Unidad 5. 17-18
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UNIDAD 5
Cosmovisiones filosóficas. Grandes cuestiones de la metafísica
En general, podemos decir que una cosmovisión es una interpretación lo más general posible sobre
el mundo físico.
Cosmovisión significa, literalmente, visión del mundo, del cosmos, de esa realidad ordenada y
comprensible racionalmente. Una cosmovisión es una visión, imagen, teoría, interpretación o
modelo del cosmos, de la realidad; una determinada manera de entender, definir o representar
todo lo real, aquello que llamamos cosmos o mundo en sentido general.
Dentro de las distintas cosmovisiones posibles, las científicas son aquellas que se inspiran en una
teoría científica, o sea, bajo el prisma del método científico, del modelo de la ciencia natural.
Así una cosmovisión incluye leyes, teorías, modelos o representaciones, conceptos, etc.
2. Cosmovisiones filosóficas
Bajo los rótulos de monismo y pluralismo, se entiende aquella teoría que responde a la
pregunta por el ser de lo que hay, de la realidad, bien afirmando que, por encima o por detrás de
lo que aparece, todas las cosas vienen a consistir en ser de una misma naturaleza, a reducirse a
algún elemento fundamental o a ser modos de una misma y única sustancia (monismo); o bien
respondiendo que entre las cosas que hay se da una irreductible diversidad de naturaleza, esencia
o sustancia, de manera que hay que hablar de una radical heterogeneidad entre ellas (pluralismo).
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Pero... ¿Qué entendía un milesio, y en general un filósofo jónico de esta época, por physis?
Veamos algunas de las respuestas que dieron los calificados también como presocráticos:
Mileto es una de las más florecientes polis de la Jonia. En ella surge la Filosofía
(explicación racional y discursiva de la realidad. Pensamiento especulativo) de la mano de tres
autores (los milesios) cuya relación maestro-discípulo nace en Tales, pasa a Anaximandro y
termina con Anaxímenes. La Escuela de Mileto debió surgir en torno a finales del S. VII a. de C. y
llegó hasta el 494 a. de C. con la caída de Mileto
¿Por qué el agua? Mileto era un estado costero que vivía fundamentalmente de la pesca,
la agricultura y del comercio de sus excedentes. Tales se daba cuenta de que si las plantas
crecían se debía, precisamente al agua, de que todo el pescado del que se abastecía procedía del
agua y que en un parto así como en el cuerpo humano y también de los animales y plantas abundaba
el agua. Además de todo esto, se sabe que Tales viajó a oriente y a Egipto y que probablemente
conocía la leyenda babilónica de que el mundo había surgido de Nun, diosa de las aguas primitivas
y en Egipto se veneraba al Nilo (río) como un dios. De hecho, ¿qué sería de Egipto sin el Nilo? No
hubiese sido posible ningún tipo de civilización. Además, en la cosmogonía hesiódica se nos cuenta
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cómo Gea surge de un golfo primitivo llamado Caos representado como un mar oscuro y
desconocido. Todo ello condiciona a Tales para que al preguntarse por el arkhé de la Naturaleza
determine que es el agua. Del agua surgimos, el agua es la primera sustancia del cosmos y lo que
nos unifica. Es el principio explicativo de la realidad.
Ni que decir tiene que el agua tenía carácter divino y capacidad propia para generar a
partir de ella toda la realidad, era semoviente.
El fuego como arkhé La physis es para Heráclito, como para sus predecesores milesios,
materia universal, fuerza universal y realidad absoluta que existe desde siempre y para siempre,
pero a diferencia de sus predecesores, la identifica con el fuego. Dentro de los elementos
conocidos en el mundo griego, el fuego cumple una tarea especial, que lo contrapone a los otros
tres. Estos representan los estados de la materia: sólido, líquido, gaseoso. Mientras que el fuego
permite la transformación de unos en otros según su presencia o ausencia. El fuego aparece así
como fuerza universal, como actividad y como vida perpetua. Es el principio de todo cambio y
devenir, pero es, al mismo tiempo, sustancia que permanece por debajo de todo cambio o devenir.
