7.- Alabanza y adoración (Del Maestro) Parte 7
7.- Alabanza y adoración (Del Maestro) Parte 7
7.- Alabanza y adoración (Del Maestro) Parte 7
Alabanza y adoración
(Parte 7)
OFRECIENDO SACRIFICIOS DE ALABANZA
“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto
de labios que confiesen su nombre” (Hebreos 13:15).
“Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación
es de Jehová” (Jonás 2:9).
“Reparó [el rey Manasés] luego el altar de Jehová, y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas
de paz y de alabanza; y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel” (2° Crónicas
33:16).
Para un hijo de Dios que está en buena relación con el Padre, la alabanza es algo que
usualmente fluye con facilidad. Tenemos tantas razones para alabar a Dios, que cuando
pensamos en Él, debería surgir un fluir espontáneo de alabanzas desde nuestros corazones.
Nuestra oración, por lo general, implica la acción de gracias también, y servimos a Dios con
alabanzas por todas las bendiciones y beneficios que ha traído sobre nuestras vidas.
Todo parece irnos mal. Nuestro mundo al parecer se está cayendo en pedazos. En esas
circunstancias, alabamos a Dios no por nuestras circunstancias, sino a pesar de ellas.
Nuestro sacrificio de alabanza no asciende porque nos sentimos muy bien y queremos dar
expresión a nuestros buenos sentimientos. En tal situación, comenzamos a alabar a Dios por
fe. Le estamos alabando en obediencia y por quien es Él, y no particularmente por lo que ha
hecho.
Esa clase de alabanza no surge con facilidad. No es algo barato, más es de gran precio. Sin
embargo, lleva con ella una delicia especial al corazón del Padre, y Él se complace en
recibirla como un sacrificio de alabanza.
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Capítulo 7
Alabamos en aquellos tiempos en los que “el Señor da” y en los tiempos en que "el Señor
arrebata”. En tales tiempos podemos decir: “…sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21).
Es alabar a Dios cuando las enfermedades azotan y los doctores dicen que no hay
esperanza.
Es alabar a Dios cuando se pierde el trabajo; cuando está a millas de distancia sin abrigo y
con el automóvil averiado.
Es especialmente cuando parece que el cielo es de bronce. Al parecer Dios está a un millón
de millas de distancia. Sus oraciones al parecer no son escuchadas y mucho menos
contestadas.
Cuando no se puede pensar en nada por lo que se desee alabar a Dios, pero le alaba a pesar
de todo; eso es sacrificio de alabanza.
Es la alabanza que se ofrece a Dios cuando en realidad le cuesta un gran esfuerzo ejecutarla.
Sus sentimientos naturales se resisten a ello. Sus amigos le desaniman. Su corazón se siente
cargado y sin esperanza de ninguna clase.
El diablo le dice: “¿Qué razón tienes para alabar a Dios?”. Vuelve y le dice: “No se puede
esperar que nadie alabe a Dios en tales circunstancias. Por supuesto que Él no esperaría tal
cosa de tu parte. ¡Eso sería fanatismo!” No obstante, usted sabe en lo más profundo de su ser
que Dios es digno de ser alabado. Está consciente de que Él sigue sentado sobre Su trono,
que sigue siendo el Todopoderoso, el Dios de todo el universo. Él no ha cambiado de manera
alguna. Es el mismo ayer, hoy y por siempre. ¡Loado sea Su maravilloso Nombre!
Por lo tanto, el sacrificio de alabanza es algo que nosotros decimos. Algo que articulamos.
Satanás puede escucharlo. Nosotros podemos escucharnos. Y más importante que todo, Dios
puede escucharlo.
Fue un sacrificio de alabanza lo que Pablo y Silas ofrecieron a Dios a media noche, cuando
estaban encadenados en la mazmorra más segura de la cárcel (Hechos 16:25).
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Capítulo 7
Habían sido lanzados a prisión por hablar acerca de Jesús. No eran criminales, ni habían
cometido alguna clase de crimen. Estaban esparciendo las buenas nuevas del Reino, y fueron
echados en prisión por tal razón.
Les dieron muchos azotes. Sus espaldas estaban abiertas y sangrando. Sentían un gran
dolor. Sus heridas estaban sucias. Sentían dolores agudos en cada pulgada de sus espaldas.
Sus manos y pies habían sido encadenados al cepo. No podían acomodarse para descansar
bien
Ya era medianoche, tiempo en el que el espíritu humano está en su estado más decaído;
cuando sus espíritus estarían en la depresión y desesperación más intensas. Es probable que
nunca se hubieran sentido con menos deseos de alabar al Señor como en esa ocasión.
Pero a medianoche comenzaron a cantar alabanzas a Dios. Abrieron sus bocas y entonaron
cantos de alabanzas a Jesús. ¡Cuánto debe haber eso agradado el corazón del Maestro! Allí
estaban dos siervos Suyos sufriendo ignominia, dolor y maltrato por causa de Su nombre.
Languideciendo en prisión porque habían hecho lo que el Señor les había dicho que hicieran.
¿Maldecirían a Dios? ¿Le negarían? Acaso dirían: “¿En qué estábamos pensando para que el
Señor nos metiera en este lío?” ¿Le culparían diciendo: “No estaríamos en problemas si no
fuera por Dios”? ¡No! ¡Un millón de veces no!
Aquellos hombres estaban ofreciendo sacrificio de alabanza. Loaban a Dios a pesar de toda
adversidad. Estaban ascendiendo por encima de sus circunstancias y gritaban: “Gloria a Dios
de todas formas”.
Hay santos de Dios por todo el mundo que todavía ofrecen esa misma clase de sacrificio.
Desde las celdas de sus prisiones en diferentes partes del mundo donde los creyentes en
Cristo sufren por Su testimonio, ellos ofrecen sus sacrificios de alabanza.
El Padre conoce muy bien que ninguna persona podría ofrecerle alabanzas y acción de
gracias en una situación contraria, a menos que reciba ayuda de Cristo Jesús. Así que, Dios
ve la grandeza de Su Hijo en esta clase de ofrenda. Es la gracia de Su Hijo la que realiza el
milagro.
Ahí vemos a una persona que podría haber maldecido a Dios en esa circunstancia, pero que,
dado al triunfo de Su gracia divina en su vida, está magnificándole y expresándole las gracias.
En otras palabras, es igual que si le estuviera diciendo: “Amado Dios, no puedo entender por
qué sucede esto, pero de todas maneras te alabo. No puedo entender por qué tiene que
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Capítulo 7
Observe que se trata de dar gracias al Padre por todas las cosas. Eso es difícil. Podemos
hacer eso únicamente cuando creemos en la soberanía de Dios, cuando realmente “…
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a Su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Decida alabar a Dios en cualquier situación, a pesar de cuán difícil sea, y Dios le aparejará
una puerta de liberación para usted.
Empiece a alabarle por proveerle una vía de escape para su vida. Tal vez no pueda ver esa
senda todavía. No sabe cómo Dios le librará, pero le da gracias y le adora de todas maneras.
Usted ya está recibiendo la victoria.
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