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lunes, 15 de abril de 2013

Cómo conseguir que el mundo entero te tome por tonto (lo seas o no, eso es lo de menos) (claro que si lo eres, lo tendrás más fácil)



1.- Ser famosillo. Si sólo te conoce la familia y cía hay pocas posibilidades de que el mundo entero sepa de tu existencia. Y si no saben que existes, lo llevas chungo para que piensen que te falta un hervor.

      2.- Dar una entrevista. Si eres imbécil y no hablas, igual lo disimulas. Es necesario que te expreses, nada de desarrollar la vida interior, exterioriza todo lo que te dé la gana.

          3.- Decir una sandez como la copa de un pino. Podrías dedicar toda la vida a demostrar que no eres muy espabilado (Paris Hilton ha hecho de ello casi un doctorado y se lo pasa guay), pero si quieres resultados rápidos, una necedad de las gordas arrojará resultados sorprendentes.         

* * *

En pleno debate sobre el matrimonio homosexual en EEUU, el actor Jeremy Irons fue preguntado al respecto durante una entrevista con el Huffington Post. "Me preocupa”, dijo el tío listo, “¿podría un padre casarse con su hijo?". El entrevistador, que casi se ahogó del susto, le dijo que eso era incesto y que estaba prohibido, y Jeremy, ahondando en el asunto, no fuese a ser que no quedase claro que se le había ido la pinza, soltó que "no es incesto entre hombres, el incesto está ahí para protegernos de la endogamia, pero los varones no se reproducen entre ellos". A juicio del actor, la autorización de estas uniones permitiría a un padre casarse con su hijo para legarle sus bienes sin pagar impuestos. "Me preocupa", insistió. 

          Pues eso. Más tonto y… 

         Nada, imposible ser más tonto.


martes, 2 de abril de 2013

Gente a la que mandaría al rincón de pensar un par de años (y de pie, nada de silla)


         
       Hoy venía decidida a escribir sobre Justin Bieber y sus problemillas pero noblesse blogueril oblige y no puedo obviar frases tan originales como la de Celia Villalobos. Porque, las cosas como son, las frases peculiares me pierden y la de Villalobos es de las que rozan la extravagancia más extrema.
            “Me preocupan los escraches (*) en cuanto demuestran poca confianza en el sistema y me recuerdan a épocas terribles de este país”, dice con absoluta seriedad y gesto contrito, según recoge El País.
             Ya, ya, ya… 
            Llámame escéptica pero yo ya sólo me fio del sistema métrico decimal y eso los días en que estoy con la guardia baja. En cuanto a una época peor que la actual…, no sé ¿La era de las glaciaciones, quizás? Tuvo que ser chungo tanto frío, sin calefacción, sin Zara… Tiempos duros aquellos, sí.
  
Vale, zanjadillo este asunto vamos a lo guay: Justin Bieber. Que quieres que te diga, lo veo muy perdido en esto de ser cantante de éxito. ¿Creerás que se ha peleado con su vecino? Sí, sé lo que piensas, eso se lleva en el temperamento artístico-farandulero. Pero es que su madre le ha echado una bronca tremenda y el pobre chico ha pedido disculpas. Y yo alucino, que lo de sexo, drogas y rock´n´roll es un pilar de la civilización moderna y a este muchacho su madre no le va a dejar fumarse ni un porrillo y así no hay manera de que un artista evolucione y se encuentre a sí mismo.
Y no puedo evitar pensar que con madres como ésa la historia sería diferente, sin cantantes que tirasen pianos por las ventanas de hoteles ni  políticos que se hiciesen amigotes de futuros capos del narcotráfico. Pero esto último es otra historia, y de las largas… 
            Igual te la cuento mañana.


    (*) Los políticos son tan guays que cuando les gritas algún insultillo relativo al incumplimiento de sus funciones tienen una palabra especial para que parezca que lo que estás haciendo es supergrave y que irás al infierno de cabeza sin posibilidad de redención aunque te pases rezando avemarías toda la eternidad.

            Que conste que la autora de este blog rechaza la violencia física contra cualquier ser vivo, incluidos los políticos.           

martes, 26 de marzo de 2013

Ser periodista es lo que tiene


            Reglas de andar por casa para dar una noticia:

            —Elegir un personaje al tun-tun (Corinna ya está pillada, decidirse por otro).

            —Verlo en algún sitio, a él o a alguien que se le parezca. O que no se le parezca. O no verlo directamente.

            —Contarlo.

            —Y ya está.



