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LA NUEVA ENCUESTA DE
DISCAPACIDAD-DEPENDENCIA EN ESPAÑA .
1. INTRODUCCIÓN
Es innegable que la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Depen-
dencia 2008 (EDAD2008) supuso un punto de inflexión en la disponibilidad de información
cuantitativa sobre la discapacidad en España. No obstante, hacía tiempo que existía la necesidad
de datos renovados. La Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y Situaciones de De-
pendencia 2020 (EDAD2020) ha venido a cubrir ese déficit, dando la posibilidad de continuar
con las líneas de estudio, incluso abrir otras nuevas. El objetivo de este artículo es ofrecer una
panorámica sociodemográfica actualizada de la discapacidad en España, utilizando para ello
los datos de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y Situaciones de Dependencia
2020 (EDAD2020). Dado que no todas las personas tienen las mismas probabilidades de percibir
discapacidad, esta primera aproximación descriptiva explora cuatro características sociode-
mográficas clave: la edad, el sexo, el nivel de estudios y el lugar de residencia, contemplando
para esta última tres tipos de informaciones; Comunidad Autónoma, hábitat y tipo de hogar.
La interpretación de los resultados está sujeta a la definición de discapacidad que hace la fuente
de datos, la cual considera discapacidad toda limitación importante para realizar las actividades
habituales de la vida diaria que haya durado o se prevea que vaya a durar más de 1 año y sea de-
bida a una/s enfermedad/es o problema/s de salud, y así lo estima el propio sujeto. En este sen-
tido se considera que una persona tiene discapacidad, aunque se supere la limitación mediante
el uso de ayudas técnicas externas o con la ayuda o supervisión de otra persona (INE, 2022).
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el INE, esta cifra supone un aumento de la población con discapacidad del 14,0% con respecto
a la anterior encuesta realizada en 2008.
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Gráfico 2. Prevalencia de discapacidad por grupo de edad en España (tasas
por mil).
GRÁFICA DE BARRAS QUE MUESTRA EL PORCENTAJE DE POBLACIÓN CON DISCAPACIDAD ATENDIENDO A SU EDAD. DESDE LOS 9 A 40 AÑOS SE MANTIENE ESTABLE, SUPONIENDO MENOS DEL 5%, PARA AUMENTAR PROGRESIVAMENTE DESDE LOS 40 HASTA LOS 70 SUPONIENDO UN 15% APROXIMADAMENTE, Y FINALMENTE ACUMULAR LOS MAYORES PORCENTAJES DESDE LOS 70 HASTA 95 AÑOS Y MÁS, SUPONIENDO DESDE EL 25% HASTA EL 65% DE ESA POBLACIÓN.]
GRÁFICA DE LÍNEAS QUE MUESTRA LA PREVALENCIA DE DISCAPACIDAD EN PORCENTAJES POR SEXO Y GRUPO DE EDAD. LA PROPORCIÓN DE MUJERES Y HOMBRES CON DISCAPACIDAD ES MÁS O MENOS PAREJA HASTA LOS 55 AÑOS, CON PORCENTAJES MASCULINOS EN LAS EDADES INFANTILES Y JÓVENES LIGERAMENTE SUPERIORES, PERO COMIENZA A DESCOMPENSARSE AL SOBREPASAR ESA EDAD. LA BRECHA QUE SEPARA LOS PORCENTAJES EN FAVOR DE LAS MUJERES SE VA INCREMENTANDO DESDE LOS 50 HASTA LOS 85 Y MÁS AÑOS, ALCANZANDO MÁS DE UN 70%.]
Este fenómeno, muchas veces denominado como “feminización de la discapacidad”, está estre-
chamente relacionado con la evolución de la longevidad y los diferenciales por sexo
en las expectativas de vida. En primer lugar, el desplazamiento de las enfermedades más graves
y letales hacia edades muy avanzadas ha prolongado el tiempo de vida en el que es posible
experimentar problemas de salud que, sin ser mortíferos, son el detonante del desequilibrio
entre las capacidades funcionales y las exigencias del entorno socioambiental. En segundo lugar,
la feminización de la discapacidad tiene que ver con la brecha histórica entre las expectativas de
vida de hombres y mujeres en favor de estas últimas, que se ha reducido, pero persiste (García
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González y Grande, 2018). Los estudios sobre la calidad de los años ganados muestran que son
las mujeres las que viven más tiempo, pero con peores condiciones, teniendo así más probabi-
lidades de experimentar situaciones de discapacidad.
