Modulo 2
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Aprender es, en esencia, ser capaz de sobrevivir. El hombre aprendió cómo hacer
fuego para calentarse y cocinar la carne y, así, enfermar menos. Aprendió a cultivar 3
la tierra para asegurar alimento independientemente de la suerte en la caza y
construyó viviendas que resistieran a la lluvia y el frío. Aprendiendo el hombre se
forjó un futuro y solo así aseguró la continuidad de la especie.
El cerebro sigue siendo un gran desconocido, pero hace 30 años aún lo era más.
Los avances en neurociencias han permitido comprender cómo funciona el cerebro
y ver el importante papel que la curiosidad y la emoción tienen en la adquisición de
nuevos conocimientos. En la actualidad se ha demostrado científicamente que, ya
sea en las aulas o en la vida, no se consigue un conocimiento al memorizar, ni al
repetirlo una y otra vez, sino al hacer, experimentar y, sobre todo, emocionarnos.
Las emociones, el aprendizaje y la memoria están estrechamente
relacionadas. Desde el punto de vista de la neurociencia educativa, cabe destacar
que la inteligencia es un concepto multidimensional, por eso un mismo ambiente de
aprendizaje debe llevar a los niños a explorar, pensar y expresar sus ideas a través
de una variedad de diferentes códigos.
Hoy en día el estudio de la conducta y de los hábitos del ser humano, así como del
funcionamiento completo de nuestro cerebro, ha permitido encontrar algunas
respuestas y ha colaborado con una mejor implementación en el campo educativo.
Los grandes avances de la neurociencia han consentido develar los mecanismos
cerebrales que hacen posible el aprender, el recordar y el grabar la información de
manera permanente en el cerebro.
Felizmente, hoy en día el estudio de la conducta y de los hábitos del ser humano,
así como del funcionamiento completo de nuestro cerebro, ha permitido encontrar
algunas respuestas y ha colaborado con una mejor implementación en el campo
educativo. Los grandes avances de la neurociencia han consentido develar los
mecanismos cerebrales que hacen posible el aprender, el recordar y el grabar la
información de manera permanente en el cerebro.
Por eso resulta tan importante la metodología en la enseñanza -el segundo punto-,
porque depende en gran parte de la manera cómo el estudiante se predisponga
para aprender. Según la investigadora, son las emociones las que conducen la
Cada uno de ellos se determina por las emociones, si son positivas, el acceso de la
novedad al cerebro se realizará con mayor rapidez. Si el cerebro detecta estrés
puede combatir y bloquear la información. El neurocientífico Ignacio Morgado,
agrega a lo expuesto, que las emociones son de relevante importancia para el
aprendizaje, porque determinan finalmente la decisión del ser humano al elegir entre
varias opciones. El uso de la razón se mantiene limitado al análisis de las
probabilidades, pero es en la decisión final que las emociones determinan la
elección según las sensaciones que nos producen.
Esto significa que, cuando mejor sea el ambiente para aprender, mejor será el
aprendizaje. Por eso es importante la didáctica en el proceso educativo. Está claro
que no sólo el memorismo resulta beneficioso, sino que también existen ciertas
maneras según sea el caso de lo que se requiere aprender. Cada vez los niños son
más hábiles y más veloces en su pensamiento, por eso es necesario mejorar las
herramientas para capturar su atención.
Es por todo esto que la educación debe centrar sus esfuerzos en captar la atención
del alumno con la mayor variedad de posibilidades, siempre buscando estimular la
satisfacción de este en el proceso educativo. La transferencia de información
Algunos de los descubrimientos más significativos sobre los efectos del estrés
crónico en el cerebro provienen de estudios con ratas y ratones, mamíferos con
cierta vida social con los que compartimos muchas propiedades fisiológicas y
genéticas. Ya hace un tiempo que se han demostrado los efectos dañinos sobre el
eje HHA que provoca la separación maternal de las crías por periodos largos.
Cuando estas crías llegan a adultas, ante situaciones de estrés, producen mayor
cantidad de corticosterona (el equivalente en ratas al cortisol) y permanece más
tiempo en la sangre que en animales que tuvieron una crianza normal (Liu et al.,
1997).
