Cuaresma. Las miradas del amor. El Cachorro

Talla de Francisco Antonio Ruiz Gijón (Utrera, 1653- Sevilla, 1720), escultor español del BarrocoPontificia, Real e Ilustre Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Madre y Señora del Patrocinio. Iglesia del Stmo. Cristo de la Expiración. Triana, Sevilla.

www.el-cachorro.org

Llegó el momento de tu anhelada Expiración: los brazos en cruz de la pena, los ojos vueltos al Padre y la sangre que mana con elegancia y sin falso dramatismo por un cuerpo joven en perfecta anatomía de la muerte. Tan sobrecogedora es la escena que no te haría falta cruz para conmovernos; flotas en nuestra propia oscuridad.

Primera asunción de la muerte en el alma de un niño: ha habido un incendio, El Cachorro ha sufrido graves daños y la Virgen del Patrocinio se ha calcinado…Recuerdo que lloré, lloré mucho pensando que Jesús y  Madre María habían muerto.
Imagen original del fotógrafo y poeta Ramón Simón en su excelente blog Sombras pequeñas

Cuaresma. Las miradas del amor. Esperanza de Triana

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Por caminos de ruán primaveral y cielo negro, volvía de El Salvador a Triana para verte, madre marinera del río. Recuerdo tus ojos grandes, no tanto como tu pena inmensa, el puñal y un ancla. El verde esperanza resbalaba por los rostros de tus hijos y dejaba ver- en círculos asimétricos- algunas arrugas, no sé si del dolor o de los años. Tenías cinco lágrimas; pocas eran para tu llanto.

 

Pontificia, Real e Ilustre Hermandad y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Sacramento, de la Pura y Limpia Concepción de la Santísima Virgen María, Santísimo Cristo de las Tres Caídas, Nuestra Señora de la Esperanza y San Juan Evangelista. Capilla de los Marineros. (Dos «pasos»). C./ Pureza, Triana, Sevilla.lgunos estudiosos atribuyen la autoría de la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza a Juan de Astorga (1779-1849).

 Imagen original del fotógrafo y poeta Ramón Simón en su excelente blog Sombras pequeñas

www.esperanza-de-triana.es

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Lo pedestre

No soy de aquellos que sirven
a la aventura inmoral de lo pedestre.
Tampoco hay evidencias que me vinculen
con las prácticas místicas o contemplativas:
solo sé (bueno, sé alguna cosa más)
que me sigo despertando
con la misma tristeza de cuando era niño,
y salto de la cama
como un loco
a fumarme un cigarro y comerme cuatro naranjas
(cinco serían gula, creo).