LOS BEMOLES DE LA VIDA
La vida es, en sí, un constante desafío a nuestra
inteligencia física o emocional; una prueba constante a nuestra capacidad de
ser humano; en ella debemos disponernos a vencer siempre o siempre seremos perversamente
vencidos. Según arguyen algunos pensadores y espiritualistas, de la vida
recibimos todo lo que pedimos, o atraemos hasta nosotros todo eso que
consciente o inconscientemente anhelamos, sin importar que esto sea bueno o
malo. Siendo así —porque irrefutablemente es así—, debemos procurar atraer hasta nosotros lo mejor y alejar de nuestros
entornos lo peor. Quizás, de tal manera, podamos vivir coherentemente acordes con
los cambiantes e inusitados bemoles de la vida, que son, a fin de cuentas, los
que trazan el curso de la existencia del ser social.
Ahora bien, en la vida, estemos o no de acuerdo
con los antes enunciados preceptos,
hemos de procurar vivir en perfecta consonancia con aquella profunda
filosofía que nos asegura que: “Todo pasará”. Así mismo es, aunque no lo
queramos admitir, sea bueno o sea malo el momento vivido: “Todo pasará”.
Vivamos, pues, conforme a la excelsa religión de hacer prevalecer el bien común
en todo el momento vivido, procurando así dejar en los demás lo mejor de
nosotros, a fin de que, aquellos que sean agradecidos, nos recuerden con
gratitud y amor y, al igual que los que nos lo son, disfruten de nuestra
bondadosa luz y nosotros de la de ellos. Así que, a sabiendas de que todos
pasará —pues hasta nuestras propias vidas terminan—, vivamos de común acuerdo
con los cambiantes e inusitados bemoles de la vida, extrayendo de ellos lo
mejor y desechando siempre lo peor.
Autor: Rodolfo Cuevas©: 20/08/2011;
todos los derechos reservados, ley 65-00.
P.D.
Estimados
amigos, pido perdón por mi aún más notable ausencia de la blogosfera, estoy
teniendo problemas técnicos graves con mi equipo computacional, por tanto,
apelo a su comprensión. Gracias.