Junto a esto, los altos niveles de estrés existente en los entornos socioeconómicos
más desfavorecidos podrían explicar las limitaciones en el desarrollo normal del
cerebro infantil, especialmente en regiones que son fundamentales para el lenguaje, 9
1. Plasticidad a largo plazo: implica cambios unas horas o más. Se piensa que
este tipo de plasticidad juega un papel importante en los procesos de aprendizaje y
memoria.
Los patrones temporales, definidos por los intervalos entre los potenciales de
acción, influyen en la interacción de varios procesos.
11
2.3 Formas de plasticidad
Como hemos visto hasta ahora, las conexiones sinápticas no son fijas, sino que
pueden cambiar dependiendo de la actividad neuronal (sinapsis dinámicas). A nivel
celular, la plasticidad es una modificación de la neurona debida a las características
de los potenciales de acción que se presentan en ella. La modificación en la neurona
sólo se presenta ante un tren de estímulos, es decir, ante un número de potenciales
de acción que recorren la célula en cierto lapso de tiempo. Si un tren de estímulos
invade una terminal, la cantidad de neurotransmisor liberado en cada potencial de
acción no siempre permanecerá constante.
Los dos fenómenos asociados a estos cambios son conocidos como potenciación
a largo plazo (PLP) y depreciación a largo plazo (DLP) [32]. Al parecer, la PLP se
debe a un incremento en la concentración de calcio tanto en la célula presináptica
como en la postsináptica. En esta última, el incremento en la concentración de Ca2+
conlleva una modificación en el sistema de segundos mensajeros, lo cual genera
receptores adicionales en la membrana dendrítica con el consecuente incremento
de sensibilidad al neurotransmisor que cruza la hendidura sináptica. La DLP, por su
Como hemos dicho anteriormente, tanto la PLP como la DLP han sido postulados
como los substratos del aprendizaje y la memoria. Ciertamente, la actividad
repetitiva en el sistema nervioso central puede producir cambios en la eficacia
sináptica mucho más prolongados que aquéllos que se ven en el sistema periférico. 13
Tales cambios se presentan en un gran número de zonas del cerebro. La PLP fue
descrita por primera vez al inicio de la década de los 70, cuando los investigadores
Bliss y Lomo la observaron en las sinapsis glutamaérgicas dentro de la formación
del hipocampo (Bliss y Lomo, 1973).
Este proceso, conocido como PLP asociativo, sugiere que los mecanismos
metabólicos involucrados en la PLP son realizados -al menos parcialmente- en el
soma neuronal. Lo cierto es, sin embargo, que actualmente no poseemos de los
datos necesarios que nos permitan perfilar una imagen clara del proceso que
subyace al fenómeno de la PLP. Los neurobiólogos aún colocan las piezas de un
rompecabezas entre cuyos componentes se encuentran los factores de crecimiento,
la co-transmisión sináptica, los receptores de tirosina, mecanismos de recaptura,
cambios enzimáticos y la estimulación eléctrica.
Esto sugiere la existencia de al menos dos formas de PLP donde ambas células
están involucradas, pero ¿cómo una modificación de la membrana postsináptica
puede elevar la cantidad de neurotransmisor involucrados en la sinapsis? Si se
piensa en la membrana postsináptica como un elemento estático, la única
explicación es el aumento del número vesículas que participan en el proceso, pero
las investigaciones muestran que en muchos PLP el número y cantidad de vesículas
presentes se mantiene constante. La explicación radica en la capacidad de la
membrana postsináptica para modificar el tipo de receptores con los que cuenta.
Este tipo de plasticidad se da cuando el cerebro usa las entradas provenientes del
exterior para cambiar su estructura. Un ejemplo del plasticidad experience-
expectant es el experimento al que ya nos referíamos en el punto anterior: los gatos
a los que se les cierra un ojo al nacer (Hubel y Wiesel, 1962).
Como decíamos, los axones que transportan las señales desde el ojo cerrado
establecen pocas conexiones con el cortex, mientras que los axones del ojo abierto
hacen muchas más conexiones de lo normal. De manera similar, en los humanos,
las cataratas durante la niñez pueden producir una ceguera permanente si no se
tratan a una edad temprana; mientras que las mismas cataratas en los adultos
causan un deterioro visual sólo hasta que se operan (von Senden, 1932). Esto
sugiere que hay un período delicado para el desarrollo de la corteza visual, durante
el que la ausencia de la experiencia necesaria para refinar las conexiones puede
causar un daño mucho más severo que en un cerebro adulto (Shatz, 1992).