978 607 502 964 1 La Consumacion - Lczxh4e8
978 607 502 964 1 La Consumacion - Lczxh4e8
978 607 502 964 1 La Consumacion - Lczxh4e8
Coordinadores
y Alicia Tecuanhuey
DGBUV 2021/45
D. R. © Universidad Veracruzana
Dirección Editorial
Nogueira núm. 7, Centro, cp 91000
Xalapa, Veracruz, México
Tels. 228 818 59 80; 228 818 13 88
[email protected]
https://www.uv.mx/editorial
D. R. © El Colegio de Michoacán, A. C.
Centro Público de Investigación
Conacyt
Martínez de Navarrete 505, cp 59699
Fraccionamiento Las Fuentes
Zamora, Michoacán, México
[email protected]
DOI: 10.25009/uv.2661.1613
Impreso en México
Printed in Mexico
10
11
12
13
14
15
Hace más de 30 años, el joven Carlos Herrejón afirmó que “al ritmo
de los aniversarios crece la historiografía mexicana”. Son fechas en las que
se multiplican los interesados y la investigación dirige su mirada hacia aque-
llos temas que permiten comprender los grandes virajes, la aceleración de
nuestra historia.
Quien fuera entonces coordinador de un encuentro que se convirtió en
parteaguas para los temas de la Independencia –la celebración del 175 aniversa-
rio del Grito de Dolores, en El Colegio de Michoacán– atisbó correctamente
las dos tendencias que se perfilaron en esa reunión zamorana: “La que vene-
ra incondicionalmente a los héroes y la que los critica o al menos no hace
tanto caso de ellos”. Y no se trataba de que unos historiadores fueran más
nacionalistas que otros. La diferencia, decía Herrejón, reside en el hecho de
que “unos fundan su nacionalismo en la glorificación de los próceres, y los
otros consideran que ya es hora de revisar los fundamentos del nacionalismo
mexicano, precisamente para hacerlo más maduro y consistente”.2 Sin duda,
él se situaba entre estos últimos. La polémica iba a continuar por bastante
tiempo, pero una parte importante quedó capturada en las páginas de ese
volumen que reunió Herrejón con los aportes de Antonio Martínez Báez,
Christon I. Archer, Xavier Tavera Alfaro, Ernesto de la Torre Villar, Agus-
17
18
19
20
21
3 Ibid., p. 15.
4 Idem.
22
5 Carlos
Herrejón Peredo, Morelos. Antología documental, pp. 727-749. Véase el riquísimo
apéndice “Las lecturas de Morelos”.
23
24
25
26
27
28
en el pensamiento del padre Miguel Hidalgo, para los tempranos tiempos de la toma de Valla-
dolid y de la abolición de la esclavitud (19 de octubre de 1810) “ya no era del agrado de Hidalgo
que se mentase el nombre de su Majestad”, según admitiría Allende. Carlos Herrejón Pere-
do, Hidalgo. Maestro, párroco e insurgente, p. 269.
4 En su importante “Presentación” en Morelos. Revelaciones y enigmas, pp. 7-8, Herrejón
29
Tlalpujahua y rechazado por el Siervo de la Nación, sino el hecho de que Morelos no haya
apoyado a Rayón en la desavenencia que tuvo éste con Sixto Verdusco y José María Liceaga.
El corolario sería la supresión de la Suprema Junta y la confinación de sus miembros, excep-
to Morelos, a unas sillas de diputados […] A pesar de la importancia política del Congreso,
figura de suyo superior a la Junta, nos hemos de preguntar la suerte de la insurgencia en
caso de que Morelos hubiera apoyado a Rayón en la desavenencia, esto es, si la Junta hubiera
continuado con Rayón a la cabeza y sin que Morelos se echara a cuestas la insurgencia entera.
El peso lo rebasó”.
5 Francisco Tomás y Valiente, Constitución: escritos de introducción histórica, p. 34.
6 Citaremos por la primera en Carlos Herrejón Peredo, Morelos. Revelaciones y enigmas,
op. cit.
7 Véase de Carlos Herrejón Peredo: Los procesos de Morelos; Morelos. Documentos inéditos
30
31
10 Ibid., p. 73.
11 Ibid., p. 74.
12 Ibid., pp. 168-169.
32
Constitución de Apatzingán)”, Quaderni Fiorentini per la storia del pensiero giuridico moderno,
pp. 1111-1123. La deriva multisecular del concepto de “Constitución mixta” que hemos apre-
surado en un par de párrafos se explica por el propio Fioravanti en un texto imprescindible:
Maurizio Fioravanti, Constitución: de la antigüedad a nuestros días.
33
14 Moisés Guzmán Pérez, Ignacio Rayón. Primer secretario del Gobierno Americano, pp. 53 y 56.
34
35
Morelos tenía claro, por la contra, que se requería una justicia de nueva
planta fundada en la distribución de poderes. Como cuarto integrante de
la Junta (finalmente había obtenido el nombramiento) y con la asesoría
de Carlos María de Bustamante, ve llegado el caso de replantear los meca-
nismos constitucionales que hasta ahí habían pretendido conducir el movi-
miento emancipador. Desde Acapulco afirma que
En razón de ello la Nueva España “ha exigido de mí, con instancia repetida,
la instalación de un nuevo Congreso, en el que no obstante ser más amplio
por componerse de mayor número de vocales, no estén unidas (todas, se
entiende) las altas atribuciones de la soberanía”.18
Morelos busca equilibrar los poderes, moderando los afanes del Legisla-
tivo y logrando que la administración de justicia saliese de las covachas para
erigirse en un auténtico Departamento ejercitante de la potestad pública. El
camino que entrevé como necesario para ello es el camino constitucional,
por lo que se da a la tarea de convocar a un Congreso que habrá de reunirse
en Chilpancingo. Nada mal para un cura de pueblo, habría dicho Bernanos.
17 sep, “Disposición dictada en Acapulco en Agosto 8 de 1813 por Morelos, para la for-
36
37
era ya una Constitución […] ciertamente fue la primera que, por medio de uno
de los más grandes de sus héroes, el país se dio a sí mismo: aunque inspirada en
ideas que Morelos haya tomado de diversas personas, la hizo totalmente suya
y a él por lo mismo puede y debe atribuirse. En ella se delinea él mismo con
fuerza como un demócrata que procura que se equilibren las funciones de los
elementos directivos del gobierno y que trata de que no se sacrifique a ninguno
de los tres poderes subordinándolo a los otros dos.21
38
39
40
pp. 206-207.
26 Ibid.,
27Guillermo Prieto, “Escenas de la vida del general d. José María Morelos y Pavón”,
inehrm, Episodios históricos de la guerra de Independencia, t. i, pp. 62-63. Para calibrar el valor
del hallazgo de Herrejón Peredo, conviene seguir leyendo a Prieto: “Debo a la bondad de
mi maestro y favorecedor, el señor Lic. Don Andrés Quintana Roo, el siguiente documento
inédito, en que se queja el señor Morelos de la conducta observada por el Congreso de
Chilpancingo…”
41
28 Ernesto Lemoine Villicaña, Documentos del Congreso de Chilpancingo hallados entre los
papeles del caudillo José María Morelos, sorprendido por los realistas en la acción de Tlacotepec el 24
de febrero de 1814, p. 178.
42
43
44
45
36 Diario de sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias que dieron principio el 24 de setiem-
bre de 1810, y terminaron el 20 de setiembre de 1813, sesión del 8 de junio de 1812, iv, p. 3279.
37 Ernesto de la Torre Villar, “Morelos desde Tlacosautitlán, noviembre 2 de 1813”, La
46
47
48
49
50
dor sí que ha merecido mayor atención por parte de la historiografía. Algunos trabajos signi-
ficativos son los de Alfonso Noriega, El pensamiento conservador y el conservadurismo mexicano;
Will Fowler y Humberto Morales (coords.), El conservadurismo mexicano en el siglo xix; Renné
de la Torre, Martha Eugenia García Ugarte y Juan Manuel Ramírez (comps.), Los rostros del
conservadurismo mexicano; y Miriam Galante, El temor a las multitudes. La formación del proyecto con-
servador en México, 1808-1834. Por su parte, Charles Hale, El liberalismo mexicano en la época de
Mora, 1821-1853; Fidel Gómez Ochoa, “El conservadurismo mexicano (1823-1832) ¿un caso
de doctrinarismo?”, Aurora Cano Andaluz, Manuel Suárez Cortina y Evelia Trejo Estrada
(coords.), Cultura liberal, México y España 1860-1930, pp. 59-86. También, más ampliamente,
Izaskun Álvarez Cuartero y Julio Sánchez (eds.), Realismo/pensamiento conservador, ¿una iden-
tificación equivocada?; Encarna García Monerris e Ivana Frasquet (eds.), Tiempo de política,
tiempo de Constitución. La monarquía hispánica entre la revolución y la reacción (1780-1840); y
Fabio Kolar y Ulrich Mücke (eds.), El pensamiento conservador y derechista en América Latina,
España y Portugal, siglos xix y xx.
4 Alfredo Ávila, “Cuando se canonizó la rebelión”, en Erika Pani (coord.), Conservadu-
rismo y derechas…, op. cit., pp. 43-85. También, Brian Hamnett, Revolución y contrarrevolución
en México y el Perú (Liberalismo, realeza y separatismo 1800-1824); y, para lo que aquí nos inte-
resa, aplicando la primera parte del título en un sentido general, Virginia Guedea, “La otra
historia. O de cómo los defensores de la condición colonial recuperaron los pasados de la
Nueva España”, Memorias de la Academia Mexicana de la Historia correspondiente a la Real de
Madrid, pp. 159-183. Un mayor desarrollo en Josep Escrig Rosa, Cuando la patria peligra.
Contrarrevolución y antiliberalismo en la independencia de México (1810-1823) (en prensa).
51
5 Sobre esta perspectiva, Ivana Frasquet, Carmen García Monerris, y Encarna García
Monerris, Cuando todo era posible. Liberalismo y antiliberalismo en España e Hispanoamérica (1740-
1842); Pedro Rújula y Javier Ramón Solans, El desafío de la revolución. Reaccionarios, antiliberales
y contrarrevolucionarios (siglos xviii y xix); y Encarna García Monerris y Josep Escrig Rosa, “¿Re-
acción frente a modernidad? Algunas reflexiones” José Ángel Achón y José María Imízcoz,
(coords.), Discursos y contradiscursos en el proceso de la modernidad (siglos xvi-xix), pp. 407-444.
52
También, Javier López Alós, Entre el trono y el escaño. El pensamiento reaccionario español frente a
la Revolución liberal (1808-1823).
6 Juan Ortiz Escamilla, Guerra y gobierno. Los pueblos y la independencia de México.
7 No consideramos apropiado guiarse en exceso por adscripciones sociológicas. Romeo
53
La etapa defensiva
8 Carlos Herrejón Peredo, Del sermón al discurso cívico, 1760-1834. También, sobre la
pluralidad de voces y posiciones, Ana Carolina Ibarra, El clero de la Nueva España durante el
proceso de independencia, 1808-1821, y Marta Eugenia García Ugarte (coord.), Ilustración católi-
ca. Ilustración católica. Ministerio episcopal y episcopado en México (1758-1829), 2018, vols. i y ii.
9 Ernest Sánchez Santiró, La imperiosa necesidad. Crisis y colapso del Erario de Nueva España
(1808-1821), pp. 32-34. También, sobre la destrucción y los costos materiales, Juan Ortiz,
Guerra y gobierno.
54
10 Timothy Anna, La caída del gobierno español en la ciudad de México, pp. 119-159; Manuel
Ferrer Muñoz, La Constitución de Cádiz y su aplicación en la Nueva España (Pugna entre antiguo y
nuevo régimen en el virreinato. 1810-1821), pp. 17-19; Roberto Breña, “La Constitución de Cádiz
y la Nueva España. Cumplimientos e incumplimientos”, Historia Constitucional, pp. 361-382;
Jaime Olveda Legaspi, “El repudio a la Constitución de Cádiz”, Breña, Roberto (ed.),
pp. 321-338, y Juan Ortiz Escamilla, Calleja. Guerra, botín y fortuna, pp. 119-136.
11 Sobre la configuración de un potente grupo opositor: Javier Herrero, Los orígenes del
pensamiento reaccionario español, pp. 275-423; López, Entre el trono; Gonzalo Butrón Prida, “‘Ciu-
dadanos católicos’. Mitos e imágenes de la propaganda antiliberal en el Cádiz sitiado”, Emilio
La Parra (ed.), La guerra de Napoleón en España. Reacciones, imágenes, consecuencias, pp. 227-248;
Carmen García Monerris y Encarna García Monerris, “Palabras en guerra. La experiencia revo-
lucionaria y el lenguaje de la reacción”, Pasado y memoria, pp. 139-162; Pedro Rújula, “Realismo
y contrarrevolución en la Guerra de la Independencia”, Ayer, pp. 45-66.
55
tópico a debate”, Pasado y memoria, pp. 5-42; y Brian Connaughton, “El constitucionalismo
político-religioso. La Constitución de Cádiz y sus primeras manifestaciones en el Bajío mexi-
cano y zonas aledañas”, Relaciones, pp. 85-154.
13 Agustín P. Fernández de San Salvador, La América en el trono español. Exclamación del
Dr. D. … que da alguna idea de lo que son los diputados de estos dominios en las Cortes.
14 Manuel Burgos, Apología del Altar y del Trono, trabajada por el Dr. D. … e impresa a expen-
sas del señor arcedián Dr. D. José Mariano Beristain, primera parte, pp. 9 y 10.
15 Por ejemplo, Agustín P. Fernández de San Salvador, El modelo de los cristianos presen-
tado a los insurgentes de América. Y una introducción necesarísima para desengaño de muchos en las
actuales circunstancias, en la cual se funda el derecho de la soberanía propia del Sr. D. Fernando VII,
y se manifiestan las nulidades y vicios horrendos con que los materialistas introducidos por Napoleón
en las Cortes nos iban a sumergir en las llamas de un volcán, semejante a aquel en que los jacobinos
sumergieron a la Francia…
16 Desde un punto de vista más enfocado a las acciones militares, véase la voz “con-
trainsurgencia” a cargo de Ortiz en Alfredo Ávila, Virginia Guedea y Ana Carolina Ibarra,
Diccionario de la Independencia de México, pp. 171-172.
56
17 Hugh M. Hamill, The Hidalgo Revolt. Prelude to Mexican Independence, pp. 151-166.
18 Más ampliamente sobre el particular, entre otros, José Antonio Serrano Ortega, “El
discurso de la unión: el patriotismo novohispano en la propaganda realista durante el mo-
vimiento insurgente de Hidalgo”, Estudios de historia novohispana, pp. 157-177; Marco Anto-
nio Landavazo, La máscara de Fernando VII. Discurso e imaginario monárquico en una época de
crisis. Nueva España, 1808-1821; Alfredo Ávila, “La crisis del patriotismo criollo. El discurso
eclesiástico de José Mariano Beristain de Souza”, Alicia Mayer y Ernesto de la Torre Villar,
(eds.), Religión, poder y autoridad en la Nueva España, pp. 205-221; y Brian Hamnett, “Antonio
Bergosa y Jordán (1748-1819), obispo de México. ¿Ilustrado? ¿reaccionario? ¿contemporizador
y oportunista?”, Historia mexicana, pp. 117-136.
57
dulcísimo nombre de Jesús de agustinos de México, dirige a los prelados locales y demás religiosos de pro-
vincia, pp. 15 y 16. También, Agustín P. Fernández de San Salvador, Memoria cristiano-política
sobre lo mucho que la Nueva España debe temer de su desunión en partidos, y las grandes ventajas
que puede esperar de su unión y confraternidad, pp. 13-15 y 29. Desde el reformismo ilustrado,
Manuel Abad y Queipo, Edicto instructivo que el Ilustrísimo Señor Don Manuel Abad y Queipo,
obispo electo de Michoacán, dirige a sus diocesanos, 30 de septiembre de 1810, p. 8.
20 Jaime Edmundo Rodríguez Ordoñez, “Nosotros somos ahora los verdaderos españoles”.
58
21 Pueden verse, por ejemplo, Francisco Xavier Lizana y Beaumont, “Carta remitida por
el Excmo. e Ilmo. Sr. Arzobispo a los curas y vicarios de las iglesias de esta Diócesis”, 31 de
octubre de 1810 en Diario de México, 8 de noviembre de 1810, n. 10863, t. xiii; las menciones
de José Mariano Beristain de Souza y Juan Bautista Díaz Calvillo en la Colección de escritos
publicados en Nueva España, 1811, pp. 121 y 189; y Manuel Toral, Desengaño de falsas imposturas,
tercera parte, México, Imprenta de Arizpe, 1811, p. 28. También, Ramón Casaus, El anti-
hidalgo, México, Oficina de don Mariano de Zúñiga, 1810-1812. Sobre el cura de Dolores y la
cultura francesa, Herrejón, Hidalgo, pp. 93, 94, 106, 112 y 113. Por su parte, Juan Hernández
Luna, “Hidalgo pintado por los realistas”, Historia mexicana, pp. 1-19.
22 Herrero, Los orígenes…
59
23 Cristina Gómez Álvarez, Navegar con libros. El comercio de libros entre España y Nueva
España (1750-1820), pp. 38, 42, 43, 60, 76, 79, 217, 218, 220, 294 y 304 del catálogo.
24 Agustín Barruel, Historia del clero francés durante la Revolución. Escrita en francés por el Ab.
Barruel, Limosnero de su Alteza Serenísima el Príncipe Conti, traducida al castellano, México, por don
Mariano de Zúñiga y Ontiveros, 1800. Llegó a contar con tres ediciones ese mismo año.
25 Pedro Cevallos, Exposición de los hechos y maquinaciones que ha preparado la usurpación de
la Corona española, y los medios que el emperador de los franceses ha puesto en obra para realizarla y,
del mismo autor, Cevallos, Política peculiar de Bonaparte en cuanto a la religión católica: medios de
que se vale para extinguirla, y subyugar los españoles por la seducción, ya que no puede dominarlos por
la fuerza. Antonio de Capmany, Centinela contra franceses, Simón López, Despertador cristiano-
político. Por don…. Se manifiesta que los autores del trastorno universal de la Iglesia y de la Monarquía
son los filósofos franc-masones…, y Rafael de Vélez, Preservativo contra la irreligión: o los planes de
la filosofía contra la religión y el estado, realizados por la Francia para subyugar la Europa, seguidos
por Napoleón en la conquista de España, y dados a luz por algunos de nuestros sabios en perjuicio de
nuestra patria.
26 Nancy Vogeley “Actitudes en México hacia la Inquisición: el pro y el contra (1814,
1824)”, Revista de la Inquisición, pp. 223-243, esp. pp. 226 y 227. En 1822 se inició un proyecto
editorial para su edición, pero, hasta donde conocemos, solo llegó a la imprenta la Constitu-
ción filosófica en 1822.
60
27 Gaceta del Gobierno de México, 11 y 13 de agosto de 1814, núms. 612 y 613, pp. 883 y 891.
28 Encarna García Monerris y Carmen García Monerris, “El rey depredador”, Historia
Constitucional, pp. 21-47; Emilio La Parra, Fernando VII. Un rey deseado y detestado, pp. 279-
290; Pedro Rújula, El viaje del rey. Fernando VII desde Valençay a Madrid, marzo-mayo de 1814.
29 Carlos María Rodríguez López-Brea, “¿Alianza entre el trono y el altar? La Iglesia y la
61
pos y el Estado (1814-1833)”, Investigaciones históricas. Época moderna y contemporánea, pp. 155-
184; y Emilio La Parra, Fernando VII…, pp. 39-53.
30 José Antonio Serrano (coord.), El sexenio absolutista. Los últimos años insurgentes. Nueva
España (1814-1820). Tomás Pérez, “Una Restauración que no restaura. América y el camino
de la independencia”, Jerónimo Zurita, pp. 163-182.
31 Ortiz, Calleja…, pp. 137-148.
32 Así se refirió a ella en Calleja al secretario de Gracia y Justicia, México, 18 de agosto
de 1814; Archivo General de Indias (agi), México, 1676. Sobre las depuraciones a los polí-
ticos, Anna, La caída…, pp. 149 y 150 y Moisés Guzmán Pérez, “Los métodos de represión
realista en la revolución de independencia de México, 1810-1821”, José Antonio Serrano
y Martha Terán (coords.), Las guerras de Independencia en la América Española, pp. 323-336.
33 Nancy Farriss, La corona y el clero en el México colonial, 1579-1821. La crisis del privilegio
régimen y militarización entre 1814 y 1820”, Revista Universitaria de Historia Militar, pp. 101-125.
62
toria Mexicana, pp. 1077-1122; Andrea Rodríguez Tapia, Realistas contra insurgentes. La cons-
trucción de un consenso historiográfico en el México independiente (1810-1852). También, Moisés
Guzmán Pérez, “Chaquetas, insurgentes y callejistas. Voces e imaginarios políticos en la in-
dependencia de México”, Véronique Hébrard y Geneviève Verdo (eds.), Las independencias
hispanoamericanas: un objeto de historia, pp. 135-149.
36 Gaceta del Gobierno de México, 25 de mayo de 1815, n. 742, p. 540.
37 Pedro Rújula, “El mito contrarrevolucionario de la ‘Restauración’”, Pasado y memoria,
pp. 79-94; y Luis Jean-Philippe, “La construcción inacabada de una cultura política realista”,
en Juan Pro y Miguel Ángel Cabrera (coords.), La creación de las culturas políticas modernas:
1808-1833, pp. 319-346.
63
38 Por ejemplo, Carlos Herrejón Peredo, Los procesos de Morelos y Susana María Ramírez
Martín, “Las ‘Actas de Fidelidad’ en la Nueva España. Una tipología documental en favor
de Fernando VII”, Izaskun Álvarez Cuartero (ed.), Conflicto, negociación y resistencia en las
Américas, pp. 215-240.
39 Josep Escrig Rosa, “La construcción ideológica”, pp. 1493-1548. Más detalladamente,
sobre el periodo, Hamnett, Revolución y contrarrevolución…, pp. 232-252; Ana Carolina Ibarra,
“Cambios en la percepción y el sentido de la historia, Nueva España, 1816-1820”, Historia
Mexicana, pp. 645-688; Gabriel Torres Puga, “El último aliento de la Inquisición de México
(1815-1820)”, José Antonio Serrano Ortega (coord.), El sexenio absolutista, en los últimos años
Insurgentes. Nueva España (1814-1820), pp. 77-105; Guillermo Zermeño, “El retorno de los
jesuitas a México en el siglo xix, algunas paradojas”, Historia Mexicana, pp. 1463-1540; y José
Luis Quezada, ¿Una Inquisición constitucional? El tribunal protector de la fe del arzobispo de México,
1813-1814, pp. 75-100.
64
40 José de San Bartolomé, El liberalismo y la rebelión confundidas por una tierna y delicada
doncella, p. 1.
41 Manuel Abad y Queipo, “Informe dirigido al rey Fernando VII por… que se conoce
por el nombre de su testamento, antes de embarcarse para España, llamado por aquel mo-
narca, con las notas del autor”, pp. 582 y 583.
42 Pueden verse las afirmaciones que realizó Juan Cruz Ruiz de Cabañas –obispo de
gracias celebrada por el Real Consulado de México y el regimiento de su comercio por la libertad y restitu-
ción a su trono de Fernando séptimo… pronunció en la iglesia de San Francisco el Grande de México el
domingo 13 de noviembre de 1814…, p. x; Miscelánea guerra de la independencia, n. 1, folleto 2;
y Fernández, El modelo de los cristianos…, pp. 12 y 22.
44 De ello dio cuenta Félix María Calleja en la Gaceta del Gobierno de México, 25 de mayo
65
45 El título del escrito era “El Pacificador, Remedios contra la Revolución y medios de
Salvación”, 1820. Archivo General de la Nación (agn) México, Indiferente virreinal, caja
5425, exp. 70.
66
67
46 Bolezlao Puperte, Defensa de la heroica ciudad de Veracruz contra la servil acusación de sus
68
49 Papelque la diputación mejicana dirige al Excmo. Señor secretario de Estado y del Despacho de
la Guerra, España-México, Imprenta de Ibarra-Oficina Liberal de Troncoso Hermanos, 1821,
citado por Manuel Ferrer Muñoz, La Constitución de Cádiz y su aplicación en la Nueva España.
Pugna entre antiguo y nuevo régimen en el virreinato, 1810-1821, pp. 197 y 198.
50 Lucas Alamán, Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon su Inde-
pendencia en el año de 1808 hasta la época presente, pp. 45 y 46, t. v. Según dicho historiador,
en esos encuentros participaron el canónigo Matías Monteagudo, el oidor Miguel Bataller,
el exinquisidor José Antonio Tirado y Priego y “todos los europeos opuestos a la Constitu-
ción”. También hay quien, por sus simpatías tradicionalistas, ha ubicado allí al Padre López
Bravo y Pimentel e, incluso, al arcediano Manuel de la Bárcena, aunque ello –siempre a falta
de nuevas investigaciones– resulta poco probable, atendiendo a los datos que actualmente
tenemos sobre sus trayectorias. Mariano Cuevas, “La Iglesia y la independencia nacional
(1800-1821)”, Mariano Cuevas, Estados Unidos de América, pp. 100-108, t. v. Manuel de la Bár-
cena y Arce, Manuel de la Bárcena y Arce. Obras completas.
69
51 Jaime Delgado, “El conde del Venadito ante el Plan de Iguala”, Revista de Indias,
pp. 957-966.
52 agi, México, 1860, Juan Ruiz de Apodaca al secretario de Ultramar, 17 de noviembre
de 1821.
53 Más datos sobre estas tramas conspirativas en Rodrigo Moreno Gutiérrez, La trigaran-
(1820-1824).
70
71
62 Del Espíritu Santo, Edicto. Carta Pastoral, pp. 7 y 24; CPM-Sutro, rollo 3, pm 9, n. 14.
63 agn, Administración pública, justicia eclesiástica, v. 1, ff. 205, 206 y 213.
64 Ciriaco del Llano a Juan Ruiz de Apodaca, Puebla, 9 de febrero de 1821; agn, Opera-
ciones de guerra, v. 300, ff. 174, 175, 176, 178 y 179; y agn, Administración pública, justicia
eclesiástica, v. 1, ff. 17, 18, 21, 22 y 54. Para el contexto, Alicia Tecuanhuey, La formación del
consenso por la independencia. Lógica de la ruptura del juramento, Puebla, 1810-1821.
65 Farriss, La corona y el clero…, p. 232.
66 Antonio Joaquín Pérez, Manifiesto del Ilmo. Sr. Obispo de la Puebla de los Ángeles a todos sus
amados diocesanos; cehm-carso, 082.172 va, 21645, Miscelánea varios autores, n. 7, folleto 82.
67 Carta anónima a Juan Ruiz de Apodaca; agn, Operaciones de guerra, v. 300, f. 112-113.
68 Carta anónima a Juan Ruiz de Apodaca, Puebla, 9 de diciembre de 1820; agn, Admi-
72
tores, n. 7, folleto 1.
73 Fernando VII a Juan Ruiz de Apodaca (duplicado), 24 de diciembre de 1820; nlb-
federación imposible”, Ivana Frasquet y Víctor Peralta (coords.), La Revolución política: entre
autonomía e independencias, pp. 189-214.
73
de 1821.
74
obispo de Guadalajara.
82 Agustín de Iturbide a Juan Ruiz Pérez, 28 de julio de 1821; citado por Del Arenal, Un
Ángeles, entre las solemnidades de la misa que se cantó en la catedral de la misma el día 5 de agosto de
1821 acabada de proclamar y jurar la independencia del Imperio Mejicano, pp. 5, 8 y 9.
84 Citado por Fernando Pérez Memen, El episcopado y la Independencia de México (1810-
1836), p. 165.
75
primera mitad del siglo xix”, Marco Antonio Landavazo y Agustín Sánchez Andrés (coords.),
Experiencias republicanas y monáquicas en México, América Latina y España. Siglos xix y xx,
pp. 327-347.
76
de don Agustín de Iturbide. Documentos hallados selectamente, pp. 139 y 140. Sobre lo que implicó
esa eclosión de la representatividad y del autogobierno, entre otros, Nettie Lee Benson, La
diputación provincial y el federalismo mexicano, 1824; y Jaime Edmundo Rodríguez Ordoñez, “La
transición de colonia a nación, Nueva España, 1820-1821”, Historia Mexicana, pp. 265-322.
91 Juan Ortiz, Guerra y gobierno…, pp. 246-264.
92 Alfredo Ávila, Para la libertad. Los republicanos en tiempos del Imperio, 1821-1823, pp. 252-
266; Ivana Frasquet, Las caras del águila. Del liberalismo gaditano a la república federal mexicana
77
(1820-1824), pp. 277-283. También, William Spencer Robertson, Iturbide de México, pp. 311-337;
y Timothy Anna, El imperio de Iturbide, pp. 193-195.
93 Herrejón, Del sermón…, pp. 328-342; y Brian Connaughton, “Forjando el cuerpo po-
lítico a partir del corpus mysticum. La búsqueda de la opinión pública en el México indepen-
diente, 1821-1854”, Brian Connaughton, Entre la voz de Dios y el llamado de la patria. Religión,
identidad y ciudadanía en México, siglo xix, pp. 99-116. También en Javier Ocampo, Las ideas de
un día. El pueblo mexicano ante la consumación de su independencia.
