lunes, 31 de mayo de 2010

PELOPÍN-MANCHOYA DESDE COTEFABLO

Manchoya, con sus 2034 m. de altura es el techo de Sobrepuerto y un extraordinario mirador de todos esos montes y del Pirineo Axial. La única vez que había estado allí fue cuando preparaba la Guía de Sobrepuerto y me apetecía volver. Además, Ana y Pol no habían estado así que para allí que nos vamos.
Salimos de Biescas a las siete y llegamos poco después al párking del túnel de Cotefablo. Se coge el sendero hacia Otal y se empieza a subir muy fuerte. Están haciendo una pista panosequé que lo ha cortado. Esa primera media hora se hace dura hasta que llegas a la divisoria entre el Sía y el Sorrosal. A partir de allí, se coge una vieja pista que primero sube por el lomo y luego hace un largo flanqueo hasta llegar al puerto de Otal. 1 hora hasta aquí, 500 m de desnivel. Sin parar, iniciamos la subida al Pelopín (del latín Podium lupinus, "punta de los lobos") al que llegamos en unos minutos. (2007 m.) A partir de aquí se ve toda la cresta por donde vamos a ir hasta Manchoya. El siguiente pico es el Monchoa reconocible desde lejos porque tiene un gran pilón de piedra hecho por los pastores tiempo atrás. (1950 m.). Sopla aire y no hace nada de calor. El Piri se ve nublao. Vamos a almorzar aquí. Parada dando vista a Yosa de Broto y continuamos la marcha. A partir de aquí es un continuo sube y baja pasando por diversas cotas hasta situarte debajo de Manchoya. Ya empiezan a verse flores... Narcissus alpestris, androsaces de dos especies, preciosas pulsatillas, siemprevivas... Un último esfuerzo y estamos arriba. Nos ha costado dos horas y media desde abajo, hemos hecho 610 m. de desnivel y una buena distancia. Desde arriba se ve todo Sobrepuerto, el Piri desde Cotiella hasta el Bisaurín y la ribera del Ara. Se ha parado el aire y se está bien. Estamos largo rato en la cima y volvemos por el mismo camino.
Ahora hay gente en Monchoa, Pelopín y Otal. Hay que ver lo poco que madruga la peña....
Llegamos sin problemas hasta el puerto de Otal y de allí al coche en poco rato más. Galimba bien buena y bien fresca en el cámping de Gavín, comida en casa la suegra y de tardes aún me he hecho la vuelta el almendrón con la bici y mis tres mujeres que el veraniki se acerca y hay que preparar la operación bikini.
Hala pues...

domingo, 23 de mayo de 2010

COTIELLA, DESDE ARMEÑA.

