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jueves, 22 de julio de 2010

El por qué de mi ausensia.

Hoy, de casualidad, van dos meses desde que no subo una entreada acá. Todos se preguntarán por qué, y no es para menos.

Mi relación con Julián iba excelente, tranquilos, sin apuros, ideal. Pero surgió un problema que tiró todo abajo. Una mañana, yo estaba sentada en la cocina desayunando, se acerca Mercedes, apoya en la mesa un pasaje con destino a Salta que partía al día siguiente (26 de Mayo), un sobre con bastante plata, y se va. Al ver eso no entendía mucho.

- ¿A donde vas? - dije.
- A trabajar - respondió
- ¿A Salta? -
- No, ahora me voy a trabajar, vos te vas a Salta - contestó
- ¡¿QUÉ?! - grité un tanto alterada.
- Si, allá está mi hermana, ella se encarga de vos -
- ¿Y por qué tengo que irme? -
- Porque yo no puedo cuidarte -
- Vos no queres cuidarme que es distinto, entonces buscás a otra para que te reemplase. No, yo de acá no me voy, sé cuidarme sola como lo hice todo este tiempo. No me pienso mover - contesté firme.
- Vos te vas mañana porque esta casala vendo mañana mismo -
- ¿Qué? ¿Cómo que la vendes? ¿Qué te pasa, Mercedes? -
- Mi casa, mis desiciones - y se fue.

Lloré por unos minutos, sin saber que hacer, hasta que empecé a llamar a todos para contarles. Todos me ofrecía quedarme en su casa, ser su huesped, pero no, no puedo aceptar eso, no iba a interrumpir una familia, una cotidianeidad por mi. Entonces fue cuando me acordé de mi hermano y lo llamé.

- Hola, ¿Gustavo? -
- ¿Mar? ¿cómo andas? -
- Mal, escuchame, mamá me quiere mandar a Salta con la tía, mañana mismo porque vende la casa -
- ¿Qué? Está loca esa mujer. ¡¿Por qué no me avisaste antess?! -
- Porque me enteré recién - y ahí largué el llanto.
- Bueno, Mar, esperá, pensemos, calmate -
- ¿No puedo ir con vos? - dije entre lágrimas.
- Mmm no, Mar, acá no duras ni un día, es un desorden, no podría darte bola, ni para comer, capaz mamá se enoja y ni plata te tira, como a mi -
- Tenés razón... ¿Y qué hago? -
- Dejame que piense y te llamo -
- Dale, te amo hermano -
- Yo más tonta -

Y me sentí mucho mejor después de hablar con él. Pero ahora falaba contarle a Julián, a ver que decía.
Lo llamé.

- ¿Juli? -
- Hola linda, que raro que me llames a esta hora -
- Tenemos que hablar ¿podés venir a casa? -
- ¿Qué pasa? -
- Vení, por favor -
- Bueno ya voy -

A los minutos llegó y lo abracé tan fuerte como pude y me largué a llorar.

- Mar, para ¿qué pasa? - dijo y le mostré el pasaje.
- Decime que es joda, Mariana - dijo asustado y lloré más fuerte.
- ¿Por qué? - dijo con lágrimas en los ojos.
- Mamá vende la casa, me manda con mi tía -
- No, no, está loca ¿y tu hermano? -
- Se queda, él tiene todo acá, y yo no puedo vivir con él -
- No, Mar.. Vos.. vos vivís conmigo, te venis conmigo ¿dale? - dijo, nervioso, alterado.
- No, Juli, no. Yo no voy a molestar a nadie - contesté.
- Mar, no molestas, por favor, vení a casa -
- No, Julián. No -
- Pero... ¿cuánto tiempo te vas? -
- No sé, capaz días, capaz meses, capaz para siempre si ella no me quiere -
- No, Mar, no - y se puso a llorar.

No encontamos solución, mi hermano no pudo hacer nada así que solo quedó hacer una cena de despedida en lo de Celeste y listo. Lloramos mucho, éramos varios, pero las lágrimas no hacen nada. Al día siguiente partí, viendo la cara de dolor de Julián por la ventanilla.
Mientras estaba en el micro le mandé un mensaje.

De Mariana: "Gracias por todo, pero ya sos más que libre"

De Julián: "Yo te voy a esperar siempre"

De Mariana: "Ya está, Juli, sos libre"

No iba a dejarlo en mi espera y cortar toda su vida. No éramos novios pero él lo tomaba así. No iba a pedirle que me espere si yo no sabía ni cuando iba a volver.
Cuando llegué me llamó llorando, enojado, tratando de convencerme pero fue inútil. Así estuvo un mes y muchos tiempo mas, ya era fecha 15 de Julio y para mi sorpresa hay personas que jamás se rinden.


sábado, 22 de mayo de 2010

Destino

Desde el martes 11 que estamos más juntos que nunca, de a poco siento como ese mejor amigo que una vez tuve se va convirtiendo en alguien tan especial para mi, llenándome, completándome de a poco. Salimos juntos ese finde se amana, el día viernes y el sábado nos quedamos en mi casa mirando películas, como me gusta a mi... y se ve que a él también.

