Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
ARTI CULO D E REVI SI ON
Pla ce bo: la « m a n ch a » m á s br illa n t e de la M e dicin a
Pla ce bo: t h e br igh t e st « spot » in m e dicin e
M Sc. Bor is C. Rodr ígu e z M a r t ín,
I
D r a . Sa ir a R. Riva s Suá r e z I I
Facultad de Psicología, Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV),
Santa Clara, Cuba
II
Facultad de Medicina, Universidad Médica «Serafín Ruiz de Zárate Ruiz» (UMVC),
Santa Clara, Cuba
I
RESUM EN
I n t r odu cción : quizás ningún otro término haya sido tan indebidamente utilizado y
causado tanta confusión como «placebo». Sus efectos han potenciado los
tratamientos médicos en la historia sin el debido reconocimiento. Entendido como
eventos atribuibles al significado que adquiere una intervención dentro de un contexto
terapéutico dado, se redimensiona y aleja de las definiciones tautológicas dominantes.
Obj e t ivo: analizar los retos que esta postura teórica plantea, así como sus
potencialidades para la investigación y la práctica clínica.
M é t odos: Se analizan las limitaciones de su uso en Ensayos Clínicos Aleatorizados,
entre las que se destaca la paradoja de la eficacia. Se contrasta la evidencia sobre
su efectividad, generada en distintos contextos. Se describen los placebos disponibles
en la práctica clínica y situaciones de uso; así como las opiniones de médicos y
pacientes. Se introduce su efecto desde la dimensión biopsicosocial, dentro de la
Medicina del Estilo de Vida. Se esbozan razones que impiden a las medicinas
alternativas «ser mejor que un placebo». Por último, se identifica y ejemplifica su
espacio dentro la práctica clínica.
Con clu sione s: el efecto del placebo debe ser comprendido como un efecto del
contexto, estructurado sobre la base del significado individual asignado a la
intervención dentro de una cultura e historia específicas, que resulta significativo
sobre numerosas enfermedades, mediante la activación y modificación variables
psicológicas y fisiológicas. Concebido como Ambiente Curativo Óptimo, adquiere el
«principio activo» necesario para actuar por sí mismo (cuando la alternativa es no
hacer nada), o potenciando el efecto de los tratamientos convencionales.
366
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
Pa la br a s cla ve : placebo, efecto placebo, paradoja de la eficacia, ambiente
curativo óptimo (ACO), terapias alternativas y complementarias.
ABSTRACT
I n t r odu ct ion : no term has probably been as misused and has caused so much
confusion as the term `placebo'. Its effects have strengthened medical treatments
throughout history without receiving due recognition. Understood as events
attributable to the significance acquired by an intervention in a given therapeutic
context, it takes on a new dimension, detaching from the prevailing tautological
definitions.
Obj e ct ive : analyze the challenges posed by this theoretical stand, as well as its
potential for research and clinical practice.
M e t h od: an analysis is conducted of the limitations of its use in randomized clinical
trials, among them the efficacyparadox. A contrast is made of evidence of its
effectiveness generated in various contexts. A description is provided of placebos
available in clinical practice and situations of use, as well as doctors' and patients'
opinions. Its effect is presented from a biopsychosocial perspective, within the
framework of Lifestyle Medicine. An outline is provided of the factors preventing
alternative medicines from being «better than a placebo». Finally, its place in clinical
practice is identified and exemplified.
Con clu sions: the placebo effect should be understood as an effect from the context,
structured on the basis of the individual significance assigned to the intervention by a
specific culture and historical development, which is significant for a large number of
diseases, through the activation and modification of psychological and physiological
variables. Conceived of as an Optimal Healing Environment, it acquires the «active
principle» required to act by itself (when the alternative is doing nothing), or
strengthen the effect of conventional treatments.
Ke y w or ds: placebo, placebo effect, efficacyparadox, optimal healing
environment (OHE), alternative and complementary therapies.
I N TROD UCCI ÓN
La palabra placebo (PLA) despierta desconfianza y rechazo en gran parte de la
comunidad científica. Durante siglos ha sido un equivalente de «engaño» y la
profesión médica ha debido buscar vías para proteger a crédulos usuarios de
charlatanes y «vendedores de aceite de serpiente». 1 Sin embargo, en este empeño
se ha cometido uno de los más grandes errores en la ciencia médica: desestimar su
efecto y mecanismos de actuación. Resulta probable que ningún otro término haya
sido tan indebidamente utilizado y causado tanta confusión dentro de la Medicina. 2
El PLA ha sido interpretado como un «tratamiento para complacer» asociado a toda
clase de actos reprobados por la comunidad médica; en lugar de ser concebido como
un tratamiento de apoyo, 3 dirigido a tranquilizar, calmar o brindar paz al paciente.
Es cierto que el uso de PLA en la práctica clínica cotidiana implica serios problemas
éticos; pero se ha argumentado que pueden solventarse con: 4 una indicación sin
367
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
engaños; el reajuste de los protocolos de aplicación y la creación de un ambiente
curativo óptimo.
Cuando se habla de la efectividad de un tratamiento, resulta pertinente formular
varias preguntas: 2 ¿Es efectivo? ¿Es más efectivo que un PLA? ¿Es mejor que no
recibir ningún tratamiento? ¿Es igual de efectivo que otro tratamiento probado?
