Tora en Uno - SUKOT

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

‫בס״ד‬

en

Folleto semanal #62


SHABAT SUKOT re
16 de Tishre - 18 de octub
Encendido de velas 5:53 pm

SHABAT
CON TUS 5
SENTIDOS

Rab Ishai Harari


Bet Hakneset Or Hashalom
Arcos Bosques

Donado para leiluy Nishmat


Ivonne bat Yemile
EL DE
AROMA SHABAT
Estamos en el séptimo mes del calendario judío,
un número que, como sabemos, representa la
espiritualidad en este mundo. Tras Yom Kipur,
donde nuestra alma fue purificada como si
hubiera pasado por una "lavadora celestial",
salimos renovados, limpios y brillantes. Para
proteger esa pureza, Hashem nos dio la fiesta de
Sucot, que dura 7 días. Durante esta festividad, las
paredes de la sucá nos abrazan, simbolizando la
cercanía de Hashem, y somos custodiados por los
Shivá Ushpizin, los siete huéspedes espirituales
que nos protegen. Además, el número 7 aparece
también en las cuatro especies: el etrog, el lulav,
los tres hadasim y las dos aravot, sumando una
vez más siete, el número que se convierte en
nuestra defensa espiritual contra el Yetzer Hará.
Este poder del número siete también está ligado al
Shabat, el séptimo día de la semana. Al igual que
en Sucot nos refugiamos en la Sucá, en Shabat
somos envueltos por la santidad de su tiempo.
Shabat es nuestro oasis espiritual en medio de la
semana, recordándonos que lo material es
efímero, y que nuestra verdadera esencia está en
lo espiritual. Así como las cuatro especies nos
protegen en Sucot, el Shabat nos defiende del
caos de lo cotidiano, permitiéndonos reconectar
con la paz y la armonía interior. Debemos crear
espacios y tiempos que nos mantengan
conectados con lo espiritual, protegiéndonos de
las tentaciones del Yetzer Hará y asegurando que
esa pureza dure más allá de Yom Kipur.

SENTIDO
JAJA
!

Un judío construyó una Sucá en el patio del edificio,


pero sus vecinos se quejaron y llevaron el caso a un
tribunal, exigiendo que la desmontara de inmediato.
Después de escuchar los argumentos de ambas
partes, el juez Moshe Cohen falló a favor de los
vecinos y le dijo al judío: “Tienes 8 días para
desmontar la Sucá”.
TOQUE DE
REFLEXIÓN
En la festividad de Sucot, salimos de nuestras casas
sólidas y estables para habitar en la Sucá, una
estructura temporal y frágil. Este acto es zejer
le'Ananéi Hakavod, un recuerdo a las Nubes de Gloria
con las que Hashem rodeó y protegió a Am Israel
durante los 40 años en el desierto. Sin embargo,
surge una pregunta interesante: ¿por qué dedicamos
una festividad especial para recordar las Nubes de
Gloria y no para el maná o el pozo de agua, que
también fueron milagros esenciales en el desierto?
La respuesta revela una enseñanza profunda. Tanto
el maná como el pozo de agua llegaron como una
respuesta a las quejas y demandas del pueblo, que
clamaba por comida y agua en medio de su
travesía. Aunque ambos fueron milagros
extraordinarios, el hecho de que surgieran tras
quejas y conflictos no los convierte en símbolos de
gratitud y celebración. El maná fue el sustento
diario, y el pozo de Miriam fue la fuente de agua,
pero su provisión estuvo marcada por la duda y la
falta de confianza del pueblo.
Por el contrario, las Nubes de Gloria fueron un
regalo espontáneo, una manifestación del amor
incondicional de Hashem, quien, sin quejas ni
demandas, las otorgó para proteger al pueblo
desde el momento en que salieron de Egipto. Estas
nubes, que envolvían a Israel, no solo ofrecían
sombra y refugio, sino también limpieza y
dignidad, ya que nivelaban el terreno y mantenían
la pureza física y espiritual del campamento. Este
regalo vino sin ningún reclamo por parte del
pueblo, solo por el mérito de Aharón HaKohén,
quien personificaba la búsqueda de la paz.
Es precisamente por eso que la Sucá se llama Sukat
Shalom, la Sucá de la paz. Aharón, cuyo mérito trajo
las Nubes de Gloria, era conocido por su constante
esfuerzo por promover la armonía y la reconciliación.
El mensaje que aprendemos de la Sucá es que
cuando una persona se da cuenta de que Hashem la
cuida en cada momento de su vida, desaparecen
las quejas y las disputas. Quien reconoce que vive
bajo el abrazo protector de Hashem experimenta
una vida de paz y serenidad. Esta es una lección
que va más allá de la protección física: es una
invitación a confiar y descansar en la fe, sabiendo
que Hashem está con nosotros en cada paso del
camino, incluso en los momentos más inciertos.
UNA DE JAG SUKOT