Ayer, Viernes 21, salimos Celeste, Nicolás (que ya había formalizado y puesto de novios), Julián y yo a tomar algo tranquilos, bailar un rato, divertirnos. En fin, la estábamos pasando bien, compartiendo anécdotas y riendo de cualquier cosa.
Entre las risas, y las conversaciones Nicolás le susurra algo en el oído a Celeste. Ella lo mira y le dice algo un poco nerviosa.

- ¿Qué pasa? - pregunté intrigada mientras veía como Celeste se ponía bordo.
- Nada - contestó rápido, miro a Nicolás y se rieron.
- Dale que pasa, Celeste - dije, me estaba poniendo nerviosa.
- Te tengo que decir algo... bueno, se lo cuento a ambos ya que están - dijo ella.

Nos miramos con Julián, y rápidamente clavamos la mirada en ella mientras al lado suyo Nicolás se reía por dentro, y la abrazaba de la cintura.

- Nico ¡no sé como decirlo! - le dijo ella a él.
- ¿Se van a casar? - dice Julián sonriendo, mientras yo permanecía seria, esperando que me cuente.
- Van a ser los primeros en esterarse, porque sos mi mejor amiga vos, Mar, y tenés que ser la primera - dijo, con una voz dulce.
- ¡Dale, pero contame! - dije.
- Hoy yo... bueno, con Nico, peor yo... bueno, nada... - (silencio)
- ¡Dale, la puta madre! Me pones nerviosa, Celeste - dije.
- Mar... vos sabes, dale... -

Mis ojos se abrieron, gigantes, Julián me miraba sin entender... y ahí entendió.

- Nooooo ¡felicitaciones! Va, no sé que se dice - dijo Julián.
- ¿Y? - dijo Celeste mirándome, esperando una respuesta.
- Esto se habla a solas - dije, me levanté, la tomé del brazo y la llevé al baño.

Apenas entré, como una nena de doce años, empecé a saltar, gritar, y ella muerta de vergüenza.

- ¿Y cómo fue? ¿dónde? ¿te dolió? - la llenaba de preguntas.
- Fue hoy a la tarde, en su casa, y si... dolió un poco - dijo avergonzada.

Hablamos un rato más, la sentía, no sé, más grande y a la vez más chica. Fue un momento lindo, del que me dio mucho a pensar.
Volvimos a la donde estábamos. Nos sentamos.

- Che, cuidala - le dije a Nicolás, con un tono gracioso pero firme.
- Eso ni se dice - respondió con una sonrisa - y ustedes ¿para cuando? - y rió.
Celeste notó mis nervios en el momento y dijo - Ay, Nico, que disfruten su vida ahora, dejalos -
- Ya, ya me la llevo al telo - dijo Julián riendo; yo, bordó.
- Pero... ¿son novios? - preguntó Nicolás.
- No - enseguida respondí - Somos... -
- Amigovios - terminó mi frase Julián y me tomó de la mano.

La noche siguió bien, normal... Volvíamos caminando, tomados de la manos, solos, y yo pensaba en lo lindo que se veía juntos, estaban más felices y unidos que nunca Celeste y Nicolás, los envidiaba (una envidia sana) y me ponía tan bien por ellos... Y todo el camino prácticamente callada pensando en eso.

- ¿Qué pensas tanto? - dijo Julián, un poco preocupado.
- En el futuro ¿ estaremos juntos? ¿que será de nosotros dos? - le pregunté. Él se sorprendió al escuchar eso.
- No sé, Mar... no sé - respondió y nos callamos ambos - Igual, me gustaría que si - agregó.
Le sonreí, lo tomé más fuerte y seguí pensando hasta que dije - ¿Para vos el destino nos querrá juntos? -
- No sé, no creo en el destino. Estamos juntos porque así pasó - dijo y ahora él se quedó pensando... Frenó, me tomó del cuello/cabeza suavemente y me miraba fijo. Me soltó y seguimos caminando.
- ¿Y eso? - pregunté sorprendida.
- Me equivoqué - contestó.
- ¿En qué? -
- Si creo en el destino, y en que estamos juntos porque debía pasar -
- ¿Y por qué cambiaste de opinión tan rápido? -
- Porque te vi a los ojos y me di cuenta que me equivoqué, yo sé que tenemos que estar juntos - dijo mirándome mientras caminábamos - Te amo, Mar -
Frené y lo abracé unos segundos, lo miré, le sonreí y seguimos caminando.


sábado, 1 de mayo de 2010

Algunos errores son deliciosos.

Sábado 24

Salí con Celeste y Matías a donde siempre. ¿Quién apareció? Diego.

- Hola linda - dijo.
- Diego ¿qué haces acá? - pregunté.
- Mati dijo que estaba bueno este lugar, nunca me quedé mucho tiempo y vine con amigos a ver que onda -
- Ah, mira vos... que bueno - contesté.
- Me vas a tener jodiéndote toda la noche se ve - dijo sonriendo.
- Parece que si - contesté respondiendo a su sonrisa con una mía.