¿Cuáles son sus costos y efectos adversos? Como se podrá apreciar a lo largo de esta
exposición, una evidencia solo es «buena» en el contexto de la pregunta que
responda.5 En el caso de la evaluación del efecto de una droga o cualquier
procedimiento que contenga ingredientes «activos», debe rebasar poder curativo
generado un grupo de factores no-específicos para declararse efectivo; 6 pero ¿ello
implica desestimar el efecto de dichos factores? ¿Sabemos cómo activarlos?
¿Conocemos cuál es su máximo potencial y sobre cuáles enfermedades?
La última década ha sido testigo de un notable incremento en los estudios sobre el
PLA y sus efectos.7 No obstante, la traslación de dichos resultados a la práctica clínica
continúa siendo escasa.8 Los autores de esta revisión apoyamos todas las
investigaciones dirigidas a probar que una droga tenga mayor efecto que los
activados por dichos factores no-específicos;6, 7, 9, 10 pero reivindicamos el derecho de
estudiar cómo operan éstos4, 11, 12 y las diversas formas éticas en que pueden ser
utilizados en la práctica clínica.8
La definición más convencional del PLA lo concibe como una terapia o componente,
utilizado por sus efectos no específicos o específicos, sin acción probada para la
enfermedad que se desea tratar.13 Son varios los modelos explicativos desde donde
se ha intentado buscar respuestas a sus mecanismos: condicionamiento;14 sugestión
verbal;15 emociones;16 motivación;17 espiritualidad18 y rituales curativos.19 Se sugiere
que un considerable número de médicos utiliza PLA en su práctica clínica.8 Número
que podría ser mayor si las encuestas en lugar de PLA, utilizaran el término
«intervenciones no específicas».20 El problema quizás radica en el estigma que la
palabra trae consigo, pues parece tener más connotaciones políticas que científicas.2
Una pregunta que deberían formularse los médicos e investigadores es por qué cada
vez más personas acuden a consultarse con «charlatanes» o se implican en la práctica
de terapias que «no son mejores que un PLA»: Ej. En el Reino Unido la cifra alcanza el
30% de la población, mientras que en los EEUU el 40 %1 ¿Estaremos pasando por alto
algún elemento importante? Como bien ha sido sugerido, 11 minutos quizás sean
suficientes para realizar un diagnóstico orgánico y escribir una receta, pero ¿son
suficientes para curar? 21 Se ha observado que 45 minutos de interacción empática
durante la entrevista clínica, incrementa significativamente el efecto del tratamiento
prescrito con relación al esquema habitual de comunicación médico-paciente,
incluidas sus variantes más lacónicas:15 Ej. «(…) ya sé lo que Ud. Tiene (…) y el
tratamiento es…».
Estas cuestiones pueden comprenderse si el PLA es abordado como una interpretación
o una actuación, 3 donde el médico es el actor y el paciente el auditorio. El actor sigue
un guión relacional para transmitir su mensaje (el PLA en sí mismo) y con ello
conquista al auditorio (el efecto). Todo ello ocurre a nivel simbólico sobre un
escenario real: el cuerpo del paciente. El actor se ayuda para ello de expresiones
interpretativas, entendidas como aquellas que no cambian el mundo, pero construyen
una realidad social (Ej. «los declaro marido y mujer» o «el veredicto ha sido…»).
En la Medicina, estas pueden abarcar frases como «la solución de su problema es
sencilla» o «no disponemos de una cura para su enfermedad». Sin embargo, al
reconocer que los profesionales de la salud necesitan entrenamiento en habilidades de
comunicación, 8 dichas expresiones podrían tener mayor carga nocebo, sin que medie
PLA alguno: 22 Ej. «Este tratamiento no lo va curar pero no puede violarlo» vs.
368
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
«Este tratamiento contribuirá sustancialmente a que la enfermedad no atente contra
su calidad de vida».
Estos elementos nos lleva a cuestionar cualquier concepción, generalmente
tautológica, 5 donde el efecto placebo (EP) es producido por el propio PLA. Implica
aceptar que una intervención por sí sola pueda producir un efecto para el cual no
tiene una acción específica. Lo que llamamos EP es una clase heterogénea de eventos
psicobiológicos atribuibles a un contexto terapéutico general, o sea, es un efecto de
contexto.13 De hecho, un PLA no podría producir ningún efecto fuera de contexto y, a
la vez, mostrar distintos efectos en contextos diferentes. Entonces, si el significado
individual de una intervención médica también depende de la cultura y el trasfondo
histórico, el EP representa (tanto epistemológica como teóricamente), una
insuficiencia obvia del modelo mecanicista para comprender el fenómeno terapéutico.5
Una vez definido el EP como un efecto de contexto, la presente revisión se plantea
como objetivo, analizar los retos y perspectivas que trae aparejada esta postura
teórica, para lo cual: analiza una serie de limitaciones que el uso de PLA implica para
los Ensayos Clínicos Aleatorizados (RCTs), entre las que se destaca la paradoja de la
eficacia; contrasta la evidencia sobre la efectividad del PLA, generada a partir de
RCTs, experimentos de laboratorio y práctica clínica; describe los diferentes PLA
disponibles en la práctica clínica, situaciones de uso y opinión de médicos y pacientes;
introduce el EP, desde la dimensión biopsicosocial, dentro de la Medicina del Estilo de
Vida; esboza razones que impiden a las medicinas alternativas y complementarias
(CAM) «ser mejor que un PLA»; identifica y ejemplifica el lugar de ambos en la
práctica clínica.
