Candamo, dramaturgo real, se encuentra en esos momentos esperando audiencia con el rey, una audiencia que ha esperado mucho y que le hace ponerse nervioso ya que se propone enseñarle a Carlos su última obra, la más ambiciosa de toda su carrera. Cuando un ujier comunica a los presentes en la sala de audiencias que estas se suspenden hasta nueva orden, Candamo se siente morir, deseaba ese encuentro con todas sus fuerzas pero ve resurgir sus esperanzas cuando es requerida su presencia en la cámara del rey. ¿Qué querrá Carlos de él en esos momentos tan duros y tristes? ¿Tal vez que escriba un ditirambo en honor de su querida reina? Nada más lejos de la realidad, lo que Carlos II quiere de su dramaturgo es que investigue si su esposa ha sido envenenada. Aún perplejo por la noticia de la muerte de su reina, Candamo no da crédito al encargo real, él no es un hombre de acción sino de letras y no ve cómo podría descubrir las intrigas de la Corte pero es precisamente por eso, porque no es un hombre de acción, por lo que el rey lo ha elegido. El joven dramaturgo no tarda mucho en darse cuenta de que eran muchos los que se beneficiaban de la muerte de la joven reina; había multitud de intereses encontrados que confluían en un mismo resultado: Carlos II necesitaba otra esposa. Ardua tarea tenía Candamo por delante.

Cuarenta y ocho capítulos titulados junto a un prólogo y un epílogo son las partes que dan forma a esta novela y por las que pasearemos de la mano de un narrador omnisciente que será el encargado de trasladarnos, en tiempo pasado, todos los acontecimientos e intrigas que tuvieron lugar durante esos días. La prosa predomina sobre el diálogo, alimentados ambos por un lenguaje cuidado y preciso, adecuado a la época en la que se enmarca esta novela, esto es, finales del siglo XVII y también a la clase social del personaje que hace uso de él. Un ritmo pausado que se acelera en la parte final de la novela y una ambientación fabulosa hacen posible que podamos imaginar perfectamente los escenarios en los que se desarrolla esta historia así como también la comprensión de la misma.

Recorreremos el Madrid de los Austrias junto a Candamo para interrogar a todo el que se pone a su alcance y también intentar encontrar indicios de qué pudo pasarle a la reina. Con la excusa de estar documentándose para escribir un ditirambo, el dramaturgo se entrevistará con personas de renombre e importancia en la sociedad de la época y, al final, acabará convencido de que hay mucho más de lo que se puede ver en la superficie. En su investigación contará con la ayuda de Hernando Contreras, un militar ahora destinado en Madrid, que aportará sus conocimientos en el arte de la guerra y Catalina Cueto, una actriz poco conocida, que será la acompañante de Candamo y le dará muchos y sabios consejos. Estos tres aquí nombrados son los personajes principales de esta novela con permiso de Carlos II cuya figura se reivindica en esta novela que nos muestra su lado más tierno y humano así como también sus sentimientos respecto a su figura y lo que los demás piensan de él.