9788416819577
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FACULTAD DE CIENCIAS
EXPERIMENTALES
DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA
ANIMAL, BIOLOGÍA VEGETAL Y
ECOLOGÍA
TESIS DOCTORAL
BIOLOGÍA DE Oestrus sp. (Diptera:
Oestridae) PARÁSITO DE LA CABRA
MONTÉS DEL PARQUE NATURAL DE
SIERRA NEVADA
PRESENTADA POR:
VIRGINIA MORENO MARTÍNEZ
DIRIGIDA POR:
DR. D. ANTONIO SÁNCHEZ BACA
DR. D. JESÚS Mª PÉREZ JIMÉNEZ
DR. D. FRANCISCO J. ESTEBAN RUÍZ
ISBN 978-84-16819-57-7
UNIVERSIDAD DE JAÉN
FACULTAD DE CIENCIA EXPERIMENTALES
BIOLOGÍA ANIMAL, BIOLOGÍA VEGETAL Y
ECOLOGÍA
TESIS DOCTORAL
BIOLOGÍA DE Oestrus sp. (Diptera: Oestridae)
PARÁSITO DE LA CABRA MONTÉS DEL PARQUE
NATURAL DE SIERRA NEVADA
PRESENTADA POR:
VIRGINIA MORENO MARTÍNEZ
DIRIGIDA POR:
ANTONIO SÁNCHEZ BACA JESÚS Mª PÉREZ JIMÉNEZ
FRANCISCO J. ESTEBAN RUÍZ
UNIVERSIDAD DE JAÉN
Dr. Antonio Sánchez Baca Dr. Jesús Mª Pérez Jiménez Dr. Francisco J. Esteban Ruíz
Este estudio ha sido financiado por el Instituto Nacional de
Agricultura, Investigación y Tecnología de Alimentos (INIA), Madrid
(proyecto: FAU2008-00010-00-00) y por la Universidad de Jaén
(proyecto: RFC/PP2008/UJA_68_16_22). Esta actividad es parcialmente
compatible con el Plan Andaluz de Investigación Científica (PAI)
(grupos de investigación RNM-118 y BIO-220).
Las actividades de investigación incluidas en este trabajo
compilan las leyes andaluzas y españolas con respecto a la
experimentación animal y el bienestar.
Para mis tres promesas:
La Tesis Doctoral, se convierte para los doctorandos en toda una experiencia vital
que trasciende más allá de los límites del laboratorio. En mi caso, se ha convertido en mi
mochila personal durante muchos años. Años en los que han pasado cosas y cambios
alucinantes a mí alrededor y ella iba pegada a mi espalda adaptándose a cada una de las
situaciones. Durante este periodo tiempo, muchas son las personas que de una forma u
otra han contribuido a que este proyecto sea una realidad y quiero agradecer todo lo
que me han aportado.
Por otro lado, no puede faltar mi agradecimiento a los doctores D. Juan Navas y
D. José M Quesada (Departamento de Matemáticas, Universidad de Jaén) y a la Dra.
Dª.Nieves Vélez de Mendizábal (Division of Clinical Pharmacology, Department of
Medicine, Indiana University School of Medicine, Indianapolis, USA) por brindarme su
ayuda.
Estoy en deuda con el personal técnico del Espacio Natural de Sierra Nevada
sobre todo, D. J Navarro, Dª. MC Pérez, D. A Rodríguez, D. M Alguacil y D. J García por su
ayuda en el campo y el trabajo de laboratorio; a D. P Prieto y D. F Martínez (Sierras de
Cazorla, Segura y Las Villas Parque Natural; el Dr. D. C Paredes y el Dr. D. MA Miranda
(Universidad de las Islas Baleares); el Dr. D. L León, Dr. D. C Martínez y el Dr. D. J Ortiz
(Universidad de Murcia) por su colaboración en la obtención de muestras para este
estudio.
Gracias al Dr. D. JE Granados (Parque Nacional de Sierra Nevada); Dr. D. G
Calabuig (Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), Grupo de
Investigación en Ecología de la Biodiversidad y Conservación); Dª. G MoÇo
(Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología, Universidad de Jaén); y
al Dr. D. E Serrano (Universitat Autònoma de Barcelona) por sus valiosos consejos
durante mi formación doctoral.
Gracias a mi amiga y compañera Idoia por tus correcciones y por hacer más
llevaderas mis peleas con el inglés, que sepas que puedes vencer a 100 dragones si te lo
propones.
Como en todo trabajo que supone tiempo y esfuerzo he necesitado muchas dosis
de motivación, estas, venían de la mano de amigas y familia. A mis amigas, gracias a
todas por vuestro ánimo incondicional y por mostrarme tanto cariño. A mi familia,
quiero agradeceros la paciencia, el apoyo, la confianza y el amor que me habéis dado,
porque sin vosotros hace tiempo lo hubiera dejado. Especialmente quiero recordar a mi
abuelo por acompañarme durante toda esta etapa académica y marcharse a punto de
finalizar sin entender muy bien porqué su nieta quería ser doctora. A todos, un millón de
gracias.
Entre todas las personas a las que quiero, de forma generalizada, siempre había
una pregunta que era… ” ¿Y las moscas para cuándo?” y la respuesta a todos ellos es…. ”
PARA YA!!”.
ÍNDICE
Resumen ................................................................................................................................................ 3
Abstract. ................................................................................................................................................ 5
Miasis ...................................................................................................................................... 9
Clasificación de la miasis .............................................................................................. 10
Oestrus ovis y Oestrus caucasicus ......................................................................................... 11
Morfología de las especies de oéstridos................................................................................ 12
Ciclo biológico ........................................................................................................................ 15
Especificidad ......................................................................................................................... 18
Epidemiología de Oestrus ovis .............................................................................................. 20
Manifestaciones clínicas ........................................................................................................ 21
Respuesta del hospedador frente al parásito .............................................................. 22
Profilaxis, Tratamiento y Control .......................................................................................... 23
Profilaxis ....................................................................................................................... 24
Tratamiento .................................................................................................................. 25
Control .......................................................................................................................... 26
Aplicación de la Dinámica de Sistemas ................................................................................. 27
Elementos y Estructura de un modelo de dinámica de sistemas ................................. 28
Análisis molecular ................................................................................................................. 29
Genes diana .................................................................................................................. 29
RESUMEN
Página 3
Abstract
Natural de Sierra Nevada son de una especie del género Oestrus diferente de la
especies O. ovis.
Página 4
Abstract
ABSTRACT
The oestrid flies (Diptera: Oestridae) are obligate parasites that persist for
weeks or months in nasopharyngeal tract, stomach, subcutaneous tissues and internal
organs of their hosts.
There are several unknown aspects related to the life cycle and the
demographics of these parasites. The aim of this work is the study of the botflies that
causes myiasis in the Iberian ibex from the Sierra Nevada Natural Park (Spain). The
research on the parasite´s population is extremely complex and requires an enormous
effort, specially because it infects wild species. In addition, it might be included the
larvae identification problem based on morphological characters. Thus, according to
morphological characters it is stated that the species that parasitizes the Iberian ibex
from the Sierra Nevada Natural Park (Spain) is different a species of Oestrus ovis, and it
has been proposed to be the species O. caucasicus.
On this work we make three approaches to the study of the species that causes
myiasis in the Iberian ibex: a) a larvae LIII culture was conducted in the laboratory to
determine some aspects related to its development; b) we have developed a model of
dynamics system to predict the behavior of their life cycle; c) we have performed a
molecular analysis of two molecular markers (COI and 28S rDNA) to determine
whether larvae that parasitize the Iberian ibex belong or not to the Oestrus ovis
species.
Through this research, we were able to quantify in laboratory biological
parameters conditions such as adult hatching success, how weight affects larvae in the
pupation process, the duration of the pupal stage and adult longevity. According to the
obtained and other available data we have simulated the biological cycle using the
dynamics system with a model that fits the known date of this species. It has allowed
us to determine the minimum production of first stage larvae to establish a stable
population and also the number of annual generations of these parasites. The
molecular markers analysis, cytochrome oxidase I (COI) and 28S rDNA, confirm that the
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Abstract
larvae that parasitize the Iberian ibex of Sierra Nevada Natural Park are a species from
the genus Oestrus different from the Oestrus ovis species.
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CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
Capítulo 1 Introducción
Miasis:
La miasis (del griego “mya”: mosca) es un proceso de infestación de cualquier
órgano de un hospedador vertebrado vivo por larvas de dípteros. El término fue
definido por Hope en 1840, y posteriormente actualizado por Zumpt en 1965. Este
último autor lo define como “infestación de animales vertebrados y humanos con
larvas de dípteros las cuales, por lo menos durante un cierto periodo de tiempo, se
alimentan de tejidos vivos y muertos del hospedador, líquidos corporales o alimentos
ingeridos” (Colwell et al., 2006).
Entre estas parasitosis, destacan las de tipo cavitario (oestrosis) y cutáneo
(hipodermosis), y suponen un auténtico problema debido entre otros factores a su
cercanía al ambiente antropozoógeno (Leclercq, 1969), con enormes pérdidas
económicas en la industria ganadera de países desarrollados y en desarrollo (Otranto y
Stevens, 2002), y bajo determinas condiciones, se han llegado a encontrar en ojos,
nariz y oídos de humanos (Hennessy et al.,1977; Gregory et al., 2004; Hemmersbach-
Miller et al., 2007).
Los dípteros productores de miasis se incluyen en el orden Díptera, son
conocidos como mosquitos, tábanos y moscas. Este orden incluye unas 90.000
especies (Teskey, 1981). Y dentro de este, la familia Oestridae se divide a su vez en
cuatro subfamilias: Hypodermatinae, Cuterebrinae, Gasterophilinae y Oestrinae
(Otranto y Stevens, 2002), esta última contiene 28 géneros con aproximadamente 151
especies diferentes. Dentro del género Oestrus se incluyen las siguientes especies: O.
variolosus Loew, O. bassoni Zumpt, O. caucasicus Grunin, O. aureoargentatus Rodhain
y Bequaert y O. ovis (Tabla I). Todas las larvas de las especies de oéstridos son parásitas
y causan miasis (Cowell et al., 2006).
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Capítulo 1 Introducción
Clasificación de la miasis:
Las miasis producidas por oéstridos pueden clasificarse atendiendo a diferentes
aspectos como son el rango de especificidad, el punto de vista clínico, las especies
implicadas, el proceso de invasión y en función del tejido invadido (Zumpt, 1965).
