Sentencia C-934-13 Titulos Valores
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PRINCIPIO DE IGUALDAD-Alcance
La ley debe ser aplicada de la misma forma a todas las personas. Ésta
constituye la primera dimensión del derecho a la igualdad plasmada en el
artículo 13 superior, cuyo desconocimiento se concreta cuando una ley se
aplica de forma diferente a una o a varias personas con relación al resto de
ellas. En otras palabras, sobreviene una vulneración del derecho a la
igualdad al reconocer consecuencias jurídicas diferentes a personas cuya
conducta o estado se subsume en un mismo supuesto normativo. Y si bien esta
manifestación del derecho a la igualdad apunta a que la ley se aplique por
igual a todos, no garantiza que, efectivamente, las personas reciban el mismo
trato de la ley. Con miras a lograr este objetivo adicional, es necesario tener
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PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD-Contenido
Magistrado ponente:
NILSON PINILLA PINILLA
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SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
III. LA DEMANDA
Por otro lado, acusa violación del derecho constitucional al libre desarrollo de
la personalidad, en sus dimensiones positiva y negativa, por cuanto el sujeto
obligado a la celebración de negocios jurídicos en contra de su voluntad “no
contará con la oportunidad de reivindicar la autonomía que le ha sido
vedada”, ya que la violencia ejercida y prolongada durante dos años o más, al
cesar le impedirá restablecer sus derechos por hallarse en ese momento
prescrita la acción de nulidad.
Observa en este sentido que el otro contratante consigue “un beneficio doble
proveniente de sus malas artes”, reflejado en un acuerdo viciado por la fuerza
y en la consolidación del fenómeno de la prescripción, “no por el inoportuno
ejercicio de la actividad jurisdiccional sino por la incapacidad moral o
material del legitimado para ejercerla”, beneficio abiertamente contrario al
principio de derecho según el cual no es permitido a una persona alegar su
propio dolo.
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IV. INTERVENCIONES
Observan que más que el corto tiempo para accionar dispuesto por el
legislador, “claramente entendible” ante la necesidad de una seguridad
jurídica, el problema radica propiamente en la impresión que la fuerza de
manera indefinida puede causar en la personalidad del contratante, por lo que
para este este tipo de hecho han debido generarse reglas de acción procesal
más acordes con los fines de la prescripción.
Por último, observa que impedir que el afectado por la fuerza demande un
contrato cuando esta aún se mantiene, habiendo transcurrido el plazo de
prescripción, vulnera el derecho a acceder a la administración de justicia y el
derecho a obrar libremente en virtud de la autonomía de la voluntad,
“manifestación clara de la libertad humana”. Sin embargo, concluye que ello
no significa que ocurra siempre, razón por la cual el plazo podrá ser contado
desde la fecha del negocio jurídico respectivo.
Fundada en los elementos que configuran la validez de los contratos (art. 1502
Código Civil) y los casos que dan lugar a la nulidad absoluta o relativa del
negocio jurídico (arts. 899 y 900 Código de Comercio), resalta que el
tratamiento diferencial diseñado por el legislador para el término de
prescripción en los eventos de fuerza que vicien el consentimiento, aparece
justificado por la mayor seguridad jurídica que demanda la actividad
comercial, acotando para este fin unos apartes de la sentencia C-632 de 2012.
Reseña el artículo 1513 del Código Civil, según el cual la fuerza vicia el
consentimiento “cuando es capaz de producir una impresión fuerte en una
persona de sano juicio, tomado en cuenta su edad, sexo y condición”, con el
fin de establecer que la voluntad del comerciante no se encuentra libre, por lo
que es válida la inconformidad que plantea el actor.
Primera. Competencia
En virtud de lo dispuesto por el artículo 241, numeral 4°, de la carta política,
la Corte Constitucional es competente para conocer esta demanda, pues se
trata de la acusación contra unas expresiones normativas con fuerza de ley.
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Ver además T-338 de agosto 24 de 1993, M. P. Alejandro Martínez Caballero; C-660 de noviembre 28 de
1996, M. P. Carlos Gaviria Díaz; C-738 de septiembre 11 de 2002, M. P. Marco Gerardo Montroy Cabra; T-
468 de junio 5 de 2003, M. P. Rodrigo Escobar Gil; C-993 de noviembre 29 de 2006, M. P. Jaime Araújo
Rentería; C-1194 de diciembre 3 de 2008, M. P. Rodrigo Escobar Gil; C-186 de marzo 16 de 2011, M. P.
Humberto Antonio Sierra Porto, entre muchas otras.
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expuso una fórmula célebre según la cual ‘qui dit contractuel dit
juste’(‘quien dice contractual dice justo’).
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“La propiedad es una función social que implica obligaciones.”
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“El Estado puede intervenir por medio de leyes en la explotación de industrias o empresas publicas y
privadas, con el fin de racionalizar la producción, distribución y consumo de las riquezas, o de dar al
trabajador la justa protección a que tiene derecho.”
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No obstante, esta Corte también ha indicado que puede darse un trato distinto
a personas que desde una óptica determinada sean iguales, pero en otra
percepción fáctica o jurídica contengan desigualdades, y que la igualdad no
excluye la posibilidad de un tratamiento diferente para sujetos y hechos
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“Cfr. Corte Constitucional. Sentencia T-526 del 18 de septiembre de 1992.”
12
“Cfr. Corte Constitucional. Sentencia C-221 del 29 de mayo de 1992.”
13
Cfr. T-629 de agosto 13 de 2010, M. P. Juan Carlos Henao Pérez y C-609 de agosto 1° de 2012, M. P. Jorge
Iván Palacio Palacio.
