Guerra de Sucesion

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3.6 LA GUERRA DE SUCESIÓN. LA PAZ DE UTRECHT.

LOS PACTOS DE FAMILIA


Carlos II muere sin descendencia. Tras la muerte de un primer sucesor de consenso, los dos
candidatos son Felipe de Anjou, apoyado por Francia y con grandes apoyos en Castilla, y Carlos de Austria,
apoyado por Inglaterra y Holanda, rivales de Francia por la hegemonía mundial, y que se ganará el apoyo de
la Corona de Aragón. Las presiones de ambos bandos serán enormes, aunque por derecho dinástico Anjou
tenía precedencia. Un mes antes de morir Carlos firma su testamento (1700) estableciendo como heredero
a Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV. La cuestión sucesoria se convierte en un problema europeo. Con la
muerte del rey Carlos II, Felipe V parte hacia Madrid, pero la tensión entre Francia y España y el resto de
potencias europeas, que desconfiaban del poder de los Borbones, aumentó por una serie de errores políticos
de Versalles y Madrid. Austria envió un ejército hacia los territorios españoles en Italia, y poco después,
Inglaterra, Holanda y Austria firman el Tratado de La Haya y en mayo de 1702 todos declaran la guerra a
Francia y España. Portugal y Saboya se incorporaron a la Gran Alianza.
El conflicto internacional, la Guerra de Sucesión (1702-1714), terminó convirtiéndose en una guerra
civil entre los partidarios de Felipe V (Castilla) y los del archiduque Carlos (Corona de Aragón). Aragón apoyaba
al Archiduque pues, supuestamente, representaba la tradición y el respeto a los fueros, mientras que Felipe V
establecería el absolutismo centralista y uniformista de los Borbones franceses. De 1704 a 1707, la guerra fue
favorable a los aliados. A partir de 1707, la guerra se decantó a favor de Felipe V. Conquistó Aragón y Valencia
y abolió sus fueros y privilegios con los Decretos de Nueva Planta. Esto decidió a Cataluña a mantenerse fiel al
Archiduque hasta el fin. Tras la muerte del emperador austriaco, el Archiduque fue nombrado emperador de
Alemania. La alianza de La Haya se disuelve por temor a reconstruir el imperio de Carlos V. En 1714 Barcelona
es conquistada por Felipe V y éste abole las instituciones catalanas. La Paz de Utrecht (1713) y los acuerdos de
Rastatt (1714) crean un nuevo mapa europeo. España resultó la gran perdedora. Inglaterra consigue
Terranova, Gibraltar y Menorca, el asiento de negros y un navío de permiso. El Imperio Austríaco se quedaba
con el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña (cambiado por Sicilia). Portugal recibe la colonia de
Sacramento (Uruguay) y Países Bajos un tratado comercial favorable con América. Los Borbones se
comprometen a no ser reyes de Francia y España a un tiempo. Los Borbones se encuentran un país en crisis en
todos los ámbitos. Los soberanos (Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV) y sus ministros pusieron en
marcha un programa de modernización. España es una potencia de segundo orden con un gran imperio
colonial. En el interior triunfaron los Borbones, con un gobierno absolutista centralizado pero en el exterior
triunfa el “equilibrio continental” que da a Inglaterra la hegemonía en el mar.
La política internacional española tuvo dos objetivos: la revisión del Tratado de Utrecht y la defensa
del Imperio ultramarino, con algunos frentes menores como la política mediterránea frente al Islam y la
expansión por África y el Pacífico, sobre todo a través de la alianza con Francia, como la que unió a los
Austrias, los llamados Pactos de Familia. El nuevo ejército permanente y, sobre todo, la marina, fundamental
hasta Trafalgar (1805) fueron claves. Felipe V se centró en la recuperación de los territorios mediterráneos.
Se firmaron los dos primeros Pactos de Familia con Francia. Por el primero se participó en la guerra de
sucesión de Polonia contra Austria, y por el segundo, en la guerra de sucesión de Austria para contrarrestar
la amenaza inglesa. Se consiguió colocar a los infantes Carlos (rey de Nápoles) y Felipe (Duque de Parma-
Plasencia), pero no fueron grandes éxitos. Fernando VI siguió una política de mayor neutralidad y permitió
las reformas interiores. Se fortaleció la flota y se liquidó el segundo pacto de familia. A cambio Inglaterra
aceptó la supresión del asiento de negros y del navío de permiso.
Con Carlos III se firmó el tercer pacto. Se intentó parar el expansionismo inglés en América, con
grandes gastos. Con la Paz de París España se quedaba con la Luisiana francesa, pero cedía la Florida, además
de conceder privilegios comerciales a Inglaterra. En 1776, en la Guerra de Independencia Americana, España
y Francia se aliaron contra Inglaterra. Con la Paz de Versalles España recupera las dos Floridas y Menorca.
Pero entonces la Revolución francesa (1789) puso a Carlos IV en la disyuntiva de aliarse con Inglaterra
contra los revolucionarios, o continuar la alianza con Francia. La primera opción se siguió hasta la Paz de
Basilea, Francia consiguió importantes concesiones comerciales. A partir de 1797, el pacto hispanofrancés
condujo al enfrentamiento con Inglaterra con graves consecuencias: pérdida de la flota en Trafalgar, la
Guerra de Independencia (1808-1813) contra la invasión napoleónica y la independencia de las colonias
españolas en América, apoyadas por Inglaterra.

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