A sus excelentísimas majestades de oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar:
Me llamo Jose, llevo casi 30 años sin escribiros formalmente o, al menos, sin hacerlo pensando en que los destinatarios no erais vosotros.
Siento el tiempo pasado, siento que haya tardado tanto tiempo en volver a creer, a creer en vosotros y en tantas otras cosas…
Por suerte, hace 5 años llegó a nuestra vida Martina, sé que la conocéis porque ella sí que os escribe, se que estáis en su corazón y en su mirada cada vez que se aproxima este día del calendario. Ella me devolvió el significado de que existís, dentro y alrededor de cada niño como Martina.
Sé que no tengo aspecto de niño, pero quiero seguir siéndolo por dentro o al menos intentarlo. Por eso he decidido comenzar esta carta, que no se si tendré valor de terminar.
Hace 3 años sabéis que llegó Guzmán. Éste es el primer año que él, conscientemente, escribe su carta junto a su hermana. Guzmán para nosotros ha sido un regalo excepcional... otro, junto a su hermana. Como Eva y yo decimos, es un alma sabia y tenemos el lujo de que nos haya elegido como familia en su camino.
Cuando era pequeño mis padres me enseñaron que, en la carta que os escribía, primero debía contar cómo me había portado a lo largo del año; algo que me resultaba extraño porque, supuestamente, ya lo habíais visto y sabíais por vuestra condición de Magos. Lo segundo era pedir por algo realmente importante para los niños en el mundo: que los niños en el mundo no pasaran hambre, que no hubiera guerras, enfermedades… Y, por último, pedir lo que quería para mí y para cada miembro de mi familia, Miguel, Ferna, papá y mamá.
Siguiendo ese orden al que ya estáis acostumbrados, el primer punto lo voy a obviar, ahora soy yo el padre y para mí los niños siempre son buenos y se portan bien; además sois magos y podéis hacer vosotros perfectamente ese juicio de valor.
En cuanto a lo segundo… pensando en algo importante… sólo se me viene a la cabeza una cosa… que desaparezca el cáncer infantil, que el 100% de todos los casos se curen, que toda la gente que estamos conociendo en este camino y la que no, salgan por la puerta grande, que se encuentre cura a todos los tipos de esta enfermedad, que no haya niños sufriendo por un tumor, por leucemia o cualquier otro mal de una enfermedad que debería tener prohibido su acceso a personas tan pequeñas. Ayudad a toda esa gente que está luchando por conseguirlo, y que han decidido dedicarle su vida a esta misión, a estar con niños así, a ponerles una bolsa de quimio, asistir a una operación de un tumor, cambiarles un suero o estar detrás de un microscopio.
En cuanto a lo tercero, no me voy a repetir sobre lo que han pedido mis hijos. Para Martina, además de sus princesas, bicicletas y patines, traedla ese ánimo inagotable y ese espíritu de superación ante todo lo que se encuentra en la vida, reforzadle ese “lo voy a conseguir” que nos trajo a esta familia.
Para Guzmán, ya sabéis, un tren, un tren y después un
tren, si puede ser, este último que sea con destino irrevocable a que todo este año responda bien al tratamiento, a que no haya ningún desvío provisional ni inesperado, a que la quimio mate lo que tiene que matar y a que su cuerpo, sabio, siga haciéndose un fortín contra la enfermedad. Y, por pedir, que ese espíritu de felicidad que le acompaña lo siga haciendo allá donde va. Que haga el trayecto que hace mi primita todos los días, que llegue a Guzmán el Bueno, pasando por Esperanza.
Para Eva, ya sabéis que por mucho que os esforcéis en ser innovadores, nada le gusta más que un trapito o dos, esto me costó aprenderlo. Pero vamos a arriesgar: me gustaría que la trajerais un puñado extra de esas sonrisas que iluminan esta casa, que iluminan a mis hijos, que me iluminan cuando estoy bien pero sobre todo hacen de faro cuando, como estos días atrás, me siento mal. Traedle un montón de ese “nosequé” que tiene ella, con el que hace cada día de esta casa un hogar y que cada día que paso a su lado me convierte en mejor persona.
Y para mí… es muy sencillo: seguir teniendo el privilegio de ser feliz rodeado de la familia que tengo. Seguir teniendo el privilegio de VIVIR con Eva, Martina y Guzmán.
Esta noche os dejaremos leche y agua para los camellos, como siempre hemos hecho.
Un beso para los tres.
Jose.