Guía Mitología Griega I
Guía Mitología Griega I
Guía Mitología Griega I
S o b r e e l m i t o
...¿que es un mito? O mas precisamente, teniendo en cuenta nuestra
area de investigacion: ¿que es un mito griego? Un relato, claro esta.
Entonces cabria preguntarse como se constituian, consolidaban,
transmitian y conservaban esos relatos. Ahora bien, en el caso
griego, estos solo nos han llegado en Iorma acabada como textos
escritos, los mas antiguos de los cuales pertenecen a obras literarias
de todos los generos epico, poetico, tragico, historico, incluso
IilosoIico, y en las cuales, exceptuando la Iliada, la Odisea y la
Teogonia de Hesiodo, generalmente aparecen dispersos, de manera
Iragmentaria, y en ocasiones como mera alusion. En una epoca
tardia, hacia el comienzo de nuestra era, los eruditos compilaron esas
tradiciones multiples, mas o menos divergentes, para presentarlas
uniIicadas en un corpus, a la manera de los anaqueles de una
Biblioteca, como titulo Apolodoro su compilacion, convertida en
uno de los grandes clasicos en la materia. Asi se construyo eso que
se ha convenido en llamar mitologia griega.
En eIecto, 'mito¨ y 'mitologia¨ son palabras griegas vinculadas a la
historia y a ciertos rasgos de esta civilizacion. ¿Se deriva de ahi que
no son pertinentes por Iuera de ella, y que el mito y la mitologia no
existen sino bajo la Iorma y el sentido griegos? La verdad es lo
contrario. Para comprender las leyendas helenicas es necesario
compararlas con los relatos tradicionales de otros pueblos,
correspondientes a epocas y culturas muy diversas, sean de China, la
India, el Oriente Proximo antiguos, la America precolombina o
AIrica. Si la comparacion se impone, es porque estas tradiciones
narrativas, por diIerentes que sean, presentan entre ellas y en
comparacion con las griegas ciertos rasgos comunes que las vuelven
aIines. Claude Levi-Strauss aIirma como prueba de eso que un mito,
sea cual sea su procedencia, se reconoce a primera vista como tal,
sin peligro de ser conIundido con otras Iormas de narracion. En
eIecto, muestra un nitido contraste con el relato historico, que en
Grecia se constituyo de alguna manera contra el mito, en la medida
en que se presento como la relacion precisa de sucesos lo
suIicientemente proximos en el tiempo como para que testigos
Iiables los pudieran ratiIicar. Por su parte, el relato literario, es una
Iiccion pura que se presenta abiertamente como tal, y cuyas
bondades se deben ante todo al talento y la destreza de su creador.
Estos dos tipos de narracion se atribuyen normalmente a un autor
que asume la responsabilidad por ellos, y los transmite bajo su
nombre, en Iorma escrita, a un publico lector.
El caracter del mito es muy distinto. Se presenta bajo la Iorma de un
relato que proviene del Iondo de los tiempos, que existia antes de
que hubiera un relator que lo transmitiera. En este sentido, el relato
mitico no es propio de la inventiva individual ni de la Iantasia
creadora, sino de la transmision y la memoria. Ese lazo intimo y
Iuncional con la memoria vincula el mito a la poesia que, en sus
origenes, en sus maniIestaciones mas antiguas, puede conIundirse
con el proceso de elaboracion mitica. El caso de la epopeya
homerica es, en ese sentido, ejemplar. Para tejer sus relatos sobre las
aventuras de los dioses legendarios, la epica opera en primer termino
a la manera de la poesia oral, compuesta y cantada Irente al auditorio
por generaciones sucesivas de aedos inspirados por la diosa
Memoria (Mnemosune). Es solo mas tarde que se torna objeto de una
redaccion, encargada de establecer y Iijar el texto oIicial.
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Aun hoy, un poema solo existe si es recitado; hay que aprenderlo de
memoria y, para darle vida, recitarlo con las palabras silenciosas de
la voz interior. Asi mismo, el mito solo vive si es contado de nuevo,
de generacion en generacion, en el curso de la existencia cotidiana.
De lo contrario, relegado al Iondo de las bibliotecas, congelado bajo
la Iorma de escritos, deviene reIerencia erudita para una elite de
lectores especializados en mitologia.
Memoria, transmision oral, tradicion: tales son las condiciones de
existencia y supervivencia del mito. Le imponen ciertos rasgos
caracteristicos que se aprecian mejor si se compara la actividad
poetica con la mitica. La Iuncion que cada una le asigna a la palabra
constiyuye una diIerencia esencial. En Occidente, al adquirir
autonomia con los trovadores y separase no solo de los grandes
relatos miticos sino de la musica que la acompaño hasta el siglo
XIV, la poesia se convierte en un ambito particular de la expresion
idiomatica. A partir de entonces, cada poema constituye una
construccion singular, muy compleja, indudablemente polisemica,
pero tan estricta en su organizacion, en las vinculaciones de sus
diIerentes partes y en todos sus niveles, que se la ha de memorizar y
recitar tal cual, sin la menor omision o modiIicacion. El poema
permanece identico a traves de cada interpretacion que lo actualiza
en el espacio y en el tiempo. La palabra que da vida al texto poetico,
en publico, para un auditorio, o en privado, para uno mismo, posee
un rostro unico e inmutable. Basta una palabra modiIicada, un verso
omitido, un ritmo alterado para que toda la construccion poetica se
derrumbe.
En cambio el relato mitico no es, como el texto poetico, polisemico
en si mismo tan solo por sus diversos planos de signiIicacion. No
esta congelado en una Iorma deIinitiva. Comporta siempre variantes,
versiones multiples que el narrador tiene a su disposicion y elige en
Iuncion de las circunstancias, el publico o sus preIerencias; puede
suprimir, añadir, modiIicar elementos segun su parecer.
Jean-Pierre Vernant, Erase una ve:. El universo, los dioses, el
hombre. Un relato de los mitos griegos (Prologo), FCE, Buenos
Aires, 2008.
Pero el mito, se dice, es mera poesia.
¿Que se quiere decir con esto? ¿Tal vez que surge de un capricho, de
una Iantasia? Eso no puede creerselo nadie. La autentica poesia
nunca es arbitraria. (...) El mito pertenece a la categoria de las
creaciones monumentales del espiritu humano. Para dilucidarlo
desde la perspectiva adecuada, hay que situarlo al lado de la
arquitectura, las artes plasticas, la poesia y la musica, artes que un
dia estuvieron al servicio de lo divino. Es una de las grandes lenguas
con que la humanidad apela a lo excelso, y que no habla por ningun
otro motivo mas que porque tiene que hablar.
Walter Otto, Dionisos, Siruela, Madrid, 1997.
A todo relato serio, si esta en pugna con nuestros conocimientos de
los procesos naturales, lo llamamos 'mitico¨. (...) Las antiguas
culturas, igual que los pueblos primitivos de hoy, distinguen entre
sus relatos Iabulosos un grupo especial, objeto de la mas alta
veneracion, no porque sean sobremanera prodigiosos, sino porque
revisten el caracter de lo sagrado. (...) Ese mito propiamente dicho
posee realmente una esencia incomparable: es dinamico, posee
poder, interviene en la vida plasmandola. (...) Porque el mito
primordial y genuino es inimaginable sin el culto, o sea un
comportamiento y un hacer solemnes que elevan al ser humano a
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una esIera superior. (...) Estamos ante un Ienomeno primordial de la
actitud religiosa. Esta misma sea como gesto, acto o palabra es
el revelarse del ser sacrosanto de la Divinidad. Esta actitud religiosa
no es reducible a concepto, sino solamente vivenciable; y ella, con
todo aquello que la rodea en el mito, es milagrosa, o mas bien es el
milagro (prodigio) mismo, no porque contradice a las leyes de la
naturaleza, sino porque pertenece a otro ambito del ser que todo lo
pensado y determinado por el pensamiento.
Walter Otto, Teofania, Eudeba, Buenos Aires, 1978.
El mito, tal como existe en una comunidad primitiva, es decir, en su
Iorma viva y espontanea, no es solo una historia, sino una realidad
vivida. No pertenece al orden de la Iiccion, como las novelas de
nuestros dias, sino que es una realidad viva que se cree ocurrio
antaño, en los tiempos pristinos, y que desde entonces continua
inIluyendo sobre el mundo y el destino de los hombres. (...) Estas
historias no deben su supervivencia a un interes gratuito: no se las
considera como cuentos imaginados, ni aun relatos autenticos:
constituyen para el hombre la expresion de una realidad primordial,
superior, muy importante, que condiciona la vida presente, el destino
y las actividades de la humanidad, y cuyo conocimiento proporciona
al hombre la motivacion de sus actos rituales o morales, y al mismo
tiempo, le da indicaciones sobre los medios para realizarlos.
Bronislaw Malinowski, El mito en la psicologia primitiva, 1926.
Se ha convenido en llamar 'mito¨ en sentido estricto, a una
narracion que se reIiere a un orden del mundo anterior al orden
actual, y destinada no a explicar una particularidad local y limitada,
sino una ley organica de la naturaleza de las cosas.
Pierre Grimal, Diccionario de mitologia griega v romana, Paidos,
Barcelona, 1981.
De modo general, se puede decir que el mito, tal como es vivido por
las sociedades arcaicas, 1) constituyo la historia de los actos de los
Entes Supremos; 2) que esa historia es considerada absolutamente
verdadera (porque se reIiere a la realidad) y sagrada (porque es obra
de los Entes sobrenaturales); 3) que el mito se reIiere siempre a una
creacion, pues cuenta como algo vino a la existencia o como se
establecieron una norma de comportamiento, una institucion, una
manera de trabajar; esa es la razon por la cual los mitos constituyen
los paradigmas de todos los actos humanos signiIicativos; 4) que,
conociendo el mito, se conoce el origen de las cosas; no se trata de
un conocimiento exterior, abstracto, sino de un conocimiento que es
vivido ritualmente, sea narrado ceremonialmente el mito, sea
eIectuando el ritual al que sirve de signiIicacion; 5) que, de una u
otra manera, 'se vive¨ el mito, en el sentido en que se esta
impregnado por el poder de lo sagrado que exalta los eventos
rememorados o ritualizados.
Mircea Eliade, Mito v realidad, Guadarrama, Madrid, 1968.
El mito no es una simple narracion ni una Iorma de ciencia, ni una
rama del arte o de la historia ni una narracion explicita. Cumple una
Iuncion sui generis estrechamente conectada con la naturaleza de la
tradicion y la continuidad de la cultura, con la relacion entre
madurez y juventud y con la actitud humana hacia el pasado. La
Iuncion del mito es, en sintesis, la de reIorzar la tradicion y de darle
mayor valor y prestigio, relacionandola con una realidad mas alta,
mejor y sobrenatural, que la de los acontecimientos iniciales. En este
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sentido el mito no esta limitado al mundo o a la mentalidad de los
primitivos. Es mas bien indispensable a toda cultura.
Bronislaw Malinowski, Magia, ciencia v religion, Ariel, Barcelona,
1974.
En todo el mundo habitado, en todos los tiempos y en todas las
circunstancias, han Ilorecido los mitos del hombre; han sido la
inspiracion viva de todo lo que haya podido surgir de las actividades
del cuerpo y de la mente humanos. No seria exagerado decir que el
mito es la entrada secreta por la cual, las inagotables energias del
cosmos se vierten en las maniIestaciones culturales humanas. Las
religiones, las IilosoIias, las artes, las Iormas sociales del hombre
primitivo e historico, los primeros descubrimientos cientiIicos y
tecnologicos, las propias visiones que atormentan el sueño, emanan
del Iundamental anillo magico del mito.
Los simbolos de la mitologia no son Iabricados, no pueden
inventarse o suprimirse permanentemente. Son productos
espontaneos de la psique y cada uno lleva dentro de si mismo,
intacta, la Iuerza germinal de su Iuente.
¿Cual es el secreto de la vision eterna? ¿De que proIundidades de la
mente deriva? ¿Por que la mitologia es la misma en todas partes, por
debajo de las diIerencias de vestidura? ¿Que nos enseña?
Joseph Campbell, El heroe de las mil caras (Psicoanalisis del mito),
FCE, Mexico, 1972.
¿Acaso los hombres se desprendieron jamas del mito? Todo hombre
tuvo ojos y sentidos para advertir que el mundo es inerte, Irio e
inIinito y todavia nunca vio a un dios cuya existencia habria sido
exigida por una necesidad empirica. Por el contrario, para Iormular
aquellos contenidos de Ie cuya absurdidad hacia resaltar ya
Tertuliano, se necesitaba el mas intenso apremio interior, que solo
puede explicarse por la Iuerza racional del instinto. Podria decirse
que si se lograra destruir de una vez el conjunto de las tradiciones
del mundo, en la siguiente generacion reIlorecerian toda la mitologia
e historia de la religion.
Carl Gustav Jung, Simbolos en transformacion, Barcelona, Paidos,
1982.
...las proIundidades del alma humana son tambien los 'tiempos
primordiales¨, ese hondo 'pozo del tiempo¨ donde el Mito tiene su
hogar y del cual se derivan las normas y Iormas de vida originales.
Pues Mito es el Iundamento de la vida; es el patron intemporal, la
Iormula religiosa con que la vida se moldea a si misma, en tanto sus
caracteristicas son una reproduccion de lo inconsciente. No hay
duda: el momento en que el narrador adquiere la manera mitica de
ver las cosas, el don de mirar los rasgos tipicos de las caracteristicas
y de los hechos, ese momento marca un comienzo en su vida.
Implica una intensiIicacion peculiar de su temple artistico, una
nueva serenidad en sus poderes de percepcion y creacion. Ello esta
usualmente reservado para los años mas tardios de la vida; pues
mientras lo mitico representa un estadio temprano y primitivo en la
vida de la humanidad, en la vida del individuo representa uno tardio
y maduro.
Thomas Mann, 'Freud y el Iuturo¨, 1936. Tomado de Karl Kerenyi,
Los dioses de los griegos, Monte Avila, Caracas, 1997.
...uno no puede en absoluto pasar por alto el hecho de que la
mitologia es tambien, Iundamentalmente, una actividad especial de
la psique, una actividad creativa, y por tanto asimismo artistica. Se
trata, no obstante, de un tipo especial de actividad. Se inmiscuye en
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la poesia, pero es sin embargo una actividad de tipo propio a la que
hay que alinear no solo con la poesia, sino tambien con la musica,
las artes plasticas, la IilosoIia y las ciencias. Tampoco debemos
conIundirla con el gnosticismo o la teologia; de estos se la distingue,
como tambien de todos los tipos de teosoIia y aun de las teologias
paganas, por su caracter artisticamente creativo. La materia de la
mitologia se compone de algo que es mas grande que el contador de
historias y que todos los seres humanos, pero ese algo es siempre
algo visible, perceptible, o al menos capaz de ser expresado en
imagenes, nunca como la divinidad in abstracto o ni siquiera como
la divinidad in concreto, si esta va a ser considerada inimaginable.
La mitologia debe trascender al individuo y debe ejercer sobre los
seres humanos un poder que capture el alma y la llene de imagenes;
pero eso no es todo lo que se requiere de ella. Esas imagenes son la
estoIa de la mitologia, del mismo modo que los tonos son la estoIa
de la musica: 'de la misma estoIa de que estan hechos los sueños¨,
escribio Shakespeare. Una estoIa o materia enteramente humana,
que se le presento al hombre que le dio Iorma: al decidor de mitos,
como algo objetivo, como algo que mana, por asi decirlo, de una
Iuente supraindividual; y ella tambien se presenta a la audiencia no
como la creacion subjetiva del narrador, sino, de nuevo, como algo
objetivo, a pesar de la nueva Iorma que el narrador le haya dado, a
pesar de la nueva 'variacion¨.
Sin embargo, esa misma estoIa humana suIre en seguida un cambio
de naturaleza si se la deja como 'materia muerta¨, si se la saca del
medio en el que vivia. Otro tanto ocurre con un poema impreso o
con una partitura musical, se convierten en 'materia muerta¨: algo
muy diIerente a lo que Iueron en el alma de la persona para quien
resonaron por vez primera. No es diIicil restaurarles su ser pleno;
esto se hace trasladandolos a su medio original: una resonancia
externa e interna. Parecidamente, la mitologia, para ser comunicada
en su verdadera naturaleza, debe ser trasladada a su propio medio, al
medio en el que ella todavia 'resonaba¨ interior y exteriormente,
esto es, en el que despertaba ecos. La palabra griega mvthologia
contiene el sentido no solo de 'cuentos¨ (mvthoi), sino tambien el de
'contar¨ (legein): un tipo de narracion que originalmente tambien
despertaba ecos, porque promovia el darse cuenta de que la historia
contada concernia personalmente al narrador y a la audiencia. Si
queremos devolver vida plena a la 'materia muerta¨ de los
Iragmentos de mitologia griega que nos han quedado, tenemos que
reponerlos en el ambito de aquella narracion y de aquella
participacion de la audiencia. (...)
Todo tema mitologico ha sido en cada periodo el asunto de
numerosas historias diIerentes, cada una de ellas condicionada
diversamente por el lugar, el momento, y las habilidades artisticas
del narrador. (...) Los narradores originales de la mitologia griega
justiIicaban sus variaciones simplemente mediante el acto de narrar
las historias, cada uno a su manera. (...) Las palabras de la historia
basica han desaparecido, y todo lo que tenemos son las variaciones.
Pero tras las variaciones podemos reconocer algo comun a todas
ellas: una historia que se contaba de muchas maneras, y que
continuaba siendo sin embargo la misma.
Karl Kerenyi, Los dioses de los griegos (Introduccion), Monte Avila,
Caracas, 1997.
El hombre antiguo, al comparecer ante la divinidad, se halla Irente al
aspecto mitologico del mundo. Este aspecto es real para el: la
religion antigua no se basa en la creencia de que sean verdaderas las
narraciones de la mitologia con sus variantes tan contradictorias (ni
siquiera se plantea la cuestion de la verdad), sino, ante todo, en la
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certeza de que el cosmos esta ahi sirviendo de Iondo y trasIondo
coherente permanente y sin discontinuidades de cuanto aparece
en la mitologia.
La palabra cosmos hay que entenderla aqui en el sentido que tiene en
griego: como la realidad del mundo en un estado determinado, que
contiene en si la validez de un determinado orden espiritual. Este
orden es una posibilidad del contenido del mundo, que puede
expresarse tanto mitologicamente, por medio de Iiguras de dioses,
como de cualquier modo artistico o cientiIico, por medio de ideas
cientiIicas o artisticas. Aqui hay que tomar el concepto de 'idea¨ en
un sentido tan amplio que incluya tambien las Iiguras de los dioses
en calidad de ideas mitologicas. El nuevo orden espiritual que se
mostraba a los griegos en la naturaleza como orden del mundo,
puede llamarse de este modo el aspecto ideal del mundo, dejando el
apelativo de divino para caliIicar la mas alta revelacion Iestiva de
este aspecto.
Karl Kerenyi, Los dioses de los griegos, Monte Avila, Caracas,
1997.
El ser vivo es siempre inagotable. Otros pueblos tal vez hayan
recibido de la presencia de lo divino leyes sagradas y saberes
ocultos. Al espiritu griego en cambio le abrio las puertas de un gran
escenario cuyas imagenes revelaban del modo mas pristino
imaginable la maravilla del mundo divino. El sentido insondable de
lo divino se vislumbro a la luz de las Iormas vivas. Tal es el modo
griego. ¿Acaso debemos considerarlo menos religioso que otros,
solo porque aqui la creencia en el dios no revela ley, penitencia y
negacion del mundo, sino el caracter sagrado del Ser y los grandes
ciclos de la existencia, en los que actuan los dioses como eternos
conIormadores? Tal prejuicio subyace sin duda en los estudios
existentes y por eso se vieron obligados a tachar de Iantasia poetica
todo lo que ha creado el mito, sin comprender que es tarea nuestra
llegar a entender la religion del espiritu griego.
Para esta, el mito no es de menor rango que el culto; incluso es mas
sugerente porque las Iormas del culto nos son menos conocidas, y
lamentablemente a veces resultan poco claras, mientras que el
lenguaje del mito no solo es mas ductil, sino tambien mas diaIano.
Walter Otto, Dionisos, Siruela, Madrid, 1997.
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T e o g o n í a
Hesíodo
Musas Heliconíadas
Tamiris y las Musas
Comencemos nuestro canto por las Musas Heliconiadas, que
habitan la montaña grande y divina del Helicon. Con sus pies
delicados danzan en torno a una Iuente de violaceos reIlejos y al
altar del muy poderoso Cronion.
Despues de lavar su piel suave en las aguas del Permeso, en
la Fuente del Caballo o en el divino Olmeo, Iorman bellos y
deliciosos coros en la cumbre del Helicon y se cimbrean vivamente
sobre sus pies.
Partiendo de alli, envueltas en densa niebla, marchan al
abrigo de la noche lanzando al viento su maravillosa voz.
Celebran con himnos a Zeus portador de la egida, a la
augusta Hera argiva calzada con doradas sandalias, a la hija de Zeus
portador de la egida, Atenea de ojos glaucos, a Febo Apolo y a la
asaeteadora Artemis, a Poseidon que abarca y sacude la tierra, a la
venerable Temis, a AIrodita de ojos vivos, a Hebe de aurea corona, a
la bella Dione, a Eos, al alto Helios y a la brillante Selene, a Leto, a
Japeto, a Cronos de retorcida mente, a Gea, al espacioso Oceano, a
la negra Noche y a la restante estirpe sagrada de sempiternos
inmortales.
Ellas precisamente enseñaron una vez a Hesiodo un bello
canto mientras apacentaba sus ovejas al pie del divino Helicon. Este
mensaje a mi, en primer lugar, me dirigieron las diosas, las Musas
Olimpicas, hijas de Zeus portador de la egida: "¡Pastores del campo,
triste oprobio, vientres tan solo! Sabemos decir muchas mentiras con
apariencia de verdades; y sabemos, cuando queremos, proclamar la
verdad."
Asi dijeron las hijas bienhabladas del poderoso Zeus. Y me
dieron un cetro despues de cortar una admirable rama de Ilorido
laurel. Me inIundieron voz divina para celebrar el Iuturo y el pasado,
y me encargaron alabar con himnos la estirpe de los Ielices
Sempiternos y cantarles siempre a ellas mismas al principio y al
Iinal. Mas, ¿por que abundar acerca de la encina o la roca?
Musas olímpicas
¡Ea, tu! comencemos por las Musas que a Zeus padre con
himnos alegran su inmenso corazon dentro del Olimpo, narrando al
unisono el presente, el pasado y el Iuturo.
InIatigable brota de sus bocas la grata voz. Se torna
resplandeciente la mansion del muy resonante Zeus padre al
propagarse el delicado canto de las diosas, y retumban la nevada
cumbre del Olimpo y los palacios de los inmortales.
Ellas, lanzando al viento su voz inmortal, alaban con su canto
primero, desde el origen, la augusta estirpe de los dioses a los que
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engendraron Gea y el vasto Urano, y a los que de aquellos nacieron,
los dioses dadores de bienes.
Luego, a Zeus padre de dioses y hombres, al comienzo y al
Iinal de su canto, celebran las diosas, pues sobresale con mucho
entre los dioses y es el de mas poder.
Y cuando cantan la raza de los hombres y de los violentos
Gigantes regocijan el corazon de Zeus dentro del Olimpo las Musas
Olimpicas, hijas de Zeus portador de la egida.
Las alumbro en Pieria, amancebada con el padre Cronida,
Mnemosine, señora de las colinas de Eleuteras,
1
como olvido de
males y remedio de preocupaciones.
Nueve noches se unio con ella el prudente Zeus subiendo a su
lecho sagrado, lejos de los inmortales. Y cuando ya era el momento
y dieron la vuelta las estaciones, con el paso de los meses, y se
cumplieron muchos dias, nueve jovenes de iguales pensamientos,
interesadas solo en el canto y con un corazon exento de dolores en su
pecho, dio a luz aquella, cerca de la mas alta cumbre del nevado
Olimpo. Alli Iorman alegres coros y habitan suntuosos palacios.
Junto a ellas viven, entre Iiestas, las Gracias e Himero, y una
deliciosa voz lanzando por su boca, cantan y celebran las normas y
sabias costumbres de todos los inmortales.
Asi marchaban entonces hacia el Olimpo, orgullosas de su
bello canto, inmortal melodia. Retumbaban en torno a la oscura
tierra el son de sus cantos, y un delicioso ruido subia de debajo de
sus pies al tiempo que marchaban al palacio de su padre.
Reina aquel sobre el cielo y es dueño del trueno y del
llameante rayo, desde que vencio con su poder al padre Cronos.
1
Ciudad situada en la Irontera de Beocia y el Atica.
PerIectamente repartio por igual todas las cosas entre los inmortales
y Iijo sus prerrogativas.
Esto cantaban las Musas que habitan las mansiones
olimpicas, las nueve hijas nacidas del poderoso Zeus: Clio |la dadora
de Iama|, Euterpe |la que da alegria|, Talia |la Iestiva|, Melpomene
|la que canta|, Terpsicore |la que disIruta el baile|, Erato |la que
despierta el deseo|, Polimnia |la de muchos cantos|, Urania |la
celestial| y Caliope |la de preciosa voz|, la mas importante de todas.
Acción de las musas entre los hombres
Ella es la que asiste a los venerables reyes: Al que las hijas
del poderoso Zeus honran y miran al nacer, advirtiendo que
desciende de los reyes vastagos de Zeus, a este derraman sobre la
lengua una dulce gota de miel y de su boca Iluyen dulces palabras.
Todos Iijan en el la mirada cuando interpreta las leyes divinas con
rectas sentencias, y el con Iirmes palabras en un momento resuelve
sabiamente un pleito por grande que sea. Pues aqui radica el que los
reyes sean sabios, en que hacen cumplir Iacilmente en el agora los
actos de reparacion a Iavor de la gente agraviada, con persuasivas y
complacientes palabras.
Y cuando se dirige al tribunal, como a un dios le propician
las gentes con dulce respeto y el brilla en medio del vulgo.
¡Tan sagrado es el don de las Musas para los hombres!
De las Musas y del Ilechador Apolo descienden los aedos y
citaristas que hay sobre la tierra; y de Zeus, los reyes. ¡Dichoso
aquel de quien se prendan las Musas! Dulce le brota la voz de la
boca.
Pues si alguien, victima de una desgracia, con el alma recien
desgarrada se consume aIligido en su corazon, despues de que un
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aedo servidor de las Musas cante las gestas de los antiguos y ensalce
a los Ielices dioses que habitan el Olimpo, al punto se olvida aquel
de sus penas y ya no se acuerda de ninguna desgracia. ¡Rapidamente
cambian el animo los regalos de las diosas!
Invocación y programa
¡Salud hijas de Zeus! Otorgadme el hechizo de vuestro canto.
Celebrad la estirpe sagrada de los sempiternos inmortales, los que
nacieron de Gea y del estrellado Urano, los que nacieron de la
tenebrosa Noche y los que crio el salobre Ponto.
Decid tambien como nacieron al comienzo los dioses, la
tierra, los rios, el ilimitado mar de agitadas olas y, alli arriba, los
relucientes astros y el ancho cielo.
Y los descendientes de aquellos, los dioses dadores de bienes,
como se repartieron la riqueza, como se dividieron los honores y
como ademas, por primera vez, habitaron el muy abrupto Olimpo.
Contadme esto, Musas que desde un principio habitais las
moradas olimpicas, y decidme lo que hubo antes de ellos.
Cosmogonía
El carro de Nyx
En primer lugar existio el Caos. Despues Gea la de amplio
pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la
nevada cumbre del Olimpo. En el Iondo de Gea de anchos caminos
existio el tenebroso Tartaro. Por ultimo, Eros, el mas hermoso entre
los dioses inmortales, que aIloja los miembros y cautiva de todos los
dioses y todos los hombres el corazon y la sensata voluntad en sus
pechos.
Del Caos surgieron Erebo y la negra Nix. De Nix a su vez
nacieron el Eter y Hemera, a los que alumbro preñada en contacto
amoroso con Erebo.
Gea alumbro primero al estrellado Urano con sus mismas
proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser asi
sede siempre segura para los Ielices dioses.
Tambien dio a luz a las grandes Montañas, deliciosa morada
de diosas, las NinIas que habitan en los boscosos montes.
Ella igualmente pario al esteril pielago de agitadas olas, al
Ponto, sin mediar el grato comercio.
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Hijos de Gea y Urano
Luego, acostada con Urano, alumbro a Oceano de proIundas
corrientes, a Ceo, a Crio, a Hiperion, a Japeto, a Tea, a Rea, a Temis,
a Mnemosine, a Febe de aurea corona, y a la amable Tetis.
Despues de ellos nacio el mas joven, Cronos, de mente
retorcida, el mas terrible de los hijos, que se lleno de un intenso odio
hacia su padre.
Dio a luz ademas a los Ciclopes de soberbio espiritu ÷a
Brontes a Esteropes y al violento Arges÷ que regalaron a Zeus el
trueno y le Iabricaron el rayo.
Estos en lo demas eran semejantes a los dioses, pero en
medio de su Irente tenian un solo ojo. Por ello recibieron el nombre
de Ciclopes, ya que, eIectivamente, un solo ojo completamente
redondo se hallaba en su Irente. El vigor y la Iuerza eran sus
instrumentos para los trabajos.
Tambien de Gea y Urano nacieron otros tres hijos enormes y
violentos cuyo nombre no debe pronunciarse: Coto, Briareo y Giges,
monstruosos engendros.
Cien brazos inIormes salian agitadamente de sus hombros y a
cada uno le nacian cincuenta cabezas de los hombros, sobre robustos
miembros. Una Iuerza terriblemente poderosa se albergaba en sus
enormes cuerpos.
Castración de Urano. Nacimiento de Afrodita
Pues bien, cuantos nacieron de Gea y Urano, los hijos mas
terribles, estaban irritados con su padre desde siempre. Y cada vez
que alguno de ellos estaba a punto de nacer, Urano los retenia a
todos ocultos en el seno de Gea sin dejarles salir a la luz, y se gozaba
cinicamente con su malvada accion.
La monstruosa Gea, a punto de reventar, se quejaba en su
interior y urdio una cruel artimaña.
Produciendo al punto un tipo de brillante acero, Iorjo una
enorme hoz y luego explico el plan a sus hijos.
Armada de valor dijo aIligida en su corazon: '¡Hijos mios y
de soberbio padre! Si quereis seguir mis instrucciones podremos
vengar su cruel ultraje; pues Iue el el primero en maquinar odiosas
acciones.¨
Asi hablo y logicamente un temor los domino a todos y
ninguno de ellos se atrevio a hablar. Mas el poderoso Cronos, de
mente retorcida, armado de valor, al punto respondio con estas
palabras a su prudente madre:
'Madre, yo podria, lo prometo, realizar dicha empresa, ya
que no siento piedad por nuestro abominable padre, pues el Iue el
primero en maquinar odiosas acciones.¨
Asi hablo. La monstruosa Gea se alegro mucho en su corazon
y le aposto secretamente en emboscada. Puso en sus manos una hoz
de agudos dientes y disimulo perIectamente la trampa.
Vino el poderoso Urano conduciendo la noche, se echo sobre
la tierra ansioso de amor y se extendio por todas partes. El hijo,
saliendo de su escondite, logro alcanzarle con la mano izquierda,
empuño con la derecha la prodigiosa hoz, enorme y de aIilados
dientes, y apresuradamente sego los genitales de su padre y luego los
arrojo a la ventura por detras.
No en vano escaparon aquellos de su mano. Pues cuantas
gotas de sangre salpicaron, todas las recogio Gea.
Y al completarse un año dio a luz a las poderosas Erinias, a
los altos Gigantes de resplandecientes armas, que sostienen en su
- 11 -
mano largas lanzas, y a las NinIas que llaman Melias
2
sobre la tierra
ilimitada.
En cuanto a los genitales, desde el mismo instante en que los
cerceno con el acero y los arrojo lejos del continente en el
tempestuoso ponto, Iueron luego llevados por el pielago durante
mucho tiempo. A su alrededor surgia del miembro inmortal una
blanca espuma y en medio de ella nacio una doncella.
Primero navego hacia la divina Citera, y desde alli se dirigio
despues a Chipre rodeada de corrientes. Salio del mar la augusta y
bella diosa, y bajo sus delicados pies crecia la hierba en torno.
AIrodita la llaman los dioses y hombres porque nacio en
medio de la espuma, y tambien Citerea de bella corona, porque se
dirigio a Citera. Ciprogenea porque nacio en Chipre, la de muchas
olas, y Filomedea porque surgio de los genitales.
La acompaño Eros y la siguio el bello Himero al principio
cuando nacio, y luego en su marcha hacia la tribu de los dioses. Y
estas atribuciones posee desde el principio y ha recibido como lote
entre los hombres y dioses inmortales: las intimidades con doncellas,
las sonrisas, los engaños, el dulce placer, el amor y la dulzura.
A estos dioses su padre, el poderoso Urano, les dio el nombre
de Titanes,
3
aplicando tal insulto a los hijos que el mismo engendro.
2
NinIas nacidas de las gotas de sangre derramadas por Uranos cuando Iue
castrado por su hijo Cronos. En la narracion de los sucesivos y variados linajes
humanos, los 'Fresnos¨ produjeron la raza de bronce. Al contar sobre el robo del
Iuego, Hesiodo conservo para nosotros la palabra melioi, Iorma masculina de
meliai, alusiva a los seres humanos (o, con mas precision, a los hombres), quienes
pertenecian por tanto a las ninIas del Iresno. Estos hombres, los Melioi o
Meliades, Iueron descritos despues como seres que yacen bajo los Iresnos como
Irutos caidos (Karl Kerenyi, Los dioses de los griegos, Monte Avila Editores,
Caracas, 1991, p. 209).
Decia que en su intento, con temeraria insensatez habian cometido
un acto terrible por el que luego tendrian justo castigo.
Hijos de Nix y Eris
Eris
Pario Nix |Noche| al maldito Moros, a la negra Ker y a
Tanatos;
4
pario tambien a Hipnos |el Dormir| y engendro la tribu de
los Oniros |los Sueños|.
Luego la diosa, la oscura Nix, dio a luz sin acostarse con
nadie a Momo |la Burla|, a la dolorosa Oicis |la Pesadumbre| y a las
3
Nombre que dio Uranos a sus hijos, luego de ser mutilado por Cronos, con
intencion verbal injuriosa y a guisa de retruecano, como si la palabra proviniera de
titainein: 'sobrepasarse a si mismo¨ en su temeridad, al intentar llevar a cabo una
gran obra, razon por la cual Iueron despues castigados (Ibidem, p. 206).
4
Estos tres nombres aluden a la Muerte. Moros es la Iorma masculina de Moira
(Ibidem, p. 41).
- 12 -
Hesperides
5
que, al otro lado del ilustre Oceano, cuidan las bellas
manzanas de oro y los arboles que producen tal Iruto.
Pario igualmente a las Moiras:
6
a Cloto |la Hilandera|, a
Laquesis |la Repartidora| y a Atropo |la Inevitable|, que conceden a
los mortales, cuando nacen, la posesion del bien y del mal; y a las
Keres,
7
vengadoras implacables que persiguen los delitos de
hombres y dioses. Nunca cejan las diosas en su terrible colera antes
de aplicar un amargo castigo a quien comete delitos.
Tambien alumbro la Iunesta Nix a Nemesis |Venganza
Divina|, azote para los hombres mortales.
Despues tuvo a Apate |el Engaño|, a Filotes |el AIecto| y a la
Iunesta Geras |la Vejez|, y engendro a la astuta Eris |la Discordia|.
Por su parte la maldita Eris pario al doloroso Ponos |la
Fatiga|, a Lete |el Olvido|, a Limos |el Hambre| y a Algea |el
Dolor|, a las Hisminas |las Reyertas y las Disputas|, las Macas |las
Batallas|, los Fonos |los Asesinatos|, las Androctasias |las
5
Nombre que signiIica 'Hijas de Hespero¨ (Constantino Falcon Martinez y otros,
Diccionario de la Mitologia Clasica, tomo 1, Alianza Editorial, Madrid, 1986, p.
327).
6
La palabra moira signiIica 'lote¨ o 'parte¨ (Kerenyi, Op.Cit., p. 38).
7
Las Keres son genios que juegan un papel muy importante en la Iliada.
Representan generalmente, en las escenas de batallas y de violencia, el Destino
que trae cada heroe en el momento de su muerte. Se las representa como seres
alados, negros, con grandes dientes blancos, horribles, uñas largas y agudas. Ellas
desgarran los cadaveres y beben la sangre de los muertos y los heridos.
PersoniIican tambien el destino que se ha de elegir. Asi, Aquiles debe escoger
entre dos Keres: una que le daria una larga y Ieliz vida en su patria, y otra que le
proporcionaria en Troya renombre imperecedero a cambio de una muerte
prematura. Igualmente, son las Keres de Hector y de Aquiles las que Zeus pesa en
una balanza, en presencia de los dioses, para saber cual de ellos debe morir en el
combate en el que se enIrentan (Pierre Grimal, Dictionnaire de la Mvthologie
Grecque et Romaine, Presses Universitaires de France, Paris, 1951, p. 246).
Masacres|, los Neikea |los Pleitos|, los Pseudologos |las Mentiras|,
las AnIilogias |las Disputas|, a Disnomia |el Desorden| y a Ate,
8
todos ellos compañeros inseparables, y a Horcos |el Juramento|, el
que mas hace penar a los hombres de la tierra siempre que alguno
perjura voluntariamente.
Hijos del Ponto
El Ponto engendro al sincero y veraz Nereo, el mayor de sus
hijos. Ademas, le llaman Viejo porque, inIalible y benevolo, no se le
ocultan las leyes divinas, sino que conoce justos y sabios designios.
Luego engendro, amancebado con Gea, al enorme Taumante
|Maravilla del Mar|, al arrogante Forcis, y a Ceto de hermosas
mejillas, y Euribia que alberga en su pecho corazon de acero.
Catálogo de las Nereidas
Adorables y divinas hijas nacieron en el ponto esteril de
Nereo y Doride |o Doris: la que hace regalos| la de hermosos
cabellos, hija del Oceano, rio perIecto: Ploto |la Naviera|, Eucranta
|la que concede coronar la meta|, Sao |Salvadora|, AnIitrite, Eudora
|la que da prosperidad|, Tetis, Galene |la Calma|, Glauce |Azulada|,
Cimotoe |la de rapidas olas|, Espeio |la de las grutas|, Toe |la
8
PersoniIicacion de un concepto muy signiIicativo dentro de la mentalidad
helenica y que no tiene una equivalencia exacta en el lenguaje moderno. Expresa,
al mismo tiempo, la ceguera moral que lleva al hombre a rebasar sus propios
limites, la Ialta cometida, el castigo Iatal de los dioses y la desgracia que acarrea
dicho castigo. El Ienomeno es contemplado en su conjunto porque no se admite
que pueda darse ninguno de los aspectos mencionados con exclusion de los demas.
Hesiodo hace de Ate hija de Eride |Eris| (la Discordia) y por su parte Homero la
presenta como la primogenita de Zeus (Falcon Martinez, Op.Cit., p. 98).
- 13 -
rapida|, la amable Halia |la salada|, Pasitea |la muy divina|, Erato
|la Deliciosa|, Eunice |o Eunica: de Iacil victoria| de rosados brazos,
la graciosa Melite |la Dulce|, Eulimene |la de buen puerto|, Agave
|Resplandeciente|, Doto |Dadivosa|, Proto |la Primera|, Ferusa |la
que lleva|, Dinamene |la Potente|, Nesea |Isleña|, Actea |la de los
acantilados|, Protomedea |la primera en pensamientos|, Doride,
Panope |la que ve todo|, la hermosa Galatea, la encantadora Hipotoe
|veloz como el caballo|, Hiponoe |inteligente como el caballo| la de
rosados brazos, Cimodoce |la que recibe las olas| que, con
Cimatolege |la que hace cesar el oleaje| y AnIitrite la de bellos
tobillos, calma sin esIuerzo el oleaje en el sombrio ponto y las
raIagas de los vientos huracanados, Cimo |la de las olas|, Eione |la
del Iondeadero|, Halimede |que cuida del mar| de bella corona, la
risueña Glauconome |la de azulado prado|, Pontoporea |la que
permite atravesar el ponto|, Liagore |la de suave palabra|, Evagora
|la Elocuente|, Laomedea |la que cuida del pueblo|, Polinoe |la que
mucho entiende|, Autonoe |la que se entiende a si misma|, Lisianasa
|Señora de la Libertad|, Evarne |Rica en Ganado| de encantadora
Iigura y belleza sin tacha, Psamate |la Arenosa| de gracioso porte, la
divina Menipe |que tiene el vigor del caballo|, Neso |de las islas|,
Eupompe |la de Ieliz viaje|, Temisto |la que observa la ley divina|,
Pronoe |la Previsora| y Nemertes |la sin tacha| que tiene la
inteligencia de su inmortal padre.
Estas cincuenta hijas nacieron del intachable Nereo, expertas
en obras intachables.
Hijos de Taumante y Electra
Taumante se llevo a Electra, hija del Oceano de proIundas
corrientes. Esta pario a la veloz Iris |Arco Iris| y a las Harpias
9
de
hermosos cabellos, Aelo |o Aelopus: Pie Aereo| y Ocipete |la
Rapidez del Vuelo|, que con sus rapidas alas compiten con las
raIagas de los vientos y con las aves; pues suelen lanzarse por los
aires.
Descendientes de Ceto y Forcis
Pegaso
Por su parte, Ceto |Monstruo del Mar| tuvo con Forcis |el
Barbagris del Mar| a las Grayas de bellas mejillas, canosas desde su
nacimiento. A ellas las llaman Viejas los dioses inmortales y los
hombres que pululan por la tierra. Pario tambien a PenIredo de bello
peplo, a Enio
10
de peplo azaIranado y a las Gorgonas que viven mas
9
Su nombre signiIica 'las Arrebatadoras¨ (Kerenyi, Op.Cit., p. 67).
10
Enio es un nombre guerrero que se podria adaptar a una diosa de la batalla.
PenIredo es el nombre de una especie de avispa (Ibidem, p. 51).
- 14 -
alla del ilustre Oceano, en el conIin del mundo hacia la noche, donde
habitan las Hesperides de aguda voz: a Esteno,
11
Euriale
12
y la
Medusa
13
desventurada; esta era mortal y las otras dos inmortales y
exentas de vejez.
Solamente con Medusa se acosto el de Azulada Cabellera en
un suave prado, entre primaverales Ilores. Y cuando Perseo le
cerceno la cabeza, de dentro brotaron el enorme Crisaor y el caballo
Pegaso.
A Pegaso le viene el nombre de que nacio junto a los
manantiales del Oceano; a Crisaor, porque sostenia en sus manos la
espada de oro.
Pegaso levantando el vuelo y, abandonando la tierra madre
de rebaños, marcho a la mansion de los Inmortales y alli habita, en
los palacios de Zeus, llevando el trueno y el rayo al prudente Zeus.
Crisaor engendro al triceIalo Gerion unido con Calirroe,
14
hija del ilustre Oceano; a Gerion lo mato el Iornido Heracles por sus
bueyes de marcha basculante en la isla de Eritrea rodeada de
corrientes. Fue aquel dia en que arrastro los bueyes de ancha Irente
hasta la sagrada Tirinto, atravesando las corrientes del Oceano,
11
Nombre conectado con sthenos, 'Iuerza¨ (Ibidem, p. 54).
12
Nombre que proviene de eurus y de halos, y signiIica que 'pertenece al ancho
mar¨ (Idem).
13
Puede tambien haber pertenecido al mar a juzgar por su nombre que signiIica
'Gobernanta¨. A menudo el 'Señor del Mar¨ (Forcis o Poseidon) Iue invocado
mediante la Iorma masculina del nombre de Medusa (halos medon, pontomedon,
eurumedon). Gorgides o Gorgades eran nombres de diosas marinas. No se puede
creer que 'Gorgo¨ signiIicara solo algo Ieo y terrible, pues era costumbre dar ese
nombre a las niñas pequeñas, cuyos padres ciertamente no esperaban que se
convirtieran en criaturas aterradoras (Idem).
14
Nombre que sugiere 'Ilujo¨, 'corriente¨ (Ibidem, p. 47).
despues de matar a Orto y al boyero Eurition en su sombrio establo,
al otro lado del ilustre Oceano.
Otro monstruo extraordinario, en nada parecido a los
hombres mortales ni a los inmortales dioses, tuvo Medusa en una
concava gruta: la divina y astuta Equidna |la Serpiente|, mitad ninIa
de ojos vivos y hermosas mejillas, mitad monstruosa y terrible
serpiente, enorme, jaspeada y sanguinaria, que habita bajo las
entrañas de la venerable tierra.
Alli habita una caverna en las proIundidades, bajo una
oronda roca, lejos de los inmortales dioses y de los humanos
mortales.
Alli entonces le dieron como parte los dioses habitar ilustres
mansiones. Y Iue retenida en el pais de los Arimos, bajo la tierra, la
Iunesta Equidna, ninIa inmortal y exenta de vejez, por todos los
siglos.
Se cuenta que el terrible, violento y malvado TiIon tuvo
contacto amoroso con la joven de vivos ojos. Y preñada, dio a luz a
Ieroces hijos:
Primero pario a Orto,
15
el perro de Gerion.
En segundo lugar tuvo un prodigioso hijo, indecible, el
sanguinario Cerbero, perro de broncineo ladrido de Hades, de
cincuenta cabezas, despiadado y Ieroz.
En tercer lugar engendro a la perversa Hidra de Lerna,
16
a la
que alimento Hera, diosa de blancos brazos, irritada terriblemente
con el Iornido Heracles. La aniquilo el hijo de Zeus con su
15
Perro de dos cabezas propiamente suyas. Tenia tambien siete cabezas de vibora,
o al menos una cola de serpiente (Ibidem, p. 58).
16
Sierpe de agua con muchas cabezas que se reproducian al ser cercenadas
(Ibidem, p. 58).
- 15 -
implacable bronce, el AnIitrionida Heracles, con ayuda del belicoso
Yolao, segun los planes de Atenea, amiga del botin.
La Hidra pario a la terrible, enorme, agil y violenta Quimera,
que exhala indomito Iuego. Tres eran sus cabezas: una de leon de
encendidos ojos, otra de cabra y la tercera de serpiente, de violento
dragon. Leon por delante, dragon por detras y cabra en medio,
resoplaba una terrible y ardiente llama de Iuego. Pegaso la mato
montado por el valiente BeleroIonte.
Equidna, amancebada con Orto, pario a la Iunesta EsIinge,
17
ruina para los cadmeos, y al leon de Nemea, al que Hera, celebre
esposa de Zeus, crio y puso en los montes de Nemea, calamidad para
los hombres. Alli devastaba las tribus de hombres que habitaban el
lugar y era dueño de Treto, Nemea y Apesante. Pero lo mato el vigor
del Iornido Heracles.
Ceto, en contacto amoroso con Forcis, alumbro por ultimo un
terrible reptil que en sombrias grutas de la tierra, alla en los ultimos
conIines, guarda manzanas completamente de oro.
18
Esta es la estirpe de Ceto y Forcis.
17
Monstruo con rostro de mujer, cuerpo de leon y alas de ave rapaz (Falcon
Martinez, p. 228).
18
Seguramente se trata de Ladon, serpiente que guardaba, con las Hesperides, el
arbol de las manzanas de oro (Kerenyi, Op.Cit., pp. 59 y 60).
Hijos de Tetis y Océano. Oceánidas y Oceánides
Oceano y Tetis
Tetis con el Oceano pario a los voraginosos Oceanidas: el
Nilo, el AlIeo, el Eridano de proIundos remolinos, el Estrimon, el
Meandro, el Istro de bellas corrientes, el Fasis, el Reso, el Aqueloo
de plateados remolinos, el Neso, el Rodio, el Haliacmon, el
Heptaporo, el Granico, el Esepo y el divino Simunte, el Peneo, el
Hermo, el Ceco de bella corriente, el largo Sangario, el Ladon, el
Partenio, el Eveno, el Ardesco y el divino Escamandro.
19
Tuvo tambien una sagrada estirpe de hijas que por la tierra se
encargan de la crianza de los hombres, en compañia del soberano
Apolo y de los Rios, y han recibido de Zeus este destino: Peito,
20
Admeta,
21
Yanta, Electra, Doris,
22
Primno,
23
la divina Urania,
24
19
Tres de estos rios representan los limites del mundo conocido: Nilo, Fasis (orilla
oriental del Mar Negro: Colquide) y Eridano (Rin). Entre los restantes, abundan
mas los de Grecia y Troya (Aurelio Perez Jimenez, 'Introduccion¨, Teogonia. Los
trabafos v los Dias. Editorial Bruguera, Barcelona, 1981, p. 82).
20
Diosa de la Persuasion. Es claramente solo un nombre particular de la Diosa del
Amor, y por lo tanto se convirtio en compañera de AIrodita (Ibidem, p. 48).
21
Admeta era, como Artemisa, una 'Indomable¨ (Idem).
- 16 -
Hipo,
25
Climene, Rodea, Calirroe,
26
Zeuxo, Clitia, Iduia,
27
Pisitoa,
Plexaura, la encantadora Galaxaura,
28
Dione, Melobosis, Toa,
29
la
bella Polidora, Cerceis de graciosa Iigura, Pluto ojos de buey,
Perseis,
30
Yanira, Acasta, Jante,
31
la deliciosa Petrea,
32
Menesto,
Europa, Metis, Eurinome, Telesto
33
de azaIranado peplo, Criseida,
Asia, la deseable Calipso,
34
Eudora, Tyche,
35
AnIirroe, Ocirroe y
Estigia, que es la mas importante de todas.
Estas son las hijas mas antiguas que nacieron del Oceano y
Tetis. Y aun hay otras muchas, pues son tres mil las Oceanides de
Iinos tobillos que, muy repartidas, por igual guardan por todas partes
la tierra y las proIundidades de las lagunas, resplandecientes hijas de
diosas.
Y otros tantos los rios que corren estrepitosamente, hijos del
Oceano, a los que alumbro la augusta Tetis.
22
Doris, Eudora, Polidora y Pluto se reIieren a dones y riquezas (doron ploutos)
que a veces pueden ser concedidos por el mar (Ibidem, p. 47).
23
Sugiere la popa del barco (Idem).
24
Es decir, AIrodita (Idem).
25
Hipo y Zeuxo tienen que ver con caballo y carro (Ibidem, p. 48).
26
Calirroe y AnIirroe sugieren 'Ilujo¨, 'corriente¨ (Ibidem, p. 47).
27
Es una diosa de conocimientos magicos (Ibidem, p. 48).
28
Plexaura y Galaxaura sugieren el viento Iustigante y la calma (Ibidem, p. 47).
29
Toa y Ocirroe sugieren rapidez y movilidad (Idem).
30
La hija de Perses, es decir, Hecate (Idem).
31
Diosa de hermosa cabellera (Ibidem, p. 48).
32
Las rocas. (Ibidem, p. 47).
33
Es una diosa iniciadora en los misterios (Ibidem, p. 48).
34
El reIugio cavernoso (Ibidem, p. 47).
35
Su nombre signiIica 'que puede ocurrir¨ o 'Azar¨, deidad de la que no se cuenta
ninguna historia en particular, pero cuyo poder era comprobadamente mas Iuerte
que el orden de Zeus; como el de las tres Moiras y el de la triple Hecate (Ibidem,
p. 48).
¡Arduo intento que un mortal pretenda decir el nombre de
todos ellos! Mas conocen a cada uno en particular aquellos que
habitan en sus riberas.
Hijos de Tea e Hiperión
Tea dio a luz al alto Helios |el Sol|, a la brillante Selene |la
Luna| y a Eos |la Aurora|, que alumbra a todos los seres de la tierra
y a los inmortales dioses que habitan el vasto cielo, entregada al
amor de Hiperion.
Hijos de Crío y Euribía
Euribia,
36
divina entre diosas, pario en contacto amoroso con
Crio |el Carnero del Cielo|, al poderoso Astreo |el Estrellado|, a
Palante y a Perses que se distinguio entre todos por su sabiduria.
Hijos de Astreo y Eos
Con Astreo, Eos pario a los impetuosos Anemoi,
37
al
despejador CeIiro,
38
al Boreas
39
de rapida marcha y al Noto,
40
acostada amorosamente la diosa con el dios.
36
La de 'corazon de acero¨, 'de amplia Iuerza¨ (Ibidem, p. 42 y 44).
37
Los Vientos.
38
PersoniIicacion del viento del Oeste (Falcon Martinez, Op.Cit., 136).
39
Dios del viento del Norte. Habita en Tracia, que es, en Grecia, el pais Irio por
excelencia. Se lo representa como un demonio alado, de gran Iuerza Iisica,
barbudo y vestido con una tunica corta y plisada. Es hijo de Eos y Astreo (Grimal,
Op.Cit., p. 66).
40
Dios del viento del Sur, viento caliente y cargado de humedad. Hijo de Eos y de
Astreo (Ibidem, Op.Cit., p. 318).
- 17 -
Despues de ellos, la Hija de la Mañana dio a luz al lucero
EosIoro,
41
a las brillantes estrellas y a todo cuanto corona el cielo.
Hijos de Estigia y Palante
Estigia,
42
hija del Oceano, pario en su palacio, unida con
Palante, a Zelo |Ardor Celoso| y Nike |Victoria| de bellos tobillos, y
dio vida tambien a Cratos |Poder| y Bia |Fuerza|, hijos muy
señalados. No esta la morada de ellos lejos de Zeus ni existe lugar
alguno ni camino donde no gobierne el dios mediante estos, sino que
siempre se sientan al lado de Zeus de contundente golpe.
Asi lo planeo Estigia, inmortal Oceanide, aquel dia, cuando
el Iulminador Olimpico convoco a todos los inmortales dioses en el
elevado Olimpo y dijo que a ninguno de los dioses que lucharan a su
lado contra los Titanes le mermaria honores, sino que cada cual
conservaria al menos el rango de antes entre los dioses inmortales. Y
aseguro que si alguien habia sido deshonrado y privado de dignidad
por Cronos, accederia al rango y a las dignidades que les eran
legitimos.
Marcho entonces, antes que ningun otro dios, la inmortal
Estigia al Olimpo en compañia de sus hijos, por solicitud hacia su
padre.
Y Zeus la honro y le otorgo excelentes premios; pues
determino que ella Iuera juramento solemne de los dioses y que sus
hijos convivieran con el por todos los siglos.
Asi como lo prometio ante todos, asi lo cumplio siempre. Y
el goza de gran poder y soberania.
41
Estrella Matutina portadora de la luz de la aurora (Falcon Martinez, Op.Cit., p.
215).
42
Nombre asociado con stvgein, 'odiar¨ (Kerenyi, Op.Cit., p. 42).
Hijos de Febe y Ceo
A su vez Febe
43
visito el lecho muy deseable de Ceo.
44
Y
preñada luego la diosa en su abrazo con el dios, pario a Leto de
azulado Peplo, siempre dulce, benevola con hombres y dioses
inmortales, dulce desde su origen, y la mas amable dentro del
Olimpo.
Tambien dio a luz a la renombrada Asteria |Diosa Estrella|
que un dia se llevo Perses a su esplendido palacio para llamarse
esposa suya.
Himno a Hécate
Hecate
43
Nombre que se reIiere a la diosa lunar, o mas exactamente: 'Pura¨ y
'PuriIicadora¨ (Ibidem, p. 132).
44
Nombre que signiIica lo mismo que sphairos, 'la Bola del Cielo¨, o 'Polo del
Cielo¨ (Idem).
- 18 -
Embarazada Asteria, pario a Hecate,
45
a la que Zeus Cronida
honro sobre todos y le procuro esplendidos regalos, la suerte de
participar en la tierra y el mar esteril. Ella tambien obtuvo en lote la
dignidad que conIiere el estrellado cielo y es especialmente
respetada por los dioses inmortales.
Todavia ahora, cuando los hombres de la tierra hacen
ceremonias propiciadoras, celebrando magniIicos sacriIicios segun
la costumbre, invocan repetidamente a Hecate.
Muy Iacilmente obtiene gran honor aquel cuyas suplicas
acepta complaciente la diosa, y le concede prosperidad, pues en su
mano esta el lote de todos los dioses juntos, cuantos nacieron de Gea
y Urano y obtuvieron honras.
En nada la maltrato el Cronida ni tampoco le quito nada de lo
que recibio en suerte entre los primeros dioses, los Titanes; sino que
sus atribuciones son las mismas que tuvo desde el principio.
Y no por unigenita la diosa obtuvo en lote menos dignidad,
sino todavia mucha mas, puesto que Zeus la respeta. Al que ella
quiere, grandemente le asiste y ayuda; en el juicio se sienta junto a
los venerables reyes, y en el agora hace destacar entre la gente al que
ella quiere.
O cuando armados de coraza marchan los varones hacia la
guerra destructora de hombres, alli la diosa asiste a los que quiere
decididamente concederles la victoria y encumbrarles de gloria.
Es capaz de asistir a los nobles que quiere.
Y con igual capacidad, cuando los jovenes compiten en
juegos, alli los asiste y ayuda la diosa; y el vencedor en Iuerza y
capacidad, Iacilmente y contento se lleva un magniIico premio y
proporciona gloria a sus padres.
45
Es posible que su nombre signiIique 'la Distante¨ (Ibidem, p. 42).
A los que trabajan en el mar intransitable y elevan sus
suplicas a Hecate y al resonante Ennosigeo,
46
Iacilmente la ilustre
diosa les concede pesca abundante y Iacilmente se la quita cuando
parece segura si asi lo desea su corazon.
Es capaz de aumentar el ganado en los establos junto con
Hermes, y en cuanto a las manadas de bueyes, los extensos rebaños
de cabras y las majadas de lanudas ovejas, si asi lo desea en su
corazon, multiplica los pequeños y disminuye los numerosos.
Asi, aunque es unigenita ÷de madre÷ goza de gran respeto
entre todos los Inmortales por sus prerrogativas.
El Cronida la hizo criadora de los jovenes que despues de ella
vieron la luz de la Aurora que a muchos alumbra. Y asi, desde
siempre, es criadora de la juventud y estas son sus atribuciones.
Hijos de Rea y Cronos
Rea,
47
entregada a Cronos,
48
tuvo Iamosos hijos: Hestia,
49
Demeter,
50
Hera
51
de aureas sandalias, el poderoso Hades
52
que
46
Epiteto de Poseidon que signiIica 'el que sacude la tierra¨.
47
Rea representa un aspecto mas antropomorIo, personal e individualizado de su
madre Gea. Mientras que Gea posee un nombre transparente para todos los griegos
÷la Tierra÷, Rea alude a un aspecto mas especializado y humanizado de esta.
No obstante, como madre e hija que son, ellas se asemejan y estan proximas la una
de la otra (Jean-Pierre Vernant, LUnivers, les Dieux, les Hommes. Recits Grecs
des Origines, Editions du Seuil, Paris, 1999, pp. 30 y 31).
48
Se consideraba a Cronos, en la epoca clasica, como personiIicacion del tiempo,
por el parecido de su nombre con Xµovoç, el tiempo, representandolo, implacable,
con una hoz. Sin embargo, se suele creer que era una antigua divinidad de la
Iertilidad de la tierra. En Roma Iue identiIicado con Saturno (Falcon Martinez,
Op.Cit., p. 161).
49
Hestia tiene como lugar sagrado el punto central de la casa, el hogar, que es asi
mismo el signiIicado de su nombre (Kerenyi, Op.Cit., p. 94).
- 19 -
reside bajo la tierra con implacable corazon, el resonante Ennosigeo
y el prudente Zeus,
53
padre de dioses y hombres, por cuyo trueno
tiembla la anchurosa tierra.
A los primeros se los trago el poderoso Cronos segun iban
viniendo a sus rodillas desde el sagrado vientre de su madre.
Conduciase asi para que ningun otro de los ilustres
descendientes de Urano tuviera dignidad real entre los inmortales.
Pues sabia por Gea y el estrellado Urano que era su destino sucumbir
a manos de su propio hijo, por poderoso que Iuera, victima de los
planes del gran Zeus.
Por ello no tenia descuidada la vigilancia, sino que, siempre
al acecho, se iba tragando a sus hijos; y Rea suIria terriblemente.
Pero cuando ya estaba a punto de dar a luz a Zeus, padre de
dioses y hombres, entonces suplico enseguida a sus padres, Gea y el
estrellado Urano, que le ayudaran a urdir un plan para tener
ocultamente el parto de su hijo y vengar las Erinias de su padre y de
los hijos que se trago el poderoso Cronos de mente retorcida.
Aquellos escucharon atentamente a su hija y la obedecieron;
la pusieron ambos al corriente de cuanto estaba decretado que
ocurriera respecto al rey Cronos y a su intrepido hijo.
La acompañaron a Licto, un rico pueblo de Creta, cuando ya
estaba a punto de parir al mas joven de sus hijos, el poderoso Zeus.
50
Diosa maternal de la tierra, divinidad de la tierra cultivada y, en especial del
trigo (Grimal, Op.Cit., pp. 119 y 120).
51
Nombre que probablemente signiIica 'la Señora¨ (Kerenyi, Op.Cit., p. 97).
52
Con toda probabilidad este nombre signiIica 'el Invisible¨ o 'el que da
invisibilidad¨, por contraste con Helios, el visible y el que hace lo visible (Ibidem,
p. 227).
53
Este nombre signiIico en principio 'brillo del dia¨ (Idem). Es esencialmente el
dios de la Luz, del cielo claro¨ (Grimal, Op.Cit., p. 477).
A este le recogio la monstruosa Gea para criarlo y cuidarlo en
la espaciosa Creta.
Alli se dirigio, llevandole, al amparo de la negra noche, en
primer lugar, a Licto. Lo cogio en sus brazos y lo oculto en una
proIunda gruta, bajo las entrañas de la divina tierra, en el monte
Egeo de densa arboleda.
Y envolviendo en pañales una enorme piedra, la puso en
manos del gran soberano Uranida, rey de los primeros dioses.
Aquel la agarro entonces con sus manos y la introdujo en su
estomago. ¡Desgraciado! No advirtio en su corazon que, a cambio de
la piedra, se le quedaba para el Iuturo su invencible e imperturbable
hijo, que pronto, venciendole con su Iuerza y sus propias manos, iba
a privarle de su dignidad y a reinar entre los inmortales.
Rapidamente crecieron luego el vigor y los hermosos
miembros del soberano. Y al cabo de un año echo Iuera de nuevo su
prole el poderoso Cronos de mente retorcida, engañado por las
habiles indicaciones de Gea, vencido por la Iuerza y habilidad de su
hijo.
Primero vomito la piedra, ultima cosa que se trago; y Zeus la
clavo sobre la anchurosa tierra, en la sacratisima Pitia, en los valles
del pie del Parnaso, monumento para la posteridad, maravilla para
los hombres mortales.
Libro a sus tios paternos de sus dolorosas cadenas, a los
Uranidas Brontes |el Atronador|, Esteropes y al vigoroso Arges,
54
a
los que insensatamente encadeno su padre.
54
Los nombres de los Ciclopes estan vinculados a las particulares labores
metalurgicas a las que se dedican (Vernant, Op.Cit., p. 20). Segun Kerenyi,
Brontes signiIica 'el Atronador¨ (Op.Cit. p. 120). Esteropes recuerda la palabra
griega 'relampago¨ (Grimal, Op. Cit. p. 429), y Arges, 'el Vivido¨, esta vinculado
con el rayo. (Ibidem, p. 108).
- 20 -
Aquellos le guardaron gratitud por sus beneIicios y le
regalaron el trueno, el llameante rayo y el relampago; antes los tenia
ocultos la enorme Gea, y con ellos seguro gobierna a mortales e
inmortales.
Hijos de 1ápeto y Clímene
Prometeo y el aguila
Japeto se llevo a la joven Climene,
55
Oceanide de bellos
tobillos, y subio a su mismo lecho.
Esta le dio un hijo, el intrepido Atlas, y pario al muy ilustre
Menetio, al mañoso y astuto Prometeo y al torpe Epimeteo,
56
que Iue
desde un principio siempre ruina para los hombres que se alimentan
de pan. Pues el por primera vez acepto una joven mujer modelada
por Zeus.
55
Es una denominacion de la Reina de los Muertos, PerseIone (Kerenyi, Op.Cit.,
p. 193).
56
Prometeo signiIica 'el previsor¨, 'el providente¨; y Epimeteo 'el que aprende
solo del acontecimiento¨ o 'el imprudente¨ (Ibidem, p. 214).
Al violento Menetio, Zeus de amplia mirada lo hundio en el
Erebo, alcanzandole con el ardiente rayo, por su insolencia y
desmedida audacia.
Atlas sostiene el vasto cielo a causa de una imperiosa
Iatalidad alla en los conIines de la tierra, a la entrada del pais de las
Hesperides de Iina voz, apoyandolo en su cabeza e inIatigables
brazos; pues esta suerte le asigno como lote el prudente Zeus.
A Prometeo abundante en recursos le ato con irrompibles
ligaduras, dolorosas cadenas, que metio a traves de una columna, y
lanzo sobre el su aguila de amplias alas. Esta le comia el higado
inmortal y aquel durante la noche crecia por todas partes en la
misma proporcion que durante el dia devoraba el ave de amplias
alas.
La mato Heracles,
57
ilustre hijo de Alcmena de bellos
tobillos, y libro de su horrible tormento al Japetonida, dando Iin a
sus inquietudes no sin el consentimiento de Zeus Olimpico que reina
en las alturas, sino para que la Iama de Heracles, nacido en Tebas,
Iuera mayor todavia que antes sobre la tierra Iecunda.
Por estos anhelos Iavorecia a su muy ilustre hijo y, aunque
irritado, calmo la colera que antes tenia desde que Prometeo desaIio
la voluntad del muy poderoso Cronion.
57
El nombre de este heroe esta estrechamente vinculado al de Hera. SigniIica:
'Gloria de Hera¨ (Ibidem, p. 100).
- 21 -
Mito de Prometeo. Creación de la mujer
Ocurrio que cuando dioses y hombres mortales se separaron
en Mecona,
58
Prometeo presento un enorme buey que habia dividido
con animo resuelto, pensando engañar la inteligencia de Zeus.
Puso, de un lado, en la piel, la carne y ricas visceras con la
grasa, ocultandolas en el vientre del buey. De otro, recogiendo los
blancos huesos del buey con Ialaz astucia, los disimulo cubriendolos
de brillante grasa.
Entonces se dirigio a el el padre de hombres y dioses:
'¡Japetonida, el mas ilustre de todos los dioses, amigo mio, cuan
parcialmente hiciste el reparto de lotes!¨
Asi hablo en tono de burla Zeus, conocedor de inmortales
designios.
Le respondio el astuto Prometeo con una leve sonrisa y no
oculto su Ialaz astucia:
'¡Zeus, el mas ilustre y poderoso de los dioses sempiternos!
Escoge de ellos el que en tu pecho te dicte el corazon.¨
Hablo ciertamente con Ialsos pensamientos. Y Zeus, sabedor
de inmortales designios, conocio y no ignoro el engaño; pero estaba
proyectando en su corazon desgracias para los hombres mortales e
iba a darles cumplimiento.
Cogio con ambas manos la blanca grasa. Se irrito en sus
entrañas y la colera le alcanzo el corazon cuando vio los blancos
huesos del buey a causa de la Ialaz astucia.
Desde entonces sobre la tierra las tribus de hombres queman
para los inmortales los blancos huesos cuando se hacen sacriIicios en
los altares.
58
'El Campo de Amapolas¨. Ciudad ubicada en la Argolide (Ibidem, pp. 214 y
305).
Y a aquel dijole Zeus amontonador de nubes, terriblemente
indignado:
'¡Hijo de Japeto, conocedor de los designios sobre todas las
cosas, amigo mio, ciertamente no estabas ya olvidandote de tu Ialaz
astucia!¨
Asi dijo lleno de colera Zeus, conocedor de inmortales
designios. Y desde entonces tuvo siempre presente este engaño y no
dio la inIatigable llama del Iuego a los hijos del Iresno, los hombres
mortales que habitan sobre la tierra.
Pero le burlo el sagaz hijo de Japeto escondiendo el brillo que
se ve de lejos del inIatigable Iuego en una hueca cañaheja.
Entonces hirio de nuevo el alma de Zeus altitonante y le irrito
su corazon cuando vio entre los hombres el brillo que se ve de lejos
del Iuego.
Y al punto, a cambio del Iuego, preparo un mal para los
hombres:
Modelo de tierra el ilustre Patizambo
59
una imagen con
apariencia de casta doncella, por voluntad del Cronida. La diosa
Atenea de ojos glaucos le dio ceñidor y la adorno con vestido de
resplandeciente blancura; la cubrio desde la cabeza con un velo,
÷espectaculo maravilloso÷ bordado con sus propias manos.
Y con deliciosas coronas de Iresca hierba trenzada con Ilores
rodeo sus sienes Palas Atenea. Y en su cabeza el ilustre Patizambo
coloco una diadema de oro que el mismo cincelo con sus manos, por
agradar a su padre Zeus.
En ella habia artisticamente labrados ÷maravilloso
espectaculo÷ numerosos monstruos, cuantos terribles crian la tierra
59
El dios HeIestos.
- 22 -
y el mar; de ellos grabo muchos aquel ÷y en todos se respiraba su
arte÷, admirables cual seres vivos dotados de voz.
Luego que preparo el bello mal, a cambio de un bien, la llevo
donde estaban los demas dioses y los hombres, engalanada con los
adornos de la diosa de ojos glaucos, hija de poderoso padre.
Y un estupor se apodero de los inmortales dioses y de los
hombres mortales cuando vieron el espinoso engaño, irresistible para
los hombres. Pues de ella desciende la estirpe de las delicadas
mujeres.
Gran calamidad para los mortales, con los varones conviven
sin conIormarse con la Iunesta penuria, sino con la saciedad.
Como cuando en las abovedadas colmenas las abejas
alimentan a los zanganos, siempre ocupados en miserables tareas
÷aquellas durante todo el dia hasta la puesta del sol diariamente se
aIanan y hacen blancos panales de miel, mientras ellos aguardando
dentro, en los recubiertos panales, recogen en su vientre el esIuerzo
ajeno÷, asi tambien, desgracia para los hombres mortales, hizo
Zeus altitonante a las mujeres, siempre ocupadas en perniciosas
tareas.
Otro mal les procuro a cambio de aquel bien: El que huyendo
del matrimonio y las terribles acciones de las mujeres no quiere
casarse y alcanza la Iunesta vejez sin nadie que le cuide, este no vive
Ialto de alimento; pero al morir, los parientes se reparten su
hacienda.
Y a quien, en cambio, le alcanza el destino del matrimonio y
consigue tener una mujer sensata y adornada de recato, este, durante
toda la vida, el mal equipara constantemente al bien.
Y quien encuentra una mujer desvergonzada vive sin cesar
con la angustia en su pecho, en su alma y en su corazon; y su mal es
incurable.
De esta manera no es posible engañar ni transgredir la
voluntad de Zeus; pues ni siquiera el Japetonida, el remediador
Prometeo, logro librarse de su terrible colera, sino que por la Iuerza,
aunque era muy astuto, le aprisiono una enorme cadena.
Titanomaquia
Zeus
A Briareo, a Coto y a Gies,
60
cuando en un principio su padre
se irrito con ellos en su corazon, les ato con Iuerte cadena receloso
de su Iormidable vigor, asi como de su belleza y estatura, y les hizo
habitar bajo la espaciosa tierra.
Alli aquellos, entre tormentos, viviendo bajo la tierra,
permanecieron en lugar remoto, en los conIines de la ancha tierra,
por largo tiempo, muy angustiados y con su corazon lleno de terrible
dolor.
60
Los Hecatonquiros: Briareo signiIica 'el Fornido¨, Coto 'el que golpea¨ y Giges
'el de muchos miembros¨ (Kerenyi, Op.Cit., p. 26).
- 23 -
Mas el Cronida y los demas dioses inmortales que concibio
Rea de hermosos cabellos en abrazo con Cronos de nuevo los
condujeron a la luz, segun las indicaciones de Gea.
Pues esta les explico con todo detalle que con su ayuda
conseguirian la victoria y brillante Iama.
Ya hacia tiempo que luchaban soportando dolorosas Iatigas
enIrentados unos contra otros a traves de violentos combates, los
dioses Titanes y los que nacieron de Cronos; aquellos desde la cima
del Otris, los ilustres Titanes, y estos desde el Olimpo, los dioses
dadores de bienes a los que pario Rea de hermosos cabellos acostada
con Cronos.
Por entonces, enIrascados unos con otros en Iatigosa lucha,
llevaban ya combatiendo en conjunto mas de diez años. Y no se veia
solucion de la dura contienda ni Iinal a Iavor de unos o de otros, sino
que el resultado de la guerra permanecia indeciso.
Pero cuando Zeus oIrecio a los Cienbrazos el nectar y la
ambrosia, que los propios dioses comen, crecio en el pecho de todos
ardorosa pasion, cuando probaron el nectar y la deliciosa ambrosia.
Entonces ya les hablo el padre de hombres y dioses:
'¡Escuchadme, ilustre hijos de Gea y Urano, para que os diga lo que
me dicta el corazon en mi pecho!
Por largo tiempo ya enIrentados unos con otros, luchamos
todos los dias por la victoria y el poder los dioses Titanes y los que
nacimos de Cronos.
Pero mostrad vosotros vuestra terrible Iuerza e invencibles
brazos contra los Titanes en Iunesta lucha, recordando nuestra dulce
amistad y como despues de tantos tormentos bajo dolorosa cadena
de nuevo vinisteis a la luz saliendo de la oscura tiniebla por decision
nuestra.¨
Asi dijo y al punto a su vez le respondio el intachable Coto:
'¡Divino! No nos descubres cosas ignoradas, sino que tambien
nosotros sabemos cuan excelentes son tus pensamientos e
inteligencia.
Paladin Iuiste para los Inmortales de una cruel contienda y
por tu sabiduria regresamos de nuevo saliendo de aquella oscura
tiniebla, ¡soberano hijo de Cronos!, despues de suIrir desesperantes
tormentos entre inexorables cadenas.
Por ello tambien ahora, con corazon Iirme y resuelta
decision, deIenderemos vuestro poder en terrible batalla luchando
contra los Titanes en violentos combates.¨
Asi hablo. Aplaudieron los dioses dadores de bienes al
escuchar sus palabras, y su espiritu anhelaba la guerra con mas ansia
todavia que antes.
Provocaron aquel dia una lucha terrible todos, hembras y
varones, los dioses Titanes y los que nacieron de Cronos y aquellos a
los que Zeus, sumergidos en el Erebo bajo la tierra, trajo a la luz,
terribles, violentos y dotados de Iormidable vigor.
Cien brazos salian agitadamente de sus hombros, para todos
igual, y a cada uno cincuenta cabezas le nacian de los hombros,
sobre robustos miembros.
Aquellos entonces se enIrentaron a los Titanes en Iunesta
lucha, con enormes rocas en sus robustas manos. Los Titanes, por
otra parte, aIirmaron sus Iilas resueltamente. Unos y otros exhibian
el poder de sus brazos y su Iuerza. Terriblemente resono el inmenso
ponto y la tierra retumbo con gran estruendo; el vasto cielo gimio
estremecido y desde su raiz vibro el elevado Olimpo por el impetu
de los Inmortales.
La violenta sacudida de las pisadas llego hasta el tenebroso
Tartaro, asi como el sordo ruido de la indescriptible reIriega y de los
- 24 -
violentos golpes. ¡De tal Iorma se lanzaban reciprocamente Iunestos
dardos!
La voz de unos y otros llamandose llego hasta el estrellado
cielo y aquellos chocaron con enorme griterio.
Ya no contenia Zeus su Iuria, sino que ahora se inundaron al
punto de colera sus entrañas y exhibio toda su Iuerza.
Al mismo tiempo, desde el cielo y desde el Olimpo, lanzando
sin cesar relampagos, avanzaba sin detenerse; los rayos, junto con el
trueno y el relampago, volaban desde su poderosa mano, girando sin
parar su sagrada llama.
Por todos lados resonaba la tierra portadora de vida envuelta
en llamas y crujio con gran estruendo, envuelto en Iuego, el inmenso
bosque.
Hervia la tierra toda y las corrientes del Oceano y el esteril
ponto.
Una ardiente humareda envolvio a los Titanes nacidos del
suelo, y una inmensa llamarada alcanzo la atmosIera divina. Y
cegaban sus dos ojos, aunque eran muy Iuertes, el centelleante brillo
del rayo y del relampago.
Un impresionante bochorno se apodero del abismo y parecio
verse ante los ojos y oirse con los oidos algo igual que cuando se
acercaron Gea y el vasto Urano desde arriba. Pues tan gran
estruendo se levanto cuando, tumbada ella, aquel se precipito desde
las alturas.
¡Tanto estruendo se produjo al chocar los dioses en combate!
Al mismo tiempo, los vientos expandian con estrepito la
conmocion, el polvo, el trueno, el relampago y el llameante rayo,
armas del poderoso Zeus, y llevaban el griterio y el clamor por entre
las Iilas de ambos.
Un estrepito impresionante se levanto de la terrible
contienda. Y saltaba a la vista la violencia de las acciones.
Entonces aquellos, Coto, Briareo y Giges insaciables de
lucha, provocaron en la vanguardia un violento combate. Trescientas
rocas lanzaron sin respiro con sus poderosas manos, y cubrieron por
completo con estos proyectiles a los Titanes.
Y, a pesar de su terrible Iuria, los enviaron bajo la anchurosa
tierra y los ataron entre inexorables cadenas despues de vencerlos
con sus brazos, tan hondos bajo la tierra como lejos esta el cielo de
esta. Es esa la distancia que hay desde la tierra hasta el tenebroso
Tartaro.
Pues un yunque de bronce que bajara desde el cielo durante
nueve noches con sus dias, al decimo llegaria a la tierra; e
igualmente un yunque de bronce que bajara desde la tierra durante
nueve noches con sus dias, al decimo llegaria al Tartaro.
En torno a el se extiende un muro de bronce y una oscuridad
de tres capas envuelve su entrada; encima ademas nacen las raices de
la tierra y del mar esteril.
Alli los dioses Titanes bajo una oscura tiniebla estan ocultos
por voluntad de Zeus amontonador de nubes en una humeda region
al extremo de la monstruosa tierra.
No tienen salida posible: Poseidon les puso encima
broncineas puertas y una muralla los rodea por todos lados.
Alli habitan tambien Giges, Coto y el valiente Briareo, Iieles
guardianes de Zeus portador de la egida.
Alli estan alineados los manantiales y terminos horridos y
putridos de de la tierra sombria, del tenebroso Tartaro, del ponto
esteril y del cielo estrellado, y hasta los dioses los maldicen.
Enorme abismo: no se alcanzaria su Iondo ni en todo un año
completo, si antes Iuera posible Iranquear sus puertas; sino que por
- 25 -
aqui y por alla te arrastraria un huracan mas terrible que todos los
huracanes.
Horrendo incluso para los dioses inmortales este prodigio.
Tambien se encuentran alli las terribles mansiones de la
oscura Noche cubiertas por negruzcos nubarrones.
Delante de ellas, el hijo de Japeto sostiene el ancho cielo,
61
apoyandolo en su cabeza e inIatigables brazos, solidamente, alli
donde la Noche y el Dia se acercan mas y se saludan entre ellos
pasando alternativamente el gran vestibulo de bronce:
Cuando uno va a entrar, ya el otro esta yendo hacia la puerta,
y nunca el palacio acoge entre sus muros a ambas, sino que siempre
uno de ellos Iuera del palacio da vueltas por la tierra, y el otro espera
en la morada hasta que llegue el momento de su viaje.
Uno oIrece a los seres de la tierra su luz penetrante; la otra
les lleva en sus brazos el Sueño, hermano de la Muerte, la Iunesta
Noche, envuelta en densa niebla.
Alli tienen su casa los hijos de la oscura Noche, Hipnos y
Tanatos, terribles dioses; nunca el radiante Helios los alumbra con
sus rayos: ni cuando sube al cielo ni cuando baja de el.
El Sueño recorre tranquilamente la tierra y los anchos lomos
del mar, y es dulce para los hombres; en cambio, el corazon de la
Muerte es de hierro y un alma implacable de bronce alberga en su
pecho. Retiene al hombre que agarra, y es odiosa incluso para los
inmortales dioses.
Alli delante se encuentran las resonantes mansiones del dios
subterraneo, del poderoso Hades y la temible PerseIone; guarda su
entrada un terrible perro, despiadado y que se vale de tretas
malvadas: a los que entran les saluda alegremente con el rabo y
61
Atlas.
ambas orejas al mismo tiempo, pero ya no les deja salir de nuevo,
sino que, al acecho, se come al que coge a punto de Iranquear las
puertas.
Alli mora una diosa maldita para los Inmortales, la terrible
Estigia, hija mayor del Oceano que reIluye en si mismo. Lejos de los
dioses habita un esplendido palacio con techo de enormes rocas; por
todas partes se encuentra apoyado sobre plateadas columnas que
llegan hasta el cielo.
Raramente la hija de Taumante, Iris de rapidos pies,
Irecuenta este lugar volando por los anchos lomos del mar:
Cuando una disputa o querella se suscita entre los Inmortales,
por si alguno de los que habitan las mansiones olimpicas Ialta a la
verdad, Zeus encarga a Iris que traiga de lejos el gran juramento de
los dioses en un recipiente de oro: el agua helada de mucho
renombre que Iluye de un alto y escarpado peñasco. En abundancia
bajo la anchurosa tierra mana del rio sagrado, brazo de Oceano, por
la negra noche. Una decima parte al punto queda apartada para el
juramento; las otras nueve, haciendolas girar en plateados remolinos
por la tierra y los anchos lomos del mar, las precipita en la salada
superIicie.
Y esta solamente brota de aquel peñasco, azote terrible para
los dioses.
El que de los Inmortales que habitan las nevadas cumbres del
Olimpo jura en vano vertiendola, queda tendido sin respiracion hasta
que se cumple un año; y no puede acercarse a la ambrosia, al nectar
ni alimento alguno, sino que yace, sin aliento y sin voz, en revestidos
lechos y le cubre un horrible sopor.
Luego, cuando termina esta terrible enIermedad al cabo de un
año, otra prueba aun mas dura sucede a aquella:
- 26 -
Por nueve años esta apartado de los dioses sempiternos y
nunca puede asistir al Consejo ni a los banquetes durante esos nueve
años; al decimo, otra vez participa en las asambleas de los
Inmortales que habitan las mansiones olimpicas.
¡Tal juramento hicieron los dioses al agua imperecedera y
antiquisima de la Estigia que atraviesa una region muy aspera!
Alli estan alineados los manantiales y terminos horridos y
putridos de de la tierra sombria, del tenebroso Tartaro, del ponto
esteril y del cielo estrellado, y hasta los dioses los maldicen.
Alli hay relucientes puertas y un solido broncineo vestibulo
natural, asegurado con proIundos cimientos.
Delante, apartados de todos los dioses, viven los Titanes al
otro lado del tenebroso abismo.
Despues, los ilustres servidores del muy resonante Zeus
habitan palacios sobre las raices del Oceano: Coto y Giges. A
Briareo, por su nobleza, le hizo yerno suyo el altisonante Ennosigeo:
le permitio desposar a su hija Cimopolea.
Nacimiento de Tifón
Luego que Zeus expulso del cielo a los Titanes, la
monstruosa Gea concibio su hijo mas joven, TiIon, en abrazo
amoroso con Tartaro preparado por la dorada AIrodita.
Sus brazos se ocupaban en obras de Iuerza e incansables eran
los pies del violento dios. De sus hombros salian cien cabezas de
serpiente, de terrible dragon, lamidas por negras lenguas. De los ojos
existentes en las prodigiosas cabezas, bajo las cejas, el Iuego lanzaba
destellos, y de todas sus cabezas brotaba ardiente Iuego cuando
miraba.
Tonos de voz habia en aquellas ardientes cabezas que
dejaban salir un lenguaje variado y Iantastico.
Unas veces emitian articulaciones como para entenderse con
dioses; otras un sonido con la Iuerza de un toro de potente mugido,
bravo e indomito; otras de un leon de salvaje Iuria; otras igual que
los cachorros, maravilla oirlo, y otras silbaba y le hacian eco las altas
montañas.
Tifonomaquia
TiIon
Y tal vez hubiera realizado una hazaña casi imposible aquel
dia y hubiera reinado entre mortales e inmortales, de no haber sido
tan penetrante la inteligencia del padre de hombres y dioses.
Trono reciamente y con Iuerza, y por todas partes
terriblemente resonaron la tierra, el ancho cielo arriba, el ponto, las
corrientes del Oceano y los abismos de la tierra.
Se tambaleo el alto Olimpo bajo sus inmortales pies cuando
se levanto el Soberano, y gemia lastimosamente la tierra.
- 27 -
Un ardiente bochorno se apodero del ponto de azulados
reIlejos, producido por ambos combatientes y por el trueno, el
relampago, el Iuego vomitado por el monstruo, los huracanados
vientos y el Iulminante rayo. Hervia la tierra entera, el cielo y el mar.
Enormes olas se precipitaban sobre las costas por todo
alrededor bajo el impetu de los Inmortales y se origino una
conmocion inIinita.
Temblaba Hades, señor de los muertos que habitan bajo la
tierra, y los Titanes que, sumergidos en el Tartaro, rodean a Cronos,
a causa del incesante estruendo y la horrible batalla.
Zeus, despues de concentrar toda su Iuerza y coger sus
armas, el trueno, el relampago y el llameante rayo, lo golpeo,
saltando desde el Olimpo, y envolvio en llamas todas las prodigiosas
cabezas del terrible monstruo.
Luego que le vencio Iustigandole con sus golpes, cayo aquel
de rodillas y gimio la monstruosa tierra.
Fulminado el dios, una violenta llamarada surgio de el
cuando cayo entre los oscuros e inaccesibles barrancos de la
montaña.
Gran parte de la monstruosa tierra ardia con terrible
humareda y se Iundia igual que el estaño cuando por arte de los
hombres se calienta en el bien horadado crisol, o como el hierro
÷que es mucho mas resistente÷ cuando se le somete al calor del
Iuego en los barrancos de las montañas, y se Iunde en el suelo divino
por obra de HeIesto.
Asi entonces se Iundia la tierra con la llama del ardiente
Iuego. Y Zeus, irritado de corazon, lo hundio en el ancho Tartaro.
Hijos de Tifón
Son hijos de TiIon los recios Anemoi de humedo soplo,
menos Noto, Boreas, Argesteo y CeIiro.
Estos descienden de los dioses y son de gran utilidad para los
mortales.
Las demas brisas soplan caprichosamente sobre el mar:
Unas dejandose caer en el ponto sombrio, azote terrible para
los mortales, se precipitan en Iunesto vendaval y, unas veces en un
lugar, otras en otro, con sus raIagas destruyen las naves y hacen
perecer a los navegantes. No hay escape del mal para los hombres
que se topan con ellas en el ponto.
Otras en cambio, a lo largo de la tierra sin limites cubierta de
Ilores, arrasan los deliciosos campos de los hombres nacidos en el
suelo, llenandolos de polvo y de atroz conIusion.
Luego que los dioses bienaventurados terminaron sus Iatigas
y por la Iuerza decidieron con los Titanes sus privilegios, por
indicacion de Gea animaron a Zeus Olimpico de amplia mirada para
que reinara y Iuera soberano de los Inmortales. Y el les distribuyo
bien las dignidades.
Hijos de Zeus con las diosas
Zeus rey de dioses tomo como primera esposa a Metis |Sabio
Consejo|, la mas sabia de los dioses y hombres mortales. Pero
cuando ya Ialtaba poco para que naciera la diosa Atenea de ojos
glaucos, engañando astutamente su espiritu con ladinas palabras,
Zeus se la trago por indicacion de Gea y del estrellado Urano.
Asi se lo aconsejaron ambos para que ningun otro de los
dioses sempiternos tuviera la dignidad real en lugar de Zeus.
Pues estaba decretado que nacieran de ella hijos muy
prudentes:
- 28 -
Primero, la doncella de ojos glaucos, Tritogenia,
62
que iguala
a su padre en coraje y sabia decision.
Y luego, era de esperar que naciera un hijo rey de dioses y
hombres con arrogante corazon. Pero Zeus se trago antes a la diosa
para que le avisara siempre de lo bueno y de lo malo.
En segundo lugar se llevo a la brillante Temis
63
que alumbro
a las Horas:
64
Eunomia |Disciplina|, Dike |Justa Retribucion| y la
Iloreciente Eirene |Paz|, las cuales protegen las cosechas de los
hombres mortales, y a las Moiras, a quienes el prudente Zeus otorgo
la mayor distincion, a Cloto, Laquesis y Atropo, que conceden a los
hombres mortales el ser Ielices y desgraciados.
Eurinome, hija del Oceano, de encantadora belleza, le dio las
tres Carites
65
de hermosas mejillas: Aglaya |la Gloriosa|, EuIrosine
|Alegria| y la deliciosa Talia |Abundancia|.
De sus parpados brota el amor que aIloja los miembros
cuando miran, porque bellas son las miradas que lanzan bajo sus
cejas.
62
Epiteto de Atenea que tiene que ver con un mito en el que se relata que Iue el rio
Triton quien se encargo de su educacion, aunque originalmente signiIico que la
diosa habia nacido del agua misma (Kerenyi, Op.Cit., pp. 118 y 126).
