Sistema Oseo
Sistema Oseo
Sistema Oseo
El sistema óseo, también conocido como sistema esquelético, es la estructura fundamental que soporta
y protege el cuerpo humano. Está compuesto por un entramado de huesos y tejido conectivo que se
interrelacionan para brindar forma, resistencia y movilidad al organismo. Además de su función
mecánica, el sistema óseo es esencial para la producción de glóbulos rojos en la médula ósea, así
como para almacenar minerales como el calcio y el fósforo. La interacción entre huesos, músculos y
articulaciones permite la realización de actividades cotidianas y deportivas, mientras que su papel en la
protección de órganos vitales confirma su importancia integral en la anatomía humana.
¿Cuáles son las funciones del sistema óseo? El sistema óseo desempeña una serie de funciones
esenciales para el cuerpo humano, que detallamos a continuación.
Los huesos que suelen almacenar energía se encuentran principalmente en la médula ósea amarilla.
En esta categoría se incluyen los huesos largos; por ejemplo, el fémur y el húmero, dos de los más
importantes del cuerpo humano.
Los huesos están formados por diversos componentes, tales como células, que dan lugar al tejido óseo,
y minerales. Podemos dividirlos en tres tipos de componentes, osteoides, minerales y celulares.
Sustancia osteoide: La sustancia osteoide, también llamada matriz orgánica, es material orgánico que
aún no ha mineralizado, cuyo principal componente es la proteína en forma de colágeno (94%) y otros
elementos extracelulares. Esta sustancia representa el 25% del peso y el 38% del volumen de los
huesos de las personas adultas.
Minerales. La matriz ósea o inorgánica de los huesos está formada por calcio y fosfato, que se unen
para formar una capa cristalizada —hidroxiapatita— sobre la sustancia osteoide. Este tejido ofrece una
mayor protección y sujeción a los huesos.
Células: En el sistema óseo encontramos dos tipos de células con funciones antagónicas. Por un lado,
los osteoblastos, responsables de formar el hueso sintetizando la sustancia osteoide. Y, por otro lado,
los osteoclastos, encargados de descomponer el tejido óseo mineralizado para reabsorber sus
moléculas para que puedan ser reutilizadas.
Los huesos protegen a los órganos y, junto con los músculos, dan movimiento al cuerpo.
Podemos clasificar los huesos del cuerpo humano en largos, cortos, planos e irregulares según su
morfología. La forma de cada hueso también ayuda a la hora de observarlos y analizarlos a través de
una radiología simple.
Huesos largos. Tienen una mayor longitud, como es el caso del fémur. En este sentido, se
componen de la diáfisis (zona central con forma de tubo), dos epífisis (situadas en los extremos y
cubiertas de un cartílago), la cavidad medular (dentro de la diáfisis y formada por médula ósea
amarilla), el periostio (membrana fibrosa que cubre el hueso) y en endostio (membrana más
delgada encargada de cubrir la cavidad medular).
El esqueleto de una persona adulta está formado por 206 huesos. Sin embargo, el sistema óseo de un
recién nacido está formado por casi 300. Esto se debe a que, en realidad, los huesos son cartílagos de
crecimiento que, con la edad, se van uniendo y calcificando. Se trata de un proceso natural de
crecimiento, y se da porque de esta forma los neonatos pueden salir con más facilidad por el canal de
parto.