Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres joder
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
Luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?
Nota.
Dicen que el alcohol mata microbios, pero no neuronas.
Eso creo. Bucowski sabía muy bien lo que se traía entre manos, hay algo en las bebidas alcohólicas que despierta neuronas. Tal vez sea eso… Un amigo me comentaba que con un par de copas le llovían adjetivos que le ayudaban a desarrollar conceptos.
Y… sinceramente, creo que Bucowski no se emborrachaba. Tal vez Chinaski, sí. Pero él, Henry Charles Bucowski, sólo se “achispaba”…
Eso creo.
Feliz Año Nuevo 2015.