Dos reencuentros, por Raúl Tola (08.12.2024)
Dos reencuentros, por Raúl Tola (08.12.2024)
Dos reencuentros, por Raúl Tola (08.12.2024)
2024)
Aunque fugazmente, a Ribeyro sí lo conocí. (...) Esa vez, venciendo mi timidez y el
temor a su fama de huraño, me atreví a saludarlo e incluso intercambiamos
algunas palabras.
Lo primero que leí de García Márquez fue El amor en los tiempos del cólera.
Estaba en tercero de secundaria y fue parte del curso de literatura que dictaba
Paco Solís, el profesor bohemio. Recuerdo la impresión que me llevé a medida
que me adentraba en las páginas del romance imposible entre Florentino Ariza y
Fermina Daza. Hechizado por esa prosa caudalosa y sensual que parecía nombrar
de nuevo al mundo, en un momento pensé lo mismo que García Márquez cuando
leyó a Kafka o Rulfo: ¿esta vaina se puede hacer?
En agosto nos vemos está muy lejos de la ambición totalizadora de Cien años de
soledad y de la perfección formal de otra novela breve como Crónica de una
muerte anunciada. Cuenta la historia de Ana Magdalena Bach, una profesora que,
todos los agostos, vuelve a la isla donde enterraron a su madre y que, en una de
esas visitas, descubre los placeres secretos del adulterio. Se trata de una rareza
dentro de la obra de García Márquez por dos razones: tiene a una mujer como
protagonista y ocurre en un horizonte de tiempo más o menos contemporáneo. Su
comienzo es deslumbrante, un reencuentro con el ritmo embrujado, adictivo de
una prosa única, con esas frases largas y tórridas, cargadas de adjetivos
sorprendentes. Pero esta impresión se diluye a medida que se avanza en la
historia, que no acaba de cerrar, por ratos se vuelve esquemática o se enreda, y
deja entrever el problema de fondo que aquejaba a su autor y que, al final, lo hizo
descartar el proyecto: la pérdida de memoria. Como confesó a sus hijos: «La
memoria es a la vez mi materia prima y mi herramienta. Sin ella, no hay nada».
Perderla es letal para un novelista, pues le impide mantener la coherencia interna
de la ficción e, incluso, distinguir si el libro es bueno o malo.
Sobre En agosto nos vemos, García Márquez dijo: «Este libro no funciona. Hay que
destruirlo». ¿Está bien que lo leamos? ¿Debieron sus herederos mantenerlo en las
sombras del archivo de la Universidad de Texas, incluso lanzarlo a la hoguera? ¿Y
en el caso de Ribeyro, que era tan exhaustivo con su trabajo, sometiendo cada
cuento a un exigente proceso de edición y solo publicaba aquellos que
alcanzaban su ideal de perfección? ¿Debieron ser rescatados estos cinco inéditos
de su archivo de París para ser entregados a la imprenta?