El pla ce bo: u n « a ce r t ij o» pa r a los RCTs
Ahora bien, el uso de PLA en los RCTs supone un grupo de limitaciones importantes
para estos últimos. Las variables que intervienen en el EP ilustran un pequeño
desacierto en la rica y productiva historia de la farmacología: 5 degradar al paciente,
de agente activo a «recipiente» donde se prueba el efecto de una droga, relegando su
individualidad a un contexto (más irreal que ideal), donde pensamientos,
sentimientos, creencias, miedos, expectativas, odios o sueños, resultan irrelevantes
para la evaluación del resultado.
Solamente el control de las expectativas asociadas a la ubicación de los participantes
supone importantes retos; pues existen tres formas generales en las que éstas
pueden limitar la validez interna un estudio: 9
Desenmascaramiento: los participantes tienden a desarrollar una percepción
acerca del grupo al que han sido asignados y ello puede tener importantes
consecuencias sobre los resultados, 6 sobre todo porque tienden a beneficiar el
efecto de la droga. Son pocos los autores hacen este control (12 %) y menos
aun aquellos que lo reflejan en sus artículos (2 %), pues la mayoría no cree
necesario hacerlo.9
Efectos de «falso techo» (ceiling effects): comprenden las mejorías atribuibles
a las expectativas en ambos grupos que impiden observar los resultados de la
droga que se somete a prueba, como se ha observado para los
antidepresivos23 (cuadro 1). El problema se genera al suponer que los efectos
de la droga y el PLA son aditivos cuando existe poca evidencia, tanto empírica
como teórica, que permita dar respuesta a la siguiente pregunta: 7 ¿Son
iguales las respuestas PLA en ambos grupos del RCT?
Incertidumbre por aleatorización a ciegas: se asocia a la pérdida de efectividad
del tratamiento para ambos grupos cuando está mediada por la reducción de la
369
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
posibilidad de recibirlo.7 Se han registrado un tamaños de EP superiores en
RCTs donde los pacientes desconocían que podían recibir un PLA.8
Los RCTs involucran más variables que pueden llevar a confundir los EP con los del
propio ensayo.17 Un elemento importante resultaría de la evaluación del propio
contexto del RCT, que es enteramente diferente a la práctica clínica, comenzando por
las motivaciones de los médicos involucrados y los cambios operados en el paciente
tras firmar el consentimiento informado.13 Se ha observado que los participantes en
un RCT pueden desarrollar interpretaciones dinámicas y de amplio espectro sobre el
PLA:24 «son necesarios para la investigación»; «son efectos falsos»; «tienen
mecanismos reales mediados por factores psicológicos»; etc.
No tomar en cuenta las diferencias culturales también puede llevar a generalizaciones
erróneas de resultados. Un claro ejemplo de ello lo ofreció el meta-análisis realizado
por Dan Moreman, donde incluyó 117 ensayos clínicos llevados a cabo en un grupo
numeroso de países.2 En el caso de los tratamientos para la úlcera, este autor
encontró que el índice de respuesta variaba de 0-100 %: Ej. Elevado para los
alemanes y bajo para los holandeses y daneses. Las diferencias culturales y sociales
también pueden repercutir sobre las drogas activas.25 De igual forma podrían
compararse los grupos PLA de varios RCTs, que prueben intervenciones con
significados diferentes para tratar la misma enfermedad, pues obtener diferencias
significativas entre sus efectos podría conducir a la paradoja de la eficacia 5
(cuadro 2).
Habría que controlar, además, la variabilidad de las respuestas entre los diferentes
centros en los que el ensayo se lleva a cabo y los diferentes problemas de salud
tratados, así como su comparación con equivalentes de respuestas a largo plazo en
contextos clínicos reales.17 El principal problema del RCTs pudiera estar generado por
considerar la droga como el principal causante del cambio y los factores no-específicos
(contextuales) como factores asociados cuando, quizás, debería ser a la inversa para
numerosas ramas de la medicina:5 Ej. enfermedades funcionales, crónicas y desórdenes
psicológicos.
¿Son e fe ct ivos los pla ce bos?
El meta-análisis de Hróbjartsson y Gøtzsche (2001 y 2004), solo reconoce EP
significativos para las condiciones subjetivas (Ej. dolor y depresión).
