Marco Teórico de Cáncer de Mama

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Alumna: Ana Karen Guerrero González

Matrícula: 201405993

Docente: Diana Karen Maldonado Toscano

Materia: Sexología

Cuatrimestre: 8

Grupo: B

´´Marco teórico´´

Fecha de entrega:

08/02/2024
Antecedentes

Primeros indicios

Al hablar de la historia del cáncer de mama es necesario remontarnos a la antigua


civilización egipcia, quienes documentaron por primera vez el caso y el
procedimiento contra tumores en la mama en el papiro ahora nombrado Edwin
Smith Surgical Papyrus. Este documento fue escrito en la denominada “era de las
pirámides”, alrededor del 3000 al 2500 a.C. y podría ser una copia de un
manuscrito de tratados quirúrgicos producido en la antigüedad.

Tuvieron que pasar más de 2000 años para que surgieran nuevas creencias
acerca de esta enfermedad, cuando Hipócrates (460-370 a.C.) formuló su teoría
de los cuatro humores, en la cual postuló que los seres vivos están formados por
sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema, y aseguró que la salud dependía del
equilibrio de estos cuatro componentes. A su vez, creía que el aumento de la bilis
negra era la causa de los tumores mamarios y de no ser tratada podría haber una
ruptura del tumor, lo cual liberaría la bilis al resto del cuerpo.

Con el tiempo surgieron nuevos conocimientos. En el año 200 d.C., el médico


griego Claudius Galenus (131-203 d.C.) hizo una descripción detallada de los
tumores mamarios y los definió como crecimientos anormales de la mama, los
cuales era más común encontrarlos en mujeres que en hombres, sobre todo en
aquellas cuyo ciclo menstrual fuera anormal o nulo; además, concluyó que el
cáncer no era específico de la mama, sino que podría aparecer en cualquier parte
del cuerpo. Durante el primer siglo, los médicos romanos trataban los tumores
extrayendo el músculo pectoral en su totalidad. Este método abrumador, debido a
que se practicaba con un cauterio caliente y sin anestesia, no pasó desapercibido
para Galenus, quien propuso un tipo de lumpectomía en la cual se realizaba una
incisión alrededor del tumor y se retiraba solamente esa parte; sin embargo, los
médicos de la época se rehusaron a la propuesta de Galenus y la remoción del
pectoral se siguió practicando durante toda la edad media.
El cáncer en el renacimiento y la edad moderna

Durante el siglo XVI en Europa, después de la crisis de la escolástica y en los


años del Renacimiento, René Descartes (1596-1650), filósofo y matemático
francés, propuso la teoría de la linfa, la cual postulaba que de todos los fluidos, la
sangre y la linfa son los más importantes. Más tarde Stahl y Hoffman propusieron
que el cáncer se componía de linfa fermentada y degenerada en su acidez o
alcalinidad.

Mientras tanto, las observaciones del médico Bernardino Ramazzini (1633-1714),


conocido como el padre de la medicina del trabajo, lo llevaron a publicar en el año
1717 la segunda edición de su libro sobre enfermedades de los oficios De morbis
artificum diatriba. Entre sus observaciones, notó una alta frecuencia de cáncer de
mama en monjas italianas al compararlas con mujeres casadas y la atribuyó,
como factor causal, al celibato, el cual, creía Ramazzini, ocasionaba la
inestabilidad de los órganos reproductivos.

Pasaron menos de dos décadas cuando el médico francés Claude Deshais-


Gendron (1663-1750) describió los tumores cancerígenos como una masa fría
formada por glándulas y nervios endurecidos, la cual se fijaba y crecía en los
tejidos circundantes. Durante esa misma década, en el año de 1739, el médico
alemán Friedrich Hoffmann (1660-1742) sugirió que el cáncer se desarrolla debido
a la práctica de relaciones sexuales con toqueteos rudos nada placenteros.

Durante el siglo XVIII, varios científicos postularon otras teorías sobre el origen del
cáncer de mama. El cirujano y anatomista inglés John Hunter (1728-1793) sugirió
que el cáncer de mama se originaba debido a la coagulación defectuosa en los
vasos linfáticos; además, propuso una nueva cirugía en la cual se debía extraer el
tumor junto con la diseminación linfática. El italiano revolucionario de la anatomía
patológica Giovanni Battista Morgagni (1682-1771), uno de los primeros en
realizar una autopsia, planteó que la leche cuajada era la causa de la enfermedad;
entretanto, el médico holandés Johannes de Gorter (1689-1762) la describió como
una inflamación con gran contenido de pus. El cirujano francés Claude-Nicolas Le
Cat (1700-1768) atribuyó a los desórdenes mentales, principalmente los
relacionados con la depresión, la causa del desarrollo del cáncer de mama.
Finalmente, otra explicación surgida en ese mismo siglo y con una aproximación
mayor a lo que en la actualidad se conoce, fue la propuesta por el médico francés
Henri Le Dran (1685-1770), quien en 1757 postuló el cáncer como una
enfermedad local que avanza en estadios y no de manera sistémica, como hasta
entonces se creía; adicionalmente, propuso que el tumor mamario debería ser
removido antes de su propagación hacia los nódulos linfáticos axilares.

El cáncer en la edad contemporánea

Al adentrarse el siglo XIX, nuevas hipótesis sobre el origen de las células


cancerosas fueron surgiendo. En 1838, el patólogo alemán Johannes Müller
(1801-1858) teorizó que las células cancerígenas provenían del crecimiento de
células no diferenciadas (blastema) y no del sistema linfático, como se creía hasta
ese momento.

La aportación de Robert Hooke (1655-1703), quien introdujo el término célula,


ocasionó que varios científicos se enfocaran en su estudio. Fue así como el
médico alemán Rudolf Ludwig Karl Virchow (1821-1902) dictaminó que todas las
células provenían de otras células; sin embargo, no hizo la conexión entre el
término metástasis y las células malignas migrantes. En 1858, publicó que las
células axilares metastásicas se originaban como respuesta a ingredientes
dañinos o materia venenosa emitida por el cáncer en la mama.

Fue el año de 1882 el que marcó el rumbo en el tratamiento del cáncer de mama,
con la introducción de la mastectomía radical por el cirujano estadounidense
William Halsted (1852-1922), ya que en su llamada teoría Virchow-Halsted postuló
al cáncer como una enfermedad local, la cual hace metástasis a otros sitios
conforme progresa. Más tarde, en 1894 Halsted publicó los resultados de las
cirugías con las que fueron tratadas 50 pacientes con cáncer de mama, con lo que
concluyó que solo tres pacientes tuvieron recurrencia local, resultados excelentes
al compararlos con los obtenidos por otros médicos, como Bergmann, Billroth,
Czerny, Fischer Gussenbauer, entre otros, quienes reportaron recurrencias de
más de 60% en las pacientes tratadas con las técnicas convencionales.
En 1896, The British Gynacological Society llevó a cabo, su reunión anual, en la
que discutieron y expusieron los nuevos conocimientos obtenidos por medio de la
clínica. Fue ahí donde el médico inglés George Thomas Beatson (1848-1933)
declaró que tras realizar ooforectomía (extirpación de los ovarios) a pacientes con
tumores mamarios, observó una ligera disminución del tamaño de los tumores,
con lo que concluyó que la secreción interna de los ovarios estaba implicada en el
desarrollo del tumor mamario. Por esa razón, es considerado el padre de la terapia
antihormonal. Durante ese mismo año una innovación en Alemania, que sería de
gran utilidad, fue descrita por el profesor en física e ingeniero mecánico Wilhelm
Conrad Röntgen (1845-1923): los rayos X. Gracias a este descubrimiento, el
cirujano alemán Albert Salomon (1883-1976) publicó en 1913 sus resultados de
3000 mastectomías en las cuáles encontró microcalcificaciones en imágenes de
rayos X tomadas de muestras de tumor. Con ello pudo describir las diferencias en
imagen de un tejido sano y uno con cáncer.

Si bien, los cambios fisiológicos y anatómicos que acompañan al cáncer se iban


dilucidando, otros científicos estudiaban los factores sociales. En 1926, Janet
Elizabeth Lane-Claypon (1877-1967), considerada como una de las pioneras en
epidemiología, estudió el estilo de vida de pacientes con cáncer de mama, con el
objetivo de identificar factores de riesgo que pudieran relacionarse con el
desarrollo de la enfermedad; este estudio de casos y controles le fue encargado
por el ministro de salud británico John Wheatley. Derivado de dicho estudio se
determinó que había un mayor número de mujeres solteras, así como una mayor
edad al momento de las nupcias en el grupo de casos y un mayor número de hijos
en mujeres postmenopáusicas en el grupo control. Cinco años más tarde, JM
Wainwright publicó en Estados Unidos los resultados de la réplica del estudio de
Lane-Claypon con hallazgos comparables.

Retomando los avances en la radiación con el descubrimiento de los rayos X, el


cirujano inglés Geoffrey Keynes (1887-1982), pionero en cirugía de cáncer de
mama, quien desaprobaba la mastectomía radical, sugirió una cirugía más limitada
seguida por radioterapia. Esta nueva terapia fue utilizada por el médico George
Pfahler a comienzos de 1930, por lo que se le considera una influencia temprana
como especialista en radiología; más tarde, en 1949, Raul Leborgne dio impulso a
la mamografía en Uruguay.

Desarrollo de fármacos contra el cáncer de mama

De 1939 a 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial se desarrollaba, la US Army


retomó las investigaciones sobre el gas mostaza iniciadas por Edward Krumbhaar
en 1919, debido a los efectos tóxicos que causó al personal naval que había
estado expuesto a ese gas. En este estudio se evaluó el nitrógeno de mostaza y
se descubrió su toxicidad contra los linfomas. Esto marcó el inicio de la
investigación de agentes químicos capaces de matar células cancerígenas en
crecimiento al dañar su ADN.En 1956, después de años de investigación en el
área de quimioterapia, el primer caso de cáncer metastásico fue curado al utilizar
un compuesto llamado metotrexato. Este suceso marcó la historia del uso de la
quimioterapia en el tratamiento del cáncer.