Hace muchos años, tantos que todavía no tenía tripa cuarentona ni pelos en las orejas, nos fuimos una Sanmigalada con Pol a subir a Cotiella por Barbaruens. Mi extraordinario sentido de la orientación y mi magnífica experiencia montañera, hicieron que acabáramos, sin querer, en el punton d'as bruxas o punta Raymond d'Espouy. Aquél día juramos que, por la gloria de nuestras madres, volveríamos para subir a Cotiella. Bien, pues diez años después aquí estamos.
Salimos el viernes a las cuatro desde Biescas. Roberto sube de Zárágózá y nos juntaremos con él en Campo. (En el restaurante Cotiella, pa ir abriendo boca). Llegamos un poco antes y caen dos galimbas que la tarde está caliente. Trasvase de material y con el coche de Pol llegamos a Barbaruens donde cogemos una pista que nos lleva hacia el circo de Armeña. Dos coches en el párkig, tendremos compañía en el refugio. Nos cuesta subir hasta allí una hora y 25 min por parajes de extraordinaria belleza. El refugio es como la casita de blancanieves, situada en un lugar idílico pero llena de ratones. Dos catalanes de Mollerusa, una pareja, el catalán, ella griega y nosotros. En total siete. Un rato de cháchara, cena mientras vemos como los ratones se zampan el contenido de una lata de paté delante de nosotros sin inmutarse. (Ratones carnívoros, macho ¿Y aquí vamos a dormir? a lo mejor mañana aparecemos sin dedos en los pies...que mal rollo).
A las cinco y media de la mañana suena el móvil. Chequeo rápido. No me falta ningún miembro, apéndice o similar. Salgo a la calle y veo que está medio nublado y que no ha habido rehielo. Nos vamos a cagar. Salen los catalanes delante nuestro y nosotros detrás. Enseguida empieza la nieve. Efectivamente, no está helada y nos hundimos hasta la pantorrilla. Enseguida cogemos a los de Mollerusa y decidimos abrir huella un rato cada uno (Aunque alguno se las ha ingeniado para escaquearse). Al principio se sube suave pero al llegar al pié del collado entre Cotiella y Cotielleta aquello se empina de manera alucinante. El último trozo es casi vertical con una cornisa que no podemos pasar. Nos desviamos a la izquierda y trepando por piedra suelta y cascajera llegamos a la arista cimera. Parece que ya estamos allí pero los cojones, nos queda una pataquera guapa y, encima, se está nublando a marchas forzadas. Alguna vez la cima desaparece envuelta en niebla. Roberto se queda que le duele una rodilla. Acometemos los cuatro una pala empinada al principio, muy empinada en medio y empinadísima al final. Hay una cornisa que tenemos que picar con los piolets y hacer un paso de hombros para superarla. Unos pasos más y cima. Joder, no pensaba yo que nos iba a costar tanto. Cuatro horas desde que hemos salido del refugio sin parar para nada. De repente los cielos se abren y nos dejan ver desde Monte Perdido hasta el Aneto. Hasta hace calor a ratos. Decidimos bajar al collado de la punta las Neis para evitarnos la cornisa de subida pero, conforme bajamos, vemos que la cornisa de arriba es la hijita pequeña de la que hay allí. Pedazo cornisa que sale más de dos metros. Media vuelta y parriba otra vez. Joder, 2915 m que tiene Cotiella más 200 m que acabamos de bajar y hay que volver a subir, acabamos de hacer un 3000, por gilipollas. Al final el descenso lo hacemos por el lugar de subida, con mucho tiento, mirando bien donde apoyamos los pies y clavando crampones y piolet como si nos fuera la vida en ello (que ahora que lo pienso igual si que nos iba...) Llegamos donde nos espera Roberto y continuamos bajando. La nieve está cada vez peor. Nos hundimos hasta las güebos y empiezan a caer las cornisas de arriba provocando pequeñas avalanchas que bajan paralelas a nosotros. Hostia tú, vamos a separarnos de estas paredes echando fuego. La bajada del collado la hacemos con mucho cuidadin y de culos hasta llegar a una zona segura. El resto del descenso se hace laaaaargo de narices hasta que llegamos nuevamente al refugio. Los catalanes los hemos dejado atrás pero llegan poco después acompañados de la pareja que habían salido del refugio solo a pasear por la nieve. Cojonudo, donde cogíamos agua ayer se ha secao y la fuente está debajo de un nevero. Afortunadamente, dos tíos de Huesca que habían subido a comer al refugio nos dejan toda el agua que llevaban. Estoy por darles un beso en los morros. Me acaban de salvar la vida. Comida en la terraza al sol mientras se secan las botas, calcetines, polainas y pantalones. Recogemos los sacos y esterillas y para abajo. En poco menos de una hora nos plantamos en el coche. De ahí a Campo (al restaurante Cotiella otra vez) donde caen abundantes birras y hasta un helao de chichiberry o no sé que hostias pero que estaba cojonudo y pa casica que esta noche hacemos un homenaje a Maxi y presentamos un libro que hemos escrito entre varios en su honor (sí, sí, yo, cuando quiero, hasta se escribir y hablar bien pero eso es otra historia...)
Hala pues...