Me siguió toda la noche, no se tornó pesado pero si un poco intimidante.
Mientras bailábamos me tomó de la cintura sonriendo y diciéndome cosas graciosas al oído. Yo reía y sonreía todo el tiempo, cuando veo pasar a Santiago, quién miraba fijamente. Mi sonrisa se borró, mi mente quedó en blanco.

- Ahora vengo - dije.

Fui tras él, me vio llegar.

- Mira quién se digna a hablar - dijo Santiago.
- Si vine es para sacarme esto de encima y que no quede nada pendiente ¿qué querías decirme? -
- Me parece que no es el lugar - dijo, me tomó de la mano - Vení - y me llevó a un rincón donde se escuchaba poco la música.
- Mar ¿qué estamos haciendo? - preguntó.
- Yo disfrutando mi vida ¿vos? la pregunta es ¿qué estás haciendo vos? - contesté.
- Yo realmente no sé que hago, seguirte la corriente... -
- ¿Seguirme la corriente? - dije interrumpiéndolo - Me das risa -
- ¿Y qué pensas hacer? - preguntó.
- Yo nada, a partir de lo que hiciste me dejo llevar, no planeo más las cosas -
- Entonces... ¿ya fue? - preguntó un poco angustiado.
- Ya fue - dije y me volví a lo mío.

Volteé para verlo, estaba mirándome con la mirada un poco tensa, caída a la vez pero pensante.
No me interesó, no quise que me importara y volví a donde quise, con mis amigos a disfrutar mi vida.
Cuando volví me di cuenta que tenía un par de mensajes y que recibí otros.

5.54 a.m. De Santiago: "Pensa lo que haces porque te estás cerrando vos sola a lo que queres"

6.25 a.m. De Santiago: "Podemos volver a hablar?"

7.55 a.m. De Diego: "Me quedé con ganas de vos"

7.59 a.m. De Mariana a Santiago: "No sé"

7.03 a.m. De Mariana a Diego: "Perdón, no fue mi noche... la próxima ;)"


Viernes 30 (ayer)

Florencia se sumó junto a Celeste, Matías y Leandro. Para mi sorpresa, también, se sumó Julián que hace bastante no sabía nada de él ni lo veía.
La noche comenzó tranquila pero ¿terminó igual?
Copas van, copas vienen, Florencia ya estaba con ese "toque" que la hace divertida y descontrolada a la vez, pero nada serio. Leandro (quién gustaba de ella y nunca se lo dijo, sólo y lo sabía por esa charla aquella vez).
Celeste, al rato, se encontró con Nicolás. Matías en búsqueda de chicas pasadas en alcohol y sólo quedábamos Julián y yo sentados en un sillón terminando las bebidas.

- Hace mucho no te veía... - dije.
- Si, estuve un poco desaparecido - dijo para agregar- ¿Qué es de tu vida? -
- No sé, un desorden inmenso -
- Veo que seguimos igual - dijo en tono de chiste, sonriendo.

Si, tenía razón. Le devolví la sonrisa con una mía.

- ¿Qué pasa ahora? - dijo.
- Me equivoqué con Santiago, se puso en pedo y se comió a tres juntas, lo gravaron y lo vi - dije.
- Aaaaa bueno, cualquiera -
- Si, pienso igual - dije.
- ¿Y entonces? - insistió.
- Entonces nada... Empecé a comerme a Martín... -
- ¿A Martín? - dijo casi gritando interrumpiendo lo que yo decía.
- Si, él... Y admito que se comportó bastante bien, es más estuvo como un amigo más que un ex. Pero sabe que y no quería más que eso, y ahora está todo un poco jodido... me quiere ver como una amiga nada más -
- Veo... ¿Hablaste con Santiago? - preguntó.
- Eran peleas, insultos... Recién ayer le dejé en claro que ya fue todo -
- Pero ¿ya fue? - dijo.
- Si, o eso quiero creerme a mi misma -
- Ah... está bien -

Se formo un silencio incómodo, no sabía que decir y se lo notaba un poco nervioso a él también.

- ¿Y tu vida? - dije, para hablar de algo.
- Igual que siempre, ni novias, ni nada - contestó.
- Bien, como te envidio, ojalá pudiera no estar con nadie... a veces siento que no puedo salir de los quilombos por mi propia decisión -
- Falto yo en tu vida - dijo y se rió (palazo o me pareció? No importa, me reí también)
- Cuando estabas vos también era un lío, no sé que decís - dije riendo.

La noche continuó con una que otra indirecta. Cada uno en lo suyo, Julián y yo seguíamos estando juntos para no estar solos.
Tuvimos conversaciones divertidas. Bailamos y hablamos a la vez.

- Me encanta esta canción - dijo mientras bailaba gracioso.

Me reía, la estaba pasando bastante bien.
Al ratito se me acerca una conocida mía.

