unidad 3 enfermeria resumen
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Las funciones de los huesos van más allá de servir como una estructura rígida. En primer lugar,
ofrecen soporte estructural, siendo el armazón interno que sostiene el cuerpo y aloja los órganos
blandos. Así, los huesos de las piernas actúan como pilares que soportan el tronco, y el tórax da
estructura a la cavidad torácica. Además de soporte, los huesos también cumplen una función
protectora al resguardar órganos vitales, como el cerebro (protegido por el cráneo), la médula
espinal (protegida por las vértebras) y los pulmones y el corazón (protegidos por la caja torácica).
Otra función importante es el movimiento, dado que los músculos esqueléticos utilizan los huesos
como palancas para ejecutar los movimientos corporales. Los huesos también sirven como
depósitos de minerales, principalmente calcio y fósforo, que son necesarios para funciones como
la contracción muscular y la coagulación sanguínea. Además, dentro de ciertos huesos, se lleva a
cabo la formación de células sanguíneas en un proceso llamado hematopoyesis.
La clasificación de los huesos permite entender las distintas formas y funciones que estos
desempeñan en el cuerpo humano. En el esqueleto adulto hay 206 huesos, los cuales se dividen
en cuatro grupos principales. Los huesos largos son alargados y poseen un eje central con una
cabeza en cada extremo, siendo mayormente compactos; un ejemplo son los huesos de las
extremidades. Los huesos cortos, como los de la muñeca y el tobillo, tienen una forma cúbica y
están compuestos en su mayoría de tejido esponjoso. También existen huesos sesamoideos, como
la rótula, que son un tipo especial de hueso corto ubicado dentro de los tendones. Los huesos
planos, por su parte, son delgados y curvados, como el cráneo y el esternón, y están formados por
dos capas de hueso compacto con una capa de hueso esponjoso entre ellas. Finalmente, los
huesos irregulares, como las vértebras y los huesos de la cadera, tienen formas diversas que no se
ajustan a las otras categorías.
La estructura de los huesos largos incluye varias partes anatómicas distintivas. La diáfisis, que
forma la mayor parte del hueso, es una estructura alargada de tejido óseo compacto cubierta por
una membrana llamada periostio. Esta membrana se adhiere firmemente al hueso mediante fibras
de Sharpey. En cada extremo del hueso largo, se encuentra la epífisis, compuesta por una fina
capa de hueso compacto y una región de hueso esponjoso en su interior. La superficie externa de
la epífisis está recubierta por cartílago articular, que proporciona una superficie lisa y reduce la
fricción en las articulaciones. En los adultos, las epífisis presentan una línea epifisaria, un
remanente de las placas de crecimiento que estuvieron presentes durante la infancia y la
adolescencia, las cuales permitieron el crecimiento longitudinal del hueso. La cavidad interna de la
diáfisis contiene médula amarilla en los adultos, que actúa como almacén de grasa, y médula roja
en los bebés, donde se produce la formación de células sanguíneas.
En cuanto a la anatomía general de los huesos largos, se observa que no tienen una superficie
completamente lisa, sino que presentan una variedad de marcas, proyecciones y depresiones que
sirven como puntos de inserción para los músculos, ligamentos y tendones, además de ser áreas
de paso para los vasos sanguíneos y los nervios. Estas estructuras reciben nombres específicos que
permiten su identificación y estudio. Por ejemplo, las proyecciones, también conocidas como
apófisis, son áreas que sobresalen de la superficie ósea y se asocian principalmente a las
inserciones musculares, mientras que las depresiones o cavidades facilitan el paso de estructuras
vasculares o nerviosas.
Después del nacimiento, la mayoría del cartílago hialino ya se ha transformado en hueso, excepto
en dos áreas clave: los cartílagos articulares que cubren los extremos de los huesos y las placas
epifisarias (zonas de crecimiento) en los huesos largos. En estas áreas, continúa la formación de
cartílago y, al mismo tiempo, es reemplazado por tejido óseo en el lado opuesto, lo que permite el
crecimiento longitudinal de los huesos durante la infancia y la adolescencia. Este crecimiento óseo
está controlado principalmente por hormonas, como la hormona de crecimiento y, durante la
pubertad, las hormonas sexuales. Cuando las placas epifisarias se transforman completamente en
hueso al final de la adolescencia, el crecimiento en longitud se detiene.
