Temario Revisado Alumnos (2)

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El ORIGEN DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL : LOS

PRESOCRÁTICOS

1. EL COMIENZO DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL:


El paso del mito al logos.
El concepto de naturaleza
2. LOS PRIMEROS FILÓSOFOS: LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS
Los filósofos monistas: Tales, Anaximandro y Anaxímenes
La escuela pitagórica.
Heráclito
Parménides.
Los filósofos pluralistas.

1. EL COMIENZO DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL

EL PASO DEL MITO AL LOGOS


Los griegos no tenían ciencia, pero habían creado una amplia mitología
con la que trataban de explicarlo todo. A partir del siglo VI a.C. se empiezan a desechar
los mitos para buscar otro tipo de explicación. Se pasa de una explicación mítica de la
realidad a una explicación racional de la misma. El origen de la filosofía griega se
encuentra en este paso del Mito1 al Logos (razón, explicación racional), el paso de la
Leyenda a la Razón, y se da en las costas de Asia menor y en el sur de Italia (Magna
Grecia). El paso paulatino a esta explicación racional es producto de un contexto
histórico: el pujante desarrollo económico de las “polis” griegas gracias al comercio irá
socavando la estructura política tradicional monárquico-aristocrática, dando paso a la
progresiva implantación de la democracia.

El nacimiento de la filosofía griega se produce al preguntarse los pensadores por


lo que están viendo, por el Universo, por la naturaleza: sienten curiosidad por saber qué

1
Un mito es el relato de un suceso acaecido en “otro tiempo” (y otro mundo) distinto al nuestro, y cuyos
protagonistas son dioses o héroes. Este relato pretende explicar el origen y constitución de universo, los
fenómenos naturales y la cultura. Los mitos, por tanto, quieren responder a las preguntas: ¿por qué?, ¿desde
cuándo? Y la respuesta es siempre un acontecimiento en el que interviene un dios o un héroe.

1
es esa Naturaleza, en qué consiste, cuál es su origen, quieren dar una respuesta
racional que sustituya la explicación mítica.

Intentaron, pues, descubrir el principio (arché) último y eterno del cosmos, es


decir, aquello de lo que todo procede y de lo que todo se compone. Pero la gran novedad
es que no lo buscaron en realidades antropomórficas2 (los dioses), sino en lo que
llamaron “naturaleza” (physis). Buscan una interpretación del universo que explique la
Realidad: tiene que haber un primer principio real (no imaginativo o poético) de donde
provenga todo el mundo y todas las cosas. Y este arché (es lo muy antiguo) es eterno y
es la causa por la que el mundo se ha ido formando y llegado a existir. Además, el arché
produce un mundo ordenado según alguna ley o razón (=logos), es decir, produce un
Cosmos (y no un caos= algo sin orden)

EL CONCEPTO GRIEGO DE NATURALEZA: LA PHYSIS Y EL ARCHÉ

Constatamos un doble uso de la palabra physis:


✓ Sustrato inmutable del ser por debajo de todas las mutaciones de las cosas
(esencia=eidos).
✓ Fuerza que hace brotar las cosas y que lleguen a ser. Es la causa (aitia)

2. LOS PRIMEROS FILÓSOFOS: LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS

La etapa inicial de la filosofía va desde los inicios del siglo VI a.C hasta la primera
mitad del siglo V a.C. Los filósofos de esta época son llamados filósofos presocráticos,
aunque no todos son anteriores cronológicamente a Sócrates. Su preocupación
fundamental es la explicación de la Naturaleza (Physis).
La filosofía en este tiempo se desarrolla en las colonias Jónicas (situadas en el
mar Jónico y Egeo, son los núcleos de expansión de las ciudades griegas) y en las
Itálicas (los eleatas, en torno a las colonias del mar Adriático y el Tirreno). Por tanto, los
presocráticos se suelen clasificar en dos grupos, según su localización geográfica y la
orientación de su investigación:
1. Los jonios: físicos, investigadores de la naturaleza
2. Los itálicos: metafísicos, investigadores de los números y del “ser”, y con una
clara orientación mística

2
Según el mito, todos los dioses son engendrados, son los dioses los que hacen el Mundo, no hay nada
eterno. Para el pensamiento mítico, todos los sucesos del universo dependen del capricho de los dioses.

2
LOS FILÓSOFOS MONISTAS: TALES, ANAXIMANDRO Y ANAXÍMENES

Se agrupan bajo este nombre a los filósofos que establecen un único principio,
un único arché, como origen de todo.

TALES (apróx. 624-546 a.C.)


La visión que se tenía de él en la antigüedad presenta una figura rica y paradójica: viajero inquieto
y curioso, fue matemático, astrónomo y político, con fama de “sabio distraído”. Aristóteles lo consideró el
primero de los físicos.
Para Tales el agua es el principio de todo, el arché, es el agua.

Parece bastante probable que Tales tomase estas ideas de la mitología egipcia
y babilónica, además de sus observaciones personales (vivía en Mileto, importante
puerto de mar, y el agua es imprescindible para la vida)

ANAXIMANDRO (apróx 610-545)


Fue el primero que escribió un libro “Sobre la naturaleza”. Además de ser un activo ciudadano de
Mileto, se dedicó a múltiples investigaciones: se le atribuye un mapa terrestre, trabajos para determinar la
distancia y tamaño de las estrellas y la afirmación de que la tierra es esférica y ocupa el centro del mundo.

Sostiene que el primer principio no puede ser ninguna sustancia concreta de las
que pueblan el universo, ya que todas ellas proceden de aquél, y denominó a su principio
“ápeiron”, o lo que es lo mismo, lo indeterminado, lo indefinido, algo inmortal que escapa
a los límites humanos.

ANAXÍMENES (apróx. 585-524)


Establece como primer principio el aire.

3
LA ESCUELA PITAGÓRICA
Respecto a Pitágoras (apróx 570-497) cuesta adivinar qué fue leyenda y qué
realidad, puesto que la tendencia de sus discípulos es atribuirle a él todo descubrimiento
hecho en la escuela.

- El alma3: doctrina de la transmigración de las almas (similitud con el


orfismo) y del parentesco entre todos los seres vivos4

Pitágoras toma del orfismo la idea de que el hombre es un ser constituido


dicotómicamente en alma y cuerpo. El alma es inmortal, y por lo tanto, del mismo linaje
que los dioses5 y pertenece al mundo celeste. El cuerpo, por el contrario, es mortal y
pertenece al mundo terrestre.

El alma pasará de un cuerpo a otro en un camino de purificación hasta su retorno


al mundo celeste, por lo que vivirá reencarnada en un cuerpo. El cuerpo elegido será
más o menos puro según el alma sea más o menos pura, pudiendo incluso en los casos
extremos, reencarnarse en un animal o en un sabio.

Esta concepción dual del hombre, y la consideración de que el alma es inmortal,


pasará a través de la filosofía pitagórica, a Platón, los platónicos y la filosofía cristiana
y neoplatónica.

- El arché: los números


Para los pitagóricos (al menos a partir de la segunda mitad del s.V) son los
números los que constituyen la naturaleza de las cosas: su arché. Los pitagóricos fueron
ante todo matemáticos y observaron como múltiples propiedades y comportamientos de
los seres pueden ser formulados matemáticamente, lo que les llevó a suponer que todos
los seres del universo y todas las cosas pueden ser formuladas matemáticamente.

Para Pitágoras los números tienen una naturaleza cualitativa y no cuantitativa6.


Cada número tiene una propiedad específica que lo convierte en algo radicalmente
distinto de cualquier otro7.

3
Creen también en un eterno retorno de los mismos acontecimientos en ciclos cerrados.
4
Porque creen en la posibilidad de reencarnarse en una planta y no solamente en animales o personas.
5
El atributo más característico de los dioses, para los griegos, es que son inmortales.
6
Es completamente distinta de la concepción numérica del mundo que tendrán a partir del siglo XVI,
Galileo, Descartes, y en general la ciencia moderna.
7
P. ej. para los pitagóricos, la suma de 1+1+1 es sólo una cantidad que coincide con la del 3, pero nos da
la cualidad específica del “ser tres”, la “trinidad”. Igualmente 1, no es sólo la cantidad que es menor que

4
HERÁCLITO (apróx. 544-484)
El principio del universo es el fuego, eterno y encendiéndose o apagándose
según cierto orden y medida8.
La tesis principal de la doctrina de Heráclito es que las cosas están en cambio
permanente, que el mundo es un permanente devenir. Afirma radicalmente que todo
cambia y nada permanece, y esta permanente movilidad se fundamenta en la estructura
contradictoria de toda la realidad. La ley que rige el universo es “la lucha de contrarios”,
Heráclito que llega a decir que “la guerra es el padre de todas las cosas”. Cada cosa es
prevaleciendo sobre su contrario, pero, por eso mismo, la cosa nos remite a su contrario,
precisa de él9.

PARMÉNIDES DE ELEA (apróx. 540-470)


Establece como primer principio el “Ser” y llega a una conclusión aparentemente
muy simple pero con una gran profundidad: “lo que es es (el Ser) y puede pensarse, y
lo que no es, ni es ni puede pensarse”.

LOS PLURALISTAS
Bajo este nombre se agrupan una serie de pensadores que establecen varios
principios como origen de todo lo que hay.
Serían entre otros:
- Empédocles de Agrigento (495-435aC): tierra, agua, aire y fuego.
- Anaxágoras de Clazomene (500-428 aC): semillas
- Los atomistas, Leucipo y Demócrito de Abdera (460-370 aC): los átomos.

1.01 y mayor que 0.99, sino la “unidad”; y como tal, algo que pertenece a todas las cosas (en tanto que toda
cosa es “una”). Es decir, toda cosa es algo, tiene un ser, en tanto está determinada por la unidad.
8
“Este mundo... no lo ha creado ningún hombre o dios; siempre fue, es y será fuego, eternamente vivo”
(Fr. 30)
9
El calor surge imponiéndose al frío, pero es necesario contar con el frío para que el calor sea calor; es
decir, esta imposición no aniquila al otro en la nada, sino que lo oculta momentáneamente.

5
LOS SOFISTAS:

1.1 Contexto

1.2 Características

1.3 Principales representantes

SÓCRATES

2.1 Introducción

2.2 Características

1. LOS SOFISTAS

1.1 CONTEXTO

Los sofistas son un conjunto de pensadores griegos que vivieron durante los
siglos V-IV a. C. durante el periodo histórico que conocemos como época clásica.
Aunque procedían de las más diversas polis la mayoría de ellos desarrollaron su
actividad (al menos en algún momento de su vida) en Atenas, que se había constituido
en el centro de un auténtico imperio al hacerse con el control de la Liga de Delos.

En el 479 a.C. lideradas por Atenas, las ciudades-estado (polis) griegas se


aliaron para formar un gran ejército capaz de enfrentarse a los poderosos persas y
detener su avance hacia Grecia. Los derrotaron en la batalla de Platea. Esta victoria
traerá, por un lado, el esplendor económico, político y militar de Atenas, y por otro lado,
el paso de una aristocracia a una democracia, pues dado que la victoria sobre los persas
había exigido la colaboración de todos sus ciudadanos, ahora también todos exigen el
derecho de participar en la vida política de la polis. Ello va a propiciar el desarrollo de la
Oratoria y la Retórica: las artes de hablar persuasivamente en el ágora (=plaza pública)
para tener éxito político.

Los “sofistas” son filósofos/pedagogos que crean escuelas donde enseñan


dichas “artes parlamentarias”, artes de hablar bien en público para convencer al
auditorio con argumentos. Sofista son, por tanto, los que poseían habilidad oratoria y

6
eran capaces de enseñarla. Son excelentes oradores, viajeros, gente formada y con
experiencia, que abandona su patria y recorren la Hélade mostrando sus habilidades y
enseñando a los ciudadanos sus conocimientos.

Son considerados corruptores de la juventud y responsables de la decadencia


moral de Atenas, y criticados en su condición de extranjeros escépticos y burlones.

1.2 CARACTERÍSTICAS:

1. Los sofistas ejercen como profesionales del saber, cobrando un sueldo (su
enseñanza está orientada al triunfo social y, por lo tanto, tiene un valor en el
mercado). Orientan sus enseñanzas a obtener fines prácticos, a triunfar en la
vida política.

2. Enseñaban la areté (virtud) política, la virtud10 política, el conjunto de


habilidades, cualidades y saberes necesarios para triunfar en la política y en los
pleitos11. Emplean preferentemente la retórica (el arte del “buen decir”, arte de
persuadir, convencer, independientemente de las razones aducidas) y la erística
o dialéctica (el arte de la disputa). El ágora (=plaza pública) es el lugar propio
del saber sofístico.

3. Con los sofistas se produce el llamado “giro antropológico” de la filosofía


griega: frente a los primeros filósofos presocráticos, que son Físicos o
Cosmólogos (se centran en el estudio de la physis), los sofistas se ocupan
principalmente del ánthropos, es decir, del hombre. Sus temas filosóficos
principales se refieren a la Moral, la Política, el Conocimiento, la Religión, el
Lenguaje, etc.

4. Se centran en el ámbito de la nomos o ethos: Nomos: ley, es el conjunto de


normas establecidas por las que se rige la comunidad humana, la ciudad,
porque los hombres hemos convenido que sea así. Estas leyes son, por
tanto, relativas.

10
Mientras las polis tuvieron gobiernos de corte aristocrático la virtud era considerada patrimonio exclusivo
de la nobleza a la que correspondía por nacimiento. Ahora, y tras el triunfo de los sistemas democráticos,
se irá imponiendo la idea de que la virtud es enseñable (y los sofistas colaborarán como nadie en la difusión
de esta idea).
11
En Atenas no había abogados que defendieran al acusado, cada uno tenía que defenderse a sí mismo
delante de un tribunal compuesto por ciudadanos elegidos al azar que con frecuencia daban la razón a quien
mejor hablaba.

7
5. Siguen el llamao principio de homomensura: los dioses existen para los que
creen en ellos y no existe para los que no creen. Un buen sofista no se pronuncia
a este respecto.

6. Los rasgos más característicos de los sofistas son los que se refieren a su
postura ante la verdad. Defienden:

✓ Un Relativismo: no existe la verdad absoluta, sólo existe la verdad de


cada uno que no tiene por qué coincidir con la de los demás. De aquí se
deriva un subjetivismo: cualquier conocimiento es válido solo para cada
individuo particular.

✓ Un Escepticismo: si es que existe la verdad absoluta, el hombre no


puede llegar a conocerla.

7. Fueron los primeros que reconocieron el valor formativo del saber y elaboraron
el concepto de Cultura (Paideia = formación), entendida como educación, es la
sabiduría puesta al servicio de la educación del ciudadano común.

1.3 PRINCIPALES REPRESENTANTES:

• Protágoras: establece que la realidad es solo lo que, en cada momento, se


presenta al individuo a través de los sentidos. Su máxima es: “El hombre es la
medida de todas las cosas”

• Gorgias: Defendió el escepticismo más radical. “Nada existe de modo


inmutable; suponiendo que algo existiese de tal modo, no sería cognoscible; y
suponiendo que fuera cognoscible, no sería comunicable”.

• Pródico: afirmó que ninguna religión es verdadera, que las creencias religiosas
surgen de la inclinación psicológica de los hombres a adorar aquello de lo que
depende su vida o les infunde temor. Los seres divinos de los que hablan las
religiones no son más que creaciones de nuestra subjetividad debido al temor y
a la necesidad.

8
2. SÓCRATES (470-399 apróx.)

2.1 Introducción

Nace en Atenas, sobre el 470 a. C., de padre escultor y madre comadrona. No


interviene en política (a diferencia de los sofistas), y no dejó nada escrito. Practica un
tipo de enseñanza directa, mediante el empleo del diálogo. De aspecto desaliñado y
poco agraciado (tripudo, chato y de grandes labios), de complexión robusta, siempre va
descalzo y con el mismo vestido sea invierno o verano. A pesar de su aspecto, es un
hombre de gran vida interior que cautiva a sus oyentes. Se le ve siempre rodeado de
los jóvenes atenienses de buena familia. Es un hombre libre y honrado, que se opone a
algunas condenas injustas y se niega a arrestar a un inocente en la época de los Treinta
Tiranos. Restaurada la democracia no goza de las simpatías del partido conservador y
es acusado en la asamblea y condenado a muerte. Tiene 70 años. Se le condena por
“impiedad” y “corruptor de la juventud” y buscan su destierro. Sin embargo, él prefiere la
muerte pues considera que no ha hecho nada y aceptar el exilio sería tanto como
reconocer su culpa. Así bebe la cicuta desoyendo las invitaciones a huir de sus
discípulos: como él mismo dijo si respetó las leyes de su ciudad cuando le fueron
favorables, no va a despreciarlas ahora que le tratan mal.

Sócrates, “El más sabio entre los hombres”

La historia cuenta que Querofonte, un amigo de Platón, fue a consultar al Oráculo de


Delfos y preguntó quién era el más sabio. A esta pregunta el Oráculo respondió que el
más sabio de todos los hombres era Sócrates*; éste al enterarse se sorprende
enormemente porque él no reconoce en sí mismo ninguna sabiduría superior a la que
poseen los demás hombres. Ante esta situación, Sócrates llega a la conclusión de que
las palabras del Oráculo encierran alguna clase de enigma y se propone descifrarlo.

Inicia a partir de entonces una especie de pesquisa entre sus conciudadanos,


interrogando a todos aquellos que son popularmente tenidos como sabios.

Comienza entonces su tarea interrogando a los políticos, quienes suelen sostener que
lo saben todo y ofrecerse para resolver toda clase de problemas. Sócrates los interpela
acerca de qué es la justica, pero le dan respuestas erróneas o no tienen absolutamente
ninguna contestación.

Sigue su labor e interroga a los poetas ya que en sus poemas generalmente dicen cosas
profundas y maravillosas, pero frente a los cuestionamientos Sócrates descubre que los

9
poetas resultan incapaces de dar razón de lo que dicen, porque cuando hablan no son
sus palabras las que expresan, sino que son las palabras de las musas, y de ahí que no
comprendan el sentido de los dichos que sus propias voces enuncian.

Finalmente, Sócrates interroga a los artesanos que tienen, efectivamente, un saber más
positivo debido a que saben fabricar cosas útiles y dar razón de cada uno de los
procedimientos que llevan adelante para hacerlo; pero encuentra Sócrates que por
conocer todo lo que respecta a sus especialidades, los artesanos creen saber también
de las cosas que no son su especialidad, y quienes crean esto no podrán ser los más
sabios de entre los hombres.

Llegado este punto Sócrates comprende la verdad tras las palabras del oráculo: los
demás creen saber, cuando en realidad no saben y peor aún: no tienen conciencia de
su propia ignorancia; conciencia que Sócrates sí posee y que se pone de manifiesto en
su frase “sólo sé que nada sé”. Es exactamente ahí donde reside toda su sabiduría, en
reconocer su ignorancia.

Al llegar a esta conclusión Sócrates queda convencido de que las palabras del Oráculo
le estaban encomendando una misión, a saber: examinar a los hombres para mostrarles
lo frágil de su supuesto saber, para hacerles ver que, en realidad, no saben nada;
llevarlos a tomar conciencia de los límites de la naturaleza humana, y librarlos de la
ilusión de falso saber en la que se encuentran absortos.

2.2 Características

La influencia de Sócrates en la historia de la filosofía es enorme, aunque nunca escribió


nada. Conocemos su vida que transcurre íntegramente en Atenas, y su pensamiento
gracias a los Diálogos de su discípulo Platón. Según Aristóteles (que se tomó en serio
la tarea de conocer qué habían dicho sus predecesores) se pueden atribuir claramente
a Sócrates dos cosas: la argumentación inductiva y la definición universal (aunque
estos términos, "inducción», «definición universal», forman parte del vocabulario
filosófico de Aristóteles y no fueron empleados, que se sepa, por Sócrates). Aunque
pasó toda su vida tratando de formar buenos ciudadanos, excelentes y virtuosos, para
así conseguir una ciudad también excelente se sabe que fue condenado por un tribunal
“democrático” ateniense a beber cicuta acusado de corromperé a la juventud y de ser
impío con los dioses de la ciudad.

Podemos destacar como características de su filosofía las siguientes:

10
1. No cobra por enseñar, no entiende el saber como instrumento al servicio
del éxito social, y por tanto como algo que tiene un precio en el mercado, sino
como búsqueda de la verdad.

2. Si la virtud (areté=excelencia que nos proporciona felicidad) es para los


sofistas la búsqueda del éxito político mediante la palabra bella, bien
adornada y persuasiva, para Sócrates se convierte en el cuidado del alma
mediante la palabra que solo aspira a la verdad (aunque no sea una palabra
bella)

3. El hombre puede conocer verdades universales gracias a su alma racional,


es decir, gracias a su logos. Pues dentro del alma humana se halla el saber
común, verdadero para todo ser racional, solo que dormido/olvidado, pero
esperando salir a la luz.

4. Siguiendo con lo anterior, podemos decir que mantiene una doctrina


antirrelativista y antiescéptica: la verdad, y por tanto, el conocimiento, es
posible. Defiende una nueva concepción del saber y la verdad, que radican
en las definiciones universales creía que, por encima de las opiniones
particulares de la gente, existía una verdad única y absoluta que podía
ser descubierta, ya que se encontraba en el interior de cada uno. Todo
el esfuerzo de los ciudadanos debía concentrarse en descubrir esa verdad,
y no en convencer a los demás de sus opiniones particulares.

5. Su filosofía se dirige a descubrir las verdades morales de carácter universal


que abriga el alma humana dentro de sí misma. Verdades morales como
Bien, Justicia, Amistad…que Sócrates tratará de definir con precisión, porque
conocerlas nos proporciona virtud (=excelencia en nuestro modo de ser).

6. Defiende un intelectualismo moral, que se puede definir como aquella


teoría filosófica moral, según la cual, el saber y la virtud coinciden. Su gran
preocupación es hacer posible la conducta y la educación moral del hombre.
Solamente sabiendo qué es lo justo se puede obrar justamente.. Según esto
la virtud puede y debe ser enseñada, de esta manera, nadie se comportaría
mal, ya que “nadie yerra el golpe queriendo”.

7. Adopta como método el diálogo. Aunque también los sofistas son maestros
del diálogo, éstos lo entienden, sobre todo, como discusión, por el contrario,
el diálogo será usado por Sócrates como medio de aproximación a la verdad,
al conocimiento.

11
12
8. El método socrático : Sócrates mantiene la creencia de que puede
alcanzarse el conocimiento objetivo y universal sobre aquello que interesa al
hombre, su vida ética. Para ello ha de encontrar la verdad. La verdad la lleva
cada uno en sí mismo y tiene que descubrirla; desde fuera sólo cabe que
alguien ayude a otro a descubrirla es decir, que haga de comadrona,
mediante la mayéutica. A SÓCRATES le gustaba afirmar que había heredado
el oficio de su madre. Este oficio lo ejercía él ayudando a que los hombres
"dieran a luz" la verdad.

La mayéutica (“arte de asistir a los partos”), como método socrático tiene


dos momentos y concluye en la definición:

1. La ironía: Según Sócrates, la ignorancia es el peor mal que un hombre


pueda padecer y por eso es preciso querer salir de ella. Pero esto sólo
se logra si se es consciente de esa ignorancia. En esto consiste el primer
momento del método: poner al interlocutor en el aprieto de tener que
reconocer su ignorancia y, así, disponerlo a buscar la verdad de la cosa
que ignora aceptando la ayuda que se le ofrece.

Frente a la autosuficiencia de los sofistas (lo saben todo), Sócrates se


presenta humildemente con una autodefinición: “sólo sé que no sé nada”.

Es decir, la ironía es el arte de hacer preguntas tales que hagan descubrir


al otro su propia ignorancia. el que cree saber cae entonces en la cuenta,
acorralado por las preguntas de Sócrates, de que no sabe nada.

2. La mayéutica (mayeusis= parto). Consiste en dar a luz la verdad que


cada uno lleva dentro por medio del diálogo.

3. La definición: supone llegar al fondo de las cosas, desvelar la verdad,


formular con palabras precisas la verdad descubierta.

12
Sin duda, Sócrates, conocía las investigaciones de los filósofos anteriores acerca de la naturaleza, pero
pronto debió de quedar decepcionado por sus planteamientos y decidió dedicarse a reflexionar sobre sí
mismo y sobre la vida en la ciudad: “Nada me enseñan la tierra y los árboles, sino los seres humanos en la
ciudad” (Fedro, 230d)

12
PLATÓN

1.BIOGRAFÍA Y OBRAS

2.LA TEORÍA DE LAS IDEAS

• Introducción

• Influencias

• Los dos mundos

• Idea: definición, características, jerarquía

• Etapas

• El demiurgo

• Relación entre el Mundo Sensible y el Inteligible.

3.LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

• Mito la Caverna y su explicación

• La reminiscencia y el amor

• La dialéctica y el pasaje de la línea

4.LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA

5.LA TEORÍA POLÍTICA

• Formas de organización de la sociedad

• Educación

• Formas de gobierno

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1. BIOGRAFÍA Y OBRAS

Aristocles (427-347 a.C.), llamado más tarde Platón por lo ancho (platys) de sus
hombros o de su frente, nació en Atenas, hacia el 427 a.C. De familia aristocrática, tanto
él como sus parientes creían descender directamente de los dioses. A los 20 años
conoce a Sócrates, al que estará muy ligado durante toda su vida. Pronto se sintió
inclinado hacia la acción política (entre los Treinta Tiranos de Atenas hubo dos parientes
suyos y varios conocidos), pero se desilusionó cuando condenaron a muerte a Sócrates.
Se dio cuenta de que la legislación y la moralidad estaban corrompidas, y llegó a la
conclusión de que sólo la filosofía puede mostrar dónde está la justicia: "No acabarán
los males hasta que llegue la raza de los filósofos auténticos y limpios al poder, o hasta
que los políticos no se pongan a filosofar en serio". Su filosofía tiene una finalidad
claramente práctica, política. Y en su Academia pretende educar a los futuros
gobernantes-filósofos. Su ilusión: crear un Estado en el que la muerte de Sócrates -el
mejor, más sabio y justo de los hombres conocidos- resulte imposible.

Obras

Las obras de Platón están escritas en forma de diálogo y suponen, como se ha


afirmado frecuentemente, una “ventana abierta a los problemas de la época”, tanto por
los temas que se tratan como por los personajes que intervienen en ellas y que encarnan
maneras definidas de pensar muy acordes con el momento.

Platón es un gran escritor, tal vez el más brillante de toda la filosofía griega, pues su
estilo es claro, y tiene, en muchas ocasiones, un alto valor literario. No deja de ser
curioso que exponga, no sólo su pensamiento, sino también el de sus oponentes,
trasmitiéndonos así un completo y variado retrato intelectual de su época. De Platón nos
quedan muchas obras escritas. Aunque se cree que sus lecciones de la Academia, su
obra científica, se ha perdido, nos quedan sus diálogos, conversaciones imaginarias
entre personajes conocidos de la época. Por las obras platónicas desfila toda la élite
ateniense de su tiempo y, por ello, son de una riqueza costumbrista, social, psicológica,
biográfica e histórica de primera fila, pero, sobre todo, literarias.

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Casi todos los diálogos tienen una estructura similar: al comienzo se presenta
la cuestión fundamental de la que tratará la obra. A continuación, y, normalmente
a través de preguntas y respuestas, se muestra la falsedad de ciertas opiniones
manifestadas por los interlocutores. Finalmente, mediante un proceso mayéutico,
se conduce el diálogo hacia el descubrimiento de la verdad. Platón, además, incluye
en sus diálogos numerosos ejemplos y mitos para intentar hacer más sencilla y didáctica
la exposición de su obra. Y es que no podemos olvidar que Platón quería que su
pensamiento se comprendiera y divulgara, pues estaba firmemente convencido
de que éste era el único modo de educar en la verdad al pueblo ateniense.

Ahora bien, eso no quiere decir que no existan, también, en sus obras pasajes
oscuros y complicados, sobre todo aquéllos en los que el propio Platón revisa sus ideas
o en los que expone los temas más abstractos de su pensamiento.

En cuanto a la fecha de su escritura, y aunque existen diferencias entre unos


comentaristas y otros, lo más habitual es dividir sus diálogos en cuatro períodos:

✓ Período socrático: reciben este nombre porque intentan reflejar la personalidad


y las ideas de Sócrates, así como exonerarle de las inculpaciones que le llevaron
a la muerte:

- La apología: es una defensa de Sócrates.

- Critón: se describe a Sócrates como a un buen ciudadano que a pesar


de lo injusto de su condena desea dar su vida obedeciendo las leyes de
su Estado.

- Lisis: sobre la amistad.

- Protágoras: la virtud puede ser enseñada.

- Laques: sobre la valentía

- Cármides: sobre la templanza.

- Eutrifón: sobre la impiedad, no respetar a los dioses.

✓ Período de transición: en este periodo se refleja el pensamiento pesimista


sobre el hombre, la belleza, los mitos; emergen influencias órfico-pitagóricas, se
critica a los sofistas y empiezan las teorías sobre el conocimiento:

- Hipias Menor: sobre la mentira y la verdad.

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- Hipias Mayor: sobre la belleza.

- Gorgias: sobre la retórica y la justicia.

- Menéxeno: parodia retórica de las oraciones fúnebres.

- Eutidemo: sobre los engaños de los últimos sofistas.

- Crátilo: teoría sobre el lenguaje.

- Menón: sobre si la virtud es enseñable. Hace correcciones sobre lo que


sería la futura teoría de las ideas. Doctrina de la reminiscencia.

✓ Período de madurez: en estos escritos, el autor, desarrolla sus más famosas


teorías: las Ideas, el conocimiento, la dialéctica, la organización del Estado.

- Banquete: desarrolla la teoría platónica del amor y de las Ideas.

- Fedón: sucede en la cárcel; Sócrates aguarda tranquilamente la muerte


y dialoga sobre la inmortalidad del alma y la filosofía.

- República: es la descripción ideal del Estado, es con mucho, el diálogo


más amplio de esta época y recoge todos los temas principales del
filósofo.

