Propedeutico de Epistemología-1

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LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA.

LA EPISTEMOLOGÍA Y LA
TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

Raúl Gustavo Eid Ayala Ph.D.


Atiende
FILOSOFÍA problemas de

EL SER EL VALOR

EL SABER

GNOSEOLOGÍA A través de EPISTEMOLOGÍA

trata
TRATA TRATA
PROBLEMAS PROBLEMAS
GENERALES PARTICULARES
DEL DEL
CONOCIMIENTO CONOCIMIENTO
EL SABER

GNOSEOLOGÍA A través de EPISTEMOLOGÍA

trata
TRATA PROBLEMAS TRATA PROBLEMAS
GENERALES DEL PARTICULARES
CONOCIMIENTO DEL CONOCIMIENTO

desde a partir de

LOS SISTEMAS LA RELACIÓN


como FILOSÓFICOS SUJETO – OBJETO

LA CONSTRUCCIÓN
DE TEORÍAS

desde
La Posibilidad Dogmatismo; Escepticismo; Subjetivismo; Relativismo; Pragmatismo y Criticismo

a partir de
El Origen Racionalismo; Empirismo; Intelectualismo y Apriorismo

a través de
La Esencia Relativismo; Idealismo y Fenomenalismo
por medio
de
Las Formas Intuicionismo Racional
en forma
El Criterio de Verdad Trascendente e Inmanente
EL SABER

GNOSEOLOGÍA A través de EPISTEMOLOGÍA

trata
TRATA PROBLEMAS TRATA PROBLEMAS
GENERALES DEL PARTICULARES
CONOCIMIENTO DEL CONOCIMIENTO

desde

LA CONSTRUCCIÓN
DE TEORÍAS LA RELACIÓN
TEORÍA – FENÓMENOS

LA NATURALEZA
DE SUS PRINCIPIOS LOS CRITERIOS PARA
VALIDAR TEORÍAS
Ontología y Epistemología
Realismo e Idealismo
Sujeto y Objeto

Los planteamientos epistemológicos están dados en función


del análisis de la experiencia en términos de

sujeto y objeto [S / O]

De esta relación se organizan los métodos de la fisiología y


de la psicología de la percepción.

Ambas son ciencias cerradas, presuponen ya dados la


mayoría de los conceptos, dependiendo del nivel intelecto –
cultural del individuo.
Mientras que la problemática filosófica, se refiere al tipo de
realidad que pueda corresponder a los objetos dados mismos, o
sea que no se circunscriben a los contenidos que constituyen el
campo de la Fisiología y de la Psicología, puesto que entre los
objetos hay que hacer figurar, cada vez en mayor número, a los
“objetos” introducidos por las ciencias modernas.
La problemática “epistemológica” debe ser considerada
tomando en cuanta a la teoría de la ciencia, y esto se deduce
del hecho de que las ciencias mismas (sobre todo, la ciencia
moderna, a través de las nuevas herramientas) contribuyen
masivamente a los procesos de constitución de los objetos
del mundo y de su estructura.
El “mundo” no puede considerarse como una realidad “perfecta”
“terminada” que estuviese dada previamente a la constitución
de las ciencias, una realidad que hubiera ya estado presente en
el conocimiento de los hombres de la prehistoria.

Por el contrario, el mundo heredado, en las diversas culturas,


visto desde la ciencia del presente, es un mundo “imperfecto”,
en construcción, aún no terminado. Las ciencias, aun partiendo
necesariamente de los lineamientos “arcaicos” del mundo,
contribuirán decisivamente a desarrollarlo y, desde luego, a
ampliarlo.
Apotético – Paratético
Apotético designa la posición fenomenológica (locus apparens)
característica de los objetos que percibimos en nuestro “mundo
entorno” en tanto se nos ofrecen a distancia, con evacuación de
las cosas interpuestas Son apotéticas las conductas de acecho
de los animales, la captación de los comportamientos de otros
sujetos, los planes, proyectos o fines, los símbolos, etc.
Apotético es correlativo de paratético, lo que está en contacto.
El par de conceptos apotético / paratético ha sido propuesto
principalmente para sustituir al par de conceptos dentro / fuera,
tal como fue tradicionalmente utilizado en Teoría del
conocimiento o en Psicología (conocimiento interior, mental,
introspectivo; frente a las realidades exteriores, físicas, etc.),
este sustitución permite, por ejemplo, evitar el planteamiento de
los insolubles problemas de la supuesta “proyección” de las
imágenes o conceptos conformados “dentro” (del cerebro, del
entendimiento, del cogito, etc.) hacia la “pantalla” de la realidad
fuera de nosotros (el concepto, en cuanto vinculado a la
percepción, más que estar dentro, es apotético).
Apotético – Paratético