La movilidad es el ámbito en el que más personas se sienten muy limitadas (56%), seguida
por el desarrollo de la vida doméstica (46%). La percepción de dificultades graves en el resto
de los ámbitos presenta los siguientes porcentajes en orden descendente: autocuidado (32%),
audición (28%), visión (24%), comunicación (22%), aprendizaje, aplicación del conocimiento
y desarrollo de tareas (16%) e interacciones y relaciones personales (16%).
GRÁFICA DE BARRAS QUE MUESTRA EL PORCENTAJE DE POBLACIÓN EN BLOQUES DE EDAD, DE 6 A 44 AÑOS, DE 45 A 64 AÑOS, DE 65 A 79 AÑOS Y MAYORES DE 80 AÑOS, Y SI TIENEN UNA, DOS, TRES, CUATRO O MÁS DISCAPACIDADES. SE PUEDE APRECIAR QUE LO MÁS FRECUENTE, APROXIMADAMENTE EL 50%, ES TENER UNA DISCAPACIDAD EN ETAPAS DE JUVENTUD Y ADULTEZ, PERO A PARTIR DEL RANGO DE 65 A 79 AÑOS ES MÁS FRECUENTE TENER 4 O MÁS DISCAPACIDADES.
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Al analizar estos mismos datos en función del sexo y la edad (Gráfico 5), vemos que
las mujeres perciben en mayor proporción limitaciones de movilidad, para el desempeño
de la vida doméstica y para el autocuidado. Por el contrario, un porcentaje ligeramente más
elevado de hombres declaran percibir limitaciones en sus relaciones sociales, la comunicación
y la audición que las mujeres. Las dificultades mayoritarias como los problemas de movilidad,
que entre los jóvenes ya supone el 25%, se expanden en las edades avanzadas alcanzando
al 75% de las mujeres y 59% de los hombres mayores de 85 años. En las edades jóvenes,
por debajo de los 24 años, la limitación principal son las dificultades para el aprendizaje,
la aplicación del conocimiento y el desarrollo de tareas, seguidas por problemas de comuni-
cación oral y escrita, y de las relaciones sociales.
Gran parte de las explicaciones a estos resultados las encontramos en los roles asociados
a la edad y al género. El que las personas en edades infantiles y jóvenes estén inmersas en su
etapa formativa hace que éstas perciban más dificultades en ámbitos como el aprendizaje
y la comunicación. Del mismo modo, es más habitual que las mujeres, a quienes la tradicional
división sexual del trabajo les ha atribuido la responsabilidad del trabajo reproductivo dentro
del hogar, perciban en un mayor porcentaje limitaciones para el desarrollo de la vida doméstica,
sobre todo en las edades adultas y avanzadas.
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GRÁFICAS DE BARRAS QUE MUESTRAN EL PORCENTAJE DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD POR TIPO DE DISCAPACIDAD, GRUPO DE EDAD Y SEXOS. LOS TIPOS DE DISCAPACIDAD MEDIDOS SON: VISIÓN, AUDICIÓN, COMUNICACIÓN, APRENDIZAJE, MOVILIDAD, AUTOCUIDADO, VIDA DOMÉSTICA, E INTERACCIONES Y RELACIONES SOCIALES. LAS MUJERES TIENEN MÁS LIMITACIONES DE MOVILIDAD, PARA EL DESEMPEÑO DE LA VIDA DOMÉSTICA Y EL AUTOCUIDADO. LOS HOMBRES TIENEN UN PORCENTAJE MÁS ELEVADO DE PERCIBIR LIMITACIONES EN SUS RELACIONES SOCIALES, LA COMUNICACIÓN Y LA AUDICIÓN. LAS DIFICULTADES DE MOVILIDAD SON LAS MÁS FRECUENTES EN EDADES AVANZADAS, ALCANZANDO AL 75% DE LAS MUJERES Y 59% DE LOS HOMBRES MAYORES DE 85 AÑOS. EN EDADES JÓVENES, POR DEBAJO DE LOS 24 AÑOS, LA LIMITACIÓN PRINCIPAL SON LAS DIFICULTADES PARA EL APRENDIZAJE, LA APLICACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y EL DESARROLLO DE TAREAS.