- Fedro: vuelve a tratar acerca del amor, la belleza y el alma.

✓ Período de vejez: suponen en muchos casos una fuerte crítica a algunas de sus
teorías anteriores:

- Parménides: autocrítica de la teoría de las Ideas.

- Teeteto: versa sobre el conocimiento.

- Sofista y Político: son dos diálogos que debían ser completados con un
tercero, el Filósofo, que nunca escribió.

- Filebo: sobre el placer y el bien.

- Timeo

- Critias

- Las leyes

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2. LA TEORÍA DE LAS IDEAS13 (Plano ontológico)

Introducción

La motivación inicial de la filosofía de Platón fue fundamentalmente política y


moral, motivación que se vio reforzada por la influencia de su maestro Sócrates. La
necesidad de pensar el fundamento de la justicia y el orden social condujo a Platón a
considerar que éstos no pueden basarse en un mero relativismo, como decían los
sofistas, ni pueden ser solo fruto de un pacto social. El estudio de este fundamento,
generalizado desde la ética hasta toda realidad, conducirá a Platón a la formulación de
la teoría de las ideas o de las formas que es el centro de toda su filosofía

Su pensamiento se encaminará a buscar el auténtico objeto del conocimiento y,


bajo la influencia pitagórica, considerará las matemáticas como modelo de
conocimiento.

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Esta teoría constituirá la base sobre la que se asiente toda su filosofía, desde la física, hasta la ética y la
política, pasando por la antropología y la teoría del conocimientos. Sin embargo en las obras de Platón
nunca aparece la teoría de las ideas desarrollada como tal teoría.

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Influencias

Platón intentó conciliar posturas presocráticas ya que, dando la razón a Heráclito,


afirma que el mundo sensible está continuamente sometido al cambio y al devenir. Pero
Parménides tiene razón, piensa Platón, si en lugar de pensar en el mundo que captan
nuestros sentidos, pensamos en aquellas entidades que, como los números o las figuras
geométricas, no se alteran.

Platón afirma que la posibilidad de un conocimiento verdadero, apoyado en


verdades absolutas, hace necesaria la existencia de realidades inmutables, ya que un
conocimiento que tenga por objeto algo cambiante no es verdadero conocimiento.

Sin embargo, la experiencia le dice al hombre que en el mundo en el que vive


todas las cosas son particulares, contingentes, cambiantes. Como consecuencia de
todo ello, Platón se va a ver obligado a afirmar que, además del mundo sensible en el
que vive el hombre, compuesto todo él de objetos particulares, contingentes y en
continuo cambio, existe otro mundo cuyos objetos son necesarios, universales e
inmutables: es el mundo de las ideas

Así es como Platón plantea su Teoría de las Ideas, que constituirá la base sobre
la que se asiente todo su proyecto filosófico, desde la física hasta la ética y la política
pasando por la antropología y la teoría del conocimiento.

Teoría de las Ideas: los dos mundos

La teoría de las ideas afirma la existencia de dos mundos:

1. El Mundo Sensible:

▪ Aquél en el que vive el hombre

▪ Compuesto de objetos particulares, contingentes y cambiantes que son


copia de la verdadera realidad

▪ Lo experimentamos a través de los sentidos

▪ Es pura apariencia

▪ No hay un saber fijo y cierto a cerca de este mundo y, por tanto, sobre él
no se puede hacer ciencia.

2. El Mundo Inteligible:

▪ Compuesto de objetos inmutables, necesarios y universales

▪ Es el mundo de las ideas que son independientes del mundo físico

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▪ Las ideas constituyen la auténtica realidad

▪ Su conocimiento es posible mediante el ejercicio del intelecto

▪ Las ideas encierran el verdadero ser de las cosas, su esencia

▪ Sobre este mundo y sus objetos sí que es posible un saber cierto y


seguro, sí que es posible hacer ciencia.

A cada clase de objetos que existen en el mundo sensible corresponde una idea,
una esencia, en el mundo suprasensible, y esta idea es la auténtica realidad. El mundo
sensible, el mundo en el que vive el hombre es, pues, una realidad de segunda clase,
de categoría inferior, que únicamente es en la medida en que participa del mundo ideal,
inteligible.

Ideas: definición y características. Jerarquía

Las ideas son, entidades necesarias, inmutables y eternas que tienen


realidad por si mismas, independiente del mundo sensible y a las que se puede
acceder a través de la inteligencia.

Tienen las siguientes características (cada una de las ideas reúne las
características del ser de Parménides):

a) Las ideas son seres, en el pleno sentido de la palabra. Son inmutables, eternas,
universales e inmateriales. Solo hay una idea de “justicia” y solo hay una idea de
“árbol” si bien, todas las acciones justas así como todos los árboles de la
naturaleza no son sino una copia o representación sensible de estas ideas
eternas e inmutables.

b) Las ideas son objetivas. Son realidades ideales auténticas y arquetipos


ideales de todo lo sensible. Son indivisibles.

c) Son las causas de las cosas, así las cosas bellas son tales porque imitan o
participan de la Idea de Belleza o de la Belleza en sí.

d) Se encuentran jerarquizadas:

1. Por encima de todas estaría la Idea de Bien, principio supremo del orden
y el conocimiento. Es la causa de la esencia y existencia de las demás
ideas, es como el Sol del mundo inteligible (Mito de la Caverna, p. 31). Es la

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causa universal de todas las cosas buenas y bellas… la fuente de la
verdad y la razón.

2. En segundo lugar, las Ideas morales de Sabiduría, Ser, Uno, Belleza y


Justicia.

3. En tercer lugar, las Ideas de matemáticas (tales como la de Igualdad,


Desigualdad, Unidad, etc.)

4. En último término las Ideas correspondientes a entidades sensibles. Son


las ideas de las cosas materiales y artificiales que integran el mundo físico.

Esta relación jerárquica entre las Ideas le lleva a postular una cierta unidad en el
ámbito del mundo inteligible: cada Idea participa de las situadas en un plano superior,
por lo tanto, todas participan de la Idea de Bien y, consiguientemente, todas se hallan
unificadas mediante la Idea de bien. Todas las ideas están relacionadas siguiendo un
orden lógico, formando un “symploké”, un todo organizado y armonioso.

Etapas

La teoría de las Ideas pasó por etapas distintas:

En la primera, la Filosofía platónica estuvo muy marcada por la socrática y el


objetivo central de Platón es encontrar la definición de virtud. Sócrates defiende que
tiene que haber algo común a todas las posibles concepciones de una virtud
determinada (por ejemplo la justicia o el valor) y ese “algo común” es lo que Platón llama
Idea.

La palabra idea viene del griego Eidós, participio de pasado del verbo “ver”. En
este sentido la idea sería lo visto. En esta primera etapa, la teoría de las Ideas tiene una
intención práctica, pues es el fundamento último o la referencia de las virtudes.

En la etapa de madurez, representada por la República, las Ideas han pasado


a ser esencias, traducción habitual de eidós. Las Ideas son ahora “aquello por lo que
una cosa es lo que es”, es decir, la forma única de algo múltiple. Lo característico de
esta etapa es que las Ideas tienen ahora una existencia propia en inmundo separado.
Como consecuencia de esta teoría, surge la duplicación del mundo, expresada en el
mito de la caverna, entre mundo sensible y mundo inteligible.

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El Demiurgo

Platón dedica una de sus últimas obras, Timeo, a explicar su concepción del
mundo sensible, del "mundo visible", mundo que se encuentra entre el ser y el no ser,
sin verdadera y propia realidad, siempre cambiante, y que no es sino una imagen, una
copia de la idea a la que tiende a imitar sin conseguirlo nunca.

Este mundo ha sido hecho por el Demiurgo. No se trata de que el Demiurgo


haya creado el mundo de la nada (el concepto de creación no existe en la cultura griega);
lo que el Demiurgo ha hecho, por ser sumamente inteligente y bueno, es actuar sobre
una materia informe y caótica, que existía desde siempre, y sacarla de su estado de
confusión y desorden (caos) para llevarla a un estado de orden (cosmos). Y para llegar
a este cosmos se ha servido como modelo de las ideas, fundamentalmente teniendo en
cuenta la idea de bien, ideas que también existían desde siempre.

Si el cosmos imperfecto, no lo es por voluntad del Demiurgo, sino porque la


materia es esencialmente limitada y cambiante y no tiene capacidad para recibir
perfecciones más que en grado limitado.

Relación entre el mundo inteligible y el mundo sensible

- Imitación: las cosas imitan a las ideas, pero explicar cómo se da esta
imitación le plantea problemas a Platón (esta explicación es propia de los
diálogos de madurez).

- Participación: las cosas participan de las ideas. Esta explicación es propia


de los diálogos de juventud. Pero Platón también termina desechando la
participación.

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3. LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO (Plano epistemológico)

A continuación, se relata el “mito de la Caverna) que enlaza la concepción platónica de


la realidad (teoría de las Ideas) con su teoría del conocimiento.

"Ahora -proseguí- represéntate el estado de la naturaleza humana, con relación


a la educación ya su ausencia, según el cuadro que te voy a trazar. Imagina un antro
subterráneo, que tenga en toda su anchura una abertura que dé libre paso a la luz, y en
esta caverna, hombres encadenados desde la infancia, de suerte que no puedan mudar
de lugar ni volver la cabeza a causa de las cadenas que les sujetan las piernas y el
cuello, pudiendo solamente ver los objetos que tienen enfrente. Detrás de ellos, a cierta
distancia y a cierta altura, supóngase un fuego cuyo resplandor los alumbra, y un camino
elevado entre este fuego y los cautivos. Supón a lo largo de este camino un tabique,
semejante a la mampara que los titiriteros ponen entre ellos y los espectadores, para
exhibir por encima de ella las maravillas que hacen.

- Ya me represento todo eso, dijo

- Figúrate ahora unas personas que pasan a lo largo del tabique llevando objetos
de toda clase, figuras de hombres, de animales de madera o de piedra, de suerte que
todo esto sobresale del tabique. Entre los portadores de todas estas cosas, como es
natural, unos irán hablando y otros pasarán sin decir nada.

-¡Extraños prisioneros y cuadro singular!, dijo.

-Se parecen, sin embargo, a nosotros punto por punto, dije. Por lo pronto, ¿crees
que puedan ver otra cosa, de sí mismos y de los que están a su lado, que las sombras
que el fuego proyecta enfrente de ellos en el fondo de la caverna?

-¿Cómo habían de poder ver más, dijo, si desde su nacimiento están precisados
a tener la cabeza inmóvil?

-y respecto de los objetos que pasan detrás de ellos, ¿pueden ver otra cosa que
las sombras de los mismos?

-¿Qué otra cosa, si no?

-Si pudieran conversar unos con otros, ¿no convendrían en dar a las sombras
que ven los nombres de las cosas mismas?

-Por fuerza.

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- y si en el fondo de su prisión hubiera un eco que repitiese las palabras de los
transeúntes, ¿se imaginarían oír hablar a otra cosa que a las sombras mismas que
pasan delante de sus ojos?

-¡No, por Zeus!, exclamó.

-En fin, no creerían que pudiera existir otra realidad que estas mismas sombras
de objetos fabricados, dije yo.

-Es forzoso por completo, dijo.

-Mira ahora, proseguí, lo que naturalmente debe suceder a estos hombres, si se


les libra de las cadenas y se les cura de su ignorancia. Que se desligue a uno de estos
cautivos, que se le fuerce de repente a levantarse, a volver la cabeza, a marchar y mirar
del lado de la luz; hará todas estas cosas con un trabajo increíble; la luz le ofenderá a
los ojos, y el alucinamiento que habrá de causarle le impedirá distinguir los objetos cuyas
sombras veía antes. ¿Qué crees que respondería si se le dijese que hasta entonces
sólo había visto fantasmas y que ahora tenía delante de su vista objetos más reales y
más aproximados a la verdad? Si enseguida se le muestran las cosas a medida que se
vayan presentando y a fuerza de preguntas se le obliga a decir lo que son, ¿no se le
pondrá en el mayor conflicto y no estará él mismo persuadido de que lo que veía antes
era más real que lo que ahora se le muestra?

-Mucho más, dijo.

- y si se le obligase a mirar la luz misma, ¿no sentiría dolor en los ojos? ¿No
volvería la vista para mirar a las sombras, en las que se fija sin esfuerzo? ¿No creería
hallar en éstas más distinción y claridad que en todo lo que ahora se le muestra?

-Así es, dijo.

-Si después se le saca de allí a la fuerza y se le lleva por el sendero áspero y


escarpado hasta encontrar la claridad del sol, ¿qué suplicio sería para él verse
arrastrado de esa manera? ¡Cómo se enfurecería! Y cuando llegara a la luz del sol,
deslumbrados sus ojos con tanta claridad, ¿podría ver ninguno de estos numerosos
objetos que llamamos seres reales?

-Al pronto no podría, dijo.

-Necesitaría indudablemente algún tiempo para acostumbrarse a ello. Lo que


distinguiría más fácilmente sería, primero, sombras; después, las imágenes de los
hombres y demás objetos reflejados sobre la superficie de las aguas, y por último, los
objetos mismos. Luego, dirigiría su mirada al cielo, al cual podría mirar más fácilmente
durante la noche a la luz de la luna y de las estrellas que en pleno día a la luz del sol. Y

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al fin podría, creo yo, no solo ver la imagen del sol en las aguas y dondequiera que se
refleja, sino fijarse en él y contemplarlo allí donde verdaderamente se encuentra y tal
cual es.

-Necesariamente, dijo.

-Después de esto, comenzando a razonar, llegaría a concluir que el sol es el


que crea las estaciones y los años, el que gobierna todo el mundo visible y el que es,
en cierta manera, la causa de todo lo que se veía en la caverna.

-Es evidente que llegaría, después de aquéllas, a hacer todas estas reflexiones,
dijo.

- y ¿qué? Si en aquel acto recordaba su primera estancia, la idea que allí se tiene
de la sabiduría y a sus compañeros de esclavitud, ¿no se regocijaría de su mudanza y
no se compadecería de la desgracia de aquellos?

-Efectivamente.

-¿Crees que envidiaría aún los honores, las alabanzas y las recompenses que allí,
supuestamente, se dieran al que más pronto reconociera las sombras a su paso, al que
con más seguridad recordara el orden en que marchaban yendo unas delante y detrás
de otras o juntas, y que en este concepto fuera el más hábil para adivinar su aparición;
o que tendría envidia a los que eran en esta prisión más poderosos y más honrados?
¿No preferiría, como Aquiles en Homero, 'trabajar la tierra al servicio de un pobre
labrador' y sufrirlo todo antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?

-No dudo que estaría dispuesto a sufrir cualquier destino antes que vivir de esa
suerte, dijo.

-Fija tu atención en lo que voy a decirte, seguí. Si este hombre volviera de nuevo
a su prisión para ocupar su antiguo puesto, al dejar de forma repentina la luz del sol,
¿no se le llenarían los ojos de tinieblas?

-Ciertamente, dijo.

- y si cuando no distingue aún nada, antes de que sus ojos hayan recobrado su
aptitud, lo que no podría suceder en poco tiempo, tuviese precisión de discutir con los
otros prisioneros sobre estas sombras, ¿no daría lugar a que estos se rieran, diciendo
que por haber salido de la caverna se le habían estropeado los ojos, y no añadirían,
además, que sería para ellos una locura el intentar semejante ascensión, y que si alguno
intentara desatarlos y hacerlos subir sería preciso cogerle y matarle?

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- y bien, mi querido Glaucón, dije, ésta es precisamente la imagen que hay que
aplicar a lo que se ha dicho antes. El antro subterráneo es este mundo visible; el fuego
que le ilumina es la luz del Sol; en cuanto al cautivo, que sube a la región superior y que
la contempla, si lo comparas con el alma que se eleva hasta la esfera inteligible, no
errarás, por lo menos, respecto a lo que yo pienso, ya que quieres saberlo. Sabe Dios
sólo si es conforme con la ver- dad. En cuanto a mí, lo que me parece en el asunto es
lo que voy a decirle. En los últimos límites del mundo inteligible está la idea del bien,
que se percibe con dificultad; pero una vez percibido no se puede menos de sacar la
consecuencia de que ella es la causa primera de todo lo que hay de bello y de recto en
el universo; que, en este mundo visible, ella es la que produce la luz y el astro de que
ésta procede directamente; que en el mundo invisible engendra la verdad y la
inteligencia en fin, que ha de tener fijos los ojos en esta idea el que quiera conducirse
sabiamente en la vida pública y en la vida privada."

(República. Libro VII. 514a-517c).

En La República nos relata a través de un mito (que utiliza como ejemplo


explicativo, no como explicación real de las cosas) este proceso del conocimiento que
lleva al hombre desde las cosas sensibles hasta las grandes ideas fundamentadoras de
la realidad, y también, muestra la tarea del filósofo que no acaba solo en el conocimiento.

Platón imagina unos hombres que viven dentro de una caverna en la que no
entra ninguna luz del exterior. Esta caverna representa el mundo sensible, el mundo
material de las apariencias pues estos hombres viven sentados y atados, de tal forma
que solo pueden mirar una pared que tienen delante de ellos. Detrás de ellos,
continuamente, pasan frente al foco de un fuego, objetos, de tal modo que, por la luz de
las antorchas, estos objetos proyectan sus sombras en la pared, y esas sombras son lo
único que los hombres ven a lo largo de su vida. Pero como los hombres solo pueden
ver la pared y no lo que hay detrás de ellos creen que todo lo que existe es esa realidad
y que las cosas son tal y como las ven en las sombras reflejadas que pasan
continuamente ante sus ojos. Es una perfecta analogía del mundo de la apariencia. Los
hombres sólo vemos en nuestra vida cotidiana sombras cambiantes que tomamos por
la realidad cuando la realidad está detrás y responde a otros objetos inmutables y fijos
en sí que son las ideas.

Pero entre todos estos hombres, a veces, surge uno que es capaz de librarse de
las cadenas que le atan a la silla y dar la vuelta para ver a qué responden las sombras

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que ellos venían tomando como verdades hasta entonces. Ese hombre es el filósofo
y su descubrimiento las ideas.

El filósofo sigue avanzando y la caverna tiene un camino hacia el exterior, es


un camino duro y peligroso, pero el filósofo lo recorre y llega finalmente al mundo
exterior a la caverna. Un mundo donde ya no es una antorcha lo que ilumina el verdadero
ser de las cosas que se refleja en una pared, sino que un inmutable y eterno sol
ilumina y hace así visibles (cognoscibles) el verdadero ser de todas las cosas. El
filósofo ha descubierto en el sol la idea de Bien, aquello que hace inteligible y
posible el verdadero ser de las cosas. En su liberación y ascenso por la caverna el
filósofo ha recorrido el camino hacia el conocimiento, hacia la verdad, hacia la
belleza y hacia el Bien, idea última y suprema, por encima de todas las demás.

Sin embargo, la tarea del filósofo no acaba ahí. No hay que olvidar que la
principal motivación platónica era la política. y ha descubierto su verdad y su belleza,
el bien, el sol que derrama sus rayos sobre todas las cosas, en volver a la caverna.
Descender de nuevo a la oscuridad y a las sombras, sin dejarse engañar ya por
ellas, pues conoce la verdad, y hablar con los otros hombres que siguen
encadenados frente a las sombras (los ciudadanos) para hacerles ver lo que él ha
visto, liberarlos de las cadenas y mostrarles el engaño de las sombras, el camino hacia
el exterior, hacia la verdad, la belleza y el bien. Esta es la tarea del filósofo, mostrar
a todos los ciudadanos, a la ciudad, cuál es el verdadero ser de las cosas y una
vez alcanzado eso poder orientar el camino de la polis según esas verdades. Pero
no es sencillo, concluye Platón, ya que los hombres están tan acostumbrados y
tan acomodados en esa silla, atados, frente a las sombras, y les es tan sencillo conocer
sólo las apariencias, que no se dejan convencer fácilmente y prefieren a menudo
seguir engañándose antes que liberarse de las cadenas y recorrer el duro camino
hacia el Bien.

Igual que el sol da luz y vida a las cosas, es su condición de posibilidad, la


idea de Bien da existencia a todos los seres. Y del mismo modo que los ojos no
ven sino sombras cambiantes y falsas en la oscuridad y ven el verdadero ser de
las cosas cuando la luz los ilumina, el conocimiento humano ve cuando contempla
la idea de Bien.

Platón, para explicar el fenómeno del conocimiento y dar cuenta de cómo


podemos pasar del conocimiento sensible al conocimiento inteligible, ofrece a lo largo
de sus obras tres explicaciones: una mítica y dos filosóficas. La primera, que aparece

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en el Fedón, es la teoría de la reminiscencia. La segunda, contenida en la República, es
la explicación de la dialéctica. Y la tercera, que se encuentra en el Banquete, es la teoría
del amor.

La doctrina de la anamnesis (reminiscencia) y del amor.

Antes de que el alma estuviera encarnada en un cuerpo, permanecía en el


mundo de las ideas, dedicándose a la pura contemplación (a conocer intuitivamente).
Pero cuando se encarnó en un cuerpo es condenada a olvidar lo que contempló. Así,
en su vida terrenal, el alma por los sentidos, percibe objetos sensibles, y dándose cuenta
de que estos son imperfectos, se acuerda de la perfección de las ideas que conoció en
el mundo inteligible. Las cosas le sirven al alma como estímulo para recordar aquello
que conocía pero estaba olvidado.

Por eso Platón va a afirmar que el conocimiento auténtico, el conocimiento


científico, que tiene como objeto las ideas, es recuerdo, “anamnesis”, y no conquista o
adquisición. Es recuerdo de lo que el alma, que es afín a las ideas, contempló en una
existencia anterior en el mundo trascendente de las ideas.

Las cosas son recordatorios para que el alma actúe sobre sí misma con el fin de
encontrar la idea correspondiente, que sea válida para todos los objetos. Para
expresarlo, Platón recurre a la expresión “ideas en sí”, porque no están ni estarán
condicionadas por ningún objeto real.

En el Fedro, Platón recurre a un mito para explicar cómo el alma conoce las ideas
antes de su entrada en el cuerpo. Es el mito del carro alado (lo veremos más adelante).

Esta doctrina está íntimamente ligada a la concepción platónica del amor. El


amor14 en su concepción de eros (significa amor vinculado al deseo, es el amor
sexualizado, el amor que puede existir en una pareja) tiene un papel muy importante
para Platón, pues es lo que espolea al filósofo hacia el mundo de las Ideas. Según
Platón, el amor es una tensión, un impulso, una fuerza que todo ser siente hacia aquello
de lo que carece. Y de lo que todo ser carece es de belleza, de bien, de perfección. El
amor o eros es el anhelo de belleza que es lo que puede restituir las alas al alma para
que vuelva a su estado originario. Es por tanto, un proceso ascendente, una especie de
dialéctica emocional. Se trata de una ascensión desde las cosas hasta la Idea Suprema
de Bien.

14
Lo que en español designamos con la plabra “amor” era designado en griego con tres expresiones
distintas: eros (deseo), philia (amistad) y ágape (estimación, reciprocidad).

27
La Dialéctica y el Pasaje de la Línea.

La teoría del conocimiento está estrechamente ligada con la concepción de los


dos órdenes de la realidad que afirma Platón. Ya que existen dos mundos, distingue
ahora también dos formas de conocimiento. De este modo establece una correlación
entre el dualismo ontológico (doble realidad integrada por el mundo sensible y el mundo
de las ideas) y el dualismo epistemológico (dos modos de conocer: el conocimiento
intelectual y el conocimiento sensible)

En el “pasaje de la línea” (libro VI de la República), Platón establece dos grandes


niveles de conocimiento: el conocimiento propio del mundo sensible (Doxa) y el
conocimiento propio del mundo inteligible (Episteme), que, a su vez, divide cada uno de
estos dos niveles en otros dos tipos grados de conocimiento de segundo orden:

OPINIÓN O DOXA:

• Conocimiento propio del mundo de las cosas cambiantes, del mundo sensible.

• Se basa en la experiencia o sensibilidad.

• No constituye auténtico conocimiento, solo opinión. No conduce a la verdad


porque sus objetos, las cosas, son individuales, contingentes y mudables.

• Es propio de los hombres que carecen de educación

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Posee dos niveles:

a) Eikasía: conjeturas o imágenes:

• Es el conocimiento más imperfecto porque no vemos los objetos, solo


su sombra o imagen

• Es el conocimiento que el hombre obtiene mediante conjeturas

• En este tipo de conocimiento reina la imprecisión, la confusión.

• Las ciencias propias de este tipo de conocimiento son las Artes, la


Poética y la Retórica, ya que tratan de las imágenes de las cosas.

• Dentro de la "alegoría de la caverna" corresponde al conocimiento


que los prisioneros encadenados tienen de las sombras que el fuego
y los objetos que pasan por la entrada proyectan sobre el fondo de
la cueva.

b) Pistis: creencia:

• Es el conocimiento del mundo sensible propiamente dicho, de las


cosas y animales.

• Es el conocimiento que proporciona creencia.

• Es un conocimiento de realidades que están en continuo cambio, da


origen a enunciados que carecen de estabilidad y, por lo mismo, de
verdad.

• Es un conocimiento que versa sobre las cosas. Aunque es más


perfecto que el anterior no es conocimiento verdadero porque las
cosas no tienen las cualidades de lo real, que es lo estable,
permanente y duradero.

• La ciencia propia de este tipo de conocimiento es la Física, conjunto


de opiniones sobre las cosas o el mundo físico.

• Este tipo de conocimiento corresponde al de los prisioneros liberados


de las cadenas que al salir de la cueva, como les hace daño la luz,
tienen que conocer los objetos a través de sus sombras y de sus
reflejos en las aguas.

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.2°) EPISTEME O CIENCIA:

• Es el auténtico saber, porque es conocimiento racional del mundo de las ideas o


del mundo inteligible.

• Es propio de las personas instruidas, de los filósofos.

• En él se da la "verdad", puesto que sus objetos, las ideas, son universales,


necesarias e inmutables.

• Proporciona ciencia, "episteme", y tiene también dos niveles:

a) "Diánoia", pensamiento o razón discursiva:

• Se trata de un conocimiento racional que discurre yendo de un concepto


a otro.

• Es puramente racional y demostrativo, tal como los teoremas.

• Corresponde a los objetos matemáticos y la ciencia propia son las


matemáticas.

• En la "alegoría de la caverna", corresponde al conocimiento que los


liberados de la cueva tienen de los objetos mismos, y, por la noche, de la
luz de los astros y de la luna.

b) "Nóesis" o conocimiento dialéctico:

• Consiste en la visión inmediata, intuición intelectual de las Ideas, saber


absoluto pleno y verdadero. Tiene como finalidad el conocimiento de la
realidad más perfecta: la Idea del Bien Es la herramienta del
conocimiento más alto, la única que puede acceder a la visión de las
ideas o formas y alcanzar la verdadera realidad.

• La ciencia propia de este tipo de conocimiento es la Dialéctica, porque


es la ciencia que conoce los primeros principios o fundamentos de la
Realidad. Por eso Platón afirma que la dialéctica es la “Ciencia de las
ideas”.

Podemos distinguir:

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- La dialéctica ascendente que es el el método que permite ir de lo
sensible a lo inteligible camino de ascenso del liberado hacia la auténtica
realidad)

- La dialéctica descendente: es el método de deducción (camino de vuelta


del liberado para informar a los que están todavía prisioneros de cuál es
la auténtica realidad) por el que se pueden conocer las relaciones
necesarias entre las Ideas. Se parte de la Ideas suprema o de otras Ideas
para precisar el lugar concreto de una idea en la estructura ordenada y
jeráuquica del mundo de las Ideas sin recurrir para nada a la experiencia.

Desde esta perspectiva, y una vez alcanzada la sabiduría y la Idea de


Bien, se puede ya dar razón de todas las cosas ya que, para Platón, el
conocimiento auténtico es el deductivo, pues conocer lo general nos da
la clave para conocer y ubicar lo particular.

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4. ANTROPOLOGÍA PLATÓNICA

El conocimiento, sirviéndose de la dialéctica y del amor, es el camino hacia las


Ideas. Pero por sí solo no basta: necesita, además, la virtud, la única que puede
enseñarle el camino hacia el Bien y la Justicia.

Por otra parte, ningún ser humano aislado tiene capacidad para ser bueno o
sabio. Para ello necesita a toda la comunidad política, al Estado. En la práctica, esto
significa que sólo la virtud y el Estado hacen posible el acceso a las Ideas, aunque sean
las Ideas el fundamento último de la virtud y del Estado.

La antropología platónica está directamente relacionada con su ética y con su


teoría política

El mito de la caverna enlazaba la concepción platónica de la realidad, o teoría


de las ideas, con su teoría del conocimiento. Otro mito, el del carro alado, enlaza la
teoría del conocimiento con su antropología o visión del ser humano. Ésta se
caracteriza, también, por un decidido dualismo. Si respecto a la realidad habla de ideas
y cosas, respecto al hombre hablaremos de alma y cuerpo.

Se trata de una antropología dualista: para Platón el hombre es un compuesto


de alma y cuerpo.

El alma, afín a las ideas y como ella inmaterial es, por naturaleza, inmortal.
Platón define el alma como una realidad espiritual, inmortal, cuyo lugar es el Mundo de
las Ideas (Mundo Inteligible). Es, además, el principio que anima el cuerpo y sin el cual
éste permanecería sin vida y sin movimiento. Es, por tanto, lo que vincula al hombre con
la realidad verdadera.

El cuerpo es una cárcel para el alma. Es de naturaleza material, mortal,


imperfecta y pertenece al mundo sensible. Mientras se encuentra unida al cuerpo, el
alma aspira a volver al mundo de las Ideas. Por ello, la unión del alma y el cuerpo se
describe como una unión accidental y transitoria.

La unión del alma con el cuerpo no es un estado esencial del alma, sino un
estado accidental y transitorio. Mas aun, no es solo accidental, sino que puede
caracterizarse como antinatural, ya que el lugar propio del alma es, el Mundo de las
Ideas y su actividad más propia es la contemplación de éstas.