                       
Tuit de Jordi González: “Corinna en un Duty Free de Barajas. Sola #muyentrañable”

Explicación que ofrece el periodista a Vanitatis.com: “Yo estaba en la Terminal 4 y me llamó la atención una señora con buena pinta y gafas de sol que podía ser perfectamente ella (o no, que mujeres con buena pinta hay al menos cuatro o cinco en España; si ya pensamos a nivel mundial, igual llegan a las veinte). Estaba en el Duty Free, en la zona de los licores (¿esto es una indirecta?). Yo no la conozco personalmente y si me preguntas si lo podría garantizar cien por cien  te diría que no, aunque sí en un proporción muy alta (forma guay de decir: puede que sí, puede que no, ni que yo fuese adivino, hombreya)”.


jueves, 21 de marzo de 2013

De esos días en los que me vuelvo profunda


Hoy me ha dado por pensar.
No, no te asustes, no pienso hacer de ello una costumbre. La culpa la ha tenido mi vecina de arriba, una chica de las intensas, de las que tienen una vida interior impresionante y una profundidad de ésas que dejan sin respiración, capaz de frases como “Yo sólo compro CD´s en los festivales, que los de El Corte Inglés son taaaaaaaan comerciales, ¿no crees?".
Venía cargada con un bulto enorme y varias bolsas de Opencor. Le sujeté la puerta del ascensor y subimos juntas.
—¿Qué tal? —pregunté por preguntar.
—Agotada, la cultura pesa —y se echó a reír.
—Sí —por decir algo…
—Es una lámina maravillosa, de las que elevan el alma y te hacen ver lo pobre de tu existencia —continuó, con los ojos iluminados de sabiduría reservada a unos pocos.
—Ahá —uf.
—¡Claro que te la enseño! —continuó. En este punto pensarás que me he saltado un par de guiones de la conversación: puedes estar seguro de que no. Igual “ahá” para la gente trascendente significa “¿puedo verlo?, ¿puedo verlo?, ¿puedo verlo?, ¿puedo verlo?, ¿puedo verlo?... —. Es una obra de un misticismo extremo; la compré  en la exposición del Hermitage en El Prado y…
Dejé de escuchar y traté de captar lo místico de un cuadrado negro:


No pude, fui totalmente incapaz de ver algo más que un cuadrado negro. Pero negro negro. Nada de grises, o de topitos blancos. Negro.

Al llegar a casa entré en Google: seré poco profunda pero la intriga me puede: ¿quién es capaz de convencer a la peña de que un cuadrado negro es arte? Tardé poco en encontrarlo: Kazimir Malevich.
Tipo listo este Kazi. Pasé un rato reflexionando sobre si tal vez había sido un caso de soborno colectivo o quizás cuando presentó semejante tomadura de pelo a los pasantes de arte, críticos y público, invitó a unos porritos y la gente salió flipando y cantando alabanzas a grito pelado.
Aguanté al menos diez minutos concentradísima en las profundidades pero empecé a sentir una horrible sensación de ahogo y tuve que subir a la superficie a respirar. 


No será arte pero, ¿vas a negar que es mucho más guay que un cuadrado negro? Mira que lo otro es un cuadrado negro… Un cuadrado de los de toda la vida pintado de negro sin más y sólo elevará tu alma si perteneces a esa estirpe agraciada por los dioses con una sensibilidad que roza lo extraterrestre, capaces de ver soledad, tristeza y no sé que más en un cuadrado negro. Porque no sé si te ha quedado claro que el cuadro del que te hablo es un cuadrado negro…



Yo me quedo en la superficie, que aquí al menos hace más fresquito.




domingo, 17 de marzo de 2013

Lo último de la CIA


            Tengo que contarte una cosa que te va a dejar alucinado. Va a remover los pilares de tu vida y puede que después de esto comiences a plantearte si el cielo sigue sobre tu cabeza y el infierno bajo tus pies o también eso ha cambiado y no te has enterado.
            ¿Cómo lo han hecho sin que me percate? ¡Si soy una chica de lo más observadora! Sólo tengo una explicación lógica: ¡la CIA! En un primer momento cuando lo he visto esta mañana (y te aseguro que la impresión ha sido tan fuerte que he tenido que sentarme en un banco para calmarme) he pensado que estaba en una realidad paralela, ya sabes, en plan 1Q84 (o Dos Vidas en un instante, la peli esa tan guay de la Paltrow) (que por cierto ha perdido la cabeza diciendo que es malísimo comer carbohidratos, pero de esto te hablaré otro día)…, ¿por dónde iba?
            ¡Oh, sí! Vale, al principio he pensado que el CNI estaba detrás de este asunto pero luego… Ese modo de actuar sin que nadie diga nada, sin que se hable de ello en los telediarios, sin que se monten manifestaciones, pasando desapercibido hasta que era una realidad…
            ¡Madre mía, una operación de la CIA!
        Ya, sé que dirás que es raro que la CIA se ocupe de estas cosas pero yo que sé, son americanos… ¿No recuerdas que hace tiempo también prepararon una operación encubierta y se disfrazaron un montón de agentes rubios de los años setenta y montaron un grupo y todo? La Kelly Family, sí… Eso también fue raro…
            ¡Pero esto es alucinante! Ni lo de Bin Laden, ni lo de Argo, ni…, ninguna otra operación es equiparable a ésta.
¿Cómo han conseguido cambiar el color de todos los carteles del McDonald de la noche a la mañana sin que me entere?
¡Que ya no son rojos, son verdes!
¡Pero verdes verdes!
¡Verdes del todo!
            Ya te digo, sigo en estado de shock.