9788416819577

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UNIVERSIDAD DE JAÉN

FACULTAD DE CIENCIAS
EXPERIMENTALES
DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA
ANIMAL, BIOLOGÍA VEGETAL Y
ECOLOGÍA

TESIS DOCTORAL
BIOLOGÍA DE Oestrus sp. (Diptera:
Oestridae) PARÁSITO DE LA CABRA
MONTÉS DEL PARQUE NATURAL DE
SIERRA NEVADA

PRESENTADA POR:
VIRGINIA MORENO MARTÍNEZ

DIRIGIDA POR:
DR. D. ANTONIO SÁNCHEZ BACA
DR. D. JESÚS Mª PÉREZ JIMÉNEZ
DR. D. FRANCISCO J. ESTEBAN RUÍZ

JAÉN, 8 DE FEBRERO DE 2016

ISBN 978-84-16819-57-7
UNIVERSIDAD DE JAÉN
FACULTAD DE CIENCIA EXPERIMENTALES
BIOLOGÍA ANIMAL, BIOLOGÍA VEGETAL Y
ECOLOGÍA

TESIS DOCTORAL

BIOLOGÍA DE Oestrus sp. (Diptera: Oestridae)
PARÁSITO DE LA CABRA MONTÉS DEL PARQUE
NATURAL DE SIERRA NEVADA

PRESENTADA POR:
VIRGINIA MORENO MARTÍNEZ

DIRIGIDA POR:
ANTONIO SÁNCHEZ BACA JESÚS Mª PÉREZ JIMÉNEZ
FRANCISCO J. ESTEBAN RUÍZ

JAÉN, FEBRERO 2016


ISBN
Tesis Doctoral
La presente tesis doctoral titulada:

BIOLOGÍA DE Oestrus sp. (Diptera: Oestridae)


PARÁSITO DE LA CABRA MONTÉS DEL PARQUE
NATURAL DE SIERRA NEVADA

Ha sido realizada por Virginia Moreno Martínez para aspirar al


título de Doctor, bajo nuestra dirección en los departamentos de
Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología y Biología
Experimental de la Universidad de Jaén (España).

UNIVERSIDAD DE JAÉN

Revisado el texto, estamos conformes con su presentación para


su defensa y evaluación.

Jaén a 10 diciembre de 2015

Dr. Antonio Sánchez Baca Dr. Jesús Mª Pérez Jiménez Dr. Francisco J. Esteban Ruíz
Este estudio ha sido financiado por el Instituto Nacional de
Agricultura, Investigación y Tecnología de Alimentos (INIA), Madrid
(proyecto: FAU2008-00010-00-00) y por la Universidad de Jaén
(proyecto: RFC/PP2008/UJA_68_16_22). Esta actividad es parcialmente
compatible con el Plan Andaluz de Investigación Científica (PAI)
(grupos de investigación RNM-118 y BIO-220).
Las actividades de investigación incluidas en este trabajo
compilan las leyes andaluzas y españolas con respecto a la
experimentación animal y el bienestar.
Para mis tres promesas:

A mi hijo, prometí cuidarte y a veces eres tú el que me cobijas.


A mi marido, por prometerte un siempre y un lazo en un cordel amarillo.
A mi ángel de la guarda, donde quiera que estés, promesa cumplida.
AGRADECIMIENTOS

La Tesis Doctoral, se convierte para los doctorandos en toda una experiencia vital
que trasciende más allá de los límites del laboratorio. En mi caso, se ha convertido en mi
mochila personal durante muchos años. Años en los que han pasado cosas y cambios
alucinantes a mí alrededor y ella iba pegada a mi espalda adaptándose a cada una de las
situaciones. Durante este periodo tiempo, muchas son las personas que de una forma u
otra han contribuido a que este proyecto sea una realidad y quiero agradecer todo lo
que me han aportado.

En primer lugar, me gustaría agradecer a mis directores, los doctores D. Francisco


José Esteban Ruíz, D. Jesús Mª Pérez Jiménez y a D. Antonio Sánchez Baca, todo el
esfuerzo y tiempo que han dedicado a este trabajo. Ellos, me han enseñado a disfrutar la
biología, me han guiado en todo momento y me han demostrado que con tesón es
posible conseguir hacer un buen trabajo.

Gracias también a D. Ismael Romero-Fernández y Dr. D. Juan A Marchal


(Departamento de Biología Experimental; Universidad de Jaén); Dr. D. Miguel A Habela
(Departamento de Parasitología y Enfermedades Parásitas, Universidad de
Extremadura); Dr. D. Amin Tamadon (Division of Animal Health Management, School of
Veterinary Medicine, Shiraz University, Shiraz, Iran) por su inestimable ayuda en la
realización de la parte experimental del estudio.

Gracias a la Dra. Dª. María Sol Arias (Departamento de Parasitología y


Enfermedades Parasitarias, Facultad de Veterinaria, Universidad de Santiago de
Compostela); Dr. D. Adolfo Paz-Silva, Dra. Dª. Rita Sánchez-Andrade, Dra. Dª. Patrocinio
Morrondo, Dr. D. Pablo Díez-Baños (Grupo Biología de las Especies Cinegéticas y Plagas);
Dr. D. Mathieu Sarasa (Federation Nationale des Chasseurs, Issy les Moulineaux Cedex,
France) por su ayuda y colaboración en todo momento.

Por otro lado, no puede faltar mi agradecimiento a los doctores D. Juan Navas y
D. José M Quesada (Departamento de Matemáticas, Universidad de Jaén) y a la Dra.
Dª.Nieves Vélez de Mendizábal (Division of Clinical Pharmacology, Department of
Medicine, Indiana University School of Medicine, Indianapolis, USA) por brindarme su
ayuda.
Estoy en deuda con el personal técnico del Espacio Natural de Sierra Nevada
sobre todo, D. J Navarro, Dª. MC Pérez, D. A Rodríguez, D. M Alguacil y D. J García por su
ayuda en el campo y el trabajo de laboratorio; a D. P Prieto y D. F Martínez (Sierras de
Cazorla, Segura y Las Villas Parque Natural; el Dr. D. C Paredes y el Dr. D. MA Miranda
(Universidad de las Islas Baleares); el Dr. D. L León, Dr. D. C Martínez y el Dr. D. J Ortiz
(Universidad de Murcia) por su colaboración en la obtención de muestras para este
estudio.
Gracias al Dr. D. JE Granados (Parque Nacional de Sierra Nevada); Dr. D. G
Calabuig (Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), Grupo de
Investigación en Ecología de la Biodiversidad y Conservación); Dª. G MoÇo
(Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología, Universidad de Jaén); y
al Dr. D. E Serrano (Universitat Autònoma de Barcelona) por sus valiosos consejos
durante mi formación doctoral.
Gracias a mi amiga y compañera Idoia por tus correcciones y por hacer más
llevaderas mis peleas con el inglés, que sepas que puedes vencer a 100 dragones si te lo
propones.
Como en todo trabajo que supone tiempo y esfuerzo he necesitado muchas dosis
de motivación, estas, venían de la mano de amigas y familia. A mis amigas, gracias a
todas por vuestro ánimo incondicional y por mostrarme tanto cariño. A mi familia,
quiero agradeceros la paciencia, el apoyo, la confianza y el amor que me habéis dado,
porque sin vosotros hace tiempo lo hubiera dejado. Especialmente quiero recordar a mi
abuelo por acompañarme durante toda esta etapa académica y marcharse a punto de
finalizar sin entender muy bien porqué su nieta quería ser doctora. A todos, un millón de
gracias.
Entre todas las personas a las que quiero, de forma generalizada, siempre había
una pregunta que era… ” ¿Y las moscas para cuándo?” y la respuesta a todos ellos es…. ”
PARA YA!!”.
ÍNDICE
Resumen ................................................................................................................................................ 3
Abstract. ................................................................................................................................................ 5

Capítulo 1. Introducción General ........................................................... 9

Miasis ...................................................................................................................................... 9
Clasificación de la miasis .............................................................................................. 10
Oestrus ovis y Oestrus caucasicus ......................................................................................... 11
Morfología de las especies de oéstridos................................................................................ 12
Ciclo biológico ........................................................................................................................ 15
Especificidad ......................................................................................................................... 18
Epidemiología de Oestrus ovis .............................................................................................. 20
Manifestaciones clínicas ........................................................................................................ 21
Respuesta del hospedador frente al parásito .............................................................. 22
Profilaxis, Tratamiento y Control .......................................................................................... 23
Profilaxis ....................................................................................................................... 24
Tratamiento .................................................................................................................. 25
Control .......................................................................................................................... 26
Aplicación de la Dinámica de Sistemas ................................................................................. 27
Elementos y Estructura de un modelo de dinámica de sistemas ................................. 28
Análisis molecular ................................................................................................................. 29
Genes diana .................................................................................................................. 29

Capítulo 2. Objetivos ............................................................................ 35


Capítulo 3. Descripción de las larvas LIII ................................................ 39
Características morfológicas de larva III de Oestrus ovis ...................................................... 39
Características morfológicas de larva III de Oestrus sp. ........................................................ 41

Capítulo 4. Cultivo in vitro de las larvas III ............................................ 43


Capítulo 5. Modelo de Dinámica de Sistemas de Oestrus sp. ............... 53
Capítulo 6. Caracterización Molecular de Oestrus sp. ........................... 67
Capítulo 7. Resumen Resultados y Discusión ........................................ 79
Cultivo en el laboratorio de larvas de Oestrus sp. ............................................................... 79
Simulación del ciclo biológico de Oestrus sp. ....................................................................... 82
Identificación molecular de las larvas de Oestrus sp. ........................................................... 84

Capítulo 8. Conclusiones ...................................................................... 91


Capítulo 9. Bibliografía .......................................................................... 95
RESUMEN
Abstract

RESUMEN

Los oéstridos (Diptera: Oestridae) son parásitos obligados que permanecen


durante semanas o meses en el tracto nasofaríngeo, estómago, órganos internos y
tejidos subcutáneos de sus hospedadores.
Existe un gran desconocimiento sobre diversos aspectos del ciclo biológico y de
la demografía de estos parásitos. El objeto de este trabajo es el estudio de una especie
de díptero que causa miasis en la Cabra Montés del Parque Natural de Sierra Nevada.
La monitorización de las poblaciones de este parásito resulta tremendamente
compleja y requiere un enorme esfuerzo, particularmente por que infecta a una
especie silvestre. A esto hay que añadir el problema de la identificación de las larvas en
función de los caracteres morfológicos. Así, en base a caracteres morfológicos se ha
descrito que la especie que parasita a la Cabra Montés es una especie diferente a
Oestrus ovis, habiéndose propuesto que podría tratarse de la especie O. caucasicus.
En este trabajo realizamos tres aproximaciones al estudio de la especie que
causa miasis en la Cabra Montés: a) se realizó un cultivo de larvas LIII en el laboratorio
para determinar algunos aspectos relativos a su desarrollo; b) hemos desarrollado un
modelo de Dinámica de Sistemas para predecir el comportamiento de su ciclo de vida;
y c) hemos realizado un análisis molecular de dos marcadores (COI y 28S rDNA) para
determinar si las larvas que parasitan a la Cabra Montés son o no de la especie Oestrus
ovis.
Gracias a este estudio hemos podido cuantificar parámetros como el éxito de
eclosión de adultos, cómo afecta el peso en el proceso de pupación, la duración de la
fase pupal y la longevidad de los adultos en condiciones de laboratorio. Con estos
datos hemos simulado el ciclo biológico mediante Dinámica de Sistemas con un
modelo, que se ajusta bien a los datos conocidos de esta especie, que nos ha
permitido determinar la producción mínima de larvas del primer estadio para poder
establecer una población periódica así como el número de generaciones anuales de
estos parásitos. El análisis de los marcadores moleculares, citocromo oxidasa I (COI) y
28S rDNA, confirman que las larvas que parasitan a la Cabra Montés del Parque

Página 3
Abstract

Natural de Sierra Nevada son de una especie del género Oestrus diferente de la
especies O. ovis.

Página 4
Abstract

ABSTRACT

The oestrid flies (Diptera: Oestridae) are obligate parasites that persist for
weeks or months in nasopharyngeal tract, stomach, subcutaneous tissues and internal
organs of their hosts.
There are several unknown aspects related to the life cycle and the
demographics of these parasites. The aim of this work is the study of the botflies that
causes myiasis in the Iberian ibex from the Sierra Nevada Natural Park (Spain). The
research on the parasite´s population is extremely complex and requires an enormous
effort, specially because it infects wild species. In addition, it might be included the
larvae identification problem based on morphological characters. Thus, according to
morphological characters it is stated that the species that parasitizes the Iberian ibex
from the Sierra Nevada Natural Park (Spain) is different a species of Oestrus ovis, and it
has been proposed to be the species O. caucasicus.
On this work we make three approaches to the study of the species that causes
myiasis in the Iberian ibex: a) a larvae LIII culture was conducted in the laboratory to
determine some aspects related to its development; b) we have developed a model of
dynamics system to predict the behavior of their life cycle; c) we have performed a
molecular analysis of two molecular markers (COI and 28S rDNA) to determine
whether larvae that parasitize the Iberian ibex belong or not to the Oestrus ovis
species.
Through this research, we were able to quantify in laboratory biological
parameters conditions such as adult hatching success, how weight affects larvae in the
pupation process, the duration of the pupal stage and adult longevity. According to the
obtained and other available data we have simulated the biological cycle using the
dynamics system with a model that fits the known date of this species. It has allowed
us to determine the minimum production of first stage larvae to establish a stable
population and also the number of annual generations of these parasites. The
molecular markers analysis, cytochrome oxidase I (COI) and 28S rDNA, confirm that the

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Abstract

larvae that parasitize the Iberian ibex of Sierra Nevada Natural Park are a species from
the genus Oestrus different from the Oestrus ovis species.

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CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
Capítulo 1 Introducción

CAPITULO 1. INTRODUCCIÓN GENERAL

 Miasis:
La miasis (del griego “mya”: mosca) es un proceso de infestación de cualquier
órgano de un hospedador vertebrado vivo por larvas de dípteros. El término fue
definido por Hope en 1840, y posteriormente actualizado por Zumpt en 1965. Este
último autor lo define como “infestación de animales vertebrados y humanos con
larvas de dípteros las cuales, por lo menos durante un cierto periodo de tiempo, se
alimentan de tejidos vivos y muertos del hospedador, líquidos corporales o alimentos
ingeridos” (Colwell et al., 2006).
Entre estas parasitosis, destacan las de tipo cavitario (oestrosis) y cutáneo
(hipodermosis), y suponen un auténtico problema debido entre otros factores a su
cercanía al ambiente antropozoógeno (Leclercq, 1969), con enormes pérdidas
económicas en la industria ganadera de países desarrollados y en desarrollo (Otranto y
Stevens, 2002), y bajo determinas condiciones, se han llegado a encontrar en ojos,
nariz y oídos de humanos (Hennessy et al.,1977; Gregory et al., 2004; Hemmersbach-
Miller et al., 2007).
Los dípteros productores de miasis se incluyen en el orden Díptera, son
conocidos como mosquitos, tábanos y moscas. Este orden incluye unas 90.000
especies (Teskey, 1981). Y dentro de este, la familia Oestridae se divide a su vez en
cuatro subfamilias: Hypodermatinae, Cuterebrinae, Gasterophilinae y Oestrinae
(Otranto y Stevens, 2002), esta última contiene 28 géneros con aproximadamente 151
especies diferentes. Dentro del género Oestrus se incluyen las siguientes especies: O.
variolosus Loew, O. bassoni Zumpt, O. caucasicus Grunin, O. aureoargentatus Rodhain
y Bequaert y O. ovis (Tabla I). Todas las larvas de las especies de oéstridos son parásitas
y causan miasis (Cowell et al., 2006).

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Capítulo 1 Introducción

Tabla I. Clasificación taxonómica de las especies del Género


Oestrus (Diptera: Oestridae) (Integrated Taxonomic Information
System (http:// www.itis.gov))
Reino: Animal
Filo: Artropoda
Subfilo: Hexapoda
Clase: Insecta
 Subclase: Pterigota
 Infraclase: Neoptera
Orden: Diptera
 Suborden: Braquicera
 Infraorden: Muscomorfa
Familia: Oestridae
 Subfamilia: Oestrinae
Género: Oestrus
Especie: Oestrus aureoargentatus
Oestrus bassoni
Oestrus caucasicus
Oestrus ovis
Oestrus variolosus

Clasificación de la miasis:
Las miasis producidas por oéstridos pueden clasificarse atendiendo a diferentes
aspectos como son el rango de especificidad, el punto de vista clínico, las especies
implicadas, el proceso de invasión y en función del tejido invadido (Zumpt, 1965).
Desde el punto de vista clínico las miasis subdividen en:
1. Miasis dérmicas o subdérmicas: producidas por larvas parásitas obligadas que
causan perforaciones o forúnculos de la piel o aprovechan heridas
preexistentes en la misma en las cuales se alimentan. Las subfamilias de
oéstridos involucradas son Hypodermatinae y Cuterebrinae.

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Capítulo 1 Introducción

2. Miasis intestinales: causadas por larvas que invaden el tracto digestivo, libres o
unidas a las paredes, provocando hemorragias y traumatismos. La subfamilia
de oéstridos involucrada es Gasterophilinae.
3. Miasis nasofaríngeas: producidas por larvas de especies parásitas obligadas
que infectan las cavidades de la boca, nariz y en algunos casos los ojos,
causando miasis traumáticas en mamíferos, aves y anfibios. La subfamilia de
oéstridos involucrada es Oestrinae.

 Oestrus ovis y Oestrus caucasicus:


Oestrus ovis parasita ovejas y cabras domésticas en todo el mundo. Además, se
han registrado miasis cavitarias producidas por este díptero en el íbice asiático (Capra
ibex sibirica), argali (Ovis ammon), carnero de las Rocosas (O. canadensis) y muflón
europeo (O. aries) (Grunin, 1957; Capelle, 1966; Wetzel y Bauristhene, 1970; Moreno
et al., 1999). También puede afectar al íbice nubiano (C. i. nubiana) y al arruí
(Ammotragus lervia) (Howard, 1980).
En Eurasia, Oestrus caucasicus hace lo propio con el tur del Cáucaso (Capra
cylindricornis) y el íbice asiático (Capra sibirica) (Grunin, 1957; Minar et al., 1985). En
1996 se describió, en base a caracteres morfológicos, que una especie similar a O. ovis,
posiblemente O. caucasicus, infectaba a la Cabra Montés (C. pyrenaica) (Pérez et al.,
1996). Ambas especies, O. ovis y O. caucasicus, son morfológicamente parecidas
(Grunin, 1957; Zumpt, 1965; Guitton et al., 2001) (Figura 2B y Figura 3) y la
identificación de larvas de ciertos estadios (como el primero y el segundo) resulta
particularmente complicada (Wetzel y Bauristhene, 1970). Por otra parte, parece que
existen notables similitudes entre O. ovis y la especie que infectaría a la Cabra Montés
(Oestrus sp.), en cuanto a su ciclo biológico. Así pues, está aún por determinar si la
especie que infecta a la Cabra Montés del Parque Natural de Sierra Nevada es una
variante de O. ovis, una especie diferente, en cuyo caso podría ser O. caucasicus o tal
vez una nueva especie.
Las especies O. ovis y O. caucasicus, son parásitas larvíparas de las cavidades
nasales y senos craneales de ovejas y cabras (Zumpt, 1965; Dorchies et al., 2000;
Alcaide et al., 2002 y 2005). En los países de clima cálido y seco, estas especies

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Capítulo 1 Introducción

productoras de miasis dañan seriamente a los rumiantes, produciendo dificultad


respiratoria. Algunas ovejas y cabras desarrollan la respiración a través de la boca que
interfiere con su función como rumiantes. Como consecuencia de esta infección naso-
sinusal local se producen abscesos pulmonares (Dorchies et al., 1993) y enfermedades
que pueden producir la muerte (Allen y Bunch, 1982).