La remodelación ósea es un proceso continuo que permite al hueso adaptarse a las necesidades
cambiantes del cuerpo y mantener su resistencia. Dos factores principales influyen en la
remodelación: los niveles de calcio en la sangre y las fuerzas mecánicas (gravedad y tensión
muscular) aplicadas al esqueleto. Cuando el nivel de calcio en la sangre disminuye, las glándulas
paratiroides liberan la hormona paratiroidea (PTH), que activa los osteoclastos para descomponer
el hueso y liberar calcio en la sangre. Por el contrario, cuando el nivel de calcio es demasiado alto,
el calcio se almacena en la matriz ósea en forma de sales de calcio.
Las fuerzas de gravedad y el empuje muscular sobre el esqueleto determinan dónde se debe
añadir o quitar hueso, permitiendo que el hueso se adapte a la carga física que soporta. En las
zonas de mayor estrés mecánico, los huesos tienden a volverse más densos y a desarrollar
proyecciones adicionales, mientras que en áreas con poca carga se pierde densidad ósea. La
remodelación asegura que los huesos mantengan una estructura saludable y sean lo
suficientemente fuertes para las demandas físicas que enfrentan.
El esqueleto axial forma el eje central del cuerpo humano y se compone de tres partes principales:
el cráneo, la columna vertebral y la caja torácica. A continuación, se detallan cada uno de estos
componentes del esqueleto axial según el contenido del documento:
1. Cráneo
El cráneo está compuesto por dos grupos de huesos: el cráneo propiamente dicho, que rodea y
protege el cerebro, y los huesos faciales, que sostienen los ojos y permiten la expresión facial. Los
huesos del cráneo son inmóviles y están unidos por suturas, excepto la mandíbula, que tiene una
articulación móvil.
- Hueso frontal: Forma la frente y las órbitas de los ojos, protegiendo el tejido cerebral.
- Huesos parietales: Dos huesos ubicados en la parte superior y lateral del cráneo, formando las
suturas sagital y coronal.
- Huesos temporales: Están situados debajo de los huesos parietales y contienen el meato acústico
externo, el canal auditivo, la apófisis mastoidea y la apófisis estiloides.
- Hueso occipital: Se encuentra en la parte posterior e inferior del cráneo y contiene el agujero
magno, por donde pasa la médula espinal. También cuenta con los cóndilos occipitales.
- Hueso esfenoides: Tiene forma de mariposa y se extiende a través del cráneo. La silla turca en el
esfenoides alberga la glándula pituitaria.
- Hueso etmoides: Es un hueso irregular que forma parte de la cavidad nasal y las órbitas. Incluye
la crista galli, a la cual se une el revestimiento externo del cerebro.
En los huesos faciales se incluyen los maxilares, huesos nasales, cigomáticos (pómulos), lacrimales,
palatinos y el vómer. La mandíbula o quijada inferior es el hueso más fuerte y permite el
movimiento de la boca.
2. Columna Vertebral
La columna vertebral, también llamada espina dorsal, es una estructura flexible formada por 26
huesos en adultos. Su función es proteger la médula espinal, sostener el cráneo y distribuir el peso
a la pelvis. Se compone de tres tipos de vértebras, además del sacro y el coxis.
- Vértebras cervicales (C1-C7): Las siete vértebras de la región del cuello. Incluyen el atlas (C1), que
permite el movimiento de "asentir" con la cabeza, y el axis (C2), que permite la rotación lateral de
la cabeza.
- Vértebras torácicas (T1-T12): Las doce vértebras de la región torácica, caracterizadas por ser más
grandes y articularse con las costillas.
- Vértebras lumbares (L1-L5): Cinco vértebras en la región lumbar o inferior de la espalda. Son más
robustas debido a la carga que soportan.
- Sacro: Formado por la fusión de cinco vértebras sacras, se articula con los huesos de la cadera en
la articulación sacroilíaca.
- Coxis: Es el hueso más inferior de la columna, formado por la fusión de tres a cinco pequeñas
vértebras. Es un vestigio de una cola en vertebrados.
3. Caja Torácica
La caja torácica está formada por el esternón, las costillas y las vértebras torácicas. Su función
principal es proteger el corazón, los pulmones y otros órganos de la cavidad torácica, además de
permitir los movimientos respiratorios.
