Llego el otoño y de ocres va tiñéndose el contorno a mi alrededor, ya sé que no soy original, pero cuando se trata de improvisar, el espectáculo ante mis ojos se hace fácil de interpretar y me dejo llevar, buscando en tu mirada el eco de la mía, tratando de perpetuar el tacto de tu piel en mi piel, buscando tu sonrisa ilusionada en poemas sin tormentas, en rimas que aconsejan caricias impresas, mientras una a una, tras el ventanal, somos testigos de cómo las hojas van desnudando el paisaje otoñal, vistiendo de luces y sombras el manto eterno de un otoño que una vez más, cuando se trata de improvisar, suele ser esencial para pasear agarradito a tu cintura, como quien no quiere dejar escapar la oportunidad de llegar, hasta ese lugar donde me quieras llevar... pd: Es mejor improvisar que callar...
Girando a mi alrededor e intentando entender a través de mis escritos lo que me rodea y a los que me rodean...