 Morfología de las especies de oéstridos:


Los adultos del género Oestrus son moscas de tamaño medio y de coloración
generalmente oscura, fácilmente identificables de los pertenecientes a otros géneros
en base a diferentes características de la cabeza (principalmente la parte frontal),
antenas, venación alar y abdomen (Figura 1). Una característica importante es la
ausencia o fuerte reducción del aparato bucal debido a que los individuos adultos no
se alimentan.

Figura 1. A) Vista frontal de la cabeza de un adulto de Oestrus ovis (Zumpt, 1965); B) vista
dorsal de un adulto de Oestrus caucasicus (Dibujo: Pablo Guerrero).

Por el contrario, las larvas son más parecidas morfológicamente entre sí que a
las de otros géneros de oéstridos (Zumpt, 1965; Wetzel y Bauristhene, 1970; Colwell et
al., 2006).
Antes de llegar al estado adulto, estas especies pasan por tres estadios
larvarios (LI, LII y LIII) en los que destacan las siguientes características morfológicas:

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Capítulo 1 Introducción

Larva I (LI) (Figura 2A): están pobladas de unas filas transversales de espículas
pequeñas. Dos ganchos bucales fuertes y curvados, breves expansiones laterales en los
segmentos torácicos y en los primeros abdominales, y por transparencia se aprecia el
sistema traqueal de la larva. En dos protuberancias cercanas a la cavidad peritremal se
pueden encontrar 20-25 espinas recurvadas terminales. Longitud corporal de 1 a 3
mm.
Larva II (LII): Presenta pocas espículas dorsales en el segundo segmento,
ventralmente con espículas mazudas y con uno o dos ápices. Peritremos posteriores
circulares, multiperforados y dejando un canal central que es el botón peritremal o
ecdisial. Longitud corporal 1,5 a 12 mm.

Figura 2. Larvas de Oestrus ovis: A) Larva de primer estadio de (vista ventral); B) Larva de tercer
estadio vista dorsal (izquierda) y ventral (derecha) (tomado de Zumpt, 1965).

Larva III (LIII) (Figura 2B y Figura 3): de color amarillo cuando son jóvenes y
blanquecino cuando son maduras. Dorsalmente posee bandas quitinosas anchas en
todos los segmentos que están desnudos de espículas, a excepción de unas pocas en el
segundo segmento, ventralmente presentan numerosas y potentes espículas
corporales dispuestas en varias filas por segmento. Peritremos posteriores
multiperforados y circulares, dejando en medio un canal que presenta el botón

Página 13
Capítulo 1 Introducción

peritremal o ecdisial (Figura 4). Longitud corporal por encima de los 20 mm


(Zumpt,1965).

Figura 3. Larvas de Oestrus caucasicus vista dorsal (izquierda) y ventral (derecha) (tomado de
Zumpt, 1965).

Figura 4. Peritremos posteriores, desde los que se inicia el sistema traqueal, de la larva
de segundo estadio de Oestrus ovis (tomado de Zumpt, 1965).

Página 14
Capítulo 1 Introducción

 Ciclo biológico:
Las hembras de estas especies son larvíparas, es decir no depositan huevos,
sino larvas que ya han eclosionado. Las hembras grávidas depositan las larvas LI cerca
de la boca y la nariz del hospedador y éstas penetran en las cavidades nasofaríngeas,
senos frontales y senos de los cuernos y completan su desarrollo hasta la fase de larva
LIII, en este momento son expulsadas al exterior, se entierran y finalizan su
metamorfosis. Podemos decir por tanto, que el ciclo biológico de estos parásitos se
divide en tres fases: fase hospedador, fase suelo y fase aérea (Figura 5).

Figura 5. Representación del ciclo biológico de O. ovis. Fase hospedador (H), fase suelo (S) y fase aérea
(A).

Fase hospedador: Según se ha comprobado mediante la disección de hembras


grávidas de O. ovis, éstas presentan un potencial de puesta cifrado en 500 larvas,
aunque cada larviposición (acercamiento y ataque al hospedador) no suele superar las
30-50 larvas (Cobbett y Mitchell, 1941; Zumpt, 1965). Las hembras depositan las larvas
LI cerca de la boca y la nariz del hospedador y éstas penetran activamente en las
cavidades nasofaríngeas, senos frontales y senos de los cuernos del hospedador
(Figura 6). La función de las larvas es la de nutrirse, básicamente de moco secretado

Página 15
Capítulo 1 Introducción

por la membrana de la mucosa, para poder desarrollarse y madurar hasta la fase de


larva LIII post-alimentaria (Scholl et al., 1990).

Figura 6. Áreas del cráneo del hospedador donde se localizan las larvas.

Las localizaciones preferenciales de las larvas LI suelen ser el cornete nasal


inferior, la cavidad nasal y los cornetes ethmoidales superiores. Tras la primera muda
larvaria, se sucede el estadio larvario LII, en este caso la larva migra preferentemente a
los cornetes nasales superiores, la ethmoturbinalia y los senos frontales. Tras la
segunda muda larvaria, la larva LIII suele estar situada preferentemente en senos
nasales, frontales, maxilares y corneales, donde se alimenta de sangre, mucus y
mucosa del hospedador (Ruiz-Martínez et al., 1992, 1997; Pérez et al., 1996; Dorchies y
Alzien, 1997).
Una vez que las larvas de tercer estadio maduran y alcanzan un peso mínimo
migran desde su localización hasta las fosas nasales. Esta etapa se conoce con el
nombre crawl-off y durante la misma las larvas no se alimentan ya que han hecho
acopio de los nutrientes necesarios para la pupación y toda la vida adulta. En este
recorrido será normal encontrar larvas en claro proceso de pupación y no está
completamente demostrado si todas las larvas finalmente salen al exterior a través de
las narinas o con las excretas. Posiblemente también cuando el número de larvas LIII es

Página 16
Capítulo 1 Introducción

alto, estas no pueden quedarse en las cavidades nasales debido a su gran tamaño y
tienen que ser expelidas (Nguyen et al., 1999).
Dependiendo de las condiciones climáticas (principalmente de la temperatura)
las fases larvarias (LI a LIII) pueden durar desde unos 20 días hasta varios meses
(Dorchies et al., 1999; Tabouret et al., 2001). Así, aunque no se puede precisar la
duración total del desarrollo de la fase larvaria dentro del hospedador, podríamos
estimar que duraría aproximadamente un mes para las puestas de primavera-verano y
varios meses para aquellas que se hicieron en otoño-invierno (Dorchies et al., 1999).
Así como ejemplo, el desarrollo postembrionario de O. ovis puede durar entre 23-25
días hasta 11 meses. Dependiendo de la época del año y la climatología del lugar en
que se encuentren. Además, según Zumpt (1965), hay una diapausa (periodo de
detención del desarrollo o inactividad) y pocas de las larvas LIII se desarrollan
simultáneamente, la razón es probablemente la limitación de espacio.
Fase suelo: las larvas post-alimentarias “crawl-off” caen al suelo y buscan los
lugares propicios para la pupación a una determinada profundidad. Perforan un canal
perpendicular y se inmovilizan en el sustrato comenzando el proceso de pupación, el
cual se inicia con la esclerotización de la cutícula larvaria para formar el puparium (la
cutícula quitinizada y endurecida) (Jagannath et al., 1989). Este proceso depende de la
estructura y la naturaleza del sustrato.
Cuando las condiciones ambientales son adversas, las pupas de Oestrus pasan
también por una diapausa o conocida también como hipobiosis. Los principales
inductores de la diapausa son factores climáticos como el fotoperíodo y la temperatura
ambiental. Desde el punto de vista biológico, la diapausa es una adaptación que
permite la supervivencia del parásito (Caracappa et al., 2000).
Fase aérea: se inicia tras la emergencia desde el puparium del imago o
individuo adulto, que primero se ocupará de trepar a cualquier objeto lejos del suelo y
después de estirar las alas y esperar unas horas para que se endurezcan (Teskey,
1981). En zonas de inviernos suaves y cálidos, los adultos están activos todo el año,
mientras que las zonas de inviernos fríos, desaparecen durante el otoño e invierno
(Cobbett y Michell, 1941). En países asiáticos, se conocen dos periodos de actividad de
los adultos: el primero entre mayo y junio, y el segundo entre septiembre y octubre
(Grunin, 1957). En zonas tropicales la actividad adulta puede registrarse todo el año y

Página 17
Capítulo 1 Introducción

en latitudes subtropicales se extenderá desde septiembre a mayo (Unsworth, 1949;


Pandey, 1989).
Los adultos tienen piezas bucales rudimentarias o carecen completamente de
ellas y por tanto no se alimentan, viviendo de las reservas acumuladas durante el
desarrollo larvario (James, 1947), se dedican exclusivamente a reproducirse y
perpetuar la especie (Dorchies et al., 1998). No se tiene mucha información sobre la
biología de los adultos (no se han estudiado en el campo, ni se han desarrollado
métodos de trampeo) y especialmente poco se conoce de la biología de su
reproducción, pero es muy probable que, como en otros dípteros, los machos
establezcan territorios y estaciones de vigilancia, en los cuales acechan el paso de una
hembra y tras la persecución, la cópula se produce en el suelo, tal y como se ha
observado en cultivos de laboratorio (Jagannath et al., 1989; Tabouret, 2001). Se
piensa que los adultos son abundantes en aquellos lugares donde se produce la vida de
su hospedador y es probable que lo sean por tanto en determinadas zonas de
pastoreo.

 Especifidad:
A nivel mundial, son cuatro las subfamilias con carácter parásito las que
afectan a los ungulados: Hypodermatinae, Cuterebrinae, Gasterophilinae y Oestrinae
(Tabla II). Las larvas de hipoderma son parásitos dérmicos de artiodáctilos, lagomorfos
y roedores (Zumpt, 1965; Kettle, 1990), las de cuterebra son parásitos obligados de
roedores y lagomorfos además pueden invadir en ocasiones al hombre, gatos, perros y
conejos domésticos (Acha y Szyfres, 2003), mientras que los gasterofilidos parasitan a
caballos y otros équidos (Soulsby, 1982) y los oéstridos, se desarrollan principalmente
en las cavidades nasofarígeas de hospedadores perisodáctilos, artiodáctilos y
lagomorfos.
En general no parece haber una especificidad parásito-hospedador dado que
por ejemplo O. ovis parasita ovejas y cabras domésticas, al íbice asiático, al argali, al
carnero de las Rocosas, al muflón europeo, al íbice nubiano y al arruí (Grunin, 1957;
Capelle, 1966; Wetzel y Bauristhene, 1970; Moreno et al., 1999; Howard, 1980). Es
más, las hembras grávidas de Oestrus no se consideran estrictamente específicas
respecto a sus hospedadores hasta el punto de que los animales domésticos se

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Capítulo 1 Introducción

consideran como reservorios y la principal fuente de infestación para la fauna silvestre


(Colwell, 2001). Por otra parte, O. caucasicus parasita al tur del Cáucaso y al íbice
asiático (Grunin, 1957; Minar et al., 1985).
Se han descrito infecciones oportunistas en humanos por especies de
oéstridos. Así, en un paciente infectado con el virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH) en el Reino Unido se ha descrito miasis nasal en la que se observaron larvas del
tercer estadio de O. ovis (Lucientes et al., 1997). En Irán, los informes sobre miasis en
humanos revelan que el 97% de los casos descritos eran hombres que vivían en zonas
rurales en estrecho contacto con ovejas y cabras, los síntomas siempre aparecieron
repentinamente detectando la presencia de cuerpos extraños en la garganta (Masoodi
y Hosseini, 2003). Más recientemente se ha descrito un caso en la ciudad de Florencia
no asociado a zonas rurales o al pastoreo (Zammarchi et al., 2014).
Por otra parte, aunque no parece haber una especificidad parásito-hospedador
si hay que destacar la relación en cuanto a coevolución de estos dípteros y sus
hospedadores, donde cada especie de díptero se desarrolla en sitios anatómicos
específicos de sus hospedadores como por ejemplo: la nariz, el estómago o la piel
(Mullen y Durden, 2009).

Tabla II. Relación taxonómica de oestridos productores de


miasis en la Península Ibérica y sus hospedadores (Tomada
de Ruiz- Martínez y Chirosa Ríos, 1994)
Subfamilia GÉNEROS HOSPEDADORES
Cuterebrinae Cuterebra Mamíferos, Humanos
Dermatobia
Hypodermatinae Hypoderma Mamíferos, Humanos
Gasterophilinae Gasterophillus Mamíferos, Humanos
Gyrostigma
Oestrinae Oestrus Mamíferos, Humanos
Pharyngomya

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Capítulo 1 Introducción

 Epidemiología de O. ovis:
Los parásitos causantes de oestrosis tienen un origen netamente Paleártico,
pero su presencia está generalizada en todos los rincones del mundo donde se
produzca ganado ovino y caprino (Zumpt, 1965).
Se pueden apreciar diferencias respecto a variables epidemiológicas como
prevalencia e intensidad de parasitación en función de las especies implicadas, el sexo
y edad del hospedador o los factores climatológicos. La prevalencia de infección por
oestridos en ganado no tratado y vertebrados silvestres es similar y varía normalmente
entre el 75 y el 100% (Anderson, 2006).
En cuanto a preferencias de acogida por hospedadores, si comparamos cargas
y tasas de infestación de la especie O. ovis entre el ganado caprino y ovino sí parece
haber diferencias significativas en cuanto a la carga parasitaria siendo los porcentajes
más elevados en ovejas que en cabras (Dorchies et al., 1999 y 2000; Alcaide et al., 2003
y 2005; Papadopoulos et al., 2006). Además, los datos parecen indicar que la
prevalencia, es decir, el número de hospedadores infectados dividido por el número de
hospedadores examinados para dicha especie, y la carga parasitaria dependen de la
edad del hospedador, cuanto más joven es el animal más parasitación, posiblemente
debido al menor desarrollado del sistema inmunológico y de las estrategias de
defensivas (Carracappa, 2000).
En relación a los factores climatológicos, las larvas de O. ovis cesan el desarrollo
durante la diapausa (hipobiosis), durante este tiempo los animales se ven infectados
exclusivamente por larvas LI. Así, por ejemplo en el Pirineo francés toda la carga
larvaria en los animales desde septiembre a febrero es por larvas LI (Yilma y Dorchies,
1991). En Sicilia, al no tener hipobiosis, la distribución larvaria es estable a lo largo de
todo el año, exceptuando los meses de octubre a diciembre en la que los primeros
estadios larvarios resultarían menos numerosos debido probablemente a un desarrollo
más lento por parte de las larvas. La misma situación se establecería en Túnez, donde
hay del 37% al 69% de larvas LI todo el año sin hipobiosis (Caracappa et al., 2000). En la
región del sur de Francia las larvas LI y LII de O. ovis están presentes todo el año,
aunque el número de larvas del segundo estadio disminuye durante los meses de
septiembre a febrero, debido a una acumulación de larvas LI durante los meses de más

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Capítulo 1 Introducción

frio. En el caso de las larvas LIII, estas están presentes durante todo el año, indicando
un ciclo continuo del parásito (Kilani et al., 1986).
La relación entre las larvas y el hospedador está regulada por el grado de
acogida en cuanto a la respuesta inmune del hospedador y la respuesta de las larvas
frente a la reacción inmune de este (Otranto y Stevens, 2002). Dentro de esta
respuesta, las larvas desarrollan estrategias biológicas, fisiológicas y bioquímicas. Por
ejemplo en el caso de la alimentación larvaria, las enzimas proteolíticas de los
productos secretados-excretados se degradan en pequeños fragmentos (Tabouret et
al., 2003a) y estos son succionados para que tenga lugar la digestión y la absorción de
los nutrientes. El colágeno, también se degrada gracias a las proteasas secretadas-
excretadas sobre la mucosa que reviste la cavidad nasal (Frugère et al., 2000). Cuando
la metamorfosis larvaria avanza, también lo hace la producción de proteínas,
incrementándose la actividad proteolítica (Tabouret, 2001).
En la actualidad la investigación epidemiológica está enfocada para llevar a
cabo un manejo y control integrado de plagas y enfermedades donde se ponen en
práctica técnicas que permiten una mayor aproximación al problema. Una de las
medidas de diagnóstico para las miasis cavitarias es la detección de anticuerpos
específicos producidos por las proteínas segregadas por las glándulas salivares de las
larvas de O. ovis (Mot, 2012; Angulo-Valdez et al., 2008) que parecen estar
relacionadas con la nutrición larvaria y la inmunomodulación del hospedador, dentro
de estas prácticas, destacan las pruebas de ELISA (Colwell y Baron, 1990; Arias et al.,
2014a y b) la inmunodifusión y la hemaglutinación (Bautista et al., 1988). Las proteínas
de los productos secretados-excretados por las larvas parecen ser la mejor fuente de
antígenos en las pruebas de ELISA (Alcaide et al., 2005a; Suárez et al., 2005). De este
modo, son posibles encuestas seroepidemiológicas, que junto con las necropsias
craneales pueden aportar información relevante sobre la epidemiología de estas
parasitosis.

 Manifestaciones clínicas:
Los signos más evidentes en el ganado caprino y ovino cuando están infectados
por larvas de Oestrus son los estornudos frecuentes y las abundantes secreciones

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Capítulo 1 Introducción

nasales que pueden ser mucosa, mucopurulenta de color verde o amarillo, o


sanguinolenta (Butterfield, 1900; Dorchies et al., 1992). A menudo se asocia con
síntomas como la rinitis, sinusitis, que pueden causar infecciones locales que inducen
enfermedades más generalizadas, demacrando al animal y en ocasiones puede llegar a
causar la muerte. A veces, los animales muy parasitados pueden presentar síntomas
neurológicos, incluyendo ataxia, vértigo, nistagmo, amaurosis y epistaxis o hemorragia
nasal. La obstrucción nasal producida por la oestrosis hace la respiración dificultosa
para el animal que se ve forzado a respirar por la boca lo que interfiere con la
alimentación y el rumiado (Dorchies et al., 2006).
Los hospedadores presentan enfermedades asociadas como neumonía
intersticial, abscesos en los pulmones, pleuroneumonía entre otras, posiblemente
como consecuencia de la inhalación de pus de los senos nasales (Dorchies et al., 1993).
Puede ser también que estas patologías estén asociadas al estímulo antigénico que
ocasionan las larvas de O. ovis en las cavidades nasosinuales del hospedador (Dorchies
et al., 2006).
Se ha pensado durante mucho tiempo que la patogenicidad de O. ovis era
debida a los traumas mecánicos producidos por los ganchos y espinas de las larvas, sin
embargo parecen estar más relacionada con la actividad proteolítica de los productos
excretados-secretados por las larvas, junto con un fenómeno de hipersensibilidad
(Dorchies et al., 2006; Angulo-Valadez., 2009).