63
La palabra themis signiIica en griego una ley de la naturaleza, la norma que hace
convivir juntos a los dioses y a los seres en general, particularmente a los seres de
ambos sexos (.) es themis que los hombres y las mujeres se junten y se unan en
el amor. Ello hubiera sido sin embargo contrario a themis, de no haber deseado las
mujeres protegerse mediante la modestia y las vestiduras (Ibidem, p. 102).
64
Hora quiere decir 'el momento adecuado¨. Sus diosas son las tres Horas, que no
traicionan ni engañan y que por eso son justamente llamadas las veraces. Traen y
conceden madurez. Vienen y se van de acuerdo con la Iirme ley de las
periodicidades de la naturaleza y de la vida (Idem).
65
La palabra charis (.) proviene de chairein, 'regocijarse¨. Se opone a erinus,
como las Carites a las Erinias (Ibidem, p. 100).
Luego subio al lecho de Demeter nutricia de muchos. Esta
pario a PerseIone de blancos brazos, a la que Edoneo
66
arrebato del
lado de su madre, pues el prudente Zeus se la concedio.
Tambien hizo el amor a Mnemosine
67
de hermosos cabellos,
y de ella nacieron las nueve Musas de dorada Irente a las que
encantan las Iiestas y el placer del canto.
Leto pario a Apolo y a la Ilechadora Artemis ÷prole mas
deseable que todos los descendientes de Urano÷ en contacto
amoroso con Zeus portador de la egida.
En ultimo lugar tomo por esposa a la Iloreciente Hera; y esta
pario a Hebe |Flor de Juventud|, a Ares y a Ilitia
68
en contacto
amoroso con el rey de dioses y hombres.
Y el, de su cabeza, dio a luz a Atenea de ojos glaucos,
terrible, belicosa, conductora de ejercitos, invencible y augusta, a la
que encantan los tumultos, guerras y batallas.
Hera dio a luz, sin trato amoroso ÷estaba Iuriosa y reñida
con su esposo÷, a HeIesto, que destaca entre todos los
descendientes de Urano por la destreza de sus manos.
66
Epiteto de Hades que proviene de Ais o Aides, Iormas mas antigua de la palabra
Hades que signiIica, probablemnte, 'el Invisible¨ o 'el que da invisiblidad
(Kerenyi, Op.Cit., p. 227).
67
Nombre que signiIica 'Memoria¨. Pero ella tambien daba, mediante sus hijas las
Musas, el olvido de las congojas y el cese de las zozobras: lesmosvne o lethe
(Ibidem, p. 103).
68
Diosa que ayudaba a las mujeres en sus labores de parto; si se invocaba a alguna
otra en esas ocasiones, bien a la misma Hera o a Artemisa, entonces se las llamaba
tambien Ilitias, por esa Iuncion (Ibidem, p. 99).
- 29 -
Hijos de Anfítrite con Poseidón y de Afrodita con Ares
Poseidon y AnIitrite
De AnIitrite y del resonante Ennosigeo nacio el Iornido y
enorme Triton que, en las proIundidades del mar, junto a su madre y
soberano padre, habita palacios de oro, terrible dios.
A su vez, con Ares, perIorador de escudos, Citerea concibio a
los temibles Fobos |Miedo| y Deimos |Terror|, que ponen en
conIusion las compactas Ialanges de varones en la guerra sangrienta
junto con Ares destructor de ciudades; y tambien a Harmonia, a
quien el muy esIorzado Cadmo hizo su esposa.
Otros hijos de Zeus
Tambien con Zeus la Atlantide Maya pario al ilustre Hermes,
heraldo de los Inmortales, subiendo a su sagrado lecho.
Y la cadmea Semele, igualmente en trato amoroso con el, dio
a luz a un ilustre hijo, el muy risueño Dioniso, un inmortal siendo
ella mortal. Ahora ambos son dioses.
Alcmena pario al Iornido Heracles en contacto amoroso con
Zeus amontonador de nubes.
Matrimonios entre dioses
A Aglaya, HeIesto, el muy ilustre patizambo, siendo la mas
joven de las Carites, la hizo su Iloreciente esposa.
Dioniso, el de dorados cabellos, a la rubia Ariadna hija de
Minos la hizo su Iloreciente esposa; y la convirtio en inmortal y
exenta de vejez el Cronion.
A Hebe, hija del poderoso Zeus y de Hera de doradas
sandalias, el bravo hijo de Alcmena de bellos tobillos, el Iornido
Heracles, al termino de sus penosos trabajos, la hizo su venerable
esposa en el nevado Olimpo. ¡Dichoso el, que, despues de realizar
una gran hazaña, entre los Inmortales vive sin dolor y exento de
vejez por todos los siglos!
Con el incansable Helios, la ilustre Oceanide Perseis tuvo a
Circe y al rey Eetes.
Eetes, hijo de Helios que ilumina a los mortales, se caso con
una hija del Oceano, rio perIecto, por decision de los dioses, con Idia
de hermosas mejillas.
Esta pario a Medea de bellos tobillos sometida a su abrazo
por mediacion de la dorada AIrodita.
- 30 -
Catálogo de los héroes
Y ahora, ¡salud a vosotros que habitais las mansiones
olimpicas y tambien vosotros, islas, continentes y salobre ponto
encajado entre ellos!
¡Celebrad, Musas Olimpicas de dulces palabras, hijas de
Zeus portador de la egida, la tribu de diosas que, acostadas con
varones mortales, siendo inmortales dieron a luz hijos semejantes a
dioses!
Demeter, divina entre diosas, pario al generoso Pluto en
placentero abrazo con el heroe Yasio en un Iertil campo en el rico
pais de Creta.
Este recorre toda la tierra y los anchos lomos del mar, y a
quien le encuentra, si se echa en sus brazos, le vuelve rico y le colma
de prosperidad.
Con Cadmo, Harmonia, hija de la dorada AIrodita, tuvo a
Ino, a Semele, a Agave de hermosas mejillas, a Autonoe ÷a la que
desposo Aristeo de tupida cabellera÷ y a Polidoro en la bien
coronada Tebas.
Calirroe, hija del Oceano, unida con el valeroso Crisaor en el
amor de la muy dorada AIrodita, pario un hijo, el mas violento de
todos los mortales: Gerion, al que mato el Iornido Heracles por sus
bueyes de marcha basculante en Eritrea rodeada de corrientes.
Con Titono, Eos dio a luz a Memnon de broncinea coraza,
rey de los etiopes, y al heroe Emation.
Ademas, con CeIalo, concibio un hijo glorioso, el ilustre
Faeton,
69
varon semejante a los dioses. A el, joven, en la tierna Ilor
69
'El Brillante¨. Fue llamado asi por el apodo de su padre, quien a su vez era
tambien llamado Helio Faeton, tal como el padre de este se llamaba Hiperion
Helio (Ibidem, p. 192).
de una noble juventud, niño de ingenuos pensamientos, la risueña
AIrodita lo levanto llevandoselo por los aires y lo coloco en sus
sagrados templos, servidor secreto de su santuario, genio divino.
A la hija de Eetes, rey vastago de Zeus, el Esonida, por
decision de los dioses sempiternos, se la llevo del palacio de Eetes al
termino de las amargas pruebas que en gran numero le impuso un
rey poderoso y soberbio, el violento, insensato y osado Pelias.
Cuando las llevo a cabo, volvio a Yolcos el Esonida, tras
muchos suIrimientos, conduciendo en su rapida nave a la joven de
ojos esquivos y la hizo su Iloreciente esposa.
Entonces esta, poseida por Jason, pastor de pueblos, dio a luz
un hijo: Medeo, al que educo en las montañas Quiron,
70
hijo de
Filira. Y se cumplio por completo la voluntad de Zeus.
En cuanto a las hijas de Nereo, viejo del mar, Psamate, divina
entre diosas, pario a Foco en abrazo con Eaco y por mediacion de la
dorada AIrodita. Y la diosa Tetis de plateados pies, sometida a
Peleo, dio a luz a Aquiles, destructor de hombres, Iurioso como un
leon.
A Eneas lo pario Citerea de bella corona, en placentero
contacto con el heroe Anquises, en las cumbres azotadas por el
viento del escabroso Ida.
Circe, hija del Hiperionida Helios, en abrazo con el intrepido
Odiseo, concibio a Agrio y al intachable y poderoso Latino; tambien
pario a Telegono por mediacion de la dorada AIrodita.
Estos, muy lejos, al Iondo de las islas sagradas, reinaban
sobre los celebres Tirrenos.
70
Es el mas celebre y el mas sabio de los centauros. Es hijo de Cronos y de Filira,
una hija de Oceano. Pertenece, por tanto, a la misma generacion de Zeus y los
Olimpicos (Grimal, p. 90).
- 31 -
Calipso, divina entre diosas, unida en placentero abrazo con
Odiseo, dio a luz a Nausitoo y Nausinoo.
Proemio al catálogo de heroínas
Estas inmortales, acostadas con varones mortales, dieron a
luz hijos semejantes a dioses.
Y ahora, ¡celebrad la tribu de mujeres, Musas Olimpicas de
dulces palabras, hijas de Zeus portador de la egida!
¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸
Texto tomado de Wikisource, la biblioteca libre,
http://es.wikisource.org/wiki/Teogon°C3°ADa.
Para la elaboracion de la presente guia, se comparo esta traduccion
con la de Aurelio Perez Jimenez (Editorial Bruguera, 2da. edicion,
1981), y se hicieron algunos cambios con la Iinalidad de aclarar
aspectos poco comprensibles. Las notas Iueron añadidas, y su objeto
es brindar al estudiante una idea inmediata y mas completas de los
muchos personajes miticos que menciona Hesiodo en esta obra.
Eos y Titono
- 32 -
Dioses principales
Descendientes de Prometeo
Zeus y sus esposas
Encyclopedia Mythica
http://www.pantheon.org/
- 33 -
L a P e ñ a
Heracles, Prometeo y el aguila de Zeus
En la historia del mundo la era llamada titanica estuvo
poblada por hombres, por monstruos, y por dioses aun no
organizados en el Olimpo. Alguien piensa incluso que no habia sino
monstruos es decir, inteligencias encerradas en un cuerpo deIorme
y bestial. De ahi la sospecha de que muchos matadores de monstruos
con Heracles a la cabeza vertieran sangre Iraterna.
(Hablan Heracles v Prometeo.)
HERACLES. Prometeo, he venido a liberarte.
PROMETEO. Lo se y te esperaba. Debo darte las gracias, Heracles.
Recorriste un camino terrible para subir aqui. Mas tu no sabes lo que
es el miedo.
HERACLES. Tu estado es mas terrible, Prometeo.
PROMETEO. ¿De veras que no sabes que es el miedo? No lo creo.
HERACLES. Si miedo es no hacer lo que debo, entonces no lo he
sentido nunca. Pero soy un hombre, Prometeo, no siempre se lo que
debo de hacer.
PROMETEO. Piedad y miedo son el hombre. No hay mas.
HERACLES. Prometeo, me entretienes con charlas, y a cada
instante que pasa tu suplicio continua. He venido a liberarte.
PROMETEO. Lo se, Heracles. Lo sabia ya cuando eras solo un niño
en pañales, cuando aun no habias nacido. Mas me sucede lo que a un
hombre que ha padecido mucho en un lugar la carcel, el exilio,
algun peligro y cuando llega el momento de salir de el no sabe
resolverse a pasar ese instante, a echarse a las espaldas la vida
suIrida.
HERACLES. ¿No quieres dejar tu peña?
PROMETEO. Debo dejarla, Heracles te digo que te esperaba.
Mas, como hombre, el instante me pesa. Sabes que aqui se suIre
mucho.
HERACLES. Basta mirarte, Prometeo.
PROMETEO. Se suIre hasta tal punto que se desea morir. Un dia
tambien conoceras tu esto, y subiras a una peña. Mas yo, Heracles,
no puedo morir. Tampoco tu, por otra parte, moriras.
HERACLES. ¿Que dices?
PROMETEO. Te raptara un dios. Mejor dicho, una diosa.
- 34 -
HERACLES. No se, Prometeo. Deja, pues, que te desate.
PROMETEO. Y seras como un niño, lleno de calido agradecimiento,
y olvidaras iniquidades y Iatigas, y viviras bajo el cielo, alabando a
los dioses, su sabiduria y bondad.
IERACLES. ¿No nos viene todo de ellos?
PROMETEO. Oh, Heracles, hay una sabiduria mas antigua. El
mundo es viejo, mas que esta peña. Y tambien ellos lo saben. Cada
cosa tiene un destino. Mas los dioses son jovenes, jovenes casi como
tu.
HERACLES. ¿No eres uno de ellos tu tambien?
PROMETEO. LO sere aun. Asi lo quiere el destino. Pero antaño Iui
titan y vivi en un mundo sin dioses. Tambien esto ha ocurrido... ¿No
puedes pensar en semejante inundo?
HERACLES. ¿No es el mundo de los monstruos y del caos?
PROMETEO. De los titanes y los hombres, Heracles. De las Iieras y
los bosques. Del mar y del cielo. Es el mundo de lucha y de sangre,
que te ha hecho quien eres. Hasta el ultimo dios, el mas inicuo, era
entonces un titan. No hay cosa que valga, en el mundo presente o
Iuturo, que no Iuese titanica.
HERACLES. Era un mundo de peñas.
PROMETEO. Todos los hombres teneis una peña. Por eso os amaba.
Pero los dioses son los que no saben de peñas. No saben reir ni
llorar. Sonrien ante el destino.
Heracles. Son ellos quienes te han encadenado.
PROMETEO. Oh, Heracles, el victorioso es siempre un dios.
Mientras el hombre-titan combate y se resiste, puede reir y llorar. Y
si te encadenan, si subes al monte, esa es la victoria que el destino te
consiente. Hemos de agradecerselo. ¿Que es una victoria sino piedad
que se hace gesto, que salva a otros a las propias expensas? Cada
uno trabaja para los otros, bajo la ley del destino. Yo mismo,
Heracles, si hoy soy liberado, a alguien se lo debo.
HERACLES. Me he visto en peores trances, y aun no te he liberado.
PROMETEO. Heracles, no hablo de ti. Tu eres compasivo y
valeroso. Pero tu papel ya lo has cumplido.
HERACLES. Nada he hecho, Prometeo.
PROMETEO. No serias mortal, si conocieras el destino. Mas tu
vives en un mundo de dioses. Y los dioses os han desposeido
tambien de eso. No sabes nada y ya lo has hecho todo. Recuerda al
centauro.
HERACLES. ¿El hombre-Iiera que mate esta mañana?
PROMETEO. No se mata a los monstruos. No lo pueden ni siquiera
los dioses. Llegara un dia en que creeras haber matado a otro
monstruo, y mas bestial, y solamente habras preparado tu peña.
¿Sabes a quien heriste esta mañana?
HERACLES. Al centauro.
PROMETEO Has herido a Quiron, el compasivo, el buen amigo de
titanes y mortales.
HERACLES. Oh, Prometeo...
PROMETEO. No te duelas de ello, Heracles. Somos todos parientes.
Es ley de este mundo que nadie se libre si por el no se derrama
sangre. Tambien contigo ocurrira lo mismo, en el Eta. Y Quiron lo
sabia.
HERACLES. ¿Quieres decir que se oIrecio?
Prometeo. Ciertamente. Como en tiempos yo sabia que el robo
del Iuego seria mi peña.
HERACLES. Prometeo, deja que te desate. Y luego dime todo,
sobre Quiron y el Eta.
PROMETEO. Estoy ya desatado, Heracles. Podia desatarme si algun
otro ocupaba mi puesto. Y Quiron se dejo traspasar por ti, a quien la
- 35 -
suerte enviaba. Mas en este mundo nacido del caos, reina una ley de
justicia. La piedad, el miedo y el valor son meros instrumentos.
Nada se hace que no retorne. La sangre que has vertido y verteras, te
empujara hacia el monte Eta a morir tu muerte. Sera la sangre de los
monstruos que destruyendo vives. Y subiras a una pira, hecha con el
Iuego que yo he robado.
HERACLES. Pero no puedo morir, me has dicho.
PROMETEO. La muerte ha entrado en este mundo con los dioses.
Los mortales temeis a la muerte porque, en cuanto dioses, los sabeis
inmortales. Mas cada cual tiene la muerte que merece. Acabaran
tambien ellos.
HERACLES. ¿Que dices?
PROMETEO. No puedo decir todo. Pero recuerda siempre que los
monstruos no mueren. Lo que muere es el miedo que te inIunden. Y
lo mismo los dioses. Cuando los mortales ya no tengan miedo, los
dioses desapareceran.
HERACLES. ¿Volveran los titanes?
PROMETEO. No vuelven las piedras y las selvas. Existen. Lo que
ha sido sera.
HERACLES. Y empero Iuisteis encadenados. Tambien tu.
PROMETEO. Somos un nombre, nada mas. Entiendeme, Heracles. Y
el mundo tiene estaciones, como los campos y la tierra. Retorna el
invierno, retorna el verano. ¿Quien puede decir que la selva perezca?
¿O que dure la misma? Dentro de poco, vosotros sereis los titanes.
HERACLES. ¿Nosotros, los mortales?
PROMETEO. Vosotros los mortales o inmortales, no importa.
¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸¸
Cesare Pavese, 'La Peña¨, Dialogos con Leuco. El hermoso verano.
Editorial Bruguera, Barcelona, 1980, pp. 80-84.
Pandora
- 36 -
Z e u s y H e r a
Hera
Nacimiento de Hera
A Hera
Canto a Hera, la de aureo trono, a la que engendro Rea, a la
reina inmortal, dotada de suprema hermosura, de Zeus tonante
hermana y esposa, la gloriosa, a la que honran, reverentes, todos los
Bienaventurados por el vasto Olimpo, por igual que a Zeus que se
goza con el rayo.
'A Hera¨ (Himno nº 12), Himnos homericos, Editorial Gredos,
Madrid, 1978, p. 226.
Heráion en Samos
Hay quienes dicen que el santuario de Hera en Samos lo
Iundaron los que navegaban en la Argo,
71
y que ellos llevaron la
imagen de Argos. Pero los samios consideran que la diosa nacio en
la isla, junto al rio Imbraso
72
y al pie de la mimbrera que crece
todavia en mi tiempo en el Heraion. Este santuario esta entre los mas
antiguos, sobre todo a juzgar por la imagen.
Pausanias, VII 4, 4.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#hera
Seducción de Hera por Zeus
Heráion en Argos
A la izquierda de Micenas, a una distancia de quince
estadios, esta el Heraion.
La imagen de Hera esta sentada en un trono, es de gran
tamaño, de oro y marIil, y obra de Policleto; encima tiene una
corona con las Carites y las Horas labradas, y en una mano lleva una
71
Argos era un constructor de barcos, entre ellos el Argo, bautizado asi por el.
Este velero Iue usado por Jason en su busqueda del vellocino de oro. Jason y su
tripulacion se llamaban a si mismos argonautas por el barco.
http://es.wikipedia.org/wiki/Argos¸(mitolog°C3°ADa).
72
Dios-rio de Samos que engendro con la ninIa Quesiade a Ocirroe, una de las
amantes de Apolo. (Constantino Falcon Martinez y otros, Diccionario de la
Mitologia Clasica, tomo 2, Alianza Editorial, Madrid, 1986, p. 357).
- 37 -
granada y en la otra un cetro. Voy a dejar de lado lo relativo a la
granada pues es una historia de la que no se puede hablar. En
cuanto al cuco |cuclillo| que esta sentado en el cetro, lo explican
diciendo que Zeus, estando enamorado de Hera cuando era virgen,
se transIormo en este pajaro, y que ella lo cazo como juguete.
Esta leyenda y todas las cosas semejantes que se dicen acerca
de los dioses las reIiero aunque no las acepto, pero, sin embargo, las
escribo.
Se dice que la imagen que esta junto a Hera es Hebe, obra de
Naucides, tambien esta de oro y marIil, y al lado de ella esta sobre
una columna una imagen antigua de Hera. La mas antigua esta hecha
de madera de peral silvestre y Iue oIrendada en Tirinte por Piraso,
hijo de Argos, pero los argivos, cuando destruyeron Tirinte, se la
llevaron al Heraion; yo mismo la vi: es una imagen pequeña sedente.
Pausanias II 17, 1, 4-5.
Traduccion M. C. Herrero Ingelmo.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#hera
Zeus le promete a Hera casarse con ella
Aristoteles, en su escrito sobre los templos de Hermione,
cuenta una historia que le es propia sobre la boda de Zeus y Hera.
Cuenta que Zeus planeo unirse a Hera cuando la vio alejada de los
demas dioses, y que en su aIan de ser invisible y de que ella no lo
viera cambio su Iigura por la de un cuclillo
73
y Iue a posarse en un
73
El cuclillo es considerada un ave parasita debido a que pone sus huevos en el
nido de otras aves, cuyos huevos son similares pero mas pequeños. Asi, el ave
parasitada empolla con mayor asiduidad los huevos del cuclillo que los propios.
monte que se llamaba primero Tronax y luego Cuclillo. Zeus hizo
que aquel dia hubiera una terrible lluvia. Hera que caminaba solitaria
llego junto al monte y se sento en el, en el lugar donde ahora esta el
santuario de Hera que preside los matrimonios. El cuclillo tenia Irio
y temblaba; descendio volando al monte y se poso en las rodillas de
Hera. Ella lo vio, se compadecio de el y lo cubrio con su vestido.
Zeus inmediatamente cambio de Iorma y se apodero de la diosa. Esa
union Iue criticada a Hera por su madre, y Zeus prometio hacerla su
esposa; y los de Argos, que son los mas poderosos helenos, honran a
esa diosa, y la estatua de Hera en su templo esta sentada en su trono
y lleva en su mano un cetro en el que hay un cuclillo.
Escolios a Teocrito, Idilios XV 64.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#hera
Separación y reconciliación de Zeus y Hera
Dicen que Hera, irritada con Zeus por el motivo que Iuera, se
retiro a Eubea, y que Zeus, como no podia persuadirla de volver, Iue
a ver a Citeron,
74
que era señor entonces de Platea y no era inIerior
Los huevos del cuclillo eclosionan muchas veces antes que los del ave propietaria
del nido. Una vez que nace, el polluelo del cuclillo empuja Iuera del nido los
huevos o polluelos del ave parasitada para quedarse el solo.
74
Citeron Iue un rey de Platea, eponimo de una pequeña montaña en la que se
ubican gran numero de episodios de la mitologia griega. Segun una leyenda,
Citeron era un joven de gran belleza a quien amaba la Erinia TisiIone; al no ser
correspondida ella le transIormo un cabello en una serpiente que le produjo la
muerte al morderlo. En recuerdo suyo se dio su nombre a la montaña que hasta
entonces se denominaba Asterion (Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 1, p. 147).
- 38 -
en sabiduria a nadie. Citeron aconsejo a Zeus que hiciera una imagen
de madera y la llevara cubierta sobre una yunta de bueyes, y que
dijera que se casaba con Platea, hija de Asopo.
75
El actuo siguiendo
el consejo de Citeron. Hera se entero enseguida y llego de inmediato,
pero cuando se acerco al carro y rompio el vestido de la imagen, se
puso contenta con el engaño al encontrar una imagen de madera en
lugar de una novia, e hizo las paces con Zeus. Por esta reconciliacion
celebraron las Iiestas Dedalas, porque antiguamente llamaban a las
imagenes de madera 'dedalas¨, y las llamaban asi, segun creo, antes
incluso de que Dedalo,
76
hijo de Palamon, naciese en Atenas, y
despues creo que este tomo su nombre de las 'dedalas¨, pero no le
Iue puesto desde su nacimiento.
Pues bien, los plateenses celebran las Iiestas Dedalas cada
siete años. Hay dispuestas catorce imagenes de madera (que son
repartidas por sorteo entre las distintas ciudades). Llevan la imagen
al Asopo y la ponen sobre un carro, colocando sobre el una novia.
De nuevo sortean en que disposicion haran volver la procesion.
Despues conducen los carros desde el rio hasta la cumbre del
Citeron. Tienen preparado en la cima del monte un altar, que hacen
de la siguiente manera: uniendo leños cuadrados los colocan juntos
de la misma manera que si hicieran una construccion de piedras, y
elevandolos hasta una altura, ponen leña encima.
Las ciudades y sus magistrados sacriIican cada una una vaca
a Hera y un toro a Zeus, y queman las victimas empapadas de vino e
75
El dios-rio Asopo es hijo de Zeus y Eurinome, en algunas versiones, y de
Oceano y Tetis o Poseidon en otras (Ibidem, p. 94).
76
Segun las tradiciones atenienses, hijo de Alcipe, una nieta de Cecrope. El padre
habria sido Eupalamo, Palamon o bien Metion. Destaco como escultor y como
arquitecto y, en este sentido, la tradicion lo ha hecho protagonista de varias
leyendas (Ibidem, p. 167).
incienso y las 'dedalas¨ al mismo tiempo sobre el altar (.) y con
ellas el Iuego alcanza el propio altar y lo consume totalmente. Se que
este Iuego se eleva muchisimo y se ve desde muy lejos.
Pausanias IX 2, 7 3, 1-8.
Traduccion de M. C. Herrero Ingelmo.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#hera
Hera y Heracles
Pero yo me siento compenetrado con Heracles, al avivar una
vieja leyenda entre las excelsas cimas de sus proezas: como el hijo
de Zeus, en el instante en que de las entrañas de su madre llego a la
asombrosa luz del dia, escapado del dolor del parto con su hermano
gemelo, no se le oculto a Hera de aureo trono. Cuando acostaron a
Heracles de azaIranados pañales, la reina de los dioses, a impulsos
de su colera, le envio de inmediato unas serpientes. Estas, a traves de
las puertas que se habian abierto, penetraron en el interior espacioso
de la alcoba, avidas de enroscar sus Iauces ansiosas en los niños.
Pero Heracles alzo bien derecha su cabeza y se aventuro por primera
vez al combate, tras de agarrar ambas serpientes por el cuello con
sus dos manos de las que no habia escapatoria, y el tiempo hizo que
ahogadas exhalaran de sus cuerpos monstruosos su ultimo aliento.
Pindaro, Nemeas I, 33-47.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#hera
- 39 -
Hera amamantando a Heracles
No les era posible a los hijos de Zeus ser participes del honor
del cielo a no ser mamasen del pecho de Hera. Y dicen que por eso
Hermes tomo a Heracles recien nacido, lo acerco al pecho de Hera, y
Heracles mamo. Mas Hera, cuando se dio cuenta, lo echo de un
empellon y, al derramarse asi la leche sobrante, se Iormo el circulo
llamado Galaxia (Via Lactea).
Eratostenes de Cirene, Catasterismos 34 Galaxia.
Traduccion M. Sanz Morales.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#hera
Mientras la pira ardia, una nube se situo a sus pies y entre los
truenos lo alzo |a Hercules| hasta el cielo. Desde ese momento
obtuvo la inmortalidad y, reconciliandose con Hera, se caso con su
hija Hebe, de la que tuvo dos hijos, Alexiares y Aniceto.
Apolodoro, Biblioteca II 7, 7.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#hera
Hera y la guerra contra los gigantes
Gea, irritada a causa de los Titanes, procrea con Urano a los
Gigantes: insuperables por su tamaño e invencibles por su Iuerza,
mostraban temible aspecto, con espesa pelambre pendiente de la
cabeza y el menton, y escamas de dragon como pies. Habian nacido
segun unos en Flegra, segun otros en Palene. Arrojaban al cielo
encinas encendidas y piedras. Aventajaban a todos PorIirio y
Alcioneo que era inmortal mientras combatiera en su tierra nativa;
este expulso de Eritia las vacas de Helios. A los dioses se les habia
vaticinado que no podrian aniquilar a ningun gigante a menos que un
mortal combatiera a su lado. Conociendo esto Gea busco una droga
para que no pudieran ser vencidos ni por un mortal. Pero Zeus
prohibio aparecer a Eos, a Selene y a Helios y, adelantandose, el
mismo destruyo la sustancia, y por medio de Atenea llamo a
Heracles en su ayuda. Este primero disparo su arco contra Alcioneo,
quien al caer en tierra se reanimo. Por consejo de Atenea, Heracles
lo arrastro Iuera de Palene y de este modo acabo con el. En la batalla
PorIirio ataco a Heracles y a Hera. Zeus le inspiro deseo por Hera, y
cuando PorIirio le desgarro los vestidos queriendo Iorzarla y ella
pidio ayuda, Iue Iulminado por Zeus y asaeteado por Heracles.
Apolodoro, Biblioteca I, 6, 1-2.
Traduccion M. Rodriguez de Sepulveda, Madrid, Gredos, 1985.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#hera
- 40 -
Hera e Ixión
El castigo de Ixion
Hera, Ares, Ixion, Hermes y Atenea
Zeus disculpa el amor de Ixión a Hera
Hera v Zeus
HERA. ¿Ves, Zeus, a ese Ixion? ¿Que piensas de su conducta?
ZEUS. Le tengo por hombre honrado, Hera, y excelente comensal; no
alternaria ciertamente con nosotros si Iuese indigno de nuestra mesa.
HERA. Pues es indigno, porque es un insolente. Por tanto, que no
permanezca mas en nuestra compañia.
ZEUS. ¿Que insolencia ha cometido? Importa, me parece, que yo
tambien la sepa.
HERA. ¿Que insolencia? Vergüenza me da decirlo. Tanto es a lo que
se ha atrevido.
ZEUS. Razon de mas para que me lo digas, si ha sido un acto
vergonzoso el que ha intentado. ¿Ha solicitado quizas a alguna
diosa? Sospecho que ha de ser una torpeza por el estilo el acto
vergonzoso que te resistes a revelarme.
HERA. Si, Zeus; y a mi misma, no a otra alguna; y desde hace mucho
tiempo. Al principio no comprendia yo por que me miraba Iijamente.
Luego empezo tambien a suspirar y a derramar lagrimas. Si alguna
vez, despues de beber, entregaba la copa a Ganimedes, se la pedia
para beber donde yo habia bebido; y al tomarla la besaba, la
aproximaba a sus ojos, y de nuevo me miraba con Iijeza. Entonces
supe que estos eran ardides de amor. Tuve, sin embargo, por mucho
tiempo vergüenza de decirtelo, y pense ademas que el hombre
cesaria en su locura; pero cuando se atrevio a dirigirme la palabra, lo
deje cubierto de lagrimas y arrojado a mis pies; y tapandome los
oidos para no escuchar sus injuriosas pretensiones, vine a contartelo
todo. Ve tu ahora como tomas venganza de este hombre.
ZEUS. ¿Conque el miserable se ha atrevido hasta mi, hasta el lecho
de Hera? ¿Tanto le embriago el nectar? Pero nosotros tenemos la
culpa, que en nuestro amor excesivo a los hombres les hicimos
convidados de nuestra mesa. Bien mirado, tenemos que disculparlos,
si bebiendo lo mismo que nosotros, y contemplando bellezas
celestiales como jamas las vieron en la tierra, desean gozar de ellas,
arrebatados por el amor. El amor es un tirano; y no solo reina sobre
los hombres, sino a veces sobre nosotros mismos.
HERA. Sobre ti principalmente ejerce un dominio absoluto: te lleva y
te trae cogido, como dicen, de las narices, y tu le sigues a donde
quiera que te conduzca; te transIormas Iacilmente en cuantas cosas
se le ocurre ordenarte, y eres, por completo, como una pertenencia y
un juguete del amor. Y se tambien por que te muestras hoy tan
- 41 -
indulgente con Ixion; porque en otro tiempo enamoraste tu a su
mujer, la cual te hizo padre de Piritoo.
77
ZEUS. ¿Todavia te acuerdas de si me entretenia en algo cuando
bajaba a la tierra? ¿Sabes, volviendo al asunto, lo que opino respecto
de Ixion? Castigarle, de ninguna manera, ni echarle de nuestra mesa;
eso seria descortes. Puesto que ama y, segun dices, llora y suIre
tormentos crueles.
HERA. ¿Que, Zeus? Temo no vayas tu tambien a proIerir alguna
injuria.
ZEUS. No por cierto; sino que Iormaremos con una nube una Iigura
que se te parezca, y cuando el banquete haya concluido, y el se
encuentre, como es de suponer, desvelado por el amor, la llevaremos
y la recostaremos a su lado; asi, pues, cesara su tormento, pensando
que ha logrado su deseo.
HERA. Por ningun concepto: malhaya el que aspira a cosas que estan
muy por encima de su condicion.
ZEUS. Pero atiende, Hera: ¿que mal puede provenirte de esta Iiccion,
si, en ultimo caso, Ixion estara al lado de una nube?
HERA. Pero esa nube aparecera como si Iuera yo misma; y sobre mi,
por tanto, recaera la vergüenza a causa del parecido.
ZEUS. Eso nada quiere decir: porque ni la nube podra ser nunca
Hera, ni tu la nube; y solamente Ixion sera el engañado.
HERA. Sin embargo, como todos los hombres son tan necios, se
vanagloriara quizas cuando baje a la tierra, e ira contando a todos
que ha tenido que ver con Hera, y que ha coparticipado del lecho con
77
Zeus, bajo la Iigura de un caballo, se puso a correr alrededor de Dia, mujer de
Ixion, procurando acercarse a ella. Asi nacio Piritoo. Este hijo adulterino de Ixion
Iue muy amigo de Teseo y compañero suyo en la expedicion al InIierno para robar
a PerseIone, en la cual murio despedazado por Cerbero.
Zeus. Y acaso avance hasta decir que yo lo amo; y los hombres lo
creeran, no sabiendo que solo ha tratado con una nube.
ZEUS. Pues si tal dijere le precipitare en los InIiernos, le atare a una
rueda que estara dando vueltas sin cesar, y le sujetare a un trabajo
sin Iin en castigo, no de su amor, que esta no es Ialta grave, sino de
su jactancia.
Luciano, Dialogos escogidos, Libreria El Ateneo Editorial, Buenos
Aires, 1953, pp. 466-468.
La nube
Que Ixion acabase en el Tartaro a causa de su audacia, es
probable. Falso en cambio que engendrase a los Centauros de las
nubes. Estos eran ya un pueblo en tiempos de las bodas de su hijo.
Lapitas y Centauros brotan de aquel mundo titanico, donde estaba
permitido a las naturalezas mas diversas mezclarse, y menudeaban
aquellos monstruos contra los cuales el Olimpo sera luego
implacable.
- 42 -
Hablan la Nube e Ixion
LA NUBE. Hay una ley, Ixion, que es preciso acatar.
IXION. Aqui arriba la ley no llega, NeIele. Aqui la ley es el nevero, la
ventisca, la tiniebla. Y cuando viene un dia claro y tu te acercas
ligera a la peña, es demasiado hermoso para pensar en mas.
LA NUBE. Hay una ley, Ixion, que antes no existia. Las nubes las
congrega una mano mas Iuerte.
IXION. Aqui no llega esa mano. Tu misma, ahora que esta sereno,
ries. Y cuando el cielo se oscurece y aulla el viento, ¿que importa la
mano que nos sacude como gotitas? Ocurria ya en los tiempos en
que no habia un amo. Nada ha cambiado sobre los montes. Estamos
habituados a todo esto.
LA NUBE. Muchas cosas han cambiado en los montes. Lo sabe el
Pelion, lo sabe el Ossa y el Olimpo. Lo saben montes todavia mas
salvajes.
IXION. ¿Y que es lo que ha cambiado, NeIele, en los montes?
LA NUBE. Ni el sol ni el agua, Ixion. La suerte del hombre, eso ha
cambiado. Estan los monstruos. Un limite ha sido puesto para
vosotros, los hombres. El agua, el viento, la peña y la nube ya no son
cosas vuestras, no podeis ya sujetarlos a vosotros engendrando y
viviendo. Otras manos mueven ahora el mundo. Hay una ley, Ixion.
IXION. ¿Que ley?
LA NUBE. Ya lo sabes. Tu suerte, el limite...
IXION. Mi suerte la tengo en un puño, NeIele. ¿Que es lo que ha
cambiado? Esos nuevos amos, ¿pueden acaso impedirme lanzar un
peñasco por juego? ¿O descender al llano y romperle la espalda a un
enemigo? ¿Van a ser mas terribles que el cansancio y la muerte?
LA NUBE. No es eso, Ixion. Puedes hacer todo eso y aun mas. Mas
ya no puedes mezclarte con nosotras, las ninIas de veneros y de
montes, con las hijas del viento, con las diosas de la tierra. Ha
cambiado el destino.
IXION. Ya no puedes... ¿Que signiIica eso, NeIele?
LA NUBE. SigniIica que, al querer hacer esto, harias cosas terribles.
Como quien, por acariciar a un compañero, lo estrangulase o Iuese
estrangulado.
IXION. No lo entiendo. ¿No subiras ya mas a la montaña? ¿Tienes
miedo de mi?
LA NUBE. Subire a la montaña y por doquier. Nada puedes hacerme,
Ixion. Nada puedes hacer contra el agua y el viento. Mas debes
agachar la cabeza. Solo asi salvaras tu suerte.
IXION. Tienes miedo, NeIele.
LA NUBE. Tengo miedo. He visto las cimas de los montes. Pero no
por mi, Ixion. No puedo padecer. Yo temo por vosotros, que no sois
sino hombres. Estos montes que antaño recorriais cual amos, estas
criaturas nuestras y tuyas engendradas en libertad, tiemblan ahora
ante un gesto. A todos nos subyuga una mano mas Iuerte. Los hijos
del agua y el viento, los centauros, se ocultan en el Iondo del
barranco. Saben que son monstruos.
IXION. ¿Quien lo dice?
LA NUBE. No desaIies a la mano, Ixion. Los he visto mas audaces
que ellos y que tu precipitarse de la peña y no morir. Entiendeme,
Ixion. La muerte, que era vuestro valor, puede seros arrebatada como
un bien. ¿Sabes esto?
IXION. Me lo has dicho otras veces. ¿Que importa? Viviremos mas.
LA NUBE. Tu juegas y no conoces a los inmortales.
IXION. Quisiera conocerlos, NeIele.
LA NUBE. Ixion, crees que son presencias como nosotros, como la
Noche, la Tierra o el viejo Pan. Eres joven, Ixion, mas has nacido
bajo el viejo destino. Para ti no existen monstruos sino solo
- 43 -
compañeros. Para ti la muerte es algo que acaece, como el dia y la
noche. Eres uno de nosotros, Ixion. Tu estas todo en el gesto que
haces. Mas para ellos, los inmortales, tus gestos tienen un sentido
que se prolonga. Ellos lo palpan todo desde lejos, con los ojos, las
narices, los labios. Son inmortales y no saben vivir por si solos. Lo
que tu haces o no haces, lo que dices, lo que buscas todo les
contenta o desagrada. Y si tu los disgustas si por error los
molestas en su Olimpo se te echan encima, y te dan muerte esa
muerte que ellos conocen, un amargo sabor que dura y se siente.
IXION. Conque se puede aun morir.
LA NUBE. No, Ixion. Haran de ti una sombra, pero una sombra que
reclama la vida y no muere ya nunca.
IXION. ¿Tu has visto a esos dioses?
LA NUBE. Los he visto... Oh, Ixion, no sabes lo que preguntas.
IXION. Tambien yo los he visto, NeIele. No son tan terribles.
LA NUBE. Lo sabia. Tu suerte esta sellada. ¿A quien viste?
IXION. ¿Como puedo saberlo? Era un joven, cruzaba la Iloresta
descalzo. Paso a mi lado y no me dijo una palabra. Despues, ante
una roca, desaparecio. Lo busque largamente para preguntarle quien
era el estupor me habia inmovilizado. Parecia hecho de tu misma
carne.
LA NUBE. ¿Lo has visto solo a el?
IXION. Luego, en sueños, volvi a verlo con las diosas. Y me parecio
estar con ellos, hablar y reir con ellos. Y me decian las cosas que tu
dices, mas sin miedo, sin temblar como tu. Hablamos del destino y
de la muerte. Hablamos del Olimpo, nos reimos de los grotescos
monstruos...
LA NUBE. Oh, Ixion, Ixion, tu suerte esta sellada. Ahora sabes que ha
cambiado en los montes. Tambien tu estas cambiado. Y crees ser
algo mas que un hombre.
IXION. Te digo, NeIele, que eres como ellos. ¿Por que, al menos en
sueños, no deben agradarme?
LA NUBE. Insensato, los sueños no te bastan. Subiras hasta ellos.
Haras algo terrible. Luego vendra esa muerte.
IXION. Dime los nombres de todas las diosas.
LA NUBE. ¿Ves como ya no te paras en el sueño? ¿Como crees en tu
sueño cual si Iuese real? Te lo suplico, Ixion, no subas a la cumbre.
Piensa en los monstruos y en los castigos. De ellos no puede salir
otra cosa.
IXION. Esta noche he tenido otro sueño. Estabas tambien tu, NeIele.
Combatiamos contra los Centauros. Yo tenia un hijo que era el hijo
de una diosa, no se de cual. Y me parecia aquel joven que cruzo la
Iloresta. Era incluso mas Iuerte que yo, NeIele. Los centauros
huyeron, y la montaña Iue nuestra. Tu reias, NeIele. Ya ves que
incluso en sueños mi suerte es aceptable.
LA NUBE. Tu suerte esta sellada. No se alzan impunemente los ojos a
una diosa.
IXION. ¿Ni siquiera a la de la encina, la señora de las cimas?
LA NUBE. Una u otra, Ixion, no importa. Mas no temas. Estare
contigo hasta el Iinal.
Cesare Pavese, Dialogos con Leuco, Bruguera, Barcelona, 1980, pp.
9-14.
- 44 -
Hera da a luz a Tifón
78
Antaño, tras recibirlo de Hera la de aureas Ilores,
79
crio al
terrible y siniestro TiIon, azote de mortales, al que pario antaño
Hera, encolerizada contra Zeus padre cuando el Cronida habia
engendrado a la gloriosisima Atenea en su cabeza. Ella en seguida se
encolerizo, la soberana Hera, y asi hablo entre los inmortales
reunidos:
¡Oidme todos los dioses y todas las diosas, como Zeus, el
que amontona las nubes, comienza a deshonrarme el primero,
despues de que me hizo su diligente esposa! Ahora engendro sin mi
a Atenea, la de ojos de lechuza, que destaca entre todos los dioses
bienaventurados, mientras que se quedo lisiado entre todos los
dioses, tullido de los dos pies, mi hijo HeIesto, al que yo misma
pari.
80
En seguida, cogiendolo con mis manos, lo arroje al ancho
ponto, pero la hija de Nereo, Tetis, la de argenteos pies, lo acogio y
lo cuido junto con sus hermanas. ¡Ojala hubiera otro medio de
agradar a los dioses bienaventurados! ¡Miserable, taimado! ¿Que
otra cosa se te va a ocurrir aun? ¿Como te atreviste a engendrar tu
solo a Atenea, la de ojos de lechuza? ¿No habria podido parirla yo?
De todas maneras habria sido llamada tuya entre los inmortales que
ocupan el ancho cielo. Ahora ten cuidado, no sea que medite algun
78
En esta version del nacimiento de TiIon, Hera y no Gea es la madre. Cuando
nace TiIon, Hera se lo entrega a una dragona que habitaba en DelIos para que lo
crie. A esta dragona la mata Apolo cuando establece alli su oraculo.
79
Sobre esta traduccion de chrvsothronos (.) hoy se tiende a separar -thronos de
la palabra para el 'trono¨ y relacionarlo con thronon 'Ilor¨ (especialmente las
bordadas en los vestidos), lo que esta en consonancia con el hecho de que el
epiteto se aplica siempre a diosas.
80
No se trata de un hijo solo de Hera y no de Zeus, como en Hesiodo, Teogonia
924-929. Queda lisiado por la ira de Zeus, que lo arrojo desde el Olimpo.
mal para el Iuturo. De hecho ahora maquinare como va a nacer un
hijo mio que se destaque entre los dioses inmortales, sin deshonrar tu
sagrado lecho ni el mio. Mas no penetrare en tu lecho, sino que
manteniendome lejos de ti, permanecere entre otros dioses
inmortales.
Dicho esto, se marcho airada, lejos de los dioses. Mas luego
hizo una imprecacion la soberana de ojos de novilla, Hera. Con las
palmas vueltas hacia abajo, golpeo el suelo
81
y pronuncio estas
palabras:
¡Oidme ahora, Tierra y ancho Cielo, alla en lo alto! ¡Y
vosotros, Titanes, dioses que habitais bajo tierra, en el gran Tartaro,
de los cuales proceden hombres y dioses! Escuchadme todos ahora y
concededme un hijo sin el concurso de Zeus, en nada inIerior a aquel
en Iuerza, sino tanto mas poderoso que el cuanto lo es Zeus, cuya
voz se oye a lo lejos, mas que Crono.
Tras pronunciar estas palabras, golpeo el suelo con su
poderosa mano y se removio la tierra dispensadora de vida. Ella, al
verlo, se regocijo en su Iuero interno, pues sabia que su voto se
cumpliria.
Desde entonces, hasta el termino de un año, ni Iue al lecho
del prudente Zeus ni nunca, sentada junto a el en el trono ricamente
decorado, meditaba, como antes, sagaces pareceres, sino que
permaneciendo en los templos plenos de suplicas, se regocijaba con
sus oIrendas la soberana de ojos de novilla, Hera.
Pero cuando los meses y los dias llegaron a su termino, con el
transcurso del año, y se sucedieron las estaciones, ella tuvo una
criatura no semejante a los dioses ni a los mortales: el terrible y
siniestro TiIon, azote de los mortales.
81
Esta es la Iorma normal de invocar a las divinidades ctonicas.
- 45 -
Recogiendolo en seguida la soberana de ojos de novilla,
Hera, se lo llevo y lo conIio, calamidad como era, a otra
calamidad,
82
y esta acogio a aquel, que causaria muchos daños a las
ilustres estirpes de los hombres.
'A Apolo Pitico¨, Himnos homericos, Editorial Gredos, Madrid,
1978, pp. 119-122.
Hera y la guerra de Troya
Zeus y Hera
Museo de Atenas
82
Esto es, a la dragona que habitaba en DelIos.
|En el Olimpo|
488 El hijo de Peleo y descendiente de Zeus, Aquileo, el de los pies
ligeros, seguia irritado en las veleras naves, y ni Irecuentaba las
juntas donde los varones cobran Iama, ni cooperaba en la guerra;
sino que consumia su corazon, permaneciendo en los bajeles, y
echaba de menos la griteria y el combate.
493 Cuando, despues de aquel dia, aparecio la duodecima aurora, los
sempiternos dioses volvieron al Olimpo con Zeus a la cabeza. Tetis
no olvido entonces el encargo de su hijo: saliendo de entre las olas
del mar, subio muy de mañana al gran cielo y al Olimpo, y hallo al
longividente Cronion sentado aparte de los demas dioses en la mas
alta de las muchas cumbres del monte. Acomodose junto a el, abrazo
sus rodillas con la mano izquierda, tocole la barba con la diestra y
dirigio esta suplica al soberano Jove Cronion:
503 ¡Padre Zeus! Si alguna vez te Iui util entre los inmortales con
palabras u obras, cumpleme este voto: Honra a mi hijo, el heroe de
mas breve vida, pues el rey de hombres Agamemnon le ha ultrajado,
arrebatandole la recompensa que todavia retiene. Vengale tu,
provido Zeus Olimpico, concediendo la victoria a los teucros hasta
que los aqueos den satisIaccion a mi hijo y le colmen de honores.
511 De tal suerte hablo. Zeus, que amontona las nubes, nada
contesto, guardando silencio un buen rato. Pero Tetis, que seguia
como cuando abrazo sus rodillas, le suplico de nuevo:
514 Prometemelo claramente asintiendo, o niegamelo pues en ti
no cabe el temor para que sepa cuan despreciada soy entre todas
las deidades.
517 Zeus, que amontona las nubes, respondio aIligidisimo:
¡Funestas acciones! Pues haras que me malquiste con Hera cuando
me zahiera con injuriosas palabras. Sin motivo me riñe siempre ante
- 46 -
los inmortales dioses, porque dice que en las batallas Iavorezco a los
teucros. Pero ahora vete, no sea que Hera advierta algo; yo me
cuidare de que esto se cumpla. Y si lo deseas, te hare con la cabeza
la señal de asentimiento para que tengas conIianza. Este es el signo
mas seguro, irrevocable y veraz para los inmortales; y no deja de
eIectuarse aquello a que asiento con la cabeza.
528 Dijo el Cronion, y bajo las negras cejas en señal de
asentimiento; los divinos cabellos se agitaron en la cabeza del
soberano inmortal, y a su inIlujo estremeciose el dilatado Olimpo.
531 Despues de deliberar asi, se separaron; ella salto al proIundo
mar desde el resplandeciente Olimpo, y Zeus volvio a su palacio.
Los dioses se levantaron al ver a su padre, y ninguno aguardo a que
llegase, sino que todos salieron a su encuentro. Sentose Zeus en el
trono; y Hera, que por haberlo visto no ignoraba que Tetis, la de
argentados pies, hija del anciano del mar, con el departiera, dirigio
en seguida injuriosas palabras a Jove Cronion:
540 ¿Cual de las deidades, oh doloso, ha conversado contigo?
Siempre te es grato, cuando estas lejos de mi, pensar y resolver algo
clandestinamente, y jamas te has dignado decirme una sola palabra
de lo que acuerdas.
544 Respondio el padre de los hombres y de los dioses: ¡Hera! No
esperes conocer todas mis decisiones, pues te resultara diIicil aun
siendo mi esposa. Lo que pueda decirse, ningun dios ni hombre lo
sabra antes que tu; pero lo que quiera resolver sin contar con los
dioses no lo preguntes ni procures averiguarlo.
551 Replico Hera veneranda, la de grandes ojos: ¡Terribilisimo
Cronion, que palabras proIeriste! No sera mucho lo que te haya
preguntado o querido averiguar, puesto que muy tranquilo meditas
cuanto te place. Mas ahora mucho recela mi corazon que te haya
seducido Tetis, la de los argentados pies, hija del anciano del mar. Al
amanecer el dia sentose cerca de ti y abrazo tus rodillas; y pienso
que le habras prometido, asintiendo, honrar a Aquileo y causar gran
matanza junto a las naves aqueas.
560 Contesto Zeus, que amontona las nubes: ¡Ah desdichada!
Siempre sospechas y de ti no me oculto. Nada, empero, podras
conseguir sino alejarte de mi corazon; lo cual todavia te sera mas
duro. Si es cierto lo que sospechas, asi debe de serme grato. Pero,
sientate en silencio; obedece mis palabras. No sea que no te valgan
cuantos dioses hay en el Olimpo, si acercandome te pongo encima
las invictas manos.
568 Tal dijo. Hera veneranda, la de grandes ojos, temio; y
reIrenando el coraje, sentose en silencio. Indignaronse en el palacio
de Zeus los dioses celestiales. Y HeIesto, el ilustre artiIice, comenzo
a arengarles para consolar a su madre Hera, la de niveos brazos:
573 Funesto e insoportable sera lo que ocurra si vosotros disputais
asi por los mortales y promoveis alborotos entre los dioses; ni
siquiera en el banquete se hallara placer alguno, porque prevalece lo
peor. Yo aconsejo a mi madre, aunque ya ella tiene juicio, que
obsequie al padre querido, para que este no vuelva a reñirla y a
turbarnos el Iestin. Pues si el Olimpico Iulminador quiere echarnos
del asiento... nos aventaja mucho en poder. Pero halagale con
palabras cariñosas y pronto el Olimpico nos sera propicio.
584 De este modo hablo, y tomando una copa doble, oIreciola a su
madre, diciendo: SuIre, madre mia, y soportalo todo aunque estes
aIligida; que a ti, tan querida, no te vean mis ojos apaleada sin que
pueda socorrerte, porque es diIicil contrarrestar al Olimpico. Ya otra
vez que te quise deIender me asio por el pie y me arrojo de los
divinos umbrales. Todo el dia Iui rodando y a la puesta del sol cai en
- 47 -
Lemnos. Un poco de vida me quedaba y los sintios
83
me recogieron
tan pronto como hube caido.
595 Asi dijo. Sonriose Hera, la diosa de los niveos brazos; y
sonriente aun, tomo la copa doble que su hijo le presentaba. HeIesto
se puso a escanciar dulce nectar para las otras deidades, sacandolo
de la cratera; y una risa inextinguible se alzo entre los
bienaventurados dioses al ver con que aIan les servia en el palacio.
601 Todo el dia, hasta la puesta del sol, celebraron el Iestin; y nadie
carecio de su respectiva porcion, ni Ialto la hermosa citara que tañia
Apolo, ni las Musas, que con linda voz cantaban alternando.
605 Mas cuando la Iulgida luz del sol llego al ocaso, los dioses
Iueron a recogerse a sus respectivos palacios que habia construido
HeIesto, el ilustre cojo de ambos pies, con sabia inteligencia. Zeus
Olimpico, Iulminador, se encamino al lecho donde acostumbraba
dormir cuando el dulce sueño lo vencia. Subio y acostose; y a su
lado descanso Hera, la de aureo trono.
Homero, Iliada, Canto I.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸1
|En el Olimpo|
1 Sentados en el aureo pavimento a la vera de Zeus, los dioses
celebraban consejo. La venerable Hebe escanciaba nectar, y ellos
recibian sucesivamente la copa de oro y contemplaban la ciudad de
83
Pueblo barbaro que habitaba en la isla de Lemnos (Karl Kerenyi, Los dioses de
los griegos, Monte Avila Editores, Caracas, 1991, p. 156).
Troya. Pronto el Cronion intento zaherir a Hera con mordaces
palabras; y hablando Iingidamente, dijo:
7 Dos son las diosas que protegen a Menelao, Hera argiva y
Atenea Alalcomenia;
84
pero sentadas a distancia, se contentan con
mirarle, mientras que la risueña AIrodita acompaña constantemente
al otro
85
y le libra de las Moiras, y ahora le ha salvado cuando el
mismo creia perecer. Pero como la victoria quedo por Menelao, caro
a Ares, deliberemos sobre sus Iuturas consecuencias; si conviene
promover nuevamente el Iunesto combate y la terrible pelea, o
reconciliar a entrambos. Si a todos pluguiera y agradara, la ciudad
del rey Priamo continuaria poblada y Menelao se llevaria a la argiva
Helena.
20 Asi se expreso. Atenea y Hera, que tenian los asientos contiguos
y pensaban en causar daño a los teucros, se mordieron los labios.
Atenea, aunque airada contra su padre y poseida de Ieroz colera,
84
En la mitologia griega Alalcomeneo Iue uno de los autoctonos, es decir, de los
hombres que nacieron espontaneamente de la Tierra. Tanto Alalcomeneo, que
surgio cerca del lago CeIiso, como los curetes del Ida o los coribantes Irigios se
disputan el honor de haber sido los primeros en nacer de esta Iorma. Dio su
nombre a la ciudad de Alalcomenia, en Beocia, si bien Pausanias aIirma que esta
deriva su nombre de la homonima hija de Ogiges, el rey de los ectenes.
Alalcomeneo alcanzo la Iama por ser el que crio a la diosa Atenea, que se supone
nacio en este lugar, y por haber instaurado su culto. Por esto, Atenea recibe el
epiteto de Alalcomeneis, que tambien puede signiIicar poder defensivo. De esta
relacion con la diosa sabia derivan los nombres tanto de la esposa como del hijo
del autoctono, llamados Atenais y Glaucopo respectivamente. Segun Plutarco, en
una ocasion en que Hera estaba enojada con Zeus, Alalcomeneo le aconsejo que
hiciera una estatua de madera y la vistiera de novia, Iingiendo una ceremonia de
boda, para incitar a la diosa celos y hacerle ver que amaba a su marido
(http://es.wikipedia.org/wiki/Alalcomeneo).
85
Zeus se reIiere a Paris.
- 48 -
guardo silencio y nada dijo; pero a Hera no le cupo la ira en el pecho
y exclamo:
25 ¡Crudelisimo Cronion! ¡Que palabras proIeriste! ¿Quieres que
sea vano e ineIicaz mi trabajo y el sudor que me costo? Mis corceles
se Iatigaron cuando reunia el ejercito contra Priamo y sus hijos. Haz
lo que dices, pero no todos los dioses te lo aprobaremos.
30 Respondiole muy indignado Zeus, que amontona las nubes:
¡Desdichada! ¿Que graves oIensas te inIieren Priamo y sus hijos
para que continuamente anheles destruir la bien ediIicada ciudad de
Ilion? Si trasponiendo las puertas de los altos muros te comieras
crudo a Priamo, y a sus hijos y a los demas troyanos, quiza tu colera
se apaciguara. Haz lo que te plazca; no sea que de esta disputa se
origine una gran riña entre nosotros. Otra cosa voy a decirte que
Iijaras en la memoria: cuando yo tenga vehemente deseo de destruir
alguna ciudad donde vivan amigos tuyos, no retardes mi colera y
dejame obrar: ya que esta te la cedo espontaneamente, aunque contra
los impulsos de mi alma. De las ciudades que los hombres terrestres
habitan debajo del sol y del cielo estrellado, la sagrada Troya era la
preIerida de mi corazon, con Priamo y su pueblo armado con lanzas
de Iresno. Mi altar jamas carecio en ella de libaciones y victimas,
que tales son los honores que se nos deben.
50 Contesto Hera veneranda, la de grandes ojos: Tres son las
ciudades que mas quiero: Argos, Esparta y Micenas, la de anchas
calles; destruyelas cuando las aborrezca tu corazon, y no las
deIendere, ni me opondre siquiera. Y si me opusiere y no te
permitiere destruirlas, nada conseguiria, porque tu poder es muy
superior. Pero es preciso que mi trabajo no resulte inutil. Tambien yo
soy una deidad, nuestro linaje es el mismo y el artero Cronos
engendrome la mas venerable, por mi abolengo y por llevar el
nombre de esposa tuya, que reinas sobre los inmortales todos.
Transijamos, yo contigo y tu conmigo, y los demas dioses nos
seguiran. Manda presto a Atenea que vaya al campo de la terrible
batalla de los teucros y los aqueos; y procure que los teucros
empiecen a oIender, contra lo jurado, a los envanecidos aqueos.
68 Tal dijo. No desobedecio el padre de los hombres y de los dioses;
y dirigiendose a Atenea, proIirio estas aladas palabras:
70 Ve pronto al campo de los teucros y de los aqueos, y procura
que los teucros empiecen a oIender contra lo jurado, a los
envanecidos aqueos.
Homero, Iliada, Canto IV.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸4
Hera y Atenea
- 49 -
|Intervencion de Hera y Atenea|
711 Cuando Hera, la diosa de niveos brazos, vio que ambos mataban
a muchos argivos en el duro combate, dijo a Atenea estas aladas
palabras:
714 ¡Oh dioses! ¡Hija de Zeus, que lleva la egida! ¡Indomita
deidad! Vana sera la promesa que hicimos a Menelao de que no se
iria sin destruir la bien murada Ilion si dejamos que el pernicioso
Ares ejerza sus Iurores. Ea, pensemos en prestar al heroe poderoso
auxilio.
719 Dijo, y Atenea, la diosa de brillantes ojos, no desobedecio. Hera,
deidad veneranda, hija del gran Cronos, aparejo los corceles con sus
aureas bridas, y Hebe puso diligentemente en el Ierreo eje, a ambos
lados del carro, las corvas ruedas de bronce que tenian ocho rayos.
Era de oro la indestructible pina, de bronce las ajustadas y
admirables llantas, y de plata los torneados cubos. El asiento
descansaba sobre tiras de oro y de plata, y un doble barandal
circundaba el carro. Por delante salia argentea lanza, en cuya punta
ato la diosa un yugo de oro con bridas de oro tambien; y Hera, que
anhelaba el combate y la pelea, uncio los corceles de pies ligeros.
733 Atenea, hija de Zeus, que lleva la egida, dejo caer al suelo el
hermoso peplo bordado que ella misma tejiera y labrara con sus
manos, vistio la coraza de Zeus, que amontona las nubes, y se armo
para la luctuosa guerra. Suspendio de sus hombros la espantosa
egida Iloqueada que el terror corona: alli estan la Discordia, la
Fuerza y la Persecucion horrenda; alli la cabeza de la Medusa,
monstruo cruel y horripilante, portento de Zeus que lleva la egida.
Cubrio su cabeza con aureo casco de doble cimera y cuatro
abolladuras, apto para resistir a la inIanteria de cien ciudades. Y
subiendo al Ilamante carro, asio la lanza poderosa, larga, Iornida,
con que la hija del prepotente padre destruye Iilas enteras de heroes
cuando contra ellos monta en colera. Hera pico con el latigo a los
bridones, y abrieronse de propio impulso, rechinando, las puertas del
cielo, las que cuidan las Horas a ellas esta conIiado el espacioso
cielo y el Olimpo abriendo o cerrando con muy densa nube. Por
alli, a traves de las puertas, dirigieron los corceles dociles al latigo y
hallaron al Cronion, sentado aparte de los otros dioses, en la mas alta
de las muchas cumbres del Olimpo. Hera, la diosa de niveos brazos,
detuvo entonces los corceles para hacer esta pregunta al excelso Jove
Cronion:
757 ¡Padre Zeus! ¿No te indignas contra Ares al presenciar sus
atroces hechos? ¡Cuantos y cuales varones aqueos ha hecho perecer
temeraria e injustamente! Yo me aIlijo, y Ciprina y Apolo se alegran
de haber excitado a ese loco que no conoce ley alguna. Padre Zeus,
¿te enIadaras conmigo si a Ares ahuyento del combate causandole
graves heridas?
764 Respondiole Zeus, que amontona las nubes: Ea, aguija contra
el a Atenea, que impera en las batallas, pues es ella quien suele
causarle mas vivos dolores.
767 Asi se expreso. Hera, la diosa de los niveos brazos, obedeciole y
pico a los corceles, que volaron gozosos entre la tierra y el estrellado
cielo. Cuanto espacio alcanza a ver el que sentado en alta cumbre
Iija sus ojos en el vinoso ponto, otro tanto salvan de un brinco los
caballos, de sonoros relinchos, de los dioses. Tan luego como ambas
deidades llegaron a Troya, Hera paro el carro en el lugar donde el
Simois y el Escamandro
86
juntan sus aguas; desuncio los corceles,
86
En la mitologia griega, el Simois era un dios-rio de la Troade, hijo de Oceano y
de Tetis. Tiene su Iuente en el Monte Ida y se une al Escamandro en la llanura de
Troya. Es citado numerosas veces en La Iliada por Homero
(http://es.wikipedia.org/wiki/Simois).
- 50 -
cubriolos de espesa niebla, y el Simois hizo nacer la ambrosia para
que pacieran.
778 Las diosas empezaron a andar, semejantes en el paso a timidas
palomas, impacientes por socorrer a los argivos. Cuando llegaron al
sitio donde estaba el Iuerte Diomedes,
87
domador de caballos, con
los mas y mejores de los adalides, que parecian carniceros leones o
puercos monteses, cuya Iuerza es grande, se detuvieron; y Hera, la
diosa de niveos brazos, tomando el aspecto del magnanimo
Estentor,
88
que tenia vozarron de bronce y gritaba tanto como
cincuenta, exclamo:
787 ¡Que vergüenza, argivos, hombres sin dignidad, admirables
solo por la Iigura! Mientras el divino Aquileo asistia a las batallas,
los teucros, amedrentados por su Iormidable pica, no pasaban de las
puertas dardanias, y ahora combaten lejos de la ciudad, junto a las
concavas naves.
792 Con tales palabras les excito a todos el valor y la Iuerza. Atenea,
la diosa de brillantes ojos, Iue en busca del hijo de Tideo y lo hallo
junto a su carro y sus corceles, reIrescando la herida que Pandaro
89
87
Hijo de Tideo y de Deipile. Es uno de los heroes mas destacados de la guerra de
Troya, y uno de los Iavoritos de Atenea. Fue uno de los pretendientes de Helena;
en consecuencia, participo en la expedicion a Troya (.) Es un guerrero eIicaz,
cuya intervencion resulta decisiva en varios momentos de la guerra de Troya,
llegando a herir a Ares y a AIrodita (Falcon Martinez, Op.Cit., p. 182).
88
Heroe que participo en la guerra de Troya y de cuyo nombre deriva el termino
estentoreo. Homero dice que gritaba como cincuenta hombres, y otras tradiciones
reIieren como desaIio a Hermes, heraldo de los dioses, siendo vencido o muerto
por el (Ibidem, p. 231).
89
Uno de los aliados de Priamo en la guerra de Troya y jeIe de un contingente
llegado de la ciudad de Celea, en la vecina Licia, de cuyo rey Licaon era hijo
Pandaro. Era el mejor arquero de Troya despues de Paris, y se decia que habia
aprendido este arte del propio Apolo (Ibidem, tomo 2, pp. 489 y 490).
con una Ilecha le causara. El sudor le molestaba debajo de la
abrazadera del redondo escudo, cuyo peso sentia el heroe; y alzando
este con su cansada mano la correa, se enjugaba la denegrida sangre.
La diosa apoyo la diestra en el yugo de los caballos y dijo:
800 ¡Cuan poco se parece a su padre el hijo de Tideo! Era este de
pequeña estatura, pero belicoso. Y aunque no le dejase combatir ni
señalase como en la ocasion en que habiendo ido por embajador a
Tebas, se encontro lejos de los suyos entre multitud de cadmeos y le
di orden de que banqueteara tranquilo en el palacio, conservaba
siempre su espiritu valeroso; y desaIiando a los jovenes cadmeos, los
vencia Iacilmente en toda clase de luchas. ¡De tal modo le protegia!
Ahora es a ti a quien asisto y deIiendo, exhortandote a pelear
animosamente con los teucros. Mas, o el excesivo trabajo de la
guerra ha Iatigado tus miembros, o te domina el exanime terror. No,
tu no eres hijo del aguerrido Tideo Enida.
814 Respondiole el Iuerte Diomedes: Te conozco, oh diosa, hija
de Zeus, que lleva la egida. Por esto te hablare gustoso, sin ocultarte
nada. No me domina el exanime terror ni Ilojedad alguna; pero
recuerdo todavia las ordenes que me diste. No me dejabas combatir
con los bienaventurados dioses; pero si AIrodita, hija de Zeus, se
presentara en la pelea, debia herirla con el agudo bronce. Pues bien:
ahora retrocedo y he mandado que los argivos se replieguen aqui,
porque comprendo que Ares impera en la batalla.
825 Contesto Atenea, la diosa de brillantes ojos: ¡Diomedes
Tidida, carisimo a mi corazon! No temas a Ares ni a ninguno de los
inmortales: tanto te voy a ayudar. Ea, endereza los solipedos
caballos a Ares, hierele de cerca y no respetes al Iuribundo dios, a
ese loco voluble y nacido para dañar, que a Hera y a mi nos prometio
combatir contra los teucros en Iavor de los argivos y ahora esta con
aquellos y de sus palabras se ha olvidado.
- 51 -
835 Apenas hubo dicho estas palabras, asio de la mano a Estenelo,
90
que salto diligente del carro a tierra. Subio la enardecida diosa,
colocandose al lado de Diomedes, y el eje de encina recrujio porque
llevaba a una diosa terrible y a un varon Iortisimo. Palas Atenea,
habiendo recogido el latigo y las riendas, guio los solipedos caballos
hacia Ares; el cual quitaba la vida al gigantesco PeriIante,
91
preclaro
hijo de Oquesio, y el mas valiente de los etolos. A tal varon mataba
Ares, manchado de homicidios. Y Atenea se puso el casco de
Hades,
92
para que el Iuribundo dios no la conociera.
Ares
90
Hijo de Evadne y de Capaneo, Iormo parte de la expedicion que tomo Tebas.
Mas tarde, por haber pretendido la mano de Helena, mando contingentes argivos
en la guerra de Troya junto con Diomedes y Eurialo, aunque solo luchaba en carro
por haberse herido un pie antes de la expedicion (Ibidem, tomo 1, p. 230).
91
PeriIante, hijo de Oquesio, guerrero aqueo recordado como el mas Iuerte de los
etolos (http://it.wikipedia.org/wiki/PeriIante).
92
El casco de Hades conIiere invisibilidad a quien lo porta.
|Ares herido|
846 Cuando Ares, Iunesto a los mortales, los vio venir, dejando al
gigantesco PeriIante tendido donde le matara, se encamino hacia el
divino Diomedes, domador de caballos. Al hallarse a corta distancia,
Ares, que deseaba acabar con Diomedes, le dirigio la broncinea
lanza por cima del yugo y las riendas; pero Atenea, cogiendola y
alejandola del carro, hizo que aquel diera el golpe en vano. A su vez
Diomedes, valiente en el combate, ataco a Ares con la broncinea
pica, y Palas Atenea, apuntandola a la ijada del Dios, donde el
cinturon le ceñia, hiriole, desgarro el hermoso cutis y retiro el arma.
El Ierreo Ares clamo como gritarian nueve o diez mil hombres que
en la guerra llegaran a las manos; y temblaron, amedrentados,
aquivos y teucros. ¡Tan Iuerte bramo Ares, insaciable de combate!
864 Cual vapor sombrio que se desprende de las nubes por la accion
de un impetuoso viento abrasador, tal le parecia a Diomedes Tidida
el Ierreo Ares cuando, cubierto de niebla, se dirigia al anchuroso
cielo. El dios llego en seguida al alto Olimpo, mansion de las
deidades; se sento, con el corazon aIligido, a la vera del Cronion
Jove; mostro la sangre inmortal que manaba de la herida, y
suspirando dijo estas aladas palabras:
872 ¡Padre Zeus! ¿No te indignas al presenciar tan atroces
hechos? Siempre los dioses hemos padecido males horribles que
reciprocamente nos causamos para complacer a los hombres; pero
todos estamos airados contigo, porque engendraste una hija loca,
Iunesta, que solo se ocupa en acciones inicuas. Cuantos dioses hay
en el Olimpo te obedecen y acatan; pero a ella no la sujetas con
palabras ni con obras, sino que la instigas, por ser tu el padre de esa
hija perniciosa que ha movido al insolente Diomedes, hijo de Tideo,
a combatir, en su Iuria, con los inmortales dioses. Primero hirio a
- 52 -
Ciprina en el puño, y despues, cual si Iuese un dios, arremetio contra
mi. Si no llegan a salvarme mis ligeros pies, hubiera tenido que
suIrir horrores entre espantosos montones de cadaveres, o quedar
invalido, aunque vivo, a causa de las heridas que me hiciera el
bronce.
888 Mirandolo con torva Iaz, respondio Zeus, que amontona las
nubes: ¡Inconstante! No te lamentes, sentado a mi vera, pues me
eres mas odioso que ningun otro de los dioses del Olimpo. Siempre
te han gustado las riñas, luchas y peleas, y tienes el espiritu soberbio,
que nunca cede, de tu madre Hera, a quien apenas puedo dominar
con mis palabras. Creo que cuanto te ha ocurrido lo debes a sus
consejos. Pero no permitire que los dolores te atormenten, porque
eres de mi linaje y para mi te pario tu madre. Si, siendo tan perverso,
hubieses nacido de algun otro dios, tiempo ha que estarias en un
abismo mas proIundo que el de los hijos de Urano.
899 Dijo, y mando a Peon
93
que lo curara. Este le sano aplicandole
drogas calmantes, pues nada mortal en el habia. Como el jugo cuaja
la blanca y liquida leche cuando se le mueve rapidamente con ella;
con igual presteza curo aquel al Iuribundo Ares, a quien Hebe lavo y
puso magniIicas vestiduras. Y el dios se sento al lado del Cronion
Jove, uIano de su gloria.
907 Hera argiva y Atenea Alalcomenia regresaron tambien al palacio
del gran Zeus, cuando hubieron conseguido que Ares, Iunesto a los
mortales, de matar hombres se abstuviera.
Homero, Iliada, Canto V.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
93
Desde Homero tenemos noticia de la existencia de una divinidad conocida con
el nombre de Pean o Peon (Sanador). Este dios-medico se asimila pronto a Apolo,
de quien pasa a ser un simple epiteto (Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 2, p. 498).
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸5
|Los jeIes aqueos ante la derrota de los suyos|
1 Nestor,
94
aunque estaba bebiendo, no dejo de advertir la griteria; y
hablando al descendiente de Asclepio,
95
pronuncio estas aladas
palabras:
3 ¡Oh divino Macaon!
96
¿Como te parece que acabaran estas
cosas? Junto a las naves crece el vocerio de los robustos jovenes. Tu,
94
Es el mas pequeño de los hijos de Neleo y de Cloris. Cuando Neleo se nego a
puriIicar a Heracles, este ataco Pilos, dando muerte a Neleo y a once hijos suyos;
se salvo solamente Nestor, que estaba entonces en Gerenia |de alli su epiteto
'Caballero Gerenio¨|, aunque se dan tambien otras versiones sobre la causa de que
no muriese. El caso es que tuvo una larguisima vida, quizas por ser Cloris una de
las hijas de Niobe y haber dado los dioses a Nestor los años de vida que no
tuvieron sus tias y tios (.) A pesar de que era ya de avanzada edad, Iue a Troya
en ocasion del rapto de Helena. En la Iliada y la Odisea su caracter esta muy bien
dibujado. Es un anciano venerable, muy sabio y prudente, que actua siempre como
conciliador en las disputas entre los demas heroes. Desempeña el papel de
consejero, que desarrolla con gran elocuencia, intercalando en sus dulces discursos
pasajes en los que rememora su juventud, sus hazañas y sus criterios tacticos que,
aunque arcaicos, considera mejores que los actuales (Falcon Martinez, Op.Cit., pp.
454 y 455).
95
Dios griego de la medicina, hijo de Apolo. En la Iliada, Asclepio es un rey de la
ciudad mesenia de Trica, padre, con Epione, de los heroes Macaon y Podalirio,
medicos del campamento aqueo (Ibidem, tomo 1, pp. 91-93).
96
Es uno de los caudillos griegos que acudio a la guerra de Troya al mando de
treinta naves. Hijo de Asclepio y de Epione, desempeño, con su hermano
Podalirio, la Iuncion de medico del ejercito griego. Son curaciones Iamosas suyas
la de Menelao, herido por Pandaro, y la de Filoctetes, alcanzado en otro tiempo
por una Ilecha de Heracles, que le produjo una herida ulcerada que Iorzo a los
griegos a abandonarlo en la isla de Lemnos. Fue herido Macaon por una Ilecha de
Paris y cuidado por Hecamede, esclava de Aquiles. Figura su nombre en la lista de
- 53 -
sentado aqui, bebe el negro vino, mientras Hecamede,
97
la de
hermosas trenzas, pone a calentar el agua del baño y te lava despues
la sangrienta herida, y yo, en el interin subire a un altozano para ver
lo que ocurre.
9 Dijo; y despues de embrazar el labrado escudo de reluciente
bronce, que su hijo Trasimedes,
98
domador de caballos, dejara alli
por haberse llevado el del anciano, asio la Iuerte lanza de broncinea
punta y salio de la tienda. Pronto se detuvo ante el vergonzoso
espectaculo que se oIrecio a sus ojos: los aquivos eran derrotados
por los Ieroces teucros y la gran muralla aquea estaba destruida.
Como el pielago inmenso y purpureo que empieza a rizarse con
sordo ruido, presagiando la rapida venida de los sonoros vientos,
pero cuyas olas aun no se mueven esperando que Zeus envie un
viento determinado; asi el anciano hallabase perplejo entre
encaminarse a la turba de los danaos de agiles corceles, o enderezar
sus pasos hacia el Atrida Agamemnon, pastor de hombres. Pareciole
que seria lo mejor ir en busca del Atrida, y asi lo hizo; mientras los
demas, combatiendo, se mataban unos a otros, y el duro bronce
resonaba alrededor de sus cuerpos a los golpes de las espadas y de
las lanzas de doble Iilo.
27 Encontraronse con Nestor los reyes, alumnos de Zeus, que antes
Iueron heridos con el bronce el Tidida, Odiseo y Agamemnon,
hijo de Atreo, y entonces venian de sus naves. Estas habian sido
los guerreros que entraron en Troya, encerrados en el caballo de madera (Ibidem,
tomo 2, p. 401).
97
Joven de Tenedos que Iue hecha esclava cuando Aquiles tomo la ciudad,
aunque, mas tarde, Iue concedida a Nestor. Cuido a Macaon cuando este Iue
herido por una Ilecha de Paris (Ibidem, tomo 1, p. 282).
98
Hijo de Nestor. En compañia de su padre y de Antiloco concurre a la guerra de
Troya. Es uno de los guerreros griegos que se introducen en el caballo de madera
(Ibidem, tomo 2, p. 616).
colocadas lejos del campo de batalla, en la orilla del espumoso mar:
sacaronlas a la llanura las primeras, y labraron un muro delante de
las popas. Porque la ribera, con ser vasta, no podia contener todos
los bajeles en una sola Iila, y por esto los pusieron escalonados y
llenaron con ellos el gran espacio de costa que limitaban altos
promontorios. Los reyes iban juntos, con el animo abatido,
apoyandose en las lanzas, porque querian presenciar el combate y la
clamorosa pelea; y cuando vieron venir al anciano, se les sobresalto
el corazon en el pecho. Y el rey Agamemnon, dirigiendole la
palabra, exclamo:
42 ¡Oh Nestor Nelida, gloria insigne de los aqueos! ¿Por que
vienes, dejando la homicida batalla? Temo que el impetuoso Hector
cumpla la amenaza que me hizo en su arenga a los teucros: Que no
regresaria a Ilion antes de pegar Iuego a las naves y matar a los
aquivos. Asi decia, y todo se va cumpliendo. ¡Oh dioses! Los
aqueos, de hermosas grebas, tienen, como Aquileo, el animo poseido
de ira contra mi y no quieren combatir junto a los bajeles.
52 Respondio Nestor, caballero gerenio: Patente es lo que dices, y
ni el mismo Zeus altitonante puede modiIicar lo que ya ha sucedido.
Derribado esta el muro que esperabamos Iuese indestructible reparo
para las veleras naves y para nosotros mismos; y junto a ellas los
teucros sostienen vivo e incesante combate. No conocerias, por mas
que lo miraras, hacia que parte van los aqueos acosados y puestos en
desorden: en monton conIuso reciben la muerte, y la griteria llega
hasta el cielo. Deliberemos sobre lo que puede ocurrir, por si damos
con alguna idea provechosa; y no propongo que entremos en
combate porque es imposible que peleen los que estan heridos.
64 Dijole el rey de hombres Agamemnon: ¡Nestor! Puesto que ya
los teucros combaten junto a las popas de las naves y de ninguna
utilidad ha sido el muro con su Ioso que los danaos construyeron con
- 54 -
tanta Iatiga, esperando que Iuese indestructible reparo para los
barcos y para ellos mismos; sin duda debe de ser grato al prepotente
Zeus que los aqueos perezcan sin gloria aqui, lejos de Argos. Antes
yo veia que el dios auxiliaba, benevolo, a los danaos; mas al presente
da gloria a los teucros, cual si Iuesen dioses bienaventurados, y
encadena nuestro valor y nuestros brazos. Ea, obremos todos como
voy a decir. Arrastremos las naves que se hallan mas cerca de la
orilla, echemoslas al mar divino y que esten sobre las anclas hasta
que venga la noche inmortal; y si entonces los teucros se abstienen
de combatir, podremos botar las restantes. No es reprensible evitar
una desgracia, aunque sea durante la noche. Mejor es librarse
huyendo, que dejarse agarrar.
82 El ingenioso Odiseo, mirandole con torva Iaz, exclamo:
¡Atrida! ¿Que palabras se escaparon de tus labios? ¡Hombre Iunesto!
Debieras estar al Irente de un ejercito de cobardes y no mandarnos a
nosotros, a quienes Zeus concedio llevar a cabo arriesgadas
empresas belicas de la juventud a la vejez, hasta que perezcamos.
¿Quieres que dejemos la ciudad troyana de anchas calles, despues de
haber padecido por ella tantas Iatigas? Calla y no oigan los aqueos
esas palabras, las cuales no saldrian de la boca de ningun varon que
supiera hablar con espiritu prudente, llevara cetro y Iuera obedecido
por tantos hombres cuantos son los argivos sobre quienes imperas.
Repruebo completamente la proposicion que hiciste: sin duda nos
aconsejas que botemos al mar las naves de muchos bancos durante el
combate y la pelea, para que mas presto se cumplan los deseos de los
teucros, ya al presente vencedores, y nuestra perdicion sea
inminente. Porque los aqueos no sostendran el combate si las naves
son echadas al mar; sino que, volviendo los ojos adonde puedan huir,
cesaran de pelear, y tu consejo, principe de hombres, habra sido
dañoso.
103 Contesto el rey de hombres Agamemnon: ¡Oh Odiseo! Tu
duro reproche me ha llegado al alma; pero yo no mandaba que los
aqueos arrastraran al mar, contra su voluntad, las naves de muchos
bancos. Ojala que alguien, joven o viejo, propusiera una cosa mejor,
pues le oiria con gusto.
109 Y entonces les dijo Diomedes, valiente en la pelea: Cerca
teneis a tal hombre. No habremos de buscarle mucho si os hallais
dispuestos a obedecer; y no me vitupereis ni os irriteis contra mi
recordando que soy mas joven que vosotros, pues me glorio de haber
tenido por padre al valiente Tideo, cuyo cuerpo esta enterrado en
Tebas. Engendro Porteo tres hijos ilustres que habitaron en Pleuron y
en la excelsa Calidon: Agrio, Melas y el caballero Eneo, mi abuelo
paterno, que era el mas valiente. Eneo quedose en su pais, pero mi
padre, despues de vagar algun tiempo, se establecio en Argos porque
asi lo quisieron Zeus y los demas dioses, caso con una hija de
Adrasto y vivio en una casa abastecida de riquezas: poseia muchos
trigales, no pocas plantaciones de arboles en los alrededores de la
poblacion, y copiosos rebaños; y aventajaba a todos los aquivos en el
manejo de la lanza. Tales cosas las habreis oido reIerir como ciertas
que son. No sea que, Iigurandoos quizas que por mi linaje he de ser
cobarde y debil, desprecieis lo bueno que os diga. Ea, vayamos a la
batalla, no obstante estar heridos, pues la necesidad apremia;
pongamonos Iuera del alcance de los tiros para no recibir lesiones
sobre lesiones, animemos a los demas y hagamos que entren en
combate cuantos, cediendo a su animo indolente, permanecen
alejados y no pelean.
133 Asi se expreso, y ellos le escucharon y obedecieron. Echaron a
andar, y el rey de hombres Agamemnon iba delante.
- 55 -
|Poseidon impulsa a los aqueos a resistir|
135 El ilustre Poseidon, que sacude la tierra, estaba al acecho; y
transIigurandose en un viejo, se dirigio a los reyes, tomo la diestra
de Agamemnon Atrida y le dijo estas aladas palabras:
139 ¡Atrida! Aquileo, al contemplar la matanza y la derrota de los
aqueos, debe de sentir que en el pecho se le regocija el corazon
pernicioso, porque esta Ialto de juicio. ¡Asi pereciera y una deidad le
cubriese de ignominia! Pero los bienaventurados dioses no se hallan
irritados contigo, y los caudillos y principes de los teucros seran
puestos en Iuga y levantaran nubes de polvo en la llanura espaciosa;
tu mismo los veras huir desde las tiendas y naves a la ciudad.
147 Cuando asi hubo hablado, dio un gran alarido y empezo a correr
por la llanura. Cual es la griteria de nueve o diez mil guerreros al
trabarse la marcial contienda, tan pujante Iue la voz que el soberano
Poseidon, que bate la tierra, hizo salir de su pecho. Y el dios
inIundio valor en el corazon de todos los aqueos para que lucharan y
combatieran sin descanso.
Hera y Zeus por Annibale Carracci
|Hera se dispone a seducir a Zeus|
153 Hera, la de aureo trono, mirando desde la cima del Olimpo,
conocio a su hermano y cuñado, y regocijose en el alma; pero vio a
Zeus sentado en la mas alta cumbre del Ida, abundante en
manantiales, y se le hizo odioso en su corazon. Entonces Hera
veneranda, la de grandes ojos, penso en como podria engañar a Zeus,
que lleva la egida. Al Iin pareciole que la mejor resolucion seria
ataviarse bien y encaminarse al Ida, por si Zeus, abrasandose en
amor, queria dormir a su lado, y ella lograba derramar sobre los
parpados y el prudente espiritu del dios dulce y placentero sueño.
Sin perder un instante, Iuese a la habitacion labrada por su hijo
HeIesto la cual tenia una solida puerta con cerradura oculta que
ninguna otra deidad sabia abrir, entro, y habiendo entornado la
puerta, lavose con ambrosia el cuerpo encantador y lo unto con un
- 56 -
aceite craso, divino, suave y tan oloroso que al moverlo en el palacio
de Zeus, erigido sobre bronce, su Iragancia se diIundio por el cielo y
la tierra. Ungido el hermoso cutis, se compuso el cabello, y con sus
propias manos Iormo los rizos lustrosos, bellos, divinales, que
colgaban de la cabeza inmortal. Echose en seguida el manto divino,
adornado con muchas bordaduras, que Atenea le hiciera; y sujetolo
al pecho con broche de oro. Pusose luego un ceñidor que tenia cien
borlones, y colgo de las perIoradas orejas unos pendientes de tres
piedras preciosas grandes como ojos, esplendidas, de gracioso brillo.
Despues, la divina entre las diosas se cubrio con un velo hermoso,
nuevo, tan blanco como el sol; y calzo sus nitidos pies con bellas
sandalias. Y cuando hubo ataviado su cuerpo con todos los adornos,
salio de la estancia; y llamando a AIrodita aparte de los dioses,
hablole en estos terminos:
190 ¡Hija querida! ¿Querras complacerme en lo que te diga, o te
negaras, irritada en tu animo, porque yo protejo a los danaos y tu a
los teucros?
193 Respondiole AIrodita, hija de Zeus: ¡Hera, venerable diosa,
hija del gran Cronos! Di que quieres; mi corazon me impulsa a
realizarlo, si puedo y es hacedero.
197 Contestole dolosamente la venerable Hera: Dame el amor y el
deseo con los cuales rindes a todos los inmortales y a los mortales
hombres. Voy a los conIines de la Iertil tierra para ver a Oceano,
padre de los dioses, y a la madre Tetis, los cuales me recibieron de
manos de Rea y me criaron y educaron en su palacio, cuando el
longividente Zeus puso a Cronos debajo de la tierra y del mar esteril.
Ire a visitarlos para dar Iin a sus rencillas. Tiempo ha que se privan
del amor y del talamo, porque la colera anido en sus corazones. Si
apaciguara con mis palabras su animo y lograra que reanudasen el
amoroso consorcio, me llamarian siempre querida y venerable.
211 Respondio de nuevo la risueña AIrodita: No es posible ni
seria conveniente negarte lo que pides, pues duermes en los brazos
del poderosisimo Zeus.
214 Dijo; y desato del pecho el cinto bordado, de variada labor, que
encerraba todos los encantos: hallabanse alli el amor, el deseo, las
amorosas platicas y el lenguaje seductor que hace perder el juicio a
los mas prudentes. Pusolo en las manos de Hera, y pronuncio estas
palabras:
219 Toma y esconde en tu seno el bordado ceñidor donde todo se
halla. Yo te aseguro que no volveras sin haber logrado lo que te
propongas.
222 Asi hablo. Sonriose Hera veneranda, la de los grandes ojos; y
sonriente aun escondio el ceñidor en el seno. AIrodita, hija de Zeus,
volvio a su morada. Hera dejo en raudo vuelo la cima del Olimpo, y
pasando por la Pieria
99
y la deleitosa Ematia, salvo las altas y
nevadas cumbres de las montañas donde viven los jinetes tracios,
100
sin que sus pies tocaran la tierra; descendio por el Atos al Iluctuoso
ponto y llego a Lemnos, ciudad del divino Toante.
101
Alli se
99 La mitologia reservo para Pieria un lugar muy especial entre sus relatos. Segun
los antiguos griegos, alli habitaban OrIeo y las Musas, mas especiIicamente en la
cima del Monte Pierus. Y no solo eso: la mismisima morada de los dioses, el
Monte Olimpo, esta ubicado en el sur de Pieria.
(http://sobregrecia.com/2009/02/22/pieria-escenario-de-la-mitologia-griega/).
100 En la Iliada, los troyanos son llamados dardanos, nombre de una tribu tracia
que habia ocupado el norte de Macedonia. Los tracios aparecen participando en la
Guerra de Troya (http://es.wikipedia.org/wiki/Tracios).
101
Hijo de Dioniso y Ariadna que reino en la isla de Lemnos en compañia de su
esposa Mirina, con quien engendro a Hipsipile. Gracias a la ayuda de este, Toante
Iue el unico varon de la isla que salvo su vida cuando las lemnias que querian
vengarse porque los hombres no se unian a ellas debido al mal olor que
despedian decidieron matarlos a todos (Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 2, p.
614).
- 57 -
encontro con Hipno, hermano de la Muerte; y asiendole de la diestra,
le dijo estas palabras:
233 ¡Oh Hipno, rey de todos los dioses y de todos los hombres! Si
en otra ocasion escuchaste mi voz, obedeceme tambien ahora, y mi
gratitud sera perenne. Adormece los brillantes ojos de Zeus debajo
de sus parpados, tan pronto como, vencido por el amor, se acueste
conmigo. Te dare como premio un trono hermoso, incorruptible, de
oro; y mi hijo HeIesto, el cojo de ambos pies, te hara un escabel que
te sirva para apoyar las nitidas plantas cuando asistas a los Iestines.