Un hecho histórico muy importante en la década de los sesenta fue realizado por
el doctor en química orgánica Elwood Vernon Jensen (1920-2012), quien, junto
con sus colaboradores, describió el receptor de estrógenos y subsecuentemente
descubrió la superfamilia de receptores nucleares de hormonas. Mientras tanto, el
mercado de anticonceptivos ya estaba establecido y los intentos de sintetizar
compuestos no esteroideos antiestrógenos como anticonceptivos llevó a que el
grupo de investigación de ICI Pharmaceuticals, ahora AstraZeneca, identificara el
compuesto químico ICI 46,474, un isómero trans de trifeniletileno llamado
tamoxifeno. Al hacer las pruebas del tamoxifeno en ratones, este se comportaba
como un estrógeno; sin embargo, en ratas no se veía el mismo efecto, hecho que
ocasionó incertidumbre acerca de su efecto sobre los humanos. Es por ello que en
1972 se probó este compuesto en diversas aplicaciones que iban desde el
tratamiento del cáncer de mama, hasta la inducción de la ovulación; sin embargo,
tuvieron que pasar cinco años más para que la Food and Drug Administration
(FDA) lo aprobara como tratamiento contra el cáncer de mama metastásico en los
casos de tumores positivos a receptor de estrógeno (RE).
Hasta este punto, el tratamiento que se les daba a las pacientes con cáncer de
mama era aún la mastectomía radical, a pesar de existir otras alternativas, razón
por la cual en la década de los setenta comenzó un estallido social que marcaría
el rumbo en la toma de decisiones por parte de las pacientes. Primeramente, en
1971 se publicó el libro Women and their bodies de la organización feminista
Boston Women’s Health Collective. El objetivo del libro y la organización fue y ha
sido difundir información con fundamentos científicos, así como experiencias
personales, a fin de ofrecer un panorama más amplio que ayude a las mujeres en
la toma de decisiones acerca de su salud, reproducción y sexualidad. El libro tuvo
tanto éxito que para 1971 había llegado a Europa, donde la New England Free
Press lo publicó en Inglaterra con el nombre Our bodies, Ourselves y vendió 250
000 copias. A partir de esa corriente feminista, en 1974 la periodista y activista
americana Rose Kushner, quien había sido diagnosticada con un tumor canceroso
en la mama (y había evadido la mastectomía radical gracias al médico Ling Yuan
“Thomas” Dao [1921-2009] que utilizaba una mastectomía modificada), comenzó a
escribir críticas al método denominado 1step (mastectomía radical), en el que
advertía que las mujeres deberían tener el derecho a elegir el procedimiento
2step, en el cual, después del análisis de la biopsia, una cirugía se realizaría
posteriormente solo si fuera necesaria. Gracias a todos los movimientos sociales,
en 1979, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, del inglés
National Institutes of Health) concluyó que la mastectomía radical no sería la única
opción para el tratamiento del cáncer de mama; de esa manera, propuso la
mastectomía total y la mastectomía segmental con o sin radioterapia.

La década de los setenta traería otro descubrimiento importante, ya que en 1974


fue descubierto el receptor para el factor de crecimiento epidermal (EGFR), el cual
ha servido como blanco terapéutico contra el cáncer de mama por medio de
inhibidores como el erlotinib, el gefitinib, el cetuximab y el afatinib, por mencionar
algunos.

El dictamen hecho por el NIH respecto al tratamiento alternativo para el cáncer de


mama propició que nuevas investigaciones se pusieran en marcha. En 1985 el
profesor de cirugía de la universidad de Pittsburgh, Bernard Fisher, al
contraponerse a la teoría de Halsted, concibió en su hipótesis al cáncer como una
enfermedad sistémica en la cual las células cancerosas podían viajar por el
sistema circulatorio y linfático hacía otras zonas del cuerpo, por lo que propuso
que esta enfermedad debía ser tratada con lumpectomía, acompañada con
radioterapia y consideró que se obtendrían resultados iguales a la mastectomía
radical.

Si bien, los hechos históricos iban marcando el rumbo en el tratamiento del


cáncer, entre los trabajos realizados entre 1984 y 1986 por el científico alemán
Alex Ullrich y en 1986 por el japonés Yakamoto fue descubierto el gen ERBB2, el
cual fue mapeado en el cromosoma humano 17q21. En 1987, el oncólogo
estadounidense Dennis Joseph Slamon demostró que el gen descubierto se
encontraba amplificado en el cáncer de mama, sobre todo en aquellas mujeres
con un pobre pronóstico.

Mientras tanto, la FDA seguía dando reportes sobre el medicamento nombrado


tamoxifeno. Si bien, para 1977 había sido aprobado su uso para el tratamiento del
cáncer de mama metastásico con RE positivo, en 1986 se aprobaba su uso como
terapia adyuvante para mujeres en postmenopausia y en 1998 se aprobó su uso
profiláctico en mujeres con alto riesgo de cáncer de mama.

El desarrollo de medicamentos contra el cáncer de mama comenzó su apogeo y


nuevamente Axel Ullrich reapareció en la historia, pues una vez que descubrió el
gen ERBB2, demostró en 1989 que al dirigir un anticuerpo monoclonal contra el
dominio extracelular de HER2, el producto de ERBB2, resultaba en la inhibición
del crecimiento celular del cáncer de mama con sobreexpresión de este; fue así
como las investigaciones se empezaron a dirigir hacia ese gen.

Para 1991, la Fundación Americana contra el Cáncer Susan G Komen organizó en


Nueva York su carrera para recaudar fondos y seguir ayudando a combatir el
cáncer de mama. Como insignia de la carrera, a cada participante se le brindó un
listón rosado que aludía a lo femenino. Este gesto de apoyo y unión ocasionó que
desde entonces se utilice esa insignia para representar la lucha contra el cáncer
de mama.

Con el estudio de la HER2 y su implicación en el cáncer de mama, en 1992 la


empresa Genentech, a la cual pertenecía Axel Ullrich, produjo el primer anticuerpo
contra la HER2 a partir de células de cáncer de ovario de hámster chino (CHO, del
inglés Chinese Hamster Ovary), nombrado herceptina (trastuzumab), del cual
terminaron la fase clínica III en 1997. Mientras se desarrollaba la fase clínica II de
la herceptina, en 1993 Douglas Easton y más tarde en 1995 Wooster, describieron
la relación de dos genes con el desarrollo del cáncer de mama, BRCA1 y BRCA2,
respectivamente. Fue hasta 1998 que se presentaron los resultados de las
investigaciones clínicas de la Fase III de la herceptina a la Sociedad Americana de
Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés) y a finales de ese año la FDA
aprobó su uso en mujeres con cáncer metastásico en tumores con sobreexpresión
de HER2. Casi dos décadas después, en 2006, la FDA aprobó el uso de la
herceptina como parte de la terapia adyuvante para mujeres con cáncer de mamá
HER2+ en estadios tempranos.

Como se mencionó con anterioridad, en 1986 el tamoxifeno había sido aprobado


por la FDA para el tratamiento de cáncer de mamá con RE+, ya que actuaba al
corto y mediano plazo como un antagonista de estrógenos. Sin embargo, las
investigaciones apuntaban que a largo plazo se observaba un efecto agonista de
estrógenos. Además, otros estudios habían concluido que con el uso de
tamoxifeno si bien aumentaba la supervivencia global y el periodo libre de
recurrencia, también se observaban efectos secundarios, como proliferación
endometrial y aumento del riesgo de carcinoma endometrial en mujeres
postmenopáusicas, así como de enfermedad tromboembólica en mujeres pre y
postmenopáusicas. Por lo anterior, la empresa AstraZeneca comenzó la búsqueda
de un activo nuevo con alta afinidad al receptor de estrógeno y con actividad
antagonista para evitar o disminuir los efectos adversos del tamoxifeno. Los
científicos de AstraZeneca agregaron modificaciones de alquilos de cadena larga
en la posición 7alfa del estradiol, con lo que se evitaba el efecto uterotrófico del
estradiol y del tamoxifeno. Tras la experimentación con varias modificaciones, se
obtuvo el compuesto ICI 182780, conocido como fulvestrant, el cual sería
aprobado por la FDA en 2003 como una terapia endócrina de segunda línea para
el tratamiento del cáncer metastásico con RE+.

En el transcurso del tiempo se han desarrollado varios fármacos; sin embargo, en


2012 se publicaron los resultados del grupo de estudio CLEOPATRA (financiado
por la corporación Genentech y la colaboración de Hoffmann-La Roche), estudio
que se centró en evaluar la combinación de tres fármacos: pertuzumab,
trastuzumab y docetaxel como terapia contra el cáncer de mama metastásico con
HER2+. Es este estudio el que ha conseguido en la historia el mayor aumento de
supervivencia en cáncer de mama avanzado, por lo que en 2012 la FDA aprobó la
utilización del pertuzumab.

Pruebas diagnósticas y pronósticas del cáncer de mama

Con el paso del tiempo y el avance de la tecnología, se llegaron a identificar


diversos genes diferencialmente expresados entre tumores mamarios, con lo que
se llegó a la conclusión de que el cáncer de mama es altamente heterogéneo. En
el año 2000, Charles M. Perou, profesor de la escuela de medicina de la
Universidad de Stanford, y su colega del Departamento de Genética del Hospital
Noruego de Radium, la doctora Therese Sørlie, caracterizaron la variación de los
patrones de expresión génica a través de microarreglos en 65 muestras de
tumores mamarios. Los resultados los llevaron a proponer una clasificación de los
tumores en cuatro subtipos moleculares: luminal epitelial/ER; basallike, con RE- y
positivos a queratina 5/6 y 17; ErbB2+, con sobreexpresión del gen ERBB2, y,
finalmente, el normal breast-like, en el cual observaron una alta expresión de
genes característicos de células basales de epitelio y células adiposas, así como
una baja expresión de genes característicos de células de epitelio luminal. Tres
años después, en 2003, la doctora Therese Sørlie a partir de la
inmunohistoquímica, técnica que fuera reportada en el año de 1941 por Albert
Coons, descubrió que los patrones de expresión génica de cada paciente se
correlacionaban con la expresión de proteínas de superficie celular detectadas
mediante esta técnica, por lo cual realizó una reestructuración en la clasificación
molecular y agregó un nuevo grupo, por lo que quedaron dos subtipos de
luminales y los otros tres subtipos mencionados con anterioridad. En el 2006,
Bruce G. Haffty et al. denominaron un subtipo molecular triple negativo para
aquellos tumores mamarios que no expresaran receptores hormonales y fueran
HER2-. Esta clasificación sigue vigente hasta nuestros días y es de suma
importancia en la clínica, ya que es utilizada en la toma de decisiones sobre las
estrategias de tratamiento que recibirá cada paciente de acuerdo con el subtipo
molecular; por tal razón, el uso de la inmunohistoquímica en el diagnóstico y la
clasificación del cáncer de mama se ha vuelto una técnica de rutina debido a su
fácil acceso e implementación.

