LA Autoestima

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LA Autoestima

Según la Real Academia Española, la autoestima es la “valoración generalmente


positiva de sí mismo”. Sin embargo, aunque generalmente tiene connotaciones
positivas, también puede ser negativa.

La Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) señala que la


autoestima “se forma con los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias
que has ido teniendo sobre tu imagen durante toda tu vida. Pueden ser positivos, alta
autoestima, o al revés, una incómoda sensación de no ser lo que deseas, baja
autoestima”.

La importancia de la autoestima radica en que si es alta aportará confianza y valía a


la persona y lo contrario si es baja. Esta valoración influirá en cada una de las
situaciones que se desarrollen en la vida del individuo.

“En la etapa de la adolescencia se constituye en gran medida la identidad de la


persona, quien por un lado, necesita sentirse parte y ser aceptado por los iguales,
pero también necesita diferenciarse y construir una identidad propia y distinta a la de
los demás”, explica Pedro Adrados, psicólogo del Hospital Vithas Nuestra Señora de
América, en Madrid. “La autoestima es la valoración de esas características y
atributos propios.

En la formación de la autoestima influyen diferentes factores, como los personales


(habilidades físicas o imagen corporal, entre otros), personas importantes (padres,
hermanos, amigos, profesores, etc.) y el entorno social y las costumbres que hay en la
sociedad en la que vive una persona.
La baja autoestima en los niños
En ocasiones, escuchas a tu hijo sentir que se siente feo, que nada le sale
bien o que es tonto… Y muchas veces pensamos que son cosas que está
diciendo porque sí, sin embargo, todos esos mensajes que se da, están
dañando su autoestima.
La autoestima es el concepto o la valoración que tenemos de nosotros
mismos. Ese concepto es subjetivo y está basado tanto en cómo nos
sentimos con nosotros mismos (me siento contento por cómo soy y creo
que tengo cualidades), los pensamientos que nos decimos a nosotros
mismos (soy guay o soy lo peor) y las experiencias que nos ha ido pasando
(si nuestro grupo de trabajo ha sido motivador o hemos sido capaces de
descifrar un enigma o resolver un problema con éxito.
Por tanto, la autoestima no es algo estático o innato, sino que va
evolucionando según las experiencias que vamos teniendo o cómo nos
sentimos con nosotros mismos.

 En la infancia empieza a construirse en función de lo que nos dice


nuestra familia, profesores o la gente que nos rodea: ¡qué bueno
eres! ¡qué malo!… Así, el niño empieza a interiorizar ciertos
mensajes y a ponerse unas etiquetas u otras, a saber, si las
expectativas que tienen los demás se cumplen y a compararse con
otros que parecen más perfectos. Sin embargo, no es del todo
consciente.

 La adolescencia es una época dónde sufrimos muchos cambios


físicos y sentimos de forma más intensa. Es también un momento
dónde definimos quiénes somos y si nos gusta las personas en la
que nos estamos convirtiendo o si es el ideal que pretendemos
alcanzar.

 En la adultez culmina ese proceso, aunque como hemos dicho antes,


nunca se detiene y según el momento de nuestra vida o las
experiencias que hayamos ido teniendo pueden existir modificaciones
en la forma en que nos vemos a nosotros mismos.
Causas de una baja autoestima en
niños
Sentir que tu hijo o un niño no se valora o no se acepta te puede chocar
¿cómo un niño tan pequeño puede tener baja autoestima? La autoestima no
entiende de edades, quizás lo que más puede afectar a un niño/a serían las
siguientes:

Familia con baja autoestima


Si las emociones se contagian, las estima en uno mismo también. Los
padres, madres y educadores son el modelo que imitan los niños/as, así
que si crecen un ambiente con personas que se sienten poco valorados y
no creen en ellos mismos como padres, trabajadores, hijos o amigos;
manifestarán la misma forma de verse a sí mismos.

