1 Práctica Derecho Internacional Publico

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Examen práctico de Derecho Internacional Público

20 de enero de 2017

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Corte Internacional de Justicia


Caso de la aplicación del Convenio para la prevención y la sanción del delito de genocidio
(Bosnia-Herzegovina c. Serbia y Montenegro) Sentencia de 26 de febrero de 2007 (fondo)

El 20 de marzo de 1993 el Gobierno de la República de Bosnia-Herzegovina presentó ante la


Secretaría de la Corte Internacional de Justicia (la CIJ), una demanda contra la República Federativa
de Yugoslavia (denominada desde 2003, Serbia y Montenegro y, desde 2006, la República de Serbia),
por supuestas violaciones de la Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio,
aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1948, (en adelante,
la Convención), así como por otros actos relacionados con dichas violaciones. El Estado demandante
fundamentó la competencia de la CIJ en la disposición contenida en el art. IX de la Convención, de
la que ambos Estados pasaron a ser parte por medio del mecanismo de la sucesión de Estados, y no
consta ninguna reserva al mismo:
“Las controversias entre las Partes relativas a la interpretación, aplicación o ejecución de la
presente convención, incluso las relativas a la responsabilidad de un Estado en materia de genocidio
o en materia de cualquiera de los otros actos enumerados en el artículo III, serán sometidas a la Corte
Internacional de Justicia a petición de una de las partes en la controversia.”
Tras declarar su competencia para conocer del caso, la Corte examina los antecedentes de los
hechos invocados por el Estado demandante, así como las entidades que participaron en los
acontecimientos denunciados. Señala que el 9 de enero de 1992, la República del Pueblo Serbio de
Bosnia y Herzegovina, que posteriormente se denominaría la República Srpska, declaró su
independencia. La parte demandante ha afirmado la existencia de estrechos vínculos entre el
Gobierno serbio y las autoridades de la República Srpska, de naturaleza política y financiera, así como
en cuanto a la administración y el control del ejército de la República Srpska (VRS).
En julio de 1995, a pesar de una resolución adoptada por el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas en la que se declaraba el enclave de Srebrenica, situado en Bosnia-Herzegovina, como zona
segura, unidades de la VRS lanzaron un ataque armado y tomaron la ciudad. En pocos días alrededor
de 25.000 bosnios musulmanes, la mayoría de ellos mujeres, niños y ancianos, fueron capturados y
trasladados por la fuerza a otras zonas de Bosnia. Los varones musulmanes de Srebrenica fueron
detenidos y muchos de ellos ejecutados. Como consecuencia de estos acontecimientos se
contabilizaban más de 7.000 víctimas. La Corte concluye que estos actos, comprendidos en los
apartados a) y b) del artículo II del Convenio, fueron actos de genocidio, perpetrados por miembros
del VRS en Srebrenica y en sus alrededores, a partir del 13 de julio de 1995.
A fin de verificar si puede haber surgido responsabilidad internacional a cargo de la República de
Serbia por la masacre en Srebrenica, la Corte considera diferentes supuestos. La Corte examina si los
actos de genocidio fueron perpetrados por personas o entidades que tuvieran la condición de órganos
de la República Federativa de Yugoslavia (como se denominaba el Estado demandado en aquel
momento) (en adelante, RFY) con arreglo a su derecho interno en vigor por entonces. Según la Corte,
no se ha demostrado que el ejército de la RFY participara en la masacre, ni que sus dirigentes políticos
intervinieran de alguna forma en la preparación, la planificación o la ejecución de la masacre.
También se plantea la cuestión de si el Estado demandado podría tener responsabilidad por los
actos de la milicia paramilitar conocida como los “Escorpiones” en la zona de Srebrenica. A la luz de
los medios de prueba presentados ante ella, la Corte no puede concluir que los “Escorpiones” fueran,
a mediados de 1995, órganos de jure de la parte demandada, ni existen pruebas de que los
“Escorpiones” estuvieran actuando en situación de completa dependencia de la demandada.
Por otro lado, a juicio de la Corte, el Estado demandante no ha probado que las autoridades