Dos veces al año tenemos un Shabat


especial llamado Shabat Jol Hamoed, que cae en
medio de las festividades de Pesaj y Sucot. Durante
ambos, leemos la misma Parashá que nos enseña las
leyes de Shabat y de las festividades según la Torá.
Si nos fijamos bien, tanto Pesaj como Sucot duran
siete días, y después de cada uno, celebramos una
festividad especial relacionada con la Torá. Al
finalizar Sucot, tenemos Sheminí Atzeret y Simjat
Torá, donde festejamos, bailamos y cantamos con
la Torá en nuestras manos. Después de Pesaj, nos
conectamos con Shavuot, el día en que Hashem
nos entregó la Torá en el monte Sinaí.
La diferencia entre ambas festividades radica en el
tipo de acercamiento hacia Hashem. En Pesaj, el
acercamiento viene directamente de Él. Hashem
nos sacó de Egipto y nos dio la Torá incluso antes
de estar completamente preparados. Tanto es así
que el pueblo se quedó dormido la noche antes de
recibirla. Hashem nos eligió y quiso unirse a
nosotros, como un novio que elige a su novia.
En cambio, en Sucot, el acercamiento viene de
nuestra parte. Nosotros anhelamos estar cerca de
Hashem. Vamos a Su "casa", entrando a la Sucá y
mostramos nuestra alegría por estar cerca de Él.
Por eso, aunque recibimos la Torá en Shavuot,
nuestros sabios decidieron que el ciclo de lectura
de la Torá termine y comience de nuevo después de
Sucot. Esta unión es iniciativa nuestra, y por eso,
nos aseguramos de dedicarle toda nuestra energía
y aprovecharla al máximo.
Este ciclo nos enseña que nuestra relación con la
Torá es tanto un regalo divino como una
responsabilidad y alegría que asumimos por
nuestra cuenta.

¿CUÁL ES EL SENTIDO?
¿Qué conexión hay entre la Parasha
que leemos en Shabat Jol Hamoed y la
historia de los Meraglim?

Respuesta del acertijo de Kipur:


