Becerra - Dos Parroquias

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La consumación de la independencia.

Nuevas interpretacio nes


(homenaje a Carlos Herrejón)

Coordinadores

Ana Carolina !barra, Juan Ortiz Escamilla

y Alicia Tecuanhuey

©EL COLEGIO
DE MICHOACÁN U l.1
■¡¡ INSTITUTO DE
INVESTIGACIONES
HIITÓRICAS Universidad Veracruzana
~.._...
Diseño de interiores: David Medina
Armado de forros: Jorge Cerón Ruiz
Imagen de portada: Dibujo del tablado y pe~pectiva alegórica para celebrar el restablecim_iento y ventaju de la Co
titución española, proyectado por José Ignacio Paz, para la fachada de su casa (1820). Archivo General de Indias (A na.
MP-MÉXICO, 511), Ministerio de Cultura y Deporte, Espaf\a. GI,

Clasificación LC: Fl232 C661 2021 -


Clasif. Dewey: 972.03
Titulo: La consumación de la independencia : nuevas interpretaciones (homenaje a
Carlos Herrejón) / coordinadores, Ana Carolina !barra, Juan Ortiz Escamilla
y Alicia Tecuanhuey.
Edición: Primera edición.
Pie de imprenta: Xalapa, Veracruz, México : Universidad Veraa'U%alla, Dirección Editorial ; Zamora,
Michoacán : El Colegio de Michoacán, AC. ; Ciudad de México : Universidad
Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2021.
Descripción Asica: 646 páginas : ilustraciones, gráficas, mapas ; 23 cm.
Nota: Bibliografia: páginas 585-646.
ISBN: 9786075029641 (UV))
9786075441368 (Colmich)
978-607,30-5292-4 (UNAM)
Materias: Herrejón Peredo, Carlos.
México-Historia-Guerra de Independencia, 1810-1821-Historiograf(a.
México-Historia-1821-1861-Historiografia.
Autores relacionados: !barra, Ana Carolina.
Ortiz Escarnilla, Juan.
Tecuanhuey Sandoval, Alicia.

DGBUV 2021/45

Primera edición, 3 de noviembre de 2021 . 1

D. R. © Universidad Veracruzana
Dirección Editorial
Nogueira núm. 7, Centro, CP 91000
Xalapa, Veracruz, México
Tels. 228 818 59 80; 228 818 13 88
[email protected]
https://www.uv.mx/editorial

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Martínez de Navarrete 505, CP 59699
Fraccionamiento Las Fuentes
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D.R. © Universidad Nacional Autónoma de México


Instituto de Investigaciones Históricas
Circuito Mtro. Mario de la Cueva s/n
Ciudad Universitaria, Coyoacán
04510, Ciudad de México

ISBN: 978-607-502-602-964-1 (UV)


ISBN: 978-607-544-136-8 (Colmich)
ISBN: 978-607-30-5292-4 (UNAM)

Impreso en México
Printed in Mexico
Índice

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Carlos Herrejó n, una biografía intelectual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17


Ana Carolina [barra

Carlos Herrejó n y la división de poderes. Su trascendencia


en la historia constitu cional de México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
Rafael Estrada Michel

Los ciclos de la contrarrevolución en el proceso de la indepe ndenci a


(1810--1821) ...... ...... ...... ...... ...... ...... ...... ...... 49
Josep Escrig Rosa

Sermones y discursos del restablecimiento de la Consti tución


a la trigarancia ...... ...... ...... ...... ...... ...... ...... ... 85
Carlos Herrejón

Apuntes biográficos sobre un clérigo montañ és en la indepe ndenci a


de Nueva España. Manue l de la Bárcena y Arce (1768--1830) ...... ... 115
Juvenal ]aramillo M.

Una interpretación de la indepe ndenci a mexicana de 1821 ...... ... 141


Rodrigo Moreno Gutiérrez

Córdoba, 1821, derecho, paz e indepe ndenci a ...... ...... ...... .. 169
Alfredo Ávila
- w:r.

La independencia pactada. Un plan mexicano de monarquía federal


en la prensa del trienio liberal ................ • • • • • • • • • • • • • • • . 203
lvana Frasquet

El contexto internacional del Plan de la Independencia de la América


Septentrional, conocido como Plan de Iguala (1816--1824) .......... 237
Guadalupe ]iménez Codinach

La trigarancia. Su dimensión simbólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261


Moisés Guzmán Pérez

Ciudadanos y militares en el camino a la consumación


de la independencia. Puebla, 1820--1823 ......................... 307
Alicia Tecuanhuey Sandoval

De cántaros y juramentos. El trienio liberal en Zacatecas ........... 339


Mariana Terán

1821 visto desde Yucatán .................................... 369


Laura Machuca Gallegos

El sendero de la independencia en Michoacán, 1820--1821 .......... 393


Carlos ]uárez Nieto

La consumación de la guerra de independencia en Oaxaca,


actores políticos y grupos de poder, 1821--1823 ................... 423
Carlos R. Sánchez Silva

Una visión particular del tránsito de la administración del erario


novohispano al nacional. El caso del alcabalatorio de Chautla ....... 443
Luis ]áuregui

El Plan de Fondos Municipales de los Pueblos de 1822 y la extinción


de los tributarios de Nueva España ............................ 467
Martha Terán
y 1821 .... .... ... 505
Dos parroquias en los años de la trigarancia, 1820
Celina Becerra

rrero
Cartas de Agu stín de lturb ide dirigidas a Vice nte Gue
y juni o de 1821
y otros docu men tos del prim ero suscritos entr e mayo
rrero .... .... .. 535
que se halla n en el Archivo epis tolar de Vice nte Gue
Jaime del Arenal

.... .... .... ... 585


Bibliografía .... .... .... .... .... .... .... ....
•t

Dos parroq uias en los años


de la trigara ncia,18 20 y 1821

Celina Becerra 1

I
EsTE TRABAJO BUSCA RESPOND ER lAS SIGUIENTES preguntas sobre los su,
cesos y significados de los años 1820--1821 en una región bien delimitad a de
la intendencia de Guadalaja ra: ¿es posible observar cómo vivieron los años
del movimiento trigarante los habitante s de villas, pueblos y las localidade s
más pequeñas del campo? Y, especialm ente ¿qué relación se puede establecer
entre el bienio 1820--1821 y los años que le precedier on?
La región que se aborda es la que hoy• se conoce como Los Altos de
Jalisco, al este de la intendenc ia de Guadalaja ra, que al iniciar el siglo XIX
conformaba la subdelega ción de Santa María de los Lagos. Se trata de una
meseta cuya altura (1 600 msnm) contrasta con las tierras del Bajío guana--
juatense con las que limita por el oriente. Se extiende entre el río Verde y la
serranía de Comanja con una serie de numerosa s mesas y valles en su ma--
yoría de corta extensión . La.mitad oriental formaba la parroquia de Santa
María de los Lagos y la porción occidenta l perteneci a a la de Jalostotitl án.
El origen de la primera fue la fundación de una villa española para defensa de
la frontera chichime(:a que tuvo lugar en 1563. Jalostotitlán, en cambio, fue la
parroquia que tuvo a su cargo la atención espiritual de las familias cocas,
tecuexes, cazcanes y de varios grupos chichimec as que se mantenía n en sus
antiguos pueblos tras las primeras incursion es de los conquista dores y a la

1
Universidad de Guadalajara . l J

505
11.!t-- -

Guerra Chichime ca, además del pueblo de San Salvador Jalostotitlán, con-
vertido en la cabecera, San Juan (actual San Juan de los Lagos), San Miguel
(actual San Miguel el Alto), San Gaspar, Teocaltitá n, Mitic y Mezquitic.
Posterior mente se establecie ron también numeroso s ranchos y haciendas en
esta parte central de la meseta, gracias a las mercedes de tierras concedidas
desde épocas temprana s a españoles y también a algunos indios.
Para las últimas décadas del siglo XVIII Santa María de los Lagos era una
de las subdelega ciones más pobladas y ricas de la int~ndenc ia de Guadalaja-
ra, con un número importan te tanto de indios de república, como de espa-
ñoles, mestizos y descendie ntes de africanos que habitaban , además de las
dos cabeceras y pueblos, en más de 300 ranchos, puestos y haciendas que se
habían establecid o a todo lo largo y ancho de su territorio. Para entonces la
parroquia de Lagos incluía tres pueblos de indios establecid os en el mismo
valle y muy cerca de la villa española. 2
Los archivos del ayuntami ento de la antigua villa de Lagos y los de su
alcaldía mayor, más tarde transform ada en subdelega ción, no se han con-
servado, por tanto, una proporció n sustancial de la informaci ón que aquí
se presenta proviene de los libros de bautismo s y entierros de las dos
parroquia s más antiguas y extensas de esa región: Jalostotitlá n y Santa María
de los Lagos (hoy Lagos de Moreno), ambas perteneci entes al obispado de
Guadalaj ara (ver mapa 1). El análisis de estas fuentes lleva a concluir que en
esta comarca un número importan te de los habitante s se involucra ron en la
guerra desde sus inicios, no solo en la llamada sublevaci ón de los pueblos,
en la que participar on sobre todo las república s de indios, sino también
a través de terratenie ntes españoles , algunos de ellos integrante s de la eli,
te provincia l o por lo menos con vínculos cercanos a ella. Aquí surgieron
algunas de las figuras calificadas como líderes marginale s por Van Young,
personaje s capaces de encauzar a sus vecinos y paisanos a la rebelión.3 Las
tierras alteñas vieron llegar militares en años previos a 1810, pero la pre,
sencia de divisiones del ejército realista y de milicias locales se incrementó
notablem ente a partir del inicio de las hostilidad es por tratarse de una zona