Desde el punto de vista clínico las miasis subdividen en:
1. Miasis dérmicas o subdérmicas: producidas por larvas parásitas obligadas que
causan perforaciones o forúnculos de la piel o aprovechan heridas
preexistentes en la misma en las cuales se alimentan. Las subfamilias de
oéstridos involucradas son Hypodermatinae y Cuterebrinae.
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Capítulo 1 Introducción
2. Miasis intestinales: causadas por larvas que invaden el tracto digestivo, libres o
unidas a las paredes, provocando hemorragias y traumatismos. La subfamilia
de oéstridos involucrada es Gasterophilinae.
3. Miasis nasofaríngeas: producidas por larvas de especies parásitas obligadas
que infectan las cavidades de la boca, nariz y en algunos casos los ojos,
causando miasis traumáticas en mamíferos, aves y anfibios. La subfamilia de
oéstridos involucrada es Oestrinae.
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Capítulo 1 Introducción
Figura 1. A) Vista frontal de la cabeza de un adulto de Oestrus ovis (Zumpt, 1965); B) vista
dorsal de un adulto de Oestrus caucasicus (Dibujo: Pablo Guerrero).
Por el contrario, las larvas son más parecidas morfológicamente entre sí que a
las de otros géneros de oéstridos (Zumpt, 1965; Wetzel y Bauristhene, 1970; Colwell et
al., 2006).
Antes de llegar al estado adulto, estas especies pasan por tres estadios
larvarios (LI, LII y LIII) en los que destacan las siguientes características morfológicas:
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Capítulo 1 Introducción
Larva I (LI) (Figura 2A): están pobladas de unas filas transversales de espículas
pequeñas. Dos ganchos bucales fuertes y curvados, breves expansiones laterales en los
segmentos torácicos y en los primeros abdominales, y por transparencia se aprecia el
sistema traqueal de la larva. En dos protuberancias cercanas a la cavidad peritremal se
pueden encontrar 20-25 espinas recurvadas terminales. Longitud corporal de 1 a 3
mm.
Larva II (LII): Presenta pocas espículas dorsales en el segundo segmento,
ventralmente con espículas mazudas y con uno o dos ápices. Peritremos posteriores
circulares, multiperforados y dejando un canal central que es el botón peritremal o
ecdisial. Longitud corporal 1,5 a 12 mm.
Figura 2. Larvas de Oestrus ovis: A) Larva de primer estadio de (vista ventral); B) Larva de tercer
estadio vista dorsal (izquierda) y ventral (derecha) (tomado de Zumpt, 1965).
Larva III (LIII) (Figura 2B y Figura 3): de color amarillo cuando son jóvenes y
blanquecino cuando son maduras. Dorsalmente posee bandas quitinosas anchas en
todos los segmentos que están desnudos de espículas, a excepción de unas pocas en el
segundo segmento, ventralmente presentan numerosas y potentes espículas
corporales dispuestas en varias filas por segmento. Peritremos posteriores
multiperforados y circulares, dejando en medio un canal que presenta el botón
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Capítulo 1 Introducción
Figura 3. Larvas de Oestrus caucasicus vista dorsal (izquierda) y ventral (derecha) (tomado de
Zumpt, 1965).
Figura 4. Peritremos posteriores, desde los que se inicia el sistema traqueal, de la larva
de segundo estadio de Oestrus ovis (tomado de Zumpt, 1965).
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Capítulo 1 Introducción
Ciclo biológico:
Las hembras de estas especies son larvíparas, es decir no depositan huevos,
sino larvas que ya han eclosionado. Las hembras grávidas depositan las larvas LI cerca
de la boca y la nariz del hospedador y éstas penetran en las cavidades nasofaríngeas,
senos frontales y senos de los cuernos y completan su desarrollo hasta la fase de larva
LIII, en este momento son expulsadas al exterior, se entierran y finalizan su
metamorfosis. Podemos decir por tanto, que el ciclo biológico de estos parásitos se
divide en tres fases: fase hospedador, fase suelo y fase aérea (Figura 5).
Figura 5. Representación del ciclo biológico de O. ovis. Fase hospedador (H), fase suelo (S) y fase aérea
(A).
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Capítulo 1 Introducción
Figura 6. Áreas del cráneo del hospedador donde se localizan las larvas.
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Capítulo 1 Introducción
alto, estas no pueden quedarse en las cavidades nasales debido a su gran tamaño y
tienen que ser expelidas (Nguyen et al., 1999).
Dependiendo de las condiciones climáticas (principalmente de la temperatura)
las fases larvarias (LI a LIII) pueden durar desde unos 20 días hasta varios meses
(Dorchies et al., 1999; Tabouret et al., 2001). Así, aunque no se puede precisar la
duración total del desarrollo de la fase larvaria dentro del hospedador, podríamos
estimar que duraría aproximadamente un mes para las puestas de primavera-verano y
varios meses para aquellas que se hicieron en otoño-invierno (Dorchies et al., 1999).
Así como ejemplo, el desarrollo postembrionario de O. ovis puede durar entre 23-25
días hasta 11 meses. Dependiendo de la época del año y la climatología del lugar en
que se encuentren. Además, según Zumpt (1965), hay una diapausa (periodo de
detención del desarrollo o inactividad) y pocas de las larvas LIII se desarrollan
simultáneamente, la razón es probablemente la limitación de espacio.
Fase suelo: las larvas post-alimentarias “crawl-off” caen al suelo y buscan los
lugares propicios para la pupación a una determinada profundidad. Perforan un canal
perpendicular y se inmovilizan en el sustrato comenzando el proceso de pupación, el
cual se inicia con la esclerotización de la cutícula larvaria para formar el puparium (la
cutícula quitinizada y endurecida) (Jagannath et al., 1989). Este proceso depende de la
estructura y la naturaleza del sustrato.
Cuando las condiciones ambientales son adversas, las pupas de Oestrus pasan
también por una diapausa o conocida también como hipobiosis. Los principales
inductores de la diapausa son factores climáticos como el fotoperíodo y la temperatura
ambiental. Desde el punto de vista biológico, la diapausa es una adaptación que
permite la supervivencia del parásito (Caracappa et al., 2000).
Fase aérea: se inicia tras la emergencia desde el puparium del imago o
individuo adulto, que primero se ocupará de trepar a cualquier objeto lejos del suelo y
después de estirar las alas y esperar unas horas para que se endurezcan (Teskey,
1981). En zonas de inviernos suaves y cálidos, los adultos están activos todo el año,
mientras que las zonas de inviernos fríos, desaparecen durante el otoño e invierno
(Cobbett y Michell, 1941). En países asiáticos, se conocen dos periodos de actividad de
los adultos: el primero entre mayo y junio, y el segundo entre septiembre y octubre
(Grunin, 1957). En zonas tropicales la actividad adulta puede registrarse todo el año y
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Capítulo 1 Introducción
Especifidad:
A nivel mundial, son cuatro las subfamilias con carácter parásito las que
afectan a los ungulados: Hypodermatinae, Cuterebrinae, Gasterophilinae y Oestrinae
(Tabla II). Las larvas de hipoderma son parásitos dérmicos de artiodáctilos, lagomorfos
y roedores (Zumpt, 1965; Kettle, 1990), las de cuterebra son parásitos obligados de
roedores y lagomorfos además pueden invadir en ocasiones al hombre, gatos, perros y
conejos domésticos (Acha y Szyfres, 2003), mientras que los gasterofilidos parasitan a
caballos y otros équidos (Soulsby, 1982) y los oéstridos, se desarrollan principalmente
en las cavidades nasofarígeas de hospedadores perisodáctilos, artiodáctilos y
lagomorfos.
En general no parece haber una especificidad parásito-hospedador dado que
por ejemplo O. ovis parasita ovejas y cabras domésticas, al íbice asiático, al argali, al
carnero de las Rocosas, al muflón europeo, al íbice nubiano y al arruí (Grunin, 1957;
Capelle, 1966; Wetzel y Bauristhene, 1970; Moreno et al., 1999; Howard, 1980). Es
más, las hembras grávidas de Oestrus no se consideran estrictamente específicas
respecto a sus hospedadores hasta el punto de que los animales domésticos se
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Capítulo 1 Introducción
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Capítulo 1 Introducción
Epidemiología de O. ovis:
Los parásitos causantes de oestrosis tienen un origen netamente Paleártico,
pero su presencia está generalizada en todos los rincones del mundo donde se
produzca ganado ovino y caprino (Zumpt, 1965).
Se pueden apreciar diferencias respecto a variables epidemiológicas como
prevalencia e intensidad de parasitación en función de las especies implicadas, el sexo
y edad del hospedador o los factores climatológicos. La prevalencia de infección por
oestridos en ganado no tratado y vertebrados silvestres es similar y varía normalmente
entre el 75 y el 100% (Anderson, 2006).
En cuanto a preferencias de acogida por hospedadores, si comparamos cargas
y tasas de infestación de la especie O. ovis entre el ganado caprino y ovino sí parece
haber diferencias significativas en cuanto a la carga parasitaria siendo los porcentajes
más elevados en ovejas que en cabras (Dorchies et al., 1999 y 2000; Alcaide et al., 2003
y 2005; Papadopoulos et al., 2006). Además, los datos parecen indicar que la
prevalencia, es decir, el número de hospedadores infectados dividido por el número de
hospedadores examinados para dicha especie, y la carga parasitaria dependen de la
edad del hospedador, cuanto más joven es el animal más parasitación, posiblemente
debido al menor desarrollado del sistema inmunológico y de las estrategias de
defensivas (Carracappa, 2000).
En relación a los factores climatológicos, las larvas de O. ovis cesan el desarrollo
durante la diapausa (hipobiosis), durante este tiempo los animales se ven infectados
exclusivamente por larvas LI. Así, por ejemplo en el Pirineo francés toda la carga
larvaria en los animales desde septiembre a febrero es por larvas LI (Yilma y Dorchies,
1991). En Sicilia, al no tener hipobiosis, la distribución larvaria es estable a lo largo de
todo el año, exceptuando los meses de octubre a diciembre en la que los primeros
estadios larvarios resultarían menos numerosos debido probablemente a un desarrollo
más lento por parte de las larvas. La misma situación se establecería en Túnez, donde
hay del 37% al 69% de larvas LI todo el año sin hipobiosis (Caracappa et al., 2000). En la
región del sur de Francia las larvas LI y LII de O. ovis están presentes todo el año,
aunque el número de larvas del segundo estadio disminuye durante los meses de
septiembre a febrero, debido a una acumulación de larvas LI durante los meses de más
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Capítulo 1 Introducción
frio. En el caso de las larvas LIII, estas están presentes durante todo el año, indicando
un ciclo continuo del parásito (Kilani et al., 1986).