Se ha comprobado que las personas con un nivel de instrucción bajo tienen menores expec-
tativas de vida, mueren a edades menos homogéneas y disfrutan de una menor proporción
de años con calidad de vida (Martín Roncero et al, 2019; Blanes y Trias-Llimós, 2021).
Por el contrario, un nivel educativo alto se asocia con una mayor supervivencia a todas las edades
al correlacionarse con una mayor disponibilidad de recursos económicos, mejores condiciones
de vida y trabajo, y la adopción consciente de estilos de vida saludables. La relación entre sexo
y nivel educativo indica, además, que cuanto mayor es el nivel de estudios alcanzado,
menor es la brecha que separa la supervivencia de hombres y mujeres (Requena, 2017).
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Los datos de EDAD2020 indican que la población con discapacidad tiene mayores tasas1 de per-
sonas sin estudios (64,1 por mil habitantes) y, sobre todo, con educación primaria (263,3 por mil
habitantes) que la población sin discapacidad (7,7 y 24,3 por mil habitantes respectivamente).
Por otro lado, las tasas de personas con estudios superiores de la población sin discapacidad (313,2
por mil habitantes) duplica a la de la población con discapacidad (147,9 por mil habitantes).
Este patrón se da, además, tanto en hombres como en mujeres, aunque las tasas de mujeres
que no saben leer/escribir (82,2 por mil habitantes) y con estudios primarios incompletos
(287,3 por mil habitantes) son algo más altas que las de los varones (56,5 por mil habitantes
y 225,3 por mil habitantes).
En lo que respecta los patrones por edad, destaca el alto porcentaje de personas sin estudios
o con estudios primarios entre los adultos jóvenes con discapacidad, que en la población
sin discapacidad apenas existen. También destaca la expansión de la educación superior entre
las generaciones del baby-boom de la población sin discapacidad y posteriores, que es mucho
menos perceptible en el caso de las personas con discapacidad.
GRÁFICO DE BARRAS QUE MUESTRA EL PORCENTAJE DE POBLACIÓN DE 16 O MÁS AÑOS CON DISCAPACIDAD Y LA POBLACIÓN TOTAL POR NIVEL DE ESTUDIOS. LA POBLACIÓN CON DISCAPACIDAD TIENE MAYORES TASAS DE PERSONAS SIN ESTUDIOS PRIMARIOS QUE LA POBLACIÓN SIN DISCAPACIDAD, TANTO EN HOMBRES COMO EN MUJERES. LAS TASAS DE PERSONAS CON ESTUDIOS SUPERIORES DE LA POBLACIÓN SIN DISCAPACIDAD DUPLICA A LA DE LA POBLACIÓN CON DISCAPACIDAD. TAMBIÉN MUESTRA UN ALTO PORCENTAJE DE PERSONAS SIN ESTUDIOS O CON ESTUDIOS PRIMARIOS EN LOS ADULTOS JÓVENES CON DISCAPACIDAD, CUANDO EN LA POBLACIÓN SIN DISCAPACIDAD APENAS EXISTEN.]
1. Los indicadores son tasas de discapacidad estandarizadas. Esto permite eliminar el efecto de la estructura
NOTA:
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Gráfico 7. Tipo de escolarización de la población de entre 6 y 15 años
con discapacidad.