En la actualización de 2010, aunque la evidencia había aumentado abarcando nuevas
medidas «duras», las conclusiones siguieron siendo las mismas.26 Los resultados de
esta revisión y sus sucesivas actualizaciones, no hace más que confirmar que se
avanza lentamente en la compresión de cómo poner el EP bajo nuestro control para
maximizar sus efectos en la práctica clínica y minimizarlos en los RCTs.12
Se ha señalado que los RCTs no resultan la manera más fiable de estimar el EP en la
práctica clínica.13 Debe tomarse en cuenta que, en el intento de aislar el «verdadero»
componente de la terapia, se segmenta todo un sistema en partes supuestamente
divisibles.5 Quizás por ello se enfatice en la necesidad de estudios traslacionales.8
Si se comparan los resultados de los RCTs con sus equivalentes de laboratorio, el EP
se incrementa en estos últimos: 8 Ej. Se quintuplica para el dolor. En este dominio se
han podido establecer las áreas corticales, así como el rol de la médula espinal y los
neurotransmisores, que son activados por los distintos tipos de expectativas.27
También se ha sugerido que las funciones ejecutivas están más dirigidas hacia la
construcción de significados, para la comprensión del contexto donde el PLA es
administrado, que hacia la generación del propio EP.28 Otro grupo de investigaciones
está aportando evidencia de que la sugestión verbal puede afectar las funciones
reguladas por el SNA sobre la actividad gastrointestinal, cardiovascular y
370
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
respiratoria,29 la de los sistemas inmune14 y endocrino; así como actuar sobre la
fatiga en la actividad deportiva.12
Ciertamente la práctica clínica cotidiana tiene sus propias reglas, pues se está
acumulando evidencia que apunta hacia un incremento significativo del EP,
comparado con grupos equivalentes de RCTs.9 Y ello también vale para los fármacos,
al ser potenciados por los factores contextuales asociados a su prescripción.10
Con relación al costo-efectividad, existen indicios de que, cuando se necesita un
tratamiento adicional para una condición dada, apoyar el tratamiento convencional
con un PLA podría ser la solución más óptima.30
Pla ce bos disponible s e n la pr á ct ica clín ica : m ot ivos y sit u a cion e s de u so
Cuando se ha entrevistado a médicos la lista PLA se torna extensa:20 sustancias
inertes; vitaminas; suplementos dietéticos; diversas modalidades dentro de las CAM;
micro-dosis de sustancias activas; sustancias activas, prácticas o procedimientos que
no muestran un efecto específico para la condición tratada; dispositivos médicos
apagados; uso de ventosas y, por último, una simple y motivante conversación con el
paciente. Por lo visto, resulta verdaderamente difícil decidir lo que puede ser
considerado como PLA.13
En un meta-análisis que incluyó 22 estudios en 12 países, donde se evaluaron las
opiniones de más de 2500 médicos sobre la frecuencia y circunstancias del uso del
PLA en la práctica clínica, fue estimado que:31
Del 17-80 % de los médicos declaran usar PLA puros (sustancias sin efectos
farmacológicos o «inertes»), en su práctica cotidiana (para calmar al paciente
o sus ansias de recibir medicación adicional) aunque la frecuencia con la que lo
indican es escasa. Del 54-58 % declaran la utilización de PLA impuros
(sustancias con efectos farmacológicos pero no para la condición tratada),
aunque la frecuencia con la que se indican es mucho mayor.
Los puros tienen mayor uso en la atención secundaria (tratar insomnio,
ansiedad y riesgo de abuso de sustancias) y los impuros en la primaria, sobre
todo cuando el paciente desea un tratamiento adicional. Otras razones
generales esgrimidas fueron: evitación de conflictos con los pacientes o para
evitar decirle que sus opciones están agotadas y que ya no se puede hacer
nada más por ellos.
Los médicos suelen creer que sus colegas podrían aplicarlos con más
frecuencia y que, de forma general, los PLA suelen ser efectivos (reportado por
más de la mitad de los encuestados). Desde el punto de vista ético, solamente
una pequeña porción declaró que debían ser prohibidos, pero la mayor parte
concuerda en reconocer que su uso es problemático por el engaño que implica.
Sería interesante conocer qué piensan los pacientes sobre el uso de PLA en la práctica
clínica. Aunque se reconoce que muy poco ha sido estudiado sobre el asunto, los
resultados de una pequeña encuesta en Suecia mostraron que el 78 % piensa que el
médico debería seguir sus deseos, aun cuando ello implique la indicación de un PLA y
el 66 % que es aceptable utilizarlos en pacientes terminales «porque ayuda a
mantener la esperanza».8
Al parecer la práctica clínica está llena de PLA. En este sentido, si el médico entiende
que este tratamiento va a contribuir a establecer nuevos significados para la
reevaluación y modificación del contexto; entonces no todas sus aplicaciones
involucran un engaño o estafa.21 Resultaría necesario que el médico se pregunte: 2
¿De qué forma puedo incluir las influencias del significado, contexto y aprendizaje
dentro de un procedimiento ético y basado en la evidencia para tratar al paciente?
371
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
Biopsicosocia l ( BPS) : ¿u n m a nt r a a ca dé m ico?
Un mantra podría definirse como una palabra o sonido (Ej. Ohm) que suele utilizarse
como una plegaria. Aunque el término BPS ha sido aceptado por la medicina, se
necesita profundizar acerca de cómo lo psicológico y lo biológico encuentran su
integración en un contexto cultural determinado y, más importante aun, por qué los
mecanismos psicológicos interactúan con el sistema inmune o el endocrino.1
Mientras no se consolide una teoría que permita dar respuestas a estas preguntas, el
término BPS correrá el riesgo de ser un mantra, repetido en los espacios académicos
de todo el planeta.
