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Esguinces

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U.

Facultad de Enfermería

Mtro. Jacobo E. Ruiz y Alamilla

Estudiante Fatima Conde


Sanchez

E.E Acondicionamiento físico

Tarea Sistema Óseo

Fecha 05/10/2024

Tercer Semestre

SISTEMA OSEO
El sistema óseo, también conocido como sistema esquelético, es uno de los
principales sistemas del cuerpo humano. Está compuesto por todos los huesos y
cartílagos que forman la estructura física del cuerpo, proporcionando soporte,
protección y facilitando el movimiento. En un adulto promedio, el esqueleto está
compuesto por 206 huesos, aunque al nacer los seres humanos tienen más de
270 huesos, ya que algunos se fusionan a lo largo del crecimiento y desarrollo.

Funciones del sistema óseo


El sistema óseo realiza varias funciones fundamentales para el cuerpo humano:
1. Soporte estructural: Los huesos proporcionan una estructura sólida que
sostiene los tejidos blandos y órganos del cuerpo. Son la base para que
músculos, ligamentos y órganos estén en su lugar, permitiendo que el
cuerpo mantenga su forma y postura.

2. Protección de órganos vitales: Los huesos forman cavidades y estructuras


que protegen los órganos más delicados. El cráneo protege el cerebro; las
costillas protegen el corazón y los pulmones; la columna vertebral protege
la médula espinal.

3. Facilitación del movimiento: Aunque los músculos son los responsables


directos del movimiento, los huesos proporcionan las palancas sobre las
que los músculos actúan. Las articulaciones entre los huesos permiten que
las diferentes partes del cuerpo se muevan de manera coordinada y fluida.

4. Producción de células sanguíneas (hematopoyesis): En el interior de


algunos huesos, específicamente en la médula ósea roja, se produce la
hematopoyesis, un proceso por el cual se generan las células sanguíneas.
Esto incluye la producción de glóbulos rojos (que transportan oxígeno),
glóbulos blancos (que combaten infecciones) y plaquetas (que ayudan en la
coagulación de la sangre).

5. Almacenamiento de minerales y lípidos: Los huesos son una reserva


importante de minerales, especialmente calcio y fósforo, que son esenciales
para muchas funciones celulares. Además, la médula ósea amarilla
almacena grasa, que puede ser utilizada como energía en momentos de
necesidad.
6. Equilibrio y regulación del calcio: El sistema óseo desempeña un papel
clave en el equilibrio del calcio en el cuerpo. Si los niveles de calcio en la
sangre disminuyen, el hueso libera calcio; si son altos, los huesos absorben
el calcio en exceso.

Composición del hueso


El hueso no es un tejido estático. Es un tejido dinámico que se remodela
constantemente a lo largo de la vida, con células que descomponen y
reconstruyen el hueso para mantener su resistencia y estructura. Existen tres tipos
principales de células óseas:
- Osteoblastos: Son las células responsables de formar nuevo tejido óseo.
Sintetizan colágeno y otras proteínas esenciales para la formación de la matriz
ósea.
- Osteoclastos: Estas células descomponen el tejido óseo, liberando minerales
como el calcio en la sangre. Esto es crucial para el proceso de remodelación ósea
y el mantenimiento del equilibrio mineral.
- Osteocitos: Son células maduras del hueso que derivan de los osteoblastos y
están embebidas en la matriz ósea. Su función es mantener el tejido óseo y su
homeostasis.

La estructura del hueso puede dividirse en dos tipos principales de tejido óseo:
1. Hueso compacto (corteza ósea): Es la parte externa del hueso, densa y
rígida. Representa aproximadamente el 80% de la masa ósea en el cuerpo
humano. El hueso compacto proporciona resistencia y soporte, y está
formado por unidades estructurales llamadas osteonas o sistemas de
Havers, que están alineados a lo largo del eje principal del hueso.

2. Hueso esponjoso (trabecular): Se encuentra en el interior de los huesos


largos, cerca de las articulaciones y en el interior de los huesos cortos,
planos e irregulares. El hueso esponjoso tiene una apariencia porosa y está
compuesto por una red de trabéculas, que son pequeñas estructuras óseas
entrelazadas. Este tipo de hueso es más ligero y permite la distribución de
fuerzas y cargas, al tiempo que alberga la médula ósea roja, donde se
produce la hematopoyesis.
Tipos de huesos
El cuerpo humano cuenta con diferentes tipos de huesos, cada uno adaptado a
funciones específicas:

1. Huesos largos: Son más largos que anchos y están diseñados para
soportar el peso del cuerpo y facilitar el movimiento. Ejemplos incluyen el
fémur (el hueso más largo del cuerpo) y el húmero. Tienen un centro hueco
(la cavidad medular) que contiene la médula ósea amarilla.