- Esternón: Es un hueso plano que se compone de tres partes: el manubrio, el cuerpo y la apófisis
xifoides. Está conectado a las primeras siete costillas y proporciona puntos de referencia
anatómicos importantes.
- Costillas verdaderas: Los primeros siete pares, que se conectan directamente al esternón
mediante cartílagos costales.
- Costillas falsas: Los siguientes cinco pares. Los primeros tres pares de este grupo se unen al
esternón de forma indirecta, mientras que los últimos dos pares no tienen conexión con el
esternón y se llaman costillas flotantes.
- Espacios intercostales: Los espacios entre las costillas contienen músculos intercostales que
facilitan la respiración.
Miembros superiores:
Los huesos de los miembros superiores forman la estructura esquelética de cada brazo y
están divididos en tres secciones principales: el brazo, el antebrazo y la mano. En total,
cada miembro superior está compuesto por 30 huesos que proporcionan soporte, movilidad
y una amplia gama de funciones.
El brazo está constituido por un único hueso largo llamado húmero, que es el hueso
principal de esta sección. En su extremo proximal, el húmero presenta una cabeza
redondeada que encaja en la cavidad glenoidea de la escápula, formando la articulación del
hombro. Justo debajo de esta cabeza se encuentra el cuello anatómico. Más abajo, en la
parte anterolateral de la cabeza, se encuentran dos prominencias óseas denominadas
tubérculos mayor y menor, que sirven como puntos de inserción para los músculos del
brazo. Hacia la mitad del eje del húmero está la tuberosidad deltoidea, donde se inserta el
músculo deltoides, y en la parte distal se hallan la tróclea y el cóndilo, que articulan con los
huesos del antebrazo para permitir el movimiento del codo.
El antebrazo está compuesto por dos huesos largos: el radio y el cúbito. En la posición
anatómica (con la palma de la mano hacia adelante), el radio se encuentra en el lado lateral
del antebrazo, mientras que el cúbito está en el lado medial. Ambos huesos se conectan en
sus extremos mediante articulaciones radiocubitales y están unidos por una membrana
interósea a lo largo de su longitud. El radio presenta una cabeza en forma de disco en su
extremo proximal, que se articula con el húmero en el codo y permite la rotación del
antebrazo. La tuberosidad radial, ubicada justo debajo de la cabeza, sirve como punto de
inserción para el tendón del músculo bíceps. El cúbito, por su parte, tiene dos prominencias
en su extremo proximal, la apófisis coronoidea y la apófisis del olécranon, que se unen a la
tróclea del húmero formando una articulación tipo bisagra, permitiendo así la flexión y
extensión del codo.
La mano consta de tres grupos de huesos: los carpianos, los metacarpianos y las falanges.
La región del carpo, o muñeca, está formada por ocho huesos carpianos distribuidos en dos
filas irregulares de cuatro huesos cada una. Estos huesos están unidos por ligamentos que
limitan su movimiento, proporcionando una base estable para la mano. La palma de la
mano está formada por cinco huesos metacarpianos, numerados del uno al cinco desde el
pulgar hasta el meñique. Las cabezas de los metacarpianos forman los nudillos cuando la
mano se cierra en un puño. Los huesos de los dedos son conocidos como falanges, y cada
dedo tiene tres falanges (proximal, media y distal), con la excepción del pulgar, que posee
solo dos (proximal y distal).
La cintura pélvica está compuesta por dos huesos coxales, que también se conocen como
huesos de la cadera. Estos huesos, junto con el sacro y el coxis, forman la pelvis ósea, que
proporciona soporte y protección a los órganos reproductivos, la vejiga y parte del intestino
grueso. La cintura pélvica es robusta y está firmemente unida al esqueleto axial, ya que
tiene la función de soportar el peso de la parte superior del cuerpo cuando estamos de pie y
caminando.
Cada hueso coxal está formado por la fusión de tres huesos: el ilion, el isquion y el pubis.
El ilion es la porción más grande del hueso coxal y se conecta en su parte posterior con el
sacro mediante la articulación sacroilíaca. Es un hueso amplio y en forma de ala. Cuando
colocamos las manos en la cadera, las estamos apoyando sobre las alas del ilion. La cresta
ilíaca, ubicada en el borde superior del ilion, es un punto anatómico importante y sirve
como referencia para la aplicación de inyecciones intramusculares. La cresta termina en la
espina ilíaca anterior y posterior superior, y por debajo de estas se encuentran las espinas
inferiores.