lunes, 3 de mayo de 2010

MOLA, MOLA, MOLA, LA REGINA DE PERAMOLA

No, si yo....cuando me siento poeta....Pues el caso es que la idea inicial era hacer el Mascún. (Bueno, hacerlo, no, que ya lleva varios milenios hecho, lo queríamos bajar porque Teo y Chué no han estado) pero la borrasca atlántica, sus frentes asociados y ocluidos y la madre que parió al tiempo nos obligaron a cambiar de estrategia. ¿Y si nos vamos a la ferrata Regina? Y de paso hacemos la canal del palomo en Vadiello y la de Olvena. Pues hala, a ferratiar otra vez.
Bajamos a Vadiello el sábado. Teo, Urbez, Pol, Chué, Óscar y Ángel. Estado del cielo 80 % cubierto, humedad relativa 90 %, posibilidades de precipitación en forma líquida y/o sólida 99'9 %. Hala, pa dentro la canal. Por si alguno tenía dudas, desde el primer momento nos queda claro que la canal es, en realidad, un barranco que drena las alturas de Liguerri. No había visto bajar tanta agua allí nunca. Nos mojaremos, por arriba (es decir, la cabeza) y por abajo, (usease, los pieses). Ritmo rápido. Ni Chué ni Úrbez habían hecho nunca ferratas y suben como jabalises. Comedias para evitar el agua que cae hasta un paso en el que el líquido elemento sale disparado y no te quedan más güebos que mojarte de cintura para abajo. A partir de allí, ya nos la pela que llueva, que nos caigas goterones de las paredes y que salpiquen las cascadas. Unos empentones más y arriba. Ha dejado de llover pero sopla viento. Cogemos la vira hacia la derecha y empezamos a bajar. Las simpáticas clavijas que normalmente se destrepan, las rapelamos porque la roca está mojada y resbala. Cinco minutos antes del coche vuelve a llover y nos vuelve a poner fartos de agua. Sin ni siquiera quitarnos los arneses y el casco, nos metemos en el coche y vamos a comer al túnel. ¿Qué hacemos?, No nos vamos a ir pa casa ahora ¿no?. Hala, pa Lérida o Lleida o como coño se diga. Si llueve haremos turismo. Ángel no viene y Óscar va a buscar a Erika y nos juntaremos con ellos en Organya, donde tenemos intención de dormir. Antes, intentaremos nosotros hacer la ferrata de Olvena. Pues no. En la ferrata de Olvena, llovía con gotas del diámetro de mi cabeza y el cielo estaba negro como mi alma así, que...pa otro día. Kilometrada elegante hasta llegar al pueblo en cuestión, y, pa variar, está lloviendo. Mecagüenlaputadoros, que asco de tiempo. Al poco llega Óscar y Erika, buscamos sitio pa cenar y decidimos que, si mañana hace malo, nos vamos a Andorra a comprar azúcar, mantequilla y pistolas del 22 que está la cosa mu mal y allí te las venden sin licencia. Dormimos en un albergue solos y al día siguiente ¡Tacháaaan! ¡Sale despejao!. Hala echando hostias a desayunar y vamos p'alla que allí va mucha gente y es muy larga.
El párking está a la derecha de la carretera, entre Organya y Oliana. Se coge una senda sin indicar que en media hora cómoda te deja a pie de via. Desde allí vistas acojonantes. La verdad que tiene buena pinta este valle. Hemos visto mucho románico desde el coche. Habrá que venir de turismo cultural con la family algún día.
Empezamos a trepar. Una primera tapia muy vertical, pero perfectamente equipada, nos deja en un canalizo por el que se ganan metros muy rápido hasta llegar a una bifurcación. A la izquierda se sube a una aguja, a la derecha continúa la vía. Subimos a la aguja desde la que hay unas vistas cojonudas del valle, y volvemos a bajar. A Chué no le está molando nada. Pone malas caras, resopla y no se ve seguro. Llegamos al primer escape y se pira para abajo. La siguiente es un puente largo de cojones y que se menea que da gusto. Yo, para que voy a negarlo, me he acojonao. Pero no un poquito, no. Me he acojonao de verdad y si tenía 20 m. se me han hecho 20 km el pasarlo. Como no podía ser de otra manera, mis compañeros han entendido perfectamente el tema, me han animado y SE ME HAN ESTAO DESCOJONANDO TODO EL RESTO DEL DÍA ¡CABRONES!. Bueno, pues tras la traumática experiencia, la vía sigue y sube y sube y sube hasta meterte en una pataquera que lo flipas. Hay un paso horizontal en el que te tienes que colgar a tropezientos metros del suelo. Pa forro bota, un extraplomo, que yo lo supero con elegancia y soltura, (¿Que os creíais que me iba a acojonar otra vez o qué?) y se llega al famoso paso de fé. Hay que dejar una pared, abrirte de patas como una meretriz y pasar a otra que hay en frente por donde se sigue subiendo buenos ratos hasta llegar a una bifurcación en la que hay un cartel. A la izquierda una salida catalogada como D (Difícil) a la derecha otra catalogada como MD (Mecagüen
Dios). Pues hala, ya puestos, por la MD. Extraplomo que te hace tirar de brazos. Hombre, esto al principio hasta haría gracia, pero después de tres horas colgao...pues casi que jode.Tras superarlo se llega a una repisa en la que encontramos un buzón con su libro de firmas y todo. La de peña que ha pasao aquí este año. Algún aragonés más a pasao por aquí si nos fijamos en lo que hay escrito en el buzón. Un último esfuerzo, extraplomao para variar, y cima. Tres horas y media. Oye, que chulada. La más bonita de todas las que he hecho, con diferencia. Cuesta bajar hora y media, por senda y canalizos equipados con grapas y línea de vida. Llegamos al coche, donde nos espera Chué y a comer a Oliana que nos lo hemos ganao. Kilometrada otra vez hasta Biescas (con colisión por alcance incluída pasao Angüés en la que nos ha tenido paraos la benemérita media hora).
Hoy, sin agujetas, con las lumbares, las cervicales y las dorsales estiradas y en su sitio y la espondilitis anquilopoyética acojonada en algún rincón de mi organismo humano y antropomorfo.
Hala pues....