Respuesta del hospedador frente al parásito:


Una primera respuesta defensiva por parte del hospedador es evitar la
larviposición por parte de los oestridos en sus zonas sensibles mediante
comportamientos anti moscas. Así, un comportamiento defensivo de los rebaños de
ovino frente a O. ovis consiste en permanecer agrupados, bajar la cabeza y situar el
hocico y los labios lo más cerca posible del suelo lo que dificulta la larviposición
(Cepeda-Palacios y Scholl, 2000).
Una vez producida la infestación se producen estornudos con objeto de
eliminar las larvas de los orificios. Una vez las larvas están alojadas se produce otro
tipo de respuesta que está asociada a la irritación mecánica producida por las espinas
que presentan las larvas en la cutícula durante el desplazamiento y por las enzimas y

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Capítulo 1 Introducción

antígenos que secretan-excretan las larvas sobre la mucosa del hospedador (Frugère et
al., 2000; Tabouret et al., 2001a). Los antígenos junto con la irritación mecánica
inducen la respuesta inmune del hospedador que puede ser de dos tipos a nivel celular
y a nivel humoral (Innocenti et al., 1995; 1997; Tabouret et al., 2001; Dorchies et al.,
2000).

a) Respuesta Inmune a nivel celular:


 Mastocitos: los mastocitos liberan un gran número de moléculas proinflamatorias
en los tejidos (Piliponsky et al., 2002). Nguyen et al., 1996 encontraron el doble de
mastocitos en el septo, cornetes y senos frontales de ovejas infectadas por O. ovis
comparado con las ovejas sanas.
 Eosinófilos: migran a través de la sangre a la superficie de la mucosa donde ocurre
la infección (Roitt et al., 2002). Los patrones de reclutamiento son similares para
mastocitos y eosinófilos aumentando su número en ovejas infectadas (Yacob et al.,
2002; 2004a y b).

b) Respuesta Inmune a nivel humoral:


La respuesta del hospedador frente a la infección de estas parasitosis se centra
en la producción de inmunoglobulinas parásito-específicas. Las IgG, IgA e IgM
sistemáticas y las IgA e IgG locales (Ichlmann y Hiepe, 1985; Bautista-Garfias et al.,
1988; Tabouret et al., 2003b; Suárez et al., 2005).
En estudios de ovejas infectadas por larvas de O. ovis se observa que estos
hospedadores poseen anticuerpos IgG e IgA específicos contra O. ovis en su moco
nasal (Tabouret et al., 2003b), la producción de IgG local se ha asociado a la infección,
no así la producción de IgA. Los estudios realizados por Innocenti et al., 1994 indican
que de todos los tejidos de las larvas de O. ovis analizados los de las glándulas salivares
son los más eficaces induciendo la producción de anticuerpos específicos en ovejas.

 Profilaxis, tratamiento y control :


El tratamiento y la prevención de la oestrosis cuentan actualmente con
herramientas y tácticas útiles. No obstante, hoy día sigue suponiendo una fuente de

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Capítulo 1 Introducción

cuantiosas pérdidas económicas. Se conocen diversos antiparasitarios para la lucha


contra estos dípteros productores de miasis. Sin embargo, nos enfrentamos con el
inconveniente de que la mayoría de los casos a tratar son poblaciones abiertas, lo que
plantea problemas con el seguimiento del tratamiento, con el esfuerzo en la
dosificación, para la evaluación de la eficacia e incluso con efectos ambientales
indeseables (Wobeser, 1994; Bookhout, 1994; Soriguer et al., 1994). Todo ello, hace
que sea necesario un cuidado planteamiento del diseño integrado de tratamiento y
control.
El conocimiento del ciclo biológico de esta especie es esencial, tanto para la
correcta aplicación del tratamiento como para una adecuada profilaxis de la
enfermedad.

Profilaxis:
En este tipo de parásitos es muy complicado establecer un conjunto de
medidas profilácticas.
No parece viable realizar exámenes necroscópicos, ni naringoscópicos para
evaluar la prevalencia e incidencia de la enfermedad (Ruíz- Martínez et al., 1992) y por
tanto es necesario establecer programas basados en su conocimiento. Actualmente
contamos con la posibilidad de desarrollar y aplicar seroencuestas en sectores de
población lo suficientemente representativos (Bautista et al., 1982, 1988; Alcaide et
al., 2005; Angulo-Valadez et al., 2010). Estas podrían suponer una vía adecuada para
detectar las necesidades profilácticas y zonificar epidemiológicamente su efecto.
En procesos y planes plurianuales, una de las medidas profilácticas que se
emplean es la aplicación de baños repelentes con insecticidas organoclorados y
organofosforados permitidos.
El estudio de la inmunidad desarrollada por ovinos frente a las larvas LI de O.
ovis está abriendo nuevos caminos de profilaxis de la enfermedad (Bautista et al.,
1988; Marchenko y Marchenko, 1989; Duranton et al., 1996). Este tipo de información
puede proporcionar un conocimiento más detallado de la cronobiología de O. ovis,
para identificar los períodos de riesgo más importantes y establecer el mejor momento
para administrar un tratamiento preventivo (Suárez et al., 2005).

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Capítulo 1 Introducción

Con la misma finalidad preventiva se utilizan técnicas de ELISA que se han


aplicado a suero agrupado o muestras de leche para la vigilancia epidemiológica en
Hypodermátidos (Boulard et al., 1996) estas mismas técnicas se emplean para
identificar los factores de riesgo y controlar los periodos favorables del desarrollo de
O. ovis (Alcaide et al., 2005).

Tratamiento:
Los intentos de control y regulación de estas parasitosis, se han centrado
principalmente en los tratamientos aplicados a los hospedadores que afectan a los
estadios larvarios (Biggs et al., 1998). Desde la llegada de los insecticidas sistémicos
organofosforados en la década de 1960 se ha generalizado el uso de las lactonas
macrocíclicas (Otranto y Colwell, 2008), gracias a los altos niveles de eficacia contra las
fases larvarias de los oestridos que afectan al ganado, estas son más sensibles que los
adultos a la moxidectina (Duranton y Dorchies, 1997; Scholl et al., 2006; Roncalli.,
2006). Sin embargo, no hay estudios basados en el tratamiento para el estado adulto
de estos parásitos.
Los efectos perseguidos con la aplicación de antiparásitos contra las miasis
cavitarias pueden ser:
- Inducir una elevada mortalidad larvaria, que posteriormente serán
desalojadas de la cavidad nasal.
- Reducir las tasas de prevalencia e incidencia (número de nuevos casos de
esta parasitosis en una población).
- Reducir la patogenicidad del proceso, amortiguando en lo posible el período
agudo del curso de la enfermedad o evitar fases crónicas de la misma.
Los tratamientos más utilizados son los insecticidas organoclorados,
organofosforados y lactonas macrolíticas ya sean aplicados directamente en la cavidad
nasal o como baños preventivos.
Entre este grupo de antiparásitos se han ensayado: el tetracloetileno aplicado a
conductos nasales, obteniéndose unos excelentes resultados, aunque las
intoxicaciones desaconsejaron su empleo (DuToit y Fiedler, 1956); el neguvon
(triclorfon) es otro insecticida de elevada eficacia que se aplica vía subcutánea y la
ventaja que ofrece es que no se han descrito intoxicaciones en los casos estudiados

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Capítulo 1 Introducción

(Lora et al., 1966); la rafoxanide (ranide) por vía oral o subcutánea se ha utilizado con
una eficacia del 82,8% y 93,6% respectivamente (Schindler et al., 1986; Sanyal et al.,
1986). Entre otros antiparasitarios testados destaca el closantel que suministrado vía
oral a dosis única alcanza una efectividad del 98%, además se ha demostrado la
persistencia plasmática del closantel, lo que permite una reducción de la incidencia de
las oestrosis en un 75% (Dorchies et al., 1989).
Las experiencias con lactonas macrocíclicas como la ivermectina (Drummond,
1985; Rugg et al., 1997), vía sistémica, han demostrado una eficacia bastante elevada,
a un coste mínimo, siendo junto con la doramectina y la moxidectina de uso
generalizado (Dorchies et al., 1996 y 2001; Puccini et al., 1994). La eficacia de estos
fármacos alcanza el 99% de mortalidad para los tres estadios larvarios y el periodo de
protección está estimado en unos 20-30 días. En los últimos tiempos, se ha probado la
administración de antiparasitarios por vía pour on con eprinomectina con una eficacia
del 97 al 100% de efectividad (Hoste et al., 2004; Habela et al., 2006).

Control:
Los baños profilácticos con insecticidas, aplicados en las épocas
favorables (marzo-mayo como primer periodo y septiembre-octubre como segundo)
para prevenir la acción de los adultos reproductores y la correcta aplicación de
antiparasitarios, al menos tres veces al año, destinados a combatir las fases larvarias.
El tratamiento y control en aquellas épocas en que las larvas LI se encuentran en las
cavidades nasales del hospedador supone evitar al animal molestias y patologías
mayores. La elevada mortalidad en estas larvas LI (100%) provocada por distintos
fármacos asegura su supresión y el tratamiento y control en aquellas épocas en que las
larvas LII y LIII se hayan ya alojadas en senos frontales, maxilares o corneales.
Los baños profilácticos se pueden acompañar además del uso de insecticidas
vía intra-nasal (aerosol), que a largo plazo no dejan residuos en carnes y leche, y se
asegura un mejor control de la infestación (Innocenti et al., 1995).

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Capítulo 1 Introducción

 APLICACIÓN DE LA DINÁMICA DE SISTEMAS:


En el área de la Entomología y, concretamente, en lo referente a los dípteros,
carecemos de información detallada sobre todos los aspectos relacionados con su ciclo
biológico por estos motivos en ocasiones se recurren a las aproximaciones a través de
modelos matemáticos para poder entender mejor el comportamiento de estos
parásitos.
La modelización de sistemas y la simulación son cada vez más empleados en
diversos campos de la Biología, Ecología, Ciencias Veterinarias, Medicina, etc., a pesar
de que su elaboración puede llegar a ser relativamente compleja encontramos
diversos antecedentes de modelización a partir de datos obtenidos
experimentalmente, aunque prácticamente circunscritos a las familias Calliphoridae y
Muscidae, algunos de estos estudios se han centrado en la elaboración de tablas de
vida, las cuales permiten obtener interesantes parámetros demográficos, como la tasa
neta reproductora (R0), el tiempo de generación o la tasa instantánea de crecimiento y
predecir la estructura futura de la población bajo estudio (Chi, 1988; 1997; Chi y Liu,
1985; Gabre et al., 2005).
Un sistema se entiende como una unidad cuyos elementos interaccionan entre
sí, ya que continuamente se afectan unos a otros, de modo que operan hacia una meta
común. Es algo que se percibe como una identidad que lo distingue de lo que la rodea
y es capaz de mantener esa identidad a lo largo del tiempo y bajo entornos cambiantes
(Aracil y Gordillo, 1997). Un modelo de Dinámica de Sistemas es un conjunto de
ecuaciones diferenciales ordinarias de primer orden. El esfuerzo del método se centra
precisamente en servir de intermediario entre el mundo real y la representación
matemática del mismo, que el ordenador va a utilizar para calcular las evoluciones
temporales que consideremos de interés. Estas ecuaciones pueden ser escritas
automáticamente por el ordenador si se dispone del programa adecuado. Existen
programas de simulación específicos de dinámica de sistemas, como pueden ser
Vensim, Ithink o Stella.
Teniendo en cuenta que las tasas de desarrollo y de supervivencia de los
insectos están determinadas por factores ambientales como la temperatura, no nos
debe extrañar que la mayoría de modelos de poblaciones de insectos intenten

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Capítulo 1 Introducción

extrapolar cuantitativamente la tasa de incremento poblacional a partir de datos


climatológicos disponibles (Atzeni et al., 1994; Wall et al., 2000). Uno de los métodos
más frecuentemente utilizado incluye el cálculo de los grados-día, que asume que la
tasa de desarrollo es directamente proporcional a la temperatura por encima de un
umbral mínimo, la temperatura basal, y por debajo de dicho umbral no se produce
desarrollo (Moon, 1983; Preuss, 1983).
El control de un díptero parásito como es Lucilia sericata, también se ha
abordado mediante la ayuda de la modelización y de la simulación, desarrollando
modelos tanto determinísticos (que asumen que no hay variabilidad entre los
individuos) como estocásticos (que asumen cierta variabilidad entre individuos y entre
cohortes) (Fenton y Wall, 1997; Fenton et al., 1997; 1998a, b; French y Morgan, 1996;
Wall et al., 1992; 1993a, b). También, en el contexto del manejo integrado de plagas de
insectos, se ha guiado la monitorización de poblaciones utilizando modelos lineales
generalizados mixtos (Candy, 2000).
Entre los escasos trabajos relacionados con la modelización de ciclos biológicos
en oéstridos, cabe destacar el de Biggs et al., 1998 quienes aplicando los grados-día al
desarrollo y/o supervivencia de las distintas fases del parásito: adulto, larva y pupa,
junto con una monitorización intensiva de la prevalencia e intensidad de las larvas de
O. ovis que afectan al ganado ovino de Namibia, pretendieron predecir los períodos
críticos en los que se producían el mayor número de ataques (larviposiciones) a los
hospedadores con objeto de diseñar estrategias de prevención y control.

Elementos y estructura de un modelo de dinámica de sistemas


Los diagramas causales, o grafos orientados, relacionan los distintos elementos
del sistema o variables así como sus variaciones interdependientes (Aracil y Gordillo,
1997) (Figura 7).

hembras grávidas larvas I nuevas

Figura 7. Dependencia causal entre las variables.

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Capítulo 1 Introducción

El diagrama de flujos, también llamado de diagrama de Forrester, consta de


tres elementos principales:
 Niveles: son las variables de estado del sistema y los valores que toman
determinan la situación en la que se encuentra el mismo.
 Flujos: se utilizan para relacionar entre sí los distintos niveles o variables de estado
del sistema.
 Variables auxiliares: son variables que ayudan a definir las variables de flujo,
haciendo el modelo más comprensible y manejable (Figura 8).
Todas las relaciones entre las variables deben de estar cuantificadas y la forma
más frecuente de establecer la relación entre las mismas es mediante una expresión
analítica.

pupa tasa mortalidad muerte pupa


pupa a adulto pupa

Figura 8. De izquierda a derecha: nivel, flujo y variables auxiliares de un diagrama de flujos.

 Análisis molecular :
Genes diana
La utilización de marcadores moleculares está siendo una herramienta de
mucha utilidad en el estudio de la parasitología humana y animal (Azeredo-Espin y
Lessinger, 2006) gracias a la información específica contenida en la molécula de ADN.
Las técnicas basadas en el análisis del ADN en general, y del ADN mitocondrial
en particular, presentan numerosas ventajas sobre la identificación de dípteros cuando
las especies objeto de estudio están dañadas o es complicada su clasificación
morfológica (Wells et al., 2001; Malgorn y Coquoz, 1999), esta herramienta facilita la
identificación taxonómica en cualquier etapa del insecto.
Los marcadores moleculares frecuentemente utilizados en la filogenia de
insectos suelen ser fragmentos de genes mitocondriales (mtDNA) o genes nucleares.
Los genes nucleares, mitocondriales y las regiones intergénicas acumulan mutaciones

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Capítulo 1 Introducción

en el transcurso del tiempo a diferentes velocidades, dependiendo de la función y


modo de herencia.
El análisis de ADN mitocondrial ha sido ampliamente utilizado para
investigaciones de diagnóstico, taxonomía y evolución dentro de las poblaciones de
animales, particularmente en poblaciones de insectos, convirtiéndose en una
herramienta muy valiosa desde el punto de vista veterinario y dentro de la
entomología forense (Sperling et al., 1994; Wells y Sperling, 2001).
En el caso de esta última, resulta de gran ayuda poder determinar por ejemplo
si los cuerpos se han movido o interferido, este tipo de conocimientos se aplica en
investigaciones criminales (Catts y Goff, 1992; Benecke, 2008) o el cálculo de la edad
de las larvas que permite la determinación de un mínimo intervalo post-mortem
(Easton y Smith, 1970; Marchenko, 2001; Erzinclioglu, 1983; Leclercq, 1999; Goff,
1992).
Estos marcadores (mtDNA y rDNA) han contribuido a la diferenciación entre las
especies y al desarrollo de estudios evolutivos y de agentes etiológicos y
epidemiológicos (Nirmala et al., 2001; Otranto y Stevens, 2002; Singh et al., 2010).
Son varios los genes o regiones del mtDNA que se pueden utilizar como
marcadores moleculares como el citocromo B, citocromo Oxidasa I y II, región control
(D-loop) entre otros. El gen de la Citocromo oxidasa I (COI), se ha propuesto a nivel
mundial como un buen marcador (Wallman y Donnellan, 2001; Zehner et al., 2004;
Harvey y Dadour, 2003). Su tamaño (~1500 pb) y la presencia de regiones altamente
conservadas y variables con un rango diferente de las tasas de mutaciones hacen que
este marcador sea una buena elección que permite diferenciar y establecer claramente
las relaciones filogenéticas entre especies próximas (Lunt et al., 1996). Para este
marcador se han desarrollado un conjunto de 10 cebadores para PCR que cubren las
zonas conservadas del gen la citocromo oxidasa I que son ampliamente utilizados en
los análisis moleculares de insectos (Zhang y Hewitt, 1997; Otranto et al., 2003a).
Los genes de ADN ribosómico, que constituyen una familia de DNA
moderadamente repetitivo, también han demostrado ser herramientas útiles para la
identificación de cepas y/o especies de parásitos. Los rDNA constan de varias unidades
repetidas en tándem que contienen los espaciadores y los genes para los RNAs
ribosómicos 18S, 5.8S y 28S (Stevens y Wall, 2001., 2003; Otranto y Stevens, 2006).

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Capítulo 1 Introducción

Según lo expuesto, los marcadores genéticos son la elección lógica en el


intento de diseñar herramientas de identificación para mejorar por ejemplo la
resolución filogenética dentro y fuera de órdenes de insectos (Stephen et al., 2008).
Así, dentro del estudio de estas parasitosis, Otranto et al., (2003b) realizaron estudios
de larvas pertenecientes a las cuatro subfamilias de Oestridae (Cuterebrinae,
Gasterophilinae, Hypodermatinae y Oestrinae) para determinar la divergencia intra-
específica e inter-específica, y establecer claramente las relación filogenética entre las
especies analizadas y las cuatro subfamilias.
Lunt et al., 1996 llevaron a cabo un análisis comparativo del gen mitocondrial
para la subunidad I de la citocromo oxidasa (COI) en nueve especies de insectos, entre
ellos ortópteros (saltamontes y una langosta), dípteros (moscas de la fruta, mosquitos
y mosca azul) e himenópteros (abeja) demostrando que las diferentes regiones de la
COI evolucionan a un ritmo diferente. Otros investigadores han empleado este
marcador para evaluar tasas de evolución en insectos pertenecientes a los órdenes,
Orthoptera (Harrison et al., 1987; Zhang et al., 1995; Lunt et al., 1996), Diptera (Nigro
et al., 1991; Spicer, 1995; Lunt et al., 1996), Hymenoptera (Lunt et al., 1996),
Lepidoptera (Brown et al., 1994; Landry et al., 1999) y Arachnida (Zhang y Hewitt,
1996).
Esta disciplina de diagnóstico molecular ha abierto nuevas vías de estudio
dentro de las diferentes especies de dípteros para el estudio de su taxonomía y
filogenia (Cameron et al., 2007; Shao y Barker, 2007). Sin embargo, los datos
moleculares de especies de la familia Oestridae siguen siendo muy escasos.

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CAPÍTULO 2. OBJETIVOS
Capítulo 2 Objetivos

CAPITULO 2. OBJETIVOS

Teniendo en cuenta el gran desconocimiento que existen en relación con


aspectos como la biología, la ecología y comportamiento de los dípteros causantes de
miasis, sobre todo en los referente a su desarrollo y a su ciclo biológico, y de las
grandes similitudes morfológicas y biológicas entre Oestrus ovis, una especie de amplia
distribución y que parasita a diversas especies de ungulados, y Oestrus sp. que parasita
a la Cabra Montés del Parque Natural de Sierra Nevada, los objetivos propuestos en
este trabajo son:

1.- Estudiar en Oestrus sp. el proceso de pupación y emergencia de imagos en


condiciones de laboratorio. En concreto analizaremos el éxito de eclosión, los efectos
de peso y del sexo sobre la supervivencia de las pupas, la duración de la formación del
puparium, duración de la fase pupa y la longevidad de los adultos.

2.- Modelizar mediante Dinámica de Sistemas el ciclo biológico de Oestrus sp.


utilizando datos de campo y de laboratorio de ambas especies (O. ovis y Oestrus sp.,
asumiendo su similitud) con objeto de obtener una visión estructurada del proceso y
sus aspectos más críticos. Determinar qué umbral mínimo de individuos permite
mantener una dinámica estable de la población y el número de generaciones anuales
del parásito.

