Este documento presenta resúmenes breves de algunas de las pandemias más grandes de la historia, incluyendo la Peste de Justiniano en el siglo VI, la Peste Negra en el siglo XIV, la viruela que se extendió en los siglos XVIII y XIX, la gripe española de 1918, la gripe asiática de 1957, la gripe de Hong Kong de 1968 y el VIH/SIDA identificado en 1981. Cada pandemia tuvo un impacto devastador en términos de vidas perdidas y consecuencias económicas y sociales
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Este documento presenta resúmenes breves de algunas de las pandemias más grandes de la historia, incluyendo la Peste de Justiniano en el siglo VI, la Peste Negra en el siglo XIV, la viruela que se extendió en los siglos XVIII y XIX, la gripe española de 1918, la gripe asiática de 1957, la gripe de Hong Kong de 1968 y el VIH/SIDA identificado en 1981. Cada pandemia tuvo un impacto devastador en términos de vidas perdidas y consecuencias económicas y sociales
Este documento presenta resúmenes breves de algunas de las pandemias más grandes de la historia, incluyendo la Peste de Justiniano en el siglo VI, la Peste Negra en el siglo XIV, la viruela que se extendió en los siglos XVIII y XIX, la gripe española de 1918, la gripe asiática de 1957, la gripe de Hong Kong de 1968 y el VIH/SIDA identificado en 1981. Cada pandemia tuvo un impacto devastador en términos de vidas perdidas y consecuencias económicas y sociales
Este documento presenta resúmenes breves de algunas de las pandemias más grandes de la historia, incluyendo la Peste de Justiniano en el siglo VI, la Peste Negra en el siglo XIV, la viruela que se extendió en los siglos XVIII y XIX, la gripe española de 1918, la gripe asiática de 1957, la gripe de Hong Kong de 1968 y el VIH/SIDA identificado en 1981. Cada pandemia tuvo un impacto devastador en términos de vidas perdidas y consecuencias económicas y sociales
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GRANDES
PANDEMIAS Diego Zegarra Peste de Justiniano
El Imperio bizantino se encontraba en uno de sus
momentos de mayor esplendor cuando una epidemia de peste vino a oscurecer el mandato del emperador Justiniano. Es la primera epidemia de peste de la que se tiene constancia. La enfermedad –y con ella el miedo y la histeria- se expandió por Constantinopla, una ciudad de casi 800.000 habitantes, a una velocidad vertiginosa. Y de allí a todo el Imperio. Incluso el propio Justiniano fue víctima de la peste, aunque terminó recuperándose. Al final de la epidemia, la capital imperial había perdido casi el 40% de su población, y en todo el imperio se había cobrado la vida de 4 millones de personas. Las consecuencias económicas fueron catastróficas, pues hubo momentos en que el número de muertos superaba el de vivos. Muchos historiadores ven en este debilitamiento del Imperio bizantino una de las líneas divisorias entre el ocaso de la Antigüedad y la floreciente Edad Media. Peste negra
La peste negra era ya –y sigue siendo, pues hay brotes activos
en la actualidad- una vieja conocida cuando la humanidad vivió el peor brote de esta enfermedad a mediados del siglo XIV (entre 1346 y 1353). Sin embargo se ignoraba por completo tanto sus causas como su tratamiento. Esto, junto con la gran velocidad de propagación, la convirtió en una de las mayores pandemias de la historia. Hasta cinco siglo más tarde no se descubrió su origen animal, en este caso las ratas, que durante la Edad Media convivían en las grandes ciudades con las personas e incluso se desplazaban en los mismos transportes –barcos, por ejemplo- hacia ciudades lejanas, portando las bacterias de Yersinia Pestis, causante de la peste negra, consigo. Los números que dejó tras de sí esta epidemia son estremecedores. Por ejemplo, según los datos que manejan los historiadores, la península Ibérica habría perdido entre el 60 y 65% de la población, y en la región italiana de la Toscana entre el 50 y el 60%. La población europea pasó de 80 a 30 millones de personas. Viruela
El llamado virus variola, cuya afectación en los seres humanos es
