Romanticism o

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Misas y otras obras religiosas.

El Ave María de Schubert es un lied para


canto y piano.

En la música, el Romanticismo fue un período que transcurrió,


aproximadamente, entre los años 1810 y la primera década del siglo XX,
y suele englobar toda la música escrita de acuerdo a las normas y
formas de dicho período.
El Romanticismo musical es un período de la música académica que fue
precedido por el Clasicismo y seguido por el Impresionismo. Está
relacionado, por supuesto, con el Romanticismo en otras disciplinas: la
corriente de cambios en Literatura, Bellas Artes y Filosofía, aunque suele
haber ligeras diferencias temporales dado que, el Romanticismo en
aquellas Artes y en la Filosofía, se suele reconocer entre los años 1780 y
1840.
El Romanticismo como movimiento global en las Artes y la Filosofía tiene
como precepto que la verdad no podía ser deducida a partir
de axiomas y que, en el mundo, había realidades inevitables que solo se
podían captar mediante la emoción, el sentimiento y la intuición.
La música del Romanticismo intentaba expresar estas emociones
hacia una persona u objeto al cual quiere o aprecia.
Ópera romántica (1800-1929)
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La ópera tendió a mezclar entre las formas establecidas en el barroco o
el clasicismo. Este proceso alcanzó su apogeo con las óperas de Wagner,
en las cuales la música se organiza en un flujo musical continuo, sin la
clara división de arias, coros, recitativos, etc., propia de las ópera
anteriores.
También ocurrieron otros cambios. Los castrati desaparecieron y por
tanto los tenores adquirieron roles más heroicos y los coros se tornaron
más importantes. Cuando acabó este periodo, el verismo se popularizó
en Italia retratando, en la ópera, escenas realistas más que históricas o
mitológicas. En Francia, la tendencia también se acogió y quedaron
ejemplos populares como Carmen de Bizet.
Muchos compositores del Romanticismo, a partir de la segunda mitad
del siglo XIX, escribieron música nacionalista, que tenía alguna conexión
particular con su país. Esto se manifestó de varias maneras. Los temas
de las óperas de Mijaíl Glinka, por ejemplo, son específicamente rusos,
mientras que Bedřich Smetana y Antonín Dvořák utilizaron ritmos y
temas de las danzas y canciones populares checas. A finales del
siglo XIX, Jean Sibelius escribió Kullervo, música basada en la épica
finlandesa (el Kalevala) y su pieza Finlandia se convirtió en un símbolo
del nacionalismo finés.
El elemento vocal en la música romántica
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La época del Romanticismo no fue un siglo de grandes composiciones
vocales. Subsistieron todavía una serie de compositores a capela,
exquisitos y refinados, como Mendelssohn y Brahms, que lograron
efectos de armonía y cromatismo inconcebibles en el siglo XVI, que fue
la edad florida del estilo a capela. Especialmente, en Alemania, el medio
para conseguir este refinamiento fueron las composiciones corales para
hombres, las cuales, sin embargo, no debieron su impulso a razones
puramente artísticas, pues se convirtieron en expresión del nacionalismo
o de las actividades partidistas, mientras que el resto de las
manifestaciones de base vocal cayeron en desuso. Los grandes adalides
del período romántico no pensaron, ni por un momento, en componer
obras para la iglesia y contribuir así a que se escucharan los versículos
de la Biblia que glorificaran a Dios.
Se escribieron oratorios religiosos y profanos, como Elías de Félix
Mendelssohn y El paraíso y la peri de Robert Schumann. Brahms
escribió Un réquiem alemán, obra religiosa con texto totalmente en
alemán. También se escribieron misas y otras obras religiosas. El Ave
María de Schubert es un lied para canto y piano.

Instrumentación

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Como en otros períodos, la instrumentación se adaptó a los


requerimientos musicales del período. Compositores como Hector
Berlioz, orquestaron sus obras de una forma nunca antes escuchada,
dándole una nueva prominencia a los instrumentos de viento. El tamaño
de la orquesta estándar aumentó y se incluyeron instrumentos tales
como el piccolo y corno inglés, que antes se utilizaban muy
ocasionalmente. Mahler escribió su octava sinfonía, conocida como la
“Sinfonía de los mil” por la masa orquestal y coral que se requiere para
interpretarla.

