Ibamos desde La Toma hacia el pueblo, a mitad de camino, y aunque se suponía que era mediodía la claroscuridad delataba al anochecer. Y aunque se suponía que estábamos en Capilla del Monte y que era invierno, los ruidos y los aromas me hacían saber que era un atardecer de verano en Chivilcoy. Ibamos mi nene y yo, caminando, recién llegados (aunque en sentido contrario al que hubiéramos tomado de haber sido cierto) y despreocupados ambos. Mi nene era chico, pero no tan chico como es en esta realidad. Entonces, como a 50 metros en el camino, vemos a Billy. El parece no vernos, o no reconocernos. Está en medio del camino -por el que no pasa ningún auto-, y charla con una gente que -sé- vive en una casita ahi al costado del camino. Mi nene y yo nos detenemos, y yo observo lo extraño que se ve Billy. Lo veo reirse, tiene una cuerda en la mano, sé que está haciendo un collar o alguna artesanía. Lo encuentro hermoso, fuerte, joven. Me atrae mucho, y me resulta extraño sentirme tan atraída por él. Entonces aparece Tiaga, que viene desde atrás nuestro, y nos saluda, y le digo que hemos venido en busca de Billy. Ella se ríe y señala. "Ese no es Billy!", dice. Y agrega que es otro (dice un parentesco que no logro recordar, hermano? hijo?) Simulo ante Tiaga que lo sabía. Y me lamento interiormente de que sea otro, porque éste me gustaba mucho.
Qué sueño macaneador.
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sábado, julio 14
Sueño mentiroso
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