- Mar ¿cómo andas? - dijo abrazándome.
- Che ¡que bueno verte! - contesté.
- Veo que no venís sola - dijo guiñando el ojo.
- ¿Por él? No, es un amigo nada más... - contesté.
- Julián, un gusto - se presentó él.

Se fue esta chica y seguimos en lo nuestro, bailando cada canción que sonaba.

- Así que soy tu amigo - dijo en un tono medio chistoso.
- Si, va... eso creo - dije.
- Si... amigos - dijo, pensó un rato y agregó - ¿Quedó una amistad después de lo que pasó?
- No sé, Ju... Después de todo eso no volvimos a hablar, nos distanciamos mucho pero yo creo que si porque si me necesitas voy a estar siempre, eso es ser una amiga ¿no? -
- Si, creo que si - dijo un poco pensativo.

De repente, como a propósito, tres parejas empezaron a besarse delante nuestro.

- Me quieren poner peor - dije riendo.
- El mundo se complota contra vos, Mar - dijo riendo él también.
- Ya veo, voy a llorar - seguía riendo y hablando en tono de burla.
- Te extraño, Mar - dijo de la nada.
- ¿Qué? -
- Nunca te olvidé - dijo un poco apenado, agarrándose de mi cintura esperando una respuesta.
- Emm, Juli, no sé que decirte - contesté un poco perdida y descolocada.
- No digas nada - y se acercó para besarme.

Rápido corrí la cara para atrás y busqué fijamente su mirada.

- No, Julián, otra vez no. Ya pasamos por esto, yo más ilusiones no quiero darle a nadie, después me siento mal yo - dije seria.
- Ya sé, pero... un beso de amigos - dijo, insistiendo.
- ¿Qué sería un beso de amigos? No existe - pregunté.
- Un beso de hoy, de esta noche y nada más, nada pasó -
- No, no sé Julián. Después es todo para peor, lo sabes -
- Sé que queres, por favor - y me apretaba más contra él.

Lo miré fijo, en verdad tenía ganas de besarlo pero por dentro algo me decía que no, como también algo me decía que si. Iba a seguir con mi dilema de dejarme llevar y hacerme menos problema por las cosas.
Me rendí a él y dejé que acerque sus labios a los míos. Nos besamos por un largo tiempo.
Cuando despegamos nuestras bocas estaban todos mirándonos. Yo, muerta de vergüenza, me repetía a mis adentros que no debería haberlo hecho, que era un error... pero un lindo error del que a la vez no me arrepentía en lo más mínimo.

viernes, 23 de abril de 2010

Nuevos personajes, más líos.

Viernes 16

En el resto de la semana hablaba con Martín por mensajes, nunca quedamos en vernos; quería experimentar que era lo que pasaba, si era realmente despecho u otra cosa. Iba todo bien, no hablábamos más que de la vida de cada uno, de cualquier cosa que se pueda ocurrir y una que otra vez me preguntaba por Santiago.

Ese viernes me invitó a salir, no vi nada de malo y acepté (Santiago puede salir con chicas ¿yo no?). Fuimos a un par de lados, hasta que nos instalamos en uno. Si, estaba él. Yo más mala suerte no puedo tener, hay decenas de lugares donde estar y vamos a caer justo al mismo.
Me miro de arriba a abajo, luego mi mano agarrada a Martín, luego a él y volvió a mirarme; dio media vuelta y siguió en lo suyo. Me comencé a fastidiar pero intenté distraerme.
Bailábamos mucho con Martín, es más, no ocurrió ninguna escena tipo novela, ningún beso, ningún comentario raro. Fue más una salida de amigos, para distraernos. Admito que fue algo raro, pensé que algo iba a suceder pero no fue así.
El resto de la noche lo perdí de vista a Santiago.

Al regresar a mi casa, cuando me trajo Martín, lo invité a pasar. Le ofrecí algo de tomar, nos sentamos en el sillón y comenzamos a hablar de nada importante. Al rato se levantó y dijo que tenía que irse. Se fue.
Minutos después:

7.34 a.m. De Martín: "Que descanses"

7.35 a.m. De Mariana: "Gracias. Te pasa algo?"

7.37 a.m. De Martín: "Despues hablamos, dormi"

Si, algo le pasaba.

Sábado 17

Le mandé un mensaje con intención de saber, me intrigó. Respondió esto:

13.25 p.m. De Martín: "Nada, me estoy haciendo ilusiones al pedo eso"

13.26 p.m. De Mariana: "Ilusiones?"

13.28 p.m. De Martín: "Si porque pense que iba a soportar tenerte como vos quieras y bancarte sabiendo que estas por despecho, y ahora creo que no. cuesta."

13.30 p.m. De Mariana: "Está bien"

13.32 p.m. De Martín: "Nose si esta bien o mal pero por ahora quiero evrte como amiga nada mas"

Lo entendí, era una opción esto, seguramente iba a pasar. Pero las sorpresas siguen.

16.58 p.m. De Santiago: "Estoy dispuesto a tener una segunda charla"

17.02 p.m. De Mariana: "Yo te aviso"

¿Ahora quería arreglar las cosas? Bueno, iba a darle esa oportunidad pero no ese sábado, no estaba con ánimos de conversar y llegar a acuerdos.

