Historia General Del Derecho y Del Common Law
Historia General Del Derecho y Del Common Law
Historia General Del Derecho y Del Common Law
COMMON LAW
Bolilla II
Punto Uno: La Historia del Derecho Romano. Concepto. Características
Generales. Su importancia y utilidad en los estudios del Derecho. Las corrientes
sobre la enseñanza del Derecho Romano.
Punto Uno
El Derecho español—que iba a imperar en nuestro territorio a partir del siglo
XVI—fue el producto de múltiples influencias exteriores y de creaciones
propias, cuyos orígenes deben buscarse en la filosofía griega y en el Derecho
Romano. “Mientras los pensadores griegos fueron los iniciadores de la
especulación filosófica, los juristas de Roma elaboraron un sistema de derecho
que en gran parte inspira todavía el desarrollo jurídico universal”. A partir de
esto es dable reafirmar que: “El presente no puede comprenderse sin el
conocimiento del pasado el cual revive y perdura en las normas tradicionales
y en las ideas de los filósofos y juristas”.
El primer régimen jurídico que debe ocuparnos es el de Roma, ya que hubo
naturalmente otros derechos anteriores entre los demás pueblos de la
antigüedad, pero el romano sobresale por su perfección científica y su carácter
orgánico.
La historia de Roma comienza con la fundación de esa ciudad en el año 753 a.C.
A la monarquía primitiva sucedió bien pronto la República 509 a.C. presidida
por dos Cónsules, que ejercían una magistratura anual. Si bien se convierte en
la primera potencia del Mediterráneo, las constantes luchas y crisis políticas
conducen a la formación del Imperio, Año 27 a.C.; durante los primeros dos
siglos de la era cristiana alcanza Roma su mayor esplendor y desarrollo cultural.
En el año 395 el imperio se divide; Roma continúa siendo la capital del Imperio
de Occidente mientras que el de Oriente se instala en Constantinopla, en el año
476 Los Bárbaros destronan el último Emperador de Occidente, a partir de ello
solo continúa el de Oriente hasta 1453, cuando fue invadido por los Turcos.
La evolución del Derecho Romano puede sintetizarse de la siguiente manera: El
derecho primitivo que estaba constituido por un conjunto de reglas
consuetudinarias que imponían formas estrictas y solemnidades que a veces
tenían origen sagrado. Las Leyes solo tuvieron importancia secundaria como
fuente del derecho y tendían casi siempre a precisar aquellas costumbres, a
corregir los abusos que podían originar y a dar nuevas formas al régimen
gubernativo. Tales costumbres y Leyes formaron el JUS CIVILE es decir el
derecho que se aplicaba y podía ser invocado solamente por los ciudadanos
romanos.
Por otra parte las conquistas romanas y las crecientes relaciones con otros
pueblos dieron lugar a la aparición de un nuevo sistema menos formalista y
más amplio llamado JUS GENTIUM que llego a regir las relaciones entre
ciudadanos y extranjeros. El contenido de éste Jus Gentium todo el sistema de
derecho sino que estaba limitado a la solución de los conflictos más frecuentes
en el orden de las relaciones civiles y comerciales.
Los dos Pretores que en Roma aplicaban ambos sistemas (pretor urbanus) que
juzgaba a los ciudadanos y el (pretor peregrinus) que intervenía en los juicios
que era parte un extranjero, comenzaron en los siglos III y II a.C. a introducir
nuevos procedimientos y a conceder acciones destinadas a suavizar el rigor del
estricto derecho civil, de tal manera que por vía indirecta el “jus praetorium u
honorarium” vino a suplir y a modificar el sistema primitivo. Estos pretores y
otros magistrados tanto en Roma como en las Provincias publicaban
anualmente un edicto al comenzar el desempeño de sus funciones, en el cual
señalaban las normas que iban a inspirar sus decisiones. Esos edictos,
reproducidos por los sucesivos magistrados, adquirieron carácter permanente
convirtiéndose en la fuente de derecho privado mas importante en el siglo
“Uno” de la era Cristiana.
La creación del Imperio (año 27 a.C.) no modifico el sistema jurídico. El derecho
surgió entonces de las sanciones del Senado (senadoconsultos) y más tarde de
las decisiones del Emperador (constituciones) Pero continuó en vigor el “jus
praetorium” que en la época de Adriano fue codificado. Y además adquirieron
categoría de fuentes del derecho las doctrinas de los jurisconsultos, a algunos
de los cuales Augusto dio el “jus publice respondendi” o sea la facultad de
presentar sus opiniones a los jueces, para que estos las tuvieran en cuenta al
sentenciar.