El isquion es conocido como el “hueso de sentarse” porque forma la parte inferior del
hueso coxal, y es la zona que soporta el peso del cuerpo cuando estamos sentados. En el
isquion, la tuberosidad isquiática es la superficie rugosa donde descansa el peso corporal.
También posee una estructura llamada espina isquiática, la cual es relevante en mujeres
embarazadas, ya que ayuda a ampliar la salida de la pelvis durante el parto. Otra
característica del isquion es la escotadura ciática mayor, un canal a través del cual pasan los
vasos sanguíneos y el nervio ciático hacia la parte posterior del muslo.
El pubis o hueso púbico es la parte más anterior del hueso coxal. La unión de las ramas del
pubis y el isquion forman una barra ósea que rodea una apertura llamada agujero obturador,
por donde pasan los vasos sanguíneos y los nervios hacia el muslo. Los huesos púbicos de
cada lado se unen en el centro mediante una articulación cartilaginosa llamada sínfisis
púbica.
El ilion, el isquion y el pubis se fusionan en una estructura profunda llamada acetábulo, que
significa “vaso de vinagre” en latín. El acetábulo es una cavidad en la que se inserta la
cabeza del fémur, formando la articulación de la cadera. Esta cavidad es profunda y estable,
lo que permite una conexión firme y estable con el fémur para soportar el peso del cuerpo.
La pelvis ósea se divide en dos regiones: la pelvis falsa y la pelvis verdadera. La pelvis
falsa es la parte superior de la pelvis, ubicada entre las alas del ilion. La pelvis verdadera
está rodeada por hueso y se encuentra por debajo de la pelvis falsa, formando un canal que
permite el paso del bebé durante el parto. Las dimensiones de la pelvis verdadera son
especialmente importantes en el caso de las mujeres, ya que deben ser lo suficientemente
grandes como para permitir el paso de la cabeza del bebé en el momento del parto.
Existen algunas diferencias entre las pelvis masculina y femenina. La pelvis de la mujer es
generalmente más amplia y de menor altura, con huesos más ligeros y delgados, el arco
púbico más redondeado y un sacro más corto y menos curvado. Estas adaptaciones
permiten el alumbramiento y proporcionan más espacio para el desarrollo fetal.
Los huesos de los miembros inferiores son esenciales para la locomoción y el soporte del cuerpo.
Se dividen en varias partes que incluyen el fémur, la rótula, la tibia y el peroné.
El fémur es el hueso más largo del cuerpo humano y se extiende desde la cadera hasta la rodilla.
En la parte superior, se articula con el hueso de la cadera en la cavidad acetabular y en la parte
inferior se conecta con la rótula y la tibia.
El peroné, que es más delgado que la tibia, se localiza a lo largo de la parte lateral de la pierna.
Aunque no soporta peso directamente, proporciona estabilidad y sirve como punto de anclaje
para los músculos.
Estos huesos trabajan en conjunto para permitir movimientos como caminar, correr y saltar,
además de proporcionar soporte y estabilidad al cuerpo.
Articulaciones:
Las articulaciones son estructuras que conectan los huesos entre sí y permiten el movimiento del
sistema esquelético. Según el documento, se clasifican en tres categorías principales:
Articulaciones fibrosas: Estas articulaciones están unidas por tejido conectivo fibroso y no
permiten movimiento. Un ejemplo son las suturas del cráneo, que mantienen unidos los
huesos de la cabeza.
Las articulaciones sinoviales se clasifican según su forma en varios tipos, cada uno permitiendo
diferentes rangos de movimiento. Según el documento, los principales tipos son:
Sistema muscular:
El músculo liso se encuentra en las paredes de los órganos internos, como los intestinos y los vasos
sanguíneos. Este tipo de músculo es involuntario y no tiene estrías. Las contracciones del músculo
liso son más lentas y sostenidas, lo que permite funciones como el movimiento de los alimentos a
través del tracto digestivo y la regulación del diámetro de los vasos sanguíneos.
Las funciones del sistema muscular incluyen no solo el movimiento del cuerpo, sino también la
postura y la generación de calor. La actividad muscular produce calor como subproducto, lo que
ayuda a mantener la temperatura corporal. Además, el tono muscular, que es el estado de
contracción parcial de los músculos, es importante para mantener la postura y la estabilidad.