Además de necesitar una orquesta más grande, las obras del


Romanticismo se tornaron más largas. Una sinfonía típica de Haydn o
Mozart, compositores del clasicismo, puede durar aproximadamente
veinte o veinticinco minutos. Ya la tercera sinfonía de Beethoven, que se
suele considerar como del Romanticismo inicial, dura alrededor de
cuarenta y cinco minutos. Y esta tendencia creció notablemente en las
sinfonías de Anton Bruckner y alcanzó sus cotas máximas en el caso de
Mahler, con sinfonías que tienen una hora de duración (como es el caso
de la primera y la cuarta) hasta sinfonías que duran más de una hora y
media (como la tercera u octava).

Por otro lado, en el Romanticismo creció la importancia del


instrumentista virtuoso. El violinista Niccolò Paganini fue, no solo una de
las estrellas musicales de principios del siglo XIX pero también el primer
gran virtuoso reconocido a nivel mundial. Liszt, además de ser un
notable compositor, fue también un virtuoso del piano, muy popular.
Durante las interpretaciones de los virtuosos, solían destacar más ellos
que la música que estaban interpretando.

Estos son algunos de los instrumentos que aparecen en el


Romanticismo:

Viento

Contrafagot: Especie de fagot de grandes dimensiones, cuyos sonidos se


producen a la octava grave del fagot ordinario.

Saxofón: Instrumento de viento compuesto de un tubo cónico de metal


encorvado en forma de U, con varias llaves y una boquilla de madera y
caña. Los hay de varios tamaños.

Corno inglés: Instrumento de viento, más grande y de sonido más grave


que el oboe.

Tuba: Instrumento de viento de grandes proporciones y de sonoridad


voluminosa y grave.

Cuerda
Piano: Aunque ya existía en el Clasicismo, el piano es el gran
instrumento del romanticismo. Permite la mayor expresividad a los
compositores, que son, muchas veces, virtuosos de este instrumento.

Cronología
Las raíces clásicas del Romanticismo (1780-1815)
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Ludwig van Beethoven (1820), por Joseph


Karl Stieler.

En la literatura, se suele decir que el Romanticismo dio inicio en los años


1770-1780, con el movimiento alemán llamado Sturm und Drang. Fue
principalmente influenciado por Shakespeare, las sagas folclóricas,
reales o ficticias, y por la poesía de Homero. Escritores
como Goethe o Schiller, cambiaron radicalmente sus prácticas, mientras
en Escocia Robert Burns transcribía la poesía de las canciones
populares. Este movimiento literario se reflejó de varias maneras en la
música del período clásico, incluyendo la obra de Mozart en la ópera
alemana, la elección de las canciones y melodías que se utilizarían en
trabajos comerciales y en el incremento gradual de la violencia en la
expresión artística. Sin embargo, la habilidad o interés de la mayoría de
los compositores para adherirse al "Romanticismo y la revolución"
estaba limitada por su dependencia a las cortes reales. Ejemplo de ello
es la historia del estreno de Le nozze di Figaro de Mozart, que fue
censurada por ser revolucionaria.
Incluso en términos puramente musicales, el Romanticismo tomó su
sustancia fundamental de la estructura de la práctica clásica. En este
período se incrementaron los estándares de composición e
interpretación y se crearon formas y conjuntos estándar de músicos. Sin
faltar a la razón, E. T. A. Hoffmann llamó "tres compositores románticos"
a Haydn, Mozart y Beethoven. Una de las corrientes internas más
importantes del clasicismo es el rol del cromatismo y la ambigüedad
armónica. Todos los compositores clásicos más importantes utilizaron la
ambigüedad armónica y la técnica de moverse rápidamente entre
distintas tonalidades sin establecer una verdadera tonalidad. Uno de los
ejemplos más conocidos de ese caos armónico se encuentra al principio
de La Creación de Haydn. Sin embargo, en todas estas excursiones la
tensión se basaba en secciones articuladas, un movimiento hacia la
dominante o la relativa mayor y una transparencia de la textura.
Para los años 1810 se había combinado la utilización del cromatismo y la
tonalidad menor, el deseo de moverse a más tonalidades para lograr un
rango más amplio de música y la necesidad de un mayor alcance
operístico. Mientras Beethoven fue tenido luego como la figura central
de movimiento, compositores como Muzio Clementi o Louis
Spohr representaban mejor el gusto de la época de incorporar más notas
cromáticas en su material temático. La tensión entre el deseo de más
color y el deseo clásico de mantener la estructura, conllevó a una crisis
musical. Una respuesta fue moverse hacia la ópera, donde el texto podía
otorgar una estructura incluso cuando no hubiera modelos formales. E.
T. A. Hoffman, conocido actualmente más por sus críticas musicales,
presentó con su ópera Undine (1814) una innovación musical radical.
(No confundir con la de Tchaikovski de 1869). Otra respuesta a esta
crisis se obtuvo mediante la utilización de formas más cortas, incluyendo
algunas novedosas como el nocturno, donde la intensidad armónica en
sí misma era suficiente para mover la música adelante.
Romanticismo temprano (1815-1829)
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Retrato de Franz Schubert por Wilhelm August