242 Respondiole el dulce Hipno: ¡Hera, venerable diosa, hija del
gran Cronos! Facilmente adormeceria a cualquier otro de los
sempiternos dioses y aun a las corrientes del rio Oceano, que es el
padre de todos ellos, pero no me acercare ni adormecere a Zeus
Cronion, si el no lo manda. Me hizo cuerdo tu mandato el dia en que
el animoso hijo de Zeus
102
se embarco en Ilion, despues de destruir
la ciudad troyana. Entonces sumi en grato sopor la mente de Zeus,
que lleva la egida, diIundiendome suave en torno suyo; y tu, que te
proponias causar daño a Heracles, conseguiste que los vientos
impetuosos soplaran sobre el ponto y lo llevaran a la populosa Cos,
lejos de sus amigos. Zeus desperto y encendiose en ira: maltrataba a
los dioses en el palacio, me buscaba a mi, y me hubiera hecho
desaparecer, arrojandome del eter al ponto, si la Noche, que rinde a
los dioses y a los hombres, no me hubiese salvado; llegueme a ella, y
aquel se contuvo, aunque irritado, porque temio hacer algo que a la
rapida Noche desagradara. Y ahora me mandas a realizar otra cosa
peligrosisima.
263 Respondiole Hera veneranda, la de grandes ojos: ¡Hipno!
¿Por que en la mente revuelves tales cosas? ¿Crees que el
102
Se reIiere a Heracles.
longividente Zeus Iavorecera tanto a los teucros, como, en la epoca
en que se irrito, protegia a su hijo Heracles? Ea, ve y prometo darte,
para que te cases con ella y lleve el nombre de esposa tuya, a la mas
joven de las Carites, Pasitea, cuya posesion constantemente anhelas.
270 Asi hablo. Alegrose Hipno, y respondio diciendo: Jura por el
agua sagrada de la Estix, tocando con una mano la Iertil tierra y con
la otra el brillante mar, para que sean testigos los dioses subterraneos
que estan con Cronos, que me daras a la mas joven de las Carites,
Pasitea, cuya posesion constantemente anhelo.
277 Asi dijo. No desobedecio Hera, la diosa de los niveos brazos, y
juro como se le pedia, nombrando a todos los dioses subterraneos,
llamados Titanes. Prestado el juramento, partieron ocultos en una
nube, dejaron atras a Lemnos y la ciudad de Imbros, y siguiendo con
rapidez el camino, llegaron a Lecto, en el Ida, abundante en
manantiales y criador de Iieras; alli pasaron del mar a tierra Iirme, y
anduvieron haciendo estremecer bajo sus pies la cima de los arboles
de la selva. Detuvose Hipno, antes que los ojos de Zeus pudieran
verle, y encaramandose en un abeto altisimo que naciera en el Ida y
por el aire llegaba al eter, se oculto entre las ramas como la montaraz
ave canora llamada por los dioses calcis y por los hombres cvmindis.
|Zeus duerme en los brazos de Hera|
292 Hera subio ligera al Gargaro, la cumbre mas alta del Ida; Zeus,
que amontona las nubes, la vio venir; y apenas la distinguio,
enseñoreose de su prudente espiritu el mismo deseo que cuando
gozaron las primicias del amor, acostandose a escondidas de sus
padres. Y asi que la tuvo delante, le hablo diciendo:
298 ¡Hera! ¿A donde vas, que tan presurosa vienes del Olimpo,
sin los caballos y el carro que podrian conducirte?
- 58 -
300 Respondiole dolosamente la venerable Hera: Voy a los
conIines de la Iertil tierra, a ver a Oceano, padre de los dioses, y a la
madre Tetis, que me recibieron de manos de Rea y me criaron y
educaron en su palacio. Ire a visitarlos para dar Iin a sus rencillas.
Tiempo ha que se privan del amor y del talamo, porque la colera
anido en sus corazones. Tengo al pie del Ida los corceles que me
llevaran por tierra y por mar, y vengo del Olimpo a participartelo; no
Iuera que te enIadaras si me encaminase, sin decirtelo, al palacio de
Oceano, de proIunda corriente.
312 Contesto Zeus, que amontona las nubes: ¡Hera! Alla se puede
ir mas tarde. Ea, acostemonos y gocemos del amor. Jamas la pasion
por una diosa o por una mujer se diIundio por mi pecho, ni me
avasallo como ahora: nunca he amado asi, ni a la esposa de Ixion,
103
que pario a Piritoo, consejero igual a los dioses; ni a Danae,
104
la de
103
Heroe tesalio, hijo de Flegias, rey de los Lapitas, y de Perimele. Algunas
tradiciones, sin embargo, lo hacen hijo de Ares o bien de Antion. Ixion habia
asesinado a su suegro Deyoneo haciendo que cayera en un horno de carbon; segun
cuentan, queria librarse de pagarle lo que le habia prometido a cambio de la mano
de su hija Dia. Como nadie lo puriIicaba de este crimen, Zeus, al Iin, se apiado de
el y lo curo de la locura que le habia producido la constante persecucion de las
Erinias. Pero, despues, Ixion quiso seducir a Hera, y, para que su delito quedara
consumado, la diosa (o mas probablemente el propio Zeus) Iormo una nube que
tenia su propia apariencia y con la que se unio el heroe. Esta Ialsa Hera llamada
NeIele, es decir Nube engendro un hijo, Centauro, o bien a todos los Centauros.
Enterado Zeus de la conducta de Ixion, lo azoto barbaramente; luego, lo ato a una
rueda encendida que giraba sin cesar y, dejandole caer del Olimpo, lo precipito al
Tartaro, donde cumple eternamente su castigo. Segun una leyenda, de la union de
Ixion y Dia habria nacido el heroe Piritoo, aunque otra hace a este hijo de Zeus
(Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 2, p. 364).
104
Hija de Acrisio, rey de Argos, y de Euridice. Se contaba que habia sido
seducida por Preto, el hermano gemelo de su padre. Mas tarde, Zeus se unio a ella
bellos talones, hija de Acrisio, que dio a luz a Perseo, el mas ilustre
de los hombres, ni a la celebrada hija de Fenix,
105
que Iue madre de
Minos y de Radamantis, igual a un dios; ni a Semele, ni a
Alcmena
106
en Tebas, de la que tuve a Heracles, de animo valeroso,
y de Semele a Dionisos, alegria de los mortales; ni a Demeter, la
soberana de hermosas trenzas, ni a la gloriosa Leto, ni a ti misma:
con tal ansia te amo en este momento y tan dulce es el deseo que de
mi se apodera.
329 Replicole dolosamente la venerable Hera: ¡Terribilisimo
Cronion! ¡Que palabras proIeriste! ¡Quieres acostarte y gozar del
amor en las cumbres del Ida, donde todo es patente! ¿Que ocurriria
si alguno de los sempiternos dioses nos viese dormidos y lo
maniIestara a todas las deidades? Yo no volveria a tu palacio al
levantarme del lecho; vergonzoso Iuera. Mas si lo deseas y a tu
corazon es grato, tienes la camara que tu hijo HeIesto labro cerrando
la puerta con solidas tablas que encajan en el marco. Vamos a
acostarnos alli, ya que Iolgar te place.
341 Respondiole Zeus, que amontona las nubes: ¡Hera! No temas
que nos vea ningun dios ni hombre: te cubrire con una nube dorada
en Iorma de lluvia de oro y le hizo concebir al heroe Perseo (Ibidem, tomo 1, p.
165).
105
Se trata de Europa, que en algunos mitos es hija de Fenix. La joven Iue raptada
por Zeus, quien bajo la apariencia de un toro blanco atraveso el mar con ella a
cuestas hasta llegar a Creta. De esta union nacieron tres hijos: Minos, Radamantis
y Sarpedon (Ibidem, tomo 1, pp. 244 y 245).
106
Hija de Electrion, rey de Micenas, y de Anaxo o Lisidice; nieta de Perseo. Fue
prometida a su primo AnIitrion, pero no consintio en unirse a el hasta que
hubieran sido vengados sus hermanos. La noche en que el esposo regresaba, al Iin,
con la tarea cumplida, se le adelanto Zeus, quien habiendo adoptado la Iigura de
AnIitrion, hizo que Alcmena concibiera a Heracles (Ibidem, pp. 31 y 32).
- 59 -
que ni el Sol, con su luz, que es la mas penetrante de todas, podria
atravesar para mirarnos.
346 Dijo el Cronion, y estrecho en sus brazos a la esposa. La tierra
produjo verde hierba, loto Iresco, azaIran y jacinto espeso y tierno
para levantarlos del suelo. Acostaronse alli y cubrieronse con una
hermosa nube dorada, de la cual caian lucientes gotas de rocio.
Poseidon
|Poseidon reanuda la resistencia aquea|
352 Tan tranquilamente dormia el padre sobre el alto Gargaro,
vencido por el sueño y el amor y abrazado con su esposa. El dulce
Hipno corrio hacia las naves aqueas para llevar la noticia a Poseidon,
que ciñe la tierra, y deteniendose cerca de el pronuncio estas aladas
palabras:
357 ¡Oh Poseidon! Socorre pronto a los danaos y dales gloria,
aunque sea breve, mientras duerme Zeus, a quien he sumido en dulce
letargo, despues que Hera, engañandole, logro que se acostara para
gozar del amor.
361 Dicho esto, Iuese hacia las inclitas tribus de los hombres. Y
Poseidon, mas incitado que antes a socorrer a los danaos, salto en
seguida a las primeras Iilas y les exhorto diciendo:
364 ¡Argivos! ¿Cederemos nuevamente la victoria a Hector
Priamida, para que se apodere de los bajeles y alcance gloria? Asi se
lo Iigura el y de ello se jacta, porque Aquileo permanece en las
concavas naves con el corazon irritado. Pero Aquileo no hara gran
Ialta, si los demas procuramos auxiliarnos mutuamente. Ea, obremos
todos como voy a decir. Embrazad los escudos mayores y mas
Iuertes que haya en el ejercito, cubrios la cabeza con el reIulgente
casco, coged las picas mas largas y pongamonos en marcha: yo ire
delante, y no creo que Hector Priamida, por enardecido que este, se
atreva a esperarnos. Y el varon que, siendo bravo, tenga un escudo
pequeño para proteger sus hombros, deselo al menos valiente y tome
otro mejor.
378 En tales terminos hablo, y ellos le escucharon y obedecieron.
Los mismos reyes el Tidida, Odiseo y Agamemnon Atrida, a
pesar de estar heridos, Iormaban el escuadron; y recorriendo las
hileras hacian el cambio de las marciales armas. El esIorzado tomaba
las mas Iuertes y daba las peores al que le era inIerior. Tan pronto
como hubieron vestido el luciente bronce se pusieron en marcha;
precediales Poseidon, que sacude la tierra, llevando en la robusta
mano una espada terrible, larga y puntiaguda, que parecia un
relampago; y a nadie le era posible luchar con el dios en el Iunesto
combate, porque el temor se lo impedia a todos.
- 60 -
388 Por su parte, el esclarecido Hector puso en orden a los teucros.
Y Poseidon, el de cerulea cabellera, y el preclaro Hector, auxiliando
este a los teucros y aquel a los argivos, extendieron el campo de la
terrible pelea. El mar, agitado, llego hasta las tiendas y naves de los
argivos, y los combatientes se embistieron con gran alboroto. No
braman tanto las olas del mar cuando, levantadas por el soplo
terrible del Boreas, se rompen en la tierra; ni hace tanto estrepito el
ardiente Iuego en la espesura del monte al quemarse una selva; ni
suena tanto el viento en las altas copas de las encinas, si arreciando
muge; tanta Iue la grita de teucros y aqueos en el momento en que,
vociIerando de un modo espantoso, se Iueron a las manos.
Andromaca, Astianacte y Hector
|Hector herido|
402 El preclaro Hector arrojo el primero la lanza a Ayante,
107
que
contra el arremetia, y no le erro; pero acerto a dar en el sitio en que
107
Hijo de Telamon y de Peribea, una de las doncellas enviadas a Creta por Egeo y
a quien Teseo habia salvado la vida. Un dia que Telamon estaba celebrando un
banquete, se presento Heracles que, animado por los asistentes, hizo una libacion
pidiendo a Zeus que concediese a Telamon un hijo tan valiente como el. Al acabar
la libacion, Zeus envio un aguila, y Peribea, que estaba presente, dio a luz a Ayax
o Ayante, llamado el grande para distinguirlo de Ayante Oileo. Heracles lo
envolvio en una piel de leon, haciendolo invulnerable excepto el hombro y la
axila, donde se habia interpuesto la aljaba.
Fue pretendiente de Helena, y quedo comprometido por el juramento hecho a
Tindareo. En el momento de su partida se atrajo la colera de los dioses, motivo al
Iin de su muerte, pues, cuando su padre Telamon le aconsejo que se esIorzara en la
conquista, pero siempre con la ayuda de los dioses, Ayante contesto: 'Con la
ayuda de los dioses cualquier cobarde puede alcanzar la gloria; yo conIio hacerlo
sin ellos¨. Pese a ser piadoso, volvio a disgustar a los dioses cuando, en cierta
ocasion, respondio a Atenea, que le iba a prestar ayuda: 'Apartate de aqui y anima
a mis compañeros, pues por aqui no pasara ningun enemigo¨.
Es Ayante hombre bondadoso, aunque rudo, de gran altura (el mas alto de todos
los griegos) y de enorme Iuerza, cediendo solo el primer puesto en la lucha a
Aquiles. Lleva armas extraordinariamente pesadas, siendo Iamoso su escudo de
siete pieles de buey y una octava placa de bronce. Detras de este escudo lucha
siempre su hermano Teucro.
Intervino en inIinidad de acciones de guerra. Cuando Iinalizo la guerra de Troya y
Tetis decidio entregar las armas de Aquiles muerto al griego mas valiente, las
pretendieron Ayante y Odiseo. Bien porque Agamenon aborrecia a Ayante, bien
porque los troyanos dijeran que temian mas a Odiseo, 1as armas Iueron
concedidas a este ultimo. Ayante decidio vengarse, pero Atenea lo enloquecio, por
lo que se lanzo con la espada contra un rebaño de ovejas creyendo que eran los
griegos, causando un gran exterminio entre ellas. Cuando recobro el juicio,
avergonzado por su deshonor, Iijo en tierra su espada y se arrojo sobre ella (Ver
AYAX, Ibidem, pp. 107-109).
- 61 -
se cruzaban la correa del escudo y el tahali de la espada, guarnecida
con argenteos clavos, y ambos protegieron el delicado cuerpo.
Irritose Hector porque la lanza habia sido arrojada inutilmente por su
mano, y retrocedio hacia el grupo de sus amigos para evitar la
muerte. El gran Ayante Telamonio, al ver que Hector se retiraba,
cogio una de las muchas piedras que servian para calzar las naves y
rodaban entonces entre los pies de los combatientes, y con ella le
hirio en el pecho, por cima del escudo, junto a la garganta; la piedra
lanzada con impetu, giraba como un torbellino. Como viene a tierra
la encina arrancada de raiz por el rayo de Zeus, despidiendo un
Iuerte olor de azuIre, y el que se halla cerca desIallece, pues el rayo
del gran Zeus es Iormidable, de igual manera, el robusto Hector dio
consigo en el suelo y cayo en el polvo: la pica se le Iue de la mano,
quedaron encima de el escudo y casco, y la armadura de labrado
bronce resono en torno del cuerpo. Los aquivos corrieron hacia
Hector, dando recias voces, con la esperanza de arrastrarlo a su
campo; mas, aunque arrojaron muchas lanzas, no consiguieron herir
al pastor de hombres, ni de cerca, ni de lejos, porque Iue rodeado por
los mas valientes teucros Polidamante,
108
Eneas, el divino
Agenor,
109
Sarpedon,
110
caudillo de los licios, y el eximio Glauco
108
Heroe troyano hijo de Pantoo y de Fronide. Habia nacido la misma noche que
Hector y en la Iliada aparece como amigo y compañero suyo, distinguiendose en
todo momento por la prudencia de sus consejos (Ibidem, tomo 2, p. 525).
109
Un troyano, hijo de Antenor, que descollo por su valentia en la guerra de Troya
(Ibidem, tomo 1, p. 27).
110
El mas conocido es el hijo de Zeus y Laodamia (en otras variantes Deidamia).
Amigo de Priamo, Iue a Troya con un contingente licio, destacando en la lucha,
sobre todo en el ataque al muro de los Aqueos, y matando a Tlepolemo. Fue
muerto, a su vez, por Patroclo tras gran batalla y despojado de las armas, aunque
su caballo pudo ser rescatado por su primo Glauco. Se cuenta que Zeus envio una
,
111
y los otros tampoco le abandonaron, pues se pusieron delante con
sus rodelas. Los amigos de Hector levantaronle en brazos,
condujeronle adonde tenia los agiles corceles con el labrado carro y
el auriga, y se lo llevaron hacia la ciudad, mientras daba proIundos
suspiros.
433 Mas, al llegar al vado del voraginoso Janto, rio de hermosa
corriente que el inmortal Zeus engendro, bajaron a Hector del carro
y le rociaron el rostro con agua: el heroe cobro los perdidos espiritus,
miro a lo alto, y poniendose de rodillas, tuvo un vomito de negra
sangre; luego cayo de espaldas, y la noche obscura cubrio sus ojos,
porque aun tenia debil el animo a consecuencia del golpe recibido.
|Los troyanos son rechazados Iuera del campo|
440 Los argivos, cuando vieron que Hector se ausentaba,
arremetieron con mas impetu a los teucros, y solo pensaron en
combatir. Entonces, el veloz Ayante Oileo
112
Iue el primero que,
lluvia de sangre cuando murio su hijo Sarpedon y ordeno a Apolo que recogiese el
cadaver y lo llevase a Licia (Ibidem, tomo 2, p. 561).
111
Hijo de Hipoloco y jeIe, juntamente con Sarpedon, de las tropas licias que
acudieron en socorro de Priamo. Durante la guerra de Troya se enIrenta a
Diomedes, pero, al averiguar que estan unidos por lazos de hospitalidad, a traves
de sus antepasados, deciden intercambiar sus armas y no combatir jamas el uno
contra el otro. Al caer herido Sarpedon, Glauco acude en su ayuda, pero es herido
por Teucro. Curado, sin embargo, inmediatamente por Apolo que ha accedido a
sus suplicas vuelve a la batalla a tiempo de rescatar el cadaver, aunque no sus
armas. Posteriormente, luchando al lado de Hector por la posesion del cadaver de
Patroclo, halla la muerte a manos de Ayax Telamonio. Por deseo de Apolo, los
vientos transportan el cadaver de Glauco a Licia (Ibidem, tomo 1, p. 273).
112
JeIe de los locros, con los que Iue a Troya al mando de cuarenta naves. Hijo de
Oileo y de Eriopis, es llamado 'el pequeño Ayante¨ para distinguirlo del hijo de
Telamon, al que no lo une ningun parentesco. Combaten siempre juntos los dos,
- 62 -
acometiendo con la puntiaguda lanza, hirio a Satnio Enopida, a
quien una nayade habia tenido de Enope, mientras este apacentaba
rebaños a orillas del Satniois: Ayante de Oileo, Iamoso por su lanza,
llegose a el, lo hirio en el ijar y lo tumbo de espaldas; y en torno del
cadaver, teucros y danaos trabaron un duro combate. Fue a vengarle
Polidamante, habil en blandir la lanza, e hirio en el hombro derecho
a Protoenor, hijo de Areilico: la impetuosa lanza atraveso el hombro,
y el guerrero, cayendo en el polvo, cogio el suelo con sus manos. Y
Polidamante exclamo con gran jactancia y a voz en grito:
454 No creo que el brazo robusto del valeroso hijo de Pantoo
113
haya despedido la lanza en vano; algun argivo la recibio en su
contrastando Iuertemente por ser Ayante Oileo un guerrero de pequeña estatura y
gran velocidad. A diIerencia del hijo de Telamon, que lucha con lanza y enorme
escudo, Ayante Oileo lleva arco y una coraza de lino. Frente al buen caracter de
Ayante el Grande, el hijo de Oileo es pintado por Homero con rasgos
desagradables. Orgulloso, cruel e impio, cometio un gran delito cuando los griegos
capturaron Troya. Pese a que Casandra se reIugio en el altar de Atenea, Ayante la
arrastro de alli a la Iuerza, tirando al suelo la estatua de la diosa a la que la
doncella estaba abrazada. Por esta impiedad, los demas griegos quisieron
lapidarlo, salvandose a duras penas por acogerse el mismo al altar de la diosa. No
le perdono nunca, sin embargo, Atenea por esta accion, de modo que, cuando
regresaba ya desde Troya, envio una tempestad en la que nauIrago. Poseidon lo
salvo momentaneamente, haciendo que se agarrase a una roca, pero, a instancias
de Atenea, destruyo la roca con su tridente, muriendo ahogado Ayante. Quiza no
Iue Poseidon sino Atenea la que hizo pedazos la roca con uno de los rayos de su
padre (Ibidem, p. 109).
113
Uno de los ancianos troyanos que acompañan, en la Iliada, a Priamo. Unido a
Frontide, engendro a EuIorbo, Hiperenor y Polidamante. En Troya desempeñaba
las Iunciones de sacerdote de Apolo. Al parecer, con ocasion de la primera toma
de Troya por obra de Heracles, se le habia hecho venir desde DelIos, donde era
servidor del dios Ilechador (Ibidem, tomo 2, p. 492).
cuerpo y me Iiguro que le servira de baculo para apoyarse en ella y
descender a la morada de Pluton.
114
458 Asi hablo. Sus jactanciosas palabras apesadumbraron a los
argivos y conmovieron el corazon del aguerrido Ayante Telamonio,
a cuyo lado cayo Protoenor. En el acto arrojo Ayante una reluciente
lanza a Polidamante, que ya se retiraba; este dio un salto oblicuo y
evitola, librandose de la negra muerte; pero en cambio la recibio
Arqueloco,
115
hijo de Antenor,
116
a quien los dioses habian destinado
a morir: la lanza se clavo en la union de la cabeza con el cuello, en la
primera vertebra, y corto ambos ligamentos; cayo el guerrero, y
cabeza, boca y narices llegaron al suelo antes que las piernas y las
rodillas. Y Ayante, vociIerando, al eximio Polidamante le decia:
470 ReIlexiona, oh Polidamante, y dime sinceramente: ¿La
muerte de ese hombre no compensa la de Protoenor? No parece vil,
ni de viles nacidos, sino hermano o hijo de Antenor, domador de
caballos, pues tiene el mismo aire de Iamilia.
114
Uno de los nombres dados al dios del mundo subterraneo. Hades era llamado
Pluton cuando se le invocaba como causante de la Iertilidad de la Tierra, Iuente de
toda riqueza (Ibidem, p. 523).
115
Hijo de Antenor y de Teano muerto por Ayax Telamonio (Ibidem, tomo 1, p.
87).
116
Uno de los ancianos de Troya, consejero de Priamo. Recibio en su casa, con su
esposa Teano, a Odiseo y a Menelao cuando Iueron como embajadores para tratar
la devolucion paciIica de Helena; durante la guerra continuo aconsejando dicha
devolucion, oponiendose con todas sus Iuerzas a la voluntad de Priamo y de Paris;
procuro, en Iin, el combate singular entre Paris y Menelao como un medio de
resolver el conIlicto. Todo ello le valio que las vidas de sus hijos Glauco y
Helicaon Iueran respetadas en el momento de la toma de la ciudad por los jeIes
aqueos, los cuales colocaron, ademas, en la puerta de su casa una piel de leopardo
para impedir que los soldados entraran en ella. Las tradiciones mas tardias
presentan a Antenor como un traidor a su ciudad. Se le atribuye por unos la
Iundacion de Cirene, y por otros la de Patavi (Padua) (Ibidem, p. 48).
- 63 -
475 Asi dijo, porque le conocia bien; y a los teucros se les lleno el
corazon de pesar. Entonces Acamante,
117
que se hallaba junto al
cadaver de su hermano para protegerlo, envaso la lanza a Promaco,
el beocio, cuando este cogia por los pies al muerto e intentaba
llevarselo. Y enseguida, jactose grandemente, dando recias voces:
479 ¡Argivos, que solo con el arco sabeis combatir y nunca os
cansais de proIerir amenazas! El trabajo y los pesares no han de ser
solamente para nosotros, y algun dia recibireis la muerte de este
mismo modo. Mirad a Promaco, que yace en el suelo, vencido por
mi pica, para que la venganza por la muerte de un hermano no suIra
dilacion. Por esto el hombre que es victima de alguna desgracia
anhela dejar un hermano que pueda vengarle.
486 Asi se expreso. Sus jactanciosas Irases apesadumbraron a los
argivos y conmovieron el corazon del aguerrido Peneleo,
118
que
arremetio contra Acamante; pero este no aguardo la acometida.
Peneleo hirio a Ilioneo, hijo unico que a Forbante hombre rico en
ovejas y amado sobre todos los teucros por Hermes, que le dio
muchos bienes su esposa le pariera: la lanza, penetrando por
debajo de una ceja, le arranco la pupila, le atraveso el ojo y salio por
la nuca, y el guerrero vino al suelo con los brazos abiertos. Peneleo,
117
Troyano hijo de Antenor y Teano. Combate contra los aqueos junto con su
hermano Arqueloco en el grupo de Eneas, hasta que es muerto por Meriones.
Figuran tambien como hermanos suyos IIidamante, muerto por Agamenon;
Laodamante, muerto por Ayante; Glauco, que ayudo a Paris a raptar a Helena;
Helicaon, Eurimaco, Polidamante y quizas tambien Laocoonte (Ibidem, p. 8).
118
Heroe beocio, hijo de Hipalcimo y Asterope, que participo en su juventud en la
expedicion de los argonautas y, mas tarde, por haber sido pretendiente de Helena,
en la guerra de Troya, Mandaba el contingente de Tebas y realizo grandes hazañas,
matando a los troyanos Ilioneo y Licon. Murio en la lucha a manos de un hijo de
TeleIo, Euripilo, siendo sepultado por los griegos con grandes honores (Ibidem,
tomo 2, p. 505).
desnudando la aguda espada, le cerceno la cabeza, que cayo a tierra
con el casco, y como la Iornida lanza seguia clavada en el ojo,
cogiola, levanto la cabeza cual si Iuese una Ilor de adormidera, la
mostro a los teucros, y blasonando del triunIo, dijo:
501 ¡Teucros! Decid en mi nombre a los padres del ilustre Ilioneo
que le lloren en su palacio; ya que tampoco la esposa de Promaco
Alegenorida recibira con alegre rostro a su marido cuando,
embarcandonos en Troya, volvamos a nuestra patria.
506 Asi hablo. A todos les temblaban las carnes de miedo, y cada
cual buscaba a donde huir para librarse de una muerte espantosa.
508 Decidme ahora, Musas, que poseeis olimpicos palacios, cual Iue
el primer aquivo que alzo del suelo cruentos despojos cuando el
ilustre Poseidon, que bate la tierra, inclino el combate en Iavor de los
aqueos.
511 Ayante Telamonio, el primero, hirio a Hirtio Girtiada;
Antiloco
119
hizo perecer a Falces y a Mermero, despojandolos luego
de las armas; Meriones
120
mato a Moris e Hipotion; Teucro
121
quito
119
Antiloco, que segun una noticia Iue expuesto nada mas nacer y amamantado
por una perra, acude en compañia de su padre, Nestor, a la guerra de Troya, y alli,
cubriendole la retirada a su propio padre, hallo la muerte a manos de Memnon,
hijo de la Aurora. El hecho de que sus cenizas Iueran colocadas junto con las de
Patroclo tambien se pusieron al lado de las de Aquiles testimonia el aIecto
que habia unido en vida a estos tres heroes (Ibidem, tomo 1, p. 50).
120
Meriones es un cretense hijo de Molo. Fue pretendiente de Helena, por lo que
participo en la guerra de Troya al mando de contingentes cretenses. Era Iiel
compañero de Idomeneo y con el combate valientemente, siendo sus hazañas
principales herir a DeiIobo y matar a varios troyanos, entre ellos a Harpalion y
Acamante. Se le distinguia Iacilmente por llevar en su escudo la Iigura de un gallo
como descendiente del Sol y cubrir su cabeza con un yelmo adornado con
colmillos de jabali. Era excelente bailarin y arquero, como demostro en los juegos
Iunebres en honor a Aquiles, en los que vencio en la prueba del arco (Ibidem,
tomo 2, p. 426).
- 64 -
la vida a Protoon y a PeriIetes;
122
y el Atrida hirio en el ijar a
Hiperenor,
123
pastor de hombres: el bronce atraveso los intestinos, el
alma salio presurosa por la herida, y la obscuridad cubrio los ojos del
guerrero. Y el veloz Ayante, hijo de Oileo, mato a muchos; porque
nadie le igualaba en perseguir a los guerreros aterrorizados, cuando
Zeus los ponia en Iuga.
Homero, Iliada, Canto XIV.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸14
121
Despues de que Heracles hubo rescatado a Hesione, la hija de Laomedonte, que
estaba expuesta a un monstruo, se la concedio a su amigo Telamon. Tuvieron un
hijo, Teucro, que era por tanto hermanastro de Ayante, el hijo de Telamon y
Peribea. Fue pretendiente de Helena, por lo que participo en la guerra de Troya,
pese a ser sobrino de Priamo. Era el mejor arquero de todo el ejercito, y gano en
los juegos Iunebres de Patroclo la prueba de tiro con arco. Realizo grandes
hazañas en Troya (...) Cuando Hector desencadeno su ataque contra el muro
Iabricado por los aqueos, se opuso a el y estuvo a punto de herirlo, pero Zeus le
rompio la cuerda del arco cuando le estaba apuntando (...) Despues de la guerra
empezaron sus desgracias. Al volver de una expedicion a Misia, se encontro con la
muerte de su hermanastro Ayante y, tras muchos esIuerzos, logro que los griegos
respetaran su cadaver. Cuando regresaba de Troya, se separo en un nauIragio de su
sobrino Eurisaces, hijo de Ayante, que le habia sido encomendado. Al llegar a
Salamina, Telamon, reprochandole no haber deIendido a su hermanastro y volver
sin su sobrino, lo expulso de la isla (Ibidem, pp. 602 y 603).
122
Un capitan troyano muerto por los golpes de Teucro, hijo de Telamon.
http://es.wikipedia.org/wiki/PeriIetes.
123
Hijo de Pantoo muerto en Troya por Menelao (Falcon Martinez, Op.Cit., tomo
1, p.333).
|Despertar y colera de Zeus|
1 Cuando los teucros hubieron atravesado en su huida el Ioso y la
estacada, muriendo muchos a manos de los danaos, llegaron al sitio
donde tenian los corceles e hicieron alto, amedrentados y palidos de
miedo. En aquel instante desperto Zeus en la cumbre del Ida, al lado
de Hera, la de aureo trono. Levantose y vio a los teucros perseguidos
por los aqueos, que los ponian en desorden; y entre estos, al
soberano Poseidon. Vio tambien a Hector tendido en la llanura y
rodeado de amigos, jadeante, privado de conocimiento, vomitando
sangre; que no Iue el mas debil de los aqueos quien le causo la
herida. El padre de los hombres y de los dioses, compadeciendose de
el, miro con torva y terrible Iaz a Hera, y asi le dijo:
14 Tu engaño, Hera maleIica e incorregible, ha hecho que Hector
dejara de combatir y que sus tropas se dieran a la Iuga. No se si
castigarte con azotes, para que seas la primera en gozar de tu Iunesta
astucia. ¿Por ventura no te acuerdas de cuando estuviste colgada en
lo alto y puse en tus pies sendos yunques, y en tus manos aureas e
irrompibles esposas? Te hallabas suspendida en medio del eter y de
las nubes, los dioses del vasto Olimpo te rodeaban indignados, pero
no podian desatarte si entonces llego a coger a alguno, le arrojo de
estos umbrales y llega a la tierra casi sin vida, y yo no lograba
echar del corazon el continuo pesar que sentia por el divino
Heracles, a quien tu, produciendo una tempestad con el auxilio del
Boreas, arrojaste con perversa intencion al mar esteril y llevaste
luego a la populosa Cos, alli le libre de los peligros y le conduje
nuevamente a la Argolide, criadora de caballos, despues que hubo
padecido muchas Iatigas. Te lo recuerdo para que pongas Iin a tus
engaños y sepas si te sera provechoso haber venido de la mansion de
los dioses a burlarme con los goces del amor.
- 65 -
34 Asi se expreso. Estremeciose Hera veneranda, la de grandes ojos,
y pronuncio estas aladas palabras:
36 Sean testigos Gea y el anchuroso Urano y el agua de la Estix,
de subterranea corriente que es el juramento mayor y mas terrible
para los bienaventurados dioses, y tu cabeza sagrada y nuestro
talamo nupcial, por el que nunca juraria en vano. No es por mi
consejo que Poseidon, el que sacude la tierra, daña a los teucros y a
Hector y auxilia a los otros; su mismo animo debe de impelerle y
animarle, o quizas se compadece de los aqueos al ver que son
derrotados junto a las naves. Mas yo aconsejaria a Poseidon que
Iuera por donde tu, el de las sombrias nubes, le mandaras.
47 Asi dijo. Sonriose el padre de los hombres y de los dioses, y
respondio con estas aladas palabras:
49 Si tu, Hera veneranda, la de los grandes ojos, cuando te sientas
entre los inmortales estuvieras de acuerdo conmigo; Poseidon,
aunque otra cosa deseara, acomodaria muy pronto su modo de
pensar al nuestro. Pero si en este momento hablas Iranca y
sinceramente, ve a la mansion de los dioses y manda venir a Iris y a
Apolo Iamoso por su arco; para que aquella, encaminandose al
ejercito de los aqueos, de corazas de bronce, diga al soberano
Poseidon que cese de combatir y vuelva a su palacio; y Febo Apolo
incite a Hector a la pelea, le inIunda valor y le haga olvidar los
dolores que le oprimen el corazon, a Iin de que rechace nuevamente
a los aquivos, los cuales llegaran en cobarde Iuga a las naves de
muchos bancos del Pelida Aquileo. Este enviara a la lid a su
compañero Patroclo que morira, herido por la lanza del preclaro
Hector, cerca de Ilion, despues de quitar la vida a muchos jovenes, y
entre ellos al ilustre Sarpedon, mi hijo. Irritado por la muerte de
Patroclo, el divino Aquileo matara a Hector. Desde aquel instante
hare que los teucros sean perseguidos continuamente desde las
naves, hasta que los aqueos tomen la excelsa Ilion. Y no cesara mi
enojo, ni dejare que ningun inmortal socorra a los danaos, mientras
no se cumpla el voto del Pelida, como lo prometi, asintiendo con la
cabeza, el dia en que Tetis abrazo mis rodillas y me suplico que
honrase a Aquileo, asolador de ciudades.
|Obediencia de los dioses|
78 De tal suerte hablo. Hera, la diosa de los niveos brazos, no Iue
desobediente, y paso de los montes ideos al vasto Olimpo. Como
corre veloz el pensamiento del hombre que habiendo viajado por
muchas tierras las recuerda en su reIlexivo espiritu, y dice: estuve
aqui o alli, y revuelve en la mente muchas cosas; tan rapida y
presurosa volaba la venerable Hera, y pronto llego al excelso
Olimpo. Los dioses inmortales, que se hallaban reunidos en el
palacio de Zeus, levantaronse al verla y le oIrecieron copas de
nectar. Y Hera acepto la que le presentaba Temis, la de hermosas
mejillas, que Iue la primera que corrio a su encuentro, y le dijo estas
aladas palabras:
90 ¡Hera! ¿Por que vienes con esa cara de espanto? Sin duda te
atemorizo tu esposo, el hijo de Cronos.
92 Respondiole Hera, la diosa de los niveos brazos: No me lo
preguntes, diosa Temis; tu misma sabes cuan soberbio y despiadado
es el animo de Zeus. Preside tu en el palacio el Iestin de los dioses, y
oiras con los demas inmortales que desgracias anuncia Zeus;
Iigurome que nadie, sea hombre o dios, se regocijara en el alma por
mas alegre que este en el banquete.
100 Dichas estas palabras, sentose la venerable Hera. AIligieronse
los dioses en la morada de Zeus. Aquella, aunque con la sonrisa en
- 66 -
los labios, no mostraba alegria en la Irente, sobre las negras cejas. E
indignada exclamo:
104 ¡Cuan necios somos los que tontamente nos irritamos contra
Zeus! Queremos acercarnos a el y contenerle con palabras o por
medio de la violencia; y el, sentado aparte, ni nos hace caso, ni se
preocupa, porque dice que en Iuerza y poder es muy superior a todos
los dioses inmortales. Por tanto, suIrid los inIortunios que
respectivamente os envie. Creo que al impetuoso Ares le ha ocurrido
ya una desgracia, pues murio en la pelea AscaIalo,
124
a quien amaba
sobre todos los hombres y reconocia por su hijo.
113 Asi hablo. Ares bajo los brazos, golpeose los muslos, y
suspirando dijo:
115 No os irriteis conmigo, vosotros los que habitais olimpicos
palacios, si voy a las naves aqueas para vengar la muerte de mi hijo;
iria aunque el destino hubiese dispuesto que me cayera encima el
rayo de Zeus, dejandome tendido con los muertos, entre sangre y
polvo.
119 Dijo, y mando a Deimo y a Fobo
125
que uncieran los caballos
mientras vestia las reIulgentes armas. Mayor y mas terrible hubiera
sido entonces el enojo y la ira de Zeus contra los inmortales; pero
Atenea, temiendo por todos los dioses se levanto del trono, salio por
el vestibulo, y quitandole a Ares de la cabeza el casco, de la espalda
124
Hermano gemelo de Yalmeno, hijo de Ares y Astioque. Participo en la
expedicion de los Argonautas y reino, con su hermano, en Orcomeno (Ibidem, pp.
90 y 624).
125
Fobo es hijo de Ares y de AIrodita. Fobo (el Panico, el miedo que hace al
guerrero batirse en retirada) es un genio hermano de Deimo (el Temor, el miedo
que paraliza); los dos son compañeros inseparables de su padre y, a veces,
conducen el carro del dios hasta la batalla (Ibidem, p. 262).
el escudo y de la robusta mano la pica de bronce, que apoyo contra
la pared, dirigio al impetuoso dios estas palabras:
128 ¡Loco, insensato! ¿Quieres perecer? En vano tienes oidos para
oir, o has perdido la razon y la vergüenza. ¿No oyes lo que dice
Hera, la diosa de niveos brazos, que acaba de ver a Zeus olimpico?
¿O deseas, acaso, tener que regresar al Olimpo a viva Iuerza, triste y
habiendo padecido muchos males, y causar gran daño a los otros
dioses? Porque Zeus dejara enseguida a los altivos teucros y a los
aqueos, vendra al Olimpo a promover tumulto entre nosotros, y
castigara, asi al culpable como al inocente. Por esta razon te exhorto
a templar tu enojo por la muerte del hijo. Algun otro superior a el en
valor y Iuerza ha muerto o morira, porque es diIicil conservar todas
las Iamilias de los hombres y salvar a todos los individuos.
142 Dicho esto, condujo a su asiento al Iuribundo Ares. Hera llamo
aIuera del palacio a Apolo y a Iris, la mensajera de los inmortales
dioses, y les dijo estas aladas palabras:
146 Zeus os manda que vayais al Ida lo antes posible; y cuando
hubiereis llegado a su presencia haced lo que os encargue y ordene.
149 La venerable Hera, apenas acabo de hablar, volvio al palacio y
se sento en su trono. Ellos bajaron en raudo vuelo al Ida, abundante
en manantiales y criador de Iieras, y hallaron al longividente
Cronion sentado en la cima del Gargaro, debajo de olorosa nube. Al
llegar a la presencia de Zeus, que amontona las nubes, se detuvieron;
y Zeus, al verlos, no se irrito, porque habian obedecido con presteza
las ordenes de Hera. Y hablando primero con Iris proIirio estas
aladas palabras:
158 ¡Anda, ve, rapida Iris! Anuncia esto al soberano Poseidon y
no seas mensajera Ialaz. Mandale que, cesando de pelear y combatir,
se vaya a la mansion de los dioses o al mar divino. Y si no quiere
obedecer mis palabras y las desprecia, reIlexione en su mente y en su
- 67 -
corazon si, aunque sea poderoso, se atrevera a esperarme cuando me
dirija contra el; pues le aventajo mucho en Iuerza y edad, por mas
que en su animo se crea igual a mi, a quien todos temen.
168 De este modo hablo. La veloz Iris, de pies veloces como el
viento, no desobedecio; y bajo de los montes ideos a la sagrada Ilion.
Como cae de las nubes la nieve o el helado granizo, a impulso del
Boreas, nacido en el eter, tan rapida y presurosa volaba la ligera Iris;
y deteniendose cerca del inclito Poseidon, asi le dijo:
174 Vengo, oh Poseidon, el de cerulea cabellera, a traerte un
mensaje de parte de Zeus, que lleva la egida. Te manda que, cesando
de pelear y combatir, te vayas a la mansion de los dioses o al mar
divino. Y si no quieres obedecer sus palabras y las desprecias, te
amenaza con venir a luchar contigo y te aconseja que evites sus
manos; porque dice que te supera mucho en Iuerza y edad, por mas
que en tu animo te creas igual a el, a quien todos temen.
184 Respondiole muy indignado el inclito Poseidon, que bate la
tierra: ¡Oh dioses! Con soberbia habla, aunque sea valiente, si dice
que me sujetara por Iuerza y contra mi querer, a mi, que disIruto de
sus mismos honores. Tres somos los hermanos nacidos de Rea y de
Cronos: Zeus, yo y el tercero Hades, que reina en los inIiernos. El
universo se dividio en tres partes para que cada cual imperase en la
suya. Yo obtuve por suerte habitar siempre en el espumoso y agitado
mar, tocaronle a Hades las tinieblas sombrias, correspondio a Zeus el
anchuroso cielo en medio del eter y las nubes; pero la tierra y el alto
Olimpo son de todos. Por tanto, no obrare segun lo decida Zeus; y
este, aunque sea poderoso, permanezca tranquilo en la tercia parte
que le pertenece. No pretenda asustarme con sus manos como si
tratase con un cobarde. Mejor Iuera que con esas vehementes
palabras riñese a los hijos e hijas que engendro, pues estos tendrian
que obedecer necesariamente lo que les ordenare.
200 Replico la veloz Iris, de pies veloces como el viento: ¿He de
llevar a Zeus, oh Poseidon, el de cerulea cabellera, una respuesta tan
dura y Iuerte? ¿No querrias modiIicarla? La mente de los sensatos es
Ilexible. Ya sabes que las Erinias se declaran siempre por los de mas
edad.
205 Contesto Poseidon, que sacude la tierra: ¡Diosa Iris! Muy
oportuno es cuanto acabas de decir. Bueno es que el mensajero
comprenda lo que es conveniente. Pero el pesar me llega al corazon
y al alma, cuando aquel quiere increpar con iracundas voces a quien
el hado hiciera su igual en suerte y destino. Ahora cedere, aunque
estoy irritado. Mas te dire otra cosa y hare una amenaza: si a
despecho de mi, de Atenea, que impera en las batallas, de Hera, de
Hermes y del rey HeIesto, conservare la excelsa Ilion e impidiere
que, destruyendola, alcancen los argivos una gran victoria, sepa que
nuestra ira sera implacable.
Homero, Iliada, Canto XV.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸15
- 68 -
Sarpedon muerto es sacado del campo de batalla
por Hipnos y Tanatos conducidos por Hermes
|Muerte de Sarpedon|
419 Sarpedon, al ver que sus compañeros, de corazas sin cintura,
sucumbian a manos de Patroclo Menetiada, increpo a los deiIormes
licios:
422 ¡Que vergüenza, oh licios! ¿A donde huis? Sed esIorzados.
Yo saldre al encuentro de ese hombre, para saber quien es el que asi
vence y tantos males causa a los teucros, pues ya a muchos valientes
les ha quebrado las rodillas.
426 Dijo, y salto del carro al suelo sin dejar las armas. A su vez
Patroclo, al verlo, se apeo del suyo. Como dos buitres de corvas uñas
y combado pico riñen, dando chillidos, sobre elevada roca, asi
aquellos se acometieron vociIerando. Violos el hijo del artero
Cronos, y compadecido, dijo a Hera, su hermana y esposa:
433 ¡Ay de mi! El hado dispone que Sarpedon, a quien amo sobre
todos los hombres, sea muerto por Patroclo Menetiada. Entre dos
propositos vacila en mi pecho el corazon: ¿lo arrebatare vivo de la
luctuosa batalla, para dejarlo en el opulento pueblo de la Licia, o
dejare que sucumba a manos del Menetiada?
439 Respondiole Hera veneranda, la de grandes ojos:
¡Terribilisimo Cronion, que palabras proIeriste! ¿Una vez mas
quieres librar de la muerte horrisona a ese hombre mortal, a quien
tiempo ha que el hado condeno a morir? Hazlo, pero no todos los
dioses te lo aprobaremos. Otra cosa voy a decirte que Iijaras en la
memoria: Piensa que si a Sarpedon le mandas vivo a su palacio,
algun otro dios querra sacar a su hijo del duro combate, pues muchos
hijos de los inmortales pelean en torno de la gran ciudad de Priamo,
y haras que sus padres se enciendan en terrible ira. Pero si Sarpedon
te es caro y tu corazon le compadece, deja que muera a manos de
Patroclo en reñido combate; y cuando el alma y la vida le
abandonen, ordena a la Muerte y al dulce Hipno que lo lleven a la
vasta Licia, para que sus hermanos y amigos le hagan exequias y le
erijan un tumulo y un cipo, que tales son los honores debidos a los
muertos.
458 Asi dijo. El padre de los hombres y de los dioses no
desobedecio, e hizo caer sobre la tierra sanguinolentas gotas para
honrar al hijo amado, a quien Patroclo habia de matar en la Iertil
Troya, lejos de su patria.
462 Cuando ambos heroes se hallaron Irente a Irente, Patroclo arrojo
la lanza, y acertando a dar en el empeine del ilustre Trasidemo,
escudero valeroso del rey Sarpedon, dejole sin vigor los miembros.
Sarpedon acometio a su vez; y despidiendo la reluciente lanza, erro
el tiro, pero hirio en el hombro derecho al corcel Pedaso, que
relincho mientras perdia el vital aliento. El caballo cayo al polvo, y
- 69 -
el espiritu abandono su cuerpo. Forcejearon los otros dos bridones
por separarse, crujio el yugo y enredaronse las riendas a causa de
que el caballo lateral yacia en el polvo. Pero Automedonte,
126
Iamoso por su lanza, hallo el remedio: desenvainando la espada de
larga punta que llevaba junto al Iornido muslo, corto
apresuradamente los tirantes del caballo lateral, y los otros dos se
enderezaron y obedecieron a las riendas. Y los heroes volvieron a
acometerse con roedor encono.
477 Entonces Sarpedon arrojo otra reluciente lanza y erro el tiro,
pues aquella paso por cima del hombro izquierdo de Patroclo sin
herirle. Patroclo despidio la suya y no en balde; ya que acerto a
Sarpedon y le hirio en el tejido que al denso corazon envuelve. Cayo
el heroe como la encina, el alamo o el elevado pino que en el monte
cortan con aIiladas hachas los artiIices para hacer un mastil de navio;
asi yacia aquel, tendido delante de los corceles y del carro,
rechinandole los dientes y cogiendo con las manos el polvo
ensangrentado. Como el rojizo y animoso toro, a quien devora un
leon que se ha presentado en la vacada, brama al morir entre las
mandibulas de la Iiera; asi el caudillo de los licios escudados, herido
de muerte por Patroclo, se enIurecia, y llamando al compañero, le
hablaba de este modo:
492 ¡Caro Glauco, guerrero aIamado! Ahora debes portarte como
Iuerte y audaz luchador; ahora te ha de causar placer la batalla
Iunesta, si eres valiente. Ve por todas partes, exhorta a los capitanes
licios a que combatan en torno de Sarpedon y deIiendeme tu mismo
con la pica. Sere para ti motivo constante de vergüenza y oprobio si,
126
Hijo de Diores que acude a la guerra de Troya al Irente de las diez naves
enviadas desde Esciros. Acompaña a Aquiles en el combate en calidad de auriga
hasta la muerte de este. Despues desempeña identica Iuncion con el hijo del heroe,
Neoptolemo, hasta la toma de la ciudad (Ibidem, p. 106).
sucumbiendo en el recinto de las naves, los aqueos me despojan de
la armadura. Pelea, pues, denodadamente y anima a todo el ejercito!
502 Asi dijo, y el velo de la muerte se extendio por sus ojos y su
rostro. Patroclo, sujetandole el pecho con el pie, le arranco el asta;
con ella siguio el corazon, y salieron a la vez la punta de la lanza y el
alma del guerrero. Y los mirmidones detuvieron los corceles de
Sarpedon, los cuales anhelaban y querian huir desde que quedo vacio
el carro de sus dueños.
Homero, Iliada, Canto XVI.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸16
Sobrenombres de Zeus y Hera
Permitanme concluir enumerando algunos de los muchos
sobrenombres de Zeus y Hera que o bien resumen historias ya
contadas o las ampliIican con rasgos a los que todavia no he dado
prominencia suIiciente.
El sobrenombre de Zeus siempre recurrente en Homero:
nephelegeretes, signiIica que se trataba del dios 'que amontona las
nubes¨. Este no es un sobrenombre en sentido propio como lo son
Ombrios o Hyetios: 'el dios de la lluvia¨, o Kataibates: 'el que
desciende¨; Kappotas: 'el de los aguaceros¨, o incluso Keraunos: 'el
Relampago¨. Todos estos apodos se reIieren a la cualidad de 'dios
de la atmosIera¨, una cualidad de Zeus que en nuestra mitologia
enIatizabamos menos que otras como Gamelios: 'dios del
Matrimonio¨, Teleios 'el que concede completitud¨, o Heraios: 'el
Zeus de Hera¨. A menudo lo llamabamos Pater: 'el Padre¨; y
- 70 -
tambien Patroos, Phratrios, Philios, Xenios e Hikesios, en tanto dios
de las comunidades, las razas y las hermandades, que llegaban a
incluir a los huespedes y a los extranjeros necesitados de proteccion.
Como Polieus era el dios de las ciudades. Como Boulaios era el
metietes, el dios del buen consejo que socorre a quienes lo consultan.
Como Basileus: 'Rey¨, tenia mas que ver con las proIundidades que
con el cielo. Como Soter: 'el Salvador¨, Ktesios: 'Protector de
Propiedades¨, y Melichios, el dios que podia ser apaciguado con
miel, el gentil dios de las proIundidades, aparecia con la Iorma de
una serpiente. El apodo Chthonios o Katachthonios se reIeria a una
esIera segunda, oscura, de Zeus, que contrastaba con su reino
brillante y superior del cielo y del Olimpo.
Entre los sobrenombres de Hera habia tres que se le daban en
el mismo lugar y que expresaban una triplicidad y una periodicidad
recordatoria de las Iases de la luna: Pais, 'la Doncella¨; Teleia, 'la
Llena¨; y Chera, 'la Solitaria¨. Bajo el segundo apelativo se volvia
especialmente Gamelia, Zygia, Syzygia: nuestra gran Diosa del
Matrimonio.
Karl Kerenyi, Los dioses de los griegos, Monte Avila Editores,
Caracas, 1997, pp. 114 y 115.
Hera
- 71 -
A r e s
Ares
A Ares
Ares mas que poderoso, abrumadora carga del carro de
guerra, el de aureo yelmo, de intrepido corazon, portador de escudo,
salvador de ciudades, revestido de bronce, brazo poderoso,
inIatigable, ardida lanza, valladar del Olimpo, padre de la Victoria,
que concluye con bien la guerra, auxiliador de la Justicia, dictador
para tus adversarios, guia de los varones mas justos. Poseedor del
cetro de la hombria, haces girar tu esIera de igneo resplandor entre
los prodigios de los siete caminos del eter,
127
donde los potros
Ilamigeros te conducen por siempre mas alla de la tercera orbita.
128
Oyeme, protector de los mortales, dispensador de la arrojada
juventud, mientras expandes desde lo alto sobre nuestra vida tu
suave brillo y tu Iuerza marcial.
¡Que pueda yo rechazar de mi cabeza la amarga cobardia,
doblegar en mi interior la pasion que engaña el alma y contener la
penetrante Iuerza del belico ardor, que me instiga a caminar por la
batalla glacial! Concedeme en cambio, bienaventurado, el valor para
permanecer dentro de las normas inviolables de la paz, huyendo del
Iragor de los enemigos y de violentos destinos de muerte.
'A Ares¨ (Himno nº 8), Himnos homericos, Editorial Gredos,
Madrid, 1978, p. 211).
Ares y Eros
127
Se reIiere a los planetas.
128
Marte era considerado el tercer planeta a partir del mas lejano entonces
conocido, Saturno.
- 72 -
Nacimiento de Marte
129
Habla Flora
130
Marte, si no lo sabes, nacio gracias a mi arte. Ruego a Jupiter
siga sin saberlo, como hasta ahora. La sagrada Juno sintio que
Jupiter no hubiese precisado su colaboracion cuando Minerva nacio
sin madre. Quise prometerle ayuda tres veces, tres veces quedo
agarrotada mi lengua; la razon de mi gran miedo era la colera de
Jupiter. 'Prestame auxilio, por Iavor ÷dijo÷, no descubrire al autor
y pondre por testigo a la divinidad del agua estigia.¨ 'Lo que deseas
÷le dije÷ te lo proporcionara una Ilor que te enviare de los huertos
olenios: es Ilor unica en mi jardin¨. Inmediatamente, corte con mis
dedos la Ilor resistente. Toque a Juno y ella se quedo en estado
cuando le toque el vientre. Y ya embarazada entro por Tracia y las
costas de la izquierda de la Propontide; sus deseos se hicieron
realidad y habia nacido Marte.
Ovidio, Fastos V, 230-259.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#ares
129
Dios venerado desde tiempos muy antiguos por los pueblos de la Italia central
con los nombres de Mars, Mauors o Marspiter, asimilado mas tarde al Ares
griego. Marte aparece en Roma como dios de la guerra, representando las Iuerzas
divinas que actuan en ella, aunque es tambien un dios rustico que preside la
vegetacion (Constantino Falcon Martinez y otros, Diccionario de la Mitologia
Clasica, tomo 2, Alianza Editorial, Madrid, 1986, p. 406).
130
Una de las divinidades latinas mas antiguas (.) Flora representaba el eterno
renacer de la vegetacion en primavera y, en este sentido, presidia la Iloracion,
tanto la de los cereales como la de la vid, arboles Irutales y plantas de recreo en
general (Ibidem, tomo 1, p.261).
Las Amazonas
131
Las Amazonas no eran muy acogedoras ni respetuosas de las
leyes, sino que las ocupaba la deplorable violencia y las obras de
Ares; pues en eIecto eran de la estirpe de Ares y de la ninIa
Harmonia, la cual le alumbro a Ares unas hijas belicosas.
Apolonio Rodio, Argonauticas II 990-994.
Traduccion M. Valverde Sanchez.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#ares
131
Las Amazonas son un legendario pueblo de mujeres guerreras hijas de Ares y,
muchas de ellas, de la ninIa Harmonia. Su nombre, segun la opinion mas
extendida, parece tener su origen en la costumbre de cortarles o quemarles un
pecho para que pudieran manejar el arco y la lanza mejor (su nombre en griego
signiIicaria sin senos). Sin embargo, dado que esta suposicion no encuentra
corroboracion alguna en las representaciones plasticas que de ellas conservamos,
otros han pensado que se trata de una palabra armenia que signiIica muferes-luna.
Su reino estaba situado a orillas del Termodonte, y se gobernaban sin intervencion
de hombres, con una reina a su Irente. Se unian una vez al año con extranjeros
para perpetuar la especie, pero solamente conservaban los hijos de sexo Iemenino,
dando muerte a los varones. Adoraban sobre todo a la diosa Artemis, por
considerarla aIin a ellas.
Su caracter belicoso aparece reIlejado en diversas leyendas en las que participaban
heroes griegos. Asi, por ejemplo, BeleroIonte combate contra ellas por orden del
rey Yobates. Heracles tambien debe luchar contra ellas para llevar a cumplimiento
el noveno trabajo ordenado por Euristeo: conseguir el cinturon que Ares habia
dado a su hija Hipolita, por entonces reina de las Amazonas. Acompañan a
Heracles en esta empresa Peleo, Telamon y Teseo. Este ultimo rapto a una de
ellas, llamada Antiope, de quien tuvo a Hipolito. El rapto motivo la invasion del
Atica por las Amazonas, quienes terminaron siendo derrotadas por Teseo.
Finalmente, durante la guerra de Troya, las encontramos, con Pentesilea al Irente,
como aliadas del rey Priamo. Pentesilea, tras grandes victorias, Iue muerta por
Aquiles (Ibidem, p. 37).
- 73 -
Hipolita entrega el cinturon a Heracles
Como noveno trabajo |Euristeo| ordeno a Heracles conseguir
el cinturon de Hipolita. Esta era la reina de las amazonas, que
habitaban cerca del rio Termodonte, pueblo sobresaliente en la
guerra, pues practicaban las costumbres viriles; y cada vez que, a
causa de relaciones sexuales, tenian hijos, criaban solo a las hembras
y les comprimian el pecho derecho para que no les estorbara al
lanzar la jabalina, mientras que les dejaban el izquierdo para
amamantar. Hipolita ostentaba el cinturon de Ares, simbolo de su
soberania.
Apolodoro, Biblioteca II, 5, 9.
Traduccion M. Rodriguez de Sepulveda.
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Alcipe, hija de Ares
.De Agraulo
132
y Ares nacio Alcipe. A esta trato de violarla
Halirrotio,
133
hijo de Poseidon y de la ninIa Eurite, pero Iue
descubierto y muerto por Ares. Poseidon lo acuso, y Ares, juzgado
en el Areopago por los doce dioses, Iue absuelto.
Apolodoro, Biblioteca III, 14, 2.
Traduccion M. Rodriguez de Sepulveda.
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El Areópago
Esta tambien una colina llamada Areopago porque Ares Iue
juzgado alli por primera vez, y ya he expuesto la leyenda de que
mato a Halirrotio y por que; dicen que despues Iue juzgado Orestes
por el asesinato de su madre. Hay un altar de Atenea Area, que
consagro cuando Iue absuelto. A las piedras no labradas sobre las
que estan en pie los acusados y los acusadores, a una la llaman
Hibris ('Ultraje¨) y a la otra Anedea ('Resentimiento¨).
Pausanias I, 28, 5.
Traduccion M. C. Herrero Ingelmo.
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132
Agraulo o Aglauro es hija de Cecrope y de Aglauro. Con Hermes es madre del
heroe Cerice, y con Ares, de Alcipe, la madre de Dedalo (Ibidem, p. 27).
133
Hijo de Poseidon y de la ninIa Eurite. Halirrotio intento violar a Alcipe, pero el
padre de la muchacha acudio en ese momento y le dio muerte (Ibidem, p. 278).
- 74 -
Rapto de la vestal Silvia
134
Romulo y Remo
134
Segun la leyenda, Silvia era hija de Numitor, rey de Alba Longa, y descendia
de Eneas. El hermano de Numitor, Amulio, ascendio al trono y asesino al hijo de
Numitor. Amulio obligo a Silvia a convertirse en una Vestal. Sin embargo, el dios
Marte secuestro a Silvia y la violo en un bosque. De esta violacion nacieron los
gemelos Romulo y Remo. Cuando Amulio se entero de esto, ordeno que a Rea
Silvia se la enterrara viva y que se matara a los gemelos. El bondadoso siervo al
que se le habia ordenado la tarea dejo a los gemelos en el Tiber, pero no los
asesino. El dios del rio encontro a los gemelos y los dejo al cuidado de una loba,
Luperca, que habia perdido a sus propios cachorros, para que los amamantara. El
dios Tiber rescato a Rea Silvia y se caso con ella. Cuando los gemelos Iueron a
Roma, derrocaron a su tio Amulio y restablecieron en el trono de Alba Longa a
Numitor (Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Rea¸Silvia).
Silvia, la vestal,
135
Iue una mañana en busca de agua con que
lavar los objetos sagrados. Se sento cansada en el suelo y se puso a
tomar el aire con el pecho descubierto, y se arreglo el pelo
alborotado. Sentada como estaba, le produjeron sueño los sauces
sombrios y los pajaros cantores y el murmullo ligero del agua. Marte
la vio, sintio deseos de ella y la poseyo como la habia deseado, y con
sus divinos recursos disimulo su ultraje. Desaparecio el sueño y ella
quedo embarazada; es de saber que a partir de entonces estaba en sus
entrañas el Iundador de la ciudad de Roma.
135
En la antigua Roma, una sacerdotisa consagrada a la diosa del hogar Vesta,
recibia el nombre de Vestal. Eran sacerdotisas publicas y, en tanto que tales,
constituian una excepcion en el mundo sacerdotal romano, que estaba casi por
entero compuesto de hombres.
Las seis vestales debian ser virgenes, de padre y madre reconocidos, y de gran
hermosura. Eran seleccionadas a la edad de seis a diez años. Una de sus mayores
responsabilidades era mantener encendido el Iuego sagrado del templo de Vesta,
situado en el Foro romano. Estaban tocadas con un velo en la cabeza y portaban
una lampara, naturalmente encendida, entre las manos.
El servicio como vestal duraba treinta años, diez de los cuales estaban dedicados al
aprendizaje, diez al servicio propiamente dicho y diez a la instruccion.
Transcurridos estos años podian casarse si querian.
Su ocupacion Iundamental era guardar el Iuego sagrado. Si este llegaba a
extinguirse, entonces se reunia el Senado, se buscaban las causas, se remediaban,
se expiaba el templo y se volvia a encender el Iuego. El Iuego era encendido
usando la luz solar como Iuente de ignicion. La vestal que hubiera estado de
guardia cuando el Iuego se apagaba, era azotada.
El perder la virginidad era considerado una Ialta peor incluso que el permitir que
se apagase el Iuego sagrado. Inicialmente, el castigo era la lapidacion; luego esta
pena Iue sustituida por el decapitamiento y el enterramiento en vida. Sin embargo,
solo se conocen veinte casos en los que esta Ialta Iue detectada y castigada (Ver:
http://es.wikipedia.org/wiki/Vestal).
- 75 -
Dijo el padre de la ciudad eterna: 'Arbitro de las armas, de
cuya sangre se me tiene por nacido, a partir de ti damos comienzo al
año romano; el primer mes llevara el nombre de mi padre¨.
ConIirmo sus palabras llamando al mes por el nombre del padre.
Cuentan que este detalle de amor Iilial Iue del agrado del dios.
Ovidio, Fastos III, 11-25, 73-80.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#ares
Marte y Augusto
Habia llegado Marte y al llegar habia dado señales de guerra.
El propio Vengador habia descendido del cielo a recibir sus honores
y el templo que se divisa en el Ioro de Augusto. El dios es grande y
su monumento tambien: no de otro modo debia habitar Marte en la
ciudad de su hijo. |Augusto| extendiendo las manos, dijo las
siguientes palabras: 'Ven, Marte, y sacia de sangre criminal la
espada, y que tu Iavor se incline por la causa mejor. Tendras un
templo, y si venzo yo, seras llamado El Vengador¨. Lo habia
prometido y regreso contento de derrotar al enemigo.
Ovidio, Fastos V, 550-578.
Traduccion Grupo Tempe.
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Un suouetaurilia
Fresco romano con representacion de una suouetaurilia
Padre Marte, te suplico y te ruego que seas benevolente y
propicio para mi, para mi casa y mi Iamilia; con esta intencion he
mandado que un suouetaurilia |cerdo, oveja y toro| desIile en torno
a mi campo, mi tierra, mi heredad, para que tu apartes las
enIermedades visibles e invisibles, la esterilidad y la destruccion, las
calamidades y las inclemencias del tiempo; que permitas que mis
cosechas y mis trigos, mis viñas y mis plantaciones Ilorezcan y
lleguen a la sazon; que guardes a mis pastores y que des salud y
Iortaleza a mi, a mi casa y a mi Iamilia; con esta intencion, para
puriIicar y hacer un sacriIicio expiatorio en Iavor de mi heredad, mi
tierra y mi campo, dignate aceptar la inmolacion de este
suouetaurilia de crias lechales.
Caton, Agricultura CXLI, 109.
Traduccion Grupo Tempe.
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- 76 -
Ares y la Guerra de Troya
422 Como las olas impelidas por el CeIiro se suceden en la ribera
sonora, y primero se levantan en alta mar, braman despues al
romperse en la playa y en los promontorios, suben combandose a lo
alto y escupen la espuma; asi las Ialanges de los danaos
136
marchaban sucesivamente y sin interrupcion al combate. Los
capitanes daban ordenes a los suyos respectivos, y estos avanzaban
callados (no se hubiera dicho que les siguieran a aquellos tantos
hombres con voz en el pecho) y temerosos de sus jeIes. En todos
relucian las labradas armas de que iban revestidos. Los teucros
137
avanzaban tambien, y como muchas ovejas balan sin cesar en el
establo de un hombre opulento, cuando al ser ordeñadas oyen la voz
de los corderos; de la misma manera elevabase un conIuso vocerio
en el ejercito de aquellos. No era igual el sonido ni el modo de
hablar de todos y las lenguas se mezclaban, porque los guerreros
procedian de diIerentes paises. A los unos los excitaba Ares; a los
otros, Atenea, la de brillantes ojos, y a entrambos pueblos, el Terror,
136
En la mitologia griega Danao (en griego Auvuoç) era el hermano gemelo de
Egipto, hijos del mitico rey egipcio Belo y de Anquioque. Por parte de su padre
descendia de Poseidon y la ninIa Libia. El mito de Danao es una leyenda de
Iundacion (o reIundacion) de Argos, una de las principales ciudades micenicas del
Peloponeso. En la Iliada de Homero, se designa comunmente como 'danaenos¨
(tribu de Danao`) y 'argivos¨ a las Iuerzas griegas enIrentadas a los troyanos
(http://es.wikipedia.org/wiki/Danaus).
137
En la mitologia griega Batia era hija o (menos comunmente) la tia del rey
Teucro, que gobernaba a la tribu conocida como teucros. Batia se caso con el rey
Dardano, hijo de Zeus y de Electra, a quien Teucro nombro su heredero. Con
Dardano, Batia Iue la madre de Ilo, Erictonio, Zacinto e Ideo. Batia dio su nombre
a una colina de la Troade, mencionada en La Iliada. Los teucros habitaban el area
del noreste de Asia Menor mas tarde llamada Troade, (Troas). Teucros se les
llama tambien a los troyanos (http://es.wikipedia.org/wiki/Bat°C3°ADa).
Fobo y la Discordia, insaciable en sus Iurores y hermana y
compañera del homicida Ares, la cual al principio aparece pequeña y
luego toca con la cabeza el cielo mientras anda sobre la tierra.
Entonces la Discordia, penetrando por la muchedumbre, arrojo en
medio de ella el combate Iunesto para todos y acrecio el aIan de los
guerreros.
Homero, Iliada, Canto XIII.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸4
|Ares y los Aloadas|
348 ¡Hija de Zeus, retirate del combate y la pelea! ¿No te basta
engañar a las debiles mujeres? Creo que si intervienes en la batalla te
dara horror la guerra, aunque te encuentres a gran distancia de donde
la haya.
352 Asi se expreso. La diosa retrocedio turbada y aIligida; Iris, de
pies veloces como el viento, asiendola por la mano, la saco del
tumulto cuando ya el dolor la abrumaba y el hermoso cutis se
ennegrecia; y como aquella encontrara al Iuribundo Ares sentado a
la izquierda de la batalla, con la lanza y los veloces caballos
envueltos en una nube, se hinco de rodillas y pidiole con instancia
los corceles de aureas bridas:
359 ¡Querido hermano! Compadecete de mi y dame los bridones
para que pueda volver al Olimpo, a la mansion de los inmortales. Me
duele mucho la herida que me inIirio un hombre, el Tidida, quien
seria capaz de pelear con el padre Zeus.
- 77 -
363 Dijo, y Ares le cedio los corceles de aureas bridas. AIrodita
subio al carro con el corazon aIligido; Iris se puso a su lado, y
tomando las riendas avispo con el latigo a aquellos, que gozosos
alzaron el vuelo. Pronto llegaron a la morada de los dioses, al alto
Olimpo; y la diligente Iris, de pies ligeros como el viento, detuvo los
caballos, los desuncio del carro y les echo un pasto divino. La diosa
AIrodita se reIugio en el regazo de su madre Dione,
138
la cual,
recibiendola en los brazos y halagandola con la mano, le dijo:
373 ¿Cual de los celestes dioses, hija querida, de tal modo te
maltrato, como si a su presencia hubieses cometido alguna Ialta?
375 Respondiole al punto la risueña AIrodita: Hiriome el hijo de
Tideo, Diomedes soberbio, porque sacaba de la liza a mi hijo Eneas
carisimo para mi mas que otro alguno. La enconada lucha ya no es
solo de teucros y aqueos, pues los danaos se atreven a combatir con
los inmortales.
381 Contesto Dione divina entre las diosas: SuIre el dolor, hija mia,
y soportalo aunque estes aIligida; que muchos de los moradores del
138
En la mitologia griega, Dione (en griego antiguo Aievq, 'reina divina¨) es una
diosa de vaga presencia que toma su Iorma mas concreta en el libro V de la Iliada
de Homero como madre de AIrodita, cuando esta va a su lado tras ser herida en
una batalla mientras protegia a su Iavorito e hijo Eneas. En este episodio, Dione
parece ser el equivalente de Gea, la Madre Tierra, a quien Homero tambien situaba
en el Olimpo. El nombre indoeuropeo de Dione en realidad es mas bien un titulo:
la 'Diosa¨, etimologicamente una Iorma Iemenina de Zeus. En obras posteriores a
la Iliada se llama a veces Dionea o incluso Dione a la propia AIrodita. En el muy
antiguo oraculo de Zeus en Dodona se consideraba a Dione esposa de Zeus en
lugar de a Hera, como muestran muchas de las inscripciones votivas
supervivientes. Aunque Dione no era una Titanide, segun Hesiodo, pues aparece
en su Teogonia entre la larga lista de Oceanides, Apolodoro si la consideraba
como tal. Un mitograIo posterior, Higino, aIirma que Dione es una pleyade, hija
de Atlas, y madre con Tantalo de Pelope, Niobe y Broteas.
(http://es.wikipedia.org/wiki/Dione¸(mitolog°C3°ADa).
Olimpo hemos tenido que tolerar oIensas de los hombres, a quienes
excitamos para causarnos, unos dioses a otros, horribles males. Las
tolero Ares, cuando Oto y el Iornido EIialtes, hijos de Aloeo,
139
lo
tuvieron trece meses atado con Iuertes cadenas en una carcel de
bronce: alli pereciera el dios insaciable de combate, si su madrastra,
la bellisima Eribea,
140
no lo hubiese participado a Hermes, quien
saco Iurtivamente de la carcel a Ares casi exanime, pues las crueles
ataduras lo agobiaban. Las tolero Hera, cuando el valeroso hijo de
AnIitrion hiriola en el pecho diestro con triIurcada Ilecha;
vehementisimo dolor atormento entonces a la diosa. Y las tolero
tambien el ingente Hades, cuando el mismo hijo de Zeus, que lleva
la egida, disparandole en la puerta del inIierno veloz saeta, a el, que
estaba entre los muertos, lo entrego al dolor: con el corazon aIligido,
traspasado de dolor pues la Ilecha se le habia clavado en la
robusta espalda y abatia su animo, Iue el dios al palacio de Zeus,
al vasto Olimpo, y Peon curole, que mortal no naciera, esparciendo
139
Se llama Aloadas a Oto y EIialtes, hijos de Poseidon y de IIimedia. Su madre,
enamorada del dios, se paseaba por la orilla del mar cogiendo olas y echandose
agua por su seno. Poseidon accedio por Iin, dandole dos hijos que llevaban el
nombre del marido de IIimedia, Aloeo (.) Estos dos gigantes, que a los nueve
años median diecisiete metros de altura y cuatro de ancho, pronto atacaron a los
dioses. Primero a Ares quiza porque habia provocado la muerte de Adonis
metiendolo en una vasija de bronce y teniendolo encadenado alli durante trece
meses, hasta que Hermes lo libero.
Quisieron asaltar el cielo poniendo el monte Osa sobre el Olimpo y el Pelion sobre
el Osa. Ademas, EIialtes quiso violar a Hera y Oto a Artemis, que provoco su
muerte transIormandose en cierva. Los dos hermanos intentaron cazarla y, al
disparar sus Ilechas cada uno de un lado, se mataron mutuamente. Los dioses los
castigaron despues de su muerte a ser atormentados por una lechuza y una
serpiente (Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 1, p. 35).
140
Madrastra de los Aloadas luego de la muerte de IIimedia
(http://elmestizo.wetpaint.com/page/LOS¹ALOADAS?t÷anon).
- 78 -
sobre la herida drogas calmantes. ¡Osado! ¡Temerario! No se
abstenia de cometer acciones neIandas y contristaba con el arco a los
dioses que habitan el Olimpo.
Homero, Iliada, Canto V.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸5
|Meriones e Idomeneo van al combate|
295 Asi dijo, y Meriones, igual al veloz Ares, entrando en la tienda,
cogio una broncinea lanza y Iue en seguimiento de Idomeneo,
141
141
Cretense hijo de Deucalion. Fue pretendiente de Helena, por lo que tuvo que ir
a Troya. Cuando estaban ya los griegos reunidos en Aulide, recibieron un emisario
cretense que anuncio que Idomeneo se uniria a ellos si Agamenon accedia a
compartir con el el mando. Agamenon estuvo de acuerdo, presentandose entonces
el rey cretense con ochenta naves. Tenia como lugarteniente a su sobrino
Meriones, hijo de Molo y nieto de Minos.
Fuerte y valiente, se presentaba en el combate con un yelmo adornado con dientes
de jabali y un escudo con un gallo pintado, señal de que era descendiente del Sol.
Destaco mucho en la lucha, sobre todo cuando peleo en torno al cadaver de
Patroclo. Se oIrecio a luchar contra Hector, aunque luego no Iue Iavorecido en el
sorteo; deIendio las naves cuando Hector las ataco y combatio con DeiIobo. En los
juegos Iunebres en honor de Aquiles gano la prueba de pugilato. Por ultimo, Iue
uno de los que entraron en Troya dentro del caballo de madera.
Durante su regreso, al producirse una terrible tormenta, hizo a Poseidon el voto de
sacriIicar, si es que se salvaba, lo primero que saliese a su encuentro al llegar a
Creta. El que primero los recibio Iue un hijo suyo. Idomeneo, resistiendose al
principio, consintio en sacriIicarlo, aunque algunos aseguran que el sacriIicio
quedo interrumpido. En cualquier caso una epidemia asolo Creta, por lo que sus
habitantes lo destronaron, viendose Iorzado a emigrar a Italia, donde Iundo la
ciudad de Salento.
muy deseoso de volver al combate. Como va a la guerra Ares,
Iunesto a los mortales, acompañado del Terror, su hijo querido,
Iuerte e intrepido, que hasta al guerrero valeroso causa espanto; y los
dos se arman y saliendo de la Tracia enderezan sus pasos hacia los
eIiros y los magnanimos Ilegias, y no escuchan los ruegos de ambos
pueblos, sino que dan la victoria a uno de ellos; de la misma manera,
Meriones e Idomeneo, caudillos de hombres, se encaminaban a la
batalla, armados de luciente bronce.
Homero, Iliada, Canto XIII.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸13
Hay, sin embargo, otra version sobre el destierro de Idomeneo. Cuando los griegos
mataron a Palamedes, su padre Nauplio prometio vengarse, venganza que cumplio
procurando que las mujeres de los combatientes engañasen a sus maridos. Asi lo
hizo con Meda, la mujer de Idomeneo, que cedio a las pretensiones de Leuco, un
cretense hijo de Talo, a quien el rey habia dejado al Irente de la isla. Segun esta
leyenda, Leuco mato al Iin a Meda y a su hija Clisitera, que se habian acogido en
un templo despues de haber sido arrojadas del palacio, matando ademas a otros
dos hijos de Idomeneo, Leuco e IIiclo. Cuando llego Idomeneo, Leuco lo desterro.
Otra tercera version, opuesta a la anterior, contaba que Idomeneo, al llegar, cego a
Leuco, volviendo a hacerse cargo del trono.
Estaba relacionado tambien este heroe con el reIran que aseguraba que todos los
cretenses eran unos mentirosos. Contaba la leyenda que cuando un dia Medea se
jacto de ser mas bella que Tetis, decidieron las dos someterlo al arbitrio de
Idomeneo, Iamoso tambien por su belleza. Idomeneo decidio a Iavor de Tetis, por
lo que Medea arrojo sobre los cretenses la maldicion de no decir nunca la verdad
(Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 2, pp. 350 y 351).
- 79 -
Cadmo y la serpiente de Ares
Cadmo y la serpiente
Atenea, Cadmo, Harmonia (o una ninIa) y Ares
'Una res¨, Febo dice, 'a tu encuentro saldra en unos solitarios
campos, 10
sin haber suIrido ningun yugo, y de curvo arado inmune.
Con ella de guia coge las rutas y, en la hierba que descanse,
unas murallas ponte a Iundar y beocias las llamas.¨
No bien Cadmo
142
habia descendido de la castalia caverna,
142
Cuando Zeus rapto a Europa, Agenor, rey de Tiro, ordeno a sus hijos Cadmo,
Fenix, Cilix y Taso que partiesen en busca de su hermana y no regresasen sin ella.
Cada hermano marcho en una direccion. Cadmo partio con su madre TeleIasa,
tambien llamada Argiope, llegando primero a Rodas, donde construyo un templo
en honor de Poseidon y creo un sacerdocio hereditario. Desembarco luego en Tera
y despues en el pais de los tracios. Alli murio TeleIasa, y Cadmo y sus
compañeros siguieron hasta DelIos. El oraculo les anuncio que abandonasen la
incustodiada, lentamente ve ir a una novilla, 15
sin que ningun signo de servidumbre en su cerviz llevara.
La sigue, y, marcado, lee las huellas de su paso,
y al autor de su ruta, a Febo, taciturno, adora.
Ya los vados del CeIiso, y de Panope habia evadido los campos:
la res se detuvo y levantando, especiosa con sus cuernos altos, 20
busqueda de Europa y que siguiesen a una vaca, construyendo una ciudad donde
esta se acostase. La vaca, marcada con una luna llena en cada ijada, llego hasta
Beocia. Cuando Cadmo aconsejo sacriIicar la vaca a Atenea y se dispusieron a
coger agua de la Iuente Castalia, encontraron alli una gran serpiente que acabo con
muchos de los compañeros del heroe. Este logro matarla con una piedra y, luego,
aconsejado por Atenea, sembro en la tierra los dientes de la serpiente. Cuando lo
hubo hecho, nacieron de ellos unos hombres armados, los Espartoi (hombres
sembrados). Cadmo, en grave peligro ante la actitud amenazadora de estos
hombres, arrojo piedras entre ellos, y, al momento, acusandose unos a otros de
haberlas arrojado, se mataron entre si tras una terrible lucha, sobreviviendo
solamente cinco, llamados Udeo, Ctonio, Equion, Hiperenor y Pelor, que se
oIrecieron a ayudar a Cadmo. Tuvo este, sin embargo, que servir a Ares como
esclavo durante ocho años, condenado por un tribunal divino por haber dado
muerte a la serpiente descendiente del dios.
Tras su liberacion, construyo la acropolis de Tebas, llamada Cadmea. Caso con
Harmonia, asistiendo a su boda todos los dioses olimpicos, como en la boda de
Tetis y Peleo. Fue entonces cuando recibio Harmonia sus Iamosos collar y velo,
regalos de HeIesto y AIrodita o Atenea, respectivamente, aunque algunos dicen
que se los regalo el propio Cadmo. Tuvo con Harmonia dos hijos, Ilirio y
Polidoro, y cuatro hijas, Ino, Autonoe, Semele y Agave.
Ya ancianos, dejaron el trono a Penteo, hijo de Agave y Equion, trasladandose al
pais de los enqueleos, a quienes Cadmo condujo en su lucha contra los ilirios.
Reinaron sobre este ultimo pueblo, despues de haber Iundado la ciudad de Butoe,
hasta que Iueron transIormados en negras serpientes, trasladandole entonces a la
Isla de los Bienaventurados. Fueron enterrados en Iliria, donde les sucedio en el
trono otro hijo suyo, Ilirio, tenido al Iin de su vida.
A Cadmo se le atribuia en Grecia la propagacion del alIabeto y el arte de Iundir los
metales. (Ibidem, tomo 1, pp. 121 y 122).
- 80 -
al cielo su Irente, con mugidos impulso las auras,
y asi, volviendose a mirar a los acompañantes que sus espaldas
seguian,
se postro, y su costado abajo en la tierna hierba.
Cadmo da las gracias y a esa peregrina tierra besos
une, y desconocidos montes y campos saluda. 25
Sus sacriIicios a Jupiter a hacer iba: manda ir a unos ministros
y buscar, las que libaran, de las vivas Iontanas ondas.
Una espesura vieja se alzaba, por ninguna segur violada,
y una gruta en el medio, de varas y mimbre densa,
eIectuando, humilde en sus ensambladuras de piedra, un arco, 30
Iecunda en Iertiles aguas; donde, escondida en su caverna,
una serpiente de Marte habia, por sus crestas insigne y su oro:
de Iuego rielan sus ojos, su cuerpo henchido todo de veneno,
y tres rielan sus lenguas, en triplice orden se alzan sus dientes.
Esta Iloresta, despues de que los marchados del pueblo tirio 35
con inIausto paso tocaron, y, bajada a las ondas,
la urna hizo un sonido, la cabeza saco de su larga caverna
la azulada serpiente y horrendos silbidos lanzo.
Se derramaron las urnas de sus manos, y la sangre abandono
su cuerpo y un subito temblor ocupa atonitos sus miembros. 40
Ella, escamosos, en volubles nexos sus orbes
tuerce, y de un salto se curva en inmensos arcos,
y en mas de media parte erguida hacia las leves auras
bajo si contempla todo el bosque y de tan grande cuerpo es, cuanto,
si toda la contemplas, la que separa a las gemelas Osas. 45
Y no hay demora, a los Ienicios, ya si para ella las armas preparaban
ya si la huida, ya si el mismo temor les prohibia ambas cosas,
ocupa: a estos de un mordisco, de largos abrazos a aquellos,
a estos mata con el aIlato de su Iunesto veneno.
Ovidio, Metamorfosis III, 9-49.
Traduccion Ana Perez Vega.
http://es.wikisource.org/wiki/Ovidio¸MetamorIosis¸III
La cadena de Zeus
Ares v Hermes
ARES. ¿Has visto, Hermes, que amenazas tan arrogantes e
inverosimiles nos ha dirigido Zeus? 'Si yo quisiera, dijo, echaria
desde el Cielo una cadena, y aunque vosotros, suspendiendoos de
ella, os empeñaseis con todas vuestras Iuerzas en echarme abajo,
trabajariais en vano: no conseguiriais moverme; en cambio, yo, si
quisiere, os levantaria muy alto, no ya a vosotros solos, sino tambien
a la tierra y al mar todo junto¨, y las demas bravatas que tu tambien
oiste.
143
No negare yo que sea mas Iuerte y poderoso que cada uno
de nosotros en particular; pero que nos aventaje a todos juntos en
terminos de que no podamos resistirle, ni aun amparandonos de la
tierra y del mar, eso nunca lo creere.
HERMES. Ten cuidado con lo que dices, Ares, que no es prudente
hablar asi; no vayamos a tener algun disgusto por una Irusleria.
ARES. ¿Acaso piensas que esto lo digo yo a todos y no tan solo a ti,
que se que eres reservado? Pero no puedo menos de decirte lo que
mas gracia me estaba haciendo mientras oia sus amenazas: me
acorde de que, cuando no hace mucho se sublevaron contra el
Poseidon, Hera y Atenea, y determinaron cogerlo y maniatarlo, paso
143
Homero, Iliada, VIII.
- 81 -
un miedo como el solo; y eso que no eran mas que tres. Por cierto
que si Tetis no se compadece de el, y llama en su auxilio al gigante
Briareo, el de los cien brazos, le aprisionan de seguro, sin que le
hubiera valido ni su rayo ni su trueno.
144
Con este recuerdo me
estaba retozando la risa durante su grandilocuente discurso.
HERMES. Que te calles, te digo; puede serte peligroso el decir
tales cosas, y a mi tambien el oirtelas.
Luciano, Dialogos escogidos, Libreria El Ateneo Editorial, Buenos
Aires, 1953, pp. 496 y 497.
Fobos
Mosaico procedente de Halicarnaso, S. IV d.C.
Apelaciones rituales de Ares
Thêritas: Bestial, brutal.
Hippios: El de los caballos.
Aphneios: Abundante.
Gynaikothoinas: Festejado por las mujeres.
144
Alude a las palabras de Aquiles a su madre Tetis. Iliada, I.
Apelaciones y epítetos poéticos
Brotoloigos: Homicida.
Andreiphontês: Asesino.
Miaiphonos: Manchado de sangre, Sanguinario.
Laossoos: Aliado de los hombres que luchan.
Teikhesiplêtês: Destructor de murallas o de ciudades.
Aatos polemoio: Insaciable de guerra.
Khalkeos: Broncineo.
Khalkokorustês: Armado con bronce.
Enkhespalos: El que porta la lanza.
Rhinotoros: Que atraviesa los escudos.
Oxus: Agudo (como una lanza).
Polemistês talaurinos: El que pelea con escudo.
Thoos: Rapido, Agil.
http://theoi.com/Cult/AresCult.html
Animales
La serpiente, el pajaro carpintero, el buitre y el aguila harpia.
Plantas
Probablemente el Iresno
Iconografía
El yelmo y la lanza.
- 82 -
H e f e s t o
Retorno de HeIesto al Olimpo
HeIesto, Dioniso, satiro, Hebe y Hera
A Hefesto
Canta, Musa de voz clara, a HeIesto, celebre por su talento, el
que, con Atenea la de ojos de lechuza, enseño esplendidos oIicios a
los hombres sobre la tierra, hombres que antes habitaban en grutas
en los montes como Iieras.
Ahora, instruidos en los oIicios por HeIesto, celebre por su
destreza, pasan comodamente la vida, hasta el dia que cumple el
año,
145
en sus propias moradas.
¡Seme, pues, propicio, HeIesto, y concedeme virtud y
prosperidad!
'A HeIesto¨ (Himno nº 20), Himnos homericos, Editorial Gredos,
Madrid, 1978, p. 262).
145
Esto es, 'durante todo el año¨.
Nacimiento de Hefesto
El santuario mas antiguo de Dioniso esta junto al teatro.
Dentro del recinto hay dos templos y dos Dionisos: el Eleutereo
146
y
el que hizo Alcamenes
147
de marIil y oro. Alli mismo hay pinturas de
Dioniso llevando a HeIesto al cielo. Los griegos dicen tambien esto:
que Hera arrojo a HeIesto cuando nacio, y el, que le guardaba
rencor, le envio como regalo un trono de oro que tenia unos lazos
invisibles, y que ella, cuando se sento, quedo atada, y que de los
otros dioses a ninguno quiso HeIesto obedecer, pero Dioniso pues
era en el que HeIesto mas conIiaba emborrachandole lo condujo al
cielo. Esto es lo que esta pintado, y tambien Penteo
148
y Licurgo
149
146
Epiteto de Dioniso que signiIica 'el liberador¨; tambien se le aplica a Eros (Ver
http://es.wikipedia.org/wiki/Dioniso#Ep.C3.ADtetos).
147
Escultor griego del primer clasicismo, de Lemnos y Atenas del siglo V a.C. Si
bien Alcamenes era mas joven que Fidias, resalto por la delicadeza y acabado de
sus obras, entre las que sobresalieron un Dioniso de marIil y oro, un HeIesto y una
AIrodita "de los jardines" (Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Alc°C3°A1menes).
148
Hijo de Equion y Agave, hija de Cadmo, Penteo encarna el tipo del impio
castigado por los dioses. Su historia esta relacionada con los prodigios que
acompañaron a la introduccion del culto de Dioniso en Tebas. Rey de la ciudad a
la sazon quiza tras haber derrocado a su tio Polidoro, Penteo se permitio tratar
a Dioniso de charlatan e impostor, llegando incluso a encarcelarlo. Despues de
haberse librado milagrosamente de sus cadenas, Dioniso persuade a Penteo para
que suba al monte Citeron a observar los excesos en que incurren las Bacantes.
Sube Penteo y se oculta en la copa de un pino, donde es descubierto por las
Bacantes que destrozan su cuerpo, creyendo, en su delirio, que se trata de un
animal salvaje. Es la propia Agave quien vuelve a la ciudad con la cabeza de su
hijo clavada en un tirso, pensando que es la de un leon (Constantino Falcon
Martinez y otros, Diccionario de la Mitologia Clasica, tomo 2, Alianza Editorial,
Madrid, 1986, p. 506).
