B 5 Isabel II Sexenio

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HISTORIA ESPAÑA.2º BACH.

CARIDAD FANCONI
BLOQUE B. TEMA 5. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)
5.1. Isabel II: las Regencias. Las guerras carlistas. Los Grupos políticos, el
Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1837.
El reinado de Isabel II (1833-1868): en España -como en el resto de Europa-, en la
primera mitad del Siglo XIX se destruye definitivamente el Antiguo Régimen
absolutista, y se da paso al liberalismo, con tres manifestaciones fundamentales: 1º:
se pasa de una monarquía absoluta a otra constitucional o parlamentaria; 2º: Se
pasa de un sistema de propiedad -sobre todo agraria- señorial a otro de propiedad
privada, a través de las desamortizaciones; 3º: La burguesía agraria y la nobleza
terrateniente controlan el sistema político a través del sufragio censitario, de modo
que sólo los que tienen un determinado nivel de riqueza participan en el mismo. de
este modo, aunque el nuevo orden liberal permitió el desarrollo del capitalismo,
dicho orden es esencialmente burgués, y deja fuera del sistema a grandes masas de
la población.
La primera guerra carlista. La instauración en España del Estado liberal fue un
proceso largo y complejo al que se opuso siempre el movimiento carlista. La primera
guerra carlista (1833-1840) comienza como un simple problema sucesorio a la
muerte de Fernando VII, que no tenía hijos varones. Antes de su muerte publicó la
Pragmática Sanción, que abolía la Ley Sálica de los Borbones, norma que prohibía
que las mujeres pudieran reinar.
El hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro, que hubiera sido el sucesor en la
Corona de mantenerse la Ley Sálica, no aceptó su abolición, y su pretensión al trono
fue apoyada por los absolutistas, convertidos en carlistas. Pero lo que comenzó
como un problema dinástico pasó a ser un enfrentamiento ideológico, al apoyarse la
reina regente, María Cristina, en los liberales para defender la causa de su hija,
Isabel II. Por lo tanto, la guerra enfrentó a los absolutistas o carlistas y a los liberales
o isabelinos.
Los carlistas o tradicionalistas, cuyo lema era "Dios, patria, fueros, rey", eran
partidarios de una monarquía absoluta y un tradicionalismo católico, además del
régimen foral, que, en esencia, consistía en el respetado a las instituciones y
gobierno propios de las regiones forales, exenciones fiscales y de reclutamiento o
quintas. Desde el punto de vista geográfico sus apoyos principales eran las zonas
rurales, especialmente de País Vasco, Navarra, el Maestrazgo, Castilla y el norte de
Cataluña; internacionalmente los apoyos venían de Austria, Prusia, Rusia y el
Papado. Carecían de una organización administrativa y militar estructurada, lo que
contribuyó a su incapacidad para mantener la guerra.
Los liberales o isabelinos eran partidarios de una monarquía parlamentaria, y sus
apoyos se encontraban especialmente en la burguesía, y en sectores del alto clero y
la alta nobleza, estando implantados especialmente en las ciudades;
internacionalmente estaban apoyados por Francia, Inglaterra y Portugal.
La primera guerra carlista duró de 1833 a 1839 y tuvo tres etapas:
1ª: 1833-1835: la guerra comienza en el norte de la península con el triunfo de los
carlistas, salvo en las ciudades: así, Zumalacárregui controló la mayor parte de las
provincias vascongadas, pero no consiguió tomar Bilbao, en cuyo sitio falleció en
1835. El Maestrazgo y el Bajo Aragón se unieron bajo el mando del general Cabrera.
2º: 1835-1837: El general Espartero (liberal) vence a los carlistas en la batalla de
Luchana (diciembre de 1836) que puso fin al cerco carlista a la ciudad de Bilbao, de
modo que la guerra se decanta en favor del ejército isabelino; en 1837 se formó la
llamada expedición real carlista, que llegó hasta Madrid pero se retiró sin intentar
tomarlo.
3º: 1837-1839:Los carlistas se dividen entre transaccionistas (Maroto), partidarios de
pactar con Espartero, e intransigentes (Cabrera); los transaccionistas cesan de