Llegó la noche, salí con Celeste quién se emborrachó mucho. Tuvo que irse y quedé con un amigo de siempre. Este tenía un amigo al que nunca había visto.

- Mar, él es Diego - dijo mi amigo.
- Un gusto - dije sonriendo.

Nos mirábamos pero no hablábamos, comencé a describirlo en mi mente. Estatura media, morocho, ojos café, morochito de piel, bien lindo, y un muy buen sentido del humor.
Hubo un rato en que quedamos solos, hablamos, cosas normales, hasta que salió ese bendito tema.

- ¿Estás de novia? - preguntó.
- No, solterísima - dije, riendo (palazo)
Sonrió y dijo - Mira vos, estamos iguales - Sonreímos los dos.
- Mati (mi amigo, el que nos presentó) me hablo de vos, dijo que estabas en algo complicado - agregó Diego.
- Si, bastante... pero ya está supongo -
- ¿Supongo? -
- No quiero adelantarme a dar una respuesta -
- Pero ¿por qué? si queres contarme -
- Estaba con un chico, nada serio pero ya iba un poco más madura la cosa después de varias indecisiones mías. Un fin de semana se comió a tres juntas más o menos y bueno, me enojé -
- Ah ¿Martín? - pregutó.
- No, ese es mi ex con el que "salgo" ahora para darle celos, debes pensar que soy una forra -
- No, todos en algún momento hacemos algo así - dijo él.
- Veo que te hablaron mucho de mi - comenté.
- Si, te vi una vez, vos no a mi, pero pregunté por vos - dijo con un poco de vergüenza.
- Ah, mira vos... - dije, sin saber que contestar.
- ¿Bailamos? - preguntó para romper el pequeño silencio que se formó.

Fuimos a bailar un rato, risa va, risa viene, mano en cintura, caras cercas, terminamos besándonos.
Al terminar del beso agregó "Tenía que robarte un beso antes de que ese "supongo" se vuelva en un "si"", lo cuál me hizo sonreír.
Intercambiamos celulares, cada uno se marchó a su casa.

Domingo 18

12.35 p.m. De Diego: "No sé vos pero yo recién me levanto, la pasé lindo ayer (L)"

12.37 p.m. De Mariana: "Yo hace apenas un ratito, y yo también =)"

¿Uno nuevo a a historia? No creo, no se hagan ilusiones...

13.23 p.m. (el miércoles 21) De Santiago: "Ya veo por qué no queres hablar, la pasaste lindo ayer con el morocho"

Me dio tanta bronca ese mensaje que no le contesté, y ahora estoy pensando seriamente en hablar o no con él.
En cuando a Martín no estamos conversando mucho, sólo un "como estás" "qué hacías".
Perdonen la desaparición, me estoy colgando mucho con esto pero prometo ponerme las pilas. Gracias los que siguen mi historia, opinan y aconsejan. Gracias en serio!!!!!

PREGUTEN!!!

martes, 30 de marzo de 2010

Algunos piensan que las personas están locas... yo lo confirmo.

Viernes.
Salimos con amigos, tres y tres (Celeste, Florencia y yo, y tres amigos)
3.00 a.m. Yo cuidando a Florencia que estaba en un estado alcohólico bastante feo. Mis tres amigos fueron a la barra, me dejaron ahí con ella mientras Celeste se encontró con Nicolás.

- Flor, sentate acá, no te muevas que voy a buscar a uno de los chicos, estoy muy inquieta y me lastimas cuando te agarro - le dije, sentándola en un sillón.
- Si si si si - respondió, es lo único que decía.

No le saqué la vista de encima ni un segundo, estaba sentada, miraba para todos lados, impaciente. Giro para ver donde estaban los chicos, no los encuentro. Vuelvo a mirar y no estaba. Empecé a buscar desesperada (si, desesperada, no saben lo que es ella en ese estado).
Pasó media hora y seguía sin encentrar a ninguno, nadie atendía el celular, no encontraba a nadie conocido siquiera.
Se hicieron las cuatro, encontré a Celeste y Nicolás a los besos en una pared.

- Chicos, se me escapó Florencia hace una hora y no la encuentro - dije.
- ¿Cómo? ¿y los chicos? - preguntó Celeste.
- No sé donde están, acá los busqué por todos lados - respondí.
- Bueno vamos afuera a buscar, quizá fueron para otro lado - dijo Nicolás.

Salimos, hacemos menos de una cuadra y nos encontramos a los chicos.

- ¡Tarados! ¿Por qué se fuero? - dije, enojada.
- Llevábamos las cosas cuando vimos a Florencia correr para afuera, tomamos todo de golpe y salimos a correrla - dijeron - Pero cuando salimos tan apurados el patova nos frenó, ahora no la encontramos -
- ¿Donde mierda estará esta piba? - dije.

