LA SUERTE TIENE CUATRO LETRAS
Me fijé en él y estaba despeinado como un plumero.
Me fijé en mí y estaba repintada como una mona.
Nos fuimos así a hacernos fotos a un fotomatón para que el momento aquel de suerte compartida se quedara dibujado con un velo brillante en una tira de cartulina.
Se sentó en el taburete verde que daba vueltas y yo en sus rodillas. Le conté de reojo que me dormía pensando que la suerte era un abrigo escarlata al que le faltaba un botón porque así lo había leído en algún libro.
No. La suerte, me dijo susurrándome en la oreja, es una bala, una palabra que te pasa rozando el corazón.
¡Flash!
La suerte, le disparé, es verte todos los días sin tenerte delante.
¡¡Flash!!
La suerte es ser permeable y que a uno no le resbale nada. Tener la piel de papel absorbente... Ay, cuando te alejas, se me cala hasta el alma.
¡¡¡Flash!!!
La suerte es poder escucharte y que tu voz me encoja y arrugue el corazón como un hueso de aceituna. Es poder rozarte y que me recorra el cuerpo una descarga eléctrica de alto voltaje.
¡¡¡¡Flash!!!!
La suerte es el botón que me has robado de mi abrigo rojo.
Salimos.
Al ratito, en la tira de cartulina que escupió la máquina había tan sólo una palabra de cuatro letras.
Al final, a pesar de saber lo que era la suerte, me quedé sola...
Texto: MO Alfonsel