GRÁFICO DE BARRAS QUE MUESTRA EL TIPO DE ESCOLARIZACIÓN DE LA POBLACIÓN DE ENTRE 6 Y 15 AÑOS CON DISCAPACIDAD. EN EL GRUPO DE 5 A 9 AÑOS, LA MAYORÍA (59%) ASISTE A UN CENTRO EDUCATIVO ORDINARIO, PERO CONTANDO CON APOYOS ESPECÍFICOS. TAMBIÉN ES LA MAYORITARIA PARA LA POBLACIÓN DE 10 A 14 AÑOS (43%). EL GRUPO DE EDAD DE ENTRE 10 Y 14 AÑOS TAMBIÉN TIENE UN PORCENTAJE ALTO DE NIÑAS Y NIÑOS CON DISCAPACIDAD, UNO DE CADA CUATRO, QUE ACUDE A UN CENTRO DE EDUCACIÓN ORDINARIO Y NO CUENTAN CON NINGÚN TIPO DE APOYO.]
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En lo que respecta al tipo de hábitat, la población con discapacidad se concentra principalmente
en dos contextos (Gráfico 9). Por un lado, un 41% de la población con discapacidad, es decir;
la mayoría reside en municipios que son capitales de provincia o que tienen más de 100.000
habitantes. Las condiciones ambientales de los entornos urbanos complican cuestiones
cotidianas como la movilidad, al implicar desplazamientos más largos en distancia y duración,
o las relaciones personales, al propiciar redes sociales lejanas o dispersas en el territorio,
y se convierten a menudo en barreras que desencadenan la percepción de discapacidad. Por otro
lado, un 22% de las personas con discapacidad en España residen en municipios con menos
de 10.000 habitantes. Esto indica que el ámbito rural también es el escenario para buena parte
de la población con limitaciones en su vida diaria. En este caso suelen ser dificultades persistentes
como problemas de acceso al transporte, a las TICs, o una oferta de servicios sociosanitarios
muy limitada, las que favorecen la percepción de discapacidad. A estas hay que sumar que,
la estructura demográfica del medio rural está más envejecida que la de las áreas urbanas y,
dado el patrón por edad de la discapacidad, acumula mayor población con discapacidad.
GRÁFICO DE BARRAS QUE MUESTRA LAS TASAS DE DISCAPACIDAD ESTANDARIZADAS POR COMUNIDAD AUTÓNOMA. LAS TASAS DE DISCAPACIDAD MÁS ALTAS SE ENCUENTRAN EN MELILLA (175,8 POR MIL HABITANTES), CANARIAS (144,2 POR MIL HABITANTES) Y MURCIA (136,4 POR MIL HABITANTES). LAS REGIONES CON MENORES TASAS DE DISCAPACIDAD SON EL PAÍS VASCO (76,5 POR MIL HABITANTES), NAVARRA (80,4 POR MIL HABITANTES) Y CASTILLA Y LEÓN (82,6 POR MIL HABITANTES). LA TASA MEDIA TOTAL EN ESPAÑA ES DE 102,8 POR MIL HABITANTES.]
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Gráfico 9. Tasas de población con discapacidad por tipo de hábitat.
GRÁFICO DE BARRAS QUE MUESTRA LAS TASAS DE POBLACIÓN CON DISCAPACIDAD POR TIPO DE HÁBITAT. EXISTEN DOS TENDENCIAS PRINCIPALES, LA MAYORITARIA, CON UN 41% DE LA POBLACIÓN CON DISCAPACIDAD RESIDIENDO EN MUNICIPIOS QUE SON CAPITALES DE PROVINCIA O QUE TIENEN MÁS DE 100.000 HABITANTES. POR OTRO LADO, UN 22% DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD RESIDEN EN MUNICIPIOS CON MENOS DE 10.000 HABITANTES.
Los datos agregados de EDAD2020 muestran que la población con discapacidad en España se
distribuye de una manera bastante proporcional en todos los tipos de hogares contemplados.
Un 26% reside en hogares unipersonales, un 23% en hogares formados por una pareja con hijos
o hijas convivientes y un 21% en hogares formados por una pareja sin hijos/as convivientes.