Una vía para iniciar este camino podría ser el estudio del PLA, a través de sus
dominios de integración cultural:3 individual, es al que nos referimos cuando hablamos
en primera persona o describimos procesos biológicos; social, es la relación metafórica
con los otros (EP solo puede desatarse en un contexto relacional: Ej. el beso de la
madre sobre la herida de su hijo) y político, se instituye como el espacio de
regulación, supervisión y control, que provee códigos y guiones sociales para la
«domesticación» del individuo dentro de una cultura (EP se activa en una relación de
poder o autoridad). Debe analizarse el EP como capacidad innata para aprender
(con valor obvio de supervivencia), que evolucionó (a través interacción entre:
relaciones de ayuda entre los miembros del clan y prolongados cuidados requeridos
por la descendencia) modulando la relación genes-cultura, que hizo necesario la
mediación de un «sanador» para desatar el propio poder curativo.11
Esta propuesta es consistente con la definición contextual del PLA, 13 donde además
de la generación de un ambiente curativo óptimo2 se necesita del acatamiento de un
ritual19 para la activación de su efecto. Dado que el PLA no tiene un «agente activo»,
opera como una constitución discursiva sobre los tres cuerpos a la vez y el EP
dependerá de cuan interiorizada esté dicha cultura.3 Por último, resulta necesario
aclarar lo obvio: para que una intervención genere un significado individual asociado,
el paciente tiene que estar consciente o psicológicamente activo.5
La teoría propuesta por Mychael Hyland1 podría sentar las bases para que BPS deje de
ser un mantra en la práctica clínica cotidiana. Este autor sitúa la mente en una red
informacional psiconeuroendocrinoinmunológica (InforNet) que ha evolucionado a
través de la historia, en contextos culturales diversos y complejos, pero estructurada
sobre códigos simples: el genoma como «supervisor» y el aprendizaje como
mecanismo de adaptación. En la misma lo interno y lo externo se integran a través de
la experiencia del individuo, y ella repercute sobre los principales sistemas de
regulación en el organismo.
Con esta teoría, el contexto donde la enfermedad aparece y la repercusión psicológica
que genera, son elementos que deben evaluarse integrándolos al diagnóstico de
síntomas y signos. La misma puede no aplicarse a contextos de intervención en crisis
o para salvar vidas en los servicios de urgencia y terapia intensiva; pero puede ser
acertada para enfocar el tratamiento de las enfermedades funcionales, crónicas o
alteraciones psicopatológicas.
En los contextos señalados en el párrafo anterior, queda implícita la necesidad de un
análisis del estilo de vida del paciente para entender las causas de la enfermedad
desde un punto de vista dinámico, que se extiende a su manejo terapéutico con:
intervenciones preventivas de salud pública y actuaciones clínicas personalizadas para
cada paciente. Este encuadre se conoce como Medicina del Estilo de Vida:32 definida
como estrategia complementaria a la medicina convencional para tratar los retos
clínicos que suponen los modernos cambios en el estilo de vida de las personas;
resulta efectiva sobre un gran número de enfermedades, con una relación óptima de
372
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
costo-efectividad (excelentes índices de reducción de morbilidad y mortalidad,
combinados con notables incrementos en la calidad de vida) y las estrategias de
intervención suelen ser combinaciones de terapia farmacológica e intervenciones
sobre el estilo de vida.
En su teoría, Hyland considera las CAM como intervenciones del estilo de vida1. Por
tanto, desde el punto de vista teórico desaparece el antagonismo con la concepción
biomédica imperante, dando paso al «sinergismo». Esta «interacción sinérgica» ya ha
sido propuesta con la Medicina Tradicional China33. Es dentro de la Medicina del Estilo
de Vida donde el concepto BPS encuentra su real despliegue, tanto teórico como
práctico.
Pla ce bos y CAM
Aunque los PLA son utilizados por los médicos, ello debería evitarse13 si son prescritos
como un tratamiento «inerte». Solamente sería legítimo su uso, si el fin es generar un
significado dentro de un contexto terapéutico o sea, un Ambiente Curativo Óptimo, 2
que opera como «principio activo». Este ambiente es sinérgico con las intervenciones
farmacológicas, pues potencia intencionadamente sus efectos. En este punto sería
bueno recordar que la práctica clínica es el contexto real, por lo que el fármaco se
torna el «añadido».5 Para avanzar aun más, los rituales biomédicos deberían
potenciar transformaciones profundas en el paciente.19 Por supuesto, este es un
trabajo multidisciplinario que debería incluir el análisis de aquellas terapias
concordantes con las motivaciones del paciente.17
Dentro de las terapias concordantes con las motivaciones de los pacientes,
encuentran su lugar las CAM, que podrían ser utilizadas cuando: 1 provean un mayor y
mejor contacto interpersonal con el paciente; los tratamientos convencionales no
muestren efectividad; y exista convergencia entre las creencias del paciente y los
postulados de las CAM. Con ello se aprovecha su significado para potenciar cambios
en el estilo de vida del paciente y su bienestar; aun los de aquellas que curan con
«energías sutiles» donde la intención curativa es el «principio activo» a probar34
(cuadro 3). Por ello las CAM no necesitan ser «mejor que un PLA»,2 solo probar que
tienen un efecto similar a un tratamiento convencional (cuadro 2), o ser mejores que
no hacer nada. Dos estudios recientes, uno sobre acupuntura y el otro sobre
homeopatía quizás aporten nuevos puntos de vista.35, 36
El primero es un meta-análisis sobre los efectos de la acupuntura.35 Se revisaron
37 estudios con 5 754 pacientes. Se determinó de que la falsa acupuntura (PLA) tiene
efectos no-específicos moderadamente grandes, que hacen difícil determinar los
específicos. El segundo fue estudio del efecto de la Homeopatía sobre la sinusitis
crónica con 137 pacientes.36 Los resultados mostraron que, tras 8 años de
seguimiento, se mantuvieron los cambios significativos obtenidos durante los dos
primeros. Se señaló que la magnitud del efecto se debió a la regulación del estilo de
vida por parte de los pacientes. ¿Ello invalida el resultado? Alternativas metodológicas
como los estudios de comparación7 o el modelo circular5 deben abrirse espacio para
evaluar el efecto de las CAM.