149
La leyenda de Licurgo, hijo de Driante, es una ejempliIicacion mas del castigo
del impio. Ya Homero nos lo presenta como rey de los edones de Tracia, dedicado
- 83 -
pagando la pena por los ultrajes que inIligieron a Dioniso, Ariadna
150
dormida, Teseo haciendose a la mar y Dioniso llegando para raptar a
Ariadna.
a perseguir a Dioniso, quien huye, tembloroso, y es acogido por Tetis en el Iondo
del mar. Como castigo, Zeus cego a Licurgo y acorto los dias de su vida. En una
leyenda posterior es Dioniso mismo quien se encarga de la venganza: enloquece a
Licurgo y lo hace matar de un hachazo a su hijo Driante, tomandolo por un pie de
vid consagrado al dios. Despues del crimen, la tierra se vuelve esteril y un oraculo
indica que el unico remedio es descuartizar a Licurgo, lo que llevan a cabo
atandolo a cuatro caballos (Ibidem, p. 395).
150
Hija de Minos y de PasiIae. Cuando Teseo Iue a Creta para dar muerte al
Minotauro, Ariadna se enamoro de el y le dio el Iamoso hilo, gracias al cual pudo
el heroe encontrar la salida del laberinto. Teseo se llevo consigo a la muchacha,
pero, segun la tradicion mas comun, la abandono, dormida, en la isla de Naxos,
aprovechando una escala del barco; alli la encontro el dios Dioniso y la hizo su
esposa, regalandole como presente nupcial una magniIica corona de oro Iabricada
por HeIesto, que Iue convertida mas tarde en constelacion (la Corona Boreal),
Ariadna tuvo varios hijos de Dioniso; EstaIilo (Racimo), Enopion (Bebedor de
vino), Pepareto y Toante, el padre de Hipsipile, son los mas conocidos, pero la
lista incluye a veces algunos otros nombres.
Otras variantes del mito suponen que Ariadna se suicido en Naxos al despertar y
ver en el horizonte las velas del barco de Teseo, o bien que la diosa Artemis le dio
muerte en aquel lugar a instancias de Dioniso. Tambien hay discrepancias en la
tradicion sobre el motivo del abandono de Ariadna por Teseo. Unas veces se dice
que Teseo amaba a Egle, hija del Iocense Panopeo; otras, que Teseo habia
obedecido ordenes de Atenea o de Hermes; otras, que Dioniso, enamorado de la
muchacha, habia obligado a Teseo a que se la cediera, o bien la habia raptado.
Otro relato, en Iin, cuenta como Teseo llego con la muchacha hasta la isla de
Chipre, haciendola desembarcar alli para que descansara del viaje. Luego,
mientras trataba de amarrar las naves, la tempestad lo arrastro mar adentro,
obligandolo a seguir adelante; entre tanto, Ariadna habria muerto al dar a luz un
hijo concebido del heroe. De acuerdo con esta version, Teseo volvio a Chipre e
instituyo en la isla un ritual en honor de Ariadna.
La existencia en Chipre de un culto en honor de AIrodita-Ariadna, asi como otros
detalles del mito, han hecho sospechar modernamente que Ariadna Iuera en su
Pausanias 1, 20, 3.
Traduccion de Mª C. Herrero Ingelmo.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#heIesto
Hefesto en la Guerra de Troya
|El cetro de Agamemnon|
95 Agitose la junta, gimio la tierra y se produjo tumulto, mientras los
hombres tomaron sitio. Nueve heraldos daban voces para que
callaran y oyeran a los reyes, alumnos de Zeus. Sentaronse al Iin,
aunque con diIicultad, y enmudecieron tan pronto como ocuparon
los asientos. Entonces se levanto el rey Agamemnon, empuñando el
cetro que HeIesto hiciera para el soberano Jove Cronion este lo
dio al mensajero ArgiIontes; Hermes lo regalo al excelente jinete
Pelope,
151
quien, a su vez, lo entrego a Atreo, pastor de hombres;
origen una diosa cretense de la Iecundidad de la misma naturaleza que AIrodita,
pudiendo asi ser identiIicada con ella en varios lugares (Ibidem, tomo 1, pp. 85 y
86).
151
Hijo de Tantalo y heroe eponimo del Peloponeso. Es hermano de Niobe y
Proteas. En cuanto a su madre, se le suele dar el nombre de Eurianasa, aunque
algunas veces es tambien llamada Euritemiste o Clitia o Dione.
Cuando era niño, suIrio la accion criminal de su padre, quien, habiendo invitado
un dia a comer a los dioses, lo despedazo y se lo sirvio como comida para probar
su sabiduria. Horrorizados, se abstuvieron de comer todos los dioses, salvo
Demeter, que, distraida por el rapto de su hija, comio un hombro. Zeus recompuso
el cuerpo de Pelope y lo hizo resucitar, cambiando el hombro ingerido por
Demeter por uno de marIil. Este hombro, que se enseñaba en Elide como reliquia,
tenia propiedades curativas para quien lo tocase. Era Pelope tan bello despues de
su resurreccion que Poseidon se enamoro de el y lo hizo copero en el cielo, aunque
- 84 -
Atreo al morir lo lego a Tiestes, rico en ganado, y Tiestes lo dejo a
Agamemnon para que reinara en muchas islas y en todo el pais de
Argos, y descansando el rey sobre el arrimo del cetro, hablo asi a
los argivos:
Homero, Iliada, Canto II.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸2
mas tarde Iue despedido por robar ambrosia y nectar a los dioses; se llevo, no
obstante, como regalo de Poseidon, unos maravillosos caballos.
Reino en el monte Sipilo de Lidia, pero Iue expulsado de alli por el principe
troyano Ilo. Llevando consigo grandes tesoros se Iue a Pisa, en la Elide, donde
reinaba Enomao. Este rey tenia una hija, Hipodamia, a la que no queria casar, bien
por estar enamorado de ella, bien porque un oraculo le habia predicho que moriria
a manos de su yerno. Se valia para sus propositos de una carrera de carros en la
que competia con los pretendientes de su hija. El premio era Hipodamia, si vencia
el pretendiente; en caso de vencer Enomao, lo castigaba con la muerte. Llego a
matar de este modo a doce de ellos, gracias a la velocidad de sus caballos, que
eran regalo de Ares.
Cuando se presento Pelope, Hipodamia se enamoro de el y, sobornando al cochero
de Enomao, logro que este cambiase los ejes de madera del carro de su padre por
unos de cera, con lo que el carro se rompio y Enomao murio arrastrado por sus
caballos, consiguiendo asi Pelope casarse con Hipodamia. En honor de Enomao
instituyo, no obstante, unos juegos deportivos, los Juegos Olimpicos, que acabaron
extinguiendose, siendo luego renovados por Heracles. De estos juegos se decia
tambien que habian sido instituidos en realidad en honor de Hipodamia, despues
de la muerte de esta. Tuvo Pelope con Hipodamia varios hijos, de los que los mas
conocidos son Atreo, Piteo, Tiestes, Plistenes, Copreo, Crisipo (en algunas
versiones tenido por Pelope con Axioque) y Alcatoo, entre los varones, y
Astidamia, Nicipe y Lisidice, entre las hembras. A veces se le hace tambien padre
del bandido Esciron y de Sicion.
Fue enterrado en Pisa, pero mas tarde se exhumo su cadaver al predecir el adivino
Heleno que Troya no seria tomada si no eran llevados sus huesos a esta ciudad.
Despues se perdieron sus huesos en un nauIragio y Iueron encontrados por un
pescador (Ibidem, tomo 2, pp. 502-504).
|Los hijos del sacerdote de HeIesto|
1 Entonces Palas Atenea inIundio a Diomedes Tidida valor y
audacia, para que brillara entre todos los argivos y alcanzase
inmensa gloria, e hizo salir de su casco y de su escudo una incesante
llama parecida al astro que en otoño luce y centellea despues de
bañarse en el Oceano. Tal resplandor despedian la cabeza y los
hombros del heroe cuando Atenea lo llevo al centro de la batalla, alli
donde era mayor el numero de guerreros que tumultuosamente se
agitaban.
9 Hubo en Troya un varon rico e irreprochable, sacerdote de
HeIesto, llamado Dares; y de el eran hijos Fegeo e Ideo, ejercitados
en toda especie de combates. Estos iban en un mismo carro; y
separandose de los suyos, cerraron con Diomedes, que desde tierra y
en pie los aguardo. Cuando se hallaron Irente a Irente, Fegeo tiro el
primero la luenga lanza, que paso por cima del hombro izquierdo del
Tidida sin herirle; arrojo este la suya y no Iue en vano, pues se la
clavo a aquel en el pecho, entre las tetillas, y lo derribo por tierra.
Ideo salto al suelo, abandonando el magniIico carro, sin que se
atreviera a deIender el cadaver no se hubiese librado de la negra
muerte, y HeIesto lo saco salvo, envolviendolo en densa nube, a
Iin de que el anciano padre no se aIligiera en demasia. El hijo del
magnanimo Tideo se apodero de los corceles y los entrego a sus
compañeros para que los llevaran a las concavas naves. Cuando los
altivos teucros vieron que uno de los hijos de Dares huia y el otro
quedaba muerto entre los carros, a todos se les conmovio el corazon.
Y Atenea, la de brillantes ojos, tomo por la mano al Iuribundo Ares
y hablole diciendo:
31 ¡Ares, Ares, Iunesto a los mortales, manchado de homicidios,
demoledor de murallas! ¿No dejaremos que teucros y aquivos peleen
- 85 -
solos sean estos o aquellos a quienes el padre Zeus quiera dar
gloria y nos retiraremos, para librarnos de la colera de Zeus?
35 Dicho esto, saco de la liza al Iuribundo Ares y le hizo sentar en la
herbosa ribera del Escamandro. Los danaos pusieron en Iuga a los
teucros, y cada uno de sus caudillos mato a un hombre. Empezo el
rey de hombres Agamemnon con derribar del carro al corpulento
Odio, caudillo de los halizones: al volverse para huir, envasole la
pica en la espalda, entre los hombros, y la punta salio por el pecho.
Cayo el guerrero con estrepito y sus armas resonaron.
Homero, Iliada, Canto V.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸5
HeIesto y Tetis
|HeIesto Iorja las armas de Aquiles|
357 Lograste al Iin, Hera veneranda, la de grandes ojos, que
Aquileo, ligero de pies, volviera a la batalla. Sin duda nacieron de ti
los aqueos de larga cabellera.
360 Respondio Hera veneranda, la de grandes ojos: ¡Terribilisimo
Cronion! ¡Que palabras proIeriste! Si un hombre, no obstante su
condicion de mortal y no saber tanto, puede realizar su proposito
contra otro hombre, ¿como yo, que me considero la primera de las
diosas por mi abolengo y por llevar el nombre de esposa tuya, de ti
que reinas sobre los inmortales todos, no habia de causar males a los
teucros estando irritada contra ellos?
368 Asi estos conversaban. Tetis, la de los argentados pies, llego al
palacio imperecedero de HeIesto, que brillaba como una estrella,
lucia entre los de las deidades, era de bronce y habialo ediIicado el
Cojo en persona. Hallo al dios bañado en sudor y moviendose en
torno de los Iuelles, pues Iabricaba veinte tripodes que debian
permanecer arrimados a la pared del bien construido palacio y tenian
ruedas de oro en los pies para que de propio impulso pudieran entrar
donde los dioses se congregaban y volver a la casa. ¡Cosa admirable!
Estaban casi terminados, Ialtandoles tan solo las labradas asas, y el
dios preparaba los clavos para pegarselas. Mientras hacia tales obras
con sabia inteligencia, llego Tetis, la diosa de los argentados pies. La
bella Caris,
152
que llevaba luciente diadema y era esposa del ilustre
Cojo, viola venir, salio a recibirla, y, asiendola por la mano, le dijo:
152
Kharis es, como lo indica el nombre, la alegria. Tambien la veneracion de las
Carites (Kharites) porque la Kharis, igual que las Musas y las Horas, se
presentan ya en singular, ya en plural (generalmente tres) (.) Las Carites
conIieren a toda obra del hombre el brillo de lo atractivo y hermoso. Por eso
leemos acerca del divino orIebre HeIesto que su esposa era una Caris (.) Segun
- 86 -
385 ¿Por que, oh Tetis, la de largo peplo, venerable y cara, vienes
a nuestro palacio? Antes no solias Irecuentarlo. Pero sigueme, y te
oIrecere los dones de la hospitalidad.
388 Dichas estas palabras, la divina entre las diosas introdujo a Tetis
y la hizo sentar en un hermoso trono labrado, tachonado con clavos
de plata y provisto de un escabel para los pies. Y llamando a
HeIesto, ilustre artiIice, le dijo: ¡HeIesto! Ven aca, pues Tetis te
necesita.
Hesiodo (.) era Aglaya, 'la mas joven de las Carites. (.) la Caris brinda lo que
da alegria. Esto se reIiere a toda clase de gracia y cumplimiento; en particular al
amor entre el hombre y la mujer. Por eso, la poetisa SaIo llama a una niña impuber
akharis (la 'sin Caris), porque es demasiado joven para sentir y dar amor. Las
Carites e Himero (dios de la gracia y del anhelo amoroso) viven, segun Hesiodo,
en la vecindad de las Musas. A Pandora, seductora primera mujer que Zeus envia a
los hombres, la adornan de aros dorados las Carites y Peito, emparentada con
AIrodita, segun cuenta el mismo Hesiodo. Acerca de las mujeres encantadoras y
hermosas, leemos en el Catalogo de las muferes, de Hesiodo, que poseen el
resplandor y la belleza de las Carites. Por eso, las Carites se mencionan a menudo
juntamente con AIrodita.
Pero no solo al hombre le concede sus gracias la Caris, haciendole hermoso,
amable, ingenioso y Ieliz. Tambien en la naturaleza se revela, en el alegre crecer y
Ilorecer, en el conIortante encanto de la primavera. Plutarco nos habla de la
viejisima costumbre de las mujeres de Elide, de evocar con una cancion a Dionisos
para que venga 'al templo de Elide, el sagrado, con las Carites¨.
El mundo de las Carites, empero, muestra todo su ser solo si comprendemos que
la 'gracia¨, como Forma divina, no signiIica solo lo gracioso encantador, lo que
hace Ieliz con sus dones, sino tambien la alegria y gratitud de sentirse obsequiado.
Es el reino maravilloso del regalar y agradecer en uno, del dar con amor y del
recibir con amor, el reino vedado al derecho y la justicia, a la pretension y al
desquite, el reino de la gracia plena (Walter Otto, Teofania, Eudeba, Buenos Aires,
pp. 85-87).
393 Respondio el ilustre Cojo de ambos pies: Respetable y
veneranda es la diosa que ha venido a este palacio. Fue mi salvadora
cuando me toco padecer, pues vine arrojado del cielo y cai a lo lejos
por la voluntad de mi insolente madre, que me queria ocultar a causa
de la cojera. Entonces mi corazon hubiera tenido que soportar
terribles penas, si no me hubiesen acogido en el seno del mar Tetis y
Eurinome, hija del reIluente Oceano. Nueve años vivi con ellas
Iabricando muchas piezas de bronce broches, redondos brazaletes,
sortijas y collares en una cueva proIunda, rodeada por la inmensa
murmurante y espumosa corriente del Oceano. De todos los dioses y
los mortales hombres solo lo sabian Tetis y Eurinome, las mismas
que antes me salvaron. Hoy que Tetis, la de hermosas trenzas, viene
a mi casa, tengo que pagarle el beneIicio de haberme conservado la
vida. Sirvele hermosos presentes de hospitalidad, mientras yo recojo
los Iuelles y demas herramientas.
410 Dijo; y levantose al pie del yunque el gigantesco e inIatigable
numen, que al andar cojeaba arrastrando sus graciles piernas. Aparto
de la llama los Iuelles y puso en un arcon de plata las herramientas
con que trabajaba; enjugose con una esponja el sudor del rostro, de
las manos, del vigoroso cuello y del velludo pecho; vistio la tunica,
tomo el Iornido cetro, y salio cojeando, apoyado en dos estatuas de
oro que eran semejantes a vivientes jovenes, pues tenian inteligencia,
voz y Iuerza, y hallabanse ejercitadas en las obras propias de los
inmortales dioses. Ambas sostenian cuidadosamente a su señor, y
este, andando, se sento en un trono reluciente cerca de Tetis, asio la
mano de la deidad, y le dijo:
424 ¿ Por que, oh Tetis, la de largo peplo, venerable y cara, vienes
a nuestro palacio? Antes no solias Irecuentarlo. Di que deseas; mi
corazon me impulsa a realizarlo, si puedo y es hacedero.
- 87 -
428 Respondiole Tetis, derramando lagrimas: ¡Oh HeIesto! ¿Hay
alguna entre las diosas del Olimpo que haya suIrido en su animo
tantos y tan graves pesares como a mi me ha enviado el Cronion
Jove? De las ninIas del mar, unicamente a mi me sujeto a un
hombre, a Peleo Eacida,
153
y tuve que tolerar, contra toda mi
153
Era Peleo hijo de Endeis y de Eaco, y hermano de Telamon. Tenian ambos un
hermanastro, Foco, hijo de Eaco y de Psamate. Este Foco era el Iavorito de su
padre y descollaba sobre todo en las pruebas atleticas. Un dia, enterandose Peleo y
Telamon de que Eaco pensaba ceder la isla de Egina, su isla natal, a Foco,
decidieron matarlo. Le pidieron que compitiese con ellos en unas pruebas atleticas,
y Telamon lo derribo con un disco, como si Iuese accidentalmente, rematandolo
Peleo con un hacha. (.) Expulsado por su padre, Peleo huyo a la corte de Actor,
rey de Ftia, siendo puriIicado por su hijo Eurition. Incluso le concedio una tercera
parte de su reino y la mano de su hija Polimela, tambien llamada Antigona, con la
que tuvo una hija llamada Polidora. No ceso, sin embargo, de ser perseguido por
Psamate, la madre del hermanastro, que envio un lobo que devoraba sus rebaños,
aunque, por intervencion de Tetis, Iue convertido en una estatua de piedra.
Tampoco acabaron aqui sus desgracias, porque, cuando participaba con Eurition
en la caceria de Calidon, lo mato accidentalmente. Acompañado por Telamon
habia acometido a la Iiera con su jabalina, pero Telamon cayo, y Peleo corrio a
socorrerle cuando les atacaba el jabali. Atalanta logro salvarlos, mas en la
conIusion consiguiente Peleo atraveso con su jabalina a Eurition.
Tuvo que huir otra vez Peleo, siendo acogido en Yolco por el rey Acasto, que lo
puriIico. Alli se enamoro de el Astidamia, otras veces llamada Creteis o Hipolita,
la esposa de Acasto, que trato de seducirlo. Peleo se opuso, vengandose entonces
Astidamia de manera cruel. Primero comunico a Polimela que Peleo pensaba
abandonarla y casarse con Esterope, hija de Acasto. Polimela le creyo y se ahorco.
Pero, no contenta con eso, dijo a su marido Acasto que Peleo habia intentado
violarla. Acasto, no queriendo matar personalmente a quien habia puriIicado, lo
invito a una caceria. Alli destaco mucho Peleo con su espada, que no erraba nunca
el blanco y que habia sido regalo de los dioses por su castidad, y cobro gran
cantidad de piezas, a las que se limitaba a cortar la lengua. Cuando los demas
cazadores se burlaron de el creyendo que no habia cazado nada, les enseño todas
las lenguas y demostro asi su habilidad. Despues de una cena en la que Peleo
comio y bebio copiosamente, quedo proIundamente dormido, aprovechando
Acasto para robarle la espada y enterrarla cerca. Solo y desarmado, desperto Peleo
rodeado de belicosos centauros, que le hubiesen matado si Quiron no se hubiese
opuesto y le hubiese devuelto, ademas, su espada. Mas tarde Peleo se vengo de
Acasto, conquistando con Jason y los Dioscuros la ciudad de Yolco y
despedazando el cuerpo de Astidamia, que esparcio por toda la ciudad.
Participo tambien Peleo en otras muchas expediciones. Acompaño a Heracles
cuando este Iue a buscar el cinturon de Hipolita. Marcho con los argonautas,
participando en los juegos Iunerales en honor de Pelias, en los que vencio en la
lucha, si es que no Iue derrotado por Atalanta, como cuentan otras versiones.
Es conocido sobre todo Peleo por ser el padre de Aquiles. Con la nereida Tetis
querian casarse Zeus y Poseidon, y lo hubiesen hecho si no hubiese anunciado
Temis que quien se casase con ella tendria un hijo mas poderoso que su padre. La
concedieron entonces al mortal Peleo. Otras versiones cuentan que esta boda con
un mortal Iue un castigo, la venganza de Zeus porque Tetis no habia querido
unirse a el por respeto a Hera. Tetis se sintio oIendida por este plan de casamiento,
por lo que Peleo tuvo que posesionarse de ella a la Iuerza. Aconsejado por Quiron,
la acecho en una isla a la que Tetis solia ir a dormir la siesta montada en un delIin.
Cuando se durmio, Peleo la sujeto, pero Tetis, que podia cambiar de Iorma por ser
una divinidad marina, se transIormo en Iuego, agua, viento, tigre, leon, serpiente,
pajaro, y, por ultimo, en jibia, pero sin lograr que Peleo la soltase, por lo que se
rindio al Iin.
La boda se celebro en el monte Pelion, ante la cueva de Quiron, asistiendo los
doce dioses en sus tronos. Quiron le regalo una lanza de Iresno, en la que tambien
habian trabajado Atenea y HeIesto. Poseidon le regalo dos caballos inmortales, y
los demas dioses una armadura. En esta boda Iue cuando Eride arrojo la manzana
que habria de provocar la guerra de Troya.
No Iueron sin embargo muy Ielices, pues Tetis quemaba las partes mortales de los
hijos que iba teniendo con Peleo, tratando de hacerlos inmortales. Al septimo, de
nombre Aquiles, Peleo logro salvarlo, pues sorprendio a Tetis cuando estaba
haciendo sus practicas en el Iuego. Tetis, indignada por la intervencion de Peleo,
lo abandono, yendose a vivir al Iondo del mar.
Era ya muy viejo cuando se desencadeno la guerra de Troya, por lo que tuvo que
renunciar a ella. Accedio, sin embargo, a que Iuese su hijo, poniendolo al Irente de
los mirmidones, que le habian seguido desde Egina, asignandole como consejero a
- 88 -
voluntad, el talamo de un mortal que yace en el palacio rendido a la
triste vejez. Ahora me envia otros males: concediome que pariera y
alimentara a un hijo insigne entre los heroes que crecio semejante a
un arbol, lo crie como a una planta en terreno Iertil y lo mande a
Ilion en las corvas naves para que combatiera con los teucros, y ya
no le recibire otra vez porque no volvera a mi casa, a la mansion de
Peleo. Mientras vive y ve la luz del sol esta angustiado, y no puedo,
aunque a el me acerque, llevarle socorro. Los aqueos le habian
asignado como recompensa una moza y el rey Agamemnon se la
quito de las manos. Apesadumbrado por tal motivo, consumia su
corazon; pero los teucros acorralaron a los aqueos junto a los bajeles
y no los dejaban salir del campamento, y los proceres argivos
intercedieron con Aquileo y le oIrecieron esplendidos regalos.
Entonces, aunque se nego a librarles de la ruina, hizo que vistiera sus
armas Patroclo y enviolo a la batalla con muchos hombres.
Combatieron todo el dia en las puertas Esceas; y los aqueos hubieran
tomado la ciudad, a no haber sido por Apolo, el cual mato entre los
combatientes delanteros al esIorzado hijo de Menetio,
154
que tanto
estrago causara, y dio gloria a Hector. Y yo vengo a abrazar tus
rodillas por si quieres dar a mi hijo, cuya vida ha de ser breve,
escudo, casco, hermosas grebas ajustadas con broches, y coraza;
pues las armas que tenia las perdio su Iiel amigo al morir a manos de
los teucros, y Aquileo yace en tierra con el corazon aIligido.
Fenix a quien en tiempos habia acogido en su reino, y regalandole su
armadura, la lanza y los caballos. Cuando Aquiles murio, los hijos de Acasto
aprovecharon para expulsarlo de Ftia. Fue, sin embargo, ayudado por su nieto
Neoptolemo, que le devolvio su reino. Posteriormente, Peleo impidio que
Hermione diera muerte a Moloso, el hijo que Neoptolemo habia tenido con la
cautiva Andromaca. Al morir, Iue llevado por Tetis al Iondo del mar (Falcon
Martinez, Op.Cit., pp. 500-502).
154
Padre de Patroclo.
462 Contestole el ilustre Cojo de ambos pies: Cobra animo y no te
preocupes por las armas. Ojala pudiera ocultarlo a la muerte
horrisona cuando la terrible Parca se le presente, como tendra una
hermosa armadura que admiraran cuantos la vean.
468 Asi hablo; y dejando a la diosa, encaminose a los Iuelles, los
volvio hacia la llama, y les mando que trabajasen. Estos soplaban en
veinte hornos, despidiendo un aire que avivaba el Iuego y era de
varias clases: unas veces Iuerte, como lo necesita el que trabaja de
prisa, y otras al contrario, segun HeIesto lo deseaba y la obra lo
requeria. El dios puso al Iuego duro bronce, estaño, oro precioso y
plata; coloco en el tajo el gran yunque, y cogio con una mano el
pesado martillo y con la otra las tenazas.
478 Hizo lo primero de todo un escudo grande y Iuerte, de variada
labor, con triple ceneIa brillante y reluciente, provisto de una
abrazadera de plata. Cinco capas tenia el escudo, y en la superior
grabo el dios muchas artisticas Iiguras, con sabia inteligencia.
483 Alli puso la tierra, el cielo, el mar, el sol inIatigable y la luna
llena; alli las estrellas que el cielo coronan, las Pleyades, las Hiades,
el robusto Orion y la Osa, llamada por sobrenombre el Carro, la cual
gira siempre en el mismo sitio, mira a Orion y es la unica que deja
de bañarse en el Oceano.
490 Alli represento tambien dos ciudades de hombres dotados de
palabra. En la una se celebraban bodas y Iestines: las novias salian
de sus habitaciones y eran acompañadas por la ciudad a la luz de
antorchas encendidas, oianse repetidos cantos de himeneo, jovenes
danzantes Iormaban ruedos, dentro de los cuales sonaban Ilautas y
citaras, y las matronas admiraban el espectaculo desde los vestibulos
de las casas. Los hombres estaban reunidos en el Ioro, pues se habia
suscitado una contienda entre dos varones acerca de la multa que
debia pagarse por un homicidio: el uno, declarando ante el pueblo,
- 89 -
aIirmaba que ya la tenia satisIecha; el otro, negaba haberla recibido,
y ambos deseaban terminar el pleito presentando testigos. El pueblo
se hallaba dividido en dos bandos que aplaudian sucesivamente a
cada litigante; los heraldos aquietaban a la muchedumbre, y los
ancianos, sentados sobre pulimentadas piedras en sagrado circulo,
tenian en las manos los cetros de los heraldos, de voz potente, y
levantandose uno tras otro publicaban el juicio que habian Iormado.
En el centro estaban los dos talentos de oro que debian darse al que
mejor demostrara la justicia de su causa.
509 La otra ciudad aparecia cercada por dos ejercitos cuyos
individuos, revestidos de lucientes armaduras no estaban acordes; los
del primero deseaban arruinar la plaza y los otros querian dividir en
dos partes cuantas riquezas encerraba la hermosa poblacion. Pero los
ciudadanos aun no se rendian, y preparaban secretamente una
emboscada. Mujeres, niños y ancianos, subidos en la muralla, la
deIendian. Los sitiados marchaban, llevando al Irente a Ares y a
Palas Atenea, ambos de oro y con aureas vestiduras, hermosos,
grandes, armados y distinguidos, como dioses; pues los hombres
eran de estatura menor. Luego, en el lugar escogido para la
emboscada, que era a orillas de un rio y cerca de un abrevadero que
utilizaba todo el ganado, sentabanse, cubiertos de reluciente bronce,
y ponian dos centinelas avanzados para que les avisaran la llegada de
las ovejas y de los bueyes de retorcidos cuernos. Pronto se
presentaban los rebaños con dos pastores que se recreaban tocando
la zampoña, sin presentir la asechanza. Cuando los emboscados los
veian venir, corrian a su encuentro, se apoderaban de los rebaños de
bueyes y de los magniIicos hatos de blancas ovejas y mataban a los
guardianes. Los sitiadores, que se hallaban reunidos en junta, oian el
vocerio que se alzaba en torno de los bueyes, y montando agiles
corceles, acudian presurosos. Pronto se trababa a orillas del rio una
batalla, en la cual herianse unos a otros con broncineas lanzas. Alli
se agitaban la Discordia, el Tumulto y la Iunesta Parca, que a un
tiempo cogia a un guerrero con vida aun, pero recientemente herido,
dejaba ileso a otro y arrastraba, asiendolo de los pies, por el campo
de la batalla a un tercero que la muerte recibiera; y el ropaje que
cubria su espalda estaba teñido de sangre humana. Movianse todos
como hombres vivos, peleaban y retiraban los muertos.
541 Represento tambien una blanda tierra noval, un campo Iertil y
vasto que se labraba por tercera vez: aca y alla muchos labradores
guiaban las yuntas, y al llegar al conIin del campo, un hombre les
salia al encuentro y les daba una copa de dulce vino; y ellos volvian
atras, abriendo nuevos surcos, y deseaban llegar al otro extremo del
noval proIundo. Y la tierra que dejaban a su espalda negreaba y
parecia labrada, siendo toda de oro; lo cual constituia una singular
maravilla.
550 Grabo asimismo un campo de crecidas mieses que los jovenes
segaban con hoces aIiladas: muchos manojos caian al suelo a lo
largo del surco, y con ellos Iormaban gavillas los atadores. Tres eran
estos y unos rapaces cogian los manojos y se los llevaban abrazados.
En medio, de pie en un surco, estaba el rey sin desplegar los labios,
con el corazon alegre y el cetro en la mano. Debajo de una encina,
los heraldos preparaban para el banquete un corpulento buey que
habian matado. Y las mujeres aparejaban la comida de los
trabajadores haciendo abundantes puches de blanca harina.
- 90 -
Estructura del escudo de Aquiles
561 Tambien tallo una hermosa viña de oro cuyas cepas, cargadas de
negros racimos, estaban sostenidas por varas de plata. Rodeabanla
un Ioso de negruzco acero y un seto de estaño, y conducia a ella un
solo camino por donde pasaban los acarreadores ocupados en la
vendimia. Doncellas y mancebos pensando en cosas tiernas, llevaban
el dulce Iruto en cestos de mimbre; un muchacho tañia suavemente
la armoniosa citara y entonaba con tenue voz el hermoso canto de
Lino,
155
y todos le acompañaban cantando, proIiriendo voces de
jubilo y golpeando con los pies el suelo.
155
2) Hijo de Eagro y de la musa Caliope y, por tanto, hermano de OrIeo. Otras
veces, su padre resulta ser AnIimaro, hijo de Poseidon o Piero y su madre
otra de las musas, Urania, Clio o Terpsicore. En cualquier caso, Iue un musico
celebre y un maravilloso cantor, hasta el punto de haber provocado la envidia de
Apolo, que le habria dado muerte para librarse de tan importante rival. Pasaba por
inventor del ritmo y de la melodia, y se decia que habia compuesto numerosas
canciones y enseñado su arte a Tamiris y a OrIeo (Ibidem, p. 396).
573 Represento luego un rebaño de vacas de erguida cornamenta: los
animales eran de oro y estaño y salian del establo mugiendo, para
pastar a orillas de un sonoro rio junto a un Ilexible cañaveral. Cuatro
pastores de oro guiaban a las vacas y nueve canes de pies ligeros los
seguian. Entre las primeras vacas, dos terribles leones habian
sujetado y conducian a un toro que daba Iuertes mugidos.
Perseguianlos mancebos y perros. Pero los leones lograban desgarrar
la piel del animal y tragaban los intestinos y la negra sangre;
mientras los pastores intentaban, aunque inutilmente, estorbarlo, y
azuzaban a los agiles canes: estos se apartaban de los leones sin
morderlos, ladraban desde cerca: rehuian el encuentro de las Iieras.
587 Hizo tambien el ilustre Cojo de ambos pies un gran prado en
hermoso valle, donde pacian las candidas ovejas, con establos,
chozas techadas y apriscos.
590 El ilustre Cojo de ambos pies puso luego una danza como la que
Dedalo
156
concerto en la vasta Cnoso en obsequio de Ariadna, la de
156
Segun las tradiciones atenienses, hijo de Alcipe, una nieta de Cecrope. Su padre
habria sido Eupalamo, Palamaon o bien Metion. Destaco como escultor y como
arquitecto y, en este sentido, la tradicion lo ha hecho protagonista de varias
leyendas. Cuando su sobrino Talos, que trabajaba con el como discipulo, invento
la sierra, inspirandose en la mandibula de una serpiente. Dedalo, envidioso, lo
precipito desde lo alto de la Acropolis. El tribunal del Areopago lo expulso
entonces de la ciudad, y Dedalo busco reIugio en Creta, en la corte del rey Minos.
Alli realizo una serie de trabajos, todos los cuales revelaban el maximo ingenio.
Primero, hizo para PasiIae, esposa de Minos, una vaca tan perIecta que, engañado,
al toro de Poseidon, no dudo en aparearse con ella. Luego, construyo el laberinto,
conjunto de corredores de tal manera ensamblados que, una vez dentro de ellos,
era imposible hallar la salida. E1 Iue quien preparo el hilo de Ariadna, y, segun la
tradicion, habria construido tambien un tablado para los coros de danzantes y, por
otro lado, el automata de bronce Talos.
Cuando supo Minos quien habia hecho posible la victoria de Teseo sobre el
Minotauro, encerro a Dedalo y a su hijo Icaro tenido con la esclava cretense
- 91 -
lindas trenzas. Mancebos y doncellas hermosas, cogidos de las
manos, se divertian bailando: estas llevaban vestidos de sutil lino y
bonitas guirnaldas, y aquellos, tunicas bien tejidas y algo lustrosas,
como Irotadas con aceite, y sables de oro suspendidos de argenteos
tahalies. Unas veces, moviendo los diestros pies, daban vueltas a la
redonda con la misma Iacilidad con que el alIarero aplica su mano al
torno y lo prueba para ver si corre, y en otras ocasiones se colocaban
por hileras y bailaban separadamente. Gentio inmenso rodeaba el
baile y se holgaba en contemplarlo. Un divino aedo cantaba,
acompañandose con la citara; y en cuanto se oia el preludio, dos
saltadores hacian cabriolas en medio de la muchedumbre.
607 En la orla del solido escudo represento la poderosa corriente del
rio Oceano.
Naucratis en el laberinto. El ingenioso artiIice construyo entonces unas alas para
si y para su hijo, Iijandolas al cuerpo con cera, y de este modo pudieron salir del
encierro. Icaro perecio en la travesia, pero Dedalo llego sano y salvo a Cumas,
reIugiandose en Camico, ciudad de Sicilia, en el palacio del rey Cocalo. Poco
despues llego Minos, que habia salido en persecucion de Dedalo, y se proponia
encontrarlo gracias a un pequeño truco, inspirado en el del hilo de Ariadna.
Dedalo construyo para este rey una especie de embalse en el rio Alabon, unos
baños en Selinunte, una Iortaleza junto a Agrigento y una terraza para el templo de
AIrodita en el monte Erix. Dedalo es en la tradicion posterior el inventor por
antonomasia, el nombre al que se adscriben todos aquellos perIeccionamientos de
la arquitectura y de la escultura de epoca arcaica, cuyo origen resultaba ya
desconocido. Asi, por ejemplo, se le atribuia el haber abierto los ojos de las
primitivas estatuillas de madera y el haber separado sus piernas para darles mayor
sensacion de movilidad. De hecho, es diIicil saber si la Iigura de Dedalo tuvo una
existencia real o no es mas que un simbolo de la artes aplicadas en la epoca
arcaica, pero, en el caso de que el mito se reIiera a un personaje historico, Dedalo
habria sido cretense, y las leyendas que lo conectan con el linaje atico de Erecteo,
una adicion posterior (Ibidem, tomo 1, pp. 167 y 168).
609 Despues que construyo el grande y Iuerte escudo, hizo para
Aquileo una coraza mas reluciente que el resplandor del Iuego; un
solido casco, hermoso, labrado, de aurea cimera, que a sus sienes se
adaptara, y unas grebas de ductil estaño.
614 Cuando el ilustre Cojo de ambos pies hubo Iabricado las armas,
entregolas a la madre de Aquileo. Y Tetis salto, como un gavilan,
desde el nevado Olimpo, llevando la reluciente armadura que
HeIesto habia construido.
Homero, Iliada, Canto XVIII.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸18
|HeIesto incendia el rio Janto|
273 ¡Padre Zeus! ¿Como no viene ningun dios a salvarme a mi,
miserando, de la persecucion del rio; y luego suIrire cuanto sea
preciso. Ninguna de las deidades del cielo tiene tanta culpa como mi
madre que me halago con Ialsas predicciones: dijo que me matarian
al pie del muro de los troyanos, armados de coraza, las veloces
Ilechas de Apolo. ¡Ojala me hubiese muerto Hector, que es aqui el
mas bravo! Entonces un valiente hubiera muerto y despojado a otro
valiente. Mas ahora quiere el destino que yo perezca de miserable
muerte, cercado por un gran rio; como el niño porquerizo a quien
arrastran las aguas invernales del torrente que intentaba atravesar.
284 Asi se expreso. En seguida, Poseidon y Atenea, con Iigura
humana, cogieronle en medio y le asieron de las manos mientras le
animaban con palabras. Poseidon, que sacude la tierra, Iue el
primero en hablar y dijo:
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288 ¡Pelida! No tiembles, ni te asustes. ¡De tal manera vamos a
ayudarte con la venia de Zeus yo y Palas Atenea! Porque no dispone
el hado que seas muerto por el rio, y este dejara pronto de
perseguirte, como veras tu mismo. Te daremos un prudente consejo
por si quieres obedecer. No descanse tu brazo en la batalla Iunesta
hasta haber encerrado dentro de los inclitos muros de Ilion a cuantos
teucros logren escapar. Y cuando hayas privado de la vida a Hector,
vuelve a las naves; que nosotros te concedemos que alcances gloria.
298 Dichas estas palabras, ambas deidades Iueron a reunirse con los
demas inmortales. Aquileo, impelido por el mandato de los dioses,
enderezo sus pasos a la llanura inundada por el agua del rio, en la
cual Ilotaban cadaveres y hermosas armas de jovenes muertos en la
pelea. El heroe caminaba derechamente, saltando por el agua, sin
que el anchuroso rio lograse detenerlo; pues Atenea le habia dado
muchos brios. Pero el Escamandro
157
no cedia en su Iuror; sino que
irritandose aun mas contra el Pelida, hinchaba y levantaba a lo alto
sus olas y a gritos llamaba al Simois:
158
308 ¡Hermano querido! Juntemonos para contener la Iuerza de ese
hombre, que pronto tomara la gran ciudad del rey Priamo, pues los
teucros no le resistiran en la batalla. Ven al momento en mi auxilio;
aumenta tu caudal con el agua de las Iuentes, concita a todos los
arroyos, levanta grandes olas y arrastra con estrepito troncos y
piedras, para que anonademos a ese Ieroz guerrero que ahora triunIa
y piensa en hazañas propias de los dioses. Creo que no le valdran ni
su Iuerza, ni su hermosura, ni sus magniIicas armas, que han de
quedar en el Iondo de este lago cubiertas de cieno. A el le envolvere
157
Tambien llamado Janto.
158
En la mitologia griega, el Simois era un dios-rio de la Troade, hijo de Oceano y
de Tetis. Tiene su Iuente en el Monte Ida y se une al Escamandro en la llanura de
Troya (http://es.wikipedia.org/wiki/Simois).
en abundante arena, derramando en torno suyo mucho cascajo; y ni
siquiera sus huesos podran ser recogidos por los aquivos; tanto limo
amontonare encima. Y tendra su tumulo alli mismo, y no necesitara
que los aqueos se lo erijan cuando le hagan las exequias.
324 Dijo; y, revuelto, arremetio contra Aquileo, alzandose Iurioso y
mugiendo con la espuma, la sangre y los cadaveres. Las purpureas
ondas del rio, que las celestiales lluvias alimentan, se mantenian
levantadas y arrastraban al Pelida. Pero Hera, temiendo que el gran
rio derribara a Aquileo, grito, y dijo en seguida a HeIesto su hijo
amado:
331 ¡HeIesto, hijo querido!; pues creemos que el Janto voraginoso
es tu igual en el combate. Socorre pronto a Aquileo haciendo
aparecer inmensa llama. Voy a suscitar con el CeIiro y el veloz Noto
una gran borrasca, para que viniendo del mar extienda el destructor
incendio y se quemen las cabezas y las armas de los teucros. Tu
abrasa los arboles de las orillas del Janto, haz que arda el mismo rio
y no te dejes persuadir ni con palabras dulces ni con amenazas. No
cese tu Iuria hasta que yo te lo diga gritando; y entonces apaga el
Iuego inIatigable.
342 Tal Iue su orden. HeIesto, arrojando una abrasadora llama,
incendio primeramente la llanura y quemo muchos cadaveres de
guerreros a quienes habia muerto Aquileo; secose el campo, y el
agua cristalina dejo de correr. Como el Boreas seca en el otoño un
campo recien inundado y se alegra el que lo cultiva; de la misma
suerte, el Iuego seco la llanura entera y quemo los cadaveres. Luego
HeIesto dirigio al rio la resplandeciente llama y ardieron, asi los
olmos, los sauces y los tamariscos, como el loto, el junco y la juncia
que en abundancia habian crecido junto a la corriente hermosa.
Anguilas y peces padecian y saltaban aca y alla, en los remolinos o
- 93 -
en la corriente, oprimidos por el soplo del ingenioso HeIesto. Y el
rio, quemandose tambien, asi hablaba:
357 ¡HeIesto! Ninguno de los dioses te iguala y no quiero luchar
contigo ni con tu llama ardiente. Cesa de perseguirme y en seguida
el divino Aquileo arroje de la ciudad a los troyanos. ¿Que interes
tengo en la contienda ni en auxiliar a nadie?
361 Asi hablo, abrasado por el Iuego; y la hermosa corriente hervia.
Como en una caldera puesta sobre un gran Iuego, la grasa de un
puerco cebado se Iunde, hierve y rebosa por todas partes, mientras la
leña seca arde debajo; asi la hermosa corriente se quemaba con el
Iuego y el agua hervia, y no pudiendo ir hacia adelante, paraba su
curso oprimida por el vapor que con su arte produjera el ingenioso
HeIesto. Y el rio, dirigiendo muchas suplicas a Hera, estas aladas
palabras le decia:
369 ¡Hera! ¿Por que tu hijo maltrata mi corriente, atacandome a
mi solo entre los dioses? No debo de ser para ti tan culpable como
todos los demas que Iavorecen a los teucros. Yo desistire de
ayudarlos, si tu lo mandas; pero que este cese tambien. Y jurare no
librar a los troyanos del dia Iatal, aunque Troya entera llegue a ser
pasto de las voraces llamas por haberla incendiado los belicosos
aqueos.
377 Cuando Hera, la diosa de niveos brazos, oyo estas palabras, dijo
en seguida a HeIesto, su hijo amado:
379 ¡HeIesto, hijo ilustre! Cesa ya, pues no conviene que a causa
de los mortales, a un dios inmortal atormentemos.
381 Tal dijo. HeIesto apago la abrasadora llama, y las olas
retrocedieron a la hermosa corriente, y tan pronto como el Janto Iue
vencido, el y HeIesto cesaron de luchar; porque Hera, aunque
irritada, los contuvo.
Homero, Iliada, Canto XXI.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸21
Los amores de Ares y a Afrodita
Ares y AIrodita por Botticelli
266 Mas el aedo,
159
pulsando la citara, empezo a cantar
hermosamente los amores de Ares y AIrodita, la de bella corona:
como se unieron a hurto y por vez primera en casa de HeIesto, y
como aquel hizo muchos regalos e inIamo el lecho marital del
soberano dios. Helios, que vio el amoroso acceso, Iue en seguida a
contarselo a HeIesto; y este, al oir la punzante nueva, se encamino a
su Iragua, agitando en lo intimo de su alma ardides siniestros, puso
159
Aedo signiIica en griego antiguo aoidos, 'cantor¨, nominativo del verbo
aodein, 'cantar¨ y el nombre aode, 'oda¨, 'cancion¨. Era, en la Antigua Grecia,
un artista que cantaba epopeyas acompañandose de un instrumento musical, el
phorminx. Se distinguia del rapsoda, mas tardio, en que componia sus propias
obras (Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Aedo¸(poeta)).
- 94 -
encima del tajo el enorme yunque, y Iabrico unos hilos
inquebrantables para que permanecieran Iirmes donde los dejara.
Despues que, poseido de colera contra Ares, construyo esta trampa,
Iuese a la habitacion en que tenia el lecho y extendio los hilos en
circulo y por todas partes alrededor de los pies de la cama y
colgando de las vigas; como tenues hilos de araña que nadie hubiese
podido ver, aunque Iuera alguno de los bienaventurados dioses, por
haberlos labrado aquel con gran artiIicio. Y no bien acabo de sujetar
la trampa en torno de la cama, Iingio que se encaminaba a Lemnos,
ciudad bien construida, que es para el la mas agradable de todas las
tierras. No en balde estaba al acecho Ares, que usa aureas riendas; y
cuando vio que HeIesto, el ilustre artiIice, se alejaba, Iuese al palacio
de este inclito dios, avido del amor de Citerea, la de hermosa corona.
AIrodita, recien venida de junto a su padre, el prepotente Cronion, se
hallaba sentada; y Ares, entrando en la casa, tomola de la mano y asi
le dijo:
292 'Ven al lecho, amada mia, y acostemonos; que ya HeIesto no
esta entre nosotros, pues partio sin duda hacia Lemnos y los sinties
de barbaro lenguaje.¨
295 Asi se expreso; y a ella pareciole grato acostarse. Metieronse
ambos en la cama, y se extendieron a su alrededor los lazos
artiIiciosos del prudente HeIesto, de tal suerte que aquellos no
podian mover ni levantar ninguno de sus miembros; y entonces
comprendieron que no habia medio de escapar. No tardo en
presentarseles el inclito Cojo de ambos pies, que se volvio antes de
llegar a la tierra de Lemnos, porque Helios estaba en acecho y Iue a
avisarle. Encaminose a su casa con el corazon triste, detuvose en el
umbral y, poseido de Ieroz colera, grito de un modo tan horrible que
le oyeron todos los dioses:
306 '¡Padre Zeus, bienaventurados y sempiternos dioses! Venid a
presenciar estas cosas ridiculas e intolerables: AIrodita, hija de Zeus,
me inIama de continuo, a mi, que soy cojo, queriendo al pernicioso
Ares porque es gallardo y tiene los pies sanos, mientras que yo naci
debil; mas de ello nadie tiene la culpa sino mis padres, que no
debieron haberme engendrado. Vereis como se han acostado en mi
lecho, y duermen amorosamente unidos, y yo me angustio al
contemplarlo. Mas no espero que les dure el yacer de este modo, ni
siquiera breves instantes, aunque mucho se amen: pronto querran
entrambos no dormir, pero los engañosos lazos los sujetaran hasta
que el padre me restituya integra la dote que le entregue por su hija
desvergonzada. Que esta es hermosa, pero no sabe contenerse.¨ Asi
dijo; y los dioses se juntaron en la morada de pavimento de bronce.
Comparecio Poseidon, que ciñe la tierra; presentose tambien el
beneIico Hermes; llego asi mismo el soberano Apolo, que hiere de
lejos. Las diosas quedaronse, por pudor, cada una en su casa.
Detuvieronse los dioses, dadores de los bienes, en el umbral; y una
risa inextinguible se alzo entre los bienaventurados numenes al ver
el artiIicio del ingenioso HeIesto. Y uno de ellos dijo al que tenia
mas cerca:
329 'No prosperan las malas acciones y el mas tardo alcanza al mas
agil; como ahora HeIesto, que es cojo y lento, aprisiono con su
artiIicio a Ares, el mas veloz de los dioses que posee el Olimpo;
quien tendra que pagarle la multa del adulterio.¨
333 Asi estos conversaban. Mas el soberano Apolo, hijo de Zeus,
hablo a Hermes de esta manera:
335 '¡Hermes, hijo de Zeus, mensajero, dador de bienes! ¿Querrias,
preso en Iuertes vinculos, dormir en la cama con la aurea AIrodita?¨
338 Respondiole el mensajero ArgiIontes: '¡Ojala sucediera lo que
has dicho, oh soberano Apolo, que hieres de lejos! ¡Envolvieranme
- 95 -
triple numero de inextricables vinculos, y vosotros los dioses y aun
las diosas todas me estuvierais mirando, con tal que yo durmiese con
la aurea AIrodita!¨
343 Asi se expreso; y alzose nueva risa entre los inmortales dioses.
Pero Poseidon no se reia, sino que suplicaba continuamente a
HeIesto, el ilustre artiIice, que pusiera en libertad a Ares. Y,
hablandole, estas aladas palabras le decia:
347 'Desatale, que yo te prometo que pagara, como lo mandas,
cuanto sea justo entre los inmortales dioses.¨
349 Replicole entonces el inclito Cojo de ambos pies: 'No me
ordenes semejante cosa, oh Poseidon que ciñes la tierra, pues son
malas las cauciones que por los malos se prestan ¿Como te podria
apremiar yo ante los inmortales dioses, si Ares se Iuera suelto y,
libre ya de los vinculos, rehusara satisIacer la deuda?¨
354 Contesto Poseidon, que sacude la tierra: 'Si Ares huyere,
rehusando satisIacer la deuda, yo mismo te lo pagare todo.¨
357 Respondiole el inclito Cojo de ambos pies: 'No es posible, ni
seria conveniente negarte lo que pides.¨
359 Dicho esto, la Iuerza de HeIesto les quito los lazos. Ellos al
verse libres de los mismos, que tan recios eran, se levantaron sin
tardanza y Iueronse el a Tracia y la risueña AIrodita a Chipre y
PaIos, donde tiene un bosque y un perIumado altar. Alli las Carites
la lavaron, la ungieron con el aceite divino que hermosea a los
sempiternos dioses y le pusieron lindas vestiduras que dejaban
admirado a quien las contemplaba.
367 Tal era lo que cantaba el inclito aedo, y holgabase de oirlo
Odiseo y los Ieacios, que usan largos remos y son ilustres
navegantes.
Homero, Odisea, Canto VIII.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://www.odisea.com.mx/Texto¸y¸comentarios/Canto¸viii/Canto¸
viii.html
Hermes y Apolo envidien a Hefesto la hermosura de sus mujeres
Hermes v Apolo
HERMES. ¿Y eso, oh Apolo, de que HeIesto, siendo cojo y
ocupandose en un oIicio tan vil, tenga por esposas a las bellisimas
AIrodita y Caris?
APOLO. Caprichos de la Iortuna, Hermes; pero lo que mas me
maravilla es que puedan soportar su compañia, sobre todo cuando lo
ven lleno de sudor, encorvado sobre la Iragua y tiznado el rostro de
hollin; y, sin embargo, en ese estado lo abrazan y lo besan y
duermen con el.
HERMES. A mi tambien me irrita eso, y envidio a HeIesto. Peina
luego, oh Apolo, tu cabellera, y toca la citara y uIanate con tu
hermosura como yo con mi recia complexion y mi habilidad en la
lira: despues con todo, cuando llegue la hora de acostarnos
tendremos que dormir solos.
APOLO. Lo que es yo, soy bien desgraciado en amores: de las dos
personas que mas tiernamente he querido, DaIne
160
y Jacinto,
161
la
160
NinIa arcadia hija del rio Ladon, o tesalia hija del rio Peneo, o bien tebana, hija
del adivino Tiresias. Su madre era la Tierra. Fue uno de los Iracasos amorosos de
Apolo, porque cuando el dios trato de seducirla, DaIne huyo. A punto de ser
alcanzada, su padre la transIormo en laurel, planta a la que alude su nombre (Ver
Falcon Martinez, Op.Cit., pp. 163 y 164.
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una me aborrecio de tal modo que preIirio convertirse en arbol antes
que unirse a mi, y Jacinto perecio a un golpe del disco.
Ahora, en vez de sus personas, tengo solo coronas tejidas con las
Ilores de sus nombres.
162
HERMES. Pues yo, por Iin, a AIrodita. pero no conviene
vanagloriarse.
161
Hijo de Amidas, rey de Esparta, y de Diomede o bien, segun otra tradicion, de
Piero y de la musa Clio. Fue amado por el mitico poeta Tamiris de quien se
decia que habia sido el primer pederasta, y tambien por el propio Apolo. Un dia
en que Hiacinto y Apolo se entretenian con el disco, este, lanzado por el dios,
reboto Iatalmente en el suelo e hirio al muchacho, produciendole la muerte. Apolo,
incapaz de devolverle la vida, quiso, al menos, que su recuerdo permaneciera
imborrable: de la sangre del joven nacio una Ilor nueva, roja como la purpura y
con la Iorma del lirio, cuyos petalos llevan grabado un 'AI, AI¨, el lamento del
dios por la muerte de su amado (evidentemente no se trata de nuestro jacinto,
introducido mucho mas tarde en Europa por los turcos, sino de una variedad
especial del lirio). El poeta Ovidio, transmisor de esta leyenda, supone que la
misma Ilor surgio por segunda vez de la sangre del heroe Ayax, añadiendo que esa
especie de signos impresos en ella corresponden tambien a las iniciales de su
nombre (.) Otras versiones del mismo mito presentan al viento CeIiro desviando
el disco de Apolo y haciendo que alcance a Hiacinto para vengarse asi de un amor
no correspondido hacia el muchacho. En general, la tradicion relaciona la historia
de Hiacinto con la gran Iiesta laconia de los Hiacintia, que se celebraba todos los
años en el mes de mayo en honor de Hiacinto y de Apolo Amicleo. Es posible, por
otra parte, que esta Iabula, semejante a las de Adonis y Narciso, constituya un
recuerdo del antiguo ritual de la aspersion, en el cual la tierra era Iertilizada con la
sangre de un joven o de un niño sacriIicado con este proposito (Ibidem, pp.
328-329).
162
DaIne y Hiacinto, a mas de nombres propios de personas, signiIican
respectivamente laurel y la Ilor llamada jacinto. De aqui el epiteto de Apolo,
laureado, coronado de laurel.
Apolo. Lo se: y aun se dice que de ti tuvo a HermaIrodito.
163
Pero
dime, si es que lo sabes; ¿como no tiene celos AIrodita de Caris, o
esta de aquella?
HERMES. Porque Caris esta en Lemnos con el y AIrodita en el cielo;
y ademas, porque esta se entretiene mucho con Ares, y lo ama; de
suerte que se cuida muy poco del pobre herrero.
APOLO. Y eso, ¿crees tu que lo sabe HeIesto?
Hermes. Vaya si lo sabe; pero ¿que ha de hacer, viendose con un
joven vigoroso y por añadidura guerrero? Se resigna pacientemente.
Con todo, proyecta armarles unos lazos y cogerlos, pescandolos
como con red, en el lecho.
APOLO. No se lo que podra ocurrir; pero de todas maneras desearia
ser yo el pescado.
Luciano, Dialogos escogidos, Libreria El Ateneo Editorial, Buenos
Aires, 1953, pp. 480 y 481.
163
HermaIrodito es una divinidad bisexual, tal vez de origen oriental, quiza
originada a partir de ciertos ritos del matrimonio en los que ambos sexos
intercambiaban sus vestidos. Se contaba en Caria una leyenda sobre HermaIrodito,
que seria un hijo de Hermes y AIrodita dotado de gran belleza. Se enamoro de el
Salmacide, la ninIa de una Iuente, pero HermaIrodito la rechazo. Aprovechando
Salmacide que el joven se bañaba en sus aguas un dia, lo abrazo Iuertemente,
pidiendo a la vez a los dioses que les concedieran no poder separar nunca sus
cuerpos. Asi lo hicieron los dioses uniendolos en un ser de doble naturaleza.
Son Irecuentes las representaciones plasticas de HermaIrodito, a veces
acompañando a Dioniso (Falcon Martinez, Op.Cit., p. 323).
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Venus suplica a Vulcano que forje armas para Eneas
HeIesto
Cae la noche y abraza a la tierra con sus Ioscas alas.
Venus entonces, madre asustada en su corazon no sin motivo,
llevada de las amenazas de los laurentes y el duro tumulto
se dirige a Vulcano y asi comienza en el talamo aureo
de su esposo, inIundiendole divino amor con sus palabras:
'Mientras los reyes de Argos Pergamo devastaban,
que se les debia, y las torres que habian de caer bajo el Iuego
enemigo,
ni armas ni auxilio alguno demande para los desgraciados
de tu arte y tus mañas, ni quise, queridisimo esposo,
que inutilmente ejercitaras tu trabajo
aunque mucho debia a los hijos de Priamo
y a menudo llore la esIorzada tarea de Eneas.
164
Hoy anda en las riberas de los rutulos por mandato de Jove;
asi que, la misma, vengo suplicante y te pido, madre para mi hijo,
armas, numen sagrado. A ti pudo la hija de Nereo,
la esposa de Titono, con sus lagrimas ablandarte.
Mira que pueblos se reunen, que murallas aIilan
164
Eneas nace de la union de Anquises y AIrodita, y desciende, por tanto, al igual
que Priamo, del linaje de Dardano. Aunque no pertenece este heroe a la rama
reinante de la Iamilia real, sin embargo esta destinado a ser rey de los troyanos.
segun el vaticinio expresado por AIrodita al unirse a Anquises en el monte Ida:
Tendras un hifo que reinara entre los trovanos v otros hifos naceran de sus hifos
por siempre.
Mientras unas versiones aIirman que Eneas vivio en el monte Ida hasta la edad
viril, siendo criado y educado por las ninIas y el centauro Quiron, otros aIirman
que a los cinco años de edad Anquises llevo a su hijo a la ciudad y lo conIio a su
cuñado Alcatoo para que lo educase. En todo caso, Eneas no tomo parte en la
guerra de Troya hasta que Aquiles, en una de sus incursiones de pillaje, trato de
llevarse los rebaños que aquel tenia a su cargo. Perseguido por Aquiles, consiguio
Eneas reIugiarse en Lirneso, de donde, con la proteccion de Zeus, logro escaparse
una vez mas para poder incorporarse al ejercito troyano y colaborar en la deIensa
de la ciudad. La valentia en el combate y la piedad para con los dioses son las
caracteristicas mas acusadas de este heroe. Goza de gran prestigio en el ejercito
troyano, y lucha con arrojo Irente a los principales heroes griegos, aunque en
ocasiones lleve la peor parte y consiga salvar la vida tan solo por la Iavorable
intervencion de algun dios. Asi, cuando se enIrenta a Diomedes, AIrodita primero,
y Apolo despues, intervienen para salvar su vida. Pero, tan pronto como se ve a
salvo, Eneas acude de nuevo al campo de batalla, donde mata a Creton y a
Orsiloco. Cuando esta a punto de morir a manos de Aquiles, Poseidon envuelve a
Eneas en una nube para alejarlo de la presencia de aquel. Da muerte a Etalides y a
Medonte y combate con bravura en el ataque al campamento griego y en torno al
cadaver de Patroclo. Cuando se produjo la caida de Troya, Eneas, en medio del
saqueo en el que perdio la vida su esposa Creusa, consiguio abandonar la ciudad y
retirarse al monte Ida llevando en sus brazos a su hijo Ascanio, los dioses Penates
y el Paladio, y sobre su espalda al anciano Anquises (Ibidem, pp. 205-209).
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el hierro tras sus puertas cerradas contra mi y los mios.¨
Asi dijo; con sus brazos de nieve aqui y alla la diosa
anima al que duda en abrazo suave. El, sorprendido,
recibio la conocida llama, y un calor Iamiliar
penetro sus medulas y corrio por sus huesos derretidos,
no de otro modo que cuando, rota por el trueno corusco,
la chispa de Iuego brillando recorre con su luz las nubes;
lo noto, satisIecha de su maña y segura la esposa de su belleza.
Habla entonces el padre vencido por amor eterno:
'¿Por que buscas lejos las causas? ¿A donde Iue, diosa,
tu conIianza en mi? Si tu cuidado hubiera sido semejante,
aun entonces se nos habria permitido armar a los teucros;
ni el padre todopoderoso ni los hados vetaban que Troya
siguiera levantada y Priamo viviera otros diez años.
Y ahora, si quieres combatir y esa es tu voluntad
cuanto cuidado puedo prometer en mi arte,
cuanto puede sacarse del hierro o el liquido electro,
cuanto valen los Iuegos y las Iorjas, no dudes
en tus Iuerzas para lograrlo.¨ Con esas palabras
le dio los ansiados abrazos y derretido en el regazo
de su esposa busco el placido sopor en sus miembros.
Luego, cuando el descanso primero habia expulsado al sueño,
en el centro ya del curso de la noche avanzada, justo cuando la
mujer,
a quien se ha impuesto pasar la vida con la delicada Minerva
y la rueca, las cenizas aviva y el Iuego dormido
sumando la noche a sus tareas, y a la lampara Iatiga con pesado
trabajo a sus sirvientes para casto guardar el lecho
del esposo y poder criar a sus hijos pequeños:
no de otro modo el señor del Iuego ni en esa ocasion mas perezoso
salta del blando lecho a su trabajo de artesano.
junto a la costa sicana y a la Lipara eolia una isla
se alza erizada de peñascos humeantes,
bajo la cual truenan la gruta y de los Ciclopes los antros etneos
corroidos de chimeneas y se oyen los golpes que arrancan
gemidos a los yunques y en las cavernas rechinan
las barras de los calibes y el Iuego respira en los hornos,
de Vulcano morada y tierra de Vulcano por su nombre.
Aqui baja entonces el señor del Iuego de lo alto del cielo.
El hierro trabajaban los Ciclopes en su vasta guarida,
Brontes y Esteropes y Piragmon con el cuerpo desnudo,
ocupados estaban en terminar, en parte ya pulido,
un rayo de los muchos que lanza el padre por todo el cielo
a la tierra; otra parte estaba aun sin acabar.
Habian añadido tres puntas retorcidas de lluvia, tres de nube
de agua, tres del rojo Iuego y del alado Austro.
Fulgores horriIicos y trueno y espanto añadian ahora
a su trabajo y las iras a las llamas tenaces.
En otro lado preparaban a Marte su carro y las ruedas
veloces, con las que a las ciudades provoca y a los hombres;
y la egida terrible, arma de la enojada Palas,
se esIorzaban en cubrir de escamas de serpientes y de oro,
y las culebras enlazadas y la misma Gorgona en el pecho
de la diosa haciendo girar sus ojos sobre el cuello cortado.
'Retirad todo ¡dijo¡, dejad los trabajos empezados,
Ciclopes del Etna, y atencion prestadme:
armas hay que hacer para un hombre valiente. Ahora precisa es
la Iuerza, ahora las rapidas manos y el arte magistral.
Evitad todo retraso.¨ Y nada mas dijo, y ellos
raudos se pusieron al trabajo distribuyendo la tarea
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a suertes. Mana el bronce en arroyos y el metal del oro
y se licua el acero mortal en la vasta Iragua.
Forjan un escudo enorme, que solo se valga contra todos
los dardos de los latinos, y unen con Iuerza
las siete capas. Unos en Iuelles de viento las auras
cogen y devuelven, otros los estridentes bronces
templan en un lago: gime la caverna con el batir de los yunques.
Ellos alternadamente con mucha Iuerza levantan con ritmo
los brazos y hacen girar la masa con segura tenaza.
Virgilio, Eneida VIII, 370-415.
http://es.wikisource.org/wiki/Categor°C3°ADa:La¸Eneida
Nacimiento de Erictonio
HeIesto, Gea, Erictonio y Atenea
Respecto a este unos dicen que era hijo de HeIesto y de
Atide, la hija de Cranao,
165
y otros que de HeIesto y Atenea de la
165
Rey autoctono del Atica
siguiente manera: Atenea habia acudido a HeIesto para que le
Iabricase unas armas, pero el, que habia sido abandonado por
AIrodita, sucumbio de deseo por Atenea y comenzo a perseguirla,
pero ella se escapaba. Cuando tras mucho esIuerzo, pues era cojo,
consiguio acercarsele, intento poseerla, pero esta, que era casta y
virgen, no se dejo, y HeIesto eyaculo en la pierna de la diosa; ella
asqueada se limpio con un copo de lana y lo tiro al suelo. Atenea
salio huyendo y del semen caido en el suelo nacio Erictonio.
166
Lo
crio a escondidas de los dioses, deseosa de hacerlo inmortal.
Apolodoro, Biblioteca III, 14, 6.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/#heIesto
166
Heroe ateniense que se suponia habia nacido de la Tierra (.) Una conocida
leyenda atica vinculaba a Erictonio con la diosa Atenea. Deciase que el heroe
habia sido engendrado por la Tierra a partir del semen que dejara caer sobre ella el
dios HeIesto mientras trataba de unirse a Atenea por la Iuerza. Cuando nacio
Erictonio, Atenea lo puso en una cesta que entrego tapada a las hijas do Cecrope,
indicandoles que no debian abrirla; pero las muchachas desobedecieron y
quedaron horrorizadas al ver en ella a un niño rodeado de serpientes o, segun
otros, un niño cuyo cuerpo terminaba en una cola de serpiente. Sea como Iuere, el
pequeño salio huyendo y corrio a reIugiarse bajo la egida de Atenea, siendo criado
por la diosa en el templo de la Acropolis. Esta diosa, que se hallaba vinculada sin
duda al linaje de Cecrope y Erictonio, paso a ser la divinidad tutelar de la
Acropolis, y la serpiente, emblema de la Iamilia de los Erecteidas descendientes
del rey Erecteo, a quien la tradicion hacia nieto de Erictonio, conIundiendole en
muchos casos con el, Iiguro siempre en las representaciones de la diosa como
un atributo suyo caracteristico.
Mas tarde, Erictonio sucedio a Cecrope en el trono ateniense, si bien otra leyenda
pretendia que habia expulsado del mismo al entonces rey AnIiction, hijo de
Deucalion (Ibidem, pp.220-221).
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La creación de Pandora
Zeus, Hermes, HeIesto, Pandora
Ordeno |Zeus| al muy ilustre HeIesto mezclar cuanto antes
tierra con agua, inIundirle voz y vida humana y hacer una linda y
encantadora Iigura de doncella semejante en rostro a las diosas
inmortales.
Luego encargo a Atenea que le enseñara sus labores, a tejer
la tela de Iinos encajes. A la dorada AIrodita le mando rodear su
cabeza de gracia, irresistible sensualidad y halagos cautivadores; y a
Hermes, el mensajero ArgiIonte, le encargo dotarle de una mente
cinica y un caracter voluble.
Dio estas ordenes y aquellos obedecieron al soberano Zeus
Cronida. |Inmediatamente modelo de tierra el ilustre patizambo una
imagen con apariencia de casta doncella por voluntad del Cronida.
La diosa Atenea de ojos glaucos le dio ceñidor y la engalano. Las
divinas Gracias y la augusta Persuasion colocaron en su cuello
dorados collares y las Horas de hermosos cabellos la coronaron con
Ilores de primavera. Palas Atenea ajusto a su cuerpo todo tipo de
aderezos|; y el mensajero ArgiIonte conIiguro en su pecho mentiras,
palabras seductoras y un caracter voluble por voluntad de Zeus
gravisonante. Le inIundio habla el heraldo de los dioses y puso a esta
mujer el nombre de Pandora porque todos los que poseen las
mansiones olimpicas le concedieron un regalo, perdicion para los
hombres que se alimentan de pan.
Luego que remato su espinoso e irresistible engaño, el Padre
despacho hacia Epimeteo al ilustre ArgiIonte con el regalo de los
dioses, rapido mensajero. Y no se cuido Epimeteo de que le habia
advertido Prometeo no aceptar jamas un regalo de manos de Zeus
Olimpico, sino devolverlo acto seguido para que nunca sobreviniera
una desgracia a los mortales. Luego cayo en la cuenta el que lo
acepto, cuando ya era desgraciado.
En eIecto, antes vivian sobre la tierra las tribus de hombres
libres de males y exentas de la dura Iatiga y las penosas
enIermedades que acarrean la muerte a los hombres. Pero aquella
mujer, al quitar con sus manos la enorme tapa de una jarra los dejo
diseminarse y procuro a los hombres lamentables inquietudes.
Solo permanecio alli dentro la Espera, aprisionada entre
inIrangibles muros bajo los bordes de la jarra, y no pudo volar hacia
la puerta; pues antes cayo la tapa de la jarra |por voluntad de Zeus
portador de la egida y amontonador de nubes|. Mil diversas
amarguras deambulan entre los hombres: repleta de males esta la
tierra y repleto el mar. Las enIermedades ya de dia ya de noche van
y vienen a su capricho entre los hombres acarreando penas a los
mortales en silencio, puesto que el providente Zeus les nego el habla.
Y asi no es posible en ninguna parte escapar a la voluntad de Zeus.
Hesiodo, Trabafos v dias 60 ss.
www.inicia.es/de/diego¸reina/IilosoIia/Iilo/hesiodo¸trabajos¸y¸dias.
htm
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Apelaciones o epítetos poéticos de Hefesto
Klytos: Famoso, glorioso, renombrado.
Periklytos: Muy Iamoso, muy glorioso.
Agaklytos: Muy Iamoso, muy glorioso.
Klytomêtis: AIamado por sus habilidades, aIamado por sus obras y
por su astucia.
Polymetis: De muchos recursos, de multiples obras.
Klytotekhnês: Trabajador aIamado, de reconocida habilidad.
Polytekhnês: De muchas obras, de muchas artes.
Amphigyêeis: El cojo de ambos pies.
Kyllopodiôn: De pies que se arrastran, de pies torcidos.
Aithaloeis Theos: El que esta lleno de hollin.
Khalkeus: Forjador de bronce y de cobre.
Polyphrôn: Ingenioso, inventivo.
http://theoi.com/Cult/HephaistosCult.html#Poetic
Animales sagrados de Hefesto
El asno: A HeIestos se lo representa a menudo montado sobre un
asno. Bien sea en escenas relacionadas con su regreso al Olimpo
conducido por Dionisos, bien en la guerra contra los Gigantes o en
las bodas de Tetis y Peleo.
El perro guardián: Esta asociado al culto que se le rendia a HeIesto
en un templo situado en Sicilia, cerca del Etna, donde ardia un Iuego
perenne. Se decia que este templo estaba custodiado por perros que
eran amigables con los hombres de corazon honesto, que atacaban a
los que tenian sus manos manchadas con crimenes, y que a los
lujuriosos los amenazaban y los sacaban del templo.
La grulla: En los tiempos en que HeIesto Iue arrojado del Olimpo
por Hera, vivio en las riveras de Oceano. Alli emigraban las grullas
durante el invierno. En algunas representaciones el carro alado del
dios esta adornado con cabezas de estas aves.
http://theoi.com/Olympios/HephaistosTreasures.html#Animals
HeIesto en su carro adornado con grullas
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A t e n e a
Nacimiento de Atenea
Nacimiento de Atenea
A Atenea
Comienzo por cantar a Palas Atenea, la gloriosa deidad de
ojos de lechuza, la muy sagaz, dotada de corazon implacable, virgen
venerable, protectora de ciudadelas, la ardida Tritogenia.
A ella la engendro por si solo el prudente Zeus de su augusta
cabeza, provista de belicoso armamento de radiante oro.
Un religioso temor se apodero de todos los inmortales al
verla. Y ella, delante de Zeus egidiIero, salto impetuosamente de la
cabeza inmortal, agitando una aguda jabalina. El gran Olimpo se
estremecia terriblemente, bajo el impetu de la de ojos de lechuza. En
torno suyo, la tierra bramo espantosamente. Se conmovio, por tanto,
el Ponto, henchido de agitadas olas, y quedo de subito inmovil la
salada superIicie. Detuvo el ilustre hijo de Hiperion
167
sus corceles
de raudos pies por largo rato, hasta que se hubo quitado de sus
inmortales hombros las armas divinales la virgen Palas Atenea. Y se
regocijo el prudente Zeus.
Asi que te saludo a ti tambien, hija del egidiIero Zeus, que yo
tambien me acordare de otro canto y de ti.
'A Atenea¨ (Himno nº 12), Himnos homericos, Editorial Gredos,
Madrid, 1978, p. 291).
Olímpica VII (fragmento)
El dios de guedejas de oro,
168
desde su sacro recinto oloroso,
ordenole viaje naval de la costa de Lerna,
derecho al territorio por la mar rodeado,
donde antes el gran rey de los dioses con aureos copos
de nieve regara la ciudad,
cuando gracias a las artes de HeIesto, 35
por un golpe de hacha en bronce Iorjada, broto Atenea
por la alta coronilla de su padre
y grito '¡alala!¨ con inmenso clamor.
Urano y la madre Gea de erizaron de horror ante ella.
Entonces tambien, el dios que trae a los mortales la luz, el
|Hiperionida,
167
Helios, el Sol.
168
Se reIiere a Apolo.
- 103 -
guardar la Iutura obligacion ordeno a sus hijos: 40
que ellos, los primeros, a la diosa
erigieran un altar muy visible
y, oIreciendo una victima augusta,
al padre el corazon alegraran y a su hija de lanza estruendosa;
y alegrias reporta a los hombres el respeto de la prevision.
A veces, por cierto, llega del olvido una nube, sin que nadie lo
|advierta, 45
y aparta el recto camino de las acciones
lejos del pensamiento.
Asi tambien sin tener simiente
de la llama abrasante, a lo alto subieron. Con ritos sin Iuego
un recinto erigieron en la villa cimera. Sobre ella rubia nube condujo
Zeus y llovio mucho oro; y la misma Glaukôpis prestoles 50
en toda arte superar a los hombres con manos mejor trabajadoras.
Pindaro, 'Olimpica VII¨, Odas v fragmentos, Editorial Gredos,
Madrid, 1984, pp. 101-107.
Nacimiento de Atenea
Hefesto v Zeus
HEFESTO. ¿Que es, Zeus, lo que tengo que hacer? Heme aqui
provisto, como me mandaste, del hacha mas aIilada, por si es preciso
partir las piedras de un solo golpe.
ZEUS. Esta bien, HeIesto; descargame, pues, un Iuerte hachazo, y
divideme la cabeza en dos mitades.
HeIesto. ¿Quieres probar acaso si he perdido el juicio? Manda
verdaderamente lo que deseas que te haga.
ZEUS. Eso mismo: que me dividas el craneo. Y si desobedecieres.
no seria esta la primera vez que experimentases mi indignacion.
169
Pero es preciso que des el golpe con toda tu alma: no te detengas,
porque estoy mortiIicado por los dolores de parto que me trastornan
el cerebro.
HEFESTO. Mira, Zeus, no hagamos alguna atrocidad, porque el hacha
es aguda, y no te parteara sin eIusion de sangre, ni como lo haria
Ilitia.
ZEUS. Pega, HeIesto, sin miedo; que yo se lo que me conviene.
HEFESTO. Contra mi voluntad lo hago; pero te herire. ¿Que he de
hacer, mandandolo tu?... ¿Que es esto? ¡Una doncella armada! ¡Gran
mal, oh Zeus, tenias en la cabeza! Con razon ciertamente estabas
irritable, teniendo viva en el cerebro semejante doncella, y por
añadidura armada; seguramente tenias, sin saberlo, un campamento
en vez de cabeza. Y salta, y baila la danza pirrica,
170
y agita el
escudo, y blande la lanza, y se entusiasma; y lo mas grande es que se
ha hecho ya enteramente hermosa y rozagante en breve tiempo. Es, a
la verdad, de ojos azules; pero le sienta bien y la hermosea el yelmo.
Damela, oh Zeus, por esposa, como honorarios de mi asistencia al
parto.
ZEUS. Me pides un imposible, HeIesto; porque ella quiere
permanecer siempre doncella; y yo, por mi parte, no la contradigo.
169
Alude a su expulsion del Olimpo, cuando cogiendolo por un pie lo arrojo a la
isla de Lemnos.
170
La danza con armadura (llamada 'danza pirrica¨ o simplemente 'pirrica¨) era
un ritual de iniciacion para los jovenes que alcanzan la mayoria de edad, y estaba
vinculada a la celebracion de una victoria en la guerra
(http://es.wikipedia.org/wiki/Coribantes).
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HEFESTO. Eso es lo que yo queria: lo demas correra de mi cuenta, y
desde luego la robare.
ZEUS. Si te es Iacil, hazlo asi; pero yo se que pretendes lo que no es
posible.
Luciano, Dialogos escogidos, Libreria El Ateneo Editorial, Buenos
Aires, 1953, pp. 470 y 471.
Atenea y la guerra de Troya
|Atenea y Aquiles|
121 Replicole el divino Aquileo, el de los pies ligeros: ¡Atrida
gloriosisimo, el mas codicioso de todos! ¿Como pueden darte otra
recompensa los magnanimos aqueos? No se que existan en parte
alguna cosas de la comunidad, pues las del saqueo de las ciudades
estan repartidas, y no es conveniente obligar a los hombres a que
nuevamente las junten. Entrega ahora esa joven al dios
171
y los
171
Crises, al igual que su hermano Brises, es un sacerdote de Apolo en la ciudad
de Crisa, cuya hija Criseida, tambien llamada Astinome, Iue raptada por los
aqueos cuando estaba en una ciudad de Misia, y asignada a Agamenon. Acudio
Crises al campamento griego con un rescate, pero Iue groseramente despedido por
el rey, por lo que suplico a Apolo que lo vengase mandando una peste sobre los
aqueos, lo que hizo, en eIecto, el dios. Asustados los griegos, obligaron a
Agamenon a devolver a la muchacha, a lo el rey accedio de mala gana, no sin
antes haberla dejado encinta de un niño que se llamaria Crises, como su abuelo,
niño que Criseida pretendia que era de Apolo. Este niño, años mas tarde, Iue el
que ayudo a sus hermanastros Orestes e IIigenia cuando eran perseguidos por el
rey Toante, al que, entre todos, dieron muerte (Constantino Falcon Martinez et al.,
aqueos te pagaremos el triple o el cuadruple, si Zeus nos permite
tomar la bien murada ciudad de Troya.
130 Dijole en respuesta el rey Agamemnon: Aunque seas valiente,
deiIorme Aquileo, no ocultes tu pensamiento, pues ni podras
burlarme ni persuadirme. ¿Acaso quieres, para conservar tu
recompensa, que me quede sin la mia, y por esto me aconsejas que la
devuelva? Pues, si los magnanimos aqueos me dan otra conIorme a
mi deseo para que sea equivalente... Y si no me la dieren, yo mismo
me apoderare de la tuya o de la de Ayante, o me llevare la de
Odiseo, y montara en colera aquel a quien me llegue. Mas sobre esto
deliberaremos otro dia. Ahora, ea, botemos una negra nave al mar
divino, reunamos los convenientes remeros, embarquemos victimas
para una hecatombe y a la misma Criseida, la de hermosas mejillas,
y sea capitan cualquiera de los jeIes: Ayante, Idomeneo el divino
Odiseo o tu, Pelida, el mas portentoso de los hombres, para que
aplaques al Flechador con sacriIicios.
148 Mirandole con torva Iaz, exclamo Aquileo, el de los pies ligeros:
¡Ah impudente y codicioso! ¿Como puede estar dispuesto a
obedecer tus ordenes ni un aqueo siquiera, para emprender la marcha
o para combatir valerosamente con otros hombres? No he venido a
pelear obligado por los belicosos teucros, pues en nada se me
hicieron culpables no se llevaron nunca mis vacas ni mis caballos,
ni destruyeron jamas la cosecha en la Iertil Ptia, criadora de
hombres, porque muchas umbrias montañas y el ruidoso mar nos
separan sino que te seguimos a ti, grandisimo insolente, para darte
el gusto de vengaros de los troyanos a Menelao y a ti, cara de perro.
No Iijas en esto la atencion, ni por ello te preocupas y aun me
amenazas con quitarme la recompensa que por mis grandes Iatigas
Diccionario de la Mitologia Clasica, tomo 1, Alianza Editorial, Madrid, 1986, pp.
158 y 159).
- 105 -
me dieron los aqueos. Jamas el botin que obtengo iguala al tuyo
cuando estos entran a saco una populosa ciudad: aunque la parte mas
pesada de la impetuosa guerra la sostienen mis manos, tu
recompensa, al hacerse el reparto, es mucho mayor y yo vuelvo a
mis naves, teniendola pequeña, pero grata, despues de haberme
cansado en el combate. Ahora me ire a Ptia, pues lo mejor es
regresar a la patria en las concavas naves: no pienso permanecer aqui
sin honra para proporcionarte ganancia y riqueza.
172 Contesto el rey de hombres Agamemnon: Huye, pues, si tu
animo a ello te incita; no te ruego que por mi te quedes; otros hay a
mi lado que me honraran, y especialmente el provido Zeus. Me eres
mas odioso que ningun otro de los reyes, alumnos de Zeus, porque
siempre te han gustado las riñas, luchas y peleas. Si es grande tu
Iuerza un dios te la dio. Vete a la patria llevandote las naves y los
compañeros, y reina sobre los mirmidones; no me cuido de que estes
irritado, ni por ello me preocupo, pero te hare una amenaza: Puesto
que Febo Apolo me quita a Criseida, la mandare en mi nave con mis
amigos; y encaminandome yo mismo a tu tienda, me llevare a
Briseida, la de hermosas mejillas, tu recompensa, para que sepas
cuanto mas poderoso soy y otro tema decir que es mi igual y
compararse conmigo.
188 Tal dijo. Acongojose el Pelida, y dentro del velludo pecho su
corazon discurrio dos cosas: o, desnudando la aguda espada que
llevaba junto al muslo, abrirse paso y matar al Atrida, o calmar su
colera y reprimir su Iuror. Mientras tales pensamientos revolvia en
su mente y en su corazon y sacaba de la vaina la gran espada, vino
Atenea del cielo: enviola Hera, la diosa de niveos brazos, que amaba
cordialmente a entrambos y por ellos se preocupaba. Pusose detras
del Pelida y le tiro de la blonda cabellera, apareciendose a el tan
solo; de los demas, ninguno la veia. Aquileo, sorprendido, volviose y
al instante conocio a Palas Atenea, cuyos ojos centelleaban de un
modo terrible. Y hablando con ella, pronuncio estas aladas palabras:
202 ¿Por que, hija de Zeus, que lleva la egida, has venido
nuevamente? ¿Acaso para presenciar el ultraje que me inIiere
Agamemnon, hijo de Atreo? Pues te dire lo que me Iiguro que va a
ocurrir: Por su insolencia perdera pronto la vida.
206 Dijole Atenea, la diosa de los brillantes ojos: Vengo del cielo
para apaciguar tu colera, si obedecieres; y me envia Hera, la diosa de
niveos brazos, que os ama cordialmente a entrambos y por vosotros
se preocupa. Ea, cesa de disputar, no desenvaines la espada e
injuriale de palabra como te parezca. Lo que voy a decir se cumplira:
Por este ultraje se te oIreceran un dia triples y esplendidos presentes.
Dominate y obedecenos.
215 Contesto Aquileo, el de los pies ligeros: Preciso es, oh diosa,
hacer lo que mandais aunque el corazon este muy irritado. Obrar asi
es lo mejor. Quien a los dioses obedece, es por ellos muy atendido.
219 Dijo; y, puesta la robusta mano en el argenteo puño, envaino la
enorme espada y no desobedecio la orden de Atenea. La diosa
regreso al Olimpo, al palacio en que mora Zeus, que lleva la egida,
entre las demas deidades.
223 El hijo de Peleo, no amainando en su ira, denosto nuevamente al
Atrida con injuriosas voces: ¡Borracho, que tienes cara de perro y
corazon de ciervo! Jamas te atreviste a tomar las armas con la gente
del pueblo para combatir, ni a ponerte en emboscada con los mas
valientes aqueos; ambas cosas te parecen la muerte. Es, sin duda,
mucho mejor arrebatar los dones, en el vasto campamento de los
aqueos, a quien te contradiga. Rey devorador de tu pueblo, porque
mandas a hombres abyectos...; en otro caso, Atrida, este Iuera tu
ultimo ultraje. Otra cosa voy a decirte y sobre ella prestare un gran
juramento: Si, por este cetro, que ya no producira hojas ni ramos,
- 106 -
pues dejo el tronco en la montaña; ni reverdecera, porque el bronce
lo despojo de las hojas y de la corteza, y ahora lo empuñan los
aqueos que administran justicia y guardan las leyes de Zeus (grande
sera para ti este juramento). Algun dia los aquivos todos echaran de
menos a Aquileo, y tu, aunque te aIlijas, no podras socorrerles
cuando sucumban y perezcan a manos de Hector, matador de
hombres. Entonces desgarraras tu corazon, pesaroso por no haber
honrado al mejor de los aqueos.
245 Asi se expreso el Pelida; y tirando a tierra el cetro tachonado
con clavos de oro, tomo asiento. El Atrida, en el opuesto lado, iba
enIureciendose. Pero levantose Nestor, suave en el hablar, elocuente
orador de los pilios, de cuya boca las palabras Iluian mas dulces que
la miel habia visto perecer dos generaciones de hombres de voz
articulada que nacieron y se criaron con el en la divina Pilos y
reinaba sobre la tercera y benevolo les arengo diciendo:
254 ¡Oh dioses! Que motivo de pesar tan grande para la tierra
aquea! Alegrarianse Priamo y sus hijos, y regocijarianse los demas
troyanos en su corazon, si oyeran las palabras con que disputais
vosotros, los primeros de los danaos lo mismo en el consejo que en
el combate. Pero dejaos convencer, ya que ambos sois mas jovenes
que yo.
260 En otro tiempo trate con hombres aun mas esIorzados que
vosotros, y jamas me desdeñaron. No he visto todavia ni vere
hombre como Piritoo,
172
Driante, pastor de pueblos; Ceneo,
173
172
Es un heroe lapita hijo de Dia y de Ixion, aunque algunas veces es considerado
como hijo de Zeus y de la misma Dia.
Participo en la caceria del jabali de Calidon y mas tarde se hizo amigo de Teseo.
Segun una version, habiendo oido Piritoo hablar mucho de Teseo, decidio probar
su valor robandole unos rebaños, hasta que un dia se encontraron y se aprestaron
Exadio, PoliIemo,
174
igual a un dios, y Teseo Egida,
175
que parecia
un inmortal. Criaronse estos los mas Iuertes de los hombres; muy
para enIrentarse. Pero, antes de empezar a luchar, seducido el uno por el otro,
sellaron un pacto y se hicieron amigos.
Caso Piritoo con Hipodamia, hija de Butes o de Adrasto. Piritoo invito a sus
parientes los Centauros, quienes, ebrios, trataron de raptar en medio de la boda a
las mujeres y de violar a Hipodamia. Los Centauros y los Lapitas lucharon
terriblemente, venciendo por Iin estos ultimos, tras haber matado Piritoo y Teseo a
muchos centauros. Con Hipodamia tuvo Piritoo un hijo, Polipetes, participante
mas tarde en la guerra de Troya.
Ayudo a Teseo en la lucha contra las Amazonas, y despues eIectuaron los dos la
bajada a los InIiernos, que signiIico su ruina. Muerta Hipodamia y ahorcada Fedra,
decidieron los dos amigos casarse solo con hijas de Zeus. Raptaron primero a
Helena, que Iue para Teseo, bien por sorteo, bien por eleccion de ella, y se
dispusieron luego a raptar a PerseIone, la hija de Demeter. Lograron entrar en los
InIiernos, pero no pudieron volver a salir. Hades habia simulado acogerlos
benevolamente y los invito a comer en su mesa, pero, al querer levantarse, no
pudieron hacerlo. Mas tarde, Heracles rescato a Teseo, pero, cuando iba a hacer lo
mismo con Piritoo, la tierra temblo, comprendiendo el heroe que no era posible el
rescate del lapita, que hubo de quedar eternamente sentado en la 'silla del olvido¨.
Segun Higinio, habria participado en la expedicion de los Argonautas (Ibidem,
tomo 2, pp. 518 y 519).
173
Abuelo de Leonteo, uno de los dos caudillos lapitas que acudieron a la guerra
de Troya, Ceneo es un lapita hijo de Elato. Se cuenta que habia nacido mujer,
llevando el nombre de Cenide. Poseidon se enamoro de ella y la complacio en lo
que era su deseo, convertirse en un hombre invulnerable. En esta nueva condicion,
Ceneo intervino en la lucha entre los Centauros y los Lapitas; como quiera que los
primeros no pudieron vencerlo con sus armas, comenzaron a lanzar sobre el
troncos de abeto, hasta que lograron sepultarlo vivo. Se contaba que bajo este peso
Ceneo habia bajado hasta el Tartaro, pero tambien que habia logrado escapar del
acoso al convertirse en un ave de alas resplandecientes, tal vez un Ilamenco. Se
incluia en el catalogo de los Argonautas, asi como sus hijos Corono, Foco y Priaso
(Ibidem, tomo 1, pp. 137 y 138).
174
Lapita hijo de Elato y de Hipe. Participo en el combate entre los Centauros y
los Lapitas y luego en la expedicion de los Argonautas. cuando la nave Argo
- 107 -
Iuertes eran y con otros muy Iuertes combatieron: con los
montaraces Centauros, a quienes exterminaron de un modo
estupendo. Y yo estuve en su compañia habiendo acudido desde
Pilos, desde lejos, desde esa apartada tierra, porque ellos mismos me
llamaron y combati segun mis Iuerzas. Con tales hombres no
pelearia ninguno de los mortales que hoy pueblan la tierra; no
obstante lo cual, seguian mis consejos y escuchaban mis palabras.
Prestadme tambien vosotros obediencia, que es lo mejor que podeis
arribo a las costas de Misia, PoliIemo se quedo alli y Iundo la ciudad de Cios,
junto al rio del mismo nombre (Ibidem, tomo 2, p. 526).