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federales de Belgrado o algún órgano de la RFY hayan impartido instrucciones para cometer la
masacre o que hayan sido impartidas con la intención específica (dolus specialis) que caracteriza al
delito de genocidio. Todo indica que la decisión de matar a la población masculina adulta de la
comunidad musulmana de Srebrenica fue adoptada por algunos miembros del Estado Mayor Principal
del VRS, sin que mediaran instrucciones de la RFY o sin que existiera un efectivo control por parte
de la RFY.
Seguidamente, la Corte considera los hechos del caso limitándose al comportamiento de la RFY
frente a la masacre de Srebrenica. En primer lugar, señala que, durante el período que se considera,
la RFY estaba, respecto de los serbios de Bosnia que idearon y ejecutaron el genocidio, en una
posición de influencia bien diferente de la de cualquiera de los otros Estados partes en la Convención
contra el genocidio, debido a la fortaleza de los vínculos políticos, militares y financieros existentes
entre la RFY, por un lado, y la República Srpska y el VRS, por otro. Los dirigentes de la RFY y sobre
todo el Presidente Milošević, tenían plena conciencia del clima de profundo odio que reinaba entre
los serbios de Bosnia y los musulmanes en la región de Srebrenica y, aun así, el Estado demandado
no ha demostrado que haya tomado iniciativa alguna para impedir lo que sucedió.
Por último, la Corte recuerda que el genocidio de Srebrenica, cuya comisión se ha demostrado
supra, no fue llevado a cabo en el territorio del Estado demandado. A partir de ello concluye que no
se puede formular contra él el cargo de no haber juzgado ante sus propios tribunales a las personas
acusadas de haber participado en el genocidio, sea como autores principales o como cómplices o de
haber cometido alguno de los otros actos mencionados en el artículo III del Convenio en relación con
el genocidio. La Corte necesita entonces considerar si el Estado demandado cumplió su obligación
de cooperar con la “corte penal internacional” mencionada en el artículo VI del Convenio. Porque es
seguro que una vez establecida tal corte, el artículo VI obliga a las partes contratantes “que hayan
reconocido su jurisdicción” a cooperar con ella, lo cual implica que detendrán a las personas acusadas
de genocidio que estén en su territorio —aun cuando el delito del que estén acusadas haya sido
cometido fuera de él— y, si no se procede al enjuiciamiento de ellas en los tribunales propios de las
partes, que éstas los entregarán para que sean juzgados por la corte internacional competente.
La Corte debe asignar cierto peso a los abundantes elementos de información presentados ante
ella, que sugieren que el General Mladić, procesado por el Tribunal Penal Internacional para la ex
Yugoslavia por genocidio como una de las personas principalmente responsables de la masacre de
Srebrenica, estuvo en el territorio del Estado demandado en varias ocasiones y durante períodos
prolongados durante los últimos años, sin que las autoridades serbias hayan hecho lo que podían y
pueden razonablemente hacer a fin de verificar dónde vivía y detenerlo.

Lea el extracto de esta Sentencia de la Corte Internacional de Justicia y responda a las siguientes
preguntas:

1. Resuma el contenido sustantivo principal de esta sentencia.


2. Explique la competencia de la CIJ ratione personae y ratione materiae para conocer de este
caso.
3. Determine qué hecho/s internacionalmente ilícito/s es posible atribuir al Estado demandado.
Justifique su respuesta atendiendo a los dos elementos que constituyen el hecho
internacionalmente ilícito.
4. Explique qué tipo de norma de Derecho Internacional prohíbe el genocidio y explique todo lo
que sepa sobre esta norma. Por último, responda, ¿cuál es la jurisdicción competente para
juzgar a los responsables por actos de genocidio?

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