78
94 Tomás Blasco y Navarro, Sermón gratulatorio, que en la solemne jura de Ntra. Sra. de Zapopan
por patrona y generala de las tropas de Nueva Galicia celebraba en la Santa Iglesia Catedral de Guada-
lajara el día 15 de septiembre de 1821, dijo el M. R. P. Ciudadano Fr. …, maestro en Sagrada Teología,
Doctor en ella por la Universidad de esta ciudad, catedrático del angélico Dr. Santo Tomás y examinador
sinodal de este obispado, Guadalajara, Oficina de don Mariano Rodríguez, pp. 13 y 36.
95 Francisco García Diego, Sermón que en la solemnísima función que hizo este colegio de
contra el despotismo de las Cortes de Madrid que mandaron extinguir la Santa InquisBición, con
todas las sagradas religiones para acabar con el Trono y el Altar, por un europeo imparcial, y misionero
apostólico con 50 años de reino; agi, México, 1680.
97 Su contenido era, en relación con la defensa del catolicismo que sancionaba en su ar
tículo doce, “la píldora cubierta de oro, o de plata, para que se trague sin percibir el amargo que
encierra”. José Ortigosa, Sermón que con motivo de la jura de la independencia dijo el la Iglesia Parro-
quial de N. S. de la Asunción y N. P. S. Francisco de Toluca el día 13 de mayo de 1822, el R. P. Fr…, p. 8.
98 Lorenzo Carrasco, Patético alegórico discurso sobre las tres garantías: religión, libertad y
unión. Que en solemne acción de gracias por las victorias del Egercito Imperial Trigarante, implorando
el patrocinio de María Santísima, celebraron en el Oratorio de San Felipe Neri, los Sres. Intendente
interino, con los Gefes y empleados de las oficinas de Hacienda pública, y otros patriotas beneméritos
de la ciudad de Antequera, Valle de Oaxaca, p. 23.
79
99 José María de Jesús Belaunzarán, Discurso panegírico que en la solemne acción de gracias cele-
brada en la iglesia del convento grande de N. S. P. S. Francisco de esta imperial Corte, por el feliz éxito de la
gloriosa empresa de la emancipación de esta septentrional américa, dijo el día 16 de noviembre de 1821 el M.
R. P. Fr…, religioso descalzo de la Santa Provincial de S. Diego de la misma Corte; y lo dedica al primer jefe de
la nación, generalísimo de mar y tierra, serenísimo señor don Agustín de Iturbide y Aramburu, pp. 11 y 22.
100 García, Sermón de acción de gracias…, pp. 29 y 30.
80
101 De San Martín, Sermón que, en la Santa Iglesia Catedral de Guadalajara, predicó el ciuda-
dano doctor… el día 23 de Junio de 1821 en que se solemnizó el juramento de la gloriosa independencia
americana bajo los auspicios del Ejército de las tres Garantías, pp. 13-16. Este orador había simpa-
tizado con la insurgencia con anterioridad. Ana Carolina Ibarra, Clero y política en Oaxaca.
Biografía del doctor José de San Martín.
102 José Manuel Sartorio, Gozo del mexicano imperio por su independencia y libertad. Oración
que, en la fiesta de instalación de la Junta Suprema Provisional Gubernativa, celebrada en la Santa Iglesia
Metropolitana de México, dijo el presbítero mexicano D. …, vocal de la misma Junta, el día 28 de septiembre
1821; y dedica al Excmo. Sr. D. Agustín de Iturbide, primer jefe del ejército trigarante, p. 10 (doc. 10).
103 Entre otros, José Manuel Sartorio, Voto de José Manuel Sartorio a la Junta Provisional
Gubernativa; Riasa, Iniciativo sobre la restitución de las religiones suprimidas; El Pueblo Mexicano,
Nuevo clamor del pueblo; y Representación a S. M. sobre la restitución.
104 Fray Pedro de Santa Ana, Respuesta a la carta confidencial contra el papel titulado: No
81
Conclusiones
cesarismo popular; Robertson, Iturbide…, pp. 250-264; Anna, El Imperio…, pp. 74-99; Ávila, Para
la libertad, pp. 106-114; y Frasquet, Las caras…, pp. 173-204.
106 Pueden verse las continuas referencias a ello en Rina Cuéllar, Correspondencia de Fray
82
83
84
Carlos Herrejón1
I. Restablecimiento de la constitución
1 El Colegio de Michoacán.
85
En el púlpito español
2 Gérard Dufour, Sermones revolucionarios del Trienio Liberal, pp. 61-69; 85-97.
3 Pedro Muñoz, Sermón predicado en la función solemne celebrada por el Ilustre Ayuntamiento
de Loja el 9 de Abril de 1820, en acción de gracias por el feliz restablecimiento de la Constitución, por
el Magistral de Antequera Pedro Muñoz Arroyo. No se encuentra en la colección citada. Texto
que fue reimpreso en la Puebla de los Ángeles, Oficina de D. Pedro de la Rosa, 1820. [Cita-
remos aquí la edición española.]
4 Ibid., pp. 4-6.
5 Ibid., pp. 8-9, 13.
86
6 Lucas Alamán, Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon su Indepen-
dencia en el año de 1808 hasta la época presente, t. v, pp. 16-24.
7 José Bravo, Historia de México, t. iii, p. 96.
8 Bárcena, Exhortación que hizo. Este y los demás escritos publicados de este autor en
Jaramillo, La vida académica de Valladolid en la segunda mitad del siglo xviii, pp. 218. Tal vez du-
rante breve tiempo estudió en el Colegio de San Pablo, de Puebla, pues se registra el ingreso
de un Manuel de la Bárcena y Arce en 1787, sin año de egreso, en Torres, “Colegiales del
Eximio Colegio”, p. 68. Habría que verificar que no se trate de un homónimo.
87
y todas las facultades de la Real y Pontificia Universidad de México, p. 155. Aparece como Fran-
cisco Manuel de la Bárcena y Arce, clérigo del obispado de Michoacán, natural de Cudon
(Santander), hijo de Francisco Antonio de la Bárcena (de Azoños) y de Manuela de Arce
y Soto.
11 Archivo General de la Nación de México (en adelante agn), Inquisición, v. 1433,
88
13 Manuel de la Bárcena, Exhortación…, pp. 142, 144-145. Le pesó que las turbas de Hidal-
go saquearan su mansión en Valladolid, así como los degüellos de la segunda entrada. Para
su carrera eclesiástica, véase Juvenal Jaramillo, Una élite eclesiástica en tiempos de crisis. Los ca-
pitulares y el Cabildo Catedral de Valladolid-Morelia (1790-1833), pp. 47-48, 55-56, 134, 153-154,
167, 235-236, 428, 458, 463, 497.
14 Manuel de la Bárcena, Exhortación…, p. 4. Volvemos aquí a la Exhortación de 1820,
89
90
esa Grecia antigua a través, principalmente, de Plutarco, algunos de cuyos textos eran objeto
de traducción desde las clases de gramática y retórica, de manera que al menos para una par-
te del auditorio tales alusiones eran comprensibles. A Licurgo, personaje entre la historia y
la leyenda, se le atribuía la constitución de Esparta en que la educación, piedra fundamental,
habría de fincarse en la austeridad y el amor a la patria. El poeta, comerciante y reformador
político, Solón, uno de los siete sabios, dio constitución a Atenas tendiente a equilibrar los
diversos grupos de la sociedad. Arístides, el justo, fue estratega y organizador práctico.
19 Manuel de la Bárcena, Discurso a la Junta electoral, pp. 191-195.
91
de la Puebla de los Ángeles […] seguidos de algunos documentos y del episcopologio Angelopolitano,
pp. 189-191.
22 José Bravo, Historia de México…, t. v, pp. 24-26.
23 Esa Diputación se había reinstalado en la ciudad de México desde el 20 de julio, bien
que sus diputados, electos desde 1813, terminaron su periodo al poco tiempo y hubo de
convocarse a elección de nuevos integrantes, en Carlos Herrejón, La Diputación Provincial de
Nueva España. Actas de sesiones, 1820-1821, t. i, p. 12.
24 Pérez, Discurso …; Cristina Gómez, El alto clero poblano y la revolución de Independencia,
92
Pido que sean finos, pero no afectados en sus modales, porque lo segundo
provoca el desprecio, y lo primero es necesario en los que se han de presentar
al Rey, a la Familia Real, al Consejo de Estado; en una palabra, a la Corte […]
que sean de carácter firme, porque eso animará sus discursos, en lugar de que
la tibieza y demasiada flexibilidad, arguyen desconfianza, o poco interés en lo
mismo que se persuade. No es eso decir que se permitan los diputados ni las
voces destempladas, ni los ademanes descompasados que ha proscrito la políti-
ca del siglo, y que no tolera ya ni entre escolares.
Hasta aquí se nota cierto pragmatismo del prelado, cosa que, por lo demás,
lo caracterizaba. Remata los requisitos para diputado con dos virtudes: la
honradez y la religiosidad. Y, ante la posibilidad de decretos contrarios a la
Iglesia, da por sentado que eso no sucederá, pues la religión y la sana mora-
lidad no se pondrán en conflicto por parte de las Cortes, sino que más bien
las protegerán “por leyes sabias y justas”.25
Parecía que se equivocaba en esto último el obispo de Puebla, pues, un
mes antes de su discurso, las nuevas Cortes madrileñas, instaladas el 9 de
julio, habían iniciado el temido reformismo eclesiástico con el decreto
de supresión de la Compañía de Jesús y, poco después, el 26 de septiembre,
suprimirían los fueros. En realidad, no se equivocaba; era una manera pers-
93
dio de la Constitución en 1814 por parte de Pérez Martínez y otros de los llamados Persas no
era por la restauración del absolutismo, sino a favor de una vuelta a la constitución histórica
medieval, donde los diputados eran procuradores de corporaciones, y donde conservarían
privilegios que el absolutismo les había arrebatado, en Alfredo Ávila, En nombre de la Nación.
La formación del gobierno representativo en México (1808-1824), pp. 137, 183.
27 Alicia Tecuanhuey, La formación del consenso por la independencia. Lógica de la ruptura del
juramento. Puebla, 1810-1821, pp. 199-202. Por entonces no tuvieron efecto esas pretensiones y
hubieron de reducirse a elegir diputado en la persona de Patricio Furlong, Carlos Herrejón,
La Diputación Provincial…, p. 13.
28 Estos ayuntamientos impulsaron el protagonismo de los pueblos, que se fue dando
la ciudad de México. Se graduó de licenciado y maestro en artes (filosofía), los días 19 de agosto
y 28 de octubre de 1807. Licenciado y doctor en teología, el 22 de noviembre de 1810, en
Fernández, Grados de licenciados…, pp. 198, 206. La grafía del apellido suele aparecer también
como Oteyza.
30 Oteiza, Sermón …
94
95
literaria de México, pronunciada el día 28 de diciembre de 1820 por el ciudadano don Blas Osés,
abogado de la Audiencia territorial de esta N. E., rector del Colegio i. v. de Santa María de Todos
Santos, Secretario de la Junta Provincial de Censura establecida en esta capital, socio voluntario de
96
Diputación Provincial de Nueva España, que recayó en José Manuel de la Sierra. El mismo
Osés seguiría figurando como secretario de la Junta Provincial de Censura en febrero de 1821,
en Herrejón, La Diputación Provincial…, t. i, pp. 35, 208.
36 Osés, Oración inaugural…, p. 18.
37 Ibid., pp. 5 y 8.
97
pp. 11-13.
38 Ibid.,
98
41 Pérez, Discurso…, p. 4.
42 Ibid., p. 5.
99
Este discurso del obispo Pérez tiene como trasfondo la campaña de Iturbi-
de, primero en el conato de sofocar la insurgencia sureña y luego en diseñar
su plan y campaña de otra insurgencia, la trigarante.44 En efecto, luego de
unos reveses y un triunfo de sus tropas, ocurridos en enero de 1821, Itur-
bide lleva a cabo otra campaña, la epistolar, dirigida a militares, políticos,
eclesiásticos y gente de negocios, en que va avanzando en la propuesta de
una instauración de la paz y de un gobierno supremo, piadoso y liberal.45
Finalmente redacta y proclama el Plan de Iguala el 24 de febrero, envián-
dolo de inmediato a muchos de sus contactos e, inclusive, lo hace llegar al
virrey, que lo recibe el 27, condena públicamente a su autor el 3 de marzo y
lo declara fuera de la ley el 14 del mismo.
De tal suerte, el obispo de Puebla y su auditorio en catedral estaban al
tanto de semejantes sucesos, pero ni una palabra sobre ello, salvo la insis-
tencia en la protección de la religión, propósito que no se avenía con los
decretos reformistas y, en cambio, embonaba con una de las tres garantías.
Incluso, es más que probable que Iturbide se haya carteado con el prelado
de manera reservada.
p. 6.
43 Ibid.,
44 Rodrigo Moreno, La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la independencia.
Nueva España, 1820-1821, pp. 140-142.
45 Ibid., p. 159.
100
46 Salvo los años en que Bárcena y Arce fue párroco de Salamanca, 1793-1796, ambos
habían coincidido en Valladolid desde que llegó el peninsular en 1780 hasta 1805, cuando
Iturbide, ya militar, partió a la ciudad de México. Ambos estuvieron en el Seminario Tridenti-
no, el santanderino no pocos años como alumno, maestro y rector; Iturbide, por muy breve
tiempo, como estudiante de latín. De la Bárcena y Arce no fue su maestro ni su rector; lo
fueron el bachiller José María de Bezanilla y el doctor José Antonio Gallaga y Villaseñor.
101
47 Herrejón, La Diputación Provincial…, pp. 21-22, 343-345, 349-350 (Sesión i, 86, Se-
Ibarra, Clero y política en Oaxaca: biografía del doctor José de San Martín, pp. 150-154, 244-277.
50 Alamán comenta este sermón y algunas de sus circunstancias en Alamán, Historia de
102
103
104
55 Los cuatro animales simbólicos, que la iconografía católica ha referido a los cuatro evan-
gelistas, son: el león, San Marcos; el águila, San Juan; el hombre, San Lucas; el buey, San Mateo.
56 Lorenzo Carrasco, Patético alegórico discurso sobre las tres garantías: religión, libertad y unión.
Que en solemne acción de gracias por las victorias del Egercito Imperial Trigarante, implorando el patro-
cinio de María Santísima, celebraron en el Oratorio de San Felipe Neri, los Sres. Intendente interino, con
los Gefes y empleados de las oficinas de Hacienda pública, y otros patriotas beneméritos de la ciudad de
Antequera, Valle de Oaxaca, pp. 9, 13.
57 Ibid., pp. 17, 19, 20.
58 Carrasco, Patético alegórico discurso…, pp. 26, 27.
105
Varias causas detuvieron la empresa hasta que el día diez y seis de septiembre
de 1810 la precipitó Hidalgo con un pueblo bisoño en la guerra y con solo
las armas que el furor ministraba; no aprobamos su conducta, fue impolítica
y sanguinaria, y no se halla disculpa sino en la misma desesperación que le
59 Bárcena…,
Manifiesto al mundo.
Ávila, “El cristiano constitucional. Libertad, derecho y naturaleza en la retórica de
60
106
fuente ya referida a propósito de lecturas de Bárcena y Arce: agn, Inquisición, v. 1433, n. 16,
f. 115-149.
107
64 Francisco de Paula Javier Uraga Pardo y Barrazategui, hijo de Santiago Uraga y de María
el día dos de septiembre de este año [1821] en la villa de San Miguel el Grande predicó [ …].
66 Ibid., p. 21.
108
109
Decretos en que a un solo golpe de pluma se ve caer por tierra la antigua disci-
plina de la Iglesia, quedar sin uso el derecho canónico, destruirse las relaciones
que por derecho divino deben mediar entre las ovejas y los corderos con su
Pastor universal, abolirse las religiones, cerrarse los claustros, desaforarse a los
eclesiásticos, quitarse a la Iglesia los diezmos para trasladarlos al fisco real; por
consiguiente, privar a los templos del debido culto y a sus ministros del alimen-
to y decoro necesario.68
Los decretos aprobados por las Cortes españolas entre agosto y octubre de 1820
en materia eclesiástica fueron, pues, interpretados por los actores de la fase
final de la independencia mexicana como una de las causas más relevantes
de esta, si no es que como “la causa” […] Los documentos suscritos por Iturbide
desde enero de 1821 manifiestan el mismo propósito: la independencia se jus-
tifica y se hace necesaria para salvar a la religión católica. 69
67 Manuel Revuelta, “La Iglesia Española ante la crisis del Antiguo Régimen (1803-1833)”,
pp. 88-91; Nancy Farriss, La corona y el clero en el México colonial, 1579-1821. La crisis del privi-
legio eclesiástico, pp. 227-228.
68 Uraga, Discurso político…, p. 8.
69 Jaime del Arenal, Un modo de ser libres. Independencia y Constitución en México (1816-1822),
110
70 David A. Brading, Una iglesia asediada. El Obispado de Michoacán, 1749-1810, pp. 255-256.
71 Carlos María Bustamante, Cuadro histórico de la Revolución mexicana, t. ii, p. 149.
72 Ilustrador Americano, sábado 12 de septiembre de 1812, núm. 23, p. 71; Semanario Patrió-
tico Americano, domingo 26 de julio de 1812, núm. 2, pp. 11-25; domingo 23 de agosto de
1812, núm. 6, p. 63; domingo 30 de agosto de 1812, núm. 7, p. 73.
73 Ernesto Lemoine, Morelos, su vida revolucionaria a través de sus escritos y otros testimonios
de la época, pp. 184, 421. Los principales ataques a los jesuitas, y su demonización, en el
siglo xviii, renovados en las Cortes de Madrid, han sido discutidos en José Eduardo Franco,
“Retórica de la conspiración y legitimación del combate a la Compañía de Jesús. Doctrina y
mito de los jesuitas según el Marqués de Pombal”, en Alfonso Alfaro et al., Francisco Xavier
Clavigero, un humanista entre dos mundos. Entorno, pensamiento y presencia, pp. 45-82.
74 Alberto Cue, Miguel Hidalgo y Costilla, Documentos de su vida: 1750-1813, t. iii, p. 306.
111
Saltan a la vista las semejanzas de tal situación del clero en la Península con
el de Nueva España, y cómo por otras varias razones la independencia de
México no suscitó oportunamente una reforma de la Iglesia desde dentro,
sino hasta después de la Reforma liberal. Pero también habría que conside-
rar a los clérigos liberales, que los hubo en México desde los albores de la
independencia. A propósito de España, dice otro de sus historiadores:
El malestar ante este asalto a sus privilegios [de la Iglesia] ayuda a entender que
la jerarquía de la iglesia española se negase a aceptar la opción de un sector
75 Ángel Bahamonde y Jesús A. Martínez, Historia de España, siglo xix, p. 136. La pre-
sencia del regalismo en el reformismo español ha sido tratada en Martínez Albesa dentro
de amplia y profunda visión sobre el liberalismo y la Iglesia en México, Emilio Martínez, La
Constitución de 1857. Catolicismo y liberalismo en México, t. i, p. 581.
112
Desde luego hay que precisar que no pocos de los decretos reformistas iban
más allá de acabar privilegios. La supresión de órdenes religiosas, la prohi-
bición de noviciados, la reducción del clero y otras medidas no trataban de
privilegios, sino de injerencia en la vida eclesiástica. Esta confusión priva
en la historiografía sobre el reformismo. En cuanto a clérigos liberales, bien
sabemos nombres y papel de mexicanos desde Arizpe hasta Mora. No pasó
lo mismo que en España, pero sí se echa de menos que gran parte de la je-
rarquía no haya construido puentes oportunos hacia ellos para emprender
la constante reforma de la Iglesia desde dentro; primero, porque no la hubo,
y luego faltó voluntad.
113
de Hidalgo en Guadalajara.
79 Bárcena, Oración gratulatoria…, pp. 203-205.
80 Ibidem, p. 206.
114
1 Este texto es una versión preliminar y muy resumida del proyecto de investigación que
115
116
117
7 agi, Audiencia de México, leg. 2570, “Relación de méritos y ejercicios literarios del doc-
tor don Manuel de la Bárcena, canónigo lectoral de la Santa Iglesia Catedral de Valladolid
de Michoacán”, f. 172.
8 “Biografía”, El Michoacano Libre, t. i, núm. 43, miércoles 30 de junio de 1830, p. 71.
9 agi, Audiencia de México, leg. 2570, “Relación de méritos y ejercicios…”, f. 172 y Gui-
llermo S. Fernández de Recas, Grados de licenciados, maestros y doctores en artes, leyes, teología y
todas las facultades de la Real y Pontificia Universidad de México, p. 155.
10 agi, Audiencia de México, leg. 2570, “Relación de méritos y ejercicios…”, ff. 171-172.
11 “Biografía”, El Michoacano Libre, op. cit., p. 71. No estamos en condiciones de afirmar
que Manuel de la Bárcena habría estudiado artes en la misma escuela en la que estudió artes Pe-
dro Rodríguez de Campomanes; solo sabemos que este personaje, figura central del reformis-
mo borbónico ilustrado, estudió aquellos cursos con los religiosos dominicos en su convento
de Regina Coeli de Santillana muchos años antes que nuestro biografiado, en 1734. Véase
Vicente González Arnao, “Elogio del excelentísimo señor conde de Campomanes, leído en
junta ordinaria del día 27 de mayo de 1803”, Memorias de la Real Academia de la Historia,
p. 23, núm. 3.
118
12 agi, Audiencia de México, leg. 2493, “Relación de méritos y ejercicios…”, ff. 171-172
y Libro en que se asientan las funciones literarias de este Pontificio Real Colegio Seminario, cuyo título
es el Tridentino de Sr. Sn. Pedro Apóstol, en Agustín García Alcaraz, La cuna ideológica de la Inde-
pendencia, México, Fimax Publicistas, 1971, p. 241.
13 García, La cuna ideológica…, p. 78 y Juvenal Jaramillo Magaña, La vida académica de Va-
lladolid en la segunda mitad del siglo xviii, México, Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo,
(Biblioteca Nicolaita de Educadores Michoacanos 2), 1989, pp. 194 y 213.
119
120
y constituciones para su gobierno, que con su autoridad ordinaria y con la facultad bastante del rey
nuestro señor (que Dios guarde) ha hecho en la ciudad de Valladolid capital del obispado de Michoacán
el Illmo. Sr. Dr. D. Pedro Anselmo Sánchez de Tagle, del Consejo de su Majestad, obispo de aquella
diócesis, y fundador de el mismo pontificio y real colegio, en García, La cuna ideológica…, p. 172.
18 agi, Audiencia de México, leg. 2570, “Relación de méritos y ejercicios…”, f. 173.
121
19 Archivo General de la Nación (en lo sucesivo agn), Universidad, t. 25, v. 384, “Gra-
dos de doctores y licenciados en Sagrada Teología desde el año de 1788 hasta el de 1793”,
exp. 21, ff. 368-386. También en ocasión de las graduaciones de Manuel de la Bárcena en
teología salieron a relucir los muchos lazos existentes entre los montañeses distribuidos a
lo largo del imperio español. En aquella ocasión, nuestro personaje presentó como testigo
(requisito indispensable en la Real y Pontificia Universidad de México para la obtención de
grados) a don Francisco Fernández de Llar, clérigo presbítero del arzobispado de México, y
en ese entonces mayordomo del arzobispo Alonso Núñez de Haro y Peralta. En esa ocasión,
Fernández de Llar, originario del lugar de Cudon, valle de Polanco, en las Montañas de
Santander, dijo que “con motivo de ser casi de un mismo lugar y pariente del bachiller don
Manuel de la Bárcena” lo conocía muy bien, así como a sus padres y abuelos por ambas
líneas. Véase agn, Universidad, t. 25, ff. 371v.-372.
122
123
124
25 Germán Cardozo Galué, Michoacán en el Siglo de las Luces, pp. 21, 131.
26 agn, Inquisición, v. 1433, f. 71.
27 Archivo de Notarías de Morelia (en lo sucesivo anm), Libros de becerro, Marocho, v. 218,
125
30 agi,
Audiencia de México, leg. 2570, “Relación de méritos y ejercicios…”, f. 174.
del Pontificio y Real Colegio Seminario…, p. 22.
31 Erección
32 agn, Capellanías, v. 277, exp. 133, “Capellanía de misas que fundó el bachiller Ma-
(traducción de Óscar Mazín y Paul Kersey), v. ii, pp. 494 y 506, n. 74.
126
34 Archivo Histórico de la Catedral de Morelia, Curia diocesana, caja 19, “Legajo que
contiene el concurso de beneficios abierto en 1791 y terminado en 1793”, ff. 122-122v. y
163-163v. y “Valladolid, año de 1793. Autos fechas para la provisión del curato del sagrario
y otros, para las de sus resultas y las del anterior concurso, cuaderno 1º., ff. 9-10 y 232-234.
35 Archivo Histórico de la Catedral de Morelia, Curia diocesana, caja 19, “Legajo que
127
36 Archivo Histórico de la Catedral de Morelia, Curia diocesana, caja 19, “Legajo que
cabildo, libro 39, años 1794-1797, sesión de cabildo del 21 de agosto de 1795, ff. 67-69.
128
39 agi,
Audiencia de México, leg. 2570, “Relación de méritos y ejercicios…”, ff. 175-178.
40 accm, Libros de actas de cabildo, libro 42, años 1805-1806, sesiones de cabildo del
26 de enero y 20 de noviembre de 1805, ff. 12 y 143v.-145 y agi, Audiencia de México, leg.
2569, “Relación de méritos y ejercicios…”, f. 346.
129
41 agn, Inquisición, v. 1433, ff. 69, 69v., 70, 71v., 72, 72v. y 97v.
42 agn, Inquisición, v. 1433, f. 115.
43 agn, Inquisición, v. 1433, ff. 96v., 103 y 106.
130
El orador sagrado
131
1 R. 39.
132
50 Sermón que en la jura del señor don Fernando VII (que Dios guarde) dixo en la catedral de
Valladolid de Michoacán el Dr. D. Manuel de la Bárcena, tesorero de la misma Iglesia, y rector del
Colegio Seminario, el día 26 de agosto de 1808, Manuel de la Bárcena y Arce, Obras completas,
pp. 126-128 y 132.
133
134
135
pp. 209-212.
55 Ibid.,
56 accm, Libros de actas de cabildo, libro 45, años 1814-1815, pelícano del 5 de febrero
de 1815, f. 113-115.
136
57 accm, Libros de actas de cabildo, libro 45, años 1814-1815, sesión de cabildo del 13
de octubre de 1815, f. 167.
58 accm, Libro de actas de cabildo, libro 46, años 1816-1819, sesión de cabildo del 23 de
137
60 accm, Libros de actas de cabildo, libro 46, años 1816-1819, pelícano del 4 de julio
de 1816, f. 33v-34.
61 accm, Libros de actas de cabildo, libro 47, años 1819-1821, pelícano del 22 de mayo
de 1821, f. 153v.
62 accm, Libros de actas de cabildo, libro 47, años 1819-1821, pelícano del 2 de septiem-
138
64 accm, Libros de actas de cabildo, libro 47, años 1819-1821, pelícano del 8 de octubre
de 1821, ff. 174v.-175 y 184.
65 Lucas Alamán, Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon su Inde-
pendencia en el año de 1808 hasta la época presente, México, Instituto Cultural Helénico/Fondo
de Cultura Económica, 1985, t. ii, iv, v, [1885, 1938], pp. 256, 262-263. Esta hipótesis también
es planteada por Pérez, El episcopado, p. 209.
139
66 accm, Libros de actas de cabildo, libro 48, años 1822-1824, sesión de cabildo del 12
140
141
Revoluciones y restauraciones
Las prácticas y las creencias, los argumentos y las convivencias son corres-
pondientes a su tiempo histórico. La independencia mexicana de 1821 tuvo
sentido en su mundo contemporáneo y tengo la impresión de que ha sido
poco considerado en las explicaciones más usuales. La omisión es más lla-
mativa aún, si tomamos en cuenta que desde hace varios años se ha incorpo-
rado prolíficamente el enfoque hispánico e incluso atlántico para el estudio
contextualizado de las revoluciones hispanoamericanas. A estas alturas ya es
142
2 Por ejemplo: Alfredo Ávila y Pedro Pérez Herrero (comps.), Las experiencias de 1808 en
Iberoamérica; Roberto Breña (ed.), En el umbral de las revoluciones hispánicas, el bienio 1808-1810;
Manuel Chust (coord.), 1808, la eclosión juntera en el mundo hispano.
143
en Jean-Claude Caron y Luis Jean-Philippe (dirs.), Rien Appris, rien Oublié? Les Restaurations
dans l’Europe postnapoléonienne (1814-1830).
4 Matthew Brown y Gabriel Paquette (eds.), Connections after Colonialism. Europe and
144
pp. 79-94.
6 Rafe Blaufarb, “The Western Question. The Geopolitics of Latin American Indepen-
zas militares y giros políticos durante la revolución en el Río de la Plata, 1814-1815”, Revista
Universitaria de Historia Militar, pp. 59-78.
145
146
Cultura de guerra
147
12 Juan Marchena Fernández, “¿Obedientes al Rey o desleales a sus ideas? Los liberales
148
149
150
151
Cultura constitucional
Además de las implicaciones militares que señalé arriba, como bien es sa-
bido el pronunciamiento de Riego propició una mayúscula consecuencia
152
constitución de Cádiz en 1820”, Trocadero, pp. 49-56; Carlos María Rodríguez López-Brea,
“El ‘Viva la Pepa’ traspasa fronteras, los retoños de la Constitución de Cádiz”, Revista de His-
toriografía, pp. 115-138; Stites, The Four Horsemen…; Dossier “El Impacto de la Constitución
de Cádiz en Europa”, Historia Constitucional, con artículos de Fernández sobre Inglaterra, Ba-
sabe para Francia, Butrón sobre el Piamonte, Varela sobre Portugal y Rabow-Edling y Offord
sobre el decembrismo ruso.
