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Este libro de la Editorial Universitaria Samuel Feijóo ha sido
evaluado y aprobado para su publicación por pares académicos
especializados con grados científicos de doctores, mediante un
proceso de arbitraje a ciegas.
© Misael Moya Méndez, 2024
© Sobre la presente edición: Editorial Feijóo, 2024
ISBN: 978-959-312-619-9
Colección: Monografías Científicas | Edición: Miriam Artiles
Castro| Cubierta: Jorge Luis Rodríguez Aguilar | Editorial Feijóo:
Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Carretera a
Camajuaní, km 5 ½, Santa Clara, Cuba
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Agradecimientos
A mis estudiantes de la carrera de Artes Visuales de la Universidad de Cuenca que se titulan en 2024. Ellos propiciaron que la
clase pudiera resultar no solo un foro de aprendizaje continuo
para sí mismos, sino también un espacio de enriquecimiento teórico y de goce intelectual para mí. Ellos van construyendo universos visuales sorprendentes que les auguran futuros artísticos colmados de éxitos. Y ellos autorizaron formalmente la reproducción
informativa de sus proyectos y la identificación de sus nombres
en estas páginas; lo que amerita la consideración de todos como
colaboradores del presente volumen. En igual condición consideramos al estudiante Darío Molina, quien facilitó los bocetos para
una de las prácticas discursivas desarrolladas.
A todos, gracias; y que el relato académico de esta aventura
colectiva les sirva de estímulo para la necesaria continuación de
estudios en el futuro.
M. MOYA
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COLABORADORES:
María Paz Arévalo Tobar
Kerly Michelle Argudo Araujo
Ánghelo Davis Auquilla Betancourt
Carolina Michelle Ávila Gómez
Tábata Carolina Ávila Santillán
Leonardo Sebastián Banegas Cabrera
Carlos Omar Berrezueta Romero
Carlos Daniel Brito Correa
Marlon Hernán Calle Pizarro
María Eduarda Cevallos Ambrosi
Josué Sebastián Chalco Chalco
Luis Alberto Choco León
Isabel Alejandra Contreras Gallardo
Marco Antonio Coronel Ayala
Lyan Anabelle Escalante Solórzano
Paola Alejandra Espinoza Cantos
María Carmen Fernández Matute
Alan Israel García Duta
Brian Steven García Tenezaca
Álanath Giraldo Vaca
Pablo Sebastián Gómez Pinto
Érika Dayanna González Merchán
Patricio Israel Gordillo Gordillo
Fernanda Salomé Guerrero Arce
Milton Rubén Hernández Agreda
Kevin Ismael Largo Merchán
Mary Elena León Chacha
Danny Alexander Llivipuma Pañi
Jefferson Mentor López Castillo
Guillermo Enrique Matute Cabrera
Marcela Elizabeth Matute Méndez
Daniel Andrés Mendieta Ochoa
Rubén Darío Molina Moreno
Jessica Anahí Montero Vázquez
Jonnathan Bolívar Peñarreta Rojas
Bryan Ismael Pulla Palaguachi
Emily Fernanda Román Olivo
Camila Alexandra Rubio Rivera
María Patricia Sivira Mogollón
Steven Daniel Torres Sisalima
Víctor Hugo Torres Uzhca
Roberto Daniel Zúñiga Figueroa
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Índice
Contexto | 7
Fundamentos de la aventura didáctica | 17
Principios didácticos | 17
Fases, estrategias y acciones del acompañamiento | 18
Contenidos revisitados | 23
Prácticas discursivas circunstanciales | 35
La tríada POE (problema-objetivos-estructura) | 35
Apreciación y comentario de una obra visual | 41
Presentación expositivo-narrativa de un proceso creativo | 45
Estrategias exegéticas sugeridas| 54
Experiencias estéticas proyectadas | 60
La experiencia estética | 60
Experiencias estéticas contemplativas | 61
Ejemplos | 62
Experiencias estéticas empáticas | 78
Ejemplos | 79
Experiencias estéticas inmersivas | 86
Ejemplos | 86
Periplo en curso y aprendizajes| 95
Bibliografía | 98
Anexos | 105
Anexo I | 105
Anexo II | 107
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Contexto
No es hasta la década de 2000 que empiezan a sistematizarse
las reflexiones en el contexto universitario internacional acerca de
la naturaleza de la investigación en las artes. Las facultades de
formación de artistas se habían acogido a formas de titulación similares a las que durante décadas habían desarrollado carreras
teóricas como Historia del Arte; sin embargo, de la inconsistencia
de dichas formas (propias del teórico, del crítico, del historiador o
del esteta) con la orientación creadora y el real perfil profesional
del artista (músico, cantante, pintor, escultor, bailarín, actor), derivó un proceso de concienciación que ha producido hasta hoy
avances de utilidad didáctica.
Aunque el debate fue estimulado en Europa, tras la formulación de las preguntas ontológica, epistemológica y metodológica
dirigidas a la comprensión de la investigación artística y la identificación de los campos de acción investigativos sobre/para/en
las artes, realizadas por Borgdorff (2006), lo cierto es que a partir
de allí la comunidad científica de habla hispana fue mucho más
precisa al diferenciar la tradicional investigación (científica) sobre
las artes (histórica, filosófica, estética…) de la investigación
para/en las artes con el establecimiento tácito del concepto de
investigación-creación,1 que identifica a la tipología en que estos
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En el ámbito de habla inglesa se alude al concepto de practice-based research
(Delgado et al., 2015: 18), mucho más general, y no contextualizado en la forma
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dos últimos campos corporeizan (véanse: Daza, 2009; Gómez et
al., 2011; Moreno, 2012; Calle, 2013; Delgado et al., 2015).
Si bien pocas universidades demuestran una actualización en
torno a esta problemática, la Universidad de Cuenca ha participado de su sistematización académica con trabajos personales
que aquí se aprovechan y enriquecen (Moya, 2019a, 2019b, 2021).
De hecho, tras las actualizaciones del diseño curricular de la
carrera de Artes Visuales, la asignatura Metodologías y Contenidos Artísticos (VI semestre) incluye el abordaje de los procesos
creativos desde la perspectiva de la investigación-creación, lo que
tributa a disciplinas posteriores volcadas al proyecto y desarrollo
de los trabajos de titulación de los estudiantes, en los cuales se
espera, colateralmente, una comprensión de las formas en las que
el arte supone un camino para la producción de conocimientos.
La enseñanza al respecto es complicada, por cuanto el ámbito,
generalmente considerado y tratado como teórico, no es comprensible sino en medio de su propia dinámica, desde lo experiencial,
lo que implica el manejo de un amplio y bien surtido acervo cultural, experiencias académicas debidamente sistematizadas y una
capacidad para la interconexión holística de saberes diversos en
red cognoscitiva, teórica y práctica; imprescindible cuando se
trata de asesorar, al unísono, decenas de proyectos diferentes y
todos, sin duda alguna, especiales.
De los muchos problemas que ha suscitado la actualización
en este campo, da cuenta la experiencia que acumulan y comparten los colegas colombianos:
Para el campo del arte, la adaptación a los dispositivos de
medición, control y valoración, especialmente a los
en que, al efecto del ambiente artístico aquí abordado, logró ya la comunidad
hispana.
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establecidos por la academia, ha llegado conforme los programas de formación se han ido profesionalizando asumidos por la universidad. Es decir, la producción de conocimientos en términos de creación (obra/campo de la
visibilidad) ha sido obligada a validarse en términos de
enunciación, soportada en la investigación, sentada la autoridad en la citación de textos. Ambos lenguajes, ambos
códigos y ambos regímenes buscan ciertamente el crecimiento del campo; sin embargo, el acompasamiento de ambos esquemas ha exigido negociaciones que, para muchos
de los artistas vinculados a la academia universitaria, han
resultado traumáticas. (Vélez, 2018: 151)
Acaso estas dificultades —junto a la fuerza humana natural
comúnmente reactiva a todo proceso de actualización y cambio de
paradigma—, lleven todavía a tantas universidades de países hispanos a forzar a los estudiantes a entrenarse en el solo análisis
ideológico, histórico, estilístico o estético de la obra final como
producto ajeno a todo proceso y problematización, cuando la investigación-creación —y más si se apoyara en el método de la crítica genética— permitiría investigar el hecho artístico “como un
proceso de creación y no solo como un producto acabado, teniendo en cuenta los aspectos implicados en el trabajo constructivo” (Almeida, 2014: 58); valga decir que, en el mejor de los casos
(aún por alcanzar), no dejaría fuera los avatares del tránsito entre
una idea inicial y su realización definitiva, lo que constituye el real
proceso de una investigación-creación, ilustrativo de cómo el arte
produce conocimientos particulares.
En este contexto, el acompañamiento a los procesos de titulación en artes visuales, tal como lo hemos venido desarrollando,
debió enfocarse en el desarrollo de habilidades elementales, como
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entrada a un tema que, por su complejidad, se podrá profundizar
en procesos formativos posteriores de posgrado académico, pero
siempre con la mira orientada hacia sus posibilidades más profundas y ricas. También porque la realidad es la de estudiantes
más entregados al ejercicio artístico productivo que al de la abstracción teórico-metodológica, con escasas habilidades en procesos metacognitivos imprescindibles, y poco dominio de una escritura
académica
madura
con
que
expresar
pragmática
y
estilísticamente sus reflexiones y teorizaciones.
Es así que, dentro de las muchas opciones de trabajo posibles
—acordes a las formas de titulación previstas en la propia institución académica—, se trabajó con la tipología de la investigacióncreación en su modalidad de investigación para la creación, que
fundamenta el proceso en términos de una problematización productiva, sin dejar de incluir también elementos nacidos del ejercicio en/mediante la creación misma, pero que sintoniza con formas académicas ya legitimadas para el abordaje de objetos de
estudio de cualquier naturaleza desde una posición suficientemente objetiva. Sí, porque la naturaleza de la actividad artística
es profundamente emocional, subjetiva; pero aun sobre procesos
nacidos en contextos de subjetividad, es posible elaborar análisis
desde disciplinas con objetos de estudio y metodologías establecidas y probadas. O muchas áreas del conocimiento y disciplinas
actuales no estarían siquiera en activo.
Cierto que, con mayor insistencia, en instituciones de distintos países se busca desde hace años facilitar demasiado los procesos de titulación, tomando distancia de formas científicas de
trabajo en beneficio de otras emergentes, para las cuales se construyen fundamentos de uso y de derecho, más asentados a veces
en el idealismo facilista y oportunista que en la razón. Y es que en
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tiempos de posverdad las insuficiencias se disimulan con la defensa mal argumentada de necesidades de “aperturas” y de “cambios”, que, si en determinadas cuestiones han venido a ser del
todo válidos, en otras (como en la investigación y la escritura) no
han encontrado argumento académico suficiente para romper con
lógicas procedimentales históricamente probadas, a no ser la voluntad política de anular todo pensamiento lógico, impulsada por
corrientes nocivas cuyo discurso arrastra masas cada vez más
“emocionalizadas”, deseosas de privilegios (también académicos)
ofrecidos en manipulaciones tan sistemáticas como populistas,
que afectan, bajo principios “democráticos” sospechosos, todo el
sistema social globalizado.
De hecho, se han visto afectados algunos procesos de formación pedagógica. No olvidemos los casos en que las tesis de investigación en carreras educativas en ciertas universidades se sustituyeron por narrativas pedagógicas, porque consideraban “más
fácil” elaborar ese texto alternativo, innovador y moderno, que
obligar a los futuros docentes a desarrollar las habilidades que la
investigación científica precisa, y que tanta utilidad les habría reportado en sus futuros ejercicios profesionales.
Las consecuencias fueron obvias y eran de esperar. Primero,
presentaban como innovador y moderno un tipo de texto mucho
más antiguo en la historia que el propio texto expositivo científico,
pues la ciencia comenzó precisamente por documentar procesos
mediante discursos narrativos y descriptivos; además de que hoy
día las propias ciencias forenses y la antropología los siguen empleando (la documentación narrativa no ha dejado de ser nunca
una práctica activa). Segundo, porque así como pretendían impulsar estas formas emergentes, muchos abanderados de estas actualizaciones y transformaciones parecieron ser académicos
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igualmente emergentes, con grandes necesidades formativas en
evidencia; lo que se manifestaba a gritos en su desconocimiento
de las propias formas “nuevas” que pretendían impulsar; en su
absoluta falta de información histórica a su respecto (por considerarse tremendamente originales y no escarbar en las montañas
de cultura libresca previa, demostrativas de que hoy día pocas
empresas podrían considerarse del todo originales); en su propia
impericia en el dominio de las estrategias discursivas desde lo linguoestilístico y lo pragmático (que los llevaba a respaldar resultados mediocres); y en su mal disimulado desdén hacia dichas estructuras, al intentar democratizarlas pero subvalorándolas en
tanto formas requeridas, como todo en la vida, de formación sobre
la base del estudio y la práctica, para un resultado óptimo. Tercero, respaldaron, aprobaron y publicaron trabajos de titulación
cuya sola lectura provocaba vergüenza ajena, mientras desvirtuaron, desnaturalizaron y subvirtieron métodos y técnicas de investigación científica, solo para facilitar un “acomodamiento” a las
carencias formativas de sus estudiantes, al extremo de que muchos llegaron a presentar no más que materiales primarios de investigación (por ejemplo, la transcripción de un relato de vida)
como toda la “investigación” realizada. Y alcanzaron sus títulos, y
salieron a la sociedad a ejercer plenamente.
También en las artes —el terreno en el que con mayor facilidad
todos creen poder innovar subestimando cualquier complejidad y
exigencia cultural y técnica— se vienen desarrollando ejercicios
bajo influencia de prácticas pedagógicas, cuya escasa pertinencia
y puro esnobismo merecen, como objeto de análisis, la atención
específica que aquí no podríamos darle ahora mismo, y que, por
lo general, parecen deberse a educadores que ignoran las diferencias entre la investigación-acción participativa (con la que
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frecuentemente operan) y la investigación-creación artística, de
cuya existencia apenas tienen noticia.
Algunas pocas podrían considerarse aportadoras desde determinados ángulos; por ejemplo, el desarrollo en clases de escrituras alternativas al discurso científico, derivadas y/o complementarias de las experimentaciones artísticas, que pueden favorecer
el desarrollo de capacidades cognitivas; siempre que se desarrollen bajo cuatro principios elementales: el primero —y una vez
más— la consideración de que no son nuevas y han existido siempre, en muchos casos como ejercicios subordinados a constructos
supratextuales, y así se les debe presentar y asumir; el segundo,
que las enseñen expertos y no docentes que aún no rebasan la
fase de experimentación y de aprendizaje, sin resultados explícitos
del más alto nivel que sus alumnos puedan considerar referenciales; el tercero, su pertinencia en el contexto del programa de estudios, pues mientras en unas carreras resultarían especialmente
aportadoras (formación en crítica de arte, en artes literarias, en
literatura aplicada), en otras podrían originar un desequilibrio negativo al consumir horas que los estudiantes aún precisaban para
alcanzar el dominio de formas clásicas indispensables (de manera
que en ciertas áreas valdría la pena programarlas en la educación
de posgrado); y el cuarto, la clara noción de que los resultados de
estas prácticas discursivas, cuando se distancian de ciertas estructuras académicas legitimadas, tienden a convertirse en componentes del producto artístico, o sea, tributan a la concreción de
una obra multidisciplinar con un doble resultado visual-literario
(comprendiendo la literatura en su acepción más amplia), pero no
sustituyen al informe de investigación en los casos puntuales en
que este es requerido por reglamento (entiéndase: en los procesos
de titulación de las universidades todavía lúcidas del mundo).
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La vida demuestra que, la mayoría de las veces, quienes en la
Academia intentan vehementemente “romper esquemas”, suelen
tener tal inhabilidad en ellos que les impide reconocer de pleno su
utilidad, necesidad y pertinencia: una suerte de doble cara del
sesgo cognitivo de Dunning-Kruger, que igual los lleva, sin experiencias ni evidencias del más alto nivel, a defender formas supuestamente superiores, a las que faltarían largos caminos para
legitimarse mediante la práctica y sus resultados. Así acontece en
el ámbito artístico cuando, por ejemplo, se intenta sostener tal
diferencia en la forma de investigación en las artes, que se defiende, más allá del natural y comprensible andamiaje metodológico particular, también un andamiaje informativo de los resultados totalmente sui géneris, cuando al efecto son muchas las
formas solidarias provenientes de las humanidades mismas, de
las que no se han querido o sabido apropiar, y en las que muy
probablemente no hayan desarrollado jamás experiencias que les
permitan conocerlas y poderlas tomar.
En artes visuales, al menos, sobran los metodólogos juiciosos
que coinciden en que resulta imprescindible el tránsito de la
visualización a la enunciación mediante un informe que dé cuenta
de la investigación en tanto proceso diseñado, gestionado y concluido: sea enfocando como objeto de estudio el proceso creativo
(caso en que resultaría válido cualquier discurso narrativo-analíticoexpositivo, construido en formato de informe), sea enfocando
como objeto de estudio la obra aportada (caso en que resultaría
válido cualquier discurso descriptivo-analítico-expositivo, igualmente construido en formato de informe). Lo anterior, conste que
es aplicable incluso al caso de las artes literarias: usted no demostraría sus competencias investigativo-creativas con la sola
presentación
de
la
novela
o
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el
poemario
escrito,
sino
acompañando esa producción literaria del informe que demuestre
que ha sido el resultado de un proceso asumido bajo formas, métodos, enfoques y perspectivas sustentables desde una lógica convincente.
Para ambos objetos de estudio (e incluso para su fusión, lo que
sin duda resulta algo más complicado para nuestros alumnos,
como todavía lo es para muchos artistas), sobran los métodos y
técnicas que permiten demostrar las competencias desarrolladas
en las materias teóricas y metodológicas; sin olvidar que lo que
diferencia a los niveles técnico/tecnológico del nivel de grado universitario, es la formación en este último nivel bajo procesos en
que participan la investigación, la reflexividad metodológica, el razonamiento lógico y la producción teórica.
Bajo todos estos principios y condiciones, se asumieron dos
materias en forma de taller, que entre el octavo y el noveno semestres de la carrera acompañaron los procesos de titulación,
desde el nacimiento de la idea y su concreción en un proyecto,
hasta su problematización teórica al calor del proceso creativo y
su constante producción escrita en función del informe final.
El proceso implicaba el acompañamiento en clase sobre la
base de unidades de contenido, habilidades y fases de trabajo simultáneas, mientras cada estudiante, en forma paralela, maduraba en la praxis artística su propuesta y la enriquecía bajo la
tutoría o dirección de un docente específico.
La función de este acompañamiento en clases resultó interesante: marchó en paralelo con el proceso individual de cada
alumno sirviendo de complemento que le ayudaba a asociar, buscar, analizar, comprender, razonar, reorientar, producir, reflexionar, repensar y construir en lo teórico. Como docente de esta
aventura didáctica debí ser su complemento; debí llenar sus
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vacíos cognoscitivos, ayudarle a descubrir intenciones y objetivos
posibles mediante la sugerencia, la recomendación, el debate. En
fin, debí “completar”, “perfeccionar” o “pulir” al diplomante —carente de una formación cultural óptima— para una interacción
personal suya con el director o tutor desde una condición académica mucho más competente.