La época de mayor esplendor del derecho romano y de la doctrina que a él se
aplicaba “iurisprudentia” fue la de los siglos II y III de nuestra era. Llego a tan
alto grado el desarrollo de esta “iurisprudentia” que el Emperador Adriano
declaro obligatorias para los jueces las opiniones de los juristas cuando
estuvieran de acuerdo. Y más tarde “La Ley de Citas” dispuso que los jueces
debían atenerse a las doctrinas expuestas en sus libros por los más grandes de
los jurisconsultos clásicos: Gayo; Papiniano; Paulo; Ulpiano; y Modestino,
debiendo prevalecer el criterio de Papiniano cuando hubiera discordancia.
Ya sea por la invasión de los Barbaros o por las luchas civiles, los Emperadores
de Occidente y de Oriente fueron legislando mediante la sanción de
constituciones, que se convirtieron en la única fuente de nuevo derecho. Su
abundancia, y la necesidad de conocerlas movieron a dos compiladores
oficiosos a redactar los Códigos Gregoriano y Hermogeniano, el último
complementario del primero.
Pero mucha mayor trascendencia ulterior tuvieron las grandes compilaciones
que el emperador Justiniano, de Oriente, encargo al jurista Triboniano. Como
resultado de esa orden se compusieron sucesivamente las cuatro partes que
luego reunidas formaron el “Corpus Juris Civilis”, a saber: el Digesto (o las
Pandectas), que reúne con cierto orden las opiniones del jurisconsultos
clásicos; las Institutas, breve compendio de todo el derecho privado, que en los
siglos posteriores sirvió como texto de enseñanza; el Código, que reproduce las
constituciones imperiales entonces vigentes; y las Novelas, agregadas
posteriormente, que incluyen las constituciones sancionadas después del año
534.
Esa larga evolución pone en evidencia que el primitivo “jus civile”, formado por
las costumbres ancestrales de raigambre religiosa y por las leyes sancionadas
en los comicios, se fue perfeccionando gradualmente por obra de los peritos en
esas ciencias, que eran los jueces, y los jurisconsultos. Unos y otros,
influenciados a la vez por las reglas jurídicas extranjeras y por las ideas
filosóficas de los estoicos, supieron adoptar las mejores soluciones universales
que formaron el jus gentium, y corregir el rigor del jus civile hasta asimilar
ambos sistemas y confundirlos en uno solo.
Generalizando esta formación del derecho, el jurisconsulto Gayo pudo afirmar
en el siglo II que todos los pueblos utilizan en parte un derecho propio y en
parte uno común al género humano. El primero es el jus civile, propio de cada
Ciudad o Estado y el segundo el jus gentium, “que la razón natural establece
entre todos los hombres” Esta naturalis ratio significaba que existe un orden
natural de las cosas que debe inspirar también las soluciones jurídicas; y ese
orden origina un sistema jurídico universal.
A esa división bipartita se agrego luego el jus naturale, de la raíz más profunda,
que los filósofos griegos (especialmente Aristóteles y los estoicos) y que
Cicerón difundió en su patria. Para el pensamiento Greco-Romano, el derecho
natural consistía en una serie de principios superiores permanentes e
inmutables de origen divino y adecuado a la recta razón, que constituyen el
fundamento de todo el orden jurídico.
Otra división importante des sistema romano distinguía el derecho público y el
privado “Derecho Público (según Ulpiano) es el que se refiere al Estado
Romano; Privado; el que mira a la utilidad de los individuos”.
Mucha importancia tuvieron también las especulaciones relativas a la justicia;
Platón distinguía tres partes o potencias en el alma: “la parte racional hace
posible el conocimiento de las ideas y se rige por la virtud de sabiduría o
prudencia; la parte irascible corresponde a los impulsos y afectos y engendra
la fortaleza; y la parte concupiscible, propia de las necesidades primarias del
hombre, tiene como virtud la moderación o templanza”. La justicia, en efecto
es la virtud universal por excelencia, pues se aplica a todos los hombres por
igual. El acto justo consiste esencialmente en el cumplimiento del propio deber;
y así la justicia consigue establecer el orden y la armonía en la sociedad.
Por su parte Aristóteles, con un sentido más realista, vio en esa virtud un
principio regulador no de todos los actos humanos, sino solamente de aquellos
que cumplen en relación con los demás, y son regidos generalmente por el
derecho.
