mujeres rurales pobres de todo el país que se dedican a diferentes actividades agropecuarias en condiciones de escasez de recursos naturales y materiales. Las actividades de capacitación tienen un rol central en el proyecto. Entre estas se destaca la de: Instrumentar a las mujeres en la identificación, formulación, ejecución y evaluación de proyectos productivos. Según los informes provenientes del programa desde su implementación se destacan los siguientes logros: Sostenibilidad en el tiempo (12 años) de los grupos conformados por mujeres, aún después de finalizados los proyectos productivos. Mujeres rurales capacitadas en la producción de nuevas alternativas productivas. Incorporación de nuevos grupos de mujeres al proyecto. Mayor conocimiento de los recursos que disponen y los ingresos que generan. Mayor participación de las mujeres en el ámbito local (escuelas, comunas, iglesia, otras organizaciones). Emprendimientos productivos encarados por mujeres que producen para el mercado. Constitución de la RED Nacional de Técnicas e Instituciones que Trabajan con Mujeres Rurales (TRAMA). En la actualidad carecemos de elementos que permitan evaluar más finamente los logros alcanzados por el Programa Mujer Campesina, ya que la Secretaria de la que depende solo ha publicado magros resultados, no existiendo ningún tipo de estadística actual que indique la cantidad de personas involucradas en el mismo. Por otro lado, solo el 25% de las personas que respondieron a nuestra encuesta han reconocido al Programa. Frente a este dato consideramos que hasta la actualidad los alcances del mismo son limitados El Programa de Emergencia Alimentaria, surge en el año 2002, del Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 108/2002. En el mismo se declara la Emergencia Alimentaria Nacional y se crea el Programa. El propósito es el brindar asistencia financiera para solventar raciones alimentarias. Para la ejecución del mismo se han dispuesto un monto de hasta un monto de 350 millones de pesos. Otro decreto de Necesidad y Urgencia declara la Emergencia Ocupacional (D. Nº 165/02) y el Decreto 565/02 da lugar a la creación del Programa Jefes y Jefas de Hogar. Estos tienen la clara intención por parte del Poder Ejecutivo de acercar un conjunto de medidas concretas y de facil aplicación en las áreas más afectadas por la crisis argentina. Los objetivos de estos son los de dar una ayuda económica a jefes y jefas de hogar pobres y desocupados con el fin de garantizar el Derecho Familiar de Inclusión Social, asegurando: a) la concurrencia escolar de los hijos, así como el control de salud de los mismos; b) la incorporación de los beneficiarios a la educación formal; c) su participación en cursos de capacitación que coadyuven a su futura reinserción laboral; d) su incorporación en proyectos productivos o en servicios comunitarios de impacto ponderable en materia ocupacional. A finales del año 2002, dentro de estos programas se computaban 1.822.227 beneficiarios/as. El Programa Jefes/as II tiene los datos desagregados por sexo. Sobre un total de 1.309.091: el 52,66% son varones, 689.341 y 619.750 son mujeres, el 47,34%, según información del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Estas respuestas oficiales, a pesar de su pertinencia, resultan ser limitadas, tanto por los montos que le corresponden a cada familia (entre 150 y 200$ a pagar en Bonos Provinciales) y la continuidad del estado crítico de la economía que ha incorporado la variable inflacionaria, sobre todo en los productos alimenticios que se valoran en el mercado interno a precios internacionales. En otro sentido, los usuarios y quienes no han accedido a los programas han denunciado manejos clientelísticos y fraudulentos en la distribución de los mismos. En suma, los programas oficiales que pretenden dar un freno a la crisis argentina impiden formular un proyecto integral de desarrollo o de elevación sustancial de las condiciones de vida de los sectores más pobres de la sociedad. Tal como lo expresó una de las integrantes de la Cooperativa Las Carreras: “Nosotras no queremos planes asistencialistas, queremos que nos identifiquen como trabajadoras” Teresa Zamora, Cooperativa Las Carreras, entrevista septiembre 2002. Conclusiones Cuando comenzamos nuestro trabajo de investigación