A tal efecto, como se apuntó más arriba, hubo que seleccionar
el camino más adecuado en medio de una diversidad de opciones.
Quede claro que la elección obedeció a la necesaria adecuación al
grupo de alumnos y sus condiciones: no al criterio de cuál hubiera
resultado la ruta ideal, la más pertinente, la que con mayor urgencia necesitamos estimular y transitar; pues para ello falta estabilizar las bases, rellenar vacíos y nivelar terrenos de una orografía cultural dispareja, o no será posible, de manera oportuna,
un avance efectivo y el arribo satisfactorio a metas justas. Entiéndase que todo ello está en un futuro y que el ejercicio en desarrollo
atañe a un presente.
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Fundamentos
de la aventura didáctica
Principios didácticos
El proceso didáctico se desarrolló a lo largo de los semestres
finales (octavo y noveno), tras establecer un grupo de principios
básicos de trabajo:
I. La problematización continua de ideas que demostrara la
posibilidad de un proceso artístico creativo intelectualmente activo, productor de múltiples enfoques y visiones críticas alrededor
de un mismo problema o de un mismo objetivo.
II. La identificación y advertencia de riesgos, en lo que el docente adquiere el rol determinante gracias a una experiencia que
le permite adelantarse a posibles contratiempos y evoluciones indeseados.
III. La neutralización de los potenciales inconvenientes, en lo
que se estimula la capacidad del estudiante —una vez advertidos
los riesgos— para buscar soluciones o argumentos que respalden
sus decisiones y actuaciones.
IV. El respeto riguroso al carácter ajeno de los proyectos, lo
que supone no solo la adecuada consideración, por parte del docente, de los elementos creativos jurídicamente protegidos por los
derechos de autor de sus estudiantes, sino también la ética rigurosa al abordar ideas que implican miradas otras, tan válidas
como las suyas; de ahí el medido lenguaje con que valorar, evaluar
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o emitir criterios que habrán de subordinarse del todo al carácter
ajeno del objeto en debate.
V. La ayuda a los estudiantes para la traducción en términos
académicos de sus ideas y proyectos, mediante la continua asesoría metodológica y discursiva.
Fases, estrategias y acciones del acompañamiento
Se determinaron tres fases del proceso: una proyectual, una
ejecutiva y una legitimadora; atravesadas las tres por los más diversos métodos y técnicas de investigación. Cada fase, por supuesto, implicó acciones y estrategias en función de avances puntuales: simultáneos para el logro de los objetivos curriculares,
pero atendidos individualmente en el entorno público y colectivo
del aula como taller.
En la fase proyectual se siguieron las estrategias y acciones
siguientes:
I. Empoderamiento del estudiante, a partir de la determinación individual por parte de cada uno de sus áreas artísticas, disciplinas e incluso técnicas de experticia. Esto implicó la retrospectiva personal y la identificación y argumentación facilitadoras
de una apropiación consciente de aptitudes y capacidades; pues
un trabajo de titulación se realiza, entre otras razones, para demostrar competencias. ¿Es momento de experimentar con lo desconocido? Sin duda alguna podría hacerse y su logro implicaría
méritos superiores; pero también, sin lugar a duda, esto no es
estratégico ni aconsejable. (Este resultó el momento indicado para
rescatar de la historia del arte momentos en que la experimentación, incluso de grandes maestros como Leonardo en pleno Renacimiento, dieron al traste con el resultado físico de la obra; con la
peculiaridad de que estos grandes artistas, si bien obligados a
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conservar una reputación, no se estaban sometiendo a un proceso
académico de titulación frente a un tribunal docente que les podía
descalificar el trabajo y su futuro ejercicio profesional.)
II. Reflexión sobre exploraciones previas (tareas, propuestas
teóricas, creaciones…) que, por su propia naturaleza dinámica,
hubieran mostrado en su momento la posibilidad de profundizarse, modificarse, enriquecerse; dado que un trabajo de titulación puede perfectamente estar alineado con ejercicios previos del
trayecto curricular del estudiante.
III. Determinación, sobre la base de las estrategias previas y
de los gustos personales del estudiante, de un tema y contexto
problémico específico, y conciliarlos en la formulación de un problema de investigación-creación viable, acompañado de la reflexión
sobre su posible aporte artístico, cultural. Lo anterior, concediendo al gusto el lugar e importancia que le corresponde, pues
un trabajo de titulación es también un ejercicio que ha de propiciar a su hacedor un goce particular (más allá de estético en el
caso del arte): tiene que resultar una labor intelectual complaciente, pletórica de descubrimientos solo posibles en un contexto
suficientemente animado, motivado.
IV. Comprensión de la metodología de la investigación-creación y su carácter no resolutivo frente a la investigación científica
y a la metodología proyectual (que no prioriza ni se limita a la
construcción de una experiencia estética como fin único y último
operativo), a partir de la bibliografía más actualizada, tras la determinación de la modalidad más factible en cada caso. (Esto, por
tratarse de alumnos que apenas empiezan a formarse la noción
de investigar y a desarrollar, a la vez que su trabajo de titulación,
todo un proceso de investigación formativa.) En tal sentido, entiéndanse las especificidades de la investigación para/mediante la
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creación, los componentes de estos procesos y la comprensión del
método artístico visual experimental del ensayo con variaciones,
sobre la base de un entendimiento problémico de la ínfima sustentabilidad del concepto de error en el arte; todo ello para la redacción de las bases metodológicas concretas del trabajo.
V. Determinación de la forma de sustentación del logro artístico final por narrativa del proceso creativo o por exégesis de la
obra creada; no por la mejor destreza discursiva, gusto o capricho,
sino por lógica metodológica: el objeto de estudio en cada caso
(obra/proceso) implica una pragmática específica de sustentación; y solo en casos puntuales, también por razones del todo objetivas, puede acudirse a un discurso mixto.
VI. Documentación bibliográfica en torno a teorías y referentes
creativos, para el perfeccionamiento y redacción final del proyecto.
Dejar esta importante labor del trabajo para un momento posterior al de la determinación del tema y problema, implica comprender que, a diferencia de la investigación científica, la investigación
artística puede partir de motivaciones, deseos, emociones e impulsos, y que el manejo de recursos de la investigación general
puede venir a afinar, perfeccionar y encaminar mejor dichas
ideas, mas no necesariamente a originarlas o a sustentar la renuncia a ellas, ni siquiera por el hallazgo de empresas previas con
similitud de intenciones, dadas las diferencias de toda índole que
cada nuevo tratamiento artístico de un tema supone en el camino
mismo de su tradición histórica. (En este momento, se deja concluido el proyecto y se entrega para su revisión y aprobación. Considérese que el proyecto se limitó a lo más básico, como un breve
contexto, un problema de investigación-creación, posibles bases
teóricas y referentes, una metodología de trabajo tentativa y un
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cronograma, en virtud de la riqueza que en todo trabajo artístico
lleva a continuas transformaciones. Véase Anexo 1.)
VII. Formulación de los objetivos del trabajo (ya con la garantía
del proyecto aprobado), considerando su carácter intelectual (lo
que significa evitar el riesgo de su reducción a meras acciones
mecánicas o tareas productivas): el objetivo general, a partir del
problema de investigación-creación; los específicos, a partir de los
logros cronológicos fundamentales necesarios a lo largo de todo el
proceso.
VIII. Escritura de la Introducción del informe de titulación, a
partir de los elementos ya redactados en el proyecto (breve contexto, problema de investigación-creación, posibles bases teóricas
y referentes, metodología prevista) y de los objetivos ya definidos.
IX. Elaboración del esquema de los contenidos tentativos del
informe de investigación (especialmente del Desarrollo) en virtud
de los objetivos específicos, como guía del trabajo por emprender.
En este aspecto, siguiendo criterios clásicos de Umberto Eco
(1977) que se traen debidamente a colación.
X. Desarrollo del trabajo de documentación bibliográfica y de
referentes artísticos, con sus fichas de lectura y los primeros comentarios textuales, que garanticen un orden elemental dentro
del maremágnum intelectual tendiente en estos momentos iniciales al caos.
XI. Desarrollo del trabajo de campo en los casos en que proceden (por ejemplo, en proyectos requeridos previamente de experiencias pedagógicas, etnográficas, antropológicas en general, o
amparados en investigación social de otros tipos).
XII. Revisión y ajuste del proyecto (de ser pertinente) y producción del borrador del primer apartado del Desarrollo —previo al
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inicio de la fase ejecutiva— con los fundamentos ideotemáticos,
morfológicos y expresivos con vistas a la producción artística.
Para la fase ejecutiva (desarrollada en interacción del estudiante con su tutor o director) se sugirieron también algunas estrategias y acciones:
I. Continuo proceso de confrontación de los bocetos y avances
creativos con el problema de investigación-creación o el objetivo
general, para la evaluación del grado de correspondencia, posibles
desvíos, reorientaciones o nuevas acciones.
II. Consciencia de operar al amparo del método artístico visual
experimental del ensayo con variaciones, y compromiso con el necesario registro informativo y actualización de la bitácora de trabajo, que dé cuenta de las transformaciones y reflexiones.
III. Ensayos de la recepción potencial del producto en creación
utilizando posibles espectadores (por ejemplo, compañeros de
clase) para una frecuente evaluación de la experiencia estética en
construcción.
IV. Saltos e interconexiones con los referentes bibliográficos y
visuales tenidos en cuenta, para las evaluaciones comparativas
de logros y limitaciones.
V. Producción bajo la garantía de que todo texto en escritura
para el informe final sirve al efecto de aclarar las bases del proyecto y a guiarlo, pero —dado que dichas bases podrán variar,
enriquecerse y hasta sustituirse eventualmente— el acto de la
enunciación se afinará al final, en tanto respuesta al acto concreto
de la visualización.
En la fase legitimadora, se orientaron las estrategias y acciones siguientes:
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I. Permanente enfoque de la obra en su plano inmediato: la
obra ha sido una respuesta acertada al objetivo de investigacióncreación; y así habrá de presentarse y demostrarse.
II. Potencial enfoque de la obra en su plano mediato: la obra
podría resultar un logro creativo y un aporte a las artes visuales; y
así habría de presentarse y demostrarse.
III. Elaboración de un plan de escritura adecuado al propósito
de argumentar los méritos del ejercicio creativo en el informe final
de titulación, en virtud del problema u objetivo planteado.
IV. Escritura por capas y en proceso espiral con reiteradas
vueltas y verificaciones desde la Introducción y el primer apartado
del Desarrollo, para la total congruencia del discurso argumentativo del apartado final del Desarrollo.
V. Redacción de la Conclusión del trabajo con una breve sistematización de la obra como aporte en un contexto problémico,
logrado mediante las herramientas metodológicas de investigación y de creación que propiciaron la concreción de un producto
visual generador de una experiencia estética.
Contenidos revisitados
En la medida en que las ideas y los proyectos fueron apareciendo y generando análisis diversos, surgieron también las más
ricas asociaciones, que, en diálogo con los estudiantes, revelaban
lagunas de conocimiento o nuevas necesidades informativas y/o
procedimentales.
Intentando una secuencia, habría que comenzar con la nomenclatura en las artes. Los alumnos entraron a cursar la carrera
sin ninguna formación académica previa de nivel técnico o tecnológico; y el programa de estudios no incluye ninguna asignatura
inicial de Apreciación y Comentario de Obras Visuales. Por ello,
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aún confunden tendencias, estilos, movimientos, escuelas, manifestaciones, géneros y técnicas en el arte, que hubo que aclarar
en una práctica con ejemplos. No siendo alumnos de una carrera
teórica como Historia del Arte, el empleo de la jerga profesional
tampoco resulta idóneo en todos los momentos; entiéndase que
emplean dentro de un texto académico profesional de artes visuales el adjetivo antiguo sin referencia alguna al arte de la Antigüedad, o la terminología realismo/realista sin referencia concreta al
movimiento francés del siglo
XIX
ni a sus muchas otras repercu-
siones. Fue entonces el momento de aclarar que la arquitectura
cuencana no es “antigua”: tiene de colonial, de ecléctica, de art
déco y de moderna. Fue momento de introducir y enseñar a utilizar correctamente los términos arte fisioplástico, en referencia a
los estilos que intentan la representación de la naturaleza, el hombre y la sociedad mediante una reproducción veraz de los rasgos
físicos, bajo principios de una mímesis apoyada en leyes científicas; y arte ideoplástico, en referencia a aquellos estilos y tendencias que toman distancia de la falsa “verdad objetiva” mediante la
intelectualización y subjetivación del discurso visual y su libre expresión creativa, renovadora, antiacadémica, artísticamente revolucionaria.
Muchos de los proyectos centraban funciones del arte bien específicas, útiles a la hora de fundamentar la obra en tanto logro
creativo; por lo que fue necesario abordar in extenso al menos las
principales funciones: comunicativa, cognoscitiva, ideológica,
ilustradora-documental, educadora, hedonista, estética…; y enseñar cómo potenciarlas en lo proyectual, lo conceptual y lo explicativo-argumentativo.
Otros casos revelaban un trabajo preferente alrededor de categorías estéticas puntuales; y siendo un contenido que
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abordaron muy parcialmente a lo largo de la carrera, fue preciso
presentar y sistematizar las categorías fundamentales: lo bello, lo
feo, lo cómico, lo ridículo, lo grotesco, lo trágico, lo sublime, lo
abyecto, lo obsceno, lo macabro, lo siniestro, lo kitsch, lo camp…;
y enseñarles también cómo potenciarlas, desarrollarlas y utilizarlas en su defensa final.
Patricio Gordillo, por ejemplo, construye su obra a partir del
contraste de escenarios día/noche que implica una oposición
bello/feo alrededor del tema de la marginalidad en Cuenca, ciudad
cuyos habitantes comparten un imaginario simbólico idealizado,
sobre el que urge intervenir. Por su parte, Kevin Largo se ubica en
la coexistencia de visiones divergentes en torno a la explotación
minera en Ecuador, y construye una obra por contraste de escenarios de la parroquia rural Chaucha, estetizando oposiciones
bello/feo y trágico/sublime como contribución suya a una concienciación ambiental sobre la fragilidad de la naturaleza ante las
intervenciones humanas. En situaciones como estas, fue preciso
descubrirles el contraste de estéticas como método creativo en sus
obras, para que lo fundamentaran y explotaran en lo conceptual,
productivo y argumentativo. También en casos como el de Camila
Rubio, que manejaba lo abyecto, y de Daniel Brito, cuya obra se
beneficiaba de una actualización artístico-visual de lo cómico y lo
grotesco (quizás también de una contemporaneización de métodos
creativos heredados del surrealismo), para abordar el exceso de
autocrítica humana propiciado por la competitividad angustiosa
que fomentan las redes sociales, en búsqueda de la necesaria
aceptación de sí mismos.
Ya volcados a demostrar la construcción de una experiencia
estética en cada propuesta, fue preciso profundizar el enfoque
sensible de este concepto y aprovechar los proyectos —a partir de
25
su propia práctica, diversidad y riqueza— para comprender categorías diferenciadas que más adelante abordaremos.
Algunos proyectos implicaron relacionar coherentemente lo visual con otros lenguajes artísticos, en virtud de relaciones interdisciplinares; así, por ejemplo, con lo literario, lo sonoro y hasta
lo aromático ambiental. Este resultó otro momento adecuado a la
valoración de referentes de la práctica artística histórica. Sobre
todo, lo literario (en sus formas oral y escrita) y lo visual hallaron
conexiones en los trabajos de Isabel Contreras, Marlon Calle,
Omar Berrezueta e Ismael Pulla.
Y ubicados en el ámbito de la historia del arte, algunos estudiantes, sin ser conscientes de ello, andaban por caminos ya transitados antes por grandes maestros en otros contextos. El grado
de inconsciencia, por supuesto, debió discutirse. Primero, porque
viviendo en el tercer milenio nadie podría dar por sentada la originalidad absoluta de nada, y sí la posible y muy probable existencia de antecedentes diversos; segundo, porque, así como en la
sociedad la ignorancia de una ley no exime de su cumplimiento,
en la investigación académica el desconocimiento personal de referentes previos no justifica la no realización de una búsqueda
intencionada, que se impone asimismo por ley. Es así que, como
docente, en algunos trabajos fue preciso descubrir y sugerir el
aprovechamiento de tales nexos, haciendo valorar el modo en que
cualquier sustentación de logro creativo se vería fortalecida con la
demostración de cómo determinados tópicos de la historia del arte
fueron rescatados, continuados o actualizados mediante la obra,
a la vez que esta logró insertarse a sí misma dentro de las mejores
tradiciones de la historia del arte, en diálogo temporal y visual que
realza sus propios valores.
26
Ánghelo Auquilla, por ejemplo, intentaba oponerse a la imagen
edulcorada y la idealización de las prácticas caficultoras de Loja,
mediante una renovación iconográfica que a ratos revelaba una
continuidad en pleno siglo
del
XIX
XXI
de ciertas búsquedas de artistas
como Paul Gauguin. Auquilla se opone a una fatal conse-
cuencia visual de las actuales leyes del mercado, enajenantes; así
como Gauguin se oponía a los efectos de la ciudad industrial sobre
las prácticas artísticas de su tiempo histórico; ambos con cierta
rusticidad y primitivismo antiacadémicos y modernos que los
aproxima.
Otros fueron directos al decantarse por un ejercicio de apropiación y contemporaneización de un clásico de la historia del
arte; y en estos casos fue siempre preciso colaborar en la selección
del maestro indicado y de la obra quizás más propicia. Lyan Escalante reelaboró la pintura Niños jugando a los dados, de Bartolomé Esteban Murillo, en franca demostración del problema irresuelto de la pobreza y de la marginalidad infantil en el mundo,
tras siglos de avances científicos y tecnológicos, con una contextualización en la ciudad de Cuenca, cuya autopercepción toma
distancia de ciertas realidades urbanas (como manejaba también
Patricio Gordillo). Ubicado en la Conquista y Colonización de América, Steven Torres insiste en la pregunta de cómo habría resultado el fenómeno en sentido opuesto, y elabora una producción
simbólica como apropiación de otra obra del mismo Murillo, La
visión de San Antonio de Padua, ahora con personajes y cosmovisión andinos, en tanto provocación o blasfemia que ilustra la reversión cultural del proceso.
En estos casos y muchos otros, el análisis de los proyectos, en
sus vínculos con la historia del arte, debió incluir lo estilístico y
lo metodológico artístico. Si la obra desarrollaba por momentos
27
un estilo cercano al puntillismo (caso de Kerly Argudo), ¿en qué
consistía el método creativo puntillista y cuáles eran sus técnicas?, ¿resultarían similares el método y sus técnicas en esta
nueva propuesta, en virtud de sus diferentes contexto, soporte y
materiales?, ¿sería preciso hablar entonces más bien de un seudopuntillismo? Justifiquémoslo y fundamentémoslo entonces.
Si pretendes una apropiación de clásicos del barroco, aun
cuando la desarrolles con una contemporaneización visual, ¿cuáles de las características del estilo de la obra base conservarías
para garantizar el vínculo, y cuáles sacrificarías en el proceso de
renovación? ¿Aglomeración, composición teatral, escorzos difíciles, posturas transitorias, iluminación artificial, fondo difuso, tenebrismo…?
