7. + RODRIGUEZ - Spitz, desarrollo de estadíos y hospitalismo
7. + RODRIGUEZ - Spitz, desarrollo de estadíos y hospitalismo
7. + RODRIGUEZ - Spitz, desarrollo de estadíos y hospitalismo
RODRÍGUEZ, M. FLORENCIA
El objeto de la libido
Spitz define al objeto de la libido como el objeto del instinto, es decir, aquel que puede
alcanzar la satisfacción. No es algo del exterior del sujeto, sino que puede ser una parte
cualquiera del cuerpo y es susceptible a ser sustituido por otro durante su vida.
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RODRÍGUEZ, M. FLORENCIA
Spitz ha llamado esta etapa, la primera etapa pre objetal o sin objeto. Comienza desde el
nacimiento y termina cuando aparece el primer organizador que es la sonrisa.
Esta etapa coincide más o menos con la del narcicismo primario, ya que la percepción, la
actividad y las funciones de un recién nacido no están lo suficientemente organizadas,
sino sólo estas zonas que son indispensables para la supervivencia, como el metabolismo,
la absorción de lo nutricio, las funciones respiratorias, etc. Son funciones esenciales en el
niño.
En este etapa el recién nacido no sabe distinguir una “cosa” de otra; no puede distinguir
una cosa (externa) de su propio cuerpo y no experimenta algo separado de él. Percibe el
pecho que lo alimenta como parte de su cuerpo.
Hasta el segundo mes de vida el lactante solo reconoce la señal de alimento cuando tiene
hambre. Los niños más desarrollados comienzan con la boca el gesto de chupar o
masticar, otros extienden los brazos cuando ven el biberón.
La función psicológica se regirá por la ley del principio del placer y el displacer, hasta que
este será reemplazado por el principio de realidad.
Durante los tres primeros meses, la experiencia del sujeto se limitan al afecto. El sistema
sensorial del aparato psíquico no se ha desarrollado completamente, así como tampoco el
físico.
Las primeras relaciones objetales son la relación madre e hijo, esta relación cuenta con
particularidades. En el transcurso del primer año el infante pasaría por una simbiosis con
la madre donde luego se desarrollara relaciones jerárquicas.
El llanto ante extraños indica que el niño ya distingue a la madre de otras personas. Sabe
que la madre es quien lo cuida, lo protege de los demás, le da alimento, y lo ama. Y es por
eso que cuando está la madre surge el temor de la angustia, de perderla. El segundo
organizador sería la angustia.
El bebe, empieza a darse cuenta que esa persona que lo cuida y lo protege, se ausenta por
períodos, y provoca que el niño se angustie y cree el niño que esa angustia que sintió la
madre la percibe como una agresión que le causó daño. En este segundo organizador, el
niño no solo percibe y reconoce personas sino que también objetos inanimados.
Con el fin de proteger al niño, la madre debe de acceder a poner límites, y diciendo
verbalmente un “no” el niño debe de obedecer, aunque en un principio le sea sumamente
difícil. Esta negación viene significando la capacidad de juicio.
Este fenómeno es sorprendente el niño, transita una pasividad durante la cual la descarga
regula los estados tensionales, según el principio de placer.
Unos de los detalles de la transición para adquirir el lenguaje, es en el cual el niño hace
eco en los sonidos que emite su madre, tales juegos forman la base del otro aspecto de las
relaciones objetales nacientes, ya que la repetición de los sonidos emitidos, más tarde se
transformaran en una serie de señales simbólicas.
Organizadores
Llegamos a vislumbrar los tres organizadores que tiene en cuenta este autor:
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RODRÍGUEZ, M. FLORENCIA
EL HOSPITLISMO
Los trabajos de René Spitz, basados en observaciones directas, se centraron en la relación
entre la madre y el hijo durante los dos primeros años de vida. Reconoció las
consecuencias, para el desarrollo psíquico y somático, de las carencias afectivas
sobrevenidas en ese período.
Esta alteración profunda, física y psíquica, se instala progresivamente en los niños muy
pequeños durante los primeros dieciocho meses de vida, si son abandonados o
permanecen durante un lapso prolongado en una institución hospitalaria.
Se constatan los graves trastornos que Spitz agrupó bajo el nombre de hospitalismo: niños
criados en ausencia completa de su madre, en una institución donde los cuidados les son
administrados en forma anónima sin que pueda establecerse un lazo afectivo
Las características que pueden observarse son retardo del desarrollo corporal, de la
habilidad manual, menor uso del lenguaje, disminución de la resistencia a las
enfermedades lo cual implica una carencia afectiva total.
Los signos del hospitalismo, son un retardo del desarrollo general, una incapacidad de
adaptación al ambiente y a veces, un mutismo que asemeja al autismo y puede llevar a la
psicosis.
Por otro lado, el marasmo, hace referencia a la carencia afectiva total, ligada a la ausencia
de todo vínculo afectivo, los trastornos pueden llegar hasta el marasmo y la muerte. Un
niño con marasmo tiene una apariencia de delgadez extrema, su peso corporal puede
reducirse hasta menos del 80% de su peso normal para su altura.
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RODRÍGUEZ, M. FLORENCIA
El marasmo aparece en niños con desnutrición o con déficit emocionales en sus primeros
años de vida; a un niño que no se le toca se muere, debido a esta enfermedad.