Supongo que la mayoría de ustedes
se reconocen en esta actividad (la de
sacar la punta al lápiz) como de las primeras que iniciaron en su infantil
etapa escolar. Buscando las fotografías seleccionadas he comprobado cómo ese
quehacer, ha sido motivo por el que alguno ha recordado ese momento con cierta
fascinación. Incluso me he acordado cuando una de las señoritas comentaba sobre
esa actividad en una de mis hijas y no puedo evitar sonreír cuando me la
imagino afilando el lápiz, apurando la
punta, perfilándola y observando esas “virutas” de madera que quedan tras el
afilado.
Desde luego que esto de la punta
y el lápiz es del todo metafórico, piensen ustedes en el significado que
quieran darle y seguro que llegamos a un pequeño acuerdo aunque también habrá alguno
(y yo estoy encantado de ser uno de ellos) que aún le daría una vuelta de más
al sacapuntas convencido que esa a esa mina se le puede sacar algún que otro
partido.
Pensaba en que se trata de las primeras actividades
que el niño acomete con su instrumento de trabajo y su “primera” máquina de
puesta a punto; y en este sentido me
planteaba en cómo desempeña cada esa tarea en función de su personalidad que
está en los primeros años de formación. Y no solo eso, sino que al mismo tiempo
con ese utensilio tan cotidiano, se precisa una cierta destreza para acometer
el trabajo con eficacia.
En uno y otro sentido puedo imaginarme varias situaciones.
Como la de aquel que le sorprende por el resultado obtenido tras dar unas
vueltas al aparato. Alguno que lo utiliza como método de distracción. El que
nunca se conforma como le ha quedado esa punta y siempre la está retocando. El
que alinea toda su colección de lápices de forma milimétrica para que todos queden a la misma en perfecto
estado de revista. Aquel que tiene que repetir una y otra vez pues siempre se
le acaba rompiendo la mina. Y si me apuran los que optan por un “afeitado” a la
carrera o los que se concentran su
cometido en obtener ese “desecho” de madera en una sola tira.
Seguro que deben darse alguna forma más y actitud frente a esa
situación, incluso podría pensar aquello que dadas las aptitudes manuales y la personalidad de muchos niños y niñas, el sacar la punta al lápiz, podría evidenciar de
alguna manera el cómo nos enfrentamos a otros asuntos de nuestras vidas.
He intentado indagar en mis recuerdos personales sobre este
tema y diría que una de las cosas que me intrigaban es si aquello negro que
había dentro del lápiz siempre estaría allí, si llegaría al final del otro
extremo y si llegaría algún día a tener un lapicero que tras tanto usar y perfilar,
me quedaría en formato minúsculo como el
de la foto. En alguna ocasión llegué a preguntarme por aquello que podrías
llegar a escribir o dibujar con ese trozo de mina que todavía no se había
consumido. Les reconozco también, que
muy diestro no fui con eso del “afilamiento” y más de una punta se me rompía
por un mal uso de la dichosa maquineta J.
Película para estas fiestas. "Los Miserables" ... tendré que escribir sobre ello (?) le he de dar unas cuantas "vueltas" más.