Hace nada ha fallecido Javier G. Sin ser muy allegado, lo conocía lo
suficiente para dedicarle unas líneas y, cómo no, mis oraciones por su eterno
descanso.
Seguro que muchos de vosotros, si tenéis la oportunidad de
leer estas líneas, entenderéis porque he titulado así esta carta y dedicatoria:
Postales desde el cielo
Sin ser yo, oriundo de la ciudad donde vivo, por tal o cual
circunstancia conocía a Javier G. y siempre que coincidíamos, todo él me ofrecía
un afecto y amabilidad que siempre he apreciado.
Les cuento y sabrán el porqué del título de esta carta.
J.tenía una frecuente costumbre (que a veces regañaba algún diente de su estupenda mujer) que
consistía en escribir postales asiduamente a un «puñao grande» de amigos y
conocidos. Lo hacía desde lugares donde había estado, viajado o conocía de
pasada … No me pregunten mucho más, pero mi familia y yo las recibíamos. Subrayo
lo que de su lista era un «puñao-grande», porque eran postales de puño,
letra, sello y correos …Vamos, como las de antes, nada de fáciles watts, redes
sociales, ni fotos de Instagram … no, no, no.
Siempre he pensado que cuando alguien te dedica un tiempo,
ni que sea el que ocupa escribir unas letras que caben en una postal (con sello,
viaje al buzón y, en su caso, seguro que alguna oración), es que ese alguien te
da un trozo de su corazón; y por lo que yo he recibido (seguro que muchos
también) es fácil adivinar que el corazón de Javi era grande como él.
Una vez se lo agradecí, pues me sorprendiera tanta
dedicación, y me contestó con una sencillez aplastante: “Es una afición que
siempre he tenido y siempre me ha gustado cultivar” ; me lo dijo con una cálida sonrisa, comprendí y me pareció genial.
Otra vez coincidí por motivos profesionales con un muy, muy
amigo de Javi (amigo y compañero de buenas comidas) y éste E. M. una vez supo que yo era destinatario también
de la amistad y cariño transmitidos en sus misivas, me dijo sin complejo alguno:
«si eres amigo de Javi y recibes sus postales tienes toda mi amistad, respeto y
cariño» … y desde entonces, E. siempre me ha tratado con un mayor grado de amistad.
Señor, Tú sabes más. Isa, María, Javier y resto de familia…vosotros
sabéis lo suficiente para conocer la pérdida y dolor del fallecimiento de
vuestro padre y marido. No solo os envío un cálido abrazo, sino que os
manifiesto algo que tengo en mi interior:
Soy un afortunado, os y Le doy las gracias: tengo un amigo
en el Cielo, y desde allí sé que me (y nos) siguen llegando postales, sin puño, ni
letra, ni sello de correos que valga …
P.D. También ha muerto José por la misma circunstancia, el
padre mi buen amigo J.Rafa. Os pido una oración también por él, seguro que se
ven, y me los imagino no escribiendo, pero sí jugando a las cartas. En sus
partidas siempre ganan, pues siempre les sale el As de corazones y el de diamantes
cuando reparten la baraja.
Tomás C. y familia.