Aprovechando las enseñanzas de los pensadores que le habían precedido,
Aristóteles construyó un sistema que abarcaba todas las ramas del saber y
estaba llamado a tener una inmensa trascendencia. Su filosofía moral (expuesta
en la Ética a Nicómaco ) se funda en que el fin del hombre consiste en la
felicidad, la cual se obtiene manteniendo en la conducta de cada uno la
jerarquía de los bienes ( del alma, del cuerpo, y exteriores) de que se puede
gozar. La vida perfecta es la vida virtuosa, porque conduce a la grandeza del
alma y da el predominio a los bienes espirituales. Entre todas las virtudes, la
justicia es la más completa porque no es puramente individual sino relativa a
otra persona, y su observancia no solo perfecciona a quien la practica, sino
que también contribuye al bien de los demás.
Los romanos vinculaban estrechamente lo jurídico con lo moral y religioso. No
solo muchas instituciones importantes estaban organizadas partiendo de
principios religiosos sino que también toda su concepción del derecho estaba
impregnada de moral. Así se explican los tres famosos preceptos
fundamentales “vivir honestamente, no dañar a otro, dar a cada uno lo suyo”.
Por eso la única definición del derecho que nos legaron considera al derecho,
no una ciencia, sino un arte, una actividad práctica destinada a alcanzar lo
bueno. Celso lo define así: “El derecho es el arte de lo bueno y lo equitativo”.
ESCUELA DE SABINIANOS Y PROCULEYANOS
Punto Dos
130 ac al 30 ac Preclásico
Fuentes del derecho en esa época: el edicto del Pretor. Posibilidad que tenían
ciertos magistrados de dirigirse en forma general a todo el pueblo. Daba su
Edictum. Lo publicaba cuando accedía al cargo. Duraba un año y podía ser
prorrogable si el pretor que lo sucedía así lo quería. Estos edictos contenían las
fórmulas de las acciones con las que tenían que desarrollar los litigantes en los
juicios.
Se establece la Ley Aebutia: hace hincapié en el procedimiento escrito, el
procedimiento formulario.
El pretor ya no tiene tanta libertad de dictar edictos ya que había antecedentes
escritos. Pero el pretor peregrino va a saber interpretar este antecedente y lo va
a poder hacer más justo. Ius Pretorianun.
También aparece la respuesta de los prudentes. Son estudiosos del derecho.
Van a buscar soluciones, van a redactar clausulas, van a responder a las
consultas de los magistrados. Actuaban con prudencia.
Hoy sabemos que la compilación que elaboro Justiniano fue la única que se hizo en
relación al derecho romano y que dicho derecho a lo largo de su existencia sufrió
numerosos cambios.
Los juristas del medioevo que encontraron la obra, la encontraron tan perfecta que
intentar hacerle alguna modificación sonaba a herejía.
Justiniano gobernó el Imperio Romano de Oriente entre 527 y 565 de nuestra era.
Accedió al trono cuando murió su tío y padre adoptivo Justino en 527.
EL DIGESTO
Digesto, significa, ordenamiento distribuido. Luego de efectuada la primera edición de
su Código, dicta la Constitución Deo Auctore, por la que encarga a Triboniano que
forme una comisión integrada por "los más elocuentes profesores de Derecho" y "los
más famosos abogados del foro" para que procedan a "leer y corregir los libros
pertenecientes al derecho romano de los antiguos jurisconsultos".
Posteriormente se publica, mediante la Constitución Tanta, el texto definitivo del
Digesto que entraría en vigencia mismo año.
Para la totalidad de la obra se consultaron unos 1.300 libros, de los que se extrajeron
9.142 fragmentos que son los que integran el Digesto. Las dos terceras partes de la
obra corresponden a Papiniano, Paulo, Gayo, Modestino y Ulpiano y el resto se divide
entre otros 34 juristas.
El propio Justiniano dividió el Digesto en siete partes:
1. Libros 1 a 4 (principios generales del Derecho y protección de la jurisdicción).
2. Libros 5 a 11 (doctrina general de la acción y protección de derechos reales).
3. Libros 12 a 19 (obligaciones y contratos)
4. Libros 20 a 27 (instituciones complementarias de contratos y derechos reales).
5. Libros 28 a 36 (herencia, legado y fideicomisos).
6. Libros 37 a 44 (sistema sucesorio pretoriano, derecho de propiedad y posesión)
7. Libros 45 a 50 (temas muy variados incluyendo la "significación de las palabras
dudosas).