21 Pedro Rújula y Javier Ramón Solans (eds.), El desafío de la revolución. Reaccionarios,
153
154
155
texto constitucional de 1820. El caso de México”, Manuel Suárez Cortina y Tomás Pérez
Vejo, Los caminos de la ciudadanía. México y España en perspectiva comparada, pp. 118-140; As-
cención Martínez Riaza, “‘Para reintegrar la Nación’. El Perú en la política negociadora del
Trienio Liberal con los disidentes americanos, 1820-1824”, Revista de Indias, pp. 647-692.
25 Stephen K. Stoan, “Pablo Morillo, the War, and the Riego Revolt”, Christon Archer,
156
157
Independencia
27 En los últimos años se han publicado en este rubro consistentes estudios regionales
158
159
160
en 1808” en Martha Terán y José Antonio Serrano Ortega, Las guerras de independencia en la
América española, p. 31.
161
29 Marcela Ternavasio, “De la crisis del poder virreinal a la crisis del poder monárquico,
Buenos Aires, 1806-1810”, Roberto Breña, En el umbral de las revoluciones hispánicas: el bienio
1808-1810, p. 267.
30 Gonzalo Butrón Prida, “Redefinir rey y soberanía. El retorno de Fernando VII y la
agonía del liberalismo”, Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, pp. 59-78.
31 Pimenta y Farah, “Brasil encuentra a México, un episodio paradigmático de las inde-
162
163
Century Mexico.
164
36 Víctor Sánchez Martín, “Creación, construcción y dudas sobre la imagen del héroe
165
166
Reflexiones finales
167
168
Alfredo Ávila1
169
170
bajos de historiadores más cuidadosos, como Lucas Alamán; véase Rodrigo Moreno Gutié-
rrez, “Nuestras ideas sobre la consumación de la independencia de México”, Marta Terán y
Víctor Gayol, La corona rota. Identidades y representaciones en las independencias iberoamericanas,
pp. 343-357.
3 Centro de Estudios de Historia de México CARSO, fondo XI-3, carpeta 1, leg. 1, doc.
14, Agustín de Iturbide, “Memorias de don Agustín de Iturbide y que contiene los princi-
pales acontecimientos de su vida pública”, Londres, enero de 1824; Vicente Rocafuerte,
171
Bosquejo ligerísimo de la revolución de México desde el Grito de Iguala hasta la proclamación imperial
de Iturbide; William Spencer Robertson, Iturbide de México; Silvio Zavala y Ugarte Bravo, “Un
nuevo Iturbide”, Historia Mexicana, pp. 267–76, https://historiamexicana.colmex.mx/index.
php/RHM/article/view/512; Nettie Lee Benson, “Iturbide y los planes de Independencia”,
Historia Mexicana, pp. 339-446, https://historiamexicana.colmex.mx/index.php/RHM/ar-
ticle/view/502.; Timothy Anna, “The Mexican Empire of Iturbide. By Timothy E. Anna.”,
The Americas, pp. 425-27; Jaime Eduardo Rodríguez Ordoñez, “The Mexican Empire of Itur-
bide , https://doi.org/10.2307/1007250. En el siglo XXI destacan los estudios de Fenochio
del Arenal, Un modo de ser libres. Independencia y Constitución en México (1816-1822), y, en espe-
cial, el de Rodrigo Moreno Gutiérrez, La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la
independencia. Nueva España, 1820-1821. Un estudio reciente que desmiente el cuento de “la
Güera” es el de Silvia Marina Arrom, La Güera Rodríguez. Mito y mujer, pp. 75-84. Dado que
mi interés en esta muy breve revisión historiográfica es introducir la versión más aceptada en
la actualidad del tratado de Córdoba, remito al citado trabajo de Moreno, “Nuestras ideas
sobre la consumación de la independencia de México”, y a una crítica al “autonomismo”
en Alfredo Ávila, “¿Autonomía o independencia? Construcciones historiográficas”, en Pilar
Cagiao Vila y José María Portillo Valdés (coords.), Entre Imperio y naciones: Iberoamérica y el
Caribe en torno a 1810, pp. 99-118.
4 Iturbide, “Memorias…”; Carlos María Bustamante, Cuadro histórico de la Revolución
172
5 Lucas Alamán, Historia de Méjico, desde los primeros movimientos que prepararon su In-
dependencia en el año de 1808 hasta la época presente, México, ts. ii, iv, v, [1885, 1938], v. 5,
pp. 266-269 y 274-279; Julio Zárate, México a través de los siglos. Tomo tercero. La guerra de
independencia, pp. 738-741.
6 Jaime Edmundo Rodríguez Ordoñez, “La transición de colonia a nación, Nueva Es-
173
Rodríguez citaba esta frase. Ha repetido la cita, con las mismas palabras, en varias ocasiones,
incluido su monumental, “We Are Now the True Spaniards”. Sovereingty, Revolution, Independen-
ce, and the Emergence of the Federal Republic of Mexico, 1808-1824, p. 150. La cita, sin embargo,
es tomada de Benson, “Iturbide y los planes de Independencia…”, p. 442, la que a su vez
la tomó del propio Robertson, quien con claridad señaló que ese documento no solo no
fue hecho por Iturbide, sino que este rechazó validarlo: Robertson, Iturbide de México…,
p. 179. La obra de Rodríguez ha sido criticada por un importante número de colegas, pero
no en referencia a la llamada “consumación” de la independencia: véanse, entre otras, las
reseñas de Roberto Breña, The Journal of Interdisciplinary History, pp. 142-43, https://doi.
org/10.1162/JINH_r_0082; Roberto Breña, Hispanic American Historical Review, pp. 157-59,
https://doi.org/10.1215/00182168-2837060; William Fowler, Journal of Latin American Stu-
dies, pp. 425–27, https://doi.org/10.1017/S0022216X14000595; Catherine Andrews, Estu-
dios de Historia Moderna y Contemporánea de México, pp. 211-18, http://dx.doi.org/10.1016/
S0185-2620(14)71435-5.
174
9 François Xavier Guerra, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispá-
nicas, y Carlos Gabriel Cruzado Campos, Diputados novohispanos en las Cortes de Madrid,
1820-1824. La experiencia política y su influencia en la construcción del nuevo Estado, tesis
de doctorado en historia, pp. 254-260, https://ru.dgb.unam.mx/handle/DGB_UNAM/
TES01000701584.
10 Fernando VII, “Manifiesto del Rey a la Nación”, 10 de marzo de 1820, en Colección de
decretos del rey y de la junta provisional, expedidos desde el 7 de marzo de 1820, pp. 6-8.
175
176
exp. 16, Juan Ruiz de Apodaca al secretario de Ultramar, México, 18 de julio de 1820.
177
13 Álvaro Flórez Estrada, Representación hecha a S. M. C. el señor don Fernando VII en defensa
de las cortes, p. 137. Esta obra se reimprimió en México en la oficina de José María Benavente
y socios en 1820 y, con el título de Carta dirigida al rey desde Londres, en la imprenta de Ale-
jandro Valdés. Tiempo después, la parte relativa a la independencia de América se publicó
con el título de Profecías políticas a favor de nuestra independencia: o justificación de ella en razón
al despotismo de Gobierno Español, sacada de la representación que hizo al Rey de España en 1818,
desde la ciudad de Londres. Álvaro Flórez Estrada, Examen imparcial de las disensiones de la Améri-
ca con España. Portillo, “Los límites del pensamiento”, pp. 49-58, https://doi.org/10.17811/
hc.v0i5.94.
14 Alfredo Ávila, En nombre de la Nación. La formación del gobierno representativo en México
178
179
15 Archivo General de Indias [en adelante agi], Indiferente, leg. 1568, f. 65, Minuta de
Real orden circular, muy reservada a las autoridades de América, dándoles á conocer lo que ha
resuelto S. M. se ejecute para la pacificación de aquellas provincias, conducta que deben ob-
servar con los disidentes, Madrid, 11 de abril de 1820; Timothy Anna, España y la independen-
cia de América, pp. 264-265. Pocos autores han puesto atención a esta orden, véase también
Jaime Edmundo Rodríguez Ordoñez, The Independence of Spanish America, The Independence
of Spanish America, p. 195.
16 Manuel Pérez Vila, “Paúl Terreros, Felipe Fermín”, Diccionario de historia de Venezuela,
https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/p/paul-terreros-felipe-fermin.
180
181
182
España reclama su obediencia, pero ínterin disputa tal pretensión, debe obser-
var las leyes que son obligatorias a las naciones que sostienen la guerra mutua-
mente. Vattel (libro 3, s. 293) establece expresamente la doctrina de que una
guerra civil produce en una nación dos partidos independientes, que por el
tiempo que durase deben ser considerados como estados diversos, sin ninguna
superioridad en el territorio; y de aquí infiere que las leyes de la guerra deben
ser observadas por ambas partes.21
Para Vattel, las leyes de la guerra nacían de los principios “de humanidad,
de moderación, de intención sana y de probidad”. Si esas razones eran im-
portantes en un conflicto entre estados soberanos, “las hacen otro tanto
más necesarias en los casos desastrosos en que dos partidos obstinados des-
garran su patria común”.22 Debía recordarse que la guerra civil era guerra
entre hermanos, que cometer excesos escalaría la crueldad, por las represalias
de las partes en conflicto, y en caso de que el soberano recuperara su domi-
nio sobre los territorios que se levantaron en armas, sus súbditos estarían
descontentos por la manera en que fueron derrotados.
Invocar reglas para los conflictos bélicos en América no era nuevo. Lo nove-
doso en Caracas en 1820 es que quienes estuvieran proponiendo que la guerra
se desarrollara conforme al derecho de gentes fueran las autoridades españolas.
El 26 de noviembre, los comisionados de Morillo y los de Bolívar, tras arduas
Nación y Estado en Iberoamérica. El lenguaje político en tiempos de las independencias, pp. 91-134.
Agradezco a Nora Souto la referencia de la Gaceta de Buenos Aires.
22 Vattel, El derecho de gentes o principios de la ley natural aplicados a la conducta y negocios de
183
184
Tanto el gobierno español como los diputados seguirían asumiendo que las
insurrecciones se sofocarían gracias a la magia de la Constitución, por lo que
trabajaron para fortalecer las instituciones liberales en América y designar nue-
vas autoridades en sustitución de los funcionarios absolutistas. Incluso los dipu-
tados americanos mantenían esta posición. Estaban dispuestos a negociar sus
demandas con las reglas establecidas por la Constitución, sin romper con la na-
ción española. En el verano de 1820, Miguel Ramos Arizpe y Mariano Michelena
propusieron la erección de nuevas diputaciones provinciales en Arizpe (So-
nora y Sinaloa) y en Valladolid. El artículo 325 constitucional establecía que
en cada provincia de la nación española habría un órgano de “gobierno eco-
nómico” llamado diputación provincial. Sus funciones eran administrativas,
pues se le negaron facultades de “gobierno político”, reservado para las cortes
y el rey. Sus vocales, con excepción del presidente, debían elegirse en el mismo
proceso para nombrar diputados, por lo que se suponía que contaba con una
legitimidad semejante a la de la máxima asamblea legislativa de la monarquía,
toda vez que representaba a parte de la nación soberana. En América no quedó
claro cuántas diputaciones debían establecerse. En Nueva España, solo se insta-
laron seis en 1820. Al final, la propuesta de una diputación para la intendencia
de Arizpe no prosperó, pero sí la de Valladolid, que cubriría las de Michoacán
y Guanajuato.25 Los diputados de Nueva España no se dieron por vencidos. En
noviembre, presentarían una proposición para sanear la recaudación fiscal en
ese reino, con intervención de las diputaciones provinciales.26
185
de la Guerra.
30 Véase, por ejemplo, Jaime Edmundo Rodríguez Ordoñez, “Sobrehumano mortal…
186
187
188
36 Sesión del 3 de mayo, Diario de las sesiones de las cortes. Legislatura de 1821, pp. 1388-
titución y las leyes, conviene establecer en Nueva España atendida su actual situación. El impreso
189
apareció anónimo, como una carta de “M[iguel]” a “Rafaelito”, los hermanos Ramos Arizpe.
Está fechada el 6 de junio de 1821. Cruzado, “Diputados novohispanos…”, pp. 254-260.
38 Sesión del 4 de junio, Diario de las sesiones de las Cortes. Legislatura de 1821, tomo iii,
J. A. García, 1873, p. 2045. Rodríguez asegura que Michelena y Ramos Arizpe se reunieron
con O’Donojú, pero no queda claro ni cuándo ni dónde (el andaluz solo se había movido
de Sevilla a Cádiz, mientras que los americanos estaban en Madrid) y cita el discurso de
Michelena, pero en ese discurso no se menciona la reunión, Rodríguez, “Sobrehumano…”,
pp. 123-124.
190
ca de México, dedica a sus compatriotas; o sea una reseña de su vida pública, pp. 7-9; Alamán, Histo-
ria…, pp. 87-88; José Ignacio Rubio Mañé, “Los diputados mexicanos a las Cortes españolas
y el Plan de Iguala”, Boletín del Archivo General de la Nación, pp. 347-395.
41 Sesión del 25 de junio, Diario de las sesiones de las Cortes. Legislatura de 1821, t. iii, pp. 2471-
191
La imperiosa necesidad
42 Archivo General Militar, Madrid [en adelante agmm], caja 5375, exp. 25, Juan O’Donojú
192
43 agmm,caja 5375, exp. 26, Las proclamas están adjuntas a las cartas enviadas por Juan
O’Donojú al secretario de Guerra, Veracruz, 3 y 5 de agosto.
193
44 Archivo General de Indias [agi], Gobierno, México, leg. 1680, Manuel López de San-
ta Anna a Juan O’Donojú, Jamapa, 6 de agosto de 1821. Es copia anexa a la carta que envió
O’Donojú al ministro de la gobernación de Ultramar, 13 de agosto de 1821.
45 agi, Gobierno, México, leg. 1680, Juan O’Donojú a Manuel López de Santa Anna,
Esta correspondencia también se halla en Delgado, “La misión a México…”, p. 48. Sobre
estas negociaciones, véanse Ortiz, El teatro de la guerra, pp. 164-169; Bustamante, Cuadro…,
pp. 226-227.
194
195
50 Tratados
celebrados en la villa de Córdoba.
51 Agradezco a Rodrigo Moreno que llamara mi atención sobre Modesto de la Torre, au-
tor de un diario que está resguardado en la Lilly Library de la Universidad de Bloomington,
Indiana. Se trata de un documento casi desconocido, que no se ha editado y no se puede
consultar en línea. Hay algunas transcripciones en un artículo de Antonio Alatorre (aunque
firmado con un seudónimo) que son las que he podido consultar. Olmedilla, “México, 1808-
1821: algunas aportaciones históricas” p. 597, https://historiamexicana.colmex.mx/index.
php/RHM/article/view/888. Algunos aspectos de este diario, titulado “Apuntaciones que
196
en su viaje a ultramar ha tomado el oficial de infantería Modesto de la Torre”, han sido es-
tudiados por Guarisco, “The Apuntaciones Of Modesto de La Torre. Mexican Nationalism
as Seen by a Spanish Military Officer, 1821–1822”, The Americas 69, n. 4, abril de 2013, pp.
509–28, https://doi.org/10.1353/tam.2013.0046.
52 Archivo General de la Marina, Álvaro Bazán [en adelante agmab], sección Expedicio-
nes, caja 71, exp. 19, Carta de Juan O’Donojú a José Dávila, Villa de Córdoba, 26 de agosto
de 1821, en agi, Gobierno, México, leg. 1689, exp. 45; Carta de Juan O’Donojú a José Primo
de Rivera, Villa de Córdoba, 26 de agosto de 1821. En ambas cartas hay copia de los tratados
y de otros documentos. La carta de O’Donojú a José Lemaur, Villa de Córdoba, 26 de agosto
de 1821, en Correspondencia entre el general D. Juan O’Donojú y el brigadier D. Francisco Lemaur,
y las últimas cartas de aquel al general Dávila, con las respuestas de este. La correspondencia de
Lemaur y Dávila con O’Donojú también da cuenta de la penosa salud del jefe político y del
desconsuelo de su esposa por la muerte de su sobrina.
197
53 agmab, sección Expediciones, caja 70, exp. 56. La correspondencia entre Lemaur,
Dávila y Liñán con O’Donojú, en Correspondencia entre el general D. Juan O’Donojú. Sobre las
tropas que se pedían a España.
198
54 agmab, sección Expediciones, caja 71, exp. 19, José Primo de Rivera, carta a Juan
O’Donojú, a bordo del Asia frente a Veracruz, 29 de agosto de 1821. En este expediente se
hallan los documentos relativos a quitar el mando del navío a Primo de Rivera por haber
estado de acuerdo con O’Donojú.
199
55 agi, Gobierno, México, leg. 1680, Juan O’Donojú al secretario de Ultramar, Córdo-
200
201
Ivana Frasquet1
1 Universitat de València. Esta investigación forma parte del proyecto financiado por
mineco con referencia har2016-78769-p.
2 Las palabras de Tornel fueron: “Los periódicos anuncian el deseo casi universal que
203
1823”, Revista de Indias, pp. 235-265. El artículo era, a su vez, la traducción al español del
original publicado en italiano en la Rivista Storica Italiana, en 1973.
204
4 Algunos trabajos dedicados a los temas americanos en la prensa española del Trienio son
los de Agustín Martínez de las Heras, “La ideología de la prensa del Trienio en relación con
la independencia americana”, en Gil Novales (ed.), 1996, pp. 7- 53. En el mismo volumen
los trabajos de Margarita Márquez Padorno y Felicidad Mendoza Ponce, “La emancipación
hispanoamericana (1810-1825). Sistema informativo en la Gaceta de Madrid”, en Gil Novales
(ed.), 1996, México, pp. 313-322; y Camino Monje Burón y Petra Amparo López Delgado,
“La guerra de independencia hispanoamericana en El Universal, 1820-1823, tratamiento in-
formativo”, en Gil Novales (ed.), 1996, pp. 333-346. También el clásico de Jaime Delgado, La
independencia de América en la prensa española. En general, sobre la prensa en el Trienio, véase
también Juan Francisco Fuentes, “Estructura de la prensa española en el Trienio liberal:
difusión y tendencias”, Trienio, Ilustración y Liberalismo, pp. 156-196. Y los recientes trabajos
contenidos en Gérard Dufour y Emilio La Parra (coords.), “El Trienio liberal en la prensa
contemporánea (1820-1823)”, El Argonauta español.
205
5 He desarrollado esta idea en Ivana Frasquet, “La España Americana”, Rújula, Pedro y
Frasquet, Ivana (coords.), España, El Trienio Liberal. Una mirada política, pp. 149-176.
6 Miscelánea de Comercio, Artes y Literatura, 26 de abril de 1820.
7 El Universal, 9 diciembre 1820. Este periódico ha sido considerado como el vocero de
los gobiernos del Trienio, defendiendo siempre la unión con América y rechazando cual-
quier idea cercana al reconocimiento de la independencia. Véanse los trabajos de Agustín
Martínez de las Heras, “La prensa liberal del Trienio vista desde El Universal”, Historia y Comu-
nicación Social, pp. 91-101 y “La prensa exaltada del Trienio a través de El Universal”, Trienio,
pp. 43-61. Para una interpretación de la Constitución en este periódico: Ivana Frasquet, “Lei-
turas moderadas da Constituição de Cádis no Triênio, El Universal, 1820-1823”, en Márcia
Berbel e Cecilia Helena de Salles Oliveira (orgs.), Brasil, 2012, pp. 31-75.
206
8 El artículo señalaba: “No hay datos suficientes para asegurar que sea igualmente con-
veniente a las diversas provincias de América […] Aquellos países, pues, que, como la costa
firme, han sostenido con vigor la guerra, y que en los mayores apuros no perdieron la es-
peranza de su emancipación, no es probable que se sometan desde luego, llanamente, para
gozar de un bien que ha de tocar a pocos, aunque le reconozcan como tal”. Miscelánea…,
26 de abril de 1820.
9 Miscelánea…, 22 de mayo de 1820.
10 Los trabajos dedicados a la prensa mexicana durante el proceso de independencia son
abundantes y sería imposible reproducirlos todos aquí. Como muestra puede consultarse
Rafael Rojas, La escritura de la independencia; Fleites, “La prensa novohispana y española ante
la revuelta de Miguel Hidalgo (1810-1811)”, Procesos Históricos, pp. 3-24; Sandra Pérez Stocco,
“La influencia de la prensa en el proceso de independencia de México”, Revista de Historia
Americana y Argentina, pp. 161-187; Celia del Palacio, “El periodismo de la independencia. El
papel de la prensa en los inicios de la esfera pública política en México”, Revista de Estudios
e Pesquisas sobre las Américas, pp. 1-15. No tengo constancia de estudios recientes que hayan
dedicado un análisis específico a la independencia mexicana en las páginas de los periódicos
españoles del trienio liberal.
207
con que hasta aquí se han gobernado aquellas vastísimas regiones, acomodándole el giro de
las ideas del siglo en que vivimos, y haciendo desaparecer los motivos de resentimiento y des-
confianza que sirvieron de pretexto para la insurrección, podrán restablecer la tranquilidad
en aquella preciosa parte de la monarquía”, El Universal, 13 de julio de 1821.
13 El Universal, 10 de agosto de 1821. La carta seguía en este sentido: “La presente guerra
es movida por serviles, curas y frailes de todas generaciones, cuyas armas son bien conoci-
208
encono de los serviles, ellos serán las primeras víctimas de su imprudencia; y cuando se vean
sumergidos en los horrores de la guerra civil que tiene asoladas las provincias del río de la
Plata, sentirán, aunque tarde, el haber aspirado a una mejoría quimérica, y no haberse que-
rido conformar con una bondad real y verdadera”.
15 La prensa reflejaba esta contienda ideológica: “Mientras los liberales de España y de
América se están devanando los sesos para averiguar si aquellos países, y particularmente la
Nueva España, se hallan en estado de formar naciones independientes, mientras cachupines
y criollos están haciéndose una encendida guerra de pluma, sosteniendo los primeros que
a los americanos les faltan todos los elementos necesarios para formar nación, y queriendo
hacernos creer los segundos que la generalidad de aquellos habitantes tiene todas las virtudes
y todas las luces necesarias para gobernarse por sí sola, los serviles del reino de México se
aprovechan de las desavenencias de los amigos de la libertad, y están resolviendo el proble-
ma, cuya solución los tiene divididos”, idem.
209
Este periódico omitía las victorias insurgentes y solo publicaba las procla-
mas y bandos de los jefes peninsulares a quienes consideraba los artífices de
la pacificación del territorio: “Queda demostrado que la pacificación de Mé-
xico es obra de Venegas, Calleja y Apodaca, y que las numerosas reuniones
de los disidentes desaparecieron con el humo luego que se eligieron sujetos
dignos de ocupar tan distinguidos empleos”.
páginas de El Universal, aludiendo a sus artimañas para engatusar y halagar al pueblo mexi-
cano para que apoyara su causa.
210
18 En mayo de 1820 publicaba: “No hay medios en política capaces de evitar tarde o
temprano una separación de las colonias distantes; pero sí los hay para retardar lo mas que
sea posible esta separación y verificarla cuando llegue el caso sin un rompimiento”.
19 Miscelánea…, 11 de junio de 1821. Y en el número siguiente insistía: “Es evidente que
por la fuerza de las armas no puede la España reunir otra vez a la monarquía sus provincias
emancipadas del nuevo mundo”.
20 Miscelánea…, 14 de marzo de 1821.
211
La guerra dialéctica desatada entre ambas cabeceras por los sucesos ameri-
canos en general y la revolución mexicana, en particular, acabó en un cruce
de acusaciones sobre la falta de profesionalidad y la ética periodística. La
Miscelánea acusaba a El Universal de haber aprovechado la delicada situación
por la que atravesaba México para extender ideas retrógradas sobre los indí-
genas, acusándolos de brutos e incapaces, mientras este le atribuía a aquella
simpatías independentistas.23
y si estas son con mas frecuencia favorables a los llamados independientes no es porque prefi-
ramos las que tengan este carácter, sino porque habiendo últimamente los sucesos favorecido
más a los partidarios de la independencia que a los de la legitimidad, los hechos debían
presentarse bajo este aspecto…” Sobre los inicios de la ética periodística, véase el trabajo de
Leandro Higueruela del Pino, “Ética periodística en el Trienio Liberal”, Cuadernos de Histo-
ria contemporánea, pp. 101-111. El más reciente trabajo de la prensa en el trienio liberal, en
Elisabel Larriba, “La prensa”, Pedro Rújula e Ivana Frasquet (coords.), El Trienio Liberal. Una
mirada política, pp. 179-198.
212
213
presentada a las Cortes por los diputados de Ultramar en la sesión del 25 de junio de 1821, sobre el estado
actual de las provincias de que son representantes, y medios convenientes para su definitiva pacificación,
con una noticia de los trámites que la precedieron y motivaron, Benson Library, Gz980.6. Sp153e. La
indiscutible referencia sobre este proyecto es Jaime Edmundo Rodríguez Ordóñez, “La transi-
ción de colonia a nación, Nueva España, 1820-1821”, Historia Mexicana, pp. 265-322.
26 He analizado profusamente los debates parlamentarios sobre esta cuestión en Ivana
Frasquet, Las caras del águila. Del liberalismo gaditano a la república federal mexicana (1820-1824).
27 DSC, 3 de mayo de 1821, p. 1389. La comisión se formó al día siguiente con los siguien-
tes miembros: por parte peninsular el conde de Toreno, José María Calatrava, Juan Antonio
Yandiola y Andrés Crespo Cantolla. Por el lado americano: Lucas Alamán, Francisco Fagoaga,
Bernardino Amati, Lorenzo Zavala y Felipe Fermín Paul, DSC, 4 de mayo de 1821, p. 1406.
28 Fue Manuel Gómez Pedraza, elegido diputado por México, quien daría cuenta de estos
detalles posteriormente en su Manuel Gómez Pedraza, Manifiesto que Manuel Gómez Pedraza,
214
ciudadano de la República de México, dedica a sus compatriotas; o sea una reseña de su vida pública,
pp. 7-9. Biblioteca Digital UANL (consulta: 15 de junio de 2020).
29 Lucas Alamán, Historia de Méjico desde los primeros movimientos que prepararon su Inde-
pendencia en el año de 1808 hasta la época presente, ts. ii, iv, v [1885, 1938]. Recuperado de
internet en la Colección Digital de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Parte de la
correspondencia del embajador francés en Carlos A. Villanueva, La monarquía en América.
Fernando VII y los nuevos estados.
30 Ivana Frasquet, “México en el Trienio Liberal. Entre la autonomía monárquica y la
federación imposible”, Ivana Frasquet y Víctor Peralta (coords.), La Revolución política: entre
autonomía e independencias, pp. 189-214.
215
31 En este sentido, Gómez Pedraza solicitó a las Cortes lo siguiente: “En virtud de ocu-
parse una comisión en fijar la suerte de las Américas españolas, pido a las Cortes exciten al
Gobierno a fin de que prevenga al virrey de México haga entender claramente al Sr. Iturbide
que el Congreso va a tratar este negocio; y que, si este jefe suspende por su parte las hostili-
dades, y aguarda, como creo, la soberana resolución, haga el gobierno de México por su parte
otro tanto”, DSC, 4 de junio de 1821, p. 2046.
32 Las referencias a esto en Idea general sobre la conducta política de D. Miguel Ramos de
Arizpe, natural de la provincia de Coahuila, como diputado que ha sido por esta provincia en las
Cortes generales y extraordinarias, y en las ordinarias de la Monarquía española desde el año de 1810
hasta el de 1821, p. 18.
216
33 La exposición del ministro en Archivo del Congreso de los Diputados, Serie General,
leg. 22, n. 19. Sin foliar.
34 Las palabras exactas de Toreno fueron: “En este conflicto, la comisión nada puede
proponer a las Cortes; porque tocando al Gobierno decidir la cuestión de hecho, esto es, la
de la conveniencia y necesidad de adoptar ciertos medios, no creyendo éste que sea llegado
el momento, la comisión no puede hacer otra cosa que limitarse á excitar el celo de los
ministros a fin de que aceleren tan deseado momento”, DSC, 24 de junio de 1821, p. 2448.
35 En su Alamán, Historia de Méjico…, p. 553, Alamán dejó constancia de que el gobier-
no de Fernando VII se había mostrado de acuerdo con el plan al principio pero que “había
suspendido su juicio después por motivos particulares”.
217
Dicen unos que las provincias de América que hasta aquí han estado unidas
con la metrópoli, desean hacerse independientes de ella: que no estando bas-
tante preparadas para constituirse en repúblicas; quieren formar dos grandes
monarquías, la primera de las cuales comprenderá todo lo que en la América
septentrional pertenece hoy a la España, y la segunda todas las provincias que
esta conserva todavía en la meridional: […] proponen reconocer por reyes o
emperadores a los señores Infantes don Carlos y don Francisco, el uno de Méxi-
co y el otro de Lima […]
Dicen otros que el proyecto no es el de erigir en América monarquías
independientes de la española, sino el de que vayan los dos Infantes a gober-
nar aquellas vastísimas regiones, en calidad de lugar-tenientes de su augusto
hermano, pero con facultades tan amplias, que para nada haya que recurrir al
gobierno de Madrid, con el cual harán causa común aquellas provincias, como
si fuesen todavía parte integrante del imperio español…37
estudio es el publicado por Claude Morange, En los orígenes del moderantismo decimonónico.