Mientras permanece unida al cuerpo, la tarea fundamental del alma es la de


purificarse, prepararse para la contemplación de las ideas. La noción de purificación
supone que el alma se encuentra en estado de impureza. Cabe, pues, plantearse de
donde vienen estas impurezas. Precisamente de la influencia del cuerpo, de sus

32
exigencias y necesidades, que tratan de imponerse tiránicamente al alma, impidiéndole
el ejercicio del conocimiento intelectual. El alma, pues, ha de oponerse al cuerpo y a sus
demandas, y en esto consiste la auténtica sabiduría.

El mito del carro alado, que aparece en el diálogo de madurez Fedro, nos acerca
a la cuestión del alma..

“Imaginemos, pues, que el alma se parece a la conjunción de fuerzas que


hay entre un tronco de alados corceles y un auriga. Pues bien, en el caso de los dioses,
los caballos y los aurigas todos son buenos y de buena raza, mientras que en el de los
demás seres hay una mezcla. En el nuestro, está en primer lugar el conductor que lleva
las riendas de un tiro de dos caballos, y luego los caballos, entre los que tiene uno bello,
bueno y de una raza tal, y otro que de naturaleza y raza es lo contrario de éste. De ahí
que por necesidad sea difícil y adversa la conducción de nuestro carro. Pero ahora
hemos de intentar decir la razón por la que un ser viviente es llamado mortal o inmortal.
Toda alma se cuida de un ser inanimado y recorre todo el cielo, aunque tomando cada
vez una apariencia distinta. Mientras es perfecta y alada, camina por las alturas y rige
el universo entero; pero aquella que ha perdido las alas es arrastrada hasta alcanzar
algo sólido en donde se instala, tomando un cuerpo terrenal que da la impresión de
moverse a sí mismo, gracias a su virtud. Llámese ser viviente al conjunto de este ajuste
entre alma y cuerpo, que recibe además la denominación de mortal. (Fedro, 246 a-d)

El mito compara el alma humana a un carro alado o “fuerza en la cual van


naturalmente unidos un auriga y una pareja de caballos alados”. El auriga conduce un
carro tirado por una pareja de caballos uno de los cuales es blanco, bello y bueno; el
otro, negro, feo y malo.

• El caballo blanco simboliza las tendencias positivas del hombre, las


pasiones nobles como el valor y la voluntad, y se deja conducir muy
fácilmente; es el alma irascible, es inmortal y está localizada en el pecho.
Su virtud es la fortaleza.

• El caballo negro simboliza las tendencias negativas del hombre, los


instintos, los deseos más bajos, el instinto de conservación, la sexualidad;
es el alma concupiscible del hombre, es muy difícil de guiar, es mortal y
está localizada en el vientre. Su virtud es la templanza.

• El auriga simboliza la capacidad intelectual del hombre o pensamiento;


es el alma racional, es inmortal, inteligente y de naturaleza divina. Su
actividad consiste en conocer intelectivamente y gobernar las otras dos
partes del alma. Está localizada en la cabeza. Su virtud es la prudencia.

33
En el Fedro explica la armonía que hay entre las distintas partes del alma. La
armonía se produce cuando la razón gobierna al valor y al deseo. Platón llama justicia
a la virtud que armoniza las otras virtudes del ser humano.

Mediante la virtud se accede al Supremo Bien.

Podemos distinguir tres acepciones del término virtud:

• La virtud como purificación: el virtuoso es capaz de liberarse de las


pasiones que le atan y del cuerpo que le incita tan sólo a los placeres
materiales (influencia pitagórica).

• Virtud como armonía: aparece en la República, donde la justicia es la


virtud más importante. De este modo, para Platón, el hombre justo es
aquel en el que se da una armonía o equilibrio entre las 3 partes del alma:
es justo aquel cuyo alma racional (siendo prudente) domina a la parte
irascible (que será valiente), y ambas orientan al alma concupiscible (que
será atemperada). Surge así un modelo ético basado en el autocontrol y
en un dominio racional de sí mismo.

• La virtud como sabiduría: aquí se deja notar la influencia del


intelectualismo moral de Sócrates, según el cual la sabiduría y la virtud
están asociadas, de manera que nadie hace el mal intencionadamente.

34
35
5. TEORÍA POLÍTICA

El mismo carácter de lastre de lo material que se advierte en la concepción


platónica del hombre, se advierte también en su concepción del Estado. Para Platón la
sociedad está fundamentada en la naturaleza humana y es una prolongación del
organismo humano individual. la sociedad está compuesta de tres estamentos
diferentes (igual que el hombre lo está de tres almas diferentes) y para funcionar
adecuadamente debe organizarse de manera que cada uno de los tres cumplan sus
funciones sin salirse de ellas. Sin embargo la posibilidad de que esto ocurra de forma
perfecta, le parece a Platón imposible. A pesar de todo sólo en el Estado puede alcanzar
el individuo la virtud. Sólo la organización social justa del Estado es capaz de
proporcionar al hombre el acercamiento a la justicia.

Entre las principales preocupaciones de Plantón, figuró desde el principio


la política. Toda su obra se halla gobernada por este interés, no oculta que su objetivo
es el de conseguir su estado ideal.

En su análisis de la Atenas socrática, Platón encuentra dos defectos


fundamentales:

• la incompetencia e ignorancia de los políticos

• las luchas entre de tendencias oligárquicas y democráticas, que


permitían en cualquier momento, que los intereses de grupo
prevalecieran sobre las necesidades del Estado, lo cual resultó ser una
de las principales causas de la relativa inestabilidad del gobierno de las
ciudades-estado griegas.

Todos sus esfuerzos se dirigen pues, a proyectar una reforma política. La base
de la reforma platónica será la educación y la última justificación de sus gobernantes el
saber, entendido en la línea de la identificación socrática entre saber y virtud
(intelectualismo ético).

Platón afirma que el hombre es un ser social por naturaleza. Esto quiere decir
que el hombre tiene una naturaleza que le empuja a vivir en sociedad con los demás
hombres y que el individuo, por sí solo, no puede alcanzar el bien, y necesita vivir en
sociedad para poder hacerlo. Solamente en un Estado justo es capaz el hombre de
alcanzar la justicia (virtud que para Platón consiste en la realización de las demás
virtudes); el Estado tiene, pues, una función salvadora para el individuo.

36
Organización de la sociedad

Para Platón la organización de la sociedad tiene su fundamento en la naturaleza


humana. Si en éste había tres almas, la racional, la irascible y la concupiscible, en la
sociedad hay tres estamentos distintos, cada uno de los cuáles corresponde a una de
las almas del individuo:

Productores (campesinos, artesanos y comerciantes)

Guardianes – guerreros

Gobernantes – filósofos

Y si en el individuo era el alma racional la que debía dirigir a las otras dos, en la
organización social son los gobernantes los que deben dirigir a los guardianes y a los
productores.

La sociedad sólo alcanzará y permitirá al individuo alcanzar la justicia si cada


uno de los grupos sociales cumple adecuadamente con sus funciones fundamentales.

• Los gobernantes tienen como función organizar la sociedad y dirigir a los


ciudadanos hacia la consecución del bien común. Su virtud propia es la
sabiduría, la prudencia. Y como los filósofos son los que han contemplado
la idea de Bien, son los únicos capaces de gobernar.

• Los guardianes tienen como función defender el Estado contra sus


enemigos exteriores y contra las sediciones internas; su virtud específica
es la fortaleza, y deben estar sometidos a los gobernantes.

• Los productores, constituyen la clase más numerosa, tienen como


función producir y elaborar los bienes de consumo necesarios para
satisfacer las necesidades de la comunidad. Su virtud propia es la
templanza, es decir, la moderación en el uso de los bienes y en el afán
de ganancia.

Sólo cuando estos tres grupos vivan en armonía, es decir, cuando cada uno
cumpla con sus funciones sin inmiscuirse en el campo de los demás, se dará el equilibrio
social y se realizará la justicia.

37
La educación

Con el fin de que esta situación ideal de armonía y equilibrio se realice, Platón
se preocupa, además, de dar una serie de normas prácticas sobre cómo ha de ser tanto
el tipo de educación como el tipo de vida que han de llevar los miembros de cada uno
de los estamentos, especialmente los gobernantes y los guardianes.

Al hablar de los guardianes dice que:

Hay que educarlos de manera que sepan reprimir sus apetitos sensibles, refrenar
sus deseos y no tener otro objetivo que la salvaguardia de la comunidad. El modo de
conseguir esto es seleccionarlos desde la infancia haciéndoles pasar por pruebas físicas
que permitan descubrir quiénes poseen una naturaleza más adecuada para ser capaces
de dominar sus cuerpos.

A estos elegidos se les enseñará luego a ordenar su afectividad mediante una


educación musical sierva de la razón y no de la pasión.

Vivirán en comunidad, no poseyendo ninguna propiedad, e incluso los hijos serán


comunes.

Los gobernantes:

Serán elegidos entre aquellos que hayan demostrado una mayor voluntad de
justicia. Se les educará en una serie de disciplinas que les enseñen a desconfiar de los
sensible y a valorar lo inteligible, para que estén preparados para acceder a realizar el
último paso de la dialéctica y contemplar la Idea de Bien. Este momento no será antes
de los cincuenta años

Diversas formas de organización del Estado

Platón se muestra escéptico en cuanto a las posibilidades de organizar de forma


ideal la sociedad de manera que se cumpla plenamente en ella la armonía de los
diversos grupos sociales.

Por eso, en “La República” habla de una serie de formas de gobierno (de las
cuales sólo una corresponde a la organización ideal), que se suceden unas a otras en
un ciclo ininterrumpido.

- Hace referencia, en el Libro VII de la citada obra, a un régimen político


primitivo, semejante al que él preconiza como ideal (aunque no dice en ningún
momento que este régimen haya existido). Este Estado primitivo estaría gobernado

38
sabiamente por magistrados que, poco a poco, y por inadvertencia, dejarían de procrear,
viéndose obligados a unirse con los militares para poder seguir gobernando.

Los militares, al llegar al poder, y como consecuencia de su educación, estarán


más preocupados por resaltar su valor personal de guerreros que los intereses del
Estado. Estaríamos en una oligarquía timocrática, en ella existiría el orden, pero no el
fundamento del mismo, ya que los militares no podrán conocer, por no haber llegado a
la contemplación de la Idea de Bien, donde se encuentra la verdadera justicia.

Al ejercer los militares el poder acumularán botín tras botín, grandes riquezas de
las que no disfrutarán debido a su educación austera. Pero sus hijos, que no tienen ese
tipo de educación, se aprovecharán de las ventajas de las riquezas. Se establecerá
entonces una forma de gobierno en la que los asuntos públicos quedarán en manos de
los que posean la riqueza, es la oligarquía plutocrática. En esta sociedad la división
entre ricos y pobres se hará cada vez más profunda.

Llegará un día en que la situación se hará insostenible y los pobres se rebelarán


ocupando el poder y repartiéndose anárquicamente las riquezas. Es la democracia
como forma de gobierno. En esta organización social, cada uno interpretaría la ley a su
gusto, prevalecería el interés individual y el desorden se convertiría en norma. La
comunidad se desintegraría y el Estado estaría a punto de desaparecer15

El peligro será tan grande que el pueblo, harto de abandonarse a un desenfreno


sin límites, se entregará a un hombre, al que confiará el encargo de establecer de nuevo
la unidad. Estamos en la tiranía. Cuando ésta impere ya no existe la ley sino la voluntad
de un individuo que decidirá conforme a sus propios intereses. Nos encontramos ante
la antítesis del gobierno ideal.

A través de este análisis se puede apreciar cómo para Platón la única forma de
gobierno válida es aquélla en la que los filósofos detentan el poder y a la que se puede
calificar, con cierta ironía, como di descubrimiento de la verdad objetiva.

15
Hay que tener en cuenta las características de la democracia decadente que Platón conoce, y que es la
que ha condenado a muerte a Sócrates

39
ARISTÓTELES

1. BIOGRAFÍA
2. COINCIDENCIAS Y DIFERENCIAS CON PLATÓN
3. LA METAFÍSICA
4. LA FÍSICA
5. EL SISTEMA DEL MUNDO
6. EL CONOCIMIENTO
7. LA TEORÍA DEL ALMA
8. LA TEORÍA ÉTICA
9. LA TEORÍA POLÍTICA

1. BIOGRAFÍA Y OBRAS

Nació Aristóteles (384 – 322) en el año 384 a. C. en Stágira, pequeña polis, fundada
por colonos jonios en la península de Calcis, cercana a Macedonia -reino considerado
por los griegos como semibárbaro- y, frecuentemente, sometida a ella.

Su padre, Nicómaco, fue médico y consejero de Amintas III de Macedonia, por lo


que se educó Aristóteles en la corte de este reino -entonces en la ciudad de Pela- y, sin
duda, recibió la instrucción especial con la que tradicionalmente los médicos iniciaban a
sus hijos en la práctica de su técnica.

Huérfano durante su juventud, en el año 367 a. C. Aristóteles fue enviado a Atenas,


donde ingresó en la Academia de Platón. Y allí permaneció los siguientes veinte años.

Poco antes de morir Platón, en 347 a. C., Aristóteles abandonó Atenas. El auge del
partido antimacedón de Demóstenes, la política agresiva de Filipo -ya rey de Macedonia
y, desde antiguo, amigo de Aristóteles- y las estrechas relaciones de éste con aquélla
le aconsejan esta salida, que no será la última.

En el 343 a. C. Aristóteles fue llamado por Filipo II rey de Macedonia y amigo


personal desde la infancia para que se encargara de la educación de su hijo, Alejandro,
un joven de catorce años, heredero del reino más poderoso de toda Grecia. Aristóteles,
formado en la Academia de Platón, tenía la posibilidad de hacer realidad lo que en la
Academia se proponía como ideal: el rey filósofo, el rey educado en la filosofía.

40
Todo cambió, sin embargo, en el 335 a. C. Filipo había sido asesinado un año antes
y, en consecuencia, Alejandro había sido proclamado nuevo rey. Atenas, siempre
antimacedona, provoca la guerra entre Tebas y Macedonia -esperanzados por la
inexperiencia del joven rey-, pero Alejandro asedió, conquistó y arrasó Tebas. Los
atenienses se apresuran entonces a felicitar a Alejandro y a ponerse a su disposición:
Atenas es ocupada y ningún peligro impide su vuelta a Aristóteles.

En Atenas había en esos años tres santuarios o gimnasios públicos, dedicados,


respectivamente, a Akademos, a Hércules y a Apolo Licios. Ya su vuelta Aristóteles
podría haberse incorporado a ella, pues, sin duda, hubiera sido bien recibido (y muy
probablemente era esperado). Sin embargo, prefirió iniciar sus lecciones en el gimnasio
dedicado a Apolo licios. Y de ahí el nombre de su escuela: el Liceo.

El Liceo, además de un extenso jardín, contaba con un peripatos, un paseo


porticado, donde Aristóteles se reunía con los estudiantes, de ahí que frecuentemente
se aludiera a ellos como los peripatéticos. Si la Academia platónico era lugar de
discusiones, donde los más jóvenes se limitaban a escuchar, el Liceo fue más un centro
de enseñanza, más especializada por las mañanas y para el público en general por las
tardes.

A la dirección del Liceo y a sus clases e investigaciones en él se dedicó Aristóteles


hasta un año antes de su muerte.

La muerte de Alejandro provocó en Atenas un resurgimiento del partido antimacedón


y Aristóteles fue acusado de "impiedad" (asebeia), delito castigado con la muerte (como
Sócrates, al comenzar el siglo). Junto con su familia se trasladó a la casa que había
heredado de su madre en Calcis.

Pero Aristóteles ya estaba enfermo -probablemente del estómago- y unos meses


más tarde, en 322 a. C., a los sesenta y dos años de edad, murió.

Murió Aristóteles, pero no su obra ni su influencia. Con más o menos presencia,


sometido a censuras, comentarios, traducciones y adaptaciones no siempre
afortunadas, su pensamiento ha estado presente a lo largo de toda la historia de la
filosofía -al menos en Occidente- posterior. Tanto que hubo épocas en las que aludir a
"El Filósofo" era una forma normal de citarle.

A sus discípulos se les llamó peripatéticos, porque Aristóteles acostumbraba a


enseñar paseando por los jardines del Liceo.

41
La obra Aristotélica

La obra de Aristóteles abarca una amplitud tal de temas que podemos considerarla
enciclopédica. Buena parte de las obras de Aristóteles adquirieron su redacción
definitiva después de su muerte

Es frecuente presentar las obras aristotélicas agrupadas en tres bloques: los escritos
de divulgación, los tratados científicos y filosóficos y las recopilaciones de materiales.

De los escritos de divulgación apenas sabemos nada directamente; son obras en


su mayor parte perdidas de las que se tiene noticia a través de terceros

Más importantes y conocidos son sus tratados científicos y filosóficos, que


constituyen lo que se conoce como Corpus Aristotelicum. Se trata de obras de
investigación y exposición rigurosas, sobre distintos temas, que podemos agrupar según
sus contenidos como:

a) Tratados de Lógica (Organon): Categorías, Acerca de la interpretación, Primeros


Analíticos, Analíticos posteriores y Tópicos.

b) Tratados de Física: Física, Acerca del cielo, Acerca de la generación y la


corrupción y Meteorología.

c) Tratados de Biología: Acerca del alma, Historias de los animales, Acerca de las
partes de los animales, Acerca del movimiento de los animales y Acerca de la
generación de los animales.

d) Tratados de Filosofía (Filosofía Primera, ética, política y estética): Metafísica,


Ética a Eudemo, Ética a Nicómaco, Política, Retórica y Poética.

Por último, en las recopilaciones de materiales -trabajos de los que seguramente


se encargaban los alumnos del Liceo- encontramos trabajos tan dispares como las
Constituciones de los Estados griegos, la Lista de vencedores en los Juegos Píticos o
las Disecciones.

A pesar de ser el gran pensador del siglo IV a.C., su obra no corrió la misma suerte
ni tuvo un éxito tan inmediato como la de Platón, ya que no fue plenamente conocida
hasta su traducción completa ya en plena Edad Media, época en que será reconocido
como el filósofo por los pensadores árabes, judíos y cristianos, quienes utilizarán la
obra de Aristóteles como base de sus especulaciones metafísicas. Hay que destacar
también la profunda influencia de su concepción de universo que constituyó la
cosmología oficial hasta la consagración de la ciencia moderna en el siglo XVI, así como
en la tradición empirista que busca el conocimiento a partir de la experiencia; de hecho,
será uno de los impulsores del método inductivo, es decir, basado en observaciones.

42
2. COINCIDENCIAS Y DIFERENCIAS CON PLATÓN

Aristóteles fue el discípulo más brillante de Platón, estudió la filosofía de su


maestro durante 20 años en la Academia, pero en sus últimos escritos abandonó no
sólo la forma de diálogo, sino también gran parte de las teorías del maestro para
criticarlas y crear las suyas propias.

Coincidencias con la concepción platónica

1. Aristóteles, siguiendo a Sócrates y a Platón, afirma también que el hombre


está hecho para la ciencia y que ésta consiste en un conjunto de afirmaciones
necesarias, inmutables y eternas. Y, al igual que Platón, trata de fundamentar
esa postura, pero en una dirección distinta, ya que la posición de su maestro,
que había colocado la auténtica realidad en un mundo distinto al mundo en
el que vivimos, plantea en su opinión serios problemas, de los que el mismo
Platón fue consciente en sus últimas obras.

2. Se centra, al igual que los sofistas, Sócrates y Platón, en el mundo de las


“cosas” individuales (no de la totalidad), y trata de explicar en qué reside el
ser de éstas, su esencia (para Sócrates, en las definiciones universales, para
Platón, en las Ideas, para Aristóteles en la forma o in la unión de forma y
materia.

3. El verdadero saber es un saber por las causas.

Diferencias con la concepción platónica

Platón solucionó la antítesis formada por las teorías de Heráclito y Parménides


recurriendo al dualismo ontológico. La realidad se estructura en dos partes: por un lado
existe el Mundo Sensible y, por otro, la verdadera realidad, el Mundo de las Ideas.

Aristóteles, sin embargo, considera que antológicamente sólo hay un mundo y


somete a la teoría de las Ideas de Platón a una detallada y penetrante crítica:

1. El abandono del método dialéctico: Aristóteles rechaza la dialéctica de Platón


por considerar que el proceder dialéctico no es un proceder de lo necesario,
tan sólo de lo posible, y la sustituye por la demostración, cuyo esquema es
el silogismo.

2. La distinta concepción y valoración de la physis: a partir de los sofistas la


naturaleza había quedado relegada como centro de atención de la filosofía.

43
Con Platón se va todavía más lejos, y la naturaleza (la physis, el mundo
sensible) no sólo es relegada como objeto del pensamiento, sino que la hace
ocupar un segundo plano en la realidad, por debajo del mundo de las Ideas
en las que radica el ser, la realidad plena. Con Aristóteles la naturaleza
vuelve a tener un papel central en el pensamiento y además se produce una
nueva definición de lo que se entiende por tal.

3. El modelo científico de Aristóteles es la Biología, el de Platón las matemáticas

4. El realismo aristotélico (la realidad de la que se debe partir es la de las cosas


concretas que nos rodean y que percibimos a través de los sentidos), frente
al idealismo platónico

5. El rechazo de la teoría de las Ideas: Aristóteles comenzó siendo un discípulo


fiel de Platón, y como tal, defendió la teoría de las Ideas; pero ya Platón había
planteado problemas a su propia teoría (lo recoge en el Parménides) y
Aristóteles acabará, finalmente, desechándola, aunque quizá sería más
adecuado decir que lo que hace es volver a formularla de nuevo, puesto que
mantiene algunos aspectos esenciales de dicha teoría.

Las objeciones que hace Aristóteles a la teoría de las Ideas son:

✓ El Mundo de las Ideas supone una duplicación absurda de las cosas,


pues de este modo hay que dar explicación de dos mundos, en lugar de
uno solo.

✓ Las Ideas no ofrecen ninguna clave explicativa respecto al ser de las


cosas, ya que no están en las cosas mismas.

✓ El concepto de participación empleado por Platón no pasa de ser una


imagen poética o una mera palabra

✓ Las Ideas son estáticas, de forma que no pueden dar razón de la


existencia del movimiento. Por ello Platón se vio obligado a introducir la
figura del Demiurgo

✓ Para Aristóteles las esencias no son trascendentes (no pueden estar


fuera de las cosas), sino inmanentes a las cosas particulares y concretas,
que son las que constituyen la auténtica realidad.

✓ Si para explicar el ser de las cosas del mundo sensible se echa mano de
las Ideas esto nos lleva a admitir que para cada cosa tiene que haber una
Idea correspondiente. Pero entonces, si hay Ideas de cada cosa, tendrá
que haber también Ideas de relaciones. Es decir, además de ideas de

44
“grande”, “pequeño”, tendrá que haber Ideas de “mayor que”, “menor
que”...; además de las ideas de “hombre”, tendrá que haber ideas de “ser
padre de”... Con esto se pierde el carácter fundamental de las Ideas, su
simplicidad y unicidad

✓ De lo anterior se deduce, también, que si hay ideas de lo positivo tendrá


que haber ideas de lo negativo (lo que va en contra de la Idea de Bien)

45
4. LA METAFÍSICA

La Filosofía Primera

Aristóteles se propone realizar un profundo análisis del Ser, de todo ser. Ante el
problema pre-socrático (ser y cambio, Parménides – Heráclito), Platón había creído
encontrar la solución en el mundo de las ideas (lo que permanece) y el mundo sensible
(lo que cambia).

Pero, Aristóteles, se pregunta: ¿cómo explicar el ser de las cosas si “el ser” –
según Platón- no está en ellas mismas?; ¿cómo explicar el movimiento si las ideas son
estáticas? Aristóteles inicia su reflexión desde la observación directa. Su proceso es de
abajo arriba, lo contrario de Platón, que procedía de arriba abajo. No parte del mundo
de las Ideas sino desde la realidad concreta de cada ser. Él es un gran biólogo y está
acostumbrado a observar la vida de los animales.

Con independencia de su entidad (aquello que cada cosa es) la razón percibe
que en todos los entes se da algo común: que todos son; todos tienen en común el ser
con independencia de lo que sean.

En consecuencia, del mismo modo que hay una ciencia para cada clase de
entes, debe haber otra ciencia que tenga como objeto propio lo que todos tienen en
común, el “ser en cuanto ser”.

Esta ciencia no existía antes porque hasta Aristóteles nadie había planteado el
estudio del ser en cuanto ser. Por eso el estagirita la llama “ciencia buscada” y también
“Filosofía Primera”, porque su objeto es el ser, anterior (prioridad ontológica) y primero.

El estudio del ser lo hace Aristóteles en su obra Filosofía Primera, que a partir
del siglo XII se llamará Metafísica. La palabra metafísica no fue acuñada por Aristóteles,
se le atribuye a Andrónico de Rodas o, tal vez, a algún bibliotecario alejandrino que la
usó para designar los libros colocados después de los de física (pues el prefijo meta
significa “más allá”, más allá de la Física). También puede referirse este término a los
libros que tratan temas que están más allá de lo puramente físico, que es la
nomenclatura utilizada en el Medievo.

Como Platón Aristóteles, considera que no puede haber ciencia sino de lo


permanente, de lo universal. Puesto que lo más universal que existe es el ser, se define
la Metafísica como la ciencia que estudia el ser en cuanto ser y sus propiedades
esenciales. Mientras que las ciencias particulares investigan cierta clase de seres, o a
los seres desde diferentes puntos de vista, la metafísica, sin embargo, estudia el ser en
general, en cuanto es ser. Por ello, Aristóteles la considera la filosofía primera. Es, pues,

46
una ciencia fundamental y previa a todas las demás, ya que establece las bases sobre
las que éstas se asientan. Las ciencias particulares toman sus nociones de la metafísica
sin detenerse a explicarlas. Por ejemplo, la física habla de causas, pero no se detiene a
explicar la noción de causa, ni los tipos de causa, ya que de ello se ocupa la metafísica.

Por eso también la define como “ciencia de los primeros principios y las primeras
causas” porque contienen los principios lógicos que sirven de fundamento al
conocimiento y las demás ciencias. En este sentido establece principalmente el principio
de contradicción (es imposible ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido).
Dicho principio no es deducible pero es el principio último que rige en todos los dominios
del ser y del conocer. Este principio no se puede demostrar ya que es el primer principio
evidente y necesario de la realidad física y del conocimiento racional. Por ser evidente
sólo se puede mostrar, es decir, advertir a quien lo niegue de lo incoherente y absurdo
de su tesis.

La Filosofía Primera también incluye una reflexión sobre Dios, ya que es la causa
suprema de toda la realidad y trasciende el mundo físico.

La sustancia

Si la metafísica es el ser en cuanto ser, ¿qué es el ser?. Para Aristóteles el


término ser es análogo, mantiene un significado fundamental (todas las cosas son) y,
por otra, se aplica a la vez a muchas realidades ya que hay muchas formas de “ser”. Y
aunque el ser se dice de muchas maneras hay una forma primordial: la sustancia.

La sustancia es aquello que no puede faltar en un ente para que siga siendo tal
ente. La sustancia es siempre individual e intransferible, lo que no puede ser predicado
de ningún otro ente, así pues, es cada uno de los entes considerados en sí mismos y
por sí mismos. La sustancia es ser, de modo principal y fundamental.

En toda sustancia se pueden distinguir otros “modos de ser” o principios


llamados categorías, que se derivan de la sustancia (categoría primera). Son la
cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, posesión, acción y pasión. Todas
estas categorías son algo, tienen ser, pero por su relación a una sustancia. Aristóteles
llama a las categorías “géneros supremos” porque no pueden faltar en ninguna
sustancia.

Aristóteles observaba que tras los cambios de apariencia que afectan a casi
todos los objetos permanece siempre algo inalterado. Eso que permanece idéntico e
inalterado, el sustrato material al que no le afectan los cambios es la sustancia (ousía),
noción fundamental dentro de la filosofía aristotélica y que se define como aquello que
existe en si y no necesita de otra cosa para existir. La sustancia no se puede predicar

47
de ningún sujeto sino que es sujeto de predicación. También llama sustancia a la
esencia de cada cosa. La sustancia es el principio constitutivo del ser entero, es algo
que no se confunde con otra cosa; es perfectamente concreto y determinado, distinto
de cualquier otra sustancia. Es lo que está debajo de, lo que permanece detrás de toda
mutación. Esta sustancia es el principio fundamental del ser.

Todo lo que existe es, o sustancia o cosas que afectan a la sustancia: los
accidentes. Así pues, la noción de accidente es correlativa a la de sustancia: aquello
que existe en la sustancia sin ser necesario ni constante. Por ejemplo, una persona
puede “estar de pie” o “sentada” sin que se altere lo esencial de ella, y puede darse o
no darse esta situación. La necesidad que tienen los accidentes de “darse” en una
sustancia impide que puedan existir separados. Aunque aportan determinados aspectos
a la sustancia, su desaparición no modifica esencialmente la cosa individual. La
sustancia, que tiene entidad en si misma, ofrece su apoyo a los accidentes para que
existan.

Aristóteles va a distinguir también, entre sustancias primeras y sustancias


segundas. La realidad se compone de multitud de seres concretos, individuales, las
sustancias primeras (“Sócrates” por ejemplo), son lo particular, en las que se encuentran
realizadas las esencias o las especies, es decir, las sustancias segundas, son lo
universal, que se predican de las primeras (el hombre, por ejemplo”). Para él la sustancia
primera es la sustancia por excelencia, ya que lo que realmente existen son los seres
concretos, sólo estos deben ser considerados sustancias. (Pero puesto que las especies
y los géneros son también algo real, no meros conceptos, de lo cual se ocupa la ciencia,
también deben ser considerada sustancia la sustancia segunda, aunque no existan
separadas de la sustancia primera, sino en ella).

Hilemorfismo

La sustancia primera es el individuo concreto y éste está sometido al devenir.