La relación entre las larvas y el hospedador está regulada por el grado de
acogida en cuanto a la respuesta inmune del hospedador y la respuesta de las larvas
frente a la reacción inmune de este (Otranto y Stevens, 2002). Dentro de esta
respuesta, las larvas desarrollan estrategias biológicas, fisiológicas y bioquímicas. Por
ejemplo en el caso de la alimentación larvaria, las enzimas proteolíticas de los
productos secretados-excretados se degradan en pequeños fragmentos (Tabouret et
al., 2003a) y estos son succionados para que tenga lugar la digestión y la absorción de
los nutrientes. El colágeno, también se degrada gracias a las proteasas secretadas-
excretadas sobre la mucosa que reviste la cavidad nasal (Frugère et al., 2000). Cuando
la metamorfosis larvaria avanza, también lo hace la producción de proteínas,
incrementándose la actividad proteolítica (Tabouret, 2001).
En la actualidad la investigación epidemiológica está enfocada para llevar a
cabo un manejo y control integrado de plagas y enfermedades donde se ponen en
práctica técnicas que permiten una mayor aproximación al problema. Una de las
medidas de diagnóstico para las miasis cavitarias es la detección de anticuerpos
específicos producidos por las proteínas segregadas por las glándulas salivares de las
larvas de O. ovis (Mot, 2012; Angulo-Valdez et al., 2008) que parecen estar
relacionadas con la nutrición larvaria y la inmunomodulación del hospedador, dentro
de estas prácticas, destacan las pruebas de ELISA (Colwell y Baron, 1990; Arias et al.,
2014a y b) la inmunodifusión y la hemaglutinación (Bautista et al., 1988). Las proteínas
de los productos secretados-excretados por las larvas parecen ser la mejor fuente de
antígenos en las pruebas de ELISA (Alcaide et al., 2005a; Suárez et al., 2005). De este
modo, son posibles encuestas seroepidemiológicas, que junto con las necropsias
craneales pueden aportar información relevante sobre la epidemiología de estas
parasitosis.
Manifestaciones clínicas:
Los signos más evidentes en el ganado caprino y ovino cuando están infectados
por larvas de Oestrus son los estornudos frecuentes y las abundantes secreciones
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Capítulo 1 Introducción
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Capítulo 1 Introducción
antígenos que secretan-excretan las larvas sobre la mucosa del hospedador (Frugère et
al., 2000; Tabouret et al., 2001a). Los antígenos junto con la irritación mecánica
inducen la respuesta inmune del hospedador que puede ser de dos tipos a nivel celular
y a nivel humoral (Innocenti et al., 1995; 1997; Tabouret et al., 2001; Dorchies et al.,
2000).
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Capítulo 1 Introducción
Profilaxis:
En este tipo de parásitos es muy complicado establecer un conjunto de
medidas profilácticas.
No parece viable realizar exámenes necroscópicos, ni naringoscópicos para
evaluar la prevalencia e incidencia de la enfermedad (Ruíz- Martínez et al., 1992) y por
tanto es necesario establecer programas basados en su conocimiento. Actualmente
contamos con la posibilidad de desarrollar y aplicar seroencuestas en sectores de
población lo suficientemente representativos (Bautista et al., 1982, 1988; Alcaide et
al., 2005; Angulo-Valadez et al., 2010). Estas podrían suponer una vía adecuada para
detectar las necesidades profilácticas y zonificar epidemiológicamente su efecto.
En procesos y planes plurianuales, una de las medidas profilácticas que se
emplean es la aplicación de baños repelentes con insecticidas organoclorados y
organofosforados permitidos.
El estudio de la inmunidad desarrollada por ovinos frente a las larvas LI de O.
ovis está abriendo nuevos caminos de profilaxis de la enfermedad (Bautista et al.,
1988; Marchenko y Marchenko, 1989; Duranton et al., 1996). Este tipo de información
puede proporcionar un conocimiento más detallado de la cronobiología de O. ovis,
para identificar los períodos de riesgo más importantes y establecer el mejor momento
para administrar un tratamiento preventivo (Suárez et al., 2005).
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Capítulo 1 Introducción
Tratamiento:
Los intentos de control y regulación de estas parasitosis, se han centrado
principalmente en los tratamientos aplicados a los hospedadores que afectan a los
estadios larvarios (Biggs et al., 1998). Desde la llegada de los insecticidas sistémicos
organofosforados en la década de 1960 se ha generalizado el uso de las lactonas
macrocíclicas (Otranto y Colwell, 2008), gracias a los altos niveles de eficacia contra las
fases larvarias de los oestridos que afectan al ganado, estas son más sensibles que los
adultos a la moxidectina (Duranton y Dorchies, 1997; Scholl et al., 2006; Roncalli.,
2006). Sin embargo, no hay estudios basados en el tratamiento para el estado adulto
de estos parásitos.
Los efectos perseguidos con la aplicación de antiparásitos contra las miasis
cavitarias pueden ser:
- Inducir una elevada mortalidad larvaria, que posteriormente serán
desalojadas de la cavidad nasal.
- Reducir las tasas de prevalencia e incidencia (número de nuevos casos de
esta parasitosis en una población).
- Reducir la patogenicidad del proceso, amortiguando en lo posible el período
agudo del curso de la enfermedad o evitar fases crónicas de la misma.
Los tratamientos más utilizados son los insecticidas organoclorados,
organofosforados y lactonas macrolíticas ya sean aplicados directamente en la cavidad
nasal o como baños preventivos.
Entre este grupo de antiparásitos se han ensayado: el tetracloetileno aplicado a
conductos nasales, obteniéndose unos excelentes resultados, aunque las
intoxicaciones desaconsejaron su empleo (DuToit y Fiedler, 1956); el neguvon
(triclorfon) es otro insecticida de elevada eficacia que se aplica vía subcutánea y la
ventaja que ofrece es que no se han descrito intoxicaciones en los casos estudiados
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Capítulo 1 Introducción
(Lora et al., 1966); la rafoxanide (ranide) por vía oral o subcutánea se ha utilizado con
una eficacia del 82,8% y 93,6% respectivamente (Schindler et al., 1986; Sanyal et al.,
1986). Entre otros antiparasitarios testados destaca el closantel que suministrado vía
oral a dosis única alcanza una efectividad del 98%, además se ha demostrado la
persistencia plasmática del closantel, lo que permite una reducción de la incidencia de
las oestrosis en un 75% (Dorchies et al., 1989).
Las experiencias con lactonas macrocíclicas como la ivermectina (Drummond,
1985; Rugg et al., 1997), vía sistémica, han demostrado una eficacia bastante elevada,
a un coste mínimo, siendo junto con la doramectina y la moxidectina de uso
generalizado (Dorchies et al., 1996 y 2001; Puccini et al., 1994). La eficacia de estos
fármacos alcanza el 99% de mortalidad para los tres estadios larvarios y el periodo de
protección está estimado en unos 20-30 días. En los últimos tiempos, se ha probado la
administración de antiparasitarios por vía pour on con eprinomectina con una eficacia
del 97 al 100% de efectividad (Hoste et al., 2004; Habela et al., 2006).
Control:
Los baños profilácticos con insecticidas, aplicados en las épocas
favorables (marzo-mayo como primer periodo y septiembre-octubre como segundo)
para prevenir la acción de los adultos reproductores y la correcta aplicación de
antiparasitarios, al menos tres veces al año, destinados a combatir las fases larvarias.
El tratamiento y control en aquellas épocas en que las larvas LI se encuentran en las
cavidades nasales del hospedador supone evitar al animal molestias y patologías
mayores. La elevada mortalidad en estas larvas LI (100%) provocada por distintos
fármacos asegura su supresión y el tratamiento y control en aquellas épocas en que las
larvas LII y LIII se hayan ya alojadas en senos frontales, maxilares o corneales.
Los baños profilácticos se pueden acompañar además del uso de insecticidas
vía intra-nasal (aerosol), que a largo plazo no dejan residuos en carnes y leche, y se
asegura un mejor control de la infestación (Innocenti et al., 1995).
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Capítulo 1 Introducción
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Capítulo 1 Introducción
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Capítulo 1 Introducción
Análisis molecular :
Genes diana
La utilización de marcadores moleculares está siendo una herramienta de
mucha utilidad en el estudio de la parasitología humana y animal (Azeredo-Espin y
Lessinger, 2006) gracias a la información específica contenida en la molécula de ADN.
Las técnicas basadas en el análisis del ADN en general, y del ADN mitocondrial
en particular, presentan numerosas ventajas sobre la identificación de dípteros cuando
las especies objeto de estudio están dañadas o es complicada su clasificación
morfológica (Wells et al., 2001; Malgorn y Coquoz, 1999), esta herramienta facilita la
identificación taxonómica en cualquier etapa del insecto.
Los marcadores moleculares frecuentemente utilizados en la filogenia de
insectos suelen ser fragmentos de genes mitocondriales (mtDNA) o genes nucleares.
Los genes nucleares, mitocondriales y las regiones intergénicas acumulan mutaciones
Página 29
Capítulo 1 Introducción
Página 30
Capítulo 1 Introducción
Página 31
CAPÍTULO 2. OBJETIVOS
Capítulo 2 Objetivos
CAPITULO 2. OBJETIVOS
Página 35
CAPÍTULO 3. DESCRIPCIÓN DE LAS
LARVAS LIII
Capítulo 3 Descripción de las Larvas LIII
Página 39
Capítulo 3 Descripción de las Larvas LIII
Figura 9: Larva LIII de Oestrus ovis visión dorsal (izquierda) y ventral (derecha).
Página 40
Capítulo 3 Descripción de las Larvas LIII
Figura 10: Peritremos posteriores de la Larva LIII de Oestrus ovis. mp: membrana
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Capítulo 3 Descripción de las Larvas LIII
Figura 11: Larva LIII de Oestrus sp. visión dorsal (izquierda) y ventral (derecha).
Figura 12: Peritremos posteriores de la Larva LIII de Oestrus sp. mp: membrana
peritremal; pp: poro peritremal; bp: botón peritremal.