El Censor (1820-1822): promotores, doctrina e índice, España, Universidad de Salamanca, 2019.
37 El Censor, 9 de junio de 1821.
218
Sin embargo, antes de cerrar las rotativas de este número, los editorialistas
reconocieron haber recibido importantes informaciones sobre el estado de
América que les habían hecho cambiar de opinión respecto al envío de los
infantes y la creación de reinos americanos:
Si con efecto no hubiese para atajar tantos males otro recurso que el que dicen
de dividir en tres grandes estados todas nuestras posesiones continentales y
poner al frente de cada uno un príncipe de las líneas colaterales de la dinastía
reinante […] que de este modo las provincias ultramarinas continuarán for-
mando una sola nación con la península, para cuyos gastos contribuirán con
determinadas cuotas, como partes integrantes de un mismo imperio […] si la
situación de las cosas es tal se nos pinta, y si los resultados de la novedad que
se propone han de ser los que se nos anuncian, somos los primeros a desear y
aun a pedir que se verifique cuanto antes.40
38 Al respecto señalaba: “Sacar de España a los infantes con un artificio tan grosero, y
tan neciamente imaginado que a nadie puede engañar, nos inclinamos a creer que todo ello
es una fábula forjada por algún mal intencionado, para desacreditar a las Cortes, al rey y a
sus hermanos”, El Censor, 9 de junio de 1821.
39 Esta importante cuestión del choque frontal entre la Constitución y el proyecto de
reinos para América será, a mi entender, la que impedirá finalmente llegar a un pacto por la
independencia. Sobre ella me extenderé en el siguiente epígrafe. El Censor, 9 de junio de 1821.
40 El Censor, 9 de junio de 1821.
219
41 El periódico elucubraba sobre el exacto contenido del plan: “Siendo este un negocio
que se agita con gran reserva, habremos de limitarnos a discurrir sobre lo que gentes que
se suponen instruidas dan por cierto, y a suplir con nuestras conjeturas y aun con nuestras
indicaciones, la parte que no conocemos del plan que en secreto discuten los representantes
de la patria”, Miscelánea…, 14 de junio de 1821.
220
221
222
ve, haría muy temible y borrascosa una emancipación, que sería verosímilmente más funesta
que útil”, Miscelánea…, 18 de junio de 1821.
46 Al respecto, véase el reciente trabajo de Naranjo, “El miedo como pretexto”, pp. 197-
de la revolución negra: “Aún están recientes los horrores cometidos en una isla vecina, y la
muerte del monarca de Haití no ha hecho más que reunir en Puerto Príncipe los intereses di-
vididos entre esta capital de la república y la residencia imperial del Cabo […] En las orillas del
Arribonite dictan leyes aquellos mismos a quienes la codicia europea arrebató de las del Sene-
gal y del Gambia, para cultivar los campos de las Antillas”, Miscelánea…, 18 de junio de 1821.
48 “… el principio que debe adoptarse para la decisión de este gran negocio, es la con-
veniencia recíproca, y que consultándose completamente a esta con la formación de las tres
secciones legislativas y otras tantas delegaciones del poder ejecutivo en el continente ameri-
cano, así como la conservación de las Antillas sobre el mismo pie que hoy tienen, la decisión
soberana puede darse en este sentido, dejando así satisfechos los votos y cubiertas las necesi-
dades de los españoles del nuevo mundo y bien puestos los intereses y el honor de la madre
patria”, Miscelánea…, 18 de junio de 1821.
223
49 Michael Costeloe apunta que el rey fue sometido a un interrogatorio por parte de sus
y se había mostrado de acuerdo con el proyecto, tal y como corroboraría el conde de Tore-
no: “La comisión […] discutió en varias conferencias las cuestiones que le parecieron más
propias para conseguir el gran fin que todos nos proponemos: las examinó en unión con
los ministros de S. M., los cuales al principio convinieron enteramente con los dictámenes
que en general se sostuvieron”, DSC, 24 de junio de 1821, p. 2448. Más adelante el diputado
Yandiola, quien había sido miembro de la comisión especial de Ultramar, manifestó que,
efectivamente, los ministros habían conocido las bases mexicanas de manera reservada pero
que, “si es verdad que no podían tener fuerza legal hasta que se presentaran al Congreso, no
es falso el que se trataron y se pasaron confidencialmente al gobierno. Pudiera aún añadir
que este por medio del ministro parecía aprobar las bases indicadas, hasta que vino a compo-
ner parte de él el Sr. Pelegrín”, DSC, 13 de febrero de 1822, p. 2306.
224
51 Archivo del Congreso de los Diputados, Serie General, leg. 22, n. 19. Sin foliar, El in-
forme de Bardají a la comisión mixta decía: “Que ni el Rey ni el Ministerio pueden hacer ni
harán jamás cosa alguna contraria a la Constitución: y la comisión no desconocerá que por
sólidas y plausibles que sean las razones de justicia o de necesidad que la hayan conducido
a la adopción de las bases referidas; estas alteran o destruyen varios artículos constituciona-
les”. Sobre esta cuestión me he extendido en Frasquet, “Independencia o Constitución”,
pp. 170-199.
52 DSC, 25 de junio de 1821, p. 2472.
225
226
227
57 El complejo proceso de reforma es una de las primordiales características del texto gadi-
tano y por lo que se le ha considerado de una extrema rigidez. Véase Javier Tajadura Tejada, “La
defensa de la Constitución en los orígenes del constitucionalismo hispánico, la ‘hiperrigidez’
constitucional”, UNED. Revista de Derecho Político, pp. 511-570; Varela, Política y Constitución.
58 El Censor, 23 de junio de 1821.
228
después, que las propuestas americanas desbordaban los límites de la Constitución: “Hubo
bases de otro orden diferente que el actual constitucional, pero siempre bajo la inteligencia
de que los dos hemisferios fuesen una sola nación, y de estas mismas no hubo más que deli-
beración”, DSC, 13 de febrero de 1822.
229
cia se trataba del mismo plan de federación, pero con la sustancial diferencia de que se
circunscribía exclusivamente al territorio mexicano y de que se excluía del poder ejecutivo
a los miembros de la familia real. Posteriormente, Ramos Arizpe, afirmaría que no había
estado de acuerdo con el plan de Cortes porque le parecía “poco conforme con los sólidos
intereses de ambas Españas y contrario a los incontestables derechos que para tal caso tiene
la América”, D. U. L. A., Idea general sobre la conducta política de D. Miguel Ramos Arizpe, p. 17.
230
Las Cortes tendrán que discutirla en su próxima reunión. Hay muchas per-
sonas que trabajan por poner de su parte la opinión pública a favor de la in-
dependencia de América, y no deberán extrañar que nosotros contribuyamos
por nuestra parte al triunfo de la razón y de la justicia, publicando en nuestro
periódico, los escritos que personas instruidas del estado de aquel país puedan
comunicarnos.65
231
66 Según Alamán, se pidió al rey que convocase cortes extraordinarias porque había
muchos asuntos pendientes y no podía prescindir la nación del auxilio que la cortes daban
al gobierno y añadía: “Esto fue lo que al público se dijo, pero el verdadero motivo era, tenerse
entendido, que el rey en el intervalo de unas a otras sesiones, variaría el ministerio y tomaría
tales disposiciones con el apoyo de la Francia y el auxilio de los partidarios del gobierno ab-
soluto, que estaban con las armas en la mano y cada día se aumentaban, que la constitución
sería otra vez abolida, lo cual solo se podría evitar con la reunión inmediata de las Cortes en
sesiones extraordinarias”, Alamán, Historia de Méjico…, p. 555.
67 Miscelánea…, 2 de julio de 1821.
68 “Por tanto no parecería fuera del caso de que se hiciesen presentes estas y otras re-
flexiones a S. M. para que se inclinase su real ánimo a abreviar el tiempo que parece ha
señalado para la reunión de las cortes extraordinarias”, Miscelánea…, 31 de julio de 1821.
69 Sobre la figura del polemista Cancelada, es indiscutible la referencia a los trabajos de
Verónica Zárate Toscano, Juan López Cancelada: vida y obra y “La cuestión americana en Juan Ló-
pez de Cancelada”, Jesús Raúl Navarro García (coord.), Insurgencia y republicanismo, pp. 67-86.
232
¿Qué triste porvenir se descubre al ver a los señores diputados solicitar la des-
trucción de la Constitución que han jurado guardar y hacerla guardar, propo-
niendo un caso, que si se accediese a él nos conduciría a la anarquía?
¿Qué más derecho tiene la América para exigir variación alguna de la Cons-
titución, que cualquiera otra provincia de la monarquía? ¿No tenemos en la mis-
ma península provincias que disfrutaban antiguos privilegios que ha derogado
la Constitución? ¿Y no las vemos someterse gustosas por la igualdad de princi-
pios que se establecen para todas las partes que componen el imperio español?72
letra en varios números de la Miscelánea, la dan mucha mayor publicidad, y por consiguiente
infinitamente mas posibilidad de hacer un horrible estrago en la opinión”, El Telégrafo Mexi-
cano, 1 de septiembre de 1821.
71 “He aquí cómo vieron los americanos que esta España generosa acabó de igualar
de una plumada a los conquistados con los conquistadores. El negro, el mulato, el lobo, el
coyote, el zambo, el mestizo, el torna-atrás, etc., con la puerta abierta para gozar de iguales
derechos que el primer grande de España!!!”, El Telégrafo Mexicano, 1 de septiembre de 1821.
72 El Telégrafo Mexicano, 1 de septiembre de 1821.
233
A modo de conclusión
234
235
1. Un encuentro fortuito
1 Hedges, “What Every Person”, 2003, p. xii. El autor de esta obra es un reconocido
corresponsal de guerra que ha cubierto guerras en Centroamérica, África, Medio Oriente y los
Balcanes. Traducción de G. J. C.
237
238
239
240
241
9 Idem.
242
10 Para los escritos de Hobsbawm sobre América Latina, particularmente sobre Brasil y
Colombia, véase Bethell, ¡Viva la Revolución! Eric Hobsbawm sobre América Latina, pp. 30-31;
y para los subsidios ingleses otorgados con el fin de destruir las alianzas con Napoleón, es
muy útil la obra de Sherwig, Guineas and Gunpowder. British Foreign Aid in the Wars with France,
1793-1815, p. 309.
11 Baylin, Atlantic History. Concepts and Contour.
12 Baylin, Soundings in Atlantic History.
243
13 Elliott, Empires of the Atlantic World, Britain and Spain in América, 1492-1830.
14 Polasky, Revolutions without borders: The Call of Liberty in the Atlantic World.
244
245
16 Idem.
17 Idem.
18 Las
anteriores citas del artículo de Portillo proceden de la misma fuente en paperity.
org., consulta entre 12 y 14 de febrero de 2020.
246
19 Marchena, “¿Obedientes al Rey o desleales a sus ideas? Los liberales españoles ante la
247
248
Pradt es uno de esos autores que actúan como una esponja que recoge y di-
funde los sucesos más importantes que acontecen a su alrededor. El Annuai-
re Historique, publicado en París en 1819, describía a Pradt de la siguiente
manera: “Entre todos los autores de un siglo fértil en escritores ingeniosos,
no existe un nombre que haya herido más veces nuestros oídos que el del
señor de Pradt. El temple de su espíritu, la naturaleza de su talento, el orden
mismo de sus ideas explica el secreto de su reputación: el espíritu de su siglo
está en su espíritu”.24
Ciertamente, este autor, leído en varios idiomas y en diversos países,
nace y vive una época revolucionaria por excelencia: cunde el espíritu revo-
lucionario en las colonias anglosajonas de América del Norte ente 1776 y
1783, en Irlanda y en Inglaterra (1780-1783), en los Países Bajos, en Suecia,
Suiza, en la Francia revolucionaria (1789), en Polonia, Principados alema-
nes, Grecia, Renania, Holanda, Bavaria, España, Portugal, Islas Jónicas, Bal-
249
1. Radstat (1798)
2. Viena (1814-1815)
3. Aquisgrán (1818)
4. Carlsbad (1819)
5. Troppau-Leibach (1820)
6. Verona (1822)
7. Panamá (1825)
25 Ibid., p. 25.
26 Idem.
27 Ibid., p. 22.
250
p. 48.
28 Ibid.,
29 Brading, Orbe Indiano: De la monarquía católica a la república criolla, 1492-1867, p. 602.
30 Frase de Pradt citada en Jiménez, La Insurgencia…, p. 686.
31 Jiménez, México en 1821…, p. 17.
32 Idem; De Pradt, De las colonias…, p. 131.
251
33 Ibid., p. 133.
34 O'Gorman, Prólogo y notas, p. xxxvii.
35 Ibid., p. xxxviii.
252
36 Sugerencia que siguieron, por cierto, los revolucionarios griegos al triunfo de su causa
en 1824, al colocar en el trono a una familia alemana, y los patriotas belgas en 1830.
37 Ambas citas en Jiménez, La Insurgencia…, pp. 692 a 696.
38 Ferrer, La formación…, p. 84.
253
Al ver este espectáculo inaudito y desconocido hasta ahora del mundo, disimu-
lemos el manifestar la exaltación, y séanos permitido decir sin ofender a nadie:
¿es esto bastante nuevo?, ¿es bastante grande? […] ¿No acaba esto con toda especie
de imperio de la Europa sobre la América, y no muda todo el orden colonial de
cualquier naturaleza que éste sea, y sean los que fueren los lugares que ocupa?
¿México, convertido en un imperio constitucional? Un rey de Europa y toda
su familia hasta la extinción de ésta, convidados a abandonar la tierra que pro-
dujo los conquistadores del trono de los Moctezumas y a que vayan a sentarse
en el lugar de éstos.40
254
6. Reflexiones finales
255
256
257
258
259
261
neral de la Nación, México, 1996; Vázquez, La patria independiente; Del Arenal, Un modo de
ser libres. Independencia y Constitución en México (1816-1822); Moreno, La trigarancia. Fuerzas
armadas en la consumación de la independencia. Nueva España, 1820-1821.
262
Un Plan político-militar
pondencia de Agustín de Iturbide después de la Proclamación del Plan de Iguala, con una adverten-
cia y una introducción por Vito Alessio Robles, p. 13.
263
4 Jiménez, “La insurgencia de los nombres”, Josefina Zoraida Vázquez (coord.), pp. 103, 120.
264
265
266
se formase esta acta para la constancia de todos los tiempos de su libre y es-
pontánea voluntad, protestando dar un manifiesto en que expresen las razones
políticas y militares que tienen para dar este paso que no es de adulación ni de
lisonja, pues todos protestan solo desear el bien general, paz y felicidad de todos
los habitantes del Imperio Mexicano, y que solo aspiran a los empleos a que les
toque en su carrera respectiva, según su actual clase, antigüedad y mérito.9
de Iguala”, Iguala, 3 de marzo de 1821, en. XI/481.3/174. Exp. 174, pp. 24-27. Consulta
en línea el 28-IV-2020, http://www.archivohistorico2010.sedena.gob.mx/mostrarimagen?
indiceImagen=10&expid=18582&expno=153&lblEstadoDiv=lblEstadoDiv&submit_
adelante=Siguiente&txtIr=
9 asedena, “Acta de Iguala”, Iguala, 1-III-1821, XI/481.3/174. Exp. 174, pp. 28-29.
267
10 rae, Diccionario de autoridades, v. 2, t. 4, 1734, pp. 332-233 (en adelante: da, año, v.
t. y p.).
11 Mejía, “Testimonios de la proclamación de Carlos IV en Valladolid de Michoacán
en 1791”, Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, pp. 163-224; Tecuanhuey, “Los límites de la
transformación de los valores políticos. Las juras de obediencia en Puebla entre 1808-1821”,
Marta Terán y Víctor Gayol (eds.), La Corona rota. Identidades y representaciones en las Indepen-
dencias Iberoamericanas, pp. 85-108; Ramírez, “Las ‘Actas de Fidelidad’ en la Nueva España:
una tipología documental en favor de Fernando VII”, en Izaskun Álvarez Cuartero (ed.),
Conflicto, negociación y resistencia en las Américas, pp. 215-240.
268
12 Declaración del sexto testigo y acusado en este proceso, Tepic, 13-II-1811, Juan E.
269
¿Juráis y prometéis bajo la cruz de vuestra espada observar la santa Religión Ca-
tólica, Apostólica y Romana? Sí juro. ¿Juráis hacer la Independencia de este im-
perio, y guardando para ello la unión y paz de europeos y americanos? Sí juro.
¿Juráis la obediencia al señor don Fernando 7° si adopta y jura la Constitución
que haya de hacerse por las Cortes de esta América? Sí juro. Si así lo hacéis,
el señor Dios de los ejércitos y de la paz os lo premie, y si no os lo demande.
270
el contento, placer y regocijo, así en la tropa como en los habitantes del pue-
blo, [fue] inexplicable: a la religión, unión e independencia, al general y al Ejér-
cito fueron los principales vivas. La música del Regimiento de Celaya, como
que el señor Iturbide es su jefe, le dedicó una marcha con letra análoga a las
circunstancias y otra a la unión; la de Tres Villas tocó varias piezas de gusto y
las bandas de tambores el toque de diana.16
ría; cuando los perros hallaban a su presa, el jinete que cabalgaba al frente de aquella jauría
–el cornista– hacía sonar el instrumento sin necesidad de voltear a mirar a los cazadores; por
eso se le llamó “cuerno de acacha”; después pasó a ser un instrumento musical de las cortes
de los siglos xviii. Agradezco esta explicación al musicólogo Luis Wence Aviña.
271
p. 112.
20 Lombardo, Trajes…, p. 45.
272
México, p. 183.
22 Carrera, El escudo nacional, obra conmemorativa del Sesquicentenario de la iniciación
http://www.archivohistorico2010.sedena.gob.mx/mostrarimagen?expid=18492&expno=90
273
¿Juráis a Dios y prometéis bajo la cruz de vuestra espada (hablando con los
señores jefes y oficiales) observar la santa religión C[atólica] A[postólica]
R[omana]? Sí juramos.
¿Juráis hacer la independencia de este reino, guardando para ello la paz y
unión de europeos y americanos? Sí juramos.
¿Juráis conservar la obediencia al señor don Fernando 7° si adopta y jura
la Constitución que haya de hacerse por las Cortes que deben formarse en este
imperio? Sí juramos.
Si así lo hiciereis el señor Dios de los Ejércitos y de la paz, os ayude, y si
no os lo demande.26
Con ligeras variantes, era la misma que el día anterior habían dicho Iturbide
y Francisco Ramiro frente al capellán Cárdenas. Se juraba por la observan-
cia de la religión, por la independencia del reino, en la que se hacía explícita
la paz y la unión entre europeos y americanos; y, finalmente, por Fernando
VII, a quien se comprometían obedecer siempre y cuando aceptara y jurara
la Constitución que formaran las “Cortes” del futuro imperio mexicano.
En caso de que los oficiales juramentados no llegaran a cumplir su palabra,
sería al “Dios de los ejércitos y de la paz” a quien habrían de rendir cuentas.
El mayor Hidalgo relata que
24 asedena, “Plan del Ejército Imperial Mexicano de las Tres Garantías”, Teloloapan,
ñor Iturbide con la oficialidad y tropa de su mando, México, Imp. de José María Betancourt,
1821, 8 p., en Biblioteca Pública de Jalisco (bpej). Miscelánea (86), n. 1, 5.
26 La fórmula de juramento la registró el ayudante de campo del Ejército, Ramón Rey,
274
pp. 24-27. Las cursivas son nuestras. Consulta en línea el 28-IV-2020. http://www.archivo-
historico2010.sedena.gob.mx/mostrarimagen?indiceImagen=10&expid=18582&expno=15
3&lblEstadoDiv=lblEstadoDiv&submit_adelante=Siguiente&txtIr=
28 asedena, “Acta gloriosa, paz y unión”. Real de Sultepec, 2 de marzo de 1821,
275
276
277
La Infantería usará casaca azul turquí con vueltas y vivos encarnados, cuello y
vivos amarillos, hombreras del mismo color, con vivos verdes los cazadores, en-
carnados los granaderos y blanco los fusileros. Morrión con una chapa ovalada
con el mismo escudo de la bandera del Regimiento, cordonaduras que corres-
ponda a la hombrera y el pompón compuesto de tres fajas colocadas por este
orden: la inferior, es decir la inmediata al morrión será roja, la siguiente verde
y la última blanca; el número del cuerpo se colocará debajo de la chapa del
morrión y en el cuello de la casaca, luego que se determine la numeración. El
pantalón será precisamente azul turquí o blanco de paño o lienzo, según las es-
taciones del año, debiendo usarse para el trabajo diario y fatigas de campaña de
la chaqueta de paño redonda con vuelta y cuello azul celeste sin ningún vivo.
33 Circular dando a conocer el uniforme y banderas que deberán usar los cuerpos del
278
35 Circular dando a conocer el uniforme y banderas que deberán usar los cuerpos del
279
¿Será justo excelentísimo señor, que habiendo comodidad para vestir a mi be-
nemérita tropa y darle de comer, no pueda lograrlo ni aún con vuestra exce-
lencia que debía cooperar como antiguos compañeros? ¿Es posible que quepa
en el corazón de vuestra excelencia ver esta sección de mi mando en la mayor
miseria y la de vuestra excelencia en auge habiendo sido compañeros en los
trabajos, asedios y desgracias? ¡No lo puedo creer ni aun viéndolo! ¿Por qué
no parte vuestra excelencia el pan con la tropa que ha acompañado a vuestra
excelencia en la escasez? ¿Cómo podrá vuestra excelencia ver sin dolor y pudor
la sección mía, en un lance de reunión, hecha la irrisión de un mando espec-
280
Los jefes trigarantes que estuvieron dispuestos a armar a sus tropas se topa-
ron con varios problemas que retrasaron el cumplimiento de la orden circu-
lar: escasez de caudales, inexistencia de paños suficientes en las poblaciones
ocupadas y, desde luego, la falta de sastres y de zapateros para confeccionar
uniformes y calzado. Fue entonces que el trabajo de este tipo de artesanos
fue reconocido y se consideró de cierta valía, porque ¿cómo hacer para vestir
a tanta gente? La tarea era difícil, por eso en un inicio se tuvo que recibir a
los antiguos cuerpos vestidos con su viejo uniforme realista.
No pensemos que cualquier persona podía confeccionar uniformes para
los oficiales o para la tropa. Se requerían ciertos conocimientos que solo los
que se dedicaban a este oficio tenían. De acuerdo con lo que dictaban las
ordenanzas de gremios de la Ciudad de México, y que en lo general se re-
plicaron en distintos lugares de Nueva España, luego de haberse formado
durante cuatro años como aprendiz y dar prueba de ello, un sastre debía
estar capacitado para manufacturar distintos tipos de ropa, conocer de telas
de paño, seda o lino, así como las cantidades requeridas para cada tipo de
prenda. Debía saber hacer ropa francesa para los letrados, ropa de mujer
de todos tamaños, sotanas para los clérigos y, sobre todo, ropa de uso co-
tidiano como jubones, mangas de armas y francesa, basquiñas, faldellines,
refajos y capotes.40
A falta de sastres que manufacturaran los uniformes para la tropa, Itur-
bide y los comandantes trigarantes tuvieron que destinar algunos oficiales
familiarizados con los secretos de este oficio para que se encargaran de reali-
zar la tarea. Uno de ellos fue el subteniente Manuel González, del Regimien-
to de Fernando Séptimo, que estuvo comisionado en Irapuato para cons-
truir vestuarios para su cuerpo. No tenemos noticias de las características de
los uniformes, pero creemos que se sujetó a lo que indicaba la orden circular
281
dencia…, t. i, p. 58.
45 avg, Lib. s/n., f. 552, Regimiento [de] Infantería de Línea de San Fernando 2° Bata-
282
Se necesitan para el ejército de mi mando diez mil pares de zapatos que espe-
ro se sirva vuestra señoría mandar hacer en ese pueblo a la mayor brevedad,
cuidando que sea de buena construcción y a precios cómodos, pues sé bien es
justo que se remunere a los que, sin perder su trabajo en hacerlos, también
lo es que estos contribuyan en el modo que puedan para subsistencia de los
beneméritos ciudadanos que todo lo sacrifican …
Conforme se vayan construyendo los zapatos se irán remitiendo al Ejérci-
to por cuya tesorería se satisfará su importe, a excepción de 1 500 pares que se
entregarán a don Manuel Fermín González, quien pagará su valor.48
Otra cosa que afectaba el calzado de los soldados eran las continuas mar-
chas que estos realizaban yendo de un lado a otro, situación que se agrava-
ba durante la temporada de lluvias, que terminaba de destruirlos, y por la
inexistencia de zapatos en los lugares donde se hallaban. Desde Cuautitlán,
a finales de julio de 1821, Quintanar le decía a Iturbide que
Exp. xi/481.3/130, f. 4.
48 Iturbide al Ayuntamiento de Puruándiro, Querétaro, 28 de junio de 1821, en asede-
283
284
Cada batallón tendrá una bandera de las mismas dimensiones que hasta ahora
se han usado, con la diferencia de que el asta será guarnecida con terciope-
lo carmesí con tachuelas amarillas, tres corbatas sueltas, encarnadas, verde y
blanco con el cordón y borlas mezcladas de los mismos colores. La bandera se
compondrá de los mismos tres colores diagonalmente colocados; el primero
será rojo, el segundo verde y el tercero blanco. En el segundo se bordará la
Corona Imperial realzada con seda color de oro orlada con este mote: Religión,
Independencia Unión y al pie el número del regimiento o batallón. En cada
faja se pondrá una estrella de color opuesto conforme va figurado en el diseño:
en la roja blanca, en la verde roja, y en la blanca verde, en la misma forma y
lugar que denota el diseño. Las dos vistas de la bandera serán iguales. Dichas
estrellas serán de lienzo sobrepuesto. Los estandartes se arreglarán a lo preve-
nido para la Infantería.54
Muy pronto, Iturbide se dio cuenta de que las adhesiones a su causa iban
creciendo; que cuerpos de dragones, columnas de granaderos o gente en
particular proclamaban la independencia en sus respectivas jurisdicciones;
que otros engrosaban sus filas portando sus armas, algunos montados a ca-
ballo y vistiendo su antiguo uniforme de soldados realistas. Pero había un
problema: muchos no estaban enterados del movimiento ni conocían bien
a bien cuál era su objetivo. Aunque el estado de la opinión era a favor de la
independencia, no toda la gente del medio rural sabía leer y escribir, y no
leían los periódicos que a partir del mes de marzo comenzaron a editar los
colaboradores de Iturbide.
El Primer Jefe pudo notar que, a pesar de todos los medios que había
empleado, la gente dudaba de sus procedimientos porque no conocía los
puntos esenciales del Plan ni la misión que tenía su Ejército. En efecto, en
la proclama que dio a conocer el 1 de mayo de 1821 desde la villa de León
54 Circular dando a conocer el uniforme y banderas que deberán usar los cuerpos del
Ejército Imperial, en asedena, Exp. xi/481.3/ 155 (i).
285
92-93.
286
t. I, p. 206.
61 Torres a Iturbide, Querétaro, 21 de agosto de 1821, ibid.., t. ii, p. 76.
62 Anónimo, Acuerdos curiosos, p. 443.
287
dencia…, t. i, p. 203.
64 Torres a Iturbide, Querétaro, 11 de septiembre de 1821, ibid.., t. ii, p. 79-80.
288
nunca se había visto en Méjico una columna de dieciséis mil hombres, que pa-
recía de mayor número por ser la mitad de ella de caballería. Aunque muchos
cuerpos tuviesen en mal estado su vestuario y algunos no lo tuvieran absoluta-
mente como los pintos del sur, estas fuerzas, compuestas de los veteranos que
habían hecho la guerra desde el principio de la revolución en 1810, presenta-
ban un aspecto muy militar.66
65 avg,Lib. s/n. fs. 798r-798v, Manuel Herrera a Vicente Guerrero, Capital del Imperio
Mexicano, 25 de septiembre de 1821.
66 Alamán, Historia…, t. v, p. 332.
67 avg [impreso], “Lista. De los señores que voluntariamente han concurrido con las
cantidades que se espresan para el estuario de las Tropas de la división del señor Guerrero”,
México, 15 de octubre de 1821.
289
Es sabido que, durante los meses que duró el movimiento trigarante, los
enfrentamientos propiamente bélicos fueron contados. Estamos hablando
de no más de dos o, quizá, tres acciones militares donde hubo un saldo
sangriento para ambas partes, independientemente de quién se haya decla-
rado vencedor. En una guerra por lo general todos pierden. Al término de las
acciones, luego de que el comandante rindiera el parte oficial a su superior,
que destacara el comportamiento mostrado por los soldados, jefes y oficia-
les en el combate, así como el saldo final del encuentro, la máxima auto-
ridad en el gobierno acostumbraba conceder ascensos militares, premios
económicos y, desde luego, escudos de distinción. Eso lo sabía muy bien
Iturbide porque él mismo fue objeto de este tipo de reconocimientos cuando
ascendió a capitán de la compañía de Huichapan, luego de la batalla contra
los insurgentes en Monte de las Cruces, y se concedió al Regimiento de Tres
Villas un distintivo análogo a aquel hecho.68 Así que, durante las trigaran-
cia, el Primer Jefe solo continuó con esa práctica e inclusive la prolongó por
unos meses más, cuando ya era presidente de la Regencia.