LAS INSTITUTAS
Cuando aun no se había terminado la compilación del Digesto, Justiniano encargo a
Triboniano, Teófilo, y Doroteo la creación de unas Institutas adecuadas a la nueva
normativa que surgía de su obra jurídica.
Sobre la base de las Institutas de Gayo, pero consultando también otras obras del
mismo y las Institutas de los otros autores, como así también partes del Digesto y del
Código, se redacto el nuevo manual de estudios que se publico en 533 mediante la
Constitución Imperatoriam.
LAS NOVELAS
Terminada su obra con la recopilación de Constituciones en el Código, la de Iuras en el
Digesto y el manual de estudios que llamo Institutas; Justiniano continuo durante todo
su reinado dictando Constituciones Imperiales. Estas Constituciones, en las que se
aprecia la fuerte influencia de la religión cristiana, fueron llamadas genéricamente
Novellae ("nuevas") y tratan fundamentalmente de cuestiones referentes al
matrimonio y a la sucesión legítima.
Punto Cuatro
Bolilla IV
1 El derecho musulmán en España. La reconquista española. El derecho castellano en
la Alta Edad Media. La dispersión normativa. Los fueros.
Los fueros recogían las costumbres de cada localidad, además de los privilegios
otorgados por los reyes a las mismas, así como el conjunto de disposiciones que
preservaban la nobleza, el clero y el vasallaje de una zona.
Era un pacto solemne entre los pobladores y el rey, y también eran las leyes que regían
determinada comarca o localidad.
En un comienzo las pretensiones de los pobladores era la de incluir en el pacto
derechos de carácter público. El Derecho privado primeramente estuvo casi excluido.
Luego fue progresivamente incorporado en la legislación foral. La razón se debía a que
aquellos derechos que estaban en discusión no eran éstos, sino los relacionados con
reivindicaciones que los pobladores anhelaban; con su status jurídico. Para la
constitución del referido pacto era siempre necesaria la firma real, porque por más
que se hubiesen tratado tales reivindicaciones con un noble de rango inferior, era el
rey quien juraba respetar y hacer cumplir esos derechos reclamados.
Los fueros como Cartas Pueblas son el conjunto de leyes y libertades entregados a los
repobladores de una villa, una población sin señorío o cuyo señorío correspondía al
rey. En estas leyes se detallan las libertades, como la elección de alcalde, tributos a la
corona, la obligación de prestar auxilio a la mesnada real con peones y caballeros
villanos, y muchas prerrogativas que hacían al hombre de la ciudad más libre que el
campesino de régimen feudal (aunque el feudalismo en España es mínimo a excepción
de Cataluña y en menor medida, León). A cada fuero le correspondía, aparte de la
ciudad o villa, un alfoz o territorio, que contaba con varias aldeas y municipios,
dependientes de la villa principal. La población tenía un concejo, que gobernaba y
representaba a la ciudad en las Cortes. El concejo tenía gran poder sobre el alfoz y la
ciudad. Sin embargo, no podía conceder cartas pueblas, es decir, dar título de villa a
cualquier aldea (eso era potestad real, como la carta puebla de Añover de Tajo). Cabe
aclarar que una villa es aquella población con capacidad de hacer justicia (juzgar,
detener y ajusticiar e imponer penas), y se simboliza en los rollos o picotas de piedra
(columnas donde se hacía justicia, e.g. ejecuciones).
Aunque siguieron otorgándose fueros en el siglo XIII, con el desplazamiento de
la reconquista hacia el sur dejaron de tener su función original de estimular
la repoblación de las tierras fronterizas más o menos despobladas del desierto del
Duero o de las extremaduras. Las zonas reconquistadas a partir de entonces (el valle
del Guadalquivir y las llanuras litorales de Valencia y Murcia) eran zonas con alto
desarrollo urbano y gran densidad de población; y los instrumentos políticos ya eran
otros (órdenes militares y huestes aristocráticas y concejiles de las ciudades de
amplios alfoces ya desarrolladas del norte y centro peninsular), a los que había que
compensar con repartimientos en los nuevos territorios conquistados.
Fueros generales
Todos los fueros locales tenían su raíz en el derecho consuetudinario (también se
denominaban costumbres) y de su conjunto, unidos a las normas romanas y visigodas,
se obtuvieron recopilaciones de ámbito territorial supra municipal, dando lugar a
distintos fueros generales en cada uno de los reinos cristianos peninsulares: Fuero de
Aragón (compilado en el Vidal Mayor), Fuero General de Navarra, los fueros generales
castellanos (Fuero Juzgo, Fuero Real y Fuero Viejo de Castilla.