175
Teseo es el heroe nacional ateniense, considerado, sobre todo, como un
campeon de la justicia y un deIensor de los oprimidos. Su leyenda Iue muy
inIluenciada por la de Heracles, de quien se le hace contemporaneo y amigo. Con
el conquista el Vellocino de Oro, con el combate contra las Amazonas y, con el, es
Teseo un matador de bandidos y monstruos y Iundador de concursos gimnasticos.
Son continuas las alusiones a Teseo en obras literarias, especialmente atenienses,
pero sobre todo nos cuentan sus hazañas Plutarco en sus Jidas Paralelas v
Apolodoro.
El padre humano de Teseo es Egeo, el rey de Atenas. Se contaba que este,
desesperado por no tener hijos, Iue a DelIos a consultar al oraculo su problema.
No comprendiendo bien la respuesta que recibio, marcho a Trecen, donde reinaba
el rey Piteo, esperando que este, hombre reputado por su sabiduria, entendiese la
contestacion del oraculo. Piteo, en eIecto, lo entendio y, emborrachando a Egeo, le
incito a unirse con su hija Etra. Asi lo hizo Egeo y, de esta union, nacio Teseo. Se
atribuye, sin embargo, a Teseo un padre divino, Poseidon, que, en algunos
mitograIos, habria violado a Etra la misma noche en que ella se habia unido a
Egeo.
En la primera y mas conocida version, Egeo se marcho, dejando a Etra
embarazada, despues de haber escondido sus sandalias y su espada debajo de una
enorme roca. Recomendo entonces a Etra que, si les nacia un varon, le enseñase,
cuando Iuese adulto, el lugar donde habia escondido estos objetos y que, si lograba
levantar la roca y posesionarse de ellos, marchase a Atenas para ayudarle en su
lucha contra los Palantidas (Ver TESEO, Op.Cit., tomo 2, pp. 593-599).
hacer. Ni tu, aunque seas valiente, le quites la moza, sino dejasela,
puesto que se la dieron en recompensa los magnanimos aqueos, ni
tu, Pelida, quieras altercar de igual a igual con el rey, pues jamas
obtuvo honra como la suya ningun otro soberano que usara cetro y a
quien Zeus diera gloria. Si tu eres mas esIorzado, es porque una
diosa te dio a luz; pero este es mas poderoso, porque reina sobre
mayor numero de hombres. Atrida, apacigua tu colera; yo te suplico
que depongas la ira contra Aquileo, que es para todos los aqueos un
Iuerte antemural en el pernicioso combate.
285 Respondiole el rey Agamemnon: Si, anciano, oportuno es
cuanto acabas de decir. Pero este hombre quiere sobreponerse a
todos los demas; a todos quiere dominar, a todos gobernar, a todos
dar ordenes, que alguien, creo, se negara a obedecer. Si los
sempiternos dioses le hicieron belicoso, ¿le permiten por esto
proIerir injurias?
292 Interrumpiendole, exclamo el divino Aquileo: Cobarde y vil
podria llamarseme si cediera en todo lo que dices; manda a otros, no
me des ordenes, pues yo no pienso obedecerte. Otra cosa te dire que
Iijaras en la memoria: No he de combatir con estas manos por la
moza, ni contigo, ni con otro alguno, pues al Iin me quitais lo que
me disteis; pero de lo demas que tengo cabe a la veloz nave negra,
nada podrias llevarte tomandolo contra mi voluntad. Y si no, ea,
intentalo, para que estos se enteren tambien; presto tu negruzca
sangre correria en torno de mi lanza.
304 Despues de altercar asi con encontradas razones, se levantaron y
disolvieron la junta que cerca de las naves aqueas se celebraba. El
hijo de Peleo Iuese hacia sus tiendas y sus bien proporcionados
bajeles con Patroclo y otros amigos. El Atrida boto al mar una velera
nave, escogio veinte remeros, cargo las victimas de la hecatombe,
- 108 -
para el dios, y conduciendo a Criseida, la de hermosas mejillas, la
embarco tambien; Iue capitan el ingenioso Odiseo.
312 Asi que se hubieron embarcado, empezaron a navegar por la
liquida llanura. El Atrida mando que los hombres se puriIicaran, y
ellos hicieron lustraciones, echando al mar las impurezas, y
sacriIicaron en la playa hecatombes
176
perIectas de toros y de cabras
en honor de Apolo. El vapor de la grasa llegaba al cielo,
enroscandose alrededor del humo.
318 En tales cosas ocupabase el ejercito. Agamemnon no olvido la
amenaza que en la contienda hiciera a Aquileo, y dijo a Taltibio
177
y
Euribates, sus heraldos y diligentes servidores: Id a la tienda del
Pelida Aquileo, y asiendo de la mano a Briseida, la de hermosas
mejillas, traedla aca; y si no os la diere, ire yo con otros a quitarsela
y todavia le sera mas duro.
326 Hablandoles de tal suerte y con altaneras voces, los despidio.
Contra su voluntad Iueronse los heraldos por la orilla del esteril mar,
llegaron a las tiendas y naves de los mirmidones, y hallaron al rey
cerca de su tienda y de su negra nave. Aquileo, al verlos, no se
176
Una hecatombe (en griego skutoµq, hekatombê) designa originalmente, en la
Antigua Grecia, un sacriIicio religioso de cien bueyes.
Popularmente se usa para señalar una gran catastroIe, con gran mortandad.
La palabra proviene del griego antiguo skutov, hekaton, 'cien¨ y µouç, boùs,
'buey¨. Muy pronto, la palabra se extiende a todo gran sacriIicio,
independientemente del numero de victimas y del animal. Asi, se encuentra en la
Iliada una hecatombe de doce bueyes, otra de cincuenta carneros, y en la Odisea,
una de ochenta y un bueyes (http://es.wikipedia.org/wiki/Hecatombe).
177
Uno de los heraldos de Agamenon durante la guerra de Troya. Divinizado en
epoca posterior, tenia consagrado a el un santuario en Esparta, donde se le rendia
culto como protector de la seguridad de los mensajeros (Falcon Martinez, Op.Cit.,
p. 577).
alegro. Ellos se turbaron, y haciendo una reverencia, pararonse sin
decir ni preguntar nada. Pero el heroe lo comprendio todo y dijo:
334 ¡Salud, heraldos, mensajeros de Zeus y de los hombres!
Acercaos; pues para mi no sois vosotros los culpables, sino
Agamemnon, que os envia por la joven Briseida. ¡Ea, Patroclo, de
jovial linaje! Saca la moza y entregala para que se la lleven. Sed
ambos testigos ante los bienaventurados dioses, ante los mortales
hombres y ante ese rey cruel, si alguna vez tienen los demas
necesidad de mi para librarse de Iunestas calamidades; porque el
tiene el corazon poseido de Iuror
178
y no sabe pensar a la vez en lo
Iuturo y en lo pasado, a Iin de que los aqueos se salven combatiendo
junto a las naves.
Homero, Iliada, Canto I.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸1
178
Aquiles atribuye la conducta arrogante de Agamenon a ate. 'Siempre, o
practicamente siempre, la ate es un estado de mente, un anublamiento o
perplejidad momentaneos de la conciencia normal. Es en realidad una locura
parcial pasajera; como toda locura, se atribuye no a causas Iisiologicas o
psicologicas, sino a un agente externo y demoniaco` (.) ate no es
necesariamente, en modo alguno, sinonimo de maldad, ni resultado de ella. (.) la
temeridad misma es la ate, o resultado de la ate, y no implica culpa moral
discernible¨ Es, en ocasiones, lo que nosotros denominariamos 'un accidente¨,
'pero para Homero, como para el pensamiento primitivo en general, no existen
accidentes¨, pues todo lo que acontece en la vida humana esta vinculado con los
dioses o con Iuerzas demoniacas (Ver E. R. Dodds, 'La explicacion de
Agamenon¨, Los griegos v lo irracional, Alianza Editorial, Madrid, 1986, pp. 15-
37).
- 109 -
|Suplica de los troyanos a Atenea|
254 ¡Hijo! ¿Por que has venido, dejando el aspero combate? Sin
duda los aqueos, ¡aborrecido nombre!, deben de estrecharnos,
combatiendo alrededor de la ciudad, y tu corazon te ha impulsado a
volver con el Iin de levantar desde la acropolis las manos a Zeus.
Pero aguarda, traere vino dulce como la miel para que lo libes al
padre Zeus y a los demas inmortales, y puedas tambien, si bebes,
recobrar las Iuerzas. El vino aumenta mucho el vigor del hombre
Iatigado y tu lo estas de pelear por los tuyos.
263 Respondiole el gran Hector, de tremolante casco: No me des
vino dulce como la miel, veneranda madre, no sea que me enerves y
me hagas perder valor y Iuerza. No me atrevo a libar el negro vino
en honor de Zeus sin lavarme las manos, ni es licito orar al Cronion,
el de las sombrias nubes, cuando se esta manchado de sangre y
polvo. Pero tu congrega a las matronas, llevate perIumes, y entrando
en el templo de Atenea que impera en las batallas, pon sobre las
rodillas de la deidad de hermosa cabellera el peplo mayor, mas lindo
y que mas aprecies de cuantos haya en el palacio; y vota a la diosa
sacriIicar en su templo doce vacas de un año, no sujetas aun al yugo,
si, apiadandose de la ciudad y de las esposas y niños de los troyanos,
aparta de la sagrada Ilion al hijo de Tideo, Ieroz guerrero cuya
valentia causa nuestra derrota. Encaminate, pues, al templo de
Atenea, que impera en las batallas, y yo ire a casa de Paris a
llamarle, si me quiere escuchar. ¡Asi la tierra se lo tragara! Criole el
Olimpico como una gran plaga para los troyanos y el magnanimo
Priamo y sus hijos. Creo que si le viera descender al Hades,
olvidariase mi alma de los enojosos pesares.
286 De esta suerte se expreso. Hecuba volviendo al palacio, llamo a
las esclavas, y estas anduvieron por la ciudad y congregaron a las
matronas; bajo luego al Iragante aposento donde se guardaban los
peplos bordados, obra de las mujeres que se llevara de Sidon el
deiIorme Alejandro en el mismo viaje en que robo a Helena , la de
nobles padres; tomo, para oIrecerlo a Atenea, el peplo mayor y mas
hermoso por sus bordaduras, que resplandecia como un astro y se
hallaba debajo de todos, y partio acompañada de muchas matronas.
297 Cuando llegaron a la acropolis, abrioles las puertas del templo
Teano,
179
la de hermosas mejillas, hija de Ciseo
180
y esposa de
Antenor, domador de caballos, a la cual habian elegido los troyanos
sacerdotisa de Atenea. Todas, con lugubres lamentos, levantaron las
manos a la diosa. Teano, la de hermosas mejillas, tomo el peplo, lo
puso sobre las rodillas de Atenea, la de hermosa cabellera, y orando
rogo asi a la hija del gran Zeus:
305 ¡Veneranda Atenea, protectora de la ciudad divina entre las
diosas! Quiebrale la lanza a Diomedes, concedenos que caiga de
pechos en el suelo, ante las puertas Esceas, y te sacriIicaremos en
este templo doce vacas de un año, no sujetas aun al yugo, si de este
179
Hija de Ciseo, rey de Tracia, y de Teleclea, Teano caso con Antenor, uno de los
nobles que en Troya gozaban de mas autoridad. Cuando Menelao y Odiseo
acudieron a Troya para reclamar la devolucion de Helena, que habia sido raptada
por Paris, Teano, que era sacerdotisa de Atenea, y Antenor los acogieron
hospitalariamente, lo que motivo que los griegos, una vez tomada la ciudad,
respetaran la vida del matrimonio y la de todos sus hijos. Leyendas posteriores,
que pretendian explicar este hecho, aseguraban que Teano, traicionando a los
suyos, habia entregado a los griegos el Paladio, del que dependia la seguridad de
Troya. De la union de Teano con Antenor nacieron, entre otros, los siguientes
hijos: Acamante, Arqueloco, Eurimaco, Glauco, Helicaon, IIidamante,
Laodamante y Polidamante (Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 2, pp. 580 y 581).
180
Rey tracio que, en algunas versiones, casado con Teleclea, es el padre de
Hecuba y Teano (Ibidem, tomo 1, p. 147).
- 110 -
modo te apiadas de la ciudad y de las esposas y niños de los
troyanos!
311 Tal Iue su plegaria, pero Palas Atenea no accedio.
Homero, Iliada, Canto VI.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸6
Atenea y Ares
|Batalla de los dioses|
385 Pero una reñida y espantosa pelea se suscito entonces entre los
demas dioses: divididos en dos bandos, vinieron a las manos con
Iuerte estrepito; bramo la vasta tierra, y el gran cielo resono como
una trompeta. Oyolo Zeus, sentado en el Olimpo, y con el corazon
alegre reia al ver que los dioses iban a embestirse. Y ya no
estuvieron separados largo tiempo; pues el primero, Ares, que
horada los escudos, acometiendo a Atenea con la broncinea lanza,
estas injuriosas palabras le decia:
394 ¿Por que de nuevo, oh desvergonzada, promueves la
contienda entre los dioses con insaciable audacia? ¿Que poderoso
aIecto te mueve? ¿Acaso no te acuerdas de cuando incitabas a
Diomedes Tidida a que me hiriese, y cogiendo tu misma la
reluciente pica la enderezaste contra mi y me desgarraste el hermoso
cutis? Pues me Iiguro que ahora pagaras cuanto me hiciste.
400 Apenas acabo de hablar, dio un bote en el escudo Iloqueado,
horrendo, que ni el rayo de Zeus romperia; alli acerto a dar Ares,
manchado de homicidios, con la ingente lanza. Pero la diosa,
volviendose, aIerro con su robusta mano una gran piedra negra y
erizada de puntas que estaba en la llanura y habia sido puesta por los
antiguos como linde de un campo; e hiriendo con ella al Iuribundo
Ares, dejole sin vigor los miembros. Vino a tierra el dios y ocupo
siete yugadas, el polvo mancho su cabellera y las armas resonaron.
Riose Palas Atenea; y gloriandose de la victoria, proIirio estas aladas
palabras:
410 ¡Necio! Aun no has comprendido que me jacto de ser mucho
mas Iuerte y osas oponer tu Iuror al mio. Asi padeceras
cumpliendose las imprecaciones de tu airada madre, que maquina
males contra ti porque abandonaste a los aqueos y Iavoreces a los
orgullosos teucros.
415 Cuando esto hubo dicho, volvio a otra parte los ojos reIulgentes.
AIrodita, hija de Zeus, asio por la mano a Ares y le acompañaba;
mientras el dios daba muchos suspiros y apenas podia recobrar el
- 111 -
aliento. Pero la vio Hera, la diosa de niveos brazos, y al punto dijo a
Atenea estas aladas palabras:
420 ¡Oh dioses! ¡Hija de Zeus que lleva la egida! ¡Indomita
deidad! Aquella desvergonzada vuelve a sacar del dañoso combate,
por entre el tumulto, a Ares, Iunesto a los mortales. ¡Anda tras ella!
423 De tal modo hablo. Alegrosele el alma a Atenea, que corrio
hacia AIrodita, y alzando la robusta mano descargole un golpe sobre
el pecho. DesIallecieron las rodillas y el corazon de la diosa, y ella y
Ares quedaron tendidos en la Iertil tierra. Y Atenea,
vanagloriandose, pronuncio estas aladas palabras:
428 ¡Ojala Iuesen tales cuantos auxilian a los teucros en las
batallas contra los argivos, armados de coraza; asi tan audaces y
atrevidos como AIrodita, que vino a socorrer a Ares desaIiando mi
Iuror; y tiempo ha que habriamos puesto Iin a la guerra, con la toma
de la bien construida ciudad de Ilion.
434 Asi se expreso. Sonriose Hera, la diosa de niveos brazos. Y el
soberano Poseidon, que sacude la tierra, dijo entonces a Apolo:
436 ¡Febo Apolo! ¿Por que nosotros no luchamos tambien? No
conviene abstenerse, una vez que los demas han dado principio a la
pelea. Vergonzoso Iuera que volviesemos al Olimpo, a la morada de
Zeus erigida sobre bronce, sin haber combatido. Empieza tu, pues
eres el menor en edad y no pareceria decoroso que comenzara yo,
que naci primero y tengo mas experiencia. ¡Oh necio, cuan
irreIlexivo es tu corazon! Ya no te acuerdas de los muchos males
que en torno de Ilion padecimos los dos, solos entre los dioses,
cuando enviados por Zeus trabajamos un año entero para el soberbio
Laomedonte;
181
el cual, con la promesa de darnos el salario
181
Laomedonte es hijo de Ilo y Euridice y nieto de Tros. Fue rey de Troya y
mando a construir una muralla en torno a la ciudad para lo cual se valio de la
ayuda de Apolo y Poseidon, expulsados entonces del Olimpo, y de Eaco, que
convenido, nos mandaba como señor. Yo cerque la ciudad de los
troyanos con un muro ancho y hermosisimo, para hacerla
inexpugnable; y tu, Febo Apolo, pastoreabas los bueyes de tornatiles
pies y curvas astas en los bosques y selvas del Ida, en valles
abundosos. Mas cuando las alegres Horas trajeron el termino del
ajuste, el soberbio Laomedonte se nego a pagarnos el salario y nos
despidio con amenazas. A ti te amenazo con venderte, atado de pies
y manos, en lejanas islas; aseguraba ademas que con el bronce nos
cortaria a entrambos las orejas; y nosotros nos Iuimos pesarosos y
construyo precisamente la parte que era expugnable. Cuando terminaron su obra,
el rey se nego a pagar su salario a los dioses, o bien pago solo a Apolo, por lo que
Poseidon envio una peste y un monstruo que asolaba el territorio. Consultado un
oraculo, este les dijo que Iuese sacriIicada al monstruo Hesione, una de las hijas de
Laomedonte. Este se nego al principio, pero obligado por los troyanos encadeno a
su hija, solo ataviada con sus joyas, a una roca junto al mar. En estas condiciones
la encontro Heracles, que se oIrecio a salvarla a cambio de las yeguas que tenia
Laomedonte, regalo de Zeus como compensacion por el rapto de Ganimedes (a
este se le suele considerar tio de Laomedonte, aunque tambien hijo suyo). El rey
acepto las proposiciones de Heracles, pero cuando el heroe mato al monstruo, por
segunda vez cometio perjurio, negandose a pagar lo convenido. Segun otras
versiones, intento engañarle no regalandole las yeguas divinas, sino otras mortales.
Heracles se vengo terriblemente conquistando la ciudad con ayuda de Telamon y
matando a Laomedonte y a todos sus hijos excepto a Hesione, Titono y Podarces,
mas tarde llamado Priamo, porque este se habia negado a la pretension de su padre
de engañar a Heracles, o bien porque lo reclamo Hesione, que se habia casado con
Telamon. Heracles concedio entonces el reino a Priamo.
Los otros hijos que murieron entonces se llamaban Lampo, Clitio e Hicetaon,
ademas de tres hijas, Cila, Proclea y Astioque (el otro hermano, Titono, ya se
habia casado con Eos). La madre de estos y esposa de Laomedonte es nombrada
de varias maneras: Estrimo, Toosa o Leucipe.
Fuera de las murallas de Troya, se encontraba la tumba de Laomedonte que, segun
un oraculo, preservaria la ciudad mientras permaneciese intacta (Ibidem, tomo1,
pp. 376 y 377).
- 112 -
con el animo irritado porque no nos dio la paga que habia prometido.
¡Y todavia se lo agradeces, Iavoreciendo a su pueblo, en vez de
procurar con nosotros que todos los troyanos perezcan de mala
muerte con sus hijos y sus castas esposas!
461 Contesto el soberano Ilechador Apolo: ¡Batidor de la tierra!
No me tendrias por sensato si combatiera contigo por los miseros
mortales que, semejantes a las hojas, ya se hallan Ilorecientes y
vigorosos comiendo los Irutos de la tierra, ya se quedan exanimes y
mueren. Abstengamonos, pues, de combatir y peleen ellos entre si.
468 Asi dijo, y le volvio la espalda; pues por respeto no queria llegar
a las manos con el tio paterno. Y su hermana, la campestre Artemis,
que de las Iieras es señora, lo increpo duramente con injuriosas
voces:
472 ¿Huyes ya, Flechador, y das la victoria a Poseidon,
concediendole inmerecida gloria? ¡Necio! ¿Por que llevas ese arco
inutil? No oiga yo que te jactes en el palacio de mi padre, como
hasta aqui lo hiciste ante los inmortales dioses, de luchar cuerpo a
cuerpo con Poseidon.
478 Tales Iueron sus palabras, y el Ilechador Apolo nada respondio.
Pero la venerable esposa de Zeus, irritada, increpo a Artemis, que se
complace en tirar Ilechas, con injuriosas voces:
481 ¿Como es que pretendes, perra atrevida, oponerte a mi?
DiIicil te sera resistir mi Iortaleza, aunque lleves arco y Zeus te haya
hecho leona entre las mujeres y te permita matar a la que te plazca.
Mejor es cazar en el monte Iieras agrestes o ciervos, que luchar
denodadamente con quienes son mas poderosos. Y si quieres probar
el combate, empieza, para que sepas bien cuanto mas Iuerte soy que
tu; ya que contra mi quieres emplear tus Iuerzas.
489 Dijo; asiola con la mano izquierda por ambas muñecas, quitole
de los hombros, con la derecha, el arco y el carcaj, y riendo se puso a
golpear con estos las orejas de Artemis, que volvia la cabeza, ora a
un lado, ora a otro, mientras las veloces Ilechas se esparcian por el
suelo. Artemis huyo llorando, como la paloma que perseguida por el
gavilan vuela a reIugiarse en el hueco de excavada roca, porque no
habia dispuesto el hado que aquel la cogiese. De igual manera huyo
la diosa, vertiendo lagrimas y dejando alli arco y aljaba.
497 Y el mensajero ArgiIontes, dijo a Leto: ¡Leto! Yo no peleare
contigo, porque es arriesgado luchar con las esposas de Zeus, que
amontona las nubes. Jactate muy satisIecha, ante los inmortales
dioses, de que me venciste con tu poderosa Iuerza.
502 Tal dijo. Leto recogio el corvo arco y las saetas que habian
caido aca y alla, en medio de un torbellino de polvo; y se Iue en pos
de la hija. Llego esta al Olimpo, a la morada de Zeus, erigida sobre
bronce, sentose llorando en las rodillas de su padre, y el divino velo
temblaba alrededor de su cuerpo. El padre Cronion cogiola en el
regazo; y sonriendo dulcemente, le pregunto:
509 ¿Cual de los celestes dioses, hija querida, de tal modo te ha
maltratado, como si en su presencia hubieses cometido alguna Ialta?
511 Respondiole Artemis, que se recrea con el bullicio de la caza y
lleva en las sienes hermosa diadema: Tu esposa Hera, la de niveos
brazos, me ha maltratado, padre; por ella la discordia y la contienda
han surgido entre los inmortales.
514 Asi estos conversaban. En tanto, Febo Apolo entro en la sagrada
Ilion, temiendo por el muro de la bien ediIicada ciudad: no Iuera que
en aquella ocasion lo destruyesen los danaos, contra lo ordenado por
el destino. Los demas dioses sempiternos volvieron al Olimpo,
irritados unos y envanecidos otros por el triunIo; y se sentaron a la
vera de Zeus, el de las sombrias nubes.
Homero, Iliada, Canto XXI.
- 113 -
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸21
Atenea y Poseidon
|Llegada de Odiseo a Itaca|
184. Asi hablo. Entroles el miedo y aparejaron los toros. Y mientras
los caudillos y principes del pueblo Ieacio oraban al soberano
Poseidon, permaneciendo de pie en torno de su altar, Odiseo
desperto de su sueño en la tierra patria, de la cual habia estado
ausente mucho tiempo, y no pudo reconocerla porque una diosa
÷Palas Atenea, hija de Zeus÷ le cerco con una nube con el Iin de
hacerle incognoscible y enterarle de todo: no Iuese que su esposa,
los ciudadanos y los amigos lo reconocieran antes que los
pretendientes pagaran por entero sus demasias. Por esta causa todo
se le presentaba al rey en otra Iorma, asi los largos caminos, como
los puertos comodos para Iondear, las rocas escarpadas y los arboles
Ilorecientes. El heroe se puso en pie y contemplo la patria tierra;
pero en seguida gimio y, bajando los brazos, golpeose los muslos
mientras suspiraba y decia de esta suerte.
200. ¡Ay de mi! ¿Que hombres deben de habitar esta tierra a que
he llegado? ¿Seran violentos, salvajes e injustos, u hospitalarios y
temerosos de los dioses? ¿Adonde podre llevar tantas riquezas?
¿Adonde ire perdido? Ojala me hubiese quedado alli, con los
Ieacios, pues entonces me llegara a otro de los magnanimos reyes,
que, recibiendome amistosamente, me habria enviado a mi patria.
Ahora no se donde poner las cosas, ni he de dejarlas aqui: no vayan a
ser presa de otros hombres. ¡Oh dioses! No eran, pues, enteramente
sensatos ni justos los caudillos y principes Ieacios, ya que me traen a
estotra tierra; dijeron que me conducirian a Itaca que se ve de lejos,
y no lo han cumplido. Castiguelos Zeus, el dios de los suplicantes,
182
182
El reIugiado religioso o suplicante era caliIicado como santo, particularmente si
estaba bajo la proteccion de Zeus xenios (dios de la hospitalidad), o Zeus hikesios
(dios de los suplicantes). En un interesante estudio sobre el rol de la suplicacion en
la sociedad griega arcaica, John Gould propone que para aceptar al hikesios o
suplicante como tal, el extranjero debia mostrar completa sumision en el lugar de
asilo, postrandose en un estilo estereotipico y ritual (Ver Nicolas Salazar-Sutil,
'Inmigracion, suplicancia y la politica de asilo en la Antigua Grecia¨, Cyber
Humanitatis Nº 38 (Otoño 2006), Revista de la Facultad de Filosofia v
Humanidades, Universidad de Chile,
- 114 -
que vigila a los hombres e impone castigos a cuantos pecan. Mas, ea,
contare y examinare estas riquezas: no se hayan llevado alguna cosa
en la concava nave cuando de aqui partieron.
217. Hablando asi conto los bellisimos tripodes, los calderos, el oro
y las hermosas vestiduras tejidas; y, aunque nada echo de menos,
lloraba por su patria tierra, arrastrandose en la orilla del estruendoso
mar y suspirando con mucha congoja. Acercosele entonces Atenea
en Iigura de un joven pastor de ovejas, tan delicado como el hijo de
un rey, que llevaba en los hombros un manto doble, hermosamente
hecho; en los nitidos pies, sandalias; y en la mano, una jabalina.
226. Odiseo se holgo de verla, salio a su encuentro y le dijo estas
aladas palabras:
228. ¡Amigo! Ya que te encuentro a ti antes que a nadie en este
lugar, ¡salud!, y ojala no vengas con mala intencion para conmigo;
antes bien, salva estas cosas y salvame a mi mismo, que yo te lo
ruego como a un dios y me postro a tus plantas. Mas dime con
verdad para que yo me entere: ¿Que tierra es esta? ¿Que pueblo?
¿Que hombres hay en la comarca? ¿Estoy en una isla que se ve a
distancia o en la ribera de un Iertil continente que hacia el mar se
inclina?
236. Atenea, la deidad de ojos de lechuza, le respondio diciendo:
237. ¡Forastero! Eres un simple o vienes de lejos cuando me
preguntas por esta tierra, cuyo nombre no es tan obscuro, ya que la
conocen muchisimos, asi de los que viven hacia el lado por donde
sale la aurora y el sol, como de los que moran en la otra parte, hacia
el tenebroso ocaso. Es, en verdad, aspera e impropia para la
equitacion; pero no completamente esteril, aunque pequeña, pues
produce trigo en abundancia y tambien vino; nunca le Ialta ni la
http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/CDA/vida¸simple3/0,1251,SCID°253D21
053°2526ISID°253D730,00.html).
lluvia ni el Iecundo rocio; es muy a proposito para apacentar cabras
y bueyes; cria bosques de todas clases, y tiene abrevaderos que
jamas se agotan. Por lo cual, oh Iorastero, el nombre de Itaca llego
hasta Troya, que, segun dicen, esta muy apartada de la tierra aquea.
250. Asi hablo. Alegrose el paciente divinal Odiseo, holgandose de
su tierra patria, a la que le nombraba Palas Atenea, hija de Zeus, que
lleva la egida; y pronuncio en seguida estas aladas palabras,
ocultandole la verdad con hacerle un relato Iingido, pues siempre
revolvia en su pecho trazas muy astutas:
256. Oi hablar de Itaca alla en la espaciosa Creta, muy lejos,
allende el ponto, y he llegado ahora con estas riquezas. Otras tantas
deje a mis hijos; y voy huyendo porque mate al hijo querido de
Idomeneo, a Orsiloco,
183
el de los pies ligeros, que aventajaba en la
ligereza de los pies a los hombres industriosos de la vasta Creta, el
cual deseo privarme del botin de Troya por el que tantas Iatigas
habia yo arrostrado, ya combatiendo con los hombres, ya surcando
las temibles olas, a causa segun el de no haber consentido en
complacer a su padre, sirviendole en el pueblo de los troyanos,
donde yo era caudillo de otros compañeros. Como en cierta ocasion
aquel volviera del campo, envainele la broncinea lanza, habiendole
acechado con un amigo junto a la senda: obscurisima noche cubria el
cielo, ningun hombre Iijo su atencion en nosotros y asi quedo oculto
que le hubiese dado muerte. Despues que lo mate con el agudo
bronce, Iuime hacia la nave de unos ilustres Ienicios a quienes
183
Hijo de Idomeneo, rey de Creta, y de Meda. Cuando su padre volvio de la
guerra de Troya, se encontro con que su reino habia sido usurpado por Leuco, que
ademas habia matado a su esposa, despues de haberla hecho su amante, y a su hija
Clisitira. Sin embargo, no se sabe si su otro hijo, Orsiloco, murio tambien a manos
del usurpador o cual Iue su destino despues de que su padre regreso de Troya
(http://es.wikipedia.org/wiki/Ors°C3°ADloco).
- 115 -
suplique y pedi, dandoles buena parte del botin, que me llevasen y
me dejasen en Pilos o en la divina Elide, donde ejercen su dominio
los epeos. Mas la Iuerza del viento extraviolos, mal de su agrado,
pues no querian engañarme: y, errabundos, llegamos aca por la
noche. Con mucha Iatiga pudimos entrar en el puerto a Iuerza de
remos; y, aunque muy necesitados de tomar alimento, nadie penso
en la cena: desembarcamos todos y nos echamos en la playa.
Entonces me vino a mi, que estaba cansadisimo, un dulce sueño;
sacaron aquellos de la concava nave mis riquezas, las dejaron en la
arena donde me hallaba tendido, y volvieron a embarcarse para ir a
la populosa Sidon; y yo me quede aqui con el corazon triste.
287. Asi se expreso. Sonriose Atenea, la deidad de ojos de lechuza,
le acaricio con la mano y transIigurandose en una mujer hermosa,
alta y diestra en eximias labores, le dijo estas aladas palabras:
291. Astuto y Ialaz habria de ser quien te aventajara en cualquier
clase de engaños, aunque Iuese un dios el que te saliera al encuentro.
¡Temerario, artero, incansable en el dolo! ¿Ni aun en tu patria habias
de renunciar a los Iraudes y a las palabras engañosas, que siempre
Iueron de tu gusto? Mas, ea no se hable mas de ello, que ambos
somos peritos en astucias; pues si tu sobresales mucho entre los
hombres por tu consejo y tus palabras, yo soy celebrada entre todas
las deidades por mi prudencia y mis astucias. Pero aun no has
reconocido en mi a Palas Atenea, hija de Zeus, que siempre te asisto
y protejo en tus cuitas e hice que le Iueras agradable a todos los
Ieacios. Vengo ahora a Iraguar contigo un designio, a esconder
cuantas riquezas te dieron los ilustres Ieacios por mi voluntad e
inspiracion cuando viniste a la patria, y a revelarte todos los trabajos
que has de soportar Iatalmente en tu morada bien construida:
toleralos, ya que es preciso, y no digas a ninguno de los hombres ni
de las mujeres que llegaste peregrinando; antes bien suIre en silencio
los muchos pesares y aguanta las violencias que te hicieron los
hombres.
311. Respondiole el ingenioso Odiseo:
312. DiIicil es, oh diosa, que un mortal, al encontrarse contigo,
logre conocerte, aunque Iuere muy sabio, porque tomas la Iigura que
te place. Bien se que me Iuiste propicia mientras los aqueos
peleamos en Troya; pero despues que arruinamos la excelsa ciudad
de Priamo, partimos en las naves y un dios disperso a los aqueos,
nunca te he visto, oh hija de Zeus, ni he advertido que subieras a mi
bajel para ahorrarme ningun pesar. Por el contrario, anduve errante
constantemente, teniendo en mi pecho el corazon atravesado de
dolor, hasta que los dioses me libraron del inIortunio; y tu, en el rico
pueblo de los Ieacios, me conIortaste con tus palabras y me
condujiste a la poblacion. Ahora por tu padre te lo suplico pues no
creo haber arribado a Itaca, que se ve desde lejos, sino que estoy en
otra tierra y que hablas en broma para engañarme dime si en
verdad he llegado a mi querida tierra.
329. Contestole Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
330. Siempre guardas en tu pecho la misma cordura, y no puedo
desampararte en la desgracia porque eres aIable, perspicaz y sensato.
Cualquiera que volviese despues de vagar tanto, desearia ver en su
palacio a los hijos y a la esposa; mas a ti no te place saber de ellos ni
preguntar por los mismos hasta que hayas probado a tu mujer, la cual
permanece en tu morada y consume los dias y las noches
tristemente, pues de continuo esta llorando. Yo jamas puse en duda,
pues me constaba con certeza, que volverias a tu patria despues de
perder a todos los compañeros; mas no quise luchar con Poseidon;
mi tio paterno, cuyo animo se encolerizo e irrito contigo porque le
- 116 -
cegaste su caro hijo.
184
Pero, ea, voy a mostrarte el suelo de Itaca
para que te convenzas. Este es el puerto de Forcis, el anciano del
mar; aquel, el olivo de largas hojas que existe al cabo del puerto;
cerca del mismo se halla la gruta deliciosa, sombria, consagrada a las
ninIas que Nayades se llaman; aqui tienes la abovedada cueva donde
sacriIicabas a las ninIas gran numero de perIectas hecatombes; y alla
puedes ver el Nerito, el Irondoso monte.
352. Cuando asi hubo hablado, la deidad disipo la nube, aparecio el
pais, y el paciente divinal Odiseo se alegro, holgandose de su tierra,
y beso el Iertil suelo. Y acto continuo oro a las ninIas, con las manos
levantadas:
356. ¡NinIas Nayades, hijas de Zeus! Ya me Iiguraba que no os
veria mas. Ahora os saludo con tiernos votos y os haremos oIrendas,
como antes, si la hija de Zeus, la que impera en las batallas, permite
benevola que yo viva y vea crecer a mi hijo.
361. Dijole entonces Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
362. Cobra animo y eso no te de cuidado. Pero metamos ahora
mismo las riquezas en lo mas hondo del divino antro a Iin de que las
tengas seguras, y deliberemos para que todo se haga de la mejor
manera.
366. Cuando asi hubo hablado, penetro la diosa en la sombria cueva
y Iue en busca de los escondrijos; y Odiseo se Iue llevando todas las
cosas el oro, el duro bronce y las vestiduras bien hechas que le
habian regalado los Ieacios.
370. Asi que estuvieron colocadas del modo mas conveniente,
Atenea, hija de Zeus que lleva la egida, cerro la entrada con una
piedra.
184
El ciclope PoliIemo.
372. Sentaronse despues en las raices del sagrado olivo y deliberaron
acerca del exterminio de los orgullosos pretendientes. Atenea, la
deidad de ojos de lechuza, Iue quien rompio el silencio
pronunciando estas palabras:
375. ¡Laertiada, del linaje de Zeus! ¡Odiseo, Iecundo en ardides!
Piensa como pondras las manos en los desvergonzados
pretendientes, que tres años ha mandan en tu palacio y solicitan a tu
divinal consorte, a la que oIrecen regalos de boda; mas ella,
suspirando en su animo por tu regreso, si bien a todos les da
esperanzas y a cada uno le hace promesas enviandole mensajes,
revuelve en su espiritu muy distintos pensamientos.
382. El ingenioso Odiseo le respondio diciendo:
383. ¡Oh numenes! Sin duda iba a perecer en el palacio con el
mismo hado Iunesto de Agamemnon Atrida, si tu, oh diosa, no me
hubieses instruido convenientemente acerca de estas cosas. Mas, ea,
traza un plan para que los castigue y ponte a mi lado, inIundiendome
Iortaleza y audacia, como en aquel tiempo en que destruimos las
lucientes almenas de Troya. Si con el mismo ardor de entonces me
acompañases, oh deidad de ojos de lechuza, yo combatiria contra
trescientos hombres, pero con tu ayuda, veneranda diosa, siempre
que benevola me socorrieres.
392. Contestole Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
393. Te asistire ciertamente, sin que me pases inadvertido cuando
en tales cosas nos ocupemos, y creo que alguno de los pretendientes
que devoran tus bienes manchara con su sangre y sus sesos el
extensisimo pavimento. Mas, ea, voy a hacerte irreconocible para
todos los mortales: arrugare la hermosa piel de tus agiles miembros,
rapare de tu cabeza los blondos cabellos, te pondre unos andrajos
que causen horror al que te vea y hare sarnosos tus ojos, antes tan
lindos, para que les parezcas despreciable a todos los pretendientes y
- 117 -
a la esposa y al hijo que dejaste en tu palacio. Llegate primero al
porquerizo, al guardian de tus puercos, que te quiere bien y adora a
tu hijo y a la prudente Penelope. Lo hallaras sentado entre los
puercos, los cuales pacen junto a la Roca del Cuervo, en la Iuente de
Aretusa, comiendo abundantes bellotas y bebiendo aguas turbias,
cosas ambas que hacen crecer en ellos la Iloreciente grosura.
Quedate alli sentado e interrogale sobre cuanto deseares mientras yo
voy a Esparta, la de hermosas mujeres, y llamo a Telemaco, tu hijo,
oh Odiseo, que se Iue junto a Menelao a la vasta Lacedemonia, para
saber por la Iama si aun estabas vivo en alguna parte.
416. Respondiole el ingenioso Odiseo:
417. ¿Y por que no se lo dijiste, ya que tu mente todo lo sabia?
¿Acaso para que tambien pase trabajos, vagando por el esteril ponto,
y los demas se le coman los bienes?
420. Contestole Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
421. Muy poco has de inquietarte por el. Yo misma lo lleve para
que, yendo alla, adquiriese ilustre Iama; y no padece trabajo alguno,
sino que se esta muy tranquilo en el palacio del Atrida, teniendolo
todo en gran abundancia. Cierto que unos jovenes lo acechan
embarcados en negro bajel, y quieren matarlo cuando vuelva al
patrio suelo; pero me parece que no sucedera asi, y que antes la
tierra tendra en su seno a alguno de los pretendientes que devoran lo
tuyo.
429. Dicho esto, tocole Atenea con una varita. La diosa le arrugo la
hermosa piel de los agiles miembros, le rapo de la cabeza los
blondos cabellos, pusole la piel de todo el cuerpo de tal Iorma que
parecia la de un anciano; hizole sarnosos los ojos, antes tan bellos;
vistiole con unos andrajos y una tunica, que estaban rotos, sucios y
manchados Ieamente por el humo; le echo encima el cuero grande,
sin pelambre ya, de una veloz cierva; y le entrego un palo y un
astroso zurron lleno de agujeros con su correa retorcida.
439. Despues de deliberar asi se separaron, yendose Atenea a la
divinal Lacedemonia donde se hallaba el hijo de Odiseo.
Homero, Odisea, canto XIII.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://www.odisea.com.mx/Texto¸y¸comentarios/Canto¸xiii/Canto¸
xiii.html
Hera y Atenea
- 118 -
Al baño de Palas
¡Vosotras, las que preparais el baño de Palas, salid todas,
salid! Ya escucho el relincho de las yeguas sagradas. La diosa se
dispone a aparecer. Daos prisa, pues, daos prisa, oh rubias
Pelasgiades.
185
Nunca Atenea se lavo los poderosos brazos antes de
haber quitado el polvo de los Ilancos de sus caballos, ni siquiera
cuando volvio de combatir a los perversos Gigantes, con toda la
armadura manchada de sangre y de barro; asi, en primer lugar,
desunciendo del carro los cuellos de sus caballos, les limpio en las
Iuentes de Oceano las gotas de sudor, y les quito de las bocas que
muerden el Ireno toda la espuma coagulada. Id, pues, oh aqueas, y
no lleveis perIumes ni alabastros oigo ya el ruido de los cubos de
las ruedas contra los ejes, ni perIumes ni alabastros para el baño
de Palas Atenea no gusta de los ungüentos mezclados, y no
lleveis tampoco espejo: su rostro es siempre bello. Ni siquiera
cuando, en el Ida,
186
juzgaba el Irigio
187
la querella divina, se miro la
gran diosa en el espejo de laton ni en la diaIana corriente del
Simunte;
188
tampoco lo hizo Hera. Pero Cipris, usando con
Irecuencia el reluciente espejo de bronce, dos veces se rehizo el
mismo bucle de sus cabellos. Y Palas, despues de correr dos veces
sesenta diaulos
189
tales, junto al Eurotas, las estrellas
lacedemonias,
190
se Iroto expertamente, aplicando a su piel
185
Argivas. Pelasgo es el Iundador mitico de Argos. Por extension, 'pelasgo¨
equivale a 'argivo¨ e, incluso, a 'griego¨ en general.
186
Monte cercano a Troya.
187
Paris.
188
Rio de la Troade.
189
Carrera de ida y vuelta en el estadio, equivalente a unos 380 m.
190
Los Dioscuros, Castor y Polux, protectores de los atletas. Su padre terrestre Iue
Tindareo, rey de Lacedemonia. El rio Eurotas riega la llanura de Esparta.
ungüentos sin mezclar, productos de su propio arbol,
191
y un rubor,
oh muchachas, le subio a las mejillas, del color de la rosa matutina o
de los granos de la granada. Por ello, no traigais ahora mas que
aceite viril, con el que Castor, y tambien Heracles, se untan. Y
llevadle un peine de oro puro, para que pueda componerse el pelo,
despues de ungir sus rizos perIumados.
Sal, Atenea. Ante ti esta una tropa grata a tu corazon, las
doncellas hijas de los poderosos Arestoridas.
192
Mira, Atenea, como
el escudo de Diomedes
193
es paseado en procesion: este rito lo
enseño a los antiguos argivos Eumedes,
194
tu sacerdote Iavorito, el
mismo que, al saber que el pueblo habia decretado su muerte, se dio
a la Iuga, llevandose consigo tu sacra imagen, y se instalo en el
monte Creo,
195
si, en el monte Creo, y a ti, diosa, te consagro en unas
rocas escarpadas que se llaman Palatides ahora.
Sal, Atenea, destructora de ciudades, la del casco de oro, tu
que te regocijas con el Iragor de escudos y caballos. No lleneis hoy
vuestros cantaros en el rio; no bebereis hoy, Argos, su agua, sino la
de las Iuentes; hoy, siervas, llevareis vuestros cantaros a Fisadea o a
Amimone, la hija de Danao,
196
pues hoy precisamente, salpicadas
sus ondas de oro y Ilores, vendra el Inaco
197
desde los montes de
ricos pastos, trayendo bellas aguas para el baño de Atenea. Ten
cuidado, Pelasgo, no vayas a ver involuntariamente a la reina: el que
191
El olivo.
192
Descendientes de Arestor, padre de Argos. Los Arestoridas vienen a ser, pues,
los argivos.
193
Aunque originario de Etolia, la patria adoptiva de Diomedes Iue Argos.
194
Sacerdote de Atenea. Solo es citado en este lugar.
195
En la Argolide.
196
Fuentes de Argos. Amimone es hija de Danao, rey mitico de Argos y Iundador
de su ciudadela. Segun el escoliasta, Fisadea seria otra Danaide.
197
Rio de Argos.
- 119 -
vea desnuda a Palas, protectora de ciudades, contemplara Argos por
ultima vez.
Sal, Atenea veneranda. Entretanto, les dire algo a estas
muchachas; el relato no es mio, sino de otros. Niñas, habia una vez
en Tebas una ninIa, la madre de Tiresias, a la que amo Atenea
mucho, mas que a ninguna de sus compañeras, y no se separaba de
ella jamas. Cuando guiaba sus caballos hacia la antigua Tespias o
hacia Haliarto, a traves de los campos de los beocios, o hacia
Coronea,
198
donde tiene un recinto perIumado y unos altares junto al
rio Curalio, muchas veces la diosa la hizo montar sobre su carro; ni
las conversaciones de las ninIas ni sus coros de danza le resultaban
agradables, si no los dirigia Cariclo. Pero aun le aguardaban a esta
muchas lagrimas, por mas que Iuese compañia gratisima para
Atenea. Un dia, se desataron ambas los broches de sus peplos junto a
la Iuente Heliconide del caballo,
199
la de las bellas aguas, y se
bañaban. La quietud propia del mediodia se extendia por la montaña.
Ambas se bañaban, y era la hora del mediodia, y una quietud
perIecta reinaba en aquella montaña.
200
Solo Tiresias, cuya barbilla
empezaba a oscurecer, se paseaba entonces con sus perros por aquel
sagrado lugar. Sediento hasta lo indecible, llego a las ondas de la
Iuente, ¡desdichado! Y, sin querer, vio lo que no era licito ver.
Aunque llena de colera, alcanzo a decirle Atenea: '¿Que genio malo
te condujo por tan Iunesta ruta, oh Everida?
201
Vas a salir de aqui
198
Ciudades de Beocia.
199
Hipocrene o Fuente del Caballo, llamada asi porque broto en el lugar del monte
Helicon, en Beocia, donde Pegaso, por orden de Poseidon, golpeo con uno de sus
cascos para que la montaña, ensoberbecida por el triunIo de las Musas sobre las
Pierides, dejara de hincharse y recobrase sus dimensiones ordinarias.
200
Desde Calimaco a Paul Valery, 'Midi le juste¨, asi, con mayuscula, no ha
perdido ni un apice de sus prestigios literarios.
201
Tiresias era hijo de Everes y de la mencionada ninIa Cariclo.
con las orbitas vacias¨. Hablo, y la noche se apodero de los ojos del
niño. Se quedo quieto, mudo; el dolor trabo sus rodillas y la
impotencia apago su voz. Y la ninIa
202
grito: '¿Que le has hecho a
mi hijo, señora? ¿Es asi como demostrais vuestra amistad las diosas?
Me has quitado los ojos de mi hijo. ¡Niño mio, desventurado! Has
visto el pecho y los costados de Atenea, pero ya nunca mas veras el
sol. ¡Desgraciada de mi! ¡Oh monte, oh Helicon que nunca mas
volvere a pisar! Mucho has ganado a cambio de poco: por haber
perdido algunos cervatos y corzos, obtienes los ojos de un niño¨. Y
la madre, rodeando a su hijo con ambos brazos, entonaba el lamento
lastimero de los ruiseñores entre lagrimas tristes, pero la diosa se
apiado de su compañera. Y Atenea le dijo estas palabras: 'Mujer
divina, retira todo lo que dijiste, inspirada por la colera. Yo no he
dejado ciego a tu hijo. No resulta agradable para Atenea arrebatar los
ojos a los niños. Pero asi rezan las leyes de Crono: aquel que vea a
alguno de los inmortales cuando ese dios no lo desea, pagara un alto
precio por lo que ha visto. Mujer divina, el hecho ya no puede ser
revocado, pues los hilos de las Moiras asi habian tramado su destino
desde el instante en que lo diste a luz. Ahora, oh Everida, recibe el
pago merecido. ¡Cuantas victimas quemara, andando el tiempo, la
Cadmeide
203
en el ara sacriIicial, cuantas Aristeo,
204
suplicando ver
ciego a su hijo unico, el adolescente Acteon! Y, sin embargo, este
sera compañero de correrias de Artemis la grande; y ni esas correrias
compartidas, ni las Ilechas que juntos arrojaran en las montañas,
podran salvarlo cuando, involuntariamente, vea el placentero baño
de la diosa; sus propios perros se lo cenaran, a el, que Iuera su amo;
y la madre recorrera todos los bosques, recogiendo los huesos del
202
Cariclo.
203
Autonoe, hija de Cadmo y madre de Acteon.
204
Padre de Acteon.
- 120 -
hijo, y dira que eres la mas Ieliz y aIortunada de las mujeres al
recibir de las montañas un hijo ciego. Compañera, no te lamentes;
otros muchos dones le tengo reservados por amor a ti, pues lo
convertire en un adivino celebrado por las generaciones venideras,
muy superior a todos los demas. Conocera las aves, cual es de buen
augurio, cuales vuelan en vano y de cuales son los presagios
desIavorables. Muchos oraculos revelara a los beocios, muchos a
Cadmo,
205
y, mas tarde, a los poderosos Labdacidas.
206
Tambien le
dare un gran baston que conduzca sus pies adonde necesite ir, y le
dare una vida muy dilatada, y sera el unico que, cuando muera,
paseara su ciencia entre los muertos, honrado por el gran
Hagesilao.¨
207
Esto dicho, asintio con la cabeza; lo que Palas
aprueba, todo se cumple, pues a Atenea sola, de entre sus hijas,
concedio Zeus los atributos y poderes que el poseia, y ninguna
madre, oh vosotras que preparais su baño, pario a la diosa, sino la
cabeza de Zeus, y la cabeza de Zeus no aprueba en vano... la hija.
208
Es Atenea, llega puntualmente. Recibid a la diosa, oh
muchachas a las que incumbe esta tarea, con alabanzas, con
plegarias, con clamores. Salud, diosa, y vela por Argos Inaquia.
209
Salud a ti cuando dirijas tu carro Iuera de la ciudad, y ojala vuelvas
otra vez a entrar con tus caballos en ella. Y protege al pais entero de
los danaos.
210
205
Fundador mitico de Tebas, en Beocia. Hermano de Europa, esposo de
Harmonia y padre de Autonoe, la madre de Acteon.
206
Labdaco, nieto de Cadmo, Iue, a su vez, abuelo de Edipo; a este ultimo y a sus
descendientes se reIiere el poeta con el termino 'Labdacidas¨.
207
'Conductor de Pueblos¨, otro nombre de Hades o Pluton.
208
Parece reIerirse a Atenea. El verso 136 no esta completo.
209
De Inaco, dios-rio de la Argolide.
210
La Argolide.
Calimaco, Himno J, Al baño de Palas, pp. 76-81.
Pallas Atenea
- 121 -
El Paladio
.La historia acerca del Paladio es asi: Dicen que cuando
nacio Atenea Iue criada por Triton, cuya hija era Palas. Las dos se
ejercitaban en el arte de la guerra y en una ocasion riñeron. Palas
estaba a punto de golpear a Atenea, pero Zeus, temeroso, interpuso
su egida, y cuando Palas sorprendida miro hacia arriba, cayo herida
por Atenea. Esta, muy aIligida, Iabrico una imagen semejante a
Palas, le cubrio el pecho con la egida que ella habia temido, y
colocandola al lado de Zeus la venero. Mas tarde Electra, en el
momento de su ultraje, busco reIugio junto a la imagen, y Zeus
arrojo el Paladio a Ate, en el pais iliaco. Ilo
211
construyo un templo y
le dio culto. Esto se cuenta acerca del Paladio.
Apolodoro, Biblioteca III, 12, 3.
211
Al igual que Asaraco, Cleopatra y Ganimedes, es hijo de Tros y Calirroe, nieto
de Erictonio y bisnieto de Dardano. Concurrio en su juventud a unos juegos
deportivos celebrados en Frigia en los que alcanzo la victoria. Como premio
obtuvo cien esclavos cincuenta de cada sexo y una vaca que le regalo el rey
obedeciendo las indicaciones de un oraculo. Le aconsejo que la siguiese y que
Iundase una ciudad alli donde se detuviera. Hizolo asi Ilo y en una colina llamada
Ate Iundo Ilion (Troya).
Para saber si habia sido acertada la eleccion pidio a Zeus que le enviase algun
indicio, a lo que accedio el dios haciendo que descendiese del cielo la Iamosa
estatua de Palas Atenea, conocida con el nombre de Paladio; existe, sin embargo,
otra version segun la cual tal estatua la habria recibido Tros de manos del brujo
Asio.
Caso Ilo con Euridice, hija de Adraste, y de ella tuvo a Laomedonte y a Temiste.
Por la union de Laomedonte con Estrimo llega a ser abuelo de Priamo; por la de
Temiste con Capis, abuelo de Anquises y bisabuelo de Eneas. Se contaba que Ilo
habia expulsado a Pelope o bien a su padre Tantalo de la region del monte
Sipilo (Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 2, p. 357).
Traduccion M. Rodriguez de Sepulveda.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
Origen del nombre de la ciudad de Atenas
He aqui el origen asignado por Varron al nombre de Atenas.
Viene de Minerva, que en griego se dice A0qvo.
212
De buenas a
primeras surgio alli un olivo y broto agua en otro lugar. Entonces el
rey, movido por estos prodigios, envio a preguntar al Apolo de
DelIos que signiIicaba aquello o que se debia hacer. Respondio que
la oliva signiIicaba a Minerva, y el agua, a Neptuno, y que los
ciudadanos podian elegir de esos dos nombres uno para la ciudad.
Cecrope, recibido el oraculo, convoco a todos los ciudadanos
de ambos sexos (la costumbre admitia tambien a las votaciones
publicas a las mujeres). Propuesta la cuestion, los hombres votaron
por Neptuno y las mujeres por Minerva. Y, como habia una mujer
mas, gano la votacion Minerva. Entonces Neptuno, irritado, asolo
con las olas encrespadas del mar las tierras de los atenienses, porque
no es posible a los demonios dar mas extension al Ilujo de las aguas.
El mismo autor dice que, para amansar sus iras, las mujeres Iueron
castigadas por los atenienses con tres penas: carecer en adelante de
voto, no imponer el nombre de la madre a ningun hijo y no ser
llamadas atenienses. Asi, aquella ciudad, madre y nodriza de las
artes liberales y de tantos y tan ilustres IilosoIos, que son lo mas
glorioso y noble de Grecia, Iue llamada Atenas por un juego de los
demonios sobre los dioses que ocasiono la victoria de las mujeres.
212
En el dialecto atico.
- 122 -
San Agustin, Ciudad de Dios XVIII, 9.
Traduccion Grupo Tempe.
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Atenea inventa la flauta
Atenea y Marcias de Miron
'El gremio de los Ilautistas corresponde tambien a mis
inventos. Fui la primera en lograr que una larga Ilauta diese notas
perIorando una caña de boj con unos cuantos agujeros. La melodia
me gusto; pero en las aguas cristalinas que reIlejaban mi cara vi que
mis mejillas de doncella se hincharon. La musica me importa un
comino; vete a paseo, Ilauta mia`, dije; el cesped de la ribera la
recogio en cuanto la hube tirado. Sin embargo, yo soy la inventora y
promotora de esta musica. Esta es la razon por la que esta proIesion
Iesteja mis dias.¨
Ovidio, Fastos 6, 696-711.
Traduccion Grupo Tempe.
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Celebración de una ceremonia a Minerva
Pasa un dia por medio y se celebra la ceremonia de
Minerva... La belicosa diosa se pone contenta al ver las espadas
desenvainadas. Ahora rezad a Palas, tiernas muchachas y
muchachos: el que aplaque bien a Palas sera una persona instruida.
Que las mujeres aprendan a cardar la lana, una vez aplacada Palas, y
a descargar las ruecas llenas. Ella tambien enseña a recorrer la
urdimbre estirada con la lanzadera y espesa las madejas espaciadas
con el peine. Se devota de esta si quitas las manchas a los vestidos
estropeados; se devota de esta, quienquiera que preparas un barreño
de bronce para los vellones. Si Palas es contraria, nadie hara bien las
correas de un zapato, aunque el tal sea mas mañoso que Tiquio.
213
Y
aunque se compare en la habilidad de las manos y saque ventaja al
antiguo Epeo,
214
si Palas esta irritada, sera manco. Tambien
vosotros, los que eliminais las enIermedades con el arte de Febo,
traed unos pocos regalos de lo vuestro a la diosa. Ni vosotros,
maestros, un grupo casi privado de censo, la desprecieis: ella atrae
213
Beocio que construyo el Iamoso escudo de cuero del heroe Ayante, el hijo de
Telamon. Se le consideraba en la Antigüedad como el prototipo del zapatero
(Falcon Martinez, Op.Cit., p. 609).
214
Hijo de Panopeo. Es uno de los heroes que participaron en la guerra de Troya
(.) La mayor gloria de Epeo Iue haber construido el caballo de madera que sirvio
a los aqueos para tomar la ciudad (Ibidem, tomo 1, p. 215).
- 123 -
nuevos discipulos; y tu, que le das al cincel y pintas cuadros con
colores al incausto, y tu, que con habil mano das Iormas suaves a las
piedras. Es diosa de mil ocupaciones. Desde luego, es la diosa del
poema; si me lo merezco, que asista a mis aIanes amigablemente.
Ovidio, Fastos III, 809 ss.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
Atenea Parthenos
Atenea y Aracne
Habia prestado a relatos tales la Tritonia oidos,
y las canciones de las Aonides
215
y su justa ira habia aprobado.
Entonces, entre si: 'Alabar poco es: seamos alabadas tambien nos
mismas
y los numenes nuestros que sean despreciados sin castigo no
permitamos.¨
Y de la meonia Aracne a los hados su animo dirige, 5
la cual, que a ella no cedia en sus alabanzas en el arte de hacer la
lana, habia oido.
No ella por su lugar ni por el origen de su Iamilia ilustre, sino por su
arte Iue; el padre suyo, el coloIonio Idmon,
con Iocaico murice teñia las bebedoras lanas;
habia muerto su madre, pero tambien ella de la plebe, a su marido 10
igual, habia sido; aun asi ella por las lidias ciudades
se habia buscado con su ejercicio un nombre memorable, aunque
surgida de una casa pequeña, y en la pequeña habitaba Hipepa.
De ella la obra admirable para contemplar, a menudo
abandonaron las ninIas los viñedos de su Timolo, 15
abandonaron las ninIas Pactolides
216
sus propias aguas.
Y no hechos solo los vestidos contemplar agradaba;
entonces tambien, mientras se hacian: tanto decor acompañaba a su
arte,
bien si la ruda lana aglomeraba en los primeros circulos
o ya si con los dedos hacia subir la obra y, buscados largo trecho, 20
215
Del lat. Aonides, de Aonia o Beocia, por hallarse en esta comarca el monte
Helicon y la Iuente Hipocrene, consagrados a las Musas
(http://buscon.rae.es/draeI/). Nombre aplicado a las Musas.
216
NinIas del rio Pactolo situado en Frigia (http://es.wikipedia.org/wiki/Pactolo).
- 124 -
unos vellones ablandaba que igualaban a las nubes,
o si con ligero pulgar giraba el pulido huso,
o si cosia a aguja; la sabrias por Palas instruida,
lo cual, aun asi, ella niega, y de tan gran maestra oIendida:
'Compita¨, dice, 'conmigo: nada hay que yo vencida rehuse¨. 25
Palas una vieja simula, y Ialsas canas en las sienes
se añade y unos inIirmes miembros con un baston tambien sostiene.
Entonces asi comenzo a hablar: 'No todas las cosas la mas avanzada
edad
que debamos huir tiene; viene la experiencia de los tardios años.
El consejo no desprecia mio. Tu la Iama has de buscar 30
maxima de hacer entre los mortales lana;
cede ante la diosa y perdon por tus palabras, temeraria,
con suplicante voz ruega; su perdon dara ella a quien lo ruega.¨
La contempla a ella, y con torvo semblante los emprendidos hilos
deja
y apenas su mano conteniendo y conIesando en tal semblante su ira
35
con tales palabras replico a la oscura Palas:
'De tu razon privada y por tu larga vejez vienes acabada,
y demasiado largo tiempo haber vivido te hace mal. Las oiga,
si tu una nuera tienes, si tienes tu una hija, esas palabras.
Consejo bastante tengo en mi yo, y advirtiendome 40
util haberme sido no creas: la misma es la opinion nuestra.
¿Por que no ella misma viene? ¿Por que estos certamenes evita?¨
Entonces la diosa: 'Ha venido¨, dice, y de su Iigura se despojo de
vieja
y a Palas exhibio. Reverencian sus numenes las ninIas
y las migdonides nueras; sola quedo no aterrada esta virgen, 45
pero aun asi se sonrojo y, subito, su involuntaria cara
señalo un rubor, y de nuevo se desvanecio, como suele el aire
purpureo hacerse en cuanto la Aurora se mueve,
y breve tiempo despues encandecerse, del sol al nacimiento.
Persiste en su empresa y de una estupida palma por el deseo 50
a sus propios hados se lanza, pues tampoco de Jupiter la hija rehusa
ni le advierte mas alla ni ya los certamenes diIiere.
Sin demora se colocan en opuestas partes ambas
y con gracil urdimbre tensan parejas telas:
la tela al yugo unido se ha, la caña divide la urdimbre, 55
se insertan en mitad de la trama los radios agudos,
la cual los dedos desenredan y, entre las urdimbres metida,
los entallados dientes la nivelan del peine al golpear.
Ambas se apresuran y, ceñidos al pecho sus vestidos,
sus brazos doctos mueven mientras el celo engaña a la Iatiga. 60
Por alli, esa purpura que sintio al caldero tirio
se teje, y tambien tenues sombras de pequeño matiz,
cual suele el Arco, los soles por la lluvia al ser atravesados,
manchar con su ingente curvatura el largo cielo,
en el cual, diversos aunque brillen mil colores, 65
su transito mismo, aun asi, a los ojos que lo contemplan engaña:
hasta tal punto los que se tocan lo mismo son, sin embargo los
ultimos distan.
Por alli tambien ductil en los hilos se entremete el oro,
y un viejo argumento a las telas se lleva.
Palas la peña de Marte en el cecropio recinto 70
pinta, y la antigua lid sobre el nombre de esa tierra.
Una docena de celestiales, con Jupiter en medio, en sus sedes altas
con augusta gravedad estan sentados; su Iaz a cada uno
de los dioses lo inscribe: la de Jupiter es una regia imagen;
apostado hace que el dios del pielago este, y que con su largo 75
- 125 -
tridente hiera unas asperas rocas y que de la mitad de la herida de la
roca
brote un estrecho, prenda con la que pueda reclamar la ciudad;
mas a si misma se da el escudo, se da de aguda cuspide el astil,
se da la galea para su cabeza, se deIiende con la egida el pecho,
y, golpeada de su cuspide, simula que la tierra 80
produce, con sus bayas, la cria de la caneciente oliva,
y que lo admiran los dioses; de su obra la Victoria es el Iin.
Aun asi, para que con ejemplos entienda la emula de su gloria
que premio ha de esperar por una osadia tan de una Iuria,
por sus cuatro partes certamenes cuatro añade, 85
claros por el color suyo, por sus breves Iigurillas distinguidos.
A la tracia Rodope
217
contiene el angulo uno, y a su Hemo,
ahora helados montes, mortales cuerpos un dia,
que los nombres de los supremos dioses a si mismos se atribuyeron.
La otra parte tiene el hado lamentable de la pigmea 90
madre; a ella Juno, vencida en certamen, le mando
ser grulla y a los pueblos suyos declarar la guerra.
Pinto tambien a Antigona, la que oso contender un dia
con la consorte del gran Jupiter, a la cual la regia Juno
en ave convirtio, y no le Iue de provecho Ilion a ella, 95
o Laomedonte su padre, para que, candida con sus adoptadas alas,
no a si misma se aplauda ella, con su crepitante pico, la cigüeña.
217
Hija del dios-rio Estrimon, que caso con el boreada Hemo, de quien tuvo a
Hebro, eponimo del rio del mismo nombre. Por haber osado Hemo y Rodope
compararse a Zeus y a Hera, y por haber aceptado ser objeto de culto, Iueron
metamorIoseados en los montes que, en su recuerdo, llevan sus nombres (Falcon
Martinez, Op.Cit., tomo 2, p. 554).
El que queda unico, a Ciniras
218
tiene ese angulo, huerIano,
y el, los peldaños del templo ÷de las hijas suyas los miembros÷
abrazando y en esta roca yacente, llorar parece. 100
Rodea las extremas orillas con olivos de la paz
÷esta la medida justa es÷ y de la obra suya hace con su arbol el
termino.
La Meonide a la engañada representa por la imagen de un
toro,
a Europa. Verdadero el toro, los estrechos verdaderos creerias.
Ella misma parecia las tierras abandonadas contemplar 105
y a sus acompañantes clamar y el contacto temer
del agua que hacia ella saltaba y sus temerosas plantas querer
retornar.
Hizo tambien que Asterie
219
por un aguila luchadora Iuera sostenida,
hizo que de un cisne Leda
220
se acostara bajo las alas.
218
Es conocido por el involuntario incesto cometido con su hija Mirra, del que
nacio Adonis. Algunas leyendas aIirman que Ciniras, al enterarse, se dio muerte a
si mismo (Ibidem, tomo 1, p. 145).
219
Asteria, como Leto, es hija de Ceo y de Febe. Al igual que su hermana, Iue
amada por Zeus. Ella, sin embargo, consiguio rehuirlo transIormandose en
codorniz y zambullendose en el mar. Al tomar contacto con el agua, se convirtio
en una isla, Asteria, que recibiria despues el nombre de Delos, donde su hermana
iria a dar a luz a Apolo y a Artemis, Iruto de sus amores con Zeus. Algunos
pretenden que originariamente se llamo Ortigia, lo que en griego signiIica 'isla de
las codornices¨ (Ibidem, p. 94).
220
Hija de Testio de Etolia y de Euritemis, tuvo por hermanas a Hipermestra y a
Altea. Se caso con Tindareo de Esparta, quien, expulsado de Lacedemonia por
Hipocoonte, encontro acogida en el palacio de Testio. Leda regreso con su marido
a Lacedemonia una vez que Heracles le hubo devuelto el trono. Fue Leda madre
de cuatro importantes personajes: Clitemnestra, Helena, Castor y Polux. La
leyenda atribuye a Zeus la paternidad de alguno de ellos. Segun unos, Zeus,
enamorado de la extraordinaria belleza de Leda, la habria conseguido, tomando la
- 126 -
Añadio como de un satiro escondido en la imagen, a la bella 110
Nicteide Jupiter llenara de un gemelo parto,
AnIitrion
221
Iuera cuando a ti, Tirintia, te cautivo,
como aureo a Danae,
222
a la Esopide engañara siendo Iuego,
Iorma de un cisne. De esta union habrian nacido dos huevos: de uno habrian salido
Helena y Clitemestra, y del otro Castor y Polux, los llamados Dioscuros. Helena y
Polux serian hijos de Zeus, mientras que Castor y Clitemnestra lo serian de
Tindareo, que tambien esa misma noche se habia unido a Leda. Segun otros, de los
dos huevos habrian nacido dos parejas: Helena y Polux, Clitemnestra y Castor.
Todavia hay otra version que hace a Helena hija de Zeus y Nemesis, que habria
tomado la Iorma de oca para eludir al dios. En este caso el huevo le Iue dado
despues a Leda (Ibidem, tomo 2, pp. 383 y 384).
221
Hijo de Alceo, rey de Tirinto, y de Astidamia. Ademas, era nieto de Perseo y,
por lo tanto, bisnieto de Zeus. AnIitrion era el prometido de Alcmena, hija de su
tio Electrion, rey de Micenas, cuando este Iue atacado por Pterelao, sobrino del rey
y aspirante al trono de Micenas. En el enIrentamiento murieron los hijos de los dos
cabecillas. Para vengar la muerte de sus hijos, Electrion organizo una campaña
contra los taIios, que habian intentado invadir Micenas con Pterelao al Irente.
Durante su ausencia pensaba dejar a cargo de sus posesiones a AnIitrion. Pero
cuando AnIitrion regresaba de recuperar unas vacas que les habian robado los
taIios, uno de los animales se enIurecio y AnIitrion, para pararla, le lanzo un palo
que reboto matando a Electrion. Estenelo, rey de Argos, de quien dependia el reino
de Micenas, aprovecho la circunstancia para desterrar a AnIitrion.
Tras esto, AnIitrion se instalo en Tebas junto a Alcmena. Como esta habia jurado
no entregarse a el hasta que sus hermanos estuviesen vengados, AnIitrion tuvo que
emprender otra guerra contra los taIios. La noche que regresaba victorioso, Zeus
tomo a Alcmena antes que el habiendo tomado su misma Iorma y aspecto;
posteriormente tambien el verdadero AnIitrion se acosto con ella esa noche. De
estas uniones nacieron Heracles, hijo de Zeus, e IIicles, hijo de AnIitrion
(http://es.wikipedia.org/wiki/AnIitri°C3°B3n).
222
Hija de Acrisio, rey de Argos, y de Euridice. Se contaba que habia sido
seducida por Preto, el hermano gemelo de su padre. Mas tarde, Zeus se unio a ella
en Iorma de lluvia de oro y le hizo concebir al heroe Perseo (Falcon Martinez,
Op.Cit. tomo 1, p. 165).
a Mnemosine pastor, a la Deoide variegada serpiente.
A ti tambien, mutado, Neptuno, en torvo novillo, 115
en la virgen eolia te puso; tu pareciendo Enipeo
engendras a los Aloidas, carnero a la Bisaltide
223
engañas,
y la Ilava de cabellos, de los Irutos la suavisima madre,
te sintio caballo,
224
te sintio volador la de melena de culebras,
225
madre del caballo volador, te sintio delIin Melanto.
226
120
A todos estos la Iaz suya y la Iaz de sus lugares
devolvio. Esta alli, agreste en su imagen Febo,
y como ora de azor alas, ora lomos de leon
llevara, como de pastor a la Macareide Ise burlara,
223
Hija de Bisaltes, rey de Tracia, TeoIane era extraordinariamente hermosa y
tenia, por tanto, muchos pretendientes. Poseidon, que se habia enamorado de ella,
la rapto y la condujo a una isla desierta. Para desorientar a los pretendientes que
les habian seguido, Poseidon convirtio a TeoIane en oveja y el se metamorIoseo en
carnero. Fruto de la union que bajo esta Iorma realizaron Iue el cordero de
vellocino de oro que motivaria la expedicion de los Argonautas (Ibidem, tomo 2,
p. 590).
224
Una leyenda reIiere como Poseidon, que se habia enamorado de la diosa
|Demeter| cuando esta estaba buscando a su hija, la acosaba de continuo. Entonces
ella, disgustada, se convirtio en yegua para esquivarlo, pero el, a su vez, se
transIormo en caballo, y bajo tal apariencia se unio a ella. De esta union se dice
que nacieron el caballo Arion y una hija a la que se le llamaba simplemente,
'Señora¨, 'Ama¨ (Ibidem, tomo 1, p. 174).
225
La version tardia del mito de la Gorgona recogida en Las Metamorfosis de
Ovidio supone que Iue una ninIa de gran belleza que, seducida por Poseidon, se
unio a el en un templo consagrado a Atenea. Encolerizada por ello la diosa, la
habria transIormado en el monstruo conocido de la tradicion antigua (Ibidem, p.
275 y 276).
226
Hija de Deucalion. A ella se unio en Iorma de delIin Poseidon. De tal union
nacio DelIo, el heroe eponimo de DelIos (Ibidem, tomo 2, p. 415).
- 127 -
como Liber
227
a Erigone
228
con Ialsa uva engañara, 125
como Saturno de caballo al geminado Quiron creo.
La ultima parte de la tela, circundada por un tenue limbo,
con nexiles hiedras contiene Ilores entretejidas.
No en esta Palas, no en esta obra la Envidia
podria cebarse: se dolio de su exito la Ilava guerrera 130
y rompio las pintadas ÷celestiales delitos÷ vestes,
y tal como el radio del citoriaco monte sostenia,
tres, cuatro veces la Irente golpeo de la Idmonia Aracne.
No lo soporto la inIeliz y con un lazo, ardida, se ligo
su garganta: a la que asi colgaba, Palas compadecida la alivio 135
y asi: 'Vive pues, pero cuelga, aun asi, malvada¨ dijo,
'y esta ley misma de tu castigo, para que no estes libre de inquietud
en el Iuturo,
declarada para tu descendencia y tus tardios nietos sea.¨
Despues de eso, cuando se marchaba, con jugos de la hierba
de Hecate
la asperjo: y al instante, por la triste droga tocados, 140
se derramaron sus pelos, con los cuales tambien su nariz y sus
orejas,
y se hace su cabeza minima; en todo su cuerpo tambien pequeña es,
en su costado sus descarnados dedos, en vez de piernas se adhieren,
el resto el vientre lo ocupa, del cual, aun asi, ella remite
una urdimbre y sus antiguas telas trabaja, la araña. 145
Ovidio, Metamorfosis VI
Traduccion Grupo Tempe
227
Epiteto de Dioniso que signiIica 'el libre¨.
228
Hija del heroe ateniense Icario que Iue amada por Dioniso (Ibidem, tomo 1, p.
223).
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Sobrenombres de Atenea
Como todas las otras grandes deidades, tenia Atenea
numerosos sobrenombres. Algunos de los cuales expresaban
cualidades particulares, en tanto otros resumian historias enteras
concernientes a la diosa. El pueblo empezo incluso a llamarla su
'Pronoia¨, su 'Providencia¨; pero eso debio hacer ocurrido despues
del periodo en que se le impusieron los sobrenombres a los que
ahora pasare revista.
Como nombre de Atenea, Aglauro indicaba un aspecto mas oscuro,
tragico, perseIonesco, de la diosa. Cuando se la llamaba Pandroso,
como a la otra hija, homonima de Cecrope, se mostraba bajo otro
aspecto, un aspecto brillante que estaba asociado con el olivo. En la
Acropolis crecia un olivo sagrado, en el templo de Pandroso. Selene,
nombre de la diosa lunar, nunca Iue un sobrenombre de Atenea,
como tampoco lo Iue Metis; pero los estudiosos de nuestras
antigüedades (incluido, segun se dice, el mismo Aristoteles) han
aIirmado que bajo el nombre de Atenea se ocultaba de hecho la luna.
De Selene sabemos que tenia tambien un padre llamado Palas, por
una version al menos, version que se desvia de la que da Hesiodo;
pero Atenea diIiere de la brillante Selene porque tiene diversos
aspectos que contrastan nitidamente, tanto como contrastan la luna
llena y la oscuridad: era tambien Gorgopis ('de Iaz de Gorgona¨) y
portaba el aspecto de la Gorgona sobre su pecho. Pero era ademas
llamada Helotis, como Europa, 'la de ancho rostro¨, una expresion
asociada al nombre de Selene. El epiteto poetico glaukopis era mas
bien un juego de palabras: puede traducirse como 'de ojos de buho¨,
- 128 -
pero al mismo tiempo reIiere al color verdemarino u olivaceo de los
ojos de la diosa. El apodo Tritogenia no signiIica originalmente que
ella hubiera venido al mundo en la ribera de algun rio o lago
particular, sino que nacio del agua misma; pues el nombre Triton
parece estar asociado con el agua, generalmente. Bajo el
sobrenombre Aitia era un pajaro de mar, el aveIria gris o tijereta de
agua, tambien conocido como cuervo marino. Se contaba que con
esa Iorma tomo bajo sus alas a Cecrope, el serpentiIorme hombre
primordial, llevandoselo de Atenas a Megara. Como HeIestia estaba
asociada con HeIesto, y con el dios guerrero Ares como Areia. Era
Ergane, diosa de las artes manuales, y bajo ese apelativo estaba mas
cerca aun del maestro artesano divino; en tanto que como
Alalcomena, 'la que esta en guardia¨, se acercaba mas al dios de la
guerra. Entre todas las artes manuales preIeria y protegia
especialmente el arte de los herreros y Iundidores de metal, lo
mismo que las habilidades Iemeninas: el arte de hilar, el de tejer y el
trabajo con la lana. Tambien era a veces llamada Higia, en cuya
calidad la acompañaba un hijo de Apolo: Asclepio.
Atenea destacaba entre todas nuestras diosas como diosa protectora
de una ciudad, con sobrenombres como Polia o Poliuco; y como
protectora de heroes, aunque no de todos: tenia sus preIeridos, tales
como Perseo, matador de la Gorgona, Diomedes, Tideo (hijo salvaje
y padre aun mas salvaje), y el sabio Odiseo. Por otra parte tenia
Atenea sacerdotisas con nombres que podian haber sido utilizados
para describir a la diosa misteriosa: Tritea, abreviatura de Tritogenia;
Auge, 'la lustrosa¨; Etra, 'la brillante¨. Estas sacerdotisas dieron
nacimiento a algunos herores: Tritea pario de Ares a Melanipo,
'caballo padrote negro¨; Auge tuvo con Heracles a TeleIo, 'el que
brilla de lejos¨; y Etra, por Poseidon, dio a luz a Teseo. Todas estas
ultimas historias conducen hacia la saga heroica, como la tantas
veces contada de Perseo, sobre cuya madre, Danae, descendio Zeus
visiblemente en Iorma de lluvia de oro. Los habitantes de la isla de
Rodas decian que algo similar ocurrio en ocasion del nacimiento de
Atenea; cuando la diosa salto de la cabeza del padre, dejo este caer
una aurea llovizna.
Karl Kerenyi, Los dioses de los griegos, Monte Avila Editores,
Caracas, 1997, pp. 125-129.
- 129 -
Atenea pensativa
Otros epítetos de Atenea
Nikê: Victoria.
Areia: De la guerra.
Salpinx: Trompeta de guerra
Leitis: La que reparte el botin de guerra
Zôstêria: Cinturon de armadura
Eryma: DeIensora
Sôteira: Salvadora
Sthenias: De la Iuerza
Polemêdokos: Que sostiene la batalla
Hippia: De los caballos
Khalinitis: La que pone la brida (a los caballos)
Alalkomenêis: Protectora
Polias: De la ciudad
Polioukhos: Protectora de la ciudad
Poliatis: Guardiana de la ciudad
Promakhorma: DeIensora de la bahia
Erganê: Obrera
Paiônia: Curadora
Hygeia: Saludable
Koryphasia: De la cabeza
Amboulia: La de sabios consejos
Pronoia: La previsiva
Apatouria: La engañosa
Makhanitis: La que maquina (planes y dispositivos)
Alea: La que escapa (al reIugio)
Xenia: Hospitalaria
Ophthalmitis: De los ojos
Oxyderkês: La de aguda mirada
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Parthenos: Virgen
Koriê: Doncella
Koryphasia: De la cabeza
Koryphagenês: Nacida de la cabeza
Panakhaia: De todos los aqueos
Khalkioikon: De la casa de bronce
Pronaia: De delante del templo
Kissaia: De la hiedra que crece
Kyparissia: Del bosque de cipreses
Kranaiês: De la madera de cornejo
Axiopoinos: Que devuelve la venganza
Anemôtis: De los vientos
Keleutheia: De los caminos
Kolokasia: De los tuberculos comestibles
Alektor: Gallo
Mêtêr: Madre
Gigantoleteira: Destructora de gigantes
http://theoi.com/Cult/AthenaTitles.html#Cult
Animales de Atenea
La serpiente
El buho
El gallo
Atenea
Atenea
1
Segun parece, la veneracion a Atenea procede de tiempos
remotos. Su mismo nombre va mas alla de los griegos, a lo cual no
puede pertenecer ni por su raiz ni por su Iorma lingüistica.
La imagen de una diosa armada cuyo cuerpo se cubre casi
totalmente con el escudo, se halla Irecuentemente en
representaciones micenicas. Una placa de estuco, de Micenas,
- 131 -
muestra a la diosa que casi desparece detras del escudo gigante. En
el medio, y a la derecha e izquierda de ella, dos mujeres que la
veneran (.) Se creyo reconocer en ella a la Atenea micenica. Nadie
discutira que esta interpretacion es verosimil. Pero, ¡que poco
sabemos sobre los antecedentes de nuestra diosa! Las imagenes
cretenses y micenicas son desgraciadamente muy oscuras para
nosotros. Vemos a una diosa que, cubierta por su escudo, esta
dispuesta a luchar y proteger. ¿Y eso es todo lo que se pensaba de
ella cuando su creencia era viva? ¿Podemos denominarla Virgen del
Escudo, Virgen de la Batalla? No recibimos respuesta a tales
preguntas. De todos modos, la denominacion no se justiIica para la
Atenea homerica por muy combativa y luchadora que aparezca. No
solo es mucho mas que una diosa de las batallas, sino que es
enemiga declarada de los espiritus salvajes, cuya existencia entera se
consume en el tumulto del combate. Estamos siempre dispuestos a
pensar en el llamado Paladion y en la gran cantidad de imagenes de
Atenea armada. Sin embargo, sabemos que la ciudad de Atenas,
cuyo nombre deriva de la misma diosa, veneraba en el antiguo
templo de la Acropolis un idolo de madera que no mostraba este tipo
(.) La antigua leyenda heroica que envuelve la Iigura de Atenea, la
muestra como diosa de la energia, pero de ninguna manera solo
como combatiente. ¿Cuantas proezas de Heracles, a las cuales ella
asiste, animandolo y ayudandolo, son de indole tal como para llamar
a su amiga divina Virgen de la Batalla? Ayuda a Aquiles, a
Diomedes y a otros Iavoritos en el combate; socorre igualmente a
Jason con la construccion de la nave; a BeleroIonte con la sumision
del caballo. Del mismo modo, asiste a Odiseo en varias situaciones
diIiciles. Ninguna de estas actitudes se puede atribuir, sin
arbitrariedad, a un desarrollo posterior de la creencia en Atenea. Y si
lo hacemos se rompe la unidad de la imagen homerica y
poshomerica de la diosa antes de intentar comprenderla. Sin
embargo podemos llegar a una justa comprension, si no cerramos la
vision con el obstinado interes de ver un cumulo de casualidades
donde el sentido interior nos señala una totalidad.
2
La diosa misma se hace conocer por su manera de actuar y
por su inIluencia.
En los poemas sobre su nacimiento, se presenta como
poderosa en el combate. 'Zeus mismo¨, dice Hesiodo en su
Teogonia (924 y sigs.), 'pario de su cabeza a Tritogeneia, la de los
ojos de buho, la poderosa, la despertadora del estruendo de la
batalla, la conductora de ejercitos, a la que gustan el alboroto, las
guerras y las batallas¨. Es grandioso lo que Pindaro (Olimp. 7, 34, y
sigs.) dice reIiriendose a la isla de Rodas: 'Alli, donde el Gran Rey
de los Dioses derramo una vez escamas aureas sobre la ciudad,
cuando Atenea salto del vertice del padre por el hachazo de
HeIaistos, con resonante grito de guerra, a tal punto, que se
estremecio el cielo y la madre tierra¨ El himno homerico 28 da una
imagen realmente Iormidable de su caracter y de su presencia entre
los dioses. 'Cantare de Palas Atenea, la augusta diosa, la de los ojos
de buho, la siempre prudente, la despiadada, la virgen pura, la
protectora de ciudades, la armada (.) la que Zeus mismo, el
maestro de la astucia, pario de su sagrada cabeza en armas de oro
reluciente; todos los dioses se espantaron de su aspecto cuando salto
de la cabeza inmortal de Zeus que mantenia la egida, blandiendo la
aguda lanza; el gran Olimpo temblo vehemente bajo el impetu de la
diosa de los ojos de buho, la tierra retumbo hondamente alrededor, y
el mar enIurecido subio en el alboroto de las olas resplandecientes;
- 132 -
el oleaje salino se precipito sobre las costas; y el soberbio hijo de
Hiperion hizo parar largo tiempo los caballos del Sol hasta que
Iinalmente la virgen de Palas Atenea bajo la divina armadura de sus
hombros; y Zeus, el maestro de la astucia, se deleitaba¨.
La impresion al mundo humano y su aparicion alli se
enaltece por poetas y artistas plasticos. Primero son los guerreros
cuyo animo ella enardece. Antes del comienzo de la batalla, sienten
su presencia inspiradora, deseando probar su heroismo (Iliada 2, 446
y sigs.) La diosa, sacudiendo su temible egida, corre a traves de los
grupos llamados a las armas. En un momento habian aplaudido con
jubilo la idea de volver a la patria. Ahora, la olvidaron por completo.
El espiritu de la diosa hace estremecer todos los corazones en Iurioso
ardor belico. En otro episodio se la ve caminado entre el tumulto y
se hace presente donde los griegos empiezan a desIallecer (Iliada 4,
515). Asi, la Ialange atica de las guerras persas sentia su proximidad:
'la lluvia de los proyectiles era tan densa que no se veia el cielo. No
obstante, aguantamos hasta la noche con la ayuda de los dioses,
porque el buho volo a traves del ejercito puesto en orden antes del
comienzo del combate¨ (AristoIanes, Las avispas, 1086. El vuelo del
buho ha anunciado, segun la leyenda, la victoria de Salamina:
Hesiquio y Escolios a AristoIanes 1. c.) El poeta ve el buho una sola
vez descendiendo del cielo, cubierto de una densa nube luminosa,
para estimular a los combatientes (Iliada 17, 547 y sigs.). La
presencia de Atenea en la lucha de los pretendientes de la Odisea es
muy signiIicativa. Odiseo habia agotado sus Ilechas contra los
pretendientes y se presenta, armado en el umbral, con el hijo y sus
dos compañeros leales. Antes de comenzar el combate decisivo,
Atenea aparece repentinamente junto a el bajo la apariencia de
Mentor para invitarlo a empezar el ataque. Apenas vista y oida
desaparece ÷solo el poeta la ve volar como una golondrina÷ para
sentarse, invisible, en las vigas del techo. Comienzan a caer las
lanzas, desde ambos lados, y los pretendientes se desploman uno tras
otro. Pero cuando el combate llega a su Iin cumple con su destino
Iatal (Odisea 22, 205 y sigs.) Actua en estos relatos con su mera
presencia, sin intervenir en persona. Los Iamosos timpanos del
templo de AIaia, en la isla de Egina, la muestran de la misma
manera, apareciendo en medio de los combatientes, con todas sus
armas y una actitud tranquila. En el escudo de Aquiles estaba
representada en tamaño sobrenatural junto a Ares, y al Irente de los
guerreros que marchaban (Iliada 18, 516). Uno de los epitetos
homericos la denomina como 'Hacedora de Botin¨. Posteriormente
se llama la 'Destructora de Ciudades¨. Pero las troyanas la invocan
como 'Protectora de Ciudades¨ (Iliada 6, 305; Homero, Himno, 11).
En varias ciudades se venera como 'Diosa de la Ciudadela¨, sobre
todo en Atenas que le debe su nombre. Tal vez podemos reconocer
ya a esta Atenea guerrera y protectora en la imagen de la escudada
diosa micenica antes mencionada.
Mas signiIicativos todavia que su reinado sobre ejercitos y
ciudades son los vinculos con las personalidades que sobresalen por
su vigor. Es la hermana divina, la amiga, la compañera del heroe en
sus acometidas porque su cercania lo alienta, lo inspira y lo hace
Ieliz en el momento oportuno. Los antiguos cantares narran la
historia de muchos hombres agraciados de esta manera. Al
Iormidable Tideo, que murio Irente a Tebas, le tenia tanto aIecto que
pidio para el la inmortalidad del supremo dios. Su hijo Diomedes,
cuyas hazañas narra el quinto libro de la Iliada, hereda esta amistad.
¿Y quien no conoce su simpatia para Odiseo? Cuando este y
Diomedes salian de noche hacia una peligrosa aventura les inspiro
conIianza mediante la Iorma de un ave auspiciosa. Odiseo oro:
'¡Escuchame, hija de Zeus que llevas la egida, que me asistes en
- 133 -
todos mis trabajos y piensas en mi donde quiera que camine. Se hoy
mas amistosa que nunca, Atenea, hazme volver a nuestras naves,
cubierto de gloria, despues de una gran proeza que el enemigo deba
recordar con dolor!¨ Despues oro Diomedes: '¡Escuchame tambien
a mi, y quedate a mi lado como antes lo hiciste con mi padre.
dignas de eterna memoria son las hazañas que realizo contigo,
Divina, cuando lo asististe benevola. Asi, esta aIectuosamente
conmigo con tu proteccion!¨ Y la diosa los ayuda en momentos en
que asaltaban a los enemigos mientras dormian, advirtiendolos sobre
la vuelta en el momento oportuno. Regresaban sanos y salvos al
campamento. (Iliada 10, 274 y sigs.) A Diomedes se le aparecio en
persona en su dia de gloria y lo animo a enIrentarse con el mismo
Ares, el Furioso. Salto a su lado en el carro cuyo eje crujio, y echo
Iuera a Estenelo, el auriga. Y por su Iuerza la lanza del heroe penetro
proIundamente en el cuerpo del dios.