Los dos primeros rubros eran fundamentales para el soldado u oficial,
porque era de esa manera como podían ascender en la jerarquía castrense,
ampliar su hoja de servicios y mejorar su situación económica personal junto
con la de su familia. El tercero tenía un significado especial para ellos, por-
que era en los combates donde tenían la oportunidad de demostrar su valor
y alcanzar la gloria. La única manera de verse recompensados era a través
del otorgamiento de una insignia o escudo de distinción, especie de prerro-
gativa, título o señal particular que se concedía a pocos, para diferenciarlos
de los demás.69
Conviene recuperar esto que la gente de aquella época tenía claro, por-
que nos permite entender lo que representaba para ellos obtener tal dis-
tintivo: “Insignia y señal son dos cosas muy distintas: porque, aunque toda
insignia es señal […] no toda señal es insignia… Luego no toda señal es insig-
290
291
diferente sobre lo sucedido en esta acción. Véase Villaseñor, Biografías de los héroes y caudillos
de la independencia, t. ii, pp. 255, 256.
292
75 Sánchez, “La célebre acción de Arroyo Hondo. Treinta contra cuatrocientos (con-
cluye)”, Revista del Ejército. Órgano de divulgación militar de la Secretaría de la Defensa Nacional
Dirección Técnica Militar (Sección de Publicaciones e Historia), pp. 618, 621.
76 El escudo se puede observar en el libro de Lewis y Frid Torres, Condecoraciones mexi-
canas, p. 79.
77 Memorias de Concepción Lombardo de Miramón, preliminar y algunas notas de Felipe
293
1821, ibid.., t. i, p. 134. Semanas después, Filisola hizo varias aclaraciones al parte militar del co-
ronel Ángel Díaz del Castillo, que este había remitido a sus superiores tergiversando los hechos
y justificado de algún modo su derrota. El escrito de Filisola es importante porque ofrece otros
detalles del combate que no mencionó en su primer informe rendido a Iturbide. Allí menciona
la manera en que los infantes y caballos realistas huyeron en dispersión, dejando abandonada
la columna de sostén y la artillería; de la Caballería, que al primer choque huyó vergonzosa-
mente a refugiarse en la Hacienda; del susto que experimentó el coronel Díaz del Castillo con
la respuesta de los independentistas, al grado que fue “incapaz de disponer nada”; del aguar-
diente que repartió a la tropa para volver a la carga después de un descanso; de su ingratitud,
al no reconocer que fue Filisola el que propuso y ordenó ayudar a los enemigos heridos; y,
finalmente, de las bajas que tuvieron “de 10 entre jefes y oficiales y cerca de trescientos de tropa,
entre muertos y heridos de varias armas”. Zitácuaro, junio de1821, en ibid., t. i, pp. 182-187.
80 Parte militar de Filisola enviado a Iturbide, Hacienda de Barbabosa, 20 de junio de
294
Que usen todos los que se unieron en día tan señalado, un escudo en campo
blanco orlado de verde en la circunferencia, y en su centro el lema: Denuedo en
la batalla y piedad con los vencidos a la vista de Toluca en 19 de junio del primer año
de la libertad. En los oficiales será bordado de oro, y seda para la tropa. El de
vuestra señoría tendrá, además, la expresión en el principio: Filisola. A mayor
abundamiento acompaño a usted el despacho de coronel del Regimiento de
Caballería de Toluca, no ya por la decidida victoria que logró contra las tropas
del señor Conde del Venadito, sino por la nobleza con que vuestra señoría y
toda su División han sabido vengarse de sus enemigos comunes y particulares.82
81 Liñán al teniente coronel Pedro Ruiz de Otaño, México, 4 de julio de 1821, en ase-
dena, Exp. XI/481.3/38, fs. 16-16v.
82 Iturbide a Filisola, Querétaro, 28 de junio de 1821, en asedena, Exp. xi/481.3/32.
295
84 Véase Orozco, “La última defensa del gobierno virreinal de Nueva España”, BiCente-
296
297
Lafragua…, p. 361.
90 Fernández, Cincuenta preguntas del Pensador a quien quiera responderlas. Está fechada en
298
92 Guía de forasteros de este Imperio Mexicano y calendario para este año de 1822, p. 51.
93 Borreguero, Diccionario…, p. 115; DA, 1732, v. 2, t. iii, p. 318.
299
94 Calendario manual y guía de forasteros en México, para el año de 1820. Bisexto, por don
Mariano de Zúñiga y Ontiveros, Con privilegio, En la oficina del autor. El concepto de gra-
duado en un empleo significa que el militar tiene un grado menos. Un coronel graduado es
un teniente coronel que ejerce un cargo que debe ocupar un coronel. Agradezco esta infor-
mación al mayor en retiro e historiador militar, Antonio Campuzano Rosales.
95 Ruiz, Evolución de las divisas en las armas del Ejército Español.
96 Iturbide a Vicente Filisola, Querétaro, 28 de junio de 1821, en asedena, Exp.
XI/481.3/32, 3 fs.
300
llería, sobre Reglamento de divisas. México, 29 de noviembre de 1821, en asedena, Exp. xi
/481.3/75, f. 3-3v.
100 El marqués de Vivanco difunde una Circular expedida por Iturbide sobre uso de
301
101 El
marqués de Vivanco a Diego Rubín de Celis, México, 6 de diciembre de 1821, en
asedena, Exp. xi/481.3/75, f. 9-9v.
102 Reglamento de Divisas para los generales jefes subalternos del ejército imperial mexicano,
302
103 Divisas del Ejército Imperial, México, 16 de octubre de 1821, en asedena, Exp. xi
/481.3/75, f. 4-6.
303
304
305
Introducción
1 Instituto
de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, Benemérita Uni-
versidad Autónoma de Puebla.
307
308
Habían pasado diez años de extenuante guerra civil cuando en tierras no-
vohispanas, en Mérida y Campeche, fue anunciada a principios de mayo
de 1820, la vuelta de la Constitución Política de la Monarquía Española,
que seis años antes había sido derogada por Fernando VII, al retornar de
su cautiverio en Francia. Manifestaciones abiertas de regocijo se replicaron
entre la población a lo largo del reino. Con la Constitución se restituyeron
derechos y libertades para una más amplia participación política de los ciu-
dadanos. Con ello se abría un horizonte que permitía pensar en poner lími-
te a la presencia militar que, desde 1810, ocupaba el espacio social y público,
y cuyas acciones y campañas convivían con las actividades cotidianas de los
habitantes de ciudades, villas y pueblos. Las expresiones de entusiasmo, que
en muchos casos rebasaron los dictados de las autoridades establecidas, in-
dicaban que había oportunidad de encontrar mejores medios para terminar
con la guerra fratricida que envolvió a súbditos y autoridades civiles y ecle-
siásticas de regiones enteras de Nueva España, desde el estallido del grito
de insurrección en el pueblo de Dolores.2 Esa guerra había dejado hondas
309
3 Alicia Tecuanhuey, La formación del consenso por la independencia. Lógica de la ruptura del
310
311
8 Barbosa, Súbditos ¡A las Armas¡ La respuesta del Ejército Realista al movimiento de indepen-
312
313
314
315
Fue necesario que siguieran actuando por un tiempo, bastante más largo,
las fuerzas realistas bajo el mando de Ciriaco de Llano, Mateo Musitu, Miguel
de Soto, Francisco Paris, Mariano Ortiz, José María Andrade, José García
Dávila, Prudencio de Guadalajara y Aguilera Conde de Castro Terreño, José
María Régules Villasante, Saturnino Samaniego, Luis del Águila, Francisco
Ayala, Rafael Bracho, José Gabriel Armijo, José María Llorente, Fran-
cisco Hevia, Félix de Lamadrid, José Joaquín Márquez Donallo, entre otros
oficiales realistas que combatieron la acción de las guerrillas insurgentes des-
de distintos frentes de la provincia. De todos ellos, el más destacado fue De
Llano.20 El objetivo de limpiar el territorio poblano de toda presencia insur-
gente requirió de continuas campañas en las extensas áreas de la provincia.
Pero había varios obstáculos para lograrlo. Fue un dolor de cabeza constante
la fuerza que comandaba Osorno en la Sierra Norte de Puebla (Zacatlán,
Teziutlán, Cuyuaco, Clamaca). Su poderío era derivado de la organización
financiera con la que contaba desde 1813.21 Pero en 1814 aparecieron sig-
nos de descomposición: desbandada de jefes locales y constantes conflictos
entre líderes que adquirieron tonos encarnizados, lo que conllevó enfrenta-
mientos, ajusticiamientos, escapes e indulto. A partir de entonces, los insur-
gentes en la provincia quedaron cada vez más dispersos.
Efraín Castro Morales ha seguido con detalle estos conflictos apoyando
su reconstrucción en los expedientes de operaciones militares del Archivo
316
de México desde los primeros movimientos que prepararon su Independencia en el año de 1808 hasta
la época presente, t. IV, caps. I, II y III, sigo hasta nueva cita.
317
p. 120.
23 Ibid.,
24 Archer,op. cit., pp. 151-154.
25 Véase Guzmán, “El Movimiento Trigarante y el fin de la guerra en Nueva España (1821)”,
pp. 131-161.
26 Hamnett, op. cit., p. 178.
318
dían los dictados de la pastoral de 30 de septiembre de 1810 y el acta del obispo y clero de
Puebla, de 27 de octubre de 1810. ibid., pp. 78-88.
319
31 Tema
documentado por Castro, op. cit., pp. 64-66.
32 Durán,
Hidalgo. Historia de un pueblo y porvenir, p. 23.
33 Aun cuando no está indicada la fuente de este dato. Castro, op. cit., pp.71-72. Véase
320
tro predicó el Lic. José Lezama, rector del Real Colegio Carolino de la Puebla de Los Ángeles
en fiesta de Santa María Guadalupe”, Biblioteca Palafoxiana, Impresos, 1811.
321
38 Véase el interés con el que participaron en los inéditos procesos electorales. Tecuan-
322
323
41 Archivo Histórico del Ayuntamiento de Puebla (ahap), Libro de actas de cabildo, v. 83,
ff. 185 y 187, Informe de Nicolás Fernández del Campo y Rafael Adorno, 18 marzo 1814.
42 Tecuanhuey, op. cit., pp. 168-177.
43 Gómez, El alto clero poblano y la revolución de Independencia, 1808-1821, pp. 156-157.
324
325
48 Archivo General de Notarías del Estado de Puebla (agnep), Notaria 6, c. 159, 1819,
ff.1-18, Expediente instruido por el licenciado José Mariano Marín contra el ilustre ayuntamien
to de esta ciudad por un informe secreto que pidió a la corte de Madrid, 22 de junio de 1819.
326
327
51 ahap, Libro de cabildos, v.89 A, ff. 31-41, Acta de 3 julio 1820; f. 78, Acta de 10 julio
1820.
52 ahap, Leyes y Decretos, t. II, 1820-1821, f. 21-24, Representación que hace a su majestad
las Cortes el Ayuntamiento de la Puebla de los Ángeles para que en esta Ciudad, cabeza de
provincia, se establezca diputación provincial, como lo dispone la Constitución, 13 julio 1820.
53 Citado en Moreno, La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la independen-
328
blicanos mexicanos 1820”, p. 17; Tecuanhuey, “Los hermanos Troncoso, la vocación de dos
curas”, pp. 355-391.
56 bp, Impresos, Don Toribio y el cafetero Damián.
329
330
59 Bárcena y Arce de la, Obras completas, ed. Tomás Pérez Vejo, p. 1604.
60 ahap, Expedientes sobre asuntos varios, 1807-1861, vol. 209, legajo 2496, ff. 147-158,
Instrucciones.
61 Tecuanhuey, op. cit., pp. 202-208.
62 Alamán, op. cit., t. V, p. 99.
331
332
333
Epílogo
334
Esta carta escrita desde Molcajac, el 31 agosto de 1821, fue una de muchas
otras hojas volantes y folletos que lamentaban las confrontaciones entre
el congreso e Iturbide. La misma imprenta que perteneció a los hermanos
Troncoso publicó otro escrito abiertamente en defensa del Congreso y antes
335
336
337
338
Mariana Terán1
A Manuel Chust
El periodo de 1808 a 1823 implicó para las instituciones como los ayun-
tamientos del virreinato de la Nueva España, una permanente convocatoria
para reflexionar sobre cuestiones de soberanía, formas de gobierno, guerra,
constitución, pertenencia y lealtad a la monarquía hispana, independencia,
república y libertad.
En el caso de Zacatecas ese periodo se puede observar a partir de las in-
terpretaciones y actuaciones del ayuntamiento de la capital de la intenden-
cia: entre 1808 y 1810, alcaldes y regidores se preguntaron qué hacer con un
soberano ausente manifestando en plazas y calles su lealtad al monarca, al
tiempo que participaban en procesos electorales. Ese bienio dio pie a nuevas
formas de representación política con la elección del clérigo José María de
Cos para la Junta Central (1809) y del doctor José Miguel Gordoa y Barrios
para las Cortes Generales. Mientras que Gordoa rendía juramento ante las
Cortes, José María Cos se involucraba en el ejército insurgente.2
339
340
341
5 Idem.
6 Idem.
7 Sesión del 4 de septiembre de 1811, Diario de sesiones de las Cortes Generales y Extraordi-
narias que dieron principio el 24 de setiembre de 1810, y terminaron el 20 de setiembre de 1813 (sesión
342
del 8 de junio de 1812), t. IV. Sobre Gordoa, véase Escobedo, José Miguel Gordoa, el drama de
la transición política (1777-1832).
8 Cárdenas, “De las juras reales al juramento constitucional: tradición e innovación en
diputación provincial. La junta estuvo integrada por el comandante militar José de la Cruz,
el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas, el intendente Francisco Antonio de Velasco, el alcalde
José Crispín Velarde, el regidor Miguel Pacheco, el fiscal Pedro Vélez y los comerciantes
Juan José Cambero y Juan Manuel Caballero. Las elecciones fueron el 22 de agosto con cuatro
diputados para Guadalajara y tres para Zacatecas. Los representantes por Zacatecas fueron el
conde de Santa Rosa, Jacinto Martínez y Rafael Riestra. Olveda, “Estudio introductorio”, La
diputación provincial de Nueva Galicia: actas de sesiones, 1820-1822, p. 14.
343
A pesar de que el doctor José María Cos que había gozado de la confianza de
las autoridades locales en la crisis de 1808, fuera propuesto para ser represen-
tante ante la Junta Central por el ayuntamiento de Zacatecas en 1809 y re-
comendado por el mismo ayuntamiento para ser diputado en las Cortes en
1810, su activa participación en las fuerzas insurgentes entre 1812 y 1814 fue
vista por las autoridades locales como un signo de traición. El acta del Supre-
mo Congreso mexicano declaraba roto el lazo de dependencia con el trono
español, reasumía la soberanía para darse leyes, hacer guerra, paz, alianzas,
concordatos, profesar y defender la religión católica. Todo aquel que no
reconociera la independencia, sería considerado reo de alta traición “ya pro-
tegiendo a los europeos opresores, de obra, palabra o por escrito; ya negándose
a contribuir con los gastos, subsidios y pensiones para continuar la guerra
hasta que su independencia sea reconocida por las naciones extranjeras”.11
10 Amador,
Bosquejo histórico de Zacatecas. Desde el año de 1810 al de 1857, t. II, p. 147.
11 ahez,
Fondo Reservado, “Acta de independencia”, Congreso de Chilpancingo, 1813,
firmada por Andrés Quintana Roo, Ignacio López Rayón, José Manuel de Herrera, Carlos
María de Bustamante, José Sixto Verduzco, José María Liceaga, Cornelio Ortiz de Zárate.
344
12 La trayectoria política y las redes en las que participó fray Antonio de la Luz son
muestra de las discusiones que se entablaron sobre las formas de gobierno de 1808 a 1825.
Fue expurgador de libros de la Santa Inquisición, representante del ayuntamiento junto con
el doctor José María Cos, para convencer a los ejércitos de conservar la tranquilidad públi-
ca durante septiembre de 1810; fue acusado de infidencia. Manifestó su rechazo al decreto
constitucional y en contraparte, mantuvo reconocimiento a la Constitución de 1812. Fue
reconocido como mediador en la diputación provincial frente al dilema que sostuvieron las
autoridades civiles y militares sobre la adhesión al Plan de Casa Mata. Convencido de la forma
de gobierno republicana federal, participó activamente como integrante de la Sociedad Patrió-
tica de Amigos del País en Zacatecas al ser el responsable de la redacción y crear el periódico
Correo Político de Zacatecas. Sobre su proceso de infidencia, Terán, Por lealtad al rey, a la patria y
a la religión. Zacatecas, 1808-1814, pp. 336-349.
13 Biblioteca Nacional de México (bn), Fondo Reservado, Colección Lafragua, “Discur-
345
14 Juan Manuel Ochoa (1811), Juan José Zambrano (1811), Martín de Medina (1811-
1812), Santiago de Irizarri (1812-1814), Diego García Conde (1814-1816), José de Gayangos
(1816-1820) y Manuel Orive y Novales (1821-1823).
15 Vega, Los dilemas de la organización autónoma. Zacatecas, 1808-1835, p. 132.
346
16 Peón Valdés fue abogado de los reales consejos, concursó para la plaza de relator del
347
348
acciones para evitar que Iturbide alterara la paz pública, meses después lo reconocía como el
libertador, Gómez y Delgado, Historia breve de Aguascalientes, p. 96.
19 Vega, op. cit., p. 157.
349
Juro por Dios y los Santos Evangelios no reconocer otra religión que la católica
apostólica romana. Juro obedecer y hacer obedecer el gobierno independiente
con arreglo al Plan del coronel Don Agustín de Iturbide, primer jefe del ejérci-
to de las Tres Garantías que establece la fidelidad al rey y la unión de todos los
habitantes de esta Nueva España. Si así lo hiciere, Dios me lo premie y ayude
y si no, me lo demande.21
5 de julio de 1821.
21 “Acta de la jura de independencia celebrada en la Villa de San Juan Bautista de
350
22 Ávila, “Los conjurados republicanos: brindis, misas negras y subversión. Una conspi-
351
24 Dedicatoria al general Pedro Celestino Negrete, en García Diego, Sermón que en la so-
lemnísima función que hizo este colegio de N. S. de Guadalupe de Zacatecas en acción de gracias por la
feliz conclusión de la independencia del Imperio mexicano, dijo el P. Fr. …, provincial apostólico y lector
de artes en su mismo colegio, el día 11 de noviembre de 1821. El sermón fue aprobado para su im-
presión por el obispo de Guadalajara. De sus argumentos para emitir su dictamen, destaco
la defensa de la religión católica como freno de las falsas filosofías: “contener el torrente de
males en que íbamos a ser abismados por el liberalismo filosófico que desgraciadamente
ha prevalecido en España”, s/p.
25 García, op.cit., pp. 5-6.
352
26 Ibid., p. 21.
27 Ibid., p. 32.
353
local; por los capitanes del batallón provincial Vicente Alcántara y Sebastián de la Torre; los
subtenientes Francisco Ayala, Domingo del Castillo y José María Piña; el capitán de locales
Manuel José de Aranda.
354
30 “Discursodel jefe político Mariano González Laris sobre el Plan de Casa Mata”, Sesión
del 1 de marzo de 1823, Rojas (ed.), op. cit., pp. 102-103.
355
31 Sesiones del 2, 3 y 4 de marzo de 1823, Rojas (ed.), op. cit., pp. 107-111.
356
Consideraciones finales
tiembre de 1823, En la sesión donde se realizaron las elecciones, para diputados a congreso
constituyente, los integrantes de la junta electoral leyeron la convocatoria de 27 de junio de
1823 de Guadajalara. Los de Zacatecas la adoptaron: “Publicada la lista que fue de los elec-
tos, se manifestó generalmente el aplauso por el acierto, tino y madurez con que se advierte
haberse conducido los electores, quienes en uso de su representación encargan la instalación
de este congreso para el día que se acordare”. Acto seguido, pasaron a la iglesia parroquial
en acción de gracias, “Elecciones de presidente, diputados propietarios y suplentes para la
instalación del congreso del estado de Zacatecas”.
357
358
36 ahez, Fondo Poder Legislativo, Serie Actas de sesiones, 30 de abril de 1824, “Frag-
mento de la fórmula del juramento que rindieron los diputados del primer congreso consti-
tuyente del estado de Zacatecas”.
359
360
361
362
Anexo 2
Integrantes del ayuntamiento de la ciudad de Zacatecas
363
364
Fuente: “Libro de actas de las juntas electorales”, ahez, Fondo Ayuntamiento de Zacatecas,
Serie Elecciones, junio-septiembre de 1820.
365
366
Anexo 5
Ceremonias de juramento al acta de independencia en la
provincia de Zacatecas, 1821
367
¿Por qué los mexicanos que durante mucho tiempo se habían aferrado a la
legitimidad española para atender sus intereses frente a la insurrección interna
decidieron abandonar a la Corona? Sencillamente porque en 1821 la rebelión
interna no amenazaba los intereses de la elite y la burguesía, sino que era per-
fectamente consistente con sus metas expresadas con frecuencia, mientras que
1 Este capítulo no sería el mismo sin la mirada crítica de Emiliano Canto Mayén, a quien
369
370
Los integrantes del grupo “rebelde” de Yucatán habían sido los llamados
sanjuanistas y desde principios de siglo xix, que se empezaron a reunir,
decidieron que su lucha se desenvolvería en el campo de las ideas y no en
el de las armas. Los sanjuanistas, a pesar de hacer alarde de prácticas de so-
ciabilidad modernas y tener simpatía por la población india, no llevaron al
extremo sus postulados, varios de ellos se servían de la mano de obra maya
y gozaban de una posición privilegiada difícil de renunciar a ella.6 Además
con la vuelta de Fernando VII al poder en 1814 varios de ellos fueron seve-
ramente castigados, Lorenzo de Zavala, Matías Quintana y Francisco Bates
fueron enviados a San Juan de Ulúa. Cuando por fin fueron perdonados y
regresaron a Yucatán bajaron la intensidad de sus actividades.
Después de Cádiz hubo otros cambios. Uno de ellos fue que todos los
realistas que vivieron el antiguo régimen, antes de la reforma de intendencias
de 1786, quienes disfrutaron de encomiendas y puestos perpetuos en el cabil-
do, se empezaron a morir. De tal forma que, aunque en el sexenio absolutista
(1814-1820) la lealtad al rey durante el primer periodo gaditano se volvió un
mérito sobresaliente, los cargos empezaron a ser ocupados por una nueva ge-
neración de funcionarios. Otro cambio muy importante, el desarrollo tardío
de la hacienda había empezado a rendir frutos, la gente contaba con me-
dios económicos y aspiraba a obtener más. Los pocos puestos políticos, sobre
todo los del ayuntamiento, empezaron a ser objetivo de un grupo que estaba
fuera de las familias tradicionales de la elite, de aquellos que alardeaban tener
sus raíces en el conquistador y sus compañeros de expedición. Hubo francos
llamados a que se acabara con el sistema venal (compra de cargos en el ca-
bildo) y el sistema de apertura a los cargos fuera otro. El primer periodo ga-
ditano fue testigo de este movimiento, muchos “hombres nuevos” ocuparon
los puestos constitucionales, sobre todo en el ayuntamiento a donde varios
llegaron por elección por primera vez. Cuando fueron removidos en 1814,
solo esperaron con paciencia, sabían que su tiempo llegaría.
371
que para el efecto pueden apetecerse, agregándosele la de ser sujeto pudiente”; agey, c, cg,
v. 1, exp. 15, 1816, “Nombramiento de Luis Moguel para juez español de Hoctún y Xochel”.
8 Para un estudio completo de la Diputación en Yucatán véanse la compilación de Zuleta,
Lima, López y Jáuregui, La Diputación Provincial de Yucatán. Actas de sesiones, 1813-1814, 1820-
1821, (transcripción); Campos y Domínguez, La Diputación Provincial en Yucatán, 1812-1823,
Entre la iniciativa individual y la acción del gobierno, y Bock, “La dimensión simbólica de los actos
institucionales. La Diputación Provincial de Yucatán, 1813-1824”, Yucatán en la revista del libera-
lismo mexicano, siglo xix pp. 83-116.
372
D. Miguel de Castro y D. Juan José de León eran dos viejos rutineros, incapa-
ces de comprender el espíritu de las nuevas instituciones, y su permanencia en
los altos puestos que ocupaban, habría hecho que fuese inútil para la colonia
la revolución que acababa de realizarse en la metrópoli. Lo más cuerdo hubiera
sido solicitar de la corte la remoción de estos dos personajes, pero la impacien-
cia del partido liberal no se habría sometido fácilmente a operar las tardías
consecuencias de este recurso.10
9 Rubio, “El gobernador, capitán general e intendente de Yucatán, mariscal don Manuel
Artazo y Barral, y la jura de la constitución española en Mérida, el año de 1812”, Boletín del
Archivo General de la Nación, t. IX, n. 1-2, p. 54.
10 Ancona, op. cit., pp. 169-170.
11 Rubio, “Los sanjuanistas de Yucatán. Manuel Jiménez Solís, el padre Justis”, Boletín
373
374
15 Sobre la confederación véase agi, México, 3045. González, El Yucatán de Zavala: sus
375
376
be así: “A don José León Rivas y Puerto (f. 3) natural de esta ciudad, hijo de padres nobles, de
arregladas costumbres y notoria probidad e inteligencia en la agricultura; fue adicto a la buena
causa y nunca adoptó ideas peligrosas.”, “Propuestas para ocupar la subdelegación de Sotuta”.
21 Véase Ruz, “La familia Ruz Rivas de Yucatán. Don José María, don Idelfonso y fray Joa-
quín”, Boletín del Archivo General de la Nación, t. X, n. 3-4, pp. 591-599. También, Archivo
General del Estado de Yucatán (agey), n, v. 115, 1826, ff. 18v-19v, “Testamento del señor
Idelfonso Ruz de Mérida”.
377
378
379
Gráfico 1
Hacendados Comerciantes
Pedro Agustín Estevez (Obispo) Juan María Echeverri (Jefe superior político y
Luis Rodrigo Correa gobernador)
Francisco de Paula Juan López Gavilán (Abogado)
Roque Vázquez Pedro del Castillo (Hacienda)
Francisco Facio
Ignacio Cepeda Manuel Rodríguez de León (Hacienda)
Benito Aznar
José María de Castro Pedro Manuel de Regil (Diputación)
Juan Manuel Calderón Pablo de Lanz (Diputación)
Mariano Carrillo Antonio Tovar (Ayuntamiento)
Iglesia Juan Rivas Vertiz José León Rivas (Ayuntamiento)
Francisco Antonio Tarrazo (abogado)
Juan Rodríguez
Militares
380
22 Flores,“La iglesia y el último obispo español en Yucatán, 1821-1827”, Boletín del Ar-
chivo General de la Nación, p. 91.
23 Fernández, “Pedro Agustín Estévez y Ugarte. Obispo de Yucatán y testigo de la inde-
381
El gobierno de Mariano Carrillo y Juan Rivas Vértiz solo duró seis meses,
pues en España desde que se supo de la muerte de Miguel de Castro se
eligió un nuevo capitán general: al brigadier Juan María Echeverri, quien
de hecho pasó desde Cuba y empezó sus funciones el primer día de enero.
Nadie puso objeción alguna. Echeverri, en carta al rey, escribía que había
salido de La Habana el día 26 de diciembre y había llegado a Sisal el día 30. El
1 de enero ya estaba en Mérida y ese mismo día tomó posesión. Informaba
que había hallado promulgada, jurada y observada la constitución, instala-
da la Diputación Provincial y los ayuntamientos constitucionales.
Reina la mayor quietud en toda esta provincia que en todos tiempos y parti-
cularmente ahora con el restablecimiento de la constitución ha dado pruebas
indudables de su fidelidad y amor al rey y de su unión a la Península. Aunque
con motivo del establecimiento de una sociedad bajo el nombre de confedera-
ción patriótica, la osada solicitud de los religiosos franciscanos y otros sucesos
de que se dio cuenta a V.E. se alarmaron los ánimos y se vio amenazado el buen
orden público, con las eficaces y prontas medidas tomadas por el jefe político
interino, coronel don Juan Rivas Vertiz, auxiliado del coronel de ingenieros
don Mariano Carrillo, que a la sazón era capitán general interino, los ánimos
se sosegaron y todos los habitantes se hallan tranquilos.26
26 Archivo General de Indias (agi), m, v. 3043, n. 20, 8 de enero de 1821, ff. 232-233,
“Toma de Juan María Echeverri como capitán general”. Sobre el gobierno de Echeverri véase
también Ferrer, “La crisis independista en Yucatán”.
382
…que la reunión que se tuvo la noche del 19 del pasado se redujo exclusiva-
mente a celebrar con golpe de música y una canción patriótica el aniversario de
la publicación de la constitución en las galerías exteriores de su casa. Que no
27 agi, m, v. 3043, n. 18, Mérida 29 de marzo de 1821, f. 218, “Sobre carta de don Juan
María Echeverri, capitán general y jefe político de Yucatán en que da cuenta haberse secula-
rizado gran número de religiosos de la orden de San Francisco”. Justo Flores realiza una de-
tallada descripción del destino de algunos franciscanos, y calcula que en 1822 había todavía
70 de ellos. Flores, .op cit., p. 83. Hay que tener presente que se ha calculado para el mismo
año un total de 400 clérigos en el obispado de Yucatán.