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“ARTICULO 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y
trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna
discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o
filosófica. //El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará
medidas en favor de grupos discriminados o marginados.// El Estado protegerá especialmente a aquellas
personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad
manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.”
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cobijados bajo una misma hipótesis, siempre que exista una justa razón válida
y suficiente que lo amerite.
Así, recogidos por este tribunal los planteamientos de la doctrina alemana 33, el
juicio de igualdad que realiza el juez no parte de presupuestos idénticos ni de
situaciones completamente diferentes, sino de igualdades y desigualdades
parciales, con el propósito de determinar “si existen razones suficientes para
mantener un trato igual frente a situaciones en alguna medida disímiles, o si
existen razones suficientes para establecer un trato distinto entre situaciones
con algún grado de similitud”34.
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Cfr. C-1177 de noviembre 17 de 2005, M. P. Jorge Córdoba Triviño.
36
Ibídem.
37
“Cfr. Sentencia C-426 de 2002, MP Rodrigo Escobar Gil.”
38
Ibídem.
39
“Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional, T-597/92, MP, Ciro Angarita Barón, SU-
067/93, MP, Ciro Angarita Barón y Fabio Morón Díaz; T-451/93, MP, Jorge Arango Mejía; T-268/96, MP,
Antonio Barrera Carbonell.”
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“Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional, SU-067/93, MP: Ciro Angarita Barón y Fabio
Morón Díaz, T-275/94, MP: Alejandro Martínez Caballero, T-416/94, MP: Antonio Barrera Carbonell, T-
502/97, MP: Hernando Herrera Vergara, C-652/97, MP: Vladimiro Naranjo Mesa, C-742/99, MP: José
Gregorio Hernández.”
41
“Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional, T-399/93, MP, José Gregorio Hernández
Galindo; C-544/93, MP: Antonio Barrera Carbonell; T-416/94, MP, Antonio Barrera Carbonell; T-502/97,
MP, Hernando Herrera Vergara.”
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“Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional, T-399/93, MP, José Gregorio Hernández
Galindo; C-544/93, MP: Antonio Barrera Carbonell; T-416/94, MP: Antonio Barrera Carbonell; T-502/97,
MP, Hernando Herrera Vergara; C-1195 de 2001, MP, Gerardo Monroy Cabra y Manuel José Cepeda.”
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“Ver entre otras las sentencias de la Corte Constitucional, T-046/93, MP, Eduardo Cifuentes Muñoz, C-
093/93, MP, Fabio Morón Díaz y Alejandro Martínez Caballero, C-301/93, MP, Eduardo Cifuentes Muñoz,
C-544/93, MP, Antonio Barrera Carbonell, T-268/96, MP, Antonio Barrera Carbonell., C-742/99, MP, José
Gregorio Hernández.”
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Cfr. C-204 de marzo 11 de 2003, M. P. Álvaro Tafur Galvis. Ver además C-314 de abril 30 de 2002, M. P.
Marco Gerardo Monroy Cabra; C-662 de julio 8 de 2004, M. P. Rodrigo Uprimny Yépes; C-372 de mayo 12
de 2011, M. P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub y C-598 de 2011 precitada, entre otras .
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6.1. El examen del juicio de igualdad en punto a las expresiones acusadas del
artículo 900 del Código de Comercio, tiene como premisa el tratamiento
otorgado por la ley al elemento denominado “fuerza” en la normatividad
civil, aplicable al derecho comercial, en cuanto por expresa disposición del
precepto mencionado, el negocio jurídico es anulable cuando sea consentido
por error, fuerza o dolo, “conforme al Código Civil”.
No obstante este factor de semejanza, el artículo 1750 del Código Civil, a que
alude el actor, dispone que el plazo para pedir la rescisión “en el caso de
violencia, se cuenta desde el día en que ésta hubiere cesado; en caso de error
o de dolo, desde el día de la celebración del acto o contrato”, mientras que el
artículo 900 del Código de Comercio establece que la anulabilidad, por error,
fuerza o dolo, correrá “a partir de las fecha del negocio jurídico respectivo”,
instituyéndose así sobre la violencia o fuerza ejercida, una divergencia de trato
a pesar de una identidad (no está en negrilla en el texto original).
A partir del principio de igualdad ante la ley (art. 13 Const.), los criterios de
razonabilidad y proporcionalidad de las medidas adoptadas, constituyen otro
límite a la libertad de configuración legislativa. Así, serán inconstitucionales
los contenidos que establezcan derechos y prestaciones aplicables únicamente
a determinadas personas o grupos, sin observar tales criterios. Contrario
sensu, son constitucionalmente aceptables las medidas que, aunque consagren
un trato a primera vista desigual, cumplan con esos parámetros y no hagan
nugatoria la efectividad de este principio y otros derechos y deberes
consagrados en la Constitución.
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Cfr. C-1032 de diciembre 5 de 2006 y C-520 de julio 11 de 2007, en ambas M. P. Nilson Pinilla Pinilla, y
C-279 de mayo 15 de 2013, M. P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, entre muchas otras.
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“Esta postura ha sido reconocida por la Corte en diferentes oportunidades. Así por ejemplo, en la
sentencia C-362 de 1996 se indicó que ‘[d]ado que los códigos constituyen ‘una técnica legislativa’, como es
de aceptación general, es lógico que sea el órgano encargado de dictar las leyes el que precise cuál de éstas
configura un código (…).’ A su vez, en la sentencia C-340 de 2006 se señaló que la consideración de una
regulación como código demanda ‘que exista la manifestación expresa del legislador de erigir dicho cuerpo
jurídico en código’.”
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VII. CONCLUSION