CUADERNO 13 Orden Social Catã Lico
CUADERNO 13 Orden Social Catã Lico
CUADERNO 13 Orden Social Catã Lico
ORDEN SOCIAL
CATÓLICO
Selección de textos de
pensamiento social
carlista
Comunión Tradicionalista
Reinos del Sur
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ORDEN SOCIAL CATÓLICO
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Carta a los españoles de María Teresa de Borbón y
Braganza, Princesa de Beira. 25 de septiembre de 1864
Pero se ha observado que todas las naciones, que los adeptos del
liberalismo, generalmente hablando, colocaban su felicidad suprema en los
intereses materiales, y en los placeres y comodidades de la vida, ansiando
enriquecerse a toda costa y sin reparar en los medios para procurarse de
este modo la mayor suma posible de comodidades y de felicidades. Así es
que los bienes de la Iglesia Católica pasaron casi enteramente de las manos
muertas a las manos vivas del liberalismo.
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La economía liberal comenzó por romper todo vínculo moral entre
patronos y obreros, y, en vez de depurar y perfeccionar las antiguas
instituciones gremiales, las pulverizó, entregando a los trabajadores el cetro
de una libertad que ha concluido por convertirlos, según la frase de Lasalle,
en unos “esclavos blancos”.
Concurrencias y huelgas
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Todo pasó, y sólo como recuerdo de tan desastrosos lirismos quedan
esos fósiles del individualismo, que se figuran que el mundo marcha,
cuando ya hace tiempo que vuelve.
Los obreros, armadas con la poderosa lógica del absurdo, dirán a los
partidarios de la libertad de concurrencia:
La cuestión social
No puede haber más que una mayoría servidora por fuerza de una
minoría poderosa apoderada del mando y de la riqueza, o una minoría
esclava por el amor de la mayoría social. O la esclavitud forzosa de los más,
o el sacrificio voluntario de los menos.
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Y ¿quién engendrará en los hombres un amor capaz de sacrificar el
bienestar, la salud y la vida en favor de sus semejantes? Desde luego será
absurdo pedirlo a quien no crea más que en la vida presente, porque para
él será la vida actual el bien supremo, y será lógico que a ella lo sacrifique
todo y ella no sea sacrificada por nada. Y los hombres son demasiado
egoístas para convertirse en servidores de los demás sin otra recompensa
en lo humano que el dolor y la amargura. Nadie da un adiós a la felicidad
terrena ni se abraza de veras con el martirio de un modo estable sin el
auxilio de una fuerza sobrenatural que le endulce las tristezas del bien
precario, perdiendo con él la esperanza de un bien supremo y perenne. Y si
alguna vez hace algo parecido por una falaz inconsecuencia lógica, sólo
probará, si la vanidad y un orgullo encubierto no toman parte secreta en la
obra, que vale más que sus doctrinas, y que, profesando una, practica las
opuestas; pero jamás llegará a fundar escuela ni a pasar de una dudosa
excepción. El apostolado permanente de sacrificio hasta formar escuela no
le conoció la sociedad pagana, ni fuera del Cristianismo en los pueblos
apóstatas le ha visto nadie aparecer.
El trabajo libre
La economía moderna
Esa Economía había dicho que el trabajo era una mercancía que se
regulaba, como las demás, por la ley de la oferta y del pedido, y la Economía
social católica contesta: No; el trabajo, como ejercicio de la actividad de una
persona, no es una simple fuerza mecánica, es una obra humana que, como
todas, debe ser regulada por la ley moral y jurídica, que está por encima de
todas las reglas económicas.
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La Economía liberal decía… pero ¿a qué continuar, señores, si habría
que recorrer todas sus afirmaciones y teorías para demostrar que sólo han
dejado tras de sí, al caer sepultadas por la crítica, los escombros sociales
entre los cuales corre amenazadora como un río de odio, que será después
de lágrimas y de sangre, al través de todas las sociedades modernas, la que
se llama por antonomasia la cuestión social, engendrada principalmente
por la Economía liberal, que fue la pesadilla del siglo XIX y que es la premisa
de las catástrofes el siglo XX?