3.- Determinar mediante marcadores moleculares si la especie que parasita a


Cabra Montés (Capra pyrenaica) en el Parque Natural de Sierra Nevada (Oestrus sp.) es
una especie distinta de O. ovis. Además este análisis nos dará información de si
Oestrus sp. infecta a otros ungulados de diferentes poblaciones.

Página 35
CAPÍTULO 3. DESCRIPCIÓN DE LAS
LARVAS LIII
Capítulo 3 Descripción de las Larvas LIII

CAPITULO 3. DESCRIPCIÓN DE LAS LARVAS LIII

Se realizaron necropsias a cabras domésticas, silvestres, muflones y ovejas. Las


larvas extraídas, objeto de estudio, se identificaron siguiendo sus características
morfológicas, la mayoría de las veces resultaba difícil debido al mal estado de
conservación y al gran parecido entre ellas.
Para la identificación morfológica se utilizaron las claves entomológicas
“Morphology, Biology and Pathogenesis of Myasis-Producing Flies 175-180pp”de
Zumpt (1956), en estas se describen las principales características tanto de los estadios
larvarios como del adulto. Las principales características se centran en la ausencia o
presencia de espículas o el número de filas de estas que se pueden encontrar en un
determinado segmento.
En nuestro estudio morfológico hemos observado dos tipos de larvas
diferentes: una las procedentes de las necropsias de cabra doméstica, oveja y muflón
que las identificamos como O. ovis y otra la procedente de Cabra Montés como
Oestrus sp.

 Características morfológicas de Larva III de Oestrus ovis


La larva del tercer estadio de O. ovis (Figura 9) es de color amarillo con bandas
oscuras, presenta un tamaño variable entre 20mm y 22mm y compuesta por 12
segmentos. En la parte anterior se sitúa el pseudocefalon que comprende los dos
primeros segmentos. En el primero de ellos se encuentran los ganchos bucales y los
lóbulos antenales.
Dorsalmente presenta bandas trasversales fuertemente pigmentadas que van
aumentando de intensidad desde la parte anterior a la caudal. Otra de las
características visibles en todos los segmentos es la ausencia de espículas haciéndose
visibles el último segmento alrededor de la protuberancia anal.
Ventralmente el segmento II presenta espinas irregulares y poco numerosas, a
partir del tercer segmento empiezan a ser más regulares y se distribuyen formando

Página 39
Capítulo 3 Descripción de las Larvas LIII

filas de espinas dispuestas trasversalmente en grupos de dos hasta cinco por


segmento.
Los peritremos se sitúan en el último segmento. Están formados por dos
estructuras redondas enfrentadas con una separación entre ellas, presentan una
membrana peritremal gruesa y muy pigmentada, los botones peritremales
enfrentados y situados en el plano ecuatorial de cada peritremo, el interior se presenta
con numerosos poros distribuidos en lóbulos bien diferenciados (Figura 10).

Figura 9: Larva LIII de Oestrus ovis visión dorsal (izquierda) y ventral (derecha).

Página 40
Capítulo 3 Descripción de las Larvas LIII

Figura 10: Peritremos posteriores de la Larva LIII de Oestrus ovis. mp: membrana

peritremal; pp: poro peritremal; bp: botón peritremal.

 Características morfológicas de Larva III de Oestrus sp:


Las larvas del tercer estadio (Figura 11) que parasita a la Cabra Montés son de
color amarillento con bandas oscuras, presenta un tamaño que oscila entre 20mm y
22mm y están compuestas por 12 segmentos. En la parte anterior se sitúa el
pseudocefalon que comprende los dos primeros segmentos. En el primero de ellos se
encuentran los ganchos bucales y los lóbulos antenales.
Dorsalmente se observan bandas oscuras trasversales a lo largo de todos los
segmentos. Presentan espículas en grupos irregulares de dos a tres filas en los
segmentos tres y cuatro, en el quinto segmento las espinas se presentan en dos grupos
laterales. El resto de segmentos carecen de espículas excepto el último que presenta
espinas en la protuberancia anal.
Ventralmente se observan espinas irregulares en el segmento III y IV después
de estos empiezan a ser más regulares y numerosas hasta llegar al último. Las
espículas se distribuyen formando filas de espinas dispuestas trasversalmente en
grupos de dos hasta cinco por segmento hasta llegar al segmento número XII.
Los peritremos se sitúan en el último segmento. Están formados por dos
estructuras redondas enfrentadas con una separación entre ellas, presentan una
membrana peritremal gruesa y muy pigmentada, los botones peritremales
enfrentados y situados en el plano ecuatorial desplazados hacia la izquierda del centro
de cada peritremo, el interior se presenta con numerosos poros distribuidos en lóbulos
bien diferenciados (Figura 12).

Página 41
Capítulo 3 Descripción de las Larvas LIII

Figura 11: Larva LIII de Oestrus sp. visión dorsal (izquierda) y ventral (derecha).

Figura 12: Peritremos posteriores de la Larva LIII de Oestrus sp. mp: membrana
peritremal; pp: poro peritremal; bp: botón peritremal.

Página 42
CAPÍTULO 4. CULTIVO IN VITRO
DE LAS LARVAS LIII
Capítulo 4 Cultivo in vitro de las larvas LIII

Se realizó un cultivo con larvas III procedentes de las necropsias de las cabezas
de la Cabra Montés del Parque Natural de Sierra Nevada con el fin de poder observar
el proceso de pupación y emergencia de imagos. Comprobar cómo afecta la
temperatura y poder cuantificar la duración de la formación del puparium, la duración
de la fase pupa y la longevidad de los adultos en condiciones de laboratorio.

Página 45
IN
VITRO REARING OESTRUS CAUCASICUS THIRD-INSTAR LARVAE
AND PUPAE (DIPTERA: OESTRIDAE) FROM NATURALLY-INFESTED IBERIAN IBEX,
CAPRA PYRENAICA (ARTIODACTYLA: BOVIDAE)
PÉREZ J.M.*, GRANADOS J.E.**, MORENO V.*, CALABUIG G.***, MOÇO G.* & SERRANO E.*,****

Summary : Résumé : CULTURE IN VITRO DE LARVES ET NYMPHES D’OESTRUS


CAUCASICUS (DIPTERA : OESTRIDAE) PROVENANT DE BOUQUETINS
Third-instar Oestrus caucasicus larvae (n = 236) obtained from IBÉRIQUES CAPRA PYRENAICA (ARTIODACTYLA : BOVIDAE)
Iberian ibex, Capra pyrenaica, were reared in a laboratory to NATURELLEMENT INFESTÉS
obtain adult flies. They were maintained at a temperature of
Des larves de troisième stade d’Oestrus caucasicus (n = 236)
21.9 ± 2.7° C and a relative humidity of 38.9 ± 8.0 %. In all,
provenant de bouquetins ibériques (Capra pyrenaica) ont été
78 imagos emerged (33.1 %), with a sex-ratio at emergence not
élevées en laboratoire afin d’obtenir des adultes. Elles ont été
differing significantly from 1:1; 25 larvae did not complete
maintenues à une température de 21,9 ± 2,7° C et une humidité
pupariation. A total of 14 adult flies (17.9 % of the adults
relative de 38,9 ± 8,0 %. 25 larves n’ont pas présenté de
obtained) showed malformations, mainly in their wings. The
nymphose complète, 78 imagos ont achevé leur émergence
pupariation period lasted around 30 hours and the pupal stage
(33,1 %) avec un sex-ratio ne différant pas significativement de
lasted on average 29.8 ± 6.8 days. The success of pupation in
1:1. 14 mouches adultes (17,9 % des adultes obtenus) ont
both sexes was mainly determined by the weight of the larvae.
présenté des malformations, principalement au niveau des ailes. La
Sexual dimorphism, with higher weights in females, was evident in
durée de la pupariation se situe autour de 30 heures et le stade
third-instar larvae, pupae and adults. The mean longevity of adult
nymphal dure en moyenne 29,8 ± 6,8 jours. Le succès de la
flies was 224.8 ± 91.4 hours and males generally survived for
nymphose dans les deux sexes est surtout en relation avec le poids
longer than the females.
des larves. Le dimorphisme sexuel, qui correspond à un poids plus
KEY WORDS : Capra pyrenaica, Diptera, Oestridae, Oestrus caucasicus, important des femelles, est marqué pour les larves du troisième
culture, biology, pupation, demography. stade, les nymphes et les adultes. La longévité moyenne des
mouches atteint 224,8 ± 91,4 heures et apparaît supérieure chez
les mâles.

MOTS CLÉS : Capra pyrenaica, Diptera, Oestridae, Oestrus caucasicus,


culture, biologie, nymphose, démographie.

L arvae of Oestrinae (Diptera: Oestridae) frequently


produce cavitary myiasis (nasopharyngeal cavities
and frontal sinuses) in perissodactylan and artio-
dactylan mammals. The sheep bot fly, Oestrus ovis,
parasitizes sheep and goats worldwide and has been
al., 1999). According to Howard (1980) it may also
occur in the Nubian ibex (C. i. nubiana) and aoudad
(Ammotragus lervia). Third-instar Oestrus caucasicus
larvae were discovered in the skull of a Caucasian tur,
C. cylindricornis and, afterwards, larvae collected from
reported from the Asiatic ibex (Capra ibex sibirica), the same host and an Asiatic ibex from central Asia
argali (Ovis ammon), bighorn sheep (O. canadensis) were reared to adults and then described (Grunin,
and European mouflon (O. aries) (Grunin, 1957; 1957). Later, O. caucasicus was found to parasitize
Capelle, 1966; Wetzel & Bauristhene, 1970; Moreno et Asiatic ibex in Mongolia (Minar et al., 1985) and Ibe-
rian ibex (C. pyrenaica) in southern Spain (Pérez et al.,
1996). As part of a detailed SEM study of different
* Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología, Uni- stages in the development of O. caucasicus, first- and
versidad de Jaén, Campus Las Lagunillas, E-23071, Jaén, Spain.
** Parque Nacional de Sierra Nevada, Carretera Antigua de Sierra second-instar larvae have been recently described by
Nevada, Km 7,5, E-18071, Pinos Genil, Granada, Spain. Guitton et al. (2001), who point out the differential or
*** Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), CSIC- specific features of this parasite, in addition to impor-
UCLM-JCCM, Grupo de Investigación en Ecología de la Biodiversidad tant synapomorphies shared with O. ovis. Gravid Oes-
y Conservación, Ronda de Toledo s/n, E-13005 Ciudad Real, Spain.
**** Current address: Équipe Écologie des Populations, Laboratoire trus females are not strictly host specific and so
de Comportement et Écologie de la Faune Sauvage,INRA, Chemin domestic animals could be considered as the main
de Borde-Rouge-Auzeville, BP 52627, 31326, Castanet-Tolosan Cedex, source of infestation for wildlife (Colwell, 2001).
France.
Because adult oestrid flies have rudimentary and non-
Correspondence: Jesús M. Pérez.
Tel.: +34 953 212520 – Fax: +34 953 211873. functional mouthparts and thus do not feed, their
E-mail: [email protected] larvae must accumulate all the energy reserves they will

Parasite, 2006, 13, 305-310


Note de recherche 305
PÉREZ J.M., GRANADOS J.E., MORENO V. ET AL.

need during the pupal and adult stages. Therefore, Mean


larval weight acquires special relevance, particularly for Variable Minimum Maximum ± SD
females, which after becoming gravid must seek hosts
Temperature (º C) 13 30 21.9 ± 2.7
and carry out larviposition to complete their life-cycles Temperature (minimum) 10 32 19.5 ± 3.1
(Zumpt, 1965; Wood, 1987; Kettle, 1990; Cepeda-Pala- Temperature (maximum) 18 33 23.9 ± 2.9
cios et al., 1999). During Oestrus ovis larval growth the Relative humidity (%) 24 62 38.9 ± 8.0
highest weight increases occur during the early L3 Relative humidity (minimum) 20 56 33.5 ± 7.1
Relative humidity (maximum) 29 70 44.2 ± 8.8
phase (Cepeda-Palacios et al., 1999), when larvae
acquire about 45 % of their average mature weight. Table I. – Temperature and relative humidity (a total of 227 daily
Cepeda-Palacios et al. (2000) obtained a critical weight records with minimum and maximum values) at which larvae were
of 0.28 g at which mature Oestrus ovis larvae become reared.
adult flies and also reported sex differences in mature
larval weight. These authors predicted a 38 % mean thern Spain (36º 55’-37º 10’ N, 2º 34’-3º 40’ W), as descri-
reduction in adult populations of this oestrid if mature bed in Pérez et al. (1996). These animals were randomly
larval weight is reduced by 40 %. removed for management purposes or selectively shot
The pupal development of this species has also been when controlling outbreaks of sarcoptic mange. Accor-
studied in the laboratory. Rogers & Knapp (1973) ding to the degree of spiracular and integumental pig-
found no influence of relative humidity on the number mentation, the physiological age of larvae corresponds
of adults emerging from pupae, although temperature to L3-D5 (Cepeda Palacios et al., 1999).
did greatly influence pupae survival. They obtained The larvae were weighed (to the nearest 0.0001 g) and
O. ovis adults within a temperature range of 16-32º C. then transferred to plastic vials containing sawdust as
At a constant temperature of 16º C, pupae developed a substrate and reared under laboratory conditions
but adults did not emerge. Also, temperatures over 32º C (temperature: 21.9 ± 2.7º C; relative humidity: 38.9 ±
proved fatal for pupae development. Similar results 8.0 %) (Table I). Room temperature (current, maximum
were obtained by Breev et al. (1980), who obtained and minimum) and relative humidity (current, maxi-
adult emergence within a range of 17-34º C and, in mum and minimum) were recorded daily throughout
addition, reported that development in female O. ovis the whole experimental period. The larvae were chec-
took significantly longer (30.4 ± 0.5 days for males and ked every day to assess pupal formation and the dura-
32.3 ± 0.8 days for females). Within the above-men-
tion of this process. If pupae formed, the weights of
tioned temperature range, these authors obtained high
each pupa were recorded 10 (P10) and 20 days (P20)
mortality rates; however, minimum mortality rates (41.7 %)
after formation on the same scale. The date of adult
occurred when pupae were reared at 20º C.
emergence and their sex and weight were also recor-
Aside from scattered data on the prevalence and inten-
ded. After emerging adult flies were individually
sity of O. caucasicus parasitism in Capra pyrenaica,
marked and kept in the laboratory to measure their
very little is known about the biology, behaviour or
longevity and observe their mating behaviour. Pupae
basic demographic parameters of this parasite. The
leading to the emergence of an adult fly without evi-
main goal of our study were: a) to characterize the
dent anomalies were classified as ‘perfect’, while those
pupal stage of this oestrid in terms of duration and
not producing imagos or producing abnormal flies
weight dynamics; b) to explore the effects of weight
were classified as “unviable”. Pupae which did not
and sex on pupae survival; c) to measure eclosion suc-
produce imagos were necropsied to confirm their
cess, the sex-ratio of emergent imagos, and adult lon-
death.
gevity under laboratory conditions; and d) to analyze
Pupariation is taken to be the time elapsing from the
sexual dimorphism in terms of weight at different
collection of larvae to the formation of the puparium;
phases of pupation. All of these parameters will be very
the terms “pupation” or “pupal phase” are applied to
useful in improving our knowledge of the epizootio-
the insect from the formation of the puparium to the
logy of this kind of myiasis.
moment of adult emergence (Rogers & Knapp, 1973).

STATISTICAL ANALYSES
MATERIALS AND METHODS
The effect of larval weight on pupation success and
sexual dimorphism were analysed by means of a Stu-
LARVAE COLLECTION AND EXPERIMENTAL CONDITIONS
dent’s t test. The influence of sex and viability (“per-

H eavily pigmented mature Oestrus caucasicus


third-instar larvae (L3) (n = 236) were collected
from the head and horn cavities of 71 Iberian
ibexes from the Sierra Nevada mountain range in sou-
fect” versus “unviable”) on imago weight was analysed
by a two-way ANOVA. The time elapsing before the
formation of the pupa was compared between perfect
and unviable pupae using a Mann-Whitney test. The

Parasite, 2006, 13, 305-310


306 Note de recherche
REARING OESTRUS CAUCASICUS LARVAE AT LABORATORY

Females Males
CV CV
Stage Mean SD Min Max (%) Mean SD Min Max (%) T-Student P-value

Larva III 648.29 103.51 411.00 874.23 15.96 569.23 137.45 285.70 821.70 24.14 2.613 0.011
Pupa (10 days) 441.25 54.12 338.80 532.60 12.26 397.87 58.46 280.10 526.40 14.69 3.101 0.030
Pupa (20 days) 393.79 52.76 293.00 519.90 13.39 358.41 48.99 251.90 473.70 13.66 2.803 0.070
Adult 109.76 37.09 40.50 174.40 33.79 81.61 25.22 38.90 127.80 30.09 3.588 0.001

Table II. – Dynamics of weight (in mg) of pupae producing male (n = 35) and female (n = 41) adults.

1,0

0,9

0,8

0,7
Survival probability

0,6
Fig. 1. – Survival curve during
0,5
Oestrus metamorphosis controlled
0,4 by time-dependent covariables
LW and P10.
0,3

0,2

0,1

0,0
0 48 96 144 192 240 288 336 384 432 480 528 576 624 672 720 768 816 864 912 960 1008
Time (hours)

influence of pupal weight on the emergence of the sex were not available (sex-ratio = 1.17, not significantly
imago was analysed by a MANOVA test, with P10 and different from a female: male sex ratio of 1:1, Chi2 =
P20 as dependent variables and “perfect“ and “unviable” 0.636; 1 df; p = 0.425). The remaining individuals died
as factors. The possible differences between male and during the different developmental phases (Fig. 1).
female flies in terms of time spent in the pupal phase Larvae producing males took 31.5 ± 13.4 hours to form
were checked by a Mann-Whitney test. We also used the puparium and those producing females did so in
Mann-Whitney and Chi-square tests to analyse sexual 30.0 ± 17.2 hours (no significant differences were found:
differences in longevity and to assess deviations from U = 597, p = 0.207, Mann-Whitney test). Mature third-
a 1:1 sex ratio, respectively. A survival analysis (Cox instar larvae weighed, on average, 594.8 ± 129.8 mg
regression) was used for modelling survival based (range: 241.5-874.3 mg). Larval weights fitted a normal
upon the values of given covariates (weight and sex distribution. 25 larvae (10.6 %) did not form a pupa-
in the case of our study) (Therneau & Grambsch, rium, 147 (62.3 %) did not complete pupation (that is,
2000). Given that it decreased during pupal develop- no adult emerged, n = 133, or produced abnormal
ment (Table II), weight was transformed into a time- imagos, n = 14) and only in 64 cases (27.1 %; 34 males
dependent covariate in the following way: if time is < and 30 females) did adults without evident abnorma-
than five days, use L3 weight; if it is > than five days lities emerge (Table III). Of the 14 abnormal imagos,
and ≤ than 10 days, use P10 weight; and, finally, use 13 showed vestigial wings (one of them had its legs
P20 weight if time is > than 10 days.
Data analyses were performed with the aid of the pro-
Mean
gramme SPSS 12.0 (SPSS Inc, 2003) and the null hypo- weight Standard
thesis was rejected at a < 0.05. Pupation development N (mg) deviation

No pupa produced 25 556.5 160.5


RESULTS No eclosion reached
Adult with malformations
133
14
605.5
604.0
109.2
91.8
Perfect 64 611.6 129.9

O Parasite, 2006, 13, 305-310


f the 236 larvae reared, a total of 78 adult flies
(33.1 %) were obtained: 41 females, 35 males
and two specimens from which data regarding
Table III. – Larval weights in relation to success of pupation and
production of imagos.

