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Isabel Tejada Balsas, El alma irreversible (Juan Carlos Abril)

2014, Estudios Humanísticos. Filología

Reseña escrita por Juan Carlos Abril de Isabel Tejada Balsas El alma irreversible

I. Tejada Balsas, El alma irreversible, Prólogo de Sergio R. Franco, Jaén: Diputación, Accésit del XXII Premio de Literatura para Escritores Noveles, 2013, 78 págs. Isabel Tejada Balsas (nacida en 1973 en Lisboa, aunque afincada en Jaén desde pequeña) es ya una conocida poeta dentro y fuera de Jaén: de hecho ya tiene un libro publicado en la colección Monosabio, del Ayuntamiento de Málaga, La sonrisa del camaleón, en 2012. Y Campo de maniobras, un poemario breve o plaquette que consiguió el Premio de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Jaén, en 2013. Aunque es una autora que ya cuenta en su haber con otras publicaciones anteriores, y en los últimos años se ha prodigado de manera generosa, cuando se premió El alma irreversible era absolutamente novel, teniendo en cuenta que para ser novel —según el concepto— no hay que haber publicado más de un libro. Isabel Tejada Balsas ha publicado un libro con muchos aciertos expresivos y en el que hay una fuerza lírica y emocional que llaman la atención. De herencia vanguardista, en la tradición de la ruptura y sin desdeñar acercamientos al hecho poético desde distintos cauces, como caligramas, ampliación de los espacios mallarmeanos, o cualquier otro medio, la poeta está luchando, desde la dedicatoria inicial: «A la lucha / a este oficio de resistir en lo imposible de no entender / a todo aquello que me hizo daño / porque me hizo más fuerte» no sólo contra la cruda realidad sino también contra las propias limitaciones cognitivas, que vienen a ser las limitaciones humanas del hombre. No todo se puede explicar como las matemáticas, y precisamente la poesía es esa otra lectura de las cosas, esa explicación de las cosas que se basta por sí misma, y por eso un poema no se puede explicar, no se puede traducir. Si lo explicas, le quitas el misterio, le quitas la gracia, le quitas la propia poesía. Un poema es o no es, pero nunca puedes quitarle sus partes constitutivas para que se entienda, porque eso que le quitas es precisamente la poesía. Dividido en tres partes, «Lady-Lázaro», «Estuve esperando pero no vino nadie», y «Zoom», desde su propio título El alma irreversible apunta hacia el interior, hacia el fondo, hacia el abismo del sujeto contemporáneo, ese lugar incognoscible e inescrutable que sólo podemos sondear, pero con escasos resultados. La poesía de Isabel Tejada Balsas es una aproximación al sujeto trascendental —Lázaro que resucita— en un esfuerzo por apresar al menos un puñado de razones que nos den aliento. «Hijas del desierto sin nada que perder / A nosotras no nos queda nada / No tenemos nada salvo nuestra herida / Somos las candidatas perfectas para la lucha» (de «Yo pertenezco», p. 31). «Yo pertenezco» quiere decir yo soy, en una indagación de la propia identidad, aunque el lugar no esté completamente determinado, porque más bien la voz poética se halla en un no-lugar, como un espacio inhabitado, árido «Hay un lugar / hecho a oscuras / que clamo cuando escribo / y este instinto me gobierna / como un druida errado que no deja de buscar» (de «Se repite», p. 28). A pesar de eso, la indagación —tal y como apunta Sergio R. Franco en su prólogo— en la búsqueda no cesa, porque la poeta sabe que «Todo viene de dentro» (p 29), o también «En el fondo» (p. 41) de ese alma irreversible, de ese ser sin doblez, de ese ir de cara en la vida en la búsqueda, quizá, de la transparencia juanramoniana. Quizá por eso también la palabra que más se repita en este libro sea «corazón», ese lugar que no han podido los mapas detallar con precisión y que se resiste a la domesticación: la poeta vive en una «Isla», sinónimo de lugar fuera del mundo, fuera de las cartografías convencionales, y «Su voz es un sauce / que da sombra a todo lo que falta / y aquí / justo en alguna parte / un corazón estepario se pregunta / a qué suenan las cosas que no mira nadie» (p. 23). Un «corazón estepario» —recordando a la magnífica novela de Herman Hesse— que busca en todo momento «reconciliarse con el mundo y desatender su desierto / apartarse de los oscuros desperdicios que guarda el corazón» (de «A ras de mi ventana», p. 21), un «corazón a veces vencido (de «Mis partes feas», p. 27), «Atesorando erosiones de su corazón en grúa» ISSN: 0313-1329 Estudios Humanísticos. Filología 36 (2014). 187-188 187 (de «Yo pertenezco, p. 31), «Este corazón crónico y miope» (p. 39), que «Bajo el martillo de la noche» dice: «Rezan los lechos / y / se agitan / como una foto borrosa / allí donde / todos los corazones / tienen el mismo rostro tonto de tristeza» (p. 69). El zoom de esta poesía enfoca permanentemente hacia el interior, hacia lo desconocido de los individuos, hacia el corazón ingobernable. Estamos por tanto ante un libro que indaga en el interior de la naturaleza humana, en las necesidades del sujeto contemporáneo, y que es muy consciente de sus armas, de sus útiles, de sus herramientas, como en «Invalidez»: «Escribo porque no sé volar. Porque no sé escapar, de otra manera. / El lenguaje es todo lo que tengo. Lo que me queda, después de tallar cada letra, como quien levanta un muro o se aferra a algo que lo justifique.» (p. 25). Llama la atención especialmente esta indagación en el lenguaje, que es al fin y al cabo lo único que queda, como dice la poeta, de esa infructuosa en los insondables laberintos del alma —y qué será eso, si se me permite la pregunta—, siempre tan contradictorios. A nosotros nos queda este libro, la palabra de Isabel Tejada Balsas, a la que le deseamos mucha suerte y aciertos en su andadura poética. JUAN CARLOS ABRIL 188 ISSN: 0313-1329 Estudios Humanísticos. Filología 36 (2014). 187-188