Los inicios del tercer milenio se centraron en la genómica y la proteómica. Es así


como en 2004, la empresa Genomic Health, dedicada al desarrollo de pruebas
basadas en la genómica para diagnóstico y tratamiento del cáncer en estadios
tempranos, desarrolló el ensayo Oncotype DX, a partir del estudio de la expresión
de 21 genes en muestras de tumores mamarios. Por otro lado, tras la conclusión
del proyecto del genoma humano en el año 2003, en el cual fueron identificados
aproximadamente 25 000 genes, el Instituto de Cáncer de los Países Bajos en
Ámsterdam creó la firma génica 70 (70GS), la cual involucra genes relacionados
con el cáncer de mama. Fue así como desarrollaron el ensayo génico
MammaPrint, en el cual se evaluaron los 70 genes para pronosticar la metástasis
a distancia en pacientes de cualquier edad con ganglios linfáticos negativos.El
permiso de la FDA para este ensayo fue otorgado en 2007.

Cáncer de mama en México

En nuestro país, la primera decisión que marcó el rumbo de la historia del cáncer
de mama en México fue el decreto emitido en 1946 por el entonces presidente de
la República Mexicana, Manuel Ávila Camacho, con el cual nació el Instituto
Nacional de Cancerología en lo que actualmente es el Hospital de la Mujer en la
Ciudad de México.
Como se ha descrito con anterioridad, en el ámbito mundial nacieron asociaciones
no gubernamentales para la lucha contra el cáncer de mama, cuestión que
ocurriría de igual manera en México. En 1972 fue fundada la Asociación Mexicana
de Lucha contra el Cáncer como una asociación civil, cuyo propósito era colaborar
y generar programas de prevención y atención del cáncer. El primer registro del
cáncer en nuestro país fue llevado a cabo por el Hospital de Oncología del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el cual tuvo una duración de menos
de un lustro, debido a la desaparición del Departamento de Investigación en Salud
Pública del mismo hospital. Sin embargo, en 1982, la Secretaría de Salud creó el
Registro Nacional del Cáncer (RNC) en la Dirección General de Epidemiología,
con el cual se buscaba la elaboración de normas, la recolección de datos y
asesorías a instituciones para obtener un buen registro epidemiológico.

En esa época, nacería también otra importante asociación mexicana, Grupo Reto,
fundado en 1983 por Cecilia Vildósola de Sepúlveda, con el propósito de crear
conciencia de autoexploración para la detección oportuna del cáncer de mama.
Esta asociación ha establecido lazos de trabajo con el Instituto Nacional de
Cancerología, el Hospital General, el Instituto Nacional de Perinatología, entre
otros. Bastaron 10 años más para que en 1993, el Banco Mundial elaborara su
informe “Invertir en Salud”, con el cual surgieron nuevas organizaciones no
gubernamentales, entre las que podemos encontrar al Instituto Carso para la
Salud y la Fundación de Cáncer de Mama en México (FUCAM).

El año de 1994 y la ciudad de Colima serían testigos de la primera reunión de


expertos en cáncer de mama, de la cual se publicó el “Primer Consenso Nacional
sobre Diagnóstico y Tratamiento del Cáncer Mamario”. En ese libro se plasmaron
las conclusiones de los expertos que servirían como una guía para oncólogos y
médicos de especialidades afines. Ese mismo año, la Secretaría de Salud públicó
la Norma Oficial Mexicana NOM-014-SSA2-1994, para la prevención, tratamiento
y control de cáncer del cuello del útero y de la mama en la atención primaria, la
cual fue creada con el objetivo de uniformar los principios, políticas, estrategias y
criterios de operación de estas enfermedades. Desde entonces ha tenido
solamente dos modificaciones.

Fue en 2006 que las investigaciones y los esfuerzos para prevenir y combatir el
cáncer de mama se incrementaron en nuestro país, año en el cuál se publicó que
la mortalidad causada por esta enfermedad se había posicionado en primer lugar,
por encima del cáncer cervicouterino. Desde entonces y hasta la fecha este tipo
de cáncer ocupa el primer lugar en materia de mortalidad a nivel nacional.
Actualmente la Secretaría de Salud le ha dado un nuevo comienzo al Registro
Nacional de Cáncer cuya creación fue publicada en el Diario Oficial de la
Federación (DOF) el 22 de junio de 2017, el cual servirá como herramienta para
conocer la situación actual de la patología, el número de enfermos y el impacto de
las acciones que el sector salud realiza para combatirla.

Por medio de Salud en Línea, el IMSS explica qué es el cáncer de mama y da a


conocer los factores de riesgo, así como su detección, diagnóstico, tratamiento y
las recomendaciones para su prevención. Adicionalmente, con el propósito de
diagnosticar a tiempo esta patología en la mayor cantidad de mujeres posible, el
IMSS ha inaugurado dos clínicas de mama, la primera de ellas en octubre de 2016
en la zona sur de la capital, que beneficia a más de un millón de mujeres y en la
cual se ha logrado salvar la vida a 607 mujeres; la segunda fue inaugurada en
octubre de 2017 y beneficia a más de 780 000 derechohabientes, con lo cual
permitirá reducir considerablemente el tiempo para el diagnóstico y tratamiento.

El 19 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el


Cáncer de Mama, el cual tiene como propósito que mujeres y hombres tomen
conciencia de que esta enfermedad se puede curar si se detecta a tiempo, por lo
que se exhorta a la población en general a realizar los debidos chequeos.

Generalidades del tratamiento de cáncer de mama


Una vez que se realiza un diagnóstico de cáncer de mama, el tipo de tratamiento
ofrecido a un paciente con cáncer de mama está determinado por la etapa de la
enfermedad, el subtipo biológico y el estado general de salud del individuo.

Cáncer de mama in situ (estadio 0)

Tanto el LCIS (carcinoma lobulillar in situ) como el DCIS (carcinoma ductal in situ)
pueden ser difíciles de distinguir de la hiperplasia atípica o de los cánceres con
invasión temprana. En todos los casos se requiere la valoración experta por
anatomopatólogos. La mamografía bilateral se realiza para determinar la extensión
del cáncer in situ y para excluir un segundo cáncer. Debido a que el LCIS se
considera un marcador de mayor riesgo en lugar de un precursor inevitable de la
enfermedad invasiva, las opciones de tratamiento actuales para el LCIS incluyen
la observación, la quimioprevención y la mastectomía total bilateral.

El objetivo del tratamiento es prevenir o detectar en una etapa temprana el cáncer


invasivo que posteriormente se desarrolla en 25 a 35% de estas mujeres. No hay
beneficio de extinción para la LCIS porque la enfermedad afecta de manera difusa
a ambas mamas en muchos casos y el riesgo de desarrollar cáncer invasivo es
igual para ambas mamas. El uso del tamoxifeno como una estrategia de reducción
del riesgo debe considerarse en las mujeres con diagnóstico de LCIS.

Las mujeres con DCIS y evidencia de enfermedad extensa (>4 cm de enfermedad


o enfermedad en más de un cuadrante) generalmente requieren una mastectomía.
Para las mujeres con enfermedad limitada, generalmente se recomiendan la
lumpectomía y la radioterapia. Para DCIS no palpable, la localización con la aguja
u otras técnicas guiadas por imágenes son utilizadas para guiar la resección
quirúrgica. El tratamiento adyuvante con el tamoxifeno se considera para
pacientes con DCIS con enfermedad ER-positiva y la radioterapia durante un
periodo de 5 años. . El estándar de oro contra el cual se evalúa el tratamiento de
conservación mamaria para DCIS es la mastectomía.
Dado que no es factible realizar una disección del ganglio centinela después de la
mastectomía, la mayoría de los cirujanos recomendará el uso de la disección del
ganglio centinela en el momento de la mastectomía para el DCIS.

Cáncer de mama invasivo inicial (estadio I, IIA o IIB)

El uso de la lumpectomía y la radioterapia en el tratamiento del cáncer de mama


en estadios I y II se ha convertido en el método preferido de tratamiento para las
mujeres con cáncer de mama en estadio temprano que tienen una enfermedad
unifocal y a quienes no se conocen como portadores de la mutación BRCA.

Actualmente, la mastectomía con estadificación axilar y la cirugía de conservación


mamaria con estadificación axilar y radioterapia se consideran tratamientos
equivalentes para pacientes con cáncer de mama en estadios I y II. Para todos los
pacientes se considera la conservación de la mama debido a las importantes
ventajas cosméticas y los resultados de supervivencia equivalentes; sin embargo,
este enfoque no se recomienda en mujeres que son portadoras de
mutaciones BRCA conocidas debido al alto riesgo de por vida de desarrollar
cánceres de mama adicionales. Las contraindicaciones relativas al tratamiento de
conservación mamaria incluyen a) radioterapia previa en la mama o en la pared
torácica; b) márgenes quirúrgicos persistentemente positivos después de la
rescisión; c) enfermedad multicéntrica, y d) esclerodermia o lupus eritematoso.

Para la mayoría de los pacientes con enfermedad en etapa temprana, la


reconstrucción puede realizarse de inmediato al momento de la mastectomía. La
reconstrucción inmediata permite preservar la piel, optimizando así los resultados
estéticos. La mastectomía ahorradora de piel con reconstrucción inmediata se ha
popularizado en la última década, ya que se han informado bajas tasas de fracaso
local-regional y han avanzado las técnicas de reconstrucción Existe un creciente
interés en el uso de la mastectomía ahorradora areolar del pezón con informes
que sugieren la seguridad oncológica de este enfoque en el cáncer de mama en
etapa temprana. Los pacientes que están planeados para la radioterapia
posmastectomía pueden no ser candidatos ideales para la mastectomía con
preservación del pezón debido a los efectos de la radiación en el pezón
preservado.

Además de proporcionar una cosmética óptima a partir de la preservación de la


piel y/o del complejo pezón-areolar, la reconstrucción inmediata permite a los
pacientes despertarse con un monte mamario, lo que proporciona algún beneficio
psicológico para el paciente. La reconstrucción inmediata también es más
económica, ya que tanto la cirugía extirpativa como la reconstructiva se combinan
en una sola operación.