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no es para Heráclito puro caos y desorden, sino que es una unidad dinámica (lo suyo puede ser
considerado un monismo dinámico, por oposición al planteamiento de Parménides). Existe un
sentido y una ley en la Naturaleza, no es el azar o la casualidad: hay cosmos y no caos. Dentro del
constante fluir de la physis cada cosa es lo que es por su contrario Esta lucha de contrarios tiene
para Heráclito tres momentos que reciben el calificativo de dialéctica heraclítea, que influirá
enormemente en Marx. La Physis se identifica con ese Logos (lucha de contrarios).
Lo que se opone se une; de las cosas diferentes (nace) la más bella armonía
No comprenden cómo lo que está en lucha consigo mismo puede estar de acuerdo: unión de
fuerzas contrarias, como el arco y la lira
Los elementos, -o, como él los denomina, raíces del ser- son: agua, aire, tierra y fuego.
Sus características: ingeneradas, eternas e imperecederas además de ser pasivas, inertes; ellas
mismas no tienen movimiento, a diferencia del arkhé para los jonios. Estos elementos serían,
según lenguaje aristotélico la causa material del cosmos. Estos constituyeron la base de toda la
química antigua, retomada por Aristóteles, medieval y moderna hasta Lavoisier. Por ponerle una
etiqueta podríamos calificar su pensamiento respecto al arkhé de pluralismo cualitativo limitado.
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Pero con Empédocles encontramos otra novedad y es que debe encontrar el principio que explique
el cambio y el movimiento ya que como señalamos anteriormente, los elementos por sí son
inertes, no se mueven, ¿cómo, entonces ha surgido todo a partir de ellas? Frente a las cuatro
materias originarias, eternas, pasivas pone una doble energía o fuerza bipolar, también eterna y
originaria, pero esencialmente activa: el Amor (philía) y el Odio (neikos). Quizás esta distinción
entre materia y principio de cambio pueda tener su origen en el animismo y el dualismo órfico.
Vemos aquí un nuevo ejemplo de antropomorfización de la physis. Así como estos sentimientos
contrapuestos unen o separan a los hombres, en el cosmos ocurre de la misma manera. Pero
observemos esto: Amor y Odio representan la fuerza centrípeta y centrífuga respectivamente de
“nuestra física”, la física moderna desde Newton. Amor y odio son materia dotada de auto-
movimiento y de vida (como el aire de Anaxímenes o el fuego-logos de Heráclito). Por seguir con
el lenguaje aristotélico, mientras las semillas eran la causa material del cosmos, las fuerzas
bipolares serían la causa eficiente o motriz.
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Explican toda la realidad, incluidos dioses, espíritus o almas, a partir de la sustancia extensa. Todo es materia,
o en último término reductible a la materia (átomos)
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movimiento y del cambio se le llama mecanicismo. Por tanto, su filosofía es el primer ejemplo
histórico de materialismo mecanicista.
Aquí aparece otra novedad y es que los atomistas identifican el ser con los átomos
mientras que el vacío lo asocian al no-ser; por tanto, la realidad consta tanto de ser como de
no-ser, lo lleno y lo vacío, la materia y la nada. Los átomos tienen todas las cualidades del Ser de
Parménides, son eternos, inmutables, indivisibles a excepción de la unicidad; ya que el ser aquí
está fragmentado por el no-ser, el vacío (al igual que lo Uno de los pitagóricos era fragmentado
por el aire). Los átomos carecen, además, de toda cualidad: no tienen color, olor ni sabor. Solo
difieren entre ellos por el tamaño, la forma, la figura o la posición. El vacío, por el contrario, es el
no-ser, la nada, el lugar donde se mueven los átomos. Es inmaterial e infinito. Demócrito no tiene
más remedio que afirmar el vacío, ya que de lo contrario nada separaría a los átomos y no podría
explicarse ni la pluralidad de la realidad ni sus movimientos ni, por consiguiente, el proceso
cosmogónico. Según lo visto, podemos entender que este pluralismo sea distinto a los anteriores y
podemos calificarlo de cuantitativo ilimitado.