Note de recherche 307


PÉREZ J.M., GRANADOS J.E., MORENO V. ET AL.

stuck to the inner wall of the puparium and another DISCUSSION


had a malformation in its abdominal terguites) and the
other emerged with its right wing stuck to the pupa-
rium.
The success of pupation and adult emergence were
influenced by larval weight, since the larvae that pro-
duced imagos were significantly heavier than those
T he percentage of adult flies that emerged was
smaller than that reported by other authors for
Hypoderma lineatum (72 %) and H. bovis (55 %)
at 20º C. These rates increased up to 86 % and 77 %,
respectively, when larvae were reared at 15-25º C and
which did not complete pupation and/or produced
unviable flies (T = -3.289, 231 df, p = 0.002, T-Student 14-26º C/16-24º C (Pfadt et al., 1975). Rogers & Knapp
test) (Table II, Fig. 2). Larval and pupal survival depen- (1973) obtained 42.8 % adult emergence after rearing
ded on the minimum weight obtained and its dyna- Oestrus ovis larvae at 16º C-32º C. Breev et al. (1980)
mics according to time (Wald = 0.09, 1 df, p = 0.03, obtained a hatch rate of 35 % in Oestrus ovis adults after
Cox regression), but was independent of sex (Wald = rearing larvae at 29.6º C and mortality rates higher
0.112, 1 df, p = 0.738, Cox regression). The most cri- than ours when temperature exceeded 34º C. Tempera-
tical period appears to be the last ten days of pupal ture has a strong influence on pupal development and
development, when survival probability is reduced by within the range at which pupation can be achieved,
60 %. The duration of the pupal stage reached a mean 17-34º C for O. ovis (Breev et al., 1980), it appears to
value of 714.0 ± 163.7 hours, or 29.8 ± 6.8 days. No be inversely related to the percentage of adults emer-
significant differences were found between sexes (U = ging.
495, p = 0.823, Mann-Whitney test), or between per- In our study, the pupariation period was longer than
fect and unviable adults (U = 2886, p = 0.182, Mann- that obtained by Cepeda-Palacios & Scholl (2000)
Whitney test). As expected, pupal development invol- when reared Oestrus ovis at temperatures ranging from
ved weight losses of up to 85 % of the weight of the 16 to 32º C: 12 hours in heavily pigmented larvae and
post-feeding larvae (Table II). 22 hours in slightly pigmented larvae. The pupal period
At room temperature adult males survived 233.4 ± 83.0 of the sheep bot fly can range from 12 to 52 days
hours (n = 16; range: 102-462); however, females survi- depending on environmental conditions such as tempe-
ved a significantly shorter period of 219.5 ± 97.6 hours rature, as reported by Breev et al. (1980). The mean
(n = 26; range: 27-433) (Pearson’s chi square test = value obtained in our study was within this range and
5.704; 1 df; p = 0.017). Adult females weighed on ave- very similar to that given by these authors for a tem-
rage nearly 38 % more than males (Table II). Mating perature of 19.9º C: 30.4 ± 0.5 days; nevertheless, our
behaviour was recorded only once, involving the adults findings were higher than those given by both Cepeda-
marked as O-94 (male) and O-95 (female). Palacios & Scholl (2000) and Cepeda-Palacios et al.
(2001), who reported that males emerged after 22 days
and females after 23 days, and by Rogers and Knapp
900 (1973), who recorded a mean value of 20.1 ± 3.3 days
850 for Oestrus ovis, possibly because of a lower mean rea-
800 ring temperature. The pupal period of cattle grubs ave-
750
raged 21.7 days in Hypoderma lineatum and 28.8 days
in H. bovis (Pfadt et al., 1975) and was shown to
700
increase as temperature decreased. According to Biggs
Larval weight (mgr)

650 et al. (1998), an extended pupation time may prevent


600 the emergence of adults under adverse climatic condi-
550 tions. This phenomenon may be considered as an alter-
500 native strategy to the overwintering of first-instar larvae
and as an external hypobiotic period as well (Tabouret
450
et al., 2001).
400
Weight decrease from the moment of larvae collection
350 to adult emergence can be considered as a good
300 example of the maximum use of body reserves. After
250 intestinal evacuation, the cuticle of Oestrus ovis still
200 loses water during the process of sclerotization and
phenolic tanning. Glycogen is also mobilised during
No pupa development Unviable Perfect the process of metamorphosis (Wigglesworth, 1984;
Success of pupation Cepeda-Palacios & Scholl, 2000). Although females
Fig. 2. – Relation between larval weight and success of pupation. were heavier than males during all of the develop-
Grey boxes: females; white boxes: males. mental stages studied (all p-values < 0.05, t-Student

Parasite, 2006, 13, 305-310


308 Note de recherche
REARING OESTRUS CAUCASICUS LARVAE AT LABORATORY

test) (Table II), maximum sexual dimorphism was rea- BD/10546/2002) from the Fundação para a Ciência e
ched in imagos (male weight/female weight = 0.74), fol- Tecnologia of the Ministério da Ciência, Tecnologia e
lowed by L3 weight (0.87) and, finally, by pupal weight Ensino Superior (Portugal) and Gustau Calabuig is
(0.9 for P10 and P20). It is also remarkable that weight supported by a pre-doctoral grant from the Junta de
variability was greater in L3 and imagos (CV = 20.05 % Comunidades de Castilla la Mancha (Spain). The
and 31.94 %, respectively) than in pupae (CV = 13.47 % research activities of the authors are also partially sup-
for P10 and CV = 13.52 % for P20). Regarding larval and ported by the Plan Andaluz de Investigación, Junta de
adult weight, sexual dimorphism has also been repor- Andalucía (RNM-118).
ted in Hypoderma tarandi and Cephenemyia trompe
(Nilssen, 1997).
The longevity of the adult flies obtained was short, not REFERENCES
reaching 10 days (9.4 ± 3.8 days), but was similar to
that obtained by Biggs et al. (1998) in Oestrus ovis (mean BIGGS H.C., MCCLAIN E., MULLER G.L., ANTHONISSEN M. & HARE
longevity = 7.7 days). Rogers & Knapp (1973) recorded K.M. A prediction model for strike in the sheep nasal fly,
a mean adult O. ovis survival rate in the laboratory of Oestrus ovis, in Namibia. Preventive Veterinary Medicine,
15.9 ± 6.0 days. Biggs et al. (1998) found that both 1998, 33, 267-282.
O. ovis adult males and females have similar energy BREEV K.A., ZAGRETDINOV R.G. & MINÁR J. Influence of constant
reserves (near 27 kj/g). If adult O. caucasicus show a and variable temperatures on pupal development of the
similar pattern, then the activities of host seeking and sheep bot fly (Oestrus ovis L.). Folia Parasitologica, 1980,
27, 359-365.
larviposition by females will explain their shorter lon-
gevity. CAPELLE K.J. The occurrence of Oestus ovis L. (Diptera: Oes-
tridae) in the bighorn sheep from Wyoming and Montana.
Rogers & Knapp (1973) estimated that mortality during
Journal of Parasitology, 1966, 52, 618-621.
immature (larval) stages of O. ovis in wild populations
ranged from 90.2 to 99.1 %. If the wild population of CEPEDA-PALACIOS R., ÁVILA A., RAMÍREZ-ORDUÑA R. & DOR-
CHIES P. Estimation of the growth patterns of Oestrus ovis L.
O. caucasicus has a similar mortality rate and we add
larvae hosted by goats in Baja California Sur, Mexico. Vete-
the rate obtained in the laboratory for the pupal stage, rinary Parasitology, 1999, 86, 119-126.
then we can estimate that only about a 0.3-3 % of larvae
CEPEDA-PALACIOS R., FRUGÈRE S. & DORCHIES P. Expected effects
produced by gravid females will become adult flies.
of reducing Oestrus ovis L. mature larval weight on adult
Oestrus ovis females lay about 500 eggs (Kettle, 1990). populations. Veterinary Parasitology, 2000, 90, 239-246.
For demographic calculations we must take into account
CEPEDA-PALACIOS R., MONROY A., MENDOZA M.A. & SCHOLL P.J.
a relatively low mean intensity (25.4 ± 27.3 larvae/host) Testicular maturation in the sheep bot fly Oestrus ovis.
along with a high mean prevalence (74 %) and at least Medical and Veterinary Entomology, 2001, 15, 275-280.
two generations per year (Pérez et al., 1996) within the
CEPEDA-PALACIOS R. & SCHOLL P.J. Intra-puparial development
context of a host population of around 15,000 ibexes in Oestrus ovis (Diptera: Oestridae). Journal of Medical
(Granados et al., unpublished data). Entomology, 2000, 37, 239-245.
COLWELL D.D. Bot flies and warble flies (Order Diptera:
Family Oestridae), in: Parasitic diseases of wild mammals,
ACKNOWLEDGEMENTS 2nd edition. Samuel W.M., Pybus M.J. & Kocan A.A. (eds),
Manson Publishing / The Veterinary Press, London, 2001,

T he authors wish to thank the staff of the Sierra


Nevada Natural Park for helping our research
and, above all, J. Navarro, M.C. Pérez, A. Rodrí-
guez, M. Alguacil and J. García for their help in field
and laboratory work. Comments from Prof. Ph. Dorchies
46-71.
GRUNIN K.Y. Nasal Botflies (Oestridae). Fauna USSR, Insecta:
Diptera 19, No 3. Academy of Sciences of the USSR, Mos-
cow, 1957 [In Russian].
GUITTON C., PÉREZ J.M. & DORCHIES P. Scanning electron
(École Nationale Vétérinaire, Toulouse) helped to microscopy of larval instars and imago of Oestrus cauca-
improve an earlier version of this manuscript; the trans- sicus (Grunin, 1948) (Diptera: Oestridae). Parasite, 2001,
lation into French was kindly done by Dr G. Gonzalez 8, 155-160.
(INRA, Toulouse). This study was supported by an HOWARD G.W. Second stage larvae of nasal botflies (Oes-
agreement between Jaén University and the Consejería tridae) from African antelopes. Systematic Entomology,
de Medio Ambiente, Junta de Andalucía. We also wish 1980, 5, 167-177.
to dedicate this work to the memory of our colleague KETTLE D.S. Medical and veterinary entomology. CAB Inter-
and friend, Dr Isidoro Ruiz-Martínez, whose idea it was. national, Wallingford, 1990.
Emmanuel Serrano has a postdoctoral grant (EX2005- MINAR J., LOBACHEV S., KIEFER M. & BAZARDORH D. New fin-
1354) from the Secretaría de Estado de Universidades dings of warble flies (Hypodermatidae, Oestridae) of wild
e Investigación of the Ministerio de Educación y Cien- animals in Mongolia. Folia Parasitologica, 1985, 32, 89-
cia (Spain), Gisela Moço has a Ph.D. fellowship (SFRH/ 91.

Parasite, 2006, 13, 305-310


Note de recherche 309
PÉREZ J.M., GRANADOS J.E., MORENO V. ET AL.

MORENO V., PÉREZ J.M., MORENO P.A., GRANADOS J.E., RUIZ-


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Reçu le 24 mai 2006
Accepté le 18 septembre 2006

Parasite, 2006, 13, 305-310


310 Note de recherche
CAPÍTULO 5. MODELO DE
DINÁMICA DE SISTEMAS
Capítulo 5 Modelo de Dinámica de Sistemas

Modelizamos el ciclo de vida de Oestrus sp. utilizando la Dinámica de Sistemas


como herramienta. Para esta simulación recurrimos a los datos aportados por la
bibliografía y los que nos proporciona nuestro estudio de laboratorio. De esta manera
simulamos lo que puede ocurrir en la naturaleza y podemos ver como el modelo es
muy sensible a cambios mínimos y determinar los aspectos más críticos y predecir el
número de generaciones anuales de este tipo de dípteros.

Página 55
Italian Journal of Zoology, 2015, 1–9
http://dx.doi.org/10.1080/11250003.2015.1113312

A system dynamics model of the population dynamics of Oestrus sp.


(Diptera: Oestridae) infesting Iberian ibex, Capra pyrenaica

J. M. PÉREZ1*, V. MORENO1, J. NAVAS2, N. VÉLEZ DE MENDIZÁBAL3, J. M. QUESADA2,


& F. J. ESTEBAN4
1
Department of Animal and Plant Biology, and Ecology, University of Jaén, Jaén, Spain, 2Department of Mathematics, Jaén
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015

University, Jaén, Spain, 3Division of Clinical Pharmacology, Department of Medicine, Indiana University School of Medicine,
Indianapolis, IN, USA, and 4Systems Biology Unit, Department of Experimental Biology, University of Jaén, Jaén, Spain

(Received 2 July 2015; accepted 21 October 2015)

Abstract
We modelled the population biology of Oestrus sp. parasitising the Iberian ibex (Capra pyrenaica), using a system dynamics
approach. Levels included in the model were as follows: first-instar larvae, third-instar larvae, pupae and resilient pupae. The
values used for flows and auxiliary variables were obtained from the scientific literature, including research on both Oestrus
ovis and O. sp.; we assumed that these two species are closely related, both morphologically and from a biological point of
view. Simulations provided by our model allowed us to estimate the minimum monthly production of first-instar larvae and
thus to establish periodic population dynamics, together with predictions for the number of larval generations. The model
predicted 3–4 larval generations per year. The model proved to be very sensitive to minimal changes in a number of
variables, especially the first-instar larval production rate. Despite its limitations, this methodology could be a versatile tool
for studying the population dynamics of this kind of parasites, and for simulating the effects of control programmes.

Keywords: Population biology, modelling, system dynamics, Oestrus sp., Oestridae

Introduction
Oestrids (Diptera: Oestridae) are obligate parasites 1804) and may affect host crania and even cause
that remain for weeks or months in the naso-pharyn- death (Allen & Bunch 1982).
geal tract, frontal and horn sinuses (Oestrus spp.) Oestrus ovis parasitises livestock (mainly sheep) the
(Figure 1), stomach (Gasterophilus spp.), inner organs world over and has also been reported in bighorn
or subcutaneous tissues (Hypoderma spp.) of their sheep, European mouflon (Ovis aries Linnaeus,
respective hosts. They cause important economic 1758), argali (Ovis ammon (Linnaeus, 1758)),
loses in livestock in both developing and developed Alpine ibex (Capra ibex ibex Linnaeus, 1758),
countries (Otranto & Stevens 2002), and under certain Asiatic ibex (Capra sibirica (Pallas, 1776)) and
conditions can also infect humans (Anderson 2006b). white-tailed deer (Odocoileus virginianus
Beyond the mechanical damage caused by Oestrus (Zimmermann, 1780)) (Grunin 1957; Capelle
ovis Linnaeus, 1758 larvae in host mucosae, other 1966; Wetzel & Bauristhene 1970; Moreno et al.
alterations may appear, including dilatations, degen- 1999; Colwell et al. 2006). In Eurasia Oestrus cauca-
erative changes and squamous metaplasia in nasal sicus Grunin, 1948 is known to parasitise the Kuban
passages, as well as leukocyte infiltration – mainly tur (Capra caucasica Güldenstaedt and Pallas, 1783),
eosinophils – or submucosal edema (Jagannath et al. the Asiatic ibex, and also was reported infesting the
1989). Chronic sinusitis, probably due to secondary Iberian ibex (Capra pyrenaica Schinz, 1838) (Grunin
infections associated to these myasis, has often been 1957; Minar et al. 1985; Pérez et al. 1996). Recent
reported in bighorn sheep (Ovis canadensis Shaw, molecular studies based on Cytochrome Oxidase I

*Correspondence: Jesús M. Pérez, Department of Animal and Plant Biology, and Ecology, University of Jaén, Jaén, Spain. Tel: +34 953 212520. Fax: +34 953
211873. Email: [email protected]

© 2015 Unione Zoologica Italiana


2 J. M. Pérez et al.
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015

Figure 1. The life cycle of Oestrus sp.

(COI) and 28S rDNA sequences confirmed that the of complex models (Aracil & Gordillo 1997). SD
species infesting Iberian ibex is other than O. ovis acts as an intermediate stage between reality and its
(Moreno et al. in press). Nevertheless, since we have mathematical representation and can be used to pre-
not yet obtained and genetically characterised larvae dict by means of simulations important temporal
from Kuban tur, Daghestan tur (Capra cylindricornis variations (Martín-García 2003). From a mathema-
(Blyth, 1841)) and Asiatic ibex, we cannot conclude tical point of view, a SD model consists of a set of
that the species infesting Iberian ibex is O. caucasicus first-order ordinary differential equations. Under the
or, even, a new species. For this reason, hereafter, we circumstances described above, models or simula-
call it Oestrus sp. Regarding morphological and bio- tions may help to obtain a structured vision of the
logical features, this latter parasite species is very infestation process and its critical aspects, and pro-
similar to O. ovis (Grunin 1957; Zumpt 1965; vide possible approaches for managing these infec-
Colwell 2001; Guitton et al. 2001; Pérez et al. 2006). tions. Within this context, the basic goal of a model
Monitoring populations of these parasites when is to understand how the different variables involved
working on infected wild hosts is a difficult, time- keep the system in a balanced stationary state, and
consuming task. Several non-invasive methods are how the system will react if a variable is modified.
available for diagnosing oestrosis in wild hosts, such There are some antecedents in the literature
as Enzyme-Linked Immunosorbent Assay (ELISA) regarding the modelling population dynamics of
(Arias et al. 2014), pharyngeal endoscopy (Oksanen Diptera using data obtained experimentally,
et al. 1992) or computed tomography (Fidalgo et al. although most refer to the Calliphoridae and
2015). Nevertheless, for epidemiological studies and Muscidae families. Some of these studies have been
a proper identification of the parasite species focused on constructing life tables that allow impor-
involved, larvae are usually obtained after necropsy tant demographic parameters such as the net repro-
(invasive method). In addition, pupae develop in the ductive rate (R0), the generation time and the
substrate at a certain depth and the behaviour of instantaneous growth rate to be derived, and to pre-
adult flies makes it extremely difficult to observe dict the future structure of the studied population
them in vivo, taking into account that the life cycle (Chi & Liu 1985; Chi 1988, 1997; Gabre et al.
of the species involved in our study occurs in high 2005).
mountain habitats. Therefore, our knowledge of the Given that insect developmental and survival rates
life cycle and demographic patterns of oestrids are determined by environmental factors such as
infesting wild hosts is scarce and fragmented, to the temperature, it is not surprising that most insect
point that most of their demographic parameters are population models try to quantitatively extrapolate
still unknown. a rate of population increase using available climate
System dynamics (SD) modelling is a methodol- data (Atzeni et al. 1994; Wall et al. 2000). However,
ogy used for simulating and analysing the behaviour it must be taken into account that these models
Modelling population dynamics of oestrid flies 3

usually include the calculation of degree-days under output flows; (ii) flows, used to establish the relation-
the assumption that above a minimum threshold ship between the different levels; and (iii) auxiliary
(basal temperature) developmental rates are directly variables, which integrate information channels
proportional to temperature, and that beyond this between levels and flows and help to define the
threshold development does not occur (Moon flow variables, thereby making the model more man-
1983; Preuss KP 1983). ageable and easier to understand. Our model
Nevertheless, the control of the common green includes four levels: L1 (first-instar larvae), L3
bottle fly, Lucilia sericata (Meigen, 1826), has been (third-instar larvae), pupae and resilient pupae;
approached with the help of both deterministic eight flows: new L1, L1 death, from L1 to L3, L3
(assuming no inter-individual variability) and sto- death, from L3 to pupae, pupae death, resilience and
chastic models, which assume a certain degree of unmeeting; and 20 auxiliary variables: larviposition,
variability between individuals and cohorts (Wall L1 death rate, L1 number, delay 1, control cycle L1
et al. 1992, 1993a,b; French & Morgan 1996; to L3, delay control cycle L1 to L3, time L1 to L3,
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015

Fenton & Wall 1997; Fenton et al. 1997, 1998a,b). L3 death rate, L3 number, control cycle L3 to
Within the context of integrated insect-pest manage- pupae, delay 2, delay control cycle L3 to pupae,
ment, the monitoring of insect populations has also time L3 to pupae, pupae number, pupae death rate,
been performed by using mixed generalised lineal delay 3, resilient time, control cycle pupae to resili-
models (Candy 2000). ent pupae, unmeeting rate, and offspring potential.
Little life cycle modelling has been carried out in From these auxiliary variables, larviposition (that is,
oestrid research. In order to predict critical periods the rate at which gravid females laid first-instar larvae
with the greatest numbers of attacks on hosts (larvi- within the host nostrils) is one of the most important
positions) and to design preventive and control stra- with regards to the population dynamics of this fly,
tegies, the degree-days and the monitoring of the taking into account the very short life expectancy of
prevalence and intensity of oestrosis in sheep caused adults.
by O. ovis from Namibia have been used to address Values assigned to the relationships between levels
the question of development and/or survival of dif- and auxiliary variables of the model were obtained
ferent parasite stages (adult, larva and pupa) (Biggs from the literature. Adult life expectancy was con-
et al. 1998). On the other hand, recent work has sidered as the mean obtained for males and females:
reported a life table for an O. ovis population and 0.31 ± 0.13 months (Pérez et al. 2006). The biotic
predicted a rate of population growth of 1.25 per potential for Oestrus sp. gravid females was consid-
generation, under natural conditions (Cepeda- ered to be the same as previously described for O.
Palacios et al. 2011). ovis (500 larvae), but, taking into account that only
In our study, the life cycle of Oestrus sp. infesting 30–50 larvae are laid in each larviposition (Cobbett
Iberian ibex (Capra pyrenaica) is modelled using a & Mitchell 1941; Zumpt 1965), we included the
SD approach. Given the similarity of this species to auxiliary variable “Larviposition”, which was para-
O. ovis, we integrated available information for both meterised after making the model periodic. In addi-
species from larvae (parasitic phase), pupae and tion, we have taken into account two larval instars
adult flies (free-living phases). The goal of our (L1 and L3) in order to simplify the system.
study is to estimate the minimum number of first- Assuming overall larval mortality of 90% (Rogers &
instar larvae produced by gravid females which is Knapp 1973) and depending on climatic conditions
needed to maintain stable (periodic) population (mainly temperature), the complete larval phase
dynamics, assuming high rates of larval and pupal (L1–L3) lasts from 20 days to a number of months
mortality. This information, after being validated (Dorchies et al. 1999; Tabouret et al. 2001). Thus,
empirically, could become crucial within control even if it is included, the intermediate L2 instar does
programmes for this parasitosis. not become informative or significant to the model.
In the model, we assumed a long larval period of 25
days (0.83 months): “Time L1 to L3”, which is also
Material and methods an auxiliary variable, as the arithmetic mean of the
values obtained by Dorchies et al. (1999) and
Elements and structure of the system dynamics model
Tabouret et al. (2001). In addition, in vitro culture
In SD, a flow diagram (or Forrester’s diagram) con- experiments showed that Oestrus sp. post-feeding
sists of three main elements: (i) levels, the state vari- third-instar larvae have a mortality rate of 10.6%
ables of the system with their respective values in and that they take 1.28 days (“Time L3 to Pupae”)
each situation as the difference between input and on average to pupate, the pupal stage then lasting for
4 J. M. Pérez et al.