Tener un estilo educativo autoritario o


sobreprotector
Hay muchos estudios que revelan que tanto los padres que ejercen en casa
un estilo autoritario como sobreprotector, tienen hijos con baja autoestima.
En el caso del estilo autoritario porque cuando eligen todo por mí y no me
dejan tomar decisiones; tengo miedo de equivocarme y que por ello tenga
un castigo. Siento que no se me respeta ni se me tiene en cuenta en
ninguna decisión y apenas hay muestras de cariño o se habla de las cosas.
En el caso del sobreprotector, hay cariño… pero un cariño que no favorece
la autonomía ni la confianza en mí mismo. Un estilo sobreprotector genera
en los niños dependencia de los padres para realizar cualquier elección por
ellos mismos ”porque papá y mamá no se equivocan y lo hacen mejor que
yo seguro”.

No mostrar afectos
No a todos los niños les gustan los abrazos o los besos o el contacto físico,
el afecto va más allá. Es sentir que las personas que están a mi lado, me
quieren y me aceptan, me felicitan por los pequeños o grandes logros que
consigo, me animan a superarme… Eso significa, que no me comparan con
los demás, reprochan lo que hago de forma frecuente o me ponen etiquetas,
sino que ante las dificultades me dan estrategias para solucionarlo.

Experiencias negativas
El maltrato o el bullying son principalmente las experiencias dónde los niños
desarrollan baja autoestima. No es de extrañar ya son los demás los que
nos ponen etiquetas, nos hacen sentirnos mal con nosotros mismos por las
constantes burlas. Una situación así te hace sentirte tan diminuto que
empieces a creerte los mensajes de los demás y pensar que no vales nada.

¿Cuáles son las señales de una baja


autoestima?
La baja autoestima no es un problema menor, está en la base de muchos
trastornos mentales y muy relacionado con el fracaso escolar. Por
tanto, detectar si tu hijo o un niño tiene baja autoestima es importante y
estas serían algunas de las señales que te permitirá reconocerlo en un niño.
Los niños o niñas con baja autoestima se caracterizan por tener:

Actitud negativa
Los niños con baja autoestima parece que son infelices constantemente o
se desaniman con facilidad. Si tu hijo, ve el lado malo de las cosas y no
parece disfrutar de la vida, quizás tenga algún síntoma de baja autoestima.

Dependencia y sumisión
Los chicos y chicas con baja autoestima tienen gran dificultad en la toma de
decisiones, así que consultan de forma frecuente a los adultos para
comprobar que está haciendo lo correcto, porque no quieren fracasar o
porque busca agradar a los demás con su forma de ser o de actuar.

Perfeccionista
Quizás te choca este rasgo en niños o niñas con baja autoestima, pero lo
cierto es que es más común de lo que piensas. A algunos/as no le gusta el
fracaso ni cometer fallos, quieren ser los y las mejores y tienen expectativas
demasiado altas. Esos ideales son tan inalcanzables que por más que
luchan, se ven incapaces de conseguirlos y sufren por ello, pensando que
son un fracaso.

Actitud derrotista
De la misma forma que están los que luchan, están aquellos que al más
mínimo contratiempo, tiran la toalla. Quizás porque lo intentaron y no ha
salido como esperaba… Pero lo cierto es que no ven que puedan lograr
nada. Van desmoralizados sin tan siquiera intentarlo, sería una especie de
indefensión aprendida. La indefensión aprendida significa que la persona
piensa que haga lo que haga, obtendrá el mismo resultado negativo.
Miedosos
Las personas con baja autoestima tienen numerosos miedos: miedo a hacer
el ridículo, miedo a que los demás les rechacen, no les quieran, miedo a
enfrentarse a los demás o a retos nuevos por fracasar o que les juzguen
negativamente.

Críticos con ellos mismos


Son niños que se comparan con otros niños y siempre salen perdiendo en la
comparación. No valoran que tengan nada bueno.

Pocas habilidades sociales


Al ser inseguros con ellos mismos, también lo pueden ser cuando tienen
que relacionarse con los demás. Tener amigos, significa estar expuesto al
rechazo. Desde que no les quieran por como son hasta que les defraudan o
se burlen de ellos. No obstante, las habilidades sociales también abarcan
poner límites a los demás cuando nos ofenden, defendernos de las críticas
o cuando sentimos que la otra persona nos está haciendo daño….