El problema social
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La cuestión social es producida principalmente por un desequilibrio
en la forma de la propiedad, ahora principalmente individualista, cuando
antes era principalmente corporativa, y entre la propiedad territorial y la
propiedad mueble, entre la riqueza real y la ficticia del papel y la fundada
en el abuso del crédito, ente la agricultura propiamente dicha y el
industrialismo exagerado, que no guarda proporción con ella, cuando es la
fuente de las subsistencias, que miden el salario real del obrero.
OBRAS COMPLETAS DE VÁZQUEZ DE MELLA. Temas sociales . Tomo II. Pág. 183
Solución
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Lo que he dicho, y repito, es que el socialismo, que la anarquía, que
el comunismo, todas las ideas más horribles, más absurdas que se puedan
imaginar, son consecuencias lógicas y necesarias de los principios liberales;
y que los anarquistas no hacen más que seguir la conducta que les han
enseñado y que han seguido, y que recientemente han enaltecido aquí los
partidos liberales.
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sujetas a la explotación sin entrañas de un capital egoísta, por cuyo medio
un Monarca cristiano se enorgullecerá, mereciendo el titulo de Rey de los
obreros.
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Grandes y radicales economías hay que hacer en España,
comenzando por la Casa Real.
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Perspectiva del Tradicionalismo en Andalucía. Ginés
Martínez. Sevilla, 8 de febrero de 1934
El pueblo sano (obreros, patronos y clase media) vuelve la vista en
busca de la justicia social. Sólo puede hallarla en nuestra organización
gremial o sea organización netamente profesional, donde patronos y
obreros en buena ley, resuelven sus diferencias y reparten sus beneficios
en porcentajes previamente convencidos, es decir, la fórmula que anula el
liberalismo económico y hace desaparecer el marxismo por innecesario…
«Causas y efectos de la Revolución» María Rosa Urraca Pastor. 5 de marzo de 1933
La propiedad se atacó por fuera y por dentro; por fuera también por
las doctrinas marxistas en todas sus formas, desde el socialismo hasta el
comunismo, por la propias Internacionales Obreras, y hay que decirlo,
porque es la hora de reconocer las culpas, por el abuso de la propiedad, por
la acumulación de la propiedad en pocas manos, por la falta de caridad en
el católico, por el alejamiento de las clases que se llamaban directoras de
los obreros, que al verse separados y distanciados de nosotros, en
momentos de desesperación y de despecho, abrieron fácilmente su
corazón a las doctrinas envenenadas de rencores y de odios que otros
predicaron aprovechándose de nuestra ausencia.
El siglo XIX creó una inmensa riqueza. El siglo XX tiene que repartirla.
¿Cómo? ¿Brutalmente? ¿Quitándoselo todo a los grandes y realizando un
despojo, o bien organizándose una serie de procedimientos, como
pequeños canales o tuberías que recojan esas aguas contenidas en un
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estanque o en un pantano para encauzarlas, para que corran, para que vaya
aligerándose la carga de los patronos y haga a todos posible la vida?
Falsas derechas
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El problema de occidente y los cristianos Federico D.
Wilhelmsem
Por lo tanto, el hombre calvinista buscaba la prosperidad material
como prueba de su salvación y como justificación de su propia existencia.
Mientras que el catolicismo siempre había predicado que un pobre tiene
más probabilidad de entrar en el reino del cielo que un rico, basando su
doctrina sobre las palabras de Nuestro Señor, el calvinismo predicaba
exactamente lo contrario. La pobreza era una señal de la condenación, y la
riqueza de la salvación. En vez de convertirse en un quietista o en un
sinvergüenza sin más, el calvinista se hizo capitalista. Sus creencias
religiosas produjeron una ansiedad espiritual capaz de saciarse únicamente
a través de la acumulación de la riqueza material.
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siglo XIX, que no reconocía los derechos de nada que no fuera el dinero y el
poder conseguido por el dinero. Como resultado, hoy en día, menos del 10
por ciento de los campesinos ingleses son propietarios de la tierra que
cultivan, y menos del 20 por ciento de la población es dueño de sus propias
casas. Se dice que el campo inglés es un jardín. Es verdad. ¡Es un jardín que
pertenece a los ricos!
