Genesis1 PDF
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Alfonso R. Zerwekh
8 de junio de 2014
Resumen
Desde la época de Galileo se ha ido profundizando en Occidente un
conicto entre las visiones cientíca y religiosa del mundo. Esto es cier-
to principalmente para grupos que arman aceptar el signicado literal
del texto bíblico, principalmente de los relatos de creación en los prime-
ros capítulos del libro de Génesis. En este documento mostramos que el
creacionismo actual, es decir: la armación de que os primeros capítulos
de Génesis relatan hechos históricos, está basado en una lectura que no
respeta el principio de literalidad. Por otro lado, mostramos que una una
interpretación literal del texto es absolutamente incompatible con nues-
tro más elemental conocimiento sobre el sistema solar. De esta forma,
argumentamos que el relato de Génesis 1 no puede interpretarse literal e
históricamente al mismo tiempo. Ante esta disyuntiva, escogemos respetar
el texto en todo sus detalles y proponemos entenderlo en un sentido no
histórico sino espiritual y místico como, de hecho, es interpretado en el
Nuevo Testamento.
1. Introducción
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Figura 1: Separación de las aguas de arriba y delas de abajo tal como es imagi-
nada por la gran mayoría de los creacionistas modernos
Creación?
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Figura 2: Cosmología según el texto de Génesis 1
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tres alternativas :
1 Rigurosamente hablando, existe una cuarta alternativa: aceptar el relato literal e histó-
Universo. Sin embargo esta alternativa es tan poco racional que la desechamos de plano
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sutil pero existente. Por otro lado, quienes insisten en la historicidad del relato
de Génesis 1, se enfrascan en luchas contra la cultura cientíca y acaban (en
su afán de buscar pruebas a favor del texto bíblico) olvidando la enseñanza
teológica contenida en el texto. La tercera alternativa (que es la adoptada por
este autor) reconoce que una descripción detallada de los aspectos físicos del
Cosmos habría sido imposible de realizar en un texto breve como Génesis 1 y
que, por lo demás, habría sido irrelevante y más allá del alcance del 99 % de la
humanidad de todas las épocas. La Torá ( es decir, los primeros cinco libros de
la Biblia) es ante todo una obra que busca la elevación moral y espiritual de la
humanidad, no su instrucción acerca de las leyes naturales y sus fenómenos, por
eso reconocemos que, ante todo, importa el mensaje teológico del texto.
y el Nuevo Testamento
Para tratar este tema, debemos considerar con mucha atención la narración
de los primeros seis versículos de Génesis. El versículo 2, asocia el agua al abismo
inicial, por una parte y al espíritu (lit. viento) de Dios, por otra. Ahora bien, el
verso 6 relata la separación de las aguas de arriba de las aguas de abajo. Esta
separación es la única acción de Dios que no es descrita como buena . Sin
duda, era una acción necesaria; pero no mereció ser considerada buena.
Esta separación es sostenida por el rmamento (en Hebreo raqia', también
traducido como expansión o bóveda). Este rmamento es visto como algo
sólido, comparable al cristal (ver Ezequiel 1:22 donde la palabra raqia' es usada).
Cuando la Biblia Hebrea fue traducida al Griego ( la llamada Septuaginta, LXX)
los traductores entendieron raqia ' en este mismo sentido. Prueba de ello es que
escogieron traducirla por el término griego stereomatos que transmite la idea
de solidez.
En 2 vimos que, según el relato de Génesis, Dios colocó los astros en el rma-
mento, es decir, entre las aguas de arriba y las aguas de abajo. Por otro lado, el
libro de Salmos nos enseña que Dios estableció su trono en el cielos (heb. shama-
yim) (11:4, 103:19). Sin embargo, aunque en Génesis se dice que Dios llamó al
rmamento cielo, aquí este vocablo no puede signicar el rmamento por que
éste es visible y el lugar de las lumbreras. El lugar natural del trono de Dios es
más allá del rmamento, en el lugar de las aguas de arriba. Probablemente,
esta idea se encuentra también en el Salmo 104 que en su versículo 3 dice El
es el que pone las vigas de sus altos aposentos en las aguas; el que hace de las
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nubes su carroza; el que anda sobre las alas del viento, mostrando que Dios
está sobre el rmamento donde también están las nubes.