Trascendencia en la historia posterior
La importancia de los fueros traspasa el ámbito medieval, siendo una constante el
poder movilizador del particularismo y los privilegios locales, en radical contradicción
con el centralismo que suponía la construcción de la monarquía autoritaria a partir de
la crisis bajo medieval.
Ya en la Edad Moderna, la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522) tuvo en
la defensa de los derechos forales por parte de los comuneros su primera causa de
levantamiento, y su derrota a manos de los imperiales implicó que Castilla fuera a
partir de entonces el territorio más sometido al poder de la Monarquía Hispánica.
Navarra y el País Vasco, territorios forales[editar · editar fuente]
Únicamente los territorios vascos y el reino de Navarra (fieles a Felipe V, de la
nueva dinastía Borbón, precisamente de origen navarro) continuaron manteniendo su
particularidad foral (régimen fiscal y monetario propio, aduanas, exención del servicio
militar, etc.), que volvió a suscitar conflictos en la Edad Contemporánea como
consecuencia de las guerras carlistas, y se mantuvieron con distintas alternativas hasta
su reformulación como autonomías según la Constitución de 1978 (Comunidad Foral
de Navarra y el País Vasco).
Tras la Tercera Guerra Carlista, mediante la ley de Madrid de 21 de julio de 1876
firmada por el rey Alfonso XII, los fueros quedaron derogados unilateralmente,
excepto en lo referente a especialidades fiscales y tributarias, aunque este monarca
nunca los había jurado para ser su Señor.
2 La Formación del derecho común europeo; la ciencia jurídica medieval. Glosadores
y los comentaristas. La evolución del derecho canónico y su relación con el derecho
secular.
Ocurre durante el Renacimiento cultural europeo (s. XI) que da fin a la alta Edad
Media, donde se había perdido la tradición de estudio sobre el Derecho y sólo se
conservó en monasterios una actividad mínima, principalmente de copia de obras
jurídicas que permite que esas obras no se pierdan.
A mediados del s. XI nacen nuevos centros de estudio: catedrales, centros municipales
y universidades.
Las universidades, encabezadas por Bolonia son los centros donde se desarrolla la
nueva cultura jurídica europea hasta la Revolución Burguesa.
Esta nueva cultura jurídica arranca con el enlace con el Derecho Romano gracias a la
recuperación y estudio de la colección más ambiciosa de Derecho Romano: la
compilación promovida por Justiniano I (528 - 533).
Esta compilación se conocerá luego en Europa como Corpus Iuris Civilis, es la base de
lo que luego conoceremos como derecho común.
El Corpus Iuris Civilis está integrado por cuatro elementos:
1. Instituta (Instituciones). Colección en cuatro libros promulgada en el 533 que
constituía una especie de manual de introducción para el estudio del Derecho. Era un
texto didáctico dedicado a la enseñanza del derecho, sin valor normativo. Fue
confeccionado por una comisión de juristas entre los que destaca Triboniano; el
modelo para la redacción fueron las Instituciones de Gallo (s. II).
2. Digesto o Pandectae. Promulgada en el 533, era una ambiciosa colección de la
jurisprudencia clásica integrada por 50 libros actualizados y adaptados al Imperio de
Oriente del s. VI.
3. Codex (Código). Inicialmente redactado en un texto promulgado en el año 530; no
se conserva esta versión pero sí la definitiva (534). Era una colección de leges:
constituciones imperiales desde Adriano (principios del s. II) hasta el 534, distribuidas
en doce libros.
4. Novelae (Novelas). Incorpora las constituciones de Justiniano posteriores al 534 y
hasta el 564.
Esta compilación fue promulgada por Justiniano en el s. VI en los territorios italianos
que permanecían fuera del dominio bárbaro (sur de Italia) y Levante mediterráneo
peninsular (554 - 629) donde se mantuvo un enclave bizantino en plena monarquía
visigoda.
Con excepción de los dos territorios mencionados, en Europa occidental se había
perdido la tradición del Corpus Iuris, con excepción de los ámbitos eclesiásticos, donde
se siguió copiando este texto.
A mediados del s. XI tiene lugar en las universidades, principalmente en la Escuela de
Artes Liberales fundada por el Ayuntamiento de Bolonia (es la futura universidad) un
proceso de recopilación, recuperación y reconstrucción del Corpus Iuris Civilis.
Es un movimiento de recuperación de la tradición jurídica romana que será el germen
del derecho común.