Su enemistad con Ares, narrada repetidas veces en la Iliada,
puede hacernos comprender algo de su caracter. En la Iamosa batalla
de los dioses, en el canto 21, donde, por otra parte, no llegan a
combatir seriamente, ella, con poco de esIuerzo, tira al dios de la
guerra al suelo (Iliada, 21, 390 y sigs.) La parcialidad de Ares para
con los troyanos es indicada como motivo de odio. Pero sentimos
claramente que este sentimiento tiene raices mas proIundas; hay que
buscarlas en el antagonismo de los temperamentos. Pero sentimos
claramente que este sentimiento tiene raices mas proIundas; hay que
buscarlas en el antagonismo de los temperamentos. Ares se dibuja
como un demonio de Iuror sanguinario cuya seguridad de triunIo,
Irente al prudente vigor de una diosa como Atenea, no es nada mas
que IanIarroneria. Los dioses lo llaman 'Iurioso¨ e 'insensato¨
(Iliada, 5, 731, 831). No sabe 'Que es lo justo¨ (5, 761) y se dirige
inconstantemente 'ora hacia uno ora hacia otro¨ (5, 831 y 889). Para
el mismo Zeus 'ningun dios olimpico es tan odioso como el¨,
porque 'solo piensa en reyertas, guerras y batallas¨ (5, 890); un
espiritu de matanza y carniceria, de cuya imagen atroz se destaca
maravillosamente la esclarecida Iigura de Atenea, y debe destacarse,
segun la intencion del poeta. Porque ella es mucho mas que una
luchadora, lo cual se expresa del modo mas memorable en su
solicitud aIectuosa Irente a Heracles, cuya actitud muestra algo mas
que ardor belico y deseo de entrar en combate Irente a cualquier
adversario. El grandioso rasgo que ennoblece las hazañas de
Heracles y las convierte en ejemplo de una carrera titanica, es la
expresion del espiritu de Atenea. En la poesia y en el arte plastico la
vemos a su lado. Lo acompaña en sus correrias, lo ayuda para llevar
a cabo lo sobrehumano, y lo introduce Iinalmente en el cielo (vease
Pausanias 3, 18, 11 y passim). La escultura y la pintura de los vasos
nos representan la union entre la diosa y el gran vencedor en la
Iorma mas hermosa y signiIicativa. Una y otra vez ella aparece
oportunamente como consejera Iiel y ayudanta del poderoso, que
enIrento a los monstruos para luchar gloriosamente y para abrirse
paso hacia los dioses. La cercania de los divino, en el momento mas
diIicil de la prueba, tal vez no se mostro nunca de manera mas
emocionante que en la metopa de Atlas del templo de Zeus en
Olimpia. La boveda celeste pesa sobre la nuca del heroe amenazando
aplastarlo. Pero sin ser vista, la lucida y noble Iigura de Atenea se
puso tras de el. Con la indescriptible distincion de su porte, que es
una caracteristica de la deidad griega, toca suavemente la carga, y
Heracles, que ni puede verla, siente una Iuerza gigante y es capaz de
lo imposible. Otros relieves muestran tambien al heroe durante o
despues de una accion sobrehumana. La presencia de la diosa que lo
ilustra con gesto real o recibe el botin, no nos deja dudas de que la
hazaña se consumo en sentido elevado.
- 134 -
Lo que agrada a Atenea en el hombre no es la acometida a
golpes, sino la prudencia y la dignidad. Su preocupacion por Aquiles
lo muestra claramente (Iliada, 1, 193 y sigs.). El vigoroso se
enIurecio con las palabras oIensivas de Agamemnon y ya tenia la
mano en la espada. Pero reIlexiona un instante si debe derribar al
oIensor o dominarse a la Iuerza. Se siente tocado de atras, da vuelta
su cabeza y su mirada se encuentra Irente a los ojos ardientes de la
diosa. Ella le explica que el oIensor le otorgara despues una triple
satisIaccion, si conserva ahora la serenidad. Y Aquiles mete su
espada en la vaina. Vencio la razon. Nadie sino el vio a la diosa. Este
episodio se puede comparar con la historia de la muerte de Tideo
que se narro en un poema perdido (vease Baquilides, Iragmento 41,
Apolodoro 3, 6, 8, 3; Stat. Teb. 8, 758 y sigs.) Tambien con este
heroe, la diosa era una Iiel compañera y tambien al Iinal de su
carrera lo quiso hacer inmortal. Con la pocion de la vida eterna se
aproximo al agonizante; este iba a abrir violentamente el craneo del
adversario muerto para chuparle el cerebro con Iuror canibal.
Horrorizada, la diosa retrocedio, y el protegido a quien habia
destinado a lo mas sublime se sumergio en la muerte comun porque
se habia deshonrado a si mismo. Es un error creer que la Atenea
conocida en la Iliada no sabe nada del respeto a la moralidad. La
actitud de Tideo seria inimaginable en un amigo de la Atenea de la
obra. La diosa que exhorta oportunamente a Aquiles a la razon y la
dignidad, es la misma cuyo rostro se aparta estremecido de Tideo,
inhumano en la agonia. Y no solo es la monitora, sino la misma
decision para lo razonable Irente a lo meramente pasional. Aquiles
reIlexiona sobre si lleva a cabo el asalto o se domina a si mismo.
'Mientras que lo pondero ya desenvainando la espada¨ (193),
Atenea lo toca de pronto. El acontecimiento de su llegada es la
victoria de la razon. Esto la caracteriza mejor que largas
descripciones de su modo de ser. Se encuentra tambien, con su
protegido Odiseo, como pensamiento victorioso en un momento de
suma tension, donde hace Ialta energia y, ante todo, prudencia para
salvar la situacion desesperada. La invitacion de volver a la patria,
con la cual Agamemnon queria unicamente poner a prueba a la
multitud, Iue aceptada con impetuoso entusiasmo. Todo el mundo
acudia ya a las naves. En ese momento Atenea se acerco a Odiseo,
abismado en reIlexiones dolorosas; lo exhorto a detener la multitud
desbandada con advertencias y habil intervencion; desde el primer
momento vio en el ojo de Aquiles su pensamiento vacilante entre
lanzarse sobre Agamemnon o contenerse, y lo hizo elegir lo mas
sensato y digno. Asi tambien se aparecio a Odiseo, cuando estaba
triste y preocupado. La diosa maniIesto el pensamiento que un
narrador psicologico pondria en la cabeza y el corazon de Odiseo. El
poeta no menciona la salida de la diosa, sino la accion deliberada y
energica que Odiseo emprende inmediatamente despues de sus
palabras. Mas adelante se puso junto a el en Iorma de heraldo, para
pedirle silencio, cuando se levanto como primer orador en la
asamblea restituida (279).
De una y otra Iorma esta asistiendo siempre con su consejo y
ayuda, como lo muestran sobre todo las narraciones de la Odisea.
Entre los heroes homericos, Odiseo es el 'ingenioso¨ (aoìuµqti).
Esta palabra lo caracteriza estereotipadamente en la Iliada y solo a
el. Recuerda la alabanza del dios que tiene la suprema 'mente¨ y
'reIlexion¨ (µqti), de Zeus a quien se llama, unico entre los dioses,
el 'maestro de la mente¨ o de la 'reIlexion¨ (µqtictu, µqtiuci).
Se dice de Odiseo que su mente y reIlexion son las mas
excelentes en todo el mundo; muchas veces se lo compara con Zeus
(Iliada 2, 169, 407, 636; 10, 137). Tal es el pasaje recien
mencionado (2, 167 y sigs.), cuya signiIicacion consiste en que la
- 135 -
'reIlexion¨ de Odiseo (µqti) se equipara a la de Zeus, en un
momento en que su corazon preocupado recibe el consejo salvador
de Atenea. Es ella, con su halito, quien despierta en el la Iamosa
astucia y presencia de espiritu. Ella misma ÷como Odiseo en ambas
epopeyas÷ se llama en el hermoso Himno homerico (28, 2) la
'ingeniosa¨ (aoìuµqti), y eso en el comienzo, antes de que se
elogien sus cualidades guerreras (vease tambien Iliada 5, 269 y
Odisea 16, 282, donde se la llama 'rica en consejos¨ (aoìuµouìo);
(.) En la Odisea 13, 297, ella misma expresa Irente a Odiseo lo que
seria el rasgo que los distingue y une Iirmemente: 'Eres muy
superior a todos los hombres en consejo y lenguaje, y a mi me dan,
entre todos los dioses, el premio de la sagacidad (µqti) y de la
prudencia¨. Asi la Teogonia de Hesiodo dice de ella que 'es igual al
padre en coraje y consejo ingenioso¨, un rasgo esencial de la imagen
homerica de Atenea. 'PlaniIicando¨ (µqtioeou) el regreso de
Odiseo, se dirige a Nausicaa durmiente que debe servirle de
instrumento (Odisea 6, 14). 'Ahora ideo otra cosa¨, dice un verso
estereotipado (Odisea, 6, 112 y otros) cuando, en el momento
decisivo, produce algo que servira a su plan. Con esa mirada aguda y
Iacultad inventiva esta siempre preparada para asistir a los heroes:
construye la primera gran nave con Jason y Danao (vease Apolodoro
1, 9, 16; 2, 1, 4), con Epeo el caballo de madera por el que perecera
Troya (Odisea 8, 493 y otros); ayuda a BeleroIonte a amaestrar a
Pegaso, regalandole las riendas aureas (Pindaro, Olimp. 13, 65 y
sigs.). Esta idea ingeniosa de domar al animal corresponde
exactamente a su espiritu. En muchos lugares se la honraba como
patrona de los caballos. En Corinto con el epiteto de Chalinitis
(Pausanias 2, 4, 1), en otros sitios con el de Hippia. A estos temas y
de modo muy similar se reIieren las antiguas poesias, al ensalzar la
'mente¨ y el 'consejo¨ (µqti) de la diosa. El titulo de 'ingenioso¨
(aoìuµqti) que caracteriza al Iavorito Odiseo en ambas epopeyas y
a Atenea en el Himno, se una en la Iliada (21, 355) una vez tambien
para HeIaistos, el magistral dios del Iuego. Un verso de la Odisea
llama tambien a la Iuerza calmante de un remedio 'ingeniosa¨
(µqtióci: 4, 227).
El Iamoso mito del engendramiento y nacimiento de Atenea
nos muestra que sereno y viejo es el concepto de 'mente¨ y
'consejo¨ (µqti) que se maniIiestan en ella.
Ninguna madre la engendro. Tiene solo padre y es
enteramente de el. Esta estrecha y exclusiva vinculacion es para
Homero una de las Iirmes condiciones cuando compone sus versos
sobre los dioses. Esquilo hace hablar a la diosa expresamente de la
ausencia de una madre y de la union exclusiva con el padre
(Eumenides 376). Como hija que salio solamente del padre, debe ser
la viva imagen de lo que distingue a Zeus: la 'mente¨ y el 'consejo¨
(µqti). El Himno homerico 28 que la elogia en el comienzo como
'ingeniosa¨ dice dos versos despues que 'Zeus, maestro de la mente
la engendro solo de su cabeza sagrada¨. Homero mismo no revela
como hay que imaginarse el origen de la diosa, y comprendemos en
silencio. Pero la denomina signiIicativamente 'Hija del Padre
Poderoso¨, y en otras palabras oimos el eco de aquel extraordinario
mito que nos cuenta Hesiodo.
La hija surgio de la cabeza del padre, imagen prodigiosa que
ha encontrado una representacion monumental en el timpano oriental
del Partenon ateniense. Pero no basta que haya nacido
inmediatamente del padre, es decir, de su cabeza: un mito mas
asombroso todavia nos habla de una diosa Metis, como si realmente
Iuera su madre. Zeus la hubiera engendrado con esta maestra de la
mente y del consejo. Pero habia devorado a la madre embaraza antes
del nacimiento para tenerla siempre en su interior como consejera.
- 136 -
Cuando se acerco el momento dio a la luz del mundo su hija a traves
del vertice de su cabeza. Asi nos narra la Teogonia de Hesiodo (889
y sigs.). No hace mucho este mito doble se declaro curiosamente una
invencion tardia, la parte relativa de Metis una idea teologica
ridicula (vease Wilamowitz, Informes de la Sesion de la Academia
Berlinesa 54, 1921, 950 y sigs). El vertice del dios ÷se opinaba÷
deberia de hacer sido, en el mito arcaico, la cima de la Montaña
Divina de la cual se alzo la joven diosa, al igual que salieron otras
diosas de la tierra. Y este suceso, posteriormente, quiza Iue
transIerido a la cabeza del dios antropomorIo. Pero la epoca ilustrada
a la que se atribuye la transIormacion de la narracion primitiva no
hubiese creado la imagen del nacimiento de la cabeza divina. Su
enormidad corresponde enteramente a la antiquisima vision mitica, y
la mitologia de los primitivos nos oIrece un equivalente. Por la
posicion negativa de Homero vemos la extrañeza que esta vision
produjo en el espiritu de la nueva epoca. La conoce bien, pero la
calla, asi como los Ieroces mitos de Cronos que castra a su padre
Urano y devora a sus propios hijos. Ideas de esta indole se hacian
insoportables al nuevo espiritu. Menos todavia se puede dudar de su
antigüedad y autenticidad. Si realmente la imagen del nacimiento de
Atenea Iuera secundaria, tendriamos que opinar que algun mito
antiquisimo se transIirio a Atenea. ¿No seria mas natural aceptarlo
como la tradicion lo trasmite, esto es, como el mito original del
nacimiento de Atenea? Tanto mas que corresponde como ningun
otro al caracter de la masculina e ingeniosa diosa. Pero esto se aplica
tambien a la historia preliminar del mito: Atenea, a pesar de todo,
tuvo una madre, la diosa Metis, que habia sido devorada por Zeus en
estado de gravidez. Esta historia Iue declarada como invencion de la
teologia posterior y se la quito a Hesiodo, en cuyo texto, al
examinarlo mas detenidamente, se la habia conocido como
intercalacion ulterior. Pero este texto en el cual enumeran las esposas
e hijos de Zeus es, a pesar de todo, lo que dijo sobre el: un conjunto
logico en la Iorma existente (desde el verso 886 al 929). No se puede
eliminar de este conjunto ninguna parte sin Iuerza arbitraria y
destructora. Tampoco admite discusion, puesto que se puede
resolver Iacilmente el punto que dio el impulso principal, la
introduccion de Metis como madre de Atenea. Este pensamiento
÷asi se opina÷ hubiera sido posible solo despues de que la virgen
guerrera se convirtio en 'Diosa de la Sabiduria¨.
Sin embargo, el caracter de Atenea se interpreto mas adelante
como 'espiritu y pensamiento¨ (vease Platon, Cratilo, 407 B y
autores posteriores). Pero su antigua relacion con Metis signiIica una
cosa muy distinta. La palabra µqti alude siempre a la comprension
y pensamiento 'practicos¨, que valen mas en la vida de quien desea
luchar y vencer que la Iuerza Iisica. El viejo Nestor llama la atencion
de su hijo sobre el valor inestimable de estar bien aconsejado
(µqti, y le dice antes del comienzo de la carrera: 'Por consejo,
(µqti) uno es mejor leñador que por Iuerza; por consejo (µqti) el
timonel dirige la nave veloz en el oscuro mar a traves de las
borrascas; por consejo (µqti) el auriga triunIa sobre los otros¨.
Justamente este 'consejo¨ distingue a Atenea de una 'virgen con el
escudo¨ y la diIerencia de ella.
Si un mito le da esta Iorma divina como madre y reune esta
maternidad con el origen, desde el padre, por las primitivas
imagenes del devorar y del nacimiento principal, tenemos motivos
suIicientes para considerarlo genuino y antiguo.
- 137 -
Atenea y Heracles
3
Este es el momento para penetrar mas hondamente en el
caracter de Atenea. Y aqui algo del espiritu y del ideal del helenismo
se nos revela en la esencia de la deidad. ¿Donde podria maniIestarse
con mas claridad que en la presencia divina?
Lo que Atenea muestra al hombre, lo que ella quiere de el y a
lo que lo inspira es, ciertamente, audacia, voluntad de vencer y
valentia. Pero todo eso no signiIica nada sin la prudencia y la
claridad ilustrada. De ellas se origina la hazaña y completan la
esencia de la diosa de la victoria. Su luz brilla no solo para el
guerrero en la batalla. Donde quiera que se den hechos notables, se
terminen y se consigan luchando en la vida de la accion y del
heroismo, ella esta presente. ¡Que amplitud de espiritu en un pueblo
cuyo gozo era la lucha armada, que reconocia por doquier la misma
perIeccion, donde la mirada clara y prudente muestra el camino de
una proeza que no podia adorar una mera virgen de la batalla, como
diosa de gloria militar! Ella es el esplendor del momento claro y
vigoroso al que el exito ha de llegar, como la Nike alada vuela de las
manos de la diosa hacia el vencedor con la corona. Ella es la
omnipresente cuya palabra, cuyo ojo resplandeciente, halla al heroe
en el momento oportuno y lo inspira para el trabajo practico y viril.
Aqui sobreviene la idea de Apolo, Hermes y Artemis, y no
podemos dejar de compararlos con Atenea.
Asi como Apolo es el dios de la lejania y, como tal, la deidad
de la pureza y del conocimiento, Atenea es la diosa de la
proximidad. En eso se parece a Hermes. Como este, tambien
conduce a sus Iavoritos y a veces ambos acompañan a los mismos
heroes. Y a pesar de todo hay una diIerencia universal entre estas
conducciones. En Hermes reconocemos la presencia divina y la
direccion como buenaventura de la repentina ganancia y del
hallazgo, del atrapar y del goce irresponsable. Atenea, en cambio, es
la presencia divina y la conductora, en su caracter iluminador e
inspirador, hacia la victoriosa comprension y su termino. A Hermes
le pertenece lo misterioso, la situacion entre dos luces, lo Iantastico.
Pero Atenea es clara como la luz del dia. Es ajena a todo lo
visionario, lo nostalgico y lo languido. Nada sabe de las tiernas
delicias del amor. 'Todos los seres del cielo y de la tierra¨ ÷dice el
Himno homerico a AIrodita÷ 'rinden homenaje a la diosa del amor,
pero su poder termina en Atenea¨. En Homero y Hesiodo se llama
Palas, 'la Doncella¨ (.), en Atenas lleva el Iamoso nombre de 'la
Virgen¨ (Partenos). Esta aversion a la union amorosa y al
matrimonio la acerca a Artemis. Pero tambien aqui el valor mas
importante de la comparacion esta en el hecho de que acentua la
diIerencia. En Atenea no es, como en Artemis, el caracter juvenil,
acerbo, timido y aspero que se deIine del amor, sino el espiritu de la
- 138 -
accion. Pertenece a su modo de ser el hecho de que siempre se
asocia a hombres, piensa en ellos y esta cercana a ellos. Se les revela
en los momentos en que se separan de lo erotico, no por aspereza
sino por la severa claridad de la disposicion para actuar. ¡Que
diIerencia entre esta diosa de la proximidad y el espiritu de la lejania
que reconocemos en Apolo y en su hermana Artemis! Su relacion
aIectiva es del tipo de amistad que siente el hombre hacia el hombre.
La vida de muchos heroes lo demuestra. Su amor a Odiseo se nos
maniIiesta mas claramente por la poesia y el amor a Heracles por las
artes plasticas. Ella participa de todo, con su consejo y con su ayuda
que inspiran y celebran el exito. La narracion de Homero que habla
de su encuentro con Odiseo en la patria Iinalmente hallada, aun no
reconocida por el, es maravillosa: como se presenta a aquel, lo
acaricia sonriente y no se enoja ante su incredulidad. En este
momento le asegura cuan Iirmemente estan unidos para siempre por
su espiritu sagaz (Odisea 13, 287 y sigs.). Y en todo eso no hay
ningun halito de Iavor Iemenino de parte de la diosa, ni intencion de
servicio a la mujer de parte del hombre. Atenea es mujer; sin
embargo, parece hombre. Le Ialta, incluso, aquel sentimiento
Iemenino que une a la hija con la madre. Realmente nunca ha tenido
madre. Es 'la Hija del Padre Poderoso¨. Desde tiempos antiquisimos
÷la Iliada es el mas antiguo testimonio de ello÷ nos consta que
ella siempre y totalmente pertenecio al padre. En Esquilo enuncia
claramente su mentalidad masculina. 'Pues no hay ninguna madre
que me haya parido¨, dice en las Eumenides (736), 'mi corazon
pertenece a lo masculino en todas las cosas, menos en la union
matrimonial, y me conservo solo para el padre¨. A pesar de eso es de
sexo Iemenino. ¿Como explicarlo?
Por una parte no tenemos argumentos para suponer en eso
algo signiIicativo. Se opino que Atenea habia sido diosa antes de que
sus adoradores maniIestaran tan Iuertes inclinaciones belicosas como
para necesitar el apoyo de una diosa guerrera. De cualquier manera
hubiese adoptado cualidades guerreras, es decir, masculinas. Otra
opinion trata de ahondar el pensamiento: Atenea habria sido mujer
porque aquellos orgullosos heroes, que se dejaron conducir por ella,
no se habrian sometido tan Iacilmente a un hombre aunque Iuese un
dios. Pero genuinas Iiguras divinas no surgen de la arbitrariedad y el
capricho. Unicamente el sentido de la esIera en la que se maniIiestan
puede ser decisivo para su caracter y determinacion de su sexo. El
radio de accion de Atenea, que excede ampliamente el limite del
campo de batalla, comprendiendo todo el dominio de la accion
clarividente, debe maniIestar su naturaleza Iemenina.
Tambien aqui resulta util una comparacion. En Apolo
reconocemos al hombre enteramente masculino. La noble distancia,
la superioridad del conocimiento, la mesura creadora y cualquier
otra analogia con el hombre, hasta la musica en el sentido mas
amplio de la palabra, permanece extraño a la mujer. Y todo eso es
Apolo. Pero la perIeccion de la viva presencia, la accion clara y
victoriosa en el hombre no sirve a una idea inmensa sino que domina
en el momento, es el triunIo que Iascina siempre a la mujer. Esto
entusiasma al hombre, cuyo supremo gozo puede aprender de ella.
La divina claridad de la accion pensada, la prontitud para lo mas
vigoroso e inexorable, la incesante voluntad de vencer, todo es, por
paradojico que suene, el regalo de la mujer al hombre, quien es
extraño al momento y aspirante al inIinito. Asi comprendemos la
naturaleza Iemenina de un ser divino que esta enteramente del lado
masculino. Aunque signiIica tambien la superacion de la pesadez y
la barbarie por la nobleza de lo hermoso, no permite ninguna
inIluencia de blandura y suavidad. La mujer es, con toda su gracia,
mas severa y dura que el hombre. Tambien eso se expresa en
- 139 -
Atenea. El hombre moderno, aun el nordico, ha de acostumbrarse
poco a poco a la claridad reluciente de su Iigura. Su luz interrumpe
en nuestro dia brumoso con dureza casi terrible. No sabe nada de lo
que llamamos sentimental. El cumplimiento, la presencia inmediata,
el 'aqui lo acabo¨, esto es Atenea.
4
Lo que la diosa signiIica para el gran individuo es tambien
para todos los que necesitan la claridad y la Iuerza para llevar a cabo
un trabajo. El Himno homerico a Afrodita dice, despues de la
mencion de las inclinaciones guerreras de Atenea (12) que es ella de
quien los carpinteros aprendieron la construccion de carros. Asi
leemos en la Iliada que el carpintero que sabe arreglar las vigas de
una nave es su Iavorito (5, 61); por su enseñanza ha llegado a la
maestria (15, 412). El aprendiz de Atenea es tambien el artistico
Iundidor de metales que sabe elaborar hermosos vasos de plata y oro
(Odisea 6, 233). Hesiodo llama al herrero que compone el arado su
servidor (Trabafos, 430). Tambien los alIareros podrian recurrir a
ella. '¡Ven a nosotros, Atenea, y ten tu mano sobre mi horno!¨ se
dice en el conocido Epigrama Homerico 14, 2 (.)
De esta suerte resulta que el espiritu de la diosa que proIesa
tan decididamente la masculinidad, gobierna tambien las obras
artisticas del gineceo y se convierte en conductora de doncellas y
mujeres, sin negar su caracter Iundamental. Ella misma, cuando se
enIrenta en persona con Odiseo, 'se parece a una hermosa mujer de
elevada estatura, entendida en trabajos artisticos¨ (Odisea 13, 288;
16, 157). El supremo elogio de una joven mujer en la boca de
Aquiles (Iliada 9, 389) es rivalizar con AIrodita en belleza y con
Atenea en habilidad artistica. Ella hace a las doncellas diestras para
las labores Iemeninas (Odisea 20, 72; Himno Homerico a Afrodita
14 y sigs.; Hesiodo, Trabafos 63 y sigs.). A Penelope le ha otorgado
su asombrosa destreza y ademas clara inteligencia y agudeza como a
ninguna otra mujer griega (Odisea 2, 116 y sigs.). Ella teje su propio
vestido (Iliada 5, 735) y la preciosa vestidura que Hera se pone para
encantar a Zeus la conIecciono con su mano (Iliada 14, 178 y sigs.)
Viste tambien a Pandora (Hesiodo, Teogonia 573; Trabafos 72 y
sigs.)
Un discipulo de Anaxagoras, que interpreto a los dioses
homericos como alegorias, podria ver en Atenea la habilidad manual
(tc¿vq). Existe un verso orIico donde se dice que la ingeniosa
(aoìuµqti) Atenea se acaba cuando pierde sus manos (vease Diels,
Jorsokratiker, 'Presocraticos¨ I, p. 326). La mente y el consejo que
son una maniIestacion de su ser, se encuentran en todas las obras de
la habilidad manual por las que se venero como 'Ergane¨,
relacionandose con HeIaistos. Aunque una u otra practica artistica
sean de origen posterior o se hayan agregado a Atenea relativamente
tarde, la diosa no tenia que cambiar su naturaleza para aceptar el
nuevo protectorado. Sin embargo, no siendo un hombre eminente
sino un habil artesano quien se inspiro en ella, la revelacion de su
proximidad debia perder grandeza, poder y esplendor.
- 140 -
5
No podriamos comprender a Atenea, como a todas las
deidades genuinas, desde una sola actividad singularmente visible.
Su mente vigorosa, que hace de ella el genio de la victoria, tiene una
amplitud que no se limita a los horizontes de un campo de batalla.
Solo la 'inteligencia de los ojos claros¨, que percibe en cada
momento lo decisivo y lo realiza adecuadamente, llena por entero el
ideal con la grandeza multiIorme de su viva actividad.
La epopeya suele dar, a algunos de sus dioses, epitetos Iijos
que caracterizan su esencia y su impresion aparente. Asi Hera se
llama 'la de los ojos de vaca¨ (µouai). Se atribuye el epiteto a su
animal sagrado, en cuyo semblante parece que se la imaginaban
antiguamente con cierta razon. Pero ¿que signiIica la relacion de esta
diosa, precisamente, con este animal? Esta pregunta se repite con
todos los dioses y sus atributos animales o vegetales que Iueron
alguna vez las Iormas bajo las cuales aparecian. La explicacion del
investigador religioso se conIorma aqui, Irecuentemente, con puntos
de contacto superIiciales o casuales. Se deberia considerar cuanto
nos hemos alejado de la vision de existencia y mundo en los tiempos
miticos y que pequeña es, en muchos casos, la probabilidad de
adivinar el sentido de la relacion. A veces podemos recibir una
determinada impresion de los animales o plantas ÷en relacion con
las deidades÷ que se acerca mucho a la de las Iiguras divinas.
¿Puede haber algo mas natural que el pavo real se haya convertido
en el ave de Hera? Sin embargo, esta relacion pertenece a una epoca
tardia. ¿No observamos lo mismo en la vaca, cuando percibimos la
tranquilidad real y la belleza de este animal maternal? Precisamente
donde esta tranquilidad y poder se expresa con mayor eIicacia, es
decir, en la mirada del ojo grande, sirve en la epopeya como
caracteristica de Hera.
Asi el buho (¸ìuuç) se consideraba ave de Atenea y una
maniIestacion de su presencia. De todos modos, sea lo antiguo que
Iuere, la epopeya lo acentua desde hace mucho con un termino
aparentemente estereotipado. Lo que produce la mayor impresion en
el buho es justamente el ojo luminoso. Se llama Glaukopis, es decir
'la de los ojos claros¨. El verbo ¸ìuuó, con el que se caracteriza
su mirada, sirve en la lengua antigua de caliIicativo para el mar
(vease Iliada 16, 34; Hesiodo, Teogonia 440) y vuelve en el nombre
del dios marino Glaukos y en el de la Nereida Glauke. Tambien la
mirada de la luna se llamaba asi (vease Empedocles, Fragm. 42 D;
Euripides, Fragmento 1009), despues estrellas, aurora y eter. Por lo
tanto debe de haber signiIicado un brillo resplandeciente, idea que se
conIirma por la costumbre lingüistica que da al olivo la misma
denominacion por su resplandor (vease SoIocles, Edipo en Colono
701). Si ha de expresarse la Iorma de la mirada, puede compararse al
ojo centelleante del leon, listo para el asalto (vease Iiada 20, 172), o
a los ojos de un dragon (vease Pindaro, Pit. 4, 249; Olimp. 6, 45; 8,
37). Pero en general no puede signiIicar nada horrible o espantoso.
- 141 -
Ciertamente la diosa podia mirar en Iorma terrible (vease SoIocles,
Avax 450; Fragmento 760). Entonces no se la llama Glaukopis, sino
Gorgopis. El bello realce de los ojos de Atenea (vease Calimaco,
Himno 5, 17; Teocrito 20, 25; Propercio 2, 28, 12) demuestra que,
como el esplendor del mar y de las estrellas, 'Glaukopis¨ no tenia
ninguna signiIicacion terrible. Cuando a Atenea se le asocia con un
animal que se llama Glaux por su ojo grande, agudo y reluciente, tal
como ella misma, Glaukopis, no pueden caber dudas de que, por su
mirada singular, su espiritu estaba presente en ese ojo. El buho es un
animal agresivo que sale para buscar presa. Este caracter lo comparte
con muchos otros. Lo que llama la atencion de modo inolvidable es
su Iisonomia sagaz y los ojos penetrantes y brillosos que le dieron su
nombre. Pasaba por la 'mas astuta¨ de todas las aves (vease Dion,
orat. 12, 1 y sigs.). Tambien en Atenea se destacan siempre los ojos.
Como Oxyderkes, 'la de la mirada aguda¨, tenia un santuario en
Corinto Iundado, segun la leyenda, por Diomedes, porque Atenea lo
habia hecho clarividente (Pausanias 2, 24, 2). En Esparta, se venero
como Optilitis u Ophthalmitis (Plutarco, Licurgo 11; Pausanias 3,
18, 2). Se decia que habia salvado a Licurgo uno o ambos ojos. ¡Que
hermosa es la union entre Atenea Glankopis con Zeus Omnividente
en el Iamoso canto del coro de SoIocles (Edipo en Colono 706),
cuando dice del olivo resplandeciente (¸ìuuo) que 'el ojo eterno
de Zeus Morios lo contempla y Atenea con el ojo reluciente
(¸ìuuuai)!¨
Cuando nos imaginamos el ser de la diosa ÷espiritu del vivo
despertar que comprende rapidamente la exigencia del momento,
que siempre encuentra consejo con claridad nunca turbada, y
enIrenta las tareas mas diIiciles con la presteza mas rapida÷ ¿se
puede idear una señal y simbolo mejores para este ser que la clara y
reluciente mirada del ojo? No podemos interpretar peor esta hermosa
imagen que reconociendo en ella un resto de horror divino o
demoniaco. ¿No deberiamos dejar de preIerir la explicacion de lo
sordo y burdo a lo ingenioso que esta mas proximo? En verdad no
eran ojos terribles los que poderosamente brillaron ante Aquiles
iracundo, como describe Homero (Iliada 1, 200), cuando miro el
rostro de Atenea y Iue amonestado a prudencia y moderacion.
6
La Atenea ingenua no es un ser salvaje ni contemplativo.
Esta alejada de ambas naturalezas. Su voluntad de combatir no es
impetuosidad, su claro espiritu no es razon pura. Representa el
mundo de la accion aunque no la de la imprudente y cruda, sino la de
la sensata que conduce a la victoria con mas seguridad por su pura
conciencia.
Solo la victoria hace su mundo perIecto. En la cuidad que
llevaba su nombre se llamo Nike, y la Iamosa estatua del Partenon
de Fidias tenia en su diestra una imagen de la diosa de la victoria.
Nike, 'la donante de dulces regalos que decide sobre el exito de
noble Iuerza, entre dioses y hombres, en el radiante Olimpo aureo al
lado de Zeus¨ (Baquilides, 10), obedece a la sugestion de Atenea. En
la Poesia del Escudo de Hesiodo, ella misma salta al carro de
Heracles, antes del comienzo del combate, 'teniendo victorias y
gloria en sus manos divinas¨ (339). De esta manera estaba cerca de
toda lucha masculina y grandiosa. Pero el hombre sabe que grandeza
y triunIo son maniIestaciones de lo divino. Quien repudia a la diosa
y quiere conIiar solo en su propia Iuerza se destruye miserablemente
por la misma Iuerza divina (vease SoIocles, Avax 758 y sigs.)
La creencia en Atenea no nacia de ninguna necesidad
individual, de ningun deseo de la vida humana. Ella es el sentido de
- 142 -
la realidad de un mundo entero y perIecto: del mundo claro, duro,
glorioso, masculino, de los proyectos y de la ejecucion cuyo placer
es la lucha. Y este mundo incluye tambien lo Iemenino. Pero lo
Iemenino pertenece a Atenea no como amante o madre, no como
bailarina o amazona, sino como persona experta y creadora artistica.
Para entender su caracter es necesario tener presente lo que no es.
Se la relaciono en el curso de los tiempos y en algunos
lugares de culto, con varias empresas y necesidades. La encontramos
en Atenas como protectora del arte medico, de la agricultura, hasta
del matrimonio y de la pedagogia. Pero, todo esto no tiene
importancia y por lo tanto no debe seguirse mas. Al Iinal se hizo
hasta patrona de las artes y las ciencias. Este aspecto tardio de
Atenea maniIiesta el esplendor de la hegemonia de su cuidad:
Atenas. Pero se alejo mucho de su imagen antigua. El claro espiritu
de la genuina Atenea no tiene nada que ver con el conocimiento puro
ni con todo lo que concierne a la Musas. Le resulta ajena la
tranquilidad del distanciamiento, la mirada libre de la contemplacion
y la voluntad de creacion mas elevada que nace de alli. Le Ialta la
musica en el mas propio y amplio sentido de la palabra. Segun la
leyenda, invento la Ilauta, pero se dice que la desecho enseguida. En
cambio, la invencion de la trompeta de guerra corresponde
exactamente a su caracter.
Le Ialtan cualidades que distinguen a otras deidades, sobre
todo a Apolo. Y carece de ellas por su propia condicion de Iigura
entera lo que excluye toda signiIicacion. Ella es la valiente
espontaneidad, la salvadora presencia de animo, la rapida accion. Es
la omnipresente.
Walter F. Otto, Los dioses de Grecia, Eudeba, Buenos Aires, 1976,
pp. 33-48.
A f r o d i t a
Nacimiento de AIrodita. Trono Ludovisi. C. 470- 460 a.C.
A Afrodita
Cantare a la de aurea corona, veneranda y hermosa AIrodita,
a quien se adjudicaron las ciudadelas todas de la maritima Chipre,
adonde el Iuerte y humedo soplo del CeIiro la llevo por las olas del
estruendoso mar entre blanda espuma; las Horas, de aureos Irontales,
recibieronla alegremente y la cubrieron con divinales vestiduras,
pusieron sobre su cabeza inmortal una bella y bien trabajada corona
de oro y en sus agujereados lobulos Ilores de oricalco
229
y de oro
precioso, y adornaron su tierno cuello y su blanco pecho con los
229
Especie de laton de buena calidad, aleacion de cobre y cinc (Himnos
homericos. Batracomiomaquia, traduccion Alberto Bernabe Pajares, Editorial
Gredos, Madrid, 1978, p. 201).
- 143 -
collares de oro con que se adornan las mismas Horas, de aureos
Irontales, cuando en la morada de su padre se juntan al coro
encantador de las deidades.
Mas, asi que hubieron colocado todos estos adornos
alrededor de su cuerpo, llevaronla a los inmortales: estos, al verla, la
saludaron, le tendieron las manos, y todos deseaban llevarla a su
casa para que Iuera su legitima esposa, admirados de la belleza de
Citerea, de corona de violetas.
¡Salve, la de ojos negros,
230
dulce como la miel! ¡Concedeme
que alcance la victoria en este certamen y da gracia a mi canto. Y yo
me acordare de ti y de otro canto!
'A AIodita¨ (Himno homerico nº VI).
http://0hijasdelaluna0.blogspot.com/2007/11/himnos-homricos-
aIrodita.html
A Afrodita
Musa, cuentame las obras de la aurea AIrodita Cipria, que
inIunde en los dioses suaves deseos y subyuga las razas de los
mortales hombres, las aves mensajeras de Zeus y las Iieras todas, asi
las que cria en gran numero la tierra Iirme como las que nutre el
mar; que a todos les preocupan las obras de Citerea, la de hermosa
corona.
Pero hay tres diosas a quienes no ha podido persuadir el
animo ni engañar. Una es la hija de Zeus que lleva la egida, Atenea,
de ojos de lechuza; a quien no le placen las obras de la aurea
230
El termino helikoblephare es dudoso. Otra traduccion propuesta es 'de ojos
vivarachos¨ (Idem).
AIrodita, sino las guerras y las obras de Ares, y luchas y combates y
cuidarse de preclaras acciones. Fue ella quien primeramente enseño
a los artesanos que viven en la tierra a construir carretas y carros con
adornos de bronce; y a las doncellas de delicado cuerpo, a hacer,
dentro de sus camaras, esplendidas labores que les sugeria en la
mente. Tampoco la risueña
231
AIrodita ha domado con el amor a
Artemis, la de las Ilechas de oro, clamorosa; pues a esta le gustan los
arcos y cazar Iieras en los montes, y las citaras, y los coros, y los
gritos desgarradores, y los bosques umbrios y una ciudad de
hombres justos. Tampoco le gustan las obras de AIrodita a Hestia,
doncella respetable a quien engendro el artero Cronos, el de curva
hoz,
232
antes que a nadie y es, no obstante, la mas joven
233
por la
voluntad de Zeus que lleva la egida; virgen veneranda que Iue
pretendida por Poseidon y Apolo, pero no los quiso en modo alguno,
sino que los rechazo porIiadamente y, tocando la cabeza de su padre
Zeus, presto un gran juramento que se ha cumplido: ser virgen todos
los dias. Y el padre Zeus le dio una hermosa recompensa: la coloco
en medio de las casas para que recibiera el suculento olor de los
231
Philommeides signiIicaria 'risueña¨ si su segundo elemento se relaciona con
meidiaõ 'sonreir. Pero Hesiodo, Teogonia, lo relaciona con medea 'genitales¨, lo
cual se avendria bien con el caracter de AIrodita como diosa de la Iecundidad
(Ibidem, p. 187).
232
Este es el sentido originario de ankylomëtës, que alude a la castracion de Urano
por Crono con este instrumento. No obstante, se relaciono posteriormente por
etimologia popular con mêtis, interpretandose como de 'tortuosa intencion¨ y dio
lugar a otros compuestos como poikilomëtës y aiolomëtës (Ibidem, p. 188).
233
El doble nacimiento de Hestia alude al tema narrado por Hesiodo, Teogonia,
segun el cual Cronos iba devorando a sus hijos conIorme iban naciendo, y Hestia,
por ser la primogenita, Iue la devorada en primer lugar. Luego se vio obligado por
Zeus a vomitarlos y, naturalmente, Hestia salio de ultima (Idem).
- 144 -
sacriIicios. Se la honra ademas en todos los templos de los dioses y
es para todos los mortales la mas augusta de las deidades.
A estas tres, AIrodita no les ha podido convencer el
entendimiento, ni tampoco engañar; pero ningun otro ser se libra de
ella, ni entre los bienaventurados dioses, ni entre los mortales
hombres. Y hasta perturba la mente de Zeus que se complace en el
rayo, a pesar de ser el mas grande y el que ha obtenido mayores
honras: cuando ella quiere, engaña su precavida inteligencia y logra
Iacilmente que se junte con hembras mortales y se olvide de Hera, su
hermana y mujer, que es la mas notable por su aspecto entre las
inmortales diosas, Iue engendrada la mas gloriosa por el artero
Cronos y tuvo por madre a Rea; y Zeus, que conoce los eternales
decretos, la hizo su veneranda consorte, entendida en cosas honestas.
Zeus, a su vez, inspiro en el corazon de AIrodita un dulce
deseo de acoplarse con varon mortal, para que muy pronto ni ella
estuviera exenta del concubito humano; ni la misma AIrodita,
amante de la risa, pudiera decir, gloriandose entre todos los dioses y
sonriendose dulcemente, que unia a los dioses con mujeres mortales
que daban a los inmortales hijos mortales, y que juntaba asimismo a
las diosas con los mortales hombres.
Le inspiro, pues, en el corazon, un dulce deseo hacia
Anquises, que se hallaba apacentando vacas en las alturas del monte
Ida, abundante en manantiales, y por su cuerpo parecia un inmortal.
Asi que le vio AIrodita, amante de la risa, se enamoro de el,
sintiendo que un vehemente deseo se adueñaba de su albedrio.
Fuese enseguida a Chipre, penetro en el perIumado templo de
PaIos donde tenia un campo sagrado y un perIumado altar, y cerro
las puertas esplendidas. Alli las Gracias la lavaron y ungieron con
aceite inmortal, divino y sutil, que siempre estaba perIumado para
ella; cuales cosas embellecen todavia mas a los sempiternos dioses.
Luego AIrodita, amante de la risa, revistio su cuerpo de hermosos
vestidos, se adorno con oro y, dejando la olorosa Chipre, se lanzo
hacia Troya, haciendo el viaje rapidamente, por lo alto, por entre las
nubes. Llego al Ida, abundante en manantiales, procreador de Iieras;
y, atravesando la montaña, se Iue directamente al establo: iban tras
ella, moviendo la cola, blanquecinos lobos, leones de torva mirada y
veloces panteras, insaciables de carne de ciervo; y la diosa, al
notarlo, sintio que se le alegraba el animo en la mente, y les inIundio
en el pecho un dulce deseo, y todos Iueron apareandose por parejas
en los sombrios vericuetos. Llego en esto a la bien construida cabaña
y hallo al heroe Anquises que tenia la belleza de un dios y se habia
quedado en el establo, solo, alejado de sus compañeros. Estos se
habian ido todos, con las vacas, por los prados herbosos; y el se
habia quedado en el establo, solo, alejado de los demas, e iba aca y
aculla pulsando vigorosamente la citara. AIrodita, hija de Zeus, se
detuvo en su presencia, habiendo tomado la estatura y el aspecto de
una virginal doncella: no Iuera que, al contemplarla Anquises con
sus ojos, le tuviese temor. Anquises, al verla, se quedo pensativo y
admiraba su aspecto, su estatura y sus vestidos esplendidos.
AIrodita se habia revestido de un peplo mas brillante que el
resplandor del Iuego, llevaba retorcidos brazaletes y lucientes
pendientes; tenia alrededor de su tierno cuello bellisimos collares,
pulcros, aureos, de variada Iorma; y en su tierno pecho brillaba una
especie de luna, encanto de la vista. El deseo amoroso se apodero de
Anquises, quien, vuelto hacia ella, asi le dijo:
Salve, oh reina, que has venido a estas moradas, seas cual
Iueres de las bienaventuradas diosas o Artemis, o Leto, o la aurea
AIrodita, o la noble Temis, o Atenea, la de ojos de lechuza; o
quizas has llegado aqui siendo una de las Gracias, que acompañan a
todos los dioses y son llamadas inmortales; o eres alguna de las
- 145 -
ninIas que pueblan los hermosos bosques o de las que habitan este
hermoso monte, las Iuentes de los rios y los prados herbosos. Yo te
erigire un altar en una atalaya, en sitio abierto por todos lados, y te
oIrecere hermosos sacriIicios en cada estacion; y tu, con animo
benevolo, concedeme que sea ilustre entre los troyanos y haz que
tenga Iloreciente prole, que viva bien y largo tiempo, que mezclado
con el pueblo contemple dichoso la luz del sol, y que llegue hasta el
umbral de la vejez.
AIrodita, hija de Zeus, le respondio en el acto:
Oh Anquises, el mas glorioso de los hombres que sobre la
tierra han nacido, no soy ciertamente una diosa ¿por que me
conIundes con las inmortales?, sino mortal, y mujer Iue la madre
que me dio a luz. Mi padre es Otreo,
234
de inclito nombre, si acaso lo
has oido nombrar, y reina sobre toda la Frigia bien amurallada.
Conozco bien vuestra lengua y la mia, por haberme criado en
el palacio una nodriza troyana que me cuido constantemente desde
que me recibio de mi madre, siendo yo muy pequeñita; por esto
conozco bien vuestra lengua. Ahora el ArgiIontes,
235
el de la varita
234
Otreo es un caudillo Irigio citado en Iliada III 186, eponimo de la ciudad de
Otra. Priamo participo con el en la guerra contra las Amazonas (Ibidem, p. 191).
235
Hermes Iue el matador de Argos, servidor de Hera, que custodiaba a la
bellisima Io, transIormada en vaca por Zeus, que habia sido su amante, para que su
mujer no sospechara nada. Zeus manda entonces a Hermes para que libere a su
amada, y este mata entonces al guardian de los muchos ojos, con los que podia
vigilar dia y noche a la joven. En su honor, Hera imprime sus ojos en las plumas
del pavo real. Para los estudiosos del tema, en realidad, la palabra arguifontes no
queria decir argicida sino por conIusion, signiIicando originariamente 'rapido
mensajero¨.
http://images.milcris.multiply.com/attachment/0/R4Ys4woKCE8AAGNNIM81/W
enceslao°20Maldonado°20-
°20Entre°20AIrodita°20y°20Eros.pdI?nmid÷76978555
de oro, me arrebato de un coro de Artemis, que lleva arco de oro y es
amante del bullicio. Muchas ninIas y doncellas, valiosas por muchos
bueyes,
236
jugabamos, y una multitud inmensa Iormaba en torno
nuestro una ronda: de alli me arrebato el ArgiIontes, el de la varita
de oro, quien me condujo a traves de muchas tierras cultivadas por
los mortales hombres y a traves de otras sin parcelar e incultas, en
las cuales las Iieras carnivoras vagan por sombrios vericuetos
pareciame que no tocaba con mis pies la Iertil tierra y me
aseguraba que se me llamaba cerca de Anquises, a su lecho, como
legitima esposa, y que le daria hijos ilustres. Mas cuando me hizo
esta revelacion y me hubo hablado, el marcho de nuevo con las
estirpes de los inmortales, el poderoso ArgiIontes; y yo vine a
encontrarte, obligada por dura necesidad. Mas, por Zeus te lo suplico
y por tus padres nobles, pues unos viles no te habrian engendrado tal
cual eres: llevame, virgen como soy e inexperta en amores, y
muestrame a tu padre y a tu madre entendida en cosas honestas y a
tus hermanos nacidos de tu mismo linaje; que no sere para aquellos
una nuera indigna, sino tal cual les corresponde.
Manda pronto un mensajero a los Irigios de agiles corceles,
para que se lo participen a mi padre y a mi madre que esta ansiosa,
los cuales te enviaran abundante oro y vestiduras tejidas; y tu recibe
muchos y esplendidos regalos.
237
Y despues que esto hicieres,
celebra con un convite las deseadas nupcias a Iin de que sean
honorables para los hombres y los inmortales dioses.
236
Epiteto aplicado a muchachas en Homero (Iliada XVIII 593), probablemente
alusivo a la dote que el pretendiente paga al padre en ganado. (Ibidem, p. 191).
237
Si estos presentes son en calidad de dote, esta practica va en contra de la
costumbre homerica (aludida en el himno en el epiteto 'valiosas por muchos
bueyes¨), segun la cual es el esposo el que paga por la mujer al padre de esta.
Probablemente se trata de una dote-rescate. (Ibidem, p. 192).
- 146 -
Dicho esto, la diosa inIundio en su corazon un dulce deseo.
El amor se apodero de Anquises, quien proIirio estas palabras
dirigiendose a ella:
Si eres mortal y Iue mujer la madre que te dio a luz, y tu
padre es Otreo de inclito nombre, segun dices, y has venido aqui por
la voluntad de Hermes, el heraldo inmortal, en adelante seras
llamada esposa mia todos los dias; y ninguno de los dioses ni de los
mortales hombres me detendra hasta haberme unido amorosamente
contigo, aunque el mismo Apolo, el que hiere de lejos, me tirara
luctuosas Ilechas con su arco de plata. Yo quisiera, oh mujer
semejante a una diosa, subir a tu lecho y hundirme luego en la
mansion de Hades.
Asi diciendo, la tomo de la mano; y AIrodita, amante de la
risa, vuelta hacia atras y con los ojos bajos, se deslizo en el lecho
bien aparejado, en el lugar donde solian disponerlo para el heroe con
suaves colchas, encima de las cuales estaban echadas pieles de osos
y de leones de ronca voz que el mismo habia matado en los altos
montes. Asi que llegaron al lecho bien construido, Anquises le Iue
quitando los relucientes adornos broches, redondos brazaletes,
sortijas y collares, le desato la Iaja, la desnudo del esplendido
vestido, que puso en una silla de clavazon de plata; y enseguida, por
voluntad de los dioses y por disposicion del hado, el, que era mortal,
se acosto con una diosa inmortal sin saberlo claramente.
A la hora en que los pastores hacen volver de los Iloridos
prados al establo los bueyes y las pingües ovejas, la diosa derramo
sobre Anquises un dulce y suave sueño, y empezo a cubrir su cuerpo
con el hermoso vestido. Cuando la divina entre las diosas hubo
colocado alrededor de su cuerpo todas las prendas, quedose en pie
dentro de la cabaña: su cabeza tocaba al techo bien construido y en
sus mejillas brillaba una belleza inmortal, cual es la de Citerea, de
hermosa corona. Entonces lo desperto del sueño, lo llamo, y le dijo
estas palabras:
Levantate, Dardanida: ¿por que duermes con sueño tan
proIundo? Dime si te parece que soy semejante a aquella que
contemplaste primeramente con tus ojos.
Asi dijo; y el, saliendo inmediatamente de su sueño, pronto la
oyo. Y asi que vio el cuello y los hermosos ojos de AIrodita, se
espanto y, desviando la vista, la dirigio a otro lado.
Cubriose nuevamente el rostro con la manta, y, suplicante,
estas aladas palabras le dijo:
Cuando por vez primera te vi con mis ojos, supe, oh diosa,
que eras una deidad; pero tu no me hablaste sinceramente. Mas
ahora te suplico por Zeus, que lleva la egida, que no me dejes
impotente habitar vivo entre los hombres; antes bien compadecete de
mi, puesto que no llega a una vida vigorosa el varon que se acuesta
con las inmortales diosas.
AIrodita, hija de Zeus, le respondio en el acto:
¡Oh Anquises, el mas glorioso de los mortales hombres!
Cobra animo y no temas excesivamente en tu corazon; que ningun
temor has de abrigar de que te venga algun mal de mi parte ni de los
demas bienaventurados, pues eres caro a los dioses. Tendras un hijo
que reinara sobre los troyanos y de su estirpe naceran perpetuamente
hijos tras hijos. Su nombre sera Eneas a causa de la terrible
aIliccion
238
que se apodero de mi por haber caido en la cama de un
varon mortal. Siempre los de vuestro linaje han sido, entre los
mortales hombres, los mas semejantes a los dioses por su aspecto y
su prestancia. Asi el provido Zeus robo al rubio Ganimedes por su
238
Se explica por etimologia popular Aineiãs a partir de ainos 'terrible¨, dentro de
una tendencia corriente en la epica de tratar de explicar etimologicamente nombres
de origen desconocido (Ibidem, p. 194).
- 147 -
belleza, para que estuviera entre los inmortales y en la morada de
Zeus escanciara a los dioses, ¡cosa admirable de ver!; y ahora,
honrado por todos los inmortales, saca el dulce nectar de una cratera
de oro. Inconsolable pesar se apodero del alma de su padre Tros, que
ignoraba adonde la divina tempestad
239
le habia arrebatado el hijo, y
desde entonces lo lloraba constantemente, todos los dias; pero Zeus
se apiado de el y le dio a cambio del hijo caballos de agiles pies, de
los que usan los inmortales. Se los dio de regalo para que los
poseyera, y el mensajero ArgiIontes se lo explico todo por orden de
Zeus: que Ganimedes seria inmortal y se libraria de la vejez como
los dioses. Y desde que oyo el mensaje de Zeus ya no lloro mas; sino
que se alegro interiormente, en su corazon, y alegre se dejaba
conducir por los caballos de pies rapidos como el viento.
Asi tambien, Aurora robo a Titono,
240
de vuestro linaje,
parecido a los inmortales. Fue luego a pedir a Zeus, el de las negras
nubes, que aquel Iuese inmortal y viviese todos los dias; y Zeus
asintio y le realizo el voto. ¡Oh insensata!
No atino en su mente la veneranda Aurora a impetrar para el
una juventud perpetua a Iin de arrancarle de la vejez Iunesta. Y asi,
mientras le duro la amabilisima juventud, habitaba junto a las
corrientes del Oceano en los conIines de la tierra, y se deleitaba con
la Aurora, la de aureo solio, hija de la mañana; mas cuando las
primeras canas se esparcieron por su hermosa cabeza y por su
239
En la leyenda original, Zeus se apoderaba de Ganimedes por medio de un
torbellino. Posteriormente, la representacion normal es en Iorma de aguila
(Ibidem, p. 195).
240
Titono parece ser originariamente una divinidad de la luz solar, probablemente
de origen anatolio. En Homero se le menciona, pero no se habla de su
envejecimiento continuo. Si aluden a este tema SaIo y Mimnermo. Helanico lo
desarrolla hasta el Iinal y cuenta que acaba por convertirse en una cigarra (Idem).
poblada barba, la veneranda Aurora se abstuvo de su lecho y,
conservandolo en el palacio, lo alimentaba con manjares y ambrosia,
y le daba hermosas vestiduras. Pero al punto que lo abrumo
completamente la odiosa vejez y ya no pudo mover ni levantar
ninguno de sus miembros, a ella le vino a la mente que la mejor
resolucion seria la que tomo: lo puso en el talamo y ajusto las
puertas esplendidas. Desde entonces la voz de Titono Iluye
continuamente, pero ningun vigor le queda del que antes tenia en los
Ilexibles miembros. No de este modo te quisiera inmortal entre
inmortales, y que vivieras todos los dias. Si vivieras siendo cual eres
en Iigura y cuerpo, y Iueses llamado esposo mio, el pesar no
envolveria mi prudente espiritu. Mas ahora pronto te envolvera la
senectud cruel, que a todos los hombres alcanza, Iunesta, Iatigosa,
aborrecida de los mismos dioses. Y yo tendre que suIrir por tu causa
perpetuamente, todos los dias, una gran aIrenta entre los inmortales
dioses; quienes temian antes mis coloquios y ardides con los cuales
junte en otro tiempo a todos los inmortales con mujeres mortales,
pues mi inteligencia a todos los subyugaba. Mas ahora ya no se
abrira mi boca para hablar de tales cosas entre los inmortales, pues
he cometido un pecado muy grande, atroz e inIando: se me extravio
la mente y, habiendome acostado con un mortal, llevo un hijo debajo
de la Iaja. Tan pronto como este vea la luz del sol, lo criaran las
ninIas montaraces, de proIundo seno, que habitan este monte grande
y divino; no obedecen ni a mortales ni a inmortales; viven largo
tiempo, alimentandose con divinal manjar; y danzan en hermoso
coro ante los inmortales. Con ellas se unen amorosamente los
Silenos
241
y el vigilante ArgiIontes en el Iondo de deleitosas cuevas.
241
Es esta la primera mencion en la literatura griega de los Silenos, demones
naturales semejantes a los Satiros y, tambien como ellos, amantes de las NinIas
(Ibidem, p. 197).
- 148 -
Cuando nacen las ninIas, brotan simultaneamente de la Iertil tierra
abetos o encinas de elevada copa; arboles hermosos, que Ilorecen en
los altos montes, hallanse en lugares abruptos, Iorman los llamados
bosques de los inmortales, y jamas los mortales los cortan con el
hierro. Mas cuando la Parca de la muerte se les presenta a las ninIas,
se secan primero los hermosos arboles sobre la tierra, se marchita la
corteza alrededor del tronco, caen las ramas, y al mismo tiempo
dejan la luz del sol las almas de aquellas. Las ninIas, pues, criaran a
mi hijo, teniendolo con ellas, y asi que le llegue la muy amable
pubertad, las diosas lo traeran aqui y te mostraran el niño. Y cinco
años despues para que en mi espiritu pase revista a todas estas
cosas volvere en persona a traerte el hijo. Tan pronto como veas
con tus ojos semejante retoño, gozaras contemplandolo pues sera
muy semejante a los dioses y lo llevaras enseguida a la ventosa
Ilion. Y si alguno de los mortales hombres te preguntare que madre
puso, para ti, tu amado hijo debajo de su Iaja, acuerdate de hablarle
asi como te lo mando: dile que es prole de una de las ninIas de cutis
suave como boton de rosa, que pueblan esta montaña vestida de
bosque. Mas si, gloriandote con animo insensato, revelaras que te
has unido amorosamente con Citerea de hermosa corona, Zeus,
irritandose, te heriria con el ardiente rayo. Todo te lo he dicho: tu
meditalo en tu mente, dominate y no me nombres, temiendo la colera
de los dioses.
Asi habiendo hablado, lanzose rapidamente al ventoso cielo.
Salve, diosa que reinas sobre la bien construida Chipre:
habiendo empezado por ti, pasare a otro himno.
'A AIrodita¨ (Himno homerico nº V).
http://0hijasdelaluna0.blogspot.com/2007/11/himnos-homricos-
aIrodita.html
Se cuenta que cuando Anquises comia con sus compañeros se
jacto de haber tenido amores con Venus. Venus, habiendose quejado
de ello a Jupiter, consiguio que se lanzaran rayos contra Anquises;
pero Venus, al ver que el podia ser aniquilado por un rayo, se
compadecio del joven y desvio el rayo hacia otra parte; Anquises,
sin embargo, alcanzado por el halito del Iuego celeste quedo tullido
el resto de su vida.
Servio, Comentarios a la Eneida II, 649.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
AIrodita sobre un cisne
- 149 -
Gracias a ti toda especie viviente es concebida y surge a
contemplar la luz del sol: ante ti huyen las nubes, la tierra te extiende
una alIombra de Ilores, las llanuras del mar te sonrien, y un placido
resplandor se diIunde por el cielo. Pues en cuanto la primavera
descubre su Iaz, te saludan primero las aves del aire y anuncian tu
llegada; despues, Iieras y rebaños retozan por los lozanos pastos y
cruzan los rapidos rios: asi, prendidos de tu hechizo, te siguen todos
aIanosos. En Iin, por mares y montes y arrebatados torrentes, por las
Irondosas moradas de las aves y las verdeantes llanuras, hundiendo
en todos los pechos el blando aguijon del amor, los hace aIanosos de
propagar las generaciones, cada uno en su especie.
Lucrecio, Naturale:a de las cosas I, 4-20.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
Cipris resulta irresistible cuando se lanza con todo su poder.
Pues con dulzura va en pos del que cede ante ella, mas al que
encuentra engreido y soberbio, se apodera de el y lo aniquila. Va y
viene ella por el eter y esta en las olas del mar, Cipris, y todo ha
nacido de ella. Ella es la que siembra y otorga el amor, del cual
nacemos todos los que sobre la tierra estamos.
Euripides, Hipolito 443-450.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
Todos sabemos que no hay AIrodita sin amor. En el caso,
pues, de que Iuera unica habria tan solo un Amor, pero como existen
dos, necesariamente habra dos amores. ¿Y como negar que son dos
las diosas? Una de ellas no tuvo madre y es hija de Urano, por lo
cual le damos el nombre de Urania; la otra es hija de Zeus y de
Dione y la llamamos Pandemo. De ahi que sea necesario tambien
llamar con propiedad al Amor que colabora con esta ultima
Pandemo y al otro Uranio.
Platon, Banquete 181 a.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
La costumbre mas ignominiosa que tienen los babilonios es
la siguiente; toda mujer del pais debe, una vez en su vida, ir a
sentarse a un santuario de AIrodita y yacer con un extranjero.
Muchas mujeres toman asiento en el recinto sagrado de AIrodita con
una corona de cordel en la cabeza. Y entre las mujeres quedan unos
pasillos; por ellos circulan los extranjeros y hacen su eleccion. Una
mujer no regresa a casa hasta que algun extranjero le echa dinero en
el regazo y yace con ella en el interior del santuario. La cantidad de
dinero puede ser la que se quiera; a buen seguro que no la rechazara,
pues no esta permitido: sigue al primero que se lo echa sin
despreciar a nadie. Como es logico, todas las mujeres que estan
dotadas de belleza y buen tipo se van pronto, pero aquellas que son
poco agraciadas esperan mucho tiempo sin poder cumplir la ley. Por
cierto que, en algunos lugares de Chipre, existe tambien una
costumbre muy parecida a esta.
Herodoto I, 199.
Traduccion Grupo Tempe.
- 150 -
http://clasicas.usal.es/Mitos/
Era costumbre de los chipriotas hacer ir a la playa, en
determinados dias antes de celebrarse las bodas, a las jovenes a ellas
destinadas, con objeto de que se ganasen con sus personas el dinero
de sus dotes, y para asegurarse asi, pagando a Venus las primicias de
su virginidad, su Iutura castidad conyugal.
Justino, Epitome de las historias filipicas de Pompevo Trogo XVIII
5, 4.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
Y el templo de AIrodita poseia mas de mil siervas sagradas,
prostitutas, oIrendadas a la diosa por hombres y mujeres. Y era por
las tales por lo que la ciudad hormigueaba y se enriquecia; asi, por
ejemplo, los armadores de barcos se gastaban todo su dinero, y por
eso dice el reIran: 'No todo el mundo puede navegar a Corinto¨
Estrabon, Geografia VIII 6, 20.
Traduccion Grupo Tempe.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
El juicio de Paris
El juicio de las diosas
Zeus, Hermes, Hera, Atenea, Afrodita v Paris o Alefandro
ZEUS. Hermes, toma esta manzana y vete a Frigia en busca del hijo
de Priamo, el pastor, que apacienta sus bueyes en el Gargaro de
Ida,
242
y le dices: 'Paris, Zeus te manda, puesto que eres hermoso y
perito en asuntos de amor, que decidas cual de estas diosas es las
mas bella; y la que obtenga la victoria que reciba esta manzana como
premio del certamen.¨ Y vosotras, oh diosas, marchad tambien a la
presencia de vuestro juez. Yo me eximo del arbitraje, porque a las
tres os amo igualmente, y, si Iuera posible, veria con gusto que todas
tres salierais vencedoras. Por lo pronto sucederia necesariamente que
al dar a una el premio de la hermosura habria de incurrir de lleno en
242
El Gargaro era la cima mas alta del monte Ida.
- 151 -
el odio de las demas. Por esto no soy yo el juez a proposito para
vosotras; mas ese joven Irigio, a cuya presencia vais, es de estirpe
real, pariente de nuestro Ganimedes, sencillo, como acostumbrado a
vivir en las montañas, y nadie podra juzgarlo indigno de una
inspeccion de este genero.
AFRODITA. Yo, Zeus, aunque nos impusieses por juez al mismo
Momo, iria con toda conIianza a la prueba. ¿Que podria censurar en
mi?
243
Pero es preciso que el arbitro sea tambien del agrado de estas.
HERA. Tampoco nosotras, AIrodita, abrigamos temor alguno, ni
aunque tu Ares mismo Iuese el encargado de la decision, y
aceptamos a ese Paris, quienquiera que sea.
ZEUS. ¿Y tu, hija mia, eres tambien del mismo parecer? ¿Que dices?
¿Vuelves la cabeza y te pones colorada? Es natural que a las
doncellas os causen rubor estas cosas. Pero estas conIorme. Id, pues,
y no os agraveis contra el juez las que salgais vencidas, ni ocasioneis
mal alguno a ese joven, porque no es posible que las tres seais
igualmente bellas.
HERMES. Marchemos rectamente a Frigia; yo os guiare: seguidme
vosotras sin dilacion, y tened buen animo; yo conozco a Paris: es un
joven hermoso, enamorado y muy a proposito para resolver estas
cuestiones; seguramente que no sera desacertado su juicio.
AFRODITA. Lo que dices de la justiIicacion de nuestro juez es bueno
y Iavorable para mi. ¿Pero es acaso soltero, o tiene en su compañia
alguna mujer?
HERMES. No es completamente soltero, AIrodita.
AFRODITA. ¿Como dices?
243
Entre el nombre Momo, dios de la burla, y el verbo griego ridiculizar o
censurar, hay un juego de palabras que no es posible traducir.
HERMES. Creo que vive con el una muchacha del Ida,
244
no
desagradable, aunque agreste y en extremo montaraz; mas no parece
que se cuida mucho de ella. ¿Por que me lo preguntas?
AFRODITA. Lo preguntaba sin objeto.
ATENEA. ¡Eh, tu! Estas Ialtando a los deberes de tu comision
hablando a solas con esa.
HERMES. Nada de particular deciamos, Atenea, ni mucho menos
perjudicial a vosotras; sino que me preguntaba si Paris es soltero.
ATENEA. ¿Y a que viene esa curiosidad impertinente?
HERMES. No se; dice que se le ocurrio por casualidad y me lo
preguntaba sin objeto.
ATENEA. Y que, ¿es soltero?
HERMES. Parece que no.
ATENEA. Di: ¿y a las cosas de la guerra tiene aIicion? ¿Es amante de
la gloria? ¿O es meramente un pastor?
HERMES. No podria decirtelo con seguridad; pero es de suponer que
siendo joven tenga aspiraciones y quiera ser el primero en los
combates.
AFRODITA. ¿Estas viendo? Yo no me incomodo ni te recrimino
porque hables aparte con ella. No es del caracter de AIrodita el andar
siempre con quejas.
HERMES. Me preguntaba casi lo mismo que tu; por lo cual no debes
inquietarte ni creerte en condicion menos ventajosa, porque le he
contestado con la misma sencillez que a ti.
Pero con la conversacion hemos caminado mucho y alejadonos tanto
de las estrellas que estamos ya casi en Frigia; y aun veo el Idas y
todo el Gargaro perIectamente, y, si no me engaño, distingo tambien
a vuestro juez Paris.
244
Enone, hija de Cebrono, a la cual habia jurado amor eterno; ella, sin embargo,
predijo a Paris su inIidelidad y las desgracias que habian de sobrevenir.
- 152 -
HERA. ¿Donde esta? No lo veo.
HERMES. Mira por alli, Hera, a la izquierda, no en la cima del monte,
sino en la ladera, donde ves una gruta y una manada de bueyes.
Hera. Pero no veo los bueyes.
HERMES. ¿Que dices? ¿No ves, siguiendo la direccion de mi dedo,
aquellas terneras que salen de entre riscos, y aquel hombre que corre
desde lo alto de la roca con cayado en la mano para impedir que el
ganado se disperse?
HERA. Ahora lo veo, si es que es aquel.
HERMES. Pues aquel es. Y ya que estamos cerca, bajemos a tierra, si
os parece, y caminemos a pie, para no asustarlo descendiendo ante
su vista de improviso.
HERA. Dices bien: asi debemos hacerlo. Y cuando estemos abajo, a
ti, AIrodita, te corresponde ir delante y enseñarnos el camino, porque
es natural que conozcas bien el terreno, habiendo venido muchas
veces, segun voz publica, a visitar a Anquises.
AFRODITA. No me hacen gran eIecto, oh Hera, tus provocaciones.
HERMES. Yo sere vuestro guia; he permanecido algun tiempo en el
Ida cuando Zeus estaba enamorado del jovencito Irigio, y muchas
veces vine aqui comisionado por el para espiar al niño; y cuando ya
se transIormo en aguila, yo volaba a su lado y le ayude a levantar su
amada presa. De esta roca, si no me acuerdo mal, le arrebato.
Casualmente estaba en aquel momento tocando la Ilauta junto a su
rebaño, cuando Zeus, bajando su vuelo por detras de el, le asio muy
suavemente con las uñas, mordio con el pico el casquete que llevaba
en la cabeza y remonto al pobre muchacho, que aturdido volvia sin
cesar el cuello para mirarle. Yo entonces recogi la Ilauta que el de
miedo habia dejado caer.
245
Pero nuestro juez esta ya cerca:
hablemosle.
Salud, pastor.
PARIS. Igualmente, joven. ¿Quien eres y a que vienes por aqui?
¿Quienes son esas mujeres que traes contigo? Ciertamente que no
han nacido para vivir en las montañas, tan bellas como son.
HERMES. Es que no son mujeres: tienes ante tu vista, oh Paris, a
Hera, a Atenea y a AIrodita; y a mi, que soy Hermes, enviado por
Zeus. Mas, ¿por que tiemblas? ¿Por que palideces? Nada temas, no
venimos a molestarte; sino que Zeus ha ordenado que tu seas el juez
de la hermosura de estas diosas. 'Pues que tu eres hermoso, dice, y
versado en lances de amor, a ti remito el arbitraje¨. Ahora bien: el
premio del certamen lo sabras leyendo lo que hay escrito en esta
manzana.
PARIS. Trae, vere lo que dice: 'Recibala la mas hermosa¨. ¿Y como,
soberano Hermes, podre yo, simple mortal e ignorante campesino,
ser juez en un examen tan extraño y superior a lo que un pastor
puede alcanzar? El resolver tales cuestiones es propio de hombres de
mas Iino gusto, y educados en la elegancia de las ciudades; en
cuanto a mi, podria cuando mas discernir con algun conocimiento de
la materia si una cabra o una ternera es mas hermosa que otra.
Ademas estas diosas son igualmente bellas, y no se como podria
separar los ojos de una para dirigirlos a otra; porque no quieren
ceder Iacilmente, sino que donde primero se inclinaron alli
permanecen Iijos y alaban lo que presencian; y si por acaso se
vuelven a otra parte, ven alli otra hermosura igual y se detienen
extasiados ante lo que contemplan; en una palabra, la hermosura de
estas diosas me cautiva y me arrebata por completo; sintiendo
245
Zeus, transIormado en aguila, transporto al Olimpo a Ganimedes, y lo hizo
escanciador o copero de la mesa de los dioses en sustitucion de Hebe y de HeIesto.
- 153 -
verdaderamente no poder, como otro Argos, mirar con todo mi
cuerpo. Me parece que el Iallo mas acertado seria dar la manzana a
las tres. Por otra parte, sucede que esta es hermana y esposa de Zeus,
y estas otras sus hijas. ¿Como, pues, no me sera enojosa en tales
circunstancias la resolucion?
HERMES. No se; pero no es posible eludir el mandato de Zeus.
PARIS. Una sola cosa, oh Hermes; aconsejales que no se incomoden
conmigo las dos que salgan vencidas, sino que lo consideren
exclusivamente como error de mis ojos.
HERMES. Asi dicen que lo haran. Con que ya es tiempo de que
procedas al juicio.
PARIS. Lo intentaremos; ¿que remedio me queda? Pero antes deseo
saber si bastara examinarlas, tal como estan, o si convendria que se
desnudasen para mayor escrupulosidad del examen.
HERMES. Eso tu, como juez, lo has de decir: ordena como quieres.
PARIS. ¿Como quiero? Quiero verlas desnudas.
HERMES. ¡Eh, vosotras, desnudaos! Tu examina; yo ya me vuelvo de
espaldas.
AFRODITA. Bien, Paris: yo me desnudare la primera para que veas
que no tengo solamente los brazos blancos, ni me envanezco por
tener los ojos grandes,
246
sino que soy igualmente bella en todo y por
todo.
PARIS. Desnudate, pues, AIrodita.
ATENEA. Que no se desnude, Paris, antes de quitarse el ceñidor,
porque es hechicera y podria alucinarte con el; asi como asi, no
debiera presentarse tan compuesta y enjalbegada de colorete,
verdaderamente como una cortesana, sino mostrar su belleza tal
como es.
246
Alusion a epitetos con que Homero distingue a Hera.
PARIS. Dice bien en lo del cinturon; quitatelo.
AFRODITA. ¿Y por que tu, Atenea, no te quitas tambien el capacete y
muestras tu cabeza desnuda, sino que agitas el penacho y asustas a
nuestro juez? ¿Es que temes que le desagraden tus ojos azules, vistos
sin la expresion de terror que les imprime el casco?
ATENEA. ¡Vamos! Ya me quite el casco.
AFRODITA. He aqui tambien el cinturon.
HERA. Ea, desnudemonos.
PARIS. ¡Oh Zeus portentoso! ¡Que espectaculo! ¡Que hermosura!
¡Que deleite! ¡Oh, que doncella esta! ¡Con que esplendor tan regio,
tan majestuoso, tan digno en realidad de Zeus, se ostenta aquella!
¡Cuan dulcemente mira esta otra, y que tierna y seductora sonrie!
Estoy completamente satisIecho; con todo, si lo llevais a bien, quiero
examinaros a cada una por separado, porque ahora me encuentro
perplejo, y no se adonde dirigir la vista, solicitados mis ojos por
todas partes.
AFRODITA. Estamos a tus ordenes.
PARIS. Marchaos, pues, vosotras dos, y quedate tu, Hera.
HERA. Me quedo; y luego que me hayas visto detenidamente, sera
ocasion de que consideres tambien si te seran gratos los dones con
que he de recompensar tu voto en mi Iavor; pues si me declaras, oh
Paris, la mas hermosa, seras señor de toda el Asia.
PARIS. Yo no hago las cosas por la expectativa del premio. Puedes
retirarte: resolvere la cuestion segun estime conveniente.
Acercate tu, Atenea.
ATENEA. Heme aqui; y si me juzgares la mas bella, Paris, nunca
saldras vencido en la batalla, sino siempre vencedor; pues he de
hacerte guerrero, y guerrero invencible.
PARIS. No tengo necesidad, Atenea, de guerras ni de batallas; la paz,
como ves, reina al presente en Frigia y en la Lidia, y estan libres de
- 154 -
enemigos los dominios de mi padre. Ten conIianza, sin embargo,
que no seras menospreciada, aunque al Iallar no tenga en cuenta tus
oIrecimientos. Vistete, pues, y ponte el casco, que ya te he visto
bastante. Ahora toca el turno a AIrodita.
AFRODITA. A tu lado me tienes: examiname minuciosamente parte
por parte sin pasar nada por alto, antes bien Iijandote con
detenimiento en cada uno de mis miembros. Y si te place, hermoso,
oye lo que voy a decirte: desde que, hace tiempo, te vi joven y
gallardo como no se que haya otro en Frigia, celebro tu belleza, y te
recrimino por no dejar estas breñas y estos riscos e irte a vivir a la
ciudad en vez de consumir tu gentileza en este desierto. ¿Que vas a
adelantar en estas montañas? ¿De que sirve a las vacas tu
hermosura? Por otra parte, te convendria ya estar casado, no
ciertamente con una mujer agreste y zaIia, como son las de Ida, sino
con una de la Gracia, de Argos, de Corinto o Esparta, como Helena,
que es joven, hermosa, en nada inIerior a mi, y , lo que es mas,
enamoradiza. Con solo que ella te viese, estoy segura de que,
abandonandolo todo y entregada por completo a ti, te seguiria y
viviria contigo. Pero seguramente has oido algo de ella.
PARIS. Nada, AIrodita; mas ahora escucharia con su gusto cuanto de
ella me contares.
AFRODITA. Es hija de Leda, de la hermosa Leda, a quien Zeus visito
convertido en cisne.
PARIS. ¿Y que tal es de Iigura?
AFRODITA. Blanca, como es natural, habiendola engendrado un
cisne; delicada, como nutrida en un huevo; ejercitada en la gimnasia
y habil en la lucha; y de tal manera solicitada, que se origino una
guerra por haberla robado Teseo, siendo aun muy niña. Despues,
cuando llego a la Ilor de su edad, todos los principes de la Grecia se
apresuraron a pedir su mano, y Iue preIerido Menelao, de la Iamilia
de los Pelopidas. Ahora, si tu quieres, yo agenciare tu boda con ella.
PARIS. ¿Que dices? ¿Boda con una mujer casada?
AFRODITA. Eres niño y candido, a Iuer de campesino; yo se como
conviene tratar el asunto.
PARIS. ¿Como? Yo tambien quiero saberlo.
AFRODITA. Tu emprenderas un viaje como para visitar la Grecia; y
cuando llegues a Lacedemonia, Helena te vera. Lo demas corre de
mi cuenta: yo hare que se enamore de ti y que te siga.
PARIS. Pero se me hace increible que abandone a su marido y se
decida a embarcarse con un extranjero, con un advenedizo.
AFRODITA. No te preocupe eso. Tengo yo dos hijos, los dos a cual
mas hermosos, Deseo y Amor, que te entregare para que sean tu guia
en la expedicion: Amor se apoderara por completo de ella y la
obligara a amarte; y Deseo, envolviendote a ti, te hara, como el es,
deseable e irresistible. Yo estare tambien con vosotros, y rogare
ademas a las Gracias que nos acompañen. Y asi, todos a una,
persuadiremos a Helena.
PARIS. No se como saldra eso, AIrodita; pero lo cierto es que yo
estoy ya enamorado de Helena; y no se por que arte pienso que la
veo y que navego rectamente a Grecia, y llego a Esparta, y vuelvo
trayendola conmigo; y me desespero porque no veo al punto
realizado todo esto.
AFRODITA. No te enamores, oh Paris, antes de recompensar con tu
voto a quien ha de ser tu agente y mediadora; conviene que os
acompañe con la alegria de la victoria y que celebremos a la par tu
casamiento y mi triunIo. De ti solo depende el adquirir por esa
manzana el amor, la hermosura, el matrimonio.
PARIS. Temo que te olvides de mi, una vez veriIicado el juicio.
AFRODITA. ¿Quieres que te lo jure?
- 155 -
PARIS. No; pero prometemelo otra vez.
AFRODITA. Prometo con verdad que he de entregarte a Helena por
esposa; que ella ha de seguirte y marchar contigo a Troya, y que yo
estare presente e intervendre en todo.
PARIS. ¿Y llevaras a Amor, a Deseo y a las Gracias?
AFRODITA. Con toda seguridad; y a mas llevare tambien a Pasion y a
Himeneo.
PARIS. Pues en tales condiciones te doy la manzana; recibela con las
mismas.
Luciano, Dialogos escogidos, Libreria El Ateneo Editorial, Buenos
Aires, 1953, pp. 488-496.
Helena
Teucro: ...a la marina Chipre, donde el oraculo de Apolo mi
residenciadecreto, mandando que impusiera a la ciudad el nombre
de la isla de Salamina, tierra en que naci.
Helena: Jamas estuve en Trova, solo un Fantasma estuvo.
Mensajero: ¿Que dices? ¿Batallamos alli por una simple nube?
Euripides, Helena
'Los ruiseñores no te dejaran dormir en Platres¨.
Timido ruiseñor, en el aliento de las hojas,
tu que regalas musica bañada por el rocio de los bosques
a cuerpos desunidos y a las almas
de quienes saben imposible su regreso.
Ciega voz, que palpas en la nocturna memoria
pisadas y ademanes ÷no me atreveria a decir besos÷
y el amargo jadeo de alguna barbara esclava.
'Los ruiseñores no te dejaran dormir en Platres¨.
¿Que son las Platres? ¿Quien conoce esta isla?
He vivido mi vida oyendo nombres nunca antes oidos:
nuevos lugares y locuras nuevas de los hombres
o de los dioses;
mi destino oscilante
entre la ultima estocada de un Ayax
y el hallazgo de alguna otra Salamina
me trajo aqui, a esta playa.
La luna
se levanta del mar como AIrodita;
abriga los astros del arquero, ahora asciende
al corazon de Scorpio, y todo asi transIorma.
¿Donde esta la verdad?
Arquero Iui tambien en la guerra,
mi suerte es la de un hombre que erro el blanco.
Ruiseñor melodioso,
en una noche como esta, sobre las playas de Proteo,
te escuchaban las esclavas espartanas
y alzaron su lamento,
y entre ellas estaba ÷¡quien lo pensara! ÷
Helena.
Ella, a quien buscamos tantos años en aquel Escamandro.
Estaba ahi, en las orillas del desierto; yo la toque, me hablo:
'No es verdad, no es verdad¨ ÷dijo gritando.
'Yo no aborde jamas el barco azul.
- 156 -
Nunca pise la varonil Troya¨.
Ceñido el pecho, el sol en sus cabellos, erguida la Iigura,
sombras y sonrisas donde quiera
en sus hombros y muslos y rodillas;
viva la piel, y con aquellos ojos de pestañas enormes,
estaba alli, sobre los bancos de un Delta.
¿Mas en Troya?
En Troya, nada ÷un Iantasma.
Asi lo dispusieron las deidades.
Y Paris, con una sombra yace, cual si Iuera solida;
Y nosotros matamonos los unos a los otros por Helena
durante diez inmensos años.
Grave dolor habia llovido sobre la Helade.
Tantos cuerpos arrojados a las Iauces del mar,
a las Iauces de la tierra.
Tantas almas trilladas como espigas en piedras de molino.
Y los rios expiran entre el lodo la sangre
por una ondulacion de lino, por una nubecilla,
un aletear de mariposa, por la pluma de un cisne,
por una prenda vacia, por una Helena.
¿Y mi hermano?
Ruiseñor, ruiseñor, ruiseñor,
¿que cosa es dios? ¿que cosa no lo es? ¿y en medio de ambas cosas?
'Los ruiseñores no te dejaran dormir en Platres¨.
Medroso pajaro,
en Chipre, besada por el mar,
donde hube de acordarme de la patria,
yo, solo, ancle con esta Iabula,
si Iabula es la mia,
si en verdad los hombres ya no acogeran mas
el viejo engaño de los dioses.
Si en verdad
algun otro Teucro, al correr de los años,
o algun Ayax u otro Priamo, alguna Hecuba
o alguien desconocido, anonimo,
pero que hubiese visto un Escamandro
con aquellos aluviones de cadaveres,
no estuviera Iatalmente destinado
a oir al emisario que descubre
como tanto dolor y tanta vida
se despeñaron al abismo
Por una prenda vana, por alguna Helena.
Giorgos SeIeris.
Version de Paola B. Khanno.
Pigmalión y la estatua
Pigmalion, que las habia visto llevar una vida vergonzosa,
oIendido por los multiples deIectos que la naturaleza habia dado a la
mente de las mujeres, vivia celibe, sin esposa, y durante mucho
tiempo su lecho se habia visto privado de una consorte. Un dia tallo
Ielizmente, con admirable talento, una escultura de niveo marIil, le
dio una belleza con la que ninguna mujer podria llegar a nacer, y se
enamoro de su propia obra. Su aspecto era el de una muchacha de
- 157 -
verdad, y se habria dicho que estaba viva y que, de no impedirselo el
pudor, se habria movido; hasta tal punto el arte se disimulaba bajo el
arte. Pigmalion esta embelesado, y en su pecho se enciende el amor
por ese cuerpo Ialso. Muchas veces pone sus manos sobre la estatua
y la toca para ver si aquello es un cuerpo o es marIil, y aun asi diria
que no es marIil. Le da besos y cree que le son devueltos, le habla, le
abraza, y le parece que sus dedos se hunden en sus miembros cuando
los toca, y teme que al apretar sus brazos se Iormen moretones. Unas
veces la halaga con ternura, y otras le lleva regalos de los que gustan
a las muchachas, como conchas, lisos guijarros, pajaritos y Ilores de
mil colores, lirios, bolas decoradas y lagrimas caidas del arbol de las
Heliades.
247
Tambien adorna sus miembros con ropas: pone gemas en sus
dedos y en su cuello largos collares, de sus oidos cuelgan ligeros
pendientes, y sobre su pecho cintas. Y desnuda no es menos bella.
La tiene sobre cobertores teñidos de purpura de Sidon, la llama
compañera de su lecho y recuesta su cuello sobre blandos cojines de
plumas, como si ella pudiera notarlo.
Habia llegado el dia de la Iiesta de Venus, la mas celebrada
en toda Chipre. Las novillas de amplios cuernos vendados de oro
habian caido golpeadas en la blanca cerviz y el incienso desprendia
volutas de humo, cuando Pigmalion, tras cumplir los ritos obligados,
se paro ante el altar y timidamente dijo: 'Oh dioses, si todo lo podeis
247
En la mitologia griega, las Heliades ('hijas del sol¨) eran las hijas de Helios.
De acuerdo con una Iuente, habia tres: Egiale, Egle, y Eteria. Segun otra, eran
cinco: Halia, Merope, Febe, Eteria, y Dioxipe.
Su hermano, Faeton, murio despues de intentar conducir el carro de su padre (el
sol) a traves del cielo. Fue incapaz de controlar los caballos y cayo hacia la
muerte. Las Heliades lloraron durante cuatro meses y los dioses las convirtieron en
alamos y sus lagrimas en ambar. Ciertas Iuentes aIirman que sus lagrimas (ambar)
cayeron al rio Eridano. (http://es.wikipedia.org/wiki/Dioxipe).
conceder, deseo que sea mi esposa¨, y sin atreverse a decir 'la
muchacha de marIil¨, dijo, 'una parecida a la mia de marIil¨. Venus,
que asistia en persona a su Iiesta, entendio cual era el signiIicado de
esos ruegos, y en señal de la benevolencia de su divinidad, una llama
se encendio tres veces y elevo su punta por el aire
Cuando regreso Iue a buscar la estatua de su amada
muchacha, y reclinandose sobre el lecho la beso: le parecio que
estaba tibia. Volvio a acercar sus labios, y con las manos le palpo
tambien el pecho: al tocarlo el marIil se ablando, y perdiendo su
rigidez se hundio y cedio bajo los dedos; de igual Iorma que la cera
del Himeto se reblandece al sol, y cuando es trabajada con el pulgar
se moldea tomando muchas Iormas distintas, y el propio trato la hace
mas tratable. Mientras se asombra y se alegra timidamente, temeroso
de que no sea cierto, una y otra vez vuelve a tocar el enamorado el
objeto de su deseo: ¡es un cuerpo! Las venas palpitan bajo la presion
del pulgar. Entonces si que el heroe de PaIos pronuncio sonoras
palabras para dar gracias a Venus, y por Iin su boca ya no beso una
boca Ialsa. La virgen sintio los besos que le daba y se sonrojo, y
alzando hacia sus ojos y hacia la luz su timida mirada, a la vez vio el
cielo y a su amante. La diosa estuvo presente en la boda que ella
misma habia hecho posible. Cuando los cuernos de la luna habian
completado nueve veces el disco, ella dio a luz a PaIos, de quien la
isla recibe su nombre.
248
248
Otra version del mito cuenta que 'Pigmalion estaba enamorado de una estatua
de AIrodita, modelada, segun algunos mitograIos, por el mismo. Pigmalion pidio a
AIrodita que le otorgase una esposa parecida a la imagen. La diosa satisIizo tal
peticion dando vida a la propia estatua, a la que llamo Galatea. Fruto de los
amores de Pigmalion y Galatea Iue PaIos (Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 2, p.
515).
- 158 -
Ovidio, Metamorfosis X, 243-297.
Traduccion E. Leoetti Jungl.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
Afrodita y la guerra de Troya
Helena y Paris
|AIrodita, Helena y Paris|
324 Asi decian. El gran Hector, de tremolante casco, agitaba las
suertes volviendo el rostro atras: pronto salto la de Paris. Sentaronse
los guerreros, sin romper las Iilas, donde cada uno tenia los briosos
corceles y las labradas armas. El divino Alejandro, esposo de
Helena, la de hermosa cabellera, vistio una magniIica armadura;
pusose en las piernas elegantes grebas ajustadas con broches de
plata; protegio el pecho con la coraza de su hermano Licaon,
249
que
se le acomodaba bien; colgo del hombro una espada de bronce
guarnecida con clavos de plata; embrazo el grande y Iuerte escudo;
cubrio la robusta cabeza con un hermoso casco, cuyo terrible
penacho de crines de caballo ondeaba en la cimera, y asio una
Iornida lanza que su mano pudiera manejar. De igual manera vistio
las armas el aguerrido Menelao.
340 Cuando hubieron acabado de armarse separadamente de la
muchedumbre, aparecieron en el lugar que mediaba entre ambos
ejercitos, mirandose de un modo terrible; y asi los troyanos,
domadores de caballos, como los aqueos, de hermosas grebas, se
quedaron atonitos al contemplarlos. Encontraronse aquellos en el
medido campo, y se detuvieron blandiendo las lanzas y mostrando el
odio que reciprocamente se tenian. Alejandro arrojo el primero la
luenga lanza y dio un bote en el escudo liso del Atrida, sin que el
bronce lo rompiera: la punta se torcio al chocar con el Iuerte escudo.
Y Menelao Atrida disponiendose a acometer con la suya oro al padre
Zeus:
351 ¡Zeus soberano! Permiteme castigar al divino Alejandro que
me oIendio primero, y hazle sucumbir a mis manos, para que los
hombres venideros teman ultrajar a quien los hospedare y les
oIreciere su amistad.
355 Dijo, y blandiendo la luenga lanza, acerto a dar en el escudo liso
del Priamida. La ingente lanza atraveso el terso escudo, se clavo en
la labrada coraza y rasgo la tunica sobre el ijar. Inclinose el troyano
y evito la negra muerte. El Atrida desenvaino entonces la espada
249
Hijo del rey de Troya Priamo y de Laotoe. Durante el asedio de la ciudad Iue
capturado por Aquiles y vendido como esclavo. Rescatado despues, regreso a su
patria, donde volvio a encontrarse con Aquiles, esta vez en el campo de batalla, y
murio a manos del heroe (Ibidem, p. 391).