partimos del reconocimiento de que el 20 de diciembre del 2001 la Argentina había estallado y que la magnitud de su crisis institucional, política y económica, tenía complejas raíces que debían ser pesquisadas bajo una mirada atenta a las estadísticas pero que a su vez aportara luz sobre aquellos aspectos que no pueden ser cuantificados. En este sentido, nuestro compromiso como investigadores/as era también el de recoger la voz de aquellas personas que a partir de la experiencia colectiva habían redescubierto los lazos de solidaridad, como una estrategia de superación a la crisis. Por otro lado, la realización de entrevistas en profundidad, el análisis pormenorizado de los datos de la situación económica social de la Argentina, la comparación de la situación del sector urbano y el rural, la instrumentación de una encuesta cuantitativa rural, posibilitaron el armado de una compleja situación que permitió comprobar nuestra hipótesis. En este sentido, nuestro estudio confirma que el impacto de la crisis argentina ha sido cuantitativamente negativo hacia las mujeres, aunque en términos cualitativos ha posibilitado una serie de respuestas colectivas, que reforzaron los lazos de solidaridad, elevaron la capacidad de negociación hacia el Estado, e incentivaron la participación femenina en la esfera pública, conllevando estas experiencias a reforzar una conciencia crítica de las mujeres a partir de sus roles como madres, esposas y ciudadanas. Si desagregamos esta afirmación podemos concluir en que: la situación económica y laboral de las mujeres argentinas se ha precarizado notablemente a partir de la década del ’90. Esta precarización laboral femenina fue común a todos los sectores sociales. las mujeres argentinas continúan percibiendo un salario inferior al de sus pares varones la inestabilidad laboral, el desempleo y subempleo son situaciones frecuentes por las cuales han atravesado gran parte de las mujeres un importante sector de mujeres realiza una doble jornada laboral sin que esto sea reconocido y valorado positivamente las mujeres que han ingresado en la esfera pública atraviesan un proceso de conformación identitaria que permite reposicionarse como sujetos portadores de derechos. En un contexto donde la representación llevada adelante por las antiguas asociaciones gremiales se encuentran cuestionadas, las nuevas organizaciones femeninas se abren paso entre ellas. Las nuevas formas de organización femeninas han logrado romper la logica de un sentido común vinculado a la pasividad de las mujeres. Las nuevas formas de protesta tienden a representar una voz colectiva, rupturista con las estructuras individualistas. Que la conciencia femenina ante la crisis ha sido más que una respuesta espontánea. Que las respuestas emanadas desde el Estado son insuficientes, por su carácter paliativo y acotado, para sanear la situación de los sectores más afectados por la crisis. Esta investigación deja a futuro nuevos interrogantes, tales como: ¿la participación de las mujeres en los ámbitos colectivos permitirán erradicar de la sociedad argentina los prejuicios aún vigentes en torno a el género?, ¿ cuáles serían las estrategias que debieran implementarse desde los organismos oficiales o entidades privadas con el fin de colaborar en el refuerzo de estos movimientos colectivos?, ¿si finalmente Argentina acertara con una solución a su crisis económica, política y social, las mujeres rescindirían este papel activo para volver a ocupar los roles tradicionales.? En definitiva¿ cuáles son los límites de la conciencia femenina? Lucrecia Vega Gramunt Propuestas o Recomendaciones Glosario CLUBES DE TRUEQUE: Son una respuesta organizada ante la crisis que las comunidades de sectores medios bajos y bajos pertenecientes a áreas urbanas y suburbanas, llevan adelante como una vía alternativa para adquirir bienes y servicios sin que medie pago en moneda. Quienes participan de estos se denominan prosumidores e intercambian alimentos, vestidos, medicamentos, servicios varios, en los nodos organizados a tal efecto. La única condición previa para participar de los clubes es la de ofrecer algún tipo de bienes y servicios para intercambiar. El primer club surgió en 1995, en la ciudad de Bernal, cuando un grupo de vecinos que se encontraban con algunas de