Tema 4 - El Derecho Hispano-Romano
Tema 4 - El Derecho Hispano-Romano
Tema 4 - El Derecho Hispano-Romano
Para exponer las fuentes jurídicas que se aplicaron en la Península en la época anterior al
emperador Caracalla, quien concedió la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del
Imperio, tenemos que referirnos primeramente a los elementos que integraron el Derecho
clásico: ius naturale (derivado de lo que la naturaleza enseña), ius gentium (usado por los
pueblos), ius civile (derecho de los ciudadanos romanos, surgido de la interpretación de los
juristas) y ius honorarium (fijado por los magistrados, elemento renovador del ius civile).
Las normas establecidas por las autoridades reciben el nombre de leges.
Por tanto, las fuentes del Derecho romano-clásico son el ius y las leges.
El Derecho provincial era el conjunto de poderes de Roma para organizar los territorios
conquistados e implantar en ellos un nuevo modelo político-administrativo a través de
normas del Derecho público.
Se iniciaba a través de la formulación de la lex provinciae, creada por el Senado, y que
establecía la situación jurídica del territorio conquistado. En Hispania, esta ley fue promulgada
en el año 133 a.C., tras la caída de Numancia. No se conserva el texto.
Para aspectos concretos, como la organización pública de colonias y municipios, se
promulgaban leyes posteriormente. Un grupo de estas leyes lo constituyen las leyes
municipales.
Otro tipo de leyes provinciales eran las promulgadas para los distritos mineros, que tenían
una organización política propia. Encontramos textos de estos municipios mineros en los que
se da a conocer el régimen de explotación económica y de administración en la época imperial.
Entre las fuentes del Derecho provincial también hay que mencionar las disposiciones
circunstanciales o edicta repentina, emanados del propio Emperador y de los gobernantes
provinciales, y cuyo contenido versa sobre el régimen interno de las ciudades. Su objetivo:
resolver los problemas que surgían entre particulares.
Cuando existen lagunas jurídicas, rige el Derecho propio de cada habitante en función de
su estatus personal. Para los ciudadanos con plena iure (ciudadanía romana) se aplica el ius
civile; posteriormente, a partir de Vespasiano, se aplica el ius civile para los hispanos, sobre
todo en el ámbito del ius commercium. En el año 212 d.C. Antonino Caracalla otorgó la
ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio, extendiendo el ius civile a todos
ellos.
4.3-El Derecho postclásico
En el mundo postclásico los juristas recogen en sus obras aquel derecho antiguo, el civil y el
honorario, y las leyes imperiales posteriores. De esta forma, iura (compilación de los escritos
más sobresalientes de los juristas clásicos) y leges (compilación de las constituciones
imperiales) constituyen en el futuro las fuentes del Derecho. En la vida práctica, a la hora de
decidir los pleitos, los jueces acuden a los escritos de esos juristas o a las constituciones
imperiales que otros expertos recopilan en una especie de códigos privados, según fue el caso
de los Código Gregoriano y Código Hermogeniano redactados a finales del siglo III y a
comienzos del IV. Con carácter oficial apareció en el siglo V el Código Teodosiano, que da cabida
a las constituciones imperiales dictadas desde Constantino a Teodosio II.
Jesucristo nace bajo la religión judía en una aldea del mundo romano, en pleno
Principado. En semejante panorama de esplendor y prepotencia, su doctrina irrumpe con un
mensaje de radical novedad, alejado del sistema de valores dominante. La Roma imperial
mantuvo una actitud hostil hacia el Cristianismo, actitud acuciada durante el gobierno de
Diocleciano. Sin embargo, el Cristianismo conocería una expansión rápida gracias a la
extensión del Imperio.
Pese a lo revolucionario de su mensaje, el Cristianismo no pretendía alterar la estructura
política y civil romana, pero finalmente acabó influyendo en el Derecho romano.
A partir del año 313 d.C., fecha en que Constantino publicó el Edicto de Milán, el Cristianismo
fue tolerado.
La Iglesia se expande rápidamente por el territorio romano. La diócesis fue la unidad básica
en la organización eclesiástica; por encima de ella, y adaptándose al régimen civil, se
organizaron las provincias eclesiásticas con una capital cuyo obispo titular gozaba de ciertas
preeminencias. El obispo regulaba los concilios, primero locales y luego ecuménicos; en éstos
se resolvían cuestiones de organización y doctrina. Los padres de la Iglesia propiciaron un
cuerpo de doctrina; el Cristianismo acabó convirtiéndose en la religión oficial del Imperio.
Antes de hablar del Derecho judío debemos tener conocimiento de las siguientes palabras
clave: Talmud (doctrina y precepto de la Toráh y del Mischná); Toráh (los cinco primeros libros
del Antiguo Testamento, el libro sagrado judío); Mischná (interpretación de la sagrada
escritura); Yeudá ha-cohen; Minq; Hilcheta gabriatá; Iudicia veteri data moysi.
NOTA: el pueblo judío ha sido siempre un pueblo envidiado por su riqueza. Tras la huida de
Egipto protagonizada por Moisés, los judíos se asentaron en la Tierra Prometida. Sufrieron la
primera diáspora en el siglo VI a.C. de manos del rey babilonio Nabucodonosor II, quien los hizo
esclavos y destruyó el Templo de Salomón. En el año 516 a.C., derrotados los babilonios, los
judíos regresaron a Judea y reconstruyeron el Templo. El emperador romano Tito destruyó el
Templo de Salomón por vez segunda en el siglo I d.C. Los judíos vivieron la segunda diáspora.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) los británicos diseñaron el Estado de
Israel. El Templo de Salomón no pudo ser reconstruido.
Desde 1948 la intención de los judíos ultraortodoxos es reconstruir el Templo, pero para ello
tendrían que demoler dos mezquitas, así que no pueden. Los judíos ultraortodoxos visten de
negro riguroso en señal de luto hasta que reconstruyan el Templo, llevando al paroxismo todas
las tradiciones judaicas. Sigue siendo, no obstante, un pueblo muy poderoso: por ejemplo, el
Gran Rabino de New York tiene más dinero e influencia que todas las monarquías europeas.
Desde muy antiguo vivían aislados y marginados en guetos o aljamas. Se dedicaron a la
medicina y la economía. Siempre han tenido mucha riqueza y muchos enemigos. El centro de
las aljamas era la sinagoga, a cuyo frente se situaba un rabino.