Página 42
CAPÍTULO 4. CULTIVO IN VITRO
DE LAS LARVAS LIII
Capítulo 4 Cultivo in vitro de las larvas LIII
Se realizó un cultivo con larvas III procedentes de las necropsias de las cabezas
de la Cabra Montés del Parque Natural de Sierra Nevada con el fin de poder observar
el proceso de pupación y emergencia de imagos. Comprobar cómo afecta la
temperatura y poder cuantificar la duración de la formación del puparium, la duración
de la fase pupa y la longevidad de los adultos en condiciones de laboratorio.
Página 45
IN
VITRO REARING OESTRUS CAUCASICUS THIRD-INSTAR LARVAE
AND PUPAE (DIPTERA: OESTRIDAE) FROM NATURALLY-INFESTED IBERIAN IBEX,
CAPRA PYRENAICA (ARTIODACTYLA: BOVIDAE)
PÉREZ J.M.*, GRANADOS J.E.**, MORENO V.*, CALABUIG G.***, MOÇO G.* & SERRANO E.*,****
STATISTICAL ANALYSES
MATERIALS AND METHODS
The effect of larval weight on pupation success and
sexual dimorphism were analysed by means of a Stu-
LARVAE COLLECTION AND EXPERIMENTAL CONDITIONS
dent’s t test. The influence of sex and viability (“per-
Females Males
CV CV
Stage Mean SD Min Max (%) Mean SD Min Max (%) T-Student P-value
Larva III 648.29 103.51 411.00 874.23 15.96 569.23 137.45 285.70 821.70 24.14 2.613 0.011
Pupa (10 days) 441.25 54.12 338.80 532.60 12.26 397.87 58.46 280.10 526.40 14.69 3.101 0.030
Pupa (20 days) 393.79 52.76 293.00 519.90 13.39 358.41 48.99 251.90 473.70 13.66 2.803 0.070
Adult 109.76 37.09 40.50 174.40 33.79 81.61 25.22 38.90 127.80 30.09 3.588 0.001
Table II. – Dynamics of weight (in mg) of pupae producing male (n = 35) and female (n = 41) adults.
1,0
0,9
0,8
0,7
Survival probability
0,6
Fig. 1. – Survival curve during
0,5
Oestrus metamorphosis controlled
0,4 by time-dependent covariables
LW and P10.
0,3
0,2
0,1
0,0
0 48 96 144 192 240 288 336 384 432 480 528 576 624 672 720 768 816 864 912 960 1008
Time (hours)
influence of pupal weight on the emergence of the sex were not available (sex-ratio = 1.17, not significantly
imago was analysed by a MANOVA test, with P10 and different from a female: male sex ratio of 1:1, Chi2 =
P20 as dependent variables and “perfect“ and “unviable” 0.636; 1 df; p = 0.425). The remaining individuals died
as factors. The possible differences between male and during the different developmental phases (Fig. 1).
female flies in terms of time spent in the pupal phase Larvae producing males took 31.5 ± 13.4 hours to form
were checked by a Mann-Whitney test. We also used the puparium and those producing females did so in
Mann-Whitney and Chi-square tests to analyse sexual 30.0 ± 17.2 hours (no significant differences were found:
differences in longevity and to assess deviations from U = 597, p = 0.207, Mann-Whitney test). Mature third-
a 1:1 sex ratio, respectively. A survival analysis (Cox instar larvae weighed, on average, 594.8 ± 129.8 mg
regression) was used for modelling survival based (range: 241.5-874.3 mg). Larval weights fitted a normal
upon the values of given covariates (weight and sex distribution. 25 larvae (10.6 %) did not form a pupa-
in the case of our study) (Therneau & Grambsch, rium, 147 (62.3 %) did not complete pupation (that is,
2000). Given that it decreased during pupal develop- no adult emerged, n = 133, or produced abnormal
ment (Table II), weight was transformed into a time- imagos, n = 14) and only in 64 cases (27.1 %; 34 males
dependent covariate in the following way: if time is < and 30 females) did adults without evident abnorma-
than five days, use L3 weight; if it is > than five days lities emerge (Table III). Of the 14 abnormal imagos,
and ≤ than 10 days, use P10 weight; and, finally, use 13 showed vestigial wings (one of them had its legs
P20 weight if time is > than 10 days.
Data analyses were performed with the aid of the pro-
Mean
gramme SPSS 12.0 (SPSS Inc, 2003) and the null hypo- weight Standard
thesis was rejected at a < 0.05. Pupation development N (mg) deviation
test) (Table II), maximum sexual dimorphism was rea- BD/10546/2002) from the Fundação para a Ciência e
ched in imagos (male weight/female weight = 0.74), fol- Tecnologia of the Ministério da Ciência, Tecnologia e
lowed by L3 weight (0.87) and, finally, by pupal weight Ensino Superior (Portugal) and Gustau Calabuig is
(0.9 for P10 and P20). It is also remarkable that weight supported by a pre-doctoral grant from the Junta de
variability was greater in L3 and imagos (CV = 20.05 % Comunidades de Castilla la Mancha (Spain). The
and 31.94 %, respectively) than in pupae (CV = 13.47 % research activities of the authors are also partially sup-
for P10 and CV = 13.52 % for P20). Regarding larval and ported by the Plan Andaluz de Investigación, Junta de
adult weight, sexual dimorphism has also been repor- Andalucía (RNM-118).
ted in Hypoderma tarandi and Cephenemyia trompe
(Nilssen, 1997).
The longevity of the adult flies obtained was short, not REFERENCES
reaching 10 days (9.4 ± 3.8 days), but was similar to
that obtained by Biggs et al. (1998) in Oestrus ovis (mean BIGGS H.C., MCCLAIN E., MULLER G.L., ANTHONISSEN M. & HARE
longevity = 7.7 days). Rogers & Knapp (1973) recorded K.M. A prediction model for strike in the sheep nasal fly,
a mean adult O. ovis survival rate in the laboratory of Oestrus ovis, in Namibia. Preventive Veterinary Medicine,
15.9 ± 6.0 days. Biggs et al. (1998) found that both 1998, 33, 267-282.
O. ovis adult males and females have similar energy BREEV K.A., ZAGRETDINOV R.G. & MINÁR J. Influence of constant
reserves (near 27 kj/g). If adult O. caucasicus show a and variable temperatures on pupal development of the
similar pattern, then the activities of host seeking and sheep bot fly (Oestrus ovis L.). Folia Parasitologica, 1980,
27, 359-365.
larviposition by females will explain their shorter lon-
gevity. CAPELLE K.J. The occurrence of Oestus ovis L. (Diptera: Oes-
tridae) in the bighorn sheep from Wyoming and Montana.
Rogers & Knapp (1973) estimated that mortality during
Journal of Parasitology, 1966, 52, 618-621.
immature (larval) stages of O. ovis in wild populations
ranged from 90.2 to 99.1 %. If the wild population of CEPEDA-PALACIOS R., ÁVILA A., RAMÍREZ-ORDUÑA R. & DOR-
CHIES P. Estimation of the growth patterns of Oestrus ovis L.
O. caucasicus has a similar mortality rate and we add
larvae hosted by goats in Baja California Sur, Mexico. Vete-
the rate obtained in the laboratory for the pupal stage, rinary Parasitology, 1999, 86, 119-126.
then we can estimate that only about a 0.3-3 % of larvae
CEPEDA-PALACIOS R., FRUGÈRE S. & DORCHIES P. Expected effects
produced by gravid females will become adult flies.
of reducing Oestrus ovis L. mature larval weight on adult
Oestrus ovis females lay about 500 eggs (Kettle, 1990). populations. Veterinary Parasitology, 2000, 90, 239-246.
For demographic calculations we must take into account
CEPEDA-PALACIOS R., MONROY A., MENDOZA M.A. & SCHOLL P.J.
a relatively low mean intensity (25.4 ± 27.3 larvae/host) Testicular maturation in the sheep bot fly Oestrus ovis.
along with a high mean prevalence (74 %) and at least Medical and Veterinary Entomology, 2001, 15, 275-280.
two generations per year (Pérez et al., 1996) within the
CEPEDA-PALACIOS R. & SCHOLL P.J. Intra-puparial development
context of a host population of around 15,000 ibexes in Oestrus ovis (Diptera: Oestridae). Journal of Medical
(Granados et al., unpublished data). Entomology, 2000, 37, 239-245.
COLWELL D.D. Bot flies and warble flies (Order Diptera:
Family Oestridae), in: Parasitic diseases of wild mammals,
ACKNOWLEDGEMENTS 2nd edition. Samuel W.M., Pybus M.J. & Kocan A.A. (eds),
Manson Publishing / The Veterinary Press, London, 2001,
Página 55
Italian Journal of Zoology, 2015, 1–9
http://dx.doi.org/10.1080/11250003.2015.1113312
University, Jaén, Spain, 3Division of Clinical Pharmacology, Department of Medicine, Indiana University School of Medicine,
Indianapolis, IN, USA, and 4Systems Biology Unit, Department of Experimental Biology, University of Jaén, Jaén, Spain
Abstract
We modelled the population biology of Oestrus sp. parasitising the Iberian ibex (Capra pyrenaica), using a system dynamics
approach. Levels included in the model were as follows: first-instar larvae, third-instar larvae, pupae and resilient pupae. The
values used for flows and auxiliary variables were obtained from the scientific literature, including research on both Oestrus
ovis and O. sp.; we assumed that these two species are closely related, both morphologically and from a biological point of
view. Simulations provided by our model allowed us to estimate the minimum monthly production of first-instar larvae and
thus to establish periodic population dynamics, together with predictions for the number of larval generations. The model
predicted 3–4 larval generations per year. The model proved to be very sensitive to minimal changes in a number of
variables, especially the first-instar larval production rate. Despite its limitations, this methodology could be a versatile tool
for studying the population dynamics of this kind of parasites, and for simulating the effects of control programmes.