Si la obra se ve necesitada de un constructo que hereda del
surrealismo o sobre él quiere construir parte de su basamento
(caso de Daniel Brito), ¿cuáles de los métodos y técnicas de creación surrealistas serían más propicios? ¿Automatismo psíquico
puro, método paranoico crítico, libre flujo de la conciencia, inspiración onírica, asociación insólita, enumeración caótica, representación fantástica, anomalías visuales delirantes, composición
metafísica…?
Si otra obra podría enriquecerse con un tratamiento total o
parcialmente expresionista, ¿servirían los métodos fauvistas de
cromática explosiva a lo Maurice de Vlaminck, o de permutación
y/o alternancia cromática forzosa a lo André Derain? ¿Resulta
quizás más apropiado un sutil realismo expresionista, con la figura humana en su contexto social y un tratamiento del color más
bien por áreas discretas, totalmente alejado de la academia fisioplástica y de estilo moderno como en la obra de Camilo Egas? Así
tal vez resultaba conveniente y sobre esa base se condujo el
28
debate alrededor del proyecto de Dayanna González, interesada
en contribuir a una concienciación ciudadana sobre el desamparo
al comerciante local, con la presentación de las vicisitudes de su
personaje femenino en un mercado local de Cuenca: realidad social distante del imaginario de pulcritud, belleza y esplendor que
sobre sí misma la ciudad suele proyectar. Noción compartida por
varios proyectos, ¿quizás convenía a González incorporar no solo
el ruido ambiental constante y ensordecedor del mercado, sino
también algunas frutas y legumbres en fase inicial de putrefacción, potenciando el sentido del olfato en una atmósfera que simbolizaría las pérdidas económicas y las penurias que su personaje
enfrenta cotidianamente? Estas y otras salidas interesantes se debatieron; pero todo comenzó por el análisis de cómo el proyecto
podría ser continuador de la escuela del realismo pictórico internacional y de los movimientos de las vanguardias artísticas latinoamericanas más próximas, con una contemporaneización lograda mediante lo instalativo.
También fue preciso fundamentar desde casos históricos una
posible solución artística para el proyecto en avance de Fernanda
Guerrero, quien abordaba la fragilidad de la memoria y los recuerdos en la ancianidad, con una elegante estetización de lo efímero.
Su obra fue la justificación oportuna para abordar la necesaria
relación contenido-forma en la obra de arte; y para ejemplificar
con el caso de Pablo Picasso. La guerra había sido abordada, antes
que él, por otros grandes maestros; entre ellos, el ruso Vasili Vereshchaguin, con su icónica obra La apoteosis de la guerra (1871),
o el también español Mariano Fortuny, pintor corresponsal gráfico
de la Primera Guerra de Marruecos o Guerra Hispano-Marroquí
(1859-1860) con clásicos como La batalla de Tetuán. Ambos artistas, con obras que aún no rebasan una mezcla de tradiciones del
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neoclasicismo y el romanticismo en pleno lenguaje académico;
ambas exquisitamente documentales; la del ruso, tremenda en lo
simbólico, si bien casi una fotografía más atemorizante que empática; la del español, algo más dinámica en el colorido y la pincelada, pero hasta ahí. Sin duda, los estilos con que se venía trabajando el tema bélico apenas innovaban y jamás transmitían
mediante la forma la profunda barbarie del contenido. Y es
cuando Picasso construye lo que sería su obra cumbre; cuyo valor
estriba en esa estrecha comunión en que el tema de la guerra, que
se concibe como destrucción, como rupturas, como fragmentación, pánico y tristeza, se desarrolla mediante una forma en que
sobresalen el acromatismo dramático y el método cubista que
transmite, venga o no al caso, precisamente esa idea: la fragmentación, la desintegración de la forma, la línea cortante, el plano
interrupto, el simultaneísmo visual, el desmembramiento… Si en
otros asuntos el estilo cubista devino pintoresquismo y moda,
como resultó en infinidad de países y en muchas obras del mismo
Picasso, en Guernica, como en ninguna otra creación, vino a afirmar su pertinencia absoluta: la idea de la destrucción solo puede
representarse con la forma de la destrucción misma. Todo contenido precisa de una forma ideal, así como toda forma por sí sola
es capaz de transmitir un contenido potencial.
Entonces, si la idea de Guerrero es la fragilidad y lo efímero, y
ha seleccionado trabajar en óleo sobre monofilamento de nailon,
¿por qué no aprovechar el tejido del monofilamento y comenzar a
deshacer la materialidad del soporte?, ¿por qué no desarrollar la
idea de que esos mismos recuerdos que hoy ha rescatado y representado para la memoria, ya empiezan a deshacerse porque ella
misma, la creadora, y nosotros mismos como espectadores, estamos a expensas de llegar en la vida a ese momento crítico de
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fragilidad física y mental, de desvanecimiento de las imágenes que
cual tesoros personales custodiábamos? Así como es efímero el
recuerdo que represento, es efímero el soporte que lo contiene; y
el recuerdo, tarde o temprano, se desvanecerá…
En el mismo camino de la historia del arte fue preciso también
señalar culturas y prácticas precolombinas con que enriquecer,
por asociación, comparación o continuidad, ciertas obras en desarrollo. Fueron los casos de Tábata Ávila, Marcela Matute y Leonardo Banegas. Matute, por ejemplo, retomaba y actualizaba con
materiales de última generación la técnica del bruñido, partiendo
de referentes de culturas suramericanas como Chimú. Por sus
proyectos en desarrollo, a los tres resultó útil el estudio de manifestaciones cerámicas de los horizontes preclásico, clásico y posclásico de Meso- y Suramérica. En el caso de Banegas, colateralmente, fue preciso analizar el basamento arqueológico e incluso
documentarse sobre reinterpretaciones artístico-arqueológicas de
las últimas décadas, también como referentes, por ser un principio subyacente en su propuesta creativa.
En los tres casos —que trabajaban con propuestas tridimensionales—, pero también en muchos compañeros del ámbito bidimensional, fue preciso alertar sobre las muchas posibilidades de
potenciación de lo simbólico, lo iconográfico y lo sígnico en general, con enfoques y sustentaciones que podrían basarse en lo denotativo y connotativo semiótico, como también en métodos de
comentarios iconográficos. Y fue el momento de abordar simbología, iconografía y semiótica desde los elementos que en relación
con sus objetos de estudio las aproxima, y desde aquellos que de
manera puntual las diferencian, aclarando formas posibles de integrar estas disciplinas en un análisis particularmente intencionado. Desde este punto de vista, algunos análisis enriquecieron
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las experimentaciones de Danny Llivipuma, Patricia Sivira y
Marco Coronel, con vistas a la generación de imágenes, alegorías
y antialegorías del todo actuales, en torno al sueño americano, el
éxodo migratorio y la globalización.
También resultó necesario abordar las corrientes teóricas en
la historia de la formación artística, por el basamento que en algunos trabajos se evidenciaba; entre ellos, los ejercicios artísticodidácticos de Mary Fernández, Kerly Argudo, Emily Román y Milton Hernández, a los que convino también mencionar el empeño
cada vez mayor por emocionalizar la docencia. Por ejemplo, la escuela de la autoexpresión creativa sigue aportando fundamentos
para trabajos diversos. Pero lo más relevante fue la necesidad de
ampliar y completar el concepto de la corriente de la Cultura Visual, cada vez más acentuada desde su planteamiento inicial y
hoy determinante sobre nuevas prácticas centradas por muchos
trabajos en desarrollo. Se concluyó que el predominio de la Cultura Visual de este siglo XXI se manifiesta a través del consecuente
y paulatino abandono de la cultura libresca y del hábito de la lectura, ante el aumento de las producciones audiovisuales y del videojuego, la continua aparición de nuevos dispositivos tecnológicos, el nacimiento de una diversidad de géneros y productos de
estéticas novedosas, y el fortalecimiento de la interacción humana
mediática en redes basada en la producción, reproducción y manejo de un volumen desbordado de imágenes.
Para sus creaciones, algunos estudiantes preguntaron si podían inspirarse en experiencias de vida muy personales; y en caso
afirmativo, cómo fundamentarlo. Fue entonces preciso indicarles
un acercamiento, al menos elemental, al método de la autoetnografía, y redactar, ante todo, el relato autoetnográfico de esa experiencia vital, para utilizarlo después en la construcción de los
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fundamentos ideotemáticos, morfológicos y expresivos con vistas
a la producción artística. Así, hubo trabajos inspirados de manera
parcial e implícita en lo autoetnográfico, y otros en forma del todo
explícita, como los de Pablo Gómez, Carolina Ávila y Alan García.
En este punto, y por la relación tan fuerte de algunos trabajos con
lo antropológico, hubo que puntualizar desde el manejo de la entrevista, empleada en el trabajo de Mary León y Brian García,
hasta el de la observación participante, posible de ser empleada
en los trabajos de Josué Chalco y de Guillermo Matute. También
en lo metodológico, en casos como los de Daniel Zúñiga y Camila
Rubio, se sugirió aprovechar la teoría de Franceso Careri del andar como práctica estética, para fundamentar en lo teórico-metodológico la deriva de que partían sus creaciones.
Para el docente, el proceso de aprendizaje se manifestó sobre
todo al tener que documentarse y actualizarse en formas como las
del Art Toys, que trabajaba Banegas; del Funko, que trabajaba
Jessica Montero; y del NFT, con que procedía Mentor López. En
este último caso, en busca no solo de la conexión con lo nacional
identitario, sino de un vínculo entre las prácticas digitales actuales y las analógicas casi desaparecidas, se sugirió estudiar las
emisiones postales y experimentar posibles formas en que el NFT
pudiera revitalizar las viejas estampillas de correo como producto
no solo artístico per se, sino con similares funciones comerciales
que su versión analógica, uno de cuyos mayores méritos fue estetizar la vida cotidiana del ciudadano común mediante sus usos
sociales y de colección.
Finalmente, y aunque resulta imposible relacionar todos los
conocimientos que fue preciso revisitar, vale indicar que algunos
de ellos, concernientes al ámbito de la escritura, implicaron mucho más que el abordaje teórico del contenido y la continua
33
orientación bibliográfica para profundizarlo (de lo que da cuenta
la Bibliografía de este libro, con algunos de los textos elementales
con los que hubo eventualmente que interactuar). Habilidades
poco desarrolladas de producción textual, y algunas tan elementales como el comentario descriptivo de obra visual o la presentación expositivo-narrativa de un proceso creativo, precisaron de
clases prácticas especialmente concebidas, diseñadas y preparadas metodológicamente con recursos didácticos; por ello, se abordan de forma destacada en el capítulo siguiente.
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Prácticas discursivas circunstanciales
La tríada POE (problema-objetivos-estructura)
Tras la identificación y descripción de un contexto problémico
que, en cada caso, condicionaba la posibilidad de una intervención creativa, se solicitó condensar el problema en una pregunta
con el adverbio interrogativo cómo. En total correspondencia con
la metodología de la investigación-creación, el problema reviste un
carácter teórico-metodológico, de modo tal que se enfoca en lo procedimental. De ahí que, aunque existen diversas maneras para
formular el problema, tratándose de la introducción del estudiante en los ámbitos de la investigación, procedimos de la manera metodológica y discursiva menos complicada para ellos.
En concordancia con esta idea, los problemas de investigación-creación fueron expresados en formas como estas:
•
¿Cómo superar la visión pintoresquista típica en la representación de la caficultura como práctica identitaria de
Loja (Ecuador), desde una focalización intimista y solidaria
del proceso y sus actores, en una propuesta visual renovadora de estética contemporánea?
•
¿Cómo fortalecer vínculos identitarios individuo-comunidad a través de una propuesta mural en espacio público,
basada en experiencias y visiones individuales diversas del
imaginario cultural colectivo?
35
•
¿Cómo abordar la conducta humana excesivamente autocrítica, mediante una actualización del tratamiento estético de lo cómico en la tradición de la historia del arte, con
una obra visual contemporánea de estilo surrealista?
•
¿Cómo abordar desde las artes visuales contemporáneas,
con fuerte carácter iconográfico, las problemáticas sociales
manifestadas en el éxodo venezolano, en tanto crónica imprescindible de nuestro tiempo histórico y herramienta socialmente concienciadora?
•
¿Cómo construir una (anti)alegoría de la Globalización, en
una propuesta mural contemporánea, para contribuir a
una concienciación social en torno a los peligros que representa en un país plurinacional e intercultural como
Ecuador?
•
¿Cómo construir una poética visual contemporánea de carácter lírico, mediante una transposición de lo literario a lo
plástico, cuyo producto contribuya a la reconexión público-poesía en los actuales dominios de la Cultura Visual?
•
¿Cómo enriquecer el vínculo entre las artes visuales y literarias ecuatorianas, mediante una propuesta contemporánea que inserte personajes y escenas de la literatura nacional en los ámbitos y las prácticas de la Cultura Visual
dominante?
•
¿Cómo contribuir al completamiento del imaginario sociocultural sesgado del lojano, mediante la visibilización de
sus prácticas identitarias de piscicultura artesanal y pesca
fluvial, en una obra contemporánea de artes aplicadas basada en derivas por espacios urbanos y rurales de la provincia?
36
Entre los elementos que debieron cuidarse en todo momento
desde el punto de vista de la expresión escrita, debe mencionarse
el de no absolutizar la declaración en torno al para qué del trabajo.
La tendencia de muchos, enfocados en la función social de su
obra, era a concienciar de manera inmediata, lo que resulta del
todo imposible. A tono con una práctica de investigación no resolutiva, fue preciso moderar la expresión, equilibrar los principios
de la humildad y el orgullo científicos (explicados por Umberto
Eco), y declarar no la intención de concienciar ni movilizar el pensamiento y la acción ciudadanas, sino de contribuir a ello.
La formulación del problema servía, en principio, a centrar el
trabajo en forma contextualizada y a comprender su naturaleza
procedimental. Pero formularlo resultaba no más que un paso
previo para la precisión del objetivo general (u objetivo de investigación-creación), el cual sí sobreviviría en el informe final; pues,
dada la proximidad entre problema y objetivo general en un trabajo de esta naturaleza, no es necesario declarar los dos en el
informe final. En este caso, lo conveniente es declarar el objetivo
general por la necesidad de desplegarlo en objetivos específicos.
(Esto, por contribuir formativamente a comprender las metas parciales y sucesivas que conforman la lógica del trabajo; pues en
ejercicios de esta naturaleza incluso podría aceptarse únicamente
la declaración de un objetivo general u objetivo de investigacióncreación.)
A partir de los problemas, los estudiantes derivaron entonces
los objetivos generales, eliminando únicamente el adverbio interrogativo cómo y los signos correspondientes. Digamos que los
dos últimos ejemplos, expresados en forma de objetivos, quedaron
de la forma siguiente:
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•
Enriquecer el vínculo entre las artes visuales y literarias
ecuatorianas, mediante una propuesta contemporánea
que inserte personajes y escenas de la literatura nacional
en los ámbitos y las prácticas de la Cultura Visual dominante.
•
Contribuir al completamiento del imaginario sociocultural
sesgado del lojano, mediante la visibilización de sus prácticas identitarias de piscicultura artesanal y pesca fluvial,
en una obra contemporánea de artes aplicadas basada en
derivas por espacios urbanos y rurales de la provincia.
El estudiante, formativamente, pudo ir comprendiendo relaciones entre categorías propias del diseño de una investigación,
en forma nada complicada en virtud de su trabajo creativo. Ahora
bien, de dichos objetivos generales se desprendieron, en cada
caso, los específicos, teniendo en cuenta las estrategias explicadas
en su momento. Lo más importante era comprender que, primero,
construirían los fundamentos con vistas a la producción artística
(mediante la investigación bibliográfica, de referentes, el trabajo
de campo, la eventual construcción de relatos autoetnográficos de
experiencias vitales, etcétera); después, arribarían (mediante la
experimentación artística basada en el método visual del ensayo
con variaciones y en otros) a una propuesta artística satisfactoria,
es decir, acorde al objetivo general planteado; y, finalmente, presentarían la obra y sustentarían por escrito su condición de logro
creativo (mediante su exégesis, mediante la narrativa del proceso
creativo o mediante un discurso mixto), en atención a cómo se
pensó, programó y desarrolló todo el trabajo.
Por supuesto que, una vez más por el carácter formativo de
todo el ejercicio, se compartieron expresiones pragmáticas con las
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cuales formular dichos objetivos específicos, en donde se introducirían las variaciones acordes al tema de cada trabajo.
Siguiendo con los dos últimos ejemplos, el primero de ellos
declararía los objetivos específicos siguientes:
1) Construir fundamentos ideotemáticos, morfológicos y expresivos para un tratamiento visual contemporáneo de
personajes y escenas de obras paradigmáticas de la literatura ecuatoriana.
2) Arribar, mediante los fundamentos antes construidos y la
experimentación creativa, a una serie de ilustraciones en
pintura digital que inserte la literatura nacional en los ámbitos y prácticas de la Cultura Visual dominante.
3) Presentar y sustentar por escrito el logro creativo, mediante la exégesis de la obra aportada.
En el segundo de los ejemplos, los objetivos específicos quedaron en la forma siguiente:
1) Construir fundamentos ideotemáticos, morfológicos y expresivos, basados en derivas por espacios rurales y urbanos de Loja, para el tratamiento artístico y la visibilización
de sus prácticas identitarias de piscicultura artesanal y
pesca fluvial.
2) Arribar, mediante los fundamentos antes construidos y la
experimentación creativa, a una propuesta contemporánea en artes aplicadas que contribuya al completamiento
del imaginario sociocultural sesgado del lojano.
3) Presentar y sustentar por escrito el logro creativo, mediante la exégesis de la obra aportada.
Claro que, en algunos casos, este último objetivo declaró “Presentar y sustentar el logro creativo mediante narrativa del proceso”. En cuanto a la coincidencia de las frases discursivas, estas
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deberán entenderse como un reflejo del empleo de la misma metodología general de trabajo; valga decir, como una cuestión del
todo manualística.
La importancia de formular los objetivos específicos radicaba
en su utilidad para comprender que, a partir de su misma cronología, se podían identificar dos de ellos con resultados escritos: el
primero y el tercero. El segundo objetivo, por ser creativo, aportaría un componente visual del que se daría cuenta al momento de
satisfacer el tercero. A partir de esta lógica, los estudiantes pudieron comprender que el Desarrollo de sus informes escritos (cuya
extensión no rebasaría las cinco mil palabras) solo requería de dos
apartados:
•
Fundamentos ideotemáticos, morfológicos y expresivos
para la producción artística
•
Presentación y sustentación del logro creativo
Solo en los casos de estudiantes cuya construcción de fundamentos previos se derivaba o incluía una experiencia personal, el
Desarrollo llegó a estructurarse en tres apartados:
•
Relato autoetnográfico de una experiencia vital
•
Fundamentos ideotemáticos, morfológicos y expresivos
para la producción artística
•
Presentación y sustentación del logro creativo
Por supuesto que hubo que conjurar en cada momento la continua tendencia al pensamiento fragmentado y a declarar multitud de objetivos sucesivos que no eran más que tareas cronológicas. Para evitarlo, en muchos casos se les ayudó a identificar las
tareas que ordenadamente deberían ir satisfaciendo; aunque dichas tareas resultaran apenas un instrumento para conducir el
trabajo y al final no se recargara la Introducción del informe consignándolas. Ahora bien, no tratándose de investigación científica,
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no se les llevó nunca a formular más interrogantes que la que
definía el problema inicial; y sí las tareas, en virtud de un ejercicio
de tanto protagonismo productivo.