La reconstrucción inmediata se puede realizar con implantes o tejido autólogo; los


colgajos de tejido que se usan comúnmente incluyen el colgajo miocutáneo del
recto abdominal transverso, el colgajo perforador epigástrico inferior profundo y el
colgajo dorsal ancho (con o sin implante). Si se necesita radioterapia
posmastectomía, se puede colocar un expansor de tejido en el momento de la
mastectomía para guardar la forma de la mama y reducir la cantidad de reemplazo
de piel necesario en el momento de la reconstrucción definitiva. El expansor se
puede desinflar al iniciar la radioterapia para permitir la radiación de la pared
torácica y los lechos ganglionares regionales. La extracción del expansor tisular y
la reconstrucción definitiva, generalmente con tejido autólogo, puede realizarse de
6 meses a 1 año después de completar la radioterapia.

El estado de HER2/neu se determina para todos los pacientes con cáncer de


mama invasivo recién diagnosticado y, cuando sea positivo, se debe utilizar para
guiar las recomendaciones de tratamiento sistémico. La FDA aprobó
el trastuzumab en noviembre de 2006 para su uso como parte de un régimen de
tratamiento que contiene la doxorurbicina, la ciclofosfamida y el paclitaxel para el
tratamiento de HER2/neu-positivo, cáncer de mama con ganglios positivos.
Además del trastuzumab, el pertuzumab también ha sido aprobado recientemente
por la FDA para uso como adyuvante en pacientes con cáncer de mama
amplificado con HER2, con alto riesgo de recurrencia.

Cáncer de mama local-regional avanzado (estadio IIIA o IIIB)


Las mujeres con cáncer de mama en estadio IIIA y IIIB tienen cáncer de mama
local-regional avanzado, pero no tienen metástasis a distancia clínicamente
detectadas. En un esfuerzo por proporcionar una supervivencia óptima sin
enfermedad local-regional, así como una supervivencia libre de enfermedad a
distancia para estas mujeres, la cirugía se integra con la radioterapia y la
quimioterapia.

Sin embargo, se debe tener en cuenta que estos pacientes tienen un mayor riesgo
de metástasis a distancia, que a menudo se destaca por la evidencia radiológica
cuando se realiza la estadificación por la PET o la CT y se realizan exploraciones
óseas. Por tanto, el paradigma para los cánceres detectados con pesquizajes
pequeños donde se puede esperar una curación >90% de los pacientes, a
menudo sólo con tratamiento local, no es apropiado para pacientes con
enfermedad localmente avanzada.

La quimioterapia preoperatoria (también conocida como neoadyuvante) debe


considerarse en el tratamiento inicial de los pacientes con cáncer de mama en
estadio III localmente avanzado, especialmente aquellos con tumores con
receptores de estrógeno negativos. La quimioterapia se utiliza para maximizar la
supervivencia libre de enfermedad a distancia, mientras que la radioterapia se
utiliza para maximizar el control local-regional y la supervivencia libre de
enfermedad.

En pacientes seleccionados con cáncer en estadio IIIA, la quimioterapia


preoperatoria puede reducir el tamaño del cáncer primario y permitir la cirugía de
conservación de la mama.

Para tumores seleccionados que son localmente indolentes, ER-positivos,


localmente avanzados, se puede considerar un tratamiento endocrino primario,
especialmente si el paciente tiene otras comorbilidades.

Ganglios linfáticos mamarios internos

La enfermedad metastásica de los ganglios linfáticos mamarios internos puede


estar oculta, puede ser evidente en una radiografía de tórax o una CT, o puede
presentarse como una masa paraesternal indolora con o sin afectación de la piel.
No hay consenso sobre la necesidad de la radioterapia interna en los ganglios
linfáticos mamarios en las mujeres que corren un mayor riesgo de afectación
oculta (cánceres que afectan el lado medial de la mama, compromiso de los
ganglios linfáticos axilares) pero que no muestran signos de afectación en los
ganglios mamarios internos. La quimioterapia sistémica y la radioterapia están
indicadas en el tratamiento de los ganglios linfáticos mamarios internos muy
afectados.

Metástasis a distancia (estadio IV)

El tratamiento para el cáncer de mama en etapa IV no es curativo, pero puede


prolongar la supervivencia y mejorar la calidad de vida de una mujer.

Los tratamientos endocrinos se asocian con una toxicidad mínima son preferibles
a la quimioterapia citotóxica en la enfermedad con ER positivo. Los candidatos
apropiados para el tratamiento endocrino inicial incluyen mujeres con cánceres
con receptores hormonales positivos que no tienen inmediatamente una
enfermedad potencialmente mortal (o “crisis visceral”). Esto incluye no sólo a las
mujeres con metástasis óseas o de tejidos blandos, sino también a las mujeres
con metástasis viscerales limitadas.

La quimioterapia sistémica está indicada para mujeres con cánceres de


receptores hormonales negativos, “crisis visceral” y metástasis refractarias a las
hormonas. Las mujeres con cáncer de mama en el estadio IV pueden desarrollar
problemas localizados anatómicamente que se beneficiarán de un tratamiento
quirúrgico o de radiación individualizado, como metástasis cerebrales, derrame
pleural, derrame pericárdico, obstrucción biliar, obstrucción ureteral, fractura
patológica inminente o existente de un hueso largo, compresión de la médula
espinal, y dolorosas metástasis en huesos o tejidos blandos.

El denosumab, un agente bisfosfonato o anti-RANKL (activador del receptor del


factor nuclear kappa-B), que puede administrarse junto con la quimioterapia o el
tratamiento endocrino, debe considerarse en mujeres con metástasis óseas.
El tratamiento quirúrgico de los pacientes con enfermedad en estadio IV debe
abordarse obteniendo información multidisciplinaria y considerando los objetivos
del tratamiento de cada paciente individual y de los médicos que tratan al
paciente.

Recurrencia local-regional

Las mujeres con recurrencia local-regional de cáncer de mama pueden dividirse


en dos grupos: las que se sometieron a una mastectomía y las que se sometieron
a una lumpectomía. Las mujeres tratadas previamente con mastectomía se
someten a una resección quirúrgica de la recidiva local-regional y a la
reconstrucción apropiada. Se considera la quimioterapia y el tratamiento con
antiestrógenos, y se administra radioterapia adyuvante si la pared torácica no ha
recibido previamente radioterapia o si el oncólogo radioterapeuta considera que,
dado el tiempo del tratamiento anterior, existe la posibilidad de recibir más
radioterapia, especialmente si es un paliativo. Las mujeres tratadas previamente
con un procedimiento de conservación de la mama se someten a una
mastectomía y a una reconstrucción adecuada. La quimioterapia y el tratamiento
con antiestrógenos se consideran dependiendo del estado del receptor hormonal y
del estado HER2 del tumor.

Técnicas quirúrgicas en el cáncer de mama

Biopsia por escisión con localización por aguja

La biopsia por escisión implica la extirpación completa de una lesión mamaria con
un margen de tejido mamario de apariencia normal, es importante considerar las
opciones para el tratamiento local (lumpectomía frente a mastectomía con o sin
reconstrucción) y la necesidad de una valoración ganglionar con la disección del
SLN. La biopsia por punción es el método de diagnóstico preferido, y la biopsia por
escisión debe reservarse para aquellos casos en que los resultados de la biopsia
por aguja son discordantes con los resultados de la imagen o el examen clínico.
En general, las incisiones circunareolares se pueden utilizar para acceder a las
lesiones que son subareolares o que se encuentran a una corta distancia del
complejo pezón-areola. En otras partes de la mama, se pueden colocar incisiones
a lo largo de las líneas de tensión en la piel que generalmente son concéntricas
con el complejo pezón-areola. En la mitad inferior de la mama, el uso de incisiones
radiales generalmente proporciona el mejor resultado.

Cuando el tumor está bastante distante del centro de la mama, la incisión de la


biopsia se puede cortar por separado de la incisión de la mastectomía primaria, en
caso de que se requiera una mastectomía. No se recomiendan las incisiones
radiales en la mitad superior de la mama debido a una posible contractura de la
cicatriz que resulta en el desplazamiento del complejo ipsolateral del pezón-areola.
De manera similar, las incisiones curvilíneas en la mitad inferior de la mama
pueden desplazar el complejo pezón-areolar hacia abajo.

La biopsia por escisión con aguja o localización radioguiada con semillas requiere
una visita preoperatoria a la sala de mamografía para colocar un cable de
localización o una semilla radiactiva o magnética que puede detectarse
intraoperatoriamente con una sonda de mano. La lesión también puede ser
dirigida por ecografía en el conjunto de imágenes o en la sala de operaciones. La
lesión a extirpar se localiza con precisión mediante una mamografía, y la punta de
un gancho de alambre delgado o una semilla radiactiva se coloca cerca de la
lesión. Utilizando el gancho de alambre como guía, o la detección de la semilla
con una sonda de mano, el cirujano posteriormente extrae la lesión mamaria
sospechosa mientras extrae un margen de tejido mamario de apariencia normal.
Antes de que el paciente abandone el quirófano, se realiza una radiografía de la
muestra para confirmar la extirpación completa de la lesión sospechosa.

Disección del ganglio linfático centinela

La disección del ganglio linfático centinela (SLN, sentinel lymph node) se usa
principalmente para evaluar los ganglios linfáticos regionales en las mujeres con
cáncer de mama inicial quienes tienen clínicamente ganglios negativos, lo que se
realiza mediante la exploración física y los estudios de imágenes. Este método
también es preciso en mujeres con tumores más grandes (T3 N0), pero casi 75%
de estas mujeres demostrará tener metástasis en los ganglios linfáticos axilares en
el examen histológico, y siempre que sea posible, es mejor identificarlos antes de
la operación ya que esto permitirá un procedimiento definitivo para la enfermedad
axilar conocida. También se ha informado que la disección del SLN es precisa
para la estadificación de la axila después de la quimioterapia en mujeres con
enfermedad clínicamente negativa de los ganglios en la presentación inicial.

Las situaciones clínicas en las que no se recomienda la disección del SLN


incluyen pacientes con cáncer de mama inflamatorio, pacientes con metástasis
comprobada mediante biopsia, DCIS sin mastectomía o cirugía axilar previa.
Aunque se dispone de datos limitados, la disección del SLN parece ser segura en
el embarazo cuando se realiza con radioisótopo solo. La evidencia de grandes
estudios prospectivos sugiere que la combinación de la detección de coloides
radiactivos con sonda gamma intraoperatoria y la visualización intraoperatoria del
colorante azul (tinte azul de isosulfán o azul de metileno) es más precisa para la
identificación del SLN que el uso de cualquiera de los dos agentes solos.