28 agi, m, v. 1679, n. 44, 27 de agosto de 1821. “Carta n. 2 del jefe político Juan María
383
30 agey,c, g, v. 1, exp. 21, 29 de marzo de 1821. “Información sobre una reunión de los
sanjuanistas en el aniversario de la constitución política de la monarquía”.
31 agi, m, v. 3045, f. 33-33v, Mérida, 2 de mayo de 1821. “Carta del jefe político José
y en 1820 la Lealtad yucateca y quizá también sea el editor del Yucateco. El primero se conserva
completo y está publicado en facsímil, del segundo solo se conservan unos ejemplares en el agi
y en el agey (solo un expediente en microfilm). Véase Machuca, “José Matías Quintana: un
hombre entre dos tradiciones”, Yucatán en la ruta del liberalismo mexicano, pp. 141-166.
384
33 agi, m, v. 3032, 18 de agosto de 1821, f. 974, “El jefe político de Yucatán: noticia circuns-
385
36 Rastrillo: “Compuerta formada por una reja o verja fuerte y espesa que se echa en las
puertas de las plazas de armas para defender la entrada y que, por estar afianzada en unas
cuerdas fuertes o cadenas, se levantan cuando se quiere dejar libre el paso”. Alonso, Enciclo-
pedia del idioma. Diccionario histórico y moderno de la lengua española (siglos xii al xx) etimológico,
tecnológico, regional e hispanoamericano, p. 3513.
37 agey, c, v, v. 1, exp. 35, 13 de septiembre de 1821, “Copia del acta de la reunión de
386
387
Enseguida a petición del numeroso pueblo que representó por medio de sus
delegados don Pedro Tarrazo y don Fernando Valle, que deseaban se reuniesen
en esta capital diputados de todos los partidos de la provincia, nombrando ade-
más el suyo las guarniciones de esta ciudad y la de Campeche para componer
una junta provisional de vigilancia y seguridad interior y exterior de ella, de-
biendo hacerse la elección por los ayuntamientos de los pueblos, designando
un individuo de su seno que pasando a la cabecera de partido en unión de los
demás deberán nombrar entre los electores al que ha de venir a esta capital,
quedando expeditas las autoridades legalmente establecidas, y accediendo la Junta
á tan justo pedido así lo acordó mandando se comunique a todos los partidos
para que tenga efecto.40
40 Archivo Histórico del Arzobispado de Yucatán (ahay), o, caja 404, exp. 4, f. 34-34v.
“Junta general de esta capital de todas las autoridades, corporaciones y gefes”. Agradezco a
Anahí Mendoza que me compartiera este expediente.
41 Ancona, op. cit., p. 210.
388
389
Para pagar las fiestas se solicitaría a los hacendados y comerciantes hacer una
suscripción patriótica. No sabemos si participaron obligados o gozosos. Pero
creo que ahí está una de las claves, pues precisamente en este momento
estas dos actividades y los individuos quienes las ejercían, eran los principales
sostenes de la economía del estado. Regalistas y liberales eran ambos hacenda-
dos y comerciantes y sus intereses económicos iban más allá de sus afiliacio-
nes políticas. La Constitución reinstaurada y otros decretos que se sumaron
garantizaban la continuación de sus actividades económicas, de ahí que se
recibiera con gran entusiasmo.
390
391
393
El restablecimiento constitucional
394
1808-1824. Una revisión historiográfica del liberalismo hispánico, pp. 444-445, 449-450. Véase
Timothy Anna, España y la Independencia de América, pp. 266-276.
395
396
4 Manuel Ferrer, La Constitución de Cádiz y su aplicación en la Nueva España. Pugna entre anti-
guo y nuevo régimen en el virreinato. 1810-1821, pp. 267-271. Véase Brian R. Hamnett, Revolución y
contrarrevolución en México y el Perú. Liberalismo, realeza y separatismo 1800-1824, pp. 306, 311-314.
5 Benson, op. cit., pp. 60-65.
397
1821, p. 159.
7 Archivo General de la Nación de México (agn), Operaciones de Guerra, v. 25, “Valla-
398
9 Ibid.,leg. 160, año 1820, “Madrid 30 de marzo de 1820. El apoderado Miguel de Ná-
jera al cabildo eclesiástico de Valladolid de Michoacán”.
10 agn, Operaciones de Guerra, v. 45, “Valladolid 19 de mayo de 1820. El coronel Ma-
399
12 accm, Expedientes de las Acta de Cabildo, leg. 10, años 1820-1839, “Exhortación
400
14 ahmm, Actas de Cabildo, libro 119, años 1816-1821, “Cabildo 30 de junio de 1820”.
15 ahmm,Gobierno de la Ciudad, caja 7, exp. 12, “Expediente sobre órdenes y docu-
mentos vistos en cabildo constitucional desde el 15 de junio de 1820 en que se estableció”.
401
16 ahmm, Actas de Cabildo, libro 119, años 1816-1821, “Cabildo 8 de agosto de 1820”.
El ayuntamiento vallisoletano se enteró de la instalación de la diputación provincial de la
Nueva España en la ciudad de México, a través del Noticioso, en su número 714 del miércoles
26 de julio.
17 Jaime Hernández, “Los ayuntamientos de Michoacán en los inicios de la vida inde-
402
18 Juárez,
op. cit., pp. 187-188.
19 ahmm, Gobierno de la Ciudad, siglo xix, caja 7, exp. 12, “Valladolid 30 de septiem-
bre de 1820. Instrucciones que el ayuntamiento constitucional de la ciudad formó para sus
diputados representantes ante las Cortes españolas, y a su diputado representante ante la
diputación provincial de México”.
403
20 Ibid., caja 7, exp. 12, “Valladolid 30 de septiembre de 1820. Instrucciones que el ayun-
tamiento constitucional…”.
21 Ibid. , caja 7, exp. 12, “Expediente sobre órdenes y documentos vistos en cabildo consti-
404
dolid 17 de octubre de 1820. Denuncia del teniente Pedro Zavala al fraile dieguino Francisco
Manjarrez”.
25 accm, Actas de Cabildo, libro 47, años 1819-1821, “cabildo 30 de enero de 1821”.
26 Juárez, El proceso político de la Independencia…, pp. 203-204.
405
406
30 ahmm, Gobierno de la Ciudad, siglo xix, caja 7, exp. 12, “Veracruz 26 de enero de
1821. Los diputados a Cortes, doctor Antonio María Uraga y los licenciados Manuel Diego
Solórzano y Juan N. Gómez de Navarrete, al ayuntamiento de Valladolid”.
31 ahmm, Actas de Cabildo, libro 119, años 1816-1821, “cabildo 22 de febrero de 1821”.
32 Benson, op. cit., p. 71.
407
33 ahmm, Actas de Cabildo, libro 119, años 1816-1821, “cabildo 7 de marzo de 1821”.
34 William S. Robertson, Iturbide de México, p. 126.
408
409
410
Iturbide de Valladolid
411
39Robertson, op. cit., pp. 39-47. Véase Agustín García, La cuna ideológica de la Indepen-
dencia, p. 79.
412
40 García, op. cit., pp. 79, 51- 96. Véase Jaime del Arenal, Un modo de ser libres. Independen-
413
pp. 98-99.
42 Ibid.,
43 JuanOrtiz, Guerra y gobierno. Los pueblos y la independencia de México, pp. 149-155.
44 Fernando Pérez, El episcopado y la Independencia de México, 1810-1836, p 166. Tan pronto
414
415
416
417
418
419
420
56 Fernández,
op. cit., pp. 26-27.
pp. 28-29.
57 Ibid.,
58 ahmm, Actas de Cabildo, libro 119, años 1816-1821, “cabildo 21-V-1821”.
421
422
Introducción
1 Este trabajo forma parte de una investigación más amplia sobre el papel de Antonio
de Léon y Loyola como consumador de la independencia en Oaxaca.
2 Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
3 Bustamante, Historia del Emperador D. Agustín de Iturbide hasta su muerte, y sus conse-
cuencias; y establecimiento de la República Popular Federal, p. 269. En todas las citas textuales he
respetado la redacción original.
423
424
En 1881 el padre José Antonio Gay6 sacó a luz pública su clásica obra titulada
Historia de Oaxaca, y al abordar el tema de la consumación de la Indepen-
dencia inteligentemente se preguntaba por qué cuando los realistas tenían
[mecanuscrito], f. 90-90v.
6 Junto con José María Vigil, Alfredo Chavero y Joaquín M. Alcalde, el presbítero José
Antonio Gay fue requerido por Juan E. Hernández y Dávalos para emitir su juicio sobre el
tomo VI de su famosa obra titulada Colección de documentos para la historia de la guerra de indepen-
dencia de México, publicada por primera vez entre los años de 1877 a 1882. Véase del tomo VI
de la obra de Hernández y Dávalos, la sección titulada “Apreciaciones de esta publicación”.
También en Echenique, Hernández y Sánchez, José María Morelos y Pavón, documentos de su
vida y lucha revolucionaria, 1750-1816.
425
tico y que ha sido poco destacado: que si él no se hubiera rebelado contra el gobierno español,
¿lo hubieran excomulgado? Él afirma que no; y que lo excomulgaron por rebelde, pero no por
hereje. Entonces ¿qué religión es esa, que lo condenaba por sus acciones políticas, pero no
por su fe? Sin embargo, en este mismo texto, Hidalgo se muestra intransigente con los españo-
les europeos y sostiene que la independencia debe ser obra exclusiva de los nacidos en América.
Véase en ”Declaración del cura Hidalgo”, J. E. Hernández y Dávalos, Colección de Documentos
para la Historia de la Guerra de Independencia de México, de 1808 a 1821, tomo I.
9 “Plan o indicaciones para el gobierno que debe instalarse provisionalmente con el
objeto de asegurar nuestra sagrada religión, y establecer la independencia del imperio mexi-
cano; y tendrá el título de junta gubernativa de la América Septentrional, propuesto por el
señor coronel don Agustín de Iturbide al excelentísimo señor virrey de Nueva España conde
426
del Venadito, 24 de febrero de 1821”, en Diario Político Militar Mejicano, t. I; las cursivas
son mías. Sobre la actuación contradictoria de Iturbide, ya que por un lado era un ferviente
católico y, por el otro, un hombre con “pocos escrúpulos tanto para los negocios como para
reprimir a sus adversarios”, véase Vicente Rocafuerte, “Informe del Dr. Antonio Lavarrieta”,
1984, p. 37.
10 Archivo Histórico Municipal de San Andrés Zautla [ahmsaz], Etla, Oaxaca, exp. 2,
varios impresos, “Impreso del 31 de enero de 1822 que da noticia de que el día 29 fue instala-
da la Excelentísima diputación de la provincia de Oaxaca”. Cfr. Rodríguez, “‘Ningún pueblo
es superior a otro’. Oaxaca y el federalismo mexicano”, p. 18.
11 Inicialmente, el autor que desde 1935 señaló el papel preponderante del cabildo ca-
pitalino fue Jorge Fernando Iturribarría. Recientemente, tanto Hensel como Rodríguez han
destacado lo mismo, pero añadiendo otros elementos que complementan la interpretación:
señalan que Benson se equivocó al suponer que en Oaxaca había sido la diputación pro-
vincial la que comandó el proceso. Véanse Rodríguez, “‘Ningún pueblo es superior a otro’.
Oaxaca y el federalismo mexicano”, pp. 56-57, notas 87 y 108, respectivamente; Hensel, “Los
orígenes del federalismo en México. Una perspectiva desde la provincia de Oaxaca a finales
del siglo xviii a la primera república”, Ibero Amerikanisches Archiv, 25, pp. 230-231; Benson,
La Diputación Provincial y el federalismo mexicano: 1824, pp. 178-179; Iturribarría, Historia de
Oaxaca, 1821-1854. Recientemente, se repite la interpretación de Benson, cuando se afirma:
“Los integrantes de todas las diputaciones tomaron una decisión que afectó de manera perdurable
el sistema político, administrativo e institucional de México: desconocieron a Iturbide, y de
inmediato se apoderaron de las atribuciones y facultades del gobierno imperial nacional en
los ramos de hacienda y guerra, así como de ciertas funciones legislativas, ya que se opusieron
a obedecer las leyes y reglamentos que expidieron las autoridades nacionales”. Versión que no
coincide plenamente con lo que sucedió en Oaxaca en esta coyuntura política. La última cita
en Florescano (coord.), op. cit., pp. 334-335.
427
12 Véase “Impreso del cabildo de la ciudad de Oaxaca contra Iturbide y Guerrero, ciu-
dad de Oaxaca, 13 de marzo de 1821”, en Biblioteca Pública del Estado de Oaxaca, Fondo
Manuel Martínez Gracida [bpeo/fmmg], v. 38. “Documentos para la historia de Oaxaca,
1810-1826”. Entre otros, firmaban los siguientes personajes: Ignacio de Goytia, José Antonio
Solaegui, Juan Nepomuceno Banuet, Ramón Ramírez de Aguilar, Ignacio Laso, José Ma-
riano Magro, Agustín Mantecón, Gregorio López Novales, Mateo de la Portilla, José Ortiz
de la Torre y Manuel María Mimiaga. Sobre las actividades políticas y económicas de estos
personajes, cfr. Hamnett, Política y comercio en el sur de México; Sánchez, Indios, comerciantes y
burocracia en la Oaxaca poscolonial, 1786-1860, y Hensel, El desarrollo del federalismo en México.
La elite política de Oaxaca entre ciudad, región y Estado nacional, 1786-1835.
13 Carrasco, Patético alegórico discurso sobre las tres garantías: religión, libertad y unión. Que en
solemne acción de gracias por las victorias del Egercito Imperial Trigarante, implorando el patrocinio
de María Santísima, celebraron en el Oratorio de San Felipe Neri, los Sres. Intendente interino, con los
Gefes y empleados de las oficinas de Hacienda pública, y otros patriotas beneméritos de la ciudad de
Antequera, Valle de Oaxaca, Las cursivas son mías. Agradezco a Jaime Olveda el haberme propor-
cionado una copia de este discurso.
428
14 Véanse “Estado militar de ultramar”, 1821, p. 154; Diario Político Militar Mejicano, 1821;
“Don Manuel Iruela y Zamora teniente coronel de los egércitos imperiales, intendente y gefe
político de esta capital y su provincia […], México, 23 de octubre de 1821” en bpeo/fmmg,
v. 38, “Documentos para la historia de Oaxaca, 1810-1826”; “Miguel Ignacio de Iturribarría,
encargado de la intendencia, informa a Antonio de León, comandante de las armas impe-
riales en la provincia de Oaxaca, haber quedado enterado de que Iturbide ha nombrado
provisionalmente al teniente coronel Manuel Iruela y Zamora, como intendente y jefe polí-
tico de Oaxaca, Oaxaca, 9 de agosto de 1821” y “José María Giral de Cramey, administrador
de la Aduana Nacional en Oaxaca, informa a Antonio de León, comandante de las armas
imperiales en la provincia de Oaxaca, haber quedado enterado de que Iturbide ha nombra-
do provisionalmente al teniente coronel Manuel Iruela y Zamora, como intendente y jefe
político de Oaxaca, Oaxaca, 9 de agosto de 1821”. Véase en Sánchez , “Oaxaca en la guerra
de independencia, 1811-1821”, José María Morelos y Pavón, documentos de su vida y lucha revolu-
cionaria, 1750-1816, edición electrónica.
15 Carrasco, op. cit., p. 12. A la letra el Plan de Iguala asentaban en su primer punto:
“La religión de la Nueva España es y será, católica, apostólica, romana, sin tolerancia de otra
alguna”, Diario Político Militar Mejicano, 1821, p. 21.
16 Carrasco, op. cit., p. 21.
429
17 Pérez Suárez fue uno de los religiosos que formó parte de la Orden de Guadalupe al
momento de la coronación de Iturbide y también estuvo presente, junto con los obispos de
Guadalajara, Puebla y Durango, en la capital mexicana en la mencionada ceremonia de coro-
nación. Véase Pérez, Recuerdos del episcopado oaxaqueño, pp. 88-96; Alamán, Historia de México
desde los primeros movimientos que prepararon su Independencia en el año de 1808 hasta la época
presente, pp. 315 y 318-319, y Sánchez, “De la ‘unidad’ federalista a la ‘disidencia’ centralista en
Oaxaca, 1825-1835”, Práctica y fracaso del primer federalismo mexicano, 1824-1835, pp. 127 y 169.
18 “Noticia circunstanciada de la celebración en la colocación de las Armas Imperiales
430
registrar los puestos políticos y militares más importantes que ocupó en Oaxaca entre 1823 y
1847, fecha esta última de su muerte en la batalla de Molino del Rey; en marzo de 1824 con el
cargo de comandante general del estado juró el Acta Constitutiva de la Federación; a mediados
de este año lanzó su plan de expulsión de españoles, que no tuvo el eco esperado; después del
fracaso de su plan, llevó a cabo acciones de fuerza para controlar el gobierno del estado,
pero la federación envió a Guadalupe Victoria para combatirlo. Nuevamente, se llegó a un
acuerdo y León se plegó al gobierno nacional en agosto de este último año. En su peregrinar
por la mixteca pasó por las armas al receptor de alcabalas de Huajuapan, el español Cayetano
Machado. Como resultado de estos excesos, al capitular León ante Victoria, los culpables
materiales fueron fusilados. Como en su confesión afirmaron haber recibido órdenes de
los hermanos Antonio y Manuel de León, ambos fueron encarcelados. Los hermanos León
fueron indultados en 1826.
Una vez indultado, fijó su residencia en la capital del país. De principios a mediados de
1827 se le dio el mando militar de Huajuapan y luego de Tehuacán, Puebla. Retornó a la ca-
pital oaxaqueña a fines 1827 como enviado del gobierno federal para sofocar el movimiento
anti-español encabezado por el coronel Santiago García, jefe del batallón activo de Tresvillas
Guanajuato, destacado en esa época en la capital del estado; en abril de1828 funda la primera
logia masónica del rito de York del estado con el nombre de Esfuerzo de la virtud. También
en este último año y después de los efectos políticos de los planes de Perote y la Acordada,
que dieron al traste con el gobierno de Manuel Gómez Pedraza, Antonio López de Santa
Anna le confiere el nombramiento de comandante militar de Oaxaca. El 26 de junio de 1833,
Santa Anna le confiere el grado de General de Brigada “…por los particulares servicios que
ha prestado en sostén del sistema federal”. Nuevamente vuelve a estar en el ojo del huracán
en el año de 1834, cuando encabeza el movimiento a nivel local que marcaba el inicio del
431
y Luis Castañeda Guzmán, Testamento Público Cerrado del Sr. General Don Antonio de León,
H. Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez-H. Ayuntamiento de Huajuapan de León, pp. 5 y 25.
432
22 Los datos familiares de los hermanos León en Tamayo, op. cit., pp. 5-6; las actividades
433
Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca [ahao], caja 1011, Serie Civiles
Oaxaca, leyes, decretos y circulares y Gay, op. cit., pp. 490-495.
25 Según el historiador oaxaqueño Cayetano Esteva, León publicó el 1 de agosto de
1821 un manifiesto explicando al pueblo oaxaqueño las razones que lo asistían al consumar
la independencia de España. Lamentablemente hasta la fecha este impreso aún no ha sido
localizado físicamente, y solo se sabe que también lo imprimió el padre Idiáquez y Arrona.
Véase Esteva, “Introducción de la imprenta en Oaxaca”, Acervos. Boletín de los Archivos y
Bibliotecas de Oaxaca”.
26 Gay, op. cit., p. 485; también pueden verse Iturribarría, op. cit., pp. 7-8 y 29, y Rangel,
agosto de 1821”, en Tamayo, op. cit., p. 40. Documento que este autor obtuvo en el ahsdn,
Sección cancelados, exp. XI/III/2, 407.
434
este pueblo y presidente de su Ilustre Ayuntamiento. Por orden Superior está mandada cele-
brar en este Pueblo la Jura de nuestra gloriosa independencia, dado en Huajuapan á 14 de
octubre de 1821” y “Acta de juramento de fidelidad al Plan de Independencia del generalí-
simo Agustín de Iturbide, 21 de octubre de 1821”, bpeo/fmmg, v. 38. “Documentos para la
historia de Oaxaca, 1810-1826”.
30 La de Felipe de León en Archivo General del Estado de Oaxaca [ageo], Gobierno de
los Departamentos, Huajuapan, Milicia Cívica, caja s/n de Guerra, 1823-1885, año de 1829 y
Gobierno de los Departamentos, Huajuapan, Junta Electoral, año de 1834, f. 12.
435
31 La “visión tradicional” del general León fue esbozada por Iturribarría en 1935. Doce
años después, Tamayo trata de reivindicar su contradictorio papel, señalando que “…fue
hombre de su tiempo y situado en él debe juzgársele”. Recientemente, Hamnett, retomando
a Iturribarría en sus apreciaciones, lo ha presentado como “víctima” de las maquinaciones
criollas y peninsulares. Hensel, por su parte, apunta que: “En Oaxaca, Antonio de León,
caudillo militar, en verdad tuvo influencia en los asuntos de la provincia, pero no fue ni el
único ni el más importante actor político”. Véase, respectivamente, Tamayo, op. cit., p. 36;
Hamnett, “Oaxaca: las principales familias y el federalismo de 1823”, Lecturas históricas del
estado de Oaxaca, siglo xix, p. 58; y Hensel, op. cit., p. 178.
32 Documento IV. “Agustín de Iturbide a Antonio de León, Puebla, 7 de agosto de
1821” en Tamayo, op. cit., p. 46. Documento que este autor obtuvo en el ahsdn, Sección
cancelados, exp. XI/III/2, 407.
33 Véanse, respectivamente, Iturribarría, op. cit., pp. 11-12; “Diputados nombrados para
el congreso” en “El cabildo de la ciudad de Oaxaca reseña un informe del intendente Ma-
nuel Iruela y Zamora sobre diversas actividades acontecidas en Oaxaca” en bpeo/fmmg, v. 38;
“Documentos para la historia de Oaxaca, 1810-1826”, y Mateos, Historia parlamentaria de los
congresos mexicanos, t. I, p. 430.
436
437
León “muerto en la campaña del Molino del Rey, el día 8 de septiembre de 1847”; e Iturri-
barría, op. cit., pp. 11-12.
37 Véase Guzmán, “El Movimiento Trigarante y el fin de la guerra en Nueva España
438
40 “El capitán general y gefe político superior de esta provincia [de la Nueva Galicia,
1823. Doce días después abdicaba al trono de manera “absoluta”. Bustamante, op. cit., p. 114.
42 Beltrán, La corte de los ilusos, pp. 292-293. Sobre los verdaderos motivos de Echávarri y
Santa Anna para pronunciarse contra Agustín I, el mismo Iturbide señala lo siguiente: “No
la pátria, no el liberalismo, no las filantropías influyeron en los autores de los planes de Ve-
racruz y Casa de Mata; sino el odio antinacional, el oro estrangero, la venganza, la ambición,
y el afecto á la causa de los españoles”. Al respecto, véase Iturbide, Breve diseño crítico de la
emancipación y libertad de la nación mexicana, p. 8. Se trata de la traducción al español de una
obra que había aparecido originalmente en inglés y donde ocupa el lugar central el Manifiesto
dirigido por Iturbide a los mexicanos, así como los documentos que dan cuenta de esta
coyuntura hasta su muerte. El editor mexicano aparece con las iniciales: L.L.S.E.I. Ezequiel
Chávez afirma que el Breve diseño… fue escrito por Iturbide. Sin embargo, la edición en espa-
ñol trae un “Discurso preliminar del editor mexicano”, además de incluir algunos textos una
vez que Iturbide ya había sido ejecutado, por lo que es posible argumentar que la edición
que se publicó en México es diferente a la que salió en Inglaterra en 1824. Al respecto, véase
Chávez, Agustín de Iturbide. Libertador de México, México, Jus, 1957, obra donde de manera
recurrente hace esta afirmación.
439
…son los que más han figurado en la última revolución. Santa-Anna de palabra
y por escrito me importuno mil veces para que disolviese el congreso, ofrecién-
dose ir en persona á echarlos del salón a bayonetazos. Echávarri arreglo los luga-
res de detención, hizo por medio de oficiales de su cuerpo el arresto de varios
diputados. Negrete algún tiempo antes me había dicho era necesario resolver,
porque ya el congreso era un obstáculo a la felicidad pública. Calvo sumarió
y aprehendió al brigadier Parres: y todos, ó casi todos ellos se apresuraron á
felicitarme por el servicio importante que había hecho a la Patria.43
libertador de México D. Agustín de Iturbide. Biografía, pp. 42-43. Bustamante, que participó en
estos acontecimientos, confirma que Santa Anna apoyó inicialmente a Iturbide en su idea de
disolver el congreso. Véase Bustamante, op. cit., p. 53. Las cursivas son mías.
44 Véanse Alamán, op. cit., t. V, p. 356; y Pesado, op. cit., pp. 63-64.
45 En este punto Bustamante señala que Lorenzo de Zavala hace un juicio equivocado al
señalar que ni Bravo ni Guerrero tenían un plan para rebelarse contra Iturbide, y más bien
señala que su rebelión estaba en coordinación con la comandada por Santa Anna y sus planes
de Veracruz y de Casamata. Véase, respectivamente, Bustamante, op. cit., pp. 63-61; Chávez,
440
op. cit., p. 110 y Alamán, op. cit., t. V, pp. 351-352. Un buen resumen de los principales mo-
vimientos en general contra Iturbide y de los que específicamente pugnaban por establecer
un gobierno republicano en lugar de la monarquía constitucional entre noviembre de 1821
y marzo de 1823 en Salinas, “Oposición al imperio de Agustín de Iturbide, 1821-1823”, en
Documentos para la investigación, p. 11.
46 “Manifiesto a los principales oficiales del Ejército Imperial, 13 d enero de 1823”, citado
pp. 1-2.
49 Alamán, ibid., pp. 345 y 358; Hensel, “Los orígenes del federalismo…”, p. 231. Amén
de que popularmente las finanzas públicas del imperio no eran muy claras. Tan es así, que en
la Lotería Imperial que circulaba en la época, el marcado con el número 9, a la letra llevaba el
siguiente texto: “El barril sin fondo (o las arcas del imperio)”. Beltrán, op. cit., p. 292.
441
p. 54 y Hensel, “Los orígenes del federalismo”, p. 231. Las cursivas son mías.
51 Véanse Bustamante, Historia del Emperador… pp. 72-76; Alamán, op. cit., pp. 358-359;
442
Luis Jáuregui1
443
3 Chautlade la Sal en las fuentes primarias; algunos autores: Amith, The Möbious Strip
y Herrejón, Morelos. Revelaciones y enigmas, le denominan con su nombre actual: Chiautla
(Chiautla de Tapia).
4 Gerhard, Geografía histórica de la Nueva España, 1519-1821, passim.
5 Hernández, Las raíces de la insurgencia en el Sur de la Nueva España, pp. 152-155.
6 amith, op. cit., cap. 11.
444
Desde hace varios años sabemos del decaimiento económico ocurrido du-
rante los tiempos más difíciles (1810-1815) de la guerra de independencia.
7 Idem.
445
8 TePaske, “La crisis financiera del virreinato de Nueva España a fines de la colonia”,
446
lución de Nueva España”, Territorialidad y poder regional de las intendencias en las independencias
de México y Perú, pp. 253-255.
12 Archer, “Politicization of the Army of New Spain during the Wor of Independence,
1810-1821”.
13 Idem.
14 Serrano, “Instituciones artificiales, instituciones naturales. Diputaciones provincia-
les, ayuntamientos capitales y audiencias. Nueva España y México, 1820-1822”, Historia Mexi-
cana, v. 67, n. 1; Moreno, op. cit.
447
15 Archivo General de la Nación de México (agn), ahh, v. 461, exp. 17, Ignacio María
de Ibarrola, administrador encargado de rentas de Chiautla, al director general de la real
renta de alcabalas, Chiautla, 7 de octubre de 1811.
16 El administrador de Chiautla ya había comunicado sobre su visita a Tlapa para los
festejos de San Agustín, encontrándose con la “intempestiva fuga de todos los vecinos de
Tlapa […] subdelegado, cura, [y] administrador de tabacos”. agn, ahh, v. 461, exp. 17, José
Antonio de Solís a Agustín Pérez Quijano, Huamustitlán, 30 de agosto de 1811.
17 agn, ahh, v. 461, exp. 17, José Antonio de Solís a Agustín Pérez Quijano, Chiautla,
23 de octubre de 1811.
18 Herrejón, op. cit., cap. IV, Chautla.
19 Carátula de expediente, Chautla, 1813, agn, ahh, v. 461, exp. 17. No tengo más in-
formación al respecto, pero la acción de la dirección general nos da a entender que las faltas
de recursos en las aduanas fueron achacadas a los propios administradores o recaudadores.
En todo caso, el tema merece un estudio aparte.
448
de diciembre de 1814.
23 Hamnett, Roots of Insurgency: Mexican Regions, 1750-1824, pp. 153-154.
24 agn, ahh, v. 461, exp. 17, Juan de Silva a Agustín Pérez Quijano, Chiautla, 26 de
enero de 1814.
449
25 agn, ahh, v. 461, exp. 17, Juan de Silva a Agustín Pérez Quijano, Chiautla, 3 de abril
de 1815.