Introduction
Oestrids (Diptera: Oestridae) are obligate parasites 1804) and may affect host crania and even cause
that remain for weeks or months in the naso-pharyn- death (Allen & Bunch 1982).
geal tract, frontal and horn sinuses (Oestrus spp.) Oestrus ovis parasitises livestock (mainly sheep) the
(Figure 1), stomach (Gasterophilus spp.), inner organs world over and has also been reported in bighorn
or subcutaneous tissues (Hypoderma spp.) of their sheep, European mouflon (Ovis aries Linnaeus,
respective hosts. They cause important economic 1758), argali (Ovis ammon (Linnaeus, 1758)),
loses in livestock in both developing and developed Alpine ibex (Capra ibex ibex Linnaeus, 1758),
countries (Otranto & Stevens 2002), and under certain Asiatic ibex (Capra sibirica (Pallas, 1776)) and
conditions can also infect humans (Anderson 2006b). white-tailed deer (Odocoileus virginianus
Beyond the mechanical damage caused by Oestrus (Zimmermann, 1780)) (Grunin 1957; Capelle
ovis Linnaeus, 1758 larvae in host mucosae, other 1966; Wetzel & Bauristhene 1970; Moreno et al.
alterations may appear, including dilatations, degen- 1999; Colwell et al. 2006). In Eurasia Oestrus cauca-
erative changes and squamous metaplasia in nasal sicus Grunin, 1948 is known to parasitise the Kuban
passages, as well as leukocyte infiltration – mainly tur (Capra caucasica Güldenstaedt and Pallas, 1783),
eosinophils – or submucosal edema (Jagannath et al. the Asiatic ibex, and also was reported infesting the
1989). Chronic sinusitis, probably due to secondary Iberian ibex (Capra pyrenaica Schinz, 1838) (Grunin
infections associated to these myasis, has often been 1957; Minar et al. 1985; Pérez et al. 1996). Recent
reported in bighorn sheep (Ovis canadensis Shaw, molecular studies based on Cytochrome Oxidase I
*Correspondence: Jesús M. Pérez, Department of Animal and Plant Biology, and Ecology, University of Jaén, Jaén, Spain. Tel: +34 953 212520. Fax: +34 953
211873. Email: [email protected]
(COI) and 28S rDNA sequences confirmed that the of complex models (Aracil & Gordillo 1997). SD
species infesting Iberian ibex is other than O. ovis acts as an intermediate stage between reality and its
(Moreno et al. in press). Nevertheless, since we have mathematical representation and can be used to pre-
not yet obtained and genetically characterised larvae dict by means of simulations important temporal
from Kuban tur, Daghestan tur (Capra cylindricornis variations (Martín-García 2003). From a mathema-
(Blyth, 1841)) and Asiatic ibex, we cannot conclude tical point of view, a SD model consists of a set of
that the species infesting Iberian ibex is O. caucasicus first-order ordinary differential equations. Under the
or, even, a new species. For this reason, hereafter, we circumstances described above, models or simula-
call it Oestrus sp. Regarding morphological and bio- tions may help to obtain a structured vision of the
logical features, this latter parasite species is very infestation process and its critical aspects, and pro-
similar to O. ovis (Grunin 1957; Zumpt 1965; vide possible approaches for managing these infec-
Colwell 2001; Guitton et al. 2001; Pérez et al. 2006). tions. Within this context, the basic goal of a model
Monitoring populations of these parasites when is to understand how the different variables involved
working on infected wild hosts is a difficult, time- keep the system in a balanced stationary state, and
consuming task. Several non-invasive methods are how the system will react if a variable is modified.
available for diagnosing oestrosis in wild hosts, such There are some antecedents in the literature
as Enzyme-Linked Immunosorbent Assay (ELISA) regarding the modelling population dynamics of
(Arias et al. 2014), pharyngeal endoscopy (Oksanen Diptera using data obtained experimentally,
et al. 1992) or computed tomography (Fidalgo et al. although most refer to the Calliphoridae and
2015). Nevertheless, for epidemiological studies and Muscidae families. Some of these studies have been
a proper identification of the parasite species focused on constructing life tables that allow impor-
involved, larvae are usually obtained after necropsy tant demographic parameters such as the net repro-
(invasive method). In addition, pupae develop in the ductive rate (R0), the generation time and the
substrate at a certain depth and the behaviour of instantaneous growth rate to be derived, and to pre-
adult flies makes it extremely difficult to observe dict the future structure of the studied population
them in vivo, taking into account that the life cycle (Chi & Liu 1985; Chi 1988, 1997; Gabre et al.
of the species involved in our study occurs in high 2005).
mountain habitats. Therefore, our knowledge of the Given that insect developmental and survival rates
life cycle and demographic patterns of oestrids are determined by environmental factors such as
infesting wild hosts is scarce and fragmented, to the temperature, it is not surprising that most insect
point that most of their demographic parameters are population models try to quantitatively extrapolate
still unknown. a rate of population increase using available climate
System dynamics (SD) modelling is a methodol- data (Atzeni et al. 1994; Wall et al. 2000). However,
ogy used for simulating and analysing the behaviour it must be taken into account that these models
Modelling population dynamics of oestrid flies 3
usually include the calculation of degree-days under output flows; (ii) flows, used to establish the relation-
the assumption that above a minimum threshold ship between the different levels; and (iii) auxiliary
(basal temperature) developmental rates are directly variables, which integrate information channels
proportional to temperature, and that beyond this between levels and flows and help to define the
threshold development does not occur (Moon flow variables, thereby making the model more man-
1983; Preuss KP 1983). ageable and easier to understand. Our model
Nevertheless, the control of the common green includes four levels: L1 (first-instar larvae), L3
bottle fly, Lucilia sericata (Meigen, 1826), has been (third-instar larvae), pupae and resilient pupae;
approached with the help of both deterministic eight flows: new L1, L1 death, from L1 to L3, L3
(assuming no inter-individual variability) and sto- death, from L3 to pupae, pupae death, resilience and
chastic models, which assume a certain degree of unmeeting; and 20 auxiliary variables: larviposition,
variability between individuals and cohorts (Wall L1 death rate, L1 number, delay 1, control cycle L1
et al. 1992, 1993a,b; French & Morgan 1996; to L3, delay control cycle L1 to L3, time L1 to L3,
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015
Fenton & Wall 1997; Fenton et al. 1997, 1998a,b). L3 death rate, L3 number, control cycle L3 to
Within the context of integrated insect-pest manage- pupae, delay 2, delay control cycle L3 to pupae,
ment, the monitoring of insect populations has also time L3 to pupae, pupae number, pupae death rate,
been performed by using mixed generalised lineal delay 3, resilient time, control cycle pupae to resili-
models (Candy 2000). ent pupae, unmeeting rate, and offspring potential.
Little life cycle modelling has been carried out in From these auxiliary variables, larviposition (that is,
oestrid research. In order to predict critical periods the rate at which gravid females laid first-instar larvae
with the greatest numbers of attacks on hosts (larvi- within the host nostrils) is one of the most important
positions) and to design preventive and control stra- with regards to the population dynamics of this fly,
tegies, the degree-days and the monitoring of the taking into account the very short life expectancy of
prevalence and intensity of oestrosis in sheep caused adults.
by O. ovis from Namibia have been used to address Values assigned to the relationships between levels
the question of development and/or survival of dif- and auxiliary variables of the model were obtained
ferent parasite stages (adult, larva and pupa) (Biggs from the literature. Adult life expectancy was con-
et al. 1998). On the other hand, recent work has sidered as the mean obtained for males and females:
reported a life table for an O. ovis population and 0.31 ± 0.13 months (Pérez et al. 2006). The biotic
predicted a rate of population growth of 1.25 per potential for Oestrus sp. gravid females was consid-
generation, under natural conditions (Cepeda- ered to be the same as previously described for O.
Palacios et al. 2011). ovis (500 larvae), but, taking into account that only
In our study, the life cycle of Oestrus sp. infesting 30–50 larvae are laid in each larviposition (Cobbett
Iberian ibex (Capra pyrenaica) is modelled using a & Mitchell 1941; Zumpt 1965), we included the
SD approach. Given the similarity of this species to auxiliary variable “Larviposition”, which was para-
O. ovis, we integrated available information for both meterised after making the model periodic. In addi-
species from larvae (parasitic phase), pupae and tion, we have taken into account two larval instars
adult flies (free-living phases). The goal of our (L1 and L3) in order to simplify the system.
study is to estimate the minimum number of first- Assuming overall larval mortality of 90% (Rogers &
instar larvae produced by gravid females which is Knapp 1973) and depending on climatic conditions
needed to maintain stable (periodic) population (mainly temperature), the complete larval phase
dynamics, assuming high rates of larval and pupal (L1–L3) lasts from 20 days to a number of months
mortality. This information, after being validated (Dorchies et al. 1999; Tabouret et al. 2001). Thus,
empirically, could become crucial within control even if it is included, the intermediate L2 instar does
programmes for this parasitosis. not become informative or significant to the model.
In the model, we assumed a long larval period of 25
days (0.83 months): “Time L1 to L3”, which is also
Material and methods an auxiliary variable, as the arithmetic mean of the
values obtained by Dorchies et al. (1999) and
Elements and structure of the system dynamics model
Tabouret et al. (2001). In addition, in vitro culture
In SD, a flow diagram (or Forrester’s diagram) con- experiments showed that Oestrus sp. post-feeding
sists of three main elements: (i) levels, the state vari- third-instar larvae have a mortality rate of 10.6%
ables of the system with their respective values in and that they take 1.28 days (“Time L3 to Pupae”)
each situation as the difference between input and on average to pupate, the pupal stage then lasting for
4 J. M. Pérez et al.
30 days (Pérez et al. 2006); all of these values were Each of the level variables represents a sector of
included in the model. the population and has an input flow (births) and
The emergence rate of adult flies reaches 43.6% two output flows (deaths); the velocities or rates at
(assuming a mortality rate of 56.4% during the pupal which these flows operate are density dependent.
phase) with a sex ratio not differing significantly These rates are regulated by the control variable
from 1:1 (Pérez et al. 2006). However, we assumed “delay control cycle L1 to L3” to pupae” for the
that 17.9% of adult flies emerged with vestigial wings period L3 pupa.
and would probably not reproduce (Pérez et al. Starting from a given initial population as
2006). Because we have no information about the described below, we obtain a stable or stationary
natural mortality of adults (e.g. by predation) nor population (system) dynamics when the mean
regarding the success of mating and the rate of larvi- monthly rate reaches a value of five larvae per adult
position by gravid females (e.g. the success regarding gravid female and month. Moreover, the model
different larviposition attempts), we have integrated proved to be very sensitive to small changes in the
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015
the mortality rate of the pupal phase, the sex ratio, value of different auxiliary variables, especially that
and the rate of vestigial adults into the level “resilient for larviposition (Figure 3).
pupae”. The offspring potential reaches a value of The model predicts 3–4 larval generations per year
250 (since only about the 50% of adult flies are (Figures 4–5). In general, the values of both L1 and
females). L3 predicted by the model are very similar to those
In order to emulate the seasonal fluctuations in the described by Pérez et al. (1996). The model has a
life cycle, particularly those regarding the number of cyclic behaviour and, then, the predicted dynamics
larvae belonging to each instar (Pérez et al. 1996), of the population is periodic (Figure 6).
we have introduced different fixed delays in the
model, just prior to passing to the next level, and
three control cycles as well. These control cycles are Discussion
defined as step functions and are also important
auxiliary variables of the model. Monitoring oestrosis throughout the entire life cycle
The time unit used in this work was the month. of these parasites would be extremely difficult. Thus,
The model of the life cycle for Oestrus sp. was studies usually focus on larval-parasitic (epidemiol-
developed with the software Vensim PLE 6.2 ogy) or adult phases in the laboratory (after larval
(Ventana Systems, Inc. 2003). In the first simula- culture), or study adult biology in the field
tion, using an initial value of eight L1, 18 L3, 16 (Anderson 2006a). However, simulation gives us an
pupae and eight resilient pupae, we looked for the opportunity to relate all the different phases of an
conditions that guaranteed the periodic behaviour oestrid’s life cycle in order to obtain predictive values
of the population – that is, a rate of increase over under specific conditions or values for each
time equal to or very near to zero (Caughley & parameter.
