07-151028 NO 07 El cuerpo
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NOTA DE OBSERVACIONES
INTERNATIONAL Esta Nota de observaciones tiene como finalidad ser un
soporte pedagógico en los cursos PRH. Es el fruto de años
de observaciones. Su distribución va precedida de un trabajo
personal de autodescubrimiento de las realidades que
describe. Se propone como una pauta de lectura de la
vivencia, que puede ser útil a las personas, para captar
mejor su propia experiencia. Quienes deseen tener una
visión más amplia de los fundamentos antropológicos y
psicológicos de la formación PRH, pueden referirse al libro:
La persona y su crecimiento, publicado por PRH-
Internacional. Más que una serie conocimientos, la
formación PRH, es una experiencia y un trabajo activo sobre
uno mismo con la pedagogía PRH.
EL CUERPO,
UNA INSTANCIA
DE LA PERSONA 1
CONCLUSIÓN
1
El contenido de esta nota de observaciones está sacado en gran parte del libro publicado por PRH-International La
persona y su crecimiento, Fundamentos antropológicos y psicológicos de la formación PRH, págs.96-104 (edición
1997) – págs. 86 a 94 (edición 2012)
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NO 07 – El cuerpo, una instancia de la persona – 3ª edición– 151028 PRH-Internacional 2015
Personalidad y Relaciones Humanas, PRH Formación y Desarrollo Derechos reservados
C/ Las Naves, 20 – 1º A – 28005 MADRID 1/4
1. MIRADA SOBRE LA REALIDAD « CUERPO » EN SU GLOBALIDAD
El cuerpo es una realidad biológica que tiene sus propias leyes de funcionamiento,
de desarrollo y de decadencia; es una realidad que tiene un potencial y unos
límites: resistencia, longevidad, energía, belleza, salud,...
El cuerpo es una realidad sexuada que determina la identidad de una persona e
influye en sus opciones, sus comportamientos, sus relaciones.
Es « depósito y generador de energía »2 y de vitalidad, de distinta manera en cada
persona. Cada uno/a dispone de un capital que puede conservar a lo largo de su
existencia o que puede malgastar, provocando un desgaste prematuro de su
organismo físico.
El cuerpo, a través de cada uno de sus sentidos, recibe y establece vínculos con el
mundo, el universo, las personas. Nos pone en contacto directo con lo que vemos,
oímos, olemos, tocamos y gustamos. Así, lo que recibimos a través de los
sentidos, se convierte en un despertador de sensaciones con significado
comprensible.
El cuerpo representa un medio de expresión de la persona, de su sensibilidad, sus
sentimientos, su pensamiento, su ser… (a través de los gestos, la mirada, las
actitudes, la voz, la sexualidad, pero también a través de la elección de la ropa,
etc.).
Actúa como revelador de la vivencia interior de la persona. Las sensaciones
corporales (bienestar físico, tensión, hambre, calor, etc...) contienen mensajes que
nos revelan algo sobre la vivencia del cuerpo y/o sobre la vivencia psicológica.
Este lenguaje del cuerpo escapa al poder del yo-cerebral, las manifestaciones
corporales pueden imponerse sin el control del yo-cerebral (emociones,
enfermedades...). En este sentido, se puede considerar al cuerpo como un «viejo
sabio» realista a quién es necesario escuchar.
El cuerpo es considerado como una instancia de la persona, es decir un lugar
generador de actos (por ejemplo, en la línea de atender a las propias
necesidades, o de adaptarse al entorno). Es una instancia ligada a la sensibilidad,
que está en contacto directo con un entorno humano y material. Es considerado
también con su «territorio» vital, su apariencia, lo que lo afecta, su entorno
inmediato.
2
FPM 46 « Gestión de mi cuerpo », 1987, pág. 2.
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− los deseos que mueven la sensibilidad y los sufrimientos, consumen mucha
energía;
− finalmente, hay una unidad ontológica entre las dos instancias ser y cuerpo.
Somos ser y cuerpo indisociablemente, hasta el punto de poder afirmar que
somos un ser corpóreo. Así pues, lo que toca al ser repercute y se expresa en
el cuerpo (por ejemplo, una alegría profunda que emana del ser ilumina el rostro,
una motivación profunda le moviliza, la sensación de libertad interior da una
agilidad corporal, etc...).
Esta relación se inscribe en una historia, que sabemos que comienza en la vida
intra-uterina, marcada desde el principio por la herencia, que pasa por un profundo
cambio en el nacimiento, que prosigue en una interacción permanente entre el
estado y las vivencias del cuerpo, por una parte, y por otra por el estado y la
vivencia de las otras instancias y del entorno social y material en los que la
persona vive. Historia que acaba con la decadencia de las fuerzas y la muerte.
A lo largo de esta historia, el cuerpo se transforma y la persona establece con él
una relación, en su globalidad y en sus elementos constitutivos.
Esta relación que evoluciona con el tiempo, está marcada por la imagen corporal
que uno se va forjando poco a poco a partir de la propia percepción, a partir de la
mirada y los reflejos de los otros y también a partir de esquemas culturales
respecto al cuerpo, presentes en la sociedad donde la persona reside. Cada
cultura tiene sus modelos, sus juicios de valor y sus tabúes en este terreno. La
relación de la persona con su cuerpo no está exenta de las influencias de otras
formas de relación aprendidas respecto al cuerpo humano.
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El modo cómo una persona trata y cuida su cuerpo depende, en gran parte, del
lugar que éste ocupe para ella. Aquí también, la variedad de comportamientos es
amplia:
− las personas que lo consideran como un amigo, cuidan de él, de su salud, su
higiene, satisfacen sus necesidades, respetan sus límites, lo tratan bien;
− quienes lo ven como un objeto útil, tienen tendencia a aprovecharse de sus
servicios, a veces abusan de él, le conceden un mínimo vital y sólo se ocupan
cuando la máquina se « estropea »;
− los que lo perciben como un enemigo lo detestan, lo maltratan, intentan
dominarlo, a veces anestesiarlo o destruirlo, le hacen pagar las dificultades y
molestias que puede acarrear;
− para quienes el cuerpo es un desconocido, lo ignoran, no lo tienen en cuenta,
son negligentes con él;
− por el contrario, las personas que lo deifican, tienen tendencia a sobrevalorarlo,
a prestarle demasiada atención y a cuidarlo excesivamente, a dedicarle tiempo y
dinero de forma exagerada…
CONCLUSIÓN
Detenerse a mirar así la instancia « cuerpo » de nuestra persona, nos ayuda a percibir
mejor cómo lo vivimos y a abrirnos a caminar en la relación con él en los aspectos en
que lo consideramos o consideraremos necesario. Lo que es cierto es que nuestro
cuerpo está hecho para estar en armonía con toda nuestra persona. No es un amo ni
un tirano. Es « vida con » toda nuestra persona, en la medida de sus capacidades,
características y edades de vida.
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