El día antes de la cirugía, o el día de la cirugía, el coloide radiactivo se inyecta en


el parénquima mamario alrededor del tumor primario o en el sitio de la biopsia
anterior, en la región subareolar o subdérmicamente cerca del sitio del tumor
primario. Con una aguja de calibre 25, se inyectan 0.5 mCi de coloide de azufre
marcado con tecnecio-99m de 0.2 μm para la cirugía en el mismo día, o una dosis
mayor de 2.5 mCi de coloide de azufre marcado con tecnecio cuando se inyecta el
isótopo el día antes de la cirugía. Las inyecciones subdérmicas se administran
cerca del sitio del cáncer o en la ubicación subareolar. Más tarde, en la sala de
operaciones, se inyectan de 3 a 5 mL de tinte azul en el parénquima mamario o en
la ubicación subareolar. No se recomienda el uso del tinte azul en una inyección
subdérmica, ya que esto puede provocar tatuajes en la piel (tinte azul isosulfán) o
necrosis de la piel (azul de metileno). Para los cánceres no palpables, la inyección
de la solución coloide de azufre marcada con tecnecio puede ser guiada por
ecografía o por guía mamográfica.

Conservación de la mama
La conservación de la mama implica la resección del cáncer de mama primario
con un margen de tejido mamario de apariencia normal, la radioterapia
complementaria y la valoración del estado de los ganglios linfáticos regionales. La
resección del cáncer de mama primario se denomina
alternativamente mastectomía segmentaria, lumpectomía, mastectomía
parcial, escisión local amplia y tilectomía. Para muchas mujeres con cáncer de
mama en estadio I o II, el tratamiento de conservación de la mama (BCT, breast-
conserving therapy) es preferible a la mastectomía total porque la BCT produce
tasas de supervivencia equivalentes a las de la mastectomía total mientras se
preserva la mama.

La cirugía de conservación mamaria es actualmente el tratamiento estándar para


mujeres con cáncer de mama invasivo en estadio 0, I o II. Las mujeres con DCIS
requieren sólo resección del cáncer primario y radioterapia adyuvante sin
valoración de los ganglios linfáticos regionales. Cuando se realiza una
lumpectomía, se realiza una incisión curvilínea concéntrica al complejo pezón-
areola en la piel que recubre el cáncer de mama cuando el tumor se encuentra en
la parte superior de la mama. Se prefieren las incisiones radiales cuando el tumor
se encuentra en la parte inferior de la mama. La escisión de la piel no es necesaria
a menos que el tumor primario afecte directamente a la piel que la recubre. El
cáncer de mama se extrae con una envoltura de tejido mamario de apariencia
normal que es adecuada para lograr un margen libre de cáncer. Ha existido una
controversia significativa sobre el ancho del margen apropiado para BCT. El SLN
se realiza antes de la extirpación del tumor primario de mama. Cuando se indica,
la valoración intraoperatoria del ganglio centinela puede realizarse mientras se
realiza la mastectomía segmentaria.

El uso de la cirugía oncoplástica puede realizarse en el momento de la


mastectomía segmentaria o en un momento posterior para mejorar el resultado
estético general. El uso de las técnicas oncoplásticas abarca desde una simple
remodelación del tejido mamario hasta el reordenamiento del tejido local, hasta el
uso de colgajos pediculados o técnicas de reducción mamaria. El objetivo general
es lograr el mejor resultado estético posible.

Para determinar qué pacientes son candidatos para la cirugía de mama


oncoplástica, se deben considerar varios factores, incluida la extensión de la
resección del tejido mamario necesaria para lograr márgenes negativos, la
ubicación del tumor primario dentro de la mama y el tamaño de la mama del
paciente y el hábito corporal. Las técnicas oncoplásticas son de una consideración
primordial cuando a) un área importante de la piel del seno deberá resecarse con
la muestra para lograr márgenes negativos; b) se resecará un gran volumen del
parénquima mamario que resulte en un defecto importante; c) el tumor está
ubicado entre el pezón y el pliegue inframamario, un área a menudo asociada con
resultados cosméticos desfavorables, o d) la extirpación del tumor y el cierre de la
mama pueden resultar en una mala posición del pezón.

Mastectomía y disección axilar

Una mastectomía para preservar la piel elimina todo el tejido mamario, el complejo
de pezón-areola y las cicatrices de cualquier procedimiento de biopsia
anterior. Existe una tasa de recurrencia de menos de 6 a 8%, comparable a las
tasas de recurrencia a largo plazo informadas con la mastectomía estándar,
cuando se usa mastectomía para preservar la piel en pacientes con cánceres de
Tis a T3.

Una mastectomía total (simple) sin pérdida de piel elimina todo el tejido mamario,
el complejo de pezón-areola y la piel. Una mastectomía simple extendida extirpa
todo el tejido mamario, el complejo pezón-areola, la piel y los ganglios linfáticos
axilares de nivel I. Una mastectomía radical modificada (“Patey”) extrae todo el
tejido mamario, el complejo pezón-areola, la piel y los ganglios linfáticos axilares
de los niveles I, II y III; el pectoral menor que fue dividido y removido por Patey se
puede dividir simplemente, lo que brinda un mejor acceso a los ganglios del nivel
III y luego se deja in situ, o en ocasiones se puede realizar la eliminación axilar sin
dividir el pectoral menor. La mastectomía radical de Halsted extrae todo el tejido
mamario y la piel, el complejo pezón-areola, el músculo pectoral mayor y pectoral
menor, y los niveles linfáticos axilares de los niveles I, II y III. El uso de la
quimioterapia sistémica y el tratamiento hormonal, así como la radioterapia
adyuvante para el cáncer de mama casi han eliminado la necesidad de la
mastectomía radical.

La mastectomía con respeto del complejo pezón-areola se ha popularizado en la


última década, especialmente para la mastectomía reductora de riesgo en mujeres
de alto riesgo. Para aquellos pacientes con diagnóstico de cáncer, muchos
consideran los siguientes factores de elegibilidad: tumor ubicado a más de 2 a 3
cm del borde de la areola, tamaño mamario más pequeño, ptosis mínima, sin
cirugías mamarias previas con incisiones periareolares, índice de masa corporal
inferior a 40 kg/m2, sin uso activo de tabaco, sin radiación previa de la mama y sin
evidencia de enfermedad vascular del colágeno.

Por diversas razones biológicas, económicas y psicosociales, algunas mujeres


desean la mastectomía en lugar de la conservación mamaria.

Mastectomía radical modificada

Una mastectomía radical modificada preserva el músculo pectoral mayor con la


extirpación de los ganglios linfáticos axilares (apicales) de los niveles I, II y III.

Una mastectomía radical modificada permite la preservación del nervio pectoral


medial (el torácico anterior), el cual discurre en el haz neurovascular lateral de la
axila y generalmente penetra en el pectoral menor para inervar el borde lateral del
pectoral mayor. Los límites anatómicos de la mastectomía radical modificada son
el margen anterior del músculo dorsal ancho lateralmente, la línea media del
esternón medialmente, el músculo subclacio superior y la extensión caudal de la
mama de 2 a 3 cm por debajo del pliegue inframamario inferiormente. El grosor del
colgajo de la piel varía según el hábito corporal, pero idealmente es de 7 a 8 mm,
incluida la piel y el tejido subcutáneo. Una vez que los colgajos de la piel están
completamente desarrollados, la fascia del músculo pectoral mayor y el tejido
mamario suprayacente se elevan de la musculatura subyacente, lo que permite la
extirpación completa de la mama.
Tomado de Parker et al, 2024

Posteriormente, se realiza una disección de los ganglios linfáticos axilares. Se


identifica la extensión más lateral de la vena axilar, y el tejido areolar del espacio
axilar lateral se eleva a medida que la vena se despeja en sus superficies anterior
e inferior. Los tejidos areolares en la unión de la vena axilar y el borde anterior del
músculo dorsal ancho, que incluye los grupos de los ganglios linfáticos laterales y
subescapulares (nivel I), se eliminan. Se tiene cuidado de preservar el haz
neurovascular toracodorsal. Luego la disección se continúa hacia la parte interna
para despejar el grupo central de ganglios linfáticos axilares (nivel II). El nervio
torácico largo de Bell se identifica y conserva a medida que transcurre por la fascia
de revestimiento del músculo serrato anterior. Se hace todo lo posible por
preservar este nervio porque la denervación del músculo serrato anterior provoca
discapacidad permanente, con escápula alada y debilidad del hombro.
Finalmente, los contenidos mamarios y axilares se retiran del lecho quirúrgico y se
envían para una valoración patológica.

Tomado de Parker et al, 2024

Reconstrucción de la mama y la pared torácica

Los objetivos de la cirugía reconstructiva después de una mastectomía para el


cáncer de mama son el cierre de la herida y la reconstrucción mamaria, que puede
ser inmediata o tardía. En la mayoría de los casos, el cierre de la herida después
de la mastectomía se realiza con una simple aproximación de los bordes de la
herida. Sin embargo, si es necesaria una extirpación más radical de la piel y del
tejido subcutáneo, un colgajo miocutáneo pediculado del músculo dorsal ancho es
generalmente el mejor enfoque para la cobertura de la herida. Un injerto de piel
proporciona una cobertura funcional que tolerará la radioterapia adyuvante; sin
embargo, esto no es preferido porque la mala adherencia del injerto puede
retrasar el suministro de la radioterapia. La reconstrucción mamaria después de la
mastectomía para reducir el riesgo o después de la mastectomía para el cáncer de
mama en etapa temprana se puede realizar al mismo tiempo que la mastectomía.
Esto permite realizar una mastectomía para preservar la piel, que ofrece los
mejores resultados cosméticos en general. La reconstrucción puede proceder con
una reconstrucción con expansor/implante o con tejido autólogo, como un colgajo
miocutáneo pediculado o un colgajo libre mediante técnicas microvasculares.