Aristóteles introduce así en la sustancia el concepto de cambio y sostiene que la
sustancia se compone de materia (hyle) y forma (morphé) por lo que a esta teoría se le
ha denominado hilemorfismo y se define de la siguiente manera: Todas las cosas, es
decir, tanto los seres naturales (los que son por naturaleza), como los artificiales (los
que el hombre construye), están constituidas por dos principos, la materia, hyle, y la
forma, morphé. Ni la materia sola ni la forma sola constituyen el Ser, sino que éste es
un compuesto de las dos realidades que se llama sinolom.

48
La forma de los seres:

✓ Es el elemento que los configura.

✓ Es el factor específico que les impone una determinada estructura


inteligible

✓ los informa de modo esencial

✓ les hace cumplir determinadas actividades.

✓ Sólo tiene existencia unida a la materia, aunque Aristóteles hace una


excepción (Primer Motor Inmóvil o Dios, que es sólo forma sin materia)

La materia de los seres:

✓ Consiste en sus elementos físicos, en aquello de lo que están hechos (en


una estatua de bronce, el bronce; en un ser humano, el conjunto de sus
órganos).

✓ En último extremo la materia de todos los seres es siempre la misma, la


constituida por los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego.

✓ Es algo pasivo, informe, ininteligible, indeterminado (aunque determinado


en cada ser concreto por su forma);

✓ Junto con la forma es el co- principio de los seres materiales.

Aristóteles distingue entre:

Materia segunda: es la materia física que hemos descrito (madera, mármol,


piedra, barro) y es perceptible por los sentidos; esta materia es apta para recibir
cualquier forma; una madera puede recibir la forma de una mesa, de una silla, de una
percha, etc.

Materia primera: es la materia carente de toda forma y de cualquier cualidad


(algo parecido al ápeiron de Anaximandro o la materia primordial del Timeo de Platón.
Es el sustrato último del que están hechas todas las cosas. Y no puede percibirse por
los sentidos, ya que tan sólo podemos conocer sensorialmente la materia segunda que
posee una forma determinada. Únicamente por el pensamiento puede concebirse la
existencia de esta materia primera.

La forma se identifica con la esencia de una cosa, con aquello que hace que sea
ésa y no otra, es decir, con la sustancia segunda.

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La materia y la forma no son dos co-principios opuestos que se excluyan o que
se puedan escindir. No son dos elementos que se puedan separar físicamente; sólo se
pueden distinguir mediante la abstracción, puesto que constituyen una realidad única:
la sustancia, cada sustancia concreta, cada "ousía", pues en la Naturaleza no hay,
según Aristóteles, forma sin materia ni materia sin forma.

Es la composición hilemórfica de los seres la que permite a Aristóteles explicar


el cambo y conciliar lo permanente y lo cambiante, la unidad y multiplicidad de los seres.

50
4. LA FÍSICA

La naturaleza

La física trata de la naturaleza (physis). Recordemos que para los presocráticos


la physis, es decir, la naturaleza, es la totalidad de las cosas surgiendo de un origen
(arché) común.

Con los sofistas y Sócrates aparece una noción de physis distinta. La physis es
contrapuesta al nomos (ley) o ethos (costumbres, normas)

Con Platón la noción de physis sufre otra transformación, lo verdadero, lo


auténticamente real (lo que antes es concebido como physis) son las Ideas, mientras
que la naturaleza (mundo sensible) aparece subordinada al mundo de las Ideas,
recibiendo de ellas su ser.

Pues bien, Aristóteles dará una nueva definición de naturaleza. La physis es,
según Aristóteles, “aquello que tiene en sí mismo un principio de movimiento”, que
quedará contrapuesto por un lado a aquello que es virtud del arte, y por otro Primer
Motor Inmóvil. Es decir, es natural aquello que tiene en sí un principio de movimiento, y
no lo es ni aquello que es hecho por obra del arte humano, ni Dios.

Con lo cual Aristóteles concilia la postura de Parménides (la auténtica realidad


no cambia) y de Heráclito (todo está en continuo cambio), ya que afirma que todos los
seres naturales están en movimiento y que la naturaleza (physis) es el principio del
movimiento y del cambio.

Acto y Potencia

Además, Aristóteles completará esta concepción de la naturaleza exponiendo


una original manera de entender el movimiento: el movimiento es definido como “paso
de ser en potencia a ser en acto”.

Es preciso recurrir a otros dos términos que utiliza Aristóteles que sirven para
hacer más comprensible la relación que se establece en el cambio entre la materia y la
forma: son los conceptos de acto, entelécheia, y potencia, dynamys.

(El alcance metafísico de estos dos conceptos ha sido enorme no sólo en la


filosofía griega sino en toda la Filosofía occidental. Constituyen la clave de la bóveda
filosófica de la metafísica occidental hasta el siglo XVII.)

Potencia (dynamis) es poder ser, capacidad de poder llegar a ser aquello que
algo es por naturaleza.

51
Acto (entelécheia) es ser actualmente, estar realizado, es realización efectiva de
las potencialidades específicas de los seres.

Cada ser, en un momento concreto, posee unas características, unas


propiedades, que constituyen su acto; y ese mismo ser, en ese mismo momento, posee
unas posibilidades que puede desarrollar, y que constituyen su potencia.

El movimiento es, pues, el paso de la potencia al acto, del poder ser al ser. El
cambio se produce al convertirse en realidad lo que estaba en cada ser como
posibilidad. Cuando lo que estaba como posibilidad, en potencia, se realiza, pasa al
acto, cesa el movimiento que, entendido de este modo, es imperfección relativa. Por eso
todo cambio, según Aristóteles, tiene un sentido finalístico”teleológico” (telos = fin), en
función de la finalidad específica de cada ser. La materia se puede considerar como
potencia y la forma como acto.

Así, por ejemplo, un bloque de mármol no es, evidentemente, una estatua, pero
podría llegar a serlo si un escultor se lo propusiera. Luego podemos afirmar que el tal
bloque de mármol, no siendo aún una estatua en acto, lo es en potencia, puesto que
existe la posibilidad de que adquiera dicha forma. De este modo, el cambio es posible y
consiste en la realización o actualización de aquello que existe en potencia.

La forma tiene una prioridad real sobre la materia. La razón de esta superioridad
es que la materia es pura pasividad, mera capacidad de recibir formas, poder ser algo,
y en cuanto tal, es potencia. La forma, por el contrario, nos muestra lo que la cosa es en
un momento dado, lo que actualmente es, lo que es en acto.

Por otra parte, hay que tener también en cuenta que las nociones aristotélicas
de materia y forma son nociones abiertas y con un claro sentido funcional. Lo que en un
contexto es materia en otro contexto es forma: "La materia es algo relativo, pues a otra
forma distinta corresponde otra materia" (Física.II).

Así, el ladrillo, por ejemplo, es materia con respecto a la casa de la que forma
parte, sin embargo, es forma con respecto a la arcilla de la que está hecho. Este sentido
funcional y abierto es, precisamente, el que hace que el significado de la palabra materia
en la filosofía aristotélica sea radicalmente distinto al significado que esa palabra posee
en el mundo actual.

52
TEORÍA DE LAS CAUSAS

Para explicar el hecho del movimiento, Aristóteles también recurre al término


causa. Significa explicación. La ciencia es un saber de las esencias de las cosas, es un
conocimiento de las cosas por sus causas.

De tal manera que Aristóteles no se contenta con dar razón de cómo se produce
el cambio, sino que trata también de explicar por qué se produce, cuáles son las causas,
aitía, del mismo, convirtiéndose de esta manera en el primer filósofo que sistematiza la
teoría de las causas e intenta explicar mediante ella todos los procesos y los cambios
en la naturaleza. Conocer algo científicamente es conocer sus causas. Dice Aristóteles:
«Cuando conocemos la causa de la que depende el hecho como la causa de ese hecho
y no de otro, y sabemos además que el hecho no podría ser distinto de lo que es...
entonces tenemos el verdadero conocimiento científico.»

El porqué de las cosas físicas tiene una explicación, un origen al que se llama
causa. El ser es dinámico, es actividad, tiene una naturaleza que es principio de
actividad; y es precisamente en las causas donde aparece el aspecto dinámico del ser;
la causa es la que da verdaderamente el ser; todo lo que llega a ser tiene una causa.

«Causas son todos aquellos factores que son necesarios para explicar un
proceso cualquiera.»

Aristóteles hace un estudio de los filósofos anteriores a él y concluye que todos


ellos se han fijado solamente en una causa de las cosas, y por eso han permanecido en
el error:

Por ejemplo: Tales de Mileto: el agua

Heráclito: el fuego

Anaxímenes: el aire

Empédocles: fuego, tierra, mar y aire.

Para Platón sólo había dos causas: la material y la formal, pero al mediar un
abismo entre las dos se vio obligado a poner las ideas -la causa formal de las cosas-
fuera de las mismas cosas, sin poder explicar la realidad.

Por tanto hay que atender a todas las causas si queremos llegar al porqué de las
cosas.

53
Tipos de causas:

Distingue cuatro tipos de causas:

1. Dos intrínsecas o interiores a los seres que cambian, que son:

✓ La causa material, constituida por la materia o substrato en que se


produce el cambio,

✓ La causa formal, que viene dada por la forma, es decir, por aquello a lo
que se llega en el cambio, por el aspecto específico que presenta cada
ser o cada cosa tras el cambio.

2. Dos extrínsecas o exteriores, que son:

✓ La causa eficiente, entendiendo por tal lo que pone en marcha el proceso


del cambio, el iniciador del mismo,

✓ La causa final, que, como indica su propio nombre, es aquello para lo que
se produce el cambio, la meta o propósito del mismo.

Es posible que Aristóteles llegara a esta posición reflexionando sobre los objetos
que fabrican los artesanos; pero también es probable que el análisis de los seres vivos
le influyera mucho en su visión "teleológica" del mundo, ya que sus libros sobre plantas
y animales así lo atestiguan.

En una estatua de bronce, por ejemplo, la causa material de la misma es el


bronce de que está hecha; la causa formal es el contenido que la estatua representa {un
hombre, un caballo...); la causa eficiente es el escultor que la ha realizado; y la causa
final es el objetivo que ha perseguido el escultor al realizarla (ganar un certamen,
permitir recordar a alguien...).

La concurrencia de estas cuatro causas es necesaria para que se dé un ser


cualquiera, aunque las dos principales y básicas en la constitución de un ser son la
material y la formal.

Además, la formal tiene un especial relieve porque es la que determina lo que


una cosa es, y, por otra parte, permite definirla. En este sentido recibe el nombre de
esencia y determina las actividades propias y específicas del ser.

Sin embargo, cuando se trata de seres naturales es muy difícil hablar de algunas
de estas causas. No tiene excesivo sentido, por ejemplo, preguntarse por quién ha
hecho un caballo (cuál es su causa eficiente) o, menos aún, preguntarse para qué se ha
hecho (cuál es su causa final).

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No obstante, Aristóteles piensa que todos los seres, incluidos los naturales,
poseen siempre una causa eficiente e igualmente una causa final.

Aristóteles concede gran importancia a la causa final, ya que considera que la


naturaleza entera se comporta teleológicamente, es decir, que todos los seres tienden
a cumplir el fin que les es propio.

Posee una visión del mundo finalista, teleológica, de carácter antropomórfico,


que hereda en parte de Platón, pero que responde también a su experiencia de zoólogo
y naturalista.

Aristóteles concebía su teoría de las causas como la culminación de todo el


pensamiento griego.

Principios del movimiento

Para que se pueda dar el movimiento, son necesarios tres principios:

1. sujeto: la sustancia, lo que permanece a través de los cambios;

2. privación de la forma que se quiere conseguir

3. forma final, forma final que se adquiere

Imaginemos un analfabeto, el ejemplo es de Aristóteles, que pasa a ser


alfabetizado: la materia es el hombre, la privación es el ser analfabeto (está privado de
la forma de “saber leer”), y la forma es que se alfabetiza.

Aristóteles, tomando como criterio el origen del movimiento, distingue entre seres
naturales y seres artificiales.

Ser natural es aquél que tiene en sí mismo el principio del movimiento y del
reposo.

Ser artificial, en cambio, es aquél cuyo movimiento es producido por un agente


exterior.

Dentro de los seres naturales, distingue entre seres que tienen vida y seres que
carecen de ella. Tener vida significa poseer un principio explicativo propio de la
naturaleza animada que denomina alma. La vida, se manifiesta en estos cuerpos
naturales en el hecho de ser seres que se nutren, crecen y perecen por sí mismos.

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Clases de cambio

Aristóteles habla de las clases del cambio, entendiendo por tal muchas cosas,
desplazamiento, generación…

Hay varias clases de cambio:

1. Cambios sustanciales, en los que se produce la sustitución de una forma por


otra. Son cambios sustanciales:

✓ La generación: o aparición de una nueva sustancia.

✓ La corrupción, o desaparición de una sustancia

2. Cambios accidentales: se llaman así a aquellos en que ni se corrompe ni se


genera la forma sustancial, pero en los que se dan modificaciones que
pueden ser:

✓ Cambios cualitativos: pérdida o modificación de alguna cualidad. Ej. paso


de verde a maduro en una manzana.

✓ Cambios cuantitativos: aumento o disminución de la sustancia que


cambia. Ej. un árbol que crece.

✓ Cambios locales: desplazamiento por movimiento de rotación o traslación


de la sustancia que cambia. Ej. un hombre que va de la casa al trabajo.

Aquí nos encontramos con un problema. Que en todo cambio hay una materia
sujeto que permanece está claro en los cambios accidentales: si Sócrates se va a vivir
a Londres, la materia sujeto Sócrates sufre un cambio locativo. Si crece, el cambio es
cuantitativo y si se tiñe el pelo, cualitativo. En todos estos casos la materia sujeto
Sócrates, permanece a través del cambio. Antes del cambio está Sócrates y después
también. Pero, ¿qué sustrato permanece en un cambio sustancial, caracterizado,
precisamente, por un cambio radical de la sustancia? ¿Qué materia sujeto sigue siendo
la misma cuando se produce una generación, por ejemplo el nacimiento de Sócrates?
Aristóteles soluciona el problema mediante la introducción de un principio metafísico, la
materia primera, que se define como el sustrato básico constitutivo de todas las cosas,
es aquella que permanece bajo todo cambio, es inteligible (sólo perceptible por la
ineligencia), ingeneralble, es materia pura, capaz de adquirir cualquier forma, y es
potencia pura. Frente a ella la materia segunda es la materia física, perceptible por los
sentidos y apta para recibir cualquier forma.

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5. EL SISTEMA DEL MUNDO

El sistema del mundo (la astronomía aristotélica)

En el libro de Física y en las obras en conexión con ésta, Aristóteles hace un


análisis de los conceptos de naturaleza, cambio, vacío, tiempo, lugar, espacio, infinito y
también expone su teoría sobre el funcionamiento del Universo y el origen del mundo.

Así en el pensamiento griego existen distintas opciones:

Para los presocráticos el mundo había existido desde siempre y no iba nunca a
desaparecer.

Para Platón existía una fuerza externa que lo había creado (demiurgo)

Para Aristóteles el mundo ni había sufrido cambios, ni ha evolucionado, todo está


en continuo cambio (Heráclito) y tiende a lograr su perfección.

Sus ideas principales pueden resumirse en:

Geocentrismo: El Universo está constituido por una serie de esferas, unas dentro
de otras y en el centro se encuentra la Tierra inmóvil. Las esferas son cristalinas (no se
ven) y tienen sujetas a sí mismas a la Luna, los planetas, el Sol y las estrellas fijas.

Distinción de dos mundos: Aristóteles distingue:

El mundo sublunar compuesto por los cuatro elementos de Empédocles,


caracterizado por su diferente grado de pesadez o ligereza, siendo la tierra el elemento
más pesado, seguido del agua, el aire y el fuego.

El mundo supralunar constituido por las estrellas y los planetas, y formado por
un elemento o materia no sujeto al cambio ni a la descomposición, es decir, no sujeto
a las leyes físicas. Este elemento se llama éter o quinta sustancia o quinto elemento y
es inmutable e incorruptible.

El problema del movimiento: los dos mundos también se diferencian por el


movimiento:

En el sublunar el movimiento es rectilíneo: es la tendencia de la tierra y el agua


que poseen gravedad, a caer; y la del aire y el fuego a elevarse por su ligereza. Según
Aristóteles, buscan los cuatro elementos su lugar natural para conseguir el reposo, y así
el sitio natural del agua será el intermedio entre la tierra y el aire. Este ir de los elementos
a su lugar natural se llama movimiento natural, y la naturaleza o causa de este
movimiento es la naturaleza misma de los elementos.

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Dentro del mundo sublunar existe también otro movimiento que será el violento,
que es cuando los elementos no siguen la tendencia de su pesadez o ligereza, como
puede suceder en el caso de una flecha o una piedra arrojada hacia arriba. Tal
movimiento se explica recurriendo a una causa exterior que interviene en los casos
citados. Para explicar el hecho de que el movimiento continúa una vez que la flecha ha
perdido contacto físico con el motor original (el arco), Aristóteles inventó ingeniosamente
la teoría de que es el propio aire desplazado por la flecha, el que al rellenar el hueco
que ésta deja detrás de sí en su trayectoria, da nuevo impulso al proyector.

El movimiento en el mundo supralunar o en los cuerpos celestes, es circular. El


estado de reposo es más perfecto que el movimiento que es un estado pasajero. Y entre
las clases de movimiento, el más perfecto es el circular porque no altera el estado de
los astros. Consiste en girar alrededor del centro de la Tierra. Este movimiento se explica
recurriendo a un primer motor inmóvil que el tomismo identificó con Dios (cuya morada
es el “décimo cielo o esfera” y que mueve o impulsa las series de esferas que forman el
Universo.

Este movimiento de las esferas celestes es uniforme y no puede perdurar


indefinidamente y es la causa del movimiento de algunos fenómenos sublunares.

El motor inmóvil

Aristóteles piensa (es uno de los principios fundamentales de su Física que se


mantendrá vigente hasta Galileo) que, para que un cuerpo se mueva, para que haya en
él paso de la potencia al acto, es necesario un motor que ponga en marcha el proceso
del cambio. En los seres naturales ese motor es la forma que actúa, a la vez, como
causa eficiente y como causa final.

Ahora bien, ¿quién mueve a la forma para que ésta mueva a la materia?

Si el motor de cada ser individual necesita de otro motor para poder mover, y
éste, a su vez, necesita de otro, y no se puede proceder así hasta el infinito (ya que
entonces quedaría sin explicarse el movimiento), es necesario admitir, como hace
Aristóteles, que existe un Primer Motor Inmóvil (del que se ocupa la Teología -o
Metafísica-), capaz de mover sin que a su vez necesite ser movido y que es la
explicación última de todos los movimientos, de todos los cambios.

Este Motor Inmóvil es a la vez Acto Puro (en él no hay nada de potencia, pues si
la hubiera tendría que moverse, hecho que está excluido por definición), y contiene
como objeto de su pensamiento las formas de todos los seres, por lo que se convierte

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en la causa final de todos los movimientos. Las formas de los seres naturales intentan
ser, cada una de ellas, como sus formas respectivas, que se encuentran en la mente
del Acto Puro y, por eso, se produce el movimiento, el cambio.

Las formas existen desde siempre en la mente del Motor Inmóvil, del Acto Puro,
y el devenir, que existe también desde siempre, no es otra cosa que la actualización en
cada individuo de la forma que le es propia y que sólo posee en potencia.

Este concepto de Acto Puro y de Motor Inmóvil fue posteriormente repensado


por el cristianismo, Principalmente por Tomás de Aquino, en términos de perfección
absoluta y de omnipotencia infinita; es decir, se identificó con el Dios de la teología
católica. Sin embargo, la mejor definición completa de ese Acto Puro la dio el mismo
Aristóteles al decir que era “pensamiento del pensamiento”, “noésis noéseos”.

6. EL CONOCIMIENTO (solo definiciones)

Para Platón las Ideas son los universales y el universal está antes que el
particular; el particular, el ser material, concreto, físico, real, es una “copia” de la
realidad, una tenue participación de la Idea.

Para Aristóteles el proceso es inverso: nuestro entendimiento conoce lo


particular, concreto, físico, antes que el universal, abstracto; más aún: al universal
llegamos por medio del particular; éste es el origen del conocimiento en general.

Como no admite la preexistencia del alma, explica el conocimiento a partir de los


datos que le proporcionan los sentidos; para él, todo conocimiento arranca de una
percepción sensible: el alma racional no puede pensar nada sin representaciones que
entren por los sentidos; no hay nada en el entendimiento que antes no estuviere en los
sentidos.

Todos los vivientes están provistos de órganos sensibles; si falta un sentido, falta
también el conocimiento correspondiente; el ciego no tiene conocimiento de los colores;
el sordo no puede conocer los sonidos (la música). Este conocimiento sensible no es
tan inseguro como pretendía Platón; al contrario, los sentidos captan el objeto propio
para el que están hechos, y es esto lo que da seguridad y certeza.

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Se distinguen varios niveles de conocimiento:

1. Sensación: común a animales y hombres; es el nivel más bajo y produce


memoria sensitiva;

2. Imaginación: es común a animales y hombres; «los animales viven con


imágenes y recuerdos»; «y del recuerdo, nace en los hombres la
experiencia»;

3. Experiencia: es únicamente propia del hombre puesto que es la coordinación


racional de las sensaciones y no mera acumulación de datos recogidos por
los sentidos;

4. Entendimiento: facultad racional discursiva, sólo propia del hombre que


realiza razonamientos; hay dos tipos de entendimiento:

a) Entendimiento pasivo: En este entendimiento se reciben las imágenes


percibidas por las facultades inferiores del alma sensitiva (los sentidos). Percibe las
cosas, los objetos materiales, físicos. Hace como de «potencia» y pasará al acto por el
entendimiento agente o activo.

b) Entendimiento activo: También llamado «agente» porque es el que hace que


«saque», que abstraiga, las esencias de las cosas. Después de ver muchas flores,
extrae el concepto de «flor»; este concepto estaba como en potencia en las imágenes
de la percepción sensible. Y entonces, el entendimiento agente actúa, se mueve y pasa
de la potencia al acto. En él se elaboran los conceptos con los que operamos en el
discurrir intelectual.

Según algunos autores, el entendimiento pasivo se corrompe juntamente con el


cuerpo y el otro, el activo, es incorruptible e inmortal; en su Tratado del alma Aristóteles
expone estos dos entendimientos de forma oscurísima: no se sabe si el entendimiento
agente actúa como separado y subsistente del cuerpo, o es una potencia personal del
alma, lo mismo que el pasivo; hay opiniones para una y otra sentencia.

De aquí, se siguen varios tipos de conocimiento:

1. Experiencia (empireia): conocimiento de cosas concretas, materiales,


pero sin preguntarse el porqué de las cosas;

2. Ciencia (episteme): es el conocimiento de las cosas por sus causas y sus


principios; es la penetración intelectual en la esencia del ser; los
principios del ser son indemostrables;

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3. Inteligencia (nous): es el saber de los principios; no puede haber ciencia
demostrativa de los principios, ni se puede obtener por experiencia;
solamente se tiene intuición de los principios del saber: esta es la
Sabiduría.

Métodos para conocer

Inducción: Fue un método empleado por primera vez por Sócrates. Aristóteles
designa con este nombre al procedimiento que va de lo menos general a lo más general.
Distingue entre inducción completa, aquella que se establece a partir de todos los casos
de que se trate, e inducción incompleta, que es aquella en que la inducción se hace a
partir de un número limitado de casos. Aristóteles considera que la inducción es el
procedimiento más claro para los hombres, ya que en principio siempre nos movemos
entre lo inmediato, entre las cosas sensibles y no entre los principios.

Deducción: En sentido muy general se entiende todo proceder conectando


enunciados, pasando de unos a otros hasta alcanzar una conclusión. Así entendida la
deducción puede adoptar, según Aristóteles, tres formas: la erística (sofistas), la
dialéctica (Platón) y la demostración, proceso por el que se muestra que algo es
necesario, es decir, que algo se deriva necesariamente de determinado principios. La
deducción demostrativa es para Aristóteles el auténtico método para conocer, cuyo
esquema es el silogismo. Este proceder es lo que Aristóteles considera una deducción
en sentido pleno. Deducción se dice en griego silogismos (“conexión –syn- de lógoi”
conexión de proposiciones), de ahí que finalmente se empleará la palabra silogismo
para referirse a esa peculiar manera aristotélica de entender la dedución, que para
Aristóteles es el tipo de razonamiento ideal. Se compone de dos enunciados, llamados
premisas, y de otro enunciado llamado conclusión. En un silogismo correcto, si las
premisas son verdaderas, la conclusión ha de tenerse necesariamente por verdadera.
El silogismo constituyó durante siglos el paradigma de razonamiento deductivo.

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Clasificación de las ciencias

"Ciencia" (epistéme) es aquella forma de conocimiento que reúne, al menos,


estas características:

✓ Sólo hay ciencia de lo universal, no de lo singular. Así, podrá haber una


ciencia del ser humano, pero no de Sócrates. La sensación -que sólo nos
permite conocer lo singular, lo que sólo existe aquí y ahora- no es, pues,
ciencia.

✓ Es un conocimiento de lo necesario, es decir, de "lo que no puede ser de


otra manera”. En efecto, lo "contingente" (lo que podría ser de otra
manera) sólo podemos conocerlo por la sensación -y únicamente cuando
está ante nosotros-; si no, nada podemos saber de ello, si existe o no, si
es de este modo o de otro, etcétera.

✓ Es un conocimiento obtenido por demostración. Se diferencia así la


ciencia de la simple opinión, que es una creencia que no se apoya en una
demostración rigurosa.

✓ Es un conocimiento por las causas. Efectivamente, la demostración nos


explica por qué lo que conocemos es así y no puede ser de otro modo.

✓ Es un conocimiento verdadero y cierto, lo cual no es sino una


consecuencia de todo lo anterior y diferencia -una vez más- a la ciencia
de la “opinión”.

Se puede ver aquí hasta qué punto se mantiene fiel Aristóteles a la herencia
platónica: la ciencia, en resumidas cuentas, versa sobre lo universal y necesario, que
para Platón eran las Ideas, y para Aristóteles son las "esencias" de las cosas singulares:
no hay ciencia sino de las esencias.

Aristóteles dice que sólo hay ciencia cuando conocemos de un objeto:

si es (su existencia)

lo que es (su esencia)

el porqué (la causa)

Aristóteles entiende la universalidad de la ciencia como el resultado de la


conjunción de todos los saberes. El saber está articulado en diversas ciencias
particulares y autónomas. El conjunto de todas ellas constituye la ciencia: el
conocimiento de todos los aspectos de la realidad.

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Partiendo de que la ciencia abarca la totalidad de lo que hay, la necesidad de
clasificar tan diversos objetos da lugar a la aparición de las diversas ramas de la ciencia
o ciencias particulares.

En función de este criterio, Aristóteles establece tres grupos de ciencias:

1. Teoréticas o especulativas, que tienen por objeto alcanzar el


conocimiento teórico de la realidad, es decir, tienen por objeto lo
inmutable: la física o filosofía segunda; la matemática, y la teología o la
filosofía primera (que más adelante recibirá el nombre de metafísica)

2. Prácticas, que tiene por objeto lo contingente y se ocupan de la acción


humana individual y social en cuanto se dirige a conseguir algún fin. Son
la ética y la política.

3. Poéticas, que se ocupan de la producción de cosas y constituyen las


distintas artes, como la poética o la retórica.

7. LA TEORÍA DEL ALMA

Es en este punto donde Aristóteles se separa más de su maestro Platón, puesto


que niega la condición inmortal del alma. Aristóteles diferencia entre sustancias vivientes
y sustancias no vivientes. El principio que da vida a las sustancias vivientes es el alma.
El alma está sustancialmente unida al cuerpo, no es más que su forma. El cuerpo está
provisto de instrumentos y órganos para cumplir las funciones de la vida, pero esta vida
permanecería en potencia si el alma no la llevara al acto. Cuerpo y alma no son
separables: un cuerpo sin alma dejaría de ser un organismo y un alma sin cuerpo no
sería nada. Aristóteles, defiende, por tanto, la unidad del alma frente a las tres almas de
Platón.

La definición del alma como principio de vida implica que todos los seres
vivos tienen alma. Pero el mundo natural está organizado jerárquicamente en cuatro
reinos que, de inferior a superior son:

El conjunto de seres inorgánicos, es decir, sin vida

El reino vegetal,

El reino animal

El género humano.

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Puesto que hay distintos niveles de “vitalidad”, las almas de los distintos seres
también habrán de ser distintas y lo que las hace diferentes son las diversas funciones
que cumplen, teniendo en cuenta que estas funciones también están jerarquizadas, de
forma que las funciones correspondientes al alma de los seres superiores contienen
también las funciones o facultades del alma de los seres inferiores. Así las distintas
facultades que Aristóteles atribuye al alma son las siguientes:

Vegetativa: comprende las funciones biológicas más básicas como la nutrición,


el crecimiento y la reproducción. Está presente en las plantas, en los animales y en los
hombres.

Sensitiva: permite el conocimiento sensible, la percepción y comprende los


apetitos corporales, la voluntad, y la potencia locomotora. La poseen los animales y los
hombres.

Intelectiva: la más elevada, propia del hombre únicamente, comprende la


inteligencia o entendimiento.

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8. TEORÍA ÉTICA

La ética como saber filosófico surgió en Grecia cuando Sócrates se planteó,


como exigencia de cada ser humano, el logro de una vida buena, es decir, la perfección
del propio modo de ser del hombre. Por tanto, frente a los sofistas, Platón y su maestro
no buscaron la virtud en el poder social y político, sino en una dimensión del alma que
permite la perfección interior. Pero mientras que para la doctrina platónica el alma sólo
puede ser virtuosa si se esfuerza por retornar al mundo de las Ideas, Aristóteles en
coherencia con su visión del ser humano y del mundo físico, rechazó el recurso platónico
a un mundo separado de las ideas.

Ética y política son, para Aristóteles, aspectos inseparables de la misma realidad.