Los músculos se clasifican según su función y ubicación. Algunos de los principales músculos del
cuerpo incluyen el pectoral mayor, el deltoides, los músculos abdominales, los cuádriceps, y los
músculos de la espalda, entre otros. Cada uno de estos músculos tiene un papel específico en el
movimiento y la estabilidad del cuerpo.
El sistema muscular también se adapta a la actividad física. El ejercicio regular puede aumentar la
masa muscular y la fuerza, mientras que la falta de actividad puede llevar a la atrofia muscular.
Además, los músculos pueden experimentar diferentes tipos de contracciones, como
contracciones isotónicas (cambio de longitud) e isométricas (sin cambio de longitud), lo que
permite realizar una variedad de movimientos y actividades.
Los músculos esqueléticos son un tipo de músculo que se une a los huesos del esqueleto
mediante tendones y son responsables de los movimientos voluntarios del cuerpo. Estos músculos
son estriados, lo que significa que presentan un patrón de bandas visibles bajo el microscopio, y
están controlados por el sistema nervioso.
Estructura: Están formados por fibras musculares largas y cilíndricas, que se agrupan en
fascículos. Cada fibra muscular contiene múltiples núcleos y está rodeada por una
membrana llamada sarcolema. Estas fibras contienen miofibrillas, que son las unidades
contráctiles del músculo.
Funciones: Los músculos esqueléticos tienen varias funciones esenciales, que incluyen:
Bíceps braquial: Se encuentra en la parte anterior del brazo y permite la flexión del codo.
Los músculos esqueléticos son esenciales para la movilidad y la actividad física, y su salud y función
son fundamentales para el bienestar general del cuerpo. El ejercicio regular, una buena nutrición y
el descanso adecuado son factores clave para mantener la fuerza y la funcionalidad de estos
músculos.
Los músculos de la cabeza y el cuello:
Músculos del cuello: Estos músculos son responsables de los movimientos de la cabeza y la
estabilidad del cuello. Algunos de los más importantes son:
Escalenos: Ayudan en la flexión lateral del cuello y elevan las costillas durante la
respiración.
Estos músculos trabajan en conjunto para facilitar una variedad de funciones, desde la expresión y
la masticación hasta la movilidad del cuello y la cabeza. Su adecuada función es esencial para
actividades cotidianas como hablar, comer y mantener la postura.
Pectoral mayor: Este músculo grande y superficial se encuentra en la parte anterior del
tórax. Es responsable de la aducción y rotación interna del brazo, y también ayuda en la
flexión del hombro.
Músculos intercostales:
Músculos intercostales internos: También situados entre las costillas, su función es ayudar
en la exhalación al reducir el volumen de la cavidad torácica.
Recto abdominal: Este músculo se extiende a lo largo de la parte frontal del abdomen y es
responsable de la flexión del tronco y la compresión de los órganos abdominales.
Oblicuo interno: Localizado en los lados del abdomen, ayuda en la flexión lateral y la
rotación del tronco.
Oblicuo externo: Situado por fuera del oblicuo interno, también contribuye a la flexión
lateral y la rotación del tronco.
Transverso del abdomen: Este músculo es el más profundo de la pared abdominal y ayuda
a estabilizar el tronco y comprimir el abdomen.
Músculos de la espalda:
Trapecio: Este músculo grande y superficial se extiende desde la base del cráneo hasta la
parte media de la espalda. Es responsable de mover y estabilizar la escápula y extender el
cuello.
Dorsal ancho: Localizado en la parte media y baja de la espalda, es un músculo clave para
la aducción, extensión y rotación interna del brazo.
Oblicuo interno: Localizado en la parte lateral del abdomen, este músculo ayuda en la
flexión lateral del tronco y en la rotación del mismo hacia el lado opuesto. También
colabora en la compresión del abdomen.
Oblicuo externo: Situado por fuera del oblicuo interno, este músculo también contribuye a
la flexión lateral y la rotación del tronco. Su acción es similar a la del oblicuo interno, pero
su orientación permite que gire el tronco hacia el lado opuesto.
Músculos del húmero que actúan en el antebrazo: Incluyen el bíceps braquial, que permite
la flexión del codo y la supinación del antebrazo, y el tríceps braquial, que es responsable
de la extensión del codo.
Deltoides: Este músculo se encuentra en la parte superior del hombro y es crucial para la
abducción del brazo, así como para la flexión y extensión.