Gunn 1996). These initial values are based on Matrix population models (Caswell 2001) have
data on intensity of parasitation described by Pérez many applications in population dynamics. They
et al. (1996). The time length for the simulation was basically operate with a matrix including the age
25 years, for which we used the Runge Kutta population structure for each sex class and two para-
method for numerical integration, with a step of meters: one including the survival rate and the other
h = 0.015625. the reproductive rate for each sex and age class.
Finaly, after estimating the value of larviposition Nevertheless, in our case: (i) we don’t know the sex
which makes the model stable, we carried out a of the larvae; (ii) they do not participate in reproduc-
sensitivity analysis of the model based on 200 simu- tion (therefore, the matrix would contain many
lations using a random–uniform probability distribu- zeros); and (iii) we don’t know the mating success,
tion for larviposition rate values between 0.25 and the reproductive rate or the survival rate of adult
12.5 larvae/gravid female/month. flies.
SD allows us to better understand the system
under study and the way in which its different ele-
ments are related each other. Validation of models,
Results
when empirical data are available, can be achieved
The general structure of the model implemented easily. SD permits obtaining the value of one of its
with Vensim PLE 6.2 is represented by the equations variables or elements indirectly. Moreover, there is
of the model (Table I) and depicted in Figure 2. specific software available for working with SD.
Modelling population dynamics of oestrid flies 5
Table I. Equations describing the model. L1: first-instar larvae; L3: third-instar larvae; INTEG: integral.
[12] Control cycle L1 to L3 = 0.25 × PULSE TRAIN(1,1,12,500)−0.25 × PULSE TRAIN(2,1,12,500)+ 0.3 × PULSE TRAIN
(3,1,12,500)−0.9 × PULSE TRAIN(4,1,12,500)+1.2 × PULSE TRAIN(5,1,12,500)−0.2 × PULSE TRAIN(6,1,12,500)−0.5 ×
PULSE TRAIN(7,1,12,500)+0.6 × PULSE TRAIN(8,2,12,500)+0.8 × PULSE TRAIN(11, 1,12,500)
[13] L1 death = L1 × L1 death rate
[14] Resilient time = 1
[15] From L1 to L3 = delay 1 × delay control cycle L1 to L3/time L1 to L3
[16] Time L1 to L3 = 0.83
[17] Time L3 to pupae = 0.043
[18] Delay control cycle L1 to L3 = DELAY3(control cycle L1 to L3, 1)
[19] L1 = INTEG (+new L1-L1 death-from L1 to L3 + 60.8)
[20] L3 = INTEG (from L1 to L3-L3 death-from L3 to pupae+400.18)
[21] Larviposition = 0.02
[22] Delay 2 = DELAY3(L3, 0.5)
[23] Delay 1 = DELAY3(L1, 0.8)
[24] Delay 3 = DELAY3(pupae, 0.25)
[25] Unmeeting rate = 0.4
[26] Unmeeting = resilient pupae × unmeeting rate
[27] L1 death rate = 0.9
[28] Pupae = INTEG (from L3 to pupae-pupae death-resilience+5.16)
[29] Pupae death = pupae × pupae death rate
[30] Pupae death rate = 0.564
[31] L3 death = L3 × L3 death rate
[32] L3 death rate = 0.106
The seasonal pattern of prevalence and intensity mountain habitat, we would not expect to find
of parasitation by Oestrus sp. larvae in Iberian ibex adult flies in the period between autumn and the
from the southern Iberian Peninsula included three following spring. During this period, the parasite
generations of first-instar larvae per year (May, July population is maintained by larvae within their
and October), followed by successive generations of respective hosts and by pupae at a certain profund-
L2 and L3 (Pérez et al. 1996). In this paper, the ity in the substrate, both phases showing a certain
highest values of mean intensity of parasitisation degree of diapause. In the Ebro Valley (northeast
were achieved during the months December– Spain), Oestrus ovis adults were present and active
January, and this could explain the “presumable” between May and November, and a larval diapause
fourth peak in L1 production observed in these from October to February was observed (Gracia
months, since it is not probable that adults would et al. 2006). This is a subject that must be studied
be active in a high mountain habitat during this in greater detail.
period. The prediction made by our model Other important factors that are difficult to model
(Figure 4) agrees with results obtained by Pérez because they are not fully understood are related to
et al. (1996). parasite embryonic development, its reproductive suc-
On the other hand, under SD we cannot simulate cess (generally below its biotic potential; Colwell 2001),
levels that reach a value of zero, since this will cause the behaviour of adult flies during reproduction, host
the system to collapse. In real life in a high seeking and larviposition related to the defensive
6 J. M. Pérez et al.
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015
Figure 2. A Forrester’s diagram representing the elements of the model together with their relationships. L1: first-instar larvae; L3: third-
instar larvae.
Figure 3. The sensitivity of the model, obtained after 200 simulations (larviposition ranging from 0.25 to 12.5 larvae/gravid female/month)
regarding L1 (first-instar larvae) numbers (y-axis). On the x-axis, 24 and 36 represent December, and 25 to 35 represent January to
November, respectively.
Modelling population dynamics of oestrid flies 7
Figure 5. Dynamics of L3 (third-instar larvae) numbers. In red (bottom legend), number of L3 observed (Pérez et al. 1996). In blue (upper
legend), number of L3 predicted by the model. In the x-axis, 24 and 36 represent December, and 25 to 35 represent January to November,
respectively.
8 J. M. Pérez et al.
Downloaded by [UJA University of Jaen], [Jesus M. Perez] at 02:06 24 November 2015
Figure 6. Limit cycle of the model. As the curve is closed, the long-term behaviour of the model is periodic. L1: first-instar larvae; L3: third-
instar larvae.
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CAPÍTULO 6. CARACTERIZACIÓN
MOLECULAR DE Oestrus sp.
Capítulo 6 Análisis Molecular
Con el fin de identificar la especie de oéstrido que parasita la Cabra Montés del
Parque Natural de Sierra Nevada, abordamos la identificación utilizando dos
marcadores genéticos diferentes, 28S rRNA y citocromo C oxidasa (COI). Para ello, se
han realizado una caracterización y análisis de estos marcadores de larvas procedentes
de necropsias de Cabra Montés y de otros hospedadores (ovejas, cabras domésticas y
muflón europeo).
Página 69
Veterinary Parasitology 212 (2015) 473–477
Veterinary Parasitology
journal homepage: www.elsevier.com/locate/vetpar
Short communication
a r t i c l e i n f o a b s t r a c t
Article history: The identification of Oestrus spp. larvae from Bovidae hosts is a difficult task due to the great morpholog-
Received 7 April 2015 ical similarity between species. The lack of unambiguous identification criteria could have also serious
Received in revised form 29 July 2015 epidemiological implications since domestic and wild hosts are sympatric in many natural areas. In order
Accepted 1 August 2015
to accurately identify the Oestrus parasitizing hosts, we characterized two different genetic markers, 28S
(rRNA) and COI, in larvae collected from domestic sheep and goats, European mouflon and Iberian ibex.
Keywords:
Our sequence analyses demonstrate that all samples, except those from Iberian ibex, greatly resembles
Bovidae
O. ovis and so we conclude that the species parasitizing this ibex is not O. ovis. Further studies will be
COI
28S (rDNA)
needed to confirm whether it is in fact O. caucasicus, as previously suggested, or even a new species.
Oestrus spp. © 2015 Elsevier B.V. All rights reserved.
Phylogeny
http://dx.doi.org/10.1016/j.vetpar.2015.08.002
0304-4017/© 2015 Elsevier B.V. All rights reserved.
474 V. Moreno et al. / Veterinary Parasitology 212 (2015) 473–477
2. Materials and methods number of COI sequences analyzed to 96 (GenBank accession num-
bers: KP974835-KP974930). The length of most of the analysed
2.1. Collection of larvae sequences was 640 bp, 13 sequences were 639 bp in length and
another sequence was 641 bp in length due to deletions and inser-
The Oestrus spp. larvae used in this study were collected from tions.
different host species (Table 1). Larvae were collected following Sequence comparisons reveal two well-defined groups. The
previously described procedures (Pérez et al., 1996). They were identity of the COI sequences varied between 97.6% and 100% for
then washed with 7% saline solution, fixed in 70% or 90% ethanol larvae from domestic sheep, domestic goats and European mou-
and, finally, stored at 4 ◦ C until analysis. flon from different geographic locations. However, the sequences
of larvae collected from Iberian ibex presented reduced similar-
2.2. DNA extraction and molecular analyses ity when comparing them with all the others sequences obtained
having identities in the range 90.3–91.5%.