sus necesidades básicas insatisfechas habían tomado cuenta de que a la vez, les sobraban algunos productos o tenían servicios para ofrecer. CREDITOS : Papel que emanan los nodos de los clubes de trueque que reemplazan al dinero y que permiten la adquisición de bienes y servicios. Los mismos se consiguen primeramente al asociarse al club y solo tienen valor dentro del nodo elegido por la persona. EMPLEO PROTEGIDO: Se caracteriza por ser una ocupación de tiempo completo, para un solo e identificable empleador, por tiempo indeterminado, realizado en el domicilio del empleador, generalmente protegido por la legislación laboral y la seguridad social. EMPRESAS RECUPERADAS: Llámase a las empresas que han sido recuperadas por los/as operarios/as al haber sido abandonadas por sus dueños. Entre las empresas recuperadas están aquellas que fueron cooperativizadas y otras que han optado por demandar a las autoridades la estatización bajo control obrero. Hacia fines del año 2002 se contabilizaban 100 empresas recuperadas por los/as trabajadores/as en todo el país INFORMALIDAD LABORAL: Abarca a las unidades productivas de pequeña escala en el medio urbano, caracterizándose por una organización rudimentaria, escaso monto de capital utilizado y el tipo de tecnología empleada. JEFE/A DE HOGAR: La persona reconocida como tal por los demás miembros del hogar. Fuente: Situación y Evolución Social (Síntesis Nº4);INDEC.Algunas definiciones afines: Hogar censal particular, Hogar familiar compuesto, Hogar familiar extendido, Hogar familiar nuclear, Hogar multipersonal no familiar, Hogar unipersonal, Hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas. MOVIMIENTO PIQUETERO: Surge como una forma de protesta encabezada principalmente por desocupados/as que cortaron las rutas como el último recurso para hacer oír sus demandas. Funcionan desde la década del ’90 y el número total de sus integrantes ha ido creciendo de manera constante. La participación de las mujeres en dicho movimiento es notable, calculándose un porcentaje femenino del 65%. POBLACION ECONOMICAMENTE ACTIVA: La integran las personas que tienen una ocupación o que sin tenerla la están buscando activamente. Está compuesta por la población ocupada más la población desocupada. Fuente: Situación y Evolución Social (Síntesis Nº4); INDEC. Algunas definiciones afines: Población desocupada, Población ocupada, Población subocupada demandante, Población subocupada no demandante, Población sobreocupada y Población demandante de empleo. POBLACION URBANA: Población en localidades de 2.000 ó más habitantes. Fuente: Situación y Evolución Social (Síntesis Nº4); INDEC.Algunas definiciones afines: Esperanza de vida al nacimiento, Indice de dependencia potencial, Indice de masculinidad total, Población rural, Tasa de crecimiento medio anual y Tasa global de fecundidad POBLACION RURAL: Población en localidades de menos de 2.000 habitantes. Fuente: Situación y Evolución Social (Síntesis Nº4); INDEC.Algunas definiciones afines: Esperanza de vida al nacimiento, Indice de dependencia potencial, Indice de masculinidad total, Población urbana, Tasa de crecimiento medio anual, Tasa global de fecundidad. PRECARIZACIÓN LABORAL: Se lo puede definir por el carácter efímero e irregular de ciertas formas de empleo, por su implicación en el debilitamiento de los lazos de inserción de los/as trabajadores/as en el sistema productivo y su consecuente vulnerabilidad social. PROSUMIDORES: El concepto de prosumidor está vinculado directamente a los clubes de trueque. La definición tuvo su origen en la propuesta de Alvin Tofller, autor de la obra “La tercera ola”. Prosumidor define a las personas que son al mismo tiempo productores y consumidores. TASA DE CRECIMIENTO MEDIO ANUAL: Expresa el ritmo de crecimiento de una población, es decir cuánto aumenta o disminuye en promedio anualmente por cada mil habitantes, durante un determinado período. Es la suma algebraica de la tasa de crecimiento natural y la tasa de crecimiento migratorio correspondientes a un determinado período. Fuente: Situación y Evolución Social (Síntesis Nº4); INDEC. Algunas definiciones afines: Esperanza de vida al nacimiento, Indice de dependencia potencial, Indice de masculinidad total, Población rural, Población urbana y Tasa global de fecundidad. MAPAS