Las cualidades: Los átomos no tienen cualidades, pero al unirse entre sí, originan las
diferentes cualidades. Estas son determinadas por la forma, el orden y la posición de los átomos,
así, lo cuantitativo genera lo cualitativo. Demócrito nos hablará de cualidades primarias y
secundarias. Las primeras son objetivas, está en los cuerpos físicos (peso, dureza, densidad) y
dependen de la cantidad de átomos y vacío. Las segundas se dan en la percepción y por tanto son
subjetivas, no están en las cosas, sino que dependen del sujeto que percibe (color, sabor, calor,
frío, etc.). Esta distinción será retomada por John Locke en el siglo XVII como parte de su
empirismo.
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Lo explica en varios pasajes de varios de sus diálogos, pero quizás el pasaje más
conocido sea el llamado Mito de la caverna. (LEER)
La teoría de las ideas constituye el eje central del pensamiento platónico. La filosofía
platónica es un idealismo, pero ¿en qué consiste este idealismo?
Todas las características muestran la clara diferencia en Platón entre lo que podríamos
llamar fenómenos y cosas. La idea deja de tener un sentido gnoseológico o epistemológico,
para tener un pleno sentido ontológico. La clara distinción entre "lo que parece" y "lo que es"
conduce al inevitable dualismo de la filosofía platónica y el sentido paradigmático de la Idea que
es, no sólo la regla del juicio de valor, sino la misma medida de las cosas que nos permite observar
que las cosas no son las impresiones que de ellas tenemos.
Si las ideas existen al margen del mundo de los hombres y de las cosas, entonces existen
por sí mismas en su propio mundo. La realidad, por tanto, se divide así en dos ámbitos separados y
heterogéneos:
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Frente a los sofistas como Gorgias, Platón insistía en la posibilidad del conocimiento y en
la existencia de valores absolutos, para ello hubo de establecer la existencia de una realidad
objetiva y universalmente válida, que halló en sus Formas o Ideas.
Es difícil hacer en Platón una división de campos, pues en las ideas se entrelazan el punto
de vista ontológico; las Ideas constituyen los únicos objetos reales, separando así el mundo de lo
que es o hay y el de la mera apariencia; el punto de vista epistemológico; son los auténticos
objetos del conocimiento, el conocimiento epistémico y riguroso, frente a la mera opinión; el
punto de vista ético; las ideas son valores, asideros donde agarrarnos y la última justificación de
nuestras acciones.
- No es un simple concepto mental, algo que sólo exista en la mente, sino una entidad
extramental que tiene existencia propia y objetiva.
- Las Ideas son la causa de las cosas, así las cosas bellas son tales porque imitan o
participan de la "Belleza en sí".
- Las Ideas son entidades inmutables; no nacen ni mueren, son eternas, no cambian, son
simples, idénticas a si mismas, únicas, absolutas. Sólo por el entendimiento, inteligencia o
raciocinio pueden ser percibidas.
- Hay tantas Ideas como conceptos universales existen.
- Existe una jerarquía en el mundo de los Eidos; la Idea suprema es la de Bien-Belleza-
Justicia.
Aquí está el problema, pues nosotros tendemos a pensar que las impresiones que nos
proporcionan los sentidos son las que produce la materia que constituyen los objetos que están
fuera de mi pensamiento: la materia fuera de mi conciencia incide o “presiona” sobre mis sentidos
y producen las “im-presiones sensibles” dentro de mi conciencia. Esto es un lamentable error para
Berkeley.