- 159 -
guarnecida de argenteos clavos; pero al herir al enemigo en la cimera
del casco, se le cayo de la mano, rota en tres o cuatro pedazos.
Suspiro el heroe, y alzando los ojos al anchuroso cielo, exclamo:
365 ¡Padre Zeus, no hay dios mas Iunesto que tu! Esperaba
castigar la perIidia de Alejandro, y la espada se quiebra en mis
manos, la lanza resulta inutil, y no consigo vencerle.
369 Dice, y arremetiendo a Paris, cogele por el casco adornado con
espesas crines de caballo y le arrastra hacia los aqueos de hermosas
grebas, medio ahogado por la bordada correa que, atada por debajo
de la barba para asegurar el casco, le apretaba el delicado cuello. Y
se lo hubiera llevado, consiguiendo inmensa gloria, si al punto no lo
hubiese advertido AIrodita, hija de Zeus, que rompio la correa,
hecha del cuero de un buey degollado: el casco vacio siguio a la
robusta mano, el heroe lo volteo y arrojo a los aqueos, de hermosas
grebas, y sus Iieles compañeros lo recogieron. De nuevo asalto
Menelao a Paris para matarle con la broncinea lanza; pero AIrodita
arrebato a su hijo con gran Iacilidad, por ser diosa, y llevole,
envuelto en densa niebla, al oloroso y perIumado talamo. Luego Iue
a llamar a Helena, hallandola en la alta torre con muchas troyanas;
tiro suavemente de su perIumado velo, y tomando la Iigura de una
anciana cardadora que alla en Lacedemonia le preparaba a Helena
hermosas lanas y era muy querida de esta, dijo la diosa AIrodita:
390 Ven. Te llama Alejandro para que vuelvas a tu casa. Hallase,
esplendente por su belleza y sus vestidos, en el torneado lecho de la
camara nupcial. No dirias que viene de combatir, sino que va al baile
o que reposa de reciente danza.
395 En tales terminos hablo. Helena sintio que en el pecho le
palpitaba el corazon; pero al ver el hermosisimo cuello, los lindos
pechos y los reIulgentes ojos de la diosa, se asombro y dijo:
399 ¡Cruel! ¿Por que quieres engañarme? ¿Me llevaras acaso mas
alla, a cualquier populosa ciudad de la Frigia o de la Meonia amena
donde algun hombre dotado de palabra te sea querido? ¿Vienes con
engaños porque Menelao ha vencido a Alejandro, y quiere que yo, la
odiosa, vuelva a su casa? Ve, sientate al lado de Paris, deja el
camino de las diosas, no te conduzcan tus pies al Olimpo; y llora, y
vela por el, hasta que te haga su esposa o su esclava. No ire alla,
¡vergonzoso Iuera!, a compartir su lecho; todas las troyanas me lo
vituperarian, y ya son muchos los pesares que conturban mi corazon.
413 La diosa AIrodita le respondio colerica: ¡No me irrites,
desgraciada! No sea que, enojandome, te abandone; te aborrezca de
modo tan extraordinario como hasta aqui te ame; ponga Iunestos
odios entre troyanos y danaos, y tu perezcas de mala muerte.
418 Asi hablo. Helena, hija de Zeus, tuvo miedo; y echandose el
blanco y esplendido velo, salio en silencio tras de la diosa, sin que
ninguna de las troyanas lo advirtiera.
421 Tan pronto como llegaron al magniIico palacio de Alejandro, las
esclavas volvieron a sus labores y la divina entre las mujeres se Iue
derecha a la camara nupcial de elevado techo. La risueña AIrodita
coloco una silla delante de Alejandro; sentose Helena, hija de Zeus,
que lleva la egida, y apartando la vista de su esposo, le increpo con
estas palabras:
428 ¡Vienes de la lucha... Y hubieras debido perecer a manos del
esIorzado varon que Iue mi anterior marido! Blasonabas de ser
superior a Menelao, caro a Ares en Iuerza, en puños y en el manejo
de la lanza; pues provocale de nuevo a singular combate. Pero no: te
aconsejo que desistas, y no quieras pelear ni contender
temerariamente con el rubio Menelao; no sea que en seguida
sucumbas, herido por su lanza.
- 160 -
437 Contesto Paris: Mujer, no me zahieras con amargos
reproches. Hoy ha vencido Menelao con el auxilio de Atenea; otro
dia le vencere yo, pues tambien tenemos dioses que nos protegen.
Mas ea, acostemonos y volvamos a ser amigos. Jamas la pasion se
apodero de mi espiritu como ahora; ni cuando despues de robarte
partimos de la amena Lacedemonia en las naves que atraviesan el
ponto y llegamos a la isla de Cranae, donde me unio contigo
amoroso consorcio: con tal ansia te amo en este momento y tan
dulce es el deseo que de mi se apodera.
447 Dijo, y se encamino al talamo; la esposa lo siguio, y ambos se
acostaron en el torneado lecho.
Homero Iliada, Canto 3, 324-448.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸3
Combate de Diomedes y Eneas
Atenea, Diomedes, Eneas y AIrodita
|AIrodita es herida por Diomedes|
166 Eneas advirtio que Diomedes destruia las hileras de los teucros,
y Iue en busca del divino Pandaro por la liza y entre el estruendo de
las lanzas. Hallo por Iin al Iuerte y eximio hijo de Licaon,
250
y
deteniendose a su lado, le dijo:
171 ¡Pandaro! ¿Donde guardas el arco y las voladoras Ilechas?
¿Que es de tu Iama? Aqui no tienes rival y en la Licia nadie se gloria
de aventajarte. Ea, levanta las manos a Zeus y dispara una Ilecha
contra ese hombre que triunIa y causa males sin cuento a los
troyanos de muchos valientes ha quebrado ya las rodillas, si por
ventura no es un dios airado con los teucros a causa de los
sacriIicios, pues la colera de una deidad es terrible.
179 Respondiole el preclaro hijo de Licaon: ¡Eneas, consejero de
los teucros, de broncineas corazas! Parecese completamente al
aguerrido hijo de Tideo: reconozco su escudo, su casco de alta
cimera y agujeros a guisa de ojos y sus corceles, pero no puedo
asegurar si es un dios. Si ese guerrero es en realidad el belicoso hijo
de Tideo, no se mueve con tal Iuria sin que alguno de los inmortales
le acompañe, cubierta la espalda con una nube, y desvie las veloces
Ilechas que hacia el vuelan. Arrojele una saeta que le hirio en el
hombro derecho, penetrando por el hueco de la coraza; crei enviarle
a Hades, y sin embargo no le mate; sin duda es un dios irritado. (.)
Con mala suerte descolgue del clavo el corvo arco el dia en que vine
con mis teucros a la amena Ilion para complacer al divino Hector. Si
logro regresar y ver con estos ojos mi patria, a mi mujer y mi casa
espaciosa y alta, corteme la cabeza un enemigo si no rompo y tiro al
relumbrante Iuego el arco, ya que su compañia me resulta inutil.
250
Heroe licio padre de Pandaro (Idem).
- 161 -
217 Replicole Eneas, caudillo de los teucros: No hables asi. Las
cosas no cambiaran hasta que, montados nosotros en el carro,
acometamos a ese hombre y probemos la suerte de las armas. Sube a
mi carro, para que veas cuales son los corceles de Tros
251
y como
saben lo mismo perseguir aca y alla de la llanura que huir ligeros;
ellos nos llevaran salvos a la ciudad, si Zeus concede de nuevo la
victoria a Diomedes Tidida. Ea, toma el latigo y las lustrosas
riendas, y me pondre a tu lado para combatir; o encargate tu de
pelear, y yo me cuidare de los caballos.
229 Contesto el preclaro hijo de Licaon: ¡Eneas! Recoge tu las
riendas y guia los corceles, porque tiraran mejor del carro
obedeciendo al auriga a que estan acostumbrados, si nos pone en
Iuga el hijo de Tideo. No sea que, no oyendo tu voz, se espanten y
desboquen y no quieran sacarnos de la liza, y el hijo del magnanimo
Tideo nos embista y mate y se lleve los solipedos caballos. Guia,
pues, el carro y los corceles, y yo con la aguda lanza esperare de
aquel la acometida.
239 Asi hablaron; y subidos en el labrado carro, guiaron
animosamente los briosos corceles en derechura al hijo de Tideo.
251
El rey Tros de Dardania, era hijo de Erictonio del cual heredo el trono. Padre de
tres hijos llamados: Ilo, Asaraco, y Ganimedes. Tros es el eponimo de Troya,
tambien llamada Ilion por su hijo Ilo. La mujer de Tros se decia era Calirroe, hija
del dios rio Simois, o Acalaris, hija de Eumedes.
Cuando Zeus rapto a Ganimedes, Tros se aIligio por su hijo. Compadecido, Zeus
envio a Hermes con dos caballos tan rapidos que podian correr sobre el agua.
Hermes aseguro a Tros que Ganimedes era inmortal y era el copero de los dioses,
una posicion de mucha distincion.
En otras versiones Ganimedes es hijo de Laomedonte hijo de Ilo hijo de Tros.
Desde Tros los dardanos Iueron llamados troyanos y su tierra Iue llamada la
Troade (http://es.wikipedia.org/wiki/Tros).
Advirtiolo Estenelo, hijo de Capaneo,
252
y dijo a Diomedes estas
aladas palabras:
243 ¡Diomedes Tidida, carisimo a mi corazon! Veo que dos
robustos varones, cuya Iuerza es grandisima, desean combatir
contigo: el uno, Pandaro, es habil arquero y se jacta de ser hijo de
Licaon; el otro, Eneas, se gloria de haber sido engendrado por el
magnanimo Anquises y tener por madre a AIrodita. Ea, subamos al
carro, retiremonos, y cesa de revolverte Iurioso entre los
combatientes delanteros, para que no pierdas la dulce vida.
251 Mirandole con torva Iaz, le respondio el Iuerte Diomedes: No
me hables de huir, pues no creo que me persuadas. Seria impropio de
mi batirme en retirada o amedrentarme. Mis Iuerzas aun siguen sin
menoscabo. Desdeño subir al carro, y tal como estoy ire a
encontrarlos, pues Palas Atenea no me deja temblar. Sus agiles
corceles no los llevaran lejos de aqui, si es que alguno de aquellos
puede escapar. Otra cosa voy a decir, que tendras muy presente: Si la
sabia Atenea me concede la gloria de matar a entrambos, sujeta estos
veloces caballos, amarrando las bridas al barandal, y apoderate de
los corceles de Eneas para sacarlos de los teucros y traerlos a los
aqueos de hermosas grebas, pues pertenecen a la raza de aquellos
que el longividente Zeus dio a Tros en pago de su hijo Ganimedes, y
son, por tanto, los mejores de cuantos viven debajo del sol y de la
aurora. Anquises, rey de hombres, logro adquirir, a hurto, caballos
de esta raza ayuntando yeguas con aquellos sin que Laomedonte lo
252
Hijo de Hiponoo, Capaneo es un caudillo argivo que participo en la expedicion
contra Tebas dirigida por Adrasto. Valiente y Iuerte guerrero, Iue el primero que,
con una escala, trepo por una torre de la ciudad, pero Iue Iulminado por un rayo de
Zeus. Devuelto su cadaver con el de los otros jeIes por la intervencion de Teseo,
Iue incinerado en Argos, a la vez que su Iiel esposa Evadne se arrojaba en la pira
Iuneraria y se quemaba viva (Falcon Martinez, Op.Cit., tomo 1, p. 128).
- 162 -
advirtiera; nacieronle seis en el palacio, crio cuatro en su pesebre y
dio esos dos a Eneas, que pone en Iuga a sus enemigos. Si los
cogieramos, alcanzariamos gloria no pequeña.
274 Asi estos conversaban. Pronto Eneas y Pandaro, picando a los
agiles corceles, se les acercaron. Y el preclaro hijo de Licaon
exclamo el primero:
277 ¡Corazon Iuerte! hombre belicoso, hijo del ilustre Tideo! Ya
que la veloz y dañosa Ilecha no te hizo sucumbir, voy a probar si te
hiero con la lanza.
280 Dijo, y blandiendo la ingente arma, dio un bote en el escudo del
Tidida: la broncinea punta atraveso la rodela y llego muy cerca de la
coraza. El preclaro hijo de Licaon grito en seguida:
284 Atravesado tienes el ijar y no creo que resistas largo tiempo.
Inmensa es la gloria que acabas de darme.
286 Sin turbarse, le replico el Iuerte Diomedes: Erraste el golpe,
no has acertado: y creo que no dejareis de combatir, hasta que uno
de vosotros caiga y sacie de sangre a Ares, el inIatigable luchador.
290 Dijo, y le arrojo la lanza, que, dirigida por Atenea a la nariz,
junto al ojo, atraveso los blancos dientes; el duro bronce corto la
punta de la lengua y aparecio por debajo de la barba. Pandaro cayo
del carro, sus lucientes y labradas armas resonaron, espantaronse los
corceles de agiles pies, y alli acabaron la vida y el valor del guerrero.
297 Salto Eneas del carro con el escudo y la larga pica; y temiendo
que los aqueos le quitaran el cadaver, deIendialo como un leon que
conIia en su bravura: pusose delante del muerto, enhiesta la lanza y
embrazado el liso escudo y proIiriendo horribles gritos se disponia a
matar a quien se le opusiera. Mas el Tidida, cogiendo una gran
piedra que dos de los actuales hombres no podrian llevar y que el
manejaba Iacilmente, hirio a Eneas en la articulacion del isquion con
el Iemur que se llama cotyla; la aspera piedra rompio la cotyla,
desgarro ambos tendones y arranco la piel. El heroe cayo de rodillas,
apoyo la robusta mano en el suelo y la noche oscura cubrio sus ojos.
311 Y alli pereciera el rey de hombres Eneas, si no lo hubiese
advertido su madre AIrodita, hija de Zeus, que lo habia concebido de
Anquises, pastor de bueyes. La diosa tendio sus niveos brazos al hijo
amado y lo cubrio con el doblez del reIulgente manto, para
deIenderle de los tiros, no Iuera que alguno de los danaos, de agiles
corceles, clavandole el bronce en el pecho le quitara la vida.
318 Mientras AIrodita sacaba a Eneas de la liza, el hijo de Capaneo
no echo en olvido las ordenes que le diera Diomedes, valiente en el
combate: sujeto alli, separadamente de la reIriega, sus solipedos
caballos, amarrando las bridas al barandal; y apoderandose de los
corceles, de lindas crines, de Eneas, hizolos pasar de los teucros a los
aqueos de hermosas grebas y entregolos a Deipilo, el compañero a
quien mas honraba a causa de su prudencia, para que los llevara a las
concavas naves. Acto continuo subio al carro, asio las lustrosas
riendas y guio solicito hacia Diomedes los caballos de duros cascos.
El heroe perseguia con el cruel bronce a Ciprina, conociendo que era
una deidad debil, no de aquellas que imperan en el combate de los
hombres, como Atenea o Enio,
253
asoladora de ciudades. Tan pronto
como llego a alcanzarla por entre la multitud, el hijo del magnanimo
Tideo, calando la aIilada pica, rasguño la tierna mano de la diosa; la
punta atraveso el peplo divino, obra de las mismas Carites, y rompio
la piel de la palma. Broto la sangre divina, o por mejor decir, el icor;
que tal es lo que tienen los bienaventurados dioses, pues no comen
pan ni beben vino negro, y por esto carecen de sangre y son
llamados inmortales. La diosa, dando una gran voz, aparto al hijo,
253
Enio es una divinidad secundaria de la guerra. En Roma Iue identiIicada con
Belona. Para los griegos nunca estuvo clara su relacion con Ares: unos la
consideraban hermana del dios; otros, hija; otros, en Iin, madre (Ibidem, p. 210).
- 163 -
que Febo Apolo recibio en sus brazos y lo envolvio en espesa nube;
no Iuera que alguno de los danaos, de agiles corceles, clavandole el
bronce en el pecho, le quitara la vida. Y Diomedes, valiente en el
combate, dijo a voz en cuello:
348 ¡Hija de Zeus, retirate del combate y la pelea! ¿No te basta
engañar a las debiles mujeres? Creo que si intervienes en la batalla te
dara horror la guerra, aunque te encuentres a gran distancia de donde
la haya.
Homero Iliada, Canto V, 364 ss.
Traduccion de Luis Segala y Estalella.
http://es.wikisource.org/wiki/La¸Il°C3°ADada¸-¸Canto¸5
Adonis, AIrodita y Eros
Venus y Adonis
Mas, mal concebido, bajo su robustez habia crecido ese bebe
254
y buscaba la via por la que, a su madre abandonando,
pudiera salir el. En la mitad del arbol gravido se hincha su vientre.
Tensa su carga a la madre, y no tienen sus palabras esos dolores,
ni a Lucina
255
puede de la parturienta la voz invocar.
A una que pujara, aun asi, se asemeja y curvado incesantes
da gemidos el arbol y de lagrimas que le van cayendo mojado esta.
Se detiene junto a sus ramas, doliente, la compasiva Lucina 510
y le acerco sus manos y las palabras puerperas le dijo:
el arbol hace unas grietas y, hendida su corteza, viva
restituye su carga y sus vagidos da el niño. Al cual, sobre las
mullidas hierbas
las Nayades
256
imponiendolo, con lagrimas lo ungieron de su madre.
254
Adonis es el protagonista de un mito muy diIundido por el Mediterraneo
oriental. Era hijo de Mirra, tambien llamada Esmirna, y del rey de Asiria, Tias, o
bien de Ciniras, el rey de Chipre. Por haberse jactado Mirra de ser mas bella que
AIrodita, o por no haberle rendido culto, la diosa le inIundio una pasion incestuosa
por su padre. Un dia en que este habia bebido mucho, ayudada por su nodriza,
Mirra se unio a el. Una version contaba que esta union, amparada en la oscuridad,
se repitio durante doce noches, en la ultima de las cuales por Iin Tias descubrio
quien era la mujer que con el yacia. Indignado, intento matar a su hija, pero la
salvaron los dioses convirtiendola en el arbol de la mirra. A los diez meses, al
cornear un jabali animal tambien relacionado con su muerte el arbol de la
mirra, nacio un niño llamado Adonis (Ibidem, p. 14).
255
Deidad romana identiIicada desde muy pronto con Ilitia (Ibidem, tomo 2, p.
399).
256
Homero llama a las Nayades hijas de Zeus, pero otros las relacionan con la
estirpe de Oceano y mas Irecuentemente se las considera hijas de las divinidades
del rio en el que cada una habita. Son diosas menores bajo cuya advocacion
- 164 -
Podria alabar su belleza la Envidia incluso, pues cuales 515
los cuerpos de los desnudos Amores en un cuadro se pintan,
tal era, pero, para que no haga distincion su aderezo,
o a este añadelas, leves, o a aquellos quita las aljabas.
Discurre ocultamente y engaña la volatil edad,
y nada hay que los años mas veloz. El, de su hermana nacido 520
y del abuelo suyo, que, escondido en un arbol ahora poco,
ahora poco habia nacido, ora hermosisimo bebe,
ya joven, ya hombre, ya que si mas hermoso mismo es,
ya complace incluso a Venus, y de su madre venga los Iuegos.
Pues, vestido de aljaba, mientras besa el niño la boca a su madre,
sin darse cuenta con una sobresaliente caña rasgo su pecho.
Herida, con la mano a su hijo la diosa rechaza: mas proIundamente
llegado
la herida habia que su aspecto, y al principio a ella misma habia
engañado.
Cautivada de tal hombre por la hermosura, ya no cura de las playas
de Citera, no, de su proIundo mar ceñida, vuelve a PaIos, 530
y a la rica en peces Gnido, o a Amatunta, gravida de metales.
Se abstiene tambien del cielo: al cielo antepone a Adonis.
A el retiene, de el sequito es, y acostumbrando siempre en la sombra
a permitirse estar y su belleza a aumentar cultivandola,
estaban todo tipo de Iuentes, rios y lagos. No existe Iuente celebre que no tenga su
nayade particular con leyenda propia.
Habitan tambien a orillas del Leteo, en los Campos Eliseos, donde endulzan con
su canto el dolor de los mortales.
Todas ellas, hermosas y jovenes, amantes de la musica y la danza, dotadas de
Iacultades proIeticas y virtudes curativas, se nos muestran con Irecuencia unidas a
dioses y satiros. Algunos autores han pretendido hacer distinciones entre ellas,
pero, de hecho, no existe clasiIicacion alguna generalmente admitida (Ibidem,
tomo 2, pp. 448 y 449).
por las cimas, por los bosques y espinosas rocas deambula, 535
con el vestido al limite de la rodilla, remangada al rito de Diana,
y anima a los perros, y animales de segura presa persigue:
o las liebres abalanzadas, o elevado hacia sus cuernos el ciervo,
o los gamos. De los valientes jabalies se abstiene
y a los lobos robadores, y armados de uña a los osos 540
evita y saturados de su matanza de la manada a los leones.
A ti tambien que de ellos temas, si de algo servirte aconsejando
pueda, Adonis, te aconseja y: 'Valiente con los que huyen se¨,
dice, 'contra los audaces no es la audacia segura.
Cesa de ser, oh joven, temerario para el peligro mio, 545
y a las Iieras a las que armas dio la naturaleza no hieras,
no me resulte a mi cara tu gloria. No conmueve la edad,
ni la hermosura, ni lo que a Venus ha movido, a los leones,
y a los cerdosos jabalies y a los ojos y animos de las Iieras.
Un rayo tienen en sus corvos dientes esos agrios cerdos, 550
su impetu tienen, rubios, y su vasta ira los leones
y odiosa me es esa raza¨. Cual el motivo, a quien lo preguntaba:
'Te lo dire¨, dice, 'y de la monstruosidad te maravillaras de una
antigua culpa.
Pero este esIuerzo desacostumbrado ya me ha cansado, y he aqui que
con su sombra nos seduce oportuno este alamo 555
y nos presta un lecho el cesped: me apetece en ella descansar contigo
y descansa en este suelo¨ y se echa en el cesped, y en el
y en el seno del joven dejado su cuello, reclinado el,
asi dice, y en medio intercala besos de sus palabras:
- 165 -
Muerte de Adonis
Ella ciertamente tal le aconsejo y, juntos por los aires sus cisnes,
emprende el camino. Pero se alza a los consejos contraria la virtud.
Un cerdo Iuera de sus guaridas, sus huellas ciertas siguiendo, 710
dieron en sacar los perros, y de las espesuras a salir cuando se
dispone,
le atraveso el joven Cinireio con un oblicuo golpe.
En seguida sacudio con su curvo hocico los venablos,
de sangre teñidos, y a el, tembloroso y la seguridad buscando,
el sangriento jabali le sigue y enteros bajo la ingle los dientes 715
le hunde y en la rubia arena, moribundo, lo dejo tendido.
Llevada en su leve carro por mitad de las auras Citerea,
a Chipre con las cigneas alas todavia no habia llegado.
Reconocio de lejos el gemido de aquel que moria y blancas
alli giro sus aves, y cuando desde el eter alto lo vio, 720
exanime, y en su propia sangre agitando su cuerpo,
salto abajo y al par su seno y al par sus cabellos
quebro y golpeo, indignas, su pecho con sus palmas,
y lamentandose con los hados: 'Mas no, aun asi, todas las cosas de
vuestra
jurisdiccion han de ser¨, dijo. 'De este luto los recuerdos
permaneceran 725
siempre, Adonis, del luto mio y la imagen repetida de tu muerte
anuales remedos hara de los golpes del duelo nuestro.
Mas tu cruor en Ilor se mutara, ¿o es que a ti en otro tiempo
un Iemineo cuerpo convertir en olientes mentas,
PerseIone, te Iue concedido, y mal se vera que por mi 730
sea mutado el heroe Cinireio?¨ Asi diciendo su cruor
con nectar perIumado asperjo, la cual, teñido de el,
se hincho asi como en el rubio cieno totalmente traslucida
levantarse una burbuja suele, y no mas larga que una hora plena
resulto la demora, cuando una Ilor, de la sangre con color, surgio,
cual los que esconden bajo su tersa corteza su grano, los bermellones
granados llevar suelen. Breve es aun asi su uso en el,
pues mal prendido y por su excesiva levedad caduco,
lo sacuden los mismos que le prestan sus nombres, los vientos.
Ovidio, Metamorfosis X, 503 y ss.
Traduccion: Ana Perez Vega.
http://es.wikisource.org/wiki/Ovidio¸MetamorIosis¸X
La muerte de Adonis
¡Oh Citerea, el delicado Adonis murio! ¿Que haremos?
¡Muchachas, golpead vuestro pecho y desgarrad vuestros vestidos!
Ana di Sabato de Polito (Seleccion y traduccion) Las poetas de la
antigua Grecia, Angria Ediciones, Caracas, 1998, p. 67.
Eneas y Dido
Pero la Citerea nuevas mañas, nuevos planes urde en su
pecho, para que con la cara y el cuerpo del dulce Ascanio,
257
Cupido
257
Hijo de Eneas y de Creusa, una de las hijas de Priamo. Segun la tradicion mas
comun, conocida ya de Estesicoro y SoIocles y desarrollada posteriormente por
Virgilio, Ascanio habria salido de Troya con su padre la noche de la caida de la
ciudad y le habria acompañado en su viaje, ayudandole despues a luchar contra
- 166 -
se presente y encienda con sus regalos la pasion de la reina, y meta
el Iuego en sus huesos. Y es que teme a una casa ambigua y a los
tirios de dos lenguas; la abrasa Ieroz Juno y aumenta por la noche su
cuidado. Asi que con estas palabras se dirige al aligero Amor:
'Hijo mio, mi Iuerza, mi gran poder, el unico que despreciar
puede los dardos tiIeos de tu excelso padre, en ti me reIugio y
suplicante tu ayuda reclamo. Que tu hermano Eneas anda en el mar
sacudido por todas las costas a causa del odio de la acerba Juno, lo
sabes muy bien y a menudo de nuestro dolor te doliste. Ahora lo
retiene la Ienicia Dido
258
y lo entretiene con blandas palabras, y me
Turno. Una vez establecido Eneas en el Lacio. Ascanio le sucedio a su muerte
como rey de Lavinio y treinta años despues Iundo Alba Longa, haciendo de esta
ciudad la capital del reino. Sin embargo, existen dos pequeñas variantes de esta
leyenda: una de ellas cuenta que Ascanio Iue enviado por su padre a la Propontide
y que se dirigio seguidamente a la Troade, reconstruyendo la ciudad de Troya; en
la segunda, padre e hijo regresan a Troya, donde reina Ascanio a la muerte de
Eneas (.) Ascanio recibe tambien otros nombres, entre los cuales el mas comun
es el de Julus (Ibidem, tomo 1, p. 90).
258
Los elementos mas antiguos de la leyenda de Dido se reIieren a una migracion
Ienicia y su consiguiente establecimiento en el norte de AIrica. Al morir Muto, rey
de Tiro, trono paso a su hijo Pigmalion, hermano de Dido o Elisa, que habia
casado con Sicarbas o Siqueo, tio suyo y sacerdote del templo de Melqart.
Codicioso de los tesoros de este, Pigmalion le dio muerte, pero Dido tuvo tiempo
de reunir a unos cuantos tirios hostiles al rey y escapar con ellos, llevandose en las
naves las riquezas del esposo asesinado e incluso las del propio Pigmalion. Al
llegar a Chipre, los compañeros de Dido raptaron a ochenta jovenes que atendian
el templo de AIrodita y las hicieron sus esposas. En seguida abandonaron la isla,
dirigiendose al norte de AIrica y Iundando alli la ciudad de Cartago, de la que Iue
reina Dido. Algun tiempo despues, Yarbas, rey de una tribu vecina, quiso casarse
con Dido y la amenazo con declararle la guerra ni no accedia a sus pretensiones;
entonces la reina, que no que no queria traer la ruina a su ciudad ni tampoco
aceptar un matrimonio que le repugnaba, acabo por suicidarse arrojandose a una
pira. Virgilio se sirvio de esta leyenda, modiIicandola ligeramente y desarrollando
temo a donde podra conducirlo la hospitalidad de Juno: no dejara
pasar ocasion como esta. Por eso estoy planeando conquistar antes a
la reina con engaños y ceñirla de Iuego, para que no cambie por
algun otro dios y conmigo se vea atada con un gran amor a Eneas.
Escucha ahora mi plan para que puedas lograrlo. Por orden de su
querido padre se dispone a acudir a la ciudad sidonia el niño real, el
objeto mayor de mis cuitas, llevando consigo los presentes
rescatados del mar y las llamas de Troya; voy a ocultarlo,
proIundamente dormido, en las cumbres de Citera o en la sagrada
morada de la Idalia, para que enterarse no pueda de mis engaños o
interponerse. Tu, por no mas de una noche, toma su aspecto con
engaño, y, niño, como eres, viste los conocidos rasgos del niño de
modo que, cuando te tome en su regazo Ielicisima Dido entre las
mesas reales y el licor ilieo, cuando te de sus abrazos y te llene de
dulces besos, le insuIles sin que lo advierta tu Iuego y la engañes con
tu droga.¨
Obedece, Amor, las palabras de su madre querida y las alas
deja y toma gozoso los andares de Julo.
Virgilio, Eneida I, 657 ss.
Traduccion A. Espinosa Polit.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
a partir de ella una autentica novela de amor. Fugitivo de Troya, Eneas nauIraga
cerca de la costa aIricana y es recogido por unos subditos de la reina Dido. Esta le
oIrece su hospitalidad hasta que las naves queden reparadas, pero se enamora de el
y trata de retenerlo. Durante una caceria se desencadena una tempestad y la reina y
su huesped se reIugian en una cueva, donde se unen amorosamente; sin embargo,
Jupitcr recuerda a Eneas su verdadera mision y le da la orden de partir, orden que
es obedecida por el heroe, quien se hace a la mar sin despedirse siquiera de su
amante. Al conocer la partida de Eneas, Dido levanta una pira y se arroja a ella
(Ibidem, pp. 180 y 181).
- 167 -
Afrodita inmortaliza a Eneas
La virtud de Eneas ya habia obligado a todos los dioses, y
entre ellos a la misma Juno, a deponer su ira, y estando ya bien
asentado el creciente poder de Iulo, el heroe citereo ya estaba en
sazon para el cielo. Venus habia asediado a los dioses con sus
suplicas, y abrazada al cuello de su padre le habia dicho:
'¡Padre, tu que en ningun momento has sido duro conmigo,
ahora deseo que seas mas benevolo que nunca: a mi Eneas, quien, al
ser de mi sangre, te hizo abuelo, otorgale, oh grandisimo, la majestad
divina, aunque sea solo un poco. Ya basta con que haya visto una
vez el desapacible reino de los muertos y que haya cruzado una vez
los rios estigios¨.
Los dioses dieron su consentimiento, y la consorte real no
mantuvo un rostro impasible, sino que asintio con semblante
apaciguado. Entonces el padre Jupiter:
'Sois dignos del don del cielo, tanto tu que los solicitas como
aquel para quien lo solicitas: recibe, hija, lo que deseas¨.
Ella se alegra y da las gracias a su padre, y transportada a
traves del aire por palomas uncidas al yugo se dirige a la costa
laurentina, donde el Numicio, serpenteando oculto entre las cañas,
vierte sus aguas Iluviales en el cercano mar. A este le ordena que
lave todo aquello de Eneas que este sujeto a la muerte y que lo
arrastre hasta las proIundidades del mar con su taciturna corriente. El
cornigero rio ejecuta las ordenes de Venus y puriIica todo lo que en
Eneas era mortal, bañandolo en sus aguas: solo quedo su parte
mejor. Cuando estuvo puriIicado, su madre ungio su cuerpo con un
ungüento divino y puso en sus labios ambrosia mezclada con dulce
nectar, y lo convirtio en un dios, al que el pueblo de Quirino
259
llama
Indiges y honra con un templo y con altares.
Ovidio, Metamorfosis XIV, 581 ss.
Traduccion E. Leoetti Jungl.
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El castigo de las lemnias
Estos |los argonautas|, con Jason como navarca, se hicieron a
la mar y arribaron a Lemnos. Entonces Lemnos no tenia hombres y
su reina era Hipsipila,
260
hija de Toante, por lo siguiente: las lemnias
259
Quirino es el sobrenombre con el que se venero a Romulo tras su ascension a
los Cielos en la Roma Antigua. Parece que era el nombre de una antigua deidad
sabina. Cuenta la leyenda que una noche el cielo se cubrio de espesas tinieblas, y
que en medio de truenos y relampagos, el entonces Iundador de Roma Iue
arrebatado por los dioses. Por lo que mas tarde se le reconoceria como Quirino o
dios de la lan:a, titulo que se le daria por su caracter guerrero. Era uno de los
dioses principales del panteon romano.
La unica accion mitologica que se le atribuye como dios Iue deiIicar a su propia
esposa Hersilia. Se representa a Romulo-Quirino con atributos militares y
religiosos y una corona de mirto, combinando los vestidos de los Pontifex
Maximus romanos con los de general exitoso. Su Iiesta era la Quirinalia, celebrada
el 17 de Iebrero. Ademas, un Ilamen especial cuidaba de su culto, el flamen
quirinalis (http://es.wikipedia.org/wiki/Quirino¸(mitologia)).
260
Hija del rey de Lemnos Toante y de Mirina, descendiente de Eolo. Se contaba
que AIrodita, disgustada con las mujeres lemnias, les habia producido un olor
Ietido que acabo por apartar de ellas deIinitivamente a sus esposos; se habian
vengado, entonces, dando muerte una noche a todos los hombres de la isla. Sin
embargo, Hipsipile escondio a su padre en el templo de Dioniso y a la mañana
siguiente lo hizo salir en el carro del dios, despues de haberle colocado los
ornamentos de este, y lo condujo hasta la orilla del mar, como si quisiera puriIicar
- 168 -
no honraban a AIrodita y ella les inIligio una Ietidez que impulso a
la imagen de todos los crimenes que habia presenciado la noche anterior. De este
modo pudo salvarse Toante sin que, de momento, las lemnias sospecharan nada.
Hipsipile Iue elegida reina de la isla y, cuando algun tiempo despues pasaron por
alli los Argonautas y obtuvieron la hospitalidad de las lemnias a cambio de unirse
a ellas, Hipsipile tuvo con Jason dos gemelos, Euneo y Toante, que, segun la
version de Euripides en su tragedia Hipsipile, acompañaron a su padre cuando este
se hizo de nuevo a la mar.
Pero al Iin se supo en Lemnos que el padre de Hipsipile estaba vivo y entonces,
Iuriosas, las mujeres de la isla quisieron, matar a su reina; no obstante, la
muchacha pudo huir en una barca, siendo apresada por unos piratas que se la
vendieron como esclava a Licurgo, rey de Nemea. Alli, Hipsipile quedo encargada
del pequeño heredero OIeltes, que, segun el oraculo, no debia ser depositado
jamas en el suelo antes de que supiese andar. Ocurrio, sin embargo, que, mientras
Hipsipile tenia en brazos al niño, paso por alli el ejercito de los Siete en direccion
a Tebas, y uno de sus jeIes rogo a la muchacha que les mostrara una Iuente donde
calmar su sed. Hipsipile dejo entonces al pequeño sobre la hierba y, cuando
regreso, una enorme serpiente lo habia estrangulado. Al conocer la muerte de su
hijo, Licurgo quiso matar a la descuidada nodriza, pero, casualmente, aparecieron
por alli los hijos de esta, que iban en busca de su madre para llevarsela de nuevo a
Lemnos. El adivino AnIiarao, uno de los adalides de la expedicion argiva, Iue el
que Iacilito el reconocimiento, intercediendo ademas cerca de Licurgo para que
dejara marchar a Hipsipile. Se decia tambien que AnIiarao habia interpretado el
accidente de OIeltes como un presagio de la derrota que esperaba a la expedicion y
que, por ello, habia ordenado que se celebraran unos magniIicos juegos Iunebres
los primeros Juegos Nemeos en honor del pequeño, a quien se llamo desde
entonces Arquemoro (principio del destino). Por eso aIirman los mitograIos
los jueces de estos juegos llevan tunicas negras.
Segun la tradicion, Euneo regreso a Lemnos y alli lo encontraron los hombres de
Agamenon cuando, de camino hacia Troya, hicieron escala en la isla. Lo primero
que hizo Iue puriIicar su reino de la matanza que habian llevado a cabo las
mujeres, ordenando que el Iuego de todos los hogares permaneciera apagado
durante nueve dias, y que todo ese tiempo se dedicara a hacer oIrendas a los
muertos; despues, un barco que habia sido enviado a Delos trajo Iuego nuevo del
altar de Apolo (Falcon Martinez, Op.Cit., pp. 338 y 339).
sus maridos a tomar cautivas de la cercana Tracia para yacer con
ellas. Las lemnias desdeñadas mataron a sus padres y maridos; solo
Hipsipila salvo a su padre Toante escondiendolo. Cuando los
argonautas llegaron a Lemnos, entonces en poder de las mujeres, se
unieron con ellas. Hipsipila yacio con Jason y tuvo hijos, Euneo y
NebroIono.
Apolodoro, Biblioteca II, 5, 3.
Traduccion M. Rodriguez de Sepulveda.
http://clasicas.usal.es/Mitos/
Alceo y SaIo
- 169 -
El tormento erótico
Me parece que es igual a los dioses
el hombre que se sienta junto a ti
y desde tan cerca te oye hablar dulcemente
y sonreir de esa manera tan seductora.
Si, esto aterra mi corazon dentro del pecho,
pues tan pronto te miro un instante,
me es imposible decir una sola palabra,
se me traba la lengua,
un Iuego sutil irrumpe bajo mi piel,
nada veo con mis ojos y zumban mis oidos,
me cae a raudales el sudor y todo mi cuerpo tiembla,
me vuelvo mas verde que la hierba, desIallezco
y me parece que poco me Ialta para morir.
SaIo, 'El tormento erotico¨.
http://hijosdemarte.blogspot.com/2008/10/inIluencia-de-saIo-en-los-
versos-de.html
Que es igual a los dioses me parece aquel
(y que supera a los dioses, si es licito)
que sentado Irente a ti, sin cesar
observa y escucha como ries con dulzor;
lo que me arrebata los sentidos, misero:
Lesbia, en cuanto te veo, ya no me queda
ni un hilo de voz, la lengua se me torna torpe,
y a manar comienza una llama bajo mis miembros;
me zumban los oidos
y una noche doble cubre mis ojos.
El ocio, Catulo, te es muy molesto;
en el ocio te exaltas e impacientas.
El ocio ya perdio antes muchos reyes
y ciudades Ielices.
Catulo, Carmen LI.
http://hijosdemarte.blogspot.com/2008/10/inIluencia-de-saIo-en-los-
versos-de.html
A la diosa Afrodita
÷¡Inmortal AIrodita, hija de Zeus, de trono celestial,
maestra de seduccion, te ruego, mi dueña,
no abrumes con angustias y penas,
mi animo!
Mas bien ven aca, asi como otras veces,
mi voz desde lejos escuchaste y
dejando la esplendida morada de tu padre
pronto acudiste.
Al subir en tu carro, graciosos y veloces gorriones
te conducian desde el cielo sobre la tierra oscura
agitando sus agiles alas,
por el aire.
Enseguida llegaban y tu, diosa, sonriendome,
con tu rostro inmortal, me preguntabas
por que de nuevo suIria y por que de nuevo
te invocaba,
y que otra cosa deseaba en mi mente enloquecida
- 170 -
Tu me decias: ÷¿A quien de nuevo debo persuadir
para que te ame? ¿Quien, oh SaIo,
te atormenta?
Porque, ahora, si alguien huye de ti, te seguira;
si no acepta tus dones, te los oIrecera;
si no te ama, te amara;
aun sin quererlo.
÷Ven cerca de mi tambien esta vez,
librame de mis duras penas, cumple
lo que mi corazon anhela que se cumpla
y lucha conmigo.
SaIo, 'A la diosa AIrodita¨, Las poetas de la antigua Grecia,
seleccion y traduccion de Ana di Sabato de Polito, Angria Ediciones,
Caracas, 1998, pp. 37-39.
Epigrama erótico
÷Nada es mas dulce que el amor, cualquier otro placer
es inIerior. Yo oIrezco de mi boca hasta la miel. Esto aIirma
Noside. Pues, quien no ha sido besado por AIrodita,
Ignora como son las rosas de la diosa.
Nocide, 'Epigrama erotico¨, Las poetas de la antigua Grecia,
seleccion y traduccion de Ana di Sabato de Polito, Angria Ediciones,
Caracas, 1998, p. 193.
Lo más bello
Dicen que un ejercito de caballeria o inIanteria
o bien que una escuadra naval es lo mas bello
en este mundo. Yo creo que lo mas bello es
lo que uno ama.
261
Cualquier persona puede entenderlo. Helena,
la mujer que en sumo grado sobrepaso
en belleza a todo ser humano, abandono a su marido,
un hombre muy valiente.
Se Iue navegando rumbo a Troya y desde entonces
ya no se acordo de su hija, ni tampoco
de sus queridos padres, porque la diosa de Chipre
la hechizo.
......................
Ahora la misma diosa me hace arder por Anactoria
que esta lejos de mi.
Su semblante me gustaria contemplar
y el luminoso esplendor que brota de su rostro
mas que las maquinas de guerra de los lidios
o unos soldados bien armados.
261
SaIo declara que lo mas bello y preciado es el amor. Esta concepcion es
diIerente de aquella exaltada por Homero en la Iliada, y por Catulo y Alceo en sus
Elegias. SaIo plantea una idea novedosa, segun la cual el heroe ya no es el ser mas
digno de admiracion, sino el simple mortal que ama. El amor es considerado asi
como el sentimiento universal e irresistible que puede llevar a una mujer
ponderada como Helena a abandonarlo todo.
- 171 -
SaIo, 'Lo mas bello¨, Las poetas de la antigua Grecia, seleccion y
traduccion de Ana di Sabato de Polito, Angria Ediciones, Caracas,
1998, p. 45.
Sobrenombres de Afrodita
Nuestra mitologia ha perdido muchisimas historias relativas
precisamente a aquellas deidades que nos son mas conocidas. La
sustancia de los relatos estaba contenida en la Iigura de la deidad
misma, pero ningun relato aislado podria presentar a la Iigura
completa en todos sus aspectos. Los dioses vivian en el alma de
nuestros ancestros, por lo que sus Iiguras no se agotaban al entrar en
algunas de sus historias tomadas aisladamente. Y sin embargo, cada
relato contiene, ahora como entonces, alguna parte viva de ellos, un
Iragmento que contribuye a sus conIiguraciones totales. Las
historias, por su parte, no podrian estar contenidas por completo en
una sola palabra, en el nombre o en alguno de los sobrenombres de
la divinidad en cuestion. Pero estan hasta cierto punto comprendidas
en esos nombres: la historia del nacimiento de AIrodita esta por
ejemplo contenida en su sobrenombre 'Anadiomena¨. Es por esta
razon que, tal como han sido preservados, esos sobrenombres son
necesarios para una comprension de nuestra mitologia. En el caso de
AIrodita, debemos mencionar por lo menos algunos otros de sus
nombres, a Iin de iluminar todos los aspectos de nuestra Gran Diosa
del Amor.
En nuestra lengua la palabra aphrodite adquirio el signiIicado
de 'placer amoroso¨. Este don de la diosa aparece en los viejos
poetas acompañado por el adjetivo chruse, 'dorado¨. Esto no debe
sin embargo entenderse en un sentido demasiado estrecho, pues
dicho adjetivo expresa tambien la atmosIera completa de Urania, la
'Celestial¨ oriental, quien en Chipre tambien llevo el sobrenombre
de Eleemon, 'la compasiva¨. La atmosIera asi revelada se ve ya
restringida cuando nos encontramos con las cortesanas del viejo
culto a la diosa, entre las cuales la diosa misma es una de ellas:
AIrodita Hetaira o Porne. Fue en esta atmosIera limitada donde
brotaron las obras de arte que representaban la belleza de la diosa
como 'Caliglutos¨ o 'Calipige¨: 'La de hermosos gluteos¨, con su
traje alzado; esto ocurrio en una epoca en que nuestros escultores
habian conseguido disipar el terror que hasta entonces protegia la
desnudez de la diosa en su baño. En Esparta, donde las mujeres
disIrutaban de gran libertad en asuntos de amor, AIrodita tenia el
sobrenombre 'Querida¨ o 'Dueña¨, que tambien era nombre de la
esposa-hermana de Zeus, por lo que se la llamaba alli AIrodita Hera.
En un altar espartano se la adoraba bajo dos titulos: o bien AIrodita
MorIo: 'la bien Iormada¨ o 'la de diversas Iormas¨, que tal vez
Iuera otro nombre para aquella Eurinome, madre de las Gracias, que
era biIorme y estaba encadenada, como contare dentro de poco.
Tambien en Esparta era AIrodita llamada Ambologera, 'la que
pospone la vejez¨. En Atenas tenia sus propios jardines como
Aphrodite en kepois y era venerada como Urania y como la Moira
mas antigua. En el cabo Colias, sobre la costa del Atica, AIrodita era
asimismo Genetilia, que, al igual que la Jenus Genetrix de los
latinos, era una diosa del nacimiento. Presidia un grupo de tres
diosas y recibia como Hecate sacriIicios de perros. Una hermosa
vasija pintada la muestra cabalgando un cisne, y en tanto Epitragidia
se sentaba sobre un buco o cabron.
Otro aspecto de AIrodita, con el que tambien debe haber
tenido algo que ver el cabron, esta expresado en sobrenombres como
Melaina y Melainis, 'la Negra¨, y Escocia, 'la Oscura¨. En la
- 172 -
medida en que esto se reIiere a la oscuridad que el amor busca, este
aspecto esta conectado con el ya descrito. Pero la AIrodita negra
puede igualmente estar asociada con las Erinias, entre las cuales se
cuenta a veces. Sobrenombres como AndroIonos, 'asesina de
hombres¨; Anosia, 'la impia¨; y Timboricos, 'la excavatumbas¨,
indican sus potencialidades siniestras y peligrosas. Epitimbidia es en
realidad AIrodita 'sobre las tumbas¨. Se le invoca como Reina del
InIramundo bajo el nombre de PerseIesa. Adopta el titulo de Basilis,
'Reina¨. Su sobrenombre PasiIesa, 'la que brilla de lejos¨, la asocia
tambien con la diosa lunar. Todos estas caracteristicas evidencian
que en una epoca existieron relatos que identiIicaban a la diosa del
amor con la diosa de la muerte, un ser comparable a la Jenus
Libitina de los romanos.
La Iorma masculina del nombre de AIrodita: AIroditos, nos
lleva a presuponer otro grupo de relatos. Con un nombre parecido
era venerada en Amato (Chipre), donde se la pintaba barbada.
Dentro de poco presentaremos el sexo doble de la Madre de los
Dioses en Asia Menor y mas tarde el de HermaIrodito, una Iigura
que resulto de esta caracteristica de la Gran Diosa del Amor.
Karl Kerenyi, Los dioses de los griegos, Monte Avila Editores,
Caracas, 1997, pp. 81-83.
Otros epítetos de Afrodita
Ourania: Del Amor divino
Pandêmos: Del amor comun a toda la gente
Makhanitis: Deviser, Contriver
Epistrophia: She who Turns to (Love)
Apostrophia: (UnlawIul Desires)
Kataskopia: Spying, Peeping
Psithyristês: Whispering
Praxis: Action (Sexual) Del acto sexual
Melainis: Black (oI Night) Negra (de la noche)
Symmakhia: Ally (in Love)
Apatouros: Deceptive One
Nymphia: Bridal
Migôntis: Union (Marital) Union marital
Dôritis: BountiIul
Hêrê: OI Hera (Marriage) De Hera (del matrimonio)
Morphô: OI Shapely Form
Ambologêra: Posponer oIOld Age Que pospone la vejez
Nikêphoros: Bringer oI Victory
Areia: OI Ares, Warlike
Hôplismenê: Armed Armada
Euploia: Fair Voyage
Pontia: OI the Sea
Limenia: OI the Harbour
Xenia: OI the Foreigner
Kypria: De la isla de Chipre.
Kypris: De la isla de Chipre
Kyprogenês: Nacida en la isla de Chipre
Kyprogenêa: Nacida en la isla de Chipre
Kythereia: De Citerea (isla lacedemonia)
Paphia: De PaIos (en Chipre).
Paphiê: De PaIos (en Chipre)
Syria: De Siria, la diosa de Siria (Ashtarte).
Eryxinê: De Eryx (en Sicilia).
Amyklaios: De Amyclai (en Lacedemonia)
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Kôlias: De Colias (en Atica)
Knidia: De Cnido (en Caria)
Kastiniê: OI Mt Kastion (in Pamphylia)
Pyrênaia: OI the Pyrenes (in Gaul)
Akraia: OI the Heights
Kêpois: De los jardines
Diônaia: Hija de Dione. Hija de Zeus
Philommeidês: Laughter Loving
Philomeidês: Laughter Loving
Philommeidês: Genital Loving
Eustephanos: Richly Crowned, Well Girdled
Aphrogeneia: Nacida de la espuma
Aphrogenês: Nacida de la espuma
Khryseê: Dorada
Dia: Divine, Shining
Dios Thugatêr: Hija de Zeus
Pothôn Mêtêr: Madre del deseo
http://theoi.com/Cult/AphroditeTitles.html
Animales de Afrodita
TURTLE-DOVE & Gorrion
Golondrina
Pez (en griego 'ikhthyes¨)
Crustaceos y Mariscos
Liebre (en griego 'lagos¨)
SWINE (en griego 'hus¨)
http://theoi.com/Olympios/AphroditeTreasures.html#Animals
Plantas y flores de Afrodita
Rosa (en griego 'rhodon¨)
Anemona (en griego 'anenome¨)
Mirto y Mirra (en griego 'myrrhina¨ y 'smyrna¨)
Manzana (en griego 'melon¨)
Lechuga (en griego 'thridax¨)
Granada (en griego 'rhoa¨)
http://theoi.com/Olympios/AphroditeTreasures.html#Plants
Gema sagrada
Perla
En la Antigüedad griega y romana, gorriones, golondrinas,
calandrias, ruiseñores, mirlos y palomas (y todos los pajaros que
anuncian o alegran la primavera a los humanos, y que con ellos
comparten calles, plazas, jardines y huertos), por ser suaves,
delicados, juguetones, cantarines, saltarines y desinhibidamente
amorosos, estaban consagrados a AIrodita, y eran su comitiva y los
tiros de su carroza. Los amantes delicados y cultos, entonces, se los
regalaban a sus amadas como prenda de amor.
http://www.vallenajerilla.com/berceo/antoninoperez/gorriones.htm
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AIrodita sobre un cisne acompañada por dos Erotes
Afrodita
Toda Jenus terrestre nace como la primera del cielo,
un misterioso parto desde el infinito 'ponto`.
Schiller
La 'aurea¨ AIrodita, la diosa del amor, no lleva un nombre
griego. Sabemos que llego a Grecia desde el Oriente. Alli, en la
epoca prehomerica, no solo se hizo nativa, sino totalmente griega.
Era la gran diosa de la Iertilidad y el amor de los babilonios, Ienicios
y otros pueblos asiaticos. En el Antiguo Testamento (Jeremias 7, 18;
44, 18) se la menciona como 'diosa del cielo¨. Una clara
inIormacion se conserva de su trayectoria. Segun Herodoto (1, 105)
el santuario original era el de AIrodita Urania en Ascalon; de alli los
mismos ciprios derivaban su culto de la AIrodita que los Ienicios
habrian llevado desde Ascalon hasta Citera (vease Pausanias 1, 14,
7). La isla de Chipre indica el Iamoso nombre de Ciprina, que ya en
Homero se encuentra como denominacion independiente de la diosa.
Los nombres de Ciprogenes y Ciprogeneia, en Hesiodo y muchos
otros, muestran claramente su origen en esa isla. La Odisea (8, 362)
habla de su santuario en PaIos. Su nombre de Citerea, usual en la
Odisea (8, 288) y posteriormente Iamoso, recuerda la isla de Citera.
Segun la Teogonia de Hesiodo, la nacida del ponto llego primero alli
y luego a Chipre.
Pero la diosa extranjera parece haberse encontrado en Grecia
con una Iigura indigena. Posiblemente se pueda atribuir a ella el
hecho de que la AIrodita venerada 'en los jardines¨ (sv qaoiç)
cerca de Atenas Iue caracterizada como 'la mas vieja de las Moiras¨
(Pausanias 1, 19, 2). Epimenides (Diels 19) hizo a AIrodita hermana
de las Moiras y de las Erinnias descendiendo de Cronos y Euonime.
Tambien su vieja vinculacion con el demoniaco Ares, espiritu de
maldiciones y sangre, que engendro a Deimos y a Phobos, y con
Harmonia, hace pensar en una primitiva Iigura popular.
Podemos dejar abierta la segunda sobre los origenes
historicos sin temor a perder algo esencial para su entera
comprension. Por todo lo que el Oriente o la Grecia han contribuido
a su imagen, su caracter Iundamental es absolutamente griego. La
idea que se caracteriza para nosotros con el nombre de AIrodita es
de un genuino cuño y de espiritu propio del helenismo prehomerico,
y solo a el vamos a dirigir nuestra atencion. Por el rasgos de
inequivoco origen oriental ganan tambien nuevo aspecto y particular
sentido. Ciertos conceptos los excluimos deIinitivamente: la diosa
del cielo, como se enaltece en las canciones babilonicas, no solo
extraña a los himnos homericos, sino tambien a los orIicos.
- 175 -
2
Segun la Iliada, AIrodita es hija de Zeus y Dione (5, 312;
370). Otra genealogia que leemos en primer lugar en Hesiodo
(Teogonia 188 hasta 206), y sin duda mas genuina, relaciona el
origen de la diosa con el mito cosmico de 'Cielo¨ y 'Tierra¨ que
pertenece a la epoca prehistorica de la Iormacion de los grandes
mitos. Pero la deidad que nace de la espuma del mar ya no es
potencia cosmica, sino AIrodita, genuinamente griega, la diosa de
las delicias.
Es maravillosa la poesia de Hesiodo: Urano, dios del cielo, se
extiende con la oscuridad nocturna amorosamente sobre la tierra,
pero en el momento de la Iecundacion es mutilado con violencia por
Cronos. Su miembro cortado Ilota por largo tiempo en la rompiente
del mar. Blanca espuma surge de la sustancia divina y en ella crece
una doncella. Su parte honrosa entre mortales y dioses se llama:
'Platica de doncellas, ilusion y dulce placer, abrazo y caricias¨. Asi
dice Hesiodo. Los otros testigos hablan generalmente de su
nacimiento del mar sin mencionar lo que narra Hesiodo. ¿Quien no
conoce la imagen de la eterna hermosura que surge de la espuma del
ponto con los rizos goteando, saludada por el jubilo del mundo?
Segun la leyenda, las olas marinas la llevaron en una concha a la
costa de la Citera (Paul. Fest. p. 52). Fidias represento su nacimiento
en la base de la estatua de Zeus en Olimpia: Eros la recibe, Peitho la
corona, y los grandes dioses a su alrededor contemplan la escena
(Pausanias 2, 1, 8). La base de una imagen de AnIitrite y Poseidon,
donada por Herodes Atico, muestra a Thalassa ('mar¨) levantando a
la pequeña AIrodita de su elemento y a ambos lados a las Nereidas
(Pausanias 2, 1, 8). Al leer estas descripciones recordamos
espontaneamente el maravilloso relieve del Museo de las Termas en
Roma. El sexto Himno homerico narra con muchos detalles su
ulterior destino despues de su nacimiento en el mar: el CeIiro
humedo la impulso con la suave espuma de las olas hacia Chipre,
donde las Horas la recibieron con alegria y le impusieron vestimenta
divina. Le colocaron una corona aurea y le colgaron preciosos
adornos en las orejas. Le adornaron el cuello y el pecho con collares
de oro como los llevan las Horas cuando se dirigen al circulo de los
dioses en la casa del padre. Asi ataviada condujeron a la magniIica
ante los dioses, quienes la saludaron con exultacion y se
enardecieron de amor.
¡Que imagen! La belleza emerge del inmenso elemento
haciendolo espejo de su sonrisa celestial. Es notable que 'la nacida
de la espuma¨ del mito se venero desde la antigüedad como diosa
del mar y de la navegacion. Pero no es una deidad marina como
Poseidon y otros señores del ponto. La misma magniIicencia con que
colma toda la naturaleza hizo el mar, lugar de su revelacion. Su
llegada alisa las olas haciendo relucir la superIicie acuatica como
una joya. Ella es el divino encanto de la calma marina y de la
travesia aIortunada y el encanto de la naturaleza Iloreciente. En
Iorma mas hermosa lo expreso Lucrecio (1, 4): 'De ti, diosa, huyen
los vientos y las nubes del cielo cuando te acercas. Para ti la tierra
hace brotar el adorno de deliciosas Ilores, a ti te sonrie la superIicie
del mar y, calmada, resplandece la reluciente amplitud del cielo.¨ Se
llama 'diosa del mar tranquilo¨ (¸uìqvuiq: Filodem. Ant. Pal. 19,
21) haciendo que los navegantes alcancen el puerto. (Ant. Pal. 9, 143
s.; 10, 21), Erostrato de Naucratis condujo en un periplo una
pequeña imagen de AIrodita comprada en PaIos. De esta manera
salvo la nave del nauIragio: cuando oraban a ella los alrededores de
la imagen reverdecieron de mirtos, dulcisimo olor lleno la nave y los
navegantes, ya desesperados, Ielizmente llegaron a tierra (Policarmo,
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Fragm. Hist. Graec. IV, p. 480). Por lo tanto se llamo 'diosa de la
Ieliz travesia¨, 'diosa del puerto¨; su oraculo en PaIos Iue
consultado sobre la suerte del viaje marino (Tac. Hist. 2, 4; Suet.
Tib. 5). Ciudades maritimas la veneraban. Frecuentemente su
compañero de culto era Poseidon. Rodas, la divina persona de la isla
que, segun la leyenda, surgio de la hondura del ponto en epocas
lejanas (Pindaro, Olimp. 7, 25, con escol.) se considero hijo de
AIrodita y Poseidon. Los atenienses saludaban a Demetrio
Poliorcetes como 'hijo del poderoso Poseidon y de AIrodita¨ (Aten.
6 p. 253 E). En Tebas habia antiguas imagenes de la diosa talladas
en madera, que, como se dijo, Harmonia mando a hacer de las proas
de las naves con las que Cadmo habia llegado (Pausanias 9, 16, 3).
Como en el mar, el milagro de AIrodita se realiza tambien en
el reino de la tierra. Es la diosa de la naturaleza Iloreciente,
vinculada a las Carites, los deliciosos y beneIicos espiritus del
crecimiento. Baila con ellas (Odisea 18, 194), se hace lavar y ungir
por ellas (Odisea 8, 364), le tejen su peplo (Iliada 5, 338). Se revela
en el encanto Ilorido de los jardines. Por eso se le dedican los
jardines sagrados. De estos da testimonio el nombre de Hierokepis,
un lugar cerca de Palaipaphos en Chipre (vease Estrabon 14).
'Jardines¨ (qaoi) se llamaba un lugar en las aIueras de Atenas, al
lado del Iliso, donde estaba el templo de la 'AIrodita en los
Jardines¨ con una Iamosa estatua creada por Alcamenes (Pausanias
1, 19, 2). El coro de la Medea de Euripides canta a AIrodita:
tomando agua del CeIiso respira suave halito sobre los campos y
entrelaza en su cabello rosas Ilorecientes eternamente perIumadas¨.
'Diosa de las Flores¨ se llamaba entre los habitantes de Cnoso, en
Creta (Hesiquio). El Pervigilium Jeneris (13 y sigs.) la canta como
reina de las Ilores primaverales, en particular de las rosas que se
abren (vease tambien Auson., de rosis nasc., p. 409 peip.) Tiberiano
(poeta del siglo IV d. C., Poet. Lat. min. III.) denomina a la rosa
'imagen de Venus¨ (forma Diones). Con una sola palabra
mencionaremos aqui los llamados 'Jardines de Adonis¨ que
desempeñan un papel caracteristico en el culto oriental de Adonis,
vinculado con ella. La primavera es su gran epoca. El poeta Ibico
compara el perpetuo Iervor amoroso en que Cipris lo consume con el
Ilorecimiento primaveral de los membrillos, los granados y las vides.
Cosas maravillosas se narraban de los lugares donde se la veneraba.
Se decia que en el gran altar de AIrodita del monte Eryx todos los
vestigios de oIrendas quemadas desaparecian cada mañana creciendo
en su lugar Iresco verde (Eliano, nat. an. 10, 50). Varias plantas le
estaban singularmente consagradas. 'Tamariscos¨ se llamaba un
lugar dedicado a ella en Cipre (Hesiquios). En esta isla planto, segun
la creencia, el granado (Aten. 3p 84c). El mirto era otra de las
plantas elegidas (Cornutus 24). La Iamosa imagen de AIrodita de
Canaco en el templo de Sicione tenia en una mano una amapola, en
la otra una manzana (Pausamias 2, 10,5 5). El signiIicado de la
manzana en el simbolismo del amor es muy conocido. Una creencia
aIirma que del jardin de AIrodita en Chipre se tomaron las manzanas
de oro con las que Hipomenes gano a Atalanta (Ovidio, Metam. 10,
644 y sigs.)
¿Pero es este un signiIicado comparable con la revelacion del
amor en la vida de los animales y los seres humanos? Ella es la
delicia del abrazo amoroso que desde tiempos antiguos se
denominaba AIrodita (Odisea 22, 444). 'Actos de AIrodita¨ son los
placeres del amor (Hesiodo, Trabafos 521), y en varias Iormas su
nombre sirve ÷en epocas poshomericas÷ para expresar esos goces.
'Cantame, Musa,¨ empieza el Himno homerico 4, 'las obras de la
aurea AIrodita¨. Solo tres, sigue el himno, se resisten a ella: Atenea,
Artemis y Hestia. 'De los demas nadie es capaz de sustraerse a su
- 177 -
poder, sea dios o mortal¨. Son Iamosas las palabras de SoIocles
(Fragmento 855) y Euripides (Hipol. 447 y sigs.) acerca de su
omnipotencia sobre todos los reinos de animales, sobre mortales y
dioses. Lucrecio canta su hechizo del mundo animal en el comienzo
de su poema doctrinal (1, 10 y sigs.): 'Cuando los dias primaverales
despiertan y IructiIero halito del ceIiro nace nuevamente, primero las
aves del aire anuncian, oh diosa, tu llegada, emocionadas de tu
poder. Las Iieras saltan en exuberantes pastos y atraviesan nadando
veloces rios. Cada una te sigue a donde la llevas, presa del encanto.
En el mar, en las montañas, en rios indomitos, en las Irondosas
mansiones de los pajaros, en el verdor de los campos, tu colmas el
corazon de todas con dulce amor y consigues que se procreen
ardientemente.¨ El poeta del Himno homerico describe con la
claridad mas viva el eIecto de su presencia (69 y sigs.): la diosa se
traslada hasta donde vive el hermoso Anquises, y le siguen lobos
grises meneando la cola, leones con ojos relucientes, osos y panteras.
'Ella los mira placenteramente y les llena el corazon de dulce deseo
y todos, por parejas, gozan del amor en valles umbrosos¨. De esta
manera es capaz de hacer quedar hasta los animales extaticos y
tiernos. Pero todo el esplendor de su grandeza se maniIiesta en el
hombre.
Es natural relacionarla tambien con el matrimonio y la
procreacion. En la Odisea (20, 73 y sigs.) se narra que quiso dar en
matrimonio a las hijas de Pandareo. En Hermione las doncellas y
viudas le hacian sacriIicios antes de las nupcias (Pausanias 2, 34,
12); tambien en Naupactos, sobre todo los viudos que querian
casarse otra vez (Pausanias 10, 38, 12). En Esparta existia una
AIrodita Hera a la que una madre oIrecio cierto sacriIicio antes del
casamiento de su hija (Pausanias 3, 13, 9). Euripides (Fragmento
781, 16) la llama 'diosa nupcial para las doncellas¨.
Pero la esencia de su ser no señala la relacion matrimonial.
Nunca Iue, como Hera, una diosa del matrimonio. En cambio viene
de ella el deseo omnipotente que se olvida de todo el mundo a causa
de lo unico; que puede romper vinculos venerables y la Iidelidad
mas sagrada solo para compenetrarse con el. Y la diosa no permite
que se burlen de ella. Puede perseguir con tremenda Ierocidad a
quien cree poder porIiar con su poder. Tiene sus Iavoritos para
quienes el ser y la vida respiran el placer cariñoso de su existencia.
Son hombres en quienes triunIa lo Iemenino sobre las cualidades
genuinamente masculinas. El mas Iamoso es Paris, verdadero tipo
del amigo de AIrodita. En el certamen de las diosas le dio el premio,
y en recompensa le consiguio el Iavor de la mujer mas hermosa. La
leyenda lo opone con proIunda signiIicacion al legitimo esposo de
Helena, Menelao, el 'Iavorito de Ares¨ (Açiqçiìoç). 'EnIrentate a
Menelao, amigo de Ares¨, le dice Hector burlandose (Iliada 3, 54 y
sigs.), 'entonces vas a conocer de quien posees la esposa. Tu citara
no te ayudara, ni los dones de AIrodita, ni tu cabellera ni esta
estatura.¨ Paris es hermoso, un musico y danzante. Cuando AIrodita
lo salva del inIeliz duelo y lo arrebata milagrosamente, habla a
Helena en la Iigura de una vieja sirvienta para suscitar su anhelo por
el: resplandece de hermosura, no se diria que viene del combate
porque parece que va a la danza o que descansa del baile (Iliada 3,
391 y sigs.). Tambien al bello Anquises lo encuentra tocando la lira
en el Himno homerico (76 y sigs.) El contraste de las Iormas de vida
no se podria demostrar con mas eIecto como al Iinal del tercer canto
de la Iliada: Paris es trasladado Ielizmente por AIrodita desde el
peligroso duelo al talamo y se deja caer en los brazos de la amada,
ebrio de su belleza. Mientras tanto Menelao busca en vano al
Iugitivo en el campo de batalla, y Agamemnon declara
solemnemente que Menelao es el vencedor y la decision se adjudica
- 178 -
a Iavor de los griegos (vease tambien Plutarco, quast. conviv. 3, 6,
4). Este Paris es el hombre aIeminado y amigo de las mujeres. A la
lascivia que AIrodita llevo a su vida se le atribuye una expresion
generalmente usada para mujeres (µu¿ìoouvq, Iliada 24, 30).
Todas las epocas hablan de sus dones con entusiasmo.
Naturalmente precede a la hermosura y al encanto seductor (¿óçiç).
Ella misma es la mujer mas bella, no una doncella como Artemis o
llena de dignidad como las diosas del matrimonio y de la
maternidad, sino la pura belleza y gracia Iemenina, rodeada del
humedo brillo del placer, eternamente nueva, libre y bienaventurada
tal como nacio del inmenso ponto. Las artes plasticas han rivalizado
en plasmar esta imagen del amor personiIicado. Los poetas desde
Homero la llamaron 'aurea¨ y hablan de la diosa 'sonriente¨
(çiìoµµcioqç). Helena la reconoce por su encantadora belleza del
cuello y los senos y por el resplandor de los ojos (µuµuiovtu,
Iliada 3, 397), igual que Aquiles a Atenea por su terrible mirada
centelleante (Iliada 1, 200). Las Carites son sus servidoras y
compañeras. Bailan con ella, la lavan y la ungen y tejen su vestido.
La signiIicacion de su nombre, su gracia y seduccion (¿uçiç)
AIrodita lo da a Pandora, arquetipo de mujer (Hesiodo, Trabafos
65). Su ungüento se llama 'hermosura¨ (uììoç: Odisea 18, 192),
que alguna vez le regalo a Faon porque la llevo desde Lesbos a la
tierra Iirme bajo la apariencia de una vieja. Desde este momento el
barquero Iue el hombre mas hermoso y el objeto del deseo de todas
las mujeres. Cuenta la leyenda que la poetisa SaIo se tiro por el al
mar desde la roca Leucadia. En la Odisea, con la anuencia de
AIrodita, Atenea otorga belleza juvenil a Penelope (18, 192). Se
habla tambien del cinto de su pecho que hace irresistible a quien lo
posee. En el estaban encerrados todos los 'encantos¨ de AIrodita:
'amor¨ y 'deseo¨ y 'amorosas platicas que hacen perder el juicio al
mas prudente¨ (Iliada 14, 214). Hera se lo pidio cuando quiso
excitar el amor de Zeus. Tiempo despues se comento de una bella
mujer que turbaba todos los corazones porque AIrodita le dio el
Iamoso cinto (AntiIanes, Pal. Antol. 6, 88). A su alrededor estan,
ademas de las Carites, los genios del anhelo y de la persuasion,
Potos, Himero y 'Peito, la seductora que no conoce rechazo¨
(Esquilo, Las Suplicantes 1040). El hechizo de AIrodita ejerce una
Iuerza que hace olvidar todo deber conduciendo a decisiones que,
mas tarde, parecen inconcebibles al mismo hechizado. En la
Antigona de SoIocles el coro canta el poder del anhelo que desprecia
venerables leyes, 'porque contra AIrodita que se mezcla en el juego
no hay ninguna resistencia¨ (797). Pero es muy signiIicativo que esta
diosa traiga la Ielicidad a los hombres ÷si no se le oponen
porIiadamente como Hipolito÷, mientras que a las mujeres
Irecuentemente las lleva a la Iatalidad. Las arranca de su seguridad y
pudor haciendolas inIelices con una pasion ciega, muchas veces
criminal, por el hombre ajeno. Como este ejemplo el mito creo
cantidad de tipos Iamosos. ¡Con cuanta Irecuencia se queja Helena,
en Homero, de la desdichada pasion que la alejo de la patria querida,
del esposo y de los hijos, hacia un pais extraño y la convirtio en
maldicion para dos pueblos! Lease en la Iliada como AIrodita la
increpa cuando muestra intencion de resistirsele. Medea se hizo
criminal por su amor. Euripides la muestra como ejemplo del amor
transIormado en odio. 'Oh Reina,¨ exclama el coro de mujeres en su
tragedia, 'nunca me tires la Ilecha del anhelo Iurioso con el arco
aureo. Que me seas Iiel, moderacion, don mas hermoso de los
dioses¨ (6, 32 y sigs.) Fedra perecio miserablemente por su amor
insano por el joven e insensible hijo de su esposo Teseo (vease
Euripides, Hipolito). Su madre PasiIae enardecio en amor a un toro.
De los Cretenses de Euripides tenemos todavia las palabras de
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responsabilidad con las que inculpa enteramente a la diosa de su
pasion. Aqui como en otras ocasiones se expresa la antigua injusticia
e ira divina como causa de toda la desgracia. En el Hipolito de
Euripides la nodriza dice a Fedra que esta enIerma de amor (433 y
sigs.); 'El mortal no puede resistir al deseo impetuoso de Cipris.
Suave es para el que le cede, pero para quien encuentra terco y
altanero procede de manera inconcebiblemente dura¨. Y mas
adelante (474 y sigs.): 'Es solo orgullo el deseo de ser mas Iuerte
que los dioses. Aprueba pues tu amor, la deidad asi lo quiere; pero
tienes que buscar el desenlace de tu suIrimiento por un buen
camino¨. Tan violenta y terrible puede ser la diosa cuya naturaleza
es en otras ocasiones pura delicia y sonrisa. En Tebas se venero a
AIrodita tambien como ApostroIia (Pausanias 9, 16, 3), sin duda
porque debia apartar de la pasion culpable. Un culto a la Venus
Verticordia Iue instituido en Roma por orden de los libros sibilinos
con el Iin de proteger a doncellas y mujeres de deseo impudico,
sobre todo a las vestales (vease Ovidio, fast. 4, 133 y sigs.; Val. Max
8, 15, 12; Plinio, nat. hist. 7, 120).
La pasion con la que AIrodita ataca a las mujeres conduce
muy a menudo a oscuridad y horror, pero el amor venal de las
hierodulas
262
recibe su esplendor porque tambien este amor
262
Los hierodulos (en griego antiguo icpooouìoi, 'esclavos del templo¨) eran
personas de ambos sexos dedicados como esclavos al culto de los dioses. Eran de
origen oriental, y aparecen con mayor Irecuencia relacionados con el culto de las
deidades de Siria, Fenicia y Asia Menor.
Habia dos clases: una compuesta por los esclavos propiamente dichos, que
atendian todas la tareas bajas relacionadas con la adoracion de los dioses, el
cultivo de las tierras sagradas, etcetera, y cuyos descendientes continuaban en la
misma condicion servil; y otra que comprendia a aquellas personas libres que se
oIrecian como esclavos a los dioses, y que eran bien asignadas a los templos o
bien dispersadas por todo el pais, llevando a los dioses el dinero que ganaban. A
pertenece a la diosa. Pindaro (Iragmento 122) compuso una poesia
para JenoIonte de Corinto, quien habia obsequiado a la diosa algunas
doncellas de esta clase en agradecimiento por una victoria olimpica:
'Vosotras, doncellas hospitalarias, servidoras de Peito en Corinto
opulento, que encendeis las rojizas lagrimas del incienso y recordais
a la celeste AIrodita, madre de los dioses amorosos. Ella os hace
regalar inocentemente el placer de la Iina Ilor en almohadas
deliciosas. Donde manda la necesidad todo esta bien¨.
Poco se sabe acerca de las Iiestas en honor a AIrodita. Sin
embargo merece destacarse que a ella, cuyo Iavor sabe anular la
pesadez de la existencia en un momento luminoso, se la Iesteja con
la Ieliz terminacion de empresas importantes. Con las Iiestas de
AIrodita terminaban tambien las de Poseidon en Egina que la
leyenda relaciono con el regreso de los griegos procedentes de Troya
(Plutarco, Quaest. Gr. 44). Proverbiales Iueron las que los marineros
celebraban con desenIrenada sensualidad despues de un viaje Ieliz
(Plutarco, nos posse suav. Jivi sec. Epic. 16; an seni ger. resp. 4).
3
AIrodita, oriunda de Oriente, nos deja conocer claramente su
Iormacion genuinamente griega. Ella reIleja una grande y singular
esta ultima clase pertenecian las mujeres, que se prostituian y presentaban a los
dioses el dinero que obtenian de esta Iorma. (.) Las hierodulas que se prostituian
solo se hallaban en Grecia relacionadas con el culto de divinidades de origen
oriental, o con las que muchos de sus ritos religiosos procedian de Oriente. Este
era el caso de AIrodita, originalmente una diosa oriental. En su templo de Corinto
habia un millar de icpooouìoi stuîpui (hierodulas heteras), que Iueron la ruina de
muchos hombres que visitaban la ciudad, y habia tambien un gran numero de la
misma clase de mujeres en su templo de Erice, en Sicilia
(http://es.wikipedia.org/wiki/Hier°C3°B3dula).
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Iorma existencial del mundo como ser divino. Al signiIicar una
sempiterna realidad que absorbe todo lo existente en su poder,
proyecta su espiritu a todo el reino de los elementos de la vida y le
imprime su expresion, es un mundo en si, y eso determina para el
griego una deidad. ¿Y cual es esta eterna calidad de la existencia? Es
el cautivante e irresistible esplendor en el cual todos los objetos y
todo el mundo estan ante el ojo del amor, la delicia de la cercania y
de la union cuyo hechizo atrae el contacto entre seres limitados hacia
la perdicion del inIinito. Y ella se maniIiesta, como genuina diosa,
desde lo natural hasta los sublimes apogeos del espiritu.
AIrodita otorga sus encantos no solo al ser viviente, sino
tambien al muerto. Como su esencia de belleza presta Iresco encanto
juvenil a Penelope (Odisea 18, 192), asi la diosa protege el cuerpo
de Hector maltratado y desIigurado por Aquiles y lo unge con
ambrosiaco aceite de rosas manteniendo alejados los perros de dia y
de noche. La atraccion con la que reune los sexos (Iliada 23, 185)
tambien traba y conserva amistades. Se veneraba a AIrodita Hetera
que Apolodoro declara diosa de la union entre amigos y amigas
(Aten. 13, 471c). Todo lo que es sugestivo, seductor y complaciente,
sea Iigura o gesto, lenguaje o actitud, de ella recibe su nombre
(sauçooitoç, en latin venustus). 'Haznos aIables en palabras y
acciones¨, asi se le oraba (Socrates en JeroIonte, conviv. 8, 15); con
eso se deseaba que prodigara parte de sus encantos al trato humano.
Y como es la diosa de los Iavores, tambien la buena suerte proviene
de ella. De esta manera la mejor jugada en una partida de dados tiene
su nombre, y se sabe que Sila tradujo su pronombre Felix al griego
con la palabra que signiIico el Iavor de AIrodita (sauççooitoç).
Bienaventurados a quien los dioses, los benignos, va antes del
nacimiento amaban, a quien de niño Jenus mecia en sus bra:os. A el,
antes de vivirla, la vida entera es otorgada, antes de superar los trabafos
obtuvo va la gracia.
Schiller, La Felicidad
Parece que aqui el reino de AIrodita se acerca bastante al de
Hermes. Pero el Iavor de ella no tiene nada de la buena suerte de la
oportunidad, de lo atinado, del hallazgo. Es la gracia inmanente a la
belleza y amenidad que gana todas las victorias sin esIuerzo, porque
lo bienaventurado hace a otros bienaventurados.
Lo que es hermoso parece bienaventurado en si mismo.
Mörike
El Iavor de la realizacion y comprension, del triunIo y del
regocijo esta de manera mas sublime en el mundo del pensamiento y
del canto. Eternamente inolvidable es la imagen de Cipris
(Euripides) que tomando agua del CeIiso respira suave aliento sobre
los campos; se entrelaza la corona de rosas perIumadas en el cabello
y 'envia a los dioses del amor (sçetcç), los compañeros de toda
virtud, para ayudar a la sabiduria¨ (ooçiu) (Medea 844 y sigs.)
Pindaro llama su canto una obra en el jardin de AIrodita y de las
Carites (Pit. 6, 1; tambien Pean 6). Lucrecio le ruega, en la
introduccion a su poema, que preste a sus palabras 'encanto
imperecedero.¨ (1, 28).
Comprendemos lo que signiIica AIrodita. No en vano esta
rodeada de las Carites, en las que se reIleja a si misma. Son espiritus
del Ilorecimiento, del encanto y la amabilidad. Generalmente salen
las tres juntas, por consiguiente nuestros conceptos las consideran
mas bien genios que deidades. Pero AIrodita es unica. Se distingue
claramente de Eros a quien el mito llama su hijo. Este dios
desempeña un papel importante en las especulaciones cosmogonicas,
- 181 -
pero uno bien diminuto en el culto. No aparece en Homero, ausencia
signiIicativa e importante. Es el espiritu divino del anhelo y de la
Iuerza de engendrar. Pero el mundo de AIrodita es de otra categoria
mas amplia y rica. La idea del caracter y poder divino no emana
(como en Eros, vease Platon, Simp. 204 c) del sujeto que anhela,
sino del que es amado. AIrodita no es la amante, es la hermosura y la
gracia sonriente que arrebata. Lo primero no es el aIan de prender,
sino el encanto del aspecto que lleva poco a poco a las delicias de la
union. El secreto de la unidad del mundo de AIrodita consiste en que
en la atraccion no actua un poder demoniaco por el cual un
insensible agarra su presa. Lo Iascinante quiere entregarse a si
mismo, lo delicioso se inclina hacia lo emocionado con la sinceridad
sentimental que lo hace tanto mas irresistible. Esa es la signiIicacion
de Caris que la acompaña sirviendo a AIrodita, ¿uçiç es algo mas
que la conquistadora que toma posesion de otros sin entregarse a si
misma. Su dulzura es al mismo tiempo susceptibilidad y eco,
'amabilidad¨ en sentido de Iavor y de voluntad de entregarse. La
palabra ¿uçiç signiIica tambien gratitud y directamente el
consentimiento de lo que desea el amante. SaIo llamo a una doncella
muy joven, aun no madura para el matrimonio, ö¿uçiç (Plutarco,
Amat. 5). Asi nace la armonia en la que culmina el reino de AIrodita.
El mito llama a Harmonia hija de la diosa (Hesiodo, Teog. 937). Ella
misma tiene en DelIos el nombre emparentado de Harma (Plutarco,
Amat. 23) que alude evidentemente a la union carnal. El coro de Las
Suplicantes de Esquilo (1042; vease el comentario de Wilamowitz)
canta a la Harmonia como servidora de AIrodita y de su actividad en
las acciones y uniones de los amantes. Ya se mencionaron las
imagenes talladas de la diosa que Harmonia dono a Tebas. En
sentido similar actua Peito, ayudanta y sosias de AIrodita, que, segun
SaIo (Fragmento 135), es la madre de la diosa. La poetisa que habla
tan Irecuentemente de la diosa en sus canciones se dirige a ella, en
una de las mas Iamosas, orando en grave desamparo a 'la hija de
Zeus, la ingeniosa¨; acude a la diosa preguntando sonriente a quien
debia dar Peito su amor y le promete que la deliciosa que ahora esta
Iria pronto va a suspirar por ella (Vease Wilamowitz, Sappho und
Simonides 42 y sigs.).
Este deleite divino con que el ser separado se busca y une
amorosamente se convierte, despues de que el viejo mito del mundo
ha desaparecido, en el poder armonioso de una nueva imagen del
cosmos. Para Empedocles, AIrodita es la misma diosa que pone el
amor en los corazones humanos y que produce la perIecta armonia y
unidad en los grandes periodos mundiales. Al igual que en tiempos
pasados, cuando el gran Urano abrazaba amorosamente a Gea, asi ve
el poeta ahora a Cielo y Tierra deseando reunirse. En Las Danaides
de Esquilo (Fragmento 44), AIrodita misma habla con grandiosa
Iranqueza del anhelo que mueve al 'Cielo Sagrado¨ para acercarse
amorosamente a la Tierra y del deseo nupcial de esta. Asi cae la
lluvia del cielo y Iecunda a la tierra que engendra plantas y Irutos del
semen celeste. Todo lo cual es la obra de AIrodita. Pensamientos
muy similares los enuncia Euripides en una tragedia perdida
(Fragmento 898). Tampoco olvidemos los hermosos versos del
Pervigilium Jeneris perteneciente a los ultimos tiempos, en los que
el poeta habla de las primeras nupcias que celebra el eter cuando la
lluvia nupcial Iluye hacia el seno de la excelsa esposa (59 y sigs.)
Solo esta diosa del eterno milagro amoroso puede brindar la
paz mundial, dice Lucrecio en el principio de su poema doctrinal (1,
31 y sigs.). El mismo dios de la guerra, herido proIundamente por el
amor, se arroja inIinitas veces en su brazos y la mira de hito en hito
en amartelado extasis. Entonces emana suavemente el ruego de los
labios de la diosa: '¡Oh, da la paz a los tuyos!¨
- 182 -
Pero al Iinal hemos de acordarnos que tambien elementos
horribles y destructores pertenecen a su vasto imperio, el mundo.
Ningun poder puede enemistar y perturbar tan terriblemente como
aquel cuya obra es la armonia mas clara y bienaventurada. Solo por
esta oscura sombra el resplandeciente encanto de AIrodita se
transIorma en una entera creacion.
Walter F. Otto, Los dioses de Grecia, Eudeba, Buenos Aires, 1976,
pp. 75-85.
Aphrodite Kallipygos
E r o s y P s i q u e
Eros y Psique por Canova
Libro Cuarto
Eranse, en cierto pais, cuyo nombre no recuerdo, un rey y
una reina que tenian tres hijas, las tres muy hermosas. Pero por
encantadoras que Iuesen las dos mayores, era todavia posible hallar
en el idioma de los mortales Iormulas de elogio adecuadas al valor
de su encanto; mientras que la menor era de una perIeccion tan rara,
tan maravillosa, que no hay palabra alguna para expresarlo
dignamente. Los habitantes del pais, y aun los del extranjero,
acudian a su palacio en considerable numero, atraidos por la Iama de
- 183 -
tanto prodigio, y al contemplar su incomparable hermosura,
quedaban conIusos admirandola. Llevabanse la diestra mano a los
labios, y con el indice atravesado sobre el pulgar se arrodillaban a
sus pies para adorarla con religioso respeto, exactamente como si
Iuese la propia Venus. Extendiose la Iama, en las ciudades
inmediatas y comarcas de alrededor, de que la diosa salida del seno
azulado del mar entre el rocio de las espumosas olas, se dignaba
poner a la vista de los mortales su poder, o que, por lo menos, a
consecuencia de la inIluencia creadora de los astros, la tierra, en
competencia con el liquido elemento, habia engendrado otra Venus
con su Ilor de virginidad.
Esta creencia Iue extendiendose rapidamente. De las islas
inmediatas corrio esta voz a otros paises y por Iin extendiose por el
mundo entero. De todas partes llegaban, despues de largos viajes y
dilatadas travesias por mar, innumerables personas avidas de
contemplar esta gloriosa maravilla. No iban ya las gentes a Cnido ni
a Paphos; no desembarcaban ya en Citerea para contemplar a la
diosa. Suspendieronse sus sacriIicios, cerraronse los templos, Iueron
hollados los almohadones, abandonadas sus ceremonias. Nadie
coronaba ya sus estatuas, y sus solitarios altares Iueron deshonrados
con una Iria ceniza. A la hermosa niña dirigen ahora sus oraciones;
bajo Iorma humana adoran hoy a la incomparable diosa, y cuando al
amanecer el dia se oIrecen victimas y Iestines a Venus, se invoca su
nombre. Y, sin embargo, ella no es Venus. Cuando aparece en la
calle, el pueblo, a porIia, le oIrece guirnaldas, arroja Ilores a su paso,
le dirige invocaciones. Al ver que los honores propios de los dioses
eran vendidos tan extremadamente a una simple mortal, la verdadera
Venus ardio en despecho. No pudo contener su indignacion y
moviendo la cabeza con estremecimientos de concentrada colera,
dijo para si:
Heme aqui ¡Yo, Venus, espiritu superior de la naturaleza,
origen y germen de todos los elementos, yo, que Iecundo el universo
entero; yo, compartir con una muchacha los honores debidos a mi
suprema categoria! ¡Asi he de ser considerada! ¡Mi nombre, sagrado
en el cielo, ha de ser proIanado y hollado en la tierra! ¡Asi, pues, los
homenajes que se oIrecian a mi divinidad, he de compartirlos con
otra! ¡Ver a los hombres dudando si es a ella o a Venus que deben
adorar! ¿Y quien me representa a mi entre los mortales? ¿Una
criatura de limitada vida? ¿Sera inutil que el Iamoso pastor, cuya
justa y sabia sentencia conIirmo Jupiter, me preIiriese a las otras dos
diosas, por mis invencibles encantos? ¡No; este triunIo no sera
dudoso! ¡Que tiemble, quienquiera que sea, que usurpe mis honores!
¡Venus hara que se arrepienta de su insolente hermosura!
Llamo enseguida a su hijo, al niño alado cuya audacia y
perversidad desaIia la moral publica, y que armado de arco y Ilechas
recorre, durante la noche, las casas Iorasteras, poniendo disgusto
entre esposos, cometiendo impunemente los mas graves desordenes
y no haciendo jamas una accion laudable. A pesar de que el, por su
malicia innata, se inclina siempre al mal, todavia su madre le excita
con palabras. Condujole a la ciudad en cuestion y presento a sus ojos
a Psique (tal era el nombre de la joven doncella). Explicale como la
belleza de esta muchacha rivaliza con la suya y las hablillas a que da
lugar. Su indignacion estalla en gemidos de despecho.
Hijo mio, le decia, en nombre de la ternura que te une a
mi, por las dulces heridas de tus Ilechas, por las sagradas llamas con
que haces arder deliciosamente los corazones, venga a tu madre;
pero, vengala plenamente y, como hijo obediente y respetuoso,
castiga esta rebelde belleza. Por encima de todo, te dirijo una
suplica, dignate cumplirla: que esta niña se inIlame, en la mas
violenta pasion, para el ultimo de los hombres, para un inIeliz
- 184 -
condenado por la Iortuna a no tener posicion social, ni patrimonio, ni
vida tranquila; es decir, para un ser tan innoble, que no haya otro
mas miserable, ni tanto, en el mundo entero.
Asi dijo, y con los labios entreabiertos, prodigo a su hijo
largos y Iervientes besos. Luego, dirigiendose a la ribera que el mar
baña con sus ondas y besando con sus rosados pies la humeda
superIicie de las onduladas olas, sentose, y su carro avanzo
majestuosamente por el azulado cristal del proIundo Oceano. Al
primer deseo que pasa por su mente, las divinidades del mar se
apresuran a rodearla con sus homenajes, como si alguien se los
hubiese previamente mandado. Las nereidas, cantando en coro;
Portuno,
263
con su erizada barba azul; Salacia
264
dejando caer
abundantes peces de los pliegues de su vestidura; el pequeño
263
Portunus es propiamente un adjetivo derivado de portus (de donde los
compuestos opportunus, aplicado al viento que lleva hacia el puerto, importunus,
etc.), adjetivo que debio Iormarse cuando portus signiIicaba en latin paso y
puerta, es decir, antes de que el termino porta absorbiera parte de los usos del
primero y antes de que este quedara polarizado en el de puerto; y ello porque el
dios Portuno Iue en un principio protector de los pasos y las puertas, asi como de
las mercancias ÷especialmente el trigo÷ que hubieran entrado por ellos. En la
region de Ostia se le identiIicaba con Tiberino, pero las Iiestas celebradas en su
honor en la desembocadura del rio estaban dedicadas al genio que conduce a las
naves hasta el puerto y salvaguarda las provisiones almacenadas en el. (.)