En pacientes con cáncer de mama localmente avanzado, la reconstrucción a


menudo se retrasa hasta después de la finalización de la radioterapia adyuvante
para asegurar que se obtenga el control local-regional de la enfermedad. El uso
esperado de la radioterapia posmastectomía también debe considerarse como una
razón para la reconstrucción tardía, ya que se ha informado que la radioterapia en
una mama reconstruida produce resultados estéticos inferiores. Se puede
considerar la colocación de un expansor de tejido para permitir que la piel se
conserve, pero esto se debe discutir con el radiooncólogo y otros miembros del
equipo de tratamiento. Si se necesita cobertura de la pared torácica para
reemplazar un gran defecto de la piel o del tejido blando, se emplean muchos tipos
diferentes de colgajos miocutáneos, pero se utilizan con mayor frecuencia los
colgajos miocutáneos del dorsal ancho y del recto abdominal. El colgajo
miocutáneo del dorsal ancho consiste en una paleta de piel basada en el músculo
dorsal ancho subyacente, que es irrigado por la arteria toracodorsal con
contribuciones de las arterias intercostales posteriores. Un colgajo miocutáneo del
recto abdominal transverso (TRAM, transverse rectus abdominis myocutaneous)
consiste en una paleta de piel que se basa en el músculo recto abdominal
subyacente, que es irrigado por los vasos de la arteria epigástrica inferior
profunda.

El colgajo TRAM libre utiliza la anastomosis microvascular para establecer el


suministro de sangre al colgajo. Cuando la pared torácica ósea está relacionada
con el cáncer, se indica la resección de una parte de ella. Si sólo se resecan una o
dos costillas y se proporciona cobertura de tejido blando, la reconstrucción del
defecto óseo generalmente no es necesaria porque el tejido cicatricial estabilizará
la pared torácica. Si se sacrifican más de dos costillas, es aconsejable estabilizar
la pared torácica con material protésico, que luego se cubre con tejido blando
mediante el uso de un colgajo del dorsal ancho o un colgajo TRAM.

Tratamiento no quirúrgico

Radioterapia

La radioterapia se usa para todas las etapas del cáncer de mama dependiendo de
si el paciente se está sometiendo a BCT o a la mastectomía.

Las mujeres tratadas con mastectomía que tienen cáncer en los márgenes
quirúrgicos tienen un riesgo suficientemente alto de recurrencia local para justificar
el uso de la radioterapia adyuvante en la pared torácica después de la operación.
Las mujeres con enfermedad metastásica que involucra cuatro o más ganglios
linfáticos axilares y las mujeres premenopaúsicas con enfermedad metastásica
que involucra de uno a tres ganglios linfáticos también tienen un mayor riesgo de
recurrencia y son candidatas para el uso de la radioterapia de la pared torácica y
los ganglios linfáticos supraclaviculares. En el cáncer de mama local-regional
avanzado (estadio IIIA o IIIB), las mujeres tienen un alto riesgo de enfermedad
recurrente después del tratamiento quirúrgico, y la radioterapia adyuvante se usa
para reducir el riesgo de recurrencia. Las recomendaciones actuales para los
estadios IIIA y IIIB del cáncer de mama son a) radioterapia adyuvante de la mama
y los ganglios linfáticos supraclaviculares después de la quimioterapia
neoadyuvante y la mastectomía segmentaria con o sin disección de los ganglios
linfáticos axilares; b) radioterapia adyuvante a la pared torácica y los ganglios
linfáticos supraclaviculares después de quimioterapia neoadyuvante y la
mastectomía con o sin disección de ganglios linfáticos axilares, y c) radioterapia
adyuvante a la pared torácica y los ganglios linfáticos supraclaviculares después
de la mastectomía o la mastectomía segmentaria con disección de los ganglios
linfáticos axilares y quimioterapia adyuvante.

Quimioterapia adyuvante

Quimioterapia

La quimioterapia adyuvante tiene un beneficio mínimo para las mujeres con los
ganglios negativos y cánceres ≤0.5 cm de tamaño y no se recomienda. Las
mujeres con los ganglios negativos y cánceres de 0.6 a 1 cm se dividen en
aquellas con un riesgo bajo de recurrencia y aquellas con características de
pronóstico desfavorables que auguran un mayor riesgo de recurrencia y una
necesidad de quimioterapia adyuvante. Los factores pronósticos adversos incluyen
la invasión de vasos sanguíneos o vasos linfáticos, alto grado nuclear, alto grado
histológico, sobreexpresión de HER2/neu y estado negativo de los receptores
hormonales, debe considerarse para pacientes con los ganglios linfáticos
positivos, la enfermedad HER2 positiva, Adjuvant! On line con mortalidad superior
a 10%, tumores negativos de ganglios linfáticos de grado 3 >5 mm, tumores triple
negativos, invasión linfovascular o riesgo de recaída distante estimado de más de
15% a los 10 años según la puntuación de recurrencia de 21 genes. La
quimioterapia adyuvante es recomendada por las normas de la NCCN para
mujeres con estas características de pronóstico desfavorable.
Tomado de Parker et al, 2024

Para las mujeres con cánceres de receptores hormonales negativos que son >1
cm de tamaño, la quimioterapia adyuvante es apropiada. Sin embargo, las mujeres
con cánceres positivos para receptores hormonales con ganglios negativos y
tumores T1, son candidatas al tratamiento con antiestrógenos con o sin
quimioterapia. La valoración del riesgo general mediante el uso de los factores
pronósticos conocidos o las pruebas adicionales, como el ensayo de puntuación
de recurrencia de 21 genes, puede ayudar a orientar la toma de decisiones con
respecto a la quimioterapia en pacientes con los ganglios negativos, cáncer de
mama ER positivo. Para los cánceres de tipo especial (tubulares, mucinosos,
medulares, etc.), que suelen ser muy positivos para el receptor de estrógeno, se
debe recomendar un tratamiento con antiestrógeno adyuvante para los cánceres
>1 cm. Para las mujeres con tumores con los ganglios positivos o con un cáncer
de tipo especial que es >3 cm, el uso de la quimioterapia es apropiado; aquellos
con tumores con receptores hormonales positivos deben recibir tratamiento
antiestrógeno.

Para el cáncer de mama en estadio IIIA, se debe considerar la quimioterapia


preoperatoria con un régimen que contenga la antraciclina y taxano seguida de
una mastectomía radical modificada o una mastectomía segmentaria con
disección axilar seguida de radioterapia adyuvante, especialmente para la
enfermedad con receptor de estrógenos negativa. Si bien se puede considerar el
mismo régimen para la enfermedad con receptor de estrógeno positiva, se sabe
que estos tumores responden menos bien a la quimioterapia con una tasa de pCR
general <10% y una tasa de pCR <3% para los cánceres lobulares. Se pueden
considerar otras opciones, como el tratamiento endocrino neoadyuvante seguida
de un tratamiento local-regional o, en algunos casos, el tratamiento endocrino
primario, dependiendo de las características de los otros tumores y las
condiciones y preferencias comórbidas del paciente.

Quimioterapia neoadyuvante (preoperatoria)

El uso de la quimioterapia neoadyuvante ofrece la oportunidad de observar la


respuesta del tumor primario intacto y cualquier metástasis nodal regional con un
régimen de quimioterapia específico. Después del tratamiento con quimioterapia
neoadyuvante, los pacientes son evaluados para conocer la respuesta clínica y
patológica al régimen. Se ha demostrado que los pacientes cuyos tumores logran
una respuesta patológica completa a la quimioterapia neoadyuvante tienen
resultados de supervivencia estadísticamente mejores que aquellos pacientes
cuyos tumores muestran sólo una respuesta parcial, permanecen estables o
progresan en el tratamiento.

Las recomendaciones actuales de la NCCN para el tratamiento del cáncer de


mama local-regional avanzado operable son la quimioterapia neoadyuvante con
un régimen que contenga la antraciclina o que contenga taxano o ambos, seguido
de la mastectomía o la lumpectomía con disección de los ganglios linfáticos
axilares, si es necesario, seguido por radioterapia adyuvante. Para pacientes con
cáncer de mama HER2 positivo, trastuzumab y pertuzumab se pueden combinar
con la quimioterapia en el entorno preoperatorio para aumentar las tasas de
respuesta patológica completa. Para el estadio IIIA inoperable y para el cáncer de
mama en estadio IIIB, la quimioterapia neoadyuvante se usa para disminuir la
carga del cáncer local-regional. Esto puede permitir una posterior mastectomía
radical o radical modificada, seguida de radioterapia adyuvante.

Valoración ganglionar en pacientes que reciben quimioterapia neoadyuvante


La práctica habitual ha sido realizar una disección de los ganglios linfáticos
axilares después de la quimioterapia o realizar una disección de los ganglios
linfáticos centinela antes de la quimioterapia para la estadificación ganglionar
antes de que se inicie la quimioterapia. Una serie de estudios pequeños de una
institución independiente, un estudio multicéntrico y un metaanálisis reciente han
explorado el uso de la disección del SLN al finalizar la quimioterapia.

Tratamiento endocrino neoadyuvante

Aunque inicialmente se usó en mujeres de edad avanzada que se consideraron


malas candidatas para la cirugía o la quimioterapia citotóxica, el tratamiento
endocrino neoadyuvante se está evaluando cada vez más en los ensayos clínicos.
A medida que los clínicos han adquirido experiencia con las estrategias de
tratamiento neoadyuvante, a partir del examen de los factores predictivos de la
respuesta patológica completa, queda claro que los tumores con ER positivo no se
reducen en la respuesta a la quimioterapia tan fácilmente como los tumores con
ER negativo.

Se ha demostrado que el tratamiento endocrino neoadyuvante reduce los tumores,


lo que permite la cirugía de conservación mamaria en mujeres con enfermedad
con receptores hormonales positivos que, de lo contrario, tendrían que tratarse
con mastectomía.

Tratamiento antiestrogénico

Tamoxifeno

Dentro del citosol de las células del cáncer de mama existen proteínas específicas
(receptores) que se unen y transfieren residuos de esteroides al núcleo celular
para ejercer efectos hormonales específicos. Los receptores hormonales más
estudiados son el receptor de estrógeno y el receptor de progesterona. Los
receptores hormonales son detectables en >90% de los cánceres invasivos
lobulares y ductales bien diferenciados. Aunque el estado del receptor puede
seguir siendo el mismo entre el cáncer primario y la enfermedad metastásica en el
mismo paciente en la mayoría de los casos, hay casos en que el estado cambia en
el enfoque metastásico; por tanto, debe considerarse la biopsia de la enfermedad
metastásica recién diagnosticada para evaluar el receptor de hormonas y el
estado de HER2.

Después de unirse a los receptores de estrógeno en el citosol,


el tamoxifeno bloquea la absorción de estrógeno por el tejido mamario. Las
respuestas clínicas al antiestrógeno son evidentes en >60% de las mujeres con
cánceres de mama con receptores hormonales positivos, pero en <10% de las
mujeres con cánceres de mama con receptores hormonales negativos.