Decía también Demócrito, que la materia está dotada de cualidades primarias como
extensión, figura y cantidad. Pero para Berkeley éstas tampoco existen fuera de mis sentidos y
mi conciencia y que, por tanto, son subjetivas, cambian de una persona a otra: la percepción del
tamaño de un mismo objeto depende de los objetos que la rodean, del movimiento que tenga, etc.
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Por tanto, la materia no es más que un conjunto de impresiones subjetivas que solo existen en
mi pensamiento: el mundo material solo existe en mi mente, es una idea subjetiva. La realidad
no sería más que información presente en el pensamiento de un sujeto. Para Berkeley esto se
resume en su sentencia “Esse est percipi” Pero si esto es así; ¿Cómo es que, al menos
aparentemente, parecemos coincidir todas las conciencias en aspectos básicos si la experiencia es
subjetiva, de cada cual? ¿Cómo sé si lo que percibo existe fuera de mi conciencia y tiene las
cualidades con que mis sentidos me lo presentan?
E) Dualismo cristiano
Pero más allá de la revelación en Cristo y las Sagradas Escrituras, ¿podemos justificar
racionalmente la existencia de Dios? Buena parte de la filosofía cristiana ha ofrecido diversas
respuestas. Veamos a modo de ejemplo las vías o pruebas que expone Tomás de Aquino,
argumentos de carácter metafísico que, partiendo del análisis de la realidad, partiendo de
aspectos empíricos de la realidad observable, pretenden encontrar algún rasgo que sólo pueda
tener su Causa en el Creador
El antecedente más ilustre de Descartes, en cuanto a éste y otros muchos problemas, es el viejo
filósofo griego Platón. Como acabamos de estudiar, Platón mantiene un claro dualismo que se
extiende a todos los ámbitos de lo real; epistemológico, ontológico, ético… pero también humano.
El hombre para Platón es una dualidad cuerpo-alma; donde el cuerpo es algo accidental,
añadido, y el alma es el verdadero ser del hombre. El alma es inmaterial, distinta al cuerpo y a la
vez es el principio del movimiento y la vida. Así, cuerpo y alma son realidades diferentes y
contrarias; el alma es simple, única e inmortal; mientras el cuerpo es material compuesto, que se
disuelve con la muerte. Para terminar con Platón señalar que éste consideraba que el alma tenía
tres funciones o actividades fundamentales: Alma racional (reside en el cerebro y es la
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Para Descartes el ser humano es una cosa que piensa; lo cual significa que es esencialmente una
mente o un alma, si su cuerpo dejase de existir, el alma podría seguir existiendo aún, con lo cual
seguimos bajo una tesis claramente dualista. La persona está compuesta por dos sustancias
diferentes, a saber, un alma espiritual cuya esencia es el pensamiento –res cogitans-; y un cuerpo
cuya esencia es la extensión –res extensa-. Al alma le corresponde el pensamiento, mientras que
el cuerpo es representado como una máquina regida por las leyes de la mecánica, la extensión, el
reposo y el movimiento. Ambas sustancias se comunicaban mediante la llamada glándula pineal y
los espíritus animales.
Pero para Descartes, siendo consecuente con la definición de sustancia o realidad, sólo puede
haber una sustancia en sentido genuino; ésta es Dios -res infinita-, las otras dos lo son por
semejanza o analogía. Sólo Dios es sustancia necesaria, las otras dos no necesitan de nada para
ser salvo de ellas mismas y de Dios. El atributo esencial de Dios es la perfección. Dios es la
tercera, o mejor, primera y genuina sustancia.
Disertación
Se pueden trabajar las siguientes películas -también otras que propongáis vosotros/as- para
exponer las diferencias de criterios respecto a lo real, o relacionarlas con alguna/as de las
teorías estudiadas en clase.
El sexto sentido
Abre los ojos
El show de Truman
Matrix
Los otros
Origen
Orígenes
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