Empezamos a caminar, mucha gente, a todos se les ocurrió salir ese día. Y si... la encontramos ¿cómo? contra una pared (ella contra la pared, de frente a la pared) y un pibe, desconocido, ustedes se imaginan haciendo que en plena calle pública, la gente caminando por al lado como si nada, alguno que otro lo miraban mal, aunque en si ya es algo común en estas calles.
Ella, como si nada, más con su estado alcohólico, con la pollera por la nuca y el pibe con los lompas caídos. Si, fue fea la situación.
Los chicos se rieron menos uno, Leandro, quién fue apurado y le metió una piña al chico, pero una piña que prácticamente lo desmayó.
Florencia, sacada, empezó a gritar como loca, él la agarró del brazo y la trajo a donde estábamos nosotros.

- Soltame, soltame - decía.
- Callate la boca, puta de mierda - le respondía Leandro.

Todos nosotros, con los ojos super abiertos, sin saber que decir. Ella se calmó, Celeste (pobre, siempre igual) la llevó a la casa de ella, para cuidarla, y Nicolás haciendo de remisero.
Los demás nos quedamos y me acerqué a Leandro.

- ¿Por qué te alteraste tanto? Está bien, es nuestra amiga, pero... - dije, dejándole un suspenso.
- Por dos cosas, la primera es que el pelotudo no tenía forro - dijo (Si, tenía toda la razón del mundo, seguramente la salvó de una buena).
- Es verdad. ¿Y la segunda? - dije.
- Nada - respondió, un poco dudoso.
- Dale, Lea -
- Que es mi amiga y me jode - dijo, como defendiéndose - ¿Yo dije algo malo? -
- No, no dijiste nada - contesté.
- ¿Entonces? Yo no me pongo mal por eso, es mi amiga, basta -
- Lea, yo no te dije nada, te estás hundiendo vos solo - dije, riendo.

Se rió, se dio cuenta que si.

- Me gusta, boluda - contestó.
- Pero... Lea, sabes como es ella - dije.
- Si, está loca, y vive todo a su forma, atropellada como ella sola -
- ¿Entonces? Estás loco en meterte con ella, perdón que lo diga - pregunté.
- Lo sé, pero me vuelve loco posta - dijo.

6.00 a.m.
A todo esto ya la noche estaba demasiada tranquila para mi (si, tranquila) algo faltaba, siempre algo pasa ¿Qué pasó? Apareció Martín.

- ¿Qué haces, bombón? - dijo, canchero.
- Nada - contesté, fría.
- Te jodo... ¿Podemos hablar? - dijo.
- No... - contesté.

Luego de mucho insistir le di el si, así no molestaba más.

- Mar, me muero por vos - dijo.
- Bueno Martín, basta, ya sabes, estoy en otra - contesté.
- Me jode tanto ¿Por qué no me das otra oportunidad? -
- Porque no y punto - dije.

Termino de decir la frase y aparece Santiago en la calle con una piba y un pibe, borracho (nunca lo vi así) muy borracho.

- Eeeeeh Martín - dijo y lo abrazó, sin saludarme a mi.

Situación rara, yo sorprendida, Martín más que yo.

- A vos te voy a pegar, pero somos amigos ahora - le dijo.
- Si, ahora ella es mi novia - dijo Martín y sin dejarme reaccionar me encajó un beso.

Santiago de repente reaccionó y le pegó, empezaron a pelearse pero Santiago mucho no pudo hacer, estaba muy alcoholizado.
La chica y el chico lo agarraron (amigos de él supongo) y se lo llevaron. Esto después que el amigo de una patada lo tiro a Martín al piso.
Me puse a llorar, estaba enojada, confundida.

- Loca, te amo - me dice Martín, desde el suelo, agarrándose la pierna.

PREGUNTITAS

domingo, 21 de marzo de 2010

No se puede tener un sábado tranquilo.

Sábado
Celeste y Florencia en casa, nos preparamos, comemos, planchita, pintura, ropa, salimos.

Llegamos y nos encontramos con amigos, los de siempre, y entre ellos Julián. Saludo a todos y me dirijo a él.

- Hola Juli -
- Hola Mar - me saludó un poco seco.
- ¿Cómo estás? - pregunté.
- Bien... - dijo, dio media vuelta y fue a la barra.

Me quedé un poco sorprendida (o tal vez no) de su reacción fría, pero no iba a culparlo.
La noche siguió normal, baile, tragos, amigos; la estábamos pasando bien.
En un momento se acerca un chico a intentar levantarse a Celeste, ella lo niega y el chico insiste; Celeste sigue negando y el chico empieza a forzarla para darle un beso. La situación se pone fea, yo empiezo a insultarlo y correrlo y él como si nada hasta que se acerca Julián y le pega en el medio de la nariz. El chico sangra y se agarra la cara pero a los dos segundos se levanta y le pega a Julián. Empiezan a pelearse, me estaba poniendo nerviosa y no sabía como frenarlos porque mis gritos no funcionaban. Hasta que Florencia agarra una botella y se la parte en la cabeza al chico. Quedé sorprendida.
El chico cayó desmayado y empezamos a correr (no entiendo como ningún patovica se dio cuenta). Salimos del lugar.
Estaba asustada, inquieta, no sabía que hacer y me sentía un poco culpable aunque no hice nada. Florencia lo más tranquila mirando las lastimaduras de Julián (un corte en la ceja) con Celeste, llorando y diciéndole gracias por lo que hizo.
Cuando todo más o menos se tranquilizó y estábamos lejos del lugar donde pasó todo me acerqué a Julián.