Re m e dios Flor a le s de Ba ch ( BFRs) : un a in t e r ve n ción de l e st ilo de vida
En la presente revisión se asumirá la concepción académica sobre los BFRs: placebos
éticos que han permitido llevar a cabo estudios a largo plazo en contextos clínicos
reales.37-39 Si bien el criterio general es que «no son mejores que un PLA»,40-42 han
sido declarados como «efectivos placebos».43 Estudios futuros quizás permitan aportar
evidencia de que la paradoja de la eficacia5 también se observa en los BFRs.
373
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
El sistema de diagnóstico y tratamiento propuesto por el doctor Edward Bach44 posee
potencialidades para ser utilizado como una intervención de estilo de vida, pero su
empleo debe realizarse desde un encuadre clínico, no aceptando usos esotéricos y
apegados al «mito del fundador»45. Por ello, se asume como un ritual terapéutico19
cargado de significado espiritual, concordante con las motivaciones de individuos
espirituales46. Un individuo espiritual es aquel que tiene creencias firmes en una
realidad (más allá su comprensión) que aporta sentido a la existencia18.
Como variable, la espiritualidad puede ser medida con instrumentos confiables y
válidos47. Recientes estudios en esta área muestran que la práctica sistemática de
entrenamientos introspectivos (meditación, contemplación, rezar o Yoga) tienen
efectos beneficiosos para la salud de sus practicantes.18
La terapia de Edward Bach puede ser considerada como un ritual de crecimiento
personal. Un análisis de su obra lo revela a través de dos textos fundamentales: 44
Cúrese usted mismo y Ustedes son culpables de sus propios sufrimientos. El individuo
tiene el poder de sanar pero, debe aprender el significado que su enfermedad
(el signo) le transmite y realizar una transformación en su estilo de vida que
erradique esta causa. Al igual que los Indios Navajos disponen de 30 ceremonias, la
Acupuntura de sus «puntos y agujas» y la Biomedicina de sus fármacos y
procedimientos,19 este sistema contiene 38 BFRs 48 que contribuyen a la curación
aportando, cada uno, cualidades positivas específicas.
Otro elemento a favor de la utilización de los BFRs en contextos clínicos, aun en
calidad de PLA, está dada por la inclusión del manejo de las emociones como
elemento medular del sistema.49 La relación entre emociones negativas y la salud
está bien documentada50 y existe evidencia que la prescripción de un PLA reduce las
emociones negativas y el estrés.16
Los aspectos desarrollados en la presente revisión conducen a la reconceptualización
del EP como efecto de contexto, sobre la base del significado individual que se asigne
a la intervención dentro de una cultura e historia específica. Ello genera un grupo de
implicaciones importantes dentro de las que destacan:
El control de las variables que activan el EP, suponen importantes retos que
atentan contra la validez interna de cualquier RCT y la generalización de sus
resultados. Dentro de ellas se encuentran: expectativas (creencias e
incertidumbre); motivaciones e interpretaciones sobre los RCTs; diferencias
entre culturas, países, centros o significado de la intervención.
Se sostiene la efectividad del PLA para las condiciones subjetivas, pero existe
desacuerdo con respecto a su efecto sobre el resto de las enfermedades.
Su tamaño de efecto varía ostensiblemente entre RCTs, práctica clínica y
estudios de laboratorio. Estos últimos aportan evidencia de la intervención de
la corteza, la médula espinal, el SNA y los sistemas inmune y endocrino, ya
sea en la generación o en los resultados del EP.
Las sustancias y procedimientos utilizados como PLA dentro de la práctica
clínica, así como la cantidad de médicos que lo utilizan, tienen un amplio
rango. Los PLAs impuros predominan en la atención primaria, mientras que los
puros lo hacen en la secundaria.
Las razones más frecuentes esgrimidas para su utilización consisten en: calmar
al paciente; calmar sus ansias de recibir atención o medicamentos y cuando no
existen más opciones. Los médicos reconocen que su prescripción implica
riesgos éticos por el engaño que supone. Son insuficientes los estudios que
permitirían establecer una tendencia en las opiniones de los pacientes.
El EP se torna «activo» dentro de una concepción verdaderamente BPS del
individuo, donde su efecto sobre la salud estaría mediatizado por la posibilidad
de generar nuevos significados que conduzcan a la reinterpretación y
modificación del contexto referente al estilo de vida.
374
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
Se reconoce que las CAM se encuentran lastradas por sus propios significados,
cuestión que podría incrementar el tamaño del EP asociado a ellas.
Se ha observado en algunas modalidades la confirmación de la paradoja de la
eficacia.
Entendido como Ambiente Curativo Óptimo, el PLA tiene la posibilidad insertar
las CAM como intervenciones éticas del estilo de vida; donde los BFRs
(en su concepción de sistema de diagnóstico-terapéutico), constituye un
ejemplo de «interacción sinérgica» con los preceptos de la medicina occidental.
REFEREN CI AS BI BLI OGRÁFI CAS
1. Hyland ME. The Origins of Health and Disease. Cambridge: Cambridge University
Press; 2011.