Suponer lo contrario sería admitir que la virtud como la felicidad de los individuos son
posibles al margen de la vida de la polis de la que el hombre, como animal político que
es, forma parte por exigencia de su propia naturaleza. De tal manera que Aristóteles
subordina la ética a la política, no se concibe al hombre en estado de aislamiento,
solitario o individualista, sino como ente social, encuadrado en una familia y dentro de
una sociedad civil, donde puede encontrar su propia perfección individual.

Aristóteles escribe tres tratados de Ética: Ética a Eudemo; Ética a Nicómaco y


Gran Ética o Ética Magna. Convierte la Ética en una reflexión práctica encaminada a la
acción. El problema está en saber cuándo una acción es buena.

La Ética a Nicómaco comienza afirmando que toda acción humana se realiza


con vistas a un fin, y el fin de la acción es el bien que se busca, en este sentido fin y
bien se identifican. Así, al igual que su física, su ética tiene una importante dimensión
teleológica, toda acción responde a un objetivo o finalidad.

¿Cuál es el fin que persigue la acción humana? Según nuestro autor, todos los
hombres desean ser felices, y a este bien se subordinan todos los demás, de tal manera
que la felicidad es el bien supremo. En este sentido es una ética eudemonista.

Lo que no es tan fácil de determinar es qué sea la felicidad. No todos los hombres
entienden por felicidad una misma cosa, pues algunos la sitúan en la obtención de
riquezas, otros en los placeres y para otros la felicidad es sinónimo de poder. Pero esto
son sólo medios para alcanzar la felicidad. Se hace preciso, por tanto, recurrir a la
finalidad propia del hombre para saber que es la felicidad.

De entre las posibles actividades del hombre, Aristóteles considera que la


felicidad consiste en realizar aquella actividad que le es más propia y natural al hombre,

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aquella por la cual el hombre es hombre; ésta es la actividad intelectual (lo que
verdaderamente distingue al hombre de los seres vivientes inferiores es el alma) que
consiste en el ejercicio de la inteligencia, que es la facultad más alta del alma. Esta sería
la forma suprema de felicidad que le estaría reservada al hombre, y a la cual ha de
subordinar las otras formas de felicidad. Ella es el más perfecto ejercicio de la más
perfecta facultad humana.

Aunque Aristóteles habla de diversos ideales de felicidad en relación con


distintas formas de vida, considera la autarquía (capacidad de bastarse a sí mismo)
como piedra de toque de la felicidad. Feliz, en último término, sería aquél que como un
dios “no necesita de nada ni de nadie”. Si Aristóteles afirma que la felicidad consiste en
la actividad contemplativa, es porque esta actividad más que ninguna otra se produce
de forma autárquica. Esta forma de felicidad constituye un ideal, pero mientras no
alcancemos esta perfección o para quienes no sea posible alcanzarla, no son
despreciables niveles intermedios de perfección o de felicidad que incluyen ciertos
bienes exteriores, salud, placer con moderación…

En este sentido la felicidad es el bien supremo y coincide con el fin supremo; es


autosuficiente, se desea por sí misma y nunca en orden a otras cosas; como bien
perfecto, no es para el hombre solitario sino para el que se relaciona con los demás
seres, porque el Hombre es “por naturaleza un ser político”, un ciudadano; es una
actividad del alma que se basta a sí misma y es la actividad racional; no es propia de
esclavos, ni de animales, ni de niños, pues requiere una vida entera y una virtud
perfecta; va unida al éxito y al bien obrar y a los bienes exteriores; es una acción
conforme a la virtud perfecta.

Para conseguir la felicidad, tanto en el terreno intelectual como en el sensible,


Aristóteles dice que se debe practicar la virtud (pero no como justicia entre las partes
del alma como la entendía Platón, ni como el triunfo político y social como los sofistas).
La virtud es un hábito, una disposición permanente a cumplir el fin. Este hábito ha de
reunir tres rasgos: es adquirido (no es algo con lo que el ser humano nazca), operativo
(porque predispone al hombre a actuar de un modo determinado) y voluntario (porque
requiere la intervención del intelecto y de la voluntad).

El acto voluntario requiere el conocimiento del fin, la decisión de alcanzarlo, la


elección de los medios y la firmeza en el obrar. Esto se opone al intelectualismo
socrático, ya que el hombre no siempre que se aparta del bien es por ignorancia, sino
que a veces, voluntariamente, decide subordinar el bien superior a otros bienes

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inferiores o sensibles. La virtud es la disposición del ánimo para realizar en cada
momento lo que la razón le dicte como mejor.

Ahora bien, el hombre es una sustancia compuesta de alma y cuerpo, por lo que
junto a las tendencias intelectivas propias de su naturaleza racional encontraremos
también tendencias apetitivas propias de su naturaleza racional. Esto lleva a Aristóteles
a distinguir dos clases de virtudes:

Las virtudes intelectuales o dianoéticas que son las que perfeccionan el intelecto
y el conocimiento, formando hábitos intelectuales. Estas virtudes son excelencias,
hacen que nuestro conocimiento sea excelente. Estas virtudes son teóricas y tienen
valor por si mismas; y es precisamente en su ejercicio donde radica el ideal de vida y la
posibilidad de máxima felicidad. Entre estas virtudes da especial importancia a la
prudencia, que también podría denominarse “buen juicio” o incluso, “sabiduría práctica”,
y a la sabiduría. Junto con ésta establece también la ciencia, el entendimiento y el arte.

Las virtudes éticas: corresponden al carácter. Perfeccionan el carácter, el modo


de ser y de comportarse, perfeccionando la parte apetitiva. Deben ser dirigidas por el
entendimiento. Estas virtudes hacen que nuestro carácter sea excelente. Se definen
como hábitos voluntarios que consisten en un término medio entre dos extremos, que
son el exceso y el defecto a la hora de actuar. El término medio no se entiende en un
sentido matemático, sino en relación al ser humano y sus circunstancias. Según
Aristóteles, la razón del hombre prudente es la que ha de determinar el término medio
virtuoso. Entre el gran número de virtudes éticas o morales que Aristóteles cita, las más
importantes son: fortaleza, templanza, liberalidad, modestia, mansedumbre. La justicia
es la virtud más determinante de la vida ética, porque comprende a todas las demás, en
canto que genera la armonía de las diversas funciones del ser humano y su relación con
los demás. Su ejercicio no es sólo individual, sino social y político. Distingue tres tipos
de justicia: la justicia legal que relaciona al ciudadano con la polis y establece la
obligación de que las leyes sean justas y la obligación de los ciudadanos de cumplir las
leyes, esta justicia ha de ser complementada por la equidad; la justicia distributiva que
reparte proporcionalmente los bienes y las cargas entre los ciudadanos mediante la
proporcionalidad; la justicia conmutativa que regula las relaciones entre los individuos a
través de la igualdad.

67
Conclusión:

Se trata de una ética naturalista: el hombre está situado en la cúspide de la


naturaleza, no sobre ella, y debe jerarquizar sus necesidades para llegar a la felicidad
en esta vida.

Es eudemonista: Aristóteles no busca el bien en sí. El objeto de la ética es el


estudio de los medios que llevan a la felicidad humana como plenitud.

Es teleológica: la praxis ética hace que el hombre alcance su esencia completa.


El fin del hombre es ser enteramente racional. A ello debe supeditar todos los medios.
Y eso es un fin absoluto para todos (en contra de los sofistas)

Es un ejercicio de virtudes donde domina el justo medio. Y todo ello se consigue


en sociedad.

68
9. TEORÍA POLÍTICA

Hay que tener en cuenta que los planteamientos políticos y sociales de


Aristóteles suponen un intento de frenar la decadencia de la ciudad-estado griegos,
producido por las sucesivas guerras que afectaron a la cultura helénica. Para ello se
centra en encontrar donde está el origen de la sociedad y determinar cuál es su
naturaleza.

Su método de investigación es distinto del de Platón, parte del conocimiento real


de distintos Estados, se preocupa de conocer a fondo los distintos sistemas políticos de
su época, y realiza un estudio de 158 Constituciones de ciudades y países diferentes. A
partir, pues, de observaciones directas y de situaciones concretas elabora su política.

Desarrolla el tema en una obra titulada precisamente Política. Ética y política


están en íntima unión. El desarrollo de la virtud sólo es posible centro de la polis ya que
el hombre es fundamentalmente un animal político que posee lenguaje. El hecho de que
el ser humano posea capacidad lingüística no es más que la afirmación tácita de la
naturaleza social del hombre. Su propia naturaleza impulsa al hombre a vivir en
sociedad con los demás hombres, para poder realizarse necesita pertenecer a una
comunidad. Esta comunidad es la ciudad, la polis, que no es más que la culminación de
un desarrollo de las distintas asociaciones humanas a través del proceso histórico-
natural. Así nos encontramos en primer lugar la familia, luego la tribu, la aldea y la
ciudad, que es una forma natural de vida humana, es la forma ideal de vida social y del
Estado.

La familia: constituida por el marido, la mujer, hijos, nietos, esclavos e incluso


animales. Ya antes de Aristóteles se había tratado la cuestión de si la esclavitud era de
derecho natural o fruto de leyes humanas convencionales. Para Aristóteles la esclavitud
es necesaria y de derecho natural: “hay hombres que por naturaleza son esclavos”. No
son personas sino “cosas poseídas” del ciudadano.

El ciudadano es el que toma parte con su voto en las asambleas y puede ejercer
tareas de gobierno. En sentido pleno son los guerreros que después de defender la
ciudad en la juventud, serán magistrados o legisladores en su edad madura y
gobernantes o sacerdotes en la ancianidad.

No son ciudadanos ni las mujeres, ni los esclavos, ni los comerciantes o


extranjeros.

69
Defiende la propiedad privada, por lo que algunos ciudadanos serán ricos y otros
pobres. Entre ambos la clase media. El estado es más estable cuando la clase media
sea la dominante.

Por lo que respecta a la mujer, la consideraba como un “hombre imperfecto” y


los hijos sólo heredan las cualidades de los padres.

La aldea: conjunto de familias que se agrupa en busca de ventajas.

La polis: polis era llamada la Ciudad-Estado griega. Es, para Aristóteles, la


agrupación más perfecta. Lo suficientemente grande para que pueda autoabastecerse,
pero lo suficiente pequeña para que los ciudadanos se conozcan y puedan establecer
auténticas relaciones.

La finalidad del Estado

La finalidad del Estad es conseguir el Bien común: esto es, el bienestar


material y el perfeccionamiento moral de los ciudadanos a través de la práctica de la
virtud. Sin embargo, como ya sabemos, en el mundo griego de la época, incluidas las
polis democráticas, no todos los hombres son considerados ciudadanos (no lo son ni las
mujeres, ni los extranjeros, no los esclavos), Aristóteles sigue en esto la opinión de su
época, considerando por ejemplo que la esclavitud es necesaria (a este respecto
Aristóteles sostiene la tesis de que hay hombres que son esclavos por naturaleza,
aunque no siempre coincida que aquellos que son esclavos de hecho lo sean por
naturaleza, ni quienes son libres de hecho lo sean por naturaleza).

El Estado está orientado a la consecución de la felicidad de los ciudadanos, y el


tipo de gobierno adecuado será aquel que tenga por misión el bien del común de los
ciudadanos. Aristóteles no se decanta por ninguna forma de gobierno en particular
siempre que ésta cumpla con su misión. Así, lleva a cabo una calificación de los distintos
tipos de constituciones correctas e incorrectas atendiendo a si los que gobiernan son un
solo individuo, son algunos, o son la mayoría.

Son correctas aquel tipo de constituciones que están orientadas al bien común.
Son las siguientes:

La monarquía: cuando gobierna uno solo en bien de la comunidad.

La aristocracia: cuando gobiernan los mejores en bien de todos.

70
La república (politeia): cuando gobierna la mayoría en bien de todos (alcanzando
un equilibrio entre los intereses de la aristocracia y los de los simples ciudadanos).

Son incorrectas aquel tipo de constituciones orientadas a defender el interés


privado de un individuo o de un grupo. Son las siguientes:

La tiranía: cuando gobierna uno solo en su beneficio o en el del grupo que


representa. Es la degeneración de la monarquía.

La oligocracia: cuando gobierna un grupo en su exclusivo beneficio. Es la


degeneración de la aristocracia.

La democracia: cuando los que gobiernan lo hacen en beneficio exclusivo de los


más pobres. Es una degeneración de la república

71
DESCARTES

1. BIOGRAFÍA
2. EL PROBLEMA DEL MÉTODO Y EL
MÉTODO
3. LA DUDA Y LA PRIMERA VERDAD. LAS TRES SUSTANCIAS.
LA SUSTANCIA
4. LIBERTAD Y MECANICISMO

1. BIOGRAFÍA Y OBRAS 1596-1650

Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en la Turena (Francia), hoy llamada “Descartes”


en su honor. Era el tercer hijo de una familia francesa de la baja nobleza. Su padre fue
Joachim Descartes, consejero del Parlamento de Bretaña, y su madre Jeanne Brochard,
hija del alcalde de Nantes. Al momento de su nacimiento, sus padres huían de Rennes
debido a la peste bubónica. Apenas con unos meses de edad Descartes quedó huérfano
de su madre, el 13 de mayo de 1597, y quedó al cuidado de su padre en la casa de su
abuela materna.

Descartes recibió una educación temprana en el Collège Henry IV, un centro de


enseñanza jesuita ubicado en la localidad de La Flèche. Permaneció allí desde los once
hasta los dieciséis años. Aun cuando debía someterse a un régimen especial por su
salud endeble (se cree que tenía una salud delicada), era muy valorado por la
comunidad educativa. Desde pequeño aprendió y se destacó en física, filosofía
escolástica y matemáticas. También se formó en griego y latín, y leyó a autores
como Aristóteles, Cicerón, Homero y Platón, entre otros.

En 1614 ingresó a la Universidad de Poitiers, donde estudió medicina y derecho,


disciplina en la que obtuvo los grados de bachiller y licenciado. Después de una breve
incursión en la vida militar, y tras algunos viajes por Dinamarca y Alemania, Descartes
regresó a Francia para instalarse en París. Allí se mantuvo un tiempo hasta 1629, año
en el que volvió de manera definitiva a los Países Bajos.
En 1649 la reina Cristina de Suecia lo convocó a Estocolmo, donde murió de una
neumonía en febrero del año siguiente. La causa de su muerte suele ser objeto de
sospecha. Eike Pies, historiador y médico alemán, sostiene en su libro El homicidio de
Descartes que fue asesinado por envenenamiento con arsénico.

72
Descartes sentía preferencia por las ciencias que más se desarrollaron durante y a partir
del Renacimiento, por lo que se reconocía como copernicano y atomista, siguiendo los
estudios de Copérnico, Galileo y Gassendi.

Mantuvo una estrecha correspondencia con muchos pensadores de la época, con


quienes discutía frecuentemente respecto a la física, la matemática y la filosofía, sus
tres grandes áreas de trabajo.

Sus obras muestran un gran número de campos del pensamiento. Ejemplo de ello son
sus trabajos en geometría, óptica, física, matemática y filosofía en casi todas sus ramas.

Casi todas sus obras fueron escritas en latín, a la usanza de la época, aunque muchas
también en su lengua natal, el francés. Sus trabajos más estudiados en las
universidades y escuelas filosóficas, y al día de hoy considerados como obras
fundamentales de la filosofía occidental, son:

• Discurso del método (1637).

• Meditaciones metafísicas (1641). Ideas principales de René Descartes

Los trabajos filosóficos de Descartes marcaron el corte de una época (el mundo
medieval) para dar paso a la modernidad filosófica. La mayoría de sus obras gira en
torno a la crítica de los métodos de pensamiento establecidos, la construcción de un
nuevo método para dar con la verdad, el desarrollo de la duda hiperbólica (la “duda
metódica”, respecto al método) y el ego cogito como primera verdad evidente.

73
2. EL PROBLEMA DEL MÉTODO Y EL MÉTODO

El problema del método en Descartes tiene un planteamiento autobiográfico. Al salir de


La Fleche advierte claramente que todo lo aprendido le sirve de poco; le embargan
tantas dudas y errores que llega a pensar que "no ha sacado más provecho que el de
descubrir su ignorancia". Por lo que, desconfiando de los libros, se propone entonces
aprender en "el gran libro del mundo”. Utiliza un planteamiento inspirado en el proceder
de las matemáticas, y descubre de este modo la necesidad de un nuevo método frente
a la pura recogida de datos y su posterior generalización de la ciencia aristotélica y
renacentista.

Hasta él se pensaba que nuestro conocimiento se iniciaba fuera de nosotros, en la


naturaleza -filosofía antigua y medieval-; ahora, en cambio, según Descartes, nuestro
conocimiento se justifica últimamente en el sujeto, en la razón -filosofía racionalista
moderna-.

Descartes vive una época de crisis, de grandes cambios, en la que se han hundido
creencias y concepciones milenarias. Por eso, para él, la verdad es certeza,
imposibilidad de dudar. Esta certeza es precisamente la que encuentra en las
matemáticas.

La certeza es aquello de lo que no se puede dudar16. Descartes encuentra que la certeza


va acompañada siempre de dos notas características: la claridad (algo cierto ha de
hacérsenos presente de alguna manera) y la distinción (que esté perfectamente
delimitado, determinado).

El problema que preocupó a Descartes era el de la fundamentación del conocimiento:


cómo avanzar con seguridad en el conocimiento, pues durante muchos siglos se habían
defendido verdades incuestionables que luego resultaron no serlo. Pero si la razón
humana es una herramienta valiosa y eficaz, por qué se produjeron estos errores
filosóficos. Si la razón humana es la misma por qué hace progresar la ciencia, pero no
la filosofía.

La respuesta de Descartes es la siguiente: la ciencia tiene un método que le permite la


seguridad en el conocimiento, pero a la filosofía le falta un método adecuado. Para
superar esta carencia, Descartes propone un método eficaz Así, Descartes introduce un

16
Decimos aquello de lo que no se puede dudar, no aquello de lo que de hecho no se duda. Alguien podría
ser incapaz de dudar de la existencia de Dios, por ejemplo, sin que eso signifique que eso signifique que no
se pueda dudar de tal cosa.

74
método matemático en la filosofía, para dotar a la razón humana de un criterio de verdad
definitivo e inapelable.

Descartes intentará hacer de la filosofía (de la metafísica) una ciencia constituida como
las matemáticas. Con la diferencia de que las matemáticas se circunscriben a un campo
determinado de conocimiento, mientras que la filosofía busca los fundamentos últimos
del saber (sus primeros principios). El problema, entonces, consistirá en descubrir cómo
podemos obtener certeza acerca de los primeros principios del conocimiento, es decir,
una certeza que no afecta a un campo determinado del conocimiento, sino que afecta
al saber en su base (por lo que se tratará de obtener una certeza absoluta).

Tras un somero examen del modo de proceder de las matemáticas podemos descubrir
que se atiene a los siguientes pasos: a partir de una serie de elementos simples
(puntos, líneas, superficies...), por deducción, desarrollamos demostrativamente todo
el resto del saber (todo el campo de las matemáticas). Los elementos simples de que
partimos serán tomados como base porque se muestran como evidentes.

El proceso que nos pone ante algo inmediato, perfectamente determinable, claro y
distinto, es la intuición. Intuición es la aprehensión inmediata de algo, esta intuición
puede ser sensible o intelectual.

EL MÉTODO

Por método entiende Descartes “el conjunto de reglas ciertas y fáciles que hacen
imposible para quien las observe exactamente tomar lo falso por verdadero, y que
conducen gradualmente al conocimiento de todo lo que se es capaz de conocer.” (Regla
IV)

El método, ha de tener tres características:

- Permitirá evitar el error.

- Permitirá aumentar el conocimiento y no será un simple método de exposición o


demostración de lo que ya se conoce.

- Ha de ser muy sencillo, de lo contrario nos perderemos en su aplicación.

En el Discurso del método establece cuatro reglas para este método que las extrae
del modo de proceder de las matemáticas:

75
Primera: regla de la evidencia. Consiste en no admitir nada como verdadero que no
se conozca como evidente, esto es, sin posibilidad de duda. El acto por el que la mente
llega a la evidencia se llama intuición. En el caso de la fundamentación de la filosofía,
para llegar a una primera verdad que cumpla este requisito, se llevará a cabo un proceso
que se conoce con el nombre de “duda metódica”

Segunda: regla del análisis. Consiste en dividir lo complejo en sus partes simples, al
objeto de percibirlas clara y distintamente (es decir, en una intuición pura).

Tercera: regla de la síntesis. Consiste en una reconstrucción deductiva del saber a


partir de los elementos simples conocidos por intuición. La intuición era el primer acto
fundamental de nuestra razón, ahora, la deducción es el segundo.

La deducción es un proceso por el cual, a partir de elementos simples, obtenidos por


intuición, se va elaborando un saber más complejo. Frente a la deducción aristotélica,
que no proporciona conocimientos nuevos, sino que simplemente los expone, la
cartesiano es inventiva.

Cuarta: regla de la enumeración. Esta regla tiene en cuenta que en el proceder


humano interviene a veces la memoria y, con ella, la posibilidad de pasos injustificados.
La finalidad de esta regla, que pretende revisar todo el proceso realizado hasta aquí, es
alcanzar, finalmente la evidencia buscada.

76
3. LA DUDA Y LA PRIMERA VERDAD. LAS TRES SUSTANCIAS. LA SUSTANCIA

Una vez descritos los pasos del método que están implícitos en el desarrollo de
las matemáticas, Descartes los va a aplicar a la metafísica para encontrar una primera
evidencia que, a modo de axioma, sirva para fundamentar todo el sistema filosófico.

En primer lugar, tendremos que encontrar una evidencia sirva para fundamentar
todo el saber, es decir, tendremos que buscar una evidencia absoluta, una certeza
absoluta.

Una certeza absoluta es aquella de la que no se pueda dudar bajo ninguna


circunstancia. Para encontrarla Descartes va a llevar a cabo el siguiente proceso:
dudará metódicamente de todo hasta encontrar algo de lo que sea imposible dudar, y
que, por tal motivo, sea absolutamente cierto. Es su famosa duda universal y
metódica: hace una crítica radical de todo el saber y considera no fiables todos los
conocimientos (esta duda no es psicológica, sino metódica).

Esta duda no será psicológica como la de Sócrates, sino metódica. Es decir, no


se trata de una duda real verdadera, sino de un método para alcanzar la verdad
absoluta. Se trata, por lo tanto, de coger todas nuestras certezas, o las de cualquier
persona, y ver si podemos encontrar alguna razón, por extravagante que pueda
parecernos, para ponerlas en duda. Si, pese a todos nuestros intentos, encontramos
algo de lo que sea imposible dudar, esa será la certeza absoluta que andamos
buscando.

Descartes propone tres motivos o razones para dudar. El escalonamiento de estos


motivos hace que la duda adquiera la máxima radicalidad:

- Duda de los sentidos: Los sentidos nos han engañado muchas veces; por esta
razón, Descartes duda de todos los datos que se originan en los sentidos.

- Duda de la realidad: aunque los sentidos nos den datos falsos acerca de las
cosas podemos seguir considerando, pese a todo, que éstas son reales, existen.
Pero Descartes sostiene que también es fácil dudar de la realidad de las cosas,
a fin de cuentas todos hemos tenido alguna vez sueños vividos tan intensamente
que nos parecen algo real, al despertar es cuando reconozco el sueño como
sueño, no mientras sueño. Por eso, según Descartes, existe la posibilidad de
que todos los pensamientos del estado de vigilia sean en realidad sueños que
no reconozcamos como tales.

77
- Los errores del entendimiento. La imposibilidad de distinguir la vigilia del
sueño permite dudar de la existencia de las cosas y del mundo, pero no parece
afectar a ciertas verdades, como las matemáticas: dormidos o despiertos, los
tres ángulos de un triángulo suman 180º. De ahí que Descartes añada el tercer
y más radical motivo de duda (llamada duda hiperbólica) aquél que permite dudar
del propio entendimiento. Para ilustrar mejor esta duda Descartes inventa la
existencia de un Dios engañador o un genio maligno muy poderoso, astuto y
engañador que le lleva a considerar como evidentes cosas que no lo son. Esta
hipótesis del “genio maligno” equivale a suponer que tal vez el entendimiento
humano es de tal naturaleza que se equivoca siempre y necesariamente cuando
piensa captar la verdad. (Supone la existencia de este genio para que su duda
sea universal, hasta el punto de extenderse a las proposiciones matemáticas).

Así pues, nada escapa a la duda metódica de Descartes. Pero su duda es un paso
que se da con la esperanza de encontrar después una verdad indudable.

La cuestión ahora es si hay la posibilidad de encontrar algo que, pese a todo, sea
indudable. A lo largo de todo este proceso sí que hay algo que permanece indudable, la
propia duda, que dudo es una evidencia absoluta.

Puesto que dudar es una forma de pensar, tenemos la certeza absoluta de que
pensamos, y por lo tanto, de que, aunque sea como meros entes pensantes, existimos.
Esto lo expresa Descartes con la expresión: “Pienso, luego existo” (“pienso, luego
soy”), “Cogito, ergo sum”.

La certeza absoluta de que existo como ser pensante se convierte en el


fundamento absoluto del saber, el primer principio del conocimiento que
andábamos buscando. Es la primera verdad incuestionable, es una intuición,
absolutamente nada permite dudar de ella, es evidente, clara y distinta.

El cogito, ergo sum cumple dos funciones bien determinadas:

a) Justifica la existencia de un yo pensante diferenciado del cuerpo. El cuerpo,


percibido mediante los sentidos, se encuentra bajo la duda metódica.

b) Se convierte en un principio modélico. Así, todo lo que sea evidente, claro


y distinto como este primer principio, será aceptado como verdad.

78
LAS TRES SUSTANCIAS

Mediante su método, Descartes llegó a distinguir cuáles son las tres sustancias
que componen la totalidad de lo que es real. Estas tres sustancias son: el yo pensante,
Dios y el mundo.

a) El yo pensante

La duda metódica y universal nos ha llevado a una realidad incuestionable: la


existencia de un yo pensante, es decir, de una sustancia que piensa, una res cogitans,
un alma: puedo dudar de todo menos de la existencia de mis pensamientos, de mis
ideas, de mi subjetividad.

Mi existencia como sujeto pensante no es solo la primera verdad y la


primera certeza: es también el prototipo de toda verdad y de toda certeza porque
se percibe con toda claridad y distinción. De aquí deduce Descartes su criterio de
certeza: todo cuanto perciba con igual claridad y distinción será verdadero, y por
tanto, podrá afirmarse con inquebrantable certeza.

¿Qué es mi subjetividad? Es el conjunto de pensamientos, ideas, re-


presentaciones... que fluyen en mi yo. Ahora bien, no tenemos la seguridad de que
estas representaciones subjetivas (es decir, de la propia mente) se correspondan
necesariamente con hechos del mundo exterior. El gran reto es encontrar la manera de
saber que mis ideas sobre el mundo no son sueños ni ilusiones, es decir, cómo encontrar
la manera de salir de la propia subjetividad y llegar a saber si hay cosas objetivas (es
decir, realidades exteriores al yo pensante) y cómo son estas cosas.

La cuestión es cómo se puede justificar demostrativa o intuitivamente la


existencia de algo aparte del Yo. A Descartes no le queda más remedio que deducir la
existencia de la realidad a partir de la existencia del pensamiento.

Los elementos que Descartes utiliza para la deducción son dos: el pensamiento
como actividad (yo pienso) y las ideas que piensa. Descartes concluye que el
pensamiento siempre piensa ideas17.

17
Es importante señalar que el concepto de “idea” cambia en Descartes con respecto al vigente en el pasado.
Para la filosofía anterior, el pensamiento no recae sobre las ideas, sino directamente sobre las cosas: si yo
pienso que el mundo existe, estoy pensando en el mundo y no en mi idea de mundo. Para Descartes, por el
contrario, el pensamiento no recae directamente sobre las cosas, sino sobre las ideas.

79
Hay que partir de las ideas y someterlas a un análisis cuidadoso para descubrir
si alguna de ellas nos sirve para romper el cerco del pensamiento y salir a la realidad
extramental. Al realizar este análisis, Descartes distingue tres tipos de ideas:

- Adventicias o adquiridas. Son las ideas que parecen provenir de fuera, de la


experiencia sensible, de mi percepción del mundo o de la enseñanza. Y decimos
que “parecen” porque aún no nos consta la existencia de una realidad exterior.

- Facticias o artificiales. Son las ideas fabricamos o inventamos arbitrariamente


nosotros mismos (p. ej el unicornio) .

- Innatas o naturales. Son las ideas que emergen de la propia facultad de pensar.
Son unas ideas que nuestra mente capta y ha de aceptar necesariamente sin
poder modificar nada. Son ideas que posee la razón por sí misma, que desarrolla
la razón por sí misma. La idea de Dios es la más eminente idea innata.

b) Dios

La idea de Dios es la idea de un ser infinito, o lo que es lo mismo, un ser perfecto.


El problema es cómo demostrar que tal Dios existe. Para ello cita los siguientes
argumentos:

Descartes considera que el yo pensante no es perfecto, y que la misma duda


metódica se ha establecido para corregir sus errores, ilusiones e imprecisiones; pero, a
pesar de eso, el yo pensante posee la idea de perfección. Si tenemos conciencia de
nuestra naturaleza imperfecta es porque sabemos en qué consiste una naturaleza
perfecta y nos comparamos con ella. Así, la idea de perfección innata en nosotros es la
idea de un ser perfecto: es la idea de Dios. Según Descartes, esta idea de perfección o
de Dios no puede provenir de nosotros, seres imperfectos; por lo tanto, tiene que haber
sido una realidad divina la que la ha hecho surgir en nuestras mentes.

El segundo argumento que utiliza Descartes parte, una vez más de la idea de
un ser perfecto pero yo que tengo esa idea no tengo en mí las perfecciones que
encuentro en ella. Si yo fuese la causa de mí mismo me hubiera dado esas perfecciones
que encuentro en la idea. Por lo tanto tiene que haber un ser que me ha producido, que
tiene en sí esas perfecciones. Además de producirme, ese ser es el que me conserva.