Qué experiencias pueden poner en riesgo la


integridad moral de nuestros hijos y cómo
podemos ayudarles

Actualmente vivimos en una sociedad en la que no se tolera la


'fragilidad' de los niños. Es decir, evitamos que nuestros hijos se
frustren, se equivoquen y no dejamos espacios a las crisis que
ellos puedan sufrir dentro de cada etapa evolutiva por las que
van pasando en su desarrollo. Así, no podrán experimentar
situaciones clave para adquirir habilidades que le ayudarán a
afrontar determinadas situaciones, no aprenderán a
autorregularse o a tolerar la frustración. En definitiva, no
podrán desarrollar su propia identidad.

Casos que afectan de forma negativa a la salud mental de los hijos

Sin embargo, como padres, debemos garantizar tanto el


bienestar físico como emocional de nuestros hijos. Por eso,
en Guía Infantil hemos recogido algunas de las situaciones que
pueden alterar de manera negativa la salud mental de los niños.

Si los niños están expuestos de manera continua a situaciones


de inseguridad, de aislamiento social y a otras circunstancias
que les provocan baja autoestima, es muy probable que
desarrollen dificultades de salud más severas como trastornos
o patologías graves.

De ahí, que los padres debamos estar atento a detectar todas


las situaciones que les podrían afectar negativamente. Estas son
algunas de ellas.

1. El estrés

Dentro de las diferentes causas que podemos encontrar, es


el estrés uno de los factores que más amenaza la salud mental
de los niños. Ese estrés puede estar producido por actitudes
erróneas de los padres frente a:

- Las necesidades físicas (el hecho de pasar frío, la excesiva o


deficiente ingesta de alimentos, la falta de higiene, etc.)

- Las necesidades emocionales (no tener límites claros, no


tener rutinas y horarios establecidos, ser padres muy
permisivos, no sentirse querido, hablar a los niños
descalificando, etc.) Estas últimas son actitudes que merman la
autoestima y la seguridad de los pequeños.
La mala salud mental afecta a la conducta y emociones de los
niños

2. Situación económica desfavorable de la familia

El hecho de que la familia pase por un momento económico


complicado puede causar también estrés en los niños de la casa.
Y es que las consecuencias de esta circunstancia (el malestar en
los padres, la falta de algunas necesidades básicas, el ambiente
degradante..) pueden influir de manera negativa en su salud
mental.

3. El abuso infantil

Que el niño sea víctima de abusos físicos o psicológicos por


parte de cuidadores o familiares también pone en riesgo serio el
bienestar mental del pequeño. Debemos ayudar a los niños a
que sientan la confianza para contar a otros adultos qué les ha
ocurrido para, de esta manera, guiarles en la superación de la
experiencia traumática.

4. El acoso escolar o bullying

El bullying está en el punto de mira, ya que las consecuencias


ponen en riesgo la integridad física pero también emocional de
las víctimas. A menudo, los niños que sufren acoso escolar
manifiestan baja autoestima, fracaso escolar, síntomas de
depresión, etc.

5. Las catástrofes

Haber vivido una catástrofe como un terremoto, un atentado, la


muerte de un familiar repentina, etc. también altera
negativamente la salud mental de los niños, que se sienten
inseguros.
6. La separación traumática de los padres

El divorcio o la separación de los padres resulta un cambio de


vida doloroso y traumático para algunos niños. Cuando no se
consigue conducir la separación por una vía saludable, la salud
mental de los niños podría verse comprometida. Entre otras
cosas, se debe evitar siempre hablar mal de la otra parte de la
pareja o hacer que el niño se sienta culpable por la separación.

5 formas para proteger y apoyar la salud mental de los niños

Algunos estudios revelan que los niños expuestos a


adversidades en edades tempranas experimentan cambios en la
protuberancia frontal inferior del cerebro. Esto hace que sean
más vulnerables a una mala toma de decisiones y que sean más
proclives a tener problemas de comportamiento.

Es importante, por tanto, que desde el entorno de los niños (la


familia, el colegio, etc.) se ayude a que
aprendan habilidades para ser más emocionalmente 'fuerte'.