26 Sánchez señala que “esta reforma provocó confusiones y resistencias”, La imperiosa
necesidad. Crisis y colapso del Erario de Nueva España, 1808-1821, pp. 320-322.
450
bienes de consumo básico (del viento) pagaran una alcabala permanente de 6% y una even-
tual de guerra de 6%, en sustitución de derechos de convoy, contribución temporal extraordi-
naria de guerra y derecho de escuadrón. Para más detalles véase Sánchez, op. cit., pp. 322-328.
451
32 agn, ahh, v. 461, exp. 17, Hilario de Tapia a Agustín Pérez Quijano, Chautla 24 de
septiembre de 1817.
33 agn, ahh, v. 461, exp. 17, Francisco Rendón, director general de aduanas a partir de
452
por Agustín Pérez Quijano en la que comunica el fallecimiento del director general Juan
Navarro y Madrid, México, del 30 de julio de 1810.
39 cehm, I-2.11-38.821, Circular suscrita por José María Lasso en la que comunica el
fallecimiento del director general Agustín Pérez Quijano, México, 10 de febrero de 1817.
40 cehm, I-2.11.38.823, Circular suscrita por Francisco Rendón en la que comunica el
453
43 Sánchez, “La irrupción del liberalismo fiscal en Nueva España: la contribución di-
recta general y extraordinaria (1813-1815)”. Am. Lat. Hist. Econ., 2012, v. 19, n. 1, pp. 19-20.
44 Langue, “Francisco Rendón, Intendente americano: La experiencia zacatecana”. Rela-
454
48 ahh, v. 461, exp. 17, Mariano Ignacio Quijano a Hilario Tapia, México, 2 de diciem-
bre de 1819.
49 Al respecto, véase Hernández, Las raíces de la insurgencia en el Sur de la Nueva España,
cap. II. La pregunta puede significar, por otro lado, del hecho de que durante diciembre
“se hacía efectivo el pago de la alcabala correspondiente a las ventas de los repartidores de
mercancías”. Sánchez, “Igualas, producción y mercado”, p. 12.
50 Sánchez, La imperiosa necesidad…, p. 338.
51 ahh, v. 461, exp. 17, Hilario Tapia a Mariano Ignacio Quijano, Chautla, 3 de abril
de 1819.
52 ahh, v. 461, exp. 17, Hilario Tapia a Mariano Ignacio Quijano, Chautla, 18 de agosto
de 1819.
455
53 ahh, v. 461, exp. 17, La frase, tachada en el copiador, es del director general de alca-
balas, Mariano Ignacio Quijano a Hilario Tapia, México, 23 de agosto de 1819.
54 Una iguala es un pacto con el erario en el que el contribuyente se compromete al
pago de sus impuestos por la vía de un pago fijo. La base del impuesto era la venta de algún
producto. Por ejemplo, en el caso de las iguales de Cuautla de Amilpas del año 1789, un
conjunto de changarros y tendajos pagaba de iguala 345 anuales, lo que significaba (cuan-
do el pago era 8% sobre las ventas) una actividad de ventas de 4 312 pesos. Sánchez, op.
cit., p. 13.
55 “[…] si el comerciante conviene en la iguala que le propone el administrador, es por-
que sin equivocación conoce que con ella satisface menos alcabala que la que adeuda”. Cita-
do en Sánchez, “Igualas, producción y mercado: las alcabalas novohispanas en la Receptoría
de Cuautla de Amilpas (1776-1821)”, Secuencia, n. 49, 2001, p. 15.
56 ahh, v. 461, exp. 17, Hilario Tapia a Mariano Ignacio Quijano, Chiautla de la Sal, 3
456
57 ahh, v. 461, exp. 17, Hilario Tapia a Mariano Ignacio Quijano, Huamustitlán, 26
de octubre de 1819. Llama la atención que en el partido de Cuautla las igualas se ajustaban
a las ventas y no, como ocurría en Chautla, al monto del capital del comerciante. Sánchez,
op. cit.
58 ahh, v. 461, exp. 17, Mariano Ignacio Quijano a Juan de Ortega y Chacón, México 1
de diciembre de 1819; Mariano Ignacio Quijano a Juan de Ortega y Chacón, México, 29 de fe-
brero de 1820; Mariano Ignacio Quijano al subdelegado de Tlapa, México, 18 de abril de 1820.
59 ahh, v. 461, exp. 17, José Eusebio Pantoja a Juan de Ortega y Chacón, Huamustitlán,
22 de marzo de 1820.
60 ahh, v. 461, exp. 17, Mariano Ignacio Quijano a Juan de Ortega y Chacón, México,
18 de abril de 1820.
457
61 ahh, v. 461, exp. 17, Hilario de Tapia a Mariano Ignacio Quijano, aduana nacional
de 1821; Hilario Tapia a Mariano Ignacio Quijano, 18 de julio de 1820. El certificado fue
enviado en esta última fecha, pero fue recibido en enero de 1821.
458
bre de 1820.
67 ahh, v. 461, exp. 17, Agustín de la Cruz Clara, alcaldes de segunda nominación de
459
De la cita se puede conjeturar con facilidad lo que ocurrió en los meses si-
guientes: aunque continuaba la administración virreinal desde la ciudad de
México –con sus administraciones y receptorías– las alcabalas, que con los
estanquillos del tabaco, eran las oficinas que aún tenían más dinero contante,
aportaron recursos a cualquiera de los dos bandos contendientes. Aún así
y a juzgar por los documentos del alcabalatorio de Chautla, bien o mal la
administración continuó, pues en mayo el administrador emprendió un viaje
68 ahh, v. 461, exp. 17, Hilario Tapia a Mariano Ignacio Quijano, Chiautla, 7 de abril
de 1821.
69 Los receptores de recursos eran responsables del dinero que recibían y, por lo mismo,
1821.
460
71 ahh, v. 461, exp. 17, Francisco María Navarro a Mariano Ignacio Quijano, México,
11 y 15 de junio de 1821.
72 ahh, v. 461, exp. 17, Francisco María Navarro a Mariano Ignacio Quijano, Chautla, 11 de
junio de 1821.
461
abril de 1823.
462
Palabras finales
77 ahh, v. 461, exp. 17, Benito Lorenzo Blanco a Francisco José Bernal, Chautla, 10 de
noviembre de 1823.
78 ahh, v. 461, exp. 17, José Antonio García a Francisco José Bernal, Tlapa, 19 de agosto
de 1824.
79 Ortiz, “La ciudad amenazada, el control social y la autocrítica del poder. La Guerra
463
464
465
Martha Terán1
467
La regeneración de la sociedad
Los señores vocales Ignacio Mimiaga, Pedro Pablo Vélez, Juan Wenceslao
Sánchez de la Barquera, José María Fernández de Arteaga, José Ignacio Es-
pinosa y Mariano Primo de Rivera tuvieron a su cuidado despejar estos temas
considerados muy importantes para la regeneración de los pueblos. Anali-
zaron, por separado, la integración de los bienes propios y de los arbitrios
con los que podrían hacerse de fondos para solventar sus necesidades, no
sin antes llegar a un acuerdo respecto de lo que debería hacerse para crear
una sociedad igualitaria. En el centro estaban las gabelas que pagaban úni-
camente los indios, las que debían ser extirpadas porque los distinguían del
resto de la sociedad: los medios reales de ministros, los medios reales de
hospital, y real y medio para abundar los fondos de comunidad que daban
sostén a los pueblos: los tributos de servicio a los que estaban obligados
desde el siglo xvi. Ya se había considerado “con la más detenida reflexión el
grande asunto” y aquí se trató por última vez. El resultado fue un dictamen
con el que se redactó una representación para trasmitir dicha opinión cole-
giada al pleno. Le siguió el Plan de Fondos Municipales, o Plan de Propios
y Arbitrios para unos pueblos “cuyos clamores son incesantes porque se les
auxilie para los gastos más precisos y urgentes, como dotar escuelas, hacer o
componer cárcel”. Los experimentados señores vocales sostenían que la grave-
dad de la materia estaba en “la imponderable miseria” que anidaba, más que
468
3 Ernesto de la Torre Villar así caracterizó a esta generación de políticos: “Los hombres
indios contra el veneno se había vuelto su propio veneno; lo aludían con decir que “la triaca
misma” (mezcla farmacéutica de tres elementos para contrarrestar los venenos) “se les con-
vertía en veneno a los desgraciados” ya que las gabelas eran tres.
469
5 Sobre el tema véase Terán, “Los tributarios”, pp. 248-288, y en Terán, “La geografía”,
pp. 73-116.
6 agn, Indiferente virreinal, caja 0568, exp.20, 2 f., 1810: “Carta de Juan Nazario Peim-
bert al virrey para informar del descontento de los indios por habérseles eximido del Real
tributo, porque creen que se les unirá al ejército y que se les iguala con los españoles”.
470
7 Hernández y Dávalos, Colección de documentos, p. 378 (doc. 201), p. 379 (doc. 202), tomo 2.
8 Archivo General de Indias, Sevilla (agi), legajo México, 2376, exp. 37 (cuadernillo,
primera parte, 38 medias hojas), “Expediente sobre si los indios, excentos ya del pago del
tributo deben contribuir con la alcabala y sobre el modo de sustituir el déficit para cubrir las
cargas que con aquel se satisfacían”, Madrid, 17-30 de agosto de 1820.
9 agn, Tributos, vol 26, exp. 19, ff. 272-286: “Estados de quince comisionados de visita
de tributarios de la provincia de Yucatán que contienen el quinquenio que corre desde di-
ciembre de 1816 hasta junio de 1821 con una demostración al fin de lo que se debe a dichos
comisionados”.
471
429; De la Torre, Hospitales de la Nueva; Venegas, “La asistencia Hospitalaria”, pp. 227-240;
Zedillo, Historia de un hospital; Rodríguez, El Hospital Real.
472
13 Los vocales explicaron así su inutilidad: “Para costear un tribunal en esta corte que
por su lejanía no podía proteger, según su instituto, a los indios remotos, y que en realidad
de verdad de nada les aprovechaba aun a los cercanos, pues a pesar de su erección se veían
demandados en otros de dentro y fuera de la capital o precisados ellos mismos a demandar a
sus deudores por no venir hasta acá, donde tenían que costear sus respectivos derechos, des-
pués de satisfacer infructuosamente sus dotaciones fijas a los empleados del Juzgado general
de naturales”.
473
14 Los vocales puntualizaban: “Otro a cada oficio de gobierno de donde no recibían más
provecho que el de ser lo mismo que en todas partes, postergados como desvalidos: y por este
tenor era la vendimia que se hacía de su dinero. Los escribanos de cámara, el canciller, los
agentes fiscales, el archivero de la Secretaría del Virreinato, el asesor de la intendencia, un
oficial de cajas, todos, todos, se alimentaban del sudor de los indios”.
15 Borah, El Juzgado General, pp. 312-329.
16 Ver la lista de emolumento por cargo en: agn, Tributos, v. 16, exp. 11, ff. 207-232, 11 de
abril de 1796. “El contador general de la glosa del medio real consulta sobre el modo en que
ha de seguir la cuenta general del ramo, y remisión al supremo consejo. Noticias de las asig-
naciones situadas sobre la renta del medio real de ministros, que contribuyen los indios de
pueblos de la corona para pagar y gratificar a los que les despachan sin derechos, sus pleitos
y dependencias y son: Al asesor del juzgado general de indios, al fiscal protector de indios, al
contador general de tributos, al canciller de la real audiencia, a los cuatro relatores de la misma,
a los dos relatores de la real sala del crimen, a los dos escribanos del supremo gobierno, a los
dos escribanos de la real audiencia, a los dos escribanos de la real sala del crimen, a los agentes
fiscales, al relator del juzgado de indios, al escribano de dicho juzgado, al archivero de la
secretaría del virreinato, al oficial segundo de contaduría de la caja, a los dos abogados de
474
indios de lo civil, a los dos abogados de indios de lo criminal, a los cuatro porteros de la real
audiencia, a los porteros de la real sala del crimen, al portero de la secretaría del virreinato,
al procurador de indios, al intérprete, a los dos solicitadores de indios, al portero ministro
ejecutor, al asesor de tributos y de la renta, al oficial de la renta, al que glosa la cuenta anual
de ella, y al que liquidaba la matrícula”.
17 Aunque no conozco un estudio específico sobre la siembra de la milpa de comunidad,
existen muchos libros que la tratan como parte de la economía e historia de las repúblicas de
indios. Siempre será imprescindible el estudio de Gibson, Los aztecas bajo el dominio español,
1519-1810. Sirven para comprender el derroche de los dineros de los indios depositados en
la Real Hacienda desde antes de la guerra los artículos de Terán, “La relación”, pp. 221-254
y Terán, “Los decretos insurgentes”, pp. 87-110.
475
A pesar de la guerra nunca dejaron de exigirse a los indios estas tres cargas y
siempre hubo reserva de numerario en los ramos correspondientes, aunque
no en todas las provincias se pagaron con regularidad.19 Las repúblicas de
Michoacán desconocieron tanto los tributos del rey como estos de servicio
desde 1810, en donde solo quedaron realistas su capital y más adelante sus
principales centros urbanos. Pero en Valladolid los servicios para la defensa
de la ciudad impidieron que volvieran a cobrarse en los primeros años. Lo
correspondiente a 1810 dejó de recolectarse en agosto de 1811 porque los
barrios y pueblos extramuros estaban colaborando con “trabajos” para la defen-
sa de la ciudad. Los alcaldes ordinarios prefirieron suspender la recaudación
porque era corta la cantidad (unos 130 pesos) comparada con lo que cos-
18 Los vocales escribieron: “El real y medio que pagaban con la denominación de comu-
nidad nunca o rarísima vez desempeñó este título, y siempre con pujidos y ruindad, y a costa
de mil afanes y trámites por donde corría su solicitud para la urgencia verbigracia de alguna
peste que devorara un pueblo inmediato de aquí y amagara a esta capital”.
19 agi, Indiferente Legajo México, 2376 (cuadros resúmenes de 1816 a 1819). En 1816
existían depositados en la Real Hacienda, en los “Ramos ajenos”, 163 998 pesos 4 reales y
5 granos o tomines correspondientes a los medios reales de ministros; 9 009 pesos 4 reales
y 9 granos en los medios reales de hospital (los gastos por la epidemia de 1813 fueron muy
grandes) y 224 314 pesos 1 real y 5 granos como ahorros de los bienes de comunidad de los
pueblos, según el “Estado de valores y existencia de caudales de la Tesorería general de Ejér-
cito y Real Hacienda de México por fin de diciembre del año 1816”.
476
20 agn, Tributos, v. 51, exp. 20, ff. 244-350, 1811: “Autos sobre dificultades en el cobro
de los medios reales de Ministros y hospitales y Bienes de comunidad en Valladolid a causa de
las invasiones de los insurgentes”.
21 agn, Real Hacienda, Almacenes Reales, v. 1 /47, ff. 457-459. Después se supo que al
477
22 “Porque habiéndose suprimido el gobierno de los indios con motivo de haberse crea-
do unos ayuntamientos constitucionales en estos tres pueblos no hay quien recaude el ramo
ni a quien hacer cargo pues los Ayuntamientos se desentienden, y los alcaldes constituciona-
les no han tomado posesión no obstante los reclamos que se les han hecho”, agn, Tributos,
v. 57, exp. 5, ff. 232-239, 1813-1814: “Sobre dificultades en el cobro de medios reales en
varios pueblos de la jurisdicción de Cuernavaca”.
23 agn, v. 34, exp. 17, ff. 354-359, 19 de diciembre de 1816. “Expediente sobre que se
exima al señor gobernador de Xalapa de entender en el cobro de los ramos de medios reales
de ministros y hospital y bienes de comunidad”.
478
24 Los ministros señalaban la importancia de la participación de los curas con estas pa-
labras: “La jurisdicción de Quautla es una de las que más han padecido por la insurrección
y no es dudable que le hayan tocado buena parte en las epidemias; por cuyas razones, y la de
haberse concluido en el año de 1812 el quinquenio de la última matrícula, no puede ser que
con arreglo a ella se exija el medio real de ministros y hospital y el real y medio de comuni-
dades”. agn, Tributos, v. 57, exp. 4, ff. 225-231, 1814: “Antonio de Zubieta. El subdelegado
de Quautla Amilpas sobre dificultades en el cobro de medios reales y bienes de comunidad
según la última matrícula”.
25 agn, Tributos, v. 60, exp. 13, ff. 439-523, 2 de enero de 1811: “Tributos y subdelega-
479
26 agn, Tributos, v. 30, exp. 25, ff. 427-434, 1813: “El subdelegado de Coatepec Chalco
duraran las epidemias y un tercio más, pero, por el artículo 124, se debía proceder a “espe-
ras”, sin total relevación ni rebajas. Los indios pidieron una nueva cuenta ante la muerte de
la mitad de los tributarios. agn, Tributos, v. 34, exp. 15, ff. 305-322, 1813: “El gobernador y
alcaldes del pueblo de Chimaluacán-Atenco, de la jurisdicción de Coatepec Chalco sobre el
relevo de las contribuciones de comunidad y medios reales”.
480
28 Calleja lo firmó el 15 de mayo de 1814. agn, Tributos, v. 57, exp. 3, ff. 220-224, 1814:
“El subdelegado de Chalco, don José Vélez, sobre dificultades de cobrar los medios reales
de Ministros y Hospital y sobre hacer esos enteros por relaciones juradas”. Ff. 221v y 222.
29 agn, Indiferente virreinal, Padrones, caja 3597, exp. 10, 8 f., 1818: “Padrón de los
naturales sujetos a contribuir con medio real para fondos de comunidad y medio real de minis-
tros y hospital, sacado con la mayor exactitud del padrón que rige en la parroquia de Chichi-
caztla”. Este padrón fue suscrito por el cura, así como todas las relaciones juradas menciona-
das y otras más que llevan la firma del subdelegado, del cura y de los escribanos de república o de
su gobernador y pueden ser consultadas en las cajas 22588, 2732, 2855 y 3597 del mismo
ramo Indiferente virreinal.
30 agn, Tributos, v. 34, exp. 15, ff. 323-353, 1816: “Los señores ministros de Ejército
y Real Hacienda, sobre el cobro de 6 843 pesos 1 real 8 granos que debe la jurisdicción de
Tlaxcala por los medios reales de ministros y hospital”. Las noticias referentes a la provincia
de Puebla se insertaron en este mismo expediente en ff. 349v-351.
481
482
31 agn, Tributos, v. 40, exp. 16, ff. 276-292: “Intendencia de Guadalajara. Testimonio del
expediente promovido por los alcaldes de los pueblos de San Juan de la Laguna, San Miguel de
Buenavista y La Concepción de Moya, sobre que se les exima de pagar el real y medio de arcas
de comunidad por las miserias a que se ven reducidos por la presente revolución”, ff. 287-290.
483
32 En su alegato señalaron que sus grandes caudales habían sido retirados en 1793 para las
empresas reales: el Banco de San Carlos y la Compañía de Filipinas y nunca habían recibido
ningún dividendo. Esos ahorros de los indios que se sustrajeron de las repúblicas más ricas de
la Nueva España nunca se recuperaron. agn, Tributos, v. 30, exp. 26, ff. 435-454, 1815: “Los
naturales de Coixtlahuaca y Teposcolula, sobre que se les exonere por ahora de introducir en
cajas los bienes de comunidad y satisfacer las pensiones de hospital y ministros”, f. 445 y s.
33 agn, v. 30, exp. 28, ff. 466-481, 2 de agosto de 1817: “El gobernador de la república
bre si los indios que hacen servicio militar deben pagar los medios reales de ministros y hospital”.
35 agn, Tributos, v. 23, exp. 19, ff. 491-495, 1819: “Tetepango. El subdelegado del pari-
do da cuenta de que los indios se excusan de pagar los medios reales de Ministros y Hospital
a pretexto del servicio militar que hacen”.
484
Vigentes en los pueblos las divisiones entre castas y clases hacia 1820 la
sociedad no se podía igualar. Los españoles americanos observaban la igual-
dad con los europeos y los indios con los españoles americanos, sin embar-
go, el gran límite a la ciudadanía era la persistencia de la clase de los indios
tributarios, menos de un millón de individuos que sumados a sus familias
formaban la mitad de los habitantes de la Nueva España. Lo interesante es que
los tributos del rey restablecidos en la provincia de Mérida y en otras partes
de América y las gabelas ya prácticamente regularizadas volvieron a ponerse en
cuestión ese 1820, cuando las Cortes españolas se restablecieron y con ellas
los más importantes decretos sobre estas materias dictados en 1811 (extin-
ción de los tributos), 1812 (abolición de mitas, los servicios personales y
reparto de tierras) y 1813 (erección de los ayuntamientos constitucionales).
Por lo tanto, los dos últimos años de la dominación española permiten
comprender por qué la legislación del Imperio Mexicano fue liberal. Entre la
Nueva España que acababa y la nación que surgía fluyó la continuidad ins-
titucional por la sucesión misma de las diputaciones, la de Nueva España y la
de México. Aquello que se había restaurado con el regreso de Fernando VII
se vino abajo el 15 de abril de 1820, al dictarse en España la Real Orden
comunicada por el Ministerio de Estado y de la Gobernación de Ultramar
por la cual entrarían nuevamente en vigor los decretos de las Cortes, tanto
de las Cortes generales como de las extraordinarias y de las ordinarias. Días
después se dictó la Real Orden del 29 de abril de 1820 por la que el rey
mandaba “abolir las mitas y otras pensiones de indios o cualquier servicio
personal bajo ese u otros nombres, y que se les repartan sus tierras”.36 Se
aludía al decreto del 9 de noviembre de 1812 que lo expresaba en su primer
punto “sin que por motivo o pretexto alguno puedan los jueces o goberna-
dores destinar o compeler a aquellos naturales al expresado servicio”.
Con el fin de “remover todos los obstáculos que impidan el uso y ejer-
cicio de la libertad civil de los españoles de Ultramar” y fomentar la agricul-
tura, la industria y la población, se reactivó en Madrid la discusión de los
36 Dublán y Lozano, Legislación mexicana, p. 514 (doc. 210), p. 516 (doc. 215), v. I.
485
37 agi, Legajo México, 2376, exp. 37 (segunda parte del cuadernillo, ff. 38-58), “Expe-
diente sobre si los indios, exentos ya del pago del tributo deben contribuir con la alcabala
y sobre el modo de sustituir el déficit para cubrir las cargas que con aquel se satisfacían”,
Madrid, 17-30 de agosto de 1820. Casi al final de la discusión, orientada a la vuelta de los
tributos, el dictamen se modificó por un voto particular del Conde de Piedrablanca.
486
Lo que le detenía era no dejar los pueblos sin fondos para las atenciones de sus
respectivos ayuntamientos, sin escuela que educara la juventud, sin medios en
los desvalidos padres de familia, para que la mantengan y sin recursos en sus
penalidades, ya que los sacrificios de tres siglos no se las han aliviado, como
debiera haber sucedido con los fondos de comunidad que daban para mucho
más que esto.
38 La Diputación en 1822 lo recordaba con estas palabras: “Un desorden de esta clase
y las reclamaciones que fueron haciendo los pueblos llamaron al fin la atención del último
virrey español, conde del Venadito, que provocó al fiscal de Hacienda que dijese si los indios
continuaban, no obstante la Constitución, reportando estas graves y singulares cargas con
que agobiados se hallaban sumergidos en la mendicidad”.
39 Escribieron los vocales: “La injusticia era muy notoria para que no la confesara dicho
ministro, como lo hizo con bastante solidez y erudición en un pedimento bien largo, donde
analiza esas contribuciones para extirparlas; sobre lo que también discurrió el asesor provi-
sional de gobierno, mas terminando en dictamen con aconsejarle al conde del Venadito que
remitiese el expediente a la Diputación Provincial”.
487
40 agn, Indiferente Virreinal, caja 2388, exp. 1, ff. 152v-190v, Las opiniones de los indios
se encuentran en: “Real Cédula del 1 de marzo de 1815. Sobre que se restablezca el ramo de
tributos con el nombre de contribución”.
41 AGI, Legajo México, 2376; Correspondencia de Venadito (en hojas sueltas). La apro-
bación del rey a la propuesta del virrey Apodaca del 31 de agosto de 1819, sobre la incor-
poración de la Contaduría General de Retasas al Tribunal de Cuentas de la Real Hacienda
para volver a poner en pie la Oficina de Tributos con dictamen del Contador General de la
América Septentrional, en “Carta 828. El Virrey”.
488
42 Los vocales explicaban: “¡Ah, si no nos detuviera la consideración de que todos los
pueblos son unos míseros, incapaces de dar lo que se les pida, y aun lo que sus ayuntamien-
tos mismos ofrecen! La cosa sería fácil con ponerle a cada cabeza un censo; pero no por eso
sería asequible, sino ruinosa, en el actual estado del imperio”.
489
43 Los vocales aclaraban: “En ínterin se averigua, si en efecto lo son, como pide la ley,
dejando siempre la dotación en pie mientras duran las indagaciones para que no se interrum-
pa el culto divino que encarga a los ayuntamientos con estrechez, así como a ellos y al cura
respectivo, la diligencia más activa para escudriñar lo verdadero”.
490
491
45 Escribieron los vocales: “Resta sólo insinuarle a vuestra majestad que quitado una
vez, como en concepto de la diputación debe suprimirse para siempre, por un bando que
se publique al efecto, el medio real de ministro, el medio real de hospital y el uno y medio de
comunidad con que han contribuido los indios, es muy natural que cesen las dotaciones de los
empleados que se mantenían de esos fondos, cuyas funestas resultas son dignas de atención,
y que cerrado también el hospital de naturales, como es indispensable, se extinguirán por
precisión las plazas de los que los sirven, cuyo infortunio también merece aprecio”.
46 agn, Indiferente Virreinal, caja 4229, exp. 015 (Tribunal de Cuentas, 1820), 10 f.
“Tributos. libramientos del contador y oficial de la mesa de retasas que se pagan sus sueldos
de Medio Real de Ministros”.
47 El documento incorpora la lista de los que pagaron en los barrios de Santa María,
San Pedro, San Miguel y San Lorenzo. “Cuenta de los bienes de comunidad del pueblo de San
Juan Bautista Citlaltepec, Zumpango, pertenecientes al año de mil ochocientos veinticuatro
y veinticinco, que rinde el ciudadano Francisco Eligio Vera, como alcalde que fue de este
pueblo al Ayuntamiento Constitucional de la Municipalidad”.
48 Los vocales escribieron: “La fábrica material del hospital y el coliseo que le corres-
ponde, parece que deben ponerse a cargo del Ayuntamiento de esta corte con el fin de que,
492
destinando el primero al uso que convenga, ceda el arrendamiento de ambas fincas en bene-
ficio de los indios, pagándoles en el hospital de San Juan de Dios, u otro de los que están a
cargo del Ayuntamiento, unas cuantas camas para los que enfermen, las que alcancen a dejar
un tercio libre, de lo cual podrá hacerse mediante una iguala para evitar formación y glosa
de cuentas, llevando sí, el Ayuntamiento por separado, la que pertenezca a esas fincas que
ahora se le ceden para que los sobrantes de lo gastado en las camas se aplique igualmente en
provecho de los indios que son sus verdaderos dueños”.
49 Dicha queja deja buen ejemplo de las que se recibieron tanto por la Diputación de la Nue-
va España como por la de México entre 1820 y 1822. El fin de la guerra las volvía más justas. Esta
llegó por medio de un oficio del Ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, que solicitaba
que se relevara a “aquellos naturales de la pensión de doce reales de comunidad que actualmente
pagan”. Los vocales escribieron: “se acordó informar a su alteza que es muy justa la solicitud y
que ya esta diputación tiene dictadas providencias para que en lo general se extinga la pensión de
que se trata”. “Extinción de los reales y medio de comunidad”. Sesión 59, 15 de febrero de 1822.
Diputación Provincial de México. En Noriega, Actas de la Diputación, p. 150-153.
493
Precuela
dad”, 21 de febrero de 1822 en Del Moral y Galván, Colección de órdenes, pp. 125-128.
494
495
52 Lo que hizo la diputación, en cambio, fue: “Dejar a discreción de los pueblos el canon
o gravamen con que quieran contribuir sus vecinos, mediante la junta que previene hagan
los ayuntamientos de los principales sujetos de ellos, sin distinción de jerarquías o fueros,
porque de las contribuciones municipales no debe haber privilegio que excuse respecto a
que todos disfrutan igualmente del provecho, prometiéndose de esas juntas el mejor acierto
por los exactos conocimientos que debe haber en lo concurrentes; empero sin fiarle a ellos la
resolución que debe quedar pendiente de las diputaciones provinciales respectivas en obvio
de parcialidades, chismes y enredos”.
496
497
12000
9000
14 356.4.0
14 030.3.9
6000
9 187.5.6
2 443.6.9
6 293.1.9
6 304.7.3
1 888.3.3
1 874.1.6
1 821.3.3
1 798.4.0
1 744.2.3
5 483.3.9
5 222.0.9
5 080.6.6
3000
269.5.3
330.7.9
62.1.3
62.1.3
0.0.0
0.0.0
0.0.0
0.0.0
0
Arispe
Guadalaxára
Guanaxuato
Mérida
México
Oaxaca
Potosí
Puebla
Veracruz
Zacatecas
Valladolid
Fuente: agn, Indiferente virreinal, caja 2388, exp. 1, ff. 62-64v. Estado general de los tribu-
tos y medios reales, 1810; y Tributos, v. 43, exp. 9, ff. 281-283. Estado general de los tributos
y medios reales, 1805. Ortografía original.