También echa mano del llamado argumento ontológico de Anselmo de


Canterbury: pensamos a Dios como el ser mayor que puede pensarse (mayor quiere
decir aquí, más perfecto). El que niega a Dios, así entendido, lo que está negando es

80
que Dios exista; pues, como mera idea ya está en su pensamiento (de lo contrario no lo
podrá negar). Pero si Dios es lo mayor que puede pensarse, Dios tiene que existir, de
lo contrario podríamos pensar algo mayor. Algo con los atributos del Dios pensado pero
que además existiese. Y, por la definición que se ha hecho, eso sería Dios.

Así, del conjunto de ideas que posee el yo pensante, sobresale una idea muy
privilegiada, una idea que permite ir más allá de la propia subjetividad. Una idea que me
permite afirmar, clara y distintamente, que fuera de mí mismo, fuera de mi mente, existe
una realidad, esa idea es la idea innata de Dios.

La demostración de la existencia de Dios es una pieza fundamental en la


metafísica cartesiana. Dios es la realidad que permite superar mi subjetividad. Ahora ya
sé que fuera de mi yo hay otra realidad, la sustancia perfecta, un ser que no puede
permitir que mis ideas claras y distintas sean un engaño. Así, Descartes da un paso
más: Dios se convierte en garantía del conocimiento.

c) El mundo

La duda ha permitido a Descartes afirmar la existencia de una primera sustancia,


el yo pensante. A su vez, el yo pensante descubre una segunda sustancia, Dios, ser con
todas las perfecciones, entre ellas la veracidad.

La existencia del mundo es demostrada a partir de la existencia de Dios. Puesto


que Dios existe y es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que me engañe al
creer que el mundo existe, luego el mundo existe.

Dios aparece así como garantía de que a mis ideas corresponde un mundo, una
realidad extramental. Pero Dios sólo garantiza la existencia de un mundo constituido
exclusivamente por la extensión y el movimiento (cualidades primarias). A partir de las
ideas de extensión y movimiento puede deducirse la Física y las leyes generales del
movimiento.

Estas son las tres sustancias que, además, pertenecen a órdenes diferentes.
Son la siguientes:

Las tres sustancias

MATERIA (cuerpo extenso


DIOS YO PENSANTE (alma)
y mundo extenso)

81
Sustancia finita y creada
Sustancia perfecta, con
una razón también
Sustancia imperfecta, pero Sustancia imperfecta.
perfecta.
dotada de razón.
Cualidades primarias y
Sustancia infinita
secundarias.

El yo pensante y la materia son dos realidades o sustancias independientes,


pero se comunican entre ellas gracias a la glándula pineal, que se encuentra en medio
del cerebro, y en esta glándula se aloja el alma; desde allí conecta con el cuerpo y
modifica los movimientos de éste18.

18
Descartes da nueva vida al dualismo antropológico de Platón, reactiva la separación entre el yo pensante
o alma (la mente en terminología actual), y la materia o cuerpo. Esta teoría es un problema a la hora de
concretar las relaciones entre los actos psíquicos y los actos físicos. El psicólogo y filósofo norteamericano
William James (1843-1916) formuló la significativa pregunta que muestra la vigencia del problema
cartesiana: ¿Lloramos porque estamos tristes o estamos tristes porque lloramos?. “Lloramos porque
estamos tristes” significa que la causa de mi llanto (un acto físico) es la tristeza (un acto psíquico). “Estamos
tristes porque lloramos” significa que nuestra tristeza, un acto psíquico, tiene como causa el hecho de llorar,
un acto de orden físico. La pregunta de James es importante porque plantea, para los psicólogos actuales,
las relaciones entre el mundo psíquico y el mundo físico.

82
LA SUSTANCIA

Descartes define la sustancia como «una cosa que existe de tal manera que no
necesita de ninguna otra para existir». Según esta definición sólo Dios sería
propiamente sustancia, pero Descartes argumenta que sustancia es un término análogo
y que tiene varias formas de significar según se refiera a la sustancia creadora (la única
que se ajustaría a la definición que hemos dado) o a las sustancias creadas. Así, dice
que podemos llamar también sustancia a aquellas «cosas que sólo necesitan del
concurso de Dios para existir»

La sustancia pensante se rige por leyes propias que no coinciden con las que
rigen para la sustancia extensa. Cada yo, cada conciencia individual, es una sustancia
pensante. Además, cada sustancia pensante es simple -y por tanto indivisible- y como
consecuencia es inmortal, ya que toda destrucción natural se produce por división.
Descartes usa también las expresiones alma, conciencia, yo, pensamiento, sujeto, para
denominarla.

La sustancia corpórea es el reino de lo cuantitativo, su estudio corresponde a


la física (cinemática) y en ella rige un determinismo absoluto. Descartes usa también los
nombres de extensión y mundo para denominarla.

Pero Descartes distingue, además de las sustancias, los atributos y los modos.
En esquema:

SUSTANCIAS ATRIBUTOS MODOS

S. Pensamiento Imaginación, memoria,


Pensante=conciencia=alma sensación, duda, deseo,
Infinitos: eternidad, etc.
S. Infinita=Dios omnipotencia,
omniescencia, etc. No tiene.
S. Extensa=cuerpo=mundo
Extensión Figura, movimiento

1. Los atributos son lo que constituye la esencia o naturaleza de una


sustancia. El atributo de los cuerpos es la extensión; el de la conciencia
el pensamiento; y los de Dios son infinitos de los cuales conocemos su
infinita bondad, la eternidad, la veracidad, la omnisciencia, la

83
omnipotencia, etc. Pero Descartes también define los atributos como
lo que se da siempre de la misma forma en la sustancia, así la
existencia y la duración.

2. Los modos son las distintas formas de darse los atributos. Así la
extensión se puede dar como figura o como movimiento; el
pensamiento puede darse como imaginación, sensación, deseo,
recuerdo, duda, etc., aunque todos estos modos son reductibles a dos
generales: entendimiento y voluntad.

84
3. LIBERTAD Y MECANICISMO

Descartes reactiva el dualismo antropológico (cuerpo/alma) y renuncia a la visión más


unitaria del ser humano propia de la visión de Aristóteles. La razón de esto es la defensa
de la libertad humana. El cuerpo, como toda cosa extensa, como toda la materia, está
gobernado por leyes mecánicas que lo determinan, de la misma manera que está
gobernada una máquina como el reloj. Así, el comportamiento de todos los cuerpos, de
toda la naturaleza, es expresable mediante leyes mecánicas y deterministas.

Si el yo pensante no fuera una sustancia completamente separada y, desligada del


cuerpo, no habría lugar para la libertad, el comportamiento humano sería como el de
una máquina, cosa que de ninguna manera quería aceptar Descartes. La libertad es un
bien que Descartes proclamó, sólo porque era libre ha podido dudar de todo. El alma es
una sustancia que de ninguna manera se puede someter a las leyes mecánicas y
deterministas que rigen el cuerpo.

El mecanicismo que se desprende del dualismo antropológico (según el cual el alma es


libre y el cuerpo se encuentra determinado por leyes mecánicas) tuvo implicaciones de
todo tipo, positivas y negativas. Por un lado, estimuló la búsqueda biológica, fisiológica
y médica. Las máquinas se pueden desmontar, y si el cuerpo es simplemente una
máquina, puedo llevar a cabo todo tipo de disecciones en cuerpos humanos; esta idea
favoreció el avance de la medicina.

Por otro lado, si toda la materia y toda la naturaleza son consideradas una máquina, una
realidad de orden inferior al pensamiento, entonces, la naturaleza queda a disposición
y al servicio del hombre. El hombre puede hacer lo que quiera tanto de la materia como
de los animales, él es su amo y señor; una postura alejada del ecologismo de nuestros
días. En cierta manera, el mecanicismo de Descartes impulsó una actitud poco
respetuosa hacia la naturaleza.

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HUME

1. BIOGRAFÍA

2. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO: PERCEPCIONES, IDEAS SIMPLES Y


COMPLEJAS, TIPOS DE CONOCIMIENTO Y DE
CIENCIAS.

3. CRÍTICA A LA CAUSALIDAD

4.CRÍTICA A LA SUSTANCIA

5.EL EMOTIVISMO MORAL

1. BIOGRAFÍA Y OBRAS

(Edimburgo, 1711 - id., 1776) Filósofo británico. Es el último de los grandes


representantes del empirismo inglés, amplia corriente filosófica en que lo
precedieron Francis Bacon, John Locke y George Berkeley. Nacido en el seno de una
familia emparentada con la aristocracia, aunque de modesta fortuna, David Hume
estudió durante un tiempo leyes en la Universidad de Edimburgo por voluntad de su
familia, pero su falta de interés determinó que abandonara la carrera y se viese obligado
a buscar la manera de ganarse la vida.

Tras una breve tentativa de iniciarse en el comercio, decidió dedicarse al estudio. En


1734 marchó a Francia, donde pasó tres años, la mayor parte de ellos en La Flèche,
dedicado a la redacción de su primera obra, Tratado de la naturaleza humana, que
completó tras su regreso a Londres y se empezó a publicar en 1739. El tratado no
despertó ningún interés, y Hume se retiró a la casa familiar en Ninewells.

La favorable acogida que obtuvo la publicación en Edimburgo de la primera parte de


sus Ensayos morales y políticos en 1742, le hizo olvidar su primer fracaso. Trabajó como
preceptor del marqués de Annandale (1745-1746) y luego como secretario del general
St. Clair (1746-1748), a quien acompañó en misión diplomática a Viena y Turín.
Nombrado bibliotecario del Colegio de Abogados de Edimburgo, emprendió la redacción
de una historia de Inglaterra, que publicó desde 1754 hasta 1762 en varias entregas,
algunas bastante mal recibidas por la burguesía liberal.

En 1763 aceptó la invitación de lord Hertford de incorporarse a la embajada en París,


ciudad donde residió hasta 1766 y en la que se relacionó con Jean-Jacques Rousseau y
los enciclopedistas Diderot y D'Alembert. En 1769 regresó definitivamente a Edimburgo

86
con el propósito de disfrutar de la fortuna que le habían proporcionado tanto sus cargos
como, finalmente, sus obras.

Se ha considerado a Hume como uno de los máximos representantes del llamado


empirismo inglés; su análisis crítico del conocimiento, que ejerció sobre Kant una
decisiva y reconocida influencia, insistió en la importancia de investigar el origen de las
ideas, que él entendía como copias o imágenes de las impresiones (sensaciones,
pasiones, emociones). Hume concibió el razonamiento como la actividad de descubrir
relaciones entre ideas, que podían ser de dos tipos: las existentes entre hechos (objeto
del razonamiento probable, fundado en la experiencia) y relaciones entre ideas (objeto
del razonamiento demostrativo, basado en el principio de no contradicción).

Estimando imposible cualquier otra forma de razonamiento, lo que suponía rechazar


como falsas las proposiciones de la metafísica o la teología, sometió a crítica toda clase
de ideas, y refutó en especial las de sustancia, existencia y relación causal. Respecto
de esta última, sin negar la posibilidad de que exista una causalidad real, afirmó que era
imposible conocerla: el origen de la idea de causa hay que buscarlo, por tanto, en el
hábito psicológico de percibir determinadas sensaciones de forma simultánea o
sucesiva, sin que dicha idea encierre ninguna necesidad lógica o racional.

87
2. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

Hume estima que todas las ciencias tienen una relación, mayor o menor, con la
naturaleza humana. Hay, pues, que investigar la naturaleza del entendimiento humano
para averiguar sus poderes o capacidades. Tal investigación ha de basarse en la
experiencia y en la observación.

La postura de Hume es fenomenista. No conocemos los objetos exteriores tal


como son en sí, sino solamente nuestras percepciones, el fenómeno, lo que "aparece"
en nuestra mente.

Todo nuestro conocimiento se elabora a partir de las percepciones, que se


pueden dividir en “impresiones” e “ideas”, y la propia actividad del entendimiento, que
combina las ideas simples formando ideas complejas.

1.1 Percepciones

Hume designa con este nombre tanto a los contenidos de conciencia como a los
actos en que se presentan tales contenidos, es decir entiende cualquier cosa que llegue
a la mente por medio de los sentidos, o por impulso de la pasión o por ejercicio de la
reflexión. De ahí que la percepción sea considerada siempre como algo subjetivo.

Son de dos tipos:

o Impresiones: son los actos inmediatos de la experiencia. La experiencia


puede ser externa o interna, son percepciones intensas, fuertes y vivaces
(sensaciones, pasiones,emociones); un ejemplo de impresión sería la visión
actual de un paisaje.

Hay dos tipos de impresiones: impresiones de sensación e impresiones


de reflexión. Mediante las impresiones de sensación conocemos las
cualidades de los objetos del mundo exterior. Mediante las impresiones de
reflexión conocimos nuestros estados de conciencia (estados internos).

o Ideas: son copias o huellas derivadas de las impresiones cuando éstas han
desaparecido; por lo que no aportan ningún contenido de conocimiento
nuevo que no haya sido dado por la impresión correspondiente; un ejemplo
de idea sería el recuerdo del paisaje en la memoria. Las ideas se diferencian
de las impresiones únicamente en que:

- Son más débiles que las impresiones

- Pueden aparecer en un orden temporal distinto.

88
Entre sentir y pensar, o entre impresiones e ideas, no existe más diferencia que el
"grado de fuerza y vivacidad con que impresionan el espíritu y penetran en nuestro pen-
samiento o conciencia". Así pues no hay ideas innatas, ya que el material primario de
nuestro conocimiento son las impresiones o sensaciones. Todas nuestras ideas provie-
nen de las impresiones, responden a alguna impresión recibida de nuestros sentidos,
de la cual son imágenes débiles y desvanecidas.

1.2 Ideas simples y complejas: las leyes de asociación de Ideas.

Tanto las impresiones como las ideas pueden ser simples o compuestas (complejas).

Las ideas simples surgen al descomponer la percepción sensible, por ejemplo de una
manzana, en un conjunto de impresiones indivisibles como el color, olor, sabor, etc. Las
ideas simples no admiten distinción ni separación.

Las ideas complejas se constituyen por combinación, agregación o agrupación de las


simples, no de una manera fortuita o arbitraria, sino en virtud de la "asociación", que es
una tendencia que rige la combinación de las ideas simples.

Para que se puedan formas ideas complejas en la mente, es preciso que las ideas
simples se unan, se asocien. Tan asociación psíquica se rige por tres reglas o principios:

✓ Semejanza y desemejanza: agrupamos ideas simples para dar lugar a ideas


complejas en virtud de un parecido o identidad.

✓ Contigüidad espacio-temporal:. agrupamos ideas simples para dar lugar a


ideas complejas en virtud de su proximidad espacial y/o temporal

✓ Relación de causa a efecto: agrupamos ideas simples para dar lugar a ideas
complejas en virtud de una relación causa efecto. con frecuencia esta ley podría
ser reducida a la anterior, ya que en toda relación causa efecto lo que en realidad
vemos siempre es que a un hecho sigue otro hecho contiguo. Así, vemos que
una bola de billar golpea a otra y la segunda sale disparada. De ahí inferimos
que la primera es la causa del movimiento de la segunda, pero lo que en realidad
vemos, de lo único que tenemos impresiones, es de una bola que avanza, que
llega junto a la otra, y que la otra sale disparada. Sim embargo, aunque no hay
un fundamento real para la relación causal sí que lo hay en nuestra mente. Es
una ley de nuestra mente establecer relaciones de causa efecto, y creer en su
necesidad.

89
Al clasificar los elementos del conocimiento en impresiones e ideas, Hume estaba
sentando las bases del empirismo más radical. Con este planteamiento, en efecto, se
introduce un criterio tajante para decidir acerca de la verdad de nuestras ideas:
¿Queremos saber si una idea cualquiera es verdadera? Muy sencillo: comprobemos si
tal idea procede de alguna impresión. Si podemos señalar la impresión correspondiente,
estaremos ante una idea verdadera; en caso contrario, estaremos ante una ficción. El
límite de nuestros conocimientos es, pues, el de nuestras impresiones.

1.3 Tipos de conocimiento y clasificación de las ciencias.

Relaciones de ideas

✓ Este tipo de relaciones se formulan en proposiciones tautológicas (analíticas y


necesarias). Es decir, del análisis del sujeto extraemos el predicado. Son siempre
verdaderas por definición.

✓ Está constituido por todas las proposiciones que trabajan con puras ideas,
prescindiendo de si corresponden a algún contenido o no

✓ Su verdad puede ser conocida a priori.

✓ Pueden descubrirse por la mera operación del entendimiento.

✓ Es el ámbito propio de las ciencias formales deductivas (aritmética, álgebra y


geometría).

✓ Se rigen por el principio de no contradicción.

(Este es el único campo del conocimiento donde es posible la certeza, pero para ello
se ha tenido que renunciar de antemano a decir nada acerca de la realidad).

Cuestiones de hecho.

✓ La verdad de estas proposiciones sólo es conocida a posteriori y no pueden tener


otra justificación que las impresiones. Su verdad se comprueba en la experiencia.

✓ Representan el mundo de los hechos.

✓ No se basan en el principio de no contradicción

90
✓ Pertenecen las ciencias empíricas o ciencias naturales inductivas: las ciencias
naturales, la filosofía moral y la ciencia del hombre. Sólo engendran mera opinión,
aunque se nos impongan necesariamente por virtud de la “costumbre”

✓ No existe demostración sino prueba y probabilidad. (Las ciencias físicas o naturales


se ocupan de cuestiones de hecho y sólo tienen valor en la medida en que se limitan
a las experiencias pasadas. Nada garantiza (ni siquiera el principio de causalidad,
como veremos) que el porvenir deba ser idéntico al pasado. Por otro lado, lo contrario
a cualquier cuestión de hecho es siempre posible, y por ello no pueden conducirnos
a la certeza sino tan sólo a la probabilidad, eso es, partimos de evidencias de hechos
sobre los que aventuramos interpretaciones).

91
3. CRÍTICA A LA IDEA DE CAUSALIDAD

En el Racionalismo la relación causa-efecto es necesaria en la explicación de la


realidad. Se entiende que la mejor manera de conocer un objeto es conociendo su
causa. Justificar la causalidad no es un problema para el racionalismo: la evidencia de
un mundo ordenado por Dios cuyos reflejos son las leyes que conoce el entendimiento
y que descubre y aplica en la realidad, hace de la causalidad un concepto fundamental
en la ontología racionalista.

Los empiristas, en cambio, critican la relación causa- efecto y niegan su valor metafísico,
admitiéndolo solo como resultado de la actividad del pensamiento.

Hume intenta explicar las regularidades desde las propias ideas. Su propuesta consiste
en una especie de modelo mecánico en el que las ideas ejercen entre sí fuerzas de
atracción y repulsión. Semejanza, contigüidad y causalidad son para el pensador
escocés las leyes de asociación que permiten explicar el flujo de ideas en la mente.

De las tres leyes que explicarían la sucesión de las ideas, Hume se centra en el análisis
de la causalidad. Considera fundamental la relación causa-efecto, porque con ella
intentamos establecer una cadena que enlace las ideas actuales con experiencias
previas y con expectativas futuras.

Las ciencias naturales, como queda dicho, tratan de cuestiones de hecho, parten de los
hechos, operan por inducción (van de los hechos particulares hasta establecer una
relación general entre ellos). Pero además, y esto aquí es lo importante, tratan de
explicar la relación entre los hechos mediante la idea causalidad. Parece no haber
conocimiento científico hasta que no se establece que tal fenómeno (efecto) tiene su
origen en tal otro (causa), y que esa relación es necesaria.

Lo que pone en cuestión Hume es nada menos que sea legítimo establecer entre los
hechos tal relación de causalidad, por lo que la ciencia perdería uno de los fundamentos
que la hace viable. Lo esencial de la crítica al conocimiento científico es que la relación
de causalidad no podemos conocerla por la observación de los hechos, de la
experiencia (de donde ha de venir todo conocimiento), sino que es una idea de nuestra
mente mediante la cual relacionamos dichos hechos.

La causalidad no está en los hechos, la pone nuestra mente.

Ya conocemos el criterio de Hume: sólo son significativas las ideas para las cuales
podemos encontrar un origen en las impresiones. Por tanto, habrá que buscar qué
impresiones van asociadas a la idea de causalidad.

92
Según Hume, cuando analizamos un caso cualquiera de relación causa-efecto entre dos
objetos o fenómenos siempre percibimos las mismas impresiones:

• La contigüidad en el espacio de la causa y el efecto


• La prioridad en el tiempo de la causa sobre el efecto
• La sucesión constante de causa y efecto, de tal modo que dad la causa
siempre se sigue el mismo efecto.
Contigüidad, prioridad y sucesión o conjunción constante: esto, para Hume, es todo lo
que observamos. Ahora bien, esta sucesión invariable nos hace pensar que existe una
conexión necesaria, y no solo causal, entre los dos hechos observados.

Hume, no obstante, es riguroso en su análisis. Una cosa es la conjunción constante


de hechos y otra la conexión necesaria entre ellos. De la primera tenemos experiencia;
la segunda solo la presuponemos.

Si la conexión entre causa y efecto fuera perceptible, bastaría con el análisis de u solo
caso para afirmar la relación causal. Pero la realidad es que una única observación
de dos hechos que ocurren conjuntamente no nos permite decir si el uno es resultado
del otro o si la conjunción es fortuita. Y si la primera vez que hacemos la observación
no percibimos que haya una conexión necesaria, qué diferencia hay entre la primera, la
segunda, la tercera…la enésima? Lo que la experiencia no nos muestra en un hecho
no puede mostrárnoslo en la repetición del hecho. Experimentar más veces un
hecho no nos enseña más, sino lo mismo más veces. Por tanto, la experiencia nos
muestra la sucesión de hechos pero no la conexión necesaria entre ellos.

Y si no hay impresión -dato de experiencia- no podemos afirmar que la relación de


causalidad que establecemos entre los dos acontecimientos exista.

Es por tanto, el hábito, la costumbre de ver sucederse dos fenómenos, lo que nos
lleva a creer que uno es la causa del otro.

Esta misma creencia nos lleva a predecir que esa conexión se dará en el futuro.

La causalidad se reduce, por tanto, para Hume, a una forma de asociación de ideas
basada en primer lugar en el hábito o costumbre de ver sucederse dos fenómenos,
siempre en el mismo orden; y, en segundo lugar, en la creencia de que esa misma
asociación de fenómenos volverá a repetirse necesariamente.

93
De todo lo anterior podemos deducir que Hume distingue dos planos en su crítica
a la noción de causalidad:

✓ Plano ontológico (es decir, el plano del ser, de la realidad): en este campo
Hume niega radicalmente la causalidad. Niega, por lo tanto, que la
causalidad sea algo real que se da en el mundo, en las relaciones entre
las cosas.

✓ Plano gnoseológico (es decir, el plano del conocimiento): en este campo


Hume sí admite la causalidad. Forma parte de las leyes que rigen el
funcionamiento de la imaginación, pues funciona como una “ley de
nuestro modo de pensar las cosas”, debido a la experiencia acumulada
que nos determina a creer en su necesidad.

El conocimiento científico es imposible construirlo a priori (como si se tratara de una


ciencia formal), no se trata de un conocimiento necesario sino probable. Cuando en las
ciencias empíricas (Física) inducimos a partir de un conjunto de hechos, que un
fenómeno se producirá siempre y universalmente, damos un paso ilegítimo.

94
4. CRÍTICA A LA IDEA DE SUSTANCIA

Hume acaba desembocando en un escepticismo (moderado). Sin los datos del


mundo sensible, sin los datos de la experiencia, el entendimiento solo puede realizar
operaciones como las de las matemáticas o la lógica, pero no puede alcanzar ninguna
verdad acerca del mundo (como sostenían los racionalistas).

Por la misma razón que Hume acaba negando la relación causal, niega también que
podamos afirmar la existencia de una realidad distinta a las impresiones, lo que
llamamos sustancia. El concepto de sustancia es un concepto vacío que no se
corresponde a ninguna impresión sensible, sino que se refiere a un supuesto soporte de
agrupaciones de impresiones. Sería una idea formada por la imaginación mediante la
asociación de sensaciones.

Crítica a la idea de sustancia extensa.

La idea que tenemos de sustancia es la de una realidad objetiva que es el


soporte de las cualidades que causan nuestras impresiones. Ahora bien, ¿de qué
impresión proviene esta idea? Después de analizarlo detenidamente, nos damos cuenta
de que, al margen de las impresiones particulares de olor, color, figura..., no contamos
con ninguna impresión de la entidad que se supone que permanece como soporte de
estas cualidades. Si somos coherentes con los principios empiristas, tenemos que
concluir que, como la idea de sustancia no proviene de ninguna impresión, esta idea ni
se halla fundamentada ni puede ser considerada válida. Es una ilusión, una invención
de nuestra imaginación, dirá Hume.

Además, ¿de qué tipo de impresión podría provenir esta idea? Todas nuestras
impresiones son puntuales y discontinuas, duran un momento y después desaparecen
para dar paso a otras. En cambio, de la sustancia tenemos una concepción continua y
estable en el tiempo. Cierro los ojos y la impresión que tenía de la rosa que crece en mi
jardín se desvanece, los vuelvo a abrir y aquí la encuentro de nuevo...; esto me hace
pensar en la existencia continua y estable de la rosa. Sin embargo, ¿qué impresión lo
fundamenta? Ninguna impresión tiene la continuidad que atribuimos a la sustancia. No
nos queda más remedio que suponer que se trata de una creación de nuestra
imaginación que agrupa bajo un mismo nombre (rosa) diversas impresiones puntuales
(el olor, la figura, el color...). A pesar de esto, la idea de sustancia es una invención o
creencia extremadamente útil para nuestra supervivencia.

95
Crítica de la idea de sustancia infinita.

La idea que tenemos de Dios es la de una sustancia infinita con todas las perfecciones:
omnisciencia, omnipresencia... Ahora bien, si aplicamos el criterio de validez de Hume,
nos tenemos que preguntar de qué impresión puede derivar esta idea de perfección
infinita. Según Hume, es evidente que, siendo nuestras impresiones puntuales y
concretas, resulta difícil que podamos tener una impresión de infinito, ya que ella misma
habría de ser asimismo infinita. Por lo tanto, la idea de sustancia infinitamente perfecta
se queda sin impresión que la legitime, y hay que concluir que no existe ningún tipo de
conocimiento, ni teológico ni metafísico, de Dios. Ciertamente, no obstante, Hume
reconoce que la religión y la creencia en la existencia de Dios son naturales y necesarias
entre los hombres.

Crítica a la idea de sustancia pensante.

La idea de yo todavía no había sido cuestionada por ningún filósofo. ¿Cómo podríamos
dudar de la validez de la idea que tenemos de nosotros mismos? Sin embargo, Hume
arremete también contra esta idea. Tradicionalmente, en filosofía se ha entendido el yo
como el sujeto que tiene percepciones, pero que es diferente de éstas. Ahora bien,
¿cómo podemos conocer la existencia de este yo? ¿De qué impresión deriva? De
ninguna. Aunque el alma sea el sujeto de las impresiones, no es ninguna impresión. Por
otro lado, ¿de qué tipo de impresión sería copia? Las impresiones e ideas se suceden
y cambian: ahora sentimos frío, después imaginamos la cena que nos tomaremos,
inmediatamente recordamos el examen del día siguiente y la desazón nos invade... Bajo
todas estas percepciones cambiantes, se supone que el yo permanece estable e
idéntico, como núcleo de nuestra personalidad. Hume lo cuestionará, el yo es como
cualquier idea de sustancia: una creencia fruto de nuestra imaginación que da
continuidad y permanencia a aquello que no la tiene.

Al no admitir Hume la posibilidad de conocer las cosas (sustancias) ni sus causas, se


impone una posición escéptica respecto a las posibilidades de nuestro conocimiento.
escepticismo moderado en cuanto que, a pesar del resultado de su investigación, en la
práctica las cosas van a seguir igual. El escepticismo de Hume rechaza la metafísica,
cuyo objeto (la sustancia: espiritual, material o divina) no puede ser conocido en
absoluto por la mente humana. El mundo no es el de las grandes y absolutas verdades
dogmáticas, sino el de las verdades probables y cambiantes.

96
EL EMOTIVISMO MORAL

El emotivismo moral de David Hume es una teoría ética que sostiene que los juicios
morales no son verdades objetivas, sino expresiones de emociones o
sentimientos. Hume fue uno de los primeros pensadores en reivindicar el papel
fundamental de las emociones y los sentimientos en el comportamiento humano. Según
Hume, cuando decimos que algo es "bueno" o "malo", no estamos describiendo un
hecho del mundo, sino expresando nuestras propias reacciones emocionales hacia ese
algo. Frente a los que consideran la razón como la responsable de nuestras decisiones,
Hume sostiene que, en realidad, toda acción descansa en la emoción y los sentimientos.
Hume no niega que razonamos y reflexionamos al tomar una decisión, pero estos
razonamientos están motivados por creencias en las cuales tienen un peso fundamental
las emociones.

Considerar que los sentimientos están en la base de nuestras acciones y de nuestros


juicios morales se ha llamado emotivismo moral. Éste se opone frontalmente a una
larga tradición ética que comenzó con Sócrates. El emotivismo estaría en el reverso
de las teorías intelectualistas que consideran que la acción correcta o buena pasa por
un conocimiento previo de la bondad o del bien.