30 days (Pérez et al. 2006); all of these values were Each of the level variables represents a sector of
included in the model. the population and has an input flow (births) and
The emergence rate of adult flies reaches 43.6% two output flows (deaths); the velocities or rates at
(assuming a mortality rate of 56.4% during the pupal which these flows operate are density dependent.
phase) with a sex ratio not differing significantly These rates are regulated by the control variable
from 1:1 (Pérez et al. 2006). However, we assumed “delay control cycle L1 to L3” to pupae” for the
that 17.9% of adult flies emerged with vestigial wings period L3 pupa.
and would probably not reproduce (Pérez et al. Starting from a given initial population as
2006). Because we have no information about the described below, we obtain a stable or stationary
natural mortality of adults (e.g. by predation) nor population (system) dynamics when the mean
regarding the success of mating and the rate of larvi- monthly rate reaches a value of five larvae per adult
position by gravid females (e.g. the success regarding gravid female and month. Moreover, the model
different larviposition attempts), we have integrated proved to be very sensitive to small changes in the
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015

the mortality rate of the pupal phase, the sex ratio, value of different auxiliary variables, especially that
and the rate of vestigial adults into the level “resilient for larviposition (Figure 3).
pupae”. The offspring potential reaches a value of The model predicts 3–4 larval generations per year
250 (since only about the 50% of adult flies are (Figures 4–5). In general, the values of both L1 and
females). L3 predicted by the model are very similar to those
In order to emulate the seasonal fluctuations in the described by Pérez et al. (1996). The model has a
life cycle, particularly those regarding the number of cyclic behaviour and, then, the predicted dynamics
larvae belonging to each instar (Pérez et al. 1996), of the population is periodic (Figure 6).
we have introduced different fixed delays in the
model, just prior to passing to the next level, and
three control cycles as well. These control cycles are Discussion
defined as step functions and are also important
auxiliary variables of the model. Monitoring oestrosis throughout the entire life cycle
The time unit used in this work was the month. of these parasites would be extremely difficult. Thus,
The model of the life cycle for Oestrus sp. was studies usually focus on larval-parasitic (epidemiol-
developed with the software Vensim PLE 6.2 ogy) or adult phases in the laboratory (after larval
(Ventana Systems, Inc. 2003). In the first simula- culture), or study adult biology in the field
tion, using an initial value of eight L1, 18 L3, 16 (Anderson 2006a). However, simulation gives us an
pupae and eight resilient pupae, we looked for the opportunity to relate all the different phases of an
conditions that guaranteed the periodic behaviour oestrid’s life cycle in order to obtain predictive values
of the population – that is, a rate of increase over under specific conditions or values for each
time equal to or very near to zero (Caughley & parameter.
Gunn 1996). These initial values are based on Matrix population models (Caswell 2001) have
data on intensity of parasitation described by Pérez many applications in population dynamics. They
et al. (1996). The time length for the simulation was basically operate with a matrix including the age
25 years, for which we used the Runge Kutta population structure for each sex class and two para-
method for numerical integration, with a step of meters: one including the survival rate and the other
h = 0.015625. the reproductive rate for each sex and age class.
Finaly, after estimating the value of larviposition Nevertheless, in our case: (i) we don’t know the sex
which makes the model stable, we carried out a of the larvae; (ii) they do not participate in reproduc-
sensitivity analysis of the model based on 200 simu- tion (therefore, the matrix would contain many
lations using a random–uniform probability distribu- zeros); and (iii) we don’t know the mating success,
tion for larviposition rate values between 0.25 and the reproductive rate or the survival rate of adult
12.5 larvae/gravid female/month. flies.
SD allows us to better understand the system
under study and the way in which its different ele-
ments are related each other. Validation of models,
Results
when empirical data are available, can be achieved
The general structure of the model implemented easily. SD permits obtaining the value of one of its
with Vensim PLE 6.2 is represented by the equations variables or elements indirectly. Moreover, there is
of the model (Table I) and depicted in Figure 2. specific software available for working with SD.
Modelling population dynamics of oestrid flies 5

Table I. Equations describing the model. L1: first-instar larvae; L3: third-instar larvae; INTEG: integral.

[1] Pupae number = pupae/75


[2] L1 number = L1/82
[3] L3 number = L3/75
[4] Offspring potential = resilient Pupae × 250 × control cycle L1 to L3
[5] Resilient pupae = INTEG (resilience-unmeeting, 8)
[6] Control cycle pupae to resilient pupae = PULSE TRAIN(9, 1,12,500)
[7] From L3 to pupae = delay control cycle L3 to pupae × delay 2/time L3 to pupae
[8] Resilience = control cycle pupae to resilient pupae × delay 3/resilient time
[9] Delay control cycle L3 to pupae = DELAY3(control cycle L3 to pupae, 0.1)
[10] Control cycle L3 to pupae = 0.03 × PULSE TRAIN(0,1,12,500)+0.005 × PULSE TRAIN(1,2,12,500)+0.0075 × PULSE TRAIN
(2,1,12,500)+ 0.02 × PULSE TRAIN(3,1,12,500)+0.05 × PULSE TRAIN(4,1,12,500)+0.03 × PULSE TRAIN(5,1,12,500)
+0.015 × PULSE TRAIN(6,1,12,500)+0.055 × PULSE TRAIN(7,1,12,500)- 0.04 × PULSE TRAIN(8,1,12,500)+0.075 ×
PULSE TRAIN(9, 1,12,500)−0.05 × PULSE TRAIN(10, 1,12,500)
[11] new L1 = offspring potential × larviposition
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015

[12] Control cycle L1 to L3 = 0.25 × PULSE TRAIN(1,1,12,500)−0.25 × PULSE TRAIN(2,1,12,500)+ 0.3 × PULSE TRAIN
(3,1,12,500)−0.9 × PULSE TRAIN(4,1,12,500)+1.2 × PULSE TRAIN(5,1,12,500)−0.2 × PULSE TRAIN(6,1,12,500)−0.5 ×
PULSE TRAIN(7,1,12,500)+0.6 × PULSE TRAIN(8,2,12,500)+0.8 × PULSE TRAIN(11, 1,12,500)
[13] L1 death = L1 × L1 death rate
[14] Resilient time = 1
[15] From L1 to L3 = delay 1 × delay control cycle L1 to L3/time L1 to L3
[16] Time L1 to L3 = 0.83
[17] Time L3 to pupae = 0.043
[18] Delay control cycle L1 to L3 = DELAY3(control cycle L1 to L3, 1)
[19] L1 = INTEG (+new L1-L1 death-from L1 to L3 + 60.8)
[20] L3 = INTEG (from L1 to L3-L3 death-from L3 to pupae+400.18)
[21] Larviposition = 0.02
[22] Delay 2 = DELAY3(L3, 0.5)
[23] Delay 1 = DELAY3(L1, 0.8)
[24] Delay 3 = DELAY3(pupae, 0.25)
[25] Unmeeting rate = 0.4
[26] Unmeeting = resilient pupae × unmeeting rate
[27] L1 death rate = 0.9
[28] Pupae = INTEG (from L3 to pupae-pupae death-resilience+5.16)
[29] Pupae death = pupae × pupae death rate
[30] Pupae death rate = 0.564
[31] L3 death = L3 × L3 death rate
[32] L3 death rate = 0.106

The seasonal pattern of prevalence and intensity mountain habitat, we would not expect to find
of parasitation by Oestrus sp. larvae in Iberian ibex adult flies in the period between autumn and the
from the southern Iberian Peninsula included three following spring. During this period, the parasite
generations of first-instar larvae per year (May, July population is maintained by larvae within their
and October), followed by successive generations of respective hosts and by pupae at a certain profund-
L2 and L3 (Pérez et al. 1996). In this paper, the ity in the substrate, both phases showing a certain
highest values of mean intensity of parasitisation degree of diapause. In the Ebro Valley (northeast
were achieved during the months December– Spain), Oestrus ovis adults were present and active
January, and this could explain the “presumable” between May and November, and a larval diapause
fourth peak in L1 production observed in these from October to February was observed (Gracia
months, since it is not probable that adults would et al. 2006). This is a subject that must be studied
be active in a high mountain habitat during this in greater detail.
period. The prediction made by our model Other important factors that are difficult to model
(Figure 4) agrees with results obtained by Pérez because they are not fully understood are related to
et al. (1996). parasite embryonic development, its reproductive suc-
On the other hand, under SD we cannot simulate cess (generally below its biotic potential; Colwell 2001),
levels that reach a value of zero, since this will cause the behaviour of adult flies during reproduction, host
the system to collapse. In real life in a high seeking and larviposition related to the defensive
6 J. M. Pérez et al.
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015

Figure 2. A Forrester’s diagram representing the elements of the model together with their relationships. L1: first-instar larvae; L3: third-
instar larvae.

Figure 3. The sensitivity of the model, obtained after 200 simulations (larviposition ranging from 0.25 to 12.5 larvae/gravid female/month)
regarding L1 (first-instar larvae) numbers (y-axis). On the x-axis, 24 and 36 represent December, and 25 to 35 represent January to
November, respectively.
Modelling population dynamics of oestrid flies 7

Therefore, we consider that this is only a first step


towards predicting certain demographic values for
parasites, which would otherwise be very difficult to
obtain in the field or laboratory. Nevertheless, the
results obtained in this work – e.g. the minimum
larval production rate (five larvae per adult female
and per month) required to maintain population
periodicity – suggest interesting hypotheses that
need to be tested experimentally. This kind of infor-
mation could become essential for oestrosis control
programmes.
Future research could be focused on each phase of
the parasite’s cycle in order to discover how factors
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015

Figure 4. Dynamics of L1 (first-instar larvae) numbers. In red


(bottom legend), number of L1 observed (Pérez et al. 1996). In
affecting both host and parasite – and internal and
blue (upper legend), number of L1 predicted by the model. In the external to the system as a whole – operate and could
x-axis, 24 and 36 represent December, and 25 to 35 represent generate more precise predictions. On the other
January to November, respectively. hand, we should also consider the potential of sto-
chastic models, which are more realistic but generate
behaviour of hosts (Anderson 2006a), the immune more uncertainty when predictions are made in the
response of hosts (Arias et al. 2014), the influence of mid- or long term.
the programmes for treating and controlling oestrosis Aside from the host species involved, the geogra-
(Colwell et al. 2009), and even the number of hosts phical location and the respective climatological
present in a given area. All of these factors will deter- variables play an important role in the epidemiology
mine in each case the parasite carrying capacity and the of oestrosis. Other exogenous factors not taken into
density or abundance of adult flies in a given area. In account in the model include the programmes
other words, basic epidemiological variables such as developed for the treatment and control of these
prevalence and incidence (including reinfestations) myiases in different parts of the world (Louw
also need to be included in models. 1989; Pandey 1989).

Figure 5. Dynamics of L3 (third-instar larvae) numbers. In red (bottom legend), number of L3 observed (Pérez et al. 1996). In blue (upper
legend), number of L3 predicted by the model. In the x-axis, 24 and 36 represent December, and 25 to 35 represent January to November,
respectively.
8 J. M. Pérez et al.
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015

Figure 6. Limit cycle of the model. As the curve is closed, the long-term behaviour of the model is periodic. L1: first-instar larvae; L3: third-
instar larvae.

Acknowledgements Biggs HC, McClain E, Muller GL, Anthonissen M, Hare KM.


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CAPÍTULO 6. CARACTERIZACIÓN
MOLECULAR DE Oestrus sp.
Capítulo 6 Análisis Molecular

Con el fin de identificar la especie de oéstrido que parasita la Cabra Montés del
Parque Natural de Sierra Nevada, abordamos la identificación utilizando dos
marcadores genéticos diferentes, 28S rRNA y citocromo C oxidasa (COI). Para ello, se
han realizado una caracterización y análisis de estos marcadores de larvas procedentes
de necropsias de Cabra Montés y de otros hospedadores (ovejas, cabras domésticas y
muflón europeo).

Página 69
Veterinary Parasitology 212 (2015) 473–477

Contents lists available at ScienceDirect

Veterinary Parasitology
journal homepage: www.elsevier.com/locate/vetpar

Short communication

Molecular characterization of bot flies, Oestrus spp., (Diptera,


Oestridae), from domestic and wild Bovidae hosts
Virginia Moreno a , Ismael Romero-Fernández b , Juan A. Marchal b , Manuel Beltrán b ,
José E. Granados c , Miguel A. Habela d , Amin Tamadon e , Ehsan Rakhshandehroo f ,
Mathieu Sarasa a , Jesús M. Pérez a,∗ , Antonio Sánchez b
a
Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología, Universidad de Jaén, Campus Las Lagunillas, s.n., E-23071 Jaén, Spain
b
Departamento de Biología Experimental, Universidad de Jaén, Campus Las Lagunillas, s.n., E-23071 Jaén, Spain
c
Espacio Natural Sierra Nevada, Carretera Antigua de Sierra Nevada, Km 7, E-18071 Pinos Genil, Granada, Spain
d
Department of Parasitology and Parasitic Diseases, University of Extremadura, E-10071 Cáceres, Spain
e
Transgenic Technology Research Center, Shiraz University, P.O Box 71348-74478 Shiraz, Iran
f
Division of Animal Health Management, School of Veterinary Medicine, Shiraz University, P.O. Box: 71345-1731 Shiraz, Iran

a r t i c l e i n f o a b s t r a c t

Article history: The identification of Oestrus spp. larvae from Bovidae hosts is a difficult task due to the great morpholog-
Received 7 April 2015 ical similarity between species. The lack of unambiguous identification criteria could have also serious
Received in revised form 29 July 2015 epidemiological implications since domestic and wild hosts are sympatric in many natural areas. In order
Accepted 1 August 2015
to accurately identify the Oestrus parasitizing hosts, we characterized two different genetic markers, 28S
(rRNA) and COI, in larvae collected from domestic sheep and goats, European mouflon and Iberian ibex.
Keywords:
Our sequence analyses demonstrate that all samples, except those from Iberian ibex, greatly resembles
Bovidae
O. ovis and so we conclude that the species parasitizing this ibex is not O. ovis. Further studies will be
COI
28S (rDNA)
needed to confirm whether it is in fact O. caucasicus, as previously suggested, or even a new species.
Oestrus spp. © 2015 Elsevier B.V. All rights reserved.
Phylogeny

1. Introduction pleted with a scanning electron microscopy study of larval instars


collected from Iberian ibex and imagoes (Guitton et al., 2001). These
Oestrus spp. are obligate mesoparasites as their larvae develop two species, O. ovis and O. caucasicus, are morphologically and bio-
within the nasal cavities and frontal sinuses of domestic and wild logically quite similar (Pérez et al., 2006).
hosts (Zumpt, 1965). Myiasis affects animal’s welfare, causing mild In light of this similarity and the fact that Iberian ibex and
to severe effects in individuals and economic losses in the livestock domestic sheep and goats are sympatric in many mountainous
industry (Otranto and Stevens, 2002). areas, we decided to study whether or not the morphological dif-
Currently, four Oestrus species are recognized: O. ovis, O. variolo- ferences mentioned above are enough to separate these Oestrus
sus, O. aureoargentatus and O. caucasicus. The identity of O. bassoni species or whether, on the contrary, they merely reflect phenotypic
and O. macdonaldi is still under discussion (Colwell et al., 2006). variability within a single taxon.
O. ovis, parasitizes sheep and domestic goats worldwide and has Molecular markers have been used in species identification,
been reported to parasitize Asiatic ibex, argali, bighorn sheep, Euro- host-specificity and the distribution of members of dipteran
pean mouflon, Alpine ibex, Nubian ibex and aoudad (Grunin, 1957; families. Among the most frequently used markers are the mito-
Moreno et al., 1999; Colwell et al., 2006). On the other hand, O. cau- chondrial gene encoding for the cytochrome c oxidase subunit
casicus larvae have been collected from Caucasian tur, Asiatic ibex I (COI) and the nuclear 28S (rDNA), which also provide useful
and Iberian ibex (Grunin, 1957; Pérez et al., 1996). information on population genetics and for phylogenetic analy-
O. caucasicus differs from O. ovis by its strong regular dorsal spin- ses (Otranto et al., 2003a,b, 2005a,b; Otranto and Stevens, 2002;
ulation on segments III-V of the third-instar larvae and by the black Grisez-Duranton et al., 2002; Nelson et al., 2012).
wing veins in adult flies. The description of O. caucasicus was com- In this paper we describe a molecular characterization of the
COI and 28S (rDNA) sequences of Oestrus spp. larvae collected from
different wild and domestic hosts. Our goal was to address the
∗ Corresponding author. identity of the species parasitizing Iberian ibex and compare it with
E-mail address: [email protected] (J.M. Pérez). the oestrids collected from other hosts.

http://dx.doi.org/10.1016/j.vetpar.2015.08.002
0304-4017/© 2015 Elsevier B.V. All rights reserved.
474 V. Moreno et al. / Veterinary Parasitology 212 (2015) 473–477