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parte, por lo menos, gracias a las armas de las Españas del Siglo de Oro,
volvió para ganar la guerra dentro de las mismas entrañas de la tierra
española en el siglo XIX. La clave de las guerras carlistas es el apoyo enorme
que el liberalismo español encontraba en el capitalismo europeo, un apoyo
que hizo posible que un puñado de masones y burgueses, que carecían
totalmente de pueblo, se apoderaran del destino de España. El
protestantismo nunca echó raíces en la España católica, pero sí hizo posible
que España perdiera su destino histórico, hasta que lo recobrara el 18 de
julio de 1936.
El mundo que surgió del calvinismo fue gris, sin belleza, sin amor. Se
destrozó con el calvinismo la antigua unidad de todas las instituciones
cristianas. Los derechos de los hombres, así como sus deberes para con el
prójimo, desaparecieron. Con la negación protestante de la negación
humana vino la negación protestante del mundo sacramental. El valor de la
creación se derrumbó y Dios se retiró al esplendor inaccesible de su
majestad trascendental y terrible. Con la repulsa del valor sacramental de
la realidad vino la negación de la bondad de la materia, y, de esto, la
negación de María, principio de la mediación. El universo llegó a ser nada
más que la materia prima del manchesterianismo (Doctrina liberal-
capitalista confeccionada en la ciudad de Manchester, Inglaterra), un
universo bueno solamente para explotar y martillear, a fin de lograr lo
severamente útil, y nada más. El hombre se abandonó a la búsqueda de
bienes de esta vida. Un materialismo se apoderó del espíritu europeo.
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izquierda nació dentro del Estado liberal, que fue precisamente su
engendrador.
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Se dice a menudo que el comunismo encuentra sus raíces en los
abusos del capitalismo. Este juicio tiene su razón, pero tenemos que
profundizar en él para entender la verdad que tiene. El mundo liberal y
capitalista del siglo XIX destrozó la antigua cristiandad desde fuera del alma
y desde dentro de ella. Externamente, el liberalismo desmanteló las
estructuras históricas de la sociedad europea. Lo que había sido una
armonía de instituciones y de clases, con todos sus derechos y privilegios,
se convirtió en una masa gris de individuos sin raíces en la comunidad
político-económica. El hombre perdió todos sus derechos salvo uno: el
derecho de vender su trabajo al mejor postor. Con esto, el hombre perdió
todo sentido de responsabilidad para con la sociedad dentro de la cual vivía.
Si valía solamente en términos de la fuerza de sus brazos, él no era
responsable por lo que pasaba dentro de un mundo que ya había dejado de
ser suyo. El hombre se redujo a ser un trabajador para una sociedad dentro
de la cual no figuraba ni como participante ni como miembro. Desarraigado
de la comunidad, el hombre perdió su sentido de patria. No se sentía leal a
aquello que no le era leal a él. Junto con la responsabilidad desapareció
también la seguridad. El trabajador industrial servía hasta que su salud y sus
fuerzas se debilitasen. Al ocurrir esto, dejaba de ser útil para la fábrica y sus
dueños. Puesto que su sueldo solía ser lo mínimo que su patrón podía
pagarle, generalmente el trabajador no podía ahorrar nada para los años de
su vejez. Se apoderaba de las masas industrializadas un sentido angustioso
de inseguridad. Sus antiguos gremios habían desaparecido con la
aniquilación de una economía basada en la artesanía. Pues todavía no
habían aparecido los sindicatos modernos, el trabajador sentíase
totalmente aislado, solo, sin ningún remedio para la incertidumbre de su
vida.
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El comunismo trataba de llenar este vacío. Pero hay que recordar que
el vacío liberal engendró el comunismo como hijo suyo. El comunismo es el
producto más típico y más importante del liberalismo.