2. Jonas WB. Reframing placebo in research and practice. Phil Trans R Soc B.
2011;366:1896-904.
3. Myers WB. The placebo as performance: speaking across domains o of healing.
Qualitative Health Research. 2010;20(9):1295-303.
4. Meissner K, Kohls N, Colloca L. Introduction to placebo effects in medicine:
mechanisms and clinical implications. Phil Trans R Soc B. 2011;366:1783-9.
5. Walach H. Placebo controls: historical, methodological and general aspects. Phil
Trans R Soc B. 2011;366:1870-8.
6. Jamshidam F, Hubbard AE, Jewel NP. Accounting for perception, placebo and
unmasking effects in estimating treatment effects in randomized clinical trials.
Statistical Methods in Medical Research [serial on the Internet]. en prensa: Available
from: http://smm.sagepub.com/content/early/2011/09/08/0962280211413499 .
7. Enck P, Klosterhalfen S, Weimer K, Horing B, Zipfel S. The placebo response in
clinical trials: more questions than answers. Phil Trans R Soc B. 2011;366:1889-95.
8. Colloca L, Miller FG. Harnessing the placebo effect: the need for translational
research. Phil Trans R Soc B. 2011;366:1922-30.
9. Colagiuri B. Participant expectancies in double-blind randomized placebo-controlled
trials: potential limitations to trial validity. Clinical Trials. 2010;7:246-55.
10. Hegerl U, Mergl R. The clinical significance of antidepressant treatment effects
cannot be derived from placebo-verum response differences. Journal of
Psychopharmacology. 2010;24(4):44-58.
11. Colloca L, Miller FG. How placebo responses are formed: a learning perspective.
Phil Trans R Soc B. 2011;366:1859-69.
12. Pollo A, Carlino E, Benedetti F. Placebo mechanisms across different conditions:
from the clinical setting to physical performance. Phil Trans R Soc B. 2011;366:1790-8.
13. Linde K, Fässler M, Meissner K. Placebo interventions, placebo effects and clinical
practice. Phil Trans R Soc B. 2011;366:1905-12.
375
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
14. Vits S, Cesko E, Enck P, Hillen U, Schadendorf D, Schedlowski M. Behavioural
conditioning as the mediator of placebo responses in the immune system. Phil Trans R
Soc B. 2011;366:1799-807.
15. Vase L, Næsted Nørskov K, Laue Petersen G, Price DD. Patients' direct
experiences as central elements of placebo analgesia. Phil Trans R Soc B.
2011;366:1913-21.
16. Flaten MA, Aslaksen PM, Lyby PS, Bjørkedal E. The relation of emotions to placebo
responses. Phil Trans R Soc B. 2011;366:1818-27.
17. Hyland ME. Motivation and placebos: do different mechanisms occur in different
contexts? Phil Trans R Soc B. 2011;366:1828-37.
18. Kohls N, Sauer S, Offenbächer M, Giordano J. Spirituality: an overlooked predictor
of placebo effects? Phil Trans R Soc B. 2011;366:1838-48.
19. Kaptchuk TJ. Placebo studies and ritual theory: a comparative analysis of Navajo,
acupuncture and biomedical healing. Phil Trans R Soc B. 2011;366:1849-58.
20. Babel P. The effect of question wording in questionnaire surveys on placebo use in
clinical practice. Evaluation & the Health Professions [serial on the Internet]. en
prensa: Available from: http://eph.sagepub.com/content/early/2011/09/03
/0163278711420285.
21. Justman S. From medicine to psychotherapy: the placebo effect. History of the
Human Sciences. 2011;24(1):95-107.
22. Colloca L, Finnish D. Nocebo effect, patient-clinician communication and
therapeutic outcomes. JAMA. 2012;307(6):567-8.
23. Mora MS, Nestoriuc Y, Rief W. Lessons learned from placebo groups in
antidepressant trials. Phil Trans R Soc B. 2011;366:1879-88.
24. Bishop FL, Jacobson EE, Shaw JR, Kaptchuk TJ. Scientific tools, fake treatments,
or triggers for psychological healing: How clinical trial participants conceptualise
placebos. Social Science & Medicine. 2012;74:767-74.
25. van der Geest S, Hardon A. Social and cultural efficacies of medicines:
Complications for antiretroviral therapy. Journal of Ethnobiology and Ethnomedicine.
2006;2:48.
26. Hróbjartsson A, Gøtzsche PC. Placebo interventions for all clinical conditions.
Cochrane Database Syst Rev. 2010 Jan 20;(1):CD003974. doi:
10.1002/14651858.CD003974.pub3.
27. Atlas LY, Wager TD. How expectations shape pain. Neurosci Lett. 2012 Jun
29;520(2):140-8. doi: 10.1016/j.neulet.2012.03.039.
28. Buhle JT, Stevens BL, Friedman JJ, Wager TD. Distraction and Placebo : Two
Separate Routes to Pain Control. Psychological Science. 2012;23:246-53.
29. Meissner K. The placebo effect and the autonomic nervous system: evidence for
an intimate relationship. Phil Trans R Soc B. 2011;366:180-17.
376
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
30. Hawkins N, Scott MA. Cost-Effectiveness Analysis: Discount the Placebo at Your
Peril. Medical Decision Making. 2010;30:536-43.
31. Fässler M, Meissner K, Schneider A, Linde K. Frequency and circumstances of
placebo use in clinical practice - a systematic review of empirical studies. BMC
Medicine [serial on the Internet]. 2010; 8:
Available from: http://www.biomedcentral.com/1741-7015/8/15 .