- Gracias, pero te podía haber pasado algo - dije.
- Da igual - dijo.
- No, no da igual. Igualmente no se podía hacer mucho, se re sarpó el flaco ese -
- Si... - dijo y se fue con los amigos, nuevamente dejándome hablando sola.

Después de unos minutos entramos a otro lugar nosotras tres y dos amigos más; Julián y un amigo se fueron a su casa.
Seguíamos un poco nerviosas y esta vez no nos despegamos de los chicos, menos Florencia que a las 4.30 vino a avisarnos que se iba al auto de un chico y si daba la plata a un hotel. Nada nuevo para nosotras.
Celeste seguía un poco asustada entonces llamó a Nicolás para que pase a buscarla, quién rápido vino por ella, preguntó por Julián para darle las gracias y se ofreció a llevarme a mi hasta mi casa, pero le agradecí y dije que me quedaba un poco más.

Para mi sorpresa tenía a alguien detrás mío, según la cara de mis amigos, si... Martín.

- ¿Qué queres? - dije.
- Mira a quién me encontré, la que se hace la viva - dijo.
- Yo no me hago nada, soy así ¿te molesta? -
- No... me encanta - y trató de besarle.

Lo esquivé, lo miré con odio e intenté alejarme.
Perdí de vista a mis amigos, supuse que quisieron dejarme sola para hablar con él, pero no era lo que yo quería.

- Espera, espera - dijo Martín acercándose.
- No me jodas, Martín - dije siguiendo buscando.
- Mariana, dejame que te diga algo -
- ¡Que! ¡¿Qué queres?! -
- Otra oportunidad -
- ¿Qué? -
- Mariana dale... - dijo, rogando.
- No me molestes más - dije e intenté irme.

Él no dejaba de seguirme mientras yo caminaba hasta que llegué a la puerta para irme, me agarró y me besó; lo empujé y lo miré con odio pensando en que palabra decirle cuando el dijo "Te amo, loca"

Y para los que preguntaron, si, con Santiago está todo bien, todo normal y no quiero que nadie venga a mi vida otra vez, a arruinar esto o complicarlo; quiero estar bien de una vez y sin problemas.

miércoles, 24 de febrero de 2010

No soy perfecta.

16.00 p.m.
Timbre. Celeste, Florencia, Nicolás.
Mates, charla, risa va risa viene.
16.30 p.m.
Timbre. Julián.
Miraba hacia mis amigas, "levantamiento de hombros", pasa.
Mates, charla, risa va risa viene.
Película en la cama acostados, pochoclos, más risas.
Celeste y Nicolás tiene que irse, Florencia me hace la gamba.
20.00 p.m.
Florencia tiene que irse, tiene otros planes y no puede quedarse más.
Me quedo acomodando la habitación mientras Julián cierra. Admito que estaba temblando mientras juntaba los pochoclos caídos en la alfombra.
Aparece atrás mío y acomoda mi cama, el acolchado.
Hablamos de cosas de la película, reímos un rato, en si somos amigos... ¿o no?
Un momento de silencio, no se me ocurría tema de conversación.

- ¿Por qué viniste a casa? - pregunté intrigada.
- No te enojes con ella, pero Flor me dijo que iban a venir - dijo y se produjo un silencio pensativo de mi parte que se cortó rápidamente - Además para pedirte perdón, pero en serio, me fui mal por las ramas, me hice toda la película y te confundí -
Continuó el silencio de mi parte.
- Aunque por esa confusión me la jugaría, pero prefiero tu felicidad que la mía -
- Ju... - dije y me calló.
- Basta, Mar, te amo como para lastimarte o hacerte sentir mal -
- El problema es que me haces sentir bien - dije, mirando el piso.
- ¿Qué?
- Eso, me siento bien con vos.
- Y eso quiere decir... -
- Que no sé, Ju, y me estoy volviendo alguien insegura con todo esto; yo no era así -
- Esta bien, Mar, yo no me involucro más a caso que quieras -
- ¿Y si quiero? ¿Si quiero pero tal vez no resulte que es probable? -
- Un dolor más, uno menos, por vos cualquier cosa -
- ¿Me decís en serio? -
- Si, Mar... Pero no estoy yo sólo en el medio -
- Santiago... -
- Si -
- No se merece esto - dije, casi llorando.
- La vida es difícil, si no probas no sabes, si no te jugas no ganas ni perdes - dijo acariciándome la mejilla.
Le sonreí como pude y me abrazó fuerte.
- Siempre voy a estar para vos -
- ¿Qué ves en mi? - pregunté mientras seguíamos abrazados.
- Que sos única -
Nos separamos y lo besé.