2 Becerra, Gobierno, justicia e instituciones. La alcaldía mayor de Santa Maria de los Lagos, lSJ6-
1750, pp. 114,124.
73
3 Van Young, La otra rebelión. La lucha por la independencia de México, 1810-1821, PP· s7z..s •

506
Parroquias de Jalostotitlán y Lagos

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Teocaltlche~ ~(' ~

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~~ ~San Juan de los Lagos
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1
JalpaA \
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.,
____
• Parroquia Lagos
• Parroquia Jalostotitlén
A Hacienda
o Pueblo

MAPA 1: Elaboración propia. Consulta: Archivo Histórico de Localidades INEGI


2019. Realizó: Ramsés Dante Lázaro.

de paso del centro del virreinato hacia el norte minero y por su cercanía con
el Bajío en la intendencia de Guanajuato.
Los enfrentamientos de grupos insurgentes con realistas fueron constantes
s
Y u intensidad fue en aumento desde los primeros momentos de la con,
tienda hasta la caída del Fuerte del Sombrero, porque cuando, en 1816,
llegó la etapa de desgaste para los dos bandos y en otras regiones disminuyó
la intensidad de la guerra, en las tierras alteñas la insurgencia había ad,
quirido nuevos bríos con el levantamiento de Pedro Moreno, que para ese
momento contaba con un número importante de hombres y controlaba la
zona oriental de Lagos y la serranía de Comanja. Además, recibió refuerzos
;on la llegada de Francisco Javier Mina. Sin embargo, tras la derrota de
edro Moreno, a fines de 18r?, la zona era un territorio agotado al punto

507
que el intendente de Guadalajara, José de la Cruz, declaró en un informe
al virrey que "Lagos y León son un desierto". 4 A partir de 1818 eran muy
pocos los grupos rebeldes que quedaban en la región y esto se tradujo en
una notable disminución de combates, de juicios sumarios y ejecuciones
en las do~ cabeceras parroquiales y de muertes de pobladores a manos de
alguno de los bandos combatientes. Para 1820 y 1821 los bautismos anuales
volvieron a presentar signos de crecimiento, aunque sin alcanzar los totales
que se registraban antes de la guerra. Las preguntas que surgen se refieren a
la posibilidad de que el bienio hubiera constituido el inicio de un periodo
de recuperación en términos demográficos.
En una primera revisión de los registros parroquiales de entierros de la
villa de Santa María de los Lagos llama la atención que en mayo de 1820
fue sepultado allí el cuerpo de Vicente Enríquez, anotado como "soldado
de Frontera", pero sin los datos sobre su origen, calidad étnica y estado civil
que generalmente quedaban consignados en estos documentos. Dos meses
después aparece Simón Hernández, "soldado patriota de Tlaltenango".5 En
i821 se encuentran las actas de otros dos soldados, uno de Guadalajara y
otro de Cuquío, así como la de un sargento de Zacatecas. Estos casos resul,
tan especiales porque antes de 1810 no se advierte en las fuentes presencia
alguna de militares y la de forasteros es más bien excepcional. En contraste,
a partir de este año, los registros de soldados, dragones, sargentos y otros
cargos del ejército, así como las de individuos originarios de sitios lejanos
fueron en aumento y se volvieron comunes. .
A causa de una guerra civil como la que se extendió por todo el territo--
rio novohispano entre 1810 y 1821 fueroninumeros os los casos de familias
que no llegaron a conocer el destino final de aquellos de sus integrantes que
se habían incorporado a la lucha en cualquiera de los dos bandos. Al igual
que debió ocurrir con muchos realistas e insurgentes que les precedieron
en esta y otras parroquias del obispado de Guadalajara, no es posible saber
si a la familia del soldado de la Frontera llegó la información de que este
había fallecido en Lagos, en cuya iglesia parroquial quedó sepultado, o si los
.(
, . )

,
General de la Nación de México (AGN), Operaciones de Guerra (OG), v. 153,
4 Archivo

exp. 32, s/f, José de la Cruz al virrey Apodaca, 30 de enero de 1818.


5 Archivo Parroquial de Santa María de los Lagos, Lagos de Moreno, Jalisco (APSML),
Entierros, v. 17, ff. 99f y 104f.

508
del sarg ento José Ma ría Gar cía, orig inar io
~~
d de Zacatecas y f:all .d
en Lag05 el 5 de may o de
.
182 1, se ent era ron que ese fue su des tino ~ f· l
o
. 1na .
Lo mismo suc ede con V~c ente Vra1,. soldad_o de
Gua dala jara y Raymundo
Varón, soldado de Cuq uto . E:'tos _registros cier ran
un ciclo inic iado en 1810
en el que fue frec u~n t~ mo nr le1os del terr
uño y de la pare ntel a, muchas
veces sin enc ontr ar s1qu1era lug ar den tro de algú
n cam pos anto o, en el mejor
de los casos, sep ulta do jun to a otro s indi vidu
os "cu yo nom bre y origen se
ignoran". De acu erdo con lo obs erva do en las
fuen tes parroquiales de la villa
mariana y Jalo stot itlá n, los pero res año s de
agit ació n y mue rte se vivieron
entre 1812 y 1817 en la regi ón. Esta últi ma fech
a no es casual pue s coincide
con la derrota de Ped ro Mo ren o y la tom a del
Fue rte del Som brer o por las
fuerzas realistas, que se trad ujo , e.n una imp
orta nte dism inu ción de la pre-
sencia de gru pos insu rrec tos en la zona. Des
pué s de ese triu nfo del ejército
virreinal, hay poc as noti cias de enfr enta mie
ntos , con exc epc ión de los que
protagonizó el gru po de San tiag o González. De
la mis ma man era, desde 1817
disminuyó el núm ero de mue rtes atri buid as
a los insu rgen tes y el de ejecu-
ciones de reb elde s en tier ras alte ñas , aun
que los últi mos acu sad os de
traición al rey fue ron fusi lado s en febr ero
de 1820 en Lagos. Los registros
de las dos par roq uias ana liza das mue stra n que
sólo en 1815 fuer on 110 los
individuos pas ado s por las arm as por las auto
rida des realistas y 43 los que
murieron en man os de los insu rgen tes. Esta
s cifras baja ron a par tir de 1818
Y, junto con la dism inu ción de info rme s sob
re enfr enta mie ntos en campos
Ypoblaciones, mu estr an que poc o a poc
o, la tran qui lida d regresaba después
de nueve año s de con stan tes ased ios y batallas
.
Com o en el rest o de la Nue va Esp aña , en la
mes eta alte ña el año 1820
estuvo mar cad o por las nov eda des del rest able
cim ient o de la Con stitu ción
de Cádiz y por las dist inta s pos tura s que este
hec ho generó con las consecuen-
tes divisiones, no sólo ent re ame rica nos y euro
peo s, sino tam bién entr e los
Partidarios de la cart a gad itan a y, aquellos que
pref ería n man tene r sin altera-
ciones los privilegios que goz aba n gracias al
absolutismo. Dis tint as posturas
s~rgieron entr e los que esta ban dec idid os por
la ind epe nden cia, p~ro dife-
r1an en la fórm ula par a logr arla . El cab ildo de
la villa de San ta Ma na de los
lagos, dur ante dos siglos hab ia sido el espacio
don de con fluí an los intereses
de las familias de los cria dor es de gan ado más
ricos de la zona, cuyas pro-
Piedades Prodl.lcia~, t¡im bién maiz y trigo par
los rn a abasto de Guadalajara y d_e
l.liercad os min
'
eros , tan to en Gua na1 uato com o en Zacatecas y San Luis
1' •

509
Potosi. Se trataba de una elite terrateniente con activa participació n tanto
en oficios vendibles como en los de elección anual de ese ayuntamiento, pero
también en la administraci ón de bienes y capitales eclesiásticos mediante el
desempeño de cargos en las cofradías locales, la recolección de los diezmos y
la colocación de eclesiásticos de su círculo en capellanías y otros cargos en las
parroquias locales.6 En el curato de Jalostotitlán no había ningún regimien-
to español, las siete repúblicas de indios tenían su propio cabildo y todas
mantuviero n una población con muy poca presencia no india, a excepción
de la cabecera parroquial, donde desde finales del XVII se había establecido
un número importante de familias españolas, mulatas y mestizas.' Así los ras-
gos que diferenciaba n a esta feligresía de la de Lagos fueron una mayor pre-
sencia de repúblicas de indios y una escasa proporción de población mestiza.
La villa de Santa María de los Lagos era la residencia del representant e de la
justicia real, en la figura del alcalde mayor, sustituida por la del subdelegado
a partir de las reformas borbónicas. La de Lagos era también la feligresía que
contaba con mayor extensión y número de habitantes. 7
Desde fines del siglo XVIII la población de la región crecía de manera
lenta pero sostenida y era capaz de garantizar el sustento para ayuntamiento,
párrocos y nuevas autoridades. Así quedaría demostrado con la creación de
tres nuevos curatos, el primero en la antigua ayuda de parroquia de Jalosto-
titlán, el pueblo de San Juan, hoy San Juan de los Lagos (1769), otro en la
Villa de la Encamación (1778) y uno más en la hacienda de Adobes (1808),
antes que la guerra interrumpier a esa etapa de crecimiento económico y
demográfico . Si la primera de estas nuevas feligresías dividió la parroquia de
Jalostotitlán , las otras dos minaron la preeminenci a que como cabecera ha--
bía gozado la villa de Santa María de los Lagos durante dos siglos. Llegaría
otro golpe a la villa mariana de 1813 a 1814, durante la vigencia de la Cons--
titución de Cádiz, cuando se estableciero n ayuntamient os en las cabeceras
J. 1

Becerra, "Redes sociales y oficios de justicia de Indias. Los vínculos de dos alcaldes
6
mayores neogallegos", Relaciones. Estudios de Historia 'J Sociedad, n. 132, pp. 109,150.
7 En 1808 el párroco de Santa Maria de los Lagos había contabilizado 20973 almas
en su jurisdicción, de las· cuales cerca de 6 000 habitaban en la cabecera. El curato atendía
a los tres pueblos que se establecieron muy cerca de la villa mariana desde fines del XVI Yal
avallZ:1r el XVII: San Juan de la Laguna con 1031 habitantes, San Miguel de Buenavista con
440 y el de Moya con 977 almas. Archivo Histórico del Arzobispado de Guadalajara (AHAG),
Gobierno, Padrones, caja 35.