Una de ellas es la propia naturaleza del Corpus Iuris Civilis, que es ante todo una
compilación imperial, donde se recoge el Derecho de lo que quedaba del Imperio
Romano de Oriente. Esta naturaleza imperial del Derecho interesa en momentos en
que en Europa se intenta construir una unidad política (Sacro Imperio Romano
Germánico) para hacer frente al Islam.
El imperio europeo había sido un intento que arrancaba de principios del s. IX (bajo el
reinado de Carlomagno - monarca franco).
En el año 800 tiene lugar la coronación de Carlomagno en Roma por el papa León. Este
imperio se fragmentó rápidamente en diversos reinos feudales.
A mediados del s. X la idea imperial europea es restaurada por los monarcas
germánicos. Otón I es coronado emperador por el papa en Roma (962).
El proyecto imperial abarca algunos reinos germánicos e Italia, pero a mediados del s.
XI se agregan Borgoña, Polonia y Hungría.
Cuando el resurgimiento del Corpus Iuris Civilis, el Sacro Imperio Romano es una
realidad, y con este texto se pretende conseguir la unidad jurídica que fortaleciese y
consolidase la formación imperial europea. Hay diversos factores que influyeron en la
recuperación del Corpus Iuris Civilis:
• Superioridad técnica del Derecho Romano, lo que hace que se imponga rápidamente
a los derechos de la alta Edad Media, de raíz consuetudinaria y técnicos, en un
momento de resurgimiento cultural.
• Causas económicas: el Derecho Romano se adapta mejor a las necesidades
económicas de la época: desarrollo de las ciudades, comercio, circulación monetaria,
etc.
• Razones culturales: afán de saber, un interés puramente intelectual.
Este Derecho Común será fruto de la confluencia del Derecho Canónico medieval que
se desarrollaba en esa época. De esta confluencia surge el Derecho Romano Canónico.
Se integra también un tercer elemento: el Derecho Feudal Lombardo.
La cultura europea está marcada desde sus inicios por el afán universal, unitario. Se
desarrolla en las universidades y se transmite en latín, la lengua del mundo culto del
Derecho europeo hasta el s. XVIII.
En todas las universidades europeas se enseña el mismo Derecho en el mismo idioma.
Este Derecho Común es obra de juristas que tienen como dedicación específica el
estudio del derecho en forma profesional.
Glosadores y los comentaristas
Escuela de los Glosadores (finales s. XI - mediados s. XIII)
Son los primeros que se enfrentan al estudio del Corpus Iuris Justiniano. Surge en la
ciudad de Bolonia. Sus principales exponentes fueron:
• Pepo
• Irnerio. Considerado el fundador de esta escuela. Era un monje que enseñó en la
universidad desde 1055 en adelante. Dotó de autonomía los estudios de Derecho;
anteriormente el Derecho no se estudiaba de forma independiente sino dentro de la
Retórica. Ocurría así desde la Reforma de Carlomagno (7 artes liberales). Utilizó los
textos originales del Corpus Iuris Justiniano, abandonando las síntesis, extractos, etc.
que circulaban en la Edad Media. Emprendió una tarea de reconstrucción Corpus Iuris
Justiniano en su versión original. Fueron discípulos suyos: Martin, Hugo, Bulgaro y
Jacobo.
En esta tarea de reconstrucción, los glosadores estuvieron condicionados por el
descubrimiento fragmentado del Corpus Iuris Justiniano, que llevó varias generaciones.
( no )Fue sencilla la reconstrucción de las Instituta, el Codex y las Novelas. Pero más
complicado fue hallar los manuscritos del Digesta y hacer una redacción final, ya que la
tradición se había roto durante la alta Edad Media.
Estas dificultades tuvieron como consecuencia una estructura diferente del Corpus
Iuris Justiniano en esta recomposición medieval, fruto del orden de los hallazgos; es
una división tripartita del Digesto, ajena a la versión original del s. VI:
1 Digesto Viejo (Digestum Vetus). Fue la primera parte en ser reconstruida, y estaba
integrada por los 24 primeros libros del Digesta original.
2 Digesto Nuevo (Digestum Novus). Comprende los libros 39 al 50.
3 Digesto Encerrado (Digestum Infortiatum). Abarca los libros 25 al 38, y su nombre
indica que esta parte quedaba “encerrada” entre las otras dos.
4 Nueve primeros libros del Codex (de un total de doce) que versaban sobre Derecho
Privado.
5 Este volumen era de contenido heterogéneo:
• últimos libros del Codex, que versaban sobre Derecho Público y eran conocidos como
“los tres libri”.