Al parecer todos me ven única, son las mismas palabras de Santiago. Soy única, como cada persona: soy humana, me mando miles de cagadas, me recontra equivoco, lastimo, me lastimo, me vuelvo a equivocar. No soy para nada perfecta; a algunos les parecerá bien a otros realmente mal. Ni yo sé bien que hago, pero quiero ver que es lo que quiero, no sé de que forma, esta no es la mejor seguramente.
Perdón, Santiago, vos ni sabes nada de esto y mañana voy a hablarte.
Perdón, Julián, por si te ilusiono al pedo.
Día, vida, de mierda.

sábado, 13 de febrero de 2010

Una noche rara.

11.30 p.m. Viernes
Maquillaje, ropa, tacos, planchita.

3.00 a.m. Sábado
Bar, sillón, tragos, amigos. Él.

6.20 a.m. Sábado
Momento inesperado.

6.30 a.m.
...

Florencia, Celeste y yo salimos y nos encontramos con unos amigos. Tomamos algo, nos reímos, lo disfrutábamos bastante.
Pasaron unas horas, era las tres en punto cuando veo que entraba al lugar una silueta conocida. Me paro para ver mejor, era Martín.
Caminaba rápido y no me vio ni quería que me viene, me senté e intente "esconderme" entre mis amigos y la gente. Fue poco el tiempo que lo logré porque enseguida me encontró; me miró fijo unos segundos y se fue como si nada.
No sentí nada raro, se me revolvió un poco el estómago pero me sentí liviana y no como pensé que iba a sentirme.
Bailamos un rato, nos divertíamos bastante.
Julián (un amigo muy cercano) se acercó y nos pusimos a bailar con él con Celeste. Nos divertíamos tanto que hasta olvidé que Martín estaba en el mismo lugar que yo.
En un momento hacemos una especie de trencito y Julián me toma por atrás. Se estaba acercando mucho, tanto que me besó el cuello. Enseguida me corrí y di vuelta y lo miré, él sonreía. "Estará en un estado alcohólico" pensé y fui a sentarme.
Atrás venía él. Se sentó al lado mío. Ninguno hablaba, sólo mirábamos a los demás divertirse.
Me tocó la rodilla, como masajeándola y dejó quieta la mano.
- Linda noche - dijo.
- Bastante divertida - contesté.
- ¿Qué pasó con Martín? - preguntó.
- Nada, ya fue él -
- ¿Para siempre? -
- Si - contesté segura con un tono firme.
- Entonces ¿estás sola? -
- No diría que sola, acompañada... - reí.
- ¿Y quién es el afortunado? - pregunto.
- Un chico, lo viste varias veces cuando salimos los sábados -
- Ah si, el de los faroles... por los ojos, digo - dijo.
Julián era muy amigo mío, le contaba casi todo pero lo de Santiago me lo reservé mucho. Igualmente, era raro tocar estos temas pero a la vez era mi amigo, está bien que se interese pero... ¿por qué el beso en el cuello?
Pasaron los minutos, se fue al baño y yo me "recosté" en el sillón.
Siento que alguien se sienta al lado mío, era Martín.
Cuando abro los ojos lo miro fijo con cara de sorpresa, él ni me miraba. Así unos minutos.
- ¿Qué te pasa con Julián? - preguntó, con vos enojada apretando los dientes.
- Nada, es mi amigo y no tengo que darte explicaciones - contesté.
- Ahora te metes con tus amiguitos, se ve que tenes pretendientes de todos lados - dijo.
- Eso no te importa, no sé a que queres llegar a esto - dije, me paré para irme porque no quería involucrarme más con él.
Se levanto apenas me despegué del sillón y me tomó del brazo con fuerza llevándome casi arrastrada hacía un lugar con menos gente contra una pared.
- Para flaco ¿estás loco? - grité.
Me besó, con furia, me chocó su boca con violencia, fuerte, hasta me dolió. Rápidamente me separé de un empujón.
- Basta Martín, vos mismo también quisiste terminar esto -
- Quiero que dejes de "pendejear" y seas la de antes -
- Yo no quiero ser la de antes, no me molestes - dije y me fui.
No entendía nada, me besó y lo saqué como si fuera uno más (mejor), pero ¿por qué? si él mismo dio todo por terminado y ahora esto.
Fui al medio de la gente, miré el reloj, eran las 6.20 de la mañana. No encontraba a nadie, miraba para todos lados rogando ver a Celeste, a Florencia, a alguien conocido. Camine un rato entre la gente.
Giro y atrás mío estaba Julián.
- Que bueno que te encuentro - dije aliviada.
- ¿Vos también me estabas buscando? - dijo.
- Si... va ¿que? - dije sin entender que me quiso decir.
Me agarró de la cintura y me besó. Nuevamente volví a correrme pero sin empujarlo. Lo miré fijo, no sabía que decir, di media vuelta y me fuí.

Definitivamente los hombres están locos. Bueno, no metamos a todos en lo mismo, por lo menos los de mi entorno si.