Cuando los romanos identiIicaron a su Mater Matuta con la diosa griega Leucotea,
hicieron coincidir la Iigura de Portuno con la del hijo de esta, Palemon, con lo cual
el dios de los puertos quedo como hijo de Mater Matuta (Constantino Falcon
Martinez y otros, Diccionario de la Mitologia Clasica, tomo 2, Alianza, Madrid,
p. 531).
264
Divinidad marina que, con Venilia, esta asociada en su culto a Neptuno. Parece
ser, en su origen, el numen del agua de los manantiales (Ibidem, p. 559).
Palemon,
265
montado en un delIin; los tritones,
266
que saltan entre las
olas... Uno, arranca melodiosos acordes de su sonora concha; otro,
con una tela de seda, le protege de los ardores del importuno sol;
otro sostiene un espejo Irente a los ojos de la diosa; otros nadan bajo
el agua, dando impulso a su carroza...Tal es el cortejo que acompaña
a Venus cuando visita el ancho Oceano.
Sin embargo, Psique, a pesar de su maravillosa hermosura,
ningun Iruto obtiene de tanta adoracion. Todo el mundo la
contempla, todos la colman de elogios, pero no hay un rey, ni un
principe, ni aun un plebeyo que solicite su mano. Todos admiran,
realmente, esta Iigura digna de una diosa, pero como admirarian una
estatua. Tiempo hacia ya que sus dos hermanas, cuya belleza no
habia sido tan celebrada, habian hecho brillantes matrimonios con
monarcas, mientras Psique, condenada al celibato, queda en la casa
paterna llorando su soledad y su abandono. Los suIrimientos Iisicos
unianse a las heridas del corazon, y esa belleza, que habia sido
admirada por todos los pueblos, llego a serle detestable. Su inIeliz
padre se desesperaba. Creiase perseguido por la malevolencia de los
dioses, y temeroso de su colera interrogo al antiguo oraculo del dios
que se adora en Mileto.
267
OIrecio a esta poderosa divinidad
oraciones y victimas en Iavor de la abandonada doncella,
implorando esposo para ella. Apolo, aunque griego jonico, como
265
Uno de los hijos de Atamante y de Ino-Leucotea. Su nombre originario era
Melicertes, pero, al morir ahogado en el mar en brazos de su madre, que huia del
enIurecido Atamante, Iue deiIicado y recibio culto en los Juegos Itsmicos bajo el
nombre de Palemon. En Roma Iue identiIicado con Portuno, el dios protector de
los puertos (Ibidem, pp. 485 y 486).
266
Divinidades semejantes al dios Triton. 'En epoca tardia se habla ya de los
Tritones¨, una pluralidad de divinidades que, con las Nereidas, acompañan a
Poseidon (Ibidem, ver Triton, pp. 617 y 618).
267
Apolo Didimeo, que alli tenia uno de sus templos mas venerados.
- 185 -
atencion al autor de una composicion de estilo milesio, Iormulo el
siguiente oraculo en latin:
Pon a tu adorable hifa sobre una roca, pomposamente
adornada, para una boda funeral. No esperes un verno hifo de
madre mortal, sino un espantoso dragon, cruel v horrible, que
recorre velo:mente el espacio, esparciendo por todas partes fuego v
sangre, que impone pavor al mismo Jupiter v, terror de los dioses,
hace retroceder las tenebrosas olas de la Estigia laguna.
El monarca, Ieliz en otro tiempo, regreso a su palacio,
despues de oir el divino oraculo, abatido y triste, explicando a la
reina los Iunestos presagios del destino. Extendiose la desolacion y
el llanto durante varios dias; pero el Iiel cumplimiento del oraculo se
acercaba. Preparan ya, para la inIortunada doncella, la pompa de su
mortuorio himeneo. La antorcha nupcial es sustituida por negruzcos
cirios de color de hollin y ceniza. El sonido de la Ilauta nupcial es
reemplazado por los quejumbrosos acentos del lidio; y los alegres
cantos del matrimonio se cambian en lugubres gemidos. La joven
desposada enjuga su llanto con el mismo traje de boda. La triste
Iatalidad que pesa sobre esta Iamilia, excita la simpatia de la ciudad
entera, y espontaneamente, el sentimiento popular decreta, con justo
motivo, un duelo publico.
Sin embargo, la necesidad de cumplir las ordenes del cielo,
condujo a Psique al Iatal suplicio que le era destinado. Cumpliose
con proIunda pena el ceremonial de este Iunebre himeneo, y Iueron
trasladados estas vivientes mortajas, seguidas de todo el pueblo.
Psique, la desventurada Psique, acompaña, no su boda, sino su
propio cortejo Iunebre; y mientras sus padres, abatidos, vacilan en
consumar este acto de inhumanidad, alientales su propia hija con
estas palabras:
¿Por que atormentais vuestra desdichada vejez con el
continuo llanto? ¿Por que abreviar con no interrumpidos sollozos
vuestra existencia, que es la mia? ¿Por que deshonrar con lagrimas,
por mi culpa, vuestro venerable rostro? Castigar vuestros ojos es
matar los mios. ¿Por que os arrancais los cabellos? ¿Por que
desgarrar vuestro pecho el uno, la otra sus entrañas? ¡Estos seran,
pues, los gloriosos goces que mi belleza os habra causado! ¡La cruel
envidia os alcanza con mortal Iuror; hasta ahora no lo comprendeis!
Cuando todas las gentes me rendian honores de diosa, cuando una
voz unanime me apellidaba segunda Venus, ¡ah!, entonces era
cuando debiais gemir, derramar lagrimas y compadecerme ya, como
herida de muerte. Hoy lo siento, lo veo, unicamente me ha perdido el
nombre de Venus. Acompañadme, colocadme sobre la roca que el
hado me señala. Tengo aIan por cumplir este Ieliz matrimonio; tengo
prisa, para conocer al noble esposo a que pertenezco. ¿Por que
retardarlo? ¿Por que evitar la proximidad del que ha nacido para
causar la admiracion del mundo entero?
Asi hablo la doncella; callo luego y con paso Iirme
conIundiose con la muchedumbre que la seguia. Llegan ya a la roca
destinada. Es una escarpada montaña, en cuya cumbre colocan a la
muchacha y la dejan abandonada. Despues de dejar junto a ella las
velas nupciales que han servido para iluminar la ceremonia, y que
son apagadas en medio de gran llanto; volviose todo el mundo
apesadumbrado a sus respectivos hogares. Los inIelices padres,
abatidos por tan dolorosa perdida, se encerraron en el Iondo de su
palacio y se condenaron voluntariamente a eternas tinieblas.
Psique, temblando de espanto en la cumbre de la montaña,
lloraba a mares. De pronto, el delicado halito de CeIiro agita
amorosamente los aires y hace ondular las vestiduras de Psique,
hinchando suavemente sus pliegues. Levantada sin violencia, siente
- 186 -
Psique que una dulce brisa la arrastra suavemente. Resbala por una
pendiente insensible hacia un proIundo valle que esta bajo sus pies,
hasta hallarse muellemente recostada en mitad del cesped esmaltado
de Ilores.
Eros y Psique
Libro Quinto
Tendida sobre el tupido y Iresco cesped, Psique se sobrepuso
a su proIunda turbacion y se entrego a un dulce descanso.
Reanimada por un sueño reparador, se levanto con sosegado espiritu.
Descubrio un bosque cubierto de altos y copudos arboles y en mitad
de el una Iuente de cristalinas aguas. En la ribera que sus aguas
bañan se levanta un admirable palacio, no construido por mortales
manos, sino con arte propiamente divino. Al ver su entrada, no le
cupo duda de que era la mansion de alguna divinidad, tanto era su
esplendor y magniIicencia. En eIecto, el artesonado, esculpido
artisticamente en marIil y naranjo, esta sostenido por columnas de
oro. Los muros estan revestidos de bajorrelieves de plata, que
representan Iieras y otra suerte de animales. Esto es lo que aparece al
visitante al llegar al umbral del palacio. Fue necesario un mortal de
maravilloso talento, ¿que digo?, Iue preciso un semidios, o mejor,
una divinidad, para extremar de tal modo tan esplendida labor y para
colocar, comunicandoles vida, tantos animales salvajes sobre tan
gran superIicie de plata.
El piso es un mosaico de piedras preciosas, divididas en
inIinitos trozos y decoradas con mil colores. ¡Que placer tan
exquisito!, ¡que suprema Ielicidad hollar perlas y diamantes! El resto
de este inmenso y vasto ediIicio es, igualmente, de incalculable
valor. Los muros, revestidos de oro macizo, brillan con el reIlejo que
le es propio; puede aIirmarse que si el sol le rehusaba su luz, el
mismo palacio proveeria a tal necesidad; tan deslumbradora luz
despiden todos los departamentos, galerias, puertas... Todo lo demas
es de una riqueza que responde a la magniIicencia del ediIicio; se
diria que el propio Jupiter mando construir este divino palacio, para
habitar entre los mortales.
Incitada por el encanto de tan hermoso paraje, acercose
Psique poco a poco, hasta que, con paso atrevido, Iranqueo el
umbral, y cediendo al atractivo de tanta maravilla, recorre con ojos
admirados toda la mansion. En los pisos altos ve galerias de perIecta
arquitectura, conteniendo considerables tesoros. Lo que no se halla
alli es inutil buscarlo en parte alguna. Pero mas que tan admirables
riquezas sorprendia todavia en mayor grado un hecho extraordinario;
ni cadenas, ni barreras, ni guardias protegian tanto tesoro. Mientras
- 187 -
se entrega con placer inIinito a esta contemplacion, una voz, salida
de invisible criatura, hirio sus oidos:
¿Por que, soberana mia, os maravillais de tanta opulencia?
Todo lo que contemplais, vuestro es. Entrad, pues, en estas
habitaciones, descansad en una de estas camas de vuestra Iatiga y se
os servira el baño, cuando lo ordeneis. Nosotros, cuya voz ois,
estamos consagrados a vuestro servicio; cumpliremos
escrupulosamente vuestros mandatos, y terminados los cuidados que
vuestra persona demanda, estara preparado el regio Iestin que se os
destina.
Psique reconocio la bienhechora inIluencia de alguna
divinidad protectora, y, siguiendo los invisibles consejos, descanso
un rato y entro luego en el baño, desapareciendo completamente sus
Iatigas. Vio, de pronto, junto a ella, una mesa semicircular, y
juzgando que era una comida preparada para conIortar sus Iuerzas,
sentose a ella. Vinos deliciosos como nectar, platos variados y
abundantes manjares, se presentaron a sus manos, sin que apareciera
Iigura humana alguna, como traidos por un halito oculto. En eIecto;
ella no veia a nadie; solo oia palabras que se perdian en el aire, y la
servian intangibles voces. Despues de la excelente comida, entro un
musico invisible que canto; otro toco la lira. Y no se veia el
instrumento ni el artista. Luego, hizo vibrar sus oidos un coro,
ejecutado por gran numero de voces; y aunque no se veia ninguna
criatura humana, era evidente que existia un coro.
Terminados estos obsequios, y viendo que se acercaba la
noche, se retiro a descansar. Entrada ya la noche, sobresaltola un
ligero ruido. Temblando por su virginidad en medio de tal
aislamiento, sintio miedo y espanto. Y mas que las desgracias que
pueden aIligirla, teme a lo desconocido. Estaba ya alli su misterioso
esposo; habia entrado ya en la cama, y haciendo de Psique su esposa,
se retiro precipitadamente antes de despuntar la aurora. Un instante
despues, las voces, que esperaban tras la puerta de la habitacion,
prodigaron sus cuidados a la joven esposa, cuya virginidad acababa
de sucumbir. Y asi continuo largo tiempo su vida. Por eIecto natural
de la costumbre, esta existencia se le hizo placentera, y los acentos
de las misteriosas voces la consolaban en su abandono.
Entretanto sus padres envejecian en el pesar, sin que nada
amenguase sus dolores. La noticia de lo ocurrido a Psique se
extendio hasta llegar a oidos de sus dos hermanas, y al punto, tristes
y aIligidas, abandonaron sus casas y se apresuraron a la de sus
padres para consolarles.
Esa misma noche hablo el esposo a Psique con estas palabras
porque, aunque invisible, no dejaba de tocarlo y de oirlo:
Psique, mi dulce amiga, mi adorada compañera; la
despiadada Iortuna te amenaza con pavoroso peligro; y te aconsejo
que tomes todas las precauciones imaginables para esquivar su
golpe. Tus hermanas, desesperadas con la idea de tu muerte, estan ya
en busca de tus huellas, y pronto llegaran a estas montañas. Si por
casualidad oyes sus lamentos, nada respondas, no te atrevas siquiera
a mirarlas. De lo contrario, me aIligirias con una gran pena, y tu
suIririas las mas rigurosas desgracias.
Psique oyo la recomendacion prometiendo seguir la voluntad
de su marido. Pero una vez desaparecio el esposo, pasose todo el dia
gimiendo y repitiendo tristemente que ahora, mas que nunca, llegaba
su perdicion: ¡Como! vivir encerrada, enclaustrada en esta carcel!
¡Que le importan riquezas y agasajos, si se veia privada del trato con
los demas mortales! ¡No poder oIrecer tranquilizadores consuelos a
sus propias hermanas, que tanto por ella se aIligian! ¡Si ni un
instante podia verlas! Rehuso aquel dia la comida, el baño, todo lo
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que podia comunicarle Iuerzas, y derramando copioso llanto se retiro
a la cama.
Al poco rato llego su esposo, algo mas temprano que de
ordinario; pusose a su lado, y abrazandola, llorosa todavia, la riño
con estas palabras:
¿Esto es lo que me has prometido, Psique? ¿No puede tu
marido conIiar en ti? De dia, de noche, aun en los brazos de tu
esposo, no dejas de llorar cruelmente. Pues bien, haz en adelante lo
que te plazca, y ya que buscas tu desdicha, satisIace tus caprichos.
Pero recuerda, por lo menos, cuando llegues a un tardio
arrepentimiento, cuan seriamente te previne.
Entonces, ella, a Iuerza de ruegos, y amenazando con darse la
muerte, obtuvo de su marido el deseado permiso de ver a sus
hermanas, de endulzar su duelo, de hablar con ellas. Asi, las suplicas
de su nueva esposa obtienen su consentimiento; ademas, le concede
permiso para disponer de todo el oro y las riquezas que quiera. Pero
al propio tiempo, le recomienda, amenazandola repetidas veces con
las mas duras penas, que jamas ceda a los perniciosos consejos de
sus hermanas, y que no intente, jamas, descubrir la Iigura de su
esposo. Añadio, que esta sacrilega curiosidad la precipitaria desde lo
alto de su dicha a los abismos del mal, y la privaria para siempre de
sus brazos. Psique dio gracias a su marido y, ya mas contenta, le
dijo:
Cien veces morir que renunciar a nuestra dulce union,
porque te amo. Si, si, quienquiera que seas, te amo tiernamente. Te
amo como a mi vida; y el mismo Cupido no es comparable a ti. Pero,
te lo suplico, concedeme una ultima gracia: Ordena al CeIiro que
conduzca aqui a mis hermanas, en la misma Iorma que a mi me trajo.
Y le cubrio de seductores besos, prodigandole las mas vivas caricias,
estrechandole Iuertemente en sus brazos. A sus caricias une las mas
apasionadas Irases: 'Dulce amigo, le dice, tierno esposo, alma
adorada de tu Psique¨. La Iuerza y el hechizo del lenguaje amoroso
acabaron rindiendo al esposo, muy a pesar suyo, y accedio a todo lo
que ella le pidio. Luego, al rayar el alba, desvaneciose de los brazos
de su esposa.
Entretanto, las dos hermanas, sabiendo el lugar y la roca
donde Iue abandonada Psique, llegaron a ella presurosas, y una vez
alli derramaban abundantes lagrimas y se golpeaban el pecho. Sus
sollozos resonaban por las rocas, y las montañas repetian
dolorosamente su eco. No cesaban de llamar, por su nombre, a su
desventurada hermana. Mas al agudo grito de tan tristes voces que
descendian hacia el valle, Psique, trastornada, Iuera de si, salio
corriendo del palacio:
¿Por que, les dijo, os atormentais con tan tristes lamentos?
Son inutiles; he aqui la hermana que llorais. Dad termino a vuestros
lugubres acentos, secad vuestros ojos anegados en lagrimas: ya
podeis abrazar a la hermana cuya muerte deplorabais.
Entonces llamo a CeIiro y le comunico la orden de su
marido. Inmediatamente, docil a su palabra, las levanto con suave
soplo y las condujo sin el menor daño. Se abrazan, se besan
largamente en sus impacientes transportes, y sus lagrimas, detenidas
al principio, corren nuevamente ante tanta dicha:
Basta de llanto, les dijo; entrad en esta casa, en mis
penates, y reponeos de vuestra aIliccion en compañia de vuestra
querida Psique.
Y asi hablando, hizoles visitar las prodigiosas bellezas de
este dorado palacio; hizoles oir esta muchedumbre de voces que son
sus Iieles domesticos; les oIrecio, para reparar sus Iuerzas, un
suntuoso baño y la delicada abundancia de una mesa digna de los
dioses. Y mientras saboreaban esta prodigalidad de celestes riquezas,
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germinaba ya la envidia en el Iondo de sus corazones. Una de ellas
acabo por hacerle concretas y comprometidas preguntas; que quien
era el dueño de tan divinas maravillas; cual era el nombre y la
condicion de su marido. Pero Psique guardose de violar la promesa
conyugal y no dejo salir secreto alguno de su corazon. Improviso
una mentira: dijo que era un gallardo mozo cuyas mejillas estaban ya
cubiertas por tupido vello y que pasaba la mayor parte del tiempo
cazando en la llanura y en el monte. Y temiendo que si se alargaba la
entrevista corria peligro de olvidar la tacita resolucion que habia
tomado, llamo otra vez a CeIiro y despues de regalarles abundantes
alhajas de oro y collares de piedras preciosas le ordeno que de nuevo
se las llevara; cosa que ejecuto en seguida.
Nuestras buenas hermanas, camino de su casa, se inIlamaban
ya en la negra y venenosa envidia, hablando entre si animadamente.
Ve, acabo por decir una de ellas, ¡cuan ciega y cruel es la
Iortuna! Diosa injusta, has querido que siendo hijas de los mismos
padres tengamos tan diIerente Iortuna. Nosotras, las mayores, nos
hemos casado con extranjeros, que nos tienen como humildes
criadas. Separadas de todo lo que nos vio nacer, de nuestra patria y
de nuestros padres, vivimos en el destierro. Por el contrario, esta
chiquilla, ultimo Iruto de una Iecundidad que ella agosto, vive en la
mayor opulencia! ¡Hela aqui esposa de un dios, cuando ni siquiera
sirve para aprovecharse convenientemente de tan abundantes bienes!
¿Has visto, hermana mia, cuantas cosas preciosas encierra aquel
palacio? ¿Cuantos adornos, cuantos deslumbrantes vestidos?, ¿que
reIulgente pedreria? ¿Y por Iin, cuanto oro no pisas a cada instante?
Si ademas, como aIirma, posee un marido tan bello como todo eso,
no hay en el mundo criatura mas Ieliz. Si el tiempo IortiIica el amor
de su marido es capaz de convertirla, un dia, en diosa. No lo dudes,
asi sera: su aire y su modo de andar lo indican claro. Ya su mirada se
dirige siempre al cielo y se presiente la diosa en la mujer que es
obedecida por espiritus invisibles y tiene poder sobre los vientos.
¡Yo, por el contrario, cuan desgraciada soy! En primer lugar el
esposo que me guardo el destino es mas viejo que mi padre; luego,
es mas calvo que una calabaza, mas pequeño que una garrapata y
mas despota que un tirano.
Yo, replico la otra, tengo entre mis brazos un marido todo
arrugado, inutilizado por la gota y que por este motivo casi nunca me
rinde sus encantos. Paso casi todo el dia Irotando sus dedos rigidos y
duros como una piedra; empleo mis delicadas manos en preparar mal
olientes lociones, tocando asquerosos lienzos y Ietidas cataplasmas.
No desempeño a su lado el papel de esposa, sino el de hermana de la
caridad. A ti toca discurrir hasta cuando debemos aguantar
pacientemente nuestra esclavitud: en cuanto a mi no puedo soportar
mas que tanta prosperidad haya ido a parar a tan indignas manos.
Recuerda, en eIecto, con cuanto orgullo y arrogancia nos trato. La
misma solicitud que puso en hacernos contemplar tan impertinentes
maravillas, indica como se ha apoderado la vanidad de su corazon.
¿Y tantas riquezas como nos ha arrojado? Una miseria a
regañadientes. Pronto se ha cansado de nuestra presencia y nos ha
hecho desaparecer: ha sido un soplo, un silbido. O dejo de ser mujer,
o pierdo la vida en el empeño, o yo la he de precipitar de tan alta
Iortuna: y si a ti te duele, como es de suponer, la aIrenta que nos ha
inIerido, discurriremos entre las dos el procedimiento mas energico.
Ante todo, conviene no enseñar a nuestros padres, ni a nadie, los
regalos que traemos, y hay que hacer creer, luego, que no hemos
podido averiguar si esta viva o muerta. Bastante hay con que
hayamos debido presenciar nosotras cosas tan humillantes; no hay
necesidad de enterar a nuestra Iamilia ni a nadie de la pompa que la
rodea. El oro y los tesoros no dan Ielicidad alguna si nadie lo sabe.
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¡Ah! ya iras sabiendo, buena pieza, que nosotras somos tus hermanas
mayores y no tus esclavas. Por de pronto, volvamos a nuestros
maridos: regresemos a nuestros modestos, humildes penates, y
cuando tengamos maduramente discutido el plan, iremos otra vez
bien prevenidas a castigar tanto orgullo.
Un proyecto de tal depravacion debia ser del agrado de tan
ruines criaturas. Ocultan los valiosos regalos que les hizo Psique y
mesandose los pelos y arañandose el rostro (que lo merecian bien,
por cierto) empezaron nuevamente sus lamentos, pura Iiccion. Y
cuando hubieron renovado toda la desesperacion de sus padres, les
abandonaron bruscamente. Ardiendo en despecho hasta la locura,
regresan a sus casas y empiezan a discurrir contra su inocente
hermana los mas malvados proyectos; un verdadero Iratricidio.
Entretanto, Psique recibe nuevas instrucciones de su
misterioso marido en sus conversaciones nocturnas:
No percibes, a lo lejos, los peligros que dispone la Fortuna
contra ti. Toma con antelacion grandes precauciones, porque intenta
atacarte duramente. PerIidas Furias despliegan increibles esIuerzos
para arrastrarte hacia sus criminales designios. Lo que mas les
preocupa es llegar a descubrir mi rostro: pero ya te lo dije antes: si lo
ves una sola vez, ya nunca mas lo veras. Asi, pues, si estas
detestables hembras vienen aqui con malevola intencion (y yo se que
vendran) evita todo trato con ellas. Si tu ingenua candidez y tu
sensibilidad te impiden rehusarlo, prometeme, al menos, que nada
querras oir ni nada responderas concerniente a tu marido. Porque
nuestra Iamilia va a aumentarse, y este seno, que es todavia el de una
niña, nos anuncia otro, destinado a ser un dios si conservas ocultos
nuestros secretos: un simple mortal si lo proIanas.
A esta noticia iluminose de alegria el semblante de Psique.
Llenola de gozo la esperanza de dar a luz a un ser divino;
estremeciase de orgullo pensando en su Iuturo inIante y en el
glorioso nombre de madre: contaba con ansiedad los dias que
Ialtaban, los meses pasados. Sintio nuevas sensaciones; le sorprendio
el desarrollo de su seno y que, a consecuencia de una pequeña
punzada, se desarrollase su vientre de tal modo. Mas ya la pestilente
pareja, las dos abominables Furias, navegan con homicida rapidez,
impacientes y tragando bilis. Todavia el nocturno marido de Psique
le dio otra advertencia:
He aqui el ultimo dia, le dijo: llega el momento decisivo.
La doble enemistad del sexo y de la sangre ha encendido la guerra;
esta ya levantado el campamento; el ejercito entra en batalla; la
trompa guerrera da la señal, y, espada en mano, tus hermanas vienen
a asesinarte. ¡Cuantas desgracias nos amenazan, Psique, oh, mi dulce
Psique! Apiadate de tu destino y del mio, persiste religiosamente en
tu discrecion si quieres salvar esta casa, tu marido, tu misma y
nuestro inocente primogenito, del Iuribundo desastre que nos
amenaza. Estas criminales mujeres, cuyo odio contra ti les ha
inspirado proyectos homicidas, hollan con sus pies los lazos de la
sangre. No te es ya permitido llamarlas humanas. Guardate de verlas
y de oirlas cuando desde lo alto de estas rocas, como sirenas, hagan
resonar estas montañas con sus Iunestos acentos.
Respondiole Psique con la voz entrecortada por lagrimas y
suspiros:
Tiempo ha tienes recibidas de mi pruebas innegables de mi
Iidelidad y mi discrecion; en estas nuevas circunstancias te probare
otra vez que se sostener una Iirme resolucion. Ordena solamente a
CeIiro que cumpla su mision, y para compensar la prohibicion que
sobre mi pesa, de contemplar tu divina imagen, permiteme, a lo
menos, la presencia de mis hermanas. Te lo suplico por los Ilotantes
y perIumados rizos de tus cabellos, por tus tiernas mejillas, tan
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delicadas y parecidas a las mias, por tu pecho que arde en no se que
desconocida llama. Por la inmensa pasion con que deseo conocer los
rasgos de tu semblante en el inIante que llevo en mis entrañas, te
suplico que te dejes vencer por mis Iervientes suplicas. Concedeme
el placer de abrazar a mis hermanas, y reanima con esta alegria el
corazon de Psique, que te es caro y solo vive para ti. No, jamas
intentare descubrir tu rostro; ya no son obscuras para mi las tinieblas
de la noche; te poseo, luz de mi vida.
Enternecido por estas palabras, y por sus dulces abrazos, el
esposo seco con sus cabellos las lagrimas que vertia Psique, y le
concedio su peticion. Antes de llegar la aurora desaparecio.
Apenas llegadas, las dos complices hermanas, sin visitar
siquiera a sus padres, se encaminan a la roca. Trepan a ella
precipitadamente, y sin esperar la brisa que las debia transportar, se
lanzaron al espacio con insolente temeridad. Pero CeIiro, que no
olvidaba los mandatos de su rey, recibiolas, aunque a pesar suyo, en
el seno de una veloz brisa, hasta dejarlas en el suelo. Sin perder
tiempo, se dirigieron presurosas al palacio, abrazan a su victima,
llamandola (¡inIames!) su querida hermana, y mientras disimulan
con aIectuosos modales una montaña de odio que palpita en el Iondo
de su corazon, le dirigen tiernas palabras:
Vamos, Psique, no eres ya una niña como antes: ya has
pasado a madre. ¿Ya sabes tu el tesoro que llevas en tus lindas
entrañas? ¡Cuanta alegria para la Iamilia!, ¡cuanta para nosotras!
¡Que Ielicidad sera para nosotras criar esta hermosa alhaja! Si
corresponde, como no puede por menos, a la hermosura de su padre
y de su madre, sera ciertamente otro Cupido.
Asi, con Iingido aIecto, se apoderan insensiblemente del
corazon de su hermana. Para descansar del largo viaje les oIrece
sillas, y en seguida, solicita, manda preparar baños tibios. Por ultimo
las acompaña a un magniIico comedor, donde encuentran los mas
exquisitos manjares, los mas raros y maravillosos platos. Manda que
toque una lira, y se oyen los acordes de una lira; una Ilauta, y vibra
el sonido de una Ilauta; pide un coro, y un coro llena los aires, y toda
esta musica, ejecutada por invisibles seres, acaricia con tierna
armonia los corazones de los oyentes. Pero era tanta la maldad, la
perversion de las dos hermanas, que ni esta melodia, dulce como la
miel, apaciguo sus odiosos designios. Procurando perder a su
hermana entre sus redes, encaminaron la conversacion a este
proposito. Con aIectada indiIerencia le preguntan quien es su
marido, de que Iamilia y de que condicion. Psique, olvidando en el
exceso de su candidez sus anteriores propositos, invento una nueva
historia. Dijo que su marido era de una ciudad inmediata, que tenia
muy lucrativos negocios, que estaba en edad ya madura y que le
asomaban ya canas. Luego, segun habia hecho la otra vez, las colmo
de ricos presentes y las conIio de nuevo al alado CeIiro.
Pero al regresar a sus casas, llevadas en volandas por la
tranquila brisa, se comunican sus reIlexiones:
¿Que me dices, hermana, del ridiculo cuento de la
embustera? El otro dia era un mozo cuya barba apenas sombreaba el
naciente vello; hoy es un anciano de edad madura, de plateados
cabellos. ¿Quien es, pues, este ser que en tan corto tiempo ha
envejecido? Hermana mia, una de dos, o es un perIido embuste todo
ello, o Psique no conoce a su esposo. Sea lo que sea, lo que importa
es arrebatarle pronto su opulenta posicion. Si desconoce a su marido,
con seguridad que es un dios, y otro dios promete entonces su parto.
Y si realmente llega a ser proclamada madre de un dios, pasare sin
tardanza un nudo a mi cuello y me ahorcare. Mientras tanto,
volvamonos a ver a nuestros padres y discurramos, a manera de
exordio, una mentira que tenga apariencia de verosimilitud.
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Asi irritadas, apenas dijeron dos palabras a sus padres.
Pasaron la noche agitadas, sin dormir, Iuriosas. Al amanecer vuelan
a la roca y descienden rapidamente, gracias al consabido auxilio de
CeIiro. Y restregando sus parpados para provocar algunas lagrimas,
empiezan de nuevo su asedio con esta hipocresia:
Tu vives contenta y Ieliz en tu ignorancia, desconoces el
peligro que te amenaza. Pero nosotras, que con no interrumpido celo
pensamos en tu porvenir, vivimos cruelmente atormentadas por los
peligros que te rodean. EIectivamente, hemos sabido (sin caber duda
alguna) un secreto que nos es imposible ocultarte por el mucho
interes con que compartimos tus penas y tus inIortunios. Imaginate
una enorme serpiente de mil abultados repliegues, cuya garganta esta
repleta de terrible veneno y que abre unas Iauces de proIundidad
aterradora; he aqui el esposo que por la noche descansa Iurtivamente
a tu lado. Ahora acuerdate del oraculo de la pitonisa que proclamo
que estabas destinada a casarte con un cruel monstruo. Varios
campesinos, los cazadores de la comarca, y casi todos los de la
ciudad, le han visto por la noche nadar en las aguas del cercano rio,
despues de consumir su pasto.
Segun todos aIirman, poco tiempo te dejara disIrutar de sus
complacencias y halagos; el dia en que llegue a termino tu embarazo
te devorara con tu delicado hijo. Ahora, a ti te toca discurrir: ver si te
conviene creer a tus hermanas, que tiemblan por tu adorada
existencia, escapar de la muerte y vivir entre nosotras sin temor a
peligro alguno, o si preIieres tener por sepultura las entrañas del
despiadado monstruo. Y si te place el aislamiento de esta comarca,
sin otra compañia que espiritus, entre clandestinos amores, con
envenenadas y peligrosas noches, con los abrazos de un ponzoñoso
reptil, nosotras, cuando menos, habremos cumplido con nuestro
deber de cariñosas hermanas.
Ingenua y sensible, sintio la pobre muchacha, con tan
aterradora revelacion, alterarse proIundamente su corazon. De tal
modo se conturba su animo, que ya Iuera de si, olvido las
advertencias de su esposo y las promesas que le hizo, precipitandose
asi en el mas proIundo abismo de inIortunios. Tremula, palida y casi
sin sentidos, murmuro con apagada voz estas entrecortadas palabras:
Si, sois mis tiernas hermanas y permaneceis Iieles a las
leyes que os impone esta ternura. ¡Dios mio! Los que aIirman tales
horrores tal vez no han inventado ninguna leyenda. Porque jamas he
visto el rostro de mi esposo; ignoro cual es su patria. Solo oigo su
voz por las noches. Me oculta su condicion, y antes de llegar el alba
desaparece. He aqui mi triste destino, y cuando decis que es un
monstruo, teneis razon; asi lo creo tambien. Tiene singular empeño
en que no descubra su rostro y me amenaza con las mayores
desgracias si tengo la curiosidad de intentarlo. Ahora, si podeis
socorrer y salvar a vuestra pobre hermana de este peligro, venid en
mi auxilio, porque si la negligencia sigue a la prevision, quedan
destruidos los beneIicios que esta ultima prometia. Rendida con
tanta Iacilidad la plaza, y viendo al descubierto el alma de su
hermana, las inIames mujeres renunciaron a poner en juego los
secretos resortes que habian imaginado en la obscuridad, y, espada
en mano, Irancamente, se apoderan de su espiritu, tan sencillo como
turbado, para consumar su crimen. Una de ellas dice:
Los lazos de la sangre nos obligan a no considerar ningun
peligro cuando se trata de tu bienestar. No conocemos mas que un
medio de salvacion; largo tiempo lo hemos reIlexionado: helo aqui:
toma un puñal bien aIilado, aIina todavia su Iilo pasandolo
suavemente por la palma de la mano, y ocultalo secretamente en tu
cama, en el sitio exacto donde tu te acuestas. Procurate una lampara,
llena completamente de aceite para que brille con luz viva, y
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colocala detras de la cortina que os cubre. Estos preparativos debes
hacerlos en el mayor misterio. Cuando el haya entrado y, tendido en
la cama, disIrute las dulzuras del primer sueño, que reconoceras en
su respiracion proIunda, salta tu del lecho: descalza y de puntillas,
muy quedamente, despacio, saca la lampara del obscuro rincon en
que la habras dejado y aprovecha las indicaciones que te dara su luz
para reconocer el momento oportuno para llevar a cabo tu atrevida
empresa. Entonces, empuñando el arma de doble Iilo, levanta con
decision la mano, y con vigoroso esIuerzo, hiere a esta terrible
serpiente de manera que separes su cabeza del cuello. Nosotras te
ayudaremos; en cuanto hayas asegurado tu salvacion con su muerte,
nos apresuraremos a venir a tu lado y te sacaremos de aqui,
llevandonos contigo todas estas riquezas. Y con un himeneo,
conIorme a tus deseos, te enlazaremos, humana criatura, con un
marido de tu condicion.
Estas incendiarias palabras comunicaron su Iuego al corazon
de Psique; pusose Iuriosa, y entonces ellas la abandonaron,
temerosas de permanecer cerca del teatro de tan sangrienta tragedia.
La suave brisa que las transporta, ordinariamente, las conduce mas
alla de la roca, y, rapidamente, escapando con la velocidad del rayo,
emprenden su camino y desaparecen.
Pero Psique, a la que ellas han dejado sola, no queda sola ya;
las despiadadas Furias la persiguen, y las ideas de desesperacion
hierven ya en su corazon como las olas del mar. A pesar de su Iirme
decision, mientras sus manos disponen los criminales preparativos,
duda aun. La resolucion se debilita, mil sentimientos la agitan: la
impaciencia, la indecision, la audacia, el terror, la desconIianza, la
colera; y, en resumen, en un mismo ser, detesta el repugnante reptil y
adora al esposo. Declina el dia, y se apresura a disponer lo necesario,
para el crimen. Llego la noche y tambien el esposo. Despues de una
primera victoria en amorosa lucha, se ha rendido a un proIundo
sueño.
Entonces, Psique, que sentia por momentos desIallecer su Ie,
y su alma y su cuerpo, Iue reanimada por la implacable Fatalidad.
Robusteciose en su decision; va a buscar la lampara y enarbola el
puñal. La audacia ha cambiado su sexo. Ya la luz, que se acerca, ha
iluminado el secreto esposo. ¡Que espectaculo! Psique ve, entre
todos los monstruos, al mas dulce, al mas amable: es el mismo
Cupido en persona; es este dios tan hermoso que descansa en el mas
dulce abandono. Ante esta vision, la misma lampara avivo solicita su
luz, y el hierro del sacrilego puñal hizose mas radiante. Este cuadro
anonado a Psique: Iuera de si, el rostro convulsivo, palida,
temblorosa, dejose caer de rodillas. Intenta ocultar el arma,
hundiendola en su seno: y lo habria hecho, ciertamente, si el acero,
ante tan cruel atentado, no hubiese resbalado de sus imprudentes
manos. A pesar de su abatimiento y su desespero sosegose poco a
poco su espiritu, y tranquilizose completamente cuando hubo
contemplado repetidas veces la suavidad de ese divino rostro.
Admira esa radiante cabeza, esa noble cabellera perIumada de
ambrosia, ese cuello blanco como la leche, esas mejillas
deslumbrantes de Irescura y salpicadas de graciosos bucles, mientras
otros descansan sobre la Irente y la nuca. Es tan reIulgente su brillo,
que la luz de la lampara palidece. En las espaldas de este dios
revoloteador brillan dos pequeñas alas de delicadeza exquisita,
donde el encarnado de la rosa armoniza con el blanco del lirio.
Aunque estan en reposo, el dulce y suave plumon que las Iestonea se
agita ligeramente con tierno murmullo. El resto de su cuerpo es
brillante y bruñido como marIil, hasta tal punto, que la misma diosa
Venus puede estar orgullosa con tal hijo. Al pie de la cama
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reposaban el arco, el carcaj y las saetas, dociles instrumentos de este
poderoso dios.
Psique se abismo en su contemplacion. En su curiosidad
examina, maneja y admira las armas de su esposo: saca una Ilecha
del carcaj y se arriesga a probar su aguda punta apoyandola en el
dedo pulgar. Al sostenerla tiemblan sus dedos: ha hecho, sin
embargo, un ligero esIuerzo, y la punta se hunde lo bastante para que
en la superIicie de su piel aparezcan algunas gotas de rosada sangre.
Y Psique, sin saberlo, se obliga a enamorarse del Amor, y queda
encadenada por la mas ardiente pasion a aquel que hace nacer las
pasiones. Inclinose avidamente sobre el, con la boca amorosamente
entreabierta, y le prodiga Iogosamente los mas tiernos y rendidos
besos, pero con gran temor de interrumpir su sueño. Embriagada con
tantas delicias, herida en el corazon, su alma vaga indecisa. De
pronto, la lampara (¿Iue la negra perIidia?, ¿Iueron los culpables
celos?, ¿Iue el deseo de tocar tan maravilloso cuerpo y, en cierto
modo, besarlo?) deja caer una gota de ardiente aceite sobre el
hombro derecho de la divinidad. ¡Lampara audaz y temeraria! ¡Ah!,
¿no era sobrado honor para ti rendir tu mision al amor? Quemas al
dios que enciende toda llama, tu, que Iuiste inventada por un amante
para gozar, aun en la noche, de adorados encantos. Al dolor de la
quemadura desperto el dios con sobresalto, y al ver que han hecho
vil traicion a su secreto remonta el vuelo sin proIerir una sola
palabra, para escapar de las manos y de las miradas de su esposa.
Pero Psique, en el mismo instante de iniciar el vuelo, se
agarro Iuertemente con ambas manos a la pierna derecha de la
deidad. La inIortunada recorre con el la aerea carrera, no le
abandona, atraviesa las altas nubes; pero, Iatigada al Iin, se deja caer,
resbalando dulcemente hasta llegar al suelo. El dios, que todavia la
adoraba, no la dejo abandonada; volo a lo alto de un cercano cipres,
y asi le hablo, proIundamente emocionado:
Inocentemente, Psique, olvide yo los mandatos de mi
madre; en vez de inspirarte, segun su deseo, una Iuerte pasion para
un hombre plebeyo y sin Iortuna, en vez de condenarte a un indigno
matrimonio, preIeri volar hacia ti como amante. En esto obre
ligeramente, ya lo se, y el dios, cuyas Ilechas son tan lisonjeadas se
ha herido con sus propias armas: hice de ti mi esposa. ¿Que razon
hay para que vieras en mi un monstruo? ¿para que tu mano cortase
con el acero una cabeza animada por ojos que te adoran? ¡Cuantas
veces he invocado tu prudencia! ¡Cuantas benevolas advertencias te
he prodigado!... Tus dignas consejeras no tardaran en expiar las
perniciosas lecciones que te han dado. En cuanto a ti, he aqui tu
castigo; mi huida. Y se remonto por los aires, desapareciendo de
Psique.
Arrodillada en tierra, siguiendo cuanto pudo con sus ojos el
vuelo de su esposo, exhalaba en amargas lamentaciones el llanto de
su corazon. Cuando con veloz impulso hubo Iranqueado el dios una
larga distancia hasta perderse de vista, corrio Psique
precipitadamente a arrojarse al cercano rio. Pero el indulgente rio, en
honor, sin duda, al dios que inIlama las mismas aguas, y tambien por
un sentimiento de miedo, la levanta en sus ondas sin causarle daño
alguno y la coloca suavemente sobre el Ilorido cesped que decora
sus orillas. En tal momento, por casualidad, el rustico dios Pan
estaba sentado en un cerro proximo al rio. Habiase provisto de unas
cañas y, reuniendolas, le enseñaba a Eco,
268
la ninIa de las montañas,
268
NinIa que habitaba en el monte Helicon. (.) Existe una version de la leyenda
de Eco, segun la cual el dios Pan se enamoro de la ninIa y, al no ser correspondido
por ella, ordeno a unos pastores que la despedazaran y que esparcieran su cuerpo
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a reproducir toda suerte de sonidos. Cerca de la orilla jugueteaban
las cabras paciendo y retozando sobre la hierba. El dios de los pies
de macho cabrio vio a Psique doliente y abatida. Sabia ya su
aventura y llamandola tiernamente le prodigo consoladoras palabras:
¡Pobre niña! Yo no soy mas que un campesino, un pastor
de cabras, pero mis dilatados años han originado valiosa experiencia.
Pues bien, si no me engañan mis conjeturas (que es precisamente lo
que los sabios llaman el don de adivinacion) ese paso incierto y
vacilante, esa excesiva palidez de tu rostro, esos continuos suspiros y
esos ojos anegados en lagrimas delatan claramente un suIrimiento
amoroso. Y siendo asi, oyeme: no persistas en quererte dar la muerte
violenta. Seca tus lagrimas: calma tu dolor y, cuanto antes, oIrece el
homenaje de tus oraciones a Cupido, el mas poderoso de los dioses.
Como es joven, voluptuoso y sensible, una tierna sumision por tu
parte te reconciliara con el.
Asi hablo el dios pastor. Psique no le respondio; unicamente
le adoro como una divinidad protectora y siguio su camino. Despues
de andar Iatigosamente largo rato siguiendo un sendero desconocido
Iue a salir cerca de una ciudad donde reinaba el marido de una de sus
hermanas. Psique, al darse cuenta de ello, hizo anunciar su llegada a
esa hermana. La recibio en seguida y hechos los cumplidos y las
caricias del caso, le pregunto el motivo de su presencia. Psique hablo
asi:
Sin duda recuerdas el consejo que me diste junto con la
otra hermana; me dijisteis que un monstruo, con Ialso nombre de
marido, pasaba las noches conmigo y me persuadisteis a que le
matase con un puñal de doble Iilo, antes de que devorase a la inIeliz
Psique. Yo halle prudente vuestra proposicion, pero cuando acerque
por toda la tierra; desde entonces, la voz de Eco se escucha en todas las montañas
(Ibidem. tomo 1, p. 194).
a su rostro la lampara que debia alumbrarme, quede atonita ante tan
maravillosa y sobrenatural vision: era el hijo, el propio hijo de la
misma Venus; era Cupido mismo que descansaba en apacible sueño.
Enajenada por el encanto arrobador de tal espectaculo y turbada por
un acceso de violento amor, no pude reIrenar mis impetuosos
deseos. De pronto, ¡horrible inIortunio!, la lampara dejo caer una
gota de hirviente aceite sobre su hombro. Despertole el brusco dolor
y viendome armada, con hierro y Iuego me dijo: 'Marchate. Tu
crimen es odioso; abandona al instante mi lecho y vete con lo tuyo.
Contraere matrimonial enlace con tu hermana (y pronuncio tu
nombre) y le oIrecere los acostumbrados presentes para sancionar
este himeneo¨. Y ordeno en seguida a CeIiro que me llevase Iuera de
su morada.
No habia terminado todavia Psique cuando la otra, excitada
por la loca pasion y la criminal envidia que la atormentaba, invento
una mentira para engañar a su esposo, y pretextando la muerte de
unos parientes se puso en camino inmediatamente. Llego jadeante a
la roca y, aunque en aquel momento la brisa era contraria, cegada
por la impaciencia dijo: 'Recibeme, Cupido, recibe una esposa digna
de ti, gritaba orgullosa, y tu, CeIiro, conduce a tu soberana. Y se
arrojo con Iuria al espacio. Pero no llego al valle. Las angulosas
rocas destrozaron su cuerpo y dispersaron sus miembros. Obtuvo la
muerte que merecia. Sus dispersas entrañas oIrecieron pasto a las
aves de rapiña y a las Iieras.
El castigo de la segunda hermana no tardo en llegar. En
eIecto, Psique prosiguio su errante peregrinacion y llego a la ciudad
donde vivia la otra hermana. Con la misma Iacilidad cayo esta
tambien en la trampa Iraterna: la Iiebre por suplantar a su hermana
en un criminal enlace, la llevo rapidamente a la roca, donde, como la
otra, cayo y murio de la misma manera.
- 196 -
Mientras Psique da la vuelta al mundo solo pensando en
encontrar a Cupido, este, enIermo de la herida, gemia sepultado en el
lecho de su propia madre. Entonces Iue cuando este pajaro blanco
que nada besando con sus alas la superIicie de las olas, la gaviota, se
decidio a hundirse en el agua. Fue a encontrar a la hermosa Venus,
que se bañaba nadando en el Iondo del Oceano, y reIugiandose a su
lado le hizo saber que su hijo estaba gravemente herido de una
quemadura, y agobiado de pena. Que estaba en cama, con pocas
esperanzas de curacion; que todo el universo murmura y proIiere
lujuriosas lamentaciones; que se habla mal de Venus y de su Iamilia,
mientras el hijo pasa la vida en el monte con una mujer de mala vida
y la madre se divierte bañandose bajo las olas; entretanto ni
voluptuosidad, ni gracias, ni jugueteos amorosos; todo abandonado;
todo adquiere caracter salvaje y hosco. Ya no hay bodas, ni
casamientos, ni matrimonios bien avenidos, ni rubicundos niños.
Reina un increible desorden, se hacen los juramentos con
escandaloso desden. Asi vino a herir los oidos de Venus, diIamando
a su hijo, este pajaro parlanchin, que es la curiosidad encarnada.
Venus, encolerizada, respondio:
¡Asi, pues, mi excelente hijo tiene ya una querida! Hazme
saber tu, el unico que con Iidelidad me sirves, hazme saber, te digo,
el nombre de la que ha chiIlado a un chiquillo imberbe e inocente.
¿Es alguna de las NinIas? ¿Alguna Hora? ¿Alguna Musa? ¿Una de
las Gracias que estan a mi servicio?
El locuaz pajaro no se hizo esperar:
Señora, le respondio, no lo se a ciencia cierta: pero creo
que es una muchacha que, si mal no recuerdo, se llama Psique. Esta
enamorado de ella locamente.
¡Como!, exclamo Venus indignada, ¿es posible que ame a
esa Psique, rival de mis encantos, y que pretende arrebatarme el
nombre? ¡Es decir que el imbecil cree que soy una tercera, y que
precisamente le hice conocer a esa muchacha para que se enamorase
de ella.
Esto murmurando, sale precipitadamente del mar y se dirige
al instante a su magniIico palacio. Encontrando a su hijo enIermo,
como le han dicho, empieza a gritar ya desde la puerta:
¡He aqui una honrada conducta, digna de nuestra Iamilia y
de tu moralidad! ¡Buen principio! ¡Empezar pisoteando las ordenes
de tu madre, de tu reina! ¿Por que no has avergonzado a mi rival con
un amor indigno? ¿Y te parece decente que un chiquillo de tu edad la
tome por esposa? ¡Eres demasiado joven para querer imponerme una
nuera que sea rival mia! Sin duda te habras creido, bribon,
conquistador en agraz, tiranuelo ridiculo, que solo tu puedes hacer
chiquillos y que yo ya pase la edad para ser madre. Pues tengo
mucho gusto en participarte que tendre pronto otro hijo que valdra
mucho mas que tu. Y, Iinalmente, para mayor vergüenza tuya,
adoptare a uno de mis lacayos; y a el le dare tus alas, tu antorcha, tu
arco y tus Ilechas. Es un armamento de mi propiedad y no te lo
conIie para que lo empleases segun estas haciendo. No creas que
todo ello lo heredaste de tu padre.
Has sido malcriado desde tu mas tierna inIancia, y te has
vuelto un petulante. ¡Cuantas veces no has castigado con
irreverencia a los que tienen mas años que tu! A mi misma, tu
madre, ¿no me aguijoneas cada dia? ¿No me has herido mil veces?
¿No me has despreciado como si no tuviera marido conocido? Y no
tienes miedo a tu padrastro, que es un aguerrido militar, sino que,
para hacerme rabiar, te portas galantemente con el y le procuras
muchachas. ¡Ah! Ya te hare yo arrepentir de tus juegos. Ese
casamiento que has hecho te va a escocer. No sera todo miel. Y
ahora, ¿que puedo hacer si soy la burla de todo el mundo? ¿Donde
- 197 -
me he de ocultar? ¿Como he de castigar a este astuto camaleon? Para
satisIacer los caprichos de este muchacho, ¿habre de implorar el
auxilio de la Sobriedad, mi eterna enemiga? ¿He de ir a hacer buenas
migas con una mujer tan tosca y desaliñada? Tiemblo al pensarlo.
No obstante, la venganza trae consuelo, y no quiero desdeñarlo. Si,
apelare a la Sobriedad y a nadie mas. Ella castigara con todo rigor a
este bribon; vaciara tu carcaj, desarmara tus Ilechas, quitara la
cuerda del arco y apagara tu antorcha. Y en cuanto a tu cuerpo, ya
caera bajo su poder, por medios mas o menos violentos. La
expiacion de mi injuria no sera completa hasta tanto que te haya
rapado estos cabellos, cuyos dorados bucles tantas veces he
acariciado, hasta que te haya cortado esas alas, que empape con el
nectar de mi seno.
Y dicho esto, salio Iuriosa de su palacio. La colera le removio
la bilis, y ¡que bilis la de Venus!... Encontro a Ceres
269
y a Juno que,
al verle tan encendido el rostro, le preguntaron la causa de ese Ieroz
aspecto, que tanto enturbia sus encantos y el brillo de sus hermosos
ojos.
Llegais a proposito, les dijo; mi corazon esta tan exaltado,
que cometeria cualquier locura. Os suplico que pongais toda vuestra
diligencia en encontrar a Psique, que ha huido no se a donde.
Porque, sin duda que no ignorais el Iamoso escandalo que trastorna
mi casa, asi como la Iuga del que ya no quiero llamar mi hijo.
Entonces las diosas, enteradas ya de lo que ocurria, procuraron
calmar la violenta excitacion de Venus.
Pero, ¿que irreparable daño, señora, ha cometido vuestro
hijo, para oponeros asi a sus gustos e intenteis perder a su adorada?
¿Que crimen es, por Iavor, el enamorarse de una linda muchacha?
269
Bajo este nombre es conocida en Roma la diosa griega Demeter (Ibidem, p.
140).
¿No sabeis que cosa es un mozo adolescente? ¿No os acordais ya de
esa edad? ¿Creeis que todavia es un chiquillo, porque tiene aire
inIantil? Y como madre, como mujer de talento que sois, ¿querreis
siempre vigilar atentamente sus amorios, reprocharle sus galanterias,
contrariar sus inclinaciones y prohibir a ese precioso muchacho
vuestras practicas y vuestros goces? ¿Que dios, que mortal suIrira
que mientras diseminais por todos los pueblos los mas tiernos
deseos, prohibais el amor a vuestro hijo y le castigueis su pasion por
las mujeres? Esto todo el mundo lo hace. De esta manera, las diosas,
temerosas de las Ilechas de Cupido, desempeñaban la mision de
deIender al ausente, a quien querian tener propicio. Pero Venus,
indignada de que tomasen a broma la aIrenta que la humillaba,
abandono su compañia y, emprendiendo de nuevo su precipitada
marcha, encaminose al mar.
Eros
- 198 -
Libro sexto
Entretanto, Psique corria aIanosa dia y noche en busca de su
esposo, sin descansar nunca, y creciendo el deseo cada vez mas en
su corazon. Por irritado que le hallara, queria, si no enternecerle con
las caricias de una esposa, por lo menos quitarle el enojo con las
suplicas de una esclava. Viendo un templo a lo lejos, en la cumbre
de una escarpada montaña, penso:
¡Quien sabe si vive alli mi señor y dueño! Y se dirige
subitamente, con ardor, hacia donde le arrastran, con multiples
Iatigas, la esperanza y el deseo. Cuando ha trepado valerosamente a
tan prodigiosa altura, entra en el santuario. Encuentra espigas de
trigo amontonadas, otras trenzadas en corona y algunas de cebada.
Tambien vio hoces y un aparejo completo para la siega: pero todo
revuelto y en conIusion, como ocurre cuando el cansancio vence a
los segadores. Psique deshace cuidadosamente el monton; separa
cada objeto y los pone en orden, convencida de que, lejos de
despreciar el templo ni el ceremonial de ninguna divinidad, debe
implorar, por el contrario, la benevola compasion de todas ellas.
Ceres, la Iecunda, la ve ocupada en este trabajo, celosa y
activa:
¡Ah, desgraciada Psique!, exclama. Venus busca
aIanosamente tus huellas por todo el universo; su Iuror y el deseo de
encontrarte son inexplicables. Quiere castigarte con el ultimo
suplicio, y para vengarse pone en juego todo su poder. Y tu,
entretanto, cuidas mis intereses antes que tu salvacion.
Entonces, Psique se arrodillo a sus pies, barrio el suelo con
sus cabellos, y lavando con abundantes lagrimas los pies de la diosa
imploro su proteccion con las mas Iervientes suplicas.
Por vuestra mano que Iecunda la tierra, por las alegres
ceremonias de la siega, por los secretos misteriosos de las gavillas,
por el carro arrastrado por dragones que os obedecen, por los surcos
de la Iertil Trinacria, por el carro que arrebato a Proserpina,
270
por la
tenebrosa escena de su lugubre himeneo, por las antorchas a cuya luz
salisteis de los inIiernos despues de verla, por todas las restantes
consagraciones que vela con misterioso silencio el santuario atico de
Eleusis: tomad bajo vuestra proteccion la vida de la inIortunada
Psique, que os invoca rendidamente. Permitid que me oculte, aunque
sea por breves dias, en este monton de espigas; hasta que el tiempo
haya calmado el cruel Iuror de aquella poderosa diosa, o que, por lo
menos, un corto descanso haya reanimado mis abatidas Iuerzas.
Ceres le respondio:
Tus lagrimas y tus suplicas me han emocionado. Bien
quisiera yo socorrerte, pero Venus es de mi Iamilia; Iuertes lazos de
amistad nos unen desde largo tiempo: es una excelente mujer y no
puedo arriesgarme a disgustarla. Sal, pues, en seguida de mi templo,
y contentate con que no te retenga prisionera, como deberia hacer.
Viendose rechazada contra su esperanza, alejose Psique con
el corazon doblemente desolado. Volvio hacia atras y, a traves de un
poblado bosque que se extendia al pie de un valle, descubrio un
templo de elegante arquitectura. No queriendo despreciar ocasion
ninguna de mejor suerte, acercose, indecisa, a las sagradas puertas,
para implorar a la divinidad. Ve soberbias oIrendas y vestidos
bordados en oro suspendidos en las ramas de los arboles y en las
270
Originariamente es Proserpina una divinidad romana de tipo agrario
relacionada con la germinacion de los cereales. Pronto, sin embargo, es
identiIicada con la PerseIone griega y adquiere, por lo tanto, un caracter inIernal,
convirtiendose en la pareja Iemenina de Pluton. A ella se asimilo desde muy
pronto el culto de la deidad de tipo Iunerario Libitina (Ibidem, tomo 2, p. 541).
- 199 -
puertas, testimoniando, con los detalles de la gracia obtenida, el
nombre de la diosa a que han sido consagrados. Entonces, poniendo
una rodilla en tierra y abrazando el altar, tibio aun, pronuncio esta
invocacion, despues de secar su llanto:
Esposa y hermana del gran Jupiter, asi habiteis vuestro
antiguo templo de Samos, que se gloriIica con haberos visto nacer,
haber oido vuestro primer llanto y haberos amamantado; ya
Irecuentando las Ielices viviendas de la altiva Cartago, que os adora
en la Iigura de una doncella subida por un dragon a los cielos; o bien
presidiendo los celebres muros de Argos, cerca de la ribera del
Inaco, que desde tiempo inmemorial os proclama esposa del señor de
las tempestades y reina de las diosas; vos, a quien veneran en
Oriente bajo el nombre de Zigia y en Occidente bajo el de Lucina,
sed para mi, en mi extrema desdicha, Juno protectora; considerad el
triste estado a que me han conducido todas las Iatigas que he debido
soportar; libradme del inminente peligro que me amenaza. Y si no
llego al abuso, permitid que os suplique el auxilio que no negais
nunca a las mujeres encinta que estan en peligro.
Asi suplicaba cuando se le presento Juno en todo el
imponente destello de su divinidad, hablandole asi:
¡Con que placer, por lo que mas quiero, desearia conceder
lo que me pides! Pero, ¿puedo contrariar la voluntad de Venus, mi
nuera, que siempre he querido como una hija? ¿Es decente obrar asi?
En todo caso, me lo impide tambien la ley que prohibe amparar,
contra la voluntad de su dueño, al esclavo que ha escapado de la
casa.
Esta nueva contrariedad aniquila a Psique. No encontrando a
su alado esposo, y sin esperanza de lograrlo, se entrega a estas
meditaciones:
¿Que alivio puedo obtener en mi desdicha, cuando las
mismas diosas, a pesar de su buena voluntad, no pueden interesarse
en mi salvacion? Rodeada por tantos peligros, ¿adonde dirigire mis
pasos? ¿Bajo que techo ni en que tinieblas puedo ocultarme para
escapar a la sagaz mirada de la poderosa Venus? Es preciso, Psique,
que te armes de indomable valor. Ten Iuerzas bastantes para
renunciar a un resto de engañadora esperanza. Entregate
voluntariamente a tu soberana: tu sumision, aunque tardia, abatira su
colera y su crueldad, ¿sabes tu si aquel que buscas hace tiempo esta
acaso en el palacio de su madre? Decidiose, pues, al azar de una
capitulacion incierta, o mejor, al de una segura perdida, y medito
como debia empezar sus Iuturos ruegos.
Venus, renunciando a proseguir su investigacion por via
terrestre, subio al Olimpo. Ordena equipar el carro que Vulcano, el
maravilloso orIebre, le habia Iabricado con todo el cuidado y todo el
talento de que es capaz, y que le habia presentado como regalo de
boda, antes de eIectuar su himeneo. Es una hermosa labor de lima, al
que la herramienta habia ido poniendo valor en la misma medida que
iba desgastando el oro. Numerosas palomas descansan alrededor del
departamento de la diosa; cuatro de ellas avanzan alegremente,
deslumbrantes de blancura y, torciendo sus irisados cuellos, pasan la
cabeza por un brillante aro de reIulgente pedreria. Al sentarse la
diosa, emprenden contentas su vuelo. El carro de la diosa es seguido
por numerosos pajaros que retozan y juegan en conIuso murmullo.
Otros pajaros de dulce canto anuncian la llegada de la diosa con
suaves y tiernos acordes. Se separan las nubes y el cielo abre las
puertas a su hija. El sublime Eter recibe con entusiasmo a la diosa, y
el armonioso cortejo de la poderosa Venus no teme el encuentro con
las aguilas ni con los rapaces buitres.
- 200 -
Inmediatamente se dirige al palacio de Jupiter y, en tono
soberbio, reclama los servicios de Mercurio, el de voz sonora, que
necesita para sus proyectos. El negro entrecejo de Jupiter indica que
consiente en ello. TriunIante, desciende Venus del cielo acompañada
de Mercurio; la bella solicitante le dirige estas palabras:
Hermano mio: bien sabes que tu hermana Venus nada hizo
jamas sin la presencia de Mercurio; por otra parte, no ignoras que
hace tiempo ando buscando, sin exito, a esa esclava que se oculta de
mi. No me queda, pues, otro recurso que pregonar publicamente, por
tu boca, que sera recompensado quien la descubra. Te suplico que
satisIagas cuanto antes mis deseos y que indiques claramente las
señas que permiten reconocerla, a Iin de que si mas tarde acusamos a
alguien por haberla ocultado, no pueda justiIicar su accion
pretextando ignorancia. Y diciendo esto, le presento un papel con el
nombre de Psique y otros detalles. Hecho esto, volviose a su morada.
Mercurio no tardo en obedecer. Recorre todos los pueblos, el mundo
entero, y anuncia en estos terminos el deseo de la diosa:
Una esclava llamada Psique, hija de un rey y perteneciente
a Venus, ha escapado. Se suplica al que la detenga o pueda indicar
su escondite que se presente ante Mercurio, encargado de la presente
publicacion, detras de las piramides murcianas.
271
Recibira, en
premio de sus inIormes, siete dulces besos de la propia Venus y uno
especial, mas delicioso que los anteriores, dado con la lengua sobre
los labios. Cuando Mercurio publico este anuncio, el deseo de tan
preciada recompensa excito a todos los mortales con extraordinaria
solicitud. Esta circunstancia destruyo la ultima indecision de Psique.
Se acercaba ya a las puertas de la soberana, cuando vio adelantarse a
271
En el templo de Mercurio, en Roma.
una de las esclavas de Venus, llamada Costumbre, que empezo a
desgañitarse, gritando:
Por Iin te has enterado, detestable esclava, de que tienes
dueña. Fiel a tus escandalosos desordenes, ¿aparentaras ignorar
cuantas Iatigas hemos suIrido persiguiendote? Has venido a caer,
aIortunadamente, en mis manos; en las garras del InIierno; seras
castigada como merece tu indigna rebelion.
Y la cogio bruscamente por los cabellos y la arrastro, sin que
la inIeliz opusiera resistencia. Introducida y llevada a presencia de
Venus, estallo la diosa en larga y sonora risa: tal era su terrible
colera. Y meneando la cabeza y rascandose la oreja derecha dijo:
Finalmente te has dignado venir a saludar a tu suegra. ¿Tal
vez has venido a ver a tu marido, peligrosamente enIermo de la
herida que le causaste? Pero sosiegate: voy a recibirte como merece
una nuera tal. ¿Donde estan la Inquietud y la Tristeza, mis dos
esclavas?
Entraron estas y sometieron a Psique a sus torturas. Por orden
de la diosa, Ilagelaron cruelmente a Psique hasta anonadarla con los
mas repugnantes maleIicios, y la presentaron de nuevo a los ojos de
la diosa. Venus echose a reir de nuevo:
¡He aqui el vientre cuya plenitud debe encantarme y
decidirme a la indulgencia! ¡De aqui debe salir el glorioso Iruto que
me procurara la dicha de ser abuela! ¡Felicidad suprema, en eIecto,
oirse llamar abuela en la edad mas Ilorida y saber que el hijo de una
miserable esclava es nieto de Venus! Pero, ¿que estoy diciendo?
Estoy loca. No sera mi nieto. El matrimonio es nulo: ha sido
consumado en pleno bosque, sin testigos, sin consentimiento de los
padres. No debe ser considerado legitimo, y el niño, por lo tanto, es
un bastardo. Eso suponiendo que le dejemos tiempo de llegar al
mundo.
- 201 -
Y dicho esto, lanzose sobre ella. Le desgarra las vestiduras, le
arranca los cabellos y le golpea la cabeza con Iuriosa violencia.
Manda en seguida traer trigo, cebada, avena, garbanzos, lentejas y
habas. Todo lo mezcla y conIunde, hasta Iormar una sola masa. Y
dirigiendose a Psique le dijo:
Cuando no se es mas que una esclava, y Iea, por añadidura,
creo que el unico modo de procurarse algun amante es desplegar
todo el celo posible en su servicio. Pues bien, quiero probar yo
misma si aprovechas para el caso. Separa de ese monton las semillas
que he mezclado, pon cada una aparte, y antes de esta noche
examinare tu labor.
Y señalandole la enorme masa de granos, salio para asistir a
unas bodas. Psique no intenta siquiera poner sus manos en el
conIuso y laberintico monton: consternada por la crueldad de tal
prueba, guarda silencio. Entonces la hormiga, ese pequeño insecto
que habita en el campo, apreciando tan gran diIicultad se apiada de
las desdichas de la esposa de un dios y se indigna con semejante
crueldad de una suegra. Corre activamente de una parte a otra;
convoca y reune a todas sus vecinas:
Amigas mias, hijas activas de la Iecunda tierra, les dijo,
invoco vuestra compasion. Venid solicitas y laboriosas a prestar
auxilio a una rara belleza, esposa del Amor. Inmediatamente, en
numerosas bandadas semejantes a las olas del mar, se precipitan
unas tras otras. Con sin igual ardor separan, grano a grano, todo el
monton, y despues de hacer tantos montones distintos como especies
de semillas hay, escapan rapidamente.
Al llegar la noche regreso Venus del Iestin de bodas, ahita de
libaciones, esparciendo Iuerte olor de balsamo y ceñido el cuerpo
con radiantes rosas. Al ver la diligencia empleada en este
maravilloso trabajo exclamo:
No has sido tu, ¡picara!, no han sido tus manos las que han
hecho esta labor; sino aquel a quien tu has enamorado para desgracia
suya. Y echandole un pedazo de pan duro se Iue a la cama. Mientras
tanto Cupido, cautivo y encerrado en una habitacion en el Iondo del
palacio, era severamente vigilado. En parte, para que su petulancia y
sus locuras no enconasen la herida, y en parte para que no viese a su
adorada. Asi separados, bajo un mismo techo, pasaron ambos una
noche cruel. Ahora bien, cuando la Aurora monto en su carro Venus
llamo a Psique y le dijo:
¿Ves este bosque? Sigue en toda su longitud la ribera de un
rio que tiene su Iuente no lejos de aqui. Hermosas ovejas, cuyo
vellon resplandece como el oro, pacen en el sin vigilancia de pastor
alguno. Inmediatamente arreglatelas como creas conveniente para
traerme un copo de lana de su hermoso vellon. Tal es mi voluntad.
Partio Psique presurosa, pero no para cumplir esa orden, sino
para precipitarse contra las rocas del rio y hallar asi descanso a sus
suIrimientos. Pero desde el Iondo del rio, una verde caña, organo de
melodiosa armonia, dejo dulcemente vibrar, por inspiracion divina,
estas tiernas palabras de Iavorable augurio:
Psique, a quien han perseguido tantas desdichas, no
proIanes la santidad de mis ondas con tu muerte, y, ademas, no te
acerques a las Iormidables ovejas que en estas riberas se apacientan.
Cuando el ardiente sol les ha comunicado su calor, las domina una
brutal Iiereza, y con sus agudos cuernos, su robusta Irente, y a veces
con sus venenosas mordeduras, causan la mas espantosa muerte a los
hombres. Pero por la tarde, debilitado ya el ardor de los rayos
solares, y calmado el Iuror de estos animales por las Irescas
emanaciones del rio, podras, bajo este alto platano que bebe las
mismas aguas que yo, ocultarte sin temor de ser vista. Y cuando las
- 202 -
ovejas, apaciguando su ardor, busquen reposo entre el Iollaje de los
vecinos arboles, encontraras dorada lana adherida en todas las ramas.
Asi, enseño la caña a la inIeliz Psique, sencilla y
piadosamente, el medio de asegurar su salvacion. Con estas
instrucciones, que merecian gratitud, librose de caer en la
desesperacion. Observolas atentamente y obtuvo con Iacilidad los
copos de oro, guardolos en el seno y los llevo a Venus. El exito de
esta segunda prueba no secundo los deseos de Psique, y no le valio
una lisonjera aceptacion. Venus Iruncio las cejas, y, sonriendo
amargamente, dijo:
Esto es ya un abuso; aqui se descubre la mano de un
perIido consejero. Mas ahora voy a examinar, decididamente, si
tienes verdadera Iuerza de voluntad y una prudencia digna de elogio.
¿Ves aquella escarpada roca que desde lo alto domina toda la
montaña? Alli brota, en negros torbellinos, una tenebrosa Iuente que,
despues de recorrer el vecino valle, se arroja a la laguna Estigia para
alimentar las roncas aguas del Cocito. Pues bien, trepa hasta ella,
acercate al nacimiento del manantial, y llena con su helada agua esta
botellita que me devolveras en seguida. Y con estas palabras le dio
un Irasco de bruñido cristal, amenazandola con terribles castigos.
Psique, con el mejor celo, llego con paso rapido a la cumbre
de la montaña deseando encontrar alli el termino de su deplorable
existencia. Pero apenas llego a la proximidad de la roca señalada,
descubre la inmensidad de su tarea y los obstaculos dispuestos a
darle muerte. En eIecto, la roca se elevaba a inconcebible altura y
era imposible subirla por lo escarpada y resbaladiza que era. En esa
pendiente brotaban las terribles aguas que, apenas salidas de la
agujereada roca, resbalaban a lo largo de la Ialda de la montaña y
trazandose un estrecho desIiladero, en donde se encajonaban, caian
escapando a la vista, al proximo valle. Por ambos lados, entre las
rendijas de las rocas salian Iuriosos dragones, de alargado cuello y
ojos desmesuradamente abiertos, que sin un instante de reposo
mantenian astuta vigilancia. Y ademas, esas aguas, que tenian voz,
advertian tambien del peligro: '¡Retirate! ¿Que haces? ¡Prudencia!
¿Donde vas? ¡Cuidado! ¡Huye! ¡Vas a morir!...¨ Asi decian
lugubremente. Ante la imposibilidad de la empresa, quedo Psique
alelada. Su cuerpo estaba alli, pero no sus sentidos. Y agobiada por
un peligro al que no podia escapar, no le quedaba ni el ultimo
consuelo de las lagrimas.
Los suIrimientos de esta inocente alma no escaparon a la
clarividencia de los Iavorables dioses. De pronto, el ave real de
Jupiter, la sagaz aguila, desplego sus alas y Iue a colocarse a su lado.
Recordo que en otro tiempo, obedeciendo a su amo y dirigida por el
Amor, arrebato a un joven Irigio
272
destinado a copero del dios. Y
quiso aprovechar la oportunidad para honrar a Cupido prestando su
auxilio a su apurada esposa. Abandonando el alto Eter, revolotea
ante los ojos de la muchacha:
¿Como, sin sombra de picardia, sin experiencia en esta
clase de asuntos, creeis posible obtener una sola gota de esta Iuente
tan terrible como sagrada? ¿Teneis conIianza en acercaros siquiera?
¿No habeis oido decir que los mismos dioses, incluso Jupiter, temen
las ondas del Estigio, y que los juramentos que los mortales haceis
por los dioses, los dioses los hacen por la majestad del Estigio?
Dadme el Irasco.
Apoderase de el y pronto lo llena. En eIecto; balanceando sus
majestuosas alas que extiende a derecha e izquierda como grandes
ramas pasa por entre los dragones de aIilados dientes y de vibratil
dardo. Y cuando las temibles aguas le amenazan para que se retire
272
Ganimedes.
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sin proIanarlas, les engaña habilmente, diciendo que viene por
voluntad de Venus y que en esta ocasion es ministro de su voluntad.
Asi le Iacilitaron la empresa. Psique tomo satisIecha el Irasco lleno y
lo llevo a Venus. Pero tampoco esta vez pudo desarmar la colera de
la implacable diosa. Pues esta, amenazandola con mas penosas y
diIiciles pruebas, asi la apostroIa con inIernal sonrisa:
Veo que eres una hechicera proIundamente versada en la
ciencia de los maleIicios, puesto que tan rapidamente has cumplido
mis ordenes. Pero mira, palomita, lo que debes hacer ahora. Toma
esta caja y dirigete con ella a los inIiernos, a las sombrias moradas
del mismo Orco.
273
Presenta luego la caja a Proserpina
274
y dile:
'Venus suplica que le envieis un poco de vuestra hermosura, aunque
solo sea la necesaria para un dia; porque ella ha gastado toda la suya
cuidando a su hijo enIermo. Y vuelve en seguida sin tardanza porque
necesito perIumarme para asistir a una Iuncion teatral en la morada
de los dioses¨.
Entonces sintio Psique que su existencia llegaba a su Iin. Y
sin hacerse ilusion ninguna comprendio hasta la evidencia que la
mandaban a la muerte. ¿Como dudarlo si con sus propios pies debia
encaminarse al Tartaro, a la mansion de los Manes?
275
Sin vacilar
273
En una primera etapa unas veces se identiIica a Orco con una divinidad de la
muerte y otras con las mansiones de los muertos; es Irecuente la expresion enviar
a alguien al Orco. Mas tarde, cuando se produce la inIluencia de las divinidades
griegas sobre las romanas, Orco pasa a ser simplemente otro nombre de Pluton o
de Dis Pater (Ibidem, p. 474).
274
PerseIone.
275
Genios romanos relacionados con el culto de los muertos a quienes se les
asignaba como madre a la diosa Mania. La invocacion de los Manes (los
Benevolos) era una manera de propiciar estos espiritus. En un principio hacian
reIerencia a las almas de los muertos de la casa; posteriormente, solo a las almas
de los muertos que habian sido divinizados. Su culto es antiquisimo (.) Con el
dirigese a la primera alta torre que distingue, para precipitarse desde
ella, porque, se decia a si misma, es el camino mas corto y mas
agradable para bajar al inIierno. Pero la torre proIirio estas palabras:
¿Por que, niña, buscas la muerte en este precipicio? ¿Por
que sucumbes sin reIlexion ante esta ultima y peligrosa experiencia?
Si tu alma se separa del cuerpo descenderas verdaderamente a las
proIundidades del Tartaro, pero no saldras ya de alli por ningun
medio. Oyeme: No lejos de aqui se encuentra Lacedemonia, noble
ciudad de Acaya. En unos parajes solitarios de su demarcacion se
oculta la caverna de Tenaro.
276
Buscala: es un respiradero de los
imperios de Pluton
277
y sus Iranqueables puertas indican un camino
que nadie recorre. Una vez pasado su umbral llegaras en linea recta
al palacio de Orco si no abandonas el camino. Pero, ante todo, no
emprendas tu peregrinacion a traves de las tinieblas con las manos
vacias. Debes llevarte dos tortas de harina de cebada amasada con
miel, y un par de monedas en la boca. Ademas, cuando hayas
recorrido buena parte del camino que conduce a los muertos,
encontraras un asno cojo, cargado de leña, guiado por un conductor
cojo tambien. Este te pedira que recojas algunas ramas que se le han
caido de la carga. Sin responderle una sola palabra continua tu
tiempo se Iueron identiIicando los Manes con los Lares, Penates y genios (Ibidem,
p. 403).
276
El Cabo Matapan (actual Tainaron o Cabo Tenaro, latin Taenarum, griego
Akpetqpio Tuivupo) es el punto mas al sur de Europa, el central de tres cabos del
sur del Peloponeso, en la Grecia continental. La peninsula tambien es conocida
como Matapan. Es un nombre lacedemonio que signiIica la peninsula que se
encuentra entre los dos mares o, segun otra Iuente, como otra Iorma de Mcteaov,
nombre alternativo dado antiguamente al promontorio. Esta situado en la
peninsula de Mani, en Laconia. Separa el golIo de Mesenia, en el oeste, del golIo
de Laconia en el este (http://es.wikipedia.org/wiki/Cabo¸Matapan).
277
Hades.
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camino. Inmediatamente llegaras al rio de los muertos. Alla esta
dispuesto Caronte,
278
que exige adelantado el precio del pasaje y
solo con esta condicion transporta a los viajeros de una a otra orilla
en su remendada barca. ¡Es preciso que, aun en el seno de la muerte,
viva la avaricia! ¡Que el mismo Pluton, poderosa divinidad, no haga
nada sin dinero! Es preciso que el pobre deba procurarse el precio
del pasaje, y si por desgracia no lleva la moneda, no puede morir
apaciblemente. Daras una moneda a este repugnante viejo a titulo de
peaje; pero haciendo de modo que con su mano la tome directamente
de tus labios. Hay mas todavia; al surcar las encrespadas olas, un
viejo, que nada muerto en la corriente, levantara a ti sus manos
putreIactas, rogandote que le subas a la barca. Pero no sientas
compasion por el; esta prohibido.
278
En la mitologia griega, Caronte (en griego antiguo Xupev Kharon, 'brillo
intenso¨) era el barquero del Hades, el encargado de guiar las sombras errantes de
los diIuntos recientes de un lado a otro del rio Aqueronte si tenian un obolo para
pagar el viaje, razon por la cual en la Antigua Grecia los cadaveres se enterraban
con una moneda bajo la lengua. Aquellos que no podian pagar tenian que vagar
cien años por las riberas del Aqueronte, hasta que Caronte accedia a portearlos sin
cobrar.
Aunque con Irecuencia se dice que porteaba las almas por el rio Estigia, como
sugiere Virgilio en su Eneida (libro VI, 369), segun la mayoria de las Iuentes, (.)
el rio que en realidad transitaba Caronte era el Aqueronte.
Caronte era hijo de Erebo y Nix. Se le representaba como un anciano Ilaco y
gruñon de ropajes oscuros y con antiIaz (o, en ocasiones, como un demonio alado
con un martillo doble) que elegia a sus pasajeros entre la muchedumbre que se
apilaba en la orilla del Aqueronte, entre aquellos que merecian un entierro
adecuado y podian pagar el viaje (entre uno y tres obolos).
Era muy raro que Caronte dejara pasar a un mortal aun vivo. Heracles, cuando
descendio a los InIiernos sin haber muerto, no hubiera podido pasar de no haber
empleado toda su Iuerza para obligarle a cruzar el rio, tanto a la ida como a la
vuelta. (http://es.wikipedia.org/wiki/Caronte¸(mitolog°C3°ADa)).
Una vez llegados a la orilla opuesta, y despues de andar poco
rato, encontraras a unas viejas hilanderas que te rogaran que les
ayudes a tejer un poco de tela. Es preciso que no te aventures a
hacerlo. Estas y otras celadas te prepara la malevola Venus para que
tus manos dejen caer siquiera una de las tortas. Y no creas que la
posesion de estas golosinas deba serte indiIerente. Con una de las
dos que pierdas, ya no podras ver jamas la luz del dia. En eIecto,
encontraras un enorme perro, de gigantesca y triple cabeza,
monstruo inmenso y Iormidable que con sus roncos ladridos aturde
sin peligro a los muertos, a los que no puede ya hacer ningun daño.
Centinela avisado, guarda la silenciosa morada de Pluton, apartado
en el umbral de las galerias de Proserpina. Dominaras su colera
echandole una de las tortas, y asi continuaras Iacilmente tu camino.
Dirigete a Proserpina, que te recibira dulce y benevola, hasta el
punto de invitarte a que te instales comodamente y pruebes una
excelente comida. Pero tu sientate en el suelo, y, por todo regalo,
pide un poco de pan negro. Entonces da cuenta de tu mensaje y,
tomando lo que oIrezca, emprende tu regreso. Despues de pagar al
avaro barquero la moneda que te reservabas y Iranqueado el rio,
sigue tu primer camino, y pronto veras nuevamente el cielo con sus
coros de estrellas. Pero hay un consejo cuya observacion te he de
recomendar muy especialmente: guardate de abrir la caja que llevas,
ese tesoro de belleza divina; que tu curiosidad no haga experimentos
con el.
Esto proIetizo la previsora torre. Sin dilacion, se dirigio
Psique al Tenaro. Cuido de llevar consigo las dos monedas y las dos
tortas; y descendio rapidamente por el inIernal sendero. Cruzose sin
abrir la boca con el arriero cojo y pago su peaje al barquero. No
presta oidos al muerto que sobrenada; desprecia las insidiosas
suplicas de las hilanderas; adormece el Iuror del terrible perro con
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una torta, y penetra, Iinalmente, en el palacio de Proserpina. En su
hospitalaria recepcion, oIrecele la diosa un delicado asiento, una
excelente mesa; todo lo rehusa, y sentandose en el suelo, a sus pies,
se contenta con pan duro y transmite la embajada de Venus.
Proserpina le entrega de nuevo la caja, misteriosamente llena y bien
cerrada. Con la golosina de la segunda torta cierra la boca del
terrible can, paga al barquero la segunda moneda y sale apresurada
de los inIiernos. Contempla de nuevo con admiracion la blanca luz
celeste, y a pesar de su aIan en terminar su mision, una temeraria
curiosidad se apodera de su espiritu. '¡Como!, se decia; heme aqui
en posesion de la belleza de las diosas, y sere tan necia que no
tomare un poquitin para mi. Tal vez este sea el medio de agradar a
mi hermoso amante¨.
Y, diciendo esto, abrio la caja. Ninguna belleza contenia;
pero apenas levanto la tapa, desprendiose un vapor letargico, el
verdadero Sueño de la Estigia, que se apodero de ella; derramose por
sus miembros una nube espesa y soñolienta, y cayo tendida en tierra
en mitad del camino. Inmovil, en el suelo, no era mas que un
cadaver dormido. Pero el Amor, cicatrizada ya su herida, recobradas
ya las perdidas Iuerzas, y no pudiendo soportar la larga ausencia de
Psique, escapo de la habitacion donde lo tenian cautivo por la
estrecha ventana. Remonto el vuelo con sus alas robustecidas por el
largo descanso, en direccion a su amante. Apresurose a librarla de
esa soporiIera inIluencia, y encerro de nuevo al Sueño en la caja
donde anteriormente residia, y rozando a Psique con una de sus
Ilechas, sin hacerle daño alguno, la desperto.
¡Mira, pues, inIeliz chiquilla, le dijo, como una nueva
curiosidad ha causado otra vez tu perdicion! Pero no tardes; ejecuta
con diligencia la mision que te ha encomendado mi madre, Yo
velare sobre lo demas. Y dicho esto, el alado amante de Psique
emprende su vuelo, mientras ella presenta a Venus el obsequio de
Proserpina.
Durante ese tiempo, Cupido, en un exceso amoroso, y
temiendo, por el enIadado aspecto de su madre ser entregado en
manos de la Sobriedad, recurrio a sus caracteristicas armas. Con
rapido vuelo remontose a la celeste boveda, dirige sus ruegos al gran
Jupiter y pleitea su causa directamente. Jupiter toma entre sus manos
las delicadas mejillas de Cupido, y acercandolas a su boca para
besarlas, le dice:
Bien sabes, mi ilustre hijo, que nunca has respetado las
prerrogativas que me conceden los demas dioses sin excepcion; tu
hieres con repetidos golpes este corazon donde se elaboran las leyes
de los elementos y las revoluciones de los astros. Sin cesar lo
deshonras con intrigas amorosas entre los mortales, Ialtando asi a las
leyes, y a la ley Julia
279
en particular, y a la moral publica. Me
comprometes con escandalosos adulterios que lastiman mi
reputacion y mi honor. Me impones metamorIosis tan innobles como
indignas de mi augusta persona; haces de mi una serpiente, un
pajaro, Iuego, una Iiera, un toro... No obstante, teniendo en cuenta
mis normas de bondad, y dado que te he visto crecer en mis brazos,
te concedere todo lo que me pides; pero a condicion de que tomes
precauciones para no tener imitadores y que, si hay actualmente
sobre la tierra alguna muchacha de excepcional hermosura,
recompensaras con ella mi indulgencia actual.
Y dicho esto, ordena a Mercurio que convoque
inmediatamente a todos los dioses a una asamblea, declarando que el
inmortal que deje de concurrir sin causa justiIicada pagara diez mil
279
Se reIiere a la ley contra el adulterio, aprobada por Augusto el año 17 a.C.
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escudos de multa. Gracias a este temor, llenose todo el celeste
anIiteatro y, sentado en su alto trono, Jupiter les hablo asi:
Dioses conscriptos, cuyos nombres Iiguran en el blanco
tablero de las Musas, bien sabeis, sin que os quepa duda alguna, que
he criado a este doncel con mis propias manos. En sus primeras
mocedades tuvo movimientos e impulsos de rebelion, por cuyo
motivo crei necesario poner Ireno a sus iniciativas. De algun tiempo
para aca da de que hablar diariamente a todo el mundo, y se hace
Iamoso por sus adulterios y desordenes de todo genero. Quiero que
no tenga ocasion para repetirlo, y para contener este libertinaje de la
juventud quiero encadenarle en las leyes del himeneo. Se ha
enamorado de una muchacha y ha marchitado su inocencia. Sea,
pues, para el; que la conserve; que se case con Psique y goce
eternamente de su aIecto.
Y dirigiendo su mirada a Venus le dice:
Y tu, hija mia, no te apenes ni tengas ningun miedo; que
esta alianza con una mortal no inspire reparos a tu ilustre linaje. Yo
igualare la categoria de los contrayentes, hare que la union sea
legitima y conIorme a las normas del derecho civil.
Al punto manda a Mercurio que vaya en busca de Psique y la
suba a los cielos. Presentandole una copa de ambrosia, le dice estas
palabras:
Bebe, Psique, y se inmortal. Jamas Cupido rompera los
lazos que a ti le unen; desde este instante os enlazo con el nudo del
matrimonio.
Se sirve al instante un magniIico Iestin de bodas. En el lecho
de honor estaba Cupido con Psique en sus brazos; luego Jupiter con
Juno, y asi los demas dioses, segun su categoria. Pronto corrio el
nectar, que es el vino de los dioses. A Jupiter presentabale la copa el
joven pastor, su copero; Liber
280
servia a los demas inmortales.
Vulcano preparaba la comida en sus hornos; las Horas tendian una
alIombra de rosas y otras Ilores; las Gracias derramaban balsamos y
las Musas hacian oir sus armoniosas voces. Apolo canto al son de la
citara; Venus, a sus cadenciosos acordes, ejecuto preciosas danzas,
despues de organizar ella misma la orquesta de ese modo: las Musas
cantaron en coro, un Satiro tocaba la Ilauta, y un discipulo de Pan
tocaba el caramillo. De este modo y con tal ceremonia paso Psique,
juridicamente, a la potestad de Cupido, y, al cabo de unos meses,
tuvieron una hija que se llama Voluptuosidad.
Apuleyo, El asno de oro (o Las Metamorfosis).
Traduccion española de Jacinto de la Vega y Marco.
Valencia-Madrid, s.a. (¿1909?)
http://es.wikisource.org/wiki/Apuleyo¸MetamorIosis¸Vega¸y¸Marc
o/Libro¸I
Venus reprende a Amor por sus tropelías con los dioses
Jenus v Amor
VENUS. Amor, hijo mio, mira que conducta la tuya: no hablo ya de
las tropelias a que en la tierra induces a los hombres contra si
mismos y unos contra otros, sino de las que en el Cielo originas: nos
muestras a Jupiter bajo mil Iormas, convirtiendolo en lo que se te
antoja, segun la ocasion: haces bajar del Cielo a la Luna; obligas al
Sol a detenerse a veces al lado de Climene, olvidandose de que tiene
280
Liber o Baco, asimilado al Dioniso griego.
- 207 -
que dirigir sus caballos; y a mi, a pesar de ser tu madre, me injurias
con un descaro inconcebible. Y como si esto no bastase, atrevido,
incitas a Rea, a la misma Rea, ya vieja y madre de tantos dioses, a
amar a los jovenes y a apasionarse por el jovencito Irigio.
281
Ahora,
por causa tuya, tiene perdido el juicio, y uncidos a su carro los
leones y acompañada de los Coribantes,
282
como locos que son
tambien, recorren en tropel el Ida, de arriba abajo, y en todas
direcciones; ella va dando alaridos por su adorado Atis; y los
Coribantes, el uno se hiere el codo con la espada; el otro, suelto el
cabello, corre Iuriosamente por los montes; este toca el cuerno; aquel
golpea el timpano o repica los cimbalos, y, en una palabra, todo es
desenIreno y locura en el Ida. Por todo lo cual estoy temiendo,
aunque al parirte pari calamidad tan grande, que, libre al Iin Rea de
su demencia, o mejor, volviendo en su acuerdo, mande a los
Coribantes que te cojan y te despedacen o te arrojen a los leones.
AMOR. No tengas cuidado, madre: estoy ya Iamiliarizado tambien
con los leones; muchas veces, montado sobre sus lomos y asido de la
melena, los dirijo como con riendas; y me acarician y reciben mi
mano en su boca, la lamen y la dejan sacar. En cuanto a Rea,
¿cuando tendra ella lugar para venir contra mi, embelesada
completamente con su Atis? Y bien mirado, ¿en que delinco yo
mostrandoos cuales cosas son bellas? No las deseeis vosotras. Asi,
pues, no me echeis la culpa de lo que os sucede. ¿O acaso quieres tu,
oh madre, renunciar en adelante al amor, y no amar ya a Marte ni
que el te ame a ti?
VENUS. ¡Que ladino eres y como triunIas de todos! Pero quizas te
acuerdes algun dia de mis palabras.
281
Atis, pastor de Celena en Frigia.
282
Sacerdotes de Cibeles, que Luciano conIunde con Rea.