13. Las manos
13. Las manos
13. Las manos
2. Temas
En la poesía de Miguel Hernández se pueden identificar tres grandes temas que todo lo
invaden y determinan: la vida, el amor y la muerte. El poeta de Orihuela vivió en carne
propia la fuerza de estas tres grandes heridas que vertebran toda su escritura poética y le
dan sentido.
Este poema pertenece a Viento del pueblo (1937), una obra heterogénea que delata a un
hombre replegado hacia el intimismo, marcado por una visión desalentadora de una
realidad que se mide ya en miles de muertos, heridos, cárceles y odio. Desde el principio,
Miguel Hernández alberga una lucha interna entre el rechazo de la guerra y la necesidad
de luchar por lograr la victoria. En este momento, el de Orihuela se deja arrastrar por los
acontecimientos bélicos y carga su poesía de imágenes llenas de dureza. Es un poemario
de guerra donde la vida y la muerte están continuamente presentes.
El tema del poema es la solidaridad del pueblo. Las manos, protagonistas indiscutibles
de esta composición, son aquí mucho más que una parte del cuerpo humano; son
un emblema de la condición humana, reflejando la dualidad de nuestra existencia, capaz
de crear y destruir, de amar y sufrir.
Desde el comienzo, el poeta presenta un mundo donde las manos están cargadas de
significado, capaces de transformar y ser transformadas por las circunstancias de la
vida; en este caso, la guerra. El poeta habla de manos laboriosas, que se desgastan en el
trabajo diario, reflejando la lucha del hombre con la naturaleza y la sociedad. Estas manos
que aran, siembran y construyen son también las que sufren las consecuencias de
la opresión y el conflicto. Las manos de los trabajadores están presentadas en comunión
con la naturaleza, con la tierra y el mar, de donde sacan su riqueza, su alegría y su vitalidad
(“como una primavera de alegres dentaduras, / de dedos matutinos), mientras que las
manos ociosas aparecen “fangosas” y solo pueden vivir parasitando a las anteriores,
robando y asesinando.
A medida que avanza el poema, el enfoque se desplaza hacia la capacidad de las manos
para comunicar emociones, a través de imágenes de manos que se estrechan, que
acarician, que se unen en un gesto de amor o consuelo. En este sentido, las manos se
convierten en símbolos de conexión humana, capaces de tender puentes entre los
individuos. Describe manos heridas y cansadas, pero también manos que, a pesar del
dolor y el cansancio, se niegan a rendirse. Son manos que resisten, que luchan, que se
levantan en defensa de la justicia y la libertad. En un mundo desgarrado por la guerra y el
conflicto, las manos simbolizan la capacidad de los seres humanos para superar sus
diferencias y unirse en torno a causas comunes.