Músculos del antebrazo: Estos músculos se dividen en flexores y extensores. Los flexores,
ubicados en la parte anterior, permiten la flexión de la muñeca y los dedos, mientras que
los extensores, situados en la parte posterior, facilitan la extensión de la muñeca y los
dedos.
Músculos de la mano: Incluyen los músculos intrínsecos, que permiten movimientos finos
y la manipulación de objetos, así como los músculos extrínsecos que se originan en el
antebrazo.
Músculos de la cintura pélvica: Incluyen el glúteo mayor, que es esencial para la extensión
y rotación externa del muslo, y el glúteo medio, que ayuda en la abducción y estabilización
de la pelvis.
Músculos de la pierna: Incluyen el tibial anterior, que permite la dorsiflexión del pie, y los
músculos gastrocnemio y sóleo, que facilitan la flexión plantar del pie.
Músculos del pie: Estos músculos son responsables de los movimientos de los dedos y la
estabilidad del arco plantar.
Estos músculos trabajan en conjunto para permitir una amplia gama de movimientos, desde
actividades cotidianas hasta deportes, y son esenciales para la movilidad y la estabilidad del
cuerpo. Su fortalecimiento y adecuada función son importantes para prevenir lesiones y mejorar el
rendimiento físico.
Los músculos que provocan el movimiento de la rodilla son esenciales para diversas actividades
como caminar, correr y saltar. A continuación se describen los músculos isquiotibiales y el grupo
de cuádriceps.
Bíceps braquial: Este músculo tiene dos cabezas (cabeza larga y cabeza corta) y se
encuentra en la parte lateral del muslo. Es el principal responsable de la flexión de la
rodilla y también ayuda en la rotación externa de la misma.
Grupo de cuádriceps: Este grupo de músculos se localiza en la parte anterior del muslo y es el
principal responsable de la extensión de la rodilla. Los músculos que componen el grupo de
cuádriceps son:
Recto femoral: Este músculo se extiende desde la cadera hasta la rodilla y es responsable
de la extensión de la rodilla. También contribuye a la flexión de la cadera.
Vasto lateral: Situado en la parte externa del muslo, ayuda en la extensión de la rodilla.
Vasto intermedio: Este músculo se ubica entre el vasto lateral y el vasto medial, debajo del
recto femoral, y participa en la extensión de la rodilla.
Los músculos que provocan el movimiento en el tobillo y el pie son esenciales para la locomoción
y la estabilidad. A continuación se desarrollan los principales músculos involucrados en estos
movimientos según el documento.
Tibial anterior: Este músculo se localiza en la parte anterior de la pierna. Su función principal es la
dorsiflexión del pie, lo que significa que levanta la parte superior del pie hacia la tibia. Además, el
tibial anterior ayuda en la inversión del pie, contribuyendo a la estabilidad del tobillo y el pie
durante la marcha.
Músculos fibulares: También conocidos como peroneos, estos músculos se encuentran en la parte
lateral de la pierna y son responsables de la eversión del pie, que consiste en levantar la parte
externa del pie. Los principales músculos fibulares son el fibular largo y el fibular corto. Ambos
músculos también ayudan en la estabilización del tobillo y son importantes para el equilibrio,
especialmente en superficies irregulares.
Gastrocnemio: Este músculo es uno de los principales del grupo de los músculos de la pantorrilla y
se encuentra en la parte posterior de la pierna. Se compone de dos cabezas que se originan en el
fémur y se insertan en el talón a través del tendón de Aquiles. El gastrocnemio es responsable de
la flexión plantar del pie, lo que significa que apunta los dedos del pie hacia abajo. También
participa en la flexión de la rodilla.
Sóleo: Este músculo también forma parte de la pantorrilla y se localiza debajo del gastrocnemio. Al
igual que el gastrocnemio, el sóleo es crucial para la flexión plantar del pie. Sin embargo, a
diferencia del gastrocnemio, el sóleo no cruza la articulación de la rodilla, lo que le permite ser
especialmente efectivo en la estabilización del pie durante actividades como caminar y correr.
Estos músculos trabajan en conjunto para facilitar los movimientos del tobillo y el pie, permitiendo
la locomoción, el equilibrio y la adaptación a diferentes superficies. Su fortalecimiento y adecuado
funcionamiento son esenciales para prevenir lesiones y mejorar el rendimiento en actividades
físicas.