Los hogares menos habituales son los hogares monoparentales con hijos/as a cargo (14%),
así como otros tipos de hogares (16%). Esos porcentajes, no obstante, varían considerable-
mente en función de la edad, entendiendo esta como un indicador del momento del curso
de vida en el que se encuentra la persona (Gráfico 10). Los eventos que provocan cambios
en la formación y disolución de hogares; nacimientos, uniones, separaciones, fallecimientos,
etc., condicionan los modos de convivencia, también de las personas con discapacidad. Tampoco
los hombres y las mujeres con discapacidad muestran exactamente los mismos patrones.
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Ambos resultados son las dos caras de la probabilidad de supervivencia diferencial. En cohortes
donde el divorcio es aún minoritario, es más probable que sean ellas que las enviuden y comiencen
a formar un hogar unipersonal. Los hogares de un padre o madre solo conviviendo con un hijo/a,
que eran una categoría mayoritaria en las edades infantiles, vuelven a tener relevancia
en las edades mayores, sobre todo en las mujeres.
GRÁFICO DE BARRAS QUE MUESTRA LA POBLACIÓN CON DISCAPACIDAD POR TIPO DE HOGAR Y SEXO. UN 26% VIVE EN HOGARES UNIPERSONALES, UN 23% EN HOGARES FORMADOS POR UNA PAREJA CON HIJOS O HIJAS CONVIVIENTES Y UN 21% EN HOGARES FORMADOS POR UNA PAREJA SIN HIJOS/AS CONVIVIENTES. LOS HOGARES MENOS HABITUALES SON LOS HOGARES MONOPARENTALES CON HIJOS/AS A CARGO (14%), ASÍ COMO OTROS TIPOS DE HOGARES (16%).]
6. CONCLUSIONES
El objetivo que se marcó este trabajo al inicio fue realizar un análisis descriptivo de la discapacidad
en España, utilizando para ello los datos de la EDAD2020. La lejanía de la última encuesta de
discapacidad, implementada en 2008, hacía necesaria una actualización de la información
disponible que permitiera conocer quiénes son las personas que perciben limitaciones debido
a su estado de salud. Dado que la ingente cantidad de datos que ofrece la EDAD2020 hace
imposible condensar toda la información en un solo artículo, este trabajo se ha centrado en
explorar la prevalencia de discapacidad en función de cuatro características sociodemográficas
clave: el sexo, la edad, el nivel de estudios y el lugar de residencia.
La primera conclusión que se puede extraer del análisis es que muchas de las tendencias
observadas en 2008 continúan en 2020. Las mujeres y la población de edad avanzada son las
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protagonistas de la discapacidad. Además, las mujeres mayores son también quienes perciben
más limitaciones en un mayor número de ámbitos.
También existe continuidad en los perfiles educativos de las personas con discapacidad, siendo
estas las que cuentan con un menor nivel formativo y con una menor presencia en la educación
superior. Habrá que comprobar en el futuro cómo afecta la generalización de la educación
obligatoria hasta los 16 años y el acceso generalizado a la educación superior a la estructura de
la discapacidad por nivel de estudios.
No obstante, según datos elaborados por el INE (2022b), los grupos de edad en los que más se
ha incrementado la discapacidad desde 2008 son las edades jóvenes e infantiles (entre 6 y 24
años). Este dato indica la necesidad de huir de estereotipos edadistas que generan el falso mito
de que la discapacidad se da únicamente en la vejez. Futuros estudios deberán indagar acerca
de las causas de este incremento de personas que perciben discapacidad en las edades jóvenes
e infantiles.
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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menos instruida en España. Perspectives demogràfiques, 24.
García González, J. M., y Grande, R. (2018). Cambios en las diferencias por sexo en la esperanza
de vida en España (1980-2012): descomposición por edad y causa. Gaceta Sanitaria, 32,
151-157.
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Martín Roncero, U., Domínguez-Rodríguez, A., y Bacigalupe, A. (2019). Desigualdades sociales
en salud en población mayor: una aportación desde la salud pública al debate sobre el
retraso de la edad de jubilación en España. Gaceta Sanitaria, 33, 82-84. https://doi.
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Oliva, J., Peña-Longobardo, L. M., López-Valcárcel, B. G., Pérez, P. B., & González, N. Z. (2018).
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