2. Huesos cortos: Tienen una forma más o menos cúbica o rectangular, y su


principal función es proporcionar estabilidad con un rango de movimiento
limitado. Ejemplos incluyen los huesos del carpo (muñeca) y el tarso
(tobillo).

3. Huesos planos: Son delgados y algo curvados, con el propósito principal de


proteger los órganos internos y proporcionar superficies amplias para la
inserción muscular. Ejemplos son el esternón, los huesos del cráneo y las
costillas.

4. Huesos irregulares: Tienen formas complejas que no encajan en las otras


categorías. Ejemplos incluyen las vértebras y algunos huesos del cráneo.
Estos huesos proporcionan protección a los nervios y otros tejidos, y
también ayudan en el soporte del cuerpo.

5. Huesos sesamoideos: Son pequeños huesos que se desarrollan dentro de


los tendones. El ejemplo más conocido es la rótula, que está incrustada en
el tendón del cuádriceps.

Desarrollo y crecimiento óseo


El proceso de formación de hueso se llama osificación. Hay dos tipos principales
de osificación:
1. Osificación intramembranosa: Es el proceso mediante el cual los huesos planos,
como los del cráneo y la clavícula, se desarrollan directamente a partir del tejido
mesenquimatoso (el tejido precursor del hueso) sin una etapa de cartílago previa.

2. Osificación endocondral: Es el proceso por el cual la mayoría de los huesos del


cuerpo se desarrollan. En este caso, el hueso reemplaza a un molde de cartílago
hialino. Este proceso es fundamental en el crecimiento de los huesos largos y en
la formación de las extremidades.

El crecimiento óseo en los niños y adolescentes ocurre principalmente a través de


la actividad de las placas de crecimiento o cartílagos epifisarios, que se
encuentran en los extremos de los huesos largos. A medida que el individuo crece,
estas placas se osifican y se convierten en hueso sólido, lo que detiene el
crecimiento longitudinal. Este proceso finaliza aproximadamente a los 20 años.

Enfermedades y trastornos del sistema óseo


El sistema óseo puede verse afectado por una variedad de trastornos que
comprometen su función:

 Osteoporosis: Es una condición en la que los huesos se debilitan debido a


la pérdida de densidad ósea, haciéndolos más susceptibles a fracturas. Es
común en personas mayores, especialmente en mujeres postmenopáusicas
debido a la disminución de los niveles de estrógeno.

 Fracturas: Son roturas en los huesos causadas por lesiones traumáticas o


por debilidad ósea debido a condiciones como la osteoporosis. Las
fracturas pueden clasificarse como simples o compuestas, y varían en
gravedad.

 Artritis: Es la inflamación de las articulaciones, que puede afectar la


movilidad y causar dolor. Existen diferentes tipos de artritis, incluyendo la
osteoartritis (desgaste de las articulaciones) y la artritis reumatoide (una
enfermedad autoinmune).

 Escoliosis: Es una curvatura anormal de la columna vertebral que puede


causar dolor y afectar la postura y el equilibrio.

 Osteomielitis: Es una infección del hueso que puede ocurrir debido a la


entrada de bacterias a través de una herida o una cirugía. Puede ser grave
si no se trata adecuadamente.

 Raquitismo y osteomalacia: Son enfermedades causadas por una


deficiencia de vitamina D, calcio o fósforo, lo que conduce a huesos
debilitados. El raquitismo afecta a los niños, mientras que la osteomalacia
afecta a los adultos.

Cuidados para mantener la salud ósea


Para mantener el sistema óseo sano y fuerte, es fundamental adoptar hábitos
saludables a lo largo de la vida:

- Dieta adecuada: Una dieta rica en calcio y vitamina D es esencial para


mantener la densidad ósea. Los productos lácteos, el pescado graso y los
vegetales de hojas verdes son fuentes ricas en calcio, mientras que la
exposición moderada al sol ayuda al cuerpo a sintetizar vitamina D.

- Ejercicio físico: Los ejercicios de resistencia, como caminar, correr y


levantar pesas, ayudan a fortalecer los huesos y prevenir la pérdida ósea.

- Evitar el tabaco y el alcohol: El tabaquismo y el consumo excesivo de


alcohol pueden debilitar los huesos

con el tiempo.
- Revisión médica: Las pruebas de densidad ósea y las consultas médicas
regulares pueden ayudar a detectar problemas óseos en sus etapas
iniciales, permitiendo un tratamiento temprano.

El sistema óseo es esencial para la vida diaria, proporcionando la estructura


necesaria para el movimiento y la protección de los órganos vitales. Mantenerlo
saludable es clave para una vida activa y plena.

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