En ocasiones el miedo puede provocar que alguna liebre en su alocada huida a manos de algún cazador, perro u otro depredador llégue a aproximarse a donde nos encontramos, y es lo que ocurrió hace varios días cuando unos cazadores espantaron a una de éstas, tras las carreras de los perros y un par de disparos, la atletica liebre consigue escapar a toda prisa, tras varios cientos de metros de huida, se dirige hacia mi, a escasos metros, decide tumbarse unos minutos en el suelo, a la pobre le debía ir el corazón a mil por hora, hasta se escuchaba su agitada respiración, descansó de aquella agotadora carrera, cuando se tranquílizó se levantó sobre sus patas traseras para observar la zona y se dedicó tranquilamente a comer unos brotes de hierba, estuvo unos diez minutos delante de mi teleobjetivo comiendo, mientras yo aprovechaba para hacer unas fotos, al rato se levantó y prosiguió su camino, tranquila, por una pequeña senda. Creo que yo sería incapaz de disparar a esa preciosidad, de quitarle la vida por placer, aunque lo hice, pero con la cámara, y aquí os la muestro para vuestro disfrute, quizá aún siga correteando por los verdes pastos, o quizá no?.