Apreciación y comentario de una obra visual
El abordaje de una obra visual con cualquier propósito, puede
incluir su presentación y análisis desde objetos de estudio disciplinares diversos. Su particular contenido y lenguaje hacen posibles procesos que sobrepasan la descripción para llegar incluso a
la transposición.
Habiéndose advertido la falta de competencias para el comentario de una obra artística (que se materializaba en insuficiencias
discursivas orales o escritas, pero que reflejaba insuficiencias de
índole metodológica, como el desconocimiento de formas, estilos
y estrategias de observación y análisis informativo estructurado),
fue necesario construir un esquema auxiliar; no con vistas a que,
siguiendo su método, elaboraran forzosamente un comentario de
la obra que crearían, sino para desarrollar habilidades mínimas
con vistas a aproximaciones sencillas y eficaces en los momentos
en que estas se requirieran.
A tal efecto, en cada uno de los dos grupos de clase se
desarrolló un ejercicio consistente en la producción de un comentario de obra artística de rico contenido visual.
En un primer momento, se desarrolló una fase de anticipación
al ejercicio, con el acercamiento y disfrute de las seis páginas con
que José Martí construyera, en pleno siglo XIX, una de las mejores
transposiciones de la pintura a la literatura en su crítica de arte
de La muerte de Marat del pintor mexicano Santiago Rebull.
Tras esa experiencia de cotejo visual-literario y de análisis de
los recursos composicionales y expresivos de la crítica martiana,
41
la actividad desarrolló una secuencia didáctica de tres acciones
cronológicas:
I.
Observación en sistema de la obra propuesta. Primero, observación general de sus características sobresalientes;
después, observación ordenada y detallada de los componentes relacionados en el esquema de comentario proporcionado por el docente (Figura 1).
II. Producción individual del borrador del comentario de la
obra. Esta fase se desarrolla individualmente, con vistas a
contar con un texto personalizado, apto para una autoevaluación por contraste con el texto final producido en forma
colaborativa. (En la educación general y el bachillerato, la
insistente y a veces irracional sustitución del desarrollo de
habilidades individuales por el fomento de logros en
equipo cuando los alumnos aún no alcanzan personalmente niveles óptimos, es una de las causas por las que
llegan a la universidad sin competencias elementales.)
III. Producción textual colaborativa del comentario de la obra
artística. Esta fase se programó en forma colaborativa
docente-discentes por tres motivos relevantes: concluir en
tiempo y forma el ejercicio; estimular las intervenciones
orales espontáneas de los estudiantes, ávidos de contribuir a un relato en construcción del que ninguno se siente
como único responsable y al que aportan a partir del texto
individualmente redactado; e ilustrar formas de manejo
discursivo referidas a léxico, estilo y pragmática, necesarias para el perfeccionamiento de sus comunicaciones orales y escritas.
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Figura 1. Esquema para el comentario general de una obra artística
(Misael Moya, 2023)
43
Para el desarrollo de la actividad, se eligió una obra de las vanguardias artísticas ecuatorianas del siglo
XX:
la pintura Día labo-
rable (1932) del artista Camilo Egas. Al término del ejercicio colaborativo, se arribó a un comentario en cada uno de los dos grupos
de clase. Una vez cotejados, podemos ofrecer la versión conciliada
siguiente:
La obra visual Día laborable del artista ecuatoriano Camilo Egas (18891962) fue creada en el año 1932, en el contexto sociocultural y político de
la gran depresión y la Guerra de los Cuatro Días (1931) que sufrió Ecuador
y que profundizó, en su momento, la desigualdad social. El cuadro se conserva en perfecto estado físico en el Museo Nacional del Ecuador (MUNA),
en la ciudad de Quito.
Esta creación desarrolla el tema de la muerte en una escena con personajes que aparentan ser obreros o peones asalariados, pero próximos a una
condición de esclavos en el contexto histórico de su tiempo, impedidos de
la celebración del luto, en un día común de trabajo.
Se trata de una pintura del género del retrato colectivo, ejecutada al óleo
sobre lona en un formato vertical de 109 X 81 cm. En ella, ocho personajes
ocupan protagónicamente cerca del noventa por ciento de la superficie.
Si se divide la composición mediante dos líneas horizontales, en el recuadro inferior aparecen los pies en fuga del cadáver, que sobresalen detrás
de una manta que solo cubre hasta sus tobillos. En el recuadro central
aparecen cinco personajes, cuyos rostros tienden a seguir una diagonal
que del extremo inferior izquierdo sube al superior derecho. Y en el recuadro superior aparecen otros dos personajes cuyos rostros están alineados
horizontalmente.
Estos dos personajes son una mujer, a la izquierda, de altura algo menor,
y un hombre a la derecha, de altura algo mayor, que porta en su mano
derecha un pico cuyos extremos apuntan hacia ellos mismos, pero se ocultan detrás. La mano es robusta y sostiene el pico en un gesto de ira contenida, profundamente simbólico, reforzado por su rostro curtido por el sol y
el trabajo. La mujer se cubre el rostro con su mano derecha y lleva un pañuelo blanco que envuelve su cabello y cae sobre sus hombros. El hombre
lleva un sombrero de paja, cuya visera oculta parte de la frente. La copa
del sombrero se pierde, cortada por la línea superior de la obra; y todo el
conjunto, muy sutilmente desplazado a la derecha, sugiere que la composición se extiende más allá de los límites de la obra.
Los personajes del recuadro central se distribuyen, de izquierda a derecha,
comenzando por un niño semidesnudo, vestido solo con una manta, que se
agazapa detrás de la falda del personaje femenino superior; luego siguen
los otros cuatro personajes en perspectiva ascendente: una mujer de rostro
inclinado, apenas perceptible, cubiertos sus cabellos por un pañuelo
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blanco; luego otra mujer, descubierta, de pelo negro y grasoso pegado a la
piel, cuyo rostro aparece de frente con gran expresividad, humedecido por
las lágrimas; y detrás de ella otra más, también de cabello negro, que carga
un bebé próximo al extremo derecho de la composición, ligeramente captado en fuga, que lleva una capucha roja en la cabeza.
Desde el punto de vista cromático, la obra exhibe una gran unidad a partir
de tonos primarios matizados, con énfasis en los cálidos. Si se trazara un
eje central vertical y otro central horizontal, dividiendo la obra en cuatro
cuadrantes, habría que admitir que determinados colores resultan dominantes en cada cuadrante: el azul ultramar intenso en el cuadrante superior izquierdo; el amarillo pastel, con ligeros toques de ocre, en el cuadrante
superior derecho; el rojo carmín-bermellón matizado en el inferior izquierdo,
con la particularidad de resultar más ensombrecido en la mujer y algo más
luminoso en la manta del cadáver, lo que contrasta fuertemente con el tono
terroso y casi verdoso de los pies maltratados. Finalmente, el rosa apastelado ocupa el cuadrante inferior derecho. No podría ignorarse el probable
juego simbólico del artista en esta pintura con los colores de la bandera
nacional.
El tratamiento del color y la pincelada alargada y sin pulir ayudan a construir masas cromáticas que aportan una muy discreta sensación cubista;
si bien, estilísticamente, domina un sutil realismo expresionista que fortalece el tratamiento del indigenismo y la temática social en general, asociada a la explotación, la enajenación y la miseria. Una suerte de expresionismo que vence el reto de lograrse desde la pasividad de los personajes,
y no desde la agresividad o protesta esperables en ellos.
El conjunto recrea un ambiente de tristeza y de penuria, de retención de
sentimiento o de impotencia, propio del desposeído. Son precisamente estos los sentimientos que experimenta el espectador, hasta alcanzar la empatía y solidaridad. El triunfo de Camilo Egas con esta obra podría radicar
en la construcción de un ícono, que, simbolizando un tiempo histórico, sigue
vigente casi una centuria después y puede proyectarse al futuro, al apelar
a la sensibilización humana. Su ruptura de la idealización costumbrista y
romantizada del indígena, objetivo evidente del artista, es el logro mayor
que garantiza su actualidad. Una obra representativa, sin duda, de lo mejor de las vanguardias artísticas latinoamericanas del siglo XX.
Presentación expositivo-narrativa de un proceso
creativo
Para aproximar al estudiante a formas de presentación expositivo-narrativas de procesos creativos, seleccionamos el método
de la crítica genética. Especialmente en las artes visuales, los bocetos contribuyen a la organización y proposición de secuencias
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creativas posibles, que sirven para develar y explicar la riqueza
productiva del proceso en tanto constructo intelectual activo,
inacabado y abierto.
La función de un crítico genético sería adentrarse en el proceso
logístico-interpretativo de una creación artística, a través del conjunto de sus evidencias; abordar estas evidencias desde una perspectiva de progresión, de continuidad; e informar del proceso en
forma holística: acaso mediante la problematización de varias secuencias posibles; desde la necesaria revelación de una poética
(con la imprescindible atención a los aspectos ideotemáticos, morfológicos y expresivos, en sus transformaciones fundamentadas,
reveladoras de una construcción estético-estilística); y desde la
consideración del proceso en tanto acto comunicativo (lo que llevaría a atender incesantemente a las variaciones y ramificaciones
artísticas y discursivas en lo informativo e ideológico, y al cuestionamiento de las motivaciones posibles). De todo ello se derivaría
la revelación de los detalles de una relación artista-sociedad,
cuestionadora y dialógica.
Por ello proyectamos un ejercicio que prioriza la producción
del stemma de una obra visual, como punto de partida del análisis
en torno a un proceso creativo. Esta práctica llevaría al estudiante-creador a asumir la función de crítico genético para
desarrollar habilidades que podrían también emplearse en el informe de titulación, con el lógico cambio del enfoque de observación (de exterior a interior) que incluso enriquecería el resultado
esperado, al dominarse los avatares de manera privilegiada.
El ejercicio contempló las tareas siguientes: acopio del material generado durante el proceso creativo (bocetos), reunidos por
el docente tras su discriminación (inclusión/exclusión sobre la
base de criterios de representatividad); clasificación de los bocetos
46
según se trataran de la Basis (idea de origen), Bypass (derivaciones) o el Opus (obra definitiva); representación esquemática en un
stemma (árbol genealógico) de las derivaciones evolutivas entre los
bocetos; interpretación inductiva del proceso creativo sobre la
base de las secuencias establecidas (considerando potenciales
motivaciones, propósitos, asociaciones, relaciones problémicas
generadas, razonamientos, descubrimientos, incluso accidentes),
que permitiera arribar a conclusiones tanto particulares en torno
al caso de estudio, como generales en torno a especificidades de
la creación artística como forma particular de producción de saberes.
Esta fase de interpretación inductiva produce obligatoriamente un texto informativo (expositivo, narrativo o discursivamente mixto) que completa la investigación en esta área mediante
la comunicación verbal de resultados, en virtud del tránsito obligatorio de la visualización a la enunciación que se ha de producir
en toda investigación artística visual. Vale indicar también que
este ejercicio propicia una aproximación ilustrativa al método artístico experimental del ensayo con variaciones, específico de la
investigación-creación; de manera que resulta una forma de integración de saberes.
Entre la multiplicidad de metodologías activas y técnicas colaborativas posibles, se prefirió potenciar la forma constructivista
del aprendizaje por descubrimiento, del todo opuesta al aprendizaje por recepción. Esta metodología, de carácter heurístico,
puede proceder con formas diversas para el proceso del descubrimiento. El ejercicio procedió con la forma de la inducción, en total
consonancia con el hecho de que la interpretación del stemma de
una obra artística solo es posible mediante pensamiento inductivo, avanzando desde lo particular del caso de análisis hacia la
47
probabilidad de que ciertas conclusiones puedan resultar válidas
en un contexto más general.
La actividad desarrolló una secuencia didáctica de tres acciones cronológicas:
I.
Construcción de una propuesta de stemma que articule los
bocetos y muestre la obra como el resultado de diversos ensayos con variaciones a partir de una idea. A tal efecto, organizados en equipos, se les compartieron varias ilustraciones en forma de tarjetas (Figura 2):
Figura 2. Conjunto de tarjetas ilustrativas
(Fuente: Obras de Darío Molina, 2023)
Durante la construcción de los stemmas, el docente se debió desplazar entre los equipos, observando las secuencias
poco viables e indagando al respecto, siempre incitando a
la reflexión en búsqueda de soluciones cada vez más convincentes. Habiendo en este caso una sola propuesta viable, fue preciso insistir en la necesidad de reflexionar y ensayar diversas secuencias, hasta que todos los equipos
48
pudieron arribar al stemma razonado final del proceso
Figura 3).
Figura 3. Stemma razonado de la obra
(Fuente: Elaboración propia)
II. Producción textual mediante escritura colaborativa con las
interpretaciones razonadas sobre el proceso en tanto secuencia, evolución. También en este ejercicio, en los dos
grupos de clase la producción textual se realizó en forma
colaborativa docente-discentes, por los mismos tres motivos que en el ejercicio del comentario de la obra de Camilo
49
Egas. A partir del cotejo de ambas fuentes, se ofrece la versión conciliada siguiente:
El (o la) artista se ha propuesto ejecutar una naturaleza muerta, específicamente un bodegón, por tratar asuntos relativos a las frutas y la buena
mesa. Propone una composición sobria, que reproduce en primer plano (de
izquierda a derecha) un kiwi con dos cerezas pequeñas enfrente; luego una
piña al fondo, con una manzana, una pera y una fresa delante; y detrás,
junto a la piña, un choclo y una sandía de tamaño pequeño; todo el conjunto ligeramente enmarcado en el esbozo de una línea horizontal y unas
breves sombras. Así se refleja en la Basis, consistente en una elaboración
a lápiz.
Posiblemente quedó a gusto con la composición, pues de manera inmediata
es posible identificar que ese mismo conjunto fue ejecutado en colores, tal
como se aprecia en el Bypass 1. Sin embargo, no queda conforme, quizás
porque la composición es demasiado elemental y carece de originalidad.
Es así que experimenta con tres variaciones: dos de ellas consistentes en
la adición de un elemento que hace las veces de contenedor, base o enmarque. En el Bypass 1.1 se agrega una cesta; en el Bypass 1.2 se agrega
una tabla de madera. Ambos elementos pueden situar las frutas en el entorno del hogar, dado que la cesta y la tabla de madera —usada para cortar verduras y demás elementos—, son típicas de las cocinas e introducen
un elemento hogareño en la propuesta; o sea, introducen un elemento afectivo o emocional. El artista parece estar queriendo enriquecer su propuesta
desde lo estético, generando un vínculo empático con el espectador, una
familiaridad, mediante la introducción de elementos de carácter simbólico
afectivo.
Resulta imposible deducir cuál de estas variantes ejecutó primero, pero tal
vez viendo más potencial en la versión de la cesta, realiza a partir de esta
dos nuevas derivaciones. El Bypass 1.1.1 se enriquece una vez más por
adición, en este caso de un mantel de tela a cuadros blancos y azules. Por
un lado, introduce una gama fría que puede aportar equilibrio cromático al
conjunto, o sea, enriquece otro elemento estético (lo decorativo, típico del
género del bodegón); por el otro, refuerza el contexto de una posible mesa
de cocina que nos ubica más fuertemente en el entorno del hogar. El Bypass 1.1.2, en lugar de un mantel, introduce una cortina de tonos violáceos
e insinúa mediante una discreta línea la existencia de una posible ventana.
Como en la versión anterior, el elemento adicionado refuerza la idea de un
interior, la idea simbólica de lo familiar y habitual hogareño; pero ninguna
de estas soluciones parece complacer al artista.
No parece conforme con el camino estético de lo decorativo o pintoresco, ni
de lo emocional afectivo ligado a las nociones de familia y hogar.
Es por ello que el Bypass 1.3 se aleja de la adición de elementos decorativos o simbólicos. En su caso, la transformación se produce a nivel composicional, intercambiando elementos. Trae a primer plano de la composición
el choclo y adiciona otra fresa, quizás para equilibrar cromáticamente el
50
conjunto al reforzar el color cálido rojo que suele ser visto como incitación
del apetito. Con este movimiento, la pera y la sandía pequeña pasan al
fondo, en segundo plano. El protagonismo nuevo del choclo parece indicar
una intención bien concreta. Hay que pensar que la tradición de los bodegones es principalmente europea y tuvo su momento de eclosión durante
el Barroco. En esa época Europa apenas empezaba a conocer la flora y
fauna americanas, de manera que un choclo no suele aparecer en los bodegones prototípicos ni trascendentales de la historia del arte. Con esto, el
artista puede haber descubierto un nuevo camino para el fortalecimiento
de la originalidad de su obra: el camino de lo cultural identitario. El elemento puede resultar clave, pues, desconociendo la autoría de la obra, sería posible atribuirla tentativamente a algún creador latinoamericano.
La idea parece conformar al artista, pues a partir de ella produce el Bypass
1.3.1 en el cual desarrolla más esta idea. No solo conserva el protagonismo
del choclo, sino que sustituye la sandía por un maracuyá abierto del que
brota una pulpa apetitosa. Vale indicar que el maracuyá es una fruta más
limitada geográficamente que la sandía, incluso suele hacer referencia frecuente a Suramérica. La sustitución resuelve también un problema composicional, pues resultaba poco creíble una sandía tan pequeña, y agrandarla supondría grandes y nuevas dificultades en la composición. El
artista parece estar bien atento a la cuestión de las proporciones, e incluso
del equilibrio, porque la obra estaba resultando más “pesada” hacia la derecha, y podría ser ese el motivo por el que en esta misma versión adiciona,
a la izquierda, lo que parece una hoja de uva detrás del kiwi y frente a él,
ya no solo dos cerezas, sino un breve conjunto de cinco. La transformación
aporta equilibrio, lo que permite interpretar que el artista no pretende alejarse de las reglas canónicas del género, y su contribución se verá limitada
a la enfatización del detalle cultural identitario.
Finalmente, conforme con esta solución, ejecuta la obra. El Opus no ofrece
más transformaciones que un acabado mayor, el tratamiento técnico de
más alta factura académica, con el logro de claroscuros que refuerzan la
idea de lo táctil y colores vibrantes que convidan al consumo de las frutas,
en una escena de puro deleite escenográfico, que bien podría estar complaciendo el encargo decorativo de un cliente suramericano. El fondo oscuro guarda sintonía con el tenebrismo frecuente en el género. El proceso,
sin embargo, revela a un creador que busca rebasar lo meramente atractivo
y que probablemente descubre su disposición al compromiso cultural y social como artista, a la identificación de sí mismo en su obra, hallando en la
nota de autenticidad (por breve que pueda resultar) un camino aún vigente
hacia la originalidad, por el que se decide en un momento puntual de su
obra que resulta del todo definidor.
El momento de giro en la obra parece revelar la tensión del artista, quizás
entre un encargo recibido y su propia noción de lo artístico; quizás entre un
entorno cultural tradicionalista, que da preferencia a la pintura académica
y al traslado de modelos ajenos, y una voluntad expresiva del todo contraria e incluso social y culturalmente militante.