PRINCIPALES IDEAS DEL EMOTIVISMO MORAL

1. Sentimientos como base de la moralidad: Hume argumenta que los juicios


morales se basan en sentimientos de aprobación o desaprobación. No derivan
de la razón, sino de nuestras pasiones. Es decir, algo es moralmente bueno si
nos provoca un sentimiento positivo y moralmente malo si nos provoca un
sentimiento negativo.
2. Relación entre razón y pasión: Para Hume, la razón es esclava de las
pasiones. Esto significa que la razón puede ayudarnos a determinar los medios
para alcanzar un fin, pero no puede determinar los fines mismos, los cuales están
dictados por nuestras pasiones.
3. Imparcialidad y universalidad: Aunque las emociones individuales varían,
Hume sostiene que hay cierta universalidad en las reacciones emocionales
humanas. Las normas morales pueden surgir de un sentido común compartido
y de una empatía general hacia los demás. Por este motivo, el placer no ha de
entenderse egoístamente; la justicia, la benevolencia, la gratitud y la amabilidad

97
son actitudes que me gustan, aunque de ellas no obtenga directamente un
beneficio personal. En este contexto, tiene un papel fundamental la educación,
ya que racionaliza y encarrila los sentimientos de aprobación y rechazo ante
determinadas acciones. Así, cuando el placer y la felicidad afectan al máximo
número de personas, me complacen y me proporcionan tanto placer como mi
propio provecho. La ética de Hume es, en este sentido, una ética utilitarista que
concibe como bien lo que proporciona placer y es útil a la mayoría.

4. Distinción entre hechos y valores: Hume es famoso por lo que se conoce


como la "guillotina de Hume", la cual señala que no se puede derivar un "deber
ser" (un valor) de un "ser" (un hecho). En otras palabras, no se pueden deducir
afirmaciones morales a partir de hechos empíricos.

CRÍTICAS AL EMOTIVISMO DE HUME:


1. Relativismo moral: Una crítica común es que el emotivismo podría llevar a un
relativismo moral, donde los juicios morales se vuelven totalmente subjetivos y
dependientes de las emociones individuales, lo que podría dificultar el
establecimiento de normas morales universales.
2. Razonamiento moral: Algunos filósofos argumentan que la razón tiene un papel
más significativo en la moralidad de lo que Hume permite, y que es posible tener
juicios morales basados en el razonamiento y la lógica.
3. Descriptividad insuficiente: Otros críticos sugieren que el emotivismo no
explica adecuadamente por qué ciertas emociones se consideran moralmente
relevantes mientras que otras no, ni cómo se forman y se justifican los
sentimientos morales.

En resumen, el emotivismo moral de Hume ofrece una visión de la moralidad como una
cuestión de sentimientos y emociones más que de hechos objetivos y razonamientos
lógicos. Aunque tiene defensores y detractores, ha sido una teoría influyente en la ética
contemporánea.

98
KANT

1. BIOGRAFÍA Y OBRAS
2. CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

3. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO:

Teoría de los juicios

Estética Trascendental

Analítica Trascendental

Dialéctica Trascendental

4. TEORÍA ÉTICA

1. BIOGRAFÍA Y OBRAS

Manuel Kant nace el 22 de abril de 1724 en Könisberg, capital del ducado de


Prusia. Es el cuarto de once hijos, de los cuáles sólo tres mujeres y otro varón alcanzan
una edad avanzada, aunque Kant nunca mantiene con ellos una frecuente relación.
Su padre es un artesano de clase media, en concreto guarnicionero, pero es su
madre, una mujer de gran religiosidad pietista, la que se encarga de la educación de su
hijo Manuel, dejando en él una huella muy marcad: “jamás olvidaré a mi madre, pues
ella fue la primera en sembrar y alimentar en mí la semilla del bien”.
Tras nueve años de estudios en el Collegium Fridericianum, en 1740 ingresa en
la Universidad de Könisberg. En esta Universidad recibe una formación filosófica de
carácter racionalista, en la línea de Christian Wolf, y se pone también en contacto con
las investigaciones físicas de Newton. Lo más importante, no obstante, es que durante
los seis años de sus estudios universitarios –deja la Universidad en 1746- decide
dedicarse a la docencia científica, a pesar de que no posee la base económica necesaria
para ello, sobre todo desde la muerte de su padre, ocurrida ese mismo año.
Por este motivo, de 1746 a 1755 tiene que dedicarse a ejercer como profesor de
clases particulares para poder ganarse la vida. En 1755 abandona esta labor para
presentarse a oposiciones a la Universidad en que había estudiado. Es designado en
un primer momento profesor auxiliar de Filosofía y en 1770 ocupa la cátedra de Lógica
y Metafísica. En 1786 es elegido rector de la Universidad por primera vez, la segunda lo
sería en 1788, y en 1792 decano de la Facultad de Filosofía y de toda la Academia.

99
Kant fue un hombre metódico a lo largo de toda su vida y sus costumbres
sufrieron muy pequeños cambios durante su etapa de dedicación a la docencia, a pesar
de que sus funciones fueran diferentes. Se levantaba a las cinco de la mañana, y era su
criado –un soldado retirado- el que le despertaba al grito de “¡es la hora!”. Comenzaba
luego a preparar sus clases, tarea a la que, en un principio sobre todo, dedicaba de
cuatro a cinco horas diarias. A continuación, impartía sus clases, aproximadamente dos
horas diarias, y después, hasta la una del mediodía, se dedicaba a registrar por escrito
sus pensamientos. La comida que realizaba a esa hora era para él un momento de
distensión que aprovechaba normalmente para conversar con personas cultas, pero
nunca de temas relacionados con la filosofía. Terminada la casi siempre dilatada
sobremesa, se retiraba a leer y a meditar hasta las siete de la tarde, en que daba un
paseo. De vuelta a casa se enfrascaba de nuevo en la lectura, esta vez de obras de
reciente publicación, para, a las diez en punto de la noche, acostarse y así poder
disponer de siete horas completas de sueño. En el cumplimiento de estos horarios era
tan rígido que, según se dice, algunos ciudadanos de Könisberg ajustaban sus relojes
basándose en los horarios del filósofo.
A partir de 1794 fue retirándose paulatinamente de sus funciones docentes y en
1797 abandonó definitivamente sus actividades como profesor. Murió el 12 de febrero
de 1804, sin haber salido nunca del término municipal de su ciudad natal.
Sus obras más importantes son:

Crítica de la razón pura, 1781.

Crítica de la razón práctica, 1788.

100
2. CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

Toda la filosofía de Kant se articula en torno a cuatro cuestiones:

1) ¿Qué puedo conocer?, donde busca los principios y límites del conocimiento
científico y de la naturaleza. La respuesta a esa pregunta corresponderá a la
metafísica a través de su obra Crítica de la razón pura.

2) ¿Qué debo hacer?, que busca establecer los principio y límites de la acción moral
y la libertad humanas. A esta pregunta responderá la moral mediante su obra
Crítica de la razón práctica.

3) ¿Qué me cabe esperar?, reflexión acerca del destino último del ser humano y
sus posibilidades de realización. La respuesta a la misma corresponde a la
religión.

4) ¿Qué es el hombre?, pregunta que engloba las tres anteriores, pues para Kant
ni las preguntas ni las disciplinas que las tratan se hallan desvinculadas de las
demás, sino que se apoyan entre sí en un proyecto global de filosofía. La filosofía
es entendida como la ciencia de que relaciona todos los conocimientos sobre la
base de los fines esenciales de la razón humana.

En definitiva, para Kant, la filosofía ha de poner la razón al servicio de una


humanidad más libre y más justa (La Ilustración).

• Kant se presenta a sí mismo como el fundador del idealismo: todas las teorías del
conocimiento anteriores girarían en torno a los objetos externos al sujeto, serían
realistas, pretenderían conocer una realidad en sí externa al sujeto. Pues bien, Kant
considera que sería mucho más productivo centrar el conocimiento en torno al
sujeto, de modo que en lugar de que el sujeto dé vueltas en torno al objeto, sea
éste el que dé vueltas en torno a aquél (al igual que Copérnico hizo girar a la Tierra
en torno al Sol y no éste en torno a la Tierra). Por eso Kant considera que su teoría
del conocimiento supone un auténtico giro copernicano con respecto a las
anteriores19.
• Los dos grandes sistemas filosóficos, racionalismo y empirismo se hallaban
enfrentados respecto a los fundamentos del conocimiento. Para los racionalistas,
con Descartes a la cabeza, la razón era autosuficiente para construir el saber.

19
Que Kant se presente como el fundador del idealismo no está en contradicción con Descartes como
fundador del idealismo también. La diferencia entre Descartes y Kant reside en que para el primero el
conocimiento se fundamenta en el sujeto, pero deja al objeto fuera, inalterado. Kant sostiene que la propia
constitución de los objetos depende de lo que pone en ellos el sujeto. El idealismo de Kant, frente al de
Descartes, no es sólo epistemológico sino ontológico.

101
Tenían una fe inmensa en la capacidad deductiva de la razón, pensando siempre
en las matemáticas como modelo de saber. Desconfiaban de la percepción y de la
observación, remontándose a la tradición griega de Parménídes, Pitágoras y Platón.
Todos ellos desconfiaban del conocimiento proporcionado por los sentidos.
• En el caso de los empiristas, era todo lo contrario, pues atribuían a la percepción
el mayor valor en el conocimiento, relegando a la razón a un segundo plano, a un
papel casi pasivo. Todo lo más admitían en la razón una función asociadora de
ideas, pero nunca un papel activo en la producción de conocimiento. De este modo,
con Hume, el empirismo caerá en el escepticismo (negar la posibilidad de
fundamentar racionalmente cualquier conocimiento), al quedar reducido a mero
fenomenismo (cosas que aparecen o se muestran a los sentidos).
• La opinión de Kant era diferente. Para él la percepción y la razón son necesarias
en el conocimiento. Sólo que utiliza los términos de sensibilidad y entendimiento
para referirse a ellos. Ambas serán las fuentes de nuestro conocimiento. Y son por
igual necesarias, sintetiza en cierto modo el punto de vista de empiristas y
racionalistas.

La función de la sensibilidad es la de recibir impresiones, la de percibir. La del


entendimiento es más activa pues debe ordenar y organizar esas impresiones para
que tengan sentido y se produzcan los conceptos. Podríamos decir que una aporta
la materia prima del conocimiento, la sensibilidad, y el otro da forma y estructura a
esa materia; una constituye la materia del conocimiento y el otro la forma.

• Antes de llegar a esta visión un tanto integrador de ambas posturas, Kant había
sido primero racionalista y luego empirista. Del racionalismo le alejó la filosofía
de Hume, que él considera un descubrimiento. Llega a decir que el filósofo británico
le sacó de su sueño dogmático. Entonces llegó a ser tan empirista que estaba
convencido de que nuestro conocimiento no puede ir más allá de la experiencia.
Pero poco después se dio cuenta de que no es así, de que hay conceptos que no
tienen su origen en la experiencia pero que sólo se pueden aplicar dentro de ella.
Es decir, hay ciertos conceptos que el entendimiento parece producir
espontáneamente sin haberlos percibido. Por ejemplo, los de sustancia, causa o
necesidad.

Kant supera con su criticismo el antagonismo de las posiciones racionalista y empirista


asimilando lo más positivo de cada una de ellas.

102
Este sistema recibe el nombre de criticismo y de Idealismo trascendental20 donde
hace hincapié en la dimensión activa del sujeto en el conocimiento. Este Idealismo
también implica someter a crítica (establecer los límites de la capacidad de la propia
razón) la razón pura (sin que esté contaminada por ningún dato proveniente de la
sensación) desde la propia razón, desde sí misma.

Kant se da cuenta de que las ciencias progresan pero la Metafísica no. Para saber si la
Metafísica es una ciencia hay que estudiar qué condiciones hacen posible que las
matemáticas y la física sean una cincia y ver si se dan en la Metafísica.

20
Doctrina que afirma que el objeto de conocimiento es una síntesis entre los datos de la experiencia y las
estructuras de nuestra mente que constituyen la forma de cualquier conocimiento. A diferencia del
Idealismo absoluto, el Idealismo trascendental no defiende la idealidad de las cosas en sí mismas, sino sólo
de los fenómenos, que son el resultado de la síntesis anterior.

103
3. LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

Clasificación de los juicios

Para Kant la ciencia se expresa mediante juicios, que son afirmaciones de la realidad y
que tienen la forma S+P, sujeto y predicado.

Kant encuentra dos tipos de condiciones que hacen posible los juicios y por lo tanto la
ciencia:

- empíricas: que provienen de los sentidos, de nuestra percepción. Y son


particulares y contingentes, pueden darse o no.

- a prior, trascendentales:

▪ Son condiciones iguales para todos, universales, necesarias,


pues su ausencia haría imposible que percibiéramos.

▪ Son anteriores a nuestra percepción, pues condicionan a los


sentidos: pertenecen a la estructura del sujeto.

▪ No derivan de la experiencia sino que anteceden a nuestra


percepción del mundo

▪ Solo encuentran aplicación en el hecho de percibir, en la


experiencia.

Kant distingue entre diversos tipos de juicios:

a) Según la relación del sujeto con el predicado: juicios analíticos y


juicios sintéticos.

Los juicios analíticos son:

▪ Aquellos en que el predicado está contenido en el sujeto

▪ No aumentan nuestro conocimiento, ya que no dicen nada que


no esté ya en sujeto ("un triángulo tiene 3 ángulos", "el todo es
mayor que las partes").

▪ Corresponden a las relaciones entre ideas de Hume.

104
▪ Son siempre verdaderos por lo que la ley por la que se rigen
es la “ley de la no contradicción” (es decir, su contrario es
siempre falso).

▪ Se llaman analíticos porque del análisis del sujeto se saca el


predicado (sin necesidad de recurrir a la experiencia).

Los juicios sintéticos

▪ Sí que amplían nuestro conocimiento

▪ El predicado no es parte del sujeto.

▪ Expresan lo que Hume llamaba conocimiento de hechos.

▪ Su negación no tiene por qué ser contradictoria.

▪ Dan contenidos nuevos del conocimiento; es decir, nos dicen


cosas acerca de la experiencia

▪ Hay que recurrir a la experiencia para saber si son ciertos

▪ Se llaman sintéticos porque enlazan, sintetizan cosas diversas


(en este caso pared y blancura).

b) Según la relación con la experiencia: juicios a priori y juicios a


posteriori. Es una división diferente de la anterior, pues corresponde
al modo en que podemos saber la verdad de un juicio

Juicios a priori

▪ La verdad es independiente de la experiencia.

▪ No se basan en la experiencia, y por tanto no hay experiencia


que pueda invalidarlos

▪ Son válidos siempre

▪ Su principal característica es la universalidad estricta y la


necesidad.

Juicios a posteriori

▪ Necesitamos acudir a la experiencia para saber si son verdad.

▪ Son particulares y contingentes.

105
Estos cuatro tipos de juicios son reducidos a únicamente a dos por la lógica clásica
(anterior a Kant):

a) Todo juicio analítico es a priori

b) Todo juicio sintético es a posteriori

JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI

Pero la ciencia no se puede construir con este tipo de juicios, pues los primeros no
aportan nada nuevo al conocimiento y los segundos que sí lo aportan lo hacen de un
modo particular y posible, y la ciencia debe buscar leyes universales y necesarias, no
particulares y contingentes.

Las leyes de la ciencia no se expresan mediante juicios analíticos ni sintéticos: según la


interpretación kantiana, los racionalistas, puesto que prescinden de la experiencia,
considerarán que el conocimiento ha de estar compuesto por juicios analíticos; los
empiristas, al contar únicamente con lo que se extrae de la experiencia, considerarán
que el conocimiento ha de estar compuesto por juicios sintéticos.

Ahora bien, los juicios analíticos, aunque son universalmente válidos (porque son
anteriores a toda experiencia, son a priori), no nos dan realmente conocimiento: pues lo
que nos dice el predicado ya lo sabíamos al conocer el sujeto. En cuanto a los juicios
sintéticos, amplían nuestro conocimiento, pero no nos dan leyes universales y
necesarias.

Pero Kant asume (siguiendo una larga tradición) que el conocimiento científico tiene que
ser conocimiento de lo universal y necesario, y dar información acerca de la experiencia.

Pues bien, los juicios analíticos no nos dan conocimiento de la experiencia. Los juicios
sintéticos no nos dan conocimientos universales y necesarios. Luego, si no hay otro tipo
de juicios, la ciencia, tal como era concebida hasta ahora, sería imposible y la única
fundamentación del conocimiento científico sería la costumbre (Hume).

Pero Kant intentará demostrar que existe otro tipo de juicios a los que llama juicios
sintéticos a priori. Tales juicios por ser a priori nos dan conocimiento universal y
necesario y, por ser sintéticos, nos dan conocimiento de la experiencia ya que sintetizan
(=enlazan) un concepto con un objeto.

106
Este tipo de juicios son los que componen, según Kant, las dos ciencias constituidas:
las matemáticas y la física

En resumen, hay tres tipos de juicios:

- Juicios analíticos a priori

- sintéticos a posteriori

- sintéticos a priori

La ciencia se compone de juicios sintéticos a priori. La pregunta por las condiciones que
hacen posible la ciencia es una pregunta por las condiciones que hacen posible los
juicios sintéticos a priori.

Su tarea se concreta en investigar cómo son posibles estos juicios en las distintas
ciencias y en analizar si también son posibles en la metafísica., lo que aclararía el
problema de si ésta puede constituirse como una ciencia.

107
ESTÉTICA TRASCENDENTAL

Dos son los objetivos de la estética trascendental:

- Estudiar la sensibilidad como fuente de conocimiento

- Estudiar la existencia de los juicios sintéticos a priori en las matemáticas

Kant afirma que no se puede dudar de que todos nuestros conocimientos comienzan en
la experiencia. El conocimiento se inicia al recibir algo que viene del exterior.

La sensibilidad es una mera capacidad de recibir impresiones de las cosas. Pero lo que
conocemos por medio de la sensación no son las cosas tal como son en sí mismas, sino
tal como son en relación con la sensibilidad. Conocemos el fenómeno.

En el fenómeno Kant distingue:

- La materia: aquello que proviene de la sensación, los datos empíricos que


provienen de la cosas

- La forma: lo que ordena estos datos reduciéndolos a una cierta unidad. Son las
formas puras a priori.

En la Estética Trascendental, establece que hay dos formas puras a priori de la


intuición sensible: espacio y tiempo. Esto significa que cualquier cosa que percibamos
ocupa un espacio y la percibimos en un tiempo dado, son condiciones necesarias,
imprescindibles para captar el mundo.

Que sean formas puras quiere decir que no hay en ellas nada proveniente de la
experiencia, y que además sean a priori significa que se encuentran en el sujeto para
ser aplicadas a la intuición sensible, a los datos empíricos de la sensación.

Para Kant, el espacio es la forma pura a priori de la sensibilidad externa: explica por
qué nos representamos espacialmente todo objeto exterior. El tiempo, a su vez, es la
forma pura a priori de la sensibilidad interna, hace posible que captemos los datos
ordenados sucesivamente.

También se pregunta Kant si las matemáticas pueden ser consideradas una ciencia.

Los conocimientos de la Matemática resultan de aplicar las condiciones a priori del


espacio (Geometría) y del tiempo (Aritmética) a toda impresión particular y variable que
pueda llegar a los sentidos. De esta manera la Matemática construye juicios sintéticos

108
a priori, juicios que aumentan nuestro conocimiento sobre la realidad empírica y son
universales. Por tanto, la matemática es ciencia.

ANALÍTICA TRASCENDENTAL

Dos son los objetivos de la analítica:

- Estudiar el entendimiento como fuente de conocimiento

- y la posibilidad de la existencia de juicios sintéticos a priori en la física.

El entendimiento es la facultad por la que producimos conceptos. Si nuestra mente se


limitara a recibir impresiones y sensaciones pero no las ordenara, es decir, no las
entendiera, no habría conocimiento. Y este proceso de ordenar y estructurar el material
sensible es referirlo a algún concepto, que es los que nos hace entender lo que
percibimos. Es por ello que el entendimiento es la facultad de crear conceptos (engloba
objetos en conceptos).

Pero al referir percepciones a un concepto lo hacemos mediante un juicio. Así, puede


considerarse también al entendimiento como la facultad de los juicios (porque al
englobar objetos bajo conceptos construye juicios).

Al igual que en la sensibilidad también aquí hay dos tipos de conceptos:

- Empíricos (o a posteriori) que provienen de nuestra experiencia.

- Puros (o a priori), los genera de modo espontáneo nuestro entendimiento, no los


extrae de la experiencia, son la condición de ella (como ocurría con el espacio y
el tiempo). A estos conceptos puros los llama Kant categorías. Hay doce
categorías, algunas muy conocidas, como la de causalidad, sustancia o
existencia. Kant clasificó los juicios en 4 tipos y de ahí dedujo otras tantas
categorías

Los conceptos puros o categorías son condiciones necesarias (trascendentales, las


llama Kant) de nuestro conocimiento. Esto significa que en el acto de pensar estamos
aplicando categorías. Y estas categorías son vacías, no tienen contenido. Son algo así
como unos moldes que posee nuestra mente y en donde encajan o se amoldan las
percepciones.

El segundo gran objetivo de la Analítica trascendental es la posibilidad de juicios


sintéticos a priori en la física, es decir, si la Física es ciencia. Concluye que la Física es
ciencia porque puede construir juicios sintéticos a priori, es decir, juicios que aumentan
nuestro conocimiento sobre la realidad y son universales, porque resultan de aplicar las

109
Categorías (que son universales para cualquier entendimiento humano) a todos los
fenómenos particulares que llegan a la Sensibilidad.

DIALÉCTICA TRASCENDENTAL

- Estudia la razón (el entendimiento unifica la pluralidad de fenómenos, la razón


unifica los conocimientos del entendimiento)

- y las condiciones que hacen posible la existencia o no de juicios sintéticos a priori


en la metafísica; en definitiva si la metafísica es o no es una ciencia.

Previamente es necesario precisar algunas cuestiones:

Kant llama fenómeno a lo dado a la sensibilidad, y por tanto sometido a las condiciones
espacio-tiempo..

Kant llama noúmeno, a la cosa-en-sí que permanece fuera de las condiciones espacio
temporales.

La filosofía de Kant es conocida como idealismo trascendental: esto quiere decir que
espacio, tiempo y categorías son «condiciones de posibilidad» de la experiencia (de los
fenómenos), y como tales, algo que pone el sujeto, pero no propiedades reales de las
cosas.

El objetivo de la crítica es analizar qué es lo que puede conocer la Razón con


independencia de la experiencia y cuáles son sus límites. Todas las capacidades de la
Razón se agotan en contestar a tres preguntas: (1) ¿Qué puedo conocer? (2) ¿Qué
debo hacer? (3) ¿Qué me cabe esperar? (se entiende si hago lo que debo).

Pues bien, la Razón no funciona de la misma manera cuando intenta contestar a cada
una de estas preguntas. En términos kantianos la Razón tiene varios «usos» distintos:

- USO teórico:

▪ Es el uso científico,

▪ El uso de la Razón para conocer las cosas como son

▪ Con este uso científico se contesta a la primera pregunta: puedo conocer


todo lo que viene enlazado según las reglas que imponen a príorí
espacio, tiempo, y categorías. A todo esto le llamamos «fenómeno», y
también «objeto de la experiencia».

110
▪ El conocimiento científico se da, pues, a través de dos facultades: la
sensibilidad (que pone el espacio y el tiempo), y el entendimiento (que
pone las categorías y las condiciones de su aplicación a la experiencia,
es decir, los principios del entendimiento).

- Uso práctico:

▪ Es el uso práctico de la razón es el uso moral.

▪ Pues bien, aquellos objetos de que trata la metafísica (tales como Dios,
Mundo, y Alma) no tienen ningún sentido dentro del conocimiento
científico, pero sí lo van a tener dentro del campo de la moral.

El conocimiento opera siempre formando síntesis: en todo conocimiento la sensibilidad


sintetiza las impresiones formando un objeto y el entendimiento sintetiza objetos bajo
un concepto, lo que le permite formar juicios. Sin embargo, no se conforma con esto y
busca enlaces cada vez más abarcantes hasta poder englobar toda la experiencia
posible.

Pero este proceso es inacabable y llega un momento en que la Razón da un salto


ilegítimo y agrupa a la totalidad de la experiencia interna bajo la noción de Alma (juicios
categóricos), a la totalidad de la experiencia externa bajo la noción de Mundo (juicios
hipotéticos), y a la totalidad de la experiencia posible bajo la noción de Dios (juicios
disyuntivos).

A estos conceptos (Alma, Mundo y Dios) Kant les llama Ideas de la Razón, o conceptos
puros de la razón (no confundir con los «conceptos puros de entendimiento» o
«categorías»). A las Ideas de la Razón no les corresponde ningún objeto de experiencia,
por lo que no nos proporcionan propiamente conocimiento. Sin embargo cumplen una
función dentro del uso teórico de la Razón que consiste en que hacen posible agrupar
toda la experiencia en un sistema racional. Kant llama a esto el uso regulativo de las
Ideas.

Hasta aquí no hay ningún problema. Sin embargo, la Razón no se limita a usar las Ideas
para regular la experiencia, y las usa constitutivamente, como constituyendo objetos de
la experiencia. Ahí es donde descansa el error de la metafísica, en que a partir de la
Razón pura, accede a meras Ideas de Razón que luego pretende tomarlas como objetos
de experiencia.

En el momento que tomamos a las Ideas como objeto de experiencia podemos emitir
juicios indemostrables o contradictorios acerca de ellas. Kant llama a estos juicios
paralogismos cuando se refieren al alma, y antinomias, cuando se refieren al mundo.

111
Acerca de Dios la Razón incurre en otro tipo de error, el de pretender que su existencia
puede ser demostrada. Estas contradicciones se producen por no haber hecho un
análisis de las capacidades y de los límites de la Razón. Capacidades y límites que
pretende establecer la crítica kantiana.

La Razón se contradice cuando pretende contestar desde su «uso teórico» aquellos de


sus intereses que sólo afectan a su «uso práctico» de esta forma se solventan todas las
contradicciones. «Alma», «Mundo» y «Dios», no son objetos de la experiencia (en la
que cumplen una simple función reguladora), pero encuentran su particular tipo de
realidad (realidad nouménica) dentro del mundo de la moral, es decir, de la praxis.

La metafísica no sea una ciencia, sino el resultado del uso de la razón desligado de la
experiencia que sólo tiene valor en el ámbito de la razón práctica.

112
3. TEORÍA ÉTICA

En la Crítica de la Razón Pura, Kant trató de explicar cómo es posible el conocimiento


de los hechos y hasta dónde es posible el conocimiento de objetos. Sin embargo, la
actividad racional humana no se limita al conocimiento de los objetos. El hombre
necesita conocer cómo ha de obrar, cómo ha de ser su conducta: la Razón posee
también una función moral y trata de responder a la cuestión ¿qué debo hacer? (Crítica
de la Razón Práctica).

Esta doble vertiente de la Razón, conocimiento de objetos y conocimiento moral,


responde a la doble función de la Razón:

- la Razón teórica: se ocupa de conocer cómo son las cosas, se centra en el


conocimiento de la naturaleza.

- La Razón práctica: se ocupa de cómo debe ser la conducta humana. No le


corresponde el conocimiento de cómo es la conducta humana sino de cómo
debe ser, es decir, cuáles deben ser los principios que han de determinar a los
hombres a obrar para tener una conducta racional y por tanto moral.

Esta separación entre ambas esferas suele expresarse diciendo que la ciencia (Razón
Teórica) se ocupa del ser, mientras que la moral (Razón Práctica) se ocupa del deber
ser.

La diferencia entre ambas actividades racionales se manifiesta en el modo en el que


expresan sus principios o leyes:

- La Razón Teórica, científica, formula juicios

- La Razón Práctica, formula imperativos o mandamientos.

La ética de Kant representa una auténtica novedad, hasta Kant, las distintas éticas
habían sido materiales; frente a todas ellas, la ética de Kant es una ética formal.

Una ética material tiene las siguientes características:

- Parte de que hay bienes, cosas buenas para el hombre y por tanto empieza por
determinar cuál, de entre todos, es el bien supremo o fin último del hombre
(placer, felicidad…).

- Una vez establecido el bien supremo, la ética establece unas normas o


preceptos encaminadas a alcanzarlo.

113
- Por tanto, una ética material, tiene contenido porque establece un bien supremo
y dice lo que ha de hacerse para conseguirlo.

Kant rechaza las éticas materiales por los siguientes motivos:

- Son empíricas, a posteriori, es decir, su contenido está extraído de la


experiencia. Se trata de generalizaciones a partir de la experiencia. Kant critica
esto porque pretende formular una ética cuyos imperativos sean universales y,
de la experiencia no se pueden extraer principios universales.

- Los preceptos de las éticas materiales son hipotéticos o condicionales. Solo


valen como medios para conseguir un fin y por tanto, carecen de la universalidad
que busca Kant.

- Son heterónomas. Heterónomo es contrario a autónomo. Si la autonomía


consiste en que el sujeto se dé a sí mismo la ley, en que el sujeto se determine
a sí mismo a obrar, la heteronomía consiste en recibir la ley desde fuera de la
propia Razón. Según Kant, las éticas materiales son heterónomas porque la
voluntad es determinada a obrar para alcanzar el fin que se entiende como bien
supremo.

Kant, por tanto, rechaza las éticas materiales porque son empíricas, hipotéticas en sus
imperativos y heterónomas, y una ética universal y racional ha de ser a priori, categórica
en sus imperativos y autónoma. Estas tres últimas características las cumple la ética
formal.

Una ética formal es una ética vacía de contenido porque:

- No establece ningún bien o fin que haya de ser perseguido

- No dice lo que tenemos que hacer sino que dice cómo debemos actuar, la forma
en que debemos obrar.

Kant distingue tres tipos de acciones:

- Contrarias al deber,

- conformes al deber

- y por deber (solo estas poseen valor moral). Un hombre actúa moralmente
cuando actúa por deber. El deber, según Kant, es la “necesidad de una acción
por respeto a la ley”, es decir, el sometimiento a una ley, no por la utilidad o

114
satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos sino por respeto a la
misma.

La exigencia de obrar moralmente se expresa en un imperativo que no es ni puede ser


hipotético (las acciones son buenas para alcanzar un fin) sino categórico (las acciones
son buenas en sí mismas). Kant ha ofrecido diversas formulaciones del imperativo
categórico:

- “Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se
torne en ley universal”. Esta formulación muestra claramente su carácter formal;
este imperativo no establece ninguna norma concreta. Esta formulación muestra
también la exigencia de universalidad propia de una moral racional.