Apotético designa la posición fenomenológica (locus


apparens) característica de los objetos que percibimos en
nuestro “mundo entorno” en tanto se nos ofrecen a
distancia, con evacuación de las cosas interpuestas Son
apotéticas las conductas de acecho de los animales, la
captación de los comportamientos de otros sujetos, los
planes, proyectos o fines, los símbolos, etc.
Obviamente la disyuntiva filosófica, y el dilema que de ella
nace entre el realismo y el idealismo dependen del análisis de
la experiencia en términos de sujeto y de objeto.
Pues la experiencia, así analizada, comporta, por un lado, la
organización apotética y discreta de los objetos constitutivos
del mundo (árboles, Luna,...) y, desde luego, de los otros
sujetos, sobre todo animales; y, por otro lado, la necesidad de
un contacto de los objetos apotéticos en el sujeto corpóreo,
por tanto, la necesidad de que los objetos del mundo afecten
a los órganos de los sentidos. De donde nace la distinción
entre un objeto – en – el – sujeto (objeto intencional, objeto de
conocimiento, re–presentación) y un objeto – fuera – del –
sujeto (objeto real, objeto conocido, presencia absoluta de la
cosa).
Solamente disponemos de dos esquemas primarios utilizables
para dar cuenta de la conexión entre las afecciones
(sensaciones) del sujeto y los objetos apotéticos que les
correspondan:
El esquema que considera a las sensaciones (al sujeto) – a los
objetos intencionales, si se quiere – como determinados por
objetos preexistentes.
O bien el esquema que considera a los objetos apotéticos como
determinados (con–formados) por las sensaciones
El primer esquema es el núcleo del realismo (con sus variantes:
espejo plano, cóncavo, quebrado...); el segundo es el núcleo
del idealismo (con sus variantes: idealismo material, idealismo
subjetivo, idealismo trascendental).
Estos dos esquemas, antes que respuestas, son el principio de
preguntas, prácticamente insolubles.

El realismo, por un lado, equivale a un desdoblamiento del


mundo

[objeto – conocido / objeto – de – conocimiento]


y, por tanto, al planteamiento del problema de la trascendencia
del conocimiento del mundo exterior:
El idealismo, por su parte, aun cuando orilla el problema de
la trascendencia, propio del realismo (al identificar el objeto
intencional con el objeto conocido), lo hace abriendo otro
problema que puede considerarse como sustitutivo del
“problema” de la trascendencia, a saber, el problema de la
hipóstasis o “constitución del objeto” respecto del sujeto:
“¿Cómo puedo segregar del sujeto los objetos construidos y
proyectados por las facultades cognoscitivas?” Pues sólo
tras un proceso de hipostatización del objeto (que lo
“emancipe” del sujeto que lo proyecta) cabría dar cuenta de
la independencia que los objetos muestran respecto de la
subjetividad proyectante (los objetos se me imponen, incluso
como dados fuera de mí, en un período anterior a la
existencia de toda subjetividad orgánica proyectante).
Son las ciencias las que “constituyen” y “proyectan” objetos
tales (nebulosas transgalácticas, estados ultramicroscópicos,
rocas precámbricas,...) que piden una emancipación e
hipóstasis mucho más enérgica de la que se necesita para dar
cuenta de la percepción ordinaria precientífica de nuestro
entorno actual.
Puestas así las cosas cabe afirmar que los intentos de “superar”
el realismo y el idealismo, manteniéndose en el mismo marco
binario