2. Materials and methods number of COI sequences analyzed to 96 (GenBank accession num-
bers: KP974835-KP974930). The length of most of the analysed
2.1. Collection of larvae sequences was 640 bp, 13 sequences were 639 bp in length and
another sequence was 641 bp in length due to deletions and inser-
The Oestrus spp. larvae used in this study were collected from tions.
different host species (Table 1). Larvae were collected following Sequence comparisons reveal two well-defined groups. The
previously described procedures (Pérez et al., 1996). They were identity of the COI sequences varied between 97.6% and 100% for
then washed with 7% saline solution, fixed in 70% or 90% ethanol larvae from domestic sheep, domestic goats and European mou-
and, finally, stored at 4 ◦ C until analysis. flon from different geographic locations. However, the sequences
of larvae collected from Iberian ibex presented reduced similar-
2.2. DNA extraction and molecular analyses ity when comparing them with all the others sequences obtained
having identities in the range 90.3–91.5%.
Genomic DNA was extracted following the standard phenol- The number of fixed nucleotide differences between the
chloroform procedure (Sambrook et al., 1989) and the REAL pure sequences from these two groups was 45, while the average num-
genomic DNA extraction Kit (Durviz). In addition, the HotSHOT ber of nucleotide differences was 57.5.
technique was used as described by Truett et al. (2000). Next, our collection of sequences was compared with a COI
A fragment (689 bp) of the COI was amplified by PCR using sequence from O. ovis available at GenBank (AF497767). This analy-
primer pairs Ovis-UEA7 and Ovis-UEA10 (Zhang and Hewitt, 1997). sis demonstrated that larvae from domestic sheep, domestic goats
A fragment of the 28S (rDNA) was amplified by two overlapping and European mouflon probably belong to this species, with iden-
PCRs using two primer pairs, D1.F and D2.R; D3-5.F and D7.R, which tities in the range 98.1–99.5%. By contrast, the COI sequences of the
gave PCR products of approximately 0.86 kb and 1.6 kb, respectively larvae from Iberian ibex were less similar to the O. ovis sequence,
(Stevens and Wall, 2001). Standard PCR reactions were performed with identities in the range 90.7–91.0%, which indicates that these
with the annealing temperatures of 55 ◦ C and 64.3 ◦ C for COI and larvae probably correspond to another species.
28S (rDNA), respectively. PCR amplicons were resolved in ethid- In addition, we obtained 41 sequences 28S-1 kb, that varied
ium bromide-stained 1% agarose gels; the appropriate bands were between 816 and 875 bp (10 from larvae from domestic sheep,
isolated from the gel with QIAquick gel extraction kit (Qiagen) and domestic goats and European mouflon and 31 from larvae from
cloned in JM109 bacteria using PGEMT-easy vector (Promega). Sev- Iberian ibex), and 15 sequences 28S–1.5 kb, which varied in length
eral positive clones were sequenced in both directions. Sequences between 1583 bp and 1602 bp (8 from larvae from domestic sheep
were analyzed using the Bioedit program (version 7.0.9.0) (http:// and domestic goats and 7 from larvae from Iberian ibex) (Table 1),
www.mbio.ncsu.edu/BioEdit/bioedit.html). The number of fixed (GenBank accession numbers: KP974931-KP974986).
nucleotide differences and the average number of nucleotide dif- As previously described using COI, the 28S (rDNA) sequences
ferences between different sequence groups was calculated using from larvae collected from domestic sheep, domestic goats and
the program DnaSP (available at http://www.ub.edu/dnasp/). European mouflon were nearly identical. Thus, the identities
were in the range 98.9–99.7% for 28S–1 kb, and 98.6–99.6%
for 28S–1.5 kb. However, the sequences of larvae from Iberian
2.3. Phylogenetic analyses ibex were less similar than those from the other hosts, with
observed identities of 96.5–97.5% and 95.2–96.3% for 28S–1 kb and
Homologous sequences for COI and 28S (rDNA) sequences were 28S–1.5 kb, respectively. Furthermore, a comparison with the 28S
searched for in NCBI (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/) using the (rDNA) sequence from O. ovis available at GenBank (AJ551428)
BLAST program (Altschul et al., 1997). Sequence alignments were suggests that larvae from domestic sheep, domestic goats and Euro-
carried out with the CLUSTAL W 16 software (Thompson et al., pean mouflon probably belong to this species. Thus, the 28S–1 kb
1994). For phylogenetic analysis we used COI sequences belonging and 28S–1.5 kb sequences were 98.5–98.9% and 96.6–97.5% iden-
to different Oestridae genera, available in GenBank (Fig. 1). tical, respectively. However, the sequences from O. ovis showed
Trees were constructed with MrBayes 3.2.3 (Ronquist et al., lower values of identity when compared to larvae from Iberian ibex
2012): two independent runs, each with four Markov chain Monte (97.0–97–5% for 28S–1 kb, and 95.9–96.6% for 28S–1.5 kb).
Carlo, were executed for 2000,000 generations, with the first 25%
discarded as burn-in. A final standard deviation value less than 3.2. Phylogenetic analysis
0.01 (0.006678) was achieved. The majority-rule consensus tree
that indicates the posterior probability values from the Bayesian To perform phylogenetic reconstructions, our COI data (exclud-
analysis was obtained. The nucleotide substitution model used in ing 16 non-functional sequences) were combined with sequences
the analysis was GTR + I + , selected by the corrected Akaike Infor- of the same marker from several other Oestridae species available
mation Criterion implemented in jModelTest 2.1.6 (Darriba et al., in GenBank.
2012). As well, we constructed trees with Neighbor-Joining (10,000 The resulting phylogenetic trees all presented practically the
bootstrap replicates) and Maximum Parsimony (1000 bootstrap same topology, regardless of the reconstruction method used and
replicates) using Mega 6 (Tamura et al., 2013) and Maximum likeli- so support for most of the branches was very high in all cases. Fig. 1
hood (1000 bootstrap replicates) with Phyml version 3.0 (Guindon shows the Bayesian analysis consensus tree. In this tree, species
et al., 2010). Figtree v1.4.2 software available at http://tree.bio.ed. are grouped by genus and clustered into four subfamilies of the
ac.uk/software/figtree was used to visualize and edit the trees. family Oestridae (Hypodermatinae, Oestrinae, Gasterophilinae and
Cuterebrinae). The branches of the subfamilies Gasterophilinae,
3. Results Hypordematinae and Cuterebrinae are grouped and separated from
the subfamily Oestrinae (Fig. 1a). Interestingly, all the sequences
3.1. Sequence amplification and analysis obtained in this work are grouped on one branch separated from
the rest of the species of the subfamily Oestrinae (Figs. 1a and b).
A total of 116COI clones were obtained from larvae from the This branch is further split into two branches, one including only the
different host and locations (Table 1). Clones of the same larvae sequences from Iberian ibex larvae and the other sequences from
containingidentical sequences were removed, thereby reducing the larvae from domestic sheep, domestic goats and European mou-
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Table 1
Host species, number of larvae and sequences analyzed.

Host species Location Numbers of individuals Reference Studied larvae COI 28 S 28 S


1 Kb 1.5 Kb

Domestic sheep Llucmajor 1 D. sheep Ma 1 9 2


(Ovis aries) (Mallorca Island)
Cáceres 2 D. sheep Ex 1 1 5
(Extremadura, Central-West Spain) D. sheep Ex 2 1 1
Murcia 2 D. sheep Mu 1 1 8 3 4
(Southeastern Spain) D. sheep Mu 2 1 8
Republic of 4 D. sheep Ir 1 1 2
Iran D. sheep Ir 2 1 2
D. sheep Ir 3 1 1
D. sheep Ir 4 1 1
Domestic goat Fondón 2 D. goat Gr (F)1 1 2
(Capra hircus) (Granada, Southern Spain) D. goat Gr (F)2 1 2 2
Berja 4 D. goat Gr (B)1 1 3 1
(Granada, Southern Spain) D. goat Gr (B)2 1 2
D. goat Gr (B)3 1 2 1
D. goat Gr (B)4 1 2
European mouflon Extremadura 2 E. mouflon Ex 1 1 11 1
(Ovis aries) (Central-West Spain) E. mouflon Ex 2 1 7 2
Sierra de Cazorla N.P. 2 E. mouflonJa 1 1 9
(Jaén, Southern Spain) E. mouflonJa 2 1 4
Iberian ibex Sierra Nevada N.P. 13 I. ibex Gr 1 1 2
(Capra pyrenaica) (Granada, Southern Spain) I. ibex Gr 2 5 3 10
I. ibex Gr 3 2 1 2 2
I. ibex Gr 4 1 5
I. ibex Gr 5 1 1 2 2
I. ibex Gr 6 3 4 2
I. ibex Gr 7 1 1 2
I.ibex Gr 8 1 2 1
I. ibex Gr 9 1 1
I. ibex Gr 10 1 5 2
I. ibex Gr 11 1 2
I. ibex Gr 12 1 1
I. ibex Gr 13 1 2

flon, and the O. ovis sequence from GenBank (Fig. 1b). Hence, the wide-ranging, varying from 71.0% to 99.8% (Otranto and Traversa,
phylogenetic reconstruction indicates clearly that the larvae ana- 2004). Overall, the mean value for interspecific similitude of COI in
lysed in this work belong to two different Oestrus species, namely, O. the Oestridae family is 81.9%, while at the subfamily level the mean
ovis that parasitizes domestic sheep, domestic goats and European reported values are 86.8% in Hypodermatinae, 86.7% in Oestrinae,
mouflon, and another Oestrus sp. that parasitizes Iberian ibex. 90% in Gasterophilinae and 94.7% in Cuterebrinae (Otranto et al.,
2005a).
4. Discussion As observed in the COI sequences, comparisons using the 28S
(rDNA) also indicated that O. ovis was parasitizing all analysed
Identification of Oestrus species using the morphological fea- host species except the Iberian ibex, which is probably the focus
tures of larvae and adults is complicated, and so a molecular of a different Oestrus species. For this marker, identity percent-
characterization of these parasites is required for species identifica- ages between the O. ovis sequences and those from the Iberian
tion. However, molecular data from oestrid species are very scarce, ibex larvae are lower than for the interspecific comparison between
and before this study there were only three sequences from O. ovis Rhinoestrus purpureus and R. usbekistanicus, which varied between
available in GenBank: COI, 28S (rDNA) and EF1 alpha gene. 99.7% and 100% (Otranto et al., 2005a), and also between two closely
Pérez et al. (1996) reported the parasitizing of Iberian ibex from related species of the genus Gasterophilus (G. intestinalis and G.
Sierra Nevada National Park by O. caucasicus on the basis, above all, haemorrhoidalis), which varied between 99.5% and 99.9% (Otranto
of the vein colour of the wings of imagoes. However, subsequent et al., 2005b).
studies (Guiton et al., 2001; Pérez et al., 2006) have remarked on Previous molecular studies have demonstrated a strong diver-
the great similarity in both morphology and biology between O. gence between the four subfamilies of Oestridae (Pape, 2001;
ovis and the species parasitizing Iberian ibex. Thus, the seemingly Otranto et al., 2003a). All the sequences of larvae that were analyzed
contradictory data regarding the identity of the species parasitizing in this work are included in one branch that is clearly separated
Iberian ibex need to be more fully addressed. from the species of the genera Rhinoestrus and Cephenemyia. Within
Our analyses clearly indicate that all larvae from domestic sheep, this branch, the sequences of the larvae collected from domestic
domestic goats and European mouflon correspond to O. ovis. How- sheep, domestic goats and European mouflon are separated with
ever, all larvae form Iberian ibex clearly belong to a different strong support from the sequences of the larvae from the Iberian
species, which should be included in the genus Oestrus due to its Ibex. This result reinforces the idea of the existence of two different
similarity to the O. ovis COI sequence. The identity values obtained species within the same genus: O. ovis and Oestrus sp. Interestingly,
in our study agree with the interspecific identity described pre- our analyses also show evidence of a differential host preference, as
viously for species belonging to the same genus in the family domestic goats from the eastern part of the Sierra Nevada Natural
Oestridae. For example, the COI sequences taken from two species Park were parasitized by O. ovis.
of Gasterophilus (G. nasalis and G. intestinalis) showed comparable Our data clearly reveal that the species parasitizing Iberian ibex
interspecific identity (85.1–86.44%) (Pawlas-Opiela et al., 2010). In is not O. ovis. However, in order to name this species, we still need
species of the genus Przhevalskiana, the interspecific identity was to conduct further analyses at both morphological and molecular
476 V. Moreno et al. / Veterinary Parasitology 212 (2015) 473–477

Fig. 1. (A) Bayesian analysis consensus tree indicating the posterior probability values. The branches corresponding to the sequences obtained from the larvae of domestic
sheep, domestic goats and European mouflon (including the sequence of O. ovis from GenBank) (Oovis) (blue) and from Iberian ibex (Osp) (red) are condensed. B) Representation
of the condensed branches of Fig. 1A for Oestrus ovis and Oestrus sp. The O. ovis sequence from GenBank is in blue. The accession numbers (GenBank) for COI sequences are:
Oestrus ovis: AF497767; Cephenemyia ulrichii: AF497770; C. trompe: AF497769; C. stimulator: AF497768; Cuterebra jellisoni: AF497778; C. baeri: AF497777; Dermatobia
hominis: JQ246701; Gasterophilus intestinalis: AF257117; G. pecorum: AF497776; G. nasalis: AF497775; G. haemorrhoidalis: AF497774; Hypoderma lineatum: AF257116; H.
bovis: AF257115; H. pantholopsum: EU276108; H. sinese: EU276095; H. actaeon: AF497765; H. tarandi: AF497764; H. diana: AF497763; Przhevalskiana silenus: AY332542;
Rhinoestrus phacochoeri: AF497772; R. usbekistanicus: AF497771. Drosophila melanogaster (JX266576) was used as the outgroup species. (For interpretation of the references
to color in this figure legend, the reader is referred to the web version of this article.).

levels of specimens of O. caucasicus. On a merely speculative level, Acknowledgements


it cannot be ruled out that biogeographic isolation in the Iberian
Peninsula might have given rise to the differentiation of a new This study was supported by the National Institute for Agri-
parasite species. culture and Food Research and Technology, Madrid (project:
Gravid Oestrus females are not thought to be strictly specific FAU2008-00010-00-00) and by Jaén University (project:
to their hosts and domestic animals are thought to become reser- RFC/PP2008/UJA 68 16 22). The activities of the researchers
voirs and the main infestation source for wild fauna (Colwell, were partially supported by the Andalusian Plan for Scientific
2001). About 49% of these flies parasitize exclusively one host Research (PAI) (research groups RNM- 118 and BIO-220). The
species (Price, 1980). Our results were somewhat unexpected. In authors are indebted to the technical staff of the Sierra Nevada
the Iberian Peninsula O. ovis parasitizes different host species (both Natural Space, P. Prieto (Sierras de Cazorla, Segura and Las Villas
domestic and wild) belonging to the genera Ovis and Capra and, Natural Park), Dr. M. S. Arias (University of Santiago de Com-
probably, also the aoudad (Ammotragus lervia) in southeastern postela), Dr. C. Paredes (University of the Balearic Islands), and
Spain. However, Oestrus sp. seems to be strictly specific to the Dr. J. Ortiz (Murcia University) for their collaboration in obtaining
Iberian ibex from Sierra Nevada, since the sampled domestic goats samples for our study. This study complies with Andalusian and
from the Sierra Nevada mountain range harboured only O. ovis Spanish laws regarding animal experimentation and welfare.
larvae. This suggests: (i) a possible long co-adaptation and/or co-
evolution process between ibex and their oestrids, which might References
have resulted in Oestrus- host associations shaped by the biogeo-
graphical origin of wild ungulates and domestic breeds (Naderi Altschul, S.F., Madden, T.L., Schaffer, A.A., Zhang, J., Zhang, Z., Miller, W., Lipman,
D.J., 1997. Gapped BLAST and PSIBLAST: a new generation of protein database
et al., 2008); (ii) no hybridization between different Oestrus sym-
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CAPÍTULO 7. RESULTADOS Y
DISCUSIÓN
Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

CAPITULO 7. RESUMEN RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 Cultivo en el laboratorio de larvas de Oestrus sp.

En trabajos recientes se ha puesto de manifiesto que la Cabra Montés (Capra


pyrenaica) del Parque Natural de Sierra Nevada está parasitada por una especie de
díptero posiblemente del genero Oestrus que fue catalogada en principio en base a
caracteres morfológicos como O. caucasicus (Pérez et al., 1996). Sin embargo el
parecido morfológico de las larvas e imagos de esta especie con los de la especie O.
ovis nos han planteado dudas sobre su clasificación por lo que la denominamos
Oestrus sp. El conocimiento general sobre la biología de las especies de oéstridos, y en
particular de la especie que infecta a la Cabra Montés del Parque Natural de Sierra
Nevada es muy escaso.
Para poder dar respuesta a interrogantes sobre la biología, el comportamiento
y otros parámetros básicos demográficos relacionados con este parásito, hemos
realizado un cultivo con 236 larvas procedentes de Cabra Montés de Parque Natural de
Sierra Nevada. De este cultivo emergieron 78 moscas adultas (33% de emergencia). De
ellas 41 eran hembras, 35 machos y dos ejemplares de la que los datos relativos al sexo
no estaban disponibles. La sex-ratio fue de 1,17, con lo que este valor no difiere
significativamente de la proporción esperada de 1:1.
Al igual que otros autores, consideramos que los factores que más pueden
influir en el desarrollo de la pupa y durante el proceso de pupación son la temperatura
y el peso de la larva. En este trabajo nuestro cultivo, se mantuvo a una temperatura de
21,9 ± 2,7°C y una humedad relativa de 38,9 ± 8,0%. Sin embargo en otros trabajos
donde se han cultivado in vitro larvas de O. ovis se han empleado temperaturas
comprendidas entre 17ºC y 34ºC (Breev et al., 1980)
El porcentaje de adultos que emergieron fue inferior al descrito por otros
autores para Hipoderma lineatum y H. bovis cultivadas a 20°C (Pfadt et al., 1975). En
dos cultivos de O. ovis mantenidos entre 16°C y 32°C se obtuvieron 42,8% y 35% de
emergencia de adultos respectivamente (Rogers y Knapp, 1973; Breev et al., 1980).

