Bajamos a Vadiello el sábado. Teo, Urbez, Pol, Chué, Óscar y Ángel. Estado del cielo 80 % cubierto, humedad relativa 90 %, posibilidades de precipitación en forma líquida y/o sólida 99'9 %. Hala, pa dentro l
a canal. Por si alguno tenía dudas, desde el primer momento nos queda claro que la canal es, en realidad, un barranco que drena las alturas de Liguerri. No había visto bajar tanta agua allí nunca. Nos mojaremos, por arriba (es decir, la cabeza) y por abajo, (usease, los pieses). Ritmo rápido. Ni Chué ni Úrbez habían hecho nunca ferratas y suben como jabalises. Comedias para evitar el agua que cae hasta un paso en el que el líquido elemento sale disparado y no te quedan más güebos que mojarte de cintura para abajo. A partir de allí, ya nos la pela que llueva, que nos caigas goterones de las paredes y que salpiquen las cascadas. Unos empentones más y arriba. Ha dejado de llover pero sopla viento. Cogemos la vira hacia la derecha y empezamos a bajar. Las simpáticas clavijas que normalmente se destrepan, las rapelamos porque la roca está mojada y resbala. Cinco minutos antes del coche vuelve a llover y nos vuelve a poner fartos de agua. Sin ni siquiera quitarnos los arneses y el casco, nos metemos en el coche y vamos a comer al túnel. ¿Qué hacemos?, No nos vamos a ir pa casa ahora ¿no?. Hala, pa Lérida o Lleida o como coño se diga. Si llueve haremos turismo. Ángel no viene y Óscar va a buscar a Erika y nos juntaremos con ellos en Organya, donde tenemos intención de dormir. Antes, intentaremos nosotros hacer la ferrata de Olvena. Pues no. En la ferrata de Olvena, llo
vía con gotas del diámetro de mi cabeza y el cielo estaba negro como mi alma así, que...pa otro día. Kilometrada elegante hasta llegar al pueblo en cuestión, y, pa variar, está lloviendo. Mecagüenlaputadoros, que asco de tiempo. Al poco llega Óscar y Erika, buscamos sitio pa cenar y decidimos que, si mañana hace malo, nos vamos a Andorra a comprar azúcar, mantequilla y pistolas del 22 que está la cosa mu mal y allí te las venden sin licencia. Dormimos en un albergue solos y al día siguiente ¡Tacháaaan! ¡Sale despejao!. Hala echando hostias a desayunar y vamos p'alla que allí va mucha gente y es muy larga.
El párking está a la derecha de la carretera, entre Organya y Oliana. Se coge una senda sin indicar que en media hora cómoda te deja a pie de via. Desde allí vistas acojonantes. La verdad que tiene buena pinta este valle. Hemos visto mucho románico desde el coche. Habrá que venir de turismo cultural con la family algún día.
Empezamos a trepar. Una primera tapia muy vertical, pero perfectamente equipada, nos deja en un canalizo por el que se ganan metros muy rápido hasta llegar a una bifurcación. A la
izquierda se sube a una aguja, a la derecha continúa la vía. Subimos a la aguja desde la que hay unas vistas cojonudas del valle, y volvemos a bajar. A Chué no le está molando nada. Pone malas caras, resopla y no se ve seguro. Llegamos al primer escape y se pira para abajo. La siguiente es un puente largo de cojones y que se menea que da gusto. Yo, para que voy a negarlo, me he acojonao. Pero no un poquito, no. Me he acojonao de verdad y si tenía 20 m. se me han hecho 20 km el pasarlo. Como no podía ser de otra manera, mis compañeros han entendido perfectamente el tema, me han animado y SE ME HAN ESTAO DESCOJONANDO TODO EL RESTO DEL DÍA ¡CABRONES!. Bueno, pues tras la traumática experiencia, la vía sigue y sube y sube y sube hasta meterte en una pataquera que lo flipas. Hay un paso horizontal en el que te tienes que colgar a tropezientos metros del suelo. Pa forro bota, un extraplomo, que yo lo supero con elegancia y soltura, (¿Que os creíais que me iba a acojonar otra vez o qué?) y se llega al famoso paso de fé. Hay que dejar una pared, abrirte de patas como una meretriz y pa
sar a otra que hay en frente por donde se sigue subiendo buenos ratos hasta llegar a una bifurcación en la que hay un cartel. A la izquierda una salida catalogada como D (Difícil) a la derecha otra catalogada como MD (Mecagüen