conocida desde hace por lo menos 10.000 años, es el causante de la enfermedad conocida como viruela. Su nombre hace referencia a las pústulas que aparecían en la piel de quien la sufría. Era una enfermedad grave y extremadamente contagiosa que diezmó la población mundial desde su aparición, llegando a tener tasas de mortalidad de hasta el 30%. Se expandió masivamente en el nuevo mundo cuando los conquistadores empezaron a cruzar el océano afectando de manera terrible una población con defensas muy bajas frente a nuevas enfermedades, y en Europa tuvo un periodo de expansión dramático durante el siglo XVIII, infectando y desfigurando a millones de personas. Afortunadamente, es una de las dos únicas enfermedades que el ser humano ha conseguido erradicar mediante la vacunación. Precisamente, fue luchando contra esta enfermedad cuando se descubrió la primera vacuna. Primero, lady Montagu hizo unas observaciones claves en Turquía y, casi 100 años más tarde, Edward Jenner probó científicamente su eficacia. En 1977 se registró el último caso de contagio del virus, que desde entonces se considera extinguido. Gripe española
En marzo de 1918, durante los últimos meses de la
Primera Guerra Mundial (1914-1919), se registró el primer caso de gripe española, paradójicamente, en un hospital de Estados Unidos. Fue bautizada así porque España se mantuvo neutral en la Gran Guerra y la información sobre la pandemia circulaba con libertad, a diferencia de los demás países implicados en la contienda que trataban de ocultar los datos. Esta virulenta cepa del virus de la gripe se extendió por todo el mundo al mismo tiempo que las tropas se repartían por los frentes europeos. Los sistemas de salud se vieron desbordados y las funerarias no daban abasto. Estudios recientes han revelado datos más precisos. Se estima que la tasa global de mortalidad fue de entre el 10 y el 20 por ciento de los infectados, llegando a morir, en todo el mundo, entre 20 o 50 millones de personas. Hay quien incluso se atreve a decir que pudieron ser 100 millones. Gripe asiática
Registrado por primera vez en la península de
Yunán, China, el virus de la gripe A (H2N2) de procedencia aviar apareció en 1957 y en menos de un año se había propagado por todo el mundo. Para entonces, el papel de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el brazo médico de la ONU creado en 1948, diseñaba cada año una vacuna destinada a paliar los efectos de las mutaciones de la gripe. A pesar de que los avances médicos con respecto a la pandemia de la gripe española contribuyeron a contener mucho mejor el avance de virus, esta pandemia registró un millón de muertos en todo el planeta. Gripe de Hong Kong
Tan solo diez años después de haber
superado la última gran pandemia de gripe, apareció, de nuevo en Asia, la llamada gripe de Hong Kong. Una variación del virus de la gripe A (H3N2) fue registrada en esta ciudad en 1968 y se expandió por todo el mundo con un patrón muy parecido al de la gripe asiática. Un millón de personas fueron las víctimas que causó esta nueva cepa de la gripe. Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH)
Una de las pandemias más graves y más recientes
conocida por la sociedad actual es la del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, el VIH, más conocido como SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). Los primeros casos documentados tuvieron lugar en 1981, y desde entonces se extendió por todo el mundo concentrando gran parte de los esfuerzos de las organizaciones mundiales de la salud. Se cree que su origen fue animal, y sus efectos son algo que podría describirse como el agotamiento del sistema inmunológico, de modo que el propio virus no es letal, pero sí lo son sus consecuencias, pues dejan el organismo desprotegido frente a otras enfermedades. Su contagio se produce por contacto con fluidos corporales. A pesar de que estas vías de transmisión lo hacen menos contagioso, a priori, que otros virus como la gripe, el desconocimiento inicial permitió que se expandiera con mucha rapidez. Se calcula que el VIH ha podido causar alrededor de 25 millones de muertes en todo el mundo.