Por tanto, es fundamental que los 'cuidadores' desarrollen


estrategias para tener la capacidad de crear un ambiente seguro
y motivador para los niños. Aprender a manejar emociones y
saber enseñarlas a los niños permitirá el éxito en el desarrollo
de los niños.

En Guía Infantil tenemos 5 maneras para que los padres


puedan apoyar la salud mental de sus hijos:

1 - Ofréceles un ambiente familiar saludable


Los niños deben sentir y saber que siempre pueden contar con
sus padres, con su confianza, seguridad y apoyo. Además, los
padres deben crear hábitos y rutinas diárias como horario de
comidas, de sueño, etc., para brindar de equilibrio la vida de los
hijos y de la familia.

Saber escuchar a los hijos les protegen de las malas situaciones

2 - Mantiene un diálogo positivo y optimista con los hijos


La comunicación con los hijos debe ser honesta, clara y directa.
La comprensión y saber ponerse en el lugar de los niños cuando
están pasando por una etapa más dura y difícil es primordial
para que ellos sepan que pueden contar con sus padres.

3 - Respeta las emociones de los niños


Los niños tienen el derecho de sentir y experimentar todo tipo
de emociones. De la misma forma que pueden vivir la alegría,
ellos también pueden vivir la tristeza. Es algo natural. No debes
proteger a tu hijo del dolor ni negarle su tristeza. Es su momento
y debes respetarlo.

4 - Enseña a los niños a respirar y tener una mayor


conciencia
Trastornos de ansiedad, de depresión o de emociones negativas
pueden ser controlados desde cuando brindemos a los hijos
momentos de reflexión, de conciencia, con ejercicios de
respiración, descanso, etc. La práctica de
meditación, mindfulness, yoga... son muy bienvenidas para los
niños y todos de la familia.

5 - Limita el uso de móviles, tablets, pantallas...


Poner un límite al uso de dispositivos y pantallas digitales a los
niños favorecerá a su salud mental. Paseos y juegos al aire libre
son propuestas positivas para hacer tiempo familiar saludable y
seguro.

Los 5 trastornos mentales más comunes en los niños

Para saber si tu hijo sufre algún trastorno mental, primero tienes


que conocer cada una de las más comunes en la infancia. Aquí
explicamos los 5 trastornos mentales más frecuentes entre los
niños:

1. Trastornos de ansiedad y crisis de pánico


La ansiedad es un tipo de trastorno se manifiesta a través
de miedos o preocupaciones frecuentes e intensas, taquicardias
o palpitaciones, sudoración excesiva, fobias específicas y
trastorno de pánico.

2. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad


(TDAH)
Este trastorno afecta la capacidad de concentración y conducta
del niño. Son niños con dificultad para mantener la
atención, hiperactivos, inquietos e impulsivos. Este
comportamiento acaba afectando al rendimiento escolar y las
relaciones sociales del niño.

3. Trastornos del estado de ánimo. Depresión y trastorno


bipolar
Son niños que pueden experimentar irritabilidad
prolongada, tristeza persistente, falta de interés en actividades
que antes disfrutaban, cambios en el apetito o el sueño, o
cambios frecuentes en su estado de ánimo.
4. Trastornos de alimentación
Anorexia nerviosa, bulimia, son enfermedades comunes
especialmente entre los adolescentes, aunque pueden empezar
en la niñez. Son niños con hábitos alimenticios dañinos y con
una preocupación constante con el peso. Si no son tratados,
puede tener graves consecuencias a la salud de los niños.

5. Trastornos de intento de suicidio


La conducta suicida es una acción destinada a lastimarse uno
mismo e incluye los gestos de suicidio, los intentos de suicidio y
el suicidio consumado.

Es muy importante que los padres vigilen a sus hijos y


busquen orientación profesional en caso de que sospechen que
su hijo sufre de algún trastorno mental. Cuanto antes de detecte
y se trate, mejor el tratamiento y la cura.

Que son las estrategias lúdicas: Las estrategias lúdicas son


actividades que incluyen juegos educativos, dinámicas de grupo,
empleo de dramas, juegos de mesa, etc., estas herramientas son
utilizados por los docentes para reforzar los aprendizajes,
conocimientos y competencias de los alumnos dentro o fuera del
aula.

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