498
15000 1810
1805
12000
9000
14 356.4.0
14 030.3.9
6000
2 443.6.9
1 874.1.6
1 821.3.3
1 888.3.3
6 293.1.9
6 304.7.3
1 798.4.0
1 744.2.3
5 483.3.9
5 222.0.9
3000
900.3.6
853.1.9
385.7.0
322.7.0
344.0.3
391.5.9
0.0.0
0.0.0
0.0.0
0.0.0
0
Arispe
Guadalaxára
Guanaxuato
Mérida
México
Oaxaca
Potosí
Puebla
Veracruz
Zacatecas
Valladolid
1810: 33 880.0.6 Pesos, reales y tomines 1805: 32 579.3.0
Fuente: agn, Indiferente virreinal, caja 2388, exp. 1, ff. 62-64v. Estado general de los tribu-
tos y medios reales, 1810, y Estado general de los tributos y medios reales, 1805, Tributos, v.
43, exp. 9, ff. 281-283. Ortografía original.
Cuadro 1.
1810. Partidos que más contribuían con el real y medio de comunidades
499
Fuente: agn, Indiferente virreinal, caja 2388, exp. 1, ff. 62-64. Estado general de los tributos
y medios reales, 1810.
500
501
Fuente: agn, Indiferente virreinal, caja 2388, exp. 1, ff. 62-64v. Estado general de los tributos
y medios reales, 1810; y Tributos, v. 43, exp. 9, ff. 281-283. Ortografía original. Estado general
de los tributos y medios reales, 1805.
Cuadro 3
1810. Partidos con mayor contribución al medio real de Ministros
502
Fuente: agn, Indiferente virreinal, caja 2388, exp. 1, ff. 62-64v. Estado general de los tribu-
tos y medios reales, 1810, y Tributos, v. 43, exp. 9, ff. 281-283 Estado general de los tributos
y medios reales, 1805. Ortografía original.
503
Celina Becerra1
Este trabajo busca responder las siguientes preguntas sobre los su-
cesos y significados de los años 1820-1821 en una región bien delimitada de
la intendencia de Guadalajara: ¿es posible observar cómo vivieron los años
del movimiento trigarante los habitantes de villas, pueblos y las localidades
más pequeñas del campo? Y, especialmente ¿qué relación se puede establecer
entre el bienio 1820-1821 y los años que le precedieron?
La región que se aborda es la que hoy se conoce como Los Altos de
Jalisco, al este de la intendencia de Guadalajara, que al iniciar el siglo xix
conformaba la subdelegación de Santa María de los Lagos. Se trata de una
meseta cuya altura (1 600 msnm) contrasta con las tierras del Bajío guana-
juatense con las que limita por el oriente. Se extiende entre el río Verde y la
serranía de Comanja con una serie de numerosas mesas y valles en su ma-
yoría de corta extensión. La mitad oriental formaba la parroquia de Santa
María de los Lagos y la porción occidental pertenecía a la de Jalostotitlán.
El origen de la primera fue la fundación de una villa española para defensa de
la frontera chichimeca que tuvo lugar en 1563. Jalostotitlán, en cambio, fue la
parroquia que tuvo a su cargo la atención espiritual de las familias cocas,
tecuexes, cazcanes y de varios grupos chichimecas que se mantenían en sus
antiguos pueblos tras las primeras incursiones de los conquistadores y a la
1 Universidad de Guadalajara.
505
2 Becerra, Gobierno, justicia e instituciones. La alcaldía mayor de Santa María de los Lagos, 1536-
506
de paso del centro del virreinato hacia el norte minero y por su cercanía con
el Bajío en la intendencia de Guanajuato.
Los enfrentamientos de grupos insurgentes con realistas fueron constantes
y su intensidad fue en aumento desde los primeros momentos de la con-
tienda hasta la caída del Fuerte del Sombrero, porque cuando, en 1816,
llegó la etapa de desgaste para los dos bandos y en otras regiones disminuyó
la intensidad de la guerra, en las tierras alteñas la insurgencia había ad-
quirido nuevos bríos con el levantamiento de Pedro Moreno, que para ese
momento contaba con un número importante de hombres y controlaba la
zona oriental de Lagos y la serranía de Comanja. Además, recibió refuerzos
con la llegada de Francisco Javier Mina. Sin embargo, tras la derrota de
Pedro Moreno, a fines de 1817, la zona era un territorio agotado al punto
507
508
509
6 Becerra, “Redes sociales y oficios de justicia de Indias. Los vínculos de dos alcaldes
510
8 En Jalostotitlán fue elegido como alcalde constitucional de primer voto José González.
Archivo de la Real Audiencia de Guadalajara (arag), Ramo Civil, 447, exp.1, no. 7359.
9 “En este día el párroco se fue a Guadalajara”.
10 Pérez, “Ayuntamientos gaditanos en la Diputación Provincial de Guadalajara”, Ayun-
los alcaldes de cada uno de los pueblos de indios. (ahag), Padrón general de este curato de
Xalostotitlán [1817]. Gobierno, Padrones, caja 31, exp. 1; Padrón de la feligresía de Xalosto-
titlán, 1819, caja 31, exp. 2.
13 Beatriz Rojas, La diputación provincial de Nueva Galicia: actas de sesiones, 1820-1822.
511
14 Los elegidos fueron Trinidad Asencio, alcalde primero constitucional y Luis González,
512
513
21 agn, og,
v. 48, exp. 50, f. 216, José de la Cruz al virrey Apodaca, 30 de marzo, 1821.
22 Papel volante n. 9. Ejército imperial mexicano de las tres garantías. Querétaro, julio 5
de 1821, en Castillo y Dorantes, Documentos conservadores durante la Independencia en la Nueva
Galicia, en prensa.
23 Biblioteca Nacional (bn), Fondo Reservado, (Manuscritos Rivera), MsR 7452, ff. 246f-
247f.
514
los insurgentes tomaron nuevamente el pueblo, hasta que llegaron refuerzos de Guadalajara.
Ortiz, op. cit., pp. 54-55.
27 Ortiz, op. cit., pp. 94-97.
28 apsml, Entierros, v. 14, f. 235f, 2 de septiembre de 1811; Ibid., v. 14, f. 251v, 3 de
enero de 1812.
515
Epidemia y guerra
516
1813-1833, 1994.
34 Becerra, “Las fiebres de 1814 y la viruela de 1815. Dos años de sobremortalidad en Los
Altos de Jalisco”, Epidemias de matlazahuatl, tabardillo y tifo en Nueva España y México, pp. 190-191.
35 Ibid., pp. 176-195.
517
36 Sánchez, “Entre la salud pública y la salvaguarda del reino. Las fiebres misteriosas de
de enero de 1815.
518
519
520
521
49 El comandante Revuelta señalaba contar solo con una “escasa fuerza” en las salidas
que realizaba para combatir a las gavillas como esta de Rafael Muñoz y Gregorio Rodarte.
Gazeta del Gobierno de México, t. 12, pp. 1104-1105.
50 apsml, Entierros, v. 16, f. 145f, 26 de agosto de 1816.
51 Van Young, op. cit., p. 314.
52 Para algunos autores se trata de un ejemplo del líder insurgente-comerciante, que
utilizaba las ganancias del intercambio para sostener sus actividades. Archer, op. cit., p. 228.
522
registro de su calidad.
523
La población y la guerra
56 agn, og, v. 158, exp. 50, ff. 234-237, Hermenegildo Revuelta a José de la Cruz. Octu-
bre 1819.
57 agn, og, v.399, exp.16, f. 157, Brigadier José de Gayangos al virrey Apodaca. Enero
1820.
58 McCaa, “El poblamiento de México”, p. 55.
524
59 apj, Bautismos, v. 19. En 1810, el titular era el bachiller Luis Mena, a quien sucedió José
Domingo Sánchez y en 1812 era cura interino el bachiller José Eligio González.
60 apj, Entierros, v. 9, 1er. folio, s/n.
525
Fuente: apsml, Bautismos, v. 32b-40; Entierros, v. 14-19. Nota: las cifras de bautismos y
entierros utilizadas para esta gráfica incluyen a la parroquia de Adobes, creada en 1808, con
el fin de mantener sin cambios el espacio analizado durante el periodo analizado.
Además del fuerte impacto causado por las epidemias, la salida de varones
para unirse a las tropas, las incursiones constantes de militares de cualquier
bando, los saqueos y la escasez de alimentos, causaron muertes maternas,
interrupción de embarazos y aumento en el número de viudos y viudas.
Estas situaciones contribuyen también a retrasar uniones y concepciones y
todo ello se ve reflejado en la curva de bautismos.
El comportamiento de los entierros en el periodo colonial era más errá-
tico que el de los bautismos, especialmente en el campo, influido por ciclos
agrícolas, calendario litúrgico y fenómenos meteorológicos. Es necesario tam-
bién tener en cuenta que el subregistro era mayor en esta serie que en la de
bautismos durante el periodo colonial. En primer lugar porque no todos los
difuntos eran remitidos a las cabeceras o a las capillas de los pueblos para
ser sepultados. Las distancias que se debían recorrer y el pago de las obven-
526
Gráfica 2
Bautismos y entierros en el curato de Jalostotitlán, 1805-1824
Fuente: apjl, Bautismos, v. 18-22; Entierros, v. 8-9, Ayuda de Parroquia de San Miguel, v. 1-3.
527
Grafica 3
Bautismos en pueblos de indios. Santa María de los Lagos, 1805-1824
528
61 apsml, Entierros, v. 15, f. 53f, 23 de abril de 1814; 76v, 15 de junio de 1814; 88v, 15
529
Cuadro 1
Ajusticiados en Santa María de los Lagos y Jalostotitlán, 1812-1820
530
Cuadro 2
Ajusticiados en Santa María de los Lagos y Jalostotitlán, 1812-1820
531
Cuadro 3
Ajusticiados en Santa María de los Lagos y Jalostotitlán, 1810-1821
El estado civil se encuentra mejor registrado y muestra que en las dos parro-
quias la mayoría de los rebeldes llevados al paredón eran solteros, una situa-
532
Cuadro 4
Muertos a manos de los insurgentes en Santa María de los Lagos y Jalosto-
titlán, 1811-1819
Fuente: apsml, Entierros, v. 14-18; apj, Entierros, v. 8-9, Ayuda de Parroquia de San
Miguel, v. 2-3.
¿Qué representaban para los habitantes del campo neogallego las propues-
tas de la trigarancia y el Plan de Iguala después de los años de guerra y
533
534
Presentación
535
2 Epistolar porque en el lomo de cada tomo aparece la frase “General Guerrero Corres-
pondencia”; además, los índices de los tomos, ordenados por riguroso orden alfabético de auto-
res y temas, se refieren a los documentos como “cartas”.
3 Vuelvo advertir que en el tomo 2 aparece una nota suelta manuscrita que dice: “El
Sr. Hernández y Dávalos, lleva el viernes 21 de marzo de 1890 tres tomos 1, 2 y 3 de 1821,
correspondencia del general Guerrero”. ¿Nunca regresó Hernández y Dávalos el tomo 1? ¿se
extravió después?, véase Del Arenal, “Nuevas fuentes”, p. 58.
4 De este descubrimiento di cuenta en dos escritos: “La ¿segunda? carta de Iturbide a
Guerrero”, Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad, xxviii, pp. 143-152 y recogido en Unión,
Independencia, Constitución: nuevas reflexiones en torno a un modo de ser libres, pp. 61-68, y en “Nue-
vas fuentes para el estudio de la consumación de independencia: el archivo inédito epistolar
del general Vicente Guerrero”, en Antología de correspondencia política, pp. 55-59.
536
1821, 5 tomos
Primero: Documentos 1 a 195, de finales de 1820 o enero de 1821 a fines de
abril de 1821. (Este tomo, por desgracia, continúa desaparecido, muy probable-
mente por lo extraordinario de su contenido. Las pesquisas para encontrarlo
no han dado hasta la fecha resultado favorable.)
Segundo: Documentos 196 al 369, del 1 de mayo al 30 de junio.
Tercero: Documentos 370 al 664, del 1 julio al 31 de agosto.
Cuarto: Documentos 665 al 880, del 1 de septiembre al 30 de octubre.
Quinto: Documentos 881 al 1095, del 1 noviembre al 31 de diciembre.
Total: 900 documentos.
1822, 6 tomos
Primero: Documentos 1 al 220, del 1 enero al 31 de enero.
Segundo: Documentos 221 al 439, del 1 febrero al 15 de marzo.
537
1823-1833, un tomo
Documentos 1 a 248, del 1 enero 1823 al 3 mayo de 1833.
Total: 248 documentos.
538
La revisión de los índices de los cuatro primeros tomos conocidos, que corres-
ponden a los meses de mayo a diciembre de 1821, arroja los siguientes nom-
bres de autores de los documentos, o algunos asuntos o materias contenidos
en ellos:
7 Las “casillas” que siguen al nombre del personaje o el tema al que se refiere el docu-
mento corresponden a los tomo 2/3/4/5 de 1821 y señalan el número de ocasiones en que
aparece dicho autor o tema en ese tomo. Si hay solo un número sin casilla éste corresponde
siempre al tomo 2 de la colección.
8 Van en cursivas los asuntos y temas para diferenciarlos de los nombres y apellidos.
539
540
541
542
543
544
Xicotencal 0/1
545
Iturbide (1821-1824)”, Historia Mexicana, xlviii, pp. 37-70, y Del Arenal, Un modo de ser libres.
Independencia y Constitución en México (1816-1822), pp. 141-164.
11 Del Arenal, “La ¿segunda? carta…”, pp. 150-151.
12 Ibid., p. 150-151. Se ha establecido una especie de historiografía oficial acerca del
momento en que iniciaron las comunicaciones entre ambos a partir de la famosa carta
de Iturbide del 10 de enero de 1821, desde Cualotitlán, y la no menos célebre respuesta de
Guerrero desde Rincón de Santo Domingo, diez días después. Tal vez el mito comenzó con
la publicación el mismo 1821 de las tres Cartas de los señores, 1821. Consúltense en las clásicas
historias de Bustamante y de Alamán, ambos en sus tomos V; Lafragua, Vicente Guerrero.
Ensayo biográfico. y Cienfuegos (comp.), Vicente Guerrero (1782-1831) Primero tuve Patria… Re-
copilación documental.
546
547
Se trata, pues, de 22 cartas y circulares dirigidas a Vicente Guerrero (más una car-
ta que por estar incompleta impide conocer su destinatario, pero que sin duda
fue dirigida al mismo), una a Francisco Quintanilla,13 otra a Antonio Berdejo,14
548
parte lo ha sido, como Ud. escribe a otro intento a dicho jefe, pérdida para nuestro país, Dios
permita que haya sido la última”, en Cuevas, El Libertador. Documentos Selectos de Don Agustín
de Iturbide, pp. 171, 172 y 179. Iturbide se refería a la acción de Cueva del Diablo dirigida por
Berdejo y cuyo parte de guerra, del 31 de enero, fue comunicado por Iturbide a Apodaca el
mismo 4 de febrero, tal y como lo publicó la Gaceta del Gobierno de México el 22 de febrero
de 1821. Se adhirió al Plan de Iguala en Chilpancingo a principios de marzo e intervino en
las operaciones militares de Querétaro a las órdenes directas de Echávarri comandando el
Primer Batallón del Imperio. Alamán asienta en 1852 que Bermejo había “muerto hace años
en Méjico, siendo general de brigada”, en Alamán, op. cit., pp. 83-85, 90 y 91, 107 y 224.
15 General y político mexicano; presidente de la República en tres ocasiones. Nació en
Xalapa en 1792 y murió en Tacubaya en 1854. Siendo teniente coronel en retiro y boticario
en Perote, a mediados de marzo de 1821 se adhirió al movimiento trigarante alcanzando el
grado de general brigadier.
16 Moreno, La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la independencia. Nueva
España, 1820-1821.
17 Ibid., p. 191.
18 Ibid., p. 207.
19 Ibid., p. 203.
549
20 Ibid., p. 201. Es indispensable consultar también para este periodo la obra citada de
ro, pero es uno de los de julio, Tonacate, d. xxiii. La geografía donde aparece este insurgente
en los siguientes documentos es Teloloapan (d. vi), el camino de Acapulco (d. xii), Ajuchitlán
y rumbo del río Mezcala (d. xvi); en este Iturbide se queja ante Guerrero que “Desde q V.S.
salió de Ajuchitlán sobre el Coronel Márquez, no he recibido carta alguna suya”.
550
lugar que le correspondía estar se incluyeron los dos documentos correspondientes a julio,
los números xxiii y xxiv.
23 Del Arenal, “El significado…”.
24 En esta y las siguientes transcripciones he corregido la ortografía y deshecho las abre-
viaturas. Para darle mayor ligereza al texto he omitido cualquier referencia. Todas se pueden
localizar en los documentos transcritos al final del capítulo.
25 Recuérdese que los días siguientes a la jura del Plan de Iguala hubo significativas
551
26 Documento xxvi.
27 Documento xxii.
28 Colección de documentos históricos mexicanos, tomo I.
29 Colección de documentos históricos mexicanos, tomo II.
30 Correspondencia y diario militar de don Agustín de Iturbide. 1815-1821, tomo III; y Corres-
552
1977.
39 1810-1821. Documentos básicos de la Independencia, México, Ediciones del Sector Eléc-
trico, 1979.
40 La Independencia de México. Textos de su historia, México, Instituto de Investigaciones
553
Documentos
D 19844
554
D 229
555
D 234
Santiago Conguripo 10 de Mayo de 1821
Mi estimado amigo: Puede V. disponer q. el Tnte. Ríos con los Piquetes
de Ynfa. y Cavalla. se reúna al Sr. Corl. Echávarri quien para poder obrar con-
forme a mis órdenes necesita tener una fuerza respetable. Dicho Sr. Echávarri
recivió a boca varias instrucciones q. le di, y pa. llevarlas a efecto u regular q.
tenga necesidad de librar algunas órdenes a los Señores Álvarez, Montes de
Oca y demás Gefes. Aunqe. ya he hablado a Vd. sobre este punto, por si aca-
so se han estraviado las órnes. q. Vd. les dio espero se las repita haciéndoles
ver lo mucho qe. importa el qe. guardemos todos la mor. armonía para
lograr un fin a qe. todos debemos cooperar sin parar la atención en vagate-
las. No importa menos la observancia de la disciplina, y el tratar con mo-
deración, política, y comedimiento, a los Pueblos y particulares. Recuerde
Vd. sus órnes. con frecuencia sobre este Punto y vijile por qe. las cumplan
haciéndoles entender qe. solo por este medio podrá hacerse amable nustra.
causa y no ostigarse las gentes como lo están con las vejaciones e insultos qe.
sufren de las tropas contrarias.
Consérvese Vd. bueno, dé expresiones a todos los Compañs. y mande
a su afmo. amo. Q. B.S.M.
Agustín de Yturbide
Rúbrica
556
D 239
Santiago Conguripo Mayo 10/821
557
D 240
Santiago Conguripo Mayo 10/821
558
D 241
Santiago Conguripo Mayo 10 de 1821
C45
559
560
D 242
561
D 252
C
Con esta fha. digo al Sr. Coronel Dn. José Antonio Echávarri lo qe. sigue.
“Por varios conductos se asegura qe. el Exmo. Sr. Conde del Venadito
ha dispuesto remitir víveres a Acapulco con una fuerte División a las órdenes
del Sr. Marqués Donallo. He llegado a crer q. se haga este esfuerzo, por lo q.
espero de los bien acreditados conocimientos de V.S. que dexándolo pasar
el Río, activará sus medidas (poniéndose de acuerdo con los Sres. Guerrero,
Alquisiras, Montesdeoca y Álbares) a fin de q. no lo repase dha. División
hostilizándola de todos los modos posibles con quitarles las remontas e inco-
modarlos en los pasos extrechos. Es necesaria mucha precaución por si la tri-
pulación de las fragatas hiciese algún mobimiento convinado con dha. Divi-
sión. Para saverlo, importa tomar empeño en la interceptación de Correos”.
Lo q. traslado a V. S. para su inteliga. prometiéndome q. con su acos-
tumbrado empeño tomará ahora el interesante de dañar en cuanto sea da-
ble a la División expresada.
Dios gue. a V.S. ms. as.
Hacienda de Guadalupe
14 de Mayo de 1821
Agustín de Yturbide
Rúbrica
562
D 266
C Circular
Sin disparar un tiro ni sufrir desgracia alguna he ocupado hoy esta ciudad
mediante una honrosa capitulación. La guarnición de esta plaza se componía
en Marzo de dos mil hombres, y hoy apenas han mardo. a Méjico cerca de
quinientos, quedándose con nosotros el Sr. Coronel Dn. Luis Quintanar,
la mayor parte de la tropa del País, y un gran número de soldados del Batallón
ligero de Barcelona de los q. unos continúan el servicio en los cuerpos de
este ejército, y otros han pedido su licencia absoluta y se han retirado a vivir
en los Pueblos y Haciendas dedicados al comercio, Agricultura e industria.
Tan venturoso acontecimiento debe celebrarse por todos los buenos Patriotas,
pero reconociendo siempre que al Dios de la paz es a quien se deben las ben-
tajas que logramos. Por tanto disponga V.S. de acuerdo con las autoridades
respectivas el q. se celebre Misa de gracias con tedeum, particularmte. por no
haver derramado una gota de sangre. Espero en el S. que igual suerte hemos
de tener en lo subsecibo, que se ha de realizar mi plan evitando por todos me-
dios los horrores y difiriendo el pelear pa. quando no halla otro arvitrio. No
podrá atribuirse ésta a debilidad por los q. sepan que las tropas independtes.
no se han dejado burlar quando han sido provocadas. Dios gue. a V.S. ms. as.
Valladolid y Mayo 22 de 1821.Agustín de Yturbide. Sor. D. Vicente Guerrero.
563
D 267
C
564
D 268
Circular
565
D 276
C
566
D 277
Luego que reciva V.S. éste se pondrá en aresto al Cadete D. Jesús Arro-
yo del Regimto. de Zelaya y formándole la correspondiente sumaria sobre su
conducta en el manejo de los intereses q. ha tenido a su cargo, lo remitirá a
su cuerpo pr. el rumbo de Citáquaro.
Dios gue. a V.S. ms. as. Valladolid 26 de Mayo de 1821.
Agustín de Yturbide
Rúbrica
567
D 28347
C
Acámbaro y Mayo 30 de 1821
46 Un día antes Iturbide escribió otra carta a Guerrero, localizada en el Archivo Histó-
rico del Instituto Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México por Nicolás
Rangel y publicada en 1933 por el Archivo General de la Nación y que Robertson transcribió
parcialmente e incluso dio los datos de su localización: número 50-1-7 en Correspondencia priva-
da…, pp. 199 y 200; Robertson, op. cit., pp. 149 y 150: “Rescatamos de la miseria… a tantos
infelices…Tenemos buenos amigos en número considerable y bien dotados. Una sociedad
como esa no puede fallar en prosperar”.
47 Publicada ya por Rangel, Correspondencia privada…, p. 200. Difiere en la abreviatura
del nombre de José Ma., aquí transcrito, y no José Manl. como aparece en dicha publicación.
A continuación, Rangel transcribe la comunicación de Guerrero -situado en Tuxpan- al “Te.
J. Ml. Fz.” de misma fecha.
568
D 310
569
D 313
C
570
D 314
571
48 Este mismo día Iturbide remitió otra carta a Anastasio Bustamante informándole que
572
D 318
De aquí adelante se remitirá a V.S. competente número de exemplares
de nuestro periódico49 y demás piezas q. se impriman, para q. haciéndolos
extender y circular pr. ese territorio de su mando [aumente] la ilustración
del Pueblo y se consiga el fruto que deceamos.
Dios gue. a V. S. ms. as.
San Juan del Río 15 de Junio de 1821.
Agustín de Yturbide
Rúbrica
[Al márgen:] Si alguna vez dejasen de remitir a V.S. los impresos puede recla-
marlos. Rúbrica
49 Se refiere al Ejército Imperial Mejicano de las Tres Garantías. Papel volante en García, La
prensa insurgente…, p. 82.
573
D 325
Conviniendo a ntra. situación actual que la Ymprenta y Tesorería se
fijen en un punto más céntrico al terreno en q. obra el Exto. q. el de el fuerte
de Santiago donde ahora existen he dado con esta fha. orn. de q. se trasla-
den a Cóporo donde será más cómoda su residencia: y lo participo a V.S. pa.
su inteligencia.
Dios gue. a V.S. ms. as. San Juan del Río 16 de junio de 1821.
Agustín de Yturbide
Rúbrica
XX
D 330
C
Duplicado50
50 Copia de la anterior.
574
D 336
C
575
D 33852
C
Está proclamada y jurada la Yndependencia en la Nueva Galicia; cuyas
tropas forman el Exército de reserva de las tres garantías al mando del Señor
Brigadier Dn. Pedro Celestino Negrete y su segundo el Sr. Coronel Dn. José
Antonio Andrade: lo que participo a VS pa. su satisfacción, y para qe. lo
comunique a todas las Secciones y divisiones de su mando. [Con grafía de
Iturbide] Queda decifrado el enigma de la entrevista de la Hacda. de San Antonio.
Dios gue. a V.S ms. as.
Hacienda del Colorado. Junio 21 de 1821
Agustín de Yturbide
Rúbrica
52 Ya publicado por Cuevas, op. cit., p. 233, con las siguientes diferencias: el texto del
jesuita va dirigido “Al Señor Coronel Don Anastasio Bustamante”; en él se refiere a “José
Antonio Andrés”, no Andrade; y el lugar y fecha los coloca al principio del documento.
Desde luego no repara en el añadido manuscrito por Iturbide.
576
D 358
577
D 35954
[Impreso]
El Jueves 2 del entrante Agosto será evacuada la plaza de Puebla con sus
fortines en virtud de la capitulación acordada por los respectivos comisiona-
dos y aprobada por el excmo. sr. D. Ciriaco de Llano y por mí.
La representación política de dicha ciudad: el heroico entusiasmo de su po-
puloso e ilustrado vecindario, el armamento, artillería, parque, y demás auxi-
lios de que abunda en todo género, siendo uno de ellos el de tres imprentas
corrientes y bien surtidas, hacen esta rendición de la primera importancia, y
puede mirarse justamente como un preludio próximo de la ocupación de la
capital del reino, que va a quedar en el más riguroso aislamiento, y sin otros
recursos que con los que se encuentren en su mismo seno.
Comunico a V.S. tan plausible acontecimiento, para que a la mayor bre-
vedad circule esta noticia en la demarcación de su mando, y disponga que
con las más solemnes demostraciones se celebre un suceso, que colma la
prosperidad de nuestras armas, y anuncia muy de cerca el término venturo-
so de nuestros deseos.
Dios guarde a V.S. muchos años. Cholula 28 de julio de 1821
Agustín de Iturbide
Rúbrica
so: Viva el grande Egército Imperial Megicano de las Tres Garantías, suscrito en el mismo lugar
y fecha. Podría tratarse del mismo. Por su parte, Robertson se refiere a los artículos de la
capitulación en Robertson, op. cit., p. 156.
578
D 36355
El 1er. Gefe del Ejército Ymperial Mejicano de las tres Garantías. A los apre-
ciables oficiales y soldados del 1er. Batallón de Zaragoza y de las Compañías
de Zamora.
cia entre Luis Quintanar e Iturbide suscrita entre el 22 de junio, desde el “Campo sobre
Querétaro”, y el 25 de junio desde “casas Blancas”.
579
56 A este evento se refiere el “parte” del general Echávarri dirigido a Iturbide desde
580
D 36457
Art. 1º El punto de la cruz será ebaquado pr. las tropas del Exmo. Sr.
Conde del Venadito a las 24 horas de firmada la capitulación proporcionán-
dosela el Bagaje neceso.
2º La tropa con gefes y oficiales saldrá con vanderas, armas, municiones,
un cañón de a cuatro y mecha encendida con sus uniformes y equipajes.
3º Los gefes, oficiales y tropa que quieran seguir la capitulación serán
transportados hasta la Ysla de Cuba por cuenta de las cajas del ejército de
las tres garantías dándose noticia de todos los que estén en aquel caso por
listas que se formarán al efecto.
4º Ynterin pueda verificarse el embarco, el Sr. gefe del Exto. de las tres
garantías señalará un punto de temperamto. sano donde deve situarse la tro-
pa que con los gefes y oficiales se compromete ano [sic] hacer armas contra
el expresado ejército.
5º Los oficiales de los cuerpos provinciales que quieran ser comprehen-
didos en los artículos anteriores, quedarán en libertad para ejecutarlo, y si
les acomodase retirarse asus casas como en tiempo de Paz, o con el retiro
que les corresponda por reglamento y años de servicio se les concederá.
6º Los Sargentos, cabos y soldados Provinciales quedarán expeditos para
licenciarse o reunirse a las tropas del Exmo. Señor Conde del Venadito,
dándose la licena. a los demás de la guaranon. que lo soliciten para dedicar-
se al comercio e industria.
581
582
D 365
583
D 369
Circular
584
585
586
587
588
589
590
591
592
593
594
595
596
597
598
599
600
601
602
603
604
605
606
607
608
609
610
611
612
613
614
615
616
617
618
619
620
621
622
623
624
625
626
627
628
629
630
631
632
633
634
635
636
637
638
639
640
641
642
643
644
645
Presentación �����������������������������������������������������������������������������������������������7
Bibliografía ���������������������������������������������������������������������������������������������585