Este siglo liberal brillaba por su mal gusto en todo lo artístico, debido
a que había jugado todo en lo material y había olvidado lo espiritual. Por
esto no queremos decir que todos los liberales habían abandonado la
práctica de la fe. Al contrario; el desfile intolerable de damas liberales y de
sus maridos que, vestidos de levita y chistera, iban a misa todos los
domingos y ultrajaban el sentido de justicia de los desposeídos, ayudando
así a la propaganda comunista, que se empeñaba en identificar el
liberalismo con el cristianismo. Era un cristianismo muy cómodo. Tenemos
que recordar que el liberalismo ya había borrado lo religioso de la vida
pública. Por lo tanto, la fe se retiró de los rincones del alma no tocados por
la vida pública. La religión se redujo a la beatería, un fenómeno típicamente
liberal. Muchas familias, cuyo bienestar dependía del robo de los bienes de
la Iglesia, no faltaban nunca a sus devociones en la iglesia, domingo tras
domingo. Como la conciencia liberal quería engañarse a sí misma, no es de
extrañar que el comunismo, por haberse dado cuenta de esta mala fe, fuera
capaz de engañar a las masas. ¡Si esto es el cristianismo, entonces, abajo el
cristianismo! Es una lástima tener que decir que aquí el comunismo tenía
razón.
La cuestión social
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a) En la pequeña industria, cooperativas gremiales de artesanía,
acogidas a lo que determina el Fuero del Trabajo en su declaración cuarta,
y la Ley vigente de Cooperativas.
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Tanto el Estado como la Empresa tienen una gravísima
responsabilidad en lo que afecta a esta justicia. La Empresa tiene una
responsabilidad económica, humana y social. De esta última no pueden
inhibirse en ningún momento. Tampoco puede inhibirse el Estado y
abandonar al libre albedrío de la Empresa la realización de la justicia social.
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Nuestra respuesta es diferente y consiste en la adecuada aplicación
a las coyunturas de la sociedad de masas industrial del siglo XX de los
criterios que regularon la vida de las sociedades agrarias en las Españas
antiguas. Nosotros proclamamos la libre iniciativa económica, pero
concibiéndola como el resultado de un juego de fuerzas vivas en que actúen
sistemas de propiedad común a la vera de otros de propiedad privada. Era
el esquema de nuestros viejos municipios, donde había tierras abiertas a la
actividad de los dotados de iniciativa creadora de fuentes de riqueza, al lado
de suelos pertenecientes al común; donde, en consecuencia, todos
sabíanse propietarios en cuanto partícipes de una propiedad colectiva y
todos tenían delante de sí la posibilidad de desarrollar sus iniciativas libres
en provecho de la producción. Busquemos la manera de aplicar estos
esquemas a los días presentes y habremos eludido los dos extremos nocivos
de la lucha descarnada del fuerte contra el débil y del automatismo brutal
del hormiguero, habremos construido un sistema centrado en la vitalidad
de las instituciones sociales, ni sometidas al Estado ni diluidas en el
individuo, un sistema social que no sea ni la gusanera ni la dictadura
despiadada.
SEGUNDO CONGRESO DE ESTUDIOS TRADICIONALISTAS. Centro de Estudios Históricos y
Políticos «General Zumalacárregui». Madrid. 1968
Socialización
Propiedad social
Reforma agraria
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reforma agraria, que reconstruya la propiedad social de las comunidades
territoriales. Para llevar a cabo esta reforma agraria de un modo inmediato
postula la autorización del pago de indemnizaciones a poseedores de buena
fe con títulos de deuda local, en el marco de un régimen financiero especial
y transitorio. Por aquí habrá de buscarse también la creación de
patrimonios familiares indivisibles en arriendos de noventa y nueve años,
haciendo realidad la reforma agraria inaplazable. El resto de las
propiedades agrarias será sujeto al cauce de propiedades empresariales,
estableciéndose la participación proporcionada de los ahora asalariados en
los beneficios de tales empresas.
Reforma de la empresa
Banca
Intervencionismo
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CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y POLÍTICOS GENERAL ZUMALACÁRREGUI. ESCELICER.
Madrid-1971
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Manifiesto del Abanderado de la Comunión
Tradicionalista a los Carlistas. Santander 25 De Julio de
1981
Por esas razones y por estos principios seguiremos recusando
cualquier ideología liberal, dilapidadora de todas las energías contenidas en
nuestra Patria y origen a lo largo de la historia, y de forma permanente, de
las sangrías y sacrificios sufridos por tantas generaciones de españoles
patriotas y católicos. También rechazaremos cualquier sistema político que
se niegue a aceptar el tradicional derecho de representación y participación
política de todos y cada uno de los españoles, dentro del marco que le
corresponda, y según los fueros y libertades conforme a las muy legítimas
leyes fundamentales de España, centinelas de nuestra salvaguardia
nacional.