“Goral - el sorteo”
Ganador: Akiva Harari ¡Felicidades!
Los invitamos a contestar el acertijo
de esta semana: +52 56 1023 2649
!
¡MUCHO GUSTO
“LAS USHPIZOT”
Quiero compartir una enseñanza que viví hace
unos años, en la primera noche de Sucot, mientras
invitábamos a los Ushpizin a nuestra Sucá.
Sabemos que, según nuestra tradición, recibimos a
siete huéspedes espirituales durante los días de la
festividad: Abraham, Yitzjak, Yaakov, Moshe,
Aharon, Yosef y David. Cada uno de ellos trae
consigo bendiciones y cualidades únicas que
enriquecen nuestras vidas.
Aquella noche, una mujer se acercó con una
pregunta interesante: “¿Por qué solo invitamos a
estos grandes patriarcas? ¿Dónde están las
Ushpizot, las matriarcas de Israel? ¿Por qué no las
mencionamos también?”
Le respondí que, en realidad, las mujeres no
necesitan ser invitadas a la Sucá porque ellas ya
están allí. La Sucá, que es como una réplica
espiritual de nuestro hogar, pertenece
naturalmente a la mujer. No es que ella sea una
invitada, sino que es la anfitriona, la que establece
el ambiente y el sustento espiritual del espacio. Así
como las matriarcas fueron las columnas que
sostuvieron las casas de los patriarcas, hoy en día,
las mujeres son las que sostienen nuestros hogares.
Por eso, en Sucot, las matriarcas ya están presentes,
esperando a que invitemos a los hombres.
Este simbolismo tiene un mensaje profundo. La
Sucá, con su fragilidad y temporalidad, nos
recuerda lo transitorio de lo material. Sin embargo,
si uno quiere verdadera estabilidad en su hogar,
debe reconocer que la base espiritual está en la
mujer, ella es la bendición del hogar. Cuando uno
entra a su casa, es esencial reconocer su rol central
y darle el respeto que merece.
Asimismo, la mujer debe recordar que, al igual que
en Sucot usamos las cuatro especies que
representan a las cuatro matriarcas de Israel, la
unión que simbolizan es la clave para fortalecer el
hogar. Si el ambiente del hogar se centra en la paz,
la armonía y el amor, se convierte en la mayor
protección frente a cualquier desafío.
Del mismo modo que la Sucá es el abrazo de
Hashem que nos envuelve y protege durante Sucot,
Hashem envuelve con Su presencia un hogar lleno
de unidad y respeto, garantizando que Su bendición
acompañe a la familia durante todo el año.
E
EL SONIDO D
LA HAFTARA
Este Shabat leemos una Haftará muy especial en
honor a la festividad de Sucot, tomada del profeta
Yejezkel. En ella se nos relata acerca de la famosa
guerra que tendrá lugar en los últimos días,
conocida como la guerra de Gog y Magog.
Yejezkel HaNavi describe en la Haftará cómo Gog y
Magog se levantarán en batalla contra el pueblo
de Israel, y cómo Hashem intervendrá de manera
milagrosa para salvarnos.
La conexión entre esta Haftará y Sucot radica en el
simbolismo que la festividad tiene con respecto al
final de los días. Sucot nos recuerda que este
mundo es temporal, al igual que la fragilidad de la
Sucá. Y, según el Midrash, cuando llegue el Mashíaj,
Hashem nos preparará una Sucá especial, hecha de
la piel del Liviatán, simbolizando la redención final.
Debemos estar preparados para la lucha espiritual
contra las fuerzas del mal. Para ello, Sucot nos
brinda dos poderosas herramientas. Por un lado,
las Cuatro Especies, que nos enseñan que la unión
es nuestra mayor arma.
Por otro lado, tenemos la Sucá misma, llamada
"Tzila deMehemnuta" - la sombra de la fe. Nos
recuerda que, en última instancia, nuestra
verdadera protección proviene de Hashem. Es
bajo Su sombra donde encontraremos refugio en
los momentos más difíciles, reafirmando nuestra
confianza en Él para la redención final.

EL SEXTO SENTIDO
Escuché una enseñanza interesante sobre los
Hadasim que cubren el Lulav. Sus hojas, que se
parecen a los ojos, nos protegen del Yetzer Hará,
que es descrito como un ángel lleno de ojos que
busca influir negativamente a la persona.
Esto nos ayuda a entender lo que hacemos en
Hoshana Raba. Desde que comenzó el juicio en Rosh
Hashaná, hemos estado eliminando decretos
negativos con Hatarat Nedarim y, en Yom Kipur,
decimos el Kol Nidré. Finalmente, en Hoshana Raba,
justo antes de que el juicio sea entregado, tomamos
5 ramas de Aravá, cuyas hojas se asemejan a
los labios, y las golpeamos contra el suelo para
borrar las acusaciones del Yetzer Hará antes de
que se cierre el juicio final.

También podría gustarte