510
. les de Lagos,
Jalostotitlán , San Juan y Villa de la Encamación .a Aun
rroqu1a
Pª, fue a Lagos, como cabecera de la subdelegació n, a quien correspondi ó
351
' . i ar en la Junta Electoral de la Provincia, órgano responsable de in-
parttcar pla Diputac1on • • l d ad o que l a 1eg1s
• • Provinc1a, • 1ación
• gad itana señalaba
tegrartidpación de un representan te por cada distrito. El personaje seleccio-
la ~o para este fin fue el cura interino de la villa mariana, José Manuel de
na gui· y para ello el eclesiástico viajó a Guadalajara desde el 12 de agosto 9
Jáure ., ,
donde participó en la ses1on celebrada el 10 de septiembre. Durante el perio-
do de vigencia constitucion al también Teocaltiche, cabecera de la parroquia
vecina por el noroeste de la región alteña, eligió su propio ayuntamient o.to
Este pueblo de origen prehispánic o, se había constituido como república de
indios desde el siglo XVI Y durante algunos periodos llegó a tener su propio
corregidor, si bien al establecerse las intendencias , quedó comprendid o en
la subdelegación de Lagos.11
Con la vuelta del absolutismo los ayuntamient os constitucion ales desa-
parecieron y las corporacion es volvieron a las formas y ordenanzas que regían
antes de Cádiz. Santa María de los Lagos y Encamación eran las únicas villas
de españoles y por tanto pudieron mantener su respectivo cabildo, justicia y
regimiento, mientras las repúblicas de indios volvieron a las elecciones anua-
les de sus autoridades12 hasta 1820, cuando diversas circunstancias llevaron a
Femando VII a jurar obediencia a la Constitución con lo que se restablecie-
ron las instituciones creadas eFt 1814. Llegado el momento de elegir diputados
a Cortes, como había ocurrido siete años atrás, en 1820 el representant e de
la subdelegación alteña fue el cura de Lagos, que para esta fecha era el doctor
José María Mansilla.13

8 '
En Jalostotitlán fue elegido corno alcalde constitucional de primer voto José González.
Archivo de la Real Audiencia de Guadalajara (ARAG), Ramo Civil, 447, exp.l, no. 7359.
9
"En este dia el párroco se fue a Guadalajara".
10
Pérez, "Ayuntamientos gaditanos en la Diputación Provincial de Guadalajara", Ayun-
tamientos 'Y liberalismo gaditano enMéxico, p. 289.
11
Becerra, Gobierno justicia e instituciones. La alcaldía mayor de Santa María de los Lagos,
1536-1750, pp. 264-273.'

l 12 En los padrones parroquiales de Jalostotitlán de 1817 y 1819 aparecen los nombres de
~ alcaldes de cada uno de los pueblos de indios. (AHAG), Padrón general de este curato de
titl10stotitlán [1817}. Gobierno, Padrones, caja 31, exp. l; Padrón de la feligresía de Xalosto-
án; 1819, caja 31, exp. 2.
3
Beatriz Rojas, La diputación provincial de NuetJa Galicia: actas de se.dones, 1820-1822.

511
• Al celebrarse de nuevo las elecciones para formar ayuntamientos en la
subdelegación de Lagos, fueron dos localidades más las que pudieron ha-
cerlo. La parroquia de Adobes establecida recién en 1808, en territorio que
babia pertenecido a la feligresía laguense, lo constituyó en 1822 y, por su
parte los vecinos del pueblo de San Miguel (hoy San Miguel el Alto), com-
prendido en la jurisdicción eclesiástica Jalostotitlán, enviaron una consulta
a la Diputación Provincial de Guadalajara alegando contar con el número
suficiente de almas para elegir su propio ayuntamiento y no seguir agregado al
de Jalostotitlán. La respuesta se expidió el 13 de febrero de 1822, cuando
la Diputación ordenó al alcalde primero constitucional de la Villa de Lagos,
cabecera del partido, convocar al vecindario y fijar las fechas para el nom-
bramiento de electores y para celebrar la elección, siguiendo lo establecido
por el decreto de las Cortes España de 23 de mayo de 1812.14 En la región
alteña los ciudadanos elegidos para integrar los ayuntamientos constitucio-
nales fueron españoles americanos, integrantes de las antiguas elites locales
de hacendados y criadores de ganados. Se observa que los lugares que con-
formaron cabildos con el restablecimiento de la legislación gaditana fueron
las cabeceras parroquiales y el pueblo de San Miguel, que contaba con un
vecindario numeroso de terratenientes españoles y otras calidades, además de
la población india que constituía la mayoría del vecindario. Otros pueblos
tenían el número de almas requerido para formar ayuntamiento propio.
San Juan de la Laguna, en las goteras de Lagos, rebasaba los mil habitantes
en 1808, mientras que San Gaspar y Teocaltitán, ambos en la feligresía de
Jalostotitlán, en 1819 tenían mayor número de almas que San Miguel pero,
a diferencia de este último, su población estaba constituidas casi exclusiva-
mente por indios.15
El retomo de las libertades y de la igualdad para todos los habitantes de
los reinos hispanos implicó grandes esperanzas para F1quellos que considera-
ban que con ello desaparecían los motivos que habían llevado a la rebelión,
pero al mismo tiempo generó desaliento y crítica entre aquellos que adver-
tían que los derechos de la carta gaditana no eran aplicados al pie de la letra
y que las Cortes no reconocían a los americanos en igualdad de representa-

14 Loselegidos fueron Trinidad Asencio, alcalde primero constitucional y Luis González,


alcalde segundo. Medina de la Torre, San Miguel el Alto, p. 64.
15 2
Padróh de la feligresía de Xalostotitlán, 1819. AHAG, Gobierno, Padrones, caja 3l, exp. •

512
.ón y derechos. Las opiniones y descalificaciones se difundieron gracias a la
c·~ertad de prensa y alcanzaron villas y pueblos de la Nueva Galicia, si bien
!~dos los ánimos coincidían en la necesidad de terminar con la guerra. El
:¡vel que alcanzaba la agitación política en la Nueva Galicia fue descrito en
octubre de 1820 por el mismo intendente de Guadalajara , José de la Cruz,
al eXPresar "estamos sobre un volcán".16 En este ambiente se abrió paso la
ropuesta de algunos grupos de la capital novohispana y de ciudades como
~eracruz y Guadalajara para que la Nueva España quedara al margen de la
autoridad de las Cortes y así proteger sus intereses, su riqueza e influencia
política que ya habían visto mermados durante la guerra.17 Las claves para
lograr tal objetivo eran la figura de un militar, de confianza para las elites,
que encabezara la rebelión y un plan que despertara la simpatía de todos los
grupos novohispano s para que decidieran unirse. El militar al que confia-
ron la ejecución del proyecto fue Agustín de Iturbide y la propuesta sería la
independencia.18
El plan de Iturbide abrió la posibilidad de terminar con los enfrenta-
mientos entre peninsulares y americanos, realistas e insurrectos al plantear,
además de la independenc ia, puntos que estaban en el deseo de la mayoría
de los pobladores de la antigua colonia hispana: mantener la religión cató-
lica y los privilegios del clero y declarar a todos sus habitantes ciudadanos
con derecho a ejercer cargos y oficios.19 Tras lograr que Vicente Guerrero
aceptara la propuesta, era necesario conseguir la adhesión de las milicias
de los pueblos al Plan de Iguala y a eso se encaminaro n los esfuerzos. Tras
conseguir él la aceptación de Valladolid y Querétaro, en la Nueva Galicia
las primeras adhesiones tuvieron lugar precisament e en la meseta alteña, el
13 de mayo de 1821, en Tepatitlán donde 150 dragones de los regimientos
de infantería de Guadalajara y de Nueva Galicia al mando de Pablo Ortiz
Rosas se declararon también a favor del Plan de Iguala. 20 Las fuerzas con-
centradas en la villa de Santa María de los Lagos eran un contingente im-
portante para sumarlo a la trigarancia, pues según el coronel Hermenegil do

16
Olveda, De la insurrección a la independencia. La guemi en la región de Guadalajam, p. 405.
17
lbid., p. 247.
18
Ortiz, Guerra y gobierno. Los pueblos y la independencia de México. p. 247.
19
lbid., p. 248.
20
lbid., p. 259.