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III. Valoración final en torno al ejercicio como productor de conocimientos. Socializada una rúbrica cualitativa en forma
de lista de cotejo con indicadores de logros y expresiones
en forma dicotómica (Figura 4), se solicitó a los alumnos
que, considerando todo aquello que consiguieron aportar
por sí mismos y lo que no pudieron alcanzar sin ayuda, se
autoevaluaran como equipo, de manera concienzuda y honesta; evaluación que no implicaba calificación sumativa
de ningún tipo.
Figura 4. Rúbrica de autoevaluación por equipos
(Fuente: Elaboración propia)
En el análisis de los resultados, se concluyó que el ejercicio,
mediante
la
observación
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detallada
de
bocetos
artísticos, había facilitado el discernimiento de evidencias
sobre un proceso; la proposición de razones posibles referidas a una autoría y una creación; la comprensión del
modo en que un artista se interrelaciona con un contexto
sociocultural y produce una obra que, así como propicia
lecturas diversas y hasta una experiencia estética determinada, también ilustra en sus avatares las circunstancias mediante las cuales el artista puede revelar la realidad
de otras personas de su propio entorno social; hasta el entendimiento de un proceso fenomenológico que puede explicar cómo otros procesos, parecidos o no, podrían discurrir dentro de la dinámica artística. (Discernimiento,
proposición, comprensión y entendimiento: todos sinónimos de conocimiento.)
Ahora bien, habiéndose considerado tres indicadores del resultado de aprendizaje (el aporte en un lapso no superior a los
treinta minutos del stemma acorde a los bocetos; un conjunto de
proposiciones obligatoriamente referidas a los planos componentes del creador, la creación y el proceso, con proyección hacia el
contexto sociocultural; y la certidumbre de que las proposiciones
pueden interpretarse como un tipo particular de conocimiento),
se arribó a resultados no solo positivos, sino también negativos y
preocupantes, útiles para la continuidad de procesos futuros.
En sentido positivo, el ejercicio de crítica genética relacionó
coherentemente un componente arqueológico-documental con
otro interpretativo, reveladores de un proceso creativo lleno de
atractivos que derivaron en nociones en torno a la obra, el artista,
el proceso y el entorno sociocultural, los cuales terminan siendo
considerados como conocimientos, superada ya la etapa de la adjetivación del conocimiento como únicamente científico. La
53
construcción del stemma y su proceso interpretativo se mostraron
idóneos para la estimulación de un razonamiento inductivo. La
realización de la escritura colaborativa se mostró aportadora, al
contribuir ilustrativamente al fortalecimiento léxico, estilístico y
pragmático del alumnado en su expresión oral y escrita, como
herramienta indispensable en toda comunicación de resultados
investigativos.
En sentido negativo, los rendimientos del ejercicio de interpretación por razonamiento inductivo estuvieron muy por debajo del
nivel esperado, en atención a la edad y nivel de estudio universitario (Anexo 2). Valga decir que el grado de intervención del docente en su función asesora tuvo que resultar elevado para cumplimentar la actividad en tiempo y forma, sin que el factor tiempo
resultara la causa del lento progreso. Lo anterior vendría a demostrar la urgencia de sistematizar esta clase de ejercicio.
Estrategias exegéticas sugeridas
Tras los avances textuales, la última dificultad parecía estribar
en cómo asumir sobre todo la exégesis de la obra creada, en virtud
de las aludidas carencias. Solo dos casos se adscribieron a la realización de la narrativa del proceso creativo, porque sus objetivos
enfocaban lo técnico procedimental como objeto de estudio. En tal
situación, la exégesis, como análisis intencionado de la obra artística desde los presupuestos ideotemáticos, morfológicos y expresivos previstos, centraba la atención de la mayoría.
Para quienes habían creado obras (seriales o no) en las manifestaciones del dibujo, la pintura o la escultura, resultaba más
fácil comprender la estrategia exegética. Pero quienes habían
creado obras instalativas que obligaban a la inmersión o productos de arte relacional, por ejemplo, creían que el abordaje de su
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resultado tendría que proceder con la narrativa del proceso creativo. La confusión al respeto debió ser aclarada, y de manera casi
inmediata fue necesario sugerir algunas estrategias puntuales de
utilidad colectiva.
En las obras de arte-acción, arte relacional o participativo, y
en todas las que de una forma u otra posibilitan lo inmersivo, el
proceso de consumo de la obra se desarrolla asociado a la actividad física interactiva. Eso lleva a creer que, habiendo acción, todo
abordaje debería realizarse mediante la “narrativa del proceso
creativo”. Sin embargo, proceso creativo, en los términos de su
abordaje, refiere a todos los acontecimientos intelectuales y físicos
que van del nacimiento de una idea a su planteamiento proyectual
y a su ejecución, hasta la presentación del resultado creado. Abordar ese trayecto es abordar el proceso creativo, con independencia
de las características de la obra finalmente creada (sea un lienzo
bidimensional o una propuesta relacional cuya representación
pueda ser asumida también como otro “proceso”).
Por su parte, abordar la obra creada (sea ese lienzo bidimensional o esa propuesta relacional cuya representación pueda ser
asumida también como otro “proceso”), es abordar ya una concreción. Si esta concreción, por implicar un carácter representacional, posee un componente de duración en el tiempo con interactividad y resultados variables, ciertamente podrá incluir en su
abordaje un relato de acciones físicas artista-obra, artista-obraconsumidor o consumidor-obra, pero la narrativa resultante de ese
proceso de recepción, al no incluir todo el trayecto productivo antes explicado, es la narrativa de una representación, y no la
narrativa del proceso creativo que llevó a generar el guion, la escenografía y los demás elementos de dicho producto. Entonces, al
enfrentar analíticamente esta obra representacional, lo que se
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estará realizando es su exégesis, y la naturaleza de la obra llevará
a manejar en esa exégesis no solo un discurso expositivo-descriptivo-explicativo, sino un discurso mucho más híbrido: expositivodescriptivo-narrativo-explicativo; pero no se estaría realizando en
rigor la narrativa de su proceso creativo. (Claro que, si alguien
hubiera considerado vital la realización de un abordaje integral
mediante la narrativa del proceso creativo y la exégesis del producto, tendría que haberlo planteado en esos términos; lo que no
aconteció en ninguno de los ejercicios de grado planteados, ni lo
hubiéramos sugerido por el grado mayor de complejidad que hubiera supuesto para los estudiantes con que trabajamos.)
En atención a las diferencias existentes entre tantos proyectos, fue necesario sugerir la selección de la estrategia exegética
más adecuada a su producto artístico, tras considerar las siguientes opciones:
I. Abordaje serial o no serial de la obra por planos. Se trabaja
con los planos ideotemático, morfológico y expresivo, desde una
relación dialéctica contenido-forma, para la sustentación de la
obra como un logro creativo en virtud del objetivo planteado y
como una posible contribución estética al ámbito de las artes visuales. Si procede con obras conformadas por piezas únicas, se
trataría de un abordaje no serial (por ejemplo, el mural bidimensional de Marco Coronel). Se consideraría serial si procediera con
obras conformadas por varias piezas en diálogo, cada una de las
cuales, enajenada del conjunto, pudiera considerarse en sí misma
una obra independiente (por ejemplo, un tríptico como el de Marlon Calle o un conjunto ceremonial escultórico como el de Tábata
Ávila). En este caso, se dedicará atención específica pieza por
pieza, y también a la unidad que supone el conjunto.
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II. Abordaje de la obra por componentes. El análisis separa los
componentes según su naturaleza y los aborda, bajo un ordenamiento jerárquico o lógico-analítico, estableciendo la relación dialéctica contenido-forma para la sustentación de la obra como un
logro creativo en virtud del objetivo planteado y como una posible
contribución estética al ámbito de las artes visuales. Concederá
atención a los distintos componentes (bidimensional, tridimensional instalativo, literario, gestual, ambiental lumínico/sonoro/aromático, etcétera), tanto en lo particular como en sus vínculos ideotemático, morfológico y expresivo. Este abordaje es aconsejable
sobre todo con obras instalativas.
III. Abordaje de la obra por ambientes. Aconsejable en casos
bien específicos de instalaciones seriales; donde la serie no está
dada por la suma de piezas bi- o tridimensionales, sino por la
suma de ambientes. Es el caso por excelencia de la obra de Mary
León y Brian García, con tres compartimentos solo aparentemente
estancos, con tránsito posible a través de cámaras entre ellos. El
análisis procederá siguiendo el recorrido lógico del espectador,
ambiente por ambiente, estableciendo en cada caso la relación
dialéctica contenido-forma, e interrelacionando las experiencias
estéticas parciales en función de la general, para la sustentación
de la obra como un logro creativo en virtud del objetivo planteado
y como una posible contribución estética al ámbito de las artes
visuales. Siendo un caso algo más complicado, conviene sistematizar previamente toda la información en una tabla, donde, ambiente por ambiente, se consignen y describan los componentes
(bidimensional, tridimensional, ambiental lumínico/sonoro/aromático, etcétera) y se relacionen adecuadamente en función de la
construcción de experiencias estéticas parciales, y de la experiencia final resultante.
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IV. Abordaje de la obra por secuencia de acciones. Aconsejable
en los casos de obras relacionales y/o participativas diversas, que
implican un carácter representacional programado, con interactividad, duración en el tiempo y resultados variables. Muy adecuada a los trabajos de Emily Román y de Milton Hernández con
niños y adolescentes. En estos casos puede partirse de la descripción inicial de los componentes y pasar al texto analítico híbrido
(expositivo-descriptivo-narrativo-explicativo) que no constituirá
una narrativa de proceso creativo, sino la exégesis de un producto
representacional, y que ordenará el abordaje acción por acción.
Siendo un caso también relativamente complejo, se aconseja filmar diversas representaciones, seleccionar la más representativa
y con ella proceder a la identificación de las acciones y al establecimiento de su secuencia en el tiempo. El abordaje de las acciones
será cronológico, previa identificación de cada una al solo efecto
de su análisis ordenado (Acción I, Acción II, Acción III) o previa
indicación del segmento de tiempo en que empiezan a producirse
(01’45”, 06’30”, 12’24”), para garantizar la comprensión explicativa desde lo procesual representativo. En cada acción será preciso un análisis de componentes y de interactividad, estableciendo
igualmente la relación dialéctica contenido-forma-expresividad
para la sustentación de la obra como un logro creativo en virtud
del objetivo planteado y como una posible contribución estética al
ámbito de las artes visuales. (El video debe acompañar al informe,
en carácter de anexo.)
Tras la sugerencia de las estrategias exegéticas anteriores, se
indicó la elaboración del plan de escritura individual, en función
de la estrategia adecuada a cada obra y del enfoque particular
desde lo temático y disciplinar concerniente al objetivo general de
cada una; pues unos deberían centrar sus análisis en lo
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estilístico, otros en lo estético, otros en lo semiótico, otros en lo
performativo, muchos en lo inter- y hasta en lo transdisciplinar…;
pero sobre la base de una estrategia exegética determinada.
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Experiencias estéticas proyectadas
La experiencia estética
La experiencia estética es el resultado de una relación emocional y cultural del individuo con la obra de arte —operativamente
consciente, pero también subconsciente—, que suma nociones,
percepciones y situaciones vividas desde lo sentimental a un particular saber, construido y gozado a un nivel sensorial hedonista
y/o crítico, enriquecedor tanto del conocimiento informativo racional como del universo simbólico y afectivo, en que diversas funciones del arte pueden corporeizar individualmente. Deriva de una
doble interacción entre los planos consciente-subconsciente al calor de una también doble operación racional-sensible.
La experiencia estética puede ser situada, como en la interacción eventual individuo-obra, o sistematizada, en tanto acumulado cognoscitivo personal formado a partir de diversas interacciones artísticas.
En el caso de la experiencia estética situada —que interesa
particularmente a esta aventura didáctica—, es posible comprender algunas categorías en virtud de la forma y recursos con que
se construye y propicia; a saber: experiencias estéticas contemplativas, empáticas e inmersivas.
La contemplación es punto de arranque de cualquier otra
forma dentro de las artes visuales, la empatía es propósito recurrente y lo inmersivo puede manifestarse en grados distintos;
60
pero las diferencias entre estas categorías se establecen a partir
de la máxima condición dominante en cada caso.
Aunque la experiencia estética se “construya” como objetivo
consciente del artista, en tanto fenómeno se considera y estudia
desde la perspectiva del espectador, y acontece en el proceso individual y único de la recepción.
Dada la distancia que separa los procesos de emisión y de recepción, no siempre una experiencia construida con un propósito
determinado lo consigue; o no lo consigue plenamente en todos
los espectadores, en todos los contextos culturales ni en todos los
momentos históricos. Hay que considerar el modo en que —más
allá de la efectividad en el manejo de los recursos expresivos por
parte del artista—, entran en juego también la autonomía (capacidad del producto artístico para existir por sí mismo, independizado de su productor y de cualquier justificación amparada en
funciones o propósitos específicos), la polisemia (pluralidad de
significados de la obra artística), y el acervo personal del espectador.
De ahí que experiencias construidas con propósitos inmersivos pueden fracasar por no resultar siquiera atractivas al espectador (que decide alejarse de ellas); o que experiencias construidas
con un propósito empático no rebasen, al cabo, el nivel contemplativo.
Experiencias estéticas contemplativas
La experiencia estética contemplativa resulta marcadamente
hedonista. Propicia el goce estético de lo artístico sin que el espectador llegue necesariamente a un proceso de identificación con
personajes o situaciones del plano argumental de la obra (bidimensional, volumétrica, instalativa, procesual, interpretativa),
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aunque desarrolle toda una comprensión o interpretación personal acerca del producto.
Cierto que es una experiencia estética socorrida por creaciones
decorativistas de cierto nivel dentro del arte de masas, pero también un mérito de los mejores proyectos artísticos debidamente
conceptualizados o de interés alegórico superficial o profundo. Incluye las diversas provocaciones al espectador por efecto de formas del arte visual no figurativo o abstracto, y de otras portadoras
de lo gestual y lo instalativo no participativo ni relacional.
Toda la recepción se produce desde una focalización fundamentalmente externa, derivada de una correspondencia complaciente entre un ideal individual subjetivado y las características
de un artefacto o producto artístico específico.
Ejemplos de experiencias estéticas contemplativas en construcción:
Estampas ecuatorianas
Mentor López / Ed. Misael Moya
El arte contemporáneo está impulsando transformaciones mediante la producción y difusión artística en mercados cada vez
más digitalizados, con lenguajes marcadamente globales, necesitados de enriquecimientos iconográficos desde las identidades
nacionales, como forma legítima de sobrevivir culturalmente en
tanto naciones. Por ello, nos propusimos enriquecer con iconografías ecuatorianas la práctica del NFT interpretativo, simbólico
y cultural, incrementando la participación de Ecuador en las dinámicas de la Cultura Visual vigente. Es así que Estampas
ecuatorianas construye cuatro series de lo que damos en llamar
Postal-NFT dedicadas, respectivamente, a la Amazonía, la Costa,
la Región Insular y la Sierra, cada una con 16 ilustraciones de
flora y fauna representativas; en una propuesta que rescata la
ya perdida práctica de las emisiones postales nacionales, y
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sugiere la posibilidad novedosa del coleccionismo filatélico digital de piezas únicas. La experiencia estética lleva a disfrutar del
microcosmos de una biodiversidad única, como ventana para
una identificación personal con la cultura y el desarrollo de una
admiración imprescindible por lo propio, facilitada por un tratamiento en que sobresale lo bello, lo expresivo y lo simbólico. A la
vez, se enriquece el mercado artístico digital internacional con
una propuesta que prueba el derecho de lo nacional a su participación y enriquecimiento de los discursos artísticos de la Cultura Visual global de nuestro tiempo.
Lamento silencioso del sueño americano
Danny Llivipuma / Ed. Misael Moya
La creciente ola migratoria centro- y suramericana hacia Estados Unidos, suscita toda clase de inquietudes. El “sueño americano” suele presentarse como una promesa incuestionable de
éxito, que lleva a muchos a arriesgar sus vidas en un intento desesperado de escapar de sus países nativos. En este contexto,
nos proponemos confrontar el imaginario simbólico edulcorado
del sueño americano, en una propuesta artística visual de técnica mixta analógico-digital, por contraste de escenarios simbólicos. Debajo, Latinoamérica sumida en una orgía de cuerpos en
tensión que se esfuerzan apiñados por avanzar en medio de las
dificultades, aplastando todo a su paso y dejando cuerpos y objetos dispersos (como ocurre en el Darién: la selva humana cual
símbolo de angustiosa lucha, de esperanzas y desesperanzas, de
peligros y de traiciones). Quedan no solo los cuerpos ya inertes
de los fallecidos, sino también las familias abandonadas. Encima, en contraste con la tendencia monocromática pergaminosa de la obra-mapa, brilla en tono dorado la Estatua de la Libertad, rodeada por rascacielos y otros símbolos del progreso
norteamericano. Ambas geografías se separan, también simbólicamente, por un espacio composicionalmente menos denso, en
referencia al Río Bravo, el obligado Stop de la marcha donde el
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ritmo se reduce, con sus boyas antiinmigrantes flotando como
último obstáculo por franquear, en juego de vidas y de futuros,
también en colores. Toda una antialegoría, la obra propicia una
experiencia estética cuestionadora que lleva a la reflexión productiva.
Obra sin título
Marcela Matute /Ed. Misael Moya
Ecuador es un país plurinacional e intercultural, poseedor de
un amplio y rico bagaje cultural e iconográfico, ligado a la mitología y las tradiciones ancestrales que enriquecen el imaginario
simbólico del país. Esta realidad cultural e identitaria tan rica
se ve notoriamente afectada por el actual afianzamiento de la
cultura global, que aleja cada vez más al ciudadano común de
sus vínculos originarios. En este contexto, nos propusimos contribuir a la vigencia cultural de deidades ancestrales ecuatorianas en el imaginario simbólico actual, mediante una interpretación visual escultórica contemporaneizada. La serie, compuesta
por cinco piezas elaboradas en plasticera (material que garantiza la actualización técnica), se generó tras la recolección iconográfica y simbólica a partir de esculturas precolombinas y narraciones orales y escritas de cuatro culturas ecuatorianas (Cañari,
Manteña, Shuar y Kichwa) que tienen como figuras principales a
la mujer. Así, se destaca su rol primordial dentro de las comunidades, frente a una tradición que ha solido representar con este
carácter simbólico generalmente a hombres. Se resalta lo femenino a la vez que se estimula un nuevo canon basado en un proceso de estilización visual. La experiencia estética promueve un
despertar ante la realidad de la riqueza visual y simbólica del
país, así como una renovación iconográfica y estilística mediante una obra más creativa que reproductiva, profundamente
hedonista y bella, que muestra la cultura como un proceso continuo y rico, tan obligada a la adaptabilidad como a la resistencia histórica.
