Bréscia, en la Lombardía Italiana, entre lagos de ensueño y al pié de las cumbres alpinas, nos recibió con una primavera muy lluviosa; pero esto en lugar de ser un gran inconveniente, para nosotros resulta un aliciente, porque tenemos la posibilidad de contemplar las piedras milenarias de calles y edificios sin japoneses y sus odiosos "shelfis", es mucho mas bonito el brillo que la lluvia deja en las fachadas, calles y plazas.
Bréscia, estaba tranquila y menos bulliciosa de lo que suele ser, encontré por fortuna un sitio muy agradable y a buen resguardo pude, tranquilamente, hacer este apunte en mi recién estrenado cuaderno de viaje, al tiempo que dábamos buena cuenta de nuestras viandas que a propósito llevábamos en la mochila.
Si os apetece ver estos apuntes y otras muchas pinturas, podéis visitar la plaza del Conde de Barajas en Madrid
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