Genomic DNA was extracted following the standard phenol- The number of fixed nucleotide differences between the
chloroform procedure (Sambrook et al., 1989) and the REAL pure sequences from these two groups was 45, while the average num-
genomic DNA extraction Kit (Durviz). In addition, the HotSHOT ber of nucleotide differences was 57.5.
technique was used as described by Truett et al. (2000). Next, our collection of sequences was compared with a COI
A fragment (689 bp) of the COI was amplified by PCR using sequence from O. ovis available at GenBank (AF497767). This analy-
primer pairs Ovis-UEA7 and Ovis-UEA10 (Zhang and Hewitt, 1997). sis demonstrated that larvae from domestic sheep, domestic goats
A fragment of the 28S (rDNA) was amplified by two overlapping and European mouflon probably belong to this species, with iden-
PCRs using two primer pairs, D1.F and D2.R; D3-5.F and D7.R, which tities in the range 98.1–99.5%. By contrast, the COI sequences of the
gave PCR products of approximately 0.86 kb and 1.6 kb, respectively larvae from Iberian ibex were less similar to the O. ovis sequence,
(Stevens and Wall, 2001). Standard PCR reactions were performed with identities in the range 90.7–91.0%, which indicates that these
with the annealing temperatures of 55 ◦ C and 64.3 ◦ C for COI and larvae probably correspond to another species.
28S (rDNA), respectively. PCR amplicons were resolved in ethid- In addition, we obtained 41 sequences 28S-1 kb, that varied
ium bromide-stained 1% agarose gels; the appropriate bands were between 816 and 875 bp (10 from larvae from domestic sheep,
isolated from the gel with QIAquick gel extraction kit (Qiagen) and domestic goats and European mouflon and 31 from larvae from
cloned in JM109 bacteria using PGEMT-easy vector (Promega). Sev- Iberian ibex), and 15 sequences 28S–1.5 kb, which varied in length
eral positive clones were sequenced in both directions. Sequences between 1583 bp and 1602 bp (8 from larvae from domestic sheep
were analyzed using the Bioedit program (version 7.0.9.0) (http:// and domestic goats and 7 from larvae from Iberian ibex) (Table 1),
www.mbio.ncsu.edu/BioEdit/bioedit.html). The number of fixed (GenBank accession numbers: KP974931-KP974986).
nucleotide differences and the average number of nucleotide dif- As previously described using COI, the 28S (rDNA) sequences
ferences between different sequence groups was calculated using from larvae collected from domestic sheep, domestic goats and
the program DnaSP (available at http://www.ub.edu/dnasp/). European mouflon were nearly identical. Thus, the identities
were in the range 98.9–99.7% for 28S–1 kb, and 98.6–99.6%
for 28S–1.5 kb. However, the sequences of larvae from Iberian
2.3. Phylogenetic analyses ibex were less similar than those from the other hosts, with
observed identities of 96.5–97.5% and 95.2–96.3% for 28S–1 kb and
Homologous sequences for COI and 28S (rDNA) sequences were 28S–1.5 kb, respectively. Furthermore, a comparison with the 28S
searched for in NCBI (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/) using the (rDNA) sequence from O. ovis available at GenBank (AJ551428)
BLAST program (Altschul et al., 1997). Sequence alignments were suggests that larvae from domestic sheep, domestic goats and Euro-
carried out with the CLUSTAL W 16 software (Thompson et al., pean mouflon probably belong to this species. Thus, the 28S–1 kb
1994). For phylogenetic analysis we used COI sequences belonging and 28S–1.5 kb sequences were 98.5–98.9% and 96.6–97.5% iden-
to different Oestridae genera, available in GenBank (Fig. 1). tical, respectively. However, the sequences from O. ovis showed
Trees were constructed with MrBayes 3.2.3 (Ronquist et al., lower values of identity when compared to larvae from Iberian ibex
2012): two independent runs, each with four Markov chain Monte (97.0–97–5% for 28S–1 kb, and 95.9–96.6% for 28S–1.5 kb).
Carlo, were executed for 2000,000 generations, with the first 25%
discarded as burn-in. A final standard deviation value less than 3.2. Phylogenetic analysis
0.01 (0.006678) was achieved. The majority-rule consensus tree
that indicates the posterior probability values from the Bayesian To perform phylogenetic reconstructions, our COI data (exclud-
analysis was obtained. The nucleotide substitution model used in ing 16 non-functional sequences) were combined with sequences
the analysis was GTR + I + , selected by the corrected Akaike Infor- of the same marker from several other Oestridae species available
mation Criterion implemented in jModelTest 2.1.6 (Darriba et al., in GenBank.
2012). As well, we constructed trees with Neighbor-Joining (10,000 The resulting phylogenetic trees all presented practically the
bootstrap replicates) and Maximum Parsimony (1000 bootstrap same topology, regardless of the reconstruction method used and
replicates) using Mega 6 (Tamura et al., 2013) and Maximum likeli- so support for most of the branches was very high in all cases. Fig. 1
hood (1000 bootstrap replicates) with Phyml version 3.0 (Guindon shows the Bayesian analysis consensus tree. In this tree, species
et al., 2010). Figtree v1.4.2 software available at http://tree.bio.ed. are grouped by genus and clustered into four subfamilies of the
ac.uk/software/figtree was used to visualize and edit the trees. family Oestridae (Hypodermatinae, Oestrinae, Gasterophilinae and
Cuterebrinae). The branches of the subfamilies Gasterophilinae,
3. Results Hypordematinae and Cuterebrinae are grouped and separated from
the subfamily Oestrinae (Fig. 1a). Interestingly, all the sequences
3.1. Sequence amplification and analysis obtained in this work are grouped on one branch separated from
the rest of the species of the subfamily Oestrinae (Figs. 1a and b).
A total of 116COI clones were obtained from larvae from the This branch is further split into two branches, one including only the
different host and locations (Table 1). Clones of the same larvae sequences from Iberian ibex larvae and the other sequences from
containingidentical sequences were removed, thereby reducing the larvae from domestic sheep, domestic goats and European mou-
V. Moreno et al. / Veterinary Parasitology 212 (2015) 473–477 475
Table 1
Host species, number of larvae and sequences analyzed.
flon, and the O. ovis sequence from GenBank (Fig. 1b). Hence, the wide-ranging, varying from 71.0% to 99.8% (Otranto and Traversa,
phylogenetic reconstruction indicates clearly that the larvae ana- 2004). Overall, the mean value for interspecific similitude of COI in
lysed in this work belong to two different Oestrus species, namely, O. the Oestridae family is 81.9%, while at the subfamily level the mean
ovis that parasitizes domestic sheep, domestic goats and European reported values are 86.8% in Hypodermatinae, 86.7% in Oestrinae,
mouflon, and another Oestrus sp. that parasitizes Iberian ibex. 90% in Gasterophilinae and 94.7% in Cuterebrinae (Otranto et al.,
2005a).
4. Discussion As observed in the COI sequences, comparisons using the 28S
(rDNA) also indicated that O. ovis was parasitizing all analysed
Identification of Oestrus species using the morphological fea- host species except the Iberian ibex, which is probably the focus
tures of larvae and adults is complicated, and so a molecular of a different Oestrus species. For this marker, identity percent-
characterization of these parasites is required for species identifica- ages between the O. ovis sequences and those from the Iberian
tion. However, molecular data from oestrid species are very scarce, ibex larvae are lower than for the interspecific comparison between
and before this study there were only three sequences from O. ovis Rhinoestrus purpureus and R. usbekistanicus, which varied between
available in GenBank: COI, 28S (rDNA) and EF1 alpha gene. 99.7% and 100% (Otranto et al., 2005a), and also between two closely
Pérez et al. (1996) reported the parasitizing of Iberian ibex from related species of the genus Gasterophilus (G. intestinalis and G.
Sierra Nevada National Park by O. caucasicus on the basis, above all, haemorrhoidalis), which varied between 99.5% and 99.9% (Otranto
of the vein colour of the wings of imagoes. However, subsequent et al., 2005b).
studies (Guiton et al., 2001; Pérez et al., 2006) have remarked on Previous molecular studies have demonstrated a strong diver-
the great similarity in both morphology and biology between O. gence between the four subfamilies of Oestridae (Pape, 2001;
ovis and the species parasitizing Iberian ibex. Thus, the seemingly Otranto et al., 2003a). All the sequences of larvae that were analyzed
contradictory data regarding the identity of the species parasitizing in this work are included in one branch that is clearly separated
Iberian ibex need to be more fully addressed. from the species of the genera Rhinoestrus and Cephenemyia. Within
Our analyses clearly indicate that all larvae from domestic sheep, this branch, the sequences of the larvae collected from domestic
domestic goats and European mouflon correspond to O. ovis. How- sheep, domestic goats and European mouflon are separated with
ever, all larvae form Iberian ibex clearly belong to a different strong support from the sequences of the larvae from the Iberian
species, which should be included in the genus Oestrus due to its Ibex. This result reinforces the idea of the existence of two different
similarity to the O. ovis COI sequence. The identity values obtained species within the same genus: O. ovis and Oestrus sp. Interestingly,
in our study agree with the interspecific identity described pre- our analyses also show evidence of a differential host preference, as
viously for species belonging to the same genus in the family domestic goats from the eastern part of the Sierra Nevada Natural
Oestridae. For example, the COI sequences taken from two species Park were parasitized by O. ovis.
of Gasterophilus (G. nasalis and G. intestinalis) showed comparable Our data clearly reveal that the species parasitizing Iberian ibex
interspecific identity (85.1–86.44%) (Pawlas-Opiela et al., 2010). In is not O. ovis. However, in order to name this species, we still need
species of the genus Przhevalskiana, the interspecific identity was to conduct further analyses at both morphological and molecular
476 V. Moreno et al. / Veterinary Parasitology 212 (2015) 473–477
Fig. 1. (A) Bayesian analysis consensus tree indicating the posterior probability values. The branches corresponding to the sequences obtained from the larvae of domestic
sheep, domestic goats and European mouflon (including the sequence of O. ovis from GenBank) (Oovis) (blue) and from Iberian ibex (Osp) (red) are condensed. B) Representation
of the condensed branches of Fig. 1A for Oestrus ovis and Oestrus sp. The O. ovis sequence from GenBank is in blue. The accession numbers (GenBank) for COI sequences are:
Oestrus ovis: AF497767; Cephenemyia ulrichii: AF497770; C. trompe: AF497769; C. stimulator: AF497768; Cuterebra jellisoni: AF497778; C. baeri: AF497777; Dermatobia
hominis: JQ246701; Gasterophilus intestinalis: AF257117; G. pecorum: AF497776; G. nasalis: AF497775; G. haemorrhoidalis: AF497774; Hypoderma lineatum: AF257116; H.
bovis: AF257115; H. pantholopsum: EU276108; H. sinese: EU276095; H. actaeon: AF497765; H. tarandi: AF497764; H. diana: AF497763; Przhevalskiana silenus: AY332542;
Rhinoestrus phacochoeri: AF497772; R. usbekistanicus: AF497771. Drosophila melanogaster (JX266576) was used as the outgroup species. (For interpretation of the references
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CAPÍTULO 7. RESULTADOS Y
DISCUSIÓN
Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
También cuando la temperatura del cultivo de O. ovis supera los 34°C se obtienen
tasas de muerte superiores a las de nuestro estudio (del 67%) lo que indica que las
temperaturas altas inhiben el desarrollo (Breev et al., 1980).