Página 79
Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

También cuando la temperatura del cultivo de O. ovis supera los 34°C se obtienen
tasas de muerte superiores a las de nuestro estudio (del 67%) lo que indica que las
temperaturas altas inhiben el desarrollo (Breev et al., 1980).
Por tanto la temperatura tiene una gran influencia en el desarrollo de las
pupas, y en el rango comprendido entre 17°C y 34°C en el que O. ovis se puede cultivar
(Breev et al., 1980) parece estar inversamente correlacionada con el porcentaje de
emergencia de adultos.
En nuestro estudio durante el desarrollo las pupas perdieron hasta el 85% del
peso que presentaba la larva. En relación con este dato se sabe que se produce una
pérdida de peso desde el momento de la recogida de las larvas hasta la emergencia de
los adultos y este hecho se considera un buen ejemplo de la utilización máxima de las
reservas corporales de las larvas. El peso de las larvas de O. ovis disminuye desde el
momento de la recogida por la evacuación intestinal, por la pérdida de agua en el
proceso de esclerotización y por el proceso de pigmentación fenólica de la cutícula. El
glucógeno también es movilizado durante la metamorfosis de las larvas (Wigglesworth,
1984; Cepeda-Palacios y Scholl, 2000).
Las larvas del tercer estadio tenían un peso promedio de 594,8 ± 129,8 mg
(variando en un rango de 241,5 a 874,3 mg). El éxito de la pupación y la emergencia de
los adultos se ven influidos por el peso de la larva, ya que las larvas que producen
imagos fueron significativamente más pesadas que las que no completaron la
pupación o dieron lugar a moscas inviables. La supervivencia de las larvas y de las
pupas depende del peso mínimo obtenido y su dinámica con el tiempo, pero era
independiente del sexo.
El dimorfismo sexual en relación al peso era evidente. Las hembras eran más
pesadas tanto a nivel de larvas en LIII, de pupas y adultos que los machos. También es
notable que la variabilidad para el peso fue mayor en larvas del tercer estadio (LIII) e
imagos que en pupas.
El período de pupación duró 31,5 ± 13,4 horas para las larvas de las que
emergían machos mientras que de las que emergían hembras duró 30,0 ± 17,2 horas.
Este periodo de pupación fue más largo que el que se obtuvo en cultivos de O. ovis a
temperaturas que van desde 16 a 32°C que fue de 12 horas en las larvas fuertemente

Página 80
Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

pigmentadas y de 22 horas en larvas ligeramente pigmentadas (Cepeda-Palacios y


Scholl, 2000).
En nuestro cultivo, la duración de la fase de pupa alcanzó un valor medio de
29,8 ± 6,8 días. No hemos encontrado diferencias significativas entre sexos. Estos
datos son muy similares a los obtenidos para el período de pupa de las larvas de O.
ovis que varía entre 12 y 52 días dependiendo de las condiciones ambientales,
especialmente la temperatura (Breev et al., 1980). Sin embargo, la duración de la fase
pupa fue menor en los estudios realizados en O. ovis por Cepeda-Palacios y Scholl
(2000) y Cepeda-Palacios et al., (2001), en los que los machos emergieron después de
22 días y las hembras después de 23 días, y por Rogers y Knapp (1973) que
describieron una duración media de 20,1 ± 3,3 días.
Según Biggs et al., (1998), un periodo de pupación y una fase pupa más largos
puede prevenir la emergencia de adultos en condiciones climáticas adversas. Este
fenómeno puede ser considerado como una estrategia de supervivencia al igual que la
hibernación de las larvas del primer estadio cuando realizan hipobiosis (Tabouret et al.,
2001).
La longevidad de las moscas adultas de nuestro estudio no llegó a 10 días (9,4 ±
3,8 días), datos similares se han obtenido O. ovis con longevidades medias que van
desde 7,7 a 16 días (Biggs et al., 1998; Rogers y Knapp, 1973).
En cuanto a tasas de mortalidad larvaria se ha estimado que la mortalidad de
las larvas de O. ovis en las poblaciones silvestres osciló entre 90,2% y el 99,1% (Rogers
y Knapp, 1973). Si la población silvestre de Oestrus sp. tiene una tasa de mortalidad
similar y agregamos la tasa obtenida en el laboratorio para la etapa de pupa, a
continuación, se puede estimar que sólo alrededor de un 0,3-3% de las larvas
producida por las hembras grávidas se convertirá en moscas adultas.

Página 81
Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

 Simulación del ciclo biológico de Oestrus sp.

El modelado de Dinámica de Sistemas (SD) es una metodología que nos puede


ayudar a obtener una visión más estructurada para poder comprender las causas que
provocan el comportamiento de un sistema y como actuaría éste si se modifica alguna
de las variables (Martín-García, 2003).
Los parámetros expuestos anteriormente nos resultan de gran ayuda para
mejorar nuestro conocimiento en cuanto a la epizootiología de esta clase de miasis y
son muy útiles para tener una visión más generalizada del ciclo biológico y del
comportamiento de estos dípteros causantes de miasis.
La simulación mediante Dinámica de Sistemas, a partir de estos parámetros
demográficos, nos da la oportunidad de conocer aspectos del ciclo biológico de
Oestrus sp. algo que resulta extremadamente difícil de estudiar en el trabajo de campo
o de laboratorio. Los estudios de campo y de laboratorio se centran principalmente y
de forma independientemente en la epidemiología (larvas-parásitas), en el cultivo de
larvas en el laboratorio (fase adulta) o en el estudio de la biología de adultos
(Anderson, 2006).
En un modelo de Dinámica de Sistemas, un diagrama de flujo contiene tres
elementos principales: niveles, flujos y variables auxiliares. En nuestro modelo,
incluimos los cuatro niveles, ocho flujos y veinte variables auxiliares (ver capítulo 5).
Cada una de las variables de nivel representa un sector de la población y tiene un flujo
de entrada (nacimientos) y dos flujos de salida (muertes); las velocidades o tasas a las
que operan estos flujos son dependiente de la densidad y están reguladas por las
variables de control de retraso “control ciclo de LI a LIII " y “control ciclo de LIII a
pupas”. Los valores utilizados para los flujos y las variables auxiliares se obtuvieron de
la trabajos previos con O. ovis y Oestrus sp.
El modelo se comporta de manera cíclica y periódica cuando la tasa mensual
media alcanza un valor de 5 larvas por hembra grávida y mes, mostrándose muy
sensible a pequeños cambios en el valor de las diferentes variables auxiliares, sobre
todo para la larviposición. Con estos datos, el modelo predice 3-4 generaciones de
larvas por año.

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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

La simulación nos va a dar la oportunidad de relacionar las diferentes fases del


ciclo de vida del oéstrido con el fin de obtener valores predictivos en condiciones
específicas o valores para cada parámetro.
El patrón estacional de la prevalencia e intensidad de parasitación para las
larvas que infectan a la Cabra Montés del Parque Natural de Sierra Nevada (Capra
pyrenaica) incluye tres generaciones de larvas de primer estadio (LI) al año (mayo, julio
y octubre), seguido de las sucesivas generaciones de larvas del segundo estadio (LII) y
del tercer estadio (LIII) (Pérez et al., 1996). En este trabajo, los valores más altos de
intensidad media de parasitación se lograron durante los meses de diciembre y enero,
lo que podría explicar un "presumible" cuarto pico en la producción de larvas de
primer estadio (LI).
Por otra parte, en los modelos de dinámica de sistemas, no podemos simular
niveles que alcancen un valor 0, ya que esto haría que el sistema se colapse. En la vida
real en un hábitat de alta montaña como es el Parque Natural de Sierra Nevada no
esperaríamos encontrar moscas adultas en el período entre el otoño y la primavera
siguiente. Durante este período, la población de estos parásitos quedaría mantenida
por las larvas en el interior de sus respectivos parásitos y por las pupas (a cierta
profundidad de la superficie), ambas fases muestran un cierto grado de diapausa. En
cualquier caso, este es un aspecto que debe ser convenientemente estudiado.
Otros factores que son difíciles de modelar son: el desarrollo embrionario del
parásito, su éxito reproductivo, el comportamiento de las moscas adultas durante la
reproducción, la búsqueda del hospedador y las dificultades para la larviposición por el
comportamiento defensivo de los hospedadores e incluso por la respuesta
inmunológica de estos, la influencia de los programas de tratamiento y control de
oestrosis, e incluso el número de hospedadores presentes en un área dada. Todos
estos factores determinarán en cada caso la capacidad de carga-parásito y la densidad
o la abundancia de moscas adultas en un área determinada.
Por lo tanto, consideramos que esto es sólo un primer paso hacia la predicción
de ciertos valores demográficos de parásitos, que de otro modo sería muy difícil de
obtener en el campo o en el laboratorio. Estas modelizaciones aportan información
que puede convertirse en esencial dentro de los programas de lucha y control de la
oestrosis.

Página 83
Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

 Identificación molecular de las Larvas de Oestrus sp.

Los representantes del género Oestrus, son dípteros con pocas diferencias en
cuanto a hospedador y zonas parasitadas además de presentar similitudes
morfológicas a nivel larvario y de imago y a veces la diferenciación resulta muy difícil y
complicada, sobre todo en los casos en las que las muestras están mal conservadas.
Por ello se están haciendo esfuerzos para caracterizar molecularmente a estos dípteros
con objeto de facilitar su identificación (Otranto y Stevens, 2002; Otranto et al., 2003a;
Azeredo-Espin y Lessinger, 2006).
Como ya hemos comentado a lo largo de este trabajo, el objeto de estudio se
ha centrado en los dípteros que la parasitan la Cabra Montés (Capra pyreniaca) del
Parque Natural de Sierra Nevada, abarcando distintas áreas de la biología para de esta
manera poder entender mejor la ecología, biología y comportamiento de estos
productores de miasis. Dentro de las distintas disciplinas de estudio, recurrimos a la
biología molecular. Los datos moleculares pueden ayudar a realizar una clara
identificación de las especies, en la reconstrucción de filogenias y en su caso al
desarrollo de técnicas de diagnóstico molecular, no invasivo, en los casos de miasis
producidas por oéstridos (Arias et al, 2014a y b).
Concretamente los oéstridos que parasitan a la Cabra Montés del Parque
Natural de Sierra Nevada son un claro ejemplo de los problemas actuales para
distinguir este tipo de dípteros. Pérez et al., (1996) describieron que la parasitación
que sufría la Cabra Montés estaba producida por larvas de la especie de O. caucasicus
apoyándose para su identificación en el color de las venas de los imagos. Sin embargo,
estudios posteriores (Guitton et al., 2001) observaron una alta similitud tanto en
morfología como en la biología entre O. ovis y O. caucasicus. Por tanto los datos son
relativamente contradictorios en cuanto a la identidad de la especie que parasitan la
Cabra Montés, que podría tratarse de una variante de O. ovis, de O. caucasicus o
incluso de una nueva especie.
Los marcadores moleculares se han utilizado para la identificación de especies,
estudiar la especificidad y la distribución de diferentes especies y familias de dípteros.
Entre los más utilizados están el gen que codifica para la subunidad I de la citocromo c

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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

oxidasa (COI) mitocondrial y los genes nucleares 28S (ADNr), que también son útiles
para la genética de poblaciones y análisis filogenéticos (Otranto et al., 2000, 2003a y b,
2005a y b; Otranto y Stevens, 2002; Grisez-Duranton et al., 2002; Stevens, 2003;
Stevens et al., 2002; Li et al., 2004; Cameron et al., 2007; Weigl et al., 2010 ; Nelson et
al., 2012).
Por tanto para abordar las cuestiones planteadas con respecto a las larvas que
parasitan a la Cabra Montés, en este trabajo hemos caracterizado estos marcadores,
citocromo C oxidasa (COI) y 28S rRNA) de larvas recogidas de ovejas y cabras
domésticas, muflón europeo de diversas localizaciones y de Cabra Montés del Parque
Natural de Sierra Nevada.
En concreto hemos amplificado por PCR, utilizando un par de cebadores UEA8
UEA10, 96 secuencias de la citocromo C oxidasa (COI) procedentes de diferentes larvas
de los diferentes hospedadores analizados. El fragmento amplificado tiene una
longitud de 640bp para la mayoría de los clones, y solamente 13 de ellas tenían 639bp
y otra tenía 641pb debido a deleciones e inserciones.
El análisis de estas secuencias indica que cuando comparamos las secuencias
de COI de oveja, cabra doméstica y muflón el porcentaje de identidad entre ellos es de
entre 97,6%-100%. Cuando la comparación la hacemos con respecto a la secuencia COI
de O. ovis disponible en GenBank (AF497767.1), el análisis demuestra que las larvas de
oveja doméstica, cabra doméstica y muflón pertenecen a la especie de O. ovis ya que
el porcentaje de identidad varía entre 98,1% y 99,5%. Por el contrario, las secuencias
de COI de las larvas de Cabra Montés presentan menor identidad cuando las
comparábamos con la secuencia de O. ovis del GenBank, con identidades que varían
entre 90,7 a 91,0%, lo que indica que estas larvas corresponden a otra especie de
oéstrido.
Los valores de identidad obtenidos en nuestro estudio están de acuerdo con la
identidad interespecífica que se ha descrito anteriormente para las especies
pertenecientes al mismo género de la familia Oestridae. Por ejemplo, las secuencias
COI de las especies Gasterophilus nasalis y G. intestinalis mostraron una identidad
interespecífica comparable (85,1-86.44%) (Pawlas-Opiela et al., 2010). En especies del
género Przhevalskiana, la identidad interespecífica fue amplia, variando de 71.0% a
99.8% (Otranto y Traversa, 2004). Estos valores están también en concordancia con la

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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

identidad inter-específica que han descrito otros autores con valores medios de
identidad inter-específica de la COI del 81,9% dentro de la familia Oestridae, mientras
que a nivel de subfamilia los valores medios de identidad son del 86,8% en
Hypodermatinae, 86,7% en Oestrinae, 90% en Gasterophilinae y 94,7% en
Cuterebrinae (Otranto et al., 2003a).
La diversidad de nucleótidos para el grupo de secuencias de larvas de oveja
doméstica, cabra doméstica y muflón fue Pi: 0,00929, con 107 sitios polimórficos (82
singleton y 25 parsimonia sitios informativos), y para las larvas de cabra montés era Pi:
0,00273 con 14 sitios polimórficos (13 singleton y 1 parsimonia sitios informativos).
La traducción de los aminoácidos codificados por las diferentes secuencias
analizadas dio lugar en la mayoría de los casos al correspondiente fragmento de la
proteína COI, con la excepción de 20 secuencias que dieron lugar a una proteína
truncada con múltiples codones de parada.
Con el fin de confirmar estos resultados decidimos caracterizar otro marcador
molecular ampliamente utilizado para la comparación de especies como es 28S rDNA
de acuerdo con Stevens y Wall, (2001). Hemos conjunto hemos analizado 2.46 Kb del
28S rDNA, para ello usamos dos pares de cebadores. El par de cebadores D1 y D2-F-R
que amplifican un fragmento de aproximadamente 1 kb (llamado 28S-1kb) del que
hemos analizado 41 secuencias. El par de cebadores D3-5-F y D-7-R que amplifican un
fragmento de aproximadamente 1,5 kb (llamado 28S-1,5 kb) del que hemos analizado
15 secuencias.
Como se ha descrito anteriormente utilizando secuencias de COI, para las
secuencias del 28S de las larvas recogidas de oveja doméstica, cabra doméstica y
muflón eran casi idénticos, con identidades que varían entre 98,9 a 99,7% para 28S-
1kb, y entre 98,6 a 99,6% para 28S-1,5 kb.
Sin embargo, las secuencias de larvas de Cabra Montés eran menos similares
cuando se comparan con el resto, con identidades observadas de 96,5 a 97,5% y 95,2 a
96,3% para el 28S-1 kb y 28S-1,5 kb respectivamente. Por otra parte, la comparación
con la secuencia 28S de O. ovis disponible en Genbank (AJ551428.1) sugiere también
que las larvas de oveja doméstica, cabra doméstica y muflón pertenecen a esta especie
con porcentajes de 98,5-98,9% para 1kb y de 96,6-97,5% para 1,5kb. Sin embargo, la

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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

secuencia de O. ovis mostraron valores más bajos de similitud en comparación con


larvas de cabra montés (97.0-97-5% para 28S-1 kb, y 95,9 a 96,6% para el 28S-1,5kb).
La diversidad de nucleótidos para el grupo de 1 kb secuencias de larvas de
oveja doméstica, cabra doméstica y muflón europeo fue Pi: 0,00509, con 22 sitios
polimórficos (22 singleton y 0 parsimonia sitios informativos), y para las larvas de cabra
montés era Pi: 0,00104 con 13 sitios polimórficos (12 singleton y 1 parsimonia sitios
informativos).
La diversidad de nucleótidos para el grupo de 1,5 kb de secuencias de larvas de
oveja doméstica y cabra doméstica era Pi: 0,00546, con 33 sitios polimórficos (31
singleton y 2 parsimonia sitios informativos), y para las larvas de cabra montés era Pi:
0,00414 con 23 sitios polimórficos (23 singleton y 0 parsimonia sitios informativos).
En la reconstrucción filogenética de la familia Oestridae hemos combinando
nuestros datos para COI, 28S y todas las secuencias disponibles en GenBank y se han
utilizado diferentes enfoques como: Análisis Bayesiano, Neighbor-Joining, Máxima
Verosimilitud y Máxima Parsimonia. Los árboles filogenéticos resultantes presentan
prácticamente la misma topología independientemente del método utilizado para la
reconstrucción y el apoyo de la mayor parte de las ramas era muy alta en todos los
casos donde se agrupan claramente las especies analizadas en las cuatro subfamilias
incluidas dentro de la familia Oestridae (Oestrinae, Hypodermatinae, Gasterophilinae y
Cuterebrinae). De hecho, otros estudios moleculares previos han demostrado una
fuerte divergencia entre las cuatro subfamilias de Oestridae (Pape, 2001; Otranto et
al., 2003a).
Todas las secuencias de las larvas que fueron analizadas en este trabajo se
incluyen en una rama claramente separada de las especies de los géneros Rhinoestrus
y Cephenemyia. Las ramas de las subfamilias Gasterophilinae, Hypordematinae y
Cuterebrinae se agrupan y se separan de la subfamilia Oestrinae. Llamativamente,
todas las secuencias obtenidas en este trabajo se agrupan en una rama separada del
resto de las especies de la subfamilia Oestrinae. Curiosamente, esta rama se divide en
dos ramas más, una de ellas incluyendo exclusivamente las secuencias de larvas de
cabra montés y el otro incluyendo secuencias de larvas de la oveja doméstica, cabra
doméstica y muflón junto con la secuencia de O. ovis del GenBank.

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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión

Nuestros resultados muestran que O. ovis parasita tanto hospedadores


domésticos como silvestres. Este hecho sugiere: una posible co-adaptación o co-
evolución entre el parásito y el hospedador; la hibridación entre diferentes especies
simpátricas y también podría influir en estas asociaciones parásito-hospedador el
comportamiento de defensa contra los ataques de las hembras grávidas para la
larviposición.
Este trabajo revela claramente que las larvas que parasitan a la Cabra Montés
del Parque Natural de Sierra Nevada no son de la especie O. ovis. Con el fin de
caracterizar esta especies de oéstrido, tenemos que analizar a nivel molecular y
morfológico larvas procedentes de la especies O. caucasicus. Aunque altamente
especulativo y, a falta de esos estudios, no se puede excluir que el aislamiento
biogeográfico en la Península Ibérica podría haber dado lugar a la diferenciación
parasitaria de una nueva especie (que proponemos que podría llamarse Oestrus
nevadensis) asociado a la Cabra Montés (Capra pyrenaica) de Sierra Nevada.

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CAPÍTULO 8. CONCLUSIONES
Capítulo 8 Conclusiones

CAPITULO 8. CONCLUSIONES

En este trabajo concluimos que:


1. La supervivencia de las larvas y el éxito tanto de la fase de pupa como de la
eclosión de adultos viables se ve influenciado por el peso de la larva III. Las
larvas que terminaron el ciclo produciendo imagos fueron significativamente
más pesadas que aquellas que no lo completaron o de las que se obtuvieron
adultos inviables. Además, las hembras eran más pesadas que los machos en
todos los estadios del desarrollo (larva LIII, pupa e imago).
2. Hemos establecido unos valores de la duración de la formación del puparium,
de la fase pupa y la longevidad de los imagos en la especie Oestrus sp., que
entran dentro de los márgenes descritos previamente para la especie O. ovis y
en otras especies de la familia Oestridae.
3. Hemos desarrollado un modelo de dinámica de sistemas que nos permite
predecir el ciclo biológico de Oestrus sp. Este modelo es muy sensible a los
cambios en las distintas variables especialmente en la tasa de larviposición.
4. El modelo, que se ajusta bien a los datos conocidos sobre el patrón estacional
en cuanto a prevalencia e intensidad de parasitación de Oestrus sp., predice
una producción mensual mínima en 5 larvas del primer estadio al mes por
hembra grávida, así como que deben existir tres o cuatro generaciones anuales
para mantener una dinámica de la población estable.
5. El análisis de los marcadores moleculares, citocromo oxidasa I (COI) y 28S
rDNA, confirman que las larvas que parasitan a la Cabra Montés del Parque
Natural de Sierra Nevada son de una especie del género Oestrus diferente de la
especies O. ovis. Por el momento, no podemos determinar si éstas pertenecen
a la especie O. caucasicus o si por el contrario se trata de una nueva especie no
descrita previamente.

Página 91
CAPÍTULO 9. BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 9 Bibliografía

CAPITULO 9. BIBLIOGRAFÍA

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