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Chaupi Runa: vida, pasión y deceso
Daniel Mendieta / Ed. Misael Moya
El Rutuchi, el Cuchunchi y el Pichkay son rituales pertenecientes a la cultura cañari de Ecuador, cada vez más amenazados
por el distanciamiento social que hacia lo ancestral propician
las nuevas prácticas sociales globales. Ante esta problemática,
la obra Chaupi Runa: vida, pasión y deceso tiene el propósito de
contribuir a recuperar, conservar y transmitir la cosmovisión
cañari en torno al ciclo de vida presente en los rituales ya mencionados, mediante su inserción en los dominios de la actual
Cultura Visual. A tal efecto, se maneja una propuesta visual
contemporánea escultórica que propicia el recorrido visual del
espectador a través de tres ollas de arcilla en las cuales se ven
representados los tres rituales en cuestión. La vida cañari no
comienza únicamente con el nacimiento del ser, sino con la integración del individuo a la comunidad y a la vida laboral; valga
decir que se inicia con el aprendizaje de prácticas para trabajar
la tierra, creando así un ambiente de solidaridad que busca el
bienestar común. Luego, el individuo elige el amor y se compromete con sus responsabilidades para crear una nueva familia,
siendo de gran importancia para transmitir conocimientos y valores sobre el trabajo en la comunidad. Trágicamente, la vida del
individuo culmina con su fallecimiento, pero no abandona el
plano de la existencia en soledad, sino que es acompañado por
aquella familia que lo formó y lo despide entre recuerdos y dichas pasadas que ahora generan nostalgia y tristeza. La experiencia estética se construye a partir de la intriga que propicia
un momento de comunión y de reflexión sobre los valores humanos heredados ancestralmente.
Obra sin título
Ánghelo Auquilla / Ed. Misael Moya
Dentro del imaginario cultural lojano, las prácticas caficultoras
son víctimas de una percepción distorsionada, a causa de una
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iconografía que las edulcora e idealiza, muy alejada de la realidad agrícola, en un mundo globalizado que da preferencia a lo
meramente visual asociado al mercado. Ante esta problemática,
la obra propone superar la visión pintoresquista y publicitaria
típica en la representación de prácticas caficultoras identitarias
de Loja, desde una focalización intimista y solidaria del proceso.
A tal efecto, se propone una serie de dos piezas, a través de la
ilustración en técnica mixta, con representaciones en que los
caficultores resultan los principales actores, y se resaltan sus
labores, experiencias y rutinas en construcción de nuevas iconografías. El imaginario se reconstruye con paisajes, espacios y
objetos estrechamente vinculados a su mundo real. Se propicia
en el espectador una experiencia estética por contemplación de
ambientes, mediante la suma de recursos visuales que incluyen
al propio café y objetos del ajuar cultural como materiales compositivos de las obras, y recursos ambientales como los aromas
característicos que despiertan evocaciones y apetencias, mientras se compone una nueva estética visual, ya no exteriorista y
pintoresca, sino desde dentro de los procesos representados,
con un estilo que no desdeña el guiño al primitivismo con que
grandes maestros de la historia del arte, en otros tiempos, superaron las iconografías cada vez más estandarizadas por el mercado; en nuestro caso, no desde la evasión, sí desde el compromiso social.
Fragilidad
Kevin Largo / Ed. Misael Moya
En Ecuador coexisten diversas visiones sobre la explotación minera, al extremo de evidenciarse tanto la posición a favor como
la posición en contra del fenómeno. En este contexto, partiendo
de nuestro punto de vista medioambiental, nos propusimos contribuir a concienciar al espectador mediante oposiciones estéticas bello/feo y sublime/trágico del ámbito rural de la parroquia
Chaucha, de Azuay, para una comprensión ciudadana sobre la
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fragilidad de la naturaleza por las obras humanas. A tal efecto
se maneja una propuesta visual contemporánea fotográfica que
lleva al espectador a contemplar las dos caras del fenómeno, a
través de una representación simbólica que trasciende la fragilidad y la riqueza que puede llegar a albergar un mismo territorio.
Para ello, se trabajan componentes como fragmentos de minerales valiosos extraídos de la mina y fotografías impresas de mariposas intervenidas con pan de oro, como elemento que simboliza la potencial transformación de la belleza en algo más
duradero, diríase que sublime; a la vez que se expone la erosión
y deforestación territorial consecuente, con escenarios inhóspitos, en que se manejan símbolos de la no-vida. Se propicia una
experiencia estética determinada por la duplicidad, por la obligada reflexión del espectador acerca de si es mayor el valor de la
conservación de la naturaleza o el de la conservación de la vida
que de ella depende, en un rejuego entre dos ambientes simbólicos, por uno de los cuales debería decantarse.
Obra sin título
Tábata Ávila / Ed. Misael Moya
En Ecuador, a pesar de la rica diversidad cultural, persiste una
falta de reconocimiento y conciencia de la pluralidad de regiones
y pueblos que conforman la nación, lo que subraya la necesidad
imperativa de destacar la representación simbólica y cultural de
comunidades, tribus y prácticas ancestrales, como componentes
integrados y fundamentales de la identidad nacional. Frente a
esta problemática, nos propusimos construir una propuesta de
ícono plurinacional ecuatoriano en cerámica, con lenguaje ancestral, basado en una reinterpretación narrativa con personajes simbólicos de tres regiones de la nación (Amazonía, Costa y
Sierra). Así, se concibe un conjunto cerámico de tres esculturas
de aspecto y estilo prehispánicos, sobre una plataforma ceremonial tallada en piedra, en concepción dialógica de equilibrada
comunión, solidaridad y complementariedad mutuas, que
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promueve una noción integrada de la identidad ecuatoriana. La
experiencia estética que proporciona a través de la cuidadosa
elaboración de los detalles y la representación fiel de las cosmovisiones ancestrales, incita a la reflexión sobre la importancia de
preservar y respetar la diversidad cultural, en un mundo cada
vez más globalizado y hostil a las identidades culturales nacionales. La obra enriquece el panorama artístico actual, a la vez
que fomenta admiración y orgullo por la riqueza cultural de la
nación.
Obra sin título
Alejandra Espinoza / Ed. Misael Moya
El hip-hop ha evolucionado a lo largo de las décadas; resulta
extremadamente diverso y abarca variedad de elementos, como
la música, la danza, el graffiti, la moda y la cultura. En ocasiones, resulta asociado con estereotipos negativos, lo que lleva a
una comprensión superficial o limitada de lo que realmente implica; y es que no todas las personas tienen acceso a una educación completa sobre la cultura del hip-hop. Ante esta problemática, nos propusimos contribuir a la visibilización en sistema de
la tribu urbana hip-hop, a partir de sus componentes breakdancing, graffiti, rapping y turntablism, para su comprensión sociocultural integrada, mediante una propuesta visual contemporánea. A tal efecto, se construye un mural de estilo cartoon con
pintura de exteriores, consistente en una representación artística de personajes femeninos y masculinos, con elementos representativos como skate, bmx, ropa, stereo, consola y aerosoles. Ello acentúa la expresividad de los personajes con colores
pasteles, con lo que se materializa qué es y cómo se conforma la
cultura hip-hop, en tanto expresión artístico-cultural, para contribuir a una asimilación e impacto positivo de la tribu urbana
en la comunidad. La experiencia estética propicia el reconocimiento y la identificación iconográfica y humana, mediante la visibilización de elementos selectos, entre los que sobresale la
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mujer artista, frente a una tradición en que frecuentemente se
le omite; todo ello, a través de la belleza y del diálogo comunitario en el espacio.
Obra sin título
Guillermo Matute / Ed. Misael Moya
Ser un Drag Queen no implica solo vestirse y exagerar la feminidad: es la representación de mujeres desde una identidad original otra. En Cuenca (Ecuador) esta comunidad todavía no es
tan conocida, pues incluso miembros LGBTQ+ no saben de su
existencia. De ahí que nos propusiéramos contribuir al fortalecimiento de la identidad social de la cultura Drag en Cuenca mediante una propuesta artística visual contemporánea antropológicamente fundamentada. Es así que, tras una inmersión del
artista en el colectivo social —del todo afín a los más clásicos
acercamientos de tipo etnográfico—, fue posible aportar una
propuesta que ayuda a la representación identitaria de la comunidad Drag y de quienes la representan, con el desarrollo de un
proceso en tres fases: la primera de ellas muestra maquillajes
estereotípicos de lo que se piensa como Drag Queen; la segunda,
el rostro masculino base de la representación; y la tercera, los
rasgos humanos comunes a todos. De esta forma se propicia
una experiencia estética por simulación vivencial y traslación de
caracteres a manera de símbolo y juego, para un reconocimiento
e integración de lo Drag a una noción de cultura cuencana en
construcción y actualización.
Ecua Toys: un diálogo visual con el pasado
Leonardo Banegas /Ed. Misael Moya
La diversidad iconográfica de Ecuador se ve afectada con la creciente popularidad de la impositiva corriente de la Cultura Visual, pletórica de representaciones estandarizadas que a ratos
anulan las expresiones más regionales y nacionales. En este
contexto, nos propusimos enriquecer con iconografías
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arqueológicas ecuatorianas producidas digitalmente la práctica
contemporánea del Art Toys, incrementando la participación de
Ecuador en las dinámicas de la Cultura Visual dominante. Así,
nuestra obra trabaja elementos iconográficos arqueológicos, explorando diversas expresiones artísticas mediante la utilización
de figuras personalizadas fabricadas con una diversidad de técnicas y materiales. Estas representaciones reflejan la identidad
nacional e incorporan aspectos estéticos derivados del tratamiento digital, en una propuesta escultórica interdisciplinaria
compuesta por dos series de tres piezas cada una. Las dos series, producidas con software especializado y técnica de retoque
para una reinterpretación visual arqueológica, rinden homenaje
a las culturas Cañari e Inca, mediante el Cashaloma y la
Chakana. El conjunto emula la esencia de un juguete de tipo
Art Toys, con todas sus partes contenidas en el interior, y utiliza
cajas contenedoras con la simbología de una olla de barro, que
provocan emoción y sorpresa ante los objetos que albergan en
su interior. Ambas series proponen lúdicamente descubrir el
misterio contenido en cada una de las cajas, en realización estética que fusiona el tema ancestral con la visualidad más contemporánea del producto Art Toys.
Glosa visual
Marlon Calle / Ed. Misael Moya
En medio de la Cultura Visual dominante en pleno siglo
XXI,
la
literatura ecuatoriana sufre, como todas, la pérdida sistemática
de lectores, en favor del aumento del consumo de las producciones audiovisuales, el videojuego y la interacción mediática en redes. Ante esta problemática, la obra Glosa visual pretende enriquecer el vínculo entre las artes visuales y literarias
ecuatorianas, mediante una propuesta contemporánea que inserta personajes y escenas de la literatura nacional en los ámbitos y prácticas de la Cultura Visual. A tal efecto, se procedió con
una serie conformada por tres pinturas digitales, cada una de
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las cuales construye una experiencia visual diferente. La pintura basada en la novela El dios terrestre de Atanasio Viteri
aprovecha el potencial paisajístico literario de esta obra, y elabora mediante la transposición una mirada a la territorialidad
en tanto posesión enfermiza. La pintura basada en la novela Un
hombre y un río de Horacio Hidrovo desarrolla las expresiones y
el lenguaje corporal de personajes inmersos en situaciones de
injusticia social. La tercera pintura, basada en Los murmurantes
de Santiago Páez, enfrenta la temática del viaje de personajes
por una ruta hostil indeterminada y simbólica, en que se
desarrollan esperanzas y creencias humanas universales. La selección de obras narrativas obedece a la potencialidad argumental del género. La serie visual contemporánea promueve una experiencia estética por contemplación de la nueva visualidad de
este siglo, de factura digital, alejada de las técnicas tradicionales
con que el mundo editorial ha ilustrado sus textos; a la vez que
despierta posibles intereses en la lectura de creaciones auténticas, originales y aportadoras del Ecuador.
Leyendas de El Vado
Omar Berrezueta-Ismael Pulla / Ed. Misael Moya
Hoy en día, el dominio de las corrientes de la Cultura Visual
fruto de la globalización imperante, implica el crecimiento exponencial del mundo de las imágenes y los dispositivos tecnológicos utilizados para crearlas, visualizarlas y distribuirlas, lo cual
propicia el abandono del mundo del libro y la lectura, tanto
como el de los relatos orales, en favor de la comunicación e interacción esencialmente visual. Ante esta situación, nos propusimos contribuir a la supervivencia de leyendas mediante el tratamiento artístico ilustrativo de un caso del barrio El Vado
(Cuenca) para su tránsito del dominio de la oralidad al dominio
de la Cultura Visual actualmente dominante. Así, la serie Leyendas de El Vado se planteó la creación retratística de personajes
de leyendas locales mediante el uso de técnicas de collage
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digital, como herramienta de expresión artística que posibilita el
rescate de elementos simbólicos e iconográficos del acervo visual
particular del mencionado barrio urbano. Las obras abordan el
plano narrativo que se deriva del manejo de versiones del todo
orales, con escenas de rápida asociación. El ejercicio aporta soluciones de carácter técnico procedimental, a la par que promueve el autorreconocimiento identitario basado en la tradición
oral inmediata, y el orgullo por la memoria y la cultura autóctona.
Obra sin título
Marco Coronel / Ed. Misael Moya
La globalización es el fenómeno distintivo del tiempo histórico
en que vivimos. Las prácticas culturales más auténticas de naciones con fuertes tradiciones ancestrales se ven particularmente afectadas e incluso amenazadas de desaparición, por su
imposibilidad de competir con las leyes de un mercado que estandariza, unifica, asemeja y priva cada vez más de las señas de
lo identitario. Es así que nos propusimos construir una alegoría
de la globalización como propuesta visual contemporánea para
una concienciación social sobre los peligros que representa en
un país plurinacional e intercultural como Ecuador. La obra
mural aportada desarrolla variedad de símbolos y metáforas visuales alusivas al fenómeno, entre los que sobresale el gran
pulpo que representa a la Globalización, cuyos tentáculos, a la
vez que interconectan lugares, personas y prácticas culturales
de la misma forma en que las redes nos aproximan aun en la
distancia, los aprietan y asfixian en franca alusión a la competencia desleal que genera cada vez una mayor brecha entre pobres y ricos, y que aniquila muchas de nuestras mejores tradiciones. Se provoca así al espectador en busca de una
experiencia estética en favor de la concienciación y la salvaguarda de nuestros valores, mediante la práctica de toda una
cultura de la resistencia en estos tiempos.
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La otra visión de San Antonio
Steven Torres / Ed. Misael Moya
La Conquista y Colonización, en tanto acontecimientos y procesos históricos, aún repercuten en una América Latina que sigue
luchando por la preservación de sus muchas tradiciones afectadas, y reflexionando sobre cómo habría podido resultar el fenómeno en sentido inverso. En este contexto, la obra La otra visión
de San Antonio se plantea intervenir un clásico de la pintura española de narrativa católica, con personajes y cosmovisiones
andinas a través de una reversión simbólica y cultural de los
mencionados procesos. Se desarrollan en tal sentido expresiones pictóricas contemporáneas que usan desde la realidad latinoamericana el mismo apropiacionismo y sincretismo manejados en su momento por la Iglesia Católica, en acto cultural y
artísticamente transgresor. A partir de La visión de San Antonio
de Padua, del autor español Murillo, se representa un ritual del
Aya, con su iconografía e ideario andinos; en una ambientación
barroca lograda por el manejo de la teatralidad, el color y la iluminación, para conseguir una experiencia estética compleja que
enfrenta el goce hedonista y la blasfemia o la provocación en
busca de una reflexión histórica.
Pensamiento inefable
María Carmen Fernández / Ed. Misael Moya
La Educación Cultural y Artística, tal como acontece en las escuelas ecuatorianas, no aprovecha suficientemente la capacidad
del niño en tanto portador y generador de un universo cultural y
simbólico rico y, con seguridad, trascendente. Ante esta situación, Pensamiento inefable produce una obra visual simbólica,
como corte sincrónico del imaginario infantil cuencano de nuestro tiempo, mediante una propuesta artística contemporánea
basada en la transformación de creaciones escolares originales.
La instalación genera un símbolo del imaginario infantil por
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medio de estructuras rígidas y sólidas, envueltas en capas de
collage (dibujos infantiles) que representan los imaginarios del
niño, con las diversas inclinaciones que pueden ir de los seis a
los ocho años de edad. Se genera un ambiente armonioso y amigable, con globos que representan mundos diversos, desbordantes en imaginación, iluminado todo con una luz tenue que favorece la observación de distintos caminos, en medio de un
aparente caos creativo. El artista resulta un coautor en esta
producción colectiva, donde ha debido desarrollar sus habilidades de promotor, gestor y facilitador creativo; en tanto experiencia también didáctica, referencial para docentes del área. Si en
el niño se propicia un espacio lúdico estimulante, en el espectador adulto se promueve una experiencia estética de agradable
nostalgia, que fortalece su confianza en la potencialidad infantil
para la proyección artística de mundos interiores representativos de nuestro momento histórico.
La Creación
Alanath Giraldo / Ed. Misael Moya
La actividad cultural del siglo
XXI
ha restado protagonismo a las
prácticas creativas y expresivas analógicas, frente al avance
arrollador de lo digital. Cada vez se abandonan más recursos y
técnicas que durante siglos, e incluso milenios, propiciaron la
riqueza de las expresiones visuales históricas. En este contexto,
nos propusimos potenciar artísticamente el recurso y elaboración técnica del garabato en la producción de obras visuales de
estética renovada, y narrar el proceso con finalidad ilustrativoreferencial. Así, la obra La Creación desarrolla una propuesta visual contemporánea que representa el tránsito por las etapas
evolutivas del dibujo infantil. En una misma composición en
tiza/creyones sobre madera, primero se desarrolla un dibujo
más suelto con trazos aleatorios, en los que prima el movimiento del cuerpo, el componente gestual, y en el que las formas
y figuras se ejecutan más por espontaneísmo que por intención
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o proyecto alguno; después se manejan trazos con intenciones
ligeramente ya significantes que no alcanzan la condición figurativa; más adelante, se generan figuras geometrizantes con discreta intención representacional, para, finalmente, reflejar procesos figurativos, pero siempre dentro de la dinámica del
garabato como recurso creativo. La experiencia estética resulta,
a la vez que expresionista, profundamente vivificadora y estimulante, y lleva al espectador a indagar en la sustancia de nuestros propios orígenes, en el manejo plástico de toda materia
como recurso físico creativo, y al desarrollo de un proceso también espiritual al respecto.
De vuelta a casa
Pablo Gómez / Ed. Misael Moya
Ante el dominio de la Cultura Visual en este tercer milenio,
creencias y subjetividades individuales se ven desafiadas y
hasta suprimidas, al igual que las prácticas culturales más genuinas de los diversos pueblos. Es así que la obra De vuelta a
casa recrea estéticamente una espiritualidad sincrética de origen vaishnava, cristiano y precolombino, en una creación visual
contemporánea, resultado de una experiencia autoetnográfica.
Se construyó una propuesta instalativa de dos piezas ubicadas
en orden vertical. La pieza del nivel inferior representa tres elementos concéntricos: el elemento externo consiste en una tela
naranja que asemeja un fuego en que bailan collages de diablos
de Píllaro (representación del sacrificio de los egos falsos en el
fuego del autocontrol); el elemento intermedio representa una
montaña tridimensional con la figura de la Virgen en la cima (en
alusión a la naturaleza material y al temazcal: ritual prehispánico espiritual que se realiza en una choza circular pequeña, y
representa el vientre de la Madre Tierra); y el elemento interno
muestra, a través de una pequeña puerta, el sagrado corazón
con la imagen de Radha-Krishna, que simboliza la meta última
de la vida. La pieza del nivel superior desarrolla un Jesucristo
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crucificado con la máscara de oro de la cultura Tolita y dos brazos de Vishnu que brotan por debajo de sus propios brazos clavados: es el alma autorrealizada a través del sacrificio, conservadora de su identidad. El conjunto propicia una experiencia
estética del todo sincrética, en que raíces culturales distintas y
muchas veces enfrentadas, logran armonizar en comunión con
el individuo. Es un constructo de la posibilidad de la resistencia
cultural individual en estos tiempos, en forma de manifiesto visual autoexpresivo.