Rieder (1875).

En la segunda década del siglo XIX, el cambio a nuevas fuentes para la


música, junto a un uso más acentuado del cromatismo en las melodías y
la necesidad de más expresividad armónica, produjeron un cambio
estilístico palpable. Las razones que motivaron este cambio no fueron
meramente musicales sino también económicas, políticas y sociales. El
escenario estaba preparado para una nueva generación de compositores
que podía hablarle al nuevo ambiente europeo post-napoleónico.
En el primer grupo de compositores se suele agrupar a Beethoven, Louis
Spohr, E. T. A. Hoffmann, Carl Maria von Weber y Franz Schubert. Estos
compositores crecieron en medio de la dramática expansión de la vida
concertística de finales del siglo XVIII y principios del XIX, y esto le dio
forma a sus estilos y expectativas. Muchos saludaron a Beethoven como
el modelo a seguir o, al menos, a aspirar. Las melodías cromáticas
de Muzio Clementi y las óperas de Rossini, Cherubini, Spontini y Mehul,
también ejercieron cierta influencia. Al mismo tiempo, la composición de
canciones para voz y piano sobre poemas populares, para satisfacer la
demanda de un creciente mercado de hogares de clase media, fue una
nueva e importante fuente de entradas económicas para los
compositores.
Los trabajos más importantes de esta ola de compositores románticos
fueron quizás los ciclos de canciones y las sinfonías de Schubert, las
óperas de Weber, especialmente El cazador furtivo, Euryanthe y Oberón.
Para la época, las obras de Schubert solo se interpretaron ante
audiencias limitadas y solo pudieron ejercer un impacto notable
gradualmente. Por el contrario, las obras de John Field se conocieron
rápidamente, en parte debido a que era capaz de componer pequeñas y
"características" obras para piano y danzas.

Fotografía del pianista polaco Frédéric


Chopin.

Romanticismo medio (1830-1850)


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La siguiente cohorte de compositores románticos incluye a Franz
Liszt, Robert Schumann, Félix Mendelssohn, Frédéric Chopin, Hector
Berlioz y Johannes Brahms. Ellos nacieron en el siglo XIX e iniciaron
pronto la producción de composiciones de gran valor. Mendelssohn fue
particularmente precoz, escribiendo sus primeros cuartetos, un octeto
para cuerdas y música orquestal antes de cumplir los veinte años.
Chopin se abocó a la música para piano, incluyendo etudes (estudios) y
dos conciertos para piano. Schumann compuso exclusivamente para
piano hasta 1839 cuando, por consejo de su esposa comenzó a
componer música solista, camerística y orquestal. Berlioz compondría la
primera sinfonía notable luego de la muerte de Beethoven, la
mencionada Sinfonía fantástica. Liszt compuso música orquestal, pero
es conocido por innovar en la técnica del piano, sus estudios
trascendentales están entre las obras que requieren mayor virtuosismo.
Brahms sería considerado el sucesor de Beethoven; incluso la primera
sinfonía de este sería considerada "la décima sinfonía" de Beethoven.
Al mismo tiempo se estableció lo que ahora se conoce como "ópera
romántica", con una fuerte conexión entre París y el norte de Italia. La
combinación del virtuosismo orquestal francés, las líneas vocales y
poder dramático italianos, junto a libretos que se basaban en la
literatura popular, establecieron las normas que continúan dominando la
escena operística. Las obras de Vincenzo Bellini y Gaetano
Donizetti fueron inmensamente populares en esta época.