- “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en su persona como en la


persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca meramente como un
medio”. También esta formulación manifiesta el carácter formal y la exigencia de
universalidad. Aquí se incluye la idea de fin, pero el fin es en sí mismo ya que es
el hombre en cuanto ser racional al que no ha de utilizarse nunca como un medio.

La Crítica de la Razón Pura había puesto de manifiesto la imposibilidad de la Metafísica


como ciencia, es decir, como conocimiento objetivo acerca del mundo, en su totalidad,
acerca del alma y acerca de Dios.

El alma, su inmortalidad, y la existencia de Dios, constituyen interrogantes de interés


fundamental para el destino del hombre.

Kant nunca negó la inmortalidad del alma o la existencia de Dios, simplemente


estableció en la Crítica de la Razón Pura que el alma y Dios no son asequibles al
conocimiento científico, al conocimiento objetivo (porque el alma y Dios no son
fenómenos que se den en la experiencia). Kant señala que el lugar adecuado en que ha
de plantearse el tema de Dios y del alma es en la Razón Práctica.

La libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios son postulados de la Razón


Práctica. El término postulado ha de entenderse en su sentido estricto, como algo que
no es demostrable pero que debe ser supuesto como condición necesaria de la
moralidad.

La exigencia moral de obrar por respeto al deber supone la libertad.

En cuanto a la inmortalidad la Razón nos ordena aspirar a la concordancia perfecta entre


nuestra voluntad y la ley moral, y esta perfección es inalcanzable en una existencia
limitada, y exige, por tanto, la inmortalidad como condición necesaria.

115
Respecto a la existencia de Dios, señala Kant, que la disconformidad que encontramos
en el mundo entre el ser y el deber ser exige la existencia de Dios como realidad en
quien el ser y el deber-ser se identifican y en quien se da una unión perfecta entre virtud
y felicidad.

116
LA FILOSOFÍA DE KARL MARX

BIOGRAFÍA
Karl Marx (1818-1883) fue un filósofo y sociólogo alemán
de origen judío que influyó determinantemente en los
movimientos obreros del s. XIX.
Emigró a París y a Bruselas, haciendo amistad con Engels.
Con él redactó en 1848 el Manifiesto comunista", traducido
a más de cien idiomas.
Expulsado de Bélgica, se dirigió a Londres, donde escribe "El Capital" y funda la
Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). En sus obras expone y desarrolla el
materialismo dialéctico y el materialismo histórico, a través de los cuales explica la
realidad social como una dialéctica de opuestos ("lucha de clases"). La historia deviene
así un progresivo proceso de liberación social frente a los poderes opresivos del
capitalismo, la religión y la moral burguesa. Muchas posiciones políticas lo asumen
todavía hoy como uno de sus referentes.

FILOSOFÍA DE MARX

Karl Marx (Tréveris, 5 de mayo de 1818 - Londres, 14 de marzo de 1883) vivió el siglo
de las revoluciones que ocasionaron el hundimiento del Antiguo Régimen y las
transformaciones económicas radicales que generó la Revolución Industrial.

La desaparición de la sociedad estamental y el surgimiento de las clases sociales


llevaron al triunfo de la burguesía capitalista e industrial y a la toma de conciencia del
proletariado de su condición. Surgió también el movimiento obrero, que adoptó las ideas
socialistas y anarquistas en su lucha contra la situación de opresión y miseria del
proletariado.
El pensamiento filosófico de Marx surge como una reinterpretación del pensamiento de
Hegel (proceso dialéctico) y de Feuerbach (materialismo) y se desarrolla con el
convencimiento de que la filosofía ha de ser el instrumento para cambiar el mundo como
se observa en su Tesis sobre Feuerbach (número XI)

*********************************

117
La filosofía no debe entenderse como un saber teórico o abstracto, alejado de la
realidad concreta. Se trata de un saber a la vez teórico y práctico, que sirva como un
medio para comprender y transformar la sociedad.

La filosofía de Marx es una filosofía de la acción. Los filósofos anteriores a él habían


interpretado el mundo de distintos modos, pero sin pretender transformarlo. Marx quiere
implicarse en la acción revolucionaria y transformadora.

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El objetivo de Marx era analizar críticamente la sociedad burguesa capitalista, su modo


de producción y la interpretación teórica que dicha sociedad hace de la realidad, del ser
humano y de su historia. Todo ello lo desarrolla Marx en su obra más destacada: El
Capital.

Para este autor, el ser humano tiene los siguientes rasgos:

- Es un ser material. La única realidad que existe es la material. No existe ni Dios


ni otra realidad espiritual, por tanto, es de la materia de donde proviene la vida y
por tanto el ser humano.

- Es un ser natural. El hombre se realiza modificando la naturaleza para satisfacer


sus necesidades vitales en un proceso dialéctico en el que la transformación es
mutua.

- Es un ser activo. No puede aprovecharse directamente de la naturaleza en la


que vive como hacen los animales, necesita transformar la naturaleza, actuar
sobre ella. Esta transformación se realiza mediante el trabajo, de tal manera que
lo esencial en el ser humano y lo que le distingue de los animales es el trabajo.

- Es un ser social. Es en la sociedad donde se desarrolla el trabajo, es en esta


actividad transformadora donde entramos en contacto con los otros seres
humanos y nos socializamos construyendo la sociedad.

- Es un ser histórico. La historicidad es un rasgo esencial. El hombre, produce


su vida y con ella, su propia historia. La historia es el proceso de formación y
creación continuada del hombre por su propia actividad, por su propio trabajo.
Ser hombre es hacerse hombre en la historia.

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118
Un concepto fundamental en la filosofía de Marx es la alienación: este concepto
proviene del latín “alienatio” (alien = otro) y significa "acción y efecto de producir la
pérdida de su propia identidad"”. En Marx y Feuerbach este concepto se aplica al
proceso o situación social por la cual es hombre se convierte en algo ajeno a lo que
debería ser, a lo que le corresponde, que no tiene control sobre sí.

Para Marx, la alienación es la condición en la que viven los proletarios en la


sociedad capitalista, dada la propiedad privada de los medios de producción. El
concepto hace referencia a la explotación del sistema capitalista, donde el trabajador no
es considerado como una persona en sí misma, se encuentra deshumanizado, puesto
que solo cuenta como una mercancía (fuerza del trabajo) para la multiplicación del
capital. Los trabajadores sufren una expoliación del producto de su trabajo, y en último
término no son dueños de sí mismos, se encuentran enajenados.

Se pueden establecer distintos tipos de alienación:

- La más importante y origen de todas las demás es la alienación económica.

Se manifiesta en el trabajador con respecto al producto de su trabajo. El obrero no es


dueño del producto de su trabajo, que pasa a ser propiedad del capitalista. Cuanto más
trabaja el proletario, más se enriquece el capitalista y tanto más se empobrece él mismo.
Se genera una plusvalía (concepto anticipado por economistas como Adam Smith o
David Ricardo) esto es, los beneficios o las ganancias del valor de cada cosa producida,
que va a parar a manos del capitalista. Es, por tanto, esta plusvalía el motor de la
economía capitalista, la base de la sociedad capitalista. La tasa de plusvalía mide la
intensidad de la explotación capitalista. Así, el propio ser humano se convierte en una
cosa entre otras muchas, se transforma en una mercancía.

Se manifiesta también en la alienación del trabajador con respecto a su


propia actividad: El trabajo, que debía servir para desarrollar las capacidades
creadoras, es solo un medio para satisfacer las necesidades básicas, de la
existencia. El obrero se ve forzado a trabajar, y a la actividad que lleva a cabo
ya no es suya, sino del capitalista. Y no le produce ninguna satisfacción, ni le
permite desarrollar su personalidad ni realizarse. El ser humano no es feliz, se
siente desgraciado.

Esta alienación económica se manifiesta también en el trabajador con respecto a su


esencia, lo que diferencia al ser humano de los animales es que el ser humano produce

119
de una forma activa, ilimitada y creativa, mientras que los animales producen solo lo
inmediatamente necesario para subsistir. El trabajo alienado reduce la actividad
productiva al nivel de la supervivencia, desapareciendo lo que distingue al ser humano
de los animales, el ser humano pierde su esencia equiparándose a un animal.

De la alienación económica derivan otros tipos:

- La alienación social: se deriva de la inevitable división de la sociedad en clases


enfrentadas. La propiedad privada establece las diferencias entre los burgueses
capitalistas (dueños de los medios de producción) y los proletarios (dueños solo de su
fuerza de trabajo). Los intereses de las clases sociales están enfrentados: unos buscan
aumentar sus beneficios; los otros, mejorar sus condiciones de vida y su salario. La
imposibilidad de alcanzar de forma simultánea ambos intereses lleva a la lucha de
clases (conflicto existente entre clases sociales que tienen intereses opuestos por su
distinta posición en el sistema productivo) y a que las relaciones entre los humanos no
sean relaciones entre seres iguales.

- Alienación política: el estado liberal es un estado burgués al servicio de sus intereses


económicos. El proletariado ve al estado como a un enemigo cuando debería ser y
estar al servicio de todos.

- La alienación religiosa: La religión está en estrecha relación con la organización


política y socioeconómica en la que surge y a la que ofrece estabilidad y justificación
ideológica. La religión contribuye al mantenimiento del sistema, porque falsea la
realidad y promete para otro mundo (el cielo, el más allá, etc) la justicia y la igualdad,
por las que el ser humano no debe luchar, ya que son imposibles en la vida terrenal.
Este es el sentido de la frase de Marx: “La religión es el opio del pueblo”.

- La filosofía también provoca alienación porque desvirtúa la realidad creando un


mundo irreal o ideal en la teoría pero que en la práctica no cambia nada.

Si queremos terminar con la situación de alienación en todos sus formas deberíamos


cambiar las circunstancias económicas en las que vive el ser humano. No es posible
salir de la situación de alienación si no se configura otro tipo de estructura económica.

*******************************

120
La ideología es el sistema de ideas o de representaciones que el ser humano o una
clase social tienen sobre sí mismos, del lugar que ocupan en el mundo y en la historia.

Tienen un sentido positivo y necesario para la vida humana cuando ese conjunto de
representaciones constituye el modo de identificarse con un grupo social determinado.

Sin embargo, la ideología pierde ese sentido positivo cuando ofrece una imagen
falseada y falsificadora de la realidad y de las condiciones en las que se desarrolla la
vida de los seres humanos. En este caso, en vez de servir para que el individuo se
identifique y realice en su sociedad, sirve para someterlo a los intereses particulares
de una clase social, mediante las ideas de la clase dominante, que tiene poder para
generarlas e imponerlas y que utiliza la ideología como mecanismo de poder para
asegurarse su dominio y perpetuarlo.

LA INTERPRETACIÓN MATERIALISTA DE LA HISTORIA

El materialismo es una doctrina filosófica que considera a la materia como


sustancia única en el universo. Se opone al idealismo y al espiritualismo (destaca en la
filosofía clásica el sistema materialista del atomismo de Leucipo y Demócrito y en la
filosofía moderna el materialismo histórico de Marx).

EL MATERIALISMO HISTÓRICO una teoría de la historia propuesta por Marx, que


la consideró no tanto una teoría filosófica como una teoría empírica (la recoge en el
“Prefacio” a su obra “Una contribución a la crítica de la economía política”). Según esta
teoría, el fundamento real de la sociedad es su estructura económica, constituida por
las relaciones de producción. Estas relaciones de producción corresponden a un cierto
estadio del desarrollo de las fuerzas materiales productivas. Las fuerzas de producción
incluyen los medios de producción (herramientas, maquinaria, factorías, tecnología…).
La estructura económica constituye una base material que condiciona una
superestructura legal, política e ideológica que se alza sobre ella. De acuerdo con la
teoría de la historia de Marx y Engels, la causa última y el poder motriz de todos los
acontecimientos históricos importantes reside en el desarrollo económico de la
sociedad, en los cambios en los modos de producción y las fuerzas productivas

El materialismo histórico de Marx trata de explicar la evolución de la historia


poniendo el foco en las relaciones que el ser humano establece con la naturaleza y con
los demás por medio del trabajo. Para estudiar la sociedad y la historia no hay que partir
de lo que los individuos piensan, sino de sus condiciones materiales de vida, de la
forma en que éstos producen los medios necesarios para su vida. Es decir, no son las
ideas políticas, religiosas, filosóficas o morales las que dirigen la historia, si no el modo

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de producción, lo que los individuos producen y cómo lo producen. El modo en que los
seres humanos producen la vida material condiciona el proceso social, político y
espiritual de la vida

El modo de producción designa a la totalidad social, es decir, tanto la


estructura económica como la superestructura ideológica, es la forma
históricamente condicionada de obtener los medios de subsistencia.

Marx establece que el modo de producción se encuentra determinado por:

- La infraestructura económica o base de la sociedad civil que explica los


conflictos sociales y los grandes cambios históricos. Es el sistema económico,
es decir, el modo en el que está organizada la producción y la satisfacción de las
necesidades materiales de la vida.

- Sobre la infraestructura y en estrecha dependencia de ella se sitúa la


superestructura ideológica: es el sistema político, social, jurídico e ideológico,
es decir, el conjunto de pensamientos e ideas que predominan en una sociedad
determinada. La superestructura encuentra su expresión más concreta en el
derecho como conjunto de leyes que rigen las relaciones entre los individuos. Su
control y utilización vienen determinados por el poder del Estado, que defiende
sus propios intereses frente a los de las clases que sufren su dominación.

La tesis básica de la filosofía de Marx es, por tanto, que en cada época la infraestructura
económica determina la superestructura ideológica.

La infraestructura viene determinada por:

- Las fuerzas materiales de producción: el resultado de dos factores: la fuerza de


trabajo (energía humana) y los recursos materiales y tecnológicos utilizados en
el proceso de producción. Incluye los medios materiales, la mano de obra y las
técnicas productivas.

- Las relaciones de producción son las formas en que los individuos se organizan
para producir bienes y servicios. Corresponden a un determinado estadio de
desarrollo de las fuerzas materiales de producción y son las que se establecen
entre los propietarios de los medios de producción y los trabajadores. Son
conflictivas (explotador – explotado como en el caso del amo – esclavo o del
capitalista y el obrero) y antagónicas porque unos defienden la propiedad de los
medios de producción como algo exclusivo y otros defienden estos medios como
algo colectivo.

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Según Marx pensamos como pensamos no porque nosotros lo decidamos libremente
sino porque estamos determinados por la infraestructura económica. La superestructura
ideológica es el reflejo de la infraestructura económica.

El análisis de la anatomía de la sociedad civil pone de manifiesto que la historia


humana tiene como base fundamental las condiciones materiales en que se
desenvuelve la vida de los seres humanos y llevan a cabo su actividad productiva.

HACIA UNA SOCIEDAD COMUNISTA

Es, la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, es


decir, la lucha de clases, lo que constituye el motor de la historia, “toda la historia de la
humanidad es la historia de la lucha de clases” (Manifiesto comunista). Estas clases y
su dinamismo son consecuencia, a su vez, de las fuerzas económicas y materiales.

Cada etapa histórica lleva en sí misma los gérmenes de su destrucción, dando origen a
otra etapa que se le opone y de cuya oposición habrá de originarse otra nueva como
síntesis de las anteriores: esclavismo (amos / esclavos); feudalismo (terratenientes /
siervos); capitalismo (burgueses / proletarios); comunismo (sociedad sin clases).

El capitalismo, conlleva unas relaciones de producción que se caracterizan por la


subordinación de la fuerza de trabajo humano y la división antagónica creciente entre
sus dos clases sociales: capitalistas y proletarios. Igual que en épocas anteriores, el
desarrollo de la burguesía capitalista (clase opresora), necesariamente desarrollará la
clase de los que acabarán con ella, el proletariado. El propio desarrollo del Capitalismo
traerá un aumento de la conciencia de clase de los trabajadores, que, finalmente, por
medio de sus organizaciones conseguirá hacerse con el poder y con los medios de
producción en nombre de la inmensa mayoría. Pasando por un periodo transitorio de
dictadura del proletariado, se logrará la desaparición de las clases sociales y del
Estado como poder político dominante.

Se instaurará así una sociedad civil comunista, de todos para todos, con un nuevo
modo de producción y de organización social, en la que el poder sobre las personas es
sustituido por la administración de los bienes, en una nueva forma de organización
democrática, en su verdadero sentido de autoridad ejercida por el pueblo. Con el
comunismo se supera definitivamente toda clase de antagonismo social, desaparecen
las clases sociales y por tanto, la fuente del conflicto que mueve la historia. Y no hay
clases sociales, ni, por tanto, dominación de una clase por otra, porque el comunismo
supone la abolición de la propiedad privada, de la propiedad de los medios de

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producción. Es entonces cuando la sociedad “podrá escribir en su propia bandera:
cada uno según su capacidad y cada uno según sus propias necesidades”.

Hasta ese momento, la humanidad se mantiene en lo que Marx denomina prehistoria


de la sociedad humana. En el futuro, superado ese momento negativo y contradictorio
que acompaña al proceso histórico recorrido hasta ahora, comenzará la verdadera
historia humana, el momento en el que el ser humano, capaz ya de adueñarse de su
propio destino, realizará todas sus potencialidades. La sociedad comunista será una
sociedad sin clases, sin propiedad privada, sin estados y sin Dios.

El Marxismo no consiguió transformar el mundo ni trajo la felicidad, pero hay que


mencionar alguno de sus logros: promover la lucha reivindicativa de los obreros, inspirar
programas políticos más democráticos, crear mayor bienestar social y proponer a la
ciencia una dimensión más humanizadora… Quizá el gran problema de la doctrina
marxista ha sido el fracaso de las dictaduras comunistas que emergieron a su sombra.

DEFINICIÓN:

Proletariado. De acuerdo con Karl Marx, en el modo de producción capitalista,


el proletariado es la clase social que carece de control sobre los medios de
producción y por tanto se ve obligada a vender su fuerza de trabajo a cambio de
un salario. Es la clase antagónica de la burguesía, que trata de obtener la mayor
plusvalía posible del proletariado, tratando a los trabajadores como una
mercancía y generando alienación. Esta lucha de clases es el motor de la historia,
que debe conducir a la dictadura del proletario como fase de transición entre el
capitalismo y el comunismo. El término procede de la Antigua Roma, donde los
proletarii eran los ciudadanos de la clase más baja

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LA FILOSOFÍA DE NIETZSCHE

BIOGRAFÍA
(Röcken, actual Alemania, 1844 - Weimar, id., 1900) Filósofo
alemán, nacionalizado suizo. Su abuelo y su padre fueron
pastores protestantes, por lo que se educó en un ambiente
religioso. Tras estudiar filología clásica en las universidades
de Bonn y Leipzig, a los veinticuatro años obtuvo la cátedra
extraordinaria de la Universidad de Basilea; pocos años
después, sin embargo, abandonó la docencia, decepcionado
por el academicismo universitario. En su juventud fue amigo
de Richard Wagner, por quien sentía una profunda admiración, aunque más tarde
rompería su relación con él.
La vida del filósofo fue volviéndose cada vez más retirada y amarga a medida que
avanzaba en edad y se intensificaban los síntomas de su enfermedad, la sífilis. En 1882
pretendió en matrimonio a la poetisa Lou Andreas-Salomé, por quien fue rechazado,
tras lo cual se recluyó definitivamente en su trabajo. Si bien en la actualidad se reconoce
el valor de sus textos con independencia de su atormentada biografía, durante algún
tiempo la crítica atribuyó el tono corrosivo de sus escritos a la enfermedad que padecía
desde joven y que terminó por ocasionarle la locura.
Los últimos once años de su vida los pasó recluido, primero en un centro de Basilea y
más tarde en otro de Naumburg, aunque hoy es evidente que su encierro fue provocado
por el desconocimiento de la verdadera naturaleza de su dolencia. Tras su fallecimiento,
su hermana manipuló sus escritos aproximándolos al ideario del movimiento nazi, el
cual no dudó en invocarlos como aval de su ideología; del conjunto de su obra se
desprende, sin embargo, la distancia que lo separa de ellos.

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LA FILOSOFÍA DE NIETZSCHE

La filosofía de Nietzsche recibe el nombre de LA FILOSOFÍA DEL MARTILLO. Consiste


en hacer filosofía a martillazos atacando el edificio del saber tradicional y sus
manifestaciones, ya que, entiende que la cultura occidental es una cultura decadente y
dogmática.

Antes de Sócrates la cultura griega se expresaba a través de dos elementos que se


complementaban y se hallaban fusionados:

- El del espíritu apolíneo que representa el valor de la razón, la moderación, la


luminosidad, la razón, el orden, el equilibrio.

- El del espíritu dionisiaco que representa el valor de la vida, el caos, el desenfreno,


la locura, la voluntad irracional.

Fueron Sócrates y Platón quienes deshicieron la fusión de estos elementos, iniciando la


decadencia de la cultura occidental. Con la racionalidad defendida por estos dos
autores, con el intelectualismo, trataron de terminar con los elementos dionisiacos
dejando solo los apolíneos, negando el mundo de la vida. Según Platón tiene que existir
un mundo que sea perfectamente racional y ordenado, el Mundo de las Ideas. Según
Nietzsche, la crisis de la cultura occidental alcanza su máximo esplendor con la religión
cristiana, que trata de convencernos de que el mundo que vivimos no es el mundo
verdadero y sitúa a Dios, único y ominipotente, en un mundo que trasciende al mundo
de la vida.

A partir de este momento, la cultura occidental se manifestará a partir de un único


valor, el de la razón que oprime a la vida. Por esta razón a Nietzsche lo llaman el filósofo
del martillo porque viene decidió a golpear las teorías infundadas en las que se basa la
cultura occidental y a recuperar el instinto dionisiaco.

El ataque de Nietzsche a la tradición occidental se dirige a la moral, a la religión, a


la filosofía entendida como metafísica y a la ciencia.

A) CRÍTICA A LA MORAL OCCIDENTAL

Nietzsche se propone rastrear, mediante el método genealógico, los orígenes de


nuestros valores y creencias. Según él, las concepciones actuales sobre el bien y el mal
son muy distintas de las que predominaban en la antigua Grecia.

En su obra “La genealogía de la moral” dirá que la nuestra es una “moral de


esclavos”, una moral que nace del miedo, una moral del resentimiento porque
menosprecia la vida considerando que las acciones más elevadas no pueden ser obra

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de los hombres. El mundo real, el de los instintos vitales, queda sometido a una moral
de resentidos, a una moral de esclavos que fomenta valores falsos como la obediencia
y el sacrificio y que se identifica con lo que es débil, enfermizo, mediocre o cobarde. No
es una moral de acción, sino de reacción y resentimiento.

Frente a esta está la “moral de señores”, es una moral creadora de valores, una
moral activa, en la que lo bueno se corresponde con lo noble, lo fuerte y lo vigoroso, es
la moral propia del superhombre, una moral que ama la “muerte de Dios”

Según esto, no todos los seres humanos somos iguales. Los señores, nobles y
fuertes, son solo unos pocos. Frente a estos, la mayor parte de la gente está muy por
debajo de ellos y está condenada a una existencia baja y vulgar.

La moral occidental es antinatural porque imponiendo las leyes de los débiles en


contra de la vida, ha invertido los valores vitales y los ha pervertido.

La consecuencia de esto es que, ahora, el hombre está enfermo.

B) LA CRÍTICA A LA RELIGIÓN es complementaria a la de la moral.

Según Nietzsche, la religión occidental nace del miedo que tiene el hombre de sí
mismo. Su debilidad lo convierte en un hombre incapaz de afrontar el mundo real,
incapaz de buscar una explicación en éste. Por eso, explica su mundo a partir de un
mundo inventado, supuestamente superior, donde sitúa a Dios. El problema es que
cuando el hombre supedita su destino a un ser más poderoso que vive en otro mundo,
somete el mundo real y se va introduciendo en el hombre la idea de que la vida terrenal
no tiene sentido.

Nietzsche arremete, en general contra todas las religiones y en particular, contra la


tradición judeocristiana y el budismo porque han rechazado los valores dionisiacos de
la antigüedad clásica y, con ello, han impedido a los seres humanos desarrollar las
herramientas necesarias para su proceso de superación personal. Frente a una vida
plena, la religión ha promulgado una vida débil y una moral mansa, propia de los
esclavos, en la que ,en vez de ensalzar valores como la fuerza y la valentía, el individuo
actúa desde el miedo proponiendo valores como la humildad, la obediencia y el
sacrificio.

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C) CRÍTICA A LAS CIENCIAS POSITIVAS:

La ciencia no ofrece una verdadera explicación de la realidad. Nietzsche no ataca a


la ciencia en sí misma, sino a su metodología, la que se basa en la matematización de
la realidad. La ciencia establece que la verdad se encuentra en un mundo modélico, el
de las matemáticas. Así establece que, el mundo real, el de la vida, es una pura
apariencia y necesita ser reducido al modelo, al mundo de las matemáticas, que es el
mundo verdadero.

El otro punto de ataque sería el USO DEL LENGUAJE. De la misma manera que la
ciencia intenta reducir la vida a números también intentamos reducirla a conceptos. En
vez de entender el mundo de la vida tal cual es, como una fuerza, un poder, lo ahogamos
por medio del lenguaje con el que pretendemos buscar la verdad, pero en realidad no
nos interesa encontrar la verdad, solo su parte positiva, clasificable, ordenable,
sistematizable. La verdad es que el mundo de la vida, el verdadero no se puede reducir
ni someter a conceptos. Según nuestro autor es mejor intentar captarla mediante
metáforas porque no lo oprimen.

Nietzsche piensa que el origen de los conceptos está ligado al uso de la metáfora y
al intento de encontrar una manera sorprendente y original para descubrir algún aspecto
de la realidad, pero el uso rutinario de la metáfora termina por convertirla en un concepto.
Para Nietzsche, los conceptos son residuos de metáforas que en un primer momento
sirvieron para referirse de manera creativa a la realidad pero que, con el uso repetido
han perdido su brillo y sen llegado a confundir con términos capaces de describir la
auténtica realidad.

D) CRÍTICA A LA METAFÍSICA

Nietzsche propone destruir el edificio de la metafísica, la religión y la moral basados


en la inversión de valores.

La cultura occidental y sus manifestaciones han provocado una inversión de los


valores y la consecuencia es que ahora el hombre está enfermo y su enfermedad es el
NIHILISMO, la falta de sentido. Para el hombre, ahora, la vida es un sinsentido. Por eso
Nietzsche en “Así habló Zaratustra” anunciará que DIOS HA MUERTO.

Una vez que manifestamos que Dios ha muerto nos encontramos con el abismo de
la nada (nihilismo = nihil = nada), todo lo que creíamos cierto ha resultado una farsa.

En un primer momento aparece en nosotros un estado psicológico llamado nihilismo,


que presenta una dimensión negativa, estamos solos, perdidos, sin valores absolutos,

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no hay ninguna estructura racional y universal en la que podamos apoyarnos. Dios ha
muerto y nosotros le dimos muerte. Llegados a este punto Nietzsche nos propone que
nos empoderemos y seamos capaces de superar este nihilismo negativo creando
nuevos valores y dando paso a un nihilismo positivo.

Cuando seamos capaces de librarnos de las cadenas e inventar nuestros valores,


cuando hayamos dejado de lado la moral del rebaño y nos reinventemos y decidamos
abrazar la vida, nos habremos convertido en ultrahumanos, en superhombres. El
concepto de superhombre corresponde al hombre que es libre, capaz de aceptar la
muerte de Dios, acabar con la metafísica y no poner nada en su lugar. Es el hombre que
asume plenamente la vida, el más real de todos, el más fuerte, el que no necesita valores
falsos.

Para pasar de seres humanos corrientes al superhombre se pasa por tres fases:

- 1º, el camello, representa el momento en que la humanidad lleva la carga de la moral


invertida, de la falta de libertad

- 2º, el león representa al hombre que se subleva ante la falta de libertad, al hombre
crítico, el nihilista que destruye los valores establecidos, la cultura y metafísica
tradicional. Este aún no ha superado la muerte de Dios porque lo que hace es luchar.

- 3º, el niño, el creador espontáneo de su propio juego, el que inventa, el que toma
la vida como una afirmación. Con el niño aparece el superhombre, el hombre autónomo
y libre de valores pasados, el que crea una nueva tabla de valores.

Estos nuevos valores no son comparables con los anteriores, porque son nuevos y
distintos y están basados únicamente en la vida.

Asumir la vida implica una nueva actitud, la de la VOLUNTAD DE PODER. Es una


voluntad libre, vital, expansiva. La voluntad de poder equivale al deseo de incrementar
la plenitud vital para vivir de una manera más auténtica e intensa. Es la única manera
digna y valiosa de vivir, por lo que ha de servir para de referencia para establecer nuevos
valores. Sin embargo, esto no es fácil porque quien acepta la vida tal y como es también
debe asumir su lado doloroso, trágico y absurdo.

Esta es la nueva perspectiva del superhombre, la que se expresa como voluntad de


poder y entiende que la realidad no es fija sino un devenir.

El superhombre es el único capaz de superar la prueba del ETERNO RETORNO.


Este es su pensamiento más profundo. El eterno retorno de lo mismo afirma que los
acontecimientos de nuestra vida regresarán eternamente para volver a vivirlos de forma
idéntica. Por tanto, cada decisión personal y cada instante vital tienen un valor

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extraordinario porque son decisiones e instantes que van a repetirse hasta el infinito. El
mundo es un elogio del instante, porque cada instante es vida y, en cada instante, se
encuentra todo el sentido de nuestra existencia. Esto implica el eterno retorno de lo
mismo, pero absolutamente de todo lo mismo, incluso de las cosas que consideramos
más insignificantes. El superhombre tiene que querer el eterno retorno, si su único valor
es la vida, ha de querer que se repita eternamente. Si somos capaces de conseguir una
vida perfecta, plena, llena de contenido no querremos cambiar nada. La idea del eterno
retorno difiere de la visión lineal del tiempo que ha predominado en occidente,
proponiendo una interpretación alternativa en la que el tiempo es circular, tal y como
creían en la antigua Grecia.

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