• Instituta
• Novelas de Justiniano es una de sus versiones, que no coleccionaba todas las
constituciones (authenticum).
• Se incluyeron textos medievales del momento de la reconstrucción: Derecho Feudal
Lombardo (Libri Feudorum).
• Algunas constituciones del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico
El quinto volumen no se terminó hasta mediados del s. XIV.
Los glosadores estudiaron el Corpus Iuris Justiniano según el “método de Bolonia”:
• Respeto y fidelidad máxima al texto original, que estudian con actitud reverencial y
carente de crítica.
• Carácter analítico y casuístico de las obras de la Escuela de Bolonia: no les interesaba
hacer sistematizaciones ni abstracciones.
Desarrollan este método a través de las “glosas”: sobre el mismo texto manuscrito del
Corpus Iuris Justiniano, donde aclaraban y explicaban el texto para utilizarlo en la
solución de conflictos. Había dos tipos de glosas: interlineales y marginales.
Los glosadores son docentes, lo que explica la técnica utilizada y los géneros literarios
que cultivaron, principalmente la lección magistral, de una estructura muy rígida:
constaba de siete partes, la primera de las cuales era un extracto del pasaje del Corpus
que iba a analizarse.
Obras jurídicas cultivadas por los glosadores
• Summulae: obras pequeñas que resultaban de los comentarios a la rúbrica de los
títulos de alguna de las partes del Corpus.
• Summae: obras más amplias, que resultaban de la glosa a una parte completa del
Codex, y -en una etapa más avanzada- comentarios a una materia concreta. Desde
mediados del s. XII son muy importantes las Summae al Codex, entre las que destacan
las realizadas por Rogelio, Placentino y -especialmente- las realizadas por Azzo.
• Brocardos o reglas jurídicas: eran obras pequeñas donde se extractaban las reglas,
principios, etc. que los glosadores iban deduciendo en su trabajo.
• Notabilia: donde se agrupaban los aspectos más destacados de cada tema.
• Lecturae Reportatae: apuntes de clase tomados en algunos casos por los estudiantes
con supervisión del profesor.
El método de los glosadores se caracterizó por su aislamiento y el considerar al Corpus
como único Derecho. Fue un método que se agotó pronto, pudiéndose considerarse
finalizado a mediados del s. XIII con la obra de Accursio, quien en la primera mitad del
s. XIII publicó la obra que se considera “cierre” de la Escuela de Bolonia: Magna Glosa.
Era una recopilación de todas las glosas escritas hasta el momento (90.000).
Los Comentaristas
La Escuela de Orléans es la que continuará y renovará el método de los glosadores. Se
los conoce también como “Posglosadores”, “Los Conciliatores”, “Los Prácticos” y “Los
Ultramontanos” (fuera de Italia). Los Comentaristas es el nombre más utilizado.
Esta escuela surge en la Universidad de Orléans durante la segunda mitad del s. XIII.
Allí enseñaron dos juristas a quienes se considera fundadores de este nuevo método:
• Pierre de Belleperche - Petrus Bellapertica
• Jacques Ravanis - Jacopus Ravanis
Con ellos estudió Ciro de Pistoia, que llevó el método a Italia.
Las principales características de esta escuela son:
• Interés por la realidad jurídica de su tiempo e intención de convertir el Corpus no en
el texto único europeo sino en el elemento aglutinante para compaginar el Derecho
Común con los derechos particulares de cada país (iura propia). Salen del aislamiento
cultural en que se hallaban los glosadores.
• Desarrollan su labor en la época de consolidación de los derechos municipales y
emergencia de un derecho del rey. Por todo ello tuvieron desde el principio una
preocupación eminentemente práctica, buscando soluciones a los problemas jurídicos
de su tiempo.
• No sólo son docentes sino también abogados, jueces, juristas. Esta actividad
profesional los lleva a extraer conclusiones prácticas del Corpus.
En las universidades italianas trabajaron los dos juristas más importantes de la Escuela
de los Comentaristas:
• Bartolo de Sassoferrato
• Baldo de Ubaldi (discípulo del anterior).
Desarrollaron su actividad en la segunda mitad del s. XIV. A ellos se debe que el
método de los comentaristas sea conocido como mos italicus.
Los comentaristas -desde su preocupación práctica- desarrollaron un método
dialéctico y argumentativo. Utilizan los razonamientos propios de la época: esquemas
lógicos de Aristóteles, divulgados por la escolástica.