El punto notorio es que el rmamento hace separación entre el mundo de
arriba donde Dios es maniesto y el mundo de abajo donde, según el plan
original de Dios, Él sería manifestado sólo indirectamente a través del ser hu-
mano hecho a Su imagen y semejanza. Por supuesto, la caída de Adán y Eva
cortó el vínculo esencial que hacía del ser humano la imagen visible de Dios.
La divinidad pasó a estar oculta de este mundo. De esta manera, hoy, lo más
elevado que los humanos podemos ver (en el sentido espiritual) es lo que está
en el rmamento que se constituye para nosotros en una frontera absoluta. El
mundo de arriba y Dios mismo, trascendente, ahora sólo pueden ser conocido
mediante revelación, pero el hombre natural sólo puede aspirar a ver los astros
como las potencias que lo rigen (Deuteronomio 4:19,20).
Esta perspectiva, constante en la Biblia Hebrea, es retomada en el Nuevo
Testamento. Un ejemplo de esto es que cuando Jesús describe su retorno, usa la
imagen del rmamento enrollándose como un libro. La imagen signica que en
ocasión de su retorno, el mundo de arriba se hará evidente y ya no habrá más
separación entre el cielo y el mundo de abajo. Tanto es así que Apocalipsis
21 muestra la reunicación completa al decir que la Tierra Nueva no necesitará
ser iluminada por el sol o por la luna ( las lumbreras del rmamento que será
abolido) porque Dios mismo la iluminará.
El evangelio de Juan también hace alusión importante al tema simbólico del
agua. Jesús (que vino a ser la imagen del Dios invisible, es decir que revela al Dios
cuya presencia quedó oculta en este mundo luego de la caída) ofrece, por ejemplo,
la verdadera agua de vida a la mujer samaritana. Ofrecer la verdadera agua
equivale a ofrecer la verdadera presencia de Dios, la vida eterna y la realidad
del Reino que tiene sus raíces en el mundo de arriba. De la misma forma,
para Juan es muy importante el detalle del agua brotando junto a la sangre
del costado perforado de Jesús en la cruz. Para Juan esto prueba que en Jesús
se unen el mundo de abajo (simbolizado por la sangre) y el mundo de arriba
(simbolizado por el agua). El simbolismo es repetido en 1 Juan 5:6
3.2. El Principio
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decir, ½la Biblia comienza con un problema gramatical! Los rabinos (el propio
Rashi, por ejemplo) han entendido que esto indica que Génesis 1:1 no puede
ser entendido en su signicado simple sino que debe interpretarse místicamente.
Desde este punto de vista, el versículo debería entenderse como: Por medio y
por causa de Reshit, creó Dios los cielos y la tierra. ¾Qué es Reshit, entonces?
Los rabinos sugieren que se reere tanto a Israel como a la Torá (descrita como
la sabiduría) como lo muestran los versículos: "Santo es Israel para el Eterno,
primicia (reshit) de Su cosecha." (Jeremías 2:3) y "Yo, la sabiduría... el Eterno
me creó como su obra maestra, antes que sus hechos más antiguos. Desde la
eternidad tuve el principado, desde el principio (reshit), antes que la tierra."
(Proverbios 8:12,22-23). Todo esto podría parecernos sólo una argumentación
articial si no fuera por el hecho de que, como veremos, el Nuevo Testamento
sigue exactamente esta línea de interpretación.
La colección de libros que llamamos Nuevo Testamento contiene al menos
tres pasajes de un claro contenido místico, a saber: Juan 1:1-3, Colosenses 1:15-
18 y Hebreos 1:1-4.
Quizá sea este el pasaje del Nuevo Testamento cuyo carácter místico es más
fácilmente reconocible. Su vínculo con Génesis 1:1 es también notorio. El pasaje,
y principalmente los versículos 1 y 2, están llenos de poesía y movimiento. En
ellos la Palabra aparece de manera muy parecida a como la sabiduría (otra
representación de la Torá) se relaciona con Dios y Su acto creador en el capítulo
8 de Proverbios. De esta manera podemos también identicar a la Palabra con
el Reshit de Génesis 1. Más aún cuando el versículo 3 de Juan 1 nos dice que
fue a través de la Palabra que Dios creó el universo. Juan 1:14 nos dice que la
Palabra (Reshit, para nuestros efectos) se hizo carne en la persona de Jesús,
identicando así al Mesías con el medio de la creación de Dios.
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4. Conclusiones y perspectivas