02 Taller Oración Santa Ana 20241102

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TALLER: ORACIÓN SANTA ANA

2º taller, sábado 2 noviembre-2024

Tema: LA ORACIÓN: RELACIÓN DE AMISTAD

EXPLICACIÓN: Me parece importante, antes de adentrarnos más en este taller de oración, decir una
palabra sobre las diversas propuestas de meditación que se ofrecen en la actualidad, con la intención
de ayudarnos al discernimiento y a la búsqueda de la verdadera oración cristiana.

¿Cómo distinguir la oración cristiana de otras técnicas de meditación? Hemos de comenzar


diciendo que ni la meditación ni la oración cristiana es una técnica. La oración cristiana es un
encuentro amoroso con Dios Padre. Ya vimos en el taller anterior que la oración es un trato de
amistad con AQUEL que sabemos nos ama. Hemos de estar muy vigilantes y tener capacidad de
discernimiento con estas formas orientales de meditación, para no confundirlas con la meditación y
oración cristiana. Cito a Jesús Ángel Fernández: “Estas técnicas de meditación, aunque a veces son
similares en sus prácticas externas, se diferencian en sus orientaciones y propósito. La oración
cristiana es un acto de encuentro y comunión con el Padre que nos muestra a Jesús de Nazaret.
Las técnicas meditativas pueden perseguir diversos objetivos, desde el deseo de alcanzar una
serenidad profunda hasta la iluminación, y pueden partir de la autoexploración, de la relajación o
de la obtención de un estado de bienestar físico y mental. Reconocer estas diferencias es crucial para
una comprensión auténtica y respetuosa de cada práctica. Las convergencias pueden ofrecer un rico
campo de aprendizaje mutuo”.

Me parece muy interesante esta aportación de Jesús Ángel Fernández. La oración cristiana es un
camino espiritual que paso a paso conduce a una de las experiencias más ricas y significativas del
ser humano: al encuentro del yo con el TÚ. Lejos de llevar al vacío, al bienestar personal, le lleva al
encuentro con e Tu, a la plenitud; y desde esta plenitud al don de sí en el amor y el servicio. La
oración cristiana va acompañada de las obras, del compromiso y de la conversión constante del
corazón. Esta es la oración cristiana y el fruto de la oración: son las obras, la reorganización
evangélica del corazón. La oración cristiana también exige el vacío, pero desde una orientación muy
diferente. Vaciarse de todo aquello que invade mi corazón, para dejar que Cristo sea el centro,
porque el centro de la oración cristiana no soy yo, es Dios trinidad.

El tema de este taller: “LA ORACIÓN: RELACIÓN DE AMISTAD”

“Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para
invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía”.1

La oración de amistad expresada en la Biblia: “El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla
un hombre con un amigo” (Ex. 33, 11). “Mi alegría es estar con los hijos de los hombres” (Prov. 8,
31). “Os he llamado amigos” (Jn. 14, 15). Dios desde la creación ha buscado activamente la amistad
con su criatura, ofreciéndole vivir en comunión. La desobediencia de Adán y de Eva los llevo a la
ruptura de esta comunión. Nosotros estamos llamados a dejarnos abrazar y sanar por el amor
incondicional de Dios Padre que nos colma de su misericordia y nos invita a entablar esa relación de
amor que es la oración. El amor de Dios es la roca donde se apoya nuestra oración. La oración está
en nosotros porque Dios nos habita, porque el Espíritu susurra en nuestro interior y porque
Jesucristo nos acompaña haciendo suya nuestra debilidad humana, a la vez que enalteciendo

1
CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA, DEI VERBUM SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN, Nº 2.
nuestra dignidad de hijos en el Hijo. La Trinidad es el hogar paterno, y materno donde siempre
debemos permanecer.

La mayoría de los maestros espirituales definen la oración como relación de amistad: “No es otra
cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas
con quien sabemos nos ama”.2 Señalemos ese “con quien sabemos nos ama”. Y el evangelista Juan
nos dice: “Dios nos amó el primero” (1 Jn. 4,19).

Santa Teresita: “Para mí, la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo,
un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría”.

Carlos de Foucault: “Cuando uno ama, quiere hablar todo el tiempo con el ser amado, o al menos
mirarlo. Eso es la oración: el intercambio amoroso con nuestro Amado. Se le mira, se le dice que se
le ama, nos quedamos a sus pies, y le decimos que allí queremos permanecer”. La asiduidad y el
permanecer en la oración son importantes.

Alguna definición de la oración del papa Francisco: “La oración es un dialogo intimo con el Creador,
un dialogo que parte del corazón humano para alcanzar el “corazón” de Dios y de su misericordia,
capaz de transformar nuestra vida”. “La oración es el respiro de la fe, es su expresión más propia.
Como un grito silencioso que sale del corazón de quien cree y se confía en Dios”. “La oración es el
impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos: algo que nace en lo profundo de la
persona y se proyecta, porque siente la nostalgia de un encuentro”. “La oración es la voz de un “yo”
que se tambalea, que anda a tientas, en busca de un “Tú”. “El encuentro del “yo” y el “Tú” no se
puede hacer con calculadoras: es un encuentro humano y muchas veces se va a tientas para
encontrar el “Tú” que mi “yo” estaba buscando”. La oración como búsqueda. Y esto nos lleva al
Cantar de los Cantares cuando la esposa busca apasionada a su amado.

Nuestras Constituciones, (Hnas. de Santa Ana), si bien no dan una definición de la oración, insisten
en esa relación amorosa y presencial con el Señor. Dicen de nuestras primeras hermanas:
“La conciencia de la presencia de Dios las llevaba a vivir en actitud de contemplación en la acción”
(nº 78). Podemos decir que la oración es tomar conciencia de la PRESENCIA de Dios en mi vida
cotidiana, en lo sencillo y, sobre todo, contemplarlo en el rostro del hermano y de la hermana
sufriente con bondad y ternura, con amor.

Después de escuchar algunas de las definiciones de la oración, cada uno, cada una, estamos
invitados a formular nuestra propia definición de la oración. Porque la oración no es lo que los otros
dicen, sino lo que yo vivo, lo que ella es para mí; porque la amistad con el Señor es única y personal.

Y tú, ¿cómo definirías la oración? ¿Qué es la oración para ti?


Tenemos un tiempo de oración silenciosa, abrámonos a la acción del Espíritu que es quien nos hará
comprender qué es realmente la oración para mí. No son necesarias fórmulas bonitas, sino acoger
aquello que tu corazón te inspire por medio del Espíritu Santo, y si hoy no te viene nada, no te
preocupes, otro día recibirás una palabra, una inspiración y podrás llegar a formular qué es la oración
para ti. Oración silenciosa (música: Vengo ante Ti, Señor, de Rafael Peña. Estas aquí, instrumental)

Compartir libremente tu vivencia ¿Qué perla te llevas hoy?


Hna. Carmen Herrero, hcsa

2
Santa Teresa, Libro de Vida, capítulo 8, nº 5. Obras Completas, Editorial Espiritualidad, 1963. Madrid, p. 53.

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