Para el comentario del Corpus siguen un esquema tripartito:
1. Leges, donde el comentarista exponía el texto que era objeto de estudio.
2. Rationen, donde se exponían argumentos.
3. Auctoritates, donde el jurista acude a opiniones ajenas que refuerzan la propia.
Obras jurídicas cultivadas por los comentaristas
• Comentario
• Tratados, monografías sobre determinada materia, con una finalidad práctica.
• Disputationes/controversias, donde los juristas se enfrentaban en torno a
determinada argumentación.
• Concilia, son colecciones de dictámenes dados por el autor a lo largo de su ejercicio
profesional. Muchos de ellos en el marco de un proceso.
Los comentaristas convirtieron el Corpus en el elemento común de la cultura jurídica
europea y lo llevaron fuera de las universidades.
El derecho justinianeo va quedando más alejado con la obra de los comentaristas, ya
que el Derecho Común se va construyendo sobre la doctrina y no sobre el texto
propiamente dicho. El alejamiento del texto original es una característica de esta
escuela.
El Decreto de Graciano
Es la obra de arranque del Corpus Iuris Canonici. Se publica entre los años 1140 - 1142.
No era una obra oficial sino de iniciativa privada. Graciano era un monje profesor de
Teología en la Universidad de Bolonia. La obra apareció con el nombre de
Concordantia Discordantium Canonum; también se la conoce como Decreta y Decreta
Gratiani.
La intención fue la de armonizar la tradición canónica existente hasta el momento; no
se limita a recoger material, sino que depura, elimina, selecciona y vuelve a redactar,
dotando de un carácter uniforme a la variada normativa.
Elementos del Decreto
• Cánones de concilios ecuménicos, provinciales y universales.
• Decretales Pontificias: respuestas del Papa a consultas concretas que adquirían
carácter normativo.
• Textos doctrinales, escritos de los Padres de la Iglesia.
• Disposiciones de viejos libros penitenciales, algunas no son de origen eclesiástico.
Graciano añadió al material recopilado análisis doctrinales de las disposiciones, que
estaban a continuación de los textos (“dicta gratiani”). Trata en ellos la doctrina de la
Iglesia, principios morales, etc.
Esta obra nunca fue promulgada oficialmente por el pontífice, a pesar de lo cual fue
muy divulgada y aceptada por los estudiosos.
El Derecho Canónico no incluido en el Decreto quedó en desuso.
Tuvo varias ediciones, y se fue añadiendo material nuevo al texto original. En el año
1170 aparece la edición definitiva de esta obra.
A partir del Decreto de Graciano el Derecho Canónico se modernizó, principalmente
luego de las decretales, que se convierten prácticamente en la única fuente de
Derecho Canónico.
Se produce luego un exceso de decretales, lo que dificulta su conocimiento. Este
problema se afrontó con el surgimiento de colecciones de decretales, tanto públicas
como privadas, que inicialmente se limitaban a recogerlas sin ninguna sistematización.
Entre los años 1188 - 1191 aparece la primera colección sistematizada, realizada por
Bernardo de Pavía. Se recogen aquí las decretales posteriores a la obra de Graciano.
Estructura:
Se dividía el contenido en cinco partes:
1. Iudex. Se refiere a los jueces.
2. Iudicium. Se refiere a los juicios.
3. Clerus. Se refiere al clero.
4. Connubia. Se refiere al matrimonio.
5. Crimen. Contiene normas de derecho penal y procesal penal.
Esta estructura se mantendrá en colecciones futuras.
Por la misma época aparecieron otras colecciones canónicas (dos oficiales y dos
privadas) que se conocieron con el nombre de “Cinco Compilaciones Antiguas”
(incluyendo la de Bernardo de Pavía).
Las Decretales
En 1234 aparece la colección canónica más importante de la historia, realizada por San
Raimundo de Peñafort siguiendo un encargo del papa Gregorio IX. La obra se conoce
como “Las Decretales”. Fue promulgada oficialmente mediante bula del papa Gregorio
IX.
En ámbitos cultos se la conoció como Liber Extra porque recogía el material que
quedaba fuera del Decreto de Graciano por ser posterior al mismo. cada uno de los
libros se dividía a su vez en títulos y capítulos.
El contenido básico son decretales de los papas desde mediados del s. XII hasta la
fecha de promulgación de la obra. Se incluyen también concilios y -residualmente-
algunos textos previos a Graciano y de los Padres de la Iglesia.
La obra no se limita a recopilar sino que San Raimundo hizo una nueva redacción,
abrevió las decretales (dejando sólo la parte dispositiva) y las ajustó a la práctica.