Funkos pop ecuatorianos: primera serie
Jessica Montero / Ed. Misael Moya
La industria del entretenimiento actual ha invertido en la representación de diferentes figuras relacionadas con videojuegos, series, películas, entre otras producciones visuales. Ciertamente,
la iconografía resultante es bien internacional, al ser construida
por los países más desarrollados. En este contexto, nos propusimos enriquecer con estéticas ecuatorianas el funko, como práctica visual de la industria del entretenimiento actual de índole
coleccionista, incrementando la participación de Ecuador en las
dinámicas de la Cultura Visual vigente. A tal efecto, se aportó
un conjunto de seis figuras que representan diferentes nacionalidades, resueltas escultóricamente, en forma del todo afín al
mencionado género contemporáneo. Cada una de estas nacionalidades y/o comunidades indígenas de Ecuador resaltará la estética de la indumentaria usada en su comunidad y cultura,
como elemento que propicia el componente lúdico y educativo,
al fomentar la conciencia de lo plurinacional andino que es característico de la sociedad ecuatoriana. La experiencia estética
va dirigida al hedonismo de un público básicamente internacional, a quien enriquecer con iconografías renovadas desde lo regional americano que supondrán valor agregado en una práctica
ya internacional de coleccionismo y favorecerán la difusión de lo
nacional ecuatoriano por el resto del mundo.
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Alegorías del miedo ecuatoriano
Bolívar Peñarreta / Ed. Misael Moya
La inseguridad en las calles y comercios ecuatorianos afecta de
manera directa y cada vez más alarmante a toda la ciudadanía,
hoy a la expectativa de un cambio futuro. En este contexto, nos
propusimos abordar la inseguridad social de Ecuador en una
propuesta visual contemporánea, que utiliza la reproducibilidad
del Paste Up con una finalidad social concienciadora. Es así que
la obra Alegorías del miedo ecuatoriano ilustra esta realidad mediante una variedad de simbologías y metáforas políticas que
critican, y en parte parodian las gestiones imaginables (por lógicas) pero inexistentes como enfrentamiento del Estado a la situación, en un constructo visual que maneja personajes nacionales e iconografías de fuerte simbolismo urbano. La
reproducibilidad técnica del Paste Up contribuiría a concienciar,
mediante el efecto de la reiteración del mensaje, en favor del
cambio social. Así, la propuesta potencia las funciones ilustradora, comunicativa, ideológica y educadora del arte, mediante
un discurso dirigido tanto a complacer a unos sectores como a
incomodar a otros: aquellos comprometidos con la seguridad y
el bienestar ciudadanos hoy afectados.
Street Trash
Camila Rubio / Ed. Misael Moya
El consumo desmesurado e irresponsable, sumado al desconocimiento y el mal manejo de residuos, ha dado como consecuencia que el planeta esté invadido de desechos no degradables que
perdurarán miles de años. En Ecuador, por ejemplo, cada habitante produce aproximadamente 1 kg de desecho al día. En este
contexto, nos propusimos refuncionalizar estéticamente productos desechables en una propuesta contemporánea para la concienciación medioambiental. Así, la obra Street Trash resulta un
producto multidisciplinar que incluye collage, Paste Up y un video-arte; construido a partir de la experimentación creativa con
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materiales comunes de desecho, como plásticos, papeles y fundas de nailon. Como método investigativo-creativo se emplea la
deriva para la recolección de piezas no estetizadas, procedentes
del espacio público, las cuales, una vez tratadas artísticamente,
son retornadas a la convivencia ciudadana. De esta forma, se
construye una experiencia estética en que sobresale la interacción del espectador con una obra impactante que sale a su paso
por calles, puentes y construcciones urbanas, obligándole a observar y reflexionar en torno a las grandes islas de basura que
crecen a diario en urbes, campos e incluso ríos, lagos y mares,
como símbolos abstractos de una cartografía estética de lo abyecto.
Experiencias estéticas empáticas
La experiencia estética empática suele producirse ante un artefacto o producto artístico (bidimensional, volumétrico, instalativo, procesual, interpretativo), con el que el espectador construye
una recepción por desplazamiento de una focalización inicial externa a una focalización posterior interna; valga decir, a una profunda identificación con personajes o situaciones del plano argumental de la obra.
Es una forma superior a la de la mera contemplación interpretativa o comprensiva, y se asocia con propuestas artísticas no inmersivas (la empatía no requiere obligatoriamente de la inmersión), pero
fuertemente emocionalizadas a partir de
sus
contenidos y formas expresivas, donde lo estilístico (surrealista/expresionista/primitivista…) desarrolla categorías estéticas
de elevado potencial (lo grotesco/lo cómico/lo sublime…) y lleva a
emociones incluso catárticas.
Resulta típica de producciones figurativas —con independencia del grado de ideoplasticismo tal vez presente— y puede implicar
una
seudoinmersión
(o
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inmersión
subjetiva)
por
autoproyección imaginativa (nunca física) del espectador en los
contenidos y los escenarios.
Es recurrente en obras que abordan grandes problemas humanos, en proyectos de fuerte contenido social que potencian las
funciones ideológica o educadora del arte, y en construcciones de
interés alegórico profundo.
Ejemplos de experiencias estéticas empáticas en construcción:
Vine, vi y vencí
Carolina Ávila-Alan García / Ed. Misael Moya
Vivencias personales y biográficas han propiciado muchas y
trascendentales creaciones de artistas como Goya, Van Gogh,
Munch y Frida Kahlo: prolíficos en escenarios de enfermedad y
angustia. La experiencia autoetnográfica (diríase en términos
actuales) que sustentó muchas de sus producciones, es hoy
aprovechada para una creación que busca representar artísticamente el tránsito emocional del desconocimiento al diagnóstico y
a la asunción de las enfermedades reumáticas, en una propuesta pictórica contemporánea sensibilizadora. Una serie pareada de los tres estadios se concreta mediante pintura tradicional en acrílico sobre láminas acrílicas que enriquecen los efectos de
transparencia. Se entreveran las tres representaciones fruto
de la autora (paciente de reumatismo) con las tres representaciones del coautor, que aporta la visión externa, complementaria. Por adición, se genera un relato en paralelo que lleva la enfermedad más allá de una sola persona, como problema social.
Así, mediante la repetición se pretende crear conciencia de su
realidad y proximidad. Cada representación humana se acompaña de un animal (en función de nahual protector o complemento relacional), que atraviesa sus mismos estadios emocionales. La disposición de las obras en círculo propicia el tránsito
ordenado por los tres estadios. El tratamiento expresivo de los
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personajes transmite un mensaje esperanzador, de fuerza y confianza en la capacidad humana de resiliencia, y ayuda a empatizar con los procesos de angustia desde la perspectiva de una actuación social solidaria y de acompañamiento emocional.
Obra sin título
Josué Chalco / Ed. Misael Moya
La falta de socialización cultural es un fenómeno de nuestros
tiempos, pese a las muchas posibilidades que podrían instrumentarse. La realidad es más cruda fuera de las grandes urbes.
A la vez, es en las comunidades pequeñas y más locales donde
cualquier intervención cultural se agradece más y adquiere mayor relevancia. Es por ello que nos propusimos fortalecer vínculos identitarios individuo-comunidad a través de una propuesta
mural en espacio público, basada en experiencias y visiones individuales diversas del imaginario cultural colectivo. Así, aportamos un mural contemporáneo en la comunidad campesina de
Zhidmad (provincia de Azuay), que parte de una investigación
previa de carácter etnográfico posible gracias a la estancia e interacción del artista en la comunidad. Se representa la vestimenta típica de los habitantes, acompañados con elementos icónicos del contexto, como son los objetos tradicionales. Se
aborda, más que lo material, el mundo espiritual que también
confiere unidad a un grupo humano; en este caso, maneras del
sentir colectivo, leyendas y tradiciones, mediante un proceso del
todo participativo en que muchos locales resultaron copartícipes
del proceso artístico productivo. De este modo se propició, más
allá de la experiencia estética posible en los nuevos espectadores, una experiencia individual al calor del proceso en estos lugareños-coautores que vivieron junto al artista instantes de profunda creatividad solidaria en equipo. Esta circunstancia, como
parte vital del ejercicio realizado, fomentó la unidad y el sentido
de pertenencia, que garantiza la representatividad y simbolismo de
la obra creada.
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Espejismos
Daniel Brito / Ed. Misael Moya
La naturaleza humana condiciona que todo individuo tenga una
autopercepción de sí mismo. En ocasiones, esta función se altera por razones diversas, entre las que se encuentra el exceso
de celo autoevaluativo, hoy día estimulado por redes, revistas y
todo un universo social competitivo y exigente. Ante esta situación, nos propusimos abordar la conducta humana excesivamente autocrítica, mediante una actualización del abordaje estético de lo cómico y lo grotesco en la tradición de la historia del
arte, con una obra visual contemporánea de ambiente surrealista.
A tal efecto, se representa una mujer cuyos colores exhiben tonalidades apagadas (acromáticas) y expresión orgullosa, que
enfrenta su autopercepción en forma de imagen luminosa. Pese
a su faceta resplandeciente, aún no ha alcanzado la completa
aceptación de su contraparte: el yo natural. El acto simboliza la
dominante necesidad de reconocer que, al contemplarnos en el
espejo, nos enfrentamos tanto a nuestra faceta luminosa e
inocente, como a la más oscura. Esta creación busca fomentar
la aceptación de nuestra propia esencia con todas sus imperfecciones, y superar la condición esperpéntica a que nos puede
conducir, cual marionetas, la sociedad actual. Tanto el espejo
como los sonidos desempeñan un papel crucial al introducir un
contraste entre elementos “dignos” e “indignos”. Esto permite la
apreciación de ambas facetas en la experiencia del espectador,
reflejando la dualidad intrínseca en cada ser humano.
Obra sin título
Luis Choco / Ed. Misael Moya
En los actuales procesos de equidad de género y de empoderamiento femenino internacionales, los grupos étnicos y culturales
menos representados y con asientos o focos de resistencia, pueden resultar los de más lento avance. En este contexto, nos propusimos contribuir a la equidad de género y el empoderamiento
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social de las mujeres Shuar, a través de una serie pictórica contemporánea profundamente simbólica, en formato de un tríptico, como contribución a un camino en que ya reconocemos algunos avances en Ecuador. Nuestra obra guía al espectador a
través de un viaje visual que representa tres momentos del
desafío y la resiliencia que enfrentan las mujeres Shuar. Primero la confrontación con los estereotipos de género arraigados,
poco favorables a la comunidad. Luego la lucha que representa
la resiliencia y la búsqueda de la equidad. Finalmente, el renacimiento, que representa la noción de superación, triunfo y felicidad que se logra a través del empoderamiento. La obra fue posible tras una investigación en que prima la experiencia
etnográfica del propio artista, quien buscó y seleccionó las
herramientas encaminadas a la comprensión y tratamiento del
problema en acrílico sobre lienzo. La experiencia resultante trasciende la mera expresión artística, en busca de constituirse
también en un instrumento de cambio social, pues contribuye a
actualizar formas de pensamiento a tono con los avances sociales del país, y promueve la solidaridad con la mujer y su dignificación en el seno de su propia comunidad.
Regreso a casa y Contraste
Patricio Gordillo / Ed. Misael Moya
Cuenca, tal vez la ciudad más bella de Ecuador, no está libre de
marginalidad, aunque la composición social y la autopercepción
del cuencano lleve frecuentemente a ignorar esta realidad. Ante
esta problemática, nos propusimos visibilizar la marginalidad en
Cuenca en tanto fenómeno poco concienciado en el imaginario
social colectivo, en una propuesta de artes visuales contemporánea que desarrollara simbólicamente la paradoja idealización/realidad. A tal efecto, Regreso a casa y Contraste conforman una propuesta visual bidimensional que propicia el
tránsito del espectador a través de dos situaciones sociales ilustrativas de cómo, en diferentes escenarios tradicionales del
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centro de la ciudad, se alternan (o incluso llegan a coexistir) escenas de la bella ciudad y de la ciudad en que deambulan, duermen o piden limosnas los más necesitados. La experiencia estética se construye por la alternancia simbólica del día (lo bello, lo
confortable, lo ideal que resulta admirado por el turista) y la noche (lo feo, lo grotesco, lo real que vives como experiencia inesperada), en busca de una sensibilización ciudadana y una concienciación que lleve al espectador a comprender la cercanía de
la marginalidad resultante del alcoholismo, la drogadicción y la
mendicidad, en busca de la empatía para una Cuenca más sana
y solidaria hoy y mañana.
Obra sin título
Lyan Escalante / Ed. Misael Moya
En la actualidad, la vulnerabilidad infantil resulta un flagelo
aún irresuelto. Cuenca, singular ciudad ecuatoriana en la que
urbanísticamente casi no se perciben anillos de pobreza ni evidencias de gran disparidad social, es también un ejemplo de
este problema. En este contexto, nos propusimos representar visualmente niños cuencanos en condiciones de vulnerabilidad
social, mediante una apropiación contemporaneizada de Niños
jugando a los dados (ca. 1665-1675), de Bartolomé Esteban Murillo, para una concienciación en torno al problema irresuelto de
la pobreza, tras siglos de desarrollo científico y tecnológico. Así,
nuestra obra resulta de la exploración en los entornos mercantiles de Cuenca —lugares donde se manifiesta mayormente esta
cruda realidad— y del manejo del lenguaje barroco del artista
español tomado como referente para el tratamiento del tema. Se
representan tres niños —de tantos que incluso suelen alternar
tareas laborales— en momentos de recreo con los objetos a su
alcance. De la obra de Murillo a la presente, hay cambios sustanciales de ambiente: ahora se representa la arquitectura
cuencana en su vertiente moderna, como estrategia de reubicar
el problema cuatro siglos después. Se aproximan las obras, sin
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embargo, en la apropiación de la gestualidad, en la cromática y
en el efecto tenebrista, determinantes. Todo se dirige a propiciar
una experiencia estética emocionalmente empática, que pretende contribuir a una concienciación ciudadana para una
transformación social.
Ser para permanecer
Fernanda Guerrero / Ed. Misael Moya
Recuerdos y reminiscencias revisten gran importancia para el
adulto mayor, al contribuir positivamente sobre su calidad de
vida, en un periodo en que se presentan diversos malestares físicos y emocionales. En este contexto, nos propusimos reflejar
artísticamente la fragilidad de los recuerdos en una obra visual
contemporánea de carácter simbólico, bajo una estética de lo
efímero, basada en exploraciones de memorias humanas en la
ancianidad. Así, la obra Ser para permanecer, compuesta por un
díptico en óleo sobre monofilamento de nailon, parte de la investigación etnográfica y —por esa vía— de la observación directa
de casos, la entrevista y el relato de vida, para reconstruir visualmente recuerdos fragmentados de dos ancianos, en ejercicio
arqueológico-visual que les propicia el goce estético, a la vez que
estimula sus capacidades de reafirmación humana y de autorreconocimiento identitario. La obra resulta una instalación cuyo
montaje propicia una apreciación multidimensional, y la experiencia estética desarrolla por un instante la sensación de fragilidad, desvanecimiento y de estado anímico volátil, mediante escenas simbólicas y materiales que refractan la luz y hasta se
“desmaterializan”.
En(sueños)
Kerly Argudo / Ed. Misael Moya
La discapacidad puede resultar una condición de vida limitante
para el desempeño de actividades rutinarias; mucho más si la
sociedad no colabora y facilita la integración de los más
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afectados, que llegan a padecer incluso emocionalmente por
esta circunstancia. Ante esta realidad, nos propusimos contribuir al sentimiento de igualdad social y autoestima en personas
con discapacidades, mediante la potenciación de sus habilidades artísticas expresivas en equipo, como contribución a una integración social más eficiente. A tal efecto, la obra En(sueños) se
construye a partir de producciones visuales de discapacitados
del Instituto San José de Calasanz (Cuenca), que inspiran
narrativas, personajes y cromáticas en una creación autoral en
forma de mural, a partir de la experimentación previa digital,
con pensamientos, sensaciones, emociones, incluso el mundo
del subconsciente que confieren a la producción su carácter de
apropiación onírica reinterpretativa, donde aspiraciones y sueños resultan una misma sustancia, trabajada simbólicamente
desde una visión externa pero fraterna. La experiencia estética,
construida a lo largo de una producción colectiva y pensada
desde una visión interna de los propios creadores (discapacitados), aprovecha la función educadora del arte. Así, la autora se
desempeña como directora del proyecto, y procede mediante un
acompañamiento instructivo (composición, técnicas, visualidades) y educativo (trabajo en equipo, solidaridad humana, confianza en las capacidades individuales). Al cabo, se aporta una
obra de fuerte carácter simbólico para la institución, potencialmente sensibilizadora para el espectador ocasional.
Experiencias estéticas inmersivas
La experiencia estética inmersiva se produce cuando el espectador no puede evitar insertarse (penetrar, transitar, interactuar,
incluso participar como un elemento más) en los espacios que
conforman la propuesta artística, en fenómeno de recepción activa
determinada por formas instalativas, del arte-acción, del arte participativo, relacional y otras afines —correspondan o no al process
art—,
siempre
que
impliquen
85
el
abandono
de
la
mera
contemplación externa del objeto artístico para construir una relación vivencial o incluso empática desde su interior. Todo ello,
con independencia del lapso temporal en que acontezca —por voluntad expresa o ajena— dicho proceso.
La experiencia estética por inmersión es multisensorial, rebasa las formas meramente contemplativa y empática, y viene a
caracterizar diversas formas expresivas del arte contemporáneo,
donde el discurso visual se interconecta con el textual, el sonoro,
el gestual, el lumínico y el olfativo en diálogo directo y construcción artista-espectador u espectador-obra. Se trata, entonces, de
una inmersión objetiva, que alcanza la más absoluta materialización física.
Ejemplos de experiencias estéticas inmersivas en construcción:
Fragmentos
Mary León-Brian García / Ed. Misael Moya
Los problemas que aquejan al mundo actual provocan diversidad de desajustes individuo/sociedad, con manifestaciones
emocionales a veces críticas. Ante esta problemática, la obra
Fragmentos se propone contribuir a una concienciación en torno
a la posibilidad de enfrentar y sanar ante problemas emocionales, desde la comprensión de la resiliencia y el cambio, con vistas a una vida con bienestar. A tal efecto, se maneja una propuesta visual contemporánea instalativa propiciadora del
tránsito del espectador a través de tres espacios sucesivos, que
representan simbólicamente las etapas de caída, lucha y renacimiento, típicas de todo enfrentamiento a situaciones de angustia
o de trauma. La sensación de la caída resulta de un ambiente
lúgubre, que desarrolla la idea de la fragmentación espiritual y
anímica; la lucha se representa en un espacio que ilustra visualmente la confusión y la ira; y el renacimiento refleja la
86
noción de superación, triunfo y felicidad. Lo anterior, condicionado por el empleo conjugado de la fotografía, la escultura, la
iluminación y el sonido; en este caso, con clásicos del Barroco,
el Expresionismo y el Romanticismo. La experiencia estética resulta profundamente emocional y propicia un instante de total
solidaridad humana.