Robert Schumann en 1839

Un aspecto importante de esta parte del Romanticismo fue la amplia


popularidad alcanzada por los conciertos para piano (o "recitales", como
los llamaba Franz Liszt), que incluían improvisaciones de temas
populares, piezas cortas y otras más largas, tales como las sonatas de
Beethoven o Mozart. Una de los exponentes más notables de las obras
de Beethoven fue Clara Wieck, que luego se casaría con Robert
Schumann. Las nuevas facilidades para viajar que se ofrecían en la
época, gracias al tren y luego al vapor, permitieron que surgieran grupos
internacionales de fanáticos de pianistas virtuosos, como Liszt o Chopin.
Estos conciertos se transformaron en eventos por sí mismos. Niccolò
Paganini, famoso virtuoso del violín, fue pionero de este fenómeno.
Es importante notar que el Romanticismo no era el único, y ni siquiera el
más importante, género musical de la época, ya que los programas de
los conciertos estaban en gran medida dominados por un género post-
clásico, ejemplificado por el Conservatorio de París, así como la música
cortesana. Esto comenzó a cambiar con el auge de ciertas instituciones,
tales como las orquestas sinfónicas con temporadas regulares.
Fue en este momento cuando Richard Wagner produjo su primera ópera
exitosa, e inició su búsqueda de nuevas formas para expandir el
concepto de los "dramas musicales". Wagner gustaba llamarse a sí
mismo revolucionario y tenía constantes problemas con sus
prestamistas y con las autoridades; al mismo tiempo se rodeó de un
círculo de músicos con ideas parecidas, como Franz Liszt, con quienes se
dedicó a crear la "música del futuro".
Suele indicarse que el romanticismo literario terminó en 1848, con
las revoluciones que ocurrieron ese año y que marcaron un hito en la
historia de Europa, o al menos en la percepción de las fronteras del arte
y la música. Con el advenimiento de la ideología "realista", y la muerte
de figuras como Paganini, Mendelssohn y Schumann, y el retiro de Liszt
de los escenarios, apareció una nueva generación de músicos. Algunos
argumentan que esta generación debería llamarse victorianos más que
románticos. De hecho, los años finales del siglo XIX suelen describirse
como Romanticismo tardío.

Romanticismo tardío (1850-1870)


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Al llegar a la segunda mitad del siglo XIX, muchos de los cambios
sociales, políticos y económicos que se iniciaron en la era post-
napoleónica, se afirmaron. El telégrafo y las vías ferroviarias unieron a
Europa mucho más. El nacionalismo, que fue una de las fuentes más
importantes del principio de siglo, se formalizó en elementos políticos y
lingüísticos. La literatura que tenía como audiencia la clase media, se
convirtió en el objetivo principal de la publicación de libros, incluyendo el
ascenso de la novela como la principal forma literaria.
Nikolái Rimski-Kórsakov.

Muchas de las figuras de la primera mitad del siglo XIX se habían


retirado o habían muerto. Muchos otros siguieron otros caminos,
aprovechando una mayor regularidad en la vida concertística, y recursos
financieros y técnicos disponibles. En los anteriores cincuenta años,
muchas innovaciones en la instrumentación, incluyendo el piano de
acción de doble escape (double escarpment), los instrumentos de viento
con válvulas, y la barbada (chin rest) de los violines y violas, pasaron de
ser algo novedoso a estándar. El incremento de la educación musical
sirvió para crear un público más amplio para la música para piano y los
conciertos de música más sofisticados. Con la fundación de
conservatorios y universidades se abrió la posibilidad a los músicos de
hacer carreras estables como profesores, en vez de ser empresarios que
dependían de sus propios recursos. La suma de estos cambios puede
verse en la titánica ola de sinfonías, conciertos y poemas sinfónicos que
fueron creados, y la expansión de las temporadas de óperas de muchas
ciudades y países, como París, Londres o Italia.
El período romántico tardío también vio el auge de los géneros llamados
"nacionalistas" que estaban asociados con la música popular (folclórica)
y la poesía de determinados países. La noción de música alemana
(Bruch) o italiana (Puccini), ya estaba largamente establecida en la
historia de la música, pero a partir de finales del siglo XIX se crearon los
subgéneros ruso (Glinka, Músorgski, Rimski-
Kórsakov, Cui, Balákirev, Borodin, Chaikovski), checo (Smetana, Dvořák),
noruego (Grieg), finlandés (Sibelius), español (Albéniz, Granados),
británico (Elgar, Delius) y estadounidense (Parker, Mac Dowell). Muchos
compositores fueron expresamente nacionalistas en sus objetivos,
buscando componer ópera o música asociada con la lengua y cultura de
sus tierras de origen.

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