Por tanto la temperatura tiene una gran influencia en el desarrollo de las
pupas, y en el rango comprendido entre 17°C y 34°C en el que O. ovis se puede cultivar
(Breev et al., 1980) parece estar inversamente correlacionada con el porcentaje de
emergencia de adultos.
En nuestro estudio durante el desarrollo las pupas perdieron hasta el 85% del
peso que presentaba la larva. En relación con este dato se sabe que se produce una
pérdida de peso desde el momento de la recogida de las larvas hasta la emergencia de
los adultos y este hecho se considera un buen ejemplo de la utilización máxima de las
reservas corporales de las larvas. El peso de las larvas de O. ovis disminuye desde el
momento de la recogida por la evacuación intestinal, por la pérdida de agua en el
proceso de esclerotización y por el proceso de pigmentación fenólica de la cutícula. El
glucógeno también es movilizado durante la metamorfosis de las larvas (Wigglesworth,
1984; Cepeda-Palacios y Scholl, 2000).
Las larvas del tercer estadio tenían un peso promedio de 594,8 ± 129,8 mg
(variando en un rango de 241,5 a 874,3 mg). El éxito de la pupación y la emergencia de
los adultos se ven influidos por el peso de la larva, ya que las larvas que producen
imagos fueron significativamente más pesadas que las que no completaron la
pupación o dieron lugar a moscas inviables. La supervivencia de las larvas y de las
pupas depende del peso mínimo obtenido y su dinámica con el tiempo, pero era
independiente del sexo.
El dimorfismo sexual en relación al peso era evidente. Las hembras eran más
pesadas tanto a nivel de larvas en LIII, de pupas y adultos que los machos. También es
notable que la variabilidad para el peso fue mayor en larvas del tercer estadio (LIII) e
imagos que en pupas.
El período de pupación duró 31,5 ± 13,4 horas para las larvas de las que
emergían machos mientras que de las que emergían hembras duró 30,0 ± 17,2 horas.
Este periodo de pupación fue más largo que el que se obtuvo en cultivos de O. ovis a
temperaturas que van desde 16 a 32°C que fue de 12 horas en las larvas fuertemente
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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
Los representantes del género Oestrus, son dípteros con pocas diferencias en
cuanto a hospedador y zonas parasitadas además de presentar similitudes
morfológicas a nivel larvario y de imago y a veces la diferenciación resulta muy difícil y
complicada, sobre todo en los casos en las que las muestras están mal conservadas.
Por ello se están haciendo esfuerzos para caracterizar molecularmente a estos dípteros
con objeto de facilitar su identificación (Otranto y Stevens, 2002; Otranto et al., 2003a;
Azeredo-Espin y Lessinger, 2006).
Como ya hemos comentado a lo largo de este trabajo, el objeto de estudio se
ha centrado en los dípteros que la parasitan la Cabra Montés (Capra pyreniaca) del
Parque Natural de Sierra Nevada, abarcando distintas áreas de la biología para de esta
manera poder entender mejor la ecología, biología y comportamiento de estos
productores de miasis. Dentro de las distintas disciplinas de estudio, recurrimos a la
biología molecular. Los datos moleculares pueden ayudar a realizar una clara
identificación de las especies, en la reconstrucción de filogenias y en su caso al
desarrollo de técnicas de diagnóstico molecular, no invasivo, en los casos de miasis
producidas por oéstridos (Arias et al, 2014a y b).
Concretamente los oéstridos que parasitan a la Cabra Montés del Parque
Natural de Sierra Nevada son un claro ejemplo de los problemas actuales para
distinguir este tipo de dípteros. Pérez et al., (1996) describieron que la parasitación
que sufría la Cabra Montés estaba producida por larvas de la especie de O. caucasicus
apoyándose para su identificación en el color de las venas de los imagos. Sin embargo,
estudios posteriores (Guitton et al., 2001) observaron una alta similitud tanto en
morfología como en la biología entre O. ovis y O. caucasicus. Por tanto los datos son
relativamente contradictorios en cuanto a la identidad de la especie que parasitan la
Cabra Montés, que podría tratarse de una variante de O. ovis, de O. caucasicus o
incluso de una nueva especie.
Los marcadores moleculares se han utilizado para la identificación de especies,
estudiar la especificidad y la distribución de diferentes especies y familias de dípteros.
Entre los más utilizados están el gen que codifica para la subunidad I de la citocromo c
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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
oxidasa (COI) mitocondrial y los genes nucleares 28S (ADNr), que también son útiles
para la genética de poblaciones y análisis filogenéticos (Otranto et al., 2000, 2003a y b,
2005a y b; Otranto y Stevens, 2002; Grisez-Duranton et al., 2002; Stevens, 2003;
Stevens et al., 2002; Li et al., 2004; Cameron et al., 2007; Weigl et al., 2010 ; Nelson et
al., 2012).
Por tanto para abordar las cuestiones planteadas con respecto a las larvas que
parasitan a la Cabra Montés, en este trabajo hemos caracterizado estos marcadores,
citocromo C oxidasa (COI) y 28S rRNA) de larvas recogidas de ovejas y cabras
domésticas, muflón europeo de diversas localizaciones y de Cabra Montés del Parque
Natural de Sierra Nevada.
En concreto hemos amplificado por PCR, utilizando un par de cebadores UEA8
UEA10, 96 secuencias de la citocromo C oxidasa (COI) procedentes de diferentes larvas
de los diferentes hospedadores analizados. El fragmento amplificado tiene una
longitud de 640bp para la mayoría de los clones, y solamente 13 de ellas tenían 639bp
y otra tenía 641pb debido a deleciones e inserciones.
El análisis de estas secuencias indica que cuando comparamos las secuencias
de COI de oveja, cabra doméstica y muflón el porcentaje de identidad entre ellos es de
entre 97,6%-100%. Cuando la comparación la hacemos con respecto a la secuencia COI
de O. ovis disponible en GenBank (AF497767.1), el análisis demuestra que las larvas de
oveja doméstica, cabra doméstica y muflón pertenecen a la especie de O. ovis ya que
el porcentaje de identidad varía entre 98,1% y 99,5%. Por el contrario, las secuencias
de COI de las larvas de Cabra Montés presentan menor identidad cuando las
comparábamos con la secuencia de O. ovis del GenBank, con identidades que varían
entre 90,7 a 91,0%, lo que indica que estas larvas corresponden a otra especie de
oéstrido.
Los valores de identidad obtenidos en nuestro estudio están de acuerdo con la
identidad interespecífica que se ha descrito anteriormente para las especies
pertenecientes al mismo género de la familia Oestridae. Por ejemplo, las secuencias
COI de las especies Gasterophilus nasalis y G. intestinalis mostraron una identidad
interespecífica comparable (85,1-86.44%) (Pawlas-Opiela et al., 2010). En especies del
género Przhevalskiana, la identidad interespecífica fue amplia, variando de 71.0% a
99.8% (Otranto y Traversa, 2004). Estos valores están también en concordancia con la
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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
identidad inter-específica que han descrito otros autores con valores medios de
identidad inter-específica de la COI del 81,9% dentro de la familia Oestridae, mientras
que a nivel de subfamilia los valores medios de identidad son del 86,8% en
Hypodermatinae, 86,7% en Oestrinae, 90% en Gasterophilinae y 94,7% en
Cuterebrinae (Otranto et al., 2003a).
La diversidad de nucleótidos para el grupo de secuencias de larvas de oveja
doméstica, cabra doméstica y muflón fue Pi: 0,00929, con 107 sitios polimórficos (82
singleton y 25 parsimonia sitios informativos), y para las larvas de cabra montés era Pi:
0,00273 con 14 sitios polimórficos (13 singleton y 1 parsimonia sitios informativos).
La traducción de los aminoácidos codificados por las diferentes secuencias
analizadas dio lugar en la mayoría de los casos al correspondiente fragmento de la
proteína COI, con la excepción de 20 secuencias que dieron lugar a una proteína
truncada con múltiples codones de parada.
Con el fin de confirmar estos resultados decidimos caracterizar otro marcador
molecular ampliamente utilizado para la comparación de especies como es 28S rDNA
de acuerdo con Stevens y Wall, (2001). Hemos conjunto hemos analizado 2.46 Kb del
28S rDNA, para ello usamos dos pares de cebadores. El par de cebadores D1 y D2-F-R
que amplifican un fragmento de aproximadamente 1 kb (llamado 28S-1kb) del que
hemos analizado 41 secuencias. El par de cebadores D3-5-F y D-7-R que amplifican un
fragmento de aproximadamente 1,5 kb (llamado 28S-1,5 kb) del que hemos analizado
15 secuencias.
Como se ha descrito anteriormente utilizando secuencias de COI, para las
secuencias del 28S de las larvas recogidas de oveja doméstica, cabra doméstica y
muflón eran casi idénticos, con identidades que varían entre 98,9 a 99,7% para 28S-
1kb, y entre 98,6 a 99,6% para 28S-1,5 kb.
Sin embargo, las secuencias de larvas de Cabra Montés eran menos similares
cuando se comparan con el resto, con identidades observadas de 96,5 a 97,5% y 95,2 a
96,3% para el 28S-1 kb y 28S-1,5 kb respectivamente. Por otra parte, la comparación
con la secuencia 28S de O. ovis disponible en Genbank (AJ551428.1) sugiere también
que las larvas de oveja doméstica, cabra doméstica y muflón pertenecen a esta especie
con porcentajes de 98,5-98,9% para 1kb y de 96,6-97,5% para 1,5kb. Sin embargo, la
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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
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Capítulo 7 Resumen de Resultados y Discusión
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CAPÍTULO 8. CONCLUSIONES
Capítulo 8 Conclusiones
CAPITULO 8. CONCLUSIONES
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CAPÍTULO 9. BIBLIOGRAFÍA
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