El tratamiento con tamoxifeno también se considera para las mujeres con DCIS
que presentan ER-positivo. Los objetivos de dicho tratamiento son disminuir el
riesgo de recurrencia ipsolateral después del tratamiento de conservación de la
mama para el DCIS y disminuir el riesgo de un cáncer de mama primario invasivo
o un evento de cáncer de mama contralateral. En consecuencia, el tamoxifeno no
se recomienda para pacientes que han tenido mastectomías bilaterales con DCIS
ER positivo. Con el uso de los inhibidores de la aromatasa en mujeres
posmenopáusicas, el uso del tamoxifeno adyuvante se ha limitado cada vez más a
las mujeres premenopáusicas.

Inhibidores de la aromatasa

En mujeres posmenopáusicas, los inhibidores de la aromatasa ahora se


consideran tratamiento de primera línea en el entorno adyuvante. Actualmente,
tres inhibidores de aromatasa de tercera generación están aprobados para uso
clínico: los inhibidores no esteroideos reversibles, anastrozol y letrozol, y el
esteroide irreversible exemestano.

Los inhibidores de la aromatasa son menos propensos que el tamoxifeno a causar


cáncer de endometrio, pero conducen a cambios en la densidad mineral ósea que
pueden provocar osteoporosis y un aumento en la tasa de fracturas en mujeres
posmenopáusicas. El riesgo de la osteoporosis se puede evitar con un tratamiento
con bisfosfonatos. Los dolores articulares son un efecto secundario que afecta a
un número significativo de pacientes. Los pacientes con cáncer de mama con
ganglios negativos y ganglios positivos cuyos tumores expresan receptores de
hormonas deben considerarse para el tratamiento endocrino en el entorno
adyuvante. Las mujeres con cánceres con receptores hormonales positivos logran
una reducción significativa en el riesgo de recurrencia del cáncer de mama y la
mortalidad por cáncer de mama mediante el uso de tratamientos endocrinos.

Para las mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama metastásico ER-positivo,


HER2-negativo, los tratamientos endocrinos disponibles incluyen inhibidores de la
aromatasa no esteroideos (el anastrozol y el letrozol), inhibidores de la aromatasa
esteroideos (el exemestano), moduladores del suero ER (el tamoxifeno o
el toremifeno), reguladores de emergencia ER (el fulvestrant), la progestina (el
acetato de megestrol), andrógenos (la fluoximesterona); y altas dosis de estrógeno
(el etinilestradiol). Un inhibidor de la aromatasa no esteroideo de tercera
generación, el palbiciclib, el inhibidor de CDK 4/6, en combinación con el letrozol,
puede considerarse como una opción de tratamiento para la terapia de primera
línea. La activación del eje de señalización del ciclo celular CDK4/CDK6 se ha
implicado en la mediación de la resistencia endocrina.

Tratamiento endocrino ablativo

En las mujeres premenopáusicas en el momento del diagnóstico, puede realizarse


la ablación ovárica mediante ooforectomía o radiación ovárica. La supresión
ovárica se puede lograr mediante el uso de agonistas de la hormona liberadora de
la hormona gonadotropina, como la goserelina o la leuprolida. La valoración de la
combinación de la goserelina con el tamoxifeno frente a ciclofosfamida/
metotrexato/ fluorouracilo para la quimioterapia en cánceres de mama
premenopáusicos en etapa temprana ER positivos mostró que la supervivencia sin
recaída fue superior con la combinación del tratamiento endocrino, con una
tendencia similar en la supervivencia general.

Tratamiento anti-HER2
Ahora se recomienda la determinación de la expresión de HER-2 tumoral o la
amplificación génica para todos los pacientes recién diagnosticados con cáncer de
mama. Se utiliza para ayudar en la selección de la quimioterapia adyuvante en
pacientes con ganglios negativos y con ganglios positivos. El trastuzumab se
aprobó inicialmente para el tratamiento del cáncer de mama HER2/neu positivo en
pacientes con la enfermedad metastásica.

Actualmente el trastuzumab es el único agente dirigido a HER2 aprobado para su


uso en el entorno adyuvante. El lapatinib es un inhibidor de la tirosina cinasa dual
que se dirige a HER2 y EGFR. Fue aprobado para su uso con capecitabina en
pacientes con enfermedad metastásica positiva para HER2. Se demostró que el
adyuvante lapatinib es inferior al trastuzumab, y la combinación del lapatinib con
el trastuzumab produjo una mejoría significativa en la supervivencia libre de
enfermedad en comparación con el trastuzumab solo. El ado-trastuzumab
emtansina (T-DM1) está aprobado para los pacientes con cáncer de mama
metastásico HER2 positivo que hayan recibido previamente trastuzumab y un
taxano por separado o en combinación. T-DM1 es un conjugado farmacológico de
anticuerpos que incorpora la actividad dirigida de HER2 del trastuzumab con la
actividad citotóxica de la DM1, un agente inhibidor de los microtúbulos que
conduce a la apoptosis.

El pertuzumab es un anticuerpo monoclonal humanizado que se une a un epítopo


diferente del dominio extracelular de HER2 (subdominio II) y evita la dimerización
de HER2 con otros miembros de la familia, principalmente HER3. En el contexto
metastásico, está aprobado en combinación con trastuzumab y el docetaxel para
pacientes con cáncer de mama positivo para HER2 metastásico que no han
recibido tratamiento previo o quimioterapia dirigida a HER2 para la enfermedad
metastásica.

En el entorno neoadyuvante, el pertuzumab se aprueba en combinación con


el trastuzumab y el docetaxel en cánceres de mama en etapa temprana, positivos
para HER2 que son mayores de 2 cm o con ganglios positivos. Sin embargo, esta
aprobación se basa en la mejora en la tasa de respuesta patológica completa, y no
en los datos en la mejora en la supervivencia libre de eventos o en la
supervivencia total.

Tratamiento psicológico

Intervención durante el diagnóstico médico

Esta intervención se enfoca ante la comunicación de malas noticias, haciendo


énfasis en el hecho de que esta enfermedad se asocia con la amenaza en el
deterioro físico, mental, incluyendo la muerte o al enfrentarse a secuelas que
modifiquen su ritmo de vida. Los pacientes no logran aceptar la idea de la
enfermedad, manifestando que es un error en el diagnóstico, siendo la negación la
estrategia de elección más común en un intento de visualizar una realidad que no
sea tan amenazante. Es importante identificar la negación para que la paciente
evolucione al reencuentro con la realidad.

Es importante tomar decisiones para la lucha de la enfermedad porque la mayoría


dice no poseer la capacidad de tomarlas, implica tener responsabilidades sobre la
misma y es aquí donde el manejo de la paciente se enfoca en depositar la
responsabilidad en el otro, optando porque sea el médico o la familia quien tome la
determinación, generando así un culpable en potencia si las cosas salen mal. Es
importante en este punto generar la conciencia de que se trata de su propio
cuerpo y de su estado de salud.

También se enfrenta al temor de la propia muerte generando ansiedad. En este


punto es importante señalar a la paciente que el análisis de conductas o eventos
pasados no será tan productivo en este momento, por lo que sería mejor analizar
las opciones que se planteen para hacer frente a la enfermedad.

El estado de ánimo, por lo general tiende a la depresión, ya sea porque la paciente


manifiesta estar triste la mayor parte del tiempo, o bien, irritable o poco tolerable
ante circunstancias que anteriormente no le generaban estas reacciones.
Intervención psicológica durante el tratamiento médico

El estado emocional se verá afectado por el deterioro o mejoría del estado de


salud, los niveles de ansiedad se elevan, ya que la paciente piensa si la lucha
contra el cáncer es lo correcto o si presentará resultados favorecedores. Los
eventos quirúrgicos implican la pérdida o modificación de algún segmento
corporal, no siendo del todo satisfactorio para la mujer.

La depresión se manifiesta por lo general en tratamientos radicales como la


mastectomía, donde la pérdida exige la elaboración del duelo. Es importante
manejar a las pacientes que se someten nuevamente a tratamientos de manera
secundaria a una reincidencia, las cuales señalan encontrarse desesperanzadas y
con la idea de que lo anteriormente echo no sirvió de nada, o bien, fue una mala
elección o un error médico con todo lo que emocionalmente conlleva el haberse
sometido a tratamientos que aparentemente no sirvieron de nada, por lo que
refieren que la muerte es algo ya inevitable donde quizás no valga la pena
sostener la lucha, o bien, opten por un manejo alternativo no profesional que les
complique más su estado de salud, lo que hace necesario el replanteamiento de
las metas a corto plazo enfocadas a encontrar un sentido a la lucha que aún
continúa, haciendo énfasis en el valor de los tratamientos por los que ya se ha
pasado, favoreciendo con ello la adherencia terapéutica. Por ello es importante
llevar a cabo el reforzamiento de la capacidad de enfrentar tratamientos como la
quimioterapia y la radioterapia.

Se puede decir que en esta etapa la energía está centrada en elegir y llevar a
cabo las maniobras estratégicas requeridas para continuar haciendo frente al
cáncer. El inicio del duelo se presenta ante la pérdida real de algún segmento
corporal, o bien, cuando se alcanza a detectar de manera más objetiva el deterioro
físico, el cual se relaciona con la pérdida de salud.

Aquí se hace una revisión de la biografía del paciente y se crea un álbum que
contiene: momentos importantes, reflexiones, metas y unas palabras escritas para
un familiar, se trabaja el sufrimiento psíquico por lo cual se recomienda la técnica
de reducción de estrés basado en Mindfulness. Esta estrategia ayuda a aceptar
los síntomas, incrementar la capacidad reflexiva, así como mejora la libertad de
los pacientes. La práctica del mindfulness potencia cambios en el comportamiento.

Intervención posterior al tratamiento

La mastectomía se vive como una mutilación. El pecho es una parte fundamental


en el cuerpo de la mujer: contribuye a su feminidad, a su identidad y en su
autoimagen. Por lo tanto, perder el pecho es una experiencia muy dura.

Como allí donde estaba el pecho pasa a haber una cicatriz, el cambio que se
produce es muy importante. Y necesita tiempo para hacerse a la idea. Es probable
que piense que ha perdido su atractivo y que la pareja la rechazará. Pero la
mayoría de veces la pareja está muy dispuesta a ayudar y aceptar el cambio. Sin
embargo, puede tener miedo a decir o hacer algo inadecuado y por ello actúa con
cautela. A medida que ella misma vayas asumiendo el cambio, su pareja también
lo hará. De todas formas, la recuperación del bienestar es, en primer lugar, para
ella. El objetivo es que se vea bien, antes de tener una buena imagen de cara a
los demás.