guerrear; se firma el Convenio de Vergara en Oñate (Guipúzcoa) el 31 de agosto
de 1839 entre el general isabelino Espartero y trece representantes del general
carlista Maroto, dando fin a la Primera Guerra Carlista en el norte de España, y
admitiendo en el ejército español a militares carlistas.
El Estatuto Real de 1834 Tras la muerte de Fernando VII la regente Doña María
Cristina se apoya en los liberales y nombra a Martínez de la Rosa, liberal
doceañista, que promulga el Estatuto Real de 1834, que era una Carta Otorgada por
la que se creaban unas nuevas Cortes a medio camino entre las Cortes
estamentales y las modernas, ya que estaban integradas por un Estamento de
Próceres, cuyos miembros eran designados por la Corona entre la nobleza y los
poseedores de una gran fortuna; y un Estamento de Procuradores cuyos miembros
eran elegidos mediante un sufragio muy restringido.
En los sucesivos gobiernos de la regencia se alternan los progresistas (Mendizábal)
y los moderados (Istúriz); este último es nombrado presidente del gobierno en mayo
de 1836, hasta el motín de la Granja de agosto, en que la regente rehabilita la
Constitución de 1812 y nombra a José de Calatrava
La Constitución de 1837. Fue una iniciativa del Partido Progresista para aprobar
una constitución de consenso con el Partido Moderado que permitiera la alternancia
de los dos partidos liberales sin que cada vez que cambiara el gobierno hubiera que
cambiar la Constitución.
Sus notas características son 1º:reconocimiento de la soberanía nacional; 2º:
plasmación de algunos derechos individuales; 3º: Poder legislativo compuesto por
dos cámaras, Congreso, elegido por sufragio censitario muy restrictivo, y Senado,
designado por el Rey; 4º: la Corona detenta el poder ejecutivo -aunque delega en el
Presidente del Consejo de Ministros-, tiene derecho de veto sobre las leyes
aprobadas por las Cortes y la facultad de disolverlas y convocar nuevas elecciones.
5º: Confesionalidad del Estado. 6º: Libertad de prensa e imprenta.7º: el sistema
electoral se regula por una ley.
De este modo quedó plasmado un primer sistema de partidos -moderados y
progresistas-, aunque mediatizado; en 1840 se produce una "revolución" que pone
fin a la regencia de María Cristina y se nombra regente a Espartero, hasta el año
1843 en que se obliga a Espartero a partir hacia el exilio.
5.2. Isabel II: el reinado efectivo. Los Grupos políticos y las constituciones.
En 1843 se declara la mayoría de edad de Isabel II con sólo 13 años. Los períodos
en que puede dividirse el reinado efectivo de Isabel II son:
1º: La década moderada (1844-1854), caracterizada por Gobiernos autoritarios el
establecimiento de un control de los Ayuntamientos por el Gobierno central, y la
firma del Concordato con la Iglesia en 1851. Este período da lugar a la Constitución
de 1845, cuyos caracteres principales son: 1º: se afirma la soberanía compartida de
la Corona y las Cortes; 2º: no tiene un catálogo de derechos, pero reconoce la
libertad de imprenta; 3º: No reconoce la división de poderes; 4º: el derecho de
sufragio es censitario; 5º: parlamento bicameral, los senadores son designados por
el Rey. 6º: Estado confesional.
2º: El Bienio Progresista (1854-1856), presidido por Espartero, en el que se
reinstauran leyes progresistas como la de ayuntamientos, la Milicia y se redacta una
nueva constitución que no llega a ser promulgada, además de reformas económicas,
destinadas a consolidar a la clase media, esencialmente la desamortización de
Madoz -que afectó esencialmente a los bienes de los ayuntamientos- y la ley de
ferrocarriles, además de introducir algunas mejoras laborales y regular el derecho
de asociación. Este bienio concluyó al romperse las relaciones entre Espartero y
O'Donnell.
3º: El "bienio moderado" y los gobiernos de la Unión Liberal (1856-1863):el bienio
moderado se caracteriza por la inestabilidad política, manifestada en las sucesivas
crisis de gobierno, hasta que en 1858 O'Donnell forma gobierno, que dura cuatro
años y medio.