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Ante las elecciones catalanas. Montserrat, mayo de 1989
Quienes atentan contra el alma de Cataluña son los que ingenua o
conscientemente pretenden arrasar los fundamentos de nuestras
tradiciones, suplantando el espíritu cristiano de nuestros pueblos por un
materialismo, marxista o liberal, centralista o separatista, europeo o
internacional.
Ni marxismo ni neoliberalismo
La herencia socialista
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Manifiesto de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón de 17
de Julio
Parece haberse adueñado de los españoles una indiferencia teñida a
veces de falso optimismo que les impide ver la gravedad de los males que
afligen actualmente a España. La entrega de la confesionalidad católica del
Estado ha acelerado y agravado el proceso de secularización que le sirvió
de excusa más que de fundamento, pues éste -y falso- no es otro que la
ideología liberal y su secuencia desvinculadora. De ahí no han cesado de
manar toda suerte de males, sin que se haya acertado a atajarlos en su
fuente. La nueva «organización política» -que en puridad se acerca más a la
ausencia de orden político, esto es, al desgobierno- combina letalmente
capitalismo liberal, estatismo socialista e indiferentismo moral en un
proceso que resume el signo de lo que se ha dado en llamar «globalización»
y que viene acompañado de la disolución de las patrias, en particular de la
española, atenazada por los dos brazos del pseudo-regionalismo y el
europeísmo, en una dialéctica falsa, pues lo propio de la hispanidad fue
siempre el «fuero», expresión de autonomía e instrumento de integración
al tiempo, encarnación de la libertad cristiana, a través del vehículo de la
denominada por ello con toda justicia monarquía federativa y misionera.
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Índice:
Carta a los españoles de María Teresa de Borbón y Braganza, Princesa de
Beira. 25 de septiembre de 1864. Página 3
La Ideología carlista, 1868-1876. Vicente Garmendia. Cita de «La cuestión
social», anónimo publicado en La Reconquista en Madrid el 4 de abril de
1872. Página 3
Juan Vázquez de Mella y Fanjul. Página 4
Ramón Nocedal y Romea. Discurso en el Congreso el 15 de mayo de 1892.
Página 13
Acta de Loredán. (enero 1897). Escritos políticos de Carlos VII. Página 14
Antonio Aparisi y Guijarro. Esbozo de una constitución monárquica, católica
y tradicional. Página 15
¿Cómo resuelve el programa tradicionalista el problema social? María Rosa
Urraca Pastor. Página 16
Perspectiva del Tradicionalismo en Andalucía. Ginés Martínez. Sevilla, 8 de
febrero de 1934. Página 19
El Tradicionalismo español ante la opinión pública. La voz de nuestros
tribunos. Ciclo de conferencias organizado por el Secretariado de la
Comunión Tradicionalista. Página 19
El problema de occidente y los cristianos Federico D. Wilhelmsem. Página
20
Don Ginés Martínez Rubio. Ex-diputado Obrero Tradicionalista. Página 29
Declaración de Don Javier I, Rey de España. 3 de octubre de 1966. Sistema
social de justicia. Página 30
Discurso inaugural de D. Francisco Elías de Tejada y Spínola. Página 31
¿Qué es el Carlismo? Francisco Elías de Tejada y Spínola, Rafael Gambra
Ciudad y Francisco Puy Muñoz. Página 32
Manifiesto de Irache de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, 2 de mayo de
1976. Página 37
43
Manifiesto del Abanderado de la Comunión Tradicionalista a los Carlistas.
Santander 25 De Julio de 1981. Página 37
Construir una nueva sociedad. El Cerro de los Ángeles, 15 de noviembre de
1987. Página 38
Galicia sé tú misma. Santiago de Compostela-La Pastoriza, 27 de marzo de
1988. Página 39
Ante las elecciones catalanas. Montserrat, mayo de 1989. Página 39
Declaración de Isusquiza: Jaungoikoa ta foruak. Isusquiza, 25 de septiembre
de 1988. Página 40
Manifiesto de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón de 17 de Julio. Página 41
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