Sobre nosotros
Isabel Contreras / Ed. Misael Moya
Adentrado el siglo
XXI,
se vive bajo el dominio de una Cultura Vi-
sual que ha sustituido paulatinamente al libro y la lectura por
una relación interpersonal cada vez más centrada en lo icónico e
interactivo, que condiciona tu existencia en tanto existes en redes y otros espacios marcadamente visuales. Ante esta situación, la obra Sobre nosotros se propone construir una poética visual contemporánea de carácter lírico, mediante una
transposición de lo literario a lo plástico, como producto que
contribuye a la reconexión público-poesía en los actuales dominios de la Cultura Visual. A tal efecto, se maneja una propuesta
contemporánea instalativa e interactiva. La obra es mucho más
que un simple conjunto de piezas: es una experiencia envolvente
que invita a cada espectador a adentrarse en un mundo donde
la poesía se mezcla con la plástica. La multiplicidad que generan
los espejos permite explorar la reflexión de las emociones y pensamientos propios, mientras que los sonidos armónicos que se
reproducen te envuelven en una sinfonía poética. El aroma que
emana de las velas provoca y estimula una interacción multisensorial en una sala oscura, privada de preocupaciones y conexiones con el mundo exterior, que intenta fortalecer el vínculo
con las emociones más íntimas. El corazón de esta obra es un
espacio interactivo que te invita a escribir sobre los espejos tus
propios poemas, dibujar tus emociones o plasmar cualquier
forma de expresión artística que desees, convirtiéndote en un
cocreador de tu propia experiencia estética.
87
Obra sin título
María Paz Arévalo / Ed. Misael Moya
Ecuador resulta un país de gran biodiversidad, pletórico de maravillas naturales, si bien esta realidad aún no enriquece en la
dimensión deseada la vida de los ecuatorianos. Tampoco ayudan los actuales tiempos de globalización, hostiles a la supervivencia de tradiciones y vínculos significativos. En este contexto,
nos propusimos contribuir al fortalecimiento del vínculo Humano-Naturaleza mediante la generación de una experiencia estética emocional y hedonista en una instalación artística visual
contemporánea. A tal efecto, tras experimentar con la hoja de
plátano en tanto material (su textura, color, olor y las más disímiles mutaciones obtenidas por manipulación técnica, que propiciaron el disfrute del cambio), se construye una propuesta
para la interacción con el espectador, la inducción de su curiosidad por el carácter translúcido de las hojas y de las más diversas analogías posibles, lo que lleva al reconocimiento de la naturaleza presente, al goce ante la estructuración del montaje y a la
fascinación ante la capacidad expresiva del material, bajo condiciones de iluminación y ambiente artísticamente construidas.
Todo ello se encamina a una experiencia estética que implica
sentirse parte de la Naturaleza, elemento más de la instalación;
y no solo por la manera de interrelacionarse sensorialmente con
ella por inmersión, sino también por las reflexiones finales que
se potencian.
Mercado
Érika González / Ed. Misael Moya
En Cuenca (Ecuador), las prácticas del comercio —incluso formales— acontecen entre dificultades diversas, muy evidentes en
los mercados locales, como realidad social muy distante del
imaginario de pulcritud, belleza y esplendor que sobre sí misma
la ciudad ha construido a lo largo del tiempo. En este contexto,
88
la obra Mercado se propone representar, a partir de experiencias
ecuatorianas investigadas in situ, el desamparo al productor
presente en prácticas de comercio local para una concienciación
ciudadana. Es así que, a partir de testimonios varios, en que sobresale el de una joven comerciante, madre soltera, se genera
una experiencia estética multisensorial, fruto de la interrelación
entre la representación visual (realista, pero con pincelada moderna y algunos planos ligeramente expresionistas) de la protagonista, bebé en brazos, atendiendo a un cliente; la reproducción del ruido ambiental constante y ensordecedor del mercado;
y el complemento instalativo de un montículo de frutas y legumbres en estado de descomposición, con su aporte visual, táctil y
olfativo; que, mediante inmersión, ponen al espectador por un
instante en el lugar de la protagonista, en busca de la empatía y
solidaridad tan necesarias hoy día para la transformación y mejoramiento de nuestros pueblos.
Memorias del mercado
Milton Hernández / Ed. Misael Moya
En el Ecuador actual, las insuficiencias educativas limitan el
pleno goce artístico y cultural de niños y adolescentes. Serían
oportunas, entonces, acciones complementarias y solidarias
desde contextos extraacadémicos. A tal efecto, la obra Memorias
del mercado se propone fortalecer la cultura de los niños familiarmente vinculados a los mercados de Azuay, a través del recurso visual del fanzine, con vistas a potenciar la experiencia
estética creadora y educadora, representando así una herramienta de crecimiento humano. Para ello se maneja una propuesta visual contemporánea instalativa y relacional, que permite al espectador habitar un espacio rodeado de fanzines que
narran visual y literariamente experiencias personales diversas
y en distintos estilos. La obra condiciona la inmersión en una
estructura penetrable de fanzines colgantes, que desarrollan
tanto la historia del propio fanzine y su contexto en esta obra,
89
como las narrativas vividas en los mercados. El entorno se enriquece mediante la proyección en video y la ambientación sonora, provenientes de la experimentación previa en talleres con
otros participantes que dejaron su impronta creativa en esos
fanzines, lo que condiciona una experiencia estética envolvente,
de conexión empática entre la realidad del espectador actual y
otras previas, como ejercicio de continuidad artística, lúdica y
didáctica.
Agroecología para la reconexión
Eduarda Cevallos / Ed. Misael Moya
La expansión de los monocultivos y la agricultura industrial están generando graves impactos socioambientales. Esto promueve un distanciamiento entre el ser humano y la naturaleza,
que afecta la relación cultural con cultivos ancestrales como el
maíz: vital en la dieta y la identidad de los ecuatorianos. Ante
esta problemática, nos propusimos contribuir a la recuperación
del vínculo ancestral entre los ecuatorianos y el maíz, mediante
su dignificación simbólica en una propuesta artística visual contemporánea. Con ese propósito se produce Agroecología para la
reconexión, en forma de instalación participativa, dividida en
cuatro camas altas dispuestas en forma triangular, que coinciden con los puntos cardinales: sur, este, norte y oeste. Las camas altas representan una técnica agroecológica que regenera el
suelo y permite el cultivo sin invadir ni perturbar la tierra. Convocada la comunidad, fue posible llenar estas camas con materiales orgánicos, tierra negra y compost; para después asumir la
siembra colectiva de las semillas de maíz; y participar juntos de
un convivio que lleva a comprender el maíz como un alimento
no solo material sino también espiritual de los ecuatorianos. Las
etapas fueron documentadas mediante fotografías, como evidencia del proceso relacional vital a una experiencia estética emocionante, inspiradora y educativa, que favoreció instantes de reconexión humano-tierra, humano-maíz, humano-cultura, y la
90
socialización de saberes de utilidad práctica, además de simbólica.
Entre todos nos cuidamos
Emily Román / Ed. Misael Moya
Uno de los derechos más vulnerados en la niñez es el de la protección ante cualquier forma de maltrato; en especial, el abuso
sexual. Según la Fiscalía General del Estado, en 2021 en Ecuador se recibieron como promedio 14 denuncias de violación por
día; de ellas, al menos 3 contra niñas(os) menores de 14 años.
Estas cifras no demuestran la totalidad de los casos, pues muchos no son siquiera denunciados. En este contexto, nos propusimos diseñar una experiencia participativa-relacional con niños
y niñas, mediante la utilización de un manual interactivo enfocado en la prevención de la violencia sexual infantil en el país.
Entre todos nos cuidamos es el resultado del proceso de mediación en una institución educativa, que manejó la ideología del
arte comunitario, la gamificación y la nutrición estética en ambientes educativos para vincularlos con el tema, por medio de
un manual interactivo que, desde la ilustración y la participación, comunica artísticamente consejos ante posibles situaciones de vulnerabilidad, a la vez que alienta a la denuncia en caso
de sufrirlas. La instalación se compone de varias ilustraciones
con la misma estética empleada en el manual, que dan cuenta
del propio proceso de mediación desarrollado. Con tal integración, se fortalece una experiencia estética de evidente función
educadora, sin duda alguna sistematizable en aras de mayores
logros sociales.
Obra sin título
Patricia Sivira / Ed. Misael Moya
Las migraciones son un fenómeno distintivo del siglo
XXI
como
consecuencia de los problemas sociales, políticos y económicos
en diversos países. Venezuela ya alcanza la condición de éxodo,
91
con las consecuencias humanitarias y afectivas que esta situación acarrea. Ante estas circunstancias, nos propusimos abordar con fuerte carácter iconográfico las problemáticas sociales
manifestadas en el éxodo venezolano, en tanto crónica imprescindible de nuestro tiempo histórico y herramienta socialmente
concienciadora. A tal efecto, se maneja una propuesta interdisciplinar, que utiliza técnicas mixtas basadas en el collage y la
instalación visual y sonora, para favorecer un consumo multisensorial en que el espectador se ve inmerso en el caos propiciado por la superposición de sonidos durante su estancia en la
sala e interacción con la obra. El manejo del sonido produce
una transición gradual, donde la disonancia cede ante la narrativa de testimonios de migrantes venezolanos, en metamorfosis
acústica hacia un estado de solidaridad. Al final del recorrido, el
espectador se encuentra ante un collage que encapsula las múltiples perspectivas relacionadas con el fenómeno del éxodo, lo
que resalta la aguda crisis que vive actualmente el país. Este
viaje multisensorial no solo ilustra la complejidad del problema:
también evoca sentimientos de profundas incomodidad y empatía en el espectador, quien de repente se ve confrontado con la
realidad de un país inmerso en el caos y la migración forzada;
de lo que podría extraer importantes lecciones de vida.
Pescar en la memoria
Daniel Zúñiga / Ed. Misael Moya
En el imaginario cultural de Loja, las prácticas de pesca y piscicultura a pequeña escala han sido subvaloradas frente a otras
áreas del sector productivo y cultural, que hoy parecerían únicas y determinantes. Ante esta problemática, la obra Pescar en
la memoria se propone contribuir al enriquecimiento de este
imaginario sociocultural sesgado a través de la visibilización de
sus prácticas identitarias de piscicultura artesanal y pesca fluvial. A tal efecto, se propone una serie de puzles —fundamentados en derivas por espacios urbanos y rurales del cantón— que
92
rendirán homenaje a los principales actores de estas prácticas,
quienes las promueven desde un enfoque consciente y responsable hacia el medio ambiente. Las piezas demostrarán la riqueza de lugares y especies esparcidas por todo el territorio lojano. Pensadas para generar una interacción dinámica con los
espectadores, estos podrán construir los cuerpos de los personajes a través de un clásico Cubo de Rubik, adentrarse en la
cautivadora atmósfera de los paisajes mediante un rompecabezas de pieza deslizable, y, con otro personalizado, presenciar la
diversidad de especies existentes en pequeñas fuentes fluviales,
mientras experimentan conocimiento de tipo sensorial en torno
a estas prácticas, como forma de sensibilización. La experiencia
estética se estimula a través de recursos como fotografías, pinturas e ilustraciones; y con la propia relación interactiva obrapúblico. El resultado propiciará un momento lúdico-educativo
que podría estimular nuevas formas de relacionarse con estas
prácticas culturales en el futuro.
Amaru
Víctor Torres / Ed. Misael Moya
La sociedad hipercultural es como un rey Midas: todo lo convierte, pero en plástico. Desgastamos y consumimos desmedidamente los recursos del planeta; producimos no solo por necesidad, sino por ambición, lo que provoca la merma de nuestra
sensibilidad, identidad y calidad de vida. Ante esta problemática, nos propusimos reivindicar el uso de materiales y procesos
artesanales en la producción de una escultura de inspiración
precolombina, como alternativa medioambiental y estética a través de una propuesta de intervención artística. Es así que
Amaru reivindica la artesanía por su valor ambiental, sensibilizador y cohesionador de las sociedades previas a la industrialización y la invención de los polímeros sintéticos; sociedades a
las que el entorno resultó suficiente para satisfacer sus necesidades vitales e infraestructurales. En sus casos, la función
93
sensible prevaleció y hasta determinó lo decorativo. La propuesta visual se vale de la instalación para que el espectador recorra interiormente un ser mitológico elaborado con tejidos vegetales, como símbolo religioso del agua, la cosecha, el hogar y
la fertilidad. La experiencia estética deriva del tránsito a través
de una obra con cuerpo de serpiente, que propicia un instante de
comunión con nuestros ancestros, su interpretación mágica de
los fenómenos naturales, su productividad cultural y simbólica,
sobre todo de mitos y ritos sagrados, visibles en las mejores
creaciones artesanales, tan hermosas a ratos como enigmáticas.
La interacción sensible del cuerpo del espectador con el cuerpo
del objeto artístico fomenta una relación material identitaria,
cada vez más urgente en tiempos de globalización cultural y de
distanciamiento social.
94
Periplo en curso y aprendizajes
Fue necesario un alto estratégico en este arduo periplo en
curso para cumplir con el compromiso editorial de la entrega de
este volumen. No aguardar al final del proceso implica, de cualquier forma, una lección coyuntural: esta escritura no tiene que
dar cuenta absolutamente de lo que fue, pues resulta un relato de
lo que puede ser. A lo largo de todo un año debatimos y hablamos
siempre en futuro. La actividad creadora y la escritura no detienen aún sus energías prolíficas, y estoy seguro de que muchas de
las obras serán apenas la excusa y la motivación para otros muchos productos derivados y ricos, igual que para el descubrimiento de gustos, estilos y caminos que apenas se inician. Tanto
como la obra de arte, el artista es proceso en sí mismo.
Pero lo realizado hasta ahora, a pocas semanas de ver concluidos los proyectos y sus informes, merece un balance igual de mínimo que de justo.
Nuestros estudiantes se han ejercitado muy poco en el razonamiento lógico, y, pese a estar inmersos en procesos creativos
altamente subjetivos, habrán de emplearlo en el imprescindible
tránsito de la visualización de su obra a la enunciación de sus fundamentos y sustentos teóricos en un informe académico. Así, habrá que fortalecer el interés por lo teórico-metodológico, por la lectura que nos hace cultos, por la investigación documental y de
campo, todo lo cual determina la satisfacción de los requisitos
95
inherentes a un nivel universitario. Ciertamente, hay que superar
los textos con incoherencias discursivas, las escasas referencias
bibliográficas, los aún pobres referentes artísticos, el aprovechamiento mínimo de los recursos investigativos… Y hay que superar
la pereza intelectual y el acomodamiento creativo a un ejercicio
académico no visto en sus más amplias proyecciones de goce personal y de fiesta, para aportar olas de ideas, mares de bocetos,
para no empobrecernos en los límites estrechos de un par de trazos como únicos soportes del desarrollo de nuestros trabajos.
Pero, aun con todas estas limitaciones —entendidas como metas que ha de imponerse todo el modelo pedagógico nacional—,
los estudiantes formularon problemas de actualidad y objetivos
que, en muchos casos, suponían en sí mismos grandísimos retos,
por las dificultades técnicas e intelectuales que debían superarse,
las numerosas expectativas posibles y los altos niveles de experimentación requeridos.
En medio de tiempos confusos, de grandes luchas y de grandes cambios culturales como estos en que vivimos, es de resaltar
el marcado interés generacional de los estudiantes por una función social activa del arte, que, sin traicionar lo artístico en ningún caso, aborde problemáticas mundiales, regionales y nacionales a las que no dan la espalda. De ahí los objetivos recurrentes
de contribuir a diversos procesos de concienciación ciudadana, de
actualizar al país en ámbitos de la Cultura Visual dominante, y
otros afines.
Ideas valiosas y arriesgadas partieron en algunos casos de
experiencias muy personales (incluso traumáticas), de las que extrajeron lecciones, ávidos por compartir, demostrativas en sus
propósitos artísticos de un interés inmenso por la solidaridad, y
por el rescate y fortalecimiento de los valores humanos en pro de
96
una supervivencia cultural y de una vida con bienestar físico y
mental.
A nosotros, como docentes, la aventura didáctica de este
acompañamiento nos dejó enseñanzas múltiples, desde el enriquecimiento con formas, géneros y tendencias actuales de las artes visuales, hasta el fortalecimiento de la visión crítica en torno
a manejos didácticos, renovaciones y adecuaciones posibles para
enfrentar el reto de otros grupos futuros, con quienes volver a iniciar la travesía apasionante de la titulación, pero no de igual
forma: tan experimental en lo didáctico y en lo metodológico como
experimentales habrán de ser los nuevos proyectos creativos, y
tan comprometida en lo cultural y en lo formativo como comprometida demuestra ser esta generación de estudiantes de cara a su
tiempo histórico.
97
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104
Anexos
Anexo I. Proyecto de titulación de la carrera de Artes Visuales
CARRERA DE ARTES VISUALES
PROYECTO DE UNIDAD DE INTEGRACIÓN CURRICULAR POR LA MODALIDAD
PRODUCTO ARTÍSTICO CON FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
Estudiante
Título tentativo
Línea de
investigación
de la
Facultad de Artes
Procesos creativos en las artes y el diseño
Nueva ensayística sobre las artes y el diseño en el tercer milenio
Nuevas didácticas para la formación en las artes y el diseño
Director sugerido
Breve aproximación
técnica
Manifestación o manifestaciones, género, técnicas, materiales, formato
y/o dimensiones
Breve descripción
teórica (entre 350400 palabras)
Abordar en síntesis aspectos como:
Qué tema pretende
desarrollar o qué problema enfrentaría desde
lo creativo, cómo se integraría y aportaría a los
lenguajes actuales de las
artes contemporáneas,
en qué forma lo haría
(disciplinar,
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interdisciplinar), cuál es
el resultado esperado o
su contribución: ¿un
nuevo saber desde lo visual?, ¿una nueva manera de mirar el mundo?,
¿una estética renovada…? ¿Satisface funciones ilustradoras, quizás con finalidad
didáctica, u otras?
Seleccionar la
opción para la
fundamentación
escrita esperada
Narrativa académica del proceso creativo (memoria con discurso narrativo-analítico-expositivo)
Exégesis analítica, conceptualizadora o reflexiva de la obra
presentada (discurso descriptivo-analítico-expositivo)
Bibliografía
mínima
de referencia
Relacione al menos 5
fuentes iniciales, en carácter de material de
apoyo teórico, metodológico, conceptualizador,
técnico o creativo
Mes 1
Cronología
Unidad de Integración
Curricular I
Mes 2
Mes 3
Mes 4
Mes 5
Cronología
Unidad de Integración
Curricular II
Mes 6
Mes 7
Mes 8
Presupuesto
(de proceder, según
caso específico)
Presentación del trabajo definitivo
Unidad de
Integración
Curricular I
Unidad de
Integración
Curricular II
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Anexo II.
Resultados de las autoevaluaciones de los ocho
equipos, correspondientes al ejercicio de presentación expositivonarrativa de un proceso creativo
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Esta obra terminó de editarse
el 10 de enero de 2024
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