32. Mora Ripoll R. Medicina del Estilo de Vida: La importancia de considerar todas las
causas de la enfermedad. Revista de Psiquiatría y Salud Mental. 2012;5(1):48-52.
33. van der Greef J, van Wietmarschen H, Schroën J, Wang M, Hankemeier T, Xu G.
Systems biology-based diagnostic principles as pillars of the bridge between Chinese
and Western Medicine. Planta Med. 2010;76:2036-47.
34. Rock AJ, Permezel FE, Storm L. Randomized expectancy-enhanced placebocontrolled trial of the impact of Quantum BioEnergetic distant healing and paranormal
belief on mood disturbances: a pilot study. The Journal of Science and Healing.
2012;8(2):107-17.
35. Linde K, Nieman K, Schneider A, Meissner K. How large are the nonspecific effects
of acupuncture? A meta-analysis of randomized controlled trials. BMC Medicine [serial
on the Internet]. 2010; 8: Available from: http://www.biomedcentral.com/17417015/8/75 .
36. Witt CM, Lüdtke R, Willich SN. Homeopathic treatment of patients with chronic
sinusitis: A prospective observational study with 8 years follow-up. BMC Ear, Nose
and Throat Disorders [serial on the Internet]. 2009; 9: Available from:
http://www.biomedcentral.com/1472-6815/9/7 .
37. Hyland ME, Geraghty AWA, Joy OET, Turner SI. Spirituality predicts outcome
independently of expectancy following flower essence self-treatment. Journal of
Psychosomatic Research. 2006;60:53-8.
38. Hyland ME, Whalley B. Motivational concordance: An important mechanism in
self-help therapeutic rituals involving inert (placebo) substances. Journal of
Psychosomatic Research. 2008;65:405-13.
39. Hyland ME, Whalley B, Geraghty AWA. Dispositional predictors of placebo
responding: A motivational interpretation of flower essence and gratitude therapy.
Journal of Psychosomatic Research. 2007;62:331-40.
40. Ernst E. Bach flower remedies: a systematic review of randomised clinical trials.
Swiss Med Wkly. 2010 Aug 24;140:w13079. doi: 10.4414/smw.2010.13079.
41. Halberstein RA, Shirkin A, Ojeda-Vaz MM. When Less Is Better: A Comparison of
Bach Flower Remedies and Homeopathy. Ann Epidemiol. 2010;20(4):298-307.
42. Thaler K, Kaminski A, Chapman A , LangleyT, Gartlehner G. Bach Flower
Remedies for psychological problems and pain: a systematic review. BMC
Complement Altern Med. 2009;9(16): 45-55.
43. Walach H, Rilling C, Engelke U. Efficacy of Bach-flower remedies in test anxiety: A
double-blind, placebo-controlled, randomized trial with partial crossover. J Anxiety
Disord. 2001;15(4):359-66.
377
http://scielo.sld.cu
Re vist a Cuba na de I nve st iga cion e s Biom é dica s. 2 0 1 3 ; 3 2 ( 3 ) : 3 6 6 - 3 7 8
44. Rodríguez-Martín BC. El Sistema Diagnóstico-Terapéutico de Edward Bach:
apuntes para una sistematización necesaria. Hereford: Twelve Healers Trust; 2009.
45. Monvoisin R. Élixirs floraux de Bach : Critique des concepts pseudo-scientifiques,
pseudo-médicaux et des postures philosophiques induites par la théorie du Dr Bach.
Ann Pharm Fr. 2005;63:416-28.
46. Whalley B, Hyland ME. One size does not fit all: Motivational predictors of
contextual benefits of therapy. Psychology and Psychotherapy: Theory, Research and
Practice. 2009;82:291-303.
47. Wheeler P, Hyland ME. The development of a scale to measure the experience of
spiritual connection and the correlation between this experience and values.
Spirituality and Health International. 2008;9:193-217.
48. Bach E. Twelve Healers & Other Remedies. In: Barnard J, editor. Colleted Writings
of Edward Bach. Hereford: Flower Remedy Programme; 1987. p. 34-49.
49. Rodríguez-Martín BC, Rodríguez-Méndez L. Esencias florales, efecto placebo y
psicoterapia. In: GC-Bach, editor. Cuadernos de Investigación II. Hacia una práctica
basada en la evidencia. Santa Clara: Feijóo; 2010. p. 7-29.
50. Piqueras Rodríguez JA, Ramos Linares V, Martínez González AE, Oblitas Guadalupe
LA. Emociones negativas y su impacto en la salud mental y física. Suma Psicológica.
2009;16(2):85-112.
Recibido: 13 de abril de 2012.
Aprobado: 18 de mayo de 2012
MSc. Boris C. Rodríguez Martín. Facultad de Psicología. Universidad Central «Marta
Abreu» de Las Villas (UCLV). Carretera de Camajuaní, km 5½, Santa Clara, Villa
Clara, Cuba, CP: 54830. Teléfono: (42) 281363.
Correo electrónico:
[email protected]
378
http://scielo.sld.cu
Copyright of Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas is the property of Centro
Nacional de Informacion de Ciencias Medicas and its content may not be copied or emailed to
multiple sites or posted to a listserv without the copyright holder's express written permission.
However, users may print, download, or email articles for individual use.