5.3. El Sexenio Revolucionario: la Constitución de 1869. Gobierno provisional,


reinado de Amadeo de Saboya y Primera República.
El Sexenio Democrático (1868-1874) fue el primer intento de establecer en España
una democracia basada en el sufragio general masculino, lo que suponía la
integración de las masas populares en el nuevo Estado nacional, aunque finalmente
fracasó.
Comenzó con la Revolución de Septiembre de 1868, conocida como "la Gloriosa",
que fue un levantamiento militar contra el Gobierno de los moderados y el reinado de
Isabel II, resultado del llamado Pacto de Ostende, firmado en 1866 por los Partidos
Progresista y Demócrata, por iniciativa del general progresista Juan Prim, al que a
principios de 1868 se sumó la Unión Liberal. El triunfo de la revolución provocó el
exilio de Isabel II y la constitución de un Gobierno provisional -1868-1869-,
formado por progresistas, como Prim y Sagasta, unionistas, como Topete y
Cánovas, y lo presidió Serrano (Unión Liberal), quedando fuera los demócratas.
Este gobierno provisional tuvo dos objetivos:
1º: Convocó en enero de 1869 elecciones a Cortes Constituyentes, para la
aprobación de una nueva Constitución.
2º: Adoptar reformas económicas.
1: Las elecciones a Cortes Constituyentes fueron precedidas de una serie de
decretos que reconocían determinados derechos: libertad de enseñanza (21 de
octubre); libertad de imprenta (23 de octubre); derecho de reunión (1 de
noviembre); sufragio universal para los varones mayores de 25 años (1 de
noviembre); y derecho de asociación (21 de noviembre).
Los resultados electorales dieron la victoria a la coalición gubernamental
monárquico-democrática, formada por unionistas, progresistas y demócratas
monárquicos, que obtuvo 236 diputados, mientras los republicanos federales
obtuvieron 85 diputados y los carlistas 20.
En cuanto a las reformas económicas, defendieron el libre cambio, y la apertura a la
entrada de capitales extranjeros, lo que beneficiaba a la burguesía y perjudicaba a
las clases populares; entre otras medidas, se suprimió el impuesto sobre el consumo
y se introdujo una contribución personal; se introdujo la peseta como unidad
monetaria nacional; se permitió la venta de minas a extranjeros, así como la Ley
Arancelaria, que puso fin al proteccionismo.
La Constitución de 1869, progresista, ofrece las siguientes ideas fundamentales:
Soberanía Nacional; Sufragio universal masculino; Cortes bicamerales (Congreso y
Senado); monarquía parlamentaria; libertad religiosa pero con obligación de
mantener el culto católico; catálogo de derechos individuales muy amplio, y con
garantías en la propia Constitución.
Una vez aprobada la Constitución, se nombró regente al General Serrano, y
Presidente del Gobierno a Prim; aunque la primera tarea del Gobierno era buscar un
nuevo Rey, se aprobaron una serie de leyes "provisionales", como la Ley Orgánica
del Poder Judicial, la de matrimonio civil, reforma del Código Penal, etc.
Reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873)
Una de las primeras actividades de Prim como Presidente del Gobierno, fue buscar
un candidato idóneo cuyos requisitos eran que tuviera voluntad democrática y que
fuera aceptado por las potencias extranjeras; los candidatos fueron Carlos VII
(carlista), el Duque de Montpensier (cuñado de Isabel II), Alfonso XII y Amadeo de
Saboya, quien resultó finalmente elegido por las Cortes con 191 votos. Tres días
antes de que jurase la Constitución, Prim, que era su valedor, fue asesinado; su
reinado duró sólo dos años (1871-1873), abdicando en febrero de 1873; las causas
de la brevedad de su reinado fueron la oposición de los republicanos, carlistas y
alfonsinos, la división de los progresistas en radicales y constitucionalistas, la guerra
de los diez años de Cuba y la tercera guerra carlista.
La Primera República (1873-1875): ante el vacío de poder derivado de la
abdicación de Amadeo de Saboya,se adoptó en febrero de 1873 una solución de
urgencia mediante la aprobación de la primera República, de carácter federal, por
mayoría de las dos Cámaras, pero sin convocar Cortes constituyentes. Se formó un
gobierno de mayoría radical, presidido por Figueras, que obtuvo el 90% de los votos,
pero con una abstención del 60%.
El 7 de julio de 1873 se proclama la República democrática federal, presidida por Pi
y Margalla (del 11 de junio al 18 de julio), que pretendió abordar grandes reformas
(Constitución federal, separación de la iglesia y el Estado…), pero renunció por
negarse a sofocar con las armas las distintas revueltas.
El 19 de julio le sustituyó Salmerón (republicano unitario) que emprendió una acción
militar para solucionar los problemas, pero renunció al negarse a firmar las condenas
de muerta impuestas por los tribunales militares.
El 7 de septiembre le sustituyó Emilio Castelar (republicano unitario), más
conservador, que el 9 de septiembre, solo dos días después de haber sido investido
presidente del Ejecutivo, consiguió de las Cortes, la concesión de facultades
extraordinarias para combatir a los carlistas en el país vasconavarro y Cataluña,
pero ahora extendidas a toda España para acabar también con la rebelión cantonal;
además suspendió las Cortes desde el 20 de septiembre de 1873 hasta el 2 de
enero de 1874. A partir de entonces Castelar gobernó mediante decretos. El 21 de
septiembre publicó una serie de ellos en los que suspendía las garantías
constitucionales, establecía la censura de prensa y reorganizaba el cuerpo de
artillería.
El 3 de enero de 1874 se produjo el golpe de Estado del general Pavía, imponiendo
al general Serrano como jefe del nuevo gobierno, de carácter dictatorial, hasta
diciembre de 1874, período en que puso fin a la rebelión cantonal y levantó el cerco
de los carlistas a la ciudad de Bilbao, además de adoptar medidas conservadoras,
como la disolución de la sección española de Asociación Internacional de
Trabajadores (AIT)

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