Lo primero que hay que saber sobre cómo afrontar una mastectomía, es que cada
mujer lo hace a su ritmo. Las reacciones emocionales más frecuentes son la rabia,
la tristeza, el miedo y el asco. Son reacciones totalmente normales y es bueno que
se dé permiso para experimentarlas. Cabe mencionar que no hay que casarse con
el concepto de que solo les pasa a mujeres, pues también los hombres se ven
afectados con esta enfermedad y pueden surgir los mismos miedos e
inseguridades.

Para acostumbrarte a la nueva imagen, existe la técnica de las aproximaciones


sucesivas: Irse exponiendo paulatinamente a la cicatriz, paso a paso:

 El primer día, ponerse vestida delante del espejo y quedarte unos minutos.
Sola (sin nadie que la acompañe).

 El segundo día, también sola, pasar unos minutos mirándose en el espejo


en ropa interior.
 El tercer día, también sola, hacer lo mismo, pero totalmente desnuda. Si
aparece alguna reacción emocional (miedo, tristeza, asco, etc) es mejor no
luchar con ella. Que venga, dejarla pasar y ya se irá.

 El cuarto día repetir la exposición sin ropa, tocándote la cicatriz, y


cambiando de postura: un perfil, el otro perfil, más cerca del espejo, más
lejos, etc.

 Posteriormente, repetir estos pasos en compañía de la pareja o de alguien


de confianza.

Pasados unos meses se puede hacer una reconstrucción mamaria con una
prótesis. Esto permite recuperar la forma original del pecho.
Con micropigmentación (un procedimiento similar al tatuaje) se puede recuperar el
pezón y la aréola, con un aspecto sorprendentemente real. Estas
intervenciones no son de cirugía estética entendida como un aumento de pecho o
una “mejora” del cuerpo. Son una recuperación del cuerpo tal como estaba antes
de la mastectomía.

Algunas cosas que puede necesitar son:

 Que la acompañen a comprar ropa que permita disimular la cicatriz.

 Un rato de distracción, hablando de cualquier cosa.

 Alguien con quien expresar sus miedos, sus dudas, etc.

 Que la acompañen mientras explica a los hijos porque su cuerpo ha


cambiado.

 Que no la compadezcan. Que la traten como siempre, con sinceridad (pero


respetuosamente) y sin sobreprotegerla.

 Si ella lo acepta, se puede usar el humor para hablar. El humor ayuda a


quitar hierro a la situación y a afrontar los temas difíciles.

También es fundamental respetar sus decisiones, sean cuales sean. Puede


necesitar un tiempo antes de ponerse desnuda ante su pareja; puede rechazar
las relaciones sexuales, puede evitar hablar del tema, etc. Le ayudará saber que
las cosas se harán como ella quiera, y que tendrá el apoyo que necesite cuando lo
necesite, también se sugieren grupos de apoyo.

Tratamiento nutricional

Alimentación

Llevar una alimentación sana y equilibrada no solo ayuda a perder peso a las
mujeres con cáncer de mama, sino que aporta un elemento esencial en la
prevención de numerosas enfermedades incluido diversos tipos de cáncer y la
recaída de la propia enfermedad. La dieta debe ser equilibrada en las pacientes
con cáncer de mama. Es decir, 55-65% de los alimentos deben ser carbohidratos,
el 15% proteínas y un 30% grasas, (< 1% grasas trans).

Proteínas 10-20% (en ausencia de enfermedad renal).


Grasas: 30%; Insaturadas 20%+ Saturadas < 10% (Trans < 300mg
Sal: < 6 gr/día
Frutas y Verduras: > 400g
Fibra: > 25 gr
Azúcar:< 30 gr

Ejercicio

Es importante hacer ejercicio durante el tratamiento adaptándolo la intensidad a


las necesidades de cada etapa. Esto hará que mejore tu calidad de vida. Debes
preguntar a tu oncólogo por si hubiera alguna contraindicación. Se puede
comenzar a hacer ejercicio una vez que se hayan retirado los puntos tras la
intervención quirúrgica y haya finalizado el proceso de cicatrización, que suele ser
de 1 mes aproximadamente. Pregunta antes al cirujano o fisioterapeuta. El
ejercicio físico se debe adaptar a las necesidades de la paciente según en que
fase del proceso se encuentre. Como ejercicio suave se recomienda caminar entre
30 y 60 minutos 3 ó 4 veces por semana. Si el estado físico lo permite caminar 60
minutos diariamente ayudará a bajar de peso.
Dieta mediterránea

Estudios epidemiológicos han demostrado que el seguimiento de una dieta


mediterránea reduce el riesgo de cáncer de mama entre el 15% y el 40%. El
estudio EPIC en 335,062 mujeres con seguimiento en 11 años deduce que la dieta
reduce que 3.3% de los cánceres de mama y 4,3% en mujeres postmenopáusicas
podrían ser prevenidos si las mujeres adoptasen hábitos dietéticos más cercanos
a la dieta mediterránea. Otro estudio importante realizado por GEICAM en 2014
demostró que la dieta occidental es un factor de riesgo significativo (1.46 % de
riesgo mayor) mientras que la dieta mediterránea (fruta, verduras, legumbres,
pescado, patata y aceite oliva) actuaba como factor protector reduciendo el riesgo
prácticamente a la mitad.

 Componentes de la dieta mediterránea:


 Alimentos ricos en glúcidos basados en cereales (pan, pasta, arroz, etc).
 Legumbres: lentejas, garbanzos, judías, etc
 Hortalizas: verduras y hortalizas que dependen del ciclo estacional.
 Frutas: dependiendo del ciclo estacional.
 Pescados tanto blanco como azul. Mariscos.
 Productos lácteos: leche, yogurt, queso. Preferiblemente desnatados.
 Carnes rojas (2-3 raciones semanales)
 Aceites de origen vegetal, principalmente aceite de oliva pero también
aceites de
 semillas como el sésamo.
 Frutos secos: almendras, nueces, avellanas, etc.
 Vino; consumo moderado (máximo una copa día). No obstante, al tratarse
de un
 factor de riesgo para cáncer, es preferible evitar su consumo.
Tratamiento fisioterapéutico

Prevención de complicaciones e incapacidades

A partir del momento en el que el paciente es diagnosticado y orientado por el


médico especialista, el objetivo será seguir la evolución para prevenir los agraves
de salud y tratar adecuadamente.

 Realizar valoraciones de seguimiento (evaluaciones periódicas antes y


después del tratamiento oncológico y mismo en ausencia de
incapacidades).

 Reconocer los síntomas iniciales e identificados precozmente, las


incapacidades físicas y limitaciones funcionales.

 Actuamos en los factores de riesgo para evitar las complicaciones y tratar


de la mejor forma previniendo la incapacidad.

Pre Operatorio

 Valorar y orientar a la paciente para el post operatorio inmediato. Realizar


ejercicios y las AVDs (Actividades de la Vida Diaria).

 Intervenir en los efectos del tratamiento neoadyuvante (funcionalidad


del sistema tegumentario, restricción del movimiento del hombro y
linfedema).

 Actuar en los tratamientos de las complicaciones y cuidados paliativos


(actividad física y hábitos saludables).

Post Operatorio inmediato

 Realizar valoraciones y orientaciones específicas y comparativas con el pre


operatorio (cuidados de la piel, ejercicios, retorno a las AVDs, medidas
compresivas/terapia descongestiva compleja, posicionamiento en la cama,
relajación cervical y otros).
 Tratamiento sintomático, cinesioterapia de baja amplitud y cinesioterapia
respiratoria.

 Objetivo: la detección precoz de complicaciones del post operatorio.

Post Operatorio

Tratar las complicaciones tardías de la intervención quirúrgica del propio tumor


(lesiones de nervios, síndrome de la mama fantasma, síndrome doloroso post
mastectomía, síndrome de la red axilar, seroma, linfedema…), complicaciones
de la reconstrucción mamaria (necrosis, cicatrices, fibrosis, adherencias,
contractura capsular, lesión nerviosa, linfedema, restricción articular, postural,
dolor….) y por el tratamiento adyuvante (neuropatías periféricas relacionada
con la quimioterapia o la radioterapia en relación con el riesgo de contractura
capsular de la prótesis o radiodermitis).

En el paciente oncológico de mama actuar con las técnicas manuales,


instrumentales o complementarias, en las diferentes vertientes para la
prevención de complicaciones e incapacidades y en el pre y post operatorio
inmediato y tardío.

 Drenaje Linfático Manual (DLM) para reducir o prevenir un linfedema;

 Kinesiotaping y Terapia Descongestiva Compleja como técnicas


complementarias al tratamiento del linfedema.

 Terapia Compresiva para prevenir el seroma y el tratamiento de pequeños


seromas.

 Cinesiterapia (pasiva y activa asistida) para recuperar movilidad articular y


graduada, en relación al estadio de tratamiento del paciente.

 Cinesiterapia Respiratoria, para prevenir o restaurar la capacidad


respiratoria y reeducación diafragmática.
 Manejo de la prótesis mamaria para mantener su buen posicionamiento y
evitar el encapsulamiento o contracturas musculares.

 Liberación Miofascial, para establecer la funcionalidad muscular y disminuir


el dolor y la falta de movilidad.

 Ventosas y Técnicas Manuales específicas para tratar cicatrices adherentes


y desensibilización.

 Ejercicios personalizados y adaptados a las condiciones del paciente, con


entrenamiento de fuerza, flexibilidad, ejercicio aeróbico y de reeducación
postural.

 La aparatología puede ser nuestra aliada para complementar el tratamiento


de las alteraciones funcionales de la piel del tratamiento neoadyuvante y
adyuvante del cáncer de mama o sintomatológico de las complicaciones
post quirúrgicas:

Oxigenoterapia, para nutrir y oxigenar la piel y hematomas o edemas


post quirúrgicos;
Presoterapia, para complementar y optimizar la respuesta del
sistema linfático y retorno venoso en las extremidades inferiores y
tronco en relación con las extremidades superiores afectada/as.
Electroestimulación TENS, para el tratamiento sintomático del dolor.
MES (Microcorrientes), para procesos de mala cicatrización,
inflamación y dolor.
Diatermia en las fibrosis o cordón axilar.
Referencias

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Fisioterapia Oncológica de mama - Fisiosalud integral. (s. f.). Fisiosalud
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