[S / O]
de análisis que determina estas dos opciones, sólo pueden
tener lugar a título de variantes de una “síntesis por
yuxtaposición” del realismo y del idealismo.
Pero la síntesis de los dos miembros del dilema no lo desborda. La
síntesis, por lo demás, suele acogerse a la forma de una codeterminación
de sujeto y objeto, bien sea según el patrón de los escolásticos medievales
(ex obiecto et subiecti paritur notitia) bien sea según el patrón de los
gestaltistas de nuestra época (“la distinción entre el yo y el mundo exterior
es un hecho de organización del campo total”), bien sea de cualquier otro
modo.
Reconocemos la necesidad de volver una y otra vez al análisis
de la experiencia dentro del marco binario

[S / O]
pero constatamos también la necesidad de desbordar
dialécticamente el dilema en el cual el marco binario nos
encierra.
La propuesta consiste en un marco para el análisis de la
experiencia tal en el que el análisis binario, sin ser ignorado,
pueda constituirse “reabsorbido”, un marco que sustituya las
relaciones binarias por otras relaciones n–arias
Esta propuesta es del tipo

[Si / Sj / Oi / Oj /Sk /Ok /Oq /Sp]


Desde la perspectiva de este nuevo marco de análisis cabría
decir que, evitando todo tipo de realismo adecuacionista,
podemos alcanzar las posiciones propias de una concepción
hiperrealista de las relaciones entre el “ser” y el “conocer” (un
hiperrealismo cuyo primer embrión acaso se encuentra en la
metafísica eleática).
Gnoseología y Epistemología

Utilizamos este término, por oposición al término gnoseología


refiriéndolo a la llamada “teoría del conocimiento verdadero”
(sea científico, precientífico, o “mundano” praetercientífico). Su
campo se organiza en torno a la distinción sujeto
(cognoscente) / objeto (conocido o de conocimiento); el
campo de la gnoseología se organiza en torno a la distinción
forma / materia, aplicada a las ciencias.

TRATA PROBLEMAS TRATA PROBLEMAS


GENERALES DEL PARTICULARES
CONOCIMIENTO DEL CONOCIMIENTO
“Gnoseología”

Respecto a las disciplinas en general designa:


al análisis de las disciplinas científicas (Geometría,
Termodinámica, Física, etc.)

“Epistemología”

Para todo cuanto tiene que ver con el análisis del


conocimiento, esté o no organizado en la forma de una
“disciplina”.
Una disciplina es inseparable, desde luego, de la materia en
torno a la cual ella gira; sin embargo, las disciplinas son
disociables de sus materias respectivas, aunque no sea más
que por la posibilidad de compararlas entre sí, según términos,
relaciones u operaciones homólogos o análogos (homologías
o analogías que tienen lugar más en el plano gnoseológico de
la sintaxis o de la pragmática que en el plano ontológico).
La dualidad entre gnoseología y ontología – y utilizamos el
concepto en un sentido análogo al que tiene en Geometría
Proyectiva por ejemplo, la dualidad entre puntos – como
intersección de infinitas rectas – y rectas – como colineación de
infinitos puntos – tiene que ver con esa disociabilidad de los
inseparables.
No puedo separar el momento gnoseológico del momento
ontológico de una ciencia, pero puedo disociar la perspectiva
gnoseológica (y entonces me encuentro con el “cuerpo de la
disciplina” de que se trate) de la propia ontología (y entonces
me encuentro con la materia de esa disciplina, con la realidad
“ontológica” misma).
Una disciplina consiste gnoseológicamente, cualquiera que sea
su materia, en un conjunto de instituciones técnicas, o sociales,
tales como libros, cátedras, departamentos, congresos,
comunidades gremiales de especialistas, con sus tradiciones
correspondientes, etc.
Hay “paradigmas” y “cambios de paradigma” en cualquier
ciencia, de ahí que no es muy recomendable hablar de
“comunidades científicas”, porque, según lo dicho, tanto las
comunidades de mariólogos como las comunidades de
termodinámicos mantienen, desde el punto de vista estructural,
histórico y social, extraordinarias semejanzas mutuas, sin que
estas semejanzas permitan considerar a las comunidades de
mariólogos como una comunidad científica en sentido
específico.

No disponemos de terminología comúnmente aceptada; pero


preferiríamos hablar, por nuestra parte, de “comunidades
disciplinares” (incluyendo a las comunidades de los científicos)
y no de “comunidades científicas” (incluyendo a las
disciplinares).
MUCHAS GRACIAS

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