513
1

Revuelta, se trataba de mil cien hombres, de los cuales dos terceras


eran patriotas. 21 El 21 de junio Pedro Celestino Negrete anunció Partes
la N ueva Galicia que la VI•tta d e Lagos "siempre
• •
patriota y valiente" htoda ª
jurado la independenc ia proclamada por Agustín de lturbide "casi a la ~bia
•• ,, 1o había h hVista
de sus tiranos" , mientras en la ".VI·11·ita de 1a Encamacion ec o un
grupo de militares que su propio comandante Revuelta, despachaba Presos
hacia Guadalajara , por "adictos a la causa de nuestra libertad".22
. El impacto que tuvo en esta región vecina del Bajío la década de guerra
y epidemias alcanzó a una de las esferas que ha recibido menos atención en
los estudios sobre la insurgencia, la dinámica de la población. De aquí el
interés por observar lo ocurrido en esta zona del campo neogallego en los
años 1820-1821 y analizar si algunos indicadores, como los totales de bautis-
mos y entierros, recuperaron sus niveles después de haber estado expuestos
a los ataques de los bandos contendiente s, a la imposición de contribucio-
nes forzosas, al saqueo de cosechas y ganados y a todas las demás calamida-
des que acompañaro n la guerra que concluyó con la aceptación de las partes
contendient es al Plan de Iguala y al movimiento trigarante.

Las cabeceras frente a la guerra

Las tierras alteñas en la frontera entre las intendencias de Guadalajara y


Guanajuato formaron parte del escenario de la guerra desde los primeros
momentos. Desde octubre de 1810 se registraron sublevaciones entre los
pueblos de indios y en varios de estos se estableciero n gobiernos insurgen,
tes. La villa de Lagos tuvo también subdelegado insurgente nombrado por
Rafael lriarte. 23 En diversos puntos surgieron bandas rebeldes que se en..

1821.
21 AGN, OG,v. 48, exp. 50, f. 216, José de la Cruz al virrey Apodaca, 30 de marzo,_ . 5
22 Papel volante n. 9. Ejército imperial mexicano de las tres garantias. Querétaro, 1uho
. d • la Nuet'ª
de 1821, en Castillo Y Dorantes, Documentos conservadores durante la lndepen encia en
Galicia, en prensa.
6f.
24
23 Biblioteca Nacional (BN), Fondo Reservado, (Manuscritos Rivera), MsR 1 45 z, ff. ,
247f.

514
ntaban a las fuerzas realistas y saqueaban pueblos y rancherías para obte-
fre armas monturas Ydinero. Hubo también españoles americanos de la
0 er '
ión que se unieron a la rebelión como Miguel Gómez Portugal24 y Pedro
:nda.25 El brigadier Félix Maria Calleja cruzó por Lagos, Jalostotitlán y
íeparitlán cuando se dirigía a Guadalajara para enfrentar a Hidalgo, encon-
tró que en varios lugares los vecinos españoles habían huido y destituyó a las
autoridades que habían nombrado los insurrectos. 26 Durante la siguiente
década sería constante la presencia de regimientos militares con integrantes
llegados desde otras regiones y de milicias locales. De acuerdo con lo establecido
en el Reglamento Político Militar de Calleja, de junio de 1811, en cada villa y
cabecera de partido se formaron juntas militares para organizar los batallo-
nes de patriotas que debían proteger a su propia población de los ataques
insurgentes y, en su caso, auxiliar al ejército realista. Todas las cabeceras
parroquiales alteñas contaron con sus respectivos batallones de patriotas. 27
Tras la batalla del Puente de Calderón los enfrentamientos y ataques
tanto en las localidades más pequeñas, como en los pueblos y la misma
villa de Lagos se sucedieron constantemente con pérdidas para ambos ban-
dos. Tanto los partes de guerra enviados por los comandantes a sus supe-
riores, como los libros de entierros de las parroquias contienen informes
que demuestran que la zona fue un escenario constante de batallas y la
población fuertemente castigada en todos los sentidos por realistas y rebel-
des. Los libros de entierros de las parroquias de Santa María de los Lagos
y Jalostotitlán permiten dar seguimiento a la guerra a través de las actas de
unos y otros que eran sepultados en sus respectivas iglesias y camposantos.
En la primera se encuentran partidas de individuos "asesinados por los in-
surgentes" desde inicios de septiembre de 1811 y de rebeldes pasados por las
armas a partir del 3 de enero de 1812. 28 Por estas mismas fuentes se puede

24 Cruz, Vecinos de casa poblada, p. 205.


25
BN, Fondo Reservado, MsR 7452, f. 158v.
26
En Tepatitlán las autoridades nombradas por Calleja no pudieron defender la plaza y
los insurgentes tomaron nuevamente el pueblo, hasta que llegaron refuerzos de Guadalajara.
Ortiz, op. cit., pp. 54-55.
27
Ortiz, op. cit., pp. 94-97.
28
APSML, Entierros, v. 14, f. 235f, 2 de septiembre de 1811; Ibid., v. 14, f. 251v, 3 de
enero de 1812.

515
constatar que a menudo la contienda cobraba victimas entre la bl .
Po ac1ó
no involucrada en la lucha. n
En junio de 1813 la insurrección fue la que causó numerosas b .
a1as entre
las fuerzas realistas y los pobladores de Santa Maria de los Lagos E
. • ntre el
16 y el 18 de ese mes se encuentran las parndas de 17 personas, todas con
observación "murieron a manos de los insurgentes", entre ellos cinco drala..
. . -
ganes de esa villa, un 1nd10 y cuatro espanoles. Otras víctimas fueron 1
peninsular Fernando Ruvalcaba quien "murió en defensa de la justa caus:"
según quedó asentado en su acta, y seis personajes que merecieron el trato de
"don" en sus respectivos registros. 29 En otros casos las partidas no se pue..
den relacionar con datos de combates en la zona, ni hay noticias acerca de
presencia de rebeldes, lo que permite constatar que, además de los frecuentes
enfrentamiento s e incursiones que aparecen en las fuentes oficiales, hubo
más actividad que mantenía en zozobra a las poblaciones locales. Por otra
parte, la represión se hacía sentir en el número de ejecuciones que tenían
lugar en cada cabecera. Las que se registraron en Lagos, que datan de 1812,
sumaron 20. Al año siguiente este número se incrementó a 25 de los cuales
la mayoría eran vecinos de la propia feligresía. 30 En la feligresía de Jalostoti-
tlán Los números fueron 24 y 20 respectivamente , a pesar de tratarse de una
localidad con menor población ni contar. con cuartel, ni presencia perma-
nente de compañías realista. 31

Epidemia y guerra

Al llegar 1814 el virrey Calleja expresaba su desolación ante el panorama de


la guerra al señalar que el comercio estaba muerto, lo mismo que la agricul-
tura y la minería, mientras las necesidades crecían y el Estado se encontraba
en peligro. 32 Precisamente ese año, en la Nueva Galicia y el norte novohispa-

29 APSML, Entierros, v. 15, f. 5v. 16 de junio de 1813; f. 6f, 18 de junio de 18l).


30 lbid., v. 14.
31 Archivo Parroquial de Jalostotitlán, Jalostotitlán, Jal. (APJ), Entierros, v. 8 •

32 Ortiz, op. cit., pp. 118-119.

516
110 l as epidemias se. suma
. . ron a la guerr a para agravar el pano rama reina

nte.
l tifo, que había 1n1c1ado en 1813 en el centr o del virre inato ,
E bl • • identificado
por la po ac1on "f. b ,, " ,,
~orno te re o como peste , causó gran mort anda d en
la ciudad de México, Pueb la y de~á s regiones por las que se extendió.
El
~mie nto de batal lones y comp anias se conv irtió en el mejo r
~o • h •
medi o para
llevar el conta gio d l
acta to o_s os pun~os cardinales. Dura nte buen a parte
del bienio 1814 --1815, en la 1ntendenc1a de Guad alaja ra, autor
idade s y po--
bla ción tuvie ron que enfre ntar un nuev o enem igo que atacaba por igual a
realistas y rebeldes. 33 . .
A pesar de las medi das impl emen tadas por la autor idade s
virreinales
provinciales, así como por las eclesiásticas, en mayo de 1814
la epide mia
:\canzó la mese ta alteñ a. La evolu ción mens ual del núme ro
de entie rros da
cuenta de la evolu ción de la epide mia al pasar de 84 en enero
y febrero, a
245 en junio , nivel que se mant uvo por dos meses más. Al termi
nar el año
el total de fallec imien tos inscr itos fue de 1 9 39, cuan do el prom
edio anua l
de los dos años anter iores rond aba los 650. 34 Al llegar el nuev
o año, cuan do
parecía que el tifo había term inado , apare ció un brote de virue
la que llevó
a la tumb a a gran núm ero de perso nas, sobre todo párvulos.
El pico de
mortalidad por esta causa tuvo lugar en febrero de 1815 cuan
do la parro--
quia sumó un total de 326 entie rros. En Jalos totitl án dond
e los registros
mensuales regul arme nte oscil aban entre 25 y 30 entie rros, para
septi embr e
de 1814 se viero n multi plica dos por diez a causa del tifo, mien
tras los peores
meses de la virue la se prese ntaro n en la primavera. En esta
parro quia fue-
ron 1003 los casos de "fieb re" registrados en 1814, cifra que
corre spon de al
80 por ciento del total de los entie rros. 35 Todo s los grupo s de la pobla
ción
se vieron afectados por amba s epide mias, pero los pueb los de
indios, cuya
situación ya era dificil por la guerr a, fuero n doble ment e golpe
ados al habe r
perdido las vías que tradi ciona lmen te eran utilizadas para palia
r este tipo de
situaciones. Si en la Inten denc ia de México las repúblicas de indio
s no logra-
ron acceder a los recur sos de sus cajas de comu nidad , pues
dicho s fondos

33
Lourdes Márqu ez, La desigualdad ante la muerte en la ciudad
de México: el tifo -, el cólera,
1813-1833, 1994.
~ Becerra, "Las fiebres de 1814 y la viruela de 1815. Dos
años de sobremortalidad en Loo
Altos de Jalisco", Epidemias de matlaz ahuat~ tabardillo -y tifo en Nueiia España
35 'Y México, PP· 190-191.
lbid., pp. 176-195.

517
tenían que dedicarse a la defensa del reino, no ~ hay razones para pensar
. . q~
los de Guadalaj ara corneran con meJor suerte.
Es posible que en 1814 el tifo haya causado más bajas entre las fuerzas
realistas que el bando enemigo.37 Según el volumen de entierros de la villa
de Santa María de los Lagos, ese año recibiero n sepultur a allí 28 dragones,
. .
patriotas y soldados de Tierra Adentro y de las Provincias Internas, que pudie-
ron ser víctimas del tifo pues los registros no mencion an datos que remitan
a hechos de guerra, mientras que los fallecimi entos atribuido s a los insur-
gentes fueron sólo seis. En cambio, el número de ajusticiados repuntó en el
bienio del tifo y la viruela durante todo el periodo en la meseta alteña. Tan
sólo en 1815 tuvieron este final 73 rebeldes en Lagos y 37 en Jalostotitlán.38
De esta última parroqui a llama la atención lo ocurrido en el pueblo de San
Miguel al iniciar el año, cuando fueron enterrad os 15 hombres y tres mu-
jeres ejecutad os en el rancho de Sarteneja s. Los datos se encuentr an en un
solo registro que señ~la: "En la iglesia de San Miguel, Ayuda de Parroquia
de Jalostotitlán, el 29 de enero de 1815 se sepultaro n de limosna quince hom-
bres y tres mujeres. Conocid os fueron Mariano Fregoso, don Pedro Franco
y Martín de Estrada, que fueron pasados por las armas en la Sarteneja. Se
39
confesar on y lo firmé como cura. Eligio González".
Esta acta bien puede ser el testimon io de que aún en las poblaciones
más pequeña s de la provincia se aplicaba el "diezmo de guerra", práctica
aprobad a por el virrey Calleja, utilizada en contra de la població n civil, tanto
por realistas como por insurgentes, para castigar supuesta s simpatías por el
contrario , pues hay coincidencia con datos acerca de la toma de San Miguel
que tuvo lugar ese año, por parte del cura Alvarez y su tropa realista, que ame-
nazaba con quemar vivos a los insurgen tes que había podido aprehender,
propósit o que no logró cumplir porque se vio obligado a salir del pueblo

36 Sánchez, "Entre la salud pública y la salvaguarda del reino. Las fiebres misteriosas de
1813 y la Guerra de Independencia", La desigualdad ante la muerte en la ciudad de México: el tifo
y el cólera, 1813-1833, pp. 65-67.
37 APSML, Entierros, v. 15-16. Las partidas de entierros de la parroquia de Lagos no con·

signan la causa de muerte.


38
APSML, Entierros, v. 16, ff. 20f-102v; APJ, Entierros, v.8, f. s/n; v. 9, f. 14v; Ayuda de
parroquia de San Miguel el Alto, Entierros, v. 3, f. s/n.
28
39
APJ, Entierros, Ayuda de parroquia de San Miguel el Alto, Entierros, v. 3, f. s/n,
de enero de 1815.

518
n do consig o alguno s de los prisio neros y a varios vecino s de San Mi-
leva
l
guel, ante la llegada del coron el rebeld e Orope za y un numer oso contingente.
Finalmente, el comba te tuvo lugar no lejos del pueblo , desde donde Oro-
eza obligó a Álvarez a huir rumbo a Lagos. Es posibl e que en el camin o
:a a ordena do la ejecuc ión de los prision eros y que estos sean los individuos
m:ndo nados en la partid a transc rita. 40
Esto eviden cia que las circun stanci as de la epidem ia no dieron lugar a
una dismin ución de la intens idad de la guerra , para 1814 seguía escala ndo
en la región. Para estos mome ntos los grupo s insurr ectos levant ados en
toda la Nueva Españ a había n apren dido nueva s y variad as fórmu las para
evadir a los regim ientos realist as y mante ner sus activid ades con bastan te
éxito tanto media nte el ataque a poblad os y hacien das, como aposta dos
..
sobre los camin os y rutas de comer cio gracia s a las ventaj as que les brinda
ha su mejor conoc imien to del terren o para elegir fortifi cacion es y punto s
de ataque.41
La fronte ra entre las intend encias de Guada lajara y Guana juato, donde
..
la serranía de Coma nja se presta ba para dar cobijo a las gavillas y los gana
dos y semillas que lograb an obtene r en sus incursiones por villas, hacien das y
ranchos, se había conve rtido en una de las zonas con mayor actividad rebeld e,
lo que llevó al intend ente José de la Cruz a nomb rar al capitá n de dragon es
de Nueva Galici a, Herme negild o Revuelta, coman dante milita r de Lagos.
Además, a princi pios de 1814 había llegado tambi én a esta villa el capitá n
José Santiago Galda mez para reforzar la lucha contra los rebeldes, con tro-
..
pas de la provin cia de Zacatecas, enviadas por el brigadier Diego García Con
42
de, coman dante milita r e intend ente de aquell a provincia. El 2 de mayo
en Lagos fueron pasado s por las armas cinco hombr es y el día nueve otros
dos, probab lemen te eran los prision eros de los enfren tamien tos dirigid os
por Galdamez. Se puede supon er que todos estos ajusticiados eran origina-
rios de esta feligresía, pues las actas de entier ros consig nan sus nombr es y
43
los de sus respectivas esposas, no así su calidad.

10
Medina de la Torre, San Miguel el Alto, pp. 62-63.
◄l Archer, "La militarización de la política mexicana: el papel del ejército
. 1815-1821,,,
encia, p. 258.
Soldados del Rey. El ejército borbónico en América colonial en vtsperas de la Independ
2
• Olveda, op. cit., p. 319.
43
APSML, Entierros, v. 15, f. 53v, 2 de mayo de 1814; f. 57 v. 9, 9 de mayo
de 1814.

519
Contabilizar a los caídos en los cada vez más frecuentes enfrent .
. 'bl l , . arruen
tos entre los dos bandos resu l ta imposi e, o unico que se con -
oce es el
número de unos pocos, aquellos que llegaron a ser enterrados en la . 1 .
s tg es1as
de la cabecera O las capillas de los pueblos. En su mayoría estos casos eones,.
.
P ondian a individuos que inesperadamente se topaban con alguna
. , Partida
de insurrectos y pocas veces a conte~d1entes caido~ en el campo de batalla.
A juzgar por las anotaciones de los libros parroquiales y la información de
los partes de guerra, en tales situaciones, especialmente el bando que sufría
la derrota no tenía oportunidad de recoger los cadáveres para darles sepul-
tura. Una excepción podría ser el registro de seis individuos inhumados en
Jalostotitlán a inicios de 1815, dos de ellos "por cuchilladas que le dieron
los insurgentes" y tres "por balazos que le dieron los insurgentes". Todos
habían sido heridos el primero de enero, uno de ellos murió el mismo día
'
otros tres fueron sepultados el día cinco y el último el día 26. 44 Tanto en este
caso, como en el de San Miguel, los detalles de las partidas sobre la causa
de la muerte y la fecha de las heridas, permiten pensar que debieron ocurrir
en el marco de enfrentamientos de las fuerzas del rey contra insurrectos.
Al iniciar enero de 1815 era José Brilanti, el comandante de la División de
Zacatecas destinado a la región de Lagos y la sierra de Comanja. 45

El desgaste de la guerra de guerrillas

El año de 1816 inició con el fusilamiento en Lagos de don Cayetano


Moreno, labrador español integrante de la misma familia que Pedro Moreno
y junto con él fue fusilado también un hombre originario de la hacienda de
Cuarenta. Al terminar ese mes otros siete individuos de distintos ranchos
y haciendas habían corrido la misma suerte por su filiación a la rebelión.
Aunque la mayoría de las actas no tienen información sobre la calidad de los
ajusticiados, desde el inicio del movimiento llama la atención la ausencia de

+t APJ, Entierros, v. 8, f. s/n, 1 de enero de 1815·, 2 de enero de 1815; f. s/n, 5 de enero


de 1815; f. s/n, 26 de enero de 1815.
• 5 Gateta '1!l Gobierno c1! México, t. 9, p. 260.

520
. de los pueblos de indios. En esta ocasión, por excepción aparece un

v . del pueblo de M oya. 46 Los entierros
ec1nos .
continuos d e reb eldes, así como
d1
ifl _ºdividuos que habían fallecido "a manos de los insurgentes" evidencian
1
de \asta este momento, ejército y patriotas no habían logrado pacificar la
que, Además de los grupos insurgentes, se habían multiplicado gavillas de
ndidos que reat·izaban constantes incursiones
zona, • • • das y ranchos
sob re h acien
bara robar ganado y semillas. Algunas tenían su base de operación en la mis-
Pªa comarca, especialmente en la serranía de Comanja, otras llegaban desde
: ares como Yahualica y Sierra de Pinos, lo mismo que desde la vecina
in:endencia de Guanajuato, sobre todo de los Pueblos del Rincón y Jalpa.
Para 1816 el desgaste era evidente entre todos los bandos. El virrey Ca,
lleja había logrado sofocar la insurrección en varios puntos clave de la Nueva
España, pero el costo resultó muy alto para la Real Hacienda y para la so,
ciedad. 47 La llegada del virrey Apodaca en septiembre de ese año cambió la
estrategia que había aplicado Calleja al ofrecer el indulto a quienes se presen-
taran a entregar las armas, buscando así terminar con la guerra. El resultado
fue un gran número de rebeldes que se acogieron a este beneficio y con ello
se logró la pacificación de algunas regiones incluso en la Nueva Galicia. Los
contingentes que quedaron, en su mayoría, tenían menor capacidad ofensiva
y estaban dispersos en varias regiones. Este no fue la situación de las tierras
alteñas donde los rebeldes se mantenían activos como era el caso de las par,
tidas de Villarreal, Juan Nepomuceno Sanromán y Gregario Rodarte. Las
compañías que salían a,combatirlos eran cada vez más menos numerosas por
la creciente dificultad que se presentaba para reclutar hombres, ya fueran
soldados o voluntarios, a pesar de que el mismo comandante general de la
Nueva Galicia solicitaba a los subdelegados remitir a los cuerpos del ejército
"hombres de buena estatura y físico" para poder sustituir las bajas.48 De la
misma manera, los fondos para cubrir salarios, uniformes y armamentos taro,
bién escaseaban e igualmente agotados estaban los recursos de labradores,
hacendados, pueblos, comerciantes y aún los de la Iglesia tras un periodo tan
prolongado de guerra, peste y destrucción. En agosto de ese año, para que

46
APSML, Entierros, v. 16, f. 109f, 6 de enero de 1816.
47
Benavides, De milicianos del Rey a soldados mexicanos. Milicias 'J sociedad en San Luis Potosí,
l767-1824, 2014.
48
ARAG, Ramo Civil, caja 429, n. 6970. Circular de José de la Cruz, 18 de junio de 1818.

521
el comandante de Santa María de los Lagos pudiera hacer frente a un grupo
de rebeldes en La Sauceda, tuvieron que acudir en su auxilio los eclesiásticos
Narciso Pinto y Manuel de la Torre con los hombres que cada uno tenia a
su mando. A pesar de las dificultades, 49 los realistas lograron la captura de
Rodarte, originario de Zacatecas, fusilado en Lagos ese mismo mes.so
La presencia que sobresale en este periodo es la de Pedro Moreno. Las
comarcas de Lagos y León se convirtieron en uno de los puntos de mayor
preocupació n para José de la Cruz debido a la fuerza que había conseguido
este español, originario de Lagos, terrateniente y comerciante que desde que
decidió levantarse contra el gobierno virreinal, en abril de 1814, se había
convertido en un líder con un número importante de seguidores españoles,
mestizos y mulatos de los alrededores, que no pudieron ser vencidos hasta la
caída del Fuerte del Sombrero en agosto de 1817. Moreno pertenecía a una
familia de la elite marginal provinciana, con una considerable fortuna y
prestigio. Realizó estudios en Guadalajara y expresaba claramente una po-
sición y sus ideales respecto al movimiento. Por otro lado, no parece haber
compartido otras características que se atribuyen a los jefes insurgentes que
actuaban en sus propias regiones, como la ausencia de todo refinamiento,
poca cultura literaria y oportunismo .51 El reconocimie nto que gozaba Pe-
dro Moreno entre sus coterráneos se extendía por una amplia zona y sus
habilidades para el comercio, adquiridas antes de la guerra, le permi-
tieron obtener recursos como intermediari o entre Guanajuato, León y los
mercados alteños. La venta de armas, plata, ropa, muebles, que eran inter-
cambiados por ganado, mezcal, sal y otros productos llegó a proporcionarle
ingresos de 1 000 a 2 000 pesos mensuales, resultado del 15 por ciento de
impuesto que cargaba sobre todo al ganado. sz Desde la posición ventajosa
en el Fuerte del Sombrero, Pedro Moreno rechazó el indulto que en enero
de 1817 le ofreció por escrito el intendente De la Cruz y pudo resistir varios
intentos del ejército realista para tomar ese puesto, hasta que los comandan-

49 El comandante Revuelta señalaba contar solo con una "escasa fuerza" en las salidas
que realizaba para combatir a las gavillas como esta de Rafael Muñoz y Gregario Rodarte.
Gazeta del Gobierno de México, t. 12, pp. 1104-1105.
50
APSML, E_ntierros, v. 16, f. 145f, 26 de agosto de 1816.
51 Van Young, op. cit., p. 314.
52
Para algunos autores se trata de un ejemplo del líder insurgente-comerciante, que
utilizaba las ganan cia.s del intercambio para sostener sus actividades. Archer, op. cit., P· 228 •

522
realistas Pascual Liñán Y Pedro Celestin o Negrete establec ieron un cerco
res ortó l . . tro de agua y a1· .
que C e sum1n1s 1mentos a quienes se encontr aban en la
e del cerro y pudiero n rendirlo s el 19 de agosto de 1817. Moreno que
curnbr . '
había logrado escapar munó pocos días después a manos de los realistas. 53
En los volúmenes de Lagos no hay registros relacion ados con la toma del
fuerte del Sombre ro.
Aunque ese era el foco principa l de la guerra en la región, había sido
sofocado y la mayoría de los combati entes se dispersa ron, la zona no que-
dó libre de rebeldes . En enero de 1818 el coronel Hermen egildo Revuelta
comunicó a la ciudad de México que en una salida que había ordenad o al
cuerpo de Frontera de Colotlán , con 110 de sus integran tes, hacia los Altos
de !barra para sorprend er "a los cabecillas Tomás Rodríguez, titulado mariscal,
y a Encama ción Ortiz, coronel' ', había sido posible atrapar a Rodríguez, a
otros cuatro capitane s Y 4 3 de sus hombres , "todos insurgentes antiguos, las
familias de Rodrígu ez, las de los conocid os por los Monigo tes y otras". 54
Revuelta reconoció .que el éxito de esta operació n se debió a "las exactas noti-
cias con que me hallaba" , que le habían.p ermitier on cercar a los rebeldes y
actuar por sorpresa . Los resultad os de esta acción se registrar on en la villa
de Lagos, donde fueron fusilados 23 de los prisioneros entre el 28 y el 30 de ese
mes. Solo cinco de ellos eran casados, uno viudo y el resto solteros. La mayo-
ría eran vecinos de la subdeleg ación de León en localidades como Coman-
jilla, la villa de San Felipe y el .Rincón. Como excepció n uno de los fusilados
de nombre Ricardo Ayala era laguense , mientras que otros dos venían de
zonas más distante s, uno de Zacatecas y otro de Sombrer ete.55
Un año después las partidas rebeldes habían disminu ido notablem en-
te, con excepció n de la de Santiago González, que Revuelta se esforzaba por
extinguir a pesar de las limitaci ones que experim entaban sus hombres . Así
lo comunic ó a sus superior es en octubre de 1819 al señalar que se disponía a
salir en su persecuc ión, conoced or de que se encontr aba en la villa de la En-
camación, a pesar de que no contaba con fusiles, municio nes ni caballos para

53
Olveda, op. cit., p. 359.
~ Gateta de Madrid, 21 de enero de 1818, pp. 928-929.
55
APSML, Entierros, v: 17, ff. 27f-29f. Ninguno de los 23 fusilados en esas fechas tiene
registro de su calidad.

523
hacerle frente por mucho tiempo. 56 El propósito del comandante real·ista no
se logró, pero unos meses más tarde González solicitó el indulto que le fu
- de zozobra los fel e._
57 Tras d'tez anos
concedido para él y para tod a su gente. 1
greses de Lagos y Jalostotitlán iniciar on la recupe ración de sus actividade
pero el proceso había generado desgaste y pérdidas en todos los terrenos.s,
Esta sería una de las razones para aceptar e1P1an de Iguala.

La población y la guerra

Guerras y epidemias constituyen fenómenos que tienen un costo demográfico


para la sociedad que las padece. En el caso de la guerra civil que se extendió
por la Nueva España en la segunda década del siglo XIX y las epidemias que
se presentaron en ese periodo aún no se han trabajado a profundidad las im-
plicaciones en el crecimiento de la población, aunque en términos generales
se afirma que el saldo del periodo implicó una enorme pérdida de vidas.58
La existencia de los volúmenes parroquiales de bautismos y entierros permi-
ten un acercamiento a la cuestión para las parroquias de Lagos y Jalostoti-
tlán. Si bien hay que reconocer que la situación de violencia e inseguridad
imperantes durante conflictos armados afectan este tipo de fuentes y por
tanto el periodo 1810-1821 entrañó dificultades para la atención espiritual
de los feligreses, lo mismo que para el puntual registro de los bautismos, en-
tierros y matrimonios, los volúmenes de ambas parroquias muestran pocas
lagunas y las partidas no se interrumpen sino excepcionalmente. Con todo,
las consideraciones a partir de estas fuentes no deberán dejar de lado el pro-
blema del subregistro, especialmente cuando las cabeceras estuvieron bajo
fuego y el personal eclesiástico se vio sometido a presiones similares a las ex-
perimentadas por el resto de la población. La presencia de tres curas interi-

56 AGN, 00, v. 158, exp. 50, ff. 234-237, Hermenegildo Revuelta a José de la Cruz. Octu-
bre 1819.
57 AGN, 00, v.399, exp.16, f. 157, Brigadier José de Gayangos al virrey Apodaca. Enero
1820.
SSMcCaa, "El poblamiento de México", p. 55.

524
J

alostotitlán entre 1810 y 1812 es solo un ejemplo de la inestabilidad y


osen J
º.. cultades a este aspecto. 59 Otra muestra es una nota que aparece al inicio
diflt lumen 9 de entierros de Jalostotitlán que señala: "Por motivo de haber
de vo
ilado a tres alcaldes del pueblo de Temacapulin en el tiempo de la in-
fus da por estar casi rebeldes, no se han podido conseguir los cuadrantes
stlrgen
los entierros de d'1ch o pueblo. S o1amente 1as part1'das s1gu1entes
. . ,, .60
de Las autoridades de las repúblicas de indios que no contaban con un ecle-
., ti'co de planta, tenían a su cargo registrar los entierros celebrados en la
s1as
iglesia del pueblo y trimestral o semestralmente enviaban sus anotaciones a
la cabecera del curato para que fueran copiadas al volumen correspondiente.
La nota anterior se traduce en la pérdida de parte de los entierros realizados
en Temacapulín.
Durante el quinquenio anterior a 1810 en Lagos se registraban anual-
mente 1300 bautismos como media, para los últimos años de la guerra esta
cifra había bajado a 883. En la feligresía de Jalostotitlán los promedios eran
de 670 y 431 respectivamente, cifras que muestran que, igual como ocurrió
en otros aspectos, en términos demográficos, los años de la insurrección
tuvieron un impacto negativo. Si bien las cifras anuales inician una recupe-
ración desde 1820, sobre todo en Lagos, el ritmo de crecimiento no se re-
cuperó rápidamente como lo· muestran las curvas de las dos parroquias en
las que los bautismos se situaban con un margen importante por encima
de los entierros hasta 1814, cuando la epidemia de tifo arribó a la zona y los
segundos saltaron hasta superar con creces a los bautismos. Las condiciones
de la guerra seguramente agravaron el impacto del tifo sobre sus habitantes.
Aunque el húmero de muertes había experimentado un aumento, más cla-
ro en Jalostotitlán que en Lagos, desde 1811, a las muertes ocasionadas por
la guerra, se sumaron los cientos de contagios que multiplicaron los totales
anuales por cuatro en la primera de esas parroquias y por más de tres en esta
última (ver gráficas 1 y 2).

9
D ~ APJ, Bautismos, v. 19. En 1810, el titular era el bachiller Luis Mena, a quien sucedió José
omingo Sánchez y en 1812 era cura interino el bachiller José Eligio González.
60
APJ, Entierros, v. 9, ler. folio, s/n.

525
-==-.ww

GRÁFICA 1
Bautismos y entierros en el curato de Santa María de los lagos, 180s.
1824
3000

~OOt-----------~=---------------

2000 +---- ------ --,,--- ------ -----

o +--r----,--,---r- -----,.--.---,---- -,--,------,----r- .------.----r--r- --.----.-.---.---.


180S 1807 1809 1811 1813 1815 1817 1819 1821 1823
_.,_Entierros -a-Bautismos 1

FuENTE: APSML, Bautismos, v. 32b-40; Entierros, v. 14-19. Nota: las cifras de bautismos y
entierros utilizadas para esta gráfica incluyen a la parroquia de Adobes, creada en 1808, con
el fin de mantener sin cambios el espacio analizado durante el periodo analizado.

Además del fuerte impacto causado por las epidemias, la salida de varones
para unirse a las tropas, las incursiones constantes de militares de cualquier
bando, los saqueos y la escasez de alimentos, causaron muertes maternas,
interrupción de embarazos y aumento en el número de viudos y viudas.
Estas situaciones contribuyen también a retrasar uniones y concepciones Y
todo ello se ve reflejado en la curva de bautismos.
El comportami ento de los entierros en el periodo colonial era más errá..
tico que el de los bautismos, especialmen te en el campo, influido por ciclos
agrícolas, calendario litúrgico y fenómenos meteorológicos. Es necesario tam-
bién tener en cuenta que el subregistro era mayor en esta serie que en la de
bautismos durante el periodo colonial. En primer lugar porque no todos los
difuntos eran remitidos a las cabeceras o a las capillas de los pueblos para
ser sepultados. Las distancias que se debían recorrer y el pago de las obven..

526

it
oquiales establecidas según la calidad étnica y el tipo de funeral
. nes parr
10
c solicitara, eran un obstáculo. En consecuencia, llegaba a ocurrir que
que se 05 de recién nacidos, infantes de corta edad y personas sin recursos
los cduerpn fuera del registro parroquial. Esta situación fue aún más grave
ue ara
q nte la guerra cuando quedaron muchos cadáveres en los lugares donde
dura . aron las batallas que no recibieron sepultura eclesiástica. En las dos
1
5e rea tz
, ficas es notable el alza repentina generada por las epidemias y el hecho
gra e las cifras de entierros se mantuvieron por encima del promedio del
deQU
. quenio anterior a la guerra que era de 554 entierros en Lagos y 281 en
quin
Jalostotitlán.

GRÁFICA 2
Bautismos y entierros en el curato de Jalostotitlán, 1805-1824

1roo
1400

1200

1000

800

600

400

200

o
1805 1807 1809 1811 1813 1815 1817 1819 1821 1823

• Bautismos ■ Entierrros

FuENTE: APJL, Bautismos, v. 18-22; Entierros, v. 8-9, Ayuda de Parroquia de San Miguel, v. 1-3.

El inicio de la recuperación de los bautismos entre la población india coincide


con el de las parroquias en su conjunto. Dado que el registro de la calidad
se suspendió a partir de 1821, es necesario utilizar los registros de los pueblos
donde la presencia no india era mínima en los últimos años de la colonia. La
gráfica 3 muestra los bautismos de las dos repúblicas con mayor número
de hªb·ltantes, San Juan de la Laguna y Moya. En ambas curvas se observa

527
una disminución en los años previos a la insurrección que podría estar re-
lacionada con las dificultades que caracterizaron ese periodo para las comu-
nidades. Después hay un repunte que se ve interrumpid por las epidemias
Y el punto más bajo se ubica en 1817, lo mismo que pasa con la curva de la
población parroquial en su conjunto.

GRAFICA 3
Bautismos en pueblos de indios. Santa María de los Lagos, 1805-1824

100 , - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

80

40 - + - - - - - - - - - - - - - - - - \ i - - - • 1 - - - - - - - -

20

1805 1807 1809 1811 1813 1815 1817 1819 1821 1823

-.-Moya ..,._S Juan Laguna

FUENTE: APJL, Bautismos, v. 18--22.

La movilidad de la población en esta zona es otro de los aspectos que pueden


observarse a través de los registros parroquiales. El arribo de militares y de
forasteros a la región a partir del inicio de la insurrección fue otra de las nove,
dades que enfrentaron los habitantes de pueblos y villas durante las luchas in,
surgentes. Mientras los primeros años del siglo XIX los registros de entierros de
la parroquia dan cuenta de una o dos personas vecinas de otras jurisdicciones,
casi siempre de lugares cercanos y solo excepcionalmente de las intendencias
de Michoacán o Zacatecas, entre 1813 y 1814 aparecen registrados dragones de
Cuencamé, de Guadalajara, de Durango y de Puebla, lo mismo que soldados

528
eal de Asientos, de Tierra Adentro y de las Provincias lntemas.61 Entre
del _Rdividuos procedentes de lugares más distantes estuvieron Ramón Anto-
105 in ola procedente de Maracaibo, en el virreinato de Nueva Granada,
. ¡\rque ,
010
fu J·ecutado en Lagos en 1815 y un militar de la Luisiana pasado por las
e ee
qu 1817 rem~trado como don Miguel Milord, 62 probablemente llegado
rrnas en ' o--
a la expedición de Xavier Mina.
con Otro aspecto poco explorado en relación con el arribo de tropas a luga-
d nde no eran habituales y en circunstancias tan particulares como las
~: la ~erra librada entre 1810 y 1821, es el aumento de nacimientos de hijos
ilegítimos y el abandono de recién nacidos. En la villa de Santa Maria de los
Lagos y su feligresía, el porcentaje de infantes bautizados como hijos de
madre soltera y "padre desconocido" era de 5.6% en el quinquenio anterior
a 1810. A partir del inicio de la guerra la proporción creció y se había dupli-
cado en 1815, hasta alcanzar el 13% en 1817. Si se consideran solamente los
nacidos en la cabecera parroquial la tendencia es la misma con 10.8 % antes
de 1810 que subió a 18 % dos años después y a partir de allí descendió, para
mantenerse entre el 13 y el 14%. Estas cifras reflejan otra de las realidades
de la guerra que acompañaba la llegada de contingentes militares a cada
lugar y es un reflejo de la violencia a la ·que estaban expuestas las mujeres
fuera del campo de batalla por violaciones, raptos y otras agresiones. Los
porcentajes de ilegitimidad más altos en la villa de Santa María de los Lagos
sugieren que las mujeres residentes en la cabecera tenían mayor riesgo que
aquellas que vivían en los pueblos y localidades del campo. Los porcentajes
se mantuvieron por ~rr.iba del 12% en la parroquia hasta después de ter-
minada la guerra, lo que puede estar relacionado con el hecho de que el
ejército mantuvo su presencia en la región.
Una de las características de las partidas sacramentales del periodo de
la guerra es la omisión de información sobre la calidad de los registrados.
Este problema se presenta con mayor frecuencia en las actas de aquellos que
fueron pasados por las armas o muertos a manos de los insurgentes. Con res-
pecto a su origen, de-los 270 registros de entierros de individuos ajusticiados
en la villa de Santa María de los Lagos entre 1810 y 1821 por las fuerzas del

de. ;,1 APsML, Entierros, v. 15, f. 53f, 23 de abril de 1814; 76v, 15 de junio de 1814; 88v, 15
Ju 10 de 1814; 113v, 30 de agosto de 1814; 82v, 29 de junio de 1814.
62
APsML, Entierros, v. 16, f. 57v.

529
rey solo para once de ellos no tienen este dato, 94 pertenecí an a J'ur· d· .
' . IS ICC10-
nes foráneas y los 165 restantes .eran feligreses de Lagos. 63 Entre los eiorá neos
. .
estuviero n un militar de la Lu1s1ana y un personaJe con origen en N
• d· 'd d l ueva
Granada, ya mencionad os, así como un 1n 1vi uo e a ciudad de México
varios zacatecan os tanto de la ciudad minera, como de Jerez, Sierra de p·•nos'
'
y Sombrere te. Fue fusilado también el religioso de la orden de San Hipólito
nacido en Cádiz' que solo quedó registrado por el nombre de Mariano , sin .'
apellido. La mayoría de quienes tuvieron este fin, fueron sepultados sin nin-
guna ceremonia , probablem ente en la fosa común de alguno de los cemente-
rios de la villa, a excepción de don José María Villalobos , vecino de el rancho
denomin ado Cañada del Muerto, quien tras haber sido pasado por las armas
tuvo el funeral reservado para los feligreses más distinguid os, con recursos
suficiente s para pagar el costo que implicaba la presencia de clérigos, acólitos
y las solemnida des que correspon dían al tipo de entierro que se denominaba
"de cruz alta". 64 El 17 de octubre de 1816 tuvo lugar una ejecución excepcio-
nal en la villa de Lagos por tratarse de María Leocadia Zermeño, viuda, veci-
na del rancho de Tacuitapa , la única mujer que pasó por estas circunstancias.
Su acta sólo menciona que se le administr aron los auxilios espirituales y que
recibió sepultura de limosna en el cementeri o parroquia l.65

CUADRO 1
Ajusticiad os en Santa María de los Lagos y Jalostotitl án, 181~1820

' Vecirulad Lagos ]alostotitlán


Parroquia 165 61
.
Otras parroquias 94 ' 1
23
Sin datos 11 30
Total 270 114

FUENTE: APSML, Entierros, v. 14-18; APJ, Entierros, v. 8-9, APSM, v. 2-3.

63 APSML, Entierros, v. 14-18.


64 APSML, Entierros, v. 15, f. 98f, 6 de agosto de 1814.
65 APSML, Entierros, v. 16, f. 155v, 17 de octubre de 1816.

530
la cabecera de Jalostotitlán, con menor número de habitantes que Lagos
E~onde no hubo divisiones realistas acuarteladas de manera permanente, el
Yúrnero de 114 ajusticiados resulta más alto de lo que se hubiera esperado,
0
ero en este periodo los comandantes locales tuvieron atribuciones tanto
para acciones de guerra, como de justicia y así lo demostrarían las ocasiones
~o las que los reos eran pasados por las armas en el mismo sitio de su cap-
tura, como ocurrió en los ranchos de Tachispas y Sartenejas mencionados
antes. En esta parroquia las primeras ejecuciones se registraron en 1812 y
las últimas siete tuvieron· lugar en 1817. Según las fuentes, 23 de todos los
castigados con la muerte por insurrectos provenían de otros curatos, entre
ellos uno de Lagos, otro del pueblo de San Juan y tres de Yahualica. Hay
30 casos cuyo origen "se ignora" o simplemente no aparece. Los pueblos de
la misma feligresía de J alostotitlán tienen una presencia muy limitada, solo
cuatro casos de la cabecera, seis de Mitic y dos de Teocaltitán.

2
CUADRO
Ajusticiados en Santa María de los Lagos y Jalostotitlán, 1812,1820

Etnia Lagos ]alostotitlán


Indio 12 18
Español '
13 28
Mestizo 38
Mulato 7 2
Esclavo 1
Sin datos 200 65
Total 270 114
FuENTE: APSML, Entierros, v. 14-18; APJ, Entierros, v. 8-9, APSM, v. 2-3.

Por lo que respecta a la calidad anotada en los registros, la gran mayoría de


los ajusticiados en Santa María de los Lagos (200) no contienen informa-
ción, sólo aparecen 13 españoles, 38 mestizos, 12 indios y 7 mulatos. Entre
los indios, seis eran vecinos de la villa cabecera, dos formaban parte de repú-
blica de San Juan de la Laguna y uno a la de Moya. Hubo también un indio

531
' .

proceden te de Silao y otros de distintos puntos de la feligresía laguense. E


Jalostotit lán fueron cuatro los indios de ese pueblo, uno originario de¡~
parroquia vecina de San Juan y tres de alguno de los ranchos de la feligresfa.
Además, aparecen otros cinco indios de Mitic, fusilados el 15 de octubre de
1815.66 La etnia de 65 de los114 fusilados en Jalostotitl án no fue registrada,
.
el resto fueron 28 españoles, 9 mulatos libres y un esclavo originario del
pueblo de Jalostotitl án cuyo dueño no se menciona .
Las dos repúblicas de indios de este curato que contaban con mayor po-
blación para esos momento s, San Miguel y San Gaspar, no aparecen en los
registros, si bien esto no significa que no hubieran entrado en la rebelión ya
que hay un porcentaj e important e de ajusticiados cuyo origen se desconoce.
Tampoco hay partidas de Temacapu lín, pueblo que se sublevó en los prime-
ros años de la guerra, según refiere la nota que habla de la ejecución de tres
alcaldes de esa república. Los fusilamientos de dichas autoridad es tampoco
se han podido identificar en los registros de entierros.

CUADR0 3
Ajusticiad os en Santa María de los Lagos y Jalostotitlán, 1810-1821

Estado civil Lagos ]alostotitlán

Soltero 157 51
Casado 95 39
Viudo 15 5
Eclesiástico 1
Sin datos 2 19
Total 1
270 114

FuENTE: APSML, Entierros, v. 14-18; APJ, Entierros, v. 8-9, APSM, v. 2-3.

El estado civil se encuentra mejor registrado y muestra que en las dos parro-
quias la mayoría de los rebeldes llevados al paredón eran solteros, una situa-

66 APJ, Entierros, v. 8, f. s/n, 15 de octubre de 1815.

532
ue coincide con hallazgos de otros estudios que han encontrado por-
ción ~ 5 más altos de solteros entre los acusados de infidencia.67 El número
centaJe .
rnuertes ocasiona .
. 'f'1cat1vamente
d as por 1os insurgentes es s1gn1 menor que

de . cuciones rea1·1zadas por 1os rea1·1stas y sus registros aparecen más com-
las eJe
letas en lo que respecta a la calidad. La mayoría de estas victimas fueron
p añoles, enseguida estuvieron los mestizos y en el caso de Lagos los indios
esP minoría. El mayor numero
fueron ' de mesttzos • parroquia
• en esta u' 1tima . está
relacionado con el hecho de que ese grupo constituían una proporción más
importante de la población, mientras en Jalostotitlán su número era muy
bajo. En Jalostotitlán el registro de muertes atribuidas a los insurgentes se
limita al periodo que va de 1812 a 1817 y coincide en las proporciones con el
de la feligresía laguense, de los 42 fallecidos más de la mitad eran españoles
y 12 indios.

CUADR04
Muertos a manos de los insurgentes en Santa María de los Lagos y Jalosto-
titlán, 1811-1819
j
.
Calidad Lagos ]alostotitlán
J
12
Indio
,
.
1 .¡ . 2 . '
Español '. 1 •
10 23
Mestizo ' 12 1
Mulato 2
Sin datos 9 4
Total 33 42
FuENTE: APSML, Entierros, v. 14-18; APJ, Entierros, v. 8-9, Ayuda de Parroquia de San
Miguel, v. 2--3.

¿Qué representaban para los habitantes del campo neogallego las propues-
tas de la trigarancia y el Plan de Iguala después de los años de guerra y

67
Yan Young, op. cit., p. 141.

533
epidemias que le precedieron? Las evidencias dejan claro que las Parro .
alteñas fueron escenarios de gran violencia a lo largo de una década Equlias
• n as
dos parroquias analizadas es hasta 1820 y 1821 cuando, a partir de las fu
tes analizadas se perciben cambios. Finalmente, la violencia que habla ca en.
terizado de manera constante 1a vt'da Y 1as act1vt
• 'da d es d esde las localidades
rac-
más pequeñas, hasta los pueblos y las cabeceras llegó a su fin . La des
• ~~

ción de partidas de entierros de ajusticiados y las muertes a causa del fue


0
insurgente indica que a partir de 1820 disminuyó la presencia de gavillas ~e
bandoleros y de partidas de insurrectos. Otra muestra de que se podía volver
a los ritmos y actividades interrumpidas por la guerra, además del repunte de
los bautismos es la celebración de matrimonios que en 1817 habían sido
apenas 66 en Lagos y para 1820 y 1821 se acercaban a los 200.68 Es posible
que para entonces la población se hallara en proceso de recuperar el ritmo
normal de sus vidas al disminuir la actividad militar, las ejecuciones de pri-
sioneros y las incursiones de grupos insurrectos. Sin embargo, los promedios
de bautismos y entierros indican que el efecto de la guerra y su combinación
con dos epidemias estaban aún presentes. En la región, los años de la triga-
rancia se distinguieron por una aparente calma después de los sobresaltos
de años anteriores. No es difícil suponer que la propuesta de Iturbide como
instrumento para lograr la paz entre los antiguos contendientes fuera bien
recibida por unas tropas cansadas y por unos pueblos agotados, pero donde
la presencia militar seguía siendo importante. Lagos, una villa que antes de
la guerra tenía 6 000 habitantes, reunía mil cien hombres entre soldados y
milicias. 69

68 APSML, Matrimonios, v. 15-16.


69 AGN, 00, v. 148, exp. 50, f. 216, José de la Cruz a